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predicar el evangelio
1 Octubre, 2018 | Tim Keller
https://www.coalicionporelevangelio.org/articulo/peligro-predicar-jesus-sin-predicar-
evangelio/
Si encuentras un ensayo sobre “predicar a Cristo a partir de todas las partes de la Biblia”,
esperarás que aborde cómo ver a Cristo en el Antiguo Testamento. Pero es posible predicar
el Nuevo Testamento, incluso pasajes de los Evangelios sobre Jesús, sin predicar el
evangelio.
Hace algunos años, leí dos sermones sobre Marcos 5 escritos por dos predicadores
diferentes sobre la sanación del endemoniado. Sin duda, ambos sermones eran sobre Jesús,
pues el texto es un relato de un episodio de su vida.
El primer sermón tenía varios puntos excelentes. Hablaba de Jesús como Cristo el
libertador. El hombre torturado del pasaje está desnudo, encadenado. Está separado de toda
comunidad humana, gritando en su agonía. Cristo toma a este hombre encadenado y lo
libera; toma a este hombre solitario y lo hace apto otra vez para que viva entre los hombres.
El hombre deja de gritar por su agonía y se llena de paz. Ahora está en su sano juicio.
Entonces, el mensaje del sermón era, en esencia, que tú vienes a Jesús y no importa cuál sea
tu problema; Él puede arreglarlo. Puede sanarte de cualquier mal que te aqueje. Si tienes
una baja autoestima, Jesús te mostrará cuánto te ama. Si tienes adicciones, te liberará de
esas ataduras. Bueno, todo esto es absolutamente cierto (mientras no generes falsas
expectativas de una santificación fácil e instantánea). Y nunca querría predicar ese texto sin
mencionar a Cristo como un libertador.
Sin embargo, leí el segundo sermón poco después y en este, cerca del final, el predicador
formulaba una pregunta importante. Decía que la desnudez, las cadenas, el aislamiento, el
desvarío y los gritos de este hombre son un retrato de todos nosotros. Todos somos
pecadores y la Biblia afirma que estamos espiritualmente esclavizados al pecado, a los
ídolos, y al “príncipe de la potestad del aire” (Ef. 2:2). Necesitamos ser trasladados del
reino de la oscuridad al reino de la luz. Todos estamos en esta condición; el caso del
endemoniado es solo más evidente y doloroso. Él y nosotros estamos en esta condición
como pecadores. Entonces, Jesús lo libera. Y esta es la pregunta: ¿Por qué Jesús puede
perdonarlo y restaurarlo?
El contraste entre los dos sermones era extraordinario. Ambos eran sobre Jesús, pero solo
uno exponía el evangelio con claridad. El primero podía dar la impresión de que la
salvación consistía en sanar tus heridas y que la manera de obtener esa sanidad era solo
pedirle a Jesús que entrara y satisficiera tus necesidades. No se exponía con claridad el
tema del pecado y la gracia. No había necesidad de la cruz ni se dejaba claro el evangelio.
El segundo sermón sí lo hacía. La miseria del hombre endemoniado se usó para retratar
vívidamente el dolor y la agonía que cayeron sobre Jesús en la cruz. Una enseñanza central
del Evangelio de Marcos es que Jesús es nuestro sustituto. Él dio su vida en rescate por
nosotros (Mr. 10:45). Ese sermón leía este episodio del endemoniado teniendo en cuenta el
gran tema del evangelio de todo el libro.
Imagen: Lightstock.