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CLARA CECILIA DUEÑAS QUEVEDO

Magistrada ponente

SL4546-2018
Radicación n.° 70807
Acta 38

Bogotá, D.C., diez (10) de octubre de dos mil dieciocho


(2018).

Decide la Corte el recurso de casación que interpuso


JOSÉ ARGIRO HOYOS LÓPEZ contra la sentencia que
profirió el 9 de diciembre de 2014 la Sala Laboral del
Tribunal Superior del Distrito Judicial de Medellín, en el
proceso que adelanta contra la empresa ENKA DE
COLOMBIA S.A.

I. ANTECEDENTES

El actor promovió proceso ordinario laboral contra la


accionada con el propósito que se declare que entre las
partes existe un contrato de trabajo a término indefinido,
que inició el 3 de septiembre de 1974 –vigente a la fecha de
presentación de la demanda-, y que desde 1977 en realidad
ha desempeñado las funciones determinadas para el cargo
de electricista primero.
Radicación n.° 70807

En consecuencia, solicitó que se condene a la


accionada a reconocer y pagar la diferencia de los salarios,
prestaciones sociales legales y extralegales y cotizaciones al
sistema de seguridad social «devengados» como electricista
primero, desde el 14 de mayo de 2004 hasta cuando finalice
la relación laboral. También reclamó la indemnización
contemplada en el artículo 65 del Código Sustantivo del
Trabajo por el pago defectuoso de los anteriores conceptos y
las costas del proceso.

En respaldo de sus aspiraciones narró que el 3 de


septiembre de 1974 suscribió un contrato de trabajo a
término indefinido con Enka de Colombia S.A. para realizar
el oficio de «electricista c», cargo que correspondía con su
formación académica y estaba amparado por el escalafón
contemplado en la convención colectiva vigente en ese
momento; que desde 1977 ejerció las funciones de
electricista primero y que su remuneración se cancelaba a
través de la nómina uno, en la que se reconocían todos los
beneficios establecidos en el acuerdo extralegal aludido.

Indicó que en octubre de 1978, «mediando la voluntad


de las partes», la empresa lo promovió al cargo de
«electricista de planta», con un aumento del 10% de su
salario, pero que ello no implicaba el cambio de la nómina
en la que venía –uno-, y que, no obstante, tres meses
después comenzó a figurar en la nómina dos, es decir,
ingresó al escalafón de oficios de los empleados

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administrativos, y que para entonces, la demandada


suprimió el cargo de electricista primero.

Agregó que la accionada acudió a clasificaciones


abstractas para incluirlo en la nómina del personal
administrativo y lo catalogó como un trabajador de
confianza y manejo, lo cual, afirma, no corresponde con la
realidad de las actividades del cargo, toda vez que aquella
condición significa que el trabajador tiene
responsabilidades en la estructura administrativa de la
empresa, en cuanto posee mando y jerarquía frente a los
demás empleados y actúa como representante del
empleador, circunstancia que no se vislumbra en el
desempeño de sus actividades.

Adujo que la anterior calificación no opera en su caso,


aun cuando así lo contemple la «aparente promoción» o
cambio de cargo, puesto que lo que prima es la naturaleza
de las funciones que desempeña y que tal modificación no
le representó mejora alguna en sus condiciones laborales
porque solo implicó una recategorización para desconocer
sus derechos laborales como afiliado al sindicato y, por el
contrario, le cercenó las posibilidades de recibir anualmente
el incremento salarial establecido en las convenciones
colectivas de trabajo.

Mencionó que el 14 de mayo de 2004 la demandada


dio una nueva denominación a su cargo y al de otros de sus
compañeros, de «electricista de planta» al de «electricista e

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instrumentista de turno», situación que no aceptó porque


implicaba desmejora en sus condiciones laborales y, para
ello, la empleadora requería de autorización judicial dada
su condición de directivo sindical, razón por la que no
suscribió el respectivo documento.

Manifestó que en ninguna de las oportunidades en que


Enka de Colombia S.A. cambió unilateralmente la
denominación del cargo, tuvo que capacitarse en nuevas
funciones o realizó inducción alguna, toda vez que, itera,
las labores que desempeñó, siempre fueron idénticas a las
del cargo primigenio para el cual fue contratado, esto es, el
de electricista primero.

Expuso que desde 2004 hasta 2013 devengó los


siguientes salarios, los cuales fueron inferiores a los que
percibieron sus compañeros de trabajo que ocupan el
precitado oficio:

Salario
Año Electricista e Salario
instrumentista de turno Electricista primero
2004 $1.484.595 $1.664.438
2005 $1.566.248 $1.764.300
2006 $1.566.248 $1.861.336
2007 $1.628.989 $1.959.060
2008 $1.702.198 $2.080.320
2009 $1.770.286 $2.246.760
2010 $1.805.692 $2.291.700
2011 $1.805.692 $2.383.380
2012 $1.872.503 $2.477.040
2013 $1.918.192 $2.477.040

Señaló que presentó varias acciones de tutela


tendientes a lograr «el equilibrio y la justicia» en la relación

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de trabajo, y que el 24 de octubre de 2003, en un proceso


que se surtió entre las mismas partes, pero por motivos
diferentes a los que orientan el presente, y que se adelantó
ante el Juzgado Décimo Laboral del Circuito de Medellín, se
llevó a cabo diligencia de inspección judicial en la que se
evidenció la discriminación injusta a la que ha sido
sometido, toda vez que su salario era diferente al de sus
demás compañeros en la misma área de trabajo y quienes
desarrollaban idénticas funciones, de modo que se
desconoce el principio del derecho laboral «a trabajo igual,
igual salario».

Mencionó que el 26 de febrero de 1999 se afilió al


sindicato Sinaltradihitexco, del cual fue directivo sindical
durante los años 2005 a 2008 y 2011, y que la empresa le
ha respetado de manera parcial ambas condiciones, esto es,
como miembro de dicha organización y como dirigente.

Adujo que mientras no fue miembro del sindicato su


trabajo fue elogiado, pero que desde su ingreso a dicha
organización, la empresa ha intentado por diversos medios
desacreditar su labor con infundados llamados de atención,
tratos discriminatorios e, incluso, intentó despedirlo
desconociendo la garantía foral que lo beneficiaba.

Por último, refirió que ha realizado las labores


encomendadas, atendiendo a las instrucciones del
empleador y de manera personal, «responsable y diligente»,
y que el 31 de mayo de 2011 envió comunicación a la

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demanda en la que le notificó la interrupción de la


prescripción (f.º 3 a 8 y 246 a 250).

Al dar respuesta a la demanda, la convocada a juicio


se opuso a las pretensiones. Respecto de los fundamentos
fácticos en que se soportan, aceptó la condición de directivo
sindical del actor, las fechas en que ejerció dicha
designación, los ingresos que devengó entre 2004 y 2013,
así como las diferencias frente a los estipendios de quienes
desempeñan el cargo de electricista primero, y negó los
demás.

Explicó que en la empresa existen dos nóminas de


sueldo, conocidas como nómina uno u operativa y nómina
dos o administrativa. Asimismo, que la primera corresponde
al personal que se encuentra en el escalafón establecido en
el artículo 39 de la convención colectiva de trabajo y a
quienes se le efectúa el aumento salarial con base en dicho
precepto, esté o no sindicalizado. La segunda, es para
quienes no están en la anterior clasificación, igualmente sea
o no afiliado a la organización sindical, y que los
incrementos en sus ingresos se realiza conforme a las
políticas de la compañía y a la evaluación de desempeño.

Afirmó que el demandante se vinculó laboralmente a la


empresa, inicialmente en el cargo de electricista en la
nómina operativa, pero que en 1978 lo promovieron al de
electricista de planta, el cual corresponde al escalafón de
oficios de la nómina administrativa; que dicha modificación

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no solamente fue consentida por el accionante sino que


también implicó un incremento salarial, y que para ese
momento no tenía la calidad de directivo sindical.

Agregó que en febrero de 2004, Hoyos López pasó al


cargo de electricista e instrumentista de turno, también
adscrito a la nómina dos o administrativa y para el que
recibió capacitación sobre diferentes temas y equipos de la
planta, aunque demostró poco interés en los mismos; que
las funciones de los oficios que ha ejercido en la empresa
son diferentes, y que ninguno de los dos últimos que
desempeñó están incluidos en el escalafón establecido en el
artículo 39 de la convención colectiva de trabajo.

Señaló que al promotor del juicio se le aplica la


convención colectiva de trabajo en todo lo que esté
estipulado de manera general para cualquier trabajador e
independientemente de la nómina en la que se encuentre,
pero que el aumento salarial convencional solo está
establecido para quienes desempeñen los oficios o cargos
indicados en el escalafón de dicho acuerdo extralegal.

Indicó que el contrato de trabajo es bilateral,


sinalagmático y de ejecución sucesiva, de modo que puede
cambiar en el tiempo; que no se puede desconocer la
estructura de personal que existe en la empresa desde hace
cuarenta años, solo por el hecho de que un trabajador no
esté de acuerdo con que su actividad esté incluida en la
nómina administrativa; que lo que expresó el accionante en

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el hecho sexto de la demanda se debía tener como


confesión; que el proceso que se adelantó ante el Juzgado
Décimo Laboral del Circuito de Medellín tenía el mismo
objeto del actual, y que las evaluaciones de desempeño del
actor en diferentes años han sido deficientes.

En su defensa propuso las excepciones de


prescripción, inexistencia de la obligación, pago y
compensación (f. ° 60 a 72 y 258 a 261).

II. SENTENCIA DE PRIMERA INSTANCIA

El Juez Catorce Laboral del Circuito de Medellín,


mediante sentencia de 7 de marzo de 2014, decidió (f.° 290 y
291, CD n.º 3):

PRIMERO: DECLARAR probada la excepción de mérito


denominada “inexistencia de la obligación” respecto de la
nivelación salarial objeto de la litis, por cuando (sic) el trato
desigual obedece a razones objetivas que encuentran sustento
legal en las dos nóminas diferenciadas que existen en la
empresa: la convencional y la ejecutiva o administrativa, a la
cual pertenece el demandante desde el año 1978, no obstante
afiliarse a la organización sindical en el año 1999. En
consecuencia, SE ABSUELVE a ENKA DE COLOMBIA S.A., de las
pretensiones formuladas a través de apoderado judicial, por el
señor JOSÉ ARGIRO HOYOS LÓPEZ (…).

SEGUNDO: COSTAS del proceso a cargo del demandante (…).

III. SENTENCIA DE SEGUNDA INSTANCIA

Por apelación del demandante, la Sala Laboral del


Tribunal Superior del Distrito Judicial de Medellín, a través
de fallo de 9 de diciembre de 2014, resolvió (f.° 297 y 298, CD
4).
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PRIMERO: DECLARAR que [en] virtud del ppio (sic) de la realidad


sobre las formas se demostró que el Sr. JOSÉ ARGIRO HOYOS
LÓPEZ, ejerció las funciones de Electricista primero hasta el año
1978, oportunidad que, por voluntad propia decidió ejercer el
cargo de Electricista de planta, y que es desde el año 2004 que
ejerce el cargo de Electricista e Instrumentalista de Turno,
decisión que se adopta de conformidad con lo señalado en la
parte motiva de esta providencia.

SEGUNDO: CONFIRMAR la providencia de fecha y procedencia


conocidas, proveniente del Juzgado Catorce Laboral del Circuito
de Medellín, pero por las razones invocadas en la parte motiva
de esta providencia.

TERCERO: Costas a cargo de la parte accionante (…).

Para los fines que interesan al recurso de casación, el


Tribunal centró el problema jurídico en determinar si el
demandante tenía derecho al reconocimiento de las
pretensiones invocadas, de acuerdo a las inconformidades
que manifestó en el recurso de apelación y relativas a que:
(i) se aplique el principio de «primacía de realidad sobre las
formas» y no el de a «trabajo igual, salario igual»; (ii) no se
declaró que desempeñó las funciones del cargo de
electricista primero desde el año 1977, a pesar de que el a
quo encontró probado que sí las desempeñó; (iii) se opone a
la conclusión del juzgador de primer grado, en cuanto a que
no hubo trasparencia en la declaración de los testigos, toda
vez que, en su providencia, no justificó tal deducción, y (iv)
no está de acuerdo con el argumento según el cual, desde el
año de 1978 fue incluido en la nómina dos y solo hasta
ahora se aparta de tal situación, pues «es libre de establecer
el momento en el que quiere defender sus derechos».
En esa dirección, manifestó inicialmente que tenía
razón el demandante en cuanto afirmó que las pretensiones
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debieron ser analizadas a la luz del principio de la realidad


sobre las formas, toda vez que lo que pretende es que se
declare que las funciones que desempeña corresponden a
las de electricista primero.

Posteriormente, sobre el cargo que ejerció el


accionante, indicó que las declaraciones de Luis Fernando
Suaza, Óscar Iván Mejía y Héctor Hugo Cárdenas, a
diferencia de lo señalado por aquel, no desfavorecieron a
sus intereses, puesto que fueron contestes en afirmar que
por voluntad propia aceptó el traslado al cargo de
electricista de planta en 1978, a raíz del incremento salarial
que se le ofreció y bajo el conocimiento que ello implicaba
que su salario se regiría por la nómina dos. Concluyó
entonces el ad quem, que no era válido pretender regresar a
la nómina uno bajo el argumento que no aceptó el cargo
como electricista e instrumentista y que tampoco lo ejerció.
Sobre el particular, expresó:

Resaltando las declaraciones reseñadas, a diferencia de lo


señalado por la parte recurrente, las mismas no son favorables a
lo que pretende demostrar el actor, en tanto que con ellas se
genera certeza de que si bien es cierto el demandante en algún
momento ocupó el cargo de electricista primero, fue a mutuo
propio que decidió aceptar el traslado al cargo de electricista de
planta, en virtud del incremento salarial ofrecido, a sabiendas de
que dicho cargo no se encontraba en el escalafón de cargos del
artículo 39 de la convención colectiva, sino que, por el contrario,
se regía por la nómina 2. Sin embargo, una vez vio las
desventajas salariales frente a los compañeros de nómina
número 1, es por lo que se pretende su traslado nuevamente a
esta nómina y para ello se escuda señalando que las funciones
de su cargo como instrumentista no las hace completamente, en
el sentido de señalar que no aceptó el cargo y que no lo ejerció.

Luego, destacó lo que adujo el testigo Héctor Hugo


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Cárdenas, en el sentido que el actor hacía reemplazos en el


cargo de electricista primero, para indicar que ello era
ilógico, en tanto que si el demandante supuestamente
ejercía dichas actividades, no había justificación para que
se le trasladara a hacer un remplazo en la misma labor.

A continuación, señaló que conforme a lo que


manifestó Ana Isabel Zapata, en Enka de Colombia S.A.
existen dos nóminas: la uno que es la operativa, cuyos
aumentos salariales se hacen a través de la convención
colectiva, y la dos que es la administrativa, para la que se
tiene en cuenta la evaluación de desempeño.

Asimismo, explicó que de acuerdo a la prueba


documental que se aportó al plenario y, en virtud del
principio de primacía de la realidad sobre las formas, se
demostró que el accionante ejerció las funciones de
electricista primero hasta el año de 1978, oportunidad en la
que, por voluntad propia, decidió cambiar al de electricista
de planta; que desde entonces y hasta 2004 realizó dichas
actividades sin oposición; que desde esta última anualidad
ejercía el cargo de electricista e instrumentista de turno
porque se cambió así la denominación; que en tal ejercicio
fue capacitado e incluso se le concedió la posibilidad de
manifestar las fechas a partir de las cuales estaba en
condiciones de turnos, y que cuestión diferente es que el
trabajador no realice algunas funciones «porque no las
quiere hacer». Al respecto, mencionó:

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Primero, fue confesado por el actor, en los hechos primero, quinto


y sexto de la demanda, que celebró contrato laboral para
desempeñarse en el cargo de electricista C en el año de 1974;
que en 1978 ocupó el cargo de electricista primero; y que en
octubre de 1978, mediando la voluntad de las partes, lo
promocionaron al cargo de electricista de planta con un aumento
del 10% y que desde el 2004 la entidad demandada cambió la
denominación de ese cargo al de electricista e instrumentista de
turno, es decir, que desde 1978 hasta 2004 se ejerció esa labor
sin ninguna oposición (…).
Segundo, asimismo, pese a haber manifestado el actor en el
hecho dieciséis de la reforma de la demanda que el cambio de
denominación del cargo ejercido no fue aceptado por él, lo cierto
es que por medio de la solicitud elevada por el actor a la
sociedad demandada de folio 214, se desvirtúa tal falta de
aceptación de dicho cargo, en tanto que el demandante invoca
allí que el cargo desempeñado es el de electricista e
instrumentista de turno, folio 214, y adicional a ello no existe
prueba con la que se demuestre la no aceptación a la
modificación de la denominación dada al cargo.
Tercero, suplementario a lo anterior se observa que por medio del
acta 757 del 29 de octubre de 2004 y del 30 de noviembre de la
misma anualidad y la constancia de los refuerzos realizados al
señor José Argiro Hoyos López el 8 de noviembre de 2004, folios
266 a 269, se acreditan los horarios establecidos a los
electricistas e instrumentistas de turno, así como el refuerzo de
conocimientos en las áreas allí determinadas, los cuales fueron
programados a los trabajadores, entre ellos al actor, y en forma
expresa se plasma en las programaciones de turno de folios 270
y 271 que el actor pasa al turno 4 a partir de la semana 13,
“para entrenamiento”' y que comienza su “reentrenamiento en la
semana 35”, quedando con esto desvirtuado lo manifestado por
los testigos del actor cuando afirman que no se le había dado
capacitación al demandante .
Cuarto, en el acta fechada el 30 de noviembre de 2004, visible a
folio 269, se deja constancia “que el señor José Argiro manifiesta
no estar en condiciones de asumir los turnos ya programados a
partir de la semana 50 del 2004”, razón por la que allí mismo se
estableció continuar con los refuerzos en las distintas áreas de la
planta y se le dio facultad al demandante que manifestara la
fecha a partir de la cual estuviera en condiciones de asumir los
turnos, advirtiendo que en ningún momento se aparece
demostrada la exoneración de las funciones del cargo de
instrumentista.
Por último, precisó que hubo inconsistencias entre los
hechos que narró y lo que pretendió el demandante en el
anterior proceso que adelantó ante el Juzgado Décimo
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Laboral del Circuito de Medellín y lo que invocó en este


asunto, toda vez que, en esta oportunidad, en forma
contradictoria procura que se declare que desde 1977 ejerce
las funciones de electricista primero, cuando anteriormente
había aceptado la ejecución de un oficio diferente, esto es,
el de electricista de planta.

Asimismo, manifestó que compartía la apreciación del


a quo en cuanto señaló que desde 1978 estaba en la
nómina dos y solo hasta ahora se apartaba de tal situación,
toda vez que no hubo inmediatez en la actuación del actor,
pues solo 34 años después presenta una acción en tal
sentido. Así, refirió lo siguiente: «esta Sala está de acuerdo
con dicho señalamiento de la primera instancia en vista de la
falta de inmediatez en la actuación del actor, en tanto que ya
sea por una mala asesoría o por una mala decisión del actor
tomada en el año 1978, pretenda hacerla valer solo 34 años
después y más frente a las contradicciones presentadas con
el otro proceso, del cual ya las detalle».

IV. RECURSO DE CASACIÓN

El recurso extraordinario de casación lo interpuso el


demandante, lo concedió el Tribunal y lo admitió la Corte
Suprema de Justicia.

V. ALCANCE DE LA IMPUGNACIÓN

Pretende el recurrente que la Corte «case totalmente» la


sentencia impugnada para que, en sede de instancia,
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revoque la decisión del a quo y se declare que «en realidad


ha desempeñado las funciones contentivas del cargo
denominado electricista primero al servicio de la sociedad
ENKA DE COLOMBIA S.A., funciones que ha desempeñado
hasta la fecha» y, en consecuencia, se acceda a las
pretensiones de la demanda.

Con tal propósito, formula un cargo por la causal


primera de casación, que fue objeto de réplica.

VI. CARGO ÚNICO

Acusa la sentencia de violar la ley sustancial, por la


vía indirecta, en la modalidad de aplicación indebida de los
artículos 1.º, 2.º, 4.º, 25, 53, este último en concordancia
con el principio de la realidad sobre las formas y 93 de la
Constitución Política; 1.º, 9.º, 10.º, 13, 32, 43, 55, 389, 405
y 406 del Código Sustantivo del Trabajo.

Refiere que el ad quem incurrió en los siguientes


errores de hecho:

1. No haber dado por demostrado, estándolo, que el señor JOSÉ


ARGIRO HOYOS LÓPEZ ha ejercido el cargo y las funciones de
ELECTRICISTA PRIMERO, adscrito a la nómina uno u
operativa desde el año 1977 hasta la fecha y por su parte dar
por demostrado, sin estarlo, que el señor JOSÉ ARGIRO
HOYOS LÓPEZ ha ejercido el cargo de ELECTRICISTA DE
PLANTA y ahora el de ELECTRICISTA E INSTRUMENTISTA DE
TURNO, declaración sobre la cual no hubo pretensión alguna
en el líbelo genitor de la demanda.

2. No haber dado por demostrado estándolo, que el señor JOSÉ


ARGIRO HOYOS LÓPEZ no aceptó el cargo denominado
electricista e instrumentista de turno.

3. No haber dado por demostrado estándolo, que el señor JOSÉ


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ARGIRO HOYOS LÓPEZ no recibió capacitación para cumplir


con el cargo denominado electricista e instrumentista de
turno.

Afirma que a tales yerros arribó el ad quem debido a la


apreciación errónea de:

1. Líbelo genitor de la demanda.


2. Confesión del señor JOSÉ ARGIRO HOYOS LÓPEZ en los
hechos primero, quinto y sexto del libelo genitor de la
demanda.
3. Carta fechada el 4 de febrero de 2008 de folio 214.
4. Acta No. 757 del 29 de octubre de 2004 de folio 266 del
expediente.
5. Turnos 2004 - 2005 E + I de folio 26 7.
6. Refuerzos a JOSE (sic) ARGIRO HOYOS de folio 268.
7. Acta del 30 de noviembre de 2004 de folio 269.
8. Programa de turnos E + 12002 de folio 270.
9. Programa de turnos E + 12004 de folio 271.
10. Sentencia del 25 de noviembre de 2004 proferida por el
Juzgado Décimo Laboral Del Circuito de Medellín.

Y como pruebas no apreciadas, menciona:

1. Descripción de cargo electricista primero de folios 275 a 279.


2. Descripción de cargo 2 de folio 252 del expediente, traído
también como prueba documental de la parte demandada en
el folio 262.

Por otra parte, como elementos de convicción no


calificados y valorados erróneamente, enuncia «los
testimonios de los señores LUIS FERNANDO SUAZA
CASTRILLÓN, OSCAR (sic) IVÁN MEJÍA SUÁREZ y HÉCTOR
HUGO CÁRDENAS HERNÁNDEZ».

En relación con el primer error que le endilga al


Tribunal, el recurrente manifiesta inicialmente que es
errada la apreciación de dicho juzgador sobre la confesión
que le atribuyó a partir de lo dicho en los hechos primero,
quinto y sexto del libelo inicial, toda vez que el proceso se
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dirigió a demostrar que, si bien el cargo nominal que la


accionada aducía que desempeñaba era el de electricista de
planta y luego el de electricista e instrumentista de turno, lo
cierto es que ejerce las funciones de electricista primero, tal
y como se demostró con la prueba testimonial y lo encontró
probado el a quo.

Indica que el aludido hecho sexto, lo que señaló es que


hubo un cambio en la denominación del cargo y un
incremento del 10%, pero no en las funciones, de modo que
no se le puede endilgar confesión alguna y que a tal
equivocación arribó el ad quem porque no aplicó el principio
de la realidad sobre las formas en la valoración de dicha
prueba.

Arguye que una cosa son las funciones que realiza y


otra el cargo en que la accionada lo ha encasillado, de modo
que, itera, el juez plural pasó por alto que a pesar de
desempeñar el cargo de electricista e instrumentista de
turno, ejerce el de electricista primero.

Asevera que el Colegiado de alzada también erró en la


apreciación de la sentencia de 25 de noviembre de 2004,
que profirió el Juez Décimo Laboral del Circuito de Medellín
en el anterior proceso que se surtió entre las partes, pues
adujo que hay contradicción en lo que pretendió en dicho
asunto y lo que se persigue en el presente, toda vez que, en
el primero, la petición relativa a la nivelación del sueldo con
los ingresos que percibía Orlando Suárez fue subsidiaria y

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la principal pretendía el incremento salarial para los años


1999, 2000 y 2001, conforme a lo estipulado en la
convención colectiva vigente, por el trato discriminatorio
que recibió por ser un trabajador sindicalizado.

Además, que lo que se indica en este caso es que


ejerce las mismas actividades que las establecidas para el
cargo de electricista primero, de modo que nada impedía que
la comparación de labores se hiciera con otro trabajador
que, a pesar de ocupar formalmente el cargo de electricista
de planta, desempeñaba también las mismas labores.

Agrega que el juez plural no valoró la descripción de


los cargos de electricista e instrumentista de turno (f.º 252 a
255 y 262 a 265) ni la de electricista primero (f.º 275 a 279), lo

cual evidencia que en Enka de Colombia S.A. existían dos


grupos de trabajadores, y que si bien la empresa lo
encasillaba en el primer grupo, perteneciente a la nómina
administrativa, remplazaba a Óscar Iván Mejía Suárez
cuando salía a vacaciones, quien se encuentra en el
segundo, adscrito a la nómina operativa, de modo que
cumplía las funciones de electricista primero. Además, que
la misión, actividades, naturaleza y alcance de las
dificultades y de la responsabilidad, competencias técnicas
y conductuales y las relaciones internas y externas para
ambos oficios son idénticas, excepto que para el primero se
le agrega lo atinente a la «instrumentalización», el que no
aceptó.

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Expone que para el momento en que se dio el cambio


de «denominación del cargo» de electricista primero a
electricista de planta, las funciones y los turnos siguieron
siendo los mismos, y que tal modificación obedeció al hecho
de renunciar a los derechos convencionales.

Sobre el segundo error de hecho, refiere que, contrario


a lo que dedujo el ad quem de la solicitud que envió a su
empleador, no aceptó el cambio en la denominación del
cargo, tal como lo dedujo aquel juzgador de la solicitud que
realizó a Enka (f.º 214), de dicho documento no se infiere que
el oficio que desempeña sea el de electricista e
instrumentista, sino que así lo denominó la accionada.

Menciona que el Tribunal se equivocó al afirmar que


no existía prueba que demostrara «la no aceptación del
cargo», puesto que en el libelo hizo una negación indefinida,
de modo que conforme al entonces vigente artículo 177 del
Código de Procedimiento Civil, no requería demostrarla y,
por tanto, era a la demandada a quien le correspondía
acreditar que él aceptó tal modificación.

Explica que en todo caso, acreditó que no consintió en


la reforma aludida, conforme el acta contentiva de la
descripción del cargo de electricista e instrumentista de
turno (f.º 252 y 262), el cual no tuvo en cuenta el Tribunal,
pues dicho documento fue suscrito por todos los
intervinientes menos por él, de modo que, conforme lo
previsto en el artículo 1502 del Código Civil, al ser la firma

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una manifestación de la voluntad «por medio de su


consentimiento», es claro que no estuvo de acuerdo con la
modificación del cargo ni de las funciones.

Y en cuanto al tercer error que atribuye al ad quem,


señala que se equivocó al concluir que recibió capacitación
para desempeñar el oficio de electricista e instrumentista,
puesto que en el acta 757 de 29 de octubre de 2004 (f.º 266)
y en los documentos obrantes a folios 267 a 269, no se

menciona su nombre ni aquella labor, como tampoco se


hace una reseña siquiera sumaria sobre algún tipo de
entrenamiento para el desempeño del mismo; que, a lo
sumo, existe la referencia a la sigla «FIE», la cual identifica
el cargo de electricista e instrumentista de turno, al igual que
el de electricista primero (f.º 275), el cual desempeñó.

Aduce que el juez plural también apreció mal las


programaciones de los turnos, toda vez que el documento
de folio 270 es del año 2002, momento en que no se había
dado la modificación en la denominación del cargo y, en
consecuencia, no podía recibir capacitación para una labor
que aún no existía, y tanto en dicho escrito, como en el
obrante a folio 271, no se hace alusión a las funciones que
ejerce. En ese sentido, menciona que tales medios de
convicción concuerdan con las declaraciones de los testigos,
quienes establecieron que no recibió entrenamiento alguno.
Por otra parte, afirma que el juez plural analizó las
declaraciones de Luis Fernando Suaza Castrillón, Óscar
Iván Mejía Suárez y Héctor Hugo Cárdenas Martínez y

19
Radicación n.° 70807

concluyó que no fueron favorables a sus intereses. Así,


solicita que dichos medios de convicción se tengan en
cuenta en el recurso de casación, debido a que
fundamentaron la decisión del Tribunal, para lo cual
trascribe parcialmente la sentencia CSJ SL, 18 oct. 2001,
rad. 16351.

En esa dirección, explica que Suaza Castrillón afirmó a


su favor que siempre realizó las actividades de electricista
primero, lo cual no valoró el juez plural y que Héctor Hugo
Cárdenas fue coherente con lo que expresaron los demás
testigos.

En relación con la declaración de Mejía Suárez, indica


que este precisó que no había diferencia entre el oficio de
las labores que él ejercía con las asignadas al cargo de
electricista primero, ni tampoco con las de electricista de
planta; que de hecho «HOYOS LÓPEZ» lo reemplazaba
cuando salía a vacaciones; que no aceptó el cargo de
electricista e instrumentista, y que no hubo capacitación
cuando se dio la modificación del oficio de electricista
primero a electricista de planta.

Por último, señala que mientras el Tribunal asentó que


ejerció el cargo de electricista de planta y, posteriormente, el
de electricista e instrumentista, lo cierto es que los testigos
fueron contestes en establecer que realizó las funciones de
electricista de planta y, por tanto, en virtud del principio de
la primacía de la realidad sobre las formas, se debió

20
Radicación n.° 70807

concluir que realmente desempeñó las actividades de


electricista primero. Asimismo, que la primera modificación
en el cargo se dio con la finalidad de renunciar a los
beneficios convencionales.

VII. RÉPLICA

La opositora manifiesta que el recurso tiene defectos


de técnica que la Corte no puede subsanar dado el carácter
dispositivo del mismo y, en ese sentido, refiere que la
proposición jurídica debe estar integrada por normas
sustantivas que consagran derechos y no con disposiciones
constitucionales que determinan valores, principios y
procedimientos que, para su aplicación, requieren
desarrollo legal.

Agrega que en la argumentación del cargo se alude a


los artículos 1502 del Código Civil y 177 del Código de
Procedimiento Civil, pero estos no fueron incluidos en la
proposición jurídica.

Menciona que el error de hecho debe ser manifiesto,


sin necesidad de acudir a interpretaciones de la prueba que
permitan inferir algo diferente, toda vez que el artículo 61
del Código Procesal del Trabajo y de la Seguridad Social
consagra la libre formación del convencimiento, sin
perjuicio de las solemnidades establecidas en la ley
sustancial para la validez o existencia de ciertos actos, y
que tal error solo proviene de la falta de apreciación o de la

21
Radicación n.° 70807

valoración errada de una prueba calificada, aspectos que,


además, son excluyentes. En esa dirección, señala que el
recurrente incurrió en una imprecisión, puesto que en
algunos apartes indica que la declaración de Luis Fernando
Suaza Castrillón no fue estimada y, en otros, que lo fue
incorrectamente.

Agrega que la prueba testimonial no puede ser


considerada porque el recurrente no acreditó dislates del
Tribunal a través de un medio de convicción calificado, que
habilite el estudio de aquella.

Por último, aduce que el censor no hizo un esfuerzo


para indicar cuál debió ser el entendimiento que
correspondía al Tribunal darle a los elementos de juicio
hipotéticamente mal apreciados o no considerados; que sus
argumentos se asemejan a un alegato de instancia; que la
demanda no es prueba en sí misma y tampoco es calificada,
salvo que contenga confesiones que perjudiquen o
favorezcan a la parte contraria, y que el ad quem no erró en
las que dedujo de los hechos primero, quinto y sexto del
libelo.

VIII. CONSIDERACIONES

La Sala estima que no le asiste razón a la opositora en


cuanto a la deficiencias técnicas que le atribuye al cargo,
toda vez que la Corte tiene adoctrinado que las normas
constitucionales, aun aquellas que contienen principios,
tienen un innegable contenido sustancial (CSJ SL16794-
22
Radicación n.° 70807

2015, CSJ SL17526-2016, CSJ SL1220-2017, CSJ SL2478-


2018 y CSJ SL3424-2018). En esta última providencia, la
Corporación reiteró que una de las principales novedades
de la Constitución Política de 1991 es su fuerza normativa y
aplicación directa, de ahí que el hecho de que el texto de la
Carta Política esté compuesto por una gama de principios,
no desdice su carácter normativo y vinculante, como
tampoco su importancia en el ordenamiento jurídico y en el
razonamiento judicial.

Igualmente, en relación con las normas que se


mencionan en la sustentación sin ser incluidas en la
proposición jurídica, para la Corporación es claro que
aquellas tienen relación con los argumentos que expone el
recurrente. No obstante, la acusación en relación con la
aplicación del entonces vigente artículo 177 del Código de
Procedimiento Civil no es pertinente, puesto que la misma
se refiere a la carga de la prueba, el cual es un aspecto
jurídico que no puede ser controvertido por la vía de los
hechos, sendero por el que se orientó el recurso
extraordinario.

Por otra parte, contrario a lo que afirma Enka de


Colombia S.A., el accionante sí hace un juicio de valor
respecto de los medios de convicción que estima mal
apreciados o no valorados por el Tribunal. Y tampoco
acierta el censor en cuanto afirma que la demanda inicial
no es prueba calificada, toda vez que tal documento puede

23
Radicación n.° 70807

ser valorado como pieza procesal si contiene una confesión


que es precisamente lo que halló acreditado el ad quem.

Por último, en lo que sí le asiste razón a la opositora,


es que de manera incorrecta, en relación con el testimonio
de Luis Fernando Suaza Castrillón, el censor lo acusa
simultáneamente de mal apreciado y como no estimado, lo
cual es una imprecisión porque no es factible valorar
erradamente lo que se dejó de estudiar; luego, no puede
acusarse un mismo elemento de juicio bajo ambos aspectos
(CSJ SL, 20 en. 2000, rad. 12679; CSJ SL12499-2017). No
obstante, dicha deficiencia no impide que la Corporación
aborde el recurso de casación frente a los demás medios de
convicción denunciados.

Así las cosas, el cargo contiene una proposición


jurídica suficiente, errores de hecho identificables, la
enumeración de las pruebas calificadas y un análisis crítico
frente al ejercicio apreciativo del Tribunal, lo cual conduce a
la Sala a estimar que la demanda de casación reúne las
condiciones formales para su estudio de fondo.

Aclarado lo anterior, no se discute en el proceso que


en la empresa accionada existen dos nóminas, la uno u
operativa para el escalafón de oficios contemplados en el
artículo 39 de la convención colectiva de trabajo y cuyo
aumento salarial se realiza conforme lo previsto en dicho
precepto; y la dos o administrativa, en la cual los sueldos se
incrementan de acuerdo a las políticas de la compañía y a

24
Radicación n.° 70807

la evaluación de desempeñó que de cada trabajador realiza


anualmente.

Ahora, el juez plural no accedió a las pretensiones del


demandante al considerar que si bien ejerció el oficio de
electricista primero, en 1978, por voluntad propia, aceptó el
cambio al de electricista de planta, en virtud del incremento
salarial del 10% ofrecido por la empresa y siendo conocedor
que no estaba en el escalafón dispuesto en el artículo 39 de
la convención colectiva de trabajo y, por tanto, se regía por
la nómina dos, de modo que entre 1978 y 2004 ejerció sus
labores sin oposición, y que a partir de 2004, ejerció el
cargo de electricista e instrumentista, así se niegue a realizar
algunas funciones propias del mismo, para lo cual, además,
recibió capacitación.

Por su parte, el censor cuestiona dichos


razonamientos y señala que: (i) independientemente de la
denominación formal del cargo, siempre ha desempeñado
las actividades de electricista primero, por tanto, debe recibir
la remuneración establecida para el mismo; (ii) que no
aceptó el cambio de cargo en 2004, y (iii) que no recibió
entrenamiento para su desempeño.

Así, la Corte debe determinar si el actor tiene derecho


a percibir la remuneración establecida para las labores de
electricista primero, por realizar, según lo afirma aquel,
dichas funciones, a pesar de que formalmente haya sido
asignado a las de electricista e instrumentista de turno.

25
Radicación n.° 70807

Pues bien, al verificar el contenido de la demanda


inicial, advierte la Sala que en el hecho primero el actor
manifestó que el 3 de septiembre de 1974 se vinculó
laboralmente con la empresa accionada para realizar el
oficio de electricista c; en el quinto, que desde 1977 ocupó
el cargo de electricista primero, el cual se encontraba en el
escalafón de la convención colectiva de trabajo, y en el
sexto, que Enka «en el mes de octubre de 1978, mediando la
voluntad de las partes, lo promocionó al cargo de
ELECTRICISTA DE PLANTA, con un aumento del diez por
ciento (10%), ello no implicaba el cambio de la nómina en que
venía (la uno), pero aproximadamente a los tres (3) meses
comenzó a figurar en la nómina dos (2) de la empresa».

De lo anterior, el Tribunal indicó que el accionante


confesó «en los hechos primero, quinto y sexto de la
demanda, que celebró contrato laboral para desempeñarse
en el cargo de electricista C en el año de 1974; que en 1978
ocupó el cargo de electricista primero; y que en octubre de
1978, mediando la voluntad de las partes, lo promocionaron
al cargo de electricista de planta con un aumento del 10% y
que desde el 2004 la entidad demandada cambió la
denominación de ese cargo al de electricista e instrumentista
de turno, es decir, que desde 1978 hasta 2004 se ejerció esa
labor sin ninguna oposición».

Para la Corte, no le asiste la razón al demandante en


cuanto afirma que a partir de lo que expresó en los

26
Radicación n.° 70807

supuestos fácticos aludidos, no se puede inferir confesión


alguna, toda vez que parte de una premisa equivocada, esto
es, que el ad quem indicó que aquel confesó que hubo un
cambio en las funciones, puesto que a esa conclusión
nunca arribó el juez plural. Nótese que lo único que el
fallador de alzada precisó es que el demandante desempeñó
diferentes cargos en los períodos allí señalados. De este
modo, sí hubo confesión frente a lo que dijo el Tribunal,
pero no en relación a lo que alega el recurrente.

Sobre la sentencia de 25 de noviembre de 2004, que


profirió el Juzgado Décimo Laboral del Circuito de Medellín
(f.º 81 a 92), encuentra la Sala que si bien las pretensiones en

dicho proceso se formularon de manera diferente a las del


presente, por cuanto en aquel asunto se buscó
principalmente obtener los incrementos salariales
establecidos en la convención colectiva de trabajo para los
años 1999 a 2001; subsidiariamente, solicitó la nivelación
en la misma proporción en que se incrementó el sueldo de
Orlando Suárez, quien se desempeñaba para ese entonces
como electricista de planta. En consecuencia, es válido el
argumento del Tribunal en el sentido que ello implicaba
reconocer que el accionante ejercía las funciones de dicho
oficio, lo que bien podría constituir una confesión.

Respecto de las descripciones de los oficios de


electricista e instrumentista de turno (f.º 252 a 255) y de
electricista primero (f.º 275 a 279), para la Sala, existen
actividades similares para ambos cargos en cuanto al oficio

27
Radicación n.° 70807

de electricista se refiere; no obstante, se diferencian porque


el primero exige competencias técnicas y tiene actividades
adicionales en lo atinente a la «instrumentación de la
planta», y, por tanto, no puede indicarse que hay una
coincidencia en las tareas encomendadas a uno u otro. Así,
no es acertada la conclusión del recurrente en el sentido
que desempeñó las mismas labores, independientemente de
la denominación formal de los cargos.

En cuanto a la carta que envió el actor a la empresa el


4 de febrero de 2008 (f.º 214), a través de la cual solicitó que
lo trasladaran nuevamente a la nómina uno, al considerar
que el cambio hacia la nómina, desde el segundo semestre
de 2003, le había causado una desmejora salarial, al
denominarlo electricista e instrumentista de turno,
encuentra la Corporación que acierta el censor en el sentido
que de ella no se deriva que aceptó ese cargo, si no que tal
alusión correspondía a la categorización que había hecho la
accionada.

Finalmente, en relación con la capacitación para el


oficio de electricista e instrumentista de turno, la razón está
del lado del accionante respecto del documento a folio 270,
toda vez que se refiere a la programación de turnos en el
año 2002, momento para el cual no se había dado el cambio
en la denominación del cargo. Sin embargo, tal argumento
no tiene la entereza suficiente para derruir la sentencia, en
la medida en que la conclusión del Tribunal es acertada
frente a los demás medios de convicción ( f.º 266 a 269 y 271),
28
Radicación n.° 70807

puesto que de los mismos se infiere que desde 2004 la


demandada sí ofreció capacitación a Hoyos López en
diferentes temas relacionados con la planta.

De la revisión objetiva de las anteriores pruebas, en


síntesis, para la Sala tiene razón el recurrente en cuanto
indica que de la comunicación que envió a la empresa el 4
de febrero de 2008 no se evidencia que hubiese aceptado
las reformas introducidas al cargo en 2004 y que el
documento a folio 270 se refiere a programación de turnos
del año 2002.

Pese a lo anterior, a ninguna decisión diferente en sede


instancia llegaría la Corte, toda vez que los anteriores
errores son intrascendentes o inanes para los fines que
persigue el recurso extraordinario de casación.

En efecto, el demandante pretende que se reconozca


que siempre ha ejercido las funciones de electricista primero
y que, en consecuencia, tiene derecho a los aumentos
salariales contemplados para dicho cargo, esto es, conforme
al artículo 39 de la convención colectiva de trabajo. Así, la
controversia finalmente recae sobre las funciones que
desempeñó desde 1977 y la remuneración, cuyo reajuste
solicita a partir del 14 de mayo de 2004.

Pues bien, una cuestión es que la denominación del


cargo sea diferente y otra que haya desempeñado las
labores de otro oficio, de modo que para obtener una

29
Radicación n.° 70807

sentencia estimatoria de la pretensión era necesario


acreditar las funciones establecidas para los diferentes
cargos que desempeñó el actor: electricista primero,
electricista de planta y electricista e instrumentista de turno.

De modo que es irrelevante que en casación se invoque


que no aceptó el cargo de electricista e instrumentista en
2004, que no ejerció las funciones del mismo y que no
recibió capacitación, toda vez que aún acreditado ello, tal
aserto no conduce a desconocer la modificación en el cargo
y su remuneración, que se pactó entre las partes en 1978.

Se advierte que si bien el accionante indicó en el hecho


sexto de la demanda que el cambio de cargo en 1978 no
implicaba un paso de nómina, no allegó prueba alguna que
respaldara tal afirmación. Así como tampoco que, en ese
entonces, fue objeto de presión para acceder a la misma.
Además, tampoco controvirtió la conclusión del ad quem
según la cual dicho traslado se efectuó de manera
voluntaria «en virtud del incremento salarial ofrecido, a
sabiendas de que dicho cargo no se encontraba en el
escalafón de cargos del artículo 39 de la convención
colectiva, sino que, por el contrario, se regía por la nómina
dos».

Lo anterior significa que el demandante debió


cuestionar la ineficacia del cambio de cargo en 1978, en el
que permaneció hasta 2004. Pero, además, debió acreditar
que las funciones de electricista de planta que se le
asignaron en 1978 eran similares a las de electricista
30
Radicación n.° 70807

primero y en el plenario no se aportó documento alguno


contentivo de las actividades establecidas para el primer
oficio aludido, de forma tal que es imposible hacer una
comparación al respecto, para determinar, a su vez, si
desde 1978 le correspondía el mismo sueldo asignado para
el segundo y la forma de incremento convencional, en la
medida en que tal designación sería meramente formal.

En consonancia con lo anterior, el accionante en 1978


pasó por decisión propia a la nómina dos o administrativa y
en ella permaneció aun después de 2004, cuando se hizo
otra modificación en el oficio desempeñado. Luego, si en
gracia de discusión se admitiese que hubo una desmejora
salarial, por el traslado de una nómina a otra, esta se
produjo fue en el año de 1978, cuando se dio por primera
vez el ingreso a la administrativa.

Asimismo, no es objeto de discusión que en esta


última anualidad Hoyos López percibió un aumento del
10% en el salario, luego, es claro que el actor no podía
beneficiarse de ambas nóminas puesto que estas
corresponden a oficios disímiles y, por tal razón, tienen
formas diferentes de establecer su remuneración.

En este punto, considera oportuno la Corte reiterar


que el Tribunal, conforme lo dispuesto en el artículo 61 del
Código Procesal del Trabajo y de la Seguridad Social, en
ejercicio de las facultades propias de las reglas de la sana
crítica, puede apreciar libremente los diferentes medios de
convicción, sin que esa circunstancia, por sí sola, tenga la
31
Radicación n.° 70807

virtud de constituir un yerro fáctico evidente capaz de


derruir la decisión.

Igualmente, como se adoctrinó en la sentencia CSJ


SL2049-2018, la formación del libre convencimiento con el
principio de la sana crítica, implica que el juez debe fundar
su decisión en aquellos elementos probatorios que le
merecen mayor persuasión o credibilidad, que le permiten
hallar la verdad real, siempre y cuando las inferencias sean
lógicas y razonables.

Y en tal providencia se indicó que dicho principio


apunta a varios conceptos que lo integran y que se
condensan en: (i) las reglas de la lógica: necesarias para
elaborar argumentos probatorios de tipo deductivo,
inductivo, o abductivo, como los axiomas y las reglas de
inferencia, o principios lógicos que justifican la obtención
de verdades a partir de otras verdades; (ii) las máximas de
la experiencia, que hacen referencia a las premisas
obtenidas del conocimiento de la regularidad de los sucesos
habituales, es decir, de lo que generalmente ocurre en un
contexto determinado; (iii) los conceptos científicos
afianzados, y (iv) los procedimientos, protocolos, guías y
reglas admitidos por los distintos ámbitos profesionales o
técnicos.

Conforme lo anterior, para la Sala, acorde al principio


de la sana crítica y las máximas de la experiencia que lo
compone, no erró el Tribunal en cuanto afirmó que el actor

32
Radicación n.° 70807

ejerció sus labores entre 1978 y 2004, toda vez que en ese
lapso no presentó acción judicial alguna, lo que desvirtúa
cualquier inconformidad al respecto; y si algún disenso
hubo frente a tal modificación, el paso del tiempo indica que
aquel consintió tácitamente en la misma. De modo que para
la Corte, es claro que el accionante aceptó libre y
voluntariamente el oficio de electricista de planta y sus
efectos en la remuneración.

Igualmente, el mismo análisis puede realizarse frente


al cambio de cargo en el año de 2004, puesto que si bien no
consta la firma del recurrente en el acta pertinente, se
acreditó que la accionada lo capacitó para esas nuevas
labores (f.º 266 a 269), de modo que es acertada la conclusión
del ad quem en cuanto adujo que el hecho de que el
trabajador no realizara algunas funciones del cargo de
electricista e instrumentista de turno, ello no implicaba que
no lo hubiera aceptado, toda vez que, se itera, la empresa lo
capacitó y le ofreció la posibilidad de indicar a partir de qué
momento estaba en condiciones de asumir los turnos
correspondientes. Además, solo hasta 2008 (f.º 214) el actor
manifestó su inconformidad, lo que indica que también en
ese período ejecutó las actividades asignadas sin oposición.

Al no acreditarse un error de hecho manifiesto sobre


una prueba calificada, los testimonios no pueden ser
considerados en el recurso extraordinario, de acuerdo al
artículo 7.º de la Ley 16 de 1969.

33
Radicación n.° 70807

Por último, conforme a lo expuesto, es claro que el


Tribunal no trasgredió el principio de congruencia.

Así las cosas, el Tribunal no incurrió en ninguno de


los errores que se le endilgan.

En el anterior contexto, el cargo no prospera.

Dado que el cargo es fundado en relación con dos


medios de convicción denunciados, no se impone costas en
el recurso de casación.

IX. DECISIÓN

En mérito de lo expuesto la Corte Suprema de


Justicia, Sala de Casación Laboral, administrando Justicia
en nombre de la República y por autoridad de la Ley, NO
CASA la sentencia proferida el 9 de diciembre de 2014 por
la Sala de Laboral del Tribunal Superior del Distrito
Judicial de Medellín, en el proceso ordinario que JOSÉ
ARGIRO HOYOS LÓPEZ adelanta contra ENKA DE
COLOMBIA S.A.

Sin costas.
Notifíquese, publíquese, cúmplase y devuélvase el
expediente al Tribunal de origen.

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Radicación n.° 70807

FERNANDO CASTILLO CADENA


Presidente de la Sala

GERARDO BOTERO ZULUAGA

JORGE MAURICIO BURGOS RUIZ

CLARA CECILIA DUEÑAS QUEVEDO

RIGOBERTO ECHEVERRI BUENO

LUIS GABRIEL MIRANDA BUELVAS

JORGE LUS QUIROZ ALEMAN

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