Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
3:1 -- Había un hombre de los fariseos -- Nos informa Juan que Nicodemo
era fariseo. De todas las sectas de los judíos, esta era la más estricta (Hech.
26:5). Eran muy celosos de la ley de Moisés y, basándose en ella, habían
formulado un número infinito de reglamentos para gobernar toda actividad de
la vida de la gente. Jesús denunció aquellos reglamentos como "tradiciones de
los hombres" (Mat. 15:3, 8, 9). Para ellos las tradiciones eran ley, porque
decían lo mismo de ellas que los católicos dicen de las suyas, es decir, que
fueron entregados oralmente por hombres de Dios, y que a través de los siglos
se han conservado. Desde luego, después de algún tiempo, las tradiciones
orales llegan a ser tradiciones escritas. Jesús dijo que los fariseos eran
hipócritas porque "atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre
los hombros de los hombres; pero ellos ni con un dedo quieren moverlas"
(Mat. 23:4).
Los fariseos no se preocupaban por los pecados internos, sino solamente
por los externos. También la purificación era externa (Mat. 23:25, 26). Jesús
les dijo que aunque oraban, ofrendaban y ayunaban, lo hacían para ser vistos
de los hombres (Mat. 6:1-18).
El Talmud es la "Biblia" de los judíos, porque contiene
sus comentarios sobre la ley de Moisés, y de allí sus tradiciones que eran tan
importantes para ellos. Según el Talmud había siete clases de fariseos: (1) el
fariseo hombro, que llevaba sus buenos hechos sobre el hombro, que obedecía
los preceptos de la ley, pero no con sinceridad, sino por conveniencia; (2) el
fariseo esperar-un-poco, quien pedía más tiempo para cumplir con sus obras
meritorias; (3) el fariseo sangriento, que para no mirar a una mujer para
codiciarla cerraba sus ojos y, por eso, tropezaba y se golpeaba contra la pared;
(4) el fariseo pintado, quien anunciaba su piedad, para que nadie le tocara y
que, por eso, quedara contaminado; (5) el fariseo calculador quien siempre
preguntaba, "¿qué deber puedo hacer para deshacer cierto pecado que he
cometido?"; (6) el fariseo temeroso cuya relación con Dios era la de temor
temblante; (7) el fariseo de amor, el único que era sincero (que no estaba
fingiendo la piedad).
Muchos fariseos eran muy orgullosos, 7:49.
Sus leyes tradicionales eran muy arbitrarias: por ejemplo, según ellos,
no era pecado montar asno el día sábado, pero si llevaba azote, era pecado,
porque de esa manera ponía carga sobre la bestia.
Hacían distinción entre el extender su mano fuera de la puerta para
ayudar al mendigante o que el mendigante extendiera su mano hacia adentro
de la casa para recibir limosna.
He aquí algunos ejemplos de las leyes de los fariseos y escribas:
"Hacían este tipo de cosas: atar un nudo en el día sábado era trabajar. Pero hay
que definir lo que es un nudo. 'Estos son los nudos que convierten en culpable
al hombre que los hace: el nudo de quienes conducen camellos y el de los
marineros; y así como se es culpable por atarlos, también se está en falta al
desatarlos'. Por otro lado, los nudos que podían atarse con una sola mano eran
legales ... Tomemos el caso de alguien que viajaba en el día sábado. Exodo
16:29 dice, 'Estése, pues, cada uno en su lugar, y nadie salga de él en el
séptimo día'. De manera que los viajes en el día sábado se limitaban a dos mil
codos, es decir, unos 900 metros. Pero si se ataba una soga que cruzara el
extremo de una calle, toda esa calle se convertía en una casa y cualquier
hombre podía caminar un centenar de pasos más allá del extremo de esa calle
... Tomemos el caso de alguien que carga un bulto. Jeremías 17:21-24 decía:
'Guardaos por vuestra vida de llevar carga en el día de reposo'. De manera que
se hacía necesario definir lo que era una carga. Se la definía como 'comida que
equivalga al peso de un higo seco, la suficiente cantidad de vino para mezclar
en un vaso, leche suficiente para un trago, miel suficiente para poner sobre
una herida, la suficiente cantidad de aceite como para untar un miembro
pequeño, la suficiente cantidad de agua como para humedecer un apósito en
un ojo y así seguía" (WB).
-- que se llamaba Nicodemo, un principal entre los judíos. -- Era
miembro del Sanedrín, la corte suprema del judaísmo. Solamente Juan nos
dice de la conversación entre Jesús y Nicodemo. Después de esto Nicodemo
defendió a Jesús diciendo, "¿Juzga acaso nuestra ley a un hombre si primero
no le oye, y sabe lo que ha hecho?" (7:51), y cuando Jesús murió y José de
Arimatea pidió su cuerpo, "También Nicodemo, el que antes había visitado a
Jesús de noche, vino trayendo un compuesto de mirra y de áloes, como cien
libras" (19:39).
3:2 -- Este vino a Jesús de noche, -- Juan no explica el por qué, pero lo repite
después (7:50). De lo que sabemos de Nicodemo es fácil suponer que él no
quería comprometerse mucho con Jesús (9:22; 12:42), pero por lo menos él
quería hablar con Jesús (que sepamos, no había ningún otro del Sanedrín con
ese deseo). También es posible que él simplemente haya buscado el tiempo
más oportuno y de menos interrupción para la entrevista, pues durante el día
Jesús estaba siempre rodeado de gente.
-- y le dijo: Rabí (título respetuoso), sabemos que has venido de Dios
como maestro; -- Jesús no era de las escuelas de los rabinos; por eso, tuvo
que haber sido enviado por Dios.
-- porque nadie puede hacer estas señales que tú haces (2:25), si no
está Dios con él. -- Sabían que Cristo era, por lo menos, algún profeta. Esto
demuestra cómo las señales llamaban la atención de la gente y les motivaban a
investigar a Jesús y su obra.
3:13 -- Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el Hijo del
Hombre, -- Por eso, solamente El puede enseñar las cosas celestiales. En este
texto y en otros Juan recalca la preexistencia de Cristo. Descendió del cielo y
después de morir y resucitar volvió al cielo (Hech. 1:9-11).
-- que está en el cielo. -- Dice el margen de LBLA que los mss. más
antiguos no incluyen esta frase, pero a través del libro Juan enfatiza que Cristo
es Dios y, siendo Dios, es omnipresente; es decir, estando en la tierra todavía
estaba en el cielo.
3:16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, -- 1 Jn. 4:8. Al contemplar
la corrupción del hombre y su rebelión contra Dios, se pregunta, "¿Cómo es
posible que Dios haya amado tanto al mundo?" La respuesta es que la
palabra amar (agapao) se refiere a su perfecto amor
de inteligencia y propósito, un amor deliberado que busca el bienestar
espiritual y físico del hombre. Se distingue de phileo, el amor de afecto y
amistad (el amor que da gusto). Los dos verbos se usan en 11:3 ("el que
amas", phileo) y 11:5 ("amaba Jesús a Marta, a su hermana y a
Lázaro", agapao). Dios ama (agapao) a todos, aun a sus peores enemigos, y
requiere que hagamos lo mismo (Mat. 5:44-48). Véase Rom. 5:8.
-- que ha dado a su Hijo unigénito, -- Rom. 5:8; 8:32. En esto se ve la
magnitud del amor de Dios. El amor verdadero -- el amor de Dios -- se puede
ver en lo que hace. No es "de palabra ni de lengua" (1 Jn. 3:18), sino de
hechos.
-- para que todo aquel -- esto indica lo imparcial de su amor; el
evangelio es para todos (Mat. 28:19; Mar. 16:15; Hech. 10:34, 35).
-- que en él cree, -- lo opuesto de creer no
es dudar sino desobedecer (3:36, "El que cree ... el que no obedece" LBLA).
La salvación que Dios provee es condicional. Dios provee la salvación y el
hombre la acepta. El hombre no podía ni puede hacer lo que Dios ha hecho --
proveer la salvación --, y Dios no puede hacer por el hombre lo que éste tiene
que hacer por sí mismo (aceptar la salvación). La salvación es condicional.
Todo aquel que en él cree es todo aquel que le obedece, como dice el ver. 36,
"el que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que no obedece al Hijo no
verá la vida, sino que la ira de Dios permanece sobre él" (LBLA). Por eso, la
palabra creer en este texto (y en muchos otros) significa obedecer. Toda
la humanidad está dividida en solamente dos grupos: obedientes (salvos) y
desobedientes (condenados).
Al dar lectura superficial a este texto alguno puede suponer que el creer
es el único requisito para obtener la salvación, pero compárense los siguientes
textos que también nombran un solo requisito: Juan 5:25, "los que la oyeren
vivirán" (¿Es el oír el único requisito para ser salvo?); Rom. 10:13, "todo
aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo" (¿Es el invocar al Señor
el único requisito para ser salvo?); Hech. 11:18, "a los gentiles ha dado
Dios arrepentimiento para vida" (¿Es el arrepentimiento el único requisito
para ser salvo?); Rom. 10:10, "con la boca se confiesa para salvación" (¿Es la
confesión el único requisito para ser salvo?); 1 Ped. 3:21, "El bautismo ... nos
salva" (¿Es el bautismo el único requisito para ser salvo?). Al leer estos textos
es fácil reconocer que el requisito nombrado representa o abarca los demás
requisitos. Así es con el creer de Juan 3:16.
-- no se pierda, (3:36; Mat. 7:13, 14; 10:28; 18:9, 25:41, 46; 2 Tes. 1:7-
9; 1 Ped. 4:17; Apoc. 20:15).
-- mas tenga vida eterna -- esta expresión aparece 17 veces en este
libro.
Este versículo se ha designado como el texto dorado de la Biblia. Véase
Rom. 5:8.
3:20 Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la
luz, para que sus obras (acciones, LBLA) no sean reprendidas. -- "Y por
ello habla en contra de ella, ridiculizando a Cristo, al cristianismo, a las
iglesias, a los predicadores, etc. Y lo hace en conversación, revistas, libros, en
un tono pretencioso que encubre una absoluta ignorancia" (ATR). El medio
más efectivo empleado por los que aman las tinieblas es la televisión. Las
películas que pasan por la televisión presentan a los personajes religiosos
como hipócritas, insolentes, ignorantes, extremistas, fornicarios, borrachos,
etc. para que la gente desprecie y aborrezca la religión.
3:21 Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto
que sus obras (acciones, LBLA) son hechas en Dios. -- El que ama y
practica la verdad y la justicia es atraído por Cristo y se acerca cada vez más a
El.
3:22 Después de esto, vino Jesús con sus discípulos a la tierra de Judea, y
estuvo allí con ellos, y bautizaba. -- El bautismo practicado por Jesús era
preparatorio, como el de Juan. Decían, "Arrepentíos, porque el reino de los
cielos se ha acercado" (3:2; 4:17). Frecuentemente se pregunta si los que
fueron bautizados por Juan tenían que ser bautizados otra vez. ¿Por qué no se
pregunta si los que fueron bautizados por Jesús tenían que ser bautizados otra
vez? Los dos practicaron el mismo bautismo.
3:23 Juan bautizaba también en Enón, junto a Salim, porque había allí
muchas aguas; y venían, y eran bautizados. -- Los que practican la
aspersión en lugar de la inmersión dicen que las "muchas aguas" eran
manantiales y que Juan había escogido este lugar para bautizar para que la
multitud tuviera bastante agua para tomar. Dicen esto porque saben que no se
necesita muchas aguas para practicar la aspersión. Tales "explicaciones"
necias ilustran el prejuicio de los que no aman la verdad.
3:26 Y vinieron a Juan y le dijeron: Rabí, mira que el que estaba contigo
al otro lado del Jordán, de quien tú diste testimonio, bautiza, y todos
vienen a él. --Si todos "vienen a él", el ministerio de Juan fue exitoso, porque
él quería que la gente siguiera a Jesús.
3:27 Respondió Juan y dijo: No puede el hombre recibir nada, si no le
fuere dado del cielo. -- Heb. 5:4, 5; 1 Cor. 3:6; 4:7. Juan entendía el papel
que había de desempeñar, lo aceptaba y estaba llevándolo a cabo.
3:30 Es necesario que él crezca (Dan. 2:44), pero que yo mengüe. -- Este
dicho demuestra la grandeza de Juan (Mat. 11:11). Con toda humildad quería
exaltar a Cristo. Todo siervo del Señor debe tener esta actitud, porque es
indispensable que la gente sea convertida a Cristo y no al evangelista (1 Cor.
1:10-13).
3:34 Porque el que Dios envió, -- Juan era enviado por Dios (1:6), pero aquí
esta expresión se refiere a Jesús (como en muchos otros textos: 3:17; 5:36;
6:29; 7:29; 8:42; 9:7; 10:36; 11:42, etc.). El ver. 35 lo confirma.
-- las palabras de Dios habla (véase ver. 32, textos); pues Dios no da
el Espíritu por medida -- La expresión por medida significa escasamente:
"Quebrantaré el sustento del pan en Jerusalén; y comerán el pan por peso y
con angustia, y beberán el agua por medida y con espanto" (Ezeq. 4:16).
Como dice el siguiente versículo, "todas las cosas ha entregado en su mano".
Juan enfatiza que Jesús era dotado perfectamente, sin límite.
Algunos citan este texto para afirmar que hay medidas del Espíritu
Santo: que los apóstoles recibieron la medida bautismal, que otros recibieron
la medida impartida por las manos de los apóstoles, y que los demás cristianos
reciben la medida de morar el Espíritu en nosotros. Es cierto que los apóstoles
fueron bautizados con el Espíritu Santo, que impusieron sus manos sobre otros
para impartirles los dones del Espíritu, y que el Espíritu mora en los cristianos,
pero este versículo dice que Dios no da el Espíritu por medida y, por eso, este
texto no debe aplicarse de esa manera.
Los hermanos que enseñan que el error de que Cristo se despojó a sí
mismo de sus atributos divinos (véase 1:14) enseñan que Cristo no tuvo poder
inherente o intrínseco, porque fue tentado como hombre. Por eso, dicen que El
-- al igual que los apóstoles -- tuvo que recibir poder del Espíritu Santo, pero
citan este texto que dice que Dios no le dio el Espíritu por medida (es decir,
que no tuvo poder limitado). Si Cristo -- con su poder inherente, poder como
Hijo de Dios -- no pudo ser tentado como hombre, ¿cómo pudo ser tentado
como hombre si era omnipotente, omnisciente, etc. por el poder del Espíritu
Santo? Así es la insensatez de los argumentos de los que niegan la deidad de
Cristo.
3:36 El que cree en el Hijo tiene vida eterna (1 Jn. 2:25); pero el que
rehúsa creer (no obedece, LBLA) en el Hijo no verá la vida, -- Este texto
muestra claramente que el creer en Cristo equivale a obedecerle. Además, los
verbos pisteuon (cree) y apeithon (no obedece) son gerundios y, por eso, no
expresan un solo acto, sino una manera de vida. La traducción de La Biblia de
las Américas de la palabra apeithön es la correcta. Literalmente significa no
persuasible. Compárese Luc. 16:31. Pablo y Bernabé, "hablándoles, les
persuadían a que perseverasen en la gracia de Dios" (Hech. 13:43; 19:8).
Muchos judíos estaban "persuadidos de que Juan era profeta" (Luc. 20:6).
Aun el bautista A. T. Robertson dice: "El que rehúsa creer (ho
apeithön). 'El que es desobediente al Hijo'". ¿Qué significa creer en el Hijo?
Para entenderlo pregúntese ¿cuál es lo opuesto de creer? Ser desobediente.
Obviamente, pues, creer equivale a obedecer.
En Hech. 14:2 este verbo se traduce no
creían (desobedecieron, LBLA, margen); Hech. 19:9, no
creyendo (desobedientes, LBLA); 1 Ped. 2:7, no creen; Rom. 2:8, no
obedecer; 11:30, 31, desobedientes; 1 Ped. 2:8; 3:20, desobedientes; 1 Ped.
4:17, no obedecen; Heb. 3:18, desobedientes (el ver. 19 habla de
suincredulidad, es decir, los incrédulos -- los que no creen -- son
desobedientes.
Cuando el pueblo de Israel se rebeló contra Dios, El dijo, "¿Hasta
cuándo no me creerán?" Núm. 14:11. "Me han tentado ya diez veces, y no
han oído mi voz" (ver. 22). "No verán la tierra de la cual juré a sus padres; no,
ninguno de los que me han irritado (desdeñaron, LBLA) la verá" (ver. 23).
Este texto claramente demuestra que la frase "no creer" significa no obedecer.
Otro ejemplo de lo mismo es Núm. 20:8-13. Dios dio tres
mandamientos a Moisés y Aarón: tomar la vara, reunir el pueblo, y hablar a la
peña, pero Moisés tomó la vara, reunieron al pueblo y dijeron al pueblo, "¡Oíd
ahora, rebeldes! ¿Os hemos de hacer salir aguas de esta peña? y entonces
Moisés alzó la mano y golpeó la peña con su vara dos veces". Por su
desobediencia Dios les dijo, "Por cuanto no creísteis en mí, para santificarme
delante de los hijos de Israel, por tanto no meteréis esta congregación en la
tierra que les he dado". Véase Deut. 32:48-52, "Sube ... mira la tierra de
Canaán ... verás ... la tierra; mas no entrarás allá". Ante los ojos de Dios el
desobedecer equivale a no creer, y también significa no santificar a Dios,
porque al golpear la peña dos veces (Dios había dicho, "hablad a la peña") y
dejaron la impresión de que ellos mismos habían sacado el agua de la peña.
Moisés "habló precipitadamente con sus labios" (Sal. 106:33). ¿Cómo
describe Dios su pecado? "No creísteis en mí" (Núm. 20:12), "fuisteis rebeldes
a mi mandamiento" (ver. 24); "pecasteis contra mí ... no me santificasteis en
medio de los hijos de Israel" (Deut. 32:51).
Oramos, "Santificado sea tu nombre" (Mat. 6:9), pero santificamos su
nombre cuando escuchamos y obedecemos su palabra.
Compárese también la palabra hupekousan que aparece en Rom. 10:16.
Literalmente, esta palabra significa "no hacer caso, no tener en cuenta"
(LBLA), pero se traduce (correctamente) no obedecer. El evangelio fue
predicado al pueblo de Israel (véase Gál. 3:8), pero no obedecieron al
evangelio (no escucharon, no hicieron caso al evangelio, no prestaron
atención al mensaje); eran rebeldes (ver. 21, la misma palabra; otra vez en
15:31); Heb. 11:31, desobedientes.
En Hech. 12:13, se traduce simplemente escuchar (así es su sentido
radical); Mat. 8:27, "aun los vientos y el mar le obedecen" (le escuchan, le
hacen caso);Mar. 1:27, "con autoridad manda aun a los espíritus inmundos, y
le obedecen" (le escuchan, le hacen caso ); Hech. 6:7; 7:39; Rom. 6:17; Efes.
6:1; 2 Tes. 1:8.
Recuérdese el ejemplo de Abraham quien "creyó a Dios y le fue contada
a (para) justicia" (Gén. 15:6, VM). La palabra creer abarca la aceptación de la
autoridad del Señor y la obediencia.
-- sino que la ira de Dios está (permanece, LBLA) sobre él. -- Rom.
2:8; Apoc. 6:16; 19:15. La ira de Dios permanece sobre los que no obedecen
al evangelio de Cristo, simplemente porque "él es la propiciación por nuestros
pecados" (1 Jn. 2:2). El evangelio es la misericordia de Dios, pero los que
rechazan el evangelio rechazan también la misericordia de Dios y "la ira de
Dios permanece sobre él".
Este texto suena como las palabras de Juan el bautista en Mat. 3:10-12.
En cuanto a seguir a Cristo no hay término medio. Hay solamente dos
categorías de gente: los que creen en Cristo (le obedecen) y los desobedientes.
Hay solamente dos caminos (Mat. 3:13, 14), dos maneras de construir la casa
de la vida (Mat. 7:24-27) y dos destinos (Mat. 25:31-46).