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¿Qué necesitamos para generar el cambio? Para esto lo primero que se debe hacer y saber es un
recuento histórico a lo largo de la historia de Colombia, lo cual podemos encontrar en el libro de
Shock y resistencia; este nos cuenta todo lo ocurrido, desde el inicio del despojo y disputas por la
tierra (Dónde siempre los afectados son la población campesina, indígena y civil), los lemas con los
que nos han vendido mentiras, las cifras de las masacres que dejarían atónito a cualquier, entre
otros sucesos que han formado a Colombia. El libro también es una gran herramienta para saber el
cuándo y el porqué del inicio de las guerrillas, que son creadas por la inconformidad que se tiene
con el Estado; personas campesinas y civiles que lo único que buscan es tener derechos, y en
realidad no tenerlos, porque ya se tienen, lo que se busca es hacerlos cumplir; pero siempre se ha
obtenido mal respuesta por parte del gobierno, lo único que se obtiene por parte de ellos es un estado
de represión, siempre usando el miedo y el terror para la consecución de sus fines, y evitar a toda
costa el levantamiento y movilizaciones sociales.
Podemos ver claramente todos los crímenes de estados que han acontecido en el país por parte de
partidos políticos y que muchas veces son auspiciados por el narcotráfico, estos toman acciones
violentas para ganar la disputa del poder, ocasionando la muerte de inocentes y divisiones en el país.
Un ejemplo claro se pudo evidenciar en el gobierno de Mariano Ospina, en el que básicamente
organizó los primeros grupos sicariales al servicio del estado, conformado por criminales salidos de
cárceles con grandes ganas de asesinar y con el objetivo de limpiar el país de las ideas liberales y
comunistas.
Esto es lo que nos ofrece el libro en estudio, nos muestra los principales focos causantes del conflicto
armado, las relaciones del narcotráfico con el estado y la relación del paramilitarismo con la
estructura económica neoliberal. En otros términos, lo que se ha vivido en las últimas décadas.
No podemos seguir haciéndonos los ciegos y tomar con tan poca seriedad lo que ha sucedido, el
conflicto debe acabar, debe ser dirigido y gestionado por actores serios y comprometidos, que
realmente este involucrados e interesados en el bien común y no en el bien individual, que no se
lucren o ganen prestigio social y político a costas de nosotros, el pueblo; todo esto para lograr un
cambio que durante más de 50 años se ha postergado por razones ajenas pero que realmente nos
compete a todos, porque el país es nuestro y no solo de unos pocos o mejor dicho de nuestros
“dirigentes políticos”.