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18 Fischer Pfaeffle
para las sociedades arcaicas el mito era una expresió n de absoluta
verdad, ya que en ella está implícita la historia sagrada, ligada al
tiempo, que tambié n es sagrado y posee el comienzo de todo.
Para estas culturas el mito es real y sagrado, ejemplar y
repetible, por lo tanto sirve como modelo. Para Eliade nuestras
sociedades carecen actualmente de “mitos”, aunque ellos aparez-
can de diferentes formas en nuestra cotidianidad.
Por otro lado, para Campbell en El Poder del Mito los mitos van
a ser como “pistas para potencialidades espirituales de la vida
humana”; en otras palabras, el mito es para é l, “experiencia de
vida”. Campbell afirma que el mito nos ayudaría a colocar nuestra
mente en contacto con la experiencia de estar vivo y que la
mitología, es la mú sica de la imaginació n, inspirada en las energías
del cuerpo”. Tambié n para este autor el mundo moderno carece de
mitos o está cada vez menos interesado en ellos.
Para Roland Barthes, en Mitologías, el mito es habla, pero no
es un habla cualquiera, precisa de ciertas condiciones, el mito es
tambié n mensaje. Por ser habla y mensaje pertenece al mundo de
la significació n, de la forma y es a su vez discurso. Para é l, todo se
puede volver o llegar a ser mito, siempre y cuando se tome en cuenta
có mo es proferido el mensaje y no su objeto, el mito es parte del
sistema semioló gico y é ste es un sistema de valores.
Para Barthes, el mito va a tener tambié n una funció n, que será
la de “transformar un sentido en forma”.
En las diferentes mitologías creadas por la humanidad existen
hé roes, heroínas, dioses, diosas y monstruos, que tienen como
punto de partida, una base en el cuerpo humano. Hasta hoy, tanto
en la ciencia ficció n como en la mitología no existen dioses, diosas,
minotauros, sirenas, Gorgona, cíclopes, vampiros, y hasta sú per
hé roes con sú per poderes, etc. que no tengan al cuerpo humano
como base del suyo, ni Frankestein, ni Drá cula Stoker, ni Lestat de
Ann Rice, ni Alien, ni Batman, ni Superman, la Mujer Maravilla,
Robo Cop, está n desprovistos de algú n elemento perteneciente a la
especie humana y tienen como base corporal un cuerpo humano
(cabeza, tronco, extremidades superiores e inferiores, etc.). Inclu-
sive la imagen posmoderna del cyborg, tanto de la ciencia ficció n,
como de la teoría feminista desarrollada por Donna Haraway,
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la ambigüedad, pero tambié n la falta de una identidad fija, ú nica,
la falta de dualidad.
Los intersexuales son clasificados como lo anormal, lo antina-
tural, porque no intentamos imaginarnos un mundo má s allá de la
dualidad. Hemos sido educados dentro de una ló gica dicotó mica
de lo verdadero o falso, de lo normal o anormal, de lo blanco o
negro, de macho o hembra: somos producto de un pensamiento
binario.
Estos mitos mencionados anteriormente, así como la invenció n
de un sexo verdadero y el pensamiento binario, son característicos
de nuestras sociedades occidentales. Contribuyen a que los inter-
sexuales sean tratados no ú nicamente por la biomedicina, sino
tambié n por nosotros y nosotras, como freaks, como monstruos,
como aberraciones, como seres humanos defectuosos que deben
ser reparados para poder vivir en sociedad y adaptarse a ella.
Me pregunto ¿será que alguna/o de nosotras/os tendrá la
capacidad de enamorarse, vivir con un/una intersexual, sin prejui-
cios, sin tener vergüenza, sin miedo a ser criticado/a, a ser objeto
de burla? Será que somos capaces de explicar a nuestros hijos e
hijas que la diferencia entre ellos/as y una criatura intersexual, se
debe a que los intersexuales tienen los dos sexos en un solo cuerpo?
¿Dejaríamos a nuestros hijos y nuestras hijas tener un/una amigui-
to/a intersexual, sin que ese acto nos incomode?
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producido como un modelo de verdad, de forma arbitraria y
simplista. Pues parte de la concepció n, por un lado, de que al haber
solamente dos gó nadas (ovarios y testículos) solamente deben
haber dos sexos, dos roles sociales; y por otro que la funció n de los
genitales es la reproducció n humana, el placer no tienen ninguna
importancia, ninguna relevancia. Lo importante es constituir una
familia nuclear, la que está dejando de existir en el mundo
occidental.
La determinació n del sexo del embrió n –y posteriormente de
la criatura– pasa por una serie de etapas, de acuerdo con el
discurso de la biomedicina. La diferenciació n sexual en los huma-
nos se produce segú n el discurso bio-mé dico, de la manera
siguiente:
1. Sexo gené tico
Estado Indiferenciado
gó noda M = testículo
2. Sexo goná dico
gó nada F = ovario
3. Sexo corporal
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compleja la designació n del sexo. A producir un discurso fuera de
la ló gica binaria de masculino o femenino, normal o patoló gico y
de los prejuicios sociales.
Si embargo, la designació n del sexo continú a estando dentro
de la ló gica del pensamiento binario, la prá ctica mé dica no respeta
los derechos sexuales y el derecho a elegir de las criaturas al nacer.
A continuació n, varios ejemplos claros del discurso biomé dico en
Brasil, sobre intersexualidad, encontrados en Internet:
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el mundo, lo importante es que puedan ejercer todos sus derechos,
comenzando por el derecho de elegir.
Si los intersexuales en la antigüedad eran considerados como
dioses, en la modernidad pasaron a ser lo monstruoso, aquello que
se sale de los patrones conocidos, patología.
Lo que la biomedicina y la jurisprudencia hacen con los
intersexuales, no es ni má s ni menos, que una má s de las domesti-
caciones que se han cometido con la diferencia, tan inhumana
como la que en ciertas culturas se comete con las niñas, amputá n-
doles sus ó rganos genitales cuando llegan a la pubertad o a la
adolescencia. Hemos escuchado en los medios, en las universida-
des, por las feministas sobre la clitoridectomía practicada a niñas
en ciertas regiones africanas. Sin embargo nunca o pocas veces
hemos sabido de denuncias contra mé dicos, contra la institució n
biomé dica, por realizar esta prá ctica a criaturas intersexuales.
Poco conocimiento tenemos sobre estas cirugías que muchas veces
son realizadas cuando estas criaturas tienen algunos meses de vida
o en la pubertad. Estas intervenciones quirú rgicas son un atropella-
miento constante a los derechos humanos de los intersexuales en la
infancia, en la pubertad o en la adolescencia y que muchas veces
los dejan sin placer, con graves problemas urinarios.
La existencia de intersexuales rompe con el esquema del
pensamiento binario que clasifica a los sexos en dos y con el
discurso biomé dico de la designació n del sexo. La pregunta a
hacerse es la siguiente ¿Por qué no darle vuelta a ese pensamiento
dicotó mico y ver que los intersexuales son producto de sistemas
bioló gicos complejos, interdependientes, caó ticos en continuo
orden/desorden/orden?
Independientemente que el desorden del sistema bioló gico
haya sido o no producido por la intervenció n humana (ingestió n de
hormonas durante la gestació n) los intersexuales no son un error de
la naturaleza, sino una forma distinta, un agenciamiento diferente
de organizació n del sistema bioló gico. Y aun habiendo sido
producidos por ingestió n de hormonas por sus madres, no es por
ser efecto de una causa que deben ser tratados como un objeto
defectuoso a ser corregido.
Los intersexuales no son un problema, sino la imagen del
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Notas
1
Marta Lamas. Usos, Dificultades y Posibilidades de la
Categoría Gé nero. Edit. Porrua/PUEG. p. 339-340. Mé xico, D.F.
1996.
2
Cabe aclarar que nunca se dijo en los medios de comunica-
ció n a qué tipo de intervenció n sería sometidas Edinanç i, ni las
gemelas palestinas, ni la voleibolista. Es importante resaltar este
hecho porque como se verá en este artículo, esta cirugía llamada
de clitoroplastía, reducció n del clítoris, es ni má s ni menos, que una
clitorectomía, o sea la amputació n del clítoris.
3
Ilya Prigogine. “Dos reló gios as nuvens”. En Novos
Paradigmas, Cultura e Subjetividade, Organizado por Fried
Schnitman Dora . Edit. Artes Mé dicas. p. 271. Porto Alegre, Brasil,
1996.
4
Guilles Deleuze y Felix Guattari. Mil Mesetas, Capitalismo y
Esquizofrenia. Edit. Pre-Textos. p. 29. 2a Edició n. Valencia, Espa-
ña.1994.
5
Guilles Deleuze. Lôgica do Sentido. Edit. Prespectivas. 3a
Edició n, p. 79, São Paolo, Brasil, 1974.
6
Woolf Virginia. Orlando . Edit. Nova Fronteira. p. 77, 105.
1978. Rio de Janeiro, Brasil. (Originalmente eu o li em inglês em
1980, mas eu não tenho meu livro no Brasil, foi por isso que
coloquei a referência em português).
7
Deleuze y Guattari. Mil Mesetas. Edit. Pré -textos. p. 473.
Barcelona, España, 1994.
8
Suely Rolnik. “Guerra de Sexos & Guerra de Gêneros”. En
Trans, Arts, Culture, Media. No. 2, New York, Estados Unidos,
1996.
9
Op. cit. p. 245, 277, 280,291, 292.
10
Braidotti Rosi. Becoming Women: Rethinking the Positivity of
Difference. Mimeo, 1999.
11
Deleuze. Ló gica do Sentido . Edit. Perspectiva. 3a ed. 1974.
p. 82. São Paulo, Brasil.
12
Para Deleuze y Guattari: “Un Cuerpo sin Organos está
hecho de tal forma que só lo puede ser ocupado, poblado por
intensidades. Solo las intensidades pasan y circulan. Ademá s el
Cuerpo sin Organos no es una escena, un lugar, ni tampoco un
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