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Nuestra Señora del Milagro

Compañera de camino

Por la señal de la Santa Cruz líbranos de nuestros enemigos,

Señor Dios nuestro.

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

ACTO DE CONTRICIÓN

Con todo el amor de mi corazón te amo, mi Jesús, por ser quien eres;

pésame haber pecado y propongo, ayudado de tu divina gracia, nunca más ofenderte.

V. Dios mío, ven en mi auxilio.

R. Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,

Por los siglos de los siglos.

Amén.

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

Inmaculada Virgen María,

!Madre admirable de Dios y de los hombres!

Te reverenciamos humildemente ante esta milagrosa imagen en que irradian los destellos de
tu celestial hermosura.

Al contemplarla se ilumina nuestra mente con los esplendores de la fe,


se conmueve nuestra voluntad a impulsos de la esperanza

y nuestra ruindad se siente transformada por los efectos de la caridad divina.

Así bendecimos a Dios Padre que te escogió para Madre de su Hijo,

bendecimos a Dios Hijo que se hizo hombre en tu seno purísimo,

y bendecimos a Dios Espíritu Santo, que te enriqueció con la excelencia de sus dones.

Siendo nosotros polvo y miseria y experimentando a cada paso las consecuencias del pecado
original,

del que fuiste preservada, imploramos confiadamente tu intercesión poderosa para que,

libres del cautiverio del demonio y fortalecidos contra los influjos del mal,

nos esforcemos por conservar la dignidad de ser hijos tuyos hollando bajo nuestros pies,

los insidiosos enemigos de nuestra salvación: mundo, demonio y carne.

Y por los méritos de tu castísimo esposo san José y los del Seráfico Padre san Francisco,

concédenos la gracia especial que en esta novena te suplicamos.

Amén

En el día de hoy oremos:

Por los peregrinos que cada día buscan la protección de Nuestra Señora del Milagro,

Desde la palabra de Dios:

“Al terminar la fiesta de Pascua,

mientras José y María regresaban,

el niño Jesús se quedó en Jerusalén,

sin que sus padres lo supieran.

Pensando que iba en la caravana,

hicieron un día de camino y se pusieron a buscarlo entre los parientes y los conocidos.

Al no encontrarlo, regresaron a buscarlo a Jerusalén” (Lc 2, 42-45)

Palabra del Señor.


Reflexión:

Nuestra Señora del Milagro es, sin duda, la que nos ha buscado,

como a su hijo en Jerusalén, y ha caminado con nosotros largas jornadas,

especialmente las más difíciles. “María, Madre de Jesucristo y de sus discípulos,

ha estado muy cerca de nosotros, nos ha acogido, ha cuidado de nuestras personas y trabajos,

cobijándonos en el pliegue de su manto, como madre,

perfecta discípula y pedagoga de la evangelización,

que nos enseñe a ser hijos en su Hijo y a hacer lo que él nos diga” (DA I).

Relato de la Aparición:

“ En una pequeña celda del antiguo Monasterio de las Concepcionistas de Tunja,

había un lienzo que servía para precaver del viento a la religiosa que allí habitaba.

Ésta era de velo blanco y tenía permiso de ir, con una compañera,

a rezar en la iglesia el Santísimo Rosario, antes de levantarse la Comunidad.

En la madrugada del 24 de agosto de 1628, cuando habiendo hecho la acostumbrada oración,

regresaban a sus celdas, al atravesar el patio notaron cómo se reflejaba en un charquito de


agua dejado por la lluvia,

la imagen de la Virgen Inmaculada: alzaron la vista y admiraron, destacada en el cielo,

la que acababan de observar en el agua, como vestida de estrellas y entre fulgores de luz
resplandeciente”.

Oración:

Madre de Dios, estamos agradecidos contigo porque,

desde aquella madrugada del 24 de agosto de 1628,

cuando te apareciste en el Monasterio de las Concepcionistas,

te has hecho protagonista de la historia de nuestro pueblo.

Te seguimos encomendando el progreso de nuestros pueblos

y los proyectos en construcción de una sociedad más justa y humana.

Amén.
GOZOS

Tú imagen, !Madre querida!

Santo y prodigioso don,

Que del cielo fue traída,

Graba en nuestro corazón.

Aurora pura y Hermosa

Que anunciaste bien hadada

Del gran día la llegada

De Justicia el claro sol,

Alúmbranos cariñosa

Y enciéndenos en tu amor.

Tú imagen, !Madre querida!

Santo y prodigioso don,

Que del cielo fue traída,

Graba en nuestro corazón.

II

Luz bendita de los cielos,

Dulce estrella de los mares,

Consuela nuestros pesares

Y guíe tu resplandor

La vida y nuestros anhelos

De la mar entre el furor.

Tú imagen, !Madre querida!

Santo y prodigioso don,

Que del cielo fue traída,


Graba en nuestro corazón.

III

Iris santo colocado

Entre la tierra y el cielo

Como prenda de Consuelo

Y de piadoso perdón.

¡Ay! Líbranos del pecado

con tu santa protección.

Tú imagen, !Madre querida!

Santo y prodigioso don,

Que del cielo fue traída,

Graba en nuestro corazón.

IV

De tus manos maternales

Caen en haz refulgente

De las gracias el torrente

Como dádiva de Dios,

Y eres para los mortales

El Puerto y faro major.

Tú imagen, !Madre querida!

Santo y prodigioso don,

Que del cielo fue traída,

Graba en nuestro corazón.

De David la torre fuerte

Con diamantinos escudos

Resistes ataques rudos

Del infernal sitiador,


Y en el trance de la muerte

Defiendes al pecador.

Tú imagen, !Madre querida!

Santo y prodigioso don,

Que del cielo fue traída,

Graba en nuestro corazón.

VI

Manó bálsamo oloroso

En abundante medida

De Fortaleza y de vida

Símbolo consolador

De este lienzo prodigioso

Con general estupor.

Tú imagen, !Madre querida!

Santo y prodigioso don,

Que del cielo fue traída,

Graba en nuestro corazón.

VII

Por los celestes favores

Con que tu imagen preciosa

Ha consolado piadosa

A una Cristiana region,

“Del Milagro” en sus loores

te llamaron con fervor.

Tú imagen, !Madre querida!

Santo y prodigioso don,

Que del cielo fue traída,

Graba en nuestro corazón.


VIII

De nuestra fe la firmeza

Guarda como Madre pía;

Haz que crezca cada día

En los creyentes tu amor

Y tu maternal terneza

Aumente nuestro fervor.

Tú imagen, !Madre querida!

Santo y prodigioso don,

Que del cielo fue traída,

Graba en nuestro corazón.

IX

¡Oh Madre y Reina clemente,

cubra a tus hijos tu manto

y en la amargura del llanto

sé nuestra consolación!

¡Llévanos al esplendente

cielo, nuestro galardón!

Tú imagen, !Madre querida!

Santo y prodigioso don,

Que del cielo fue traída,

Graba en nuestro corazón.

ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS

Toda Hermosa eres, María y en Ti no existe la mancha original;

Tú eres la Gloria de Jerusalén, Tú la alegría de Israel,

Tú el honor de nuestro pueblo; eres la Abogada de los pecadores.

Oh María, Virgen prudentísima, Madre clementísima!

Ruega e intercede por nosotros ante Jesucristo Nuestro Señor.


V.Oh Virgen María, fuiste Inmaculada en tu Concepción.

R.Ruega por nosotros al Padre, cuyo Hijo nos diste habiéndole concebido por obra del Espíritu
Santo.

Oh Dios, que por la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen,

Preparaste digna morada a su hijo,

te suplicamos que así como en prevision de la muerte de ese mismo Hijo la preservaste de
toda mancha,

así también nos concedas el llegar puros a tu divina presencia.

Por el mismo Jesucristo Nuestro Señor.

Amén.

V.Oh María, concebida sin pecado.

R.Rogad por nosotros que recurrimos a Tí.

Dios te salve,

Reina y Madre de misericordia,

vida, dulzura y esperanza nuestra,

Dios te salve.

A ti llamamos los desterrados hijos de Eva;

a ti suspiramos, gimiendo y llorando,

en este valle de lágrimas.

Ea, pues, Señora, abogada nuestra,

vuelve a nosotros,

esos tus ojos misericordiosos.

Y, después de este destierro,

muéstranos a Jesús,

fruto bendito de tu vientre.

¡Oh clementísima, OH piadosa,

OH dulce Virgen María!

Ruega por nosotros,


Santa Madre de Dios,

para que seamos dignos

de alcanzar las promesas

de nuestro Señor Jesucristo.

Amén.

En el día de hoy oremos:

Por los misioneros y misioneras que anuncian a Cristo en tierras lejanas.

Desde la palabra de Dios:

“Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre,

María de Cleofás y María Magdalena.

Jesús viendo a su madre y al lado del discípulo amado,

dice a su madre: Mujer, ahí tienes a tu hijo.

Después dice al discípulo: ahí tienes a tu Madre,

y desde aquel momento el discípulo se la llevó a su casa” (Jn 19, 25-27)

Palabra del Señor.

Reflexión:

Nuestra Señora del Milagro es, sin duda, desde aquel día al pie de la cruz,

la verdadera Madre de la Iglesia. “Como en la familia humana,

la Iglesia-familia se genera en torno a una madre,

quien confiere “alma” y ternura a la convivencia familiar.

María, Madre de la Iglesia, además de modelo y paradigma de humanidad,

es artifice de comunión” (DA 268).

Relato de la Aparición:

“Continuaron en dirección a la mencionada celda y advirtieron que estaba colmada de luz.

Pasaron a dar aviso a la Superiora, quien acudió a cerciorarse de lo que ocurría.

¡Cuál sería su asombro al llegar a la celda y encontrar reproducida en el lienzo que allí estaba,
la misma bellísima imagen que habían visto en el agua y en el cielo!

Con el alma llena de celestiales emociones,

cayeron de rodillas y veneraron el Retrato que había hecho la misma Madre de Dios”.

Oración:

Madre santa, gracias por acompañar y proteger como verdadera Madre a la Iglesia.

Desde tu aparición, cuando las campanas se echaron al vuelo,

las gentes empezaron a acudir al monasterio,

y desde entonces no te has cansado de acoger, como Madre,

a tus hijos que acuden a darte gracias y a implorar de tu Hijo las bendiciones del cielo.

Danos la gracia, Madre santa,

de comprometernos cada día más con la obra de la evangelización que nos ha encomendado
tu Hijo Jesús.

Amén.

En el día de hoy oremos:

Por los padres de familia y los hijos que luchan y se esfuerzan por su hogar.

Desde la palabra de Dios:

“El angel respondió a María:

el Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra;

por eso, el consagrado que nazca llevará el título de Hijo de Dios.

Mira, también tu pariente Isabel ha concebido en su vejez,

y la que consideraban estéril está de seis meses.

Pues nada es imposible para Dios.

Respondió María: Yo soy la servidora del Señor: que se cumpla en mí según tu palabra” (Lc I,
35-38)

Palabra del Señor.


Reflexión:

María, desde siempre, le dijo “Sí” al proyecto de salvación de su Hijo,

sabe que su misión está unida a la misión de su Hijo,

tanto que exclama: “Hagan lo que Él les diga”. Por eso

“el pueblo cristiano aprende de María a contemplar la belleza del rostro de Cristo

y a experimentar la profundidad de su amor” (DA 271).

Relato de la Aparición:

“Había llegado por aquellos días el Señor Arzobispo de Bogotá,

doctor don Julián de Cortázar a hacer la Visita Pastoral al Monasterio.

Este dignísimo Prelado había dejado consignadas en su Acta de Visita,

especiales bendiciones para la Comunidad,

como muestra del singular Consuelo que había recibido al cerciorarse de la observancia
regular.

La Santísima Virgen quiso confirmar estas bendiciones del Prelado,

con el admirable suceso de su Aparición, y permitió que él mismo fuera testigo ocular”.

Oración:

Gracias, Madre, porque desde tu aparición no has dejado de mostrarnos a tu Hijo Jesús;

te buscamos a ti y tú nos llevas a Jesús, porque Él es nuestro Salvador.

Danos la gracia de ser discípulos misioneros de Jesús

y de aceptarlo como el camino, la verdad y la vida.

Amén.

En el día de hoy oremos:

Por los líderes de nuestras comunidades, que buscan el progreso de los pueblos.
Desde la palabra de Dios:

“Simeón tomó a Jesús en sus brazos y bendijo a Dios diciendo:

“Ahora, Señor, según tu palabra, puedes dejar que tu siervo muera en paz,

porque mis ojos han visto a tu Salvador,

el que has dispuesto ante todos los pueblos como luz para iluminar a los paganos

y como gloria de tu pueblo Israel” (Lc 2, 28-32)

Palabra del Señor.

Reflexión:

Nuestro pueblo colombiano ha hecho su historia de la mano de Nuestra Señora del Milagro;

María, con Jesús en sus brazos, se convierten en la luz que ilumina a nuestros pueblos.

“Con gozo constatamos que María se ha hecho parte del caminar de nuestros pueblos,

entrando profundamente en el tejido de su historia y acogiendo los rasgos más nobles

y significativos de su gente… María pertenece a nuestro pueblo

y nuestro pueblo la siente como madre y hermana” (DA 269).

Relato de la Aparición:

“Cuando aconteció lo relatado, las campanas se echaron al vuelo,

y las gentes empezaron a afluir al Monasterio en gran multitud.

El Prelado allí presente, interpretando la voluntad de Dios,

creyó conveniente dispensar la clausura y mandó abrir las puertas del Monasterio

para que todos entraran a presenciar tan admirable prodigio”.

Oración:

Madre santa, desde que te apareciste en 1628,

no has dejado de acoger a nuestras gentes venidas de todos los pueblos y rincones del país,

convirtiéndote en protagonista de nuestra historia.

Te han declarado patrona de Tunja y protectora de la Fuerza Aérea de Colombia;

eres el orgullo de nuestra raza y de nuestro pueblo.

Te pedimos por quienes buscan el progreso de nuestros pueblos,

protégelos y ayúdalos a construir el Reino propuesto por tu Hijo Jesús..


Amén.

En el día de hoy oremos:

Por las vocaciones a la vida religiosa.

Desde la palabra de Dios:

“Tres días después se celebraba una boda en Caná de Galilea;

allí estaba la madre de Jesús.

También Jesús y sus discípulos estaban invitados a la boda.

Se acabó el vino, y la madre de Jesús le dice: No tienen vino.

Jesús responde: ¿Qué quieres de mí, mujer? Aún no ha llegado mi hora.

La madre dice a los que servían: Hagan lo que él les diga” (Jn 2, I-5)

Palabra del Señor.

Reflexión:

La Virgen Santísima desde siempre se declaró “la esclava del Señor”,

acompañó a Jesús y siempre entendió que Él debía estar en las cosas del Padre.

Por eso “María es la discípula más perfecta del Señor.

Interlocutora del Padre en su proyecto de enviar su Verbo (Jesucristo)

al mundo para la salvación humana, María, con su fe,

llega a ser el primer miembro de la comunidad de los creyentes en Cristo,

y también se hace colaboradora en el renacimiento esperitual de los discípulos” (DA 266).

Relato de la Aparición:

“La noticia se extendió rápidamente por toda la ciudad,

la cual acudió en masa al Monasterio.

El Prelado, asombrado por tan continuados portentos,

dio a la imagen el título de “La Virgen del Milagro”,


por lo cual desde entonces se le llama Nuestra Señora del Milagro,

aunque así mismo se le aclamó con el título de Nuestra Señora de la Salud”.

Oración:

Santísima Virgen, gracias por ese bello testimonio

de obediencia al proyecto Salvador de tu Hijo.

Te contemplamos siempre ayudando

en la edificación del Reino que predicó tu Hijo.

Te has convertido, desde este bello santuario,

en la sierva humilde de Jesús, y siempre nos estás diciendo:

“Hagan lo que Él les diga”.

Danos la gracia de ser fieles servidores del Reino de Dios.

Amén.

En el día de hoy oremos:

Por todas aquellas personas que ofrecen su servicio en el apostolado.

Desde la palabra de Dios:

“Todos los que lo oían estaban maravillados ante su inteligencia y sus respuestas.

Al verlo, se quedaron desconcertados, y su madre le dijo:

Hijo, ¿Por qué nos has hecho esto?

Mira que tu padre y yo te buscábamos angustiados.

Él replicó: ¿por qué me buscaban?

¿No sabían que yo debo estar en los asuntos de mi Padre?

Ellos no entendieron lo que les dijo.

Regresó con ellos, fue a Nazaret y siguió bajo su autoridad.

Su madre guardaba todas estas cosas en su corazón,

Jesús crecía en saber, en estatura y en gracia delante de Dios y de los hombres” (Lc 2, 47-52)
Palabra del Señor.

Reflexión:

María, la primera discípula misionera, con su silencio amoroso,

su cercanía constante, su apoyo incondicional y decidido,

asumiendo inclusive las más dolorosas consecuencias,

se convierte en el modelo y la guía de quienes buscamos seguir a Jesús.

“María es la gran misionera, continuadora de la misión de su Hijo

y formadora de misioneros. (…) son incontables las comunidades

que han encontrado en ella la inspiración más cercana

para aprender cómo ser discípulos misioneros de Jesús” (DA 269).

Relato de la Aparición:

“Como sello admirable a tan estupendo prodigio,

quiso la Omnipotencia Divina que del sagrado lienzo manase abundante bálsamo,

lo cual fue visto por los circundantes con gran estupor e inmensa consolación de sus almas.

El Señor Arzobispo, con religioso respeto, procedió a recogerlo con sus propias manos,

sirviéndose para esto de la cucharita de la naveta del incensario,

reliquia que aún se conserva en el Monasterio”.

Oración:

María Inmaculada, Nuestra Señora del Milagro,

te has convertido en la madre y maestra de los seguidores de tu Hijo.

Te encomendamos a todos los cristianos,

especialmente a quienes son llamados como discípulos misioneros en nuestras comunidades


cristianas;

y a todos danos la gracia, de que,

con nuestro testimonio de vida mostremos nuestro amor a Jesucristo nuestro Señor..

Amén.
En el día de hoy oremos:

Por todos aquellos que pasan por algún tipo de sufrimiento o necesidad.

Desde la palabra de Dios:

“Cuando Isabel oyó el saludo de María,

la criatura dio un salto en su vientre; Isabel, llena del Espíritu Santo,

exclamó con voz fuerte: Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre.

Dichosa tú que creíste. Porque se cumplirá lo que el Señor te anunció.

María se quedó con ella tres meses y después se volvió a casa” (Lc I, 41-45.56)

Palabra del Señor.

Reflexión:

Cada día, en este bello santuario, a los pies de la Reina del cielo,

Nuestra Señora del Milagro, quedan lágrimas, preocupaciones,

afanes, súplicas, acciones de gracias,

que son el más bello testimonio de la intercession maternal de María ante su Hijo Jesús.

Ella, “con los ojos puestos en sus hijos y en sus necesidades,

como en Caná de Galilea, ayuda a mantener vivas las actitudes de atención,

de servicio, de entrega y de gratitude que deben distinguir a los discípulos de su Hijo.

Ella, además, crea communion y educa a un estilo de vida compartida y solidaria,

en fraternidad, en atención y acogida del otro, especialmente si es pobre y necesitado” (DA


272).

Relato de la Aparición:

“Los pueblos circunvecinos, al tener noticia de este prodigio,

acudieron presurosos a conocer la santa imagen.

Enseguida de este acontecimiento,

se notó en la ciudad gran sanidad y especialemnte en las enfermas del Monasterio.

Poco después fue trasladada la santa imagen a Santafé de Bogotá,

en hombros de sacerdotes, y traída de igual manera al Monasterio.


Los fieles exteriorizaban su creciente devoción con exvotos,

joyas y piedras preciosas con las cuales se ornaba la orla del manto de la imagen.

Espléndido fue el culto que se le tributó hasta la época de la exclaustración de las monjas en
1863.

En los años siguientes decayó mucho la devoción como era natural consecuencia de la
persecución a la Iglesia”.

Oración:

María Santísima,

te invocamos como Nuestra Señora del Milagro,

y hoy te damos gracias por tantos favores concedidos a tus hijos,

que acuden confiados a ti.

Danos la gracia de acudir siempre a tu corazón generoso

y de fomentar nuestra solidaridad por nuestros hermanos más necesitados.

Amén.

En el día de hoy oremos:

Por todos nosotros para que amemos más la sagrada Eucaristía.

Desde la palabra de Dios:

“El padre y la madre estaban admirados de lo que se decía acerca del niño.

Simeón los bendijo y dijo a María, la madre:

Mira, este niño está colocado de modo que todos en Israel o caigan o se levanten;

sera signo de contradicción y así se manifestarán claramente los pensamientos de todos.

En cuanto a ti, una espada te atravesará el corazón” (Lc 2, 33-35)

Palabra del Señor.

Reflexión:

La Santísima Virgen María, apoyó el proyecto de su Hijo,

desde antes de nacer.

Fue la que siempre le dijo “sí” a su hijo.


Le dijo sí al nacer, sí en su infancia donde lo acompañó a crecer en estatura,

en sabiduría y en gracia. Dijo “hagan lo que Él les diga ”cuando apenas empezaba su vida
pública;

le dijo sí y lo acompañó en el camino de la cruz; y de pie en el calvario,

al lado de la cruz, confirmó ese “sí” que había dado durante toda la vida.

Más aún, “perseverando junto a los apostóles en la espera del Espíritu,

cooperó con el nacimiento de la Iglesia misionera,

imprimiéndole un sello mariano que la identifica hondamente” (DA 267).

“María es la gran misionera, continuadora de la misión de su Hijo y formadora de misioneros.

Ella, así como dio a luz al Salvador del mundo, trajo el Evangelio a nuestra América (DA 269).

Relato de la Aparición:

“En el año de 1932, el reverendo padre José Abrahán Cerón,

de la Compañía de Jesús, en acción de gracias por un señaladísimo favor recibido de Nuestra


Señora del Milagro,

trabajó con mucho interés para que se reanudara su festividad anual.

Se condujo la imagen en solemne procession hasta el lugar de la aparición,

tomando parte lo más granado de la sociedad, los colegios y el ejército.

La Sagrada Imagen, en andas ricamente adornadas,

pasó por las principales calles de la ciudad entre arcos y lluvia de flores.

Quiso el cielo que así comenzara la nueva era de la devoción a este monumento de María
Inmaculada por los afortunados hijos de Tunja.

En el año de 1935 el señor Hipólito Cardozo Pinto y su esposa Doña Dolores Ávila de Cardozo

celebraron las fiestas también en acción de gracias.

Desde ese año estos fervorosos devotos de Nuestra Señora del Milagro

han venido año tras año siendo los priostes de esta solemne festividad en honor de la Reina de
Tunja”.

Oración:

Gracias, Madre santa, por tu ejemplo de amor.

Danos la gracia de decir “sí a la vida”;

llénanos de gran amor para poder decir “sí a la familia”;


fortalécenos para decir “sí a afrontar las dificultades que la vida nos presenta”.

Danos valentía para decir “sí al trabajo, sí al estudio, sí al progreso digno”.

Que nuestra vida entera se convierta en un sí a tu proyecto de salvación de tu amado Hijo.

Amén.

En el día de hoy oremos:

Por todos nosotros, para que hagamos nuestro trabajo con alegría y honestidad.

Desde la palabra de Dios:

“El sexto mes envió Dios al angel Gabriel a una ciudad de Galilea llamada Nazaret,

a una virgen prometida a un hombre llamado José, de la familia de David;

la virgen se llamaba María. Entró el angel a donde estaba ella y le dijo:

Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.

Al oírlo ella quedó desconcertada y se preguntaba qué clase de saludo era aquél.

El Ángel le dijo: No temas, María, que gozas del favor de Dios” (Lc I, 26-30).

Palabra del Señor.

El trono de las misericordias:

“La preciosa imagen de Nuestra Señora del Milagro,

desde las Alturas del altar mayor preside todos los actos y ceremonias del culto

y ve desfilar diariamente ante su presencia centenares de devotos que acuden

a visitarla e implorar su maternal protección.

En el año 1941 presidió las solemnidades del primer congreso Mariano Diocesano,

para lo cual fue trasladada en solemnísima procession a la Catedral Metropolitana.

En dicho congreso se lanzó la idea de su Coronación Canónica,

que fue acogida con gran alborozo por los fieles

y desde entonces se empezó a trabajar con mucho empeño para tal fin.
Las damas de Tunja donaron sus joyas para la elaboración de la Corona que fue trabajada por
el joyero,

seño Demetrio Reyes, en Bogotá.

El Excelentísimo Señor Crisanto Luque, entonces Obispo de la Diócesis,

miró con mucho agrado esta idea,

pero manifesto que antes había que propagar la devoción a esta advocación

por todo el país y aprobó la publicación de la Novena,

Reseña de la Aparición, Oraciones y Estampas.

En esta forma los devotos se fueron multiplicando y la amable Reina se complacía

derramando sobre ellos sus gracias y bendiciones.

Llegó por fin el anhelado día de la Coronación: 15 de junio de 1980,

año del centenario de la Arquidiócesis de Tunja.

En solemnísimo desfile fue conducida la Sagrada imagen a la Plaza de Bolívar,

que estaba colmada completamente de fieles venidos de todas partes del país y otras
naciones.

Una delegación de Religiosas del Monasterio de Concepcionistas,

a quienes en ese dían tan señalado les fue dispensada la clausura,

pudieron asistir a la ceremonia portando la regia corona que Monseñor Augusto Trujillo
Arango,

hondamente conmovido y después de haber pronunciado una Hermosa homilía,

colocó en las sienes de la Inmaculada Reina de los cielos.

Desde ese momento se convirtió en Reina de Tunja, de la Arquidiócesis y de la Fuerza Aérea


Colombiana,

que en ese preciso instante se hizo presente con tres aviones de Guerra,

ante millares de fieles que agitaban sus blancos pañuelos, la lluvia de flores,

los interminables aplausos de la multitud desbordante de alegría, saludando a su Reina,

en tanto que bandadas de palomas en aquella mañana luminosa y resplandeciente surcaban


los aires,

cuyo recuerdo quedará grabado en el corazón de los que asistieron a aquel maravilloso acto.
Reflexión:

“Nuestra Señora del Milagro es la Inmaculada Concepción, es la mujer Buena y santa.

“María Santísima, la Virgen pura y sin mancha es para nosotros escuela de fe estinada a
guiarnos y a fortalecernos

en el camino que lleva al encuentro con el Creador del cielo y de la tierra” (DA 270).

Venimos a orarle a María, a desahogar ante ella nuestros afanes,

a ponerle nuestras preocupaciones, pero así como esperamos tanto de ella,

ella espera que nosotros imitemos sus bellas virtudes

y nos propongamos llevar una vida cada día más santa; sólo así,

creceremos en Amistad con María, y con ella caminaremos tras las huellas de nuestro divino
Maestro,

Jesús, que nos llevará a las manos del Padre celestial.

Oración:

María Santísima, modelo de vida, modelo de mujer,

ejemplo de madre, fiel seguidora de Jesús;

danos la gracia de comprometernos cada vez más con nuestra vida,

con nuestra familia, con nuestra sociedad y nuestra iglesia,

para que allí florezcamos en virtudes bellas que nos hagan imitadores de tu santidad.

Enséñanos a comprender que cuando nos preocupamos por una vida de santidad,

estamos haciendo presente entre nosotros el Reino de tu Hijo Jesús.

Amén.

Consagración

Nuestra Señora del Milagro, porque te amo, he venido a visitarte, para darte gracias por tantos
favores que, por tu maternal intercesión, Dios me ha concedido.
Nuestra Señora del Milagro, porque te amo, yo me arrepiento de todos los pecados que he
cometido y con los cuales he crucificado de Nuevo en mi corazón a tu Hijo; ayúdame a
comenzar desde hoy una vida nueva.

Nuestra Señora del Milagro, porque te amo, quiero amar a tu Divino Hijo, presente en cada
uno de mis hermanos.

Nuestra Señora del Milagro, porque te amo, he venido para que intercedas por mí, como en las
bodas de Caná: “Señor, no tienen vino” (Jn 2,3). Ayúdame, Madre tierna, a curarme de la
enfermedad del pecado y de las demás enfermedades que me hacen sufrir, con el vino Nuevo
de la gracia de tu Hijo.

Nuestra Señora del Milagro, porque te amo, yo me consagro a tu servicio con mi familia, con
mis seres queridos, con mis trabajos, mis problemas y mis alegrías.

Nuestra Señora del Milagro, porque te amo, yo quiero vivir siempre contigo durante la vida
para vivir siempre contigo en el cielo junto al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.

Oh María, Nuestra Señora del Milagro, presenta tú misma esta consagración a tu Divino Hijo.

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