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1. Deber de buena fe
La buena fe trasciende la relación jurídica obligacional para erigirse en un verdadero
principio del derecho de trabajo, y si bien no es propio de nuestra disciplina, en ella
adquiere
connotaciones particulares, debido al carácter personal de la prestación de una de las
partes.
Como principio, se utiliza como pauta integradora frente a un vacío normativo. Así, el art.
11, LCT, prevé: cuando una cuestión no pueda resolverse por aplicación de las normas que
rigen el contrato de trabajo o por las leyes análogas, se decidirá conforme a los principios
de
la justicia social, a los generales del derecho del trabajo, la equidad y la buena fe.
Pero también la buena fe es un deber de conducta que regula y modaliza las relaciones
entre las partes, y en nuestra materia, entre trabajador y empleador. El art. 63, LCT,
establece que las partes están obligadas a obrar de buena fe, ajustando su conducta a lo
que es propio de un buen empleador y de un buen trabajador, tanto al celebrar, ejecutar
o extinguir el contrato o la relación de trabajo.
Supone una posición de honestidad y honradez en el comercio jurídico, que lleva implícita
la plena conciencia de no engañar, no perjudicar ni dañar. Comprende el deber de actuar
con fidelidad en cuanto a la conducta de las partes en sus obligaciones y resulta aplicable
en distintos momentos de la relación laboral.
La buena fe debe regir a lo largo de todo el contrato de trabajo, esto es, al momento de
su celebración, durante su ejecución y también en la extinción del mismo.
Además, el deber de buena fe continúa produciendo efectos entre las partes incluso
después de la extinción del vínculo laboral. Ello se ve plasmado en que, el trabajador debe
entregar todos los útiles e instrumentos que se le entregaron para realizar sus tareas
(celular, palm, automóvil, etc.), como también devolver la vivienda que se le hubiera
provisto
y guardar reserva sobre cualquier información confidencial que hubiere conocido
durante el
desarrollo de la prestación de servicios.
Por su parte, el empleador debe entregar las constancias documentadas de donde surja
el cumplimiento de los aportes y contribuciones a los organismos de seguridad social y
sindical, y el certificado de trabajo. Debe, asimismo, abonar la liquidación final y, de
corresponder, las indemnizaciones legales por despido incausado.
El trabajador debe observar todos aquellos deberes de fidelidad que deriven de la índole de las tareas
que tenga asignadas, guardando reserva o secreto de las informaciones a que tenga acceso y que
exijan tal comportamiento de su parte.