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Así las cosas, adelantamos de alguna manera, entonces, la perspectiva con que
atravesaremos el capítulo 19 del Génesis, pues muy a pesar del genocidio padecido por
los habitantes de las ciudades de Sodoma y de Gomorra, al acento de nuestro ensayo
estará dado por la presencia y significación de los personajes de Lot y su familia en esta
particular historia.
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homofóbico, con todas las consecuencias que este discurso ha tenido a lo largo de la
historia -a pesar tampoco de ser un gran descubrimiento-, sino porque téngase el plexo
axiológico que se tenga sobre lo que constituye o no un pecado para Dios, nuestro
análisis girará en torno a la legitimación del castigo en términos de auto-
determinación/determinación del individuo pecador: es decir, su libertad.
El efecto que el texto bíblico hubiera tenido, sin la presencia de Lot, podría
haber sido catastrófico. Con un marcado pesimismo, la inevitable conclusión sería que
el ser humano está determinado a ser pecador. Dios se habría quedado corto en destruir
las ciudades de Sodoma y Gomorra, y debería haber limpiado al ser humano de la faz de
la Tierra (devorándose también a sí mismo). De allí a la rebelión del hombre contra
Dios no habría mucha distancia. Desafortunadamente, tenemos a tipos como Lot, que a
pesar de su mundo circundante, con actitudes claramente sociópatas, retroalimentan el
mecanismo discursivo, sirviendo de molde para fundar una doctrina opuesta: la del libre
albedrío absoluto. En otras palabras, la existencia de Dios reposa en la de Lot.
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hombre de Dios también lo es. La opción entre uno y otro está en manos del libre
albedrío de cada uno.
Más aún, si Dios nos da la libertad de elegir entre pecar y no pecar, pero al
mismo tiempo asegura el castigo divino del pecador, ¿existe realmente una libertad allí?
La interrogante nos lleva a examinar otros factores determinativos existentes en las
ciudades destruidas, que bien podrían paliar y debilitar esta pretendida libertad
absoluta. Claro está, la debilidad apuntada se lleva consigo la fuerza legitimadora del
castigo divino. Hasta podría hacernos dudar de las actitudes sociópatas de Lot y de su
familia. Pero no avancemos tanto; nos contentaremos con señalar que la falsedad de la
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premisa del libre albedrío, que legitima el castigo de Dios, se muestra evidente a poco
se analice la propia letra del texto bíblico.
David S. Murad
DNI: 33.207.311