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Nociones preliminares
Ubicados dentro del ámbito del estudio secuencial del proceso civil peruano, la Jurisdicción tiene
vital importancia para determinar la sistemática de la función de administrar justicia. Esta actividad
jurídica procesal en nuestro país se encuentra encomendada al Poder Judicial, por lo que se le
estudia en primer lugar porque sin un Órgano Jurisdiccional no hay proceso judicial, es decir sin
Juez no hay proceso judicial; el Juez es el representante de la Jurisdicción y la Jurisdicción es el
Estado que a su vez éste último somos nosotros el pueblo.
1.1. Desde el Punto de Vista Etimológico.- La palabra Jurisdicción proviene de las expresiones,
palabras latinas:
"iuris" o "jus" que significan: Derecho; y, "dictio" que significa: Decir.
Tanto el Poder Judicial como el Poder Legislativo declaran el derecho, el primero con relación al
caso concreto y el segundo en forma general.
1.2. Desde el punto de vista Gramatical.- Poder o derecho de juzgar. Autoridad que tiene uno para
gobernar y hacer ejecutar las leyes o para aplicarlos en juicio. Extensión y límites del poder. El
conjunto de los Tribunales de igual clase o grado.
Así, la Jurisdicción no viene a ser sino el deber que tiene el Poder Judicial para administrar justicia.
La Jurisdicción en sentido amplio es la actividad Pública del Estado destinado a dirimir conflictos
en general tanto judiciales como administrativos, etc. Es el poder de administrar justicia, declarando
el derecho y aplicando la ley.
Las diferencias más saltantes que advertimos entre jurisdicción y competencia, son las siguientes:
d).- Todos los jueces tienen jurisdicción, pero no todos tienen competencia para conocer de un
determinado asunto.
e).- Un juez competente es, al mismo tiempo un juez con jurisdicción; pero un juez incompetente es
un juez con jurisdicción y sin competencia.
g).- La Jurisdicción es la investidura que la ley da al juez para que pueda administrar justicia;
mientras que la Competencia, es la aptitud que tiene el juez para administrar justicia, pero solo
respecto de las cuestiones que le están encomendadas por mandato de ley.
k).- La Jurisdicción tiene todo juez sin determinación de cada caso concreto; en tanto que la
competencia está determinada con relación a cada caso concreto.
La función jurisdiccional, es la atribución que tiene el poder estatal para resolver valida y
definitoriamente conflictos de intereses, sean estos individuales o sociales; mientras que el acto
jurisdiccional, es el modo o la manera por el que el estado a través de las instancias
jurisdiccionales, declara el derecho en cada caso concreto, con el carácter de cosa juzgada y con
posibilidad de ejecutar tal decisión (acto administrativo, cosa decidida). En tanto que la sentencia,
no viene a ser sino la concreción material del acto jurisdiccional.
Que, habiendo ya escudriñado los diversos conceptos y definiciones en relación al tema, podemos
indicar que para el ejercicio de la jurisdicción por parte de los Órganos Jurisdiccionales (Jueces
supremos, jueces superiores y jueces especializados, mixtos o jueces de paz letrado), es necesario la
participación de los siguientes requisitos:
a).- Debe existir un conflicto de intereses entre las partes o una incertidumbre jurídica, es decir
la necesidad de dar legitimidad a un acto que solo mediante la intervención del organismo
jurisdiccional se logre.
b).- Debe existir el interés social en la composición o solución de la litis. La solución de un
conflicto de intereses o la eliminación de una incertidumbre jurídica no solo es un beneficio de
carácter privado, sino también es de necesidad pública y abstracta. Es decir, beneficia también a
toda la colectividad que busca y requiere de la paz social y de la seguridad jurídica. La Existencia
de aquel interés social, en la composición del litigio o la eliminación de la incertidumbre jurídica,
beneficia a la persona particular del proceso y a los demás miembros de la sociedad, esto porque
nuestra sistema procesal en r54elaciona la finalidad del proceso, ha adoptado un sistema mixto, con
rasgos privatista y publicista.
c).- Debe intervenir el Estado, mediante el organismo o la autoridad competente, como ente
imparcial. Ello importa la intervención del Juez competente, justo e imparcial que aplica la ley, en
base a los hechos y al derecho.
Poderes de la Jurisdicción
Llamado también "Poderes que emanan de la Jurisdicción". Algunos autores al abordar el tema
sostienen que, consistiendo la jurisdicción en la facultad de resolver los conflictos y en ejecutar las
sentencias, que en ellas se dicte, ello supone la existencia de poderes indispensables para el
desenvolvimiento de esa función. Estos poderes son: La Notio, La Vocatio, La Coertio, La Juditio y
la Executio. Según la doctrina moderna, no son Poderes sino "Elementos".
b).- Poder de coerción. Esto es, la potestad de imponer apremios, multas y sanciones en general, a
quienes intervienen en el proceso.
c).- Poder de decisión. El cual se expresa en dos planos: Plano Formal y Plano Material.
En el Plano formal o Extrínseco, las resoluciones jurisdiccionales deben tener un rigor formal;
mientras que, en el Plano Material o Intrínseco, la resolución final (sentencia), consiste en un acto
de autoridad cuyos elementos son de juicio y de mandato.
d).- Poder de ejecución. Esto es la Facultad que se le asigna al Juez para ejecutar las resoluciones
judiciales (sentencias) firmes.
Elementos de la Jurisdicción
La jurisdicción tiene diferentes elementos. Así Eduardo J. Couture considera tres elementos: La
Forma, el Contenido y la Función.
La VOCATIO, es la facultad de ordenar la comparecencia a las partes litigantes o terceros. Esto es,
el poder que tiene juez de obligar a una o a ambas partes a comparecer al proceso dentro del plazo
establecido por la norma adjetiva; la cual se realiza mediante la notificación o con el emplazamiento
válido, es decir que dicho acto jurídico procesal debe de cumplir ciertas formalidades y
solemnidades establecidas; En conclusión es la facultad de disponer la comparecencia a proceso de
alguna de las partes.
La COERTIO, es la facultad de emplear medios coercitivos; poder de los medios necesarios para
hacer que se cumplan sus mandatos. Consiste en hacer efectivo los apercibimientos (apremios)
ordenados o el empleo de la fuerza para el cumplimiento de las medidas ordenadas dentro del
proceso, a efectos de hacer posible su desenvolvimiento y que pueden ser sobre personas o bienes.
La EXECUTIO, es la potestad que tiene la autoridad judicial para ejecutar o hacer cumplir sus
propias resoluciones firmes. Consiste en hacer cumplir lo sentenciado o decidido; es decir, hacer
efectivo la ejecución de las resoluciones judiciales mediante el auxilio de la fuerza pública, o según
los términos contenidos en la sentencia o en la resolución emitida.
Caracteres de la Jurisdicción.-
a).- Es un Presupuesto Procesal; es un requisito indispensable del proceso, por ser el órgano
jurisdiccional integrante impostergable de la relación jurídica procesal, la omisión del órgano
jurisdiccional en la relación indicada conlleva a la inexistencia del proceso civil.
Por ello, se sostiene que la Jurisdicción constituye un presupuesto procesal, o sea, una condición de
legitimidad del proceso, ya que sin intervención del órgano Jurisdiccional no hay proceso.
b).- Es eminentemente Público, por ser la jurisdicción parte de la soberanía del Estado, a donde
pueden recurrir todas las personas-ciudadanos nacionales y extranjeros, sin distinción alguna,
ni discriminación de raza, religión, idioma, economía, política, edad, sexo, etc.; es decir está
al servicio del público en general. Se le asigna ese carácter público, como parte de la soberanía del
Estado y a ella pueden acudir todos los ciudadanos sin distinción alguna.
d).- Es una función Autónoma, porque la función de administrar justicia no está sometida
a control de otros poderes, ni instituciones públicas o privadas, al emitir sus decisiones los realiza
sin interferencia ni opinión de otras personas
Fases de la Jurisdicción
a).- Fase de cognición o de conocimiento.- Que comprende desde la demanda hasta que declare,
constituya o condene en la sentencia que queda consentida o ejecutoriada en su caso.
Límites de la jurisdicción
Alcanza a toda la soberanía del Estado Peruano. Además, la jurisdicción, tiene sus límites en cuanto
al territorio y personas que escapan a su acción, como el caso de la no aplicación de la ley
extranjera, caso de aplicación del Derecho Internacional Privado, casos de inmunidad
parlamentaria. El límite de la Jurisdicción se extiende a todo el territorio nacional, puede
excepcionalmente extenderse hacia otros países donde el Perú tiene sus embajadas o consulados,
pues dicho inmueble se considera como parte del territorio peruano, por lo tanto es inviolable por el
Estado en el que se ubica
Finalidad de la Jurisdicción
Mario ALZAMORA VALDEZ (procesalista peruano), en su obra Derecho procesal Civil señala
que el fin de la jurisdicción es de carácter público, que consiste en "decir el derecho" y cita como
opinión de CARNELUTTI que, el acto jurisdiccional tiene como finalidad resolver los conflictos
que se suscitan entre los particulares, mediante un órgano especial del Estado, que persigue la
actuación del derecho. Para otros, es "decir el derecho para alcanzar la justicia".
Clases de Jurisdicción
Jurisdicción Civil.- Conjunto de tribunales con plenitud de jurisdicción; que tienen el poder de
juzgar los litigios entre las personas no sometidas a jurisdicciones de excepción.
Jurisdicción Militar.- Denominada también castrense o de guerra, es la potestad del cual se hallan
investidos los jueces y tribunales militares que, aunque no forma parte del Poder Judicial, constituye
un fuero real para conocer las causas que se suscitan contra los miembros de las Fuerzas Armadas,
de la Policía Nacional y además de todas aquellas personas sometidas a dicho fuero por la comisión
de delitos típicamente militares. En sentido estricto, la jurisdicción militar no estaría determinada
por el órgano (Fuero Privativo Militar), sino por la materia castrense que se ventila o halla
involucrada. Bajo este criterio en nuestro ordenamiento jurídico, la jurisdicción militar strictu sensu
la detenta el fuero militar; pero, también cabría sostener que el fuero común, eventualmente
ejercitaría la jurisdicción militar al resolver problemas de orden procesal (conflictos de
competencia) o aspectos sustantivos (casación); esto es, la potestad revisora de las resoluciones que
resuelve el máximo grado de la judicatura militar: el Consejo Supremo de Justicia.
Jurisdicción Especial.- Que, le corresponde a los órganos constitucionales tales como el Jurado
Nacional de Elecciones, el tribunal Constitucional. Más discutible sería la militar, pues algunos
supuestos se pueden llegar a la corte Suprema (jurisdicción ordinaria).
La función de administrar justicia viene a ser la jurisdicción propiamente dicha, pero su realización
sólo se logra mediante la existencia de un orden social. Por ello, se le encomienda la obligación de
declarar e imponer la voluntad de la ley en un doble sentido: Declarar la voluntad de la ley de un
lado, y de otro, el poder de imponer la voluntad de la Ley, mediante sistemas coercitivos. Para ello
cuenta con el Poder Judicial, a quien se le encomienda la obligación de declarar e imponer la
voluntad de la ley, y a los organismos que conforman parte del Poder Judicial.
Principios de la Jurisdicción
a).- La independencia, prevista como tal en el artículo. 139 Inc. 2 de la Constitución Política del
estado.
b).- la unidad; y,
b) La Motivación de resoluciones.
c) La Gratuidad de la administración de justicia.
d) La Prohibición de ejercer función jurisdiccional sin nombramiento. Es decir que, se cumpla solo
por quien lo inviste.
j) La Obligación del poder ejecutivo de prestar la colaboración que los procesos le sea requerida
Nótese que estos principios no son propios del proceso civil, sino que su aplicación la podemos
encontrar en todos los demás tipos de procesos, y en particular en el ámbito del derecho procesal
penal.
CONSIDERACIONES PREVIAS.
Por otra parte, hay que examinar la finalidad del proceso en el marco de los valores y principios
constitucionales que ha asumido la sociedad en donde se desenvuelve. Por lo general, se ha
predicado en las constituciones democráticas garantistas que el proceso es un instrumento de la
justicia, y que a través de él se debe lograr la tutela efectiva. Esta tutela debe alcanzarse en forma
breve y expedita, o sea en plazo razonable. De suerte, que cuando el juez de la causa, no emite
pronunciamiento sobre el fondo del asunto sometido a su consideración, porque existen factores que
se lo impiden, y dado que el juez tiene solamente el deber de emitir una decisión en la que puede
declarar cuáles son las razones en cuya virtud considera que no puede entrar en el examen de la
causa y que no puede, por consiguiente, adoptar una providencia de mérito, se estaría en presencia
de un derroche procesal y una afectación de la justicia.
Por ello, es bueno revisar la tesis de los presupuestos procesales en el marco de las garantías
constitucionales, mirándola ella desde la perspectiva jurisprudencial en comparación que la doctrina
general Iberoamericana.
Por eso, con justa razón se ha dicho que el derecho a la tutela jurisdiccional es el derecho de toda
persona –natural o jurídica- a que se le haga justicia en caso de conflicto que afecten sus derechos e
intereses; a que cuando pretenda protección, bien sea porque le hayan sido atacados sus derechos o
porque pretenda el cumplimiento por parte de otra persona, esta pretensión sea atendida por un ente
jurisdiccional, en el cual se realice un proceso con todas las garantías establecidas
constitucionalmente .
Debe recordarse que la tutela jurisdiccional de las situaciones subjetivas de Derecho Privado no es,
por regla general, imperativa o preceptiva, pues si no hay actividad de parte los tribunales no tiene
el deber de ejercitar su potestad jurisdiccional, pues rige el principio de la autonomía de la voluntad.
Así pues, que en un proceso rige el “principio dispositivo” o de “presentación por las partes”,
cuando corresponde exclusivamente a éstas determinar el alcance y contenido de la disputa judicial
y queda el Tribunal limitado a la sola consideración de lo que los litigantes han planteado ante él.
La vigencia de este principio encuentra su justificación en que el objeto de la controversia es una
relación jurídico–privada, en la cual no está interesado el Estado, y por tanto, debe quedar librada al
poder de disposición de los particulares la materia o el interés cuya tutela procuran en el proceso.
Este principio dispositivo, no es otra cosa en substancia que el reflejo en el campo procesal de la
autonomía privada dentro de los límites señalados por la ley, que encuentra su afirmación más
enérgica en la figura del derecho subjetivo; hasta tanto la legislación sustancial reconozca dicha
autonomía, el principio dispositivo debe mantenerse en el proceso civil, por razón de coherencia,
como expresión imprescindible del poder conferido a los particulares para disponer de su esfera
jurídica.
En cambio, rige el principio inquisitorio, cuando el juez, aun teniendo ante sí a dos partes, esté
desvinculado, para la investigación de la verdad, de la iniciativa y de los acuerdos de las mismas.
Aparece este principio, en todos aquellos casos en que las partes no tienen la libre disponibilidad de
la relación jurídico–privada que es el objeto del juicio, como son aquellos en que se debate acerca
del estado y capacidad de las personas (matrimonio, interdicción, inhabilitación) en los cuales se
quiere garantizar que la actividad administrativa –como observa CALAMANDREI– necesaria para
modificar ciertas relaciones de derecho privado, que es socialmente útil mantener sin variación
mientras falten los presupuestos de modificabilidad o de anulabilidad rigurosamente previstos por la
ley, no pueda ser prestada por el Estado sino en virtud de pronunciamiento jurisdiccional que
declare la existencia de tales presupuestos.
El fundamento del principio dispositivo no es otro que la naturaleza privada del derecho subjetivo
deducido en el proceso. Como decía CALAMANDREI , deducir un derecho vía jurisdiccional es un
modo de disponer del mismo y, por consiguiente, el condicionar la tutela a la petición del interesado
es una consecuencia lógica de la autonomía negocial reconocida al particular sobre su propia esfera
jurídica. Así, la tutela jurisdiccional de acuerdo con el principio dispositivo no es más que la
continuidad, en el plano procesal, de la libertad de ejercicio y de disposición que sobre los derechos
subjetivos privados y otros intereses igualmente privados reconoce el Derecho material. Partiendo
de este fundamento el principio dispositivo debe significar:
a).- La actividad jurisdiccional sólo puede iniciarse ante petición de parte; el particular debe ser
libre para medir el interés que le mueve a luchar por su derecho o a dejarlo ignorado o insatisfecho.
b).- La determinación concreta del interés cuya satisfacción se solicita de los órganos
jurisdiccionales es facultad exclusiva de las partes o, en otras palabras, la determinación del objeto
del proceso corresponde a las partes mediante la pretensión y la resistencia.
c).- Los órganos jurisdiccionales al satisfacer, por medio del proceso y de la sentencia, intereses
privados, deben ser congruentes con la pretensión y la resistencia formulada.
d).- Si las partes son las únicas que pueden incoar la actividad jurisdiccional, pueden también
ponerle fin, disponiendo del interés o intereses cuya satisfacción se solicitaba.
Ahora bien, como se ha señalado en el proceso la actividad de los sujetos procesales no es
caprichosa, los tribunales y los justiciables, han de actuar con subordinación a la ley. Esto significa
que sin que se afecte el contenido esencial de la tutela efectiva y del debido proceso, los sujetos
procesales deben acatar la ley procesal ordinaria.
Es fácilmente constatable que, a lo largo de la Historia del Derecho, las diferentes orientaciones
experimentadas en torno a la naturaleza jurídica del proceso (bien lo consideren como una relación
jurídica, bien como una situación jurídica o bien, en fin, como una institución jurídica autónoma)
tienen como común denominador el calificarlo como un acto jurídico complejo o, si se prefiere,
como una enlace de actuaciones ordenadas por el Derecho capaces, a su vez, de generar efectos
jurídicos entre las partes (otorgándoles derechos e imponiéndoles obligaciones de carácter procesal
durante su tramitación, u otorgándoles derechos e imponiéndoles obligaciones de carácter material
en las decisiones que se profieren sobre el fondo de la controversia que las partes hayan sometido a
los tribunales, resolviéndolo conforme a Derecho) .
En este sentido, para que el proceso pueda cumplir con la función que constitucionalmente le es
dada (la de ser instrumento de realización de la justicia), es necesario:
a) Que concurran en él todos los requisitos a los que el ordenamiento condiciona la plena validez de
la actuación jurídica de que se trate (las cuales, desde su inicial formulación por VON BÜLOW,
reciben el nombre de “presupuestos procesales”). Estos son requisitos que aseguran la propia
función jurisdiccional, que en última instancia deben concebirse como desarrollo de las garantías
establecidas constitucionalmente.
b) Que concurran también todos los requisitos a los que el ordenamiento subordina la efectiva
resolución de conflictos a través del proceso (que son, en definitiva, condiciones para que el
proceso resulte eficaz como método para solventar controversias), las cuales son, esencialmente,
una de carácter objetivo (la “fundamentación fáctica de la pretensión”, es decir, la necesidad de que
los hechos concretos narrados en las pretensiones de las partes puedan subsumirse en el supuesto de
hecho abstracto de una norma jurídica), y otra de carácter subjetivo (la “legitimación”), es decir, la
necesidad de que quienes acudan al proceso sean realmente los sujetos que ostentan algún tipo de
relación jurídica, ya se trate de un derecho subjetivo, o de un interés legítimo, con el conflicto
planteado por ellas mismas ante los órganos judiciales.
Así, podemos decir que en el derecho a la tutela efectiva está imbuido el derecho a un proceso
válido, esto es, que se realice un proceso con todas las garantías y que su desarrollo sea en
cumplimiento de las normas procesales. Un proceso será válido si cumple con las garantías
constitucionales, se efectúa conforme a la ley procesal preexistente y no presenta defectos que
afecten la esencialidad de los actos procesales.
Desde el momento en que al proceso se le reconoce como una institución de la que surten efectos
jurídicos, derechos y obligaciones, se hace absolutamente necesario que concurran en él todas las
condiciones determinantes de la validez de los actos jurídicos. Es necesario expresar que el proceso
es una sucesión de actos procesales, en forma compleja, que persiguen una finalidad común.
VESCOVI decía que “los actos procesales son los actos jurídicos del proceso”, esto es, ocurren
dentro del proceso conforme a la ley procesal. COUTURE los definía como “todo aquel hecho
dominado por una voluntad jurídica idónea para crear, modificar o extinguir derechos procesales”.
En este sentido cada uno de estos y en su conjunto debe satisfacer los requisitos de validez. Así, de
la misma forma, por ejemplo, que un contrato suscrito por un incapaz carece de validez jurídica
para generar derechos y obligaciones entre los sujetos contratantes, de la misma manera el incapaz
no puede por sí solo efectuar actos procesales; así pues, en el proceso se han de dar también una
serie de presupuestos que determinen su validez como institución jurídica.
Los presupuestos procesales aludirán a los elementos de presencia previa y necesaria para que
pueda integrar válidamente el proceso. Sin la concurrencia de elementos esenciales anterior o
previos no se iniciara válidamente un proceso. Así, los presupuestos procesales hacen referencia a
todas las condiciones formales previas a las que está obligado el órgano jurisdiccional para resolver
las controversias mediante la voluntad de la ley.
La teoría de los presupuestos procesales fue propuesta por Von Bülow en el año de 1868 en un libro
llamado Die Lehre von Prozesseinreden und Prozessvoraussetzungen, el cual hace una distinción
entre excepción y presupuestos procesales, entendiéndose como supuestos de hecho o de derecho
sin los cuales el proceso no tiene existencia jurídica ni validez formal.
En tal sentido las condiciones que se necesitan para que se produzca una relación jurídica procesal y
culmine con una sentencia favorable hacia una de las partes, es lo que se conoce como presupuestos
procesales; al respecto CALAMANDREI expuso que “Los presupuestos procesales son los
requisitos necesarios para que pueda constituirse un proceso válido, o una relación procesal válida.
También se dice que son las “condiciones que deben existir a fin de que pueda tenerse un
pronunciamiento cualquiera, favorable o desfavorable, sobre la demanda, esto es, a fin de que se
concrete el poder – deber del juez de proveer sobre el mérito”.
Los presupuestos procesales pueden definirse como aquellos antecedentes necesarios para que el
juicio tenga existencia jurídica y validez formal. En términos generales, se entiende por
presupuestos procesales a las condiciones que se requieren para que la relación jurídica procesal
nazca, se desenvuelva y culmine con una sentencia de mérito. Su ausencia produce un fallo
inhibitorio que no hace tránsito a cosa juzgada.
MONTERO AROCA admite que los presupuestos procesales atienden a condiciones que, si bien
referidas al proceso como conjunto y no a actos procesales determinados, lo que condicionan es que
en el proceso pueda llegar a dictarse una resolución sobre el fondo del asunto. Es más, sostiene
también que el órgano judicial puede haber tramitado todo el proceso para advertir, en el momento
de dictar sentencia, que en ésta no puede decidir sobre la pretensión planteada ante la falta de
alguna de esas condiciones.
Precisamente, es por ello que, los presupuestos procesales son aquellos requisitos sin los cuales no
se constituye una relación procesal válida. Si falta algún presupuesto procesal formal no habrá
proceso válido. Es decir, que se refieren a situaciones preexistentes, pero aún y cuando el proceso
está avanzado existen también presupuestos de validez, que hacen referencia a que aun cuando el
proceso existe (porque se dieron las condiciones necesarias) es anormal e impiden la emisión de una
sentencia de mérito, es decir, que la falta de uno de estos elementos impedirá al Juez pronunciarse
sobre el fondo del litigio, generándose de esta forma lo que en doctrina se conoce como sentencia
inhibitoria.
La doctrina española expresa que a pesar de la lejanía temporal, lo cierto es que tanto la
construcción como la expresión señaladas por Von Bülow, siguen teniendo, en lo sustancial, plena
vigencia en la doctrina moderna. Superada la concepción de la naturaleza jurídica del proceso como
una relación jurídica, se entiende comúnmente en la actualidad que los llamados presupuestos
procesales se integran por una serie de factores, elementos o circunstancias que condicionan tanto el
válido desarrollo del proceso como el que, a su término, se pueda válidamente dictar una sentencia
sobre el fondo del asunto.
Así que no cabe duda conforme a la doctrina y la jurisprudencia que los presupuestos procesales
condicionan el derecho al proceso –integrante del derecho a la jurisdicción-, en el sentido que sin
faltan alguno de ellos no se constituye un proceso válido y no puede dictarse sentencia de fondo.
.- El órgano jurisdiccional que está llamado a resolver la controversia tenga capacidad para ello
según el territorio, la materia o cuantía.
.- Ejercer el derecho de acción y aquel contra el cual se hace valer la prestación, es decir el
demandado, debe tener legitimación y capacidad procesal, así como el demandante debe ser el
titular del derecho que desea accionar.
Finalmente, sobre este aspecto debe manifestarse que, generalmente, la falta de presupuestos
procesales, vician de nulidad el proceso, por lo que, la doctrina procesalista más calificada, ha
considerado el cumplimiento cabal de los presupuestos procesales dentro del proceso, más que
como una excepción o defensa, como un impedimento procesal, que, consecuencialmente, puede ser
alegado en cualquier estado y grado de la causa, y tienen la característica de ser revisables y
exigibles aún de oficio por el Juez, en razón de estar vinculados a la validez del proceso. No puede
predicarse que estos impedimentos obstaculicen el derecho a la acción y el acceso a la jurisdicción,
puesto que una vez subsanados puede reproponerse la demanda.
En la doctrina actual no hay discrepancia que los presupuestos procesales son requisitos de forma
para que se pueda cumplir la función jurisdiccional. Sin la satisfacción de los mismos no se da un
proceso regular, resultando por tanto afectada la relación procesal, obstaculizando el examen del
derecho sustancial sometido a juicio. Por ello, con justa lógica se sostiene que los presupuestos
procesales son exigencias atinentes a la constitución y desarrollo de ese aspecto formal con el que
se procesa la materia sometida a litigio, como relación sustancial subyacente. Doctrina acorde con
lo que manifestó VESCOVI que los presupuestos procesales son “los supuestos necesarios para que
pueda constituirse un proceso válido, o una relación procesal válida”.
En este sentido, vale decir, que los presupuestos procesales son de naturaleza formal o procesal,
abstractos y comunes a todo proceso, pertenecen a cada proceso. Obviamente, deben estar previstos
en norma procesal imperativa para que sean exigibles. Con base al principio de legalidad y el
carácter de orden público de las normas procesales la ausencia de presupuestos procesales debe ser
declarada de oficio, esto es, independientemente de que la soliciten las partes. Esto con el fin de
evitar de que se declare la reposición de todo lo actuado, o con el ánimo de prever que a futuro se
emita una sentencia inhibitoria, después de un largo, tedioso y costoso proceso, desarrollado en
forma inútil y anormal, generándose un derroche procesal, lo cual contribuye a la degradación del
sistema de administración de justicia.
En resumen, en cuanto atañe al tema, se debe construir una teoría de presupuestos procesales no
reducida por las inconsistencias de los diferentes ordenamientos jurídicos. El derecho fundamental
de la tutela judicial efectiva exige que los justiciables accedan a instrumentos procesales que sean
aptos desde el punto de vista formal para el procesamiento de la pretensión; no es suficiente la mera
comprobación de que hubo decisión de fondo y en derecho, toda vez que deben respetarse los
presupuestos que sean indispensables para conocer del fondo del proceso. Una providencia de
inadmisibilidad fundamentada en derecho satisface el derecho a la tutela efectiva de los jueces. Pero
deben ser aglutinados los diversos grupos de presupuestos bajo una denominación similar y un
mismo tipo de sanción que permita el reenvío ante la posibilidad del Despacho Saneador para
aplicar los correctivos del caso y evitando la ambigüedad existente, sin que se comprendan
controles sobre vicios intrascendentes, como producto del formalismos desmedidos. El núcleo del
debido proceso permite ligar todos los aspectos relacionados con los requisitos formales del proceso
(derecho al juez, formas preestablecidas y derecho a ser oído). Por esto el juez debe proveer por el
desarrollo del proceso, ha de velar porque la estructura proyectiva se encadene ordenadamente en
pro de que ese instrumento pueda válida y eficazmente estimar o desestimar las pretensiones
procesales.
Se hace indispensable rescatar las explicaciones doctrinarias ya construidos por Oscar Von Bülow,
desde el siglo pasado, en el sentido que no puede dejarse el control de estos defectos
exclusivamente a las partes, sino que debe involucrarse al juez, extendiendo tal prioridad a los
presupuestos materiales para la sentencia de fondo, obviamente, sin disminuir el derecho de las
partes para denunciar los defectos que observen.
Los presupuestos no necesitan de la excepción y pueden hacerse valer de oficio. La excepción mixta
refleja la falta de claridad entre presupuesto procesal y la verdadera excepción. Debe superarse el
esquema de ligar las excepciones a los requisitos de validez y eficacia del proceso, limitando dicho
término solamente a los presupuestos de favorabilidad para la emisión de fondo o a la posibilidad de
control por el opositor mediante escrito de mera participación que le haga saber al juez acerca de la
irregularidad procesal. El control formal del proceso no puede confiarse al opositor con
prescindencia del juez. Permanecer arraigado a la teoría de las excepciones procesales y mixtas,
desconociendo el principio procesal del juez tropos es ir contracorriente y disminuir la efectividad
del proceso; restringir los defectos formales a la denuncia realizada por el opositor, es relegar la
eficacia del proceso, la teoría de la nulidad procesal y las normas del Derecho Procesal a una
concepción privatista sobre el proceso contractual puro.
LA DEMANDA JUDICIAL
Efectos]
Los efectos de la demanda se producen en momentos distintos según la legislación aplicable de
cada país. Para algunas legislaciones los efectos de la demanda se producen al momento de su
admisibilidad por parte del tribunal. Para otros se produce desde el momento de su presentación al
tribunal, pero sujeto a la admisibilidad posterior ( España). Para otras legislaciones como ocurre en
los países americanos, la demanda produce sus efectos desde la notificación válida de aquélla al
demandado. También en Estados Unidos, la demanda puede cambiar dependiente de si tiene que ver
con menores de edad.
El efecto que nace por interponerse la demanda se conoce con el nombre de litispendencia.
Efectos procesales [
Respecto del tribunal: produce varias obligaciones para el tribunal, básicamente, escuchar las
alegaciones de los litigantes, tramitar sus presentaciones y resolver la causa, generándose el
denominado principio de inexcusabilidad. Es el acto procesal que abre la instancia y determina la
competencia, dado que la competencia, se determina por la naturaleza de la pretensión demandada,
y sobre la base de los hechos expuestos en la demanda y del derecho aducido; independientemente
de la contestación del demandado y, por ello, sin tener en cuenta las defensas esgrimidas en el
responde; con abstracción de la justicia que pudiera asistir al interesado.
Respecto del demandante: no puede iniciar un nuevo juicio contra el demandado, sobre la misma
materia, pues en dicha situación el demandado tiene derecho a oponerse
alegando litispendencia (litigio pendiente).
Efectos sustanciales]
.- En algunos países latinoamericanos, dentro de los que se incluye naturalmente nuestro país, en
verdad no existe un criterio uniforme para establecer desde que momento la demanda, interrumpe el
curso de la prescripción. Para unos, la interrupción de la prescripción opera desde la interposición
de la demanda, incluso aunque se la presente ante juez incompetente o aunque sea nula por defecto
de forma, en tanto que, para otros, desde su interposición y admisión; mientras que en otros, desde
el emplazamiento valido de la demanda al demandado. Así, la demanda impide la extinción de
derechos sujetos a plazos de caducidad. Determina que el demandante ha elegido una de las
prestaciones alternativas en caso de existir esta elección. Por último, extingue el derecho a intentar
pretensiones incompatibles con la que se ejerce en la demanda.
.- Luego de la notificación de la demanda, se constituye en mora al demandado y comienza a ser
deudor de los intereses. Asimismo se vuelve poseedor de mala fe de los frutos percibidos y de los
que por su negligencia dejó de percibir.
Responsabilidad
a).- Responsabilidad procesal: que se traduce en el pago de las costas producto del juicio. Por lo
general, el demandante debe responder de éstas cuando su demanda ha sido rechazada por falta de
fundamento.
c).- Responsabilidad penal: que se traduce en una sanción penal. El demandado podría incurrir en
esta clase de responsabilidad si comete un delito durante la tramitación del juicio, como la
presentación de testigos o documentos falsos, o realiza una calumnia.