Sei sulla pagina 1di 5

La MASONERÍA CONTRA LA MORAL CATÓLICA.

(Una lectura
imperdible e imprescindible.)
Amigas y amigos del grupo este artículo les va a ayudar a
comprender un poco más el origen, del porqué, de tanta
inmoralidad en el mundo de hoy. Y como siempre les digo si
quieren comprender el presente vayan al pasado. Pongan
mucha atención a las fechas de cuanto ya era un programa, un
protocolo a seguir para lograr lo que hoy vemos, en el hogar, en
las escuelas, en las leyes, en la sociedad toda. Mucha de la
inmoralidad que hoy sufrimos fué planificada hace más de un
siglo. “El enemigo maneja estrategias y esta es conocida como
estrategia sin tiempo” por eso los masones dicen: el masón cae
pero la lucha continua. Esta lucha claro está, es contra la
Iglesia Católica y todo cuanto enseña de bueno y moral.
El fin que se propone la Masonería exige de su parte la
destrucción de la moral cristiana. “El otro vehemente empeño
de los masones es destruir, escribe León XIII, los principales
fundamentos de lo justo y de lo honesto, y hacerse auxiliares de
los que a imitación del animal, quisieran fuera lícito cuanto
agrada…”.
“El fin último de la Secta es destruir toda religión para
sustituirla por el naturalismo; por esto profesa la indiferencia
religiosa, exaltando indebidamente a la razón humana,
ostentando una falsa tolerancia, combatiendo a la Iglesia y a la
Santa Sede y yendo hasta renegar de las mismas verdades
fundamentales.” León XIII, “Humanum Genus".
La van destruyendo en sus propios miembros, estableciendo
que, según lo escribía el filósofo Fíchte, masón, “Todo es
permitido contra los que se opongan a la realización de nuestros
planes: la violencia, la astucia, el hierro, el fuego, el puñal, el
veneno. El fin justifica los medios”
Acostumbra a sus miembros a la mentira y a la hipocresía; no
teme llevarlos al crimen, si llega el caso. (Los crímenes
masónicos no son fruto de la imaginación, Sino hechos que un
historiador serio no puede negar). En todos fomenta el
indiferentismo en materia religiosa, para empezar, y los conduce
luego al ateísmo, y aun al ateísmo militante.
Pero eso no basta. “La Masonería misma proclama el principio
de una moral universal, común a todos los pueblos y aplicable a
todas las condiciones”, escribía el Masón Varache en 1932. Se
trata evidentemente de una moral puramente naturalista, de
una moral laica, de una moral pagana. Y para establecerla en el
mundo, hay que suprimir la moral cristiana. De ahí:
“La masonería universal es la causa de la irreligión, de la
inmoralidad, del materialismo, del egoísmo y del desenfreno de
las pasiones... Ella es la causa y el principio de la disolución
social... Ella fomentó la corrupción administrativa y el
antagonismo de clases y de razas en la sociedad; y por su culpa,
los libros, las novelas, las revistas, los diarios y los espectáculos
están al servicio del error y del vicio. Todo trabajo salido de las
logias lleva el sello indeleble de su secreto jurado, a saber:
Descatolizar el mundo… Corromper para descatolizar”. Así
escribía Monseñor Mariano Soler, primer arzobispo de
Montevideo. Bien podría llamarse la Masonería “Empresa de
desmoralización”
“Su ley (la de los masones) es la mentira; Satanás; su Dios, y la
ignominia su culto” (Pío VIII Encíclica. “Traditi humilitati”, 24-
V-1829)
Y para quien no diera crédito a los testimonios, bastaría mirar
las obras que produce la secta. Se ha atacado a la familia, a la
mujer, al niño.
CONTRA LA FAMILIA
La ley sobre el divorcio es esencialmente masónica. Ya en 1771,
el masón Mercier podía profetizar —sin dificultad se
comprende–– la próxima institución del divorcio… que veinte
años más tarde votaba la Revolución Francesa, en nombre de
los derechos de la libertad individual... Poco después, tuvo que
suprimirse; tan grandes eran los desastres producidos. Y toca
otra vez a un masón, Nanguet el haberlo reintroducido en las
leyes francesas en 1882.
CONTRA LA MUJER
Vendice escribía a Nubius, jefe de la Alta Venta, asociación
masónica italiana del siglo pasado (siglo XIX): Oía recientemente
a un amigo nuestro reírse de modo filosófico de nuestros
proyectos y decir: “Para aplastar al catolicismo, hay que
empezar por suprimir a la mujer” Tiene razón; “Ya que se puede
suprimir a la mujer, corrompamos con ella a la Iglesia…” Y las
decisiones de los más recientes Conventos no desmienten estos
antiguos proyectos. En el año de 1936, decía un masón: “El jefe
de familia ha dejado de ser jefe. La mujer se ha emancipado. La
familia en cuanto unidad desaparece…”
Nuestro comentario: Vaya si esto es una gran verdad hoy, sólo
miren los nuevos códigos civiles que rigen las relaciones
familiares.
CONTRA EL NIÑO
La Masonería se esfuerza en sacar al niño de su familia y de
Dios. Su táctica en grandes líneas es esta:
1° Monopolio de la enseñanza para abolir o por lo menos
neutralizar el influjo de cualquier otra enseñanza, sobre todo de
la católica.
2° Enseñanza laica, independiente de toda moral y de toda
religión, o sea atea y corruptora.
3° Enseñanza gratuita, para anular cualquier competencia y
extender con mayor facilidad el contagio del mal.
4° Enseñanza obligatoria, para que la perversión y
descristianización del pueblo sea forzosa y total.
La historia de sus esfuerzos para realizar estos planes sería la
historia de la lucha de que muchos países fueron teatro, entre
la Iglesia, defensora de los derechos de los padres y de Dios, y
los gobiernos masónicos, empeñados en hacer triunfar los
planes de la secta.
No faltan masones que hayan reconocido las fatales
consecuencias de tal enseñanza laica; decía por ejemplo
Portalis, ministro de Napoleón: “No hay instrucción sin
educación, y no hay educación sin moral y sin religión…”
Pero poco importa… El plan es suprimir en lo posible todo
influjo de la Iglesia en las almas, valiéndose —si fuere
necesario— de todas las hipocresías.
Escribía en 1947 el obispo de Astorga, Monseñor Pérez:
“Prohibir a la Iglesia crear y dirigir centros de enseñanza no era
posible en todos los países, y chocaba estrepitosamente con los
principios de libertad y democracia que tan hipócritamente
proclama. Un medio halló. . . Consistió en consignar la libertad
de enseñanza en solemnes textos constitucionales, pero
exigiendo al mismo tiempo, ya en la constitución, ya en las leyes
y reglamentos aplicativos, que toda la enseñanza no estatal
diera sus exámenes ante los profesores oficiales. . . Con esta
condición —sin contar, además, la exclusión de todo apoyo
económico estatal— bastaba para que la enseñanza de la Iglesia
y toda la no oficial quedara en manos de la oficial... la cual a su
vez había de estar en manos de la secta…”
EL CONTRA-ESTADO
Nuestro comentario: “Decía un autor, la masonería es un estado
dentro de otro estado” y atenta contra esta. Y ello es así, pues
conspira y se rige por su propia leyes.
El masón Lantoine termina su historia de la Masonería con
estas palabras: “La Masonería se instalé en los Estados”
Nadie puede contestar la verdad de estas palabras, ya que es un
hecho: casi todos los Estados modernos están como
maximizados por la profesión que hacen del materialismo
político, señalado por la encíclica “Humanum Genus" como
característica de la Masonería.
Las fórmulas libertarias, anárquicas, y la exaltación de la
autoridad absoluta del Estado son las que usaban los
enciclopedistas franceses, y que siguen usando los masones.
Un orador del Gran Oriente, en el Convento de 1904, por
ejemplo, hacía resaltar con complacencia cómo la Asamblea
Constituyente francesa en 1792, de la que 300 miembros eran
masones, había adoptado al pie de la letra el texto de la
declaración de los derechos del Hombre y la trilogía Libertad,
Igualdad y Fraternidad, tales como lo habían profesado las
logias durante el curso del siglo XVIII.
Y el mismo Lantoine, va citado, escribe: “Nuestro secreto
consiste en construir insensiblemente una República: Universal
y democrática, cuya reina será la razón y cuyo consejo supremo
será la Asamblea de los Sabios...” Al leer estas líneas, ¿quién no
piensa en seguida en el culto de la diosa Razón, en la Catedral
de París profanada en 1793, y en los Protocolos de los Sabios de
Sión?
Desde 1789, es decir desde la Revolución francesa, la secta va
construyendo poco a poco esta república universal... Los
diferentes movimientos revolucionarios del siglo XIX tenían
como fin la caída y supresión de los tronos, la destrucción del
poder temporal de la Santa Sede y el establecimiento de esta
república universal... No consiguió la secta todos sus objetivos...
pero las últimas guerras, llamadas cruzadas de las democracias
contra las tiranías o los totalitarismos prosiguen los mismos
fines; y poco a poco se van realizando los planes masónicos... y
¿quién no piensa ahora en la Sociedad de las Naciones, que se
estableció después de la primera guerra mundial, y en la actual
O.N.U..?
No hablemos ahora del Comunismo... En sus principios, así
como en sus fines, puede hallarse más de un punto de contacto,
y las querellas que pueden existir entre masonería y comunismo
no pasan de ser querellas de familia. Nuestro comentario: Ya
tocaremos esta íntima relación entre comunismo y masonería.
Tomado de la revista. “COLECCIÓN FE INTEGRA” N° 5 segunda
edición.

Potrebbero piacerti anche