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LA PSICOLOGIA

Cuando hablamos de psicología, nos referimos a la ciencia que comparte muchas


características con otras disciplinas científicas. Al igual que las demás ciencias, la
psicología surgió de la filosofía y permaneció unida a ella hasta finales del siglo XIX
y, si es una ciencia, ¿Qué estudia la psicología? Pues en el caso de los seres
humanos, no solamente nos vemos afectados por fenómenos físicos, químicos o
biológicos, si no también existe el poder del pensamiento, de las creencias y de
otros fenómenos aun no explorados.
Se sabe que uno de los temas de estudio más complejos que existen en el
universo es el ser humano, pues el este es impredecible, cambia constantemente,
con la capacidad de transformar el entorno en donde vive. Por esto existe la
psicología, ya que su objetivo fundamental de estudio es la mente, es decir la
conducta del ser humano como un todo. Esto significa que la psicología aborda el
estudio del hombre desde el punto de vista de su comportamiento, de sus procesos
mentales, de sus sentimientos, valores y actitudes.
La psicología es una ciencia que es relativamente nueva, pues se basa en el
ser humano y como ya lo mencionamos, este cambia, por lo tanto esta ciencia lo
hace por igual y tiene que, forzosamente, adaptarse al cabio de este; esto dificulta
en buena medida establecer una definición de lo que es.
Si retomamos sus raíces etimológicas concluiremos que ¨la psicología es el
estudio del alma¨. Con esto se puede decir que la psicología es la ciencia que
estudia la conducta, los procesos mentales y la personalidad del hombre,
considerando individualmente, a lo largo de su vida y en su búsqueda por dar a esta
un sentido que le permita transcender más allá de sí mismo.
VARIABLES PSICOLÓGICAS
Las variables son procesos reales, fenómenos de la realidad accesibles a los
sentidos visuales, auditivos, gustativos, olfativos y cenestésicos, accesibles a la
experiencia sensible y afectiva emocional.
En el ámbito de la psicología, la organización de la subjetividad individual en la
personalidad constituye una variable psicológica general. Los procesos psicológicos
específicos, como la motivación, la atención, la inteligencia y el pensamiento, son
variables específicas.
Para una mayor comprensión se pueden agrupar las variables psicológicas en
tres tipos.
1. Procesos psíquicos: la memoria, el pensamiento, la percepción, creatividad y
el aprendizaje implican una secuencia de operaciones, por ejemplo, se piensa
siguiendo ciertos pasos, se aprende respetando ciertas etapas.
2. Intensidades: los sentimientos y las emociones son vivencias, se siente o vive
una experiencia con alta o baja intensidad psicológica.
3. Configuraciones psicológicas: la autoestima, los valores, la vocación y la
identidad no son procesos ni intensidades, sino un conjunto de significados
integrados en unidades psicológicas. Cada uno de estos aspectos psicológicos
(procesos, intensidades y configuraciones) son variables, es decir, son fenómenos
reales que varían, cambian y se transforman; no son estáticos, fijos e invariables,
sino que se transforman.
Las variables como los seres humanos sufren cambios, la identidad va
cambiando mientras se va creciendo, las motivaciones individuales son variadas,
las ideas son distintas entre dos individuos, el grado de atención de uno es distinto
de otro. La organización e intensidad con que cada sujeto vive su subjetividad varía
de un momento a otro, de un día a otro, de una edad a otra.
Formas de expresión de las variables psicológicas
Las variables psicológicas como fenómenos subjetivos tienen distintas formas
de expresión o realización, y de esta manera se tornan accesibles a la observación
directa. Para cualquier persona, es difícil acceder y comprender a través de la
observación los sentimientos de otra.
Pero el ser humano ha desarrollado distintas formas de manifestar su
subjetividad, ha creado varias maneras de presentar y expresar sus sentimientos a
otras personas, se da formas para mostrar sus sentimientos y expresar lo que
siente, por ejemplo: puede decir “te quiero”, dar un regalo o una caricia. Al observar
las conductas, escuchar las palabras, analizar las obras/creaciones, uno puede
darse cuenta de los sentimientos de los demás. De igual modo, cuando una persona
quiere mostrar una idea importante para resolver un problema, el ser humano
emplea muchas vías para expresar, presentar y cooperar en este tipo de tareas.
Cuando el ser humano se da cuenta de que sus sentimientos, intereses o ideas
no son conocidos ni entendidos por los demás, se da maneras para mostrarlos. El
ser humano crea diversos modos y estrategias para expresar sus sentimientos;
inventa vías de expresión como tácticas para comunicar y afirmar su modo de ser y
vivir, para participar en la convivencia de la comunidad. Estas vías de expresión son
tanto modos de manifestación como de presentación de sí mismo. Además, son
espacios de recreación de la forma de ser. Por ejemplo, a través de las expresiones
verbales o del discurso, el sujeto afirma, descubre y recrea sus ideas, mediante
ejercicios, desplazamientos y actividades, afirma y potencia sus capacidades, etc.
Estas formas de manifestación creadas por el ser humano son espacios de
expresión, presentación, afirmación y recreación de la propia personalidad.
• Las conductas: una persona expresa sus sentimientos y pensamientos por
medio de conductas, reacciones, actos, desplazamientos, hábitos, participación en
actividades sociales, productivas, deportivas académicas, escolares, laborales,
etcétera.
• Las expresiones verbales: en los primeros años, se manifiestan balbuceos,
vocalizaciones, sílabas y las primeras palabras y frases.
Las obras/creaciones: las creaciones manuales, artísticas, académicas y sociales.
Por ejemplo, los álbumes y las carpetas de los niños realizados con esmero y
cuidado indican el grado de desarrollo de sus capacidades, habilidades, carácter,
motivaciones.
• Los atavíos: la vestimenta, los adornos, las pertenencias y los emblemas
expresan los valores, los sentimientos e intereses personales. Por ejemplo, en la
billetera, cartera o mochila aparte de objetos académicos, hay detalles, fotos,
llaveros y objetos íntimos que encierran sentimientos, recuerdos y logros que
muestran la identidad personal.
• Las reacciones fisiológicas: la ansiedad y el nerviosismo suele expresarse en
reacciones como la transpiración de las manos, el sonrojarse, la respiración
acelerada y los ritmos acelerados de los latidos del corazón. La manifestación de
estas reacciones expresan estados emocionales.
• El ambiente de vida: los lugares donde la persona normalmente está, vive o
convive muestran su forma de ser, sus concepciones, intereses, actitudes, por
ejemplo: la organización de su propia habitación expresa sus hábitos, valores,
intereses.
LA PERSONALIDAD
La personalidad es el resultado de la articulación dinámica de los aspectos
psicológicos (intelectuales, afectivos, cognitivos y pulsionales) y biológicos
(fisiológicos y morfológicos) característicos de cada persona y que le distinguen de
las demás.
La personalidad es de naturaleza cambiante: organización dinámica.
 Que es algo interno, no de apariencia externa.

 Que no es exclusivamente mental, ni exclusivamente neurológica sino que su


organización exige el funcionamiento de mente y cuerpo como unidad.
 Que los sistemas psicológicos son tendencias determinantes que dirigen y
motivan la acción.
 Que la conducta y el pensamiento son característicos de cada individuo, y que
en ellos se refleja su adaptación al ambiente, a la vez que son formas de acción
sobre él.
La personalidad tiene elementos de origen hereditario y elementos de origen
ambiental. La herencia proporciona una constitución física y una 2 dotación
genética, mediante las cuales se va a captar el mundo y a responder ante él. El
ambiente proporciona elementos de interpretación, pautas para dar significado a los
estímulos, y determinar formas de respuesta. La influencia simultánea de lo
hereditario y lo ambiental a través del tiempo y del espacio, van dando origen y
determinando la personalidad. El ser humano no nace con una personalidad
determinada, sino con cierta dotación que condicionará, en parte, el desarrollo
posterior. La personalidad se conquista, se hace, se construye. Las condiciones
heredadas se complementan y transforman a través de la experiencia, el
aprendizaje, la educación, el trabajo, la fuerza de voluntad, la convivencia y el cultivo
de la persona.
Los aspectos fundamentales de la personalidad
Al tratar de explicar qué es la personalidad, indicábamos que contiene
elementos de origen hereditario y ambiental. Estos elementos o factores
constitutivos de la personalidad son:
1. el temperamento
2. el carácter
3. la inteligencia
4. Status y Roles sociales
El Temperamento
Los factores biológicos se reúnen, por lo general, bajo el término de
temperamento. En el temperamento se distinguen aspectos estáticos y dinámicos:
los primeros se refieren la morfología, mientras que los segundos hacen alusión a
la fisiología
El temperamento depende de la constitución física y especialmente de los
factores hereditarios de la misma. Las investigaciones realizadas han puesto de
manifiesto la influencia de la constitución física en el temperamento: por ejemplo la
baja producción de tiroxina produce pereza, inercia, torpeza, quienes la sufren son
descritos como depresivos, insatisfechos y desconfiados; al contrario, los
hipertiroideos tienen síntomas de tensión nerviosa, excitación, ansiedad, y se
manifiestan nerviosos, hiperactivos e inquietos. El temperamento está determinado
por los procesos fisiológicos y factores genéticos que inciden en las manifestaciones
conductuales.
El Carácter
El carácter es el que determina formas constantes y típicas de actuar de una
persona. "Carácter es el conjunto de rasgos de personalidad, relativamente
perdurables, que tienen importancia moral y social". La niñez y adolescencia son
etapas muy importantes en la formación del carácter, tanto positiva como
negativamente. Las fallas, lagunas, distorsiones, experiencias traumáticas, así
como las costumbres, vivencias felices y satisfactorias, normas y prácticas morales
y éticas van señalando y matizando el carácter. El hogar, la escuela los grupos de
amistad, son los ambientes más influyentes en la formación del carácter.
Todos los elementos que integran el carácter se organizan en una unidad que
se conoce como estabilidad y proporciona al carácter coherencia y cierto grado de
uniformidad en sus manifestaciones, con los cambios lógicos que ocurren a lo largo
de la vida. En él intervienen principalmente las funciones psíquicas, así como la
acción del ambiente. A partir de esos elementos se desarrollan los factores
individuales, que conforman el particular modo de reaccionar y enfrentar la vida que
presenta una persona.
La inteligencia
Sabemos que cada persona se adapta a la realidad de una manera diferente,
entonces la inteligencia es una forma de interactuar con el mundo, y engloba
habilidades tales como el control de los impulsos, la autoconciencia, la motivación,
el entusiasmo, la perseverancia, la empatía, la agilidad mental, etc. Estas
habilidades configuran rasgos de carácter (como la autodisciplina, la compasión o
el altruismo), que resultan indispensables para una buena y creativa adaptación
social. Por lo tanto ser inteligente es una forma de comportarse y actuar, de vivir:
es, si así quiere decirse, una forma de ser.
Status y Roles Sociales
La personalidad de un individuo se halla moldeada por el rol y el status que
ocupa en la sociedad. Todo individuo tiende a 4 encuadrar su personalidad de
acuerdo con la posición y el papel que desempeña en la sociedad.
El status es el conjunto de consideraciones otorgadas al puesto que un
individuo desempeña. Es decir, es algo que no merece el individuo por sus
cualidades o características relevantes, sino que se le da por desempeñar un puesto
independientemente del valor de la persona.
El rol es la estructura de necesidades, objetivos, creencias, sentimientos,
actitudes, valores y conductas que los miembros de una comunidad esperan que
debe caracterizar al ocupante de una posición.
LA IDENTIDAD
Por identidad se entiende las características que posee un individuo, mediante las
cuales es conocido. Sin desconocer los aspectos biológicos que la conforman,
buena parte de la identidad personal la formamos a partir de las interacciones
sociales que comienzan con la familia, en la escuela y con la gente que se conoce
a lo largo de la vida. La identidad así construida va a influir en la manera como
actuamos en el mundo. El concepto de identidad se diferencia del de personalidad
o viene a sustituirlo, precisamente en el énfasis que se otorga en la situación social,
la interacción con otros y la influencia de las instituciones en la construcción de tal
identidad.
La identidad es una trama construida por diferentes fibras como la raza, edad,
clase social, estado de salud física o mental, orientación sexual, género, nivel
educativo, etc., las que en su conjunto constituyen la identidad. Cada una de estas
fibras corresponde a un discurso presente en la cultura y lo que somos resulta del
entramado de todos estos discursos para cada individuo, los cuales trabajan
permanentemente construyendo nuestras identidades. Lo que significa que
nuestras identidades no son fijas, no están determinadas por nuestra naturaleza, ni
son producto de la accidentalidad.
La extensión del cuerpo: la identidad social
La identidad es producto en gran medida de la interacción social, también es
posible suponer que estas influencias sociales y culturales pueden dar lugar a
identidades colectivas derivadas de las contingencias que nos llevan a identificarnos
como pertenecientes o afiliados a un entorno social significativo como la familia, la
religión, la escuela, etc. Nuestra identidad queda ligada así, por medio de las
instituciones sociales, a los demás. La identidad social se refiere entonces a aquella
parte de un individuo que se deriva de la afiliación que hacen de los individuos, las
instituciones sociales a grupos sociales, conjuntamente con el significado valorativo
y emocional asociado a esta pertenencia.
La extensión del cuerpo: la identidad espacial
Las relaciones con el espacio hacen igualmente parte de nuestra identidad y
por eso hacemos de nuestras posesiones una extensión de nuestro cuerpo.
Personalizamos el espacio colocando objetos para darle nuestro sello personal,
nuestra casa refleja en la decoración parte de nosotros mismos. Su posesión nos
resulta costosa, pero la sociedad se encarga de reconocer este esfuerzo; nos da
reconocimiento ante los demás aparte de los beneficios o necesidades que nos
satisface, por ello buscamos su protección; los defendemos de diversas maneras
con mecanismos de territorialidad; ponemos objetos a nuestro alrededor para
demarcar o ejercer control sobre el espacio.

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