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DE REGRESO A MI VIEJO HOGAR 24

Parece toda una vida nuestra estancia en la capital


pero tan sólo estuvimos lejos de casa seis años.

Nuestro primer día de vuelta aquí y ¡esta pena!


¡Todas cosas tristes!

Campos y terrazas de labor siguen tal cual


pero en el pueblo… casas enteras han desaparecido.

Y al dar un paseo encuentro que


la mayoría de mis vecinos ha muerto.

Intento encontrar qué permaneció, trazas


a las que me aferro con desesperación.

Nuestros 100 años de vida, día a día, un fluir de ilusiones,


calor y frío persiguiéndose uno a otro.

Enfrentado a viejos temores, la Gran Transformación


terminará conmigo antes que mi aliento me abandone.

Dejo ir, dejo ir y olvido todo.


Un poco de vino me vuelve a la vida.

Respuesta a Li Chai-Sang

Siempre me sentí llamado por estas montañas y lagos


y no dudaba en acudir a ellos.

Pero ni mi familia ni mis amigos


soportaban la separación que hubiera traído.

Al fin, un día afortunado y con un extraño sentimiento,


bastón en mano, retorné a mi granja del Oeste.

Nadie volvía conmigo. En aquellos caminos apartados


tan solo veía granjas abandonadas, ruinas.

Pero nuestra choza se mantenía firme como siempre y


nuestros campos parecían cuidados.

Cuando el viento del valle se vuelve frío,


el vino de primavera ayuda a entrar en calor y alivia el hambre.
No es muy fuerte, apenas un vino de señoritas,
pero es mejor que nada para olvidar penas.

Alejado de él, mientras los meses y años se van,


el mundo sigue su rumbo distante.

Arado y tejido proveen de todo lo necesario,


¿quién necesita de más?

Lejos, siempre lejos, mi historia y yo


nos desvaneceremos, juntos, así.

De vuelta al campo - 5 poemas

Nunca fui como los demás,


ya de chico me gustaban las colinas y montañas.

Por un descuido caí en la red del polvo


y rápidos pasaron trece años.

El pájaro en la jaula extraña el bosque,


el pez en el estanque anhela las profundidades.

Desmalecé un terreno al sur y vivo rústicamente;


he vuelto a mi tierra.

Tengo unas hectáreas por aquí


con una casita de varias habitaciones,

Olmos y sauces dan sombra en la galería de atrás


y varios durazneros y ciruelos verdean en el jardín del frente.

Lejano, tras la bruma, se divisa un caserío,


el humo de sus chimeneas se ve en lo abierto.

Perros ladran en sendas lejanas y


gallos cantan trepados a los arbustos.

Detrás de mi puerta todo ordenado y limpio


lugar de sobra en mis habitaciones para holgazanear.

Luego de tanto tiempo en la trampa


De vuelta al fin, otra vez en la naturaleza.

Poema 2
Acá en el campo, poco me relaciono con la gente.
No llegan carros ni caballos a mi pobre camino.

El sol da en la puerta cerrada


y no hay preocupaciones vanas en mis habitaciones vacías.

De vez en cuando, por los serpenteantes senderos


apartando los yuyos crecidos, me cruzo con algún vecino.

En esos encuentros nuestra charla se reduce


a cómo están las moreras o el cáñamo.

Mis cultivos crecen día a día y


se extienden más y más mis sembrados.

Ahora solo temo a heladas y granizo


que pueden arruinarlo todo en una noche.

Poema 3

Al pie de la montaña del sur planté habas


los yuyos crecieron muy bien, pero mis habas, ¡pocas brotaron!

Madrugo, y paso el día carpiendo los yuyos


acarreando la luna vuelvo con mi hazada al hombro.

El sendero es angosto y el yuyal está muy crecido


el rocío del anochecer empapa mis ropas.

No me importa que mis ropas se humedezcan


Me sirve para practicar el wu wei.

(Wu-Wei, no rechazar lo que trae el destino, recibir con ecuanimidad lo que


toca en suerte).

Poema 4

Tanto tiempo sin vagar por laderas y lagunas,


privado del placer de las colinas y los bañados.

Pero hoy acompañado por hijos y sobrinos


apartando los yuyos, encontramos un caserío abandonado.

Anduvimos por entre unas tumbas,


apenas se reconocía el lugar en donde habían vivido,

quedaban restos de chimeneas y pozos de agua,


restos podridos de moreras y silos de pasto abandonados.
Pregunté a uno que andaba juntando leña:
“¿Dónde fue toda esta gente?”

El leñador me contestó:
“Idos o muertos, no queda nada.”

"En una generación cambia la corte y la gente del mercado".


Creanme, no es una frase vacía.

La vida humana es como un conjuro, una ilusión,


y al final, todo vuelve a la nada.

Poema 5

Entristecido, apoyado en mi bastón vuelvo a casa solo


por el intrincado sendero entre los yuyos.

El arroyo de la montaña baja claro y poco profundo,


ahí refresco y lavo mis pies.

Cuelo un poco de vino nuevo


e invito a mi vecino a comer un pollo.

El sol se pone, la habitación se oscurece,


no encendemos lámparas, que las brasas nos iluminen.

Nos invade la alegría, y la noche se vuelve corta,


ya, está otra vez amaneciendo…

Contesto un poema de Guo Chu

Primero

Es cerrado el bosquecito de enfrente


en pleno verano brinda una sombra fresca.

El viento sur, gentil llega con la estación


y su soplo sacude mi camisa.

Vivo apartado, disfruto de mis pasatiempos


echado o sentado a la sombra, rasgueo el koto, hojeo libros.

Hay vegetales de sobra en la quinta


y la última cosecha aun está almacenada.

Proveer para uno tiene un límite,


más allá de lo suficiente, no me atrae.
Con el sorgo de primavera fabrico vino
yo lo destilo y me sirvo de él cuando está listo.

Mi hijito juega a mis pies,


intenta hablar pero todavía no le sale ni una palabra.

Esto es algo genuino y agradable


que me ayuda a olvidar mi sombrero de funcionario.

Miro en la distancia las nubes blancas,


¡A qué anhelar las épocas pasadas!

Nota: A propósito de este poema, se suele citar un párrafo del Chuangtzu:

Yao visitó Hua. El guardia de la frontera dijo a Hua:


‘He aquí un sabio, por favor, permitame elevar algún plegaria por usted, le
deseo a usted una larga vida!’
A lo que Yao contestó:
‘No, gracias!’
‘Entonces que tenga usted mucha riqueza’
‘No, gracias’
‘Entonces le deseo a usted una larga descendencia!’
‘No, gracias’
‘Una larga vida, muchos hijos y riqueza, es lo que la gente desea, ¿por qué
usted no?
‘Muchos hijos implican muchas preocupaciones, riqueza implica problemas, y
una larga vida trae vergüenza. Ninguna de estas tres cosas contribuye a la vida
virtuosa y por eso es que las rechazo.’
‘Al principio lo creí un sabio, pero resultó ser un caballero simplón. El cielo
produce innumerables vidas y a todas da su sustento, por qué habría uno de
preocuparse? Si tiene riquezas las comparte con los demás, qué problemas
podrían traer? En cuanto a los sabios… viven como el faisán (que permanece
en el bosque sin un hogar), se alimenta como un pichón (depende de lo que la
madre pone en su boca), viaja como un pájaro (que no deja huellas). Cuando el
mundo está encaminado, él prospera. Cuando el mundo pierde el rumbo, él
cultiva la virtud y vive ocioso. Luego de mil años, cuando ya está cansado del
mundo, se aparta y vive como un inmortal. Galopando nubes llega a la
residencia de los dioses. Los tres inconvenientes que usted mencionó, no le
afectan y su vida transcurre sin penas, ¿qué causa de vergüenza habría?’
Y el guardia dejó a Yao. Este lo siguió e intentó seguir hablando:
‘Puedo preguntarle…’
‘Siga su camino!’ contestó el guardia.

Poema dos
Pasó la primavera, cálida y húmeda.
Ha llegado el otoño, claro y frío.

Las neblinas terminaron, el rocío se congela,


Un cielo ilimitado cubre esta basta claridad.

Las montañas se extienden a lo lejos


con su elevados picos distantes.

Crisantemos fragantes crecen en los bosques


pinos reverdecidos coronan las cimas.

¿No es el corazón de la belleza


esta austeridad helada?

Mientras bebo pienso en los maestros reclusos.


Un siglo después trabajo en vuestros secretos.

Vuestra verdadera naturaleza me elude,


pero puedo retener esa exquisita luna hasta el fin…

A comienzos de primavera

A COMIENZOS DE LA PRIMAVERA, EN EL AÑO GUIMAO,


RECUERDO A LOS VIEJOS GRANJEROS. DOS POEMAS.

Poema 1

He escuchado la vieja canción Campos del Sur,


pero nunca pude pasear por ellos.

Aun hambriento Yen perfeccionó su sabiduría


Pero yo, ¿cómo podría ignorar la llegada de la primavera?

De madrugada aparejo mi carro y


y ni bien salgo ya me siento lejos.

Los pájaros cantan la llegada de la estación


Vientos frescos traen abundancia.

Senderos entre el bosque de bambú


es todo lo humano que se ve en este lugar alejado.

Entiendo por qué el viejo


estaba tan a gusto y nunca volvió.

No será motivo de orgullo para el sabio,


pero lo que cultivo aquí nunca crece débil.
Poema 2

El viejo maestro dejó su lección:


‘Preocúpense por el Camino, no por el hambre’

Lo intento, pero es algo extraño para mí,


en cambio haré del trabajo mi práctica.

Hazada en mano, la tarea que toca es mi deleite,


Sonrío y doy ánimo a los demás.

Vientos de muy lejos corren por los campos


y los delicados brotes disfrutan de ellos.

Aunque la cosecha no está asegurada


hay bonanza suficiente en el trabajo del campo.

Hay tiempo para descansar luego de la siembra de primavera


aquí, en donde ningún viajero se detiene a preguntar por el Camino.

Retornamos juntos al atardecer


y comparto algo de vino con mis vecinos.

Recito unos poemas y cierro mi puerta de madera.


De ahora en más seré un campesino.

Hay estudiosos en China que proponen otra lectura para estos últimos versos:

Retornan juntos al atardecer


y entre vecinos comparten algo de vino.

Murmuro unos poemas y cierro mi puerta de madera.


Seguiré siendo este campesino.

En los que se refleja una imagen muy distinta del poeta, una figura mucho más
solitaria: mientras los otros campesinos vuelven juntos y comparten unas
copas de vino para disipar su fatiga, el viejo Tao recita unos poemas para sí, y
cierra su puerta al mundo en lugar de mezclarse con él. Y sabe que así
seguirán las cosas, los campesinos en su mundo y él en el suyo.

Replica a Liu Chai-Sang

RESPUESTA A LIU CHAI-SANG

Pocas visitas en mi pobreza,


hasta olvido el paso de las estaciones.

En el patio unas hojas caídas


me entristecen al recordarme la llegada del otoño.
Por la ventana del norte asoman flores de girasol,
En el campo del sur, buen grano madura.

Si bien no estoy feliz con mi suerte


sé bien que el año que viene puede no llegar.

Llamo a los chicos y los tomo de la mano,


está lindo día, ¡aprovechemos a dar un paseo!

Escrito y enviado a mi primo Jingyuan

en el doceavo mes del año Guimao (403)

De este lado de la puerta rústica terminan mis huellas,


el mundo y yo cada uno por su lado.

En lo que era mi entorno no saben


que mi puerta permanece cerrada todo el día.

Helado el viento de fin de año,


está todo cubierto, la nieve cae día y noche.

Presto atención pero ni un sonido se escucha


y frente a mis ojos una extensión puramente blanca.

El frío se cuela por entre mis ropas


platos y ollas no obedecen siempre que los llamo.

Solo, desolado en esta casa vacía


nada ni nadie me contenta.

Busco entre libros de mil años atrás


y me encuentro con incomparables ejemplos.

Mis logros no llegan a semejante nivel


fue por circunstancias que alcancé una cierta “firmeza en la adversidad”.

Si los buenos ejemplos no pueden seguirse,


¿quien se atreve a llamar errada a esta vida de ermitaño?

Le envío mis pensamientos más allá de las palabras,


¿quién podría explicar nuestro mutuo entendimiento...?

Nota: Tao cuenta a su primo, y a nosotros, que se siente solo y lejos de donde
todos suponen que quizá debería estar: ocupando un cargo en el gobierno, que
nadie lo visita y que en su casa se sufren penurias, que pasa su tiempo leyendo
y en sus lecturas se encuentra con ejemplos de gente que hizo grandes cosas
por China y, con humor agrega que, si bien no alcanza a emular aquellos
próceres, al menos forzadamente, porque las circunstancias lo obligan a ello,
alcanzó una cierta “firmeza en la adversidad”. Y ya que no están dadas las
circunstancias para tratar de hacer algo en el gobierno, la situación reinante es
caótica y muy peligrosa por la guerra civil que impera, ¿quién puede criticar su
decisión de vivir apartado?

Escrito al pasar por Qu'e


a comienzos de mi servicio como adjunto
del general del Ejército (Liu Yu)

Crecí ajeno al mundo de los hechos,


me dediqué de corazón a los libros y al chin.

Vestía ropas toscas, felíz y satisfecho,


en general vacío, pero siempre en paz.

(así describía Confucio a uno de sus discipulos casi siempre hambriento: vacío;
el chin es similar a un laud)

Un día, sorpresivamente, llegó el momento:


dejé todo y me encontré en el camino.

Por la mañana preparé mi bolso, dejé mi cayado,


y abandoné la granja.

Lejos, lejos va el bote solitario,


sin fin, sin fin mis cavilaciones buscando la vuelta.

¿Que si es largo mi viaje?


He bajado y subido colinas por miles de kilómetros.

Mis ojos agotados de tantos ríos y caminos desconocidos,


mi corazón anhela retornar a mis colinas y lagos.

Contemplo las nubes y me mortifican las aves lejanas,


miro las aguas, me avergüenzan los errabundos peces.

Desde el principio el ideal verdadero se mantuvo en mi pecho


¿quién dice que me dejo llevar por las formas exteriores?

Por ahora sólo seguiré el curso de los acontecimientos


y al final retornaré a la choza del maestro recluso.

A la manera de los viejos poemas

POEMA CUARTO DE NUEVE

Distantes, desde la alta torre de cien pies de altura


los cuatro horizontes a plena vista.
Refugio para las nubes que vuelven al atardecer
y descanso para las aves en sus vuelos mañaneros.

Ríos y montañas completan la vista,


una larga pradera se extiende a lo lejos.

Tiempo atrás hombres ilustres, famosos,


verdaderos caballeros utilizaron esta planicie como campo de batalla.

En una mañana sus cien años de vida


se fueron de una vez a la tumba.

Delineadas por las agujas de pino caídas,


más altas, más bajas, sigue una tumba a otra,

Nadie cuida de estos sepulcros,


¿qué será de aquellos espíritus vagabundos?

Tanta gloria y valentía no es poca cosa,


pero dejan heridas que lamentar.

OCTAVO DE NUEVE

Cuando joven era incondicional y apasionado;


tomé mi espada y fui sólo a los caminos.

¿Quién dice que la jornada fue corta?


Llegué tan lejos como Zhangye y Youzhou.

Cuando tenía hambre comía helechos de Shouyang,


cuando tenía sed, bebía del río Yi.

En lugar de encontrar comprensión


todo lo que vi fueron viejas tumbas.

Dos grandes tumbas a ambos lados del camino,


las tumbas de Boya y Zhuang Zhou.

Difícil de encontrar Caballeros como aquellos de nuevo


¿qué pretendo yo en mi viaje?

Nota: Nos cuenta Si Ma Chien en el Shi Chi que los hermanos Boya y Shuqi en
protesta porque su pueblo Zhou invadió a los Shang se recluyeron en la
montaña Shouyang alimentándose de helechos. Al tiempo murieron de
hambre. El río Yi es donde el príncipe de Yan despidió a Jin Ke cuando lo mandó
a asesinar al rey de Qin.

El Regreso - Poema con introducción


EL REGRESO, RAPSODIA

Estaba empobrecido y lo que producía la granja no era suficiente para sostener


a mi familia. La casa llena de chicos, los jarrones de arroz vacíos, y yo que no
era capaz de proveer las necesidades mínimas para vivir. Amigos y parientes
me presionaban para que trabaje en el gobierno, y al fin yo mismo terminé
pensando lo mismo; pero no había modo de que lo consiguiera. Un día sucedió
que tuve que hacer unos trámites y una gente con el poder suficiente, humana
y muy compasiva quedó bien impresionada de mi desempeño. A causa de mi
pobreza un tío me ofreció un trabajo en una ciudad menor, pero en la región
había revueltas y me dio temor alejarme de casa. De todos modos, Pengze
estaba a unas pocas leguas de mi hogar y el honorario que me ofrecieron era
suficiente como para poder, al fin de cuentas, comprar vino, de modo que
terminé aceptando el puesto. No habían pasado muchos días cuando empecé a
sentir deseos de volver a casa. Ustedes se preguntarán por qué. Pues porque
instintivamente no soporto la disciplina ni los modales cortesanos. El hambre y
el frío pueden ser muy duros, pero este ir en contra de mi forma de ser me
enfermaba. Me veía enredado en la vida de funcionario tan solo para suplir a
mi boca y estómago y en cuanto fui consciente de ello, realmente me disgusté.
Pensando en ello y en los ideales que siempre me habían guiado, sentí
vergüenza; pero aún tenía que esperar a que termine el año para empacar y
una noche huir de allí. En eso, mi hermana casada con un Cheng en Wu Chang,
murió, y mi único deseo fue ir para allí de inmediato. Renuncié y marché para
allí por mis propios medios. De mediados de otoño al invierno habían pasado
unos 80 días en la oficina hasta que los eventos facilitaron que hiciera lo que
anhelaba. Así llamé a este poema: El Regreso.

En el onceavo mes del año Yi-si (405).

Escapar, ¡volver a casa!


Mi campo y jardín invadidos de yuyos-
¡debo volver!
Yo mismo ayudé a mi estómago a que esclavice a mi mente
¿por qué habría de andar así, abatido, melancólico?
Y si sé que no hay remedio para lo pasado,
también sé que hay esperanza para el futuro.
No anduve mucho por el camino cuando me di cuenta
de que lo que hacía ahora estaba bien, que antes había errado.
Mi bote cabecea bajo una brisa suave,
flap flap, el viento sacude mis ropas.
Pregunto a un viajero por el camino que me queda
contrariado por esta luz tan tenue del crepúsculo,
cuando de repente alcanzo a ver mi cabaña
¡y lleno de alegría echo a correr!
Los sirvientes, alegres, salen a recibirme,
mi hijo pequeño me espera junto a la puerta,
los senderos están casi desaparecidos
pero pinos y crisantemos aún siguen allí.
Llevado de la mano por los chicos entro en la casa
en donde me espera una jarra de vino,
de la que me sirvo una copa.
Al ver los árboles y el campo se alegra mi corazón,
me reclino sobre la ventana del sur y dejo correr mi felicidad,
¡con cuan poco uno puede contentarse!
Todos los días deambulo por el jardín por puro placer,
hay una puerta allí, pero siempre permanece cerrada,
caña en mano, paseo y descanso y
de vez en cuando levanto mi cabeza y miro a la distancia.
Las nubes cruzan los picos sin tregua,
los pájaros temerosos ya saben que es hora de volver a casa.
Al volverse más débiles los rayos de sol e ir ocultándose,
me acerco a un pino solitario y me apoyo en él.
¡De vuelta a casa!
Dejemos en paz las amistades y que mis devaneos terminen de una vez,
el mundo y yo no tenemos más por qué relacionarnos.
Salir de nuevo, ¿a buscar qué?
Aquí disfruto de mis charlas en familia, y
libros y laúd me dan placer y disipan las preocupaciones.
Los granjeros me dicen que la primavera ya está aquí,
empezaremos por trabajar los campos del oeste.
A veces paseo en mi pequeño carro,
otras remo solitario en mi botecito
siguiendo las aguas mansas
o a través de la colina por senderos tortuosos.
Los árboles, exuberantes, brotan sus hojas,
los arroyos fluyen alegres otra vez.
Me maravillan las estaciones de la naturaleza
y me conmueve pensar que mi vida también completará su ciclo.
¡Tan poco tiempo que nos es dado a los hombres sobre la tierra!
Entonces, sigamos las inclinaciones de nuestro corazón,
¿a dónde queremos llegar que vamos tan agitados?
No tengo deseos de riqueza
ni expectativas de alcanzar el cielo.
Nada más que pasear a solas durante una bella mañana,
quizá cortar algunos yuyos o
trepado a la colina del este, silbar un rato,
o componer algún poema junto al arroyo
y así, en paz, volver a hogar último,
contento con los mandatos del cielo,
¿qué habría de preocuparme?

SIN TITULO,
octavo de la serie de nueve

No querría otra vida, esta es mi vocación,


trabajar el campo y cuidar las moreras con mis manos.

Nunca dejé de hacerlo y contra frío y hambre


sólo hay trabajo y arroz.

Sólo deseo un cereal cualquiera para llenar mi estómago,


ropas pesadas para el invierno y livianas para el verano.

Y aunque muy sencillos, no puedo satisfacer mis deseos


y pensar en ello me da pena.

Todos los demás se bastan a sí mismos,


pero mis intentos siempre fueron en vano.

Este es el destino que me toca,


bien, me lo beberé en una copa de vino.

El cambio de las estaciones

EL CAMBIO DE LAS ESTACIONES

Con una Introducción

Este poema es sobre vagabundear en primavera. Las ropas ya confeccionadas,


todo alrededor tranquilo. Deambulo junto con mi sombra, solo, mi corazón una
mezcla de alegrías y tristezas.

Paso a paso las estaciones se siguen,

mañanas calmas, majestuosas, se suceden.

Salgo, con ropas de primavera


cruzo los campos del este.

Unas pocas nubes acarician las colinas

Un delicado rocío en el cielo abierto.

Se siente el viento del sur

los granos nuevos abiertos como alas.

Ilimitado, inmenso, el lago en calma,

me remojo en él.

¡Se ve tan lejos! Tanta lejanía,

acrecienta la alegría profundamente.

La gente siempre ha dicho

que contentos nos satisfacemos con poco.

Levanto mi copa y sonrío

llevado por la alegría propia de la tierra.

Contemplo el curso del río

extrañando al río Yi.


Veo los viejos sabios

perdidos en sus cantos.

Qué calma tan delicada,

¡me uniría a ellos de inmediato!

Pero nada a quedado de aquel mundo ahora,

solo distancia y penas, sin vuelta atrás.

Salgo o me quedo en casa,

me tomo las cosas con calma.

Pasto y flores crecen en hileras

Árboles y bambúes dan sombra

Mi laúd está afinado y

una jarra de vino me espera.

No llegaré a Huang ni a T’ang,

habito a este que soy, triste y solitario.

Dos aclaraciones:

Río Yi, este pasaje y la referencia a las ropas ya confeccionadas son una
referencia a las Analectas 11/26, en donde Confucio pregunta a unos discípulos
qué harían si les dieran el control del Estado. Los tres primeros contestan, el
último deja el laúd a un costado y le dice: “Avanzada la primavera, cuando ya
estuvieran listas las ropas, me iría con cinco o seis amigos y algunos sirvientes
a la orilla del río a refrescarnos, disfrutar de la briza, y luego volveríamos
cantando poemas…” Confucio aprobó su elección.

Huang y T’ang, fueron dos emperadores legendarios de la época semimítica de


la historia China.

Forma, Sombra y Espíritu

FORMA, SOMBRA Y ESPIRITU, tres poemas

Ricos y pobres, tontos y sabios, la gente vive aferrada celosamente a sus vidas.
Tan decepcionante. De modo que expongo lo más claramente que puedo las
penas que sufren sombras y formas. Luego, como para dispersar esas
preocupaciones, el Espíritu explica según surgen naturalmente de sí.
Cualquiera que esté interesado en estos temas comprenderá a qué me refiero.

1
La forma le dice a la sombra

Cielo y tierra perduran, nunca terminan.


Montañas y ríos desconocen las estaciones.
plantas y árboles siguen reglas constantes
helada, luego rocío, florecer para luego marchitarse.
Sólo el hombre, llamado el más sabio, casi divino, sólo él no es así.
En un momento aparecemos en el mundo y al siguiente nos desvanecimos
para no retornar.
¿Y quién va a notar que falta uno? ¿Familia? ¿Amigos?
Sólo se acuerdan cuando ven alguna de las cosas que utilizaba
que traen dolor y lágrimas.
No soy inmortal. No puedo escapar al cambio,
he de marcharme como los demás, si duda.
De modo que solo te digo hagas caso de mis palabras:
si te ofrecen un vino…¡nunca digas no!

La substancia responde a la sombra

Quién puede hablar de inmortalidad


cuando el simple estar vivos nos vuelve tristes y tontos.
Anhelamos esas alturas de los inmortales,
pero son tan lejanos y los caminos se desvanecen.
Yendo y viniendo juntos, siempre compartimos las mismas penas y alegrías.
Descansando en la sombra, parecemos no tener relación
pero viviendo bajo el sol nunca nos separamos.
Esta unión no es para siempre,
pronto nos desvaneceremos en la oscuridad.
El cuerpo no puede perdurar, y también nuestro recuerdo terminará
pensar en ello me amarga.
Hagamos buenas acciones y lograremos que nos quieran por generaciones.
¿Cómo vas a rehusar esforzarte?
Aunque el buen vino disperse las penas
¡no se lo puede comparar con ese logro!

El Espíritu contesta

El Gran Alfarero no concede favores privados


las diez mil cosas medran por sí solas.
Si el hombre prospera entre cielo y tierra
¿no es debido a mí?
Y si bien somos por entero diferentes
somos inseparables desde el nacimiento.
Y ya que hemos de compartir el destino para bien y para mal
¿Por qué no habríamos de conversar juntos?
Los tres emperadores fueron los más sabios de los hombres,
¿y dónde están hoy?
Apegado a sus ochocientos años Peng-tsu quería seguir aquí
pero también él tuvo que partir.
Jóvenes y viejos mueren la misma muerte,
cuando esta llega, la diferencia entre tonto e inteligente se disuelve.
Beber todo el día podrá ayudarte a olvidar pero
¿no te acerca la tumba a una edad más temprana?
Y por más que buenas acciones te traigan alegrías,
¿quién habrá de alabarte?
Demasiado esfuerzo puede dañar la salud,
mejor dejar todo librado al destino.
Marchar junto al Gran Proceso de Cambio,
no te deleites en él, tampoco le temas.
Cuando llega el momento de desaparecer, entonces desaparece,
¿por qué sólo vos vas a estar pleno de preocupaciones?

Reprimenda a los hijos

REPRIMENDA A LOS HIJOS


Mis sienes cubiertas de blanco
mis músculos ya no son firmes.

Y, aunque tengo cinco hijos


ninguno de ellos gusta del papel y los pinceles.

A-shu ya tiene dos veces ocho


y nadie lo iguala en pereza.

A-hsüan tiene quince, empezó a estudiar,


pero es inmune a palabras e ideas.

Yung y Tuan tienen trece ya


y no son capaces de distinguir el seis del siete.

Y T'ung-tzu, que casi tiene nueve,


no hace más que robar peras y nueces…

Si esto es lo que el Cielo me envía…


¡traigan la copa, con lo que tenga dentro!

Día 9 del mes noveno

Nueve del mes noveno, Chi, año del Gallo

Lánguido, el otoño llega a su ocaso


Frío, el rocío helado por el viento.

Ya no volverán a florecer las viñas,


los árboles se desprenden de sus hojas.

El aire está purificado,


Se pierde en lo alto el límite del cielo.

Entristecidas las chicharras casi no se escuchan.


Bandadas de gansos gritan entre las nubes del cielo.

Diez mil cambios, uno tras otro,


Cómo no habría de ser dura la vida!

Desde siempre: todos debemos morir


De sólo pensarlo esta angustia en mi corazón.

Cómo serenar mis sentimientos?


Con una jarra de vino espeso.
Los milenios no me interesan,
Un poco de holganza prolongará esta mañana.

Mes noveno, año del Perro

MES NOVENO DEL AÑO DEL PERRO,


El arroz temprano ya fue cosechado en el campo del Oeste

Vivir es regresar al Tao,


pero se comienza con comida y ropas.

Quién podría, ignorando lo básico,


encontrar un cierta tranquilidad en la tierra?

La ocupación comienza a comienzos de primavera


Y pronto puedo levantar una cosecha.

Salgo temprano al amanecer y luego de un día de trabajo aliviado


Vuelvo a casa cargando grano al atardecer.

Rocío y escarcha blanquean las laderas


y el viento se vuelto helado.

Cómo no habría de ser amarga la vida del campesino?


Y no hay modo de esquivar estas dificultades.

Mis miembros están exhaustos,


Ojalá no suceda ninguna calamidad.

Me lavo y me siento en la galería


Reconfortado con un vino

Ju y Ni, tan lejanos


Y sin embargo me conmueven a través de los años.

Todo lo que anhelo es más de lo mismo,


No es de trabajar el campo que yo me quejo.

Ju y Ni fueron dos ermitaños. Quizá lo que más impresionó de ellos a Tao es lo


que relata en otro poema:

Tan lejos nuestro, Ju y Ni,


Trabajan la tierra y se entretienen.
Cerca de los pájaros, los pájaros no huyen,
entre animales, las animales no los distinguen.

Caballeros Empobrecidos

Poema 1

Las diez mil cosas en su lugar.


Como perdida, vaga una nube solitaria.

Oscurece y se disuelve en la oscuridad del cielo limpio.


¿Cuándo volverá a ser alumbrada?

La luz del amanecer se abre paso entre la neblina de la noche,


cantidad de pájaros emprenden vuelo juntos

Se aventuran cuidadosos desde los bosques


y vuelven temprano, antes del anochecer.

Temerosos por nuestra vida, guardando fuerzas,


¿cómo evitar hambre y frío?

Si ya nadie lo comprende,
entonces ya está: ¿a qué lamentarse?

Poema 2

Así termina el año, un frío amargo.


Me soleo en la galería, mi abrigo cerrado.

No quedó nada en el jardín del sur,


y ramas muertas en el del norte.

Di vuelta la vasija de arroz: ni un grano.


Curioseé en el horno, ni siquiera humo.

Llega la noche, clásicos desparramados por ahí,


pero no consigo paz para leer.

Esta vida de inacción no es como la de Confucio en Chen,


La gente está famélica y también furiosa

¿Cómo tranquilizar a mi corazón?


De tiempos lejanos muchos vivieron esta vida virtuosa.

Poema 6
Zhongwei amaba vivir recluido
Su casa permanecía rodeada de malezas.

Alejado, cortó con sus obligaciones sociales


Y fue muy habilidoso escribiendo poesía.

Nadie conoció a este hombre,


a excepción del señor Liu Gong.

¿Cómo logró esto el caballero?


Por cierto que pocas cosas compartía con los demás.

Era distante y se contentaba con su vocación,


Sus placeres no dependían de buena o mala fortuna.

Dado que soy tan torpe con los asuntos mundanos


Me gustaría poder seguir sus pasos. Siempre.

Mudanza

Poema 1

De antes ya quería vivir en el pueblo del sur, y no por sus casas ch’i,
Sino por la simpleza de la gente que lo habita.

Viven de la mañana a la noche en una sana alegría.


Y luego de soñar por años, finalmente sucedió.

Somos pobres pero ¿quién necesita una casa enorme?


Con que cubra nuestras camas y esteras es suficiente.

Los vecinos suelen cantar


y se demoran hablando de las cosas de antaño.

Nos deleitamos con viejos poemas,


explicándonos partes que no habíamos comprendido.

Poema 2

Primavera y otoño brindan los mejores días


Para subir a montañas y escribir poemas.

En cada puerta los saludos se suceden


Y si hay vino, se lo ofrece.

Luego de un día de trabajo en el campo vuelvo a casa.


Mientras descanso, a veces pienso en algún amigo.
Y enseguida me visto y voy a visitarlo
y no paramos de charlar y reír.

No hay mejor vida,


no la cambio por nada.

Y aunque es cierto que no se puede vivir sin alimento y ropas


Nunca me voy a cansar de trabajar estos campos.

Bebiendo Vino

Tomando vino, ocho poemas de veinte, con una introducción

Hay pocas alegrías en esta vida retirada. Y las noches ¡cada vez más largas!
De casualidad obtuve un vino aceptable y convidé con él a quienes pasaron por
casa. Tomé unas copas solo, mirando mi sombra y de pronto, otra vez
borracho, escribo para entretenerme. Esto comenzó un tiempo atrás, de modo
que ahora me encuentro con una cantidad de papeles borroneados con mis
caligrafías. Están un poco desordenados pero pienso que pueden resultar
entretenidos, así que le pedí a un viejo amigo que me los pase en limpio para
mí.

Poema 1
Gloria y ruina se suceden,
Aquí y allí, todos compartimos esta suerte.

Cultivando melones,
¿Cómo toleró Shao haber perdido su regia vida?

El frío termina con el calor, el calor con el frío.


Es nuestro camino también. Nada es inmune.

Sólo quienes lo comprenden


Viven su vida libres de preocupaciones.

Siempre que la suerte acerca una jarra de vino


Hay que aceptarla y beber con deleite mientras llega la noche.

Poema 3

El Camino de milenios atrás, en ruinas.


La gente se volvió miserable de corazón.

Tan ocupados en obtener una posición


Jamás toman unas copas de vino.
Todo lo que merece la pena
Ocurre durante esta vida,

¿Y cuánto puede durar después de todo?


Es vertiginosa. Repentina como un rayo.

Son apenas cien años de gracia


Utilízalos, ¿qué otra cosa habrías de hacer?

Poema 4

Inseguro el pájaro que perdió la bandada,


Sigue volando solo en la oscuridad.

De aquí para allá, no encuentra donde descansar,


Noche a noche su canto se torna más triste.

Cantando espera el amanecer


Pero separado y lejos, ¿en qué confiar?

Al fin se encuentra con un pino solitario


Y habiendo volado de tan lejos, pliega al fin sus alas.

El viento es intenso y no hay flores


Pero las hojas aún se mantienen.

Ahora que ha conseguido un lugar confiable


Ni en mil años lo abandonará.

Poema 5

Construí mi casa junto a la de los demás


Pero no se escuchan voces ni el sonido de los carros.

Me preguntas ¿cómo puede ser?


Cuando el corazón está distante, todo queda alejado.

Corto unos crisantemos junto a la cerca del este,


A lo lejos diviso la Montaña del Sur, ¡tan quieta!

Es agradable el aire de la montaña cuando termina el día


Y bandadas de pájaros regresan a sus nidos.

En todo esto hay una verdad cierta


Pero cuando intento decirla no encuentro palabras.

Poema 7
El color de los crisantemos este otoño es exquisito.
Corto unos pétalos bañados por el rocío.

Los dejo flotando en mi ‘pócima-para-los-dolores’.


y ayuda a que me sienta aún más apartado del mundo.

Estoy solo, y luego de unas copas,


la jarra me sirve sola cuando la copa se vacía.

Todo en calma, cae el sol,


un pájaro llama mientras vuelve a su nido.

Silbo displicente bajo esta galería


Otra vez disfrutando esta vida.

Poema 8

En el jardín del este crece un pino


Su belleza verde oculta por los arbustos

Cuando la helada liquida a todo lo demás


Sus majestuosas ramas se dejan ver.

No se lo nota entre los demás árboles


Pero ahora solitario es imponente.

Cuelga mi jarra de vino de una rama fría


De tanto en tanto contemplo la lejanía.

Nacido en medio de un sueño,


Qué me ataría a este mundo de polvo?

Poema 11

Alaban la benevolencia de Yen y


Aseguran que Jung completó el Camino.

Casi siempre sin un centavo uno murió joven


El otro, siempre hambriento, llegó a viejo.

Sus nombres sobrevivieron a la muerte


pero qué vida dura padecieron.

El renombre no significa nada una vez muertos.


Un corazón simple y contento es todo lo que importa.

Podemos habitar cabinas de oro, pero somos apenas transeúntes.


Pronto el cambio se apropia de sus tesoros.
Por qué no un entierro desnudo.
La gente debe trascender las viejas ideas.

Poema 14

Viejos amigos comparten mi pobreza,


Llegan con jarras de vino y acomodan unas mantas

Y nos acomodamos entre unos pinos y


Luego de unas cuantas rondas, otra vez borrachos!

Viejos amigos charlando todos a la vez


Y perdido el orden de a quién le corresponde brindar esta vez.

Pronto hasta el mismo sentimiento de existir desaparece,


Nada precioso, nada carece de valor.

Todo se vuelve distancia, perdidos por completo,


Ah!, este vino guarda sabores insondables!

Poema 15

Demasiado pobre como para contratar ayudantes,


Me he visto sobrepasado por el yuyal.

Todo está en silencio, los pájaros en lo alto,


Silencio, ninguna señal de otra gente.

Tiempo y espacio idos para siempre


Pero quién llega siquiera a los cien?

Meses y años seguidos, unos tras otros,


Mi cabello se volvió blanco tiempo atrás.

Si no abandonamos triunfo o fracaso,


La promesa que hiciéramos se vuelve un lamento.

Poema 16

De temprana edad poco me importaron los asuntos mundanos,


Mis placer está en los Seis Clásicos.

De a poco he llegado a los cuarenta,


Sin haber logrado nada.

Terminé adoptando el principio ‘Se firme en la adversidad’


Y me tuve que tragar el hambre y el frío.
Vientos desolados apalean esta choza
El pastizal crece salvaje en el jardín del frente.

Echados unos trapos sobre mis hombros


Me paso la noche sentado. Pronto cantará el gallo.

No hay Menggong aquí para mí,


Al final mis sentimientos me son oscuros, sobredimensionados…

Parar de beber

Paré aquí, dentro de esta ciudad


Aquí fue que pararon mis vagabundeos.

Paré en cualquier lugar en que hubiera una sombra


Mi deambular paró tras la puerta de esta casa

La búsqueda en la cocina paró con los patos,


Y paró la búsqueda de alegrías con mis hijos.

Bebí sin parar durante toda mi vida


A sabiendas de lo mal que me sentiría si parase.

Intenté parar durante el anochecer, pero no conseguí dormir


Intenté durante el amanecer, pero no pude salir de la cama.

Día a día quería parar


Pero no paré porque sabía que todo dejaría de funcionar.

Todo lo que sabía es que parar es doloroso


No veía qué beneficio me dará el parar.

Pero esta mañana me doy cuenta de las ventajas de parar


Y me las arreglaré para parar de una buena vez.

De ahora en más mantendré este parate


Y pronto voy a parar a la orilla de Fu-sang

Una cara brillante y sobria parará conmigo para siempre


¿Por qué parar por tantos miles de años?

Paseo por el arroyo Hsieh


Quinto día del primer mes del año del Buey.

Es aire estaba fresco y claro y la tierra amablemente descansaba, así que


juntos, dos o tres vecinos, nos fuimos de paseo al arroyo Hsie. Allí nos
sentamos junto a la corriente y contemplamos los acantilados de Tseng. Al
atardecer, bremas y carpas saltaban mostrando el brillo de sus escamas.
Gaviotas revoloteaban indolentes en lo alto. Las montañas sureñas mantienen
su fama desde siempre, no es necesario alabarlas. Pero estos acantilados de
Tseng que trepan a lo alto directamente desde el agua, poseen una propia y
desolada belleza que recuerda a la de las montañas de Kun Lum, los picos de
los inmortales. No satisfechos con la contemplación, comenzamos a componer
poemas. Y de pronto nos entristeció lo rápido que se van días y meses, nada
puede devolvernos los años idos.

Quisimos que estos poemas nos guarden este recuerdo y por eso los fechamos
y firmamos agregando nuestro pueblo de origen.

Año nuevo y ya pasó el quinto día


Pensar en esto me dejó sin poder hacer nada, pensativo.

Y esta mañana de aire fresco y cielo límpido


Me sentados aquí junto a este arroyo que viene de lejos.

Las bremas sacuden la corriente y sobre el valle


A lo alto unas gaviotas sobrevuelan, llamando.

La mirada cruza las aguas distantes con esfuerzo


Y llega hasta los acantilados de Tseng

No son majestuosos como las montañas Kun lun


Pero no tienen nada que envidiar en cuanto a belleza.

Tomo la jarra de vino y sirvo una ronda


Y comenzamos a brindar a copas llenas.

¿Quién sabe cómo terminará el día


O cuándo volveremos a estar así otra vez?

Luego de unas copas mi corazón se abandona


Y olvida milenos de pena.

Habiendo llegado al límite de alegría


No es el mañana lo que busco ahora.
Paseo en grupo bajo los cipreses
del cementerio de la familia Chou

Hoy el cielo estaba perfecto


Para tocar la flauta o el koto.

Aunque conmovidos por quienes yacían bajo los cipreses


Cómo desatender a nuestra alegría?

Canciones cristalinas como si fueran nuevas


Vino esmeralda que vuelve la sonrisa a las caras serias.

Nos sabiendo que es lo que nos depara el mañana


No dejemos pasar el aquí y ahora.

Llueve sin cesar. Bebo solo.

La vida pronto regresa a la nada,


Los ancianos nos previnieron de este ciclo.

Y si es que Sun y Chao vivieron en este mundo


Sin morir jamás: ¿dónde están ahora?

Además, mi vecino me asegura que este vino


Te vuelve inmortal así que pruebo un poco.

Pronto todo mi sentir se retira y


A las pocas copas hasta del cielo me olvido.

Dónde habría de estar el cielo si no es aquí?


Mantén la fidelidad a este momento atento a las cosas

Y en un momento regresarán extraños pájaros


Transportando inmortales desde los ocho horizontes.

Yo mismo opté por la soledad


Y viví en lucha durante cuarenta años

Junto a este cuerpo rendido por los cambios


Mis pensamientos permanecen silenciosos después de todo.

En el sexto mes del año Wu, del Caballo,


hubo un incendio
En esta choza al costado de un camino pobre
He evitado huéspedes ilustres.

Pero a mediados del verano vino un viento muy fuerte


y de pronto casas y árboles, todo se incendió.

No quedó un solo techo en pie


Y nos refugiamos en este bote frente al portón.

Frutas y verduras están volviendo a crecer


Pero los pájaros aún no han regresado.

Ilimitada, la noche de otoño completamente despejada


Una luna casi llena vaga sola.

Bajo la noche, mis pensamientos alejados


Una simple mirada abarca los nueve cielos.

De pequeño elegí estar solo


Y tan rápido han pasado 40 años.

Mi cuerpo pasa, a dónde el cambio lo lleva


Pero mi solitario espíritu permanece en paz.
Firme, pura, así es mi naturaleza,
No hay piedra o gema que sean más constantes.

Pienso en aquel mundo que gobernó Tung-hu


Donde el grano sobrante quedaba en el campo.

La gente despreocupada se palmeaba la panza llena


Se levantaban a la madrugada y se acostaban al anochecer.

Pero yo no he sido testigo de tiempos semejantes,


Así que mejor es que siga regando mi jardín.

Un 9 del 9, ocioso en casa

Un descansado 9 del 9 en casa y pienso en el sonido del nombre del día y es


como cuando uno repite una palabra una y otra vez. Crisantemos otoñales por
todo el patio. Pero sin vino… su promesa de vida eterna es inútil. Entonces
confío mis sentimientos a las palabras.

La vida es corta, muchos y constantes los deseos.


La gente anhela la inmortalidad.
Pasan los meses y llega este día y
Todo el mundo escucha con orgullo su nombre

El rocío se ha escarchado. Finalizó la brisa cálida.


las estrellas brillan en el cielo traslúcido.

Se marcharon las golondrinas con sus sombras


Llegan los gansos con su canto.

El vino disipa cientos de preocupaciones


Y los crisantemos nos apartan de la ruindad de la vejez.

Pero si vives en una choza destartalada


Contemplando desesperanzado el cambio de las estaciones…

Mi jarra de vino vacía avergonzada junto a la copa cubierta de polvo


Este helado esplendor de pimpollos sólo para sí

Ajusto mi bata y canto para mí, ocioso,


Abrumado por tantos recuerdos.

Cantidad de maravillas para una estadía tan corta


Me tomaré mi tiempo aquí, ¿¡qué menos!?

Poemas Varios

Poema Uno

A los tumbos, llevada de aquí para allá


Así transcurra la vida

Todos los nacidos de la tierra son hermanos


¿acaso se necesita relación sanguínea?

Mientras podamos ser felices, festejemos,


Reunamos a los vecinos para beber unas copas.

La primavera de nuestras vidas no retornará


Ni un solo día amanece una segunda vez

Hay que actuar sin demoras


Los meses, los años, no esperan a nadie.

Poema Dos
El sol empalidecido se hunde en el río al Oeste
La luna llena surge tras la cordillera por el Este.

De tan lejos llegan sus rayos


Irradian todo el cielo.

La brisa se cuela por la puerta de mi habitación,


Durante la noche almohada y mantas se enfriaron.

Me doy cuenta de que la estación llega a su fin.


Insomne, la noche parece larguísima.

Me gustaría hablar, pero nadie me contestaría


Levanto mi copa y brindo con mi sombra.

Sol y luna parten y dejan solo al hombre


Mis aspiraciones no tienen posibilidades.

Pensando en ello se entristece mi corazón


Ya amanece y no he descansado.

Nubes Quietas. Con un Prefacio

“Nubes Quietas” expresa mis sentimientos por un amigo cercano. Los jarrones
de vino están repletos, el jardín ha comenzado a florecer, pero no puedo
reunirme con quien quiero y me lamento hasta que las lágrimas humedecen
mis ropas.

Nubes y más nubes, quietas,


Nos empapa esta lluvia estacional.

Oscuridad en las ocho direcciones


Todos los caminos cortados

Inmóvil bajo el alero del este,


Solo, dando cuenta del vino de primavera.

Mi amigo, ¡tan lejos!


Me rasco la cabeza, continúa mi espera.
Poema 2

Quietas, Nubes y más nubes,


Empapados en la estación de las lluvias.

Oscuridad en las ocho direcciones


Los caminos convertidos en ríos.

Tengo vino, tengo vino.


Holgazaneo y bebo junto a le ventana del Este.

Recuerdo con ansiedad a mi amigo


Pero ningún bote ni carruaje pueden traerlo.

Poema 3

Los árboles del jardín del Este


Sus ramas comienzan a florecer.

Superándose cada uno en belleza


Espero poder transmitir mis pensamientos.

Tal como dice la gente,


Días y meses corren adelante.

Cómo lograr que te sientes a mi lado


Cuándo podremos conversar de los tiempos idos?

Poema 4

Aletean, aletean, pájaros al viento


Vuelan entre las ramas de mi jardín.

Pliegan sus alas, descansan en paz


Entremezclando sus cantos.

No es que no haya nadie más


Pero muy seguido pienso en ti,

Con añoranza sin fin


Dándole vueltas a mi pena, qué voy a hacer!?

Leyendo el clásico “Montañas y Mares”

Poema 1
Comienzos del verano, el verde exuberante
Nuestra casa perdida entre la vegetación.

Los pájaros felices de estar aquí.


También yo amo este lugar.

Y ahora que terminaron las tareas del campo


Puedo regresar a mis libros, volver a leer.

Nuestro camino está alejado de los principales


No vuelven los carros de las visitas.

Feliz, doy sorbos al vino de primavera


Y corto verduras del jardín.

Del este viene una llovizna suave


Y una briza que es muy bienvenida.

Mis ojos se regocijan con los Relatos del emperador Mu


Y disfrutan las descripciones del Montañas y Mares.

Miren alrededor. Aquí y ahora.


¿De dónde si no vendrá el contento?

Día de fiesta

Nieva. El viento arremolinado de fin de año


No puede retrasar el clima cálido.

Ya en nuestro ciruelos y sauces del jardín


Hay brotes en casi todas las ramas.

Cuando canto, las palabras llegan claras


Y con el vino llego a incontables distancias.

Tanto que todavía me elude-


¡como esa bellísima canción de la montaña Chang!

Despidiendo a las visitas en lo del Gobernador Wang

Días fríos de otoño, cientos de plantas


Ya heladas pisadas en la escarcha.

La temporada llegó, subimos a la torre


Para despedir a quienes vuelven al hogar.
Aire helado envuelve a montañas y lagos
Siempre desarraigas, las nubes van

Y cada una de esas islas se lleva nuestros pensamientos


A través amenazantes vientos y lluvias.

Aquí vemos llegar la noche degustando una comida


Solo de nuestra pena se habla cuando conversamos.

Los pájaros mañaneros retornar al hogar al atardecer.


El sol deja ir sus últimos rayos.

Aquí se apartan nuestros caminos, ustedes se van,


nosotros permanecemos. Tristes miramos atrás

y vemos a vuestro bote alejarse poco a poco,


nuestros ojos fijos en los diez mil cambios.

El arroyo de los durazneros en flor

Durante los años Tai-yüan (376-397 a. D.) de la dinastía Chin, un pescador


remontó un arroyo con su bote y perdió la noción de cuánto había andado. De
pronto llegó a un lugar en el que había cantidad de durazneros florecidos. Por
cientos de metros lo único que se veían eran durazneros en flor en ambas
orillas del arroyo. Y junto con los pétalos del duraznero otras flores muy bonitas
habían caído al agua. Quedó maravillado y se propuso seguir el curso del
arroyo entre los durazneros para descubrir hasta dónde llegaban.

Los árboles terminaban al pie de una montaña y de una cueva que había en su
ladera, brotaba el agua del arroyo. El pescador se quedó mirando la cueva y vio
que adentro se veía un resplandor, de modo se arrimó con su bote, lo ató a uno
de los troncos y se bajó en la cueva. Al principio la cueva era muy estrecha,
pero siguió andando y llegó a un sector en que se abría a plena luz del sol.
Todo a lo lejos se veía una pradera verde con casitas humildes y una laguna
preciosa. Se veían senderos por doquier bordeados de flores muy bonitas,
moreras y bambúes. Gallos y perros se escuchaban a lo lejos, y en medio de
todo esto iban y venían hombres y mujeres trabajando el suelo. Sus ropas eran
rústicas y ya fueran viejos de pelo cano o niños con el pelo en trencitas, a
todos se los veía felices y contentos.

Cuando vieron al pescador se quedaron muy sorprendidos y le preguntaron de


dónde venía. Una vez que el pescador les respondió todas sus preguntas,
insistieron en ayudarlo a regresar y pronto mandaron traer algo de vino, y
mandaron a matar algún pollo para darle de comer. Cuando el resto de la gente
de la aldea escuchó de su llegada, todos se acercaron con curiosidad a él. Y le
contaron cómo, tiempo atrás, habían escapado de los desastres ocurridos
durante la cruel dinastía Chin (221-207 a. de C.) ocultándose en este valle
alejado y desconocido. Nunca volvieron a sus anteriores hogares y se
mantuvieron ajenos a todo lo acontecido desde aquel tiempo. De modo que ya
no sabían qué dinastía gobernaba. Jamás escucharon hablar de los Han, ni
mucho menos de los Wei ni de los Chin. A medida que el pescador les fue
poniendo al tanto de lo acontecido, ellos iban sacudiendo su cabeza y
exhalando suspiros con profunda tristeza. Enseguida todos los habitantes
invitaron al pescador a sus casas en donde siguieron convidándolo con vino y
ricos platos cocinados para él.

Luego de varios días así, el pescador anunció que volvería a su hogar y los
aldeanos, todos, le pidieron que por favor no contase que los había visto ni del
lugar en que se ocultaban. Lo acompañaron hasta la cueva y lo despidieron
amablemente. En el camino de vuelta el pescador fue tratando de recordar
todos los sitios notables a lo largo de su viaje río abajo para poder regresar.

Cuando llegó a su pueblo corrió hasta lo del prefecto para contarle lo que había
visto y el prefecto lo mandó con varios de sus hombres de vuelta a ubicar la
entrada de la cueva. Por más que intentó seguir sus propios pasos, pronto se
perdieron y por más que intentaron no pudieron encontrar el camino y
finalmente abandonaron la búsqueda.

Liu Tzu-chi, de Nan-yang fue un recluso muy honorable y estimado por todos.
Cuando escuchó los cuentos de este lugar, se preparó alegremente a visitarlo.
Pero antes de que pudiera partir, murió. Desde aquel momento nadie pregunta
por el Camino.

El primer emperador Chin arrasó con el buen sentido


que el Cielo dio a las cosas y la gente de bien huyó.

Huang y Ch'I se fueron a la montaña Shang,


Y jamás se volvió a hablar de ellos.

Cubrieron sus pasos tras su marcha


Y el sendero que dejaron pronto se cubrió y desapareció.

Juntos trabajaron la tierra con esfuerzo


Hasta que caía la noche y ahí descansaban.

Cuando la sombra de las moreras y bambúes se engrosaba


Llegaba el tiempo de plantar habas y sorgo.

La primavera traía los capullos de seda


Y en el otoño cosechaban, sin impuestos que los esquilmaran.
Había senderos bien marcados de aquí para allá
El canto de los gallos siguiendo a los ladridos de los perros.

La gente se valía de utensilios comunes para los ritos y


Se vestían con ropas tiempo ha fuera de moda.

Los niños paseaban a su antojo silbando y


Los viejos pasaban el tiempo visitando a los amigos.

Las ramas cubiertas de brotes prometían


Agradables veranos y los árboles pelados cortaban vientos helados.

Sin calendarios que llevaran el paso del tiempo


Las estaciones corrieron y se hicieron años.

Y felices, más que contentos, ninguno


Se preocupó por los temas de actualidad.

Una maravilla oculta por 500 años


Esta tierra encantada fue descubierta una mañana

Pero era impuro el torrente que llegó


De afuera, y por eso permanecieron ocultos.

Deambulando por el mundo


Quién podría sospechar qué se oculta más allá de griteríos y polvo.

¡Cómo anhelo levantar vuelo en el límpido aire


Y correr en busca de mi propia gente!

Sin título Poema 4

Los grandes Hombres pretenden los cuatro mares.


Yo sólo quiero que esta serenidad perdure en mi vejez.

Mi familia unida, hijos y nietos


Cuidando unos de otros.

Dejo pasar las mañanas entre el koto y un poco de vino


Mi jarra nunca llega a secarse.

Mis ropas desordenadas, atento a lo bueno cotidiano


Duermo hasta tarde y temprano estoy cabeceando.

A qué vivir como esos caballeros,


Sus corazones desbordados de hielo y fuego hasta el fin.

Una vez sus cien años llegados a la tumba


sólo huellas en el camino de la ambición.
Sin duda, Wang Wei (701-762) es uno de los grandes poetas.
Y un caso probablemente único en la historia de la literatura:
le tocó en suerte ser casi exactamente contemporáneo de otros
dos grandes poetas, Li Bai (más conocido como Li Po, 701-
761) y Du Fu (o Tu Fu, 712-770). Todos ellos vivieron duran-
te la famosa Dinastía Tang: un inmenso Imperio, dirigido des-
de la capital por el Emperador Ming Huang, cuyo reinado co-
menzara en 717 y se extendiera a lo largo de casi toda la vida
de estos tres grandes maestros. Los tentáculos del poder
central se extendían en la forma de múltiples niveles de
funcionarios oficiales -la mayoría de los poetas han estado
relacionados de una manera u otra con esta poderosa estruc-
tura- que a su vez estaba entretejida con un alto nivel cultural,
una verdadera elite literaria, que a través de exámenes y con-
cursos rigurosos y competitivos, estimulaban la creación poéti-
ca, musical y pictórica a lo ancho del imperio.

Wang Wei nació en Shansi, de una familia respetable (su pa-


dre era una de esos empleados oficiales del gobierno) en 701.
A los 16 años llegó a la capital, acompañado por su hermano
Chin, que era un año menor.
Al completar sus estudios y graduarse como chin-shih a la
edad de 23 años, es nombrado Secretario Asistente de Música.
Pero poco después se lo destina a un puesto menor en la pro-
vincia, en este caso en Shantung. Es cerca de ahí que Wang
Wei compra su famosa propiedad sobre el río Wang, al final
de una gran cadena montañosa, a la que ha dedicado numero-
sos poemas (algo más de 400 es la suma total de su produc-
ción sobreviviente en nuestros días). Vivió allí en diversos
períodos de su vida, yéndose y regresando.
Cuando tenía poco más de 30 años, muere su esposa, una
gran tragedia en su vida, de la que nunca se repuso del todo.
No tenían hijos. Wei no volvió a casarse.
En 737 realizó un viaje encomendado por el gobierno, a la
frontera noroeste, que duró de 2 a 3 años, una región salvaje,
experiencia que produjo también una buena cantidad de poe-
mas, los más visuales de su obra.
En 750 murió su madre, lo cual representó una nueva trage-
dia en su vida, ya que había vivido con él hasta entonces, y a
quien amaba profundamente. Compartía con ella sus creencias
budistas.
En 755 una rebelión terminó con la larga paz del período Tang
de casi 150 años de duración.
Wang Wei fue capturado por los rebeldes y cuando el Imperio
reganó el poder, el poeta fue acusado de traidor y escapó ape-
nas de una ejecución. Recuperó posiciones y, de hecho, obtuvo
su más alto cargo como vice-ministro dos años antes de morir.

Los poemas de Wei fueron reunidos por orden Imperial, luego


de su muerte, por Wang Chin, por entonces primer ministro.
Éste dijo que su hermano había compuesto cientos y miles de
poemas, pero que los problemas de la época los habían dispersado y que sólo
uno de cada diez había sobrevivido.

La forma poética usada por el maestro chino, era el shih.


El shih consiste de series de líneas de 5 o de 7 sílabas, de los
cuales los números pares, riman.
En los tiempos de Wang Wei, existían dos formas de shih:
'el verso antiguo' y 'el verso moderno', también conocido como
verso 'regulado'. El moderno estaba sujeto a reglas más rigurosas que el
anterior. Por ejemplo, incluía una sola rima a lo largo
del poema, que llegaba a tener 8 líneas. Otra exigencia era que
el segundo verso debía conservar un tono recíproco al primero,
etc.

LOS POEMAS

POEMAS DEL RIO WANG

EL HUECO DEL MURO MENG


Nuevo hogar este Muro Meng
Viejos árboles -algunos sauces murientes aún-
¿Y quién vivirá aquí en el futuro
Para afligirse en vano por aquel que le precediera aquí?

COLINA HUATZU
Pájaros volándose hacia espacios interminables
Colinas alineadas todos los colores del otoño otra vez.
Subo hasta la Colina Huatzu y vuelvo a descender-
¿Será que mi tristeza jamás se terminará?

PARQUE DE LAS MAGNOLIAS


Colinas otoñales tomando lo último de la luz
Pájaros volando, el macho siguiendo a la hembra
Brillantes verdes aquí y allá distintos
Las nieblas del atardecer no tienen lugar de descanso.

CASA DE MADERA DE DAMASCOS


Damascos rectos y ásperos cortados para hacer los tirantes
Fragantes juncos tejidos para hacer el techo
Tal vez las nubes se forman en estas vigas
Y van y hacen la lluvia entre los hombres.

COLINA DE BAMBU
Altos bambúes reflejados en las serpeantes aguas
Así el ondulante río vira azul y verde
Somos invisibles en la huella de la Montaña Shang-
Algo que ningún leñador entendería.

RIBERA DE LOS CORNEJOS


La fruta se está formando roja y aún verde
Y es como si las flores estuviesen abriéndose de nuevo
Si yo detuviese a un visitante en estas colinas
Podría ofrecerle esta copa de cornejo*.

(*Cornejo: arbusto muy ramoso de 3-4 mts de altura, de corteza roja en


invierno, flores blancas encima y por fruto drupas redondas, carnosas y de
color negro con pintas encarna-
das. Real Academia.)

PARQUE DE LOS VENADOS


Colinas vacías, nadie a la vista
Solamente ecos de voces humanas-
Con la luz regresando al bosque profundo
La cima del musgo verde se enciende de nuevo.

COLINA SUR
Mi barca iluminada puede llegar a Colina Sur
Colina norte es difícil, al agua ancha
Sobre la otra orilla podemos hacer nuestras casas
Lejos lejos, personas que no podemos reconocer.

BAJÍOS DE PIEDRAS BLANCAS


En los claros Bajíos de Piedras Blancas
Varas verdes casi al alcance de la mano
La gente a ambos lados del río
Lava aquí su seda bajo la brillante luna.
CASA DEL BOSQUECILLO DE BAMBÚ
Sentado solo en los oscuros bosques de bambúes
Toco mi laúd y canto y canto
Hondo en los bosques donde nadie sabe que estoy
Pero la clarísima luna viene y brilla sobre mí.

LADERA DE LAS MAGNOLIAS


Flores de loto en la punta de las ramas
Envían bermellón a través de las colinas
-La casa del valle vacía, no queda nadie allí-
Por todas partes por todas partes florecen y caen.

[Toda esta serie de poemas pertenecen al Pergamino del


Río Wang y constituyen el trabajo más conocido y caracte-
rístico de Wang Wei. La casa que compró le había pertenecido a un distinguido
poeta, llamado Sun Chih-wen, quien
murió en 712 y a quien puede que aluda el primer poema,
aunque dejando abierta la posibilidad de que la persona en
cuestión sea el mismo Wang Wei.
Por cierto que las flores de loto que aparecen en el último
poema de esta serie, representan además del efecto vívido
de las flores, una ilustración de la imposibilidad, ya que los
lotos no crecen en las ramas de los árboles.]

OTROS POEMAS

LA DAMA XI
Ningún favor real actual podría borrar
La memoria del amor que ella alguna vez conociera.
La visión de una flor llenó sus ojos de lágrimas.
No le habló una sola palabra al Rey de Chu.

[Se refiere que en 680 a.C. el gobernante del estado de Chu


destronó al de Xi y tomó su reina, quien, en un gesto de leal-
tad hacia su ex marido, y a pesar de darle hijos al segundo,
nunca le dirigió a éste la palabra.
Una flor es un conocido símbolo de un amante.]

LAMENTO POR HAO-JAN


Nunca volveré a ver a mi viejo amigo.
Día tras día las aguas del Han fluyen hacia el este.
Aún si preguntara por el anciano, las colinas
Y los ríos parecerían estar vacíos en Caizhou.
[Men Hao-jan fue un distinguido poeta, unos 10 años mayor
que Wang, que murió en 740. Se dice que Wang Wei escribió este lamento en
su camino a China del Sur en una misión
oficial. El trabajo de ambos poetas tenía mucho en común, y
sus nombres se asocian a menudo.
Caizhou: lugar natal de Meng, una isla en el río Han.
"Los chinos, para decir "paisaje", dicen "chanchouei": Montañas y Aguas".
Víctor Segalen. Viaje al País de lo Real.]

EL SENDERO DE LA MONTAÑA
Guijarros blancos en el lecho del río,
Hojas enrojeciendo en el frío otoñal-
Aún sin que haya una sola gota de lluvia en el sendero
De la montaña, la ropa se humedece en ese aire tan verde.

UN ADIOS
Nuestra despedida en estas colinas ha terminado
El sol se pone y yo cierro mi puerta
La primavera será verde otra vez el año que viene-
¿Volverá también mi buen amigo?

[Basado en el Chao Yin Shih o "Apercibimientos para un


Caballero que se convirtió en un recluso", con una referen-
cia particular a los siguientes versos en la traducción de
Hawkes:
Un príncipe anduvo vagando
Y no regresó
En primavera el pasto crece
Fresco y verde.]

DE CARA A LA ALTA TORRE DE GUARDIA


UNA DESPEDIDA AL COMISIONADO LI
Nos separamos y veo desde la torre
La llanura del río toda oscurecida
El sol descendido y los pájaros volando a casa
El viajero está en camino.

TRES POEMAS
Vivo al lado del río en el puerto Meng
Mi puerta da hacia la boca del puerto Meng
Naves provenientes del sur siempre están arribando-
¿Hay alguna carta para mí?
*
Recién has llegado de mi aldea
Debes tener noticias de mi aldea-
El ciruelo de invierno afuera de su ventana-
Dime, ¿había florecido cuando partiste?

*
Veo que el ciruelo de invierno ha brotado
Y escucho a los pájaros cantando nuevamente
Estoy enfermo de corazón de ver las hierbas primaverales
Y me aterra que puedan crecer hasta mi puerta.

[El primero y el tercero de estos poemas deben leerse como


las quejas de mujeres cuyos maridos están lejos por cuestiones oficiales. El
segundo representa los pensamientos de tal
marido.
El ciruelo de invierno seguramente tiene un significado simbólico, pero ignoro
cuál.]

A bordo de una barca

Po Chu I

Tomo tus poemas

y los leo a la luz de una vela.

Cuando termino la lectura

la vela está casi consumida

pero aún no ha amanecido.

Siento escozor en los ojos;

apago la vela y permanezco sentado en la oscuridad

escuchando las olas

que suavemente empuja el viento

contra la proa de la barca.


Paseo en bote en otoño

Lu Yu

Más y más allá dejo que me acarree mi chinchorro.

Mi corazón sacudido por la alegría.

A través de las ramas sin hojas puedo ver el templo del bosquecillo;

Y junto al curso de agua las torres del puente de piedra.

En las riveras engramilladas pacen ovejas y bueyes;

En el pueblo bajo la niebla, cuervos y chimangos gritan.

-----

De vuelta en casa, bebo una copa de vino

sin temer al famélico del viento del crepúsculo.

Despedida a Lin Che

Liu Chang Ching

También verde es el monasterio

que está junto al bosquecillo de bambúes.

Al fin de la tarde suenan las campanas.

Los últimos rayos de sol se posan

sobre el sombrero de bambú que se bambolea en tu espalda

mientras regresas, viejo solitario, a tu hogar

entre las colinas...

Hospedado en la montaña

Liu Chang Ching


El sol se oculta y

las montañas parecieran alejarse.

Con este frío que baja del cielo

la cabaña parece más miserable.

Vuelve a nevar.

Escucho ladrar a unos perros.

Ya de noche, en medio de la nevada,

alguien vuelve a su casa.

Subo la colina y contemplo la lejanía

en un día de otoño

Liu Chang Ching

Hace tiempo que la vieja torre está en ruinas.

Al visitarla, quizá porque es otoño, me quedo pensando en épocas pasadas.

Pocos visitantes llegan a estas ruinas que se van desmoronando.

Los picos se elevan uno tras otro

por encima de las aguas profundas del río.

Se demora el sol poniente sobre los escombros.

Un frío estremecedor atraviesa el bosque solitario.

Mi pensar taciturno retenido por estos vestigios de la dinastía Chen.

Tan sólo el extenso río fluye como antaño...


En primavera

Shou Tiao Chuang

Cae el sol. Inquieto

dejo que mi chinchorro busque el horizonte.

Los últimos pájaros vuelven a sus nidos,

la brisa parece aquietarse y

las olas mecen a mi bote.

Deslumbra el sol al ponerse

¡Tan poco que dura!

El viejo Lu

Shou Tiao Chuang

Pasa el día sentado frente al fuego cuando es invierno y

recostado en una hamaca que cuelga bajo los sauces en verano.

Apenas puede leer lo que él mismo ha escrito,

sus ojos cansados ya no buscan más en el horizonte la llegada de amigos.

Muchos han muerto y los que siguen vivos, como él,

ya no pueden ir a ningún lado.

Cada tanto una vecina pasa a curiosear,

le pregunta si comió, cómo está, si le duelen los huesos…

Chácharas de vieja, dice él, y contesta


displicente,

pero el día que la vecina no golpea su puerta

se pregunta qué habrá sucedido.

Dos veces al día camina con pasos flojos

hasta la costa del río y trae unos baldes de agua.

Es poco lo que consume,

casi toda el agua se va en regar unas verduras

que apenas se distinguen de los yuyos… no le importa,

riega como respira, porque sí.

Se prepara un poco de té, otro poco de sopa y

de eso vive.

Algunos días abre una botella de vino

de las tantas que guardó…

¿¡Pero cuántos años pensé que viviría!?, se pregunta divertido

cuando ve las botellas en su despensa.

Ya no extraña casi nada,

poder comentar algun verso que recuerda

cuando tirando en la hamaca no puede dormirse.

Por las noches su lámpara permanece encendida

la apaga porque ya es de día y

no necesita de esa luz que simplemente

fue una compañía.

Cuida que todo esté limpio y en orden

para que el día que lo encuentren

nadie comente que era un viejo descuidado.

Ya no reza, ya no pide, ya no espera.


Está en paz, sin hambre, sin sed,

sin curiosidad,

simplemente eso, suavemente,

vive.

A mi amigo

Escrutador de Orugas

Shou Tiao Chuang

Me preguntas cuándo volveré a casa...

No estoy seguro.

Aquí los días se pasan sin dejar rastro,

mi barca se mece entre islas pobladas de montañas

desde las que llegan infinidad de cantos...

Y cuando izo mis velas

el viento parece empeñado

en llevarme más y más lejos.

En cada una de estas islas

hay cantidad de bahías protegidas y

mi bote elige dónde pasar la noche

cuando el sol declina.

Tiro el ancla, preparo algo de arroz,

y luego de acomodar todo,

enciendo un farol y leo los libros

que generosamente

olvidaste a bordo el día que nos despedimos.


Recuerdo la vieja tonada,

Quisiera que estuvieras aquí...

-------------------

Shou Tiao Chuang, 吊床守, o Shou Tiao Dzhu Ren, 吊床主人 (Cuidador de
Hamacas). Vivió alrededor del año 260, en el reinado de Wei, en Chu Lin, 竹林,
(Bosque de Bambúes), en la Prefectura de Shan-yang, cerca de Lo Yang.

Junto a su entrañable amigo Lao Kan Tzan, 老看蚕, (Viejo Escrutador de Orugas)
formaban parte del gran grupo de intelectuales que emigraron al sur al caer la
dinastía Chin del Este en poder de los bárbaros del norte.

Frecuentaban, sin ser muy reconocidos, al grupo de los Siete Sabios del
Bosquecito de Bambú, y generalmente componían poemas que se enviaban
uno a otro. No gustaban mucho de sociedades ni de grupos literarios, más bien
se juntaban en el Bosquecito de Bambú para tomar vino, mirar la luna, reírse
de los cuentos que allí se contaban y componer algún poema junto a sus
amigos.

Es poco lo que se sabe de ellos y por escasas menciones en alguna de las


tantas anécdotas de sus amigos más famosos, los Siete Sabios, pero a través
de esos datos y lo que cuentan en los pocos poemas de ellos que quedaron
registrados, podemos inferir algo de sus vidas. Lao Kan Tzan era menor que
Tiao Chuang, pero este se consideraba su discipulo. Vivían retirados, con pocos
amigos debido a un carácter hosco y de poca paciencia para con sus ‘cretinos
congéneres’ y su humor bastante ácido que les acarreó singulares
inconvenientes como a muchos de su generación. Ambos nombres son
literarios y no se conocen sus nombres familiares. Se sabe que Lao Kan Tzan
murió joven por los poemas de su amigo en que se refiere a él con pena y
consideración, como en: Zhi-li Lao Kan Tzan, 致力老看蚕, A mi amigo el
Escrutador de Orugas. Sus obras, poco difundidas dado el nulo interés de sus
autores en ser reconocidos, reflejan el espíritu de aquella época, y de aquellos
que fueron llamados: Los Libres e Irrestrictos (cap. 23 del Shih-shuo Hsin-Yu, 世
說新語, Nueva Compilación de los Cuentos del Mundo) de Liu I-ch’ing).
Disconformes, borrachines, abrumados, perplejos ante lo que la vida trae
consigo. Observadores no participantes, casi eremitas que vivían a contrapelo
de los dictámenes de la sociedad que le tocaba en suerte. No se ocuparon de
su obra y lo poco que se guarda ha sido por menciones de otros poetas o
eruditos de años posteriores, como en el Chin Shu, 晉晝 (Historia de la Dinastía
Chin) de Fang Hsuan-lin y otros, del 644, el Shui-chin chu, 水經注 (Un
Comentario al Clásico de los Ríos) de Li Tao-yuan (527), en el que se adosan
cuantiosos comentarios y anécdotas que el autor recoge de distintos sitios a
través del curso de las aguas que describe, y el T’ai-p’ing kuang-chi, 太平廣記,
Pasajes Extendidos del Reino de la Gran Tranquilidad, compilación ordenada
por la casa imperial a cargo de Li Fang, aproximadamente en el año 980.

Nieva sobre el río

Liu Tsung-Yüan

Centenares de colinas

y ni un solo pájaro.

Miles de senderos

y ni una huella.

Una barca solitaria,

al abrigo de su capote de bambú,

un viejo pesca en el río helado.

El Pescador

Liu Tsung-Yüan

Permanece pescando durante la noche

cerca de la ladera oriental.


Al amanecer saca agua del Hsiang

y enciende un pequeño fuego.

Sube el sol y se disipa la niebla,

pero nadie se acerca.

Sólo se escucha el ruido de sus remadas

entre las verdes orillas y el río.

Miro a mi alrededor y contemplo el horizonte

como si emergiese con la marea.

Por encima de las laderas

las nubes se persiguen en el cielo.

Visita a Wei Pa,

letrado retirado

Tu Fu

En la vida es muy poco frecuente

que dos amigos vuelvan a encontrarse

como le sucede a los luceros

de la mañana y de la tarde.

Esta noche es distinta

a las demás noches,

pues hemos podido sentarnos juntos


bajo la luz de un mismo candil.

Juventud y lozanía,

¿cuánto tiempo más nos queda?

Mi barba y mis cabellos

se vuelven grises.

Recuerdo a los viejos amigos y

me doy cuenta de que más de la mitad

ya están entre los fantasmas,

pero ahora, al verte,

mi corazón se estremece de alegría.

¿Cómo podía imaginar que pasarían

veinte años antes de volver a verte?

La última vez no estabas casado.

No te imaginaba con una esposa e hijos.

Ceremoniosamente y con respeto, alegres

saludan al viejo amigo de su padre,

y me preguntan de dónde vengo.

Enseguida ordenaste a tus chiquillos

que trajeran el vino y lo dejaran a mano.

Las cebollas relucen con el rocío del atardecer

y se las cocina frescas

con semillas amarillas.

Mi anfitrión me cuenta lo difícil que se ha vuelto hoy


celebrar un encuentro y

me pide disculpas una y otra vez.

Después de diez copas

aun no estamos borrachos,

sólo nos hemos puesto sentimentales

ante tantos recuerdos.

Mañana otra vez

nos separarán las colinas y

las cosas del mundo harán

que nos olvidemos el uno del otro...

El viejo

Han Yü

El sendero está cubierto por las hojas

que arrancó el viento del Oeste.

Una ventana cubierta por libros

bajo el sol que se pone.

Soy un viejo y no me gusta escarbar

en los asuntos de los demás.

Hace mucho frío y no salgo de mi casa.

Mi asombro

Diao Chuang Dzu Ren


La llegada del otoño
apresura el canto de las chicharras...
Yo sé lo que significa-
ayer contemplaba un desfile de orugas
ellas, no sé dónde iban,
algunas seguidas por sus crías
también con su abrigo colorido,
¡tan entusiastas parecían,
caminando orondas por el suelo!
¿No temen a los pájaros?
¿de dónde vienen?
Seguí su camino andado y vi el sauce
¡lleno de orugas dispuestas a marchar!

Al arbolito parecía no importarle.


Sólo yo me asombro con tonteras.

TAO YUAN-MING

Vivió (372-427 d. de c.) en el difícil período que precedió a la fundación de la


dinastía T’ang. Durante un tiempo ocupó un cargo oficial, pero renunció a los
ochenta y tres días porque, según sus palabras, “no puedo doblar las bisagras
de mi espalda para hacerle reverencias a un funcionario corrupto”. Así, volvió
al campo con su familia para vivir la vida de un “caballero campesino”,
trabajando la tierra y escribiendo poesía. Solía decir que “el mayor placer de la
vida es hacer bromas con los niños”. Tenía un amor especial por los
crisantemos y, al día de hoy, es difícil para un chino pensar en crisantemos sin
pensar en Tao Yuan-ming. Se lo suele llamar “el poeta de la casa y el jardín”, y
hay una historia idílica que narra cómo él trabajaba en la parte de adelante del
campo y su esposa en la parte de atrás. Profundo bebedor, le dedicó varias
poesías al vino. Su cuento “La Fuente del Duraznero” quedó definitivamente
incorporado como leyenda en la cultura china.
BORRACHO Y SOBRIO

Un huésped reside en mí,

nuestros intereses no son completamente los mismos.

Uno de nosotros está borracho,

el otro está siempre despierto.

Despierto y sobrio

nos reímos el uno del otro,

y no comprendemos el mundo del otro.

Propiedades y convenciones,

qué tontería seguirlas muy seriamente.

Sé orgulloso, no estés involucrado,

entonces te acercarás a la sabiduría.

Escucha tú, viejo borracho,

cuando el día muere,

enciende una vela.

chinese poetry 1

CANCIONES DE CRISANTEMOS

(para cantar bebiendo)

Construir una casa en el mundo de los hombres

y no oír el ruido del caballo y el carruaje,

¿cómo se puede lograr esto?


Cuando la mente está desapegada, el lugar es tranquilo.

Junto crisantemos bajo el seto del Este

y miro silenciosamente las montañas del Sur.

El aire de la montaña es hermoso al crepúsculo,

y los pájaros en bandadas vuelven juntos a sus hogares.

En todas estas cosas hay un significado verdadero,

pero cuando quiero expresarlo, quedo perdido sin palabras.

MUDANZA DE CASA

Hubo un tiempo en el que quería vivir en una villa del Sur,

pero no porque me guiaran los augurios.

Había escuchado que muchos hombres simples vivían allí,

con ellos estaría contento de pasar mis mañanas y noches.

Durante muchos años este fue mi deseo,

y hoy voy a realizar mi tarea.

Una cabaña tan pobre no necesita ser espaciosa,

todo lo que quiero es una cama y un colchón.

Con frecuencia mis vecinos vendrán a verme,

discutiremos vociferando acerca de los

tiempos de la antigüedad,

disfrutaremos leyendo juntos escritos raros,

y aclararemos todas las interpretaciones dudosas.

ilustracion1
VIVIENDO EN EL CAMPO

Al pie de la montaña del Sur cosecho porotos,

los yuyos enredan, los brotes de porotos son débiles.

Me levanto temprano y zapo en el descampado,

bajo la luz de la luna retorno con la azada al hombro.

El sendero entre los surcos es tan estrecho, los pastos tan altos,

que mis ropas se humedecen con rocío.

¿Por qué debería preocuparme porque mis ropas estén mojadas?

Sólo espero poder ser un ermitaño.

WANG WEI

Wang WeiWang (699-759 d. de c.) fue uno de los artistas más dotados de la
época T’ang. Poeta, pintor, calígrafo y músico altamente distinguido. En pintura
fue uno de los creadores del estilo llamado “Poh-muo hua” o sea “tinta
salpicada”, que se transformó en el favorito de los adeptos tanto Ch’an Ven
como taoístas. Se graduó como Chin-shih en el año 721, a los 19 años, y el
emperador Hsüan-tsung lo nombró secretario de Estado. Arruinó su carrera al
participar de la Rebelión de An Lu-shan, lo que le valió un corto tiempo en
prisión. Fue un adepto del budismo Ch’an, y tanto su poesía como su pintura
revelan el alto desarrollo de su visión interior. Pasó su vejez escribiendo poesía
y pintando en compañía de sus amigos en su villa situada en Wang Ch’uan, a
los pies del Monte Chung-nan. Su Tung-po decía de él que era capaz de evocar
todo un paisaje en una sola línea de cinco caracteres.

pintura china 3

POEMA

Últimamente comprendí el significado de la tranquilidad,


día tras día me mantuve apartado de la multitud.

Limpié mi cabaña y la preparé para la visita de un monje,

que llegó a visitarme desde las montañas lejanas.

Vino bajando desde los picos ocultos por las nubes,

para verme en mi casa de techo de paja.

Sentados en el pasto compartimos la resina del pino,

quemando incienso leímos los sutras del Tao.

Al terminar el día encendimos nuestra lámpara,

las campanas del templo anuncian el

comienzo de la noche.

Repentinamente advertí que la

tranquilidad es realmente Felicidad,

y sentí que mi vida tiene abundante ocio.

EL PARQUE DE LOS CIERVOS

En la montaña vacía no se ve un hombre,

Sólo se oye el eco de voces humanas.

Vuelven las sombras, entran profundo en el bosque,

Otra vez brilla el sol, sobre los líquenes verdes.

EL BOSQUE DE BAMBÚ

Sentado solo, en el bosque de bambú,

toco el laúd, silbo largo tiempo.

Al bosque profundo la gente no lo conoce,


la luna brillante viene y acerca su claridad.

EL TORRENTE DEL CANTO DE PÁJAROS

El hombre reposa, las flores de acacia caen.

La noche es tranquila, la montaña de primavera vacía.

La luna sale, sorprende a los pájaros de la montaña.

Entonces cantan, dentro del torrente de primavera.

MAÑANA

La flor de durazno está más roja por la lluvia de anoche,

Los sauces están más verdes en la niebla de la mañana.

Los pétalos que caen aún no fueron barridos por los sirvientes,

Los pájaros cantan, el huésped de la montaña aún duerme.

LI PO

Li Po

Li Po (701-762? d. de c.) es una de las figuras más excepcionales de la historia


de la literatura china, por su carácter, su estilo de vida, su espíritu libre y su
genio poético. Cuando el poeta Chin-chang lo conoció, lo llamó “un inmortal
exiliado en la tierra”. Nativo de Szechwan, a los veintisiete años dejó su
provincia natal, y viajó por el país. Estudió y entrenó con varios maestros
taoístas, y llegó a ser un gran adepto, así como un gran maestro en el arte de
la espada, y viajó por China como caballero errante. Una vez fue condenado a
muerte y estuvo tres veces bajo arresto. Se casó con una joven de una
prominente familia, lo que lo retuvo a las orillas del lago Tung Tin durante un
tiempo. En 742 fue llevado a la corte, y allí gozó de gran privilegio. Sin
embargo, la envidia de sus adversarios hizo que lograran desacreditarlo
implicándolo en la rebelión de An Lu-shan, y consiguieron que se lo desterrara
pero la sentencia se abolió antes de que llegara a destino. Fue un gran
bebedor, y se jactaba de “comer como un tigre, y beber trescientas copas en
una sentada”. Si bien la leyenda dice que murió en una noche de borrachera
tratando de abrazar la luna en el río Yangtze, la fecha de su muerte es incierta.

AMARRE NOCTURNO

Una cala en el río del Oeste.

El cielo azul aún. Ni el jirón de una nube.

La cubierta inundada por la luna.

Los tiempos de antes: Hsieh, gran general.

Yo le hubiera leído este poema.

Otros leyó, no míos. Hoy es sombra entre sombras.

Filo de luz: el alba. Leve viento: zarpamos.

Silenciosas caín las hojas de los arces.

BEBIENDO SOLO A LA LUZ DE LA LUNA

Si el Cielo no tuviera amor por el vino,

no habría una Estrella del Vino en el cielo.

Si la Tierra no tuviera amor por el vino,

no habría una ciudad llamada Fuentes de Vino.

Como el Cielo y la Tierra aman el vino,

puedo amar el vino sin avergonzar al Cielo.

Dicen que el vino claro es un santo,

el vino espeso sigue el camino (Tao) del sabio.


He bebido profundamente de santo y de sabio,

¿qué necesidad entonces de estudiar los espíritus y los inmortales?

Con tres copas penetro el Gran Tao,

tomo todo un jarro, y el mundo y yo somos uno.

Tales cosas como las que he soñado en vino,

nunca les serán contadas a los sobrios.

CANCIÓN PARA NAVEGAR

Un barco de sándalo y remos de magnolia,

en ambas puntas se sientan “flautas de jade y pífanos de oro”.

Bellas cantantes, incontables cascos de vino dulce,

oh, déjenme seguir las olas, dondequiera que me lleven.

Soy como el inmortal que se fue montado en la grulla amarilla,

sin meta vagabundeo siguiendo a las gaviotas blancas.

Las canciones de Chu-ping aún brillan como el sol y la luna.

De los palacios y torres de los reyes de Ch’u no quedan rastros en las


montañas.

Con un solo golpe de mi pincel sacudo las cinco montañas,

El poema terminado, río, mi deleite es más vasto que el océano.

Si la fama y las riquezas pudieran durar para siempre,

El río Han fluiría hacia el Noroeste volviendo a su fuente.

TU FU

Vainamoinen
También conocido como Du Fu (712-770 d. de c.) fue un destacado poeta
durante la época de la dinastía Tang. Contemporáneo y amigo de Li Po, su
poesía tuvo, sin embargo, un carácter más político y social que la de aquél.
Aunque suspendió los exámenes imperiales en una ocasión, llegó a convertirse
en funcionario del Estado, trabajando en la corte del emperador Tang Suzong.
Su vida pasó por muchas vicisitudes, la principal de las cuales sería la rebelión
de An Lushan, que desestabilizó todo el país y obligó a Tu Fu a abandonar,
junto a la corte Tang, la capital Chang’an. Pasaría el resto de su vida en
condiciones muy precarias. Debido a la originalidad de su obra, no logró un
gran reconocimiento en vida. Sin embargo, su prestigio y fama no cesarían de
crecer tras su muerte, llegando a convertirse en unos de los más grandes
escritores de la historia china, cuya influencia se ha dejado sentir en
generaciones posteriores de poetas tanto en China como en Japón.

EL LABERINTO OCTOGONAL

Roto el Imperio en tres, alto y valioso tu servicio.

Tu Laberinto Octogonal, éxito celebrado,

sus piedras, a la corriente del Yangtze resistentes.

Pero tu fracaso en conquistar Wu, penosa herencia.

LUNA

Allí, en el cielo, avanza el otoño,

y el semblante de la luna nos parece más claro;

el Sapo no se ahoga aunque baje hasta el fondo del río

de las estrellas y la liebre vive vida eterna

mordisqueando sus hierbas hechizadas.

Mi fiel corazón se llena de amargura

y un resplandor de claridad nueva se añade

a mis cabellos blancos.


Sé que en este momento escudos y lanzas

atestan la tierra. ¡Oh, deja de brillar

sobre las hordas que acampan al occidente!

LA ASCENSIÓN

En el vendaval, bajo el alto cielo, los simios aúllan su tristeza;

Sobre el islote límpido de arenas claras, un pájaro con su vuelo traza un círculo.

Muy lejos, los árboles dejan caer sus hojas que silban al viento;

El Gran Río, sin tregua, arrastra hasta mí sus olas.

A mil estadios de los míos, me inclino a sollozar sobre el otoño, y el exilio me


parece eterno;

Toda mi vida he padecido enfermedades; apenas ahora subo a esta terraza.

Tengo más pesares y tormentos que cabellos sobre mis encanecidas sienes;

Humillado, bueno para nada, he renunciado a las copas de vino turbio.

CUANDO ERA OSCURO

Cuando era oscuro, llegué a la aldea de Shih-hao,

Tarde en la noche llegó un oficial a reclutar hombres.

El viejo de la casa se trepó a la pared y huyó, la vieja abrió la puerta.

¡Cómo explotaba en furia el oficial enojado!

¡Qué amargamente lloraba la mujer!

Escuché lo que la mujer decía:

“Tenía tres hijos para la defensa de la ciudad de Yeh.

Sólo uno de los tres me envió una carta,

A los otros dos chicos los mataron en batalla.


El único que queda puede no vivir mucho,

Los muertos se van para siempre.

No hay más hombres en la casa,

Excepto mi nieto que todavía toma el pecho.

Es por él que su madre se queda con nosotros,

Sin embargo, no tiene una pollera entera para salir.

Aunque soy vieja y no tengo fuerzas,

Déjeme ir con usted, oficial.

Para responder a un llamado urgente de Ho-Yang,

Por lo menos puedo cocinar para los soldados”.

Más tarde la conversación se detuvo,

Lo que oí fue algo como llanto.

Al amanecer salí para proseguir mi viaje,

Sólo pude decirle “Adiós” al viejo.

PO CHU-I

Po Chu-I

Nativo de Xia-kuei (772-846 d. de c.), en Shen-xi. Después de obtener el grado


de Chinshih disfrutó de una larga carrera oficial, interrumpida
intermitentemente por períodos de desgracia. Fue gobernador de Hang-chow y
de Su-chow (831-833). En sus últimos años tuvo un puesto importante en Lo-
yang. Compuso los dos poemas largos más famosos de la época T’ang: Balada
de la Pipa y la Canción del Dolor Sin Fin. Su poesía era tan famosa que una vez
una joven cortesana requerida por un oficial, le dijo a este: “No soy una joven
cualquiera, puedo recitar de memoria La Canción del Dolor Sin Fin del maestro
Po”; después de lo cual puso su precio. Se dice que Po Chu-I leía sus
composiciones a las lavanderas en el río, y sólo las consideraba buenas si estas
las comprendían.

DESPIDIENDO A HSIA CHAN EN EL RÍO

Porque usted es viejo y parte, he mojado mi pañuelo,

usted que no tiene hogar a los setenta, pertenece al descampado.

Ansiosamente miro el viento que se levanta cuando el barco parte navegando,

un hombre de cabeza blanca entre olas de cabezas blancas.

MIRANDO EN EL LAGO

Miro y miro mi sombra en el lago,

no veo un rostro blanco, sólo cabello blanco.

He perdido mi juventud, y nunca la encontraré otra vez,

¡inútil agitar las aguas del lago!

POEMA FRENTE AL VINO

¿Por qué pelear arriba de los cuernos de un caracol?

Este cuerpo dura lo que una chispa al chocar dos piedras.

Debe continuar la alegría sin que importen riqueza o pobreza,

es tonta la gente que no abre su boca para reír.

UNA SUGERENCIA A MI AMIGO LIU

Hay un brillo verde en una botella antigua,


hay un agitarse rojo en la estufa tranquila.

Hay un sentimiento de frío en la nieve afuera,

¿qué tal un poco de vino adentro?

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