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Psicoanalítica
Resumen
autoagresión como una actividad eventualmente explicada por una gran variedad de
hipótesis clínicas que no terminan por aclarar la función del daño hacia el propio cuerpo
de agresividad y violencia, con la finalidad de evidenciar las distinciones teóricas que estas
Introducción ............................................................................................................................ 3
Autoincisión ......................................................................................................................... 23
Conclusión ............................................................................................................................ 30
Bibliografía ........................................................................................................................... 32
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Introducción
Para fines del presente seminario, nos hemos propuesto analizar desde una
cuerpo, distinciones sobre agresividad y violencia, para luego avanzar hacia el campo de la
agresión al propio cuerpo. Para ellos nos hemos interrogado a través de las siguientes
pondera el nuevo lazo social en las expresiones psicopatológicas como la agresión al propio
cuerpo?
intrapsíquicas como a las del vínculo social han puesto en relieve las características
como la forma más severa de agresión hacia la propia persona, sin que ello contemple
aspectos psicopatológicos para su comprensión, el cual surge más tarde, con la aparición de
permite establecer distinciones que son primordiales para para su descripción como
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mayor complejidad abre un espacio de conjunción entre la conducta autolesiva y la
intencionalidad que existe, tras la puesta en acto de lo que podemos llamar expresión de un
o delibérate self-harm injury es definida como: “una conducta que origina un daño o una
masoquismo, el sadismo, la angustia y la presencia del Otro ¿Por qué infringir dolor hacia
el propio yo? ¿Qué hay de ese dolor infringido hacia el yo en el cuerpo y cuál es su relación
Para Ángel (2014), a pesar de las diferencias existentes entre las autoagresiones en
adolescentes, hay elementos que constituyen una constante y que aportan semiológicamente
a la caracterización de la expresión del malestar a través del corte al propio cuerpo, estas
sin sentido respecto a la vida. En base a esto, podemos referirnos a la separación del
mensaje dirigido al Otro a través del acting out, vía de satisfacción de la pulsión de muerte
Otro y la necesidad de dirigir un mensaje a este nos empuja hacia el análisis de aspectos de
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nos permiten analizar el fenómeno no sólo desde un aspecto afectivo, por lo tanto,
(Angel, 2014). Esta reorganización de lo sexual, por lo tanto, si bien constituye un afecto
establecimiento de límites propios, que lo diferencien de sus padres y, por lo ende, orientará
negando el discurso paterno y materno para dar lugar a su discurso (Henríquez, 2010). Es
esta conflictividad la que nos introduce en el campo de la palabra y nos orienta a dar
respuestas a un fenómeno que necesita de ella para ser resuelto. Como señala Henríquez
(2010): “el adolescente cambia su cuerpo, pero no encuentra palabras para definirse”
diferencia con las posiciones neurocientíficas, donde el fenómeno se relaciona con una
Belçaguy (2012) señala que las neurociencias abordan el fenómeno de la autolesión desde
su relación con los centros cerebrales de placer/displacer, desde los cuales se estimula la
alivio cuando el cuerpo recibe algún tipo de daño. No obstante, existen una serie de
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como lo son el comer, el deporte y la actividad sexual. Por lo tanto, una explicación desde
autoagresión.
Cuerpo funcional.
momento de la obra freudiana, Rodríguez (2011) destaca un primer modelo corporal, donde
el cuerpo pertenece a una conciencia de carácter yoico, el cual, ante su eventual fracaso,
de carácter orgánico. Por lo tanto, el autor da a entender que las neurosis en sí no originan
nada realmente novedoso. Más bien, desarrollan y en algunos grados magnifican algunas
reacciones orgánicas. Rodríguez (2011) concluye entonces, en cuanto a este primer modelo
o paradigma del cuerpo, que el cuerpo se representa como el lugar privilegiado en el cual se
manifestarán los estados de ánimo. Además, este cuerpo no puede ser reducido únicamente
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causado por efectos de representaciones que fueron encarnadas en la arista de su
materialidad.
Cuerpo represión.
jugará un rol central, ya que se menciona al cuerpo como una especie de contenedor de
y existencia de una carga psíquica, además de la idea de un sistema de neuronas, las que
actúan de manera interconectada entre sí, así como al exterior del cuerpo.
Cuerpo erógeno.
importante focalización sobre la vida psicosexual en la infancia, debido a que esta proviene
zonas erógenas cuya única finalidad es la administración del placer en el sujeto. Se asume
entonces al cuerpo como un espacio privilegiado para las pulsiones sexuales (Rodríguez,
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cuerpo que se presenta erogenizado, manifestando así el surgimiento de sus deseos
reprimidos.
formaciones del inconsciente. Ahora es descrito por Freud como una formación del
inconsciente en sí misma. Rodríguez (2011) concluye este modelo al hacer hincapié sobre
la idea del cuerpo en Freud como sede, cuna y punto de llegada del circuito pulsional del
a su cumplimiento.
Cuerpo narcisístico.
concepto de narcisismo como componente para la comprensión del cuerpo, ya que, en este
punto, las pulsiones sexuales del sujeto deberían haber sido reunidas en la selección de su
objeto, objeto que se entiende como contrapuesto hacia la propia persona y, por tanto, se
desplazará, tal como sostiene Rodríguez (2011), de forma paulatina su interés sobre el
cuerpo de las pulsiones primarias hasta llegar a un cuerpo de carácter yoico, debido a la
temprana, las unidades portadoras de la libido que tienen como objetivo un sujeto externo y
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El autor señala que, en este punto de la obra de Freud, se está hablando de un
modelo de cuerpo de la satisfacción, el cual describe en base a lo que podría indicarse como
Cuerpo pulsional.
de la obra freudiana posee su eje en el fenómeno pulsional, el cual será definido por su
como la pulsión de vida del sujeto, ya que “en las pulsiones del yo, hay que buscar el
representante natural. La libido sexual, que formaba parte del yo, narcisístico, se amplía
hasta convertirse en eros” (Rodríguez, 2011, p. 5). Lo anterior da cuenta del sujeto y su
Rodríguez (2011) señala que el cuerpo es visto como la sede y el fin de los impulsos
originarios del ello que no pueden ser satisfechos. Siguiendo la misma línea, en tanto existe
en un nivel orgánico y la elección de los padres como objeto, el autor sostiene que en esta
instancia el niño decide por elegir su propio cuerpo, decisión de la cual resultarán angustias
Es, en último lugar, este cuerpo, el que Freud señala como el campo en el cual las
fuerzas pulsionales juegan con el objetivo de obtener su triunfo, de poder ser satisfechas. El
cuerpo pulsional es el sitio donde la repetición logra encontrar sus lugares localizados en el
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propio cuerpo, trascendiendo su fijación a nivel histórico o el grado de satisfacción que
que es el cuerpo. En este sentido, su desarrollo y las nociones entregadas, tanto para la
inflexión para pensar el cuerpo más allá de las limitaciones que lo orgánico y netamente
Como primera conceptualización del cuerpo, podría señalarse que Lacan (2009), en
cuerpo imaginario, considerando su teoría del estadio del espejo y la función de este como
dispositivo que formará la función del yo. Según Rodríguez (2011), el cuerpo preespecular
Otro. Se conforma así una conciencia del cuerpo, la que es vista por el niño como una
“totalidad que brinda al sujeto un dominio imaginario del cuerpo y cuyo empuje interno se
comprenderse a través del estadio del espejo, en tanto este sea visto como una
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Más adelante, se hace posible considerar lo anteriormente explicado como
cuerpo bajo un orden secundario, tomando la palabra una plaza fundamental en el asunto.
En este sentido, Leguil (2017) señala que la palabra prima por sobre el cuerpo en tanto
funciona como una cadena significante del sujeto. El cuerpo como tal en la teoría de Lacan
intentará repensar.
ahora más explícitamente ligadas a otro, puesto que, según señala Leguil (2017), en el
estadio del espejo el infante logra reconocerse a sí mismo en el espejo, así como instaurar
su cuerpo en relación a otro, a un semejante, cuerpo ajeno con el cual puede establecer
puede generar, por un lado, un exceso de júbilo en el infante, ya que a través del estadio del
espejo logra observarse a través de la mirada del otro, haciéndose posible para el niño verse
su cuerpo es señalada por Otro, quien está presente y señala en el propio reconocimiento
hablarse de un cuerpo que se ve implicado directamente en la formación del yo, por ende,
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Y por otro lado, esta experiencia frente al espejo, en conjunto con la novedad que le
significa su propio reflejo, puede ser eventualmente angustiante para el niño al no percibir
mirada sin mayor alegría del Otro para con su imagen permitiría el surgimiento de un Otro
con características omnipotentes para el infante, un Otro que de cierta manera lo abandona
sin ninguna seguridad sobre su imagen. Debido a esto, quedaría de alguna forma “mal
librado de su propia imagen” (p. 116), ya que no se otorga ningún grado de existencia a la
imagen del cuerpo del niño. En continuación con lo anterior, Leguil (2017) señala que, para
este caso, la imagen, al no ser reconocida por otro, en tanto se habla de una motivación
Años más tarde, el cuerpo visto a través del psicoanálisis lacaniano se verá afectado
adhiere a su estudio para la comprensión del cuerpo en pos de guiar la cura psicoanalítica.
lo hizo años atrás. Ahora este sujeto del significante es completado a través de un
que el sujeto quien habla se situaría separado del cuerpo como imagen. Por lo tanto,
existiría una disyunción entre los registros simbólico e imaginario (Leguil, 2017).
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Finalmente, el cuerpo lacaniano ya no se trata únicamente de un cuerpo
(Leguil, 2017). Este cuerpo de las pulsiones funciona, en palabras de Lacan (2006): “como
un eco en el cuerpo del hecho de que hay un decir” (p. 18). Se habla entonces de un cuerpo,
el cual funciona como una bolsa o cámara de eco, aludiendo al enorme efecto de la palabra,
la cual hace vibrar la existencia del cuerpo, haciendo así del sentido un goce (Leguil, 2017).
La relación de la palabra y el lenguaje son definidas finalmente como parte del orden del
acontecimiento del cuerpo del sujeto, que, según sostiene Leguil (2017), el psicoanálisis ya
Se trata de hablar del acontecimiento del cuerpo, o sea, de la forma en la que la palabra
afecta al sujeto en su cuerpo. Se trata más bien de delimitar una inscripción, una marca, un
rastro, que no es una huella significante, sino una inscripción de goce (p. 120).
psíquico del infante, en tanto se toma en cuenta lo indisociable entre aquello que se
considera mente, o lo puramente concerniente al psiquismo, para con lo que hace referencia
al cuerpo.
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En su teoría, se vuelve indispensable una diferencia inicial respecto de lo que es
Esquema corporal.
señala que este se define como la representación del cuerpo realizada por el niño/a,
cuanto a las partes que lo componen y con un accionar delimitado respecto de su extensión.
Dicha representación cumplirá una función de referencia dentro del espacio físico que
ocupa en el mundo. Si se es más específico, pertenecería al modo carnal a través del cual se
vivencia el cuerpo en contacto con el mundo físico, puesto que, al entrar en contacto con él,
experiencia que viva y recoja para sí inserto en esta realidad física depende enormemente
Por otro lado, Dolto (2007) desarrolla el concepto de imagen inconsciente del
cuerpo, el que no ha de ser comprendido como una idea equivalente a lo definido por el
esquema corporal, puesto que la autora describe esta imagen inconsciente como una especie
de síntesis viva de las experiencias del infante, una síntesis que no contiene únicamente la
La imagen inconsciente del cuerpo, señala Dolto (2007), se encuentra anudada al sujeto y la
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historia que le precede, por lo que estaríamos hablando de una imagen que será desarrollada
tanto internas psíquicamente como a nivel relacional con los otros. Se abarcan entonces, al
hablar de esta imagen inconsciente del cuerpo, las impresiones conjuntas al interior del
psiquismo del infante respecto de sus huellas sensoriales, las cuales se inscriben en él a
inconsciente del sujeto, accediendo de esta manera a la comunicación con los otros. A
siguiente:
particularmente de aquellas que inducen los encuentros interhumanos, entre las cuales el
A diferencia del esquema corporal —el cual Dolto sitúa en la realidad a través de su
mucho más cercano hacia las esferas de la comunicación con otros, además de relacionarse
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con las huellas mnémicas respecto a la instancias de castración experimentadas por el
infante (Carvajal y Ramírez, 2014). De este modo, se vuelve posible comprender esta
imagen del cuerpo como una referencia directa hacia las representaciones simbolígenas, las
cuales instauran la prohibición del deseo del sujeto, lo que deviene en su inscripción dentro
del mundo de la falta y la dinámica de la ley (Dolto, 2007), por lo que se logra comprender
una inherente necesidad por parte del sujeto de acercarse a un otro, de ser visto y notado
por el resto, en tanto busca expresarse y manifestar su deseo de comunicarse con un otro.
proceso lo real del cuerpo, vale decir, los cambios corporales propios de la pubertad,
durante la infancia, identificaciones donde el cuerpo ocupa una plaza fundamental (Gutton,
1993). De esta manera, es posible comprender que el adolescente sufre una serie de
biológico, sino que también en el ámbito psíquico al emerger lo sexual sobre las
1999).
Rassial (1999) habla sobre el après-coup del estadio del espejo, en otras palabras,
un efecto con posterioridad de este estadio propio del desarrollo infantil, vivenciado ahora
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durante el proceso adolescente del sujeto. En esta hipótesis se tornan relevantes dos
el caso del varón. Lo anterior no se restringe exclusivamente por el sexo con el cual el
En este observarse a sí misma reflejada en el espejo existe algo particular para el sujeto, lo
cual es transmitido en vías directas hacia el plano subjetivo del adolescente, proveniente
mirada. (Rassial, 1999). Es en este punto donde se hace una clara referencia a la
cuya finalidad es la de poder ser deseable. Por lo tanto, el mero crecimiento a nivel
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psíquica en torno al reconocimiento de la mirada del Otro, de modo que este pueda
Ahora, para el caso del niño vivenciando el proceso adolescente, Rassial (1999)
señala que el cambio primordial acontecido a nivel corporal es el cambio de la voz, así
pues, será la voz la que movilice las modificaciones propias de la adolescencia más allá de
introducido y en constante uso del campo de la palabra, por lo que los relatos serán el
hablar, relatar, inventar, hacer uso de su voz en pocas palabras, intentará encontrar un
espacio en donde logre situar al Otro. En el acto de contar aquello que es, aquello que no es
y/o aquello que anhela ser, el adolescente, inmerso en este juego de la palabra, pretenderá
encontrar una mirada aprobatoria por parte del Otro, donde la motivación de este proceso
fálicos durante la infancia. En este estado de completud, el varón, quien siente que no se
encuentra falto de nada, buscará activamente la posesión de cosas para obtener algo que
Para introducir uno de los elementos principales sobre las patologías del acto y
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anterioridad, la autoagresión no se muestra como un fenómeno nuevo sino más bien como
y ser usados como sinónimos, no lo son y sus diferencias pasan inadvertidas debido a su
uso común (Boggon, 2006). Estos poseen diferentes variables y determinantes que los
acto (Boggon, 2006). Estas conductas agresivas poseen un elemento que concierne a
nuestro análisis, el cual es la intencionalidad, como señala Corsi (citado en Boggon, 2006),
uno de los aspectos que caracterizan a la conducta agresiva es la intención de dañar del
hacia dónde va dirigido el acto, hacia quién y también su aspecto transitivo, que señala el
del sujeto, un aspecto en el cual no hay diferencias sustanciales. Sin embargo, cuando
hablamos de violencia nos hallamos ante la presencia del poder, con las imposiciones de un
sujeto sobre otro, teniendo una raigambre en lo que es el significado y sin ser el acto
violento un fin en sí mismo, sino un medio para conseguir determinados fines, lo que los
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diferencia de los actos agresivos que tienen por fin en sí mismo agredir (Boggon, 2006).
Por lo tanto, al hablar de violencia hablamos del orden de lo simbólico, donde existen
diferencia nos lleva una cuestión importante sobre la causalidad de la agresión, al analizar
separación de la imagen que lo aliena el sujeto se identifica con la imagen alienante, bajo lo
2011, p.1). Es así como nos enfrentamos al primer proceso de individuación, el comienzo
de la constitución del sujeto como tal, teniendo como base la agresividad. Por otra parte,
imaginaria al poner cierta distancia respecto al otro con la introducción del ideal del yo y el
premisas Freudianas sobre la agresión,se afirma que la explicación que ofrece es reactiva,
es decir, que la agresión sería una respuesta del sujeto ante estados de frustración (Boggon,
2006) que, al fusionarse con cargas libidinales y amorosas, darían el origen a la cultura,
Boggon, 2006).
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De otra forma, el hincar el paso hacia la cultura implica, como ya señalamos, el
que son introducidas a través del diálogo entre estas mismas, las que se hacen transponibles
y perdurables por medio de la subjetividad, que aquí adquiere el nombre de habitus, donde
forma, en primera instancia, las prácticas se vuelven tales al ser introducidas por el cuerpo,
Entonces, luego de haber señalado las diferencias más importantes, podemos erigir
una reflexión de Miller respecto a la quinta tesis que hizo Lacan sobre esto, bajo la cual
Miller señala que, en tiempos anteriores, el hombre estaba más vinculado a la comunidad y
los ritos ceremoniales, por lo que la familia extendida limitaba la agresividad y que, en
que refuerza su paranoia estructural. Por otra parte, esta preminencia del yo a través del
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La modernidad, con la promoción de ideales racionales y por lo tanto científicos,
abrió un espacio a la novedad al cuestionar el fundamento divino y por ende constituyó una
verdad a una cuestión de utilidad (Bilbao, 2014). Ahora, si bien esta puesta en relieve del
nuevo lazo social, sino que establece y propicia uno nuevo. A saber, estas características de
la época actual, ponderantes del yo, junto al declive de los grandes ideales de masas,
promueven una nueva forma de lazo social que sitúa a la agresividad en otro repertorio de
acción, presentándose a través del sujeto en una puesta en acto con ciertas diferencias a la
Sánchez (2011) señala que la agresividad hoy no puede desplazarse de una manera cruda,
sino velada, cubierta incluso de cortesía, lo que nos lleva a la salida propuesta por Lacan, la
cual llamó fraternidad discreta. La fraternidad discreta es una salida lógica ante el declive
del Nombre del Padre y la caída del Ideal, que promueve la formación de una nueva forma
de lazo social en que la identificación no sucede en una verticalidad, sino que sucede en
una forma horizontal, es decir, no existe una identificación con el semejante que suceda por
amor al líder, sino que esta se exhibe sustentada en un yo que hace comunidad no sin el
otro(Sánchez, 2011), lo que nos lleva a pensar en la relación de las nuevas formas del
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que es llamado en la contemporaneidad como clínica del vacío, enfermedades del silencio y
respecto a lo psíquico, no excluye y más deriva también de una conexión con las prácticas
culturales que devienen en la constitución del habitus (Rojas y Aviña, 2009). La conexión
con estos se manifiesta a través de las patologías puestas en el cuerpo, al ser el habitus el
transmisor del síntoma en el momento en que el sujeto se rebela o conforma con el mandato
la Autoincisión
síntomas, llamados los nuevos síntomas, debido a que estos poseen cualidades específicas
relacionan estrechamente con un sufrimiento psíquico que insiste sin cesar y que se muestra
como algo imposible de ser elaborado por la palabra, presentando en consecuencia la toma
del cuerpo como sitio privilegiado de inscripción del malestar (Soria y Orozco, 2014;
Álvarez, 2015). Dentro de esta clínica encontramos la agresión tanto a otros como hacia el
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monedas, cigarros u otros objetos, tatuajes y otros objetos que traspasen el cuerpo (Álvarez,
relación con una fragilidad narcisista e identitaria (Ladame, 2004; Le Breton, 2002, citados
uso de piercings, prótesis o elementos que permitan identificar al sujeto por estas mismas,
estableciendo una clara diferencia con las autolesiones deliberadas, las cuales tienen como
fin el daño al propio cuerpo, lo que en conclusión las introduce en un escalón de gravedad
más alto debido a la semiología psicopatológica que las caracteriza y que permite ubicarlas
superficial y con consciencia, que expresa un conflicto psíquico en el cuerpo, sin propósitos
estéticos, decorativos o como parte de un ritual (Ángel, 2014) y sin intención suicida
Bower (2014) afirma que el cuerpo siempre ha estado sometido a las disposiciones
culturales y que los cortes han tenido un lugar valioso en diferentes culturas al ser sinónimo
de bien y dignidad. Sin embargo, el vínculo que existe hoy entre el sujeto y el corte en el
cuerpo viene a significar una batalla con él. En definitiva, los cortes de antes no son los
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como referentes al vínculo social. La prevalencia de este tipo de injuria al propio cuerpo
llegó a considerarse en algunos países una epidemia (Conterio y Lader, citados en Bower,
2014), como así también el desorden mental del tercer milenio (Plante, citado en Bower,
2014).
2016), este es también objeto de variadas formas sobre la cual se inscribe el padecimiento.
funcional (Ángel, 2014), no obstante, las diferencias respecto a la función del corte recaen
inconsciente. Tomando las premisas lacanianas, Bower (2014) señala que, en el lenguaje, el
significante opera produciendo cortes que son marca, que devienen en una inscripción que
en la incisión siempre concierne a una operatoria libidinal, bajo la cual el sujeto busca
inscribirse en el Otro. Por otra parte, existen casos en que los cortes son utilizados como un
intento desesperado de retornar a lo real del cuerpo (Dartiguelongue, 2010). En otra arista,
dirigido al Otro a través del actingout, vía de satisfacción de la pulsión de muerte y como
por ende sus conflictos, especialmente aquellos que acontecen en la adolescencia. Las
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partes del cuerpo que se eligen para propinar los cortes poseen partes de la historia del
sujeto mismo, los cuales al ser un territorio sobre el cual se posa el dolor dan cuenta del
dominio del goce sobre este y por lo tanto los corresponde como zona erógena (Paredes,
Pérez y Alcalá, 2015). La piel es el lugar por donde todo pasa y todo queda en relación al
Otro, es zona de conflicto por excelencia (Paredes, Pérez y Alcalá, 2015) y por lo tanto un
interrogante que trasciende al ámbito descriptivo sobre los daños y cómo estos son hechos
por los jóvenes, esta es la pregunta sobre el goce, que se traduce en una pregunta por la
invocación de la palabra y los efectos del corte como así también sus orígenes en el
discurso del Otro (Paredes, Pérez y Alcalá, 2015). La relación entre cuerpo y goce en la
generación material (física), después como principio somático y por último como órgano
ende, un cuerpo que adquiere su sentido a través de la modificación del mismo, enhebrando
posicionar una pregunta sobre el deseo, sobre el lugar que este tiene en el Otro (Bower,
2014; 2016). Bower (2016) señala que el cuerpo actual es dispuesto y da forma a un cuerpo
relación entre la cultura y la prevalencia de una forma de expresión del malestar a través de
modificable, antes estaba enraizado a una comunidad de lazos verticales, donde el orden en
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la transmisión de la cultura pendía de la comunidad y su significado, de la comunidad como
la diferencia, donde lo simbólico está puesto en la discreción de los lazos comunitarios, que
modernidad. Hoy, en tiempos de lo que podríamos llamar una modernidad acelerada lo que
no es como objeto de goce, instituyendo las autoincisiones como una forma de sostener el
deseo cuando el fantasma falla en su función; se trata de una lesión que recae en lo real del
una patología propia de lo contemporáneo y es instituida como una práctica que evidencia
el uso del cuerpo en la actualidad. Así, se puede enunciar que la preeminencia del yo a
de lo simbólico (Bilbao, 2014). Además, Paredes, Pérez y Alcalá (2015), señalan que lo que
opera como causa del acto de cortarse es una ausencia simbólica, ya que si el sujeto no
puede significar su acto y menos comprenderlo es por la ausencia del significante fálico del
deseo.
un conflicto que es puesto sobre el cuerpo y la imagen. En ese pasaje las identificaciones
primarias con los padres son rehechas, Henríquez (2010) lo describe como una muda sobre
desligarse de las ataduras primarias que lo constituyeron hasta ahora. Al entrar en este
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proceso que representa un lugar de sumo conflicto, se convierte en el lugar privilegiado
como huella en la psique implica un desligue, que deja al adolescente descubierto y abre la
yace la ligazón con los significantes que edifican la cultura y lo social, al ser precisamente
este momento, como señala Henríquez (2010), donde en el adolescente aprecia un declive
autoincisión: uno tiene que ver con el aceleramiento de la actual época y el otro con la falta
de referentes simbólicos claros en el lugar de los adultos. Estos dos aspectos se encuentran
cual, pendiente de los acelerados ritmos actuales ha forzado tanto la introducción del sujeto
adolescencia con una carencia importante de referentes simbólicos a los cuales sujetarse
y Campos, 2017) afirma que la adolescencia es una invención social, lo que se podría
forzada. También una causa del conflicto adolescente actual puede presentarse en el
espacio vacío encontrado en el lugar del adulto, ya que, al ser hoy la adultez un ícono de
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eterna juventud más que un referente al cual atarse o en el cual inscribirse, fuerza la
permanencia de una huella que no quiere ser borrada por el adulto (Pedroza y Campos,
2017), estableciendo una demanda para el joven sobre la adultez que se sustenta en seguir
siendo joven. Así, la adultez ya no sería un lugar donde reescribir los contenidos subjetivos
del adolescente, sino que más bien podría ser interpretado como un espacio de repetición de
estos contenidos.
agresión al propio cuerpo está relacionada a una vía de satisfacción de la pulsión de muerte.
definido como un acto portador de un mensaje que va dirigido al Otro (Ángel, 2014) y al
ser la repetición la vuelta a un estado anterior, se establece un lazo importante entre estos
lo cultural y nos permiten pensar en ella como un lienzo donde posar el conflicto primario,
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como también en un lugar de modificaciones para el futuro del sujeto y su posición en el
mundo.
Conclusión
Sustraído del análisis hecho,a través de esta revisión, afirmamos una tesis en quela
contemporáneo, a través de los cuales se expresan las patologías de acto. El nuevo lazo
social lleva al sujeto a su estado de abandono primordial, bajo lo cual podemos señalar, que
prevalencia de patologías como la autoincisión, debido a que los nuevos lazos que
existir un exceso de imagen y una predominancia del silencio es en el registro de lo real que
el adolescente tratará de inscribirse, ya sea esta expresión como el mensaje a un Otro, como
Esta discusión nos lleva a elementos próximos a estudiar en una posterior revisión
En este sentido, es el cuerpo como portador del dolor el que funciona como espacio
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demanda del Otro, y que a la vez se relaciona con el dolor, por ende, con el goce. La
satisfacción a través de instancias dolorosas, nos lleva a una posible discusión futura sobre
cuerpo en la actualidad como constitutivo del yo, un cuerpo narcisista que busca, por sobre
todo, ante el declive de la palabra y lo simbólico, inscribirse como tal, como un yo presente,
evitando así su caída por fuera de la escena. En este caso, la escenificación a través del
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Bibliografía
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32
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