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Órganos sociales

Las sociedades anónimas y limitadas responden a un mismo modelo de


organización corporativa, que en esencia descansa sobre la existencia de una
dualidad de órganos: de un lado, la junta general, como órgano deliberan que reúne
a los socios y que expresa con sus acuerdos la voluntad social; y de otro lado, los
administradores, que son el órgano ejecutivo encargado de la gestión de la sociedad
y de representarla en sus relaciones con terceros.
En el modelo legal, la junta general viene concebida como el órgano supremo y
soberano, al que queda subordinado el órgano de administración. La necesidad de
que la junta se pronuncie sobre las materias sociales más relevantes, así como su
competencia para nombrar y para destituir a los administradores, determinan que la
misma ocupe un lugar preeminente dentro de la estructura organizativa tanto de la
SA como de la SL. En esta última, la supremacía se refuerza por la posibilidad de
reservar competencias en materia de gestión social a la propia junta, así como por
la facultad de impartir instrucciones a los administradores o para someter a
autorización alguna de sus decisiones.

Administradores (Art. 212 ,Ley de Sociedades de Capital)


Las notas características de los administradores es que son un órgano necesario, tanto
para la existencia como para la permanencia de la sociedad; permanentes, con
independencia de la frecuencia con la que se reúnan; ejecutivos y de relación con el
exterior; y, autónomo, ya que los administradores han de guardar cierta
independencia respeto de las decisiones de la Junta General, ya que no quedan
exonerados de responsabilidad por el hecho de que el acto lesivo haya sido acordado,
autorizado o ratificado por la Junta.
Los administradores tienen legitimación procesal para impugnar los acuerdos de la
Junta General que consideren nulos o anulables, y además estarán obligados a solicitar
la disolución judicial de la sociedad cuando la Junta no adopte el pertinente acuerdo
social o éste sea contrario a la disolución.
Los administradores están vinculados a la sociedad por una relación mercantil, lo que
imposibilita que se dé una relación laboral de alta dirección. No obstante, en ciertas
ocasiones se permite la compatibilidad entre la relación mercantil derivada de ocupar el
cargo de administrador con una relación laboral común.
El órgano de administración puede revestir la forma de:
- Administrador único. El administrador único ostentará necesariamente todas las
funciones de gestión y representación de la sociedad.
- Dos o más administradores solidarios. Los administradores solidarios actuarán
individualmente, aunque los estatutos o los acuerdos de la Junta
pueden distribuir las facultades, pero solo con alcance interno.
- Dos administradores mancomunados. Los administradores actuarán de forma
conjunta, y no podrán vincular a la sociedad si actúan de forma separada. Ello, sin
perjuicio de que, con efectos meramente internos, los estatutos puedan otorgar
facultares a desarrollar por cada uno de ellos.
- Consejo de Administración. El Consejo de Administración estará integrado por un
mínimo de tres miembros, sin perjuicio de la facultad de delegación. Cuando la
administración se confíe conjuntamente a más de dos personas, éstas han de constituir
necesariamente el consejo de administración.
Por lo que se refiere al número de administradores, este extremo habrá de indicarse en
los estatutos sociales, o por lo menos, el número mínimo y máximo de administradores
que podrán concurrir. Cuando solo se determine el número máximo y el mínimo,
corresponderá a la Junta General determinar el número concreto, sin que esta facultad
pueda ser delegada en el propio consejo de administración ni en ningún otro órgano.
Asimismo, los estatutos podrán determinar la estructura de la administración, por lo que
la modificación de la estructura del órgano de administración exige el pertinente acuerdo
de modificación de los estatutos sociales. También podrán establecer los distintos
modos de organizar la administración, atribuyendo a la Junta General la facultad de
optar alternativamente por cualquiera de ellos, sin necesidad de modificación
estatutaria.
Consejo de administración (Art. 242 ,Ley de Sociedades de Capital)
El consejo de administración se constituirá cuando la administración de la sociedad se
confíe a dos o más personas. Las características más destacables del consejo de
administración son: colegialidad (aunque todos los consejeros tienen la condición de
administradores, éstos no podrán actuar en el ejercicio de sus funciones de forma
aislada, sino que deberán hacerlo colegiadamente); principio mayoritario, principio
que es consecuencia de su naturaleza colegiada, pues los acuerdos por él adoptados
deberán serlo por el sistema de mayorías de personas y no de capital (los
administradores no tienen porqué ser accionistas); equiparación de la posición
jurídica de los consejeros ,ya que todos los miembros del consejo tienen la misma
posición jurídica en cuanto a derechos y deberes, y aunque se puede prever lo contrario
en los estatutos es la regla general (además también se puede disponer de un voto de
calidad para el presidente); e, independencia de sus miembros, no son admisibles
los pactos de sindicación de voto (significa esto que no se puede obligar a un consejero
a quedar sujeto y seguir las decisiones adoptadas por otro miembro), no obstante lo
anterior, sin perjuicio de las sugerencias que los miembros del consejo puedan recibir
en relación con la adopción de una determinada decisión, y de los propios mecanismos
de nombramiento y destitución de los consejeros.
Junta General (Art. 159 ,Ley de Sociedades de Capital)
La Junta General es la reunión de capital celebrada para deliberar y decidir por mayoría
sobre los asuntos que le son propios de su competencia.
La Junta General siempre se ha considerado como el órgano soberano de la sociedad,
pero en la actualidad dicha supremacía es meramente formal, sobre todo en la sociedad
anónima. Esto ha sido determinado por la gran dispersión de los accionistas, propias
de las sociedades abiertas, y su pasividad y desinterés por participar en los asuntos
sociales; también por las propias limitaciones estructurales de la Junta, tanto por su
carácter de órgano no permanente como por la lentitud y los enormes gastos que
implica su convocatoria y celebración. Además, la falta de control efectivo de la Junta
sobre el órgano de administración y la creciente concentración de poder en manos de
los gestores ejecutivos.
La Junta General ofrece al accionista o socio la posibilidad de influir con su voto en la
dirección de la vida social. Toda Junta supone la presencia de dos o más accionistas,
sin embargo, la pluralidad de asistentes no es requisito necesario del concepto jurídico
de Junta. En las sociedades de más de un socio, la Junta existe y puede actuar
regularmente con la asistencia de un solo accionista o socio titular del capital exigido
para adoptar los acuerdos de que se trate.
Se podrá diferenciar entre Junta General Ordinaria y Junta General Extraordinaria. La
principal diferencia entre las dos es que la Junta Ordinaria se celebra necesariamente
en un plazo determinado o en fecha determinada, en cambio las segundas se celebran
facultativamente. La Junta Ordinaria es aquella por la que por mandato legal está
obligada a reunirse, al menos una vez al año en el primer semestre de cada ejercicio,
y, además, en las fechas o plazos que determinan los estatutos. La Junta General
Extraordinaria, por su parte, es la que se reúne ocasionalmente, cuando lo estiman
necesario los administradores o cuando lo solicitan un número de socios que
representen al menos, el 5% del capital social.

ejemplos
Se denominan organismos sociales a cualquier organización que se tenga
procesos con estructura y jerarquías. Estos organismos deben de tener
diferentes áreas que realizarán diferentes procesos para obtener un objetivo
en común o específico.

Para configurar un organismo social, es necesario que más de dos


individuos se concuerden en forma organizada y sistematizada para obtener
un fin común, sea cual sea su sentido.

Esto ha dejado como categoría de organismo social a diferentes


instituciones y asociaciones como son:

 Iglesias
 Gobiernos
 Empresas
 Instituciones
 Escuelas
 Colegios
 Asociaciones Civiles etc.

Este tipo de organizaciones hace que su formación como instituciones


organizadas tengan como principio la llamada “cultura organizaciónal” que
es un término utilizado en administración cuando la organización es
establecida como base esencial de una empresa u organización
independientemente de su finalidad.

Así, dos partes fundamentales de las organizaciones son:

Misión

Visión

Las cuales se ven como partes fundamentales de la empresa y


organizaciones de cualquiera de las ya mencionadas.

Así dentro del organismo social, se encuentran funciones que en


administración se dividen en seis:

 Funciones técnicas
 Funciones comerciales
 Funciones financieras
 Funciones de seguridad
 Funciones contables
 Funciones administrativas

Ejemplo de organismos sociales:


Empresa.- Una empresa se encuentra conformada por un organismo social,
donde los accionistas (en el caso de las sociedades anónimas), reparten el
trabajo en diferentes departamentos, los cuales cumplen la función
correspondiente.

Departamento técnico.- Este se encarga de todas las labores técnicas,


como aparatos, instalaciones, conexiones, reparaciones, mantenimiento etc.
En este departamento se contratan ingenieros especializados para cada
campo requerido.

Aquí se establecen los jefes de zona, los cuales se encargan del


departamento técnico y sus respectivos sub-departamentos

Departamento comercial.- Este es el encargado de la mercadotecnia y


publicidad, teniendo precisamente dos departamentos con personas con
experiencia en dichos campos:
 - Aquí las personas se encargan de colocar los productos en el
mercado, fijar los precios e investigar qué mercancía tiene preferencia
o las mejoras que se deben de hacer.
 - Este departamento se enfoca en hacer públicos los productos,
diseña las campañas publicitarias y elige el medio de comunicación
más adecuado para cada producto, realizando campañas visuales
mediante carteles, comerciales visuales, auditivos y la
manufacturación de las envolturas, cajas o envases.

Departamento financiero.- Este es el encargado de las finanzas, realiza


los pagos, cobros y tiene la relación del capital total y parcial de la empresa.

Maneja los libros de gastos, entradas, salidas, inversiones, prestamos etc.


Además de que maneja la contabilidad de los accionistas en lo particular y
de las respectivas acciones, deslindando las reparticiones finales.

Departamento de seguridad.- Este se encarga de la seguridad en general,


en el caso de fábricas se encarga de la seguridad del personal, la seguridad
reglamentaria, como cascos, botas uniformes, mascaras etc.

Otro aspecto de este departamento es que la seguridad también abarca la


seguridad contra robos, vigilancia del personal, video vigilancia etc.

Departamento contable.- Este es el encargado del pago de impuestos,


reparto de salarios, acciones fiscales, pago de seguros etc.

Departamento administrativo.- Este tiene que realizar las gestiones ante


el gobierno, departamentos internos de las empresas, gestiona el
departamento jurídico como subalterno, etc.

Este departamento es el que se encarga de administrar toros los bienes,


mercancías, ganancias e incluso pérdidas para que la empresa funcione.

Participación social
I. CONCEPTO

Define Uría la participación social como una de las partes en que se divide el capital social, siendo
tres las características predicables de las mismas, la igualdad, la acumulabilidad y la indivisibilidad.

La participación o las participaciones sociales pueden definirse como cada una de las partes en que
se divide el capital social de la sociedad de responsabilidad limitada, y que corresponde a una
persona que adquiere por tal titularidad la condición de socio.
La Ley ha dividido por tanto el capital social de la sociedad de responsabilidad limitada en
participaciones, las cuales son iguales, acumulables e indivisibles. La participación social además,
como dice Sánchez Calero, es un conjunto de derechos y deberes que se otorga al socio y como tal,
se objetiviza, pero sin que pueda llegar a incorporarse a un título negociable. Por tanto, si una persona
es propietaria de una participación social adquiere la condición de socio, pudiendo ser propietario de
varias participaciones. Pero la participación es también indivisible, de forma tal que si varias personas
son propietarias de una participación social, serán copropietarios y formarán una comunidad titular
de la participación.

En este supuesto, es decir, para el caso de copropiedad sobre una o varias participaciones sociales,
los copropietarios habrán de designar una sola persona para el ejercicio de los derechos de socio, y
responderán solidariamente frente a la sociedad de cuantas obligaciones se deriven de esta condición.
Añadir además que la sociedad sólo reputará accionista a quien se halle inscrito en el libro registro
de las acciones nominativas, siendo de señalar que frente a la sociedad el titular de las acciones es
aquel que se encuentra registrado como tal, con independencia de que esa titularidad formal-social
pueda no corresponderse con una titularidad material mas esto último no resulta oponible a la
sociedad estableciendo además el artículo 179 de la Ley de Sociedades de Capital que sólo los socios
tiene derecho a asistir a la Junta General, si bien estos pueden hacerse representar por medio de otro
socio, su cónyuge, ascendientes, descendientes o persona que ostente poder general conferido en
documento público con facultades para administrar todo su patrimonio existente en Territorio
Nacional.


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II. TRANSMISIÓN DE LAS PARTICIPACIONES SOCIALES

Las participaciones sociales pueden ser objeto de transmisión, y la transmisión puede tener lugar bien
por actos inter vivos o mortis causa.

1. Por actos inter vivos

Por lo que se refiere a la transmisión de las participaciones sociales por actos inter vivos, la ley
establece un régimen de limitación para la transmisión de participaciones sociales a personas ajenas
a la sociedad (salvo que en los estatutos se haya previsto otra cosa), permitiendo por el contrario la
libre transmisión cuando la misma tenga lugar entre socios o se realice a favor del cónyuge,
ascendiente o descendiente de un socio, o se haga en favor de sociedades que pertenezcan al mismo
grupo.

Por tanto, salvo que otra cosa dispongan los estatutos, cuando las participaciones quieran enajenarse
a alguna persona distinta de las antes indicadas, deberá estarse a lo que los estatutos establezcan, y si
nada a este respecto establecen, deberán observar lo dispuesto en el artículo 107 de la Ley de
Sociedades de Capital. Este artículo fija las siguientes reglas:

 • En primer lugar, el socio que se proponga transmitir su participación o participaciones


deberá comunicarlo por escrito a los administradores, haciendo constar el número y
características de las participaciones que pretende transmitir, la identidad del adquirente y el
precio y demás condiciones de la transmisión.
 • En segundo lugar, comunicado el deseo de transmisión, tal transmisión deberá ser
consentida por la sociedad. Dicho consentimiento se expresará mediante acuerdo de la Junta
General, previa inclusión del asunto en el orden del día, adoptado por la mayoría ordinaria
establecida por la ley.
Se establece además un derecho de adquisición preferente a favor de los socios, pues se indica que la
sociedad sólo podrá denegar el consentimiento si comunica al transmitente, por conducto notarial
(salvo que el socio que desee transmitir sus participaciones sociales hubiera concurrido en la Junta
tomando cocimiento por tanto del acuerdo en la propia sesión de la Junta) la identidad de uno o varios
socios o terceros que adquieran la totalidad de las participaciones. Los socios concurrentes a la Junta
General tendrán preferencia para la adquisición. Si son varios los socios concurrentes interesados en
adquirir, se distribuirán las participaciones entre todos ellos a prorrata de su participación en el capital
social. Si ningún socio de la sociedad estuviere interesado en la adquisición de las participaciones
que se quieren transmitir, entonces la Junta General puede acordar que sea la propia sociedad la que
adquiera las participaciones.

En cuanto al precio, el mismo artículo establece que el precio de las participaciones, la forma de pago
y las demás condiciones de la operación, serán las convenidas y comunicadas a la sociedad por el
socio transmitente. Si el pago de la totalidad o de parte del precio estuviera aplazado en el proyecto
de transmisión, para la adquisición de las participaciones será requisito previo que una entidad de
crédito garantice el pago del precio aplazado. En los casos en que la transmisión proyectada fuera a
título oneroso distinto de la compraventa o a título gratuito, el precio de adquisición será el fijado de
común acuerdo por las partes y, en su defecto, el valor razonable de las participaciones el día en que
se hubiera comunicado a la sociedad el propósito de transmitir. Se entenderá por valor razonable el
que determine un auditor de cuentas, distinto al auditor de la sociedad, designado a tal efecto por los
administradores de ésta. En los casos de aportación a sociedad anónima o comanditaria por acciones,
se entenderá por valor real de las participaciones el que resulte del informe elaborado por el experto
independiente nombrado por el Registrador mercantil.

La transmisión de la participación se hace en documento público, y el mismo ha de ser otorgado en


el plazo de un mes a contar desde la comunicación por la sociedad de la identidad del adquirente o
adquirentes, para el caso de que algún socio haya ejercitado el derecho de adquisición preferente. Si
finalmente, ningún socio ni la sociedad decide la adquisición de las participaciones sociales, el socio
podrá transmitir las participaciones en las condiciones comunicadas a la sociedad, transcurridos tres
meses desde que hubiera puesto en conocimiento de ésta su propósito de transmitir sin que la sociedad
le hubiera comunicado la identidad del adquirente o adquirentes.

La transmisión de las participaciones sociales en todo caso ha de constar en documento publico, y el


nuevo socio o adquirente solo podrá ejercer los derechos que como socio le correspondan desde el
momento en que la sociedad limitada tenga conocimiento de la transmisión de las participaciones.
Las transmisiones que de las participaciones sociales se hagan no figuran en el Registro Mercantil,
pero sí han de figurar en un libro que lleva la sociedad, que es el Libro Registro de Socios. Al respecto
ha de destacarse una resolución de la Dirección General de los Registros y del Notariado sobre el
acceso de un mandamiento de embargo en el Registro Mercantil. La Dirección General de los
Registros y del Notariado, en resolución de fecha 11 de octubre de 1999 indicó que:

“Nuestro Registro Mercantil, regido por el criterio del "numerus clausus" en cuanto a la materia
susceptible de inscripción (artículos 16 y 22 del Código de Comercio, y 94 y 175 del Reglamento del
Registro Mercantil), no tiene por objeto respecto de las sociedades de responsabilidad limitada, la
constatación y protección sustantiva del tráfico jurídico sobre las participaciones en que se divide el
capital social de aquéllas, sino la de la estructura y régimen de funcionamiento de tales entidades.
Tras la reforma operada por la Ley 19/1989, de 25 de julio, y salvo en el momento inicial de la
constitución de la sociedad de responsabilidad limitada y en caso de unipersonalidad sobrevenida o
de cambio de socio único -confróntense artículos 175.1.1.o y 203.2 del Reglamento del Registro
Mercantil-, la titularidad de las participaciones sociales fluye al margen del Registro Mercantil, de
suerte que no sólo no será posible la constatación tabular de la prohibición judicial de disponer de
que se trata, sino que, además, tal consignación carecería de sentido al no añadir protección adicional
a la prohibición; las participaciones sociales tienen un régimen de legitimación y una Ley de
circulación que opera al margen del Registro Mercantil, y a ello deberá adaptarse la prohibición para
que pueda ser plenamente eficaz, sin que pueda pretenderse que, por el solo reflejo tabular, queden
alteradas las reglas sobre su tráfico o las de legitimación para el ejercicio de los derechos sociales (en
el mismo sentido las Resoluciones de 27 y 28 de diciembre de 1990).”

Dicho lo anterior, concretar que en tal libro registro de socios, debe hacerse constar quienes son los
socios, es decir, quienes son titulares de participaciones sociales, tanto en el momento de constitución
de la sociedad de responsabilidad limitada como en los momentos posteriores. Quiere ello decir que
se ha de hacer constar quienes suscriben las participaciones desde la constitución de la sociedad, y
deben hacerse constar las sucesivas transmisiones, sean tales transmisiones voluntarias o forzosas,
debiendo hacerse constar, en todo caso, la identidad completa del titular de la participación social
como su domicilio.

Pero la transmisión de participaciones sociales inter vivos puede tener lugar igualmente no solo de
forma voluntaria, sino también por virtud de procedimientos de apremio. Las participaciones sociales
pueden ser objeto de embargo en cualquier procedimiento de apremio, sea este procedimiento judicial
o procedimiento administrativo. Y el embargo deberá ser notificado por el Juzgado o por la autoridad
administrativa que haya acordado el embargo, identificando quien es el acreedor en cuyo favor se ha
constituido el embargo, debiendo la sociedad anotar dicho embargo en el Libro Registro de Socios y
comunicarlo a los restantes socios.

En estos supuestos de enajenación forzosa, se establece igualmente a favor de los socios un derecho
de adquisición preferente, ya que una vez que la subasta o enajenación forzosa tiene lugar, el remate
no se aprueba inmediatamente, sino que queda en suspenso la aprobación del remate y la adjudicación
de las participaciones sociales embargadas, y la Autoridad Judicial o Administrativa correspondiente
comunicará a la sociedad el resultado de la subasta. Una vez que la sociedad tenga conocimiento del
resultado de dicha subasta, los socios o incluso la sociedad si así lo prevén los Estatutos sociales,
pueden en el plazo de un mes subrogarse en la posición del rematante (o del precio de adjudicación
al acreedor) aceptando todas las condiciones de la subasta y consignando el precio del remate más
todos los gastos que se hubieran ocasionado. Si en la adquisición de las participaciones sociales que
hayan sido objeto de embargo y subasta existe más de un socio interesado, ejercitando la subrogación
todos ellos, las participaciones se distribuyen entre ellos de forma proporcional al número de
participaciones sociales de que sean titulares.

2. Transmisión mortis causa

También cabe la transmisión de las participaciones sociales mortis causa, es decir, por fallecimiento
de su titular pasando a sus herederos o legatarios. De esta forma, el sucesor del causante adquiere la
condición de socio de la sociedad de responsabilidad limitada. No obstante, se establece en el artículo
110 de la Ley de Sociedades de Capital que los estatutos podrán establecer a favor de los socios
sobrevivientes, y, en su defecto, a favor de la sociedad, un derecho de adquisición de las
participaciones del socio fallecido, apreciadas en el valor razonable que tuvieren el día del
fallecimiento del socio, cuyo precio se pagará al contado. La valoración se regirá por lo dispuesto en
los artículos 353 y siguientes y el derecho de adquisición habrá de ejercitarse en el plazo máximo de
tres meses a contar desde la comunicación a la sociedad de la adquisición hereditaria.
En relación a esto debe destacarse que se han planteado dudas en relación al dies a quo, habiendo
indicado la pequeña jurisprudencia (así sentencia Audiencia Provincial de Zaragoza de 17 de mayo
de 2005) que: “la mejor doctrina señala que hubiese sido preferible que aquella comunicación
hubiese quedado prevista en relación con la apertura de la sucesión y no con la adquisición
hereditaria, pero lo que ambos preceptos, legal y estatutario, disponen es que el plazo se contará
desde la comunicación de la segunda. Ello supondrá que esta funcionará como una carga para los
causahabientes, que habrán de hacerla si quieren que comience el computo, pero el supuesto
conocimiento de las circunstancias de la sucesión por el Sr. J.C. no consiente que se declare
caducado el derecho de adquisición preferente, cosa que es evidente no cabe cuando la Ley y los
Estatutos dicen lo que dicen y no es firme la resolución recaída sobre la liquidación de la sociedad
conyugal y la partición de los bienes de la herencia. Lo que, si es necesario decirlo, no contradice ni
queda contradicho por la interpretación que a favor de su postura se ha hecho en el caso del recurso
de la contraparte”.

III. PARTICIPACIONES SOCIALES Y DERECHOS REALES

Las participaciones sociales, además de ser susceptibles de ser transmitidas, pueden ser objeto de
constitución de un derecho real.

Así, es posible el usufructo de participaciones sociales. En caso de usufructo, quien continúa


ostentando la condición de socio es el propietario, el nudo propietario o titular de la participación
social, si bien quien tiene derecho a percibir los dividendos que puedan repartirse (durante la vida del
usufructo) corresponden al usufructuario de la participación social. Ahora bien, este es el único
derecho que corresponde al usufructuario de la participación social, ya que todos los demás derechos
los conserva y son ejercitados por el nudo propietario de la participación.

En cuanto a relaciones entre el usufructuario y el nudo propietario, las mismas se regirán por los
pactos que entre ellos se hubieran dado, aplicándose con carácter subsidiario la normativa del Código
Civil en materia de usufructo. Salvo que otra cosa hubieran convenido usufructuario y nudo
propietario, finalizado el usufructo, el usufructuario podrá exigir del nudo propietario el incremento
de valor experimentado por las participaciones usufructuadas que corresponda a los beneficios
propios de la explotación de la sociedad integrados durante el usufructo en las reservas expresas que
figuren en el balance de la sociedad, cualquiera que sea la naturaleza o denominación de las mismas.

En caso de disolución de la sociedad de responsabilidad limitada durante la vida del usufructo, el


usufructuario podrá exigir del nudo propietario una parte de la cuota de liquidación equivalente al
incremento de valor de las acciones usufructuadas previsto en el apartado anterior. El usufructo se
extenderá al resto de la cuota de liquidación. Para el supuesto de que usufructuario y nudo propietario
no llegaran a un acuerdo sobre el importe a abonar en los supuestos previstos, éste será fijado, a
petición de cualquiera de ellas y a costa de ambas, por un auditor de cuentas, distinto al auditor de la
sociedad, que designe a tal efecto el Registro Mercantil.

Por otro lado, en los supuestos de aumento del capital de la sociedad, si el nudo propietario no hubiere
ejercitado o enajenado el derecho de suscripción preferente diez días antes de la extinción del plazo
fijado para su ejercicio estará legitimado el usufructuario para proceder a la venta de los derechos o
a la suscripción de las acciones. Si durante el usufructo se aumentase el capital con cargo a los
beneficios o reservas constituidas durante el mismo, las nuevas acciones corresponderán al nudo
propietario, pero se extenderá a ellas el usufructo. Si se enajenaren los derechos de suscripción, bien
por el nudo propietario, bien por el usufructuario, el usufructo se extenderá al importe obtenido por
la enajenación.
En caso de suscripción de nuevas participaciones, con independencia de que la suscripción sea
realizada por el usufructuario o por el nudo propietario, el usufructo se extenderá a las participaciones
cuyo desembolso hubiera podido realizarse con el valor total de los derechos utilizados en la
suscripción. Ese valor se calculará, para los derechos que coticen en Bolsa, por el precio medio de
cotización durante el período de suscripción, y por su valor teórico en los restantes casos. El resto de
las participaciones sociales suscritas pertenecerán en plena propiedad a aquél que hubiera
desembolsado su importe.

Finalmente debe indicarse que también es posible la constitución de prenda de participaciones


sociales. Establece el artículo 132 de la Ley de Sociedades de Capital que: “salvo disposición
contraria de los estatutos, en caso de prenda de participaciones corresponderá al propietario de
éstas el ejercicio de los derechos de socio. En caso de ejecución de la prenda, se aplicarán las reglas
previstas para el caso de transmisión forzosa por el artículo 109 de esta ley.”

IV. ADQUISICIÓN DE PARTICIPACIONES SOCIALES PROPIAS

Por otro lado, la Ley de Sociedades de Capital prohíbe a la sociedad limitada la adquisición de sus
propias participaciones, e igualmente la adquisición de participaciones sociales de su sociedad
limitada dominante y de las acciones de su sociedad anónima dominante. La consecuencia jurídica
de la infracción de esta prohibición se traduce en la nulidad de pleno derecho de la adquisición. Es
decir, es nula de pleno derecho la adquisición de participaciones sociales propias, o de participaciones
sociales o acciones de la sociedad (limitada o anónima dominante). Solo de forma excepcional la
sociedad de responsabilidad limitada puede adquirir sus propias participaciones sociales o las
participaciones sociales o acciones de su sociedad dominante. Tales casos son los siguientes:

 a) Cuando formen parte de un patrimonio adquirido a título universal, o sean adquiridas a


título gratuito o como consecuencia de una adjudicación judicial para satisfacer un crédito de
la sociedad contra el titular de las mismas.
 b) Cuando las participaciones propias se adquieran en ejecución de un acuerdo de reducción
del capital adoptado por la Junta General.
 c) Cuando las participaciones propias se adquieran en el caso de subrogación de la sociedad
en la enajenación forzosa de participaciones sociales.
 d) Cuando la adquisición haya sido autorizada por la Junta General, se efectúe con cargo a
beneficios o reservas de libre disposición y tenga por objeto: o bien adquirir las
participaciones de un socio separado o excluido de la sociedad, o bien adquirir las
participaciones como consecuencia de la aplicación de una cláusula restrictiva de la
transmisión de las mismas o bien adquirir las participaciones transmitidas mortis causa.

Para el supuesto de que la sociedad de responsabilidad limitada haya adquirido sus propias
participaciones sociales, éstas deberán ser amortizadas o enajenadas, respetando en este caso el
régimen legal y estatutario de transmisión, en el plazo de tres años.

Cuando la adquisición no comporte devolución de aportaciones a los socios, la sociedad deberá dotar
una reserva por el importe del valor nominal de las participaciones amortizadas, la cual será
indisponible hasta que transcurran cinco años a contar desde la publicación de la reducción en
el “Boletín Oficial del Registro Mercantil”, salvo que antes del vencimiento de dicho plazo hubieren
sido satisfechas todas las deudas sociales contraídas con anterioridad a la fecha en que la reducción
fuera oponible a terceros. Por el contrario, si las participaciones sociales adquiridas, o las acciones
adquiridas, son las de su sociedad dominante, el plazo de enajenación se reduce, por cuanto en este
caso las participaciones o acciones deberán ser enajenadas en el plazo máximo de un año a contar
desde su adquisición.

Durante estos plazos, y mientras permanecen las participaciones sociales o las acciones, tanto propias
como de su sociedad dominante en poder de la sociedad adquirente, a las participaciones propias o
de la sociedad dominante se rigen por las siguientes reglas:

 • En primer lugar, quedan en suspenso todos los derechos correspondientes a las


participaciones propias o de la sociedad dominante;
 • En segundo lugar, se debe establecer una reserva en el patrimonio neto del balance
equivalente al importe de las participaciones adquiridas, computado en el activo, que deberá
mantenerse en tanto las participaciones no sean enajenadas.

Finalmente, si las participaciones no fueran enajenadas en el plazo señalado, la sociedad deberá


acordar inmediatamente su amortización y la reducción del capital. Si la sociedad omite estas
medidas, cualquier interesado podrá solicitar su adopción por la autoridad judicial. Los
administradores de la sociedad adquirente están obligados a solicitar la adopción judicial de estas
medidas cuando, por las circunstancias que fueran, no pueda lograrse el correspondiente acuerdo de
amortización y de reducción de capital.

Por otro lado, y de la misma manera, la Ley de Sociedades de Capital prohíbe a la sociedad de
responsabilidad limitada aceptar en prenda o en cualquier otra forma de garantía, sus propias
participaciones sociales, así como las participaciones sociales o acciones emitidas por cualquier
sociedad que pertenezca al mismo grupo. También prohíbe a la sociedad de responsabilidad limitada
la anticipación de fondos, la concesión de créditos, la prestación de garantías, así como la facilitación
de asistencia financiera para adquirir sus propias participaciones sociales, o las participaciones
sociales o acciones emitidas por cualquier sociedad que pertenezcan a su mismo grupo.

V. LA SOCIEDAD NUEVA EMPRESA

En cuanto a la sociedad nueva empresa, debe indicarse que solamente pueden ser socios de una
sociedad nueva empresa las personas físicas, e incluso, el artículo 444 de la Ley de Sociedades de
Capital establece que la transmisión voluntaria de participaciones sociales por actos inter
vivossolamente podrá realizarse a favor de personas físicas. En el caso de que la prohibición contenida
en la ley se incumpliera y en consecuencia se transmitieran participaciones sociales a una persona
jurídica por acto inter vivos, tales participaciones sociales deberán enajenarse a favor de persona física
en el plazo de tres meses contados desde esa adquisición, y en caso de que esto no ocurriera, la
sociedad nueva empresa quedará sometida a la normativa general de la sociedad de responsabilidad
limitada.

Por el contrario, de la redacción de dicho precepto y entendido a sensu contrario cabe deducir que sí
que cabe la transmisión mortis causa de las participaciones sociales de la sociedad nueva empresa a
personas jurídicas, y que también las personas jurídicas pueden adquirir participaciones sociales de
sociedad nueva empresa en los supuestos de enajenación forzosa de participaciones.

Como destaca la doctrina, debe afirmarse que durante el período de tiempo en que las participaciones
sociales de la sociedad nueva empresa se hayan transmitido por actos inter vivos a una persona
jurídica, esta persona jurídica titular de tales participaciones sociales ostenta la cualidad de socia, y
por tanto, debe ser considerada como titular de los derechos y obligaciones que corresponden a todo
socio. Destaca igualmente la doctrina que el que las personas jurídicas no puedan devenir titulares de
participaciones sociales por actos inter vivos, no es óbice para que tales personas jurídicas puedan ser
titulares de derechos reales como el derecho de usufructo o el derecho de prenda. En cuanto al número
de socios de la sociedad nueva empresa, que no puede superar el número de cinco, en principio, como
dice el autor Pacheco, el artículo 438 contempla las figuras de la sociedad limitada nueva empresa
unipersonal originaria y sobrevenida, si bien se prohíbe que esa condición de socio único la detente
persona que ya tiene esa posición en relación con otra sociedad limitada nueva empresa sujeta a la Ley
de Sociedades de Capital. Ahora bien, a tenor de la redacción del citado artículo 438, no existe tal
limitación si la persona física que va a detentar la posición de socio único de la Nueva Empresa es a
su vez socio único de una sociedad de responsabilidad limitada sometida al régimen general de la
Ley.

Se plantea Pacheco en relación al número de socios de la sociedad nueva empresa, que en principio
no puede ser superior a cinco, si es posible que se supere ese número de socios fundadores. Y
considera Pacheco que la respuesta a esa pregunta debe ser afirmativa, ya que el artículo 444 de la
Ley de Sociedades de Capital prevé el aumento del número de socios en supuestos de transmisión
voluntaria de particiones sociales por actos inter vivos una vez inscrita la sociedad. Y entiende el
mismo autor que pueden existir más casos, poniendo a título de ejemplo situaciones como las
siguientes:

 • La ampliación de capital social por compensación de créditos con creación de nuevas


participaciones;
 • La asunción de participaciones sociales creadas para la ampliación de capital previa
transmisión voluntaria por parte de un socio a tercero del derecho de preferencia regulado en
el artículo 75, o en caso de renuncia de los socios a ese derecho preferencial para propiciar la
entrada en la sociedad de tercera persona por los motivos que sea;
 • La posibilidad de que las participaciones sociales de una persona se adjudiquen a distintas
personas por título hereditario y legado, con independencia de los posibles derechos de
adquisición preferente establecidos a tenor de lo dispuesto en el artículo 32.
 • La transmisión forzosa a favor de tercero de parte de las participaciones sociales de un socio.

Conviene destacar igualmente que no será precisa la llevanza del libro registro de socios,
acreditándose la condición de socio mediante el documento público en el que se hubiese adquirido la
misma. La constitución de derechos reales limitados sobre participaciones sociales deberá notificarse
al órgano de administración mediante la remisión del documento público en el que figure y a su vez,
dicho órgano deberá notificar a los restantes socios la transmisión, constitución de derechos reales o
el embargo de participaciones sociales tan pronto como tenga conocimiento de que se hayan
producido, siendo responsable de los perjuicios que el incumplimiento de esta obligación pueda
deparar.

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