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ntígona, Antígona, Antígona.

Numerosas

A Antígonas se dieron en cita en Santa Fe de


Bogotá entre el 3 y el 10 de noviembre de
2006, donde se efectuó el Festival-Encuentro
Internacional Magdalena Antígona con el lema
“Mujeres arte y parte en la paz de Colombia”.
Este Festival fue organizado por la Corporación
Colombiana de Teatro, asociación cultural no
lucrativa dirigida por Patricia Ariza, dramaturga,
directora y actriz colombiana, quien fundara con
Santiago García el Teatro La Candelaria. Esta fue
la tercera ocasión en que el Festival se realizó en
Colombia1 y consistió en el “encuentro de un
grupo de mujeres artistas del teatro y la danza e
investigadores procedentes de diferentes partes
del mundo (…) para encontrarse con el teatro co-
lombiano desde los grupos que tengan montajes,
fragmentos, ‘performances’ sobre Antígona”.2
Pero… ¿por qué Antígona aquí y ahora? Des-
graciadamente parece que la razón de ser de
Antígona es cada vez más vigente en nuestra
época, digamos “post-colonial”, en la que con-
tinúan sin resolverse los conflictos antiguos por
todo el planeta, odios, rencores y antagonismos
que nos llegan desde siglos anteriores.
En la América Latina un incontable número de
personas han sido secuestradas, desaparecidas, 94
desplazadas, torturadas y asesinadas por el
poder. ¡Cuántas mujeres se acongojan por la mis- 95
teriosa muerte de sus hijos, padres, tíos, amigos,

Antígona,
colegas, novios, maestros y vecinos! Son muertes
que no se reconocen oficialmente, clandestinas y
anónimas, que por consiguiente no tuvieron un
espacio para que los dolientes expresaran su
duelo abiertamente.

preludio del duelo


En ese sentido, todas las obras representadas
en el Festival son muy elocuentes. Antígona, del
Teatro La Candelaria, es una tragedia solemne,
espectacular y sugerente. En un escenario con
los coros ubicados a la izquierda aparece Tiresias y nuevo reto
en la América Latina
César, personificado como un “joker”, su aspecto
representa lo arruinada que está la ciudad de
Tebas a causa de la guerra. Hay tres Antígonas
que intentan inhumar a Polinices contraviniendo
los deseos de Creonte, y hay tres Ismenes que les
intentan disuadir de su descabellado proyecto:
Miyuki Takahashi
1
Sobre la primera edición, Magdalena Pacífica (Festival Inter-
nacional de Teatro Contemporáneo de Mujeres), celebrado
en Cali del 21 al 30 de septiembre de 2002 con el lema
“Mujeres por el cambio en Colombia”, Conjunto publicó en
su número 127, de enero-marzo 2003, pp. 86-92, un artí-
culo de Marlene Ramírez-Cancio. [N. de la R.]
2
http://www.themagdalenaproject.org/phpBB2/viewto-
pic: php?t=355
“No estamos hechas las mujeres para luchar con- crean con los otros personajes: Rubiel, anciano
tra las leyes (…) ¿Vas a añadir, por tu voluntad, enfermo, que sufre pesadillas por la muerte de su
más desgracias a nuestra familia?” ¿Cuántas ve- hijo Eugenio; Colombia, esposa de Rubiel, la única
ces nos hemos dicho estas palabras para resig- persona que actúa para enfrentar los peligros del
narnos y convencernos de nuestra incapacidad desplazamiento; Zarca, muchachita muda, huérfa-
para luchar contra la violencia injusta del poder? na, que a veces se ensimisma en sus pensamien-
Aun cuando estemos de acuerdo con lo que tos, siempre con los ojos horrorizados, le tiene
Antígonas dicen: “Estoy honrando las leyes pri- cariño a Gallina.
mordiales. Son leyes que están en la memoria y La obra compuesta de muchos cuadros, que se
nadie puede violarlas. (…) ¿Acaso tiene Creonte despliegan unos tras otro al compás ligero, parece
el derecho a desvincularme de los míos?” reflejar una coyuntura real que se precipita pasiva-
En palabras de Patricia Ariza aquí se muestran mente a la catástrofe. Si bien Gallina presencia los
las contradicciones entre las leyes y la justicia, escenarios desgraciados y exasperantes, no puede
entre la estructura patriarcal autoritaria y el vín- hacer más que quejarse. Su gemido resuena desde
culo fraternal. Recordemos que, como dice el abismo de la muerte, como reproche a la impo-
Creonte: “Los muertos de Polinices guardan tencia y la maldad de los humanos.
memorias que deben ser borradas de la faz de la En Los perfiles de la espera, de La Mascara, de
tierra”. La jerarquía muchas veces procura ani- Cali, Lucy Bolaños actúa distintos papeles: una
quilar los vínculos humanos para completar su prostituta y una anciana que esperan el retorno
dominio; ha sido de esa manera como se ha for- de sus desaparecidos. Lo hace de forma muy
jado la “Historia” oficial, empeñándose en hun- natural, lejos de todo aspaviento y ostentación,
dir las memorias particulares en el olvido. para así conseguir un retrato de los fragmentos de
Los telones de plástico, medio opacos, repre- lo cotidiano. Aunque no se trata de realismo llano,
sentan el mundo siniestro e incierto y el sonido ni está ausente la estética, o mejor dicho, la
macabro que producen al sacudirse son murmu- poesía de la cotidianidad, aquella en la que irrum-
llos que nos desasosiegan. Pero lo más estreme- pe muy violenta y indeseadamente la sinrazón.
cedor son las palabras de Tiresias con las que En lo personal sentí la elocuencia poética de una
comienza y termina la obra: “Ciudadanos de corporalidad sedimentada por la memoria de lo
Tebas, salgan ya de sus casas (…), descorran el cotidiano, y por la historia o las “historias” de
velo que les ciega la vista, su silencio ha sido el varias mujeres con, por y para las que Lucy
mayor cómplice de la tragedia.” Patricia Ariza y Bolaños ha venido trabajando como teatrista.
sus actores expresan elocuentemente la epopeya
de Antígona y la tragedia de la realidad que noso- LAS ANTIHEROÍNAS DESDE JAPÓN
tros enfrentamos. –¡Bienvenidos todos ustedes que están aquí!
Por su parte, Carolina Vivas Ferreira, dramatur- Sean bienvenidos a Una geisha más, de Miyuki
ga, directora, actriz bogotana y cofundadora de Takahashi, del Japón, la geisha más hermosa del
Umbral Teatro, nos conduce al escudriñamiento mundo. ¡Que afortunados son ustedes al poder
de nuestra condición real infestada de sevicia, con verla, con todo y que no aparecerá ningún peda-
su Gallina y el otro. Obra hecha de poesía y humor cito de Kabuki ni de Noh! Está es la tercera lla-
negro que trata sobre la masacre de personas en mada, tercera, aunque no se hayan dado ni la pri-
situación de desplazados. Aunque el tema es bas- mera ni la segunda, no importa, ¡comenzamos!
tante serio, la autora no recurre a lo descriptivo ni Animada por la risa alegre de la gente, atravesé
tampoco a lo general, sino a la metonimia y al la sala llena de público en dirección al escenario
humor, y por eso mismo la seriedad es puesta de interpretando una canción japonesa, lanzando
relieve. Algunos de los personajes son mostrados confeti, vestida de kimono dorado y rojo, con una
en escena con una fuerte carga de ironía, lo que sombrilla en la mano. En el escenario hay una
enfatiza sus propias características: Gallina, meto- mampara de tela roja, frente a ella dos cojines y
nimia de la docilidad y la impotencia; El Hippie, una mesa baja sobre la que hay dos copitas y una
locutor de una emisora, oportunista de actitud botella de sake.
ecléctica y negligente; El Moreno, General de la Es una obra unipersonal, dividida en dos partes,
Brigada, cruel tirano, de falsa amabilidad y nega- la primera se desarrolla por medio del juego y la
do a la interlocución; Chusco, cerdo, representan- interlocución con la gente. A la manera del teatro
te de la vulnerabilidad de las víctimas. Esas carac- callejero, uno de los espectadores es invitado al
terísticas y la manera en que son presentadas escenario para interpretar a un cliente de Myumyu.
Aunque hay una trama, recurro a la improvisación, genes para “conquistar” el mundo y ganar
porque creo que la improvisación es un método mucha plata. Ahora lo importante para ella es
abierto, flexible y apropiado para una creación “triunfar: se trata de una venganza. Amenaza a
colectiva con la participación del espectador. su cliente con llevarlo a Japón para “venderlo” a
Conocí este tipo de teatro a raíz de mi investiga- un cabaret donde los hombres extranjeros bailan
ción sobre el teatro popular mexicano y lo he adop- solo con un bikini puesto para agradar a la clien-
tado porque me parece que tiene mucho potencial tela femenina. Aunque Myumyu sabe bien que
y energía: en él el público reacciona activamente, esto no conduce a ninguna solución sustancial,
ríe, aplaude, grita, o sea, participa. sino sólo a la reproducción de la misma regla que
Este teatro me impresiona fuertemente a mí, los hombres –quienes detentan el poder– han
que vivo en una sociedad bien controlada, donde establecido. Esta segunda parte concluye con la
el espacio público cerrado y los ciudadanos no proyección de un breve cortometraje y con una
son dados a expresarse sino a contenerse dema- coreografía de expresión corporal. Paredes de
siado; así la comunicación humana es cada vez miradas atormentan y cosifican. Se pregunta
más seca y deshumanizada; y el arte, al igual que ¿quién soy yo? y el cuerpo se petrifica, se mueve
la gente, tiende a atrincherarse en sí mismo, per- como autómata.
diendo su razón de ser. En Japón, igual que en Latinoamérica, muchos
En la segunda parte, el mejor cliente de Myumyu, artistas escénicos desplegaron una actividad van-
un gran empresario, se propone sacarla de la guardista durante los años 60, y luego, con el
humillante condición de su trabajo, la aceptará paso de los años, algunos de ellos adoptaron una
como secretaria particular a condición de que ella actitud de atrincheramiento en sí mismos mien-
se haga su amante, a lo que Myumyu responde: tras que otros ingresaron en el arte comercial.
–Señor, si usted piensa que me humilla, yo me Shigeko Takemori, directora y actriz de Rap Mam
siento humillada. ¿Por qué me mira así? ¿No sabe del Japón, trabajaba en aquella época como
mirarme de manera distinta? Como cuando las actriz profesional y al mismo tiempo realizaba
jóvenes secretarias son salvadas por los excelen- activismo feminista. En la actualidad se desem-
tes empresarios, o las jóvenes indígenas fueron paña como maestra del taller del cuerpo y del 96
rendidas por los capitanes extranjeros. Son las teatro, sobre todo con mujeres, además de abor-
mismas imágenes que circulan en las telenove- dar la problemática femenina como activista. 97
las, películas e historietas, nada nuevo, igual que Este año participó por primera vez en el Festival
La cenicienta y La bella durmiente, si no viniera un Antígona, acompañada de otra actriz Reiko
príncipe, ¡nunca se salvaría! Harada, con su obra Las mujeres sobreviven.
Luego de esto, el cliente intenta violarla para La obra comienza con la imagen de una llama
someterla. Deus ex machina, de repente suena el proyectada en la pantalla y el trasfondo musical de
despertador y Myumyu grita. un instrumento japonés. En el escenario pueden
–¡Se acabó el tiempo del contrato de geisha! verse tendidas varias cuerdas y a una chica vesti-
Se quita el kimono y se devela su verdadera da de kimono enredada entre ellas, se mueve
personalidad: la presidenta de la oficina transna- como muñeca, los hilos se lo dificultan. Otra
cional Myumyu, quien después de haber padeci- mujer aparece detrás, pasando por entre las cuer-
do esas miradas estereotipadas como “muñeca das, lleva un vestido de camuflaje militar y un
de compañía”, mansa, obediente, dócil y domés- morral negro. Las mujeres se topan, es un encuen-
tica, había decidido, aprovecharse de esas imá- tro inesperado e improbable. La primera se llama

Una geisha más


Oshichi, es hija de un gran comerciante que vivió derecha, se alinean en el piso unas diez bombi-
hace cientos de años. Ella había sido comprometi- llas y de cada una de ellas se desprende un
da por su padre en un matrimonio de convenien- cordón. Muchos códigos misteriosos.
cia, aun cuando ella expresó su negativa y confesó The Acts de Jill Greenhalgh, directora galesa y
tener un novio pobre. Después de muchos tor- una de las fundadoras de este Festival es “una
mentos, se le ocurrió que la solución era prender respuesta al feminicidio que se consuma en las
fuego a su casa con ella dentro. (Este cuento es ciudades fronterizas del norte de México.”2
muy popular en el Japón). La segunda mujer es Silenciosas, aparecen varias chicas, vestidas con
Natsu, la excelente trabajadora de una gran ropa de diario, se ubican en el extremo del
empresa japonesa del presente, su congoja se cordón de cada bombilla tendida en el suelo y
debe al acoso sexual de su jefe, quien la manosea lentamente lo jalan dirigiendo la mirada hacia el
y justifica sus actos culpándola de la baja tasa de horizonte, como si vieran más allá de su vida,
natalidad en el país. Es parte de una actitud mientras la chica de la duna sopla en la arena
machista que también se manifiesta en el hecho para hundirla. Cuando parecía que esta acción
de que, por muchos esfuerzos que hagan las muje- duraría eternamente, súbitamente ocurrió la
res, no pueden ascender como los hombres. Esta peripecia. Una chica tras otra se levantan y se
situación la lleva a preguntarse: ”He venido traba- quitan las bragas blancas, mientras miran hacia
jando como soldado empresarial, pero los esfuer- lo alto –los focos quedaron abandonados eterna-
zos que hice, ¿ahora para qué sirven?” mente como sus vidas. Sus miradas parecen
Mientras las dos mujeres se cuentan sus historias, indignadas, desesperadas, angustiadas, débiles,
descubren que la situación no ha cambiado pero llenas de dignidad; parecen denunciar la
mucho. ¡Mira cuántas riendas tiradas por el patriar- injusticia, la brutalidad y el trato inhumano que
cado, iguales a tantos cinturones en el kimono! recibieron. Sobre el inmenso desierto desolado,
¡Qué asco! Se consuelan mutuamente. Natsu le árido y frío, lleno de almas resentidas en pena,
quita a Oshichi los cinturones que la sujetaban, se extienden ahora muchas bragas blancas; la
quien se siente librada, y dice a Natsu: “Entonces, arena blanca y las barras cortas de hierro son
¿no quieres prenderle fuego a su empresa?” Natsu como símbolos de la inocencia de ellas, de la
contesta: “Prefiero la manera pacífica”. esterilidad y la impotencia del nuestro mundo,
Ninguna de ellas opta por el camino de la ven- donde no funcionan la ley justa y ni se cumplen
ganza, de la violencia por la violencia, sino que los derechos humanos, pero también de la cruel-
buscarán otras alternativas para mejorar la situa- dad de sus verdugos masculinos. Sólo por un
ción femenina. La obra concluye de nuevo con la momento las chicas levantan simultáneamente
imagen de la llama, que parece expresar la la voz para contar como las violaron. Son los
pasión, la esperanza, la ira y el vigor. ecos de aquellos fantasmas errantes, de quienes
Después de la presentación, hubo una breve la verdad sobre sus asesinatos no se ha intenta-
conversación entre las actrices y el público, do ni siquiera probar oficialmente, y que por
como lo hacen ellas siempre. Tienden este acer- tanto no han recibido el digno duelo.3
camiento con los espectadores porque no quie- Jill pregunta en su volante :”¿Cómo se dice ven-
ren que el teatro exista sólo para un número limi- ganza en femenino? ¿Qué es lo opuesto al terror?
tado de aficionados y para los artistas como algo (…) ¿Aceptamos la falta de poder?”4
especial, sino que exista y sirva para toda la Responder estas preguntas no es tarea fácil.
gente, para expresarse, divertirse, comunicarse, Pero seguramente la forma de nuestra venganza
sensibilizarse, percatarse de la esencia del pro- no será la misma que la de los hombres: el “ojo
blema y buscar buenas soluciones. por ojo, diente por diente”. En cambio, nosotras
expresamos nuestra condolencia, para conservar
EL CÓDIGO DEL PERFORMANCE y transmitir –junto con los hombres– la memoria
Cuando entramos al teatro nos esperaba un de los difuntos y para evitar así que se hundan en
paisaje curioso. A la izquierda, desde el fondo el olvido, con el lenguaje de la ciencia, del arte, el
hacia el proscenio, una chica estaba haciendo cotidiano o el corporal. Y ahí está una razón de
una pequeña duna en un banco de arena blanca. ser de teatro.
Del techo pende una pantalla pequeña sobre la
que uno tras otro se proyectan nombres de muje- 3
Volante The Acts:I unas pocas líneas, Jill Greenhalgh
res, incluso desconocidas, mientras una voz baja 4
http://www.mujeresdejuarez.org, Nuestras de Hijas Regre-
los enuncia. Una luz cenital ilumina la duna. A la so a Casa a.c. (por el volante de Greenhalgh)

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