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“LOS CAMBIOS A IMPLEMENTAR A NIVEL DE AULA, CON NUESTROS

ESTUDIANTES Y CON SUS PADRES DE FAMILIA, PARA


APROXIMARNOS A UN DOCENTE INCLUSIVO”.

Se entiende por aulas inclusivas, aulas donde todos los alumnos y todas las alumnas
se sienten incluidos porque reciben dentro de ella lo que necesitan para su progreso
en el aprendizaje de contenidos y valores, y perciben y comprueban que no sólo
reciben sino que también pueden aportar. Todos y todas considernado de ésta forma
la diversidad como un valor añadido

En una escuela inclusiva, las respuestas educativas a la diversidad deben beneficiar


a la totalidad de la comunidad educativa y responder a unas necesidades educativas
globales y no a una características personales de cada cual (origen, etnia, lengua
materna…). Dentro del aula ya que el modelo de «apoyo fuera del aula» no facilita la
inserción socioeducativa del alumnado y puede favorecer la perpetuación de las
diferencias de partida.

La forma en la que los profesores realizamos la inclusión dentro del aula puede
llevarse a cabo de varias maneras. Se requiere de un clima acogedor que permita la
libre comunicación, el intercambio y la cooperación entre alumnos y maestros,
además de la implementación de metodologías de enseñanza basadas en la
construcción mutua del conocimiento y en la experiencia.

Considero que los cambios que a nivel de aula y con mis estudiantes que yo
implementaría serían los siguientes:

1. Establecer momentos de diálogo en el horario de clase. Un momento


interesante puede ser la llegada al aula, donde se podrían celebrar asambleas
en las que se dedique tiempo a saludar, a ver quién han venido y quién no, a
contar qué tal se ha dormido o qué se ha visto en la tele, qué se cenó o con
quién se quedó. Por otro lado, es un buen momento para hacer un repaso de
las cosas que se van a hacer ese día en el horario escolar y así ayudarles a que
se sitúen, anticipándoles las tareas, ya sean ordinarias o extraordinarias.

2. En el caso de contar con alumnos con necesidades educativas especiales


(NEE), es necesario establecer comunicación con el SERVICIO DE APOYO Y
ASESORAMIENTO PARA LA ATENCIÓN DE NECESIDADES
EDUCATIVAS ESPECIALES (SAANEE) para recibir orientación sobre las
necesidades y el apoyo que necesita el alumno incluido, acerca de la aplicación
de estrategias, adaptación de materiales y evaluación, conjuntamente con
todos los alumnos del aula. Incluso solicitar a la vez su apoyo.

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3. Aplicar la evaluación psicopedagógica interrelacionando los factores
emocionales, sociales, familiares, por los que atraviesan mis estudiantes y así
poder determinar cómo interactúan entre sí, si le ocasiona problemas y cómo
potenciar su aprendizaje, en base a sus capacidades y limitaciones. La
evaluación psicopedagógica incluirá:
 Historia académica.
 Desarrollo biológico, cognitivo, afectivo, social, motor, comunicativo y
lingüístico
 Competencia curricular.
 Estilo de aprendizaje.
 Contexto: familiar, social y escolar.

4. Elaborar el Plan de Orientación Individual (POI) de cada adolescente,


teniendo como base la evaluación psicopedagógica.

5. Personalización de espacios, para el alumnado, dado el número de horas que


pasa en el aula, es importante la creación de un ambiente agradable. Esto
redunda en la disminución de conflictos y en la mejora del rendimiento del
mismo, y podemos lograrlo colocando en las paredes los trabajos que realicen,
carteles que traigan y que democráticamente se elijan para la decoración del
aula, etc.

6. En el caso de tener un alumno con NEE se pueden realizar adecuaciones en el


aula y en el currículo para ayudar a estos estudiantes. Por ejemplo:

- Mi alumna adolescente tenía problemas de baja visión, y acordamos que su


asiento estaría siempre ubicado en la primera o segunda fila, acondicionamos
pizarras blancas acrílicas y los plumones a utilizar debían ser de color oscuro:
azul y negro, rara vez el rojo. Cuando en el aula no podíamos tener acceso a
la luz natural prendíamos los fluorescentes. Como adolescente que era no
quería usar sus anteojos así que converse con ella de lo peligroso que resultaba
no llevar puesto sus anteojos para poder resguardar su integridad física.

- Una vez tuve un estudiante que tenía dificultades para exponer frente a sus
compañeros el trabajo encargado, debido a una ligera deficiencia intelectual,
y al inicio yo le permitía traer un resumen y lo leía. Con la condición de que
me busque con anticipación y me comente que le pareció el tema. Al final de
su preparación el adolescente ya no traía el resumen escrito y al momento de
exponer él solamente conversaba con sus compañeros acerca de la
importancia del trabajo que había realizado.

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7. Planificar una evaluación que permita a todos y cada uno de los alumnos
demostrar aquello que han aprendido, no sólo en lo relativo a conceptos, sino
también en cuanto a procedimientos y actitudes. Utilizando instrumentos y
procedimiento de evaluación variados y diversos elaborados a partir de la
realidad del aula y aplicados en los momentos que los procesos de enseñanza-
aprendizaje así lo requieran, garantizando la igualdad de oportunidades para
los diferentes estilos y posibilidades. El alumnado debe ser valorado por todo
lo que sabe y no por lo que no sabe.

8. Estructurar la clase de manera que los alumnos, en pequeños equipos de


trabajo cooperativo, sean capaces de “enseñarse” mutuamente, de cooperar y
ayudarse a la hora de aprender. De esta forma puedo facilitar la participación
activa de todos mis estudiantes, en el proceso de enseñanza y aprendizaje, a
la vez que acentúo su protagonismo en este proceso.
Los equipos de trabajo serán flexibles de tal modo que los alumnos puedan
pasar de un equipo a otro en cualquier momento

9. Promover entre los colegas la enseñanza cooperativa o coeducación, para


ayudarnos entre compañeros o solicitar apoyo de profesionales de otros
centros educativos, y también ser capaces de cooperar con ellos. Por ejemplo
solicitar el apoyo de un tutor con más experiencia.

Generalmente, las familias ven la educación como un asunto que compete solamente
a las escuelas y a los maestros, jugando un pequeño rol con poco involucramiento en
el quehacer educativo. Pero la participación de la familia en las escuelas inclusivas,
le permite superar prejuicios, aprender a promover y respetar los derechos de todos
los niños y niñas, a ser más tolerantes con las diferencias, a ser mejores personas y
tener una mejor educación, aprenden a valorar la diversidad, así como a ejercer su
ciudadanía y vigilancia ciudadana de la calidad de la educación brindada.

El objetivo de la educación inclusiva no es solamente que se eduquen a los alumnos


en las escuelas regulares, sino también que se les mantengan en el seno familiar con
la visión de que el aprendizaje no sucede únicamente en las escuelas sino también en
el hogar.

Los cambios que a nivel de aula y con las familias de mis estudiantes que yo
implementaría serían los siguientes:

1. Reuniones de la familia con el Equipo Docente y el Director Pedagógico, que


es quien la dirige. En ésta reunión, se podrían distinguir dos momentos. Un
primer momento conjunto, en el que el director expondría temas referentes a
la organización general del centro, calendario escolar, distribución de las
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etapas, actividades comunes, y presentaría a los profesores que coordinan
cada uno de los programas que se desarrollan en el centro. También esta es la
fase en la que cada coordinador haría una breve descripción del Programa y
las actividades más relevantes del mismo. Tras la exposición del Equipo, se
resuelven las posibles dudas que, sobre estos temas, pudieran surgir por parte
de las familias y se pasa a un segundo momento.
En el segundo momento, los padres se reúnen con los profesores de su hijo o
hija, y es aquí cuando conocen el aula en el que van a trabajar, la
programación general del aula, las características del grupo, la metodología,
sistemas de apoyo, etc. También se establece un diálogo entre padres, madres
y profesores en el que se intercambian expectativas, planes y experiencias.
2. Realizar tutorías, reuniones que, a petición de la familia o el profesorado, se
desarrollen entre el tutor o la tutora, el resto de los docentes que intervienen
con un alumno concreto, y la familia. Con los objetivos de intercambiar
información sobre el alumno, compartir la información que tenemos los
profesionales y la familia, acerca de sus características, capacidades,
preferencias, necesidades, comportamiento, etc. · Intercambiar con la familia,
recursos y estrategias de intervención eficaces dirigidas al alumno. Valorar la
evolución del alumno y realizar un seguimiento conjunto del mismo.
3. Tener un cuaderno de comunicación con la familia, así cada alumno tiene un
cuaderno que, periódicamente, lleva a casa y trae de vuelta a la escuela. A
través de este cuaderno, el profesor mantiene un contacto diario con los
padres de familia.
4. Crear escuelas de familia o encuentros de formación a modo de espacios de
encuentro entre familias y profesionales, que tiene como finalidad orientar a
las familias en aspectos clínicos, psicopedagógicos, sociales o de cualquier
tipo, de acuerdo con las demandas realizadas por las mismas, o las
necesidades detectadas por los profesionales. Se trata de un grupo dinámico
y abierto en el que, partiendo del encuentro entre familias y profesionales, las
primeras descubren un espacio de escucha, participación y/o estrategias y
recursos de desarrollo y conocimiento personal, así como de ayuda mutua.
5. Instaurar ciertas fechas para celebraciones lúdicas y litúrgicas, desfiles de
disfraces, etc. que, coincidiendo con distintas festividades como Dia de la
Madre, Día del Maestro, Aniversario del Colegio. O también encuentros
lúdicos con otros centros educativos, y organizar gymkhanas, jornadas
deportivas, olimpiadas, etc. También se podrían convocar concursos
gastronómicos y exposiciones de trabajos.

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