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INFORME PRACTICA DE RESPONSABILIDAD SOCIAL

MADRES COMUNITARIAS

La situación resulta preocupante en un mundo donde se reconoce al niño como sujeto de


derecho, como el futuro del mundo. De acuerdo a lo anterior, se debe tener en cuenta que “En los
primeros seis años de vida se deciden muchas cosas de manera definitiva para el ser humano. Las
complicaciones en la gestación, en el parto y enfermedades evitables o fácilmente curables como
las debidas a la falta de higiene y al ambiente malsano, pueden cortar vidas o limitar para siempre
las capacidades de una persona. El trato amoroso, el estímulo a aprender por medio de la palabra
y el juego, son esenciales para que cada niño y cada niña lleguen a los seis años con el potencial
íntegro para ser los excelentes estudiantes y ciudadanos que se formarán para toda la vida”
(UNICEF, Colombia 2007). Organizaciones a nivel mundial y nacional que trabajan a favor de la
niñez, así como diferentes estudios sobre el desarrollo infantil, reconocen la importancia de la
primera infancia o edad preescolar, que oscila entre los 0 y 7 años, la cual se constituye en un
período determinante en ese desarrollo, por ende, resultan significativas las experiencias que
ocurran en esta etapa, puesto que éstas determinarán la vida posterior del niño. Regularmente, se
tiene presente que los esfuerzos que realiza la humanidad van dirigidos al desarrollo espiritual y
material del hombre, de la infancia; cada generación aporta a la siguiente más posibilidades para
ser felices; es decir, el trabajo de una generación se traduce en sí misma, pero sobre todo en la
siguiente. La niñez es la nueva generación que debe ser protegida y desarrollada para que alcance
toda su potencialidad, no obstante, lo anterior se encuentra amenazado por diferentes factores
que atentan directa o indirectamente contra la niñez: maltrato, desnutrición, abandono,
mortalidad infantil, violencia, etc., que les imposibilita desarrollarse plenamente como sujetos que
pueden llegar a contribuir en beneficio de la sociedad. 3 La situación que aqueja a la niñez no
significa que no se estén desarrollando acciones a favor de ella; por el contrario, son muchas las
organizaciones que desarrollan estrategias a favor de los niños desamparados en muchos ámbitos,
todo ello gracias a los ideales, al deseo, al interés, a la bondad y a la solidaridad de personas que
se interesan y preocupan por la realidad que aqueja a muchos inocentes, víctimas de la violencia
intrafamiliar, de la pobreza, el desplazamiento forzoso, etc. En correspondencia con lo anterior,
surge la necesidad de atender a la población infantil desfavorecida social y económicamente, lo
cual condujo a que el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, ICBF, instaurara los hogares
comunitarios, liderados por las Madres Comunitarias, quienes, como agentes educativos del
Bienestar Familiar, tienen bajo su responsabilidad la promoción del desarrollo psicosocial, moral y
físico de niños y niñas menores de seis años, pertenecientes a los niveles 1 y 2 del Sisbén. Las
madres comunitarias, son mujeres que escasamente han finalizado su escolaridad, la mayoría son
de escasos recursos económicos para instalar su propio hogar y/o guardería, para brindar atención
pertinente y apropiada para el desarrollo de los niños de la comunidad que les son asignados, y de
esta manera apoyar a los padres de familia que deben ir a sus trabajos durante todo el día o que,
por el contrario, son víctimas del desempleo, desplazamiento, etc., y a los que les resulta
fundamental contar con el servicio y compromiso de estas mujeres para que sus hijos puedan
recibir la alimentación y cuidados adecuados. Al iniciar los ochenta, la atención de las madres
comunitarias se caracterizaba por la existencia unificada de un modelo de intervención no
escolarizado, flexible y dinámico. Las actividades realizadas eran desarrolladas a través de centros
de interés, reconociéndose así el carácter pedagógico de las 4 diversas actividades vividas en el día
tras día con los niños y las niñas (Maldonado, 2000). Actualmente, las funciones de las madres
comunitarias se desarrollan en torno al Proyecto Pedagógico Comunitario, que las organiza y
plantea que las actividades deben girar en torno a los siguientes ejes: - Comunicar a los niños, por
medio de juegos, conocimientos generales, sobre todo en lo relacionado con la vida en sociedad; -
Hacerles participar en grupo; - Permitir a cada niño expresarse individualmente pidiéndole que
cuente anécdotas de su vida o, por qué no, sus sueños (ICBF Website). Es decir, las madres
comunitarias, realizan actividades pedagógicas, orientadas a posibilitar las relaciones del niño
consigo mismo, con los demás y con el mundo que le rodea, vigilando, además, el desarrollo
infantil a través de la aplicación de la escala de valoración cualitativa del desarrollo. En este
sentido, en sus actividades, pretenden fortalecer el desarrollo integral de las habilidades en los
niños, en los siguientes aspectos: - Alimentación: teniendo en cuenta que en ocasiones las familias
no tienen la estabilidad económica para brindar a sus hijos los alimentos necesarios para hacer
frente a las necesidades fisiológicas del crecimiento y de los procesos que ocurren en el
organismo, el ICBF suministra un complemento alimentario que cubre el 73% de las
recomendaciones de calorías y nutrientes. Éste es el beneficio que más valora la familia al
momento de llevar a los niños a los hogares comunitarios. - Nutrición y salud: en su programa de
alimentación, las madres comunitarias tienen en cuenta los siguientes aspectos:

• Vigilancia del estado nutricional del niño.

• Fomento, promoción de la salud y prevención de la enfermedad.

• Promoción de la inscripción de los niños en los programas de crecimiento y desarrollo de los


organismos de salud.

• Fomento de la higiene del niño para prevenir enfermedades infectocontagiosas.

• Fomento de la vacunación completa.

• Suministro de sales de rehidratación oral, para prevenir la deshidratación que puede producir la
enfermedad diarreica aguda.

• Promoción del uso de otros servicios de salud a los cuales tiene derecho el niño.

• Coordinación entre los organismos de salud y el hogar comunitario para el desarrollo de


acciones específicas requeridas por el niño.

• Identificación oportuna de la enfermedad diarreica aguda (ICBF Website). Muchos de los


aspectos que se mencionan son desarrollados con la participación de los padres de familia
orientada a garantizar el cuidado y conservación del bienestar del infante. - Desarrollo psicosocial:
El desarrollo psicosocial está relacionado con la afectividad, lo cual involucra sentimientos,
emociones, esenciales para el desarrollo de habilidades sociales y/o el establecimiento de
relaciones interpersonales. Se considera un aspecto relevante para el desarrollo de la autoestima
del niño. Sin lugar a dudas, el papel que desempeñan las madres comunitarias es fundamental
para muchas familias que se encuentran en situación de riesgo, sin poder siquiera responder a las
necesidades básicas de sus hijos. Esto se refleja en las alentadoras cifras que muestran las
estadísticas, las cuales indican amplia cobertura: “son 82.000 mil madres comunitarias y esta
cantidad no 6 cesa de aumentar, ya que son muy solicitadas por familias desplazadas debido a la
violencia que azota a Colombia” (ICBF, 2007). Gracias al compromiso y apoyo que ofrecen estas
mujeres a la población infantil, se reorienta y revitaliza la responsabilidad de los padres, en la
formación y cuidado de sus hijos. El trabajo de las madres comunitarias es un trabajo colaborativo,
que involucra no sólo a los padres de los niños que hacen parte de los hogares, sino que además
involucra a la comunidad a la cual pertenece el hogar.

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