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JOSUE

La misión de Moisés se había acabado en el monte Nebo. Como lo vimos en


el Deuteronomio, Moisés había sido llamado por Dios para hacer que el pueblo
«subiera» desde la esclavitud de Egipto hasta las puertas de la tierra prometida, h
El pueblo está pues allí, frente a esa tierra que Dios le da en herencia y en eso
momento es Josué, el primer Jesús (pues Josué y Jesús en hebreo son una sola y
misma palabra) quien va a introducir al pueblo en la tierra de la promesa.

l¡h i pueblo de emigrantes


Hablar de pueblo es mucho decir. En efecto, todavía no se trata más que de
algunos clanes guiados por M oisés a través del desierto y que sin duda se han
incrementado con nuevos elementos con los cuales se encontraron en el lugar
santo de Cadés-Bamé. Por pocos que hayan sido estos nómadas confiados ahora
a Josué, llevan consigo una experiencia de una riqueza tal que se transformará,
después de reunirse con otras tribus que no habían abandonado la Palestina, en
la herencia espiritual de todos.
Frente a los cananeos que habitaban las ciudades y cultivaban las tierras de
los alrededores, estos nómadas toman poco a poco conciencia de su originalidad
y de su identidad. El que se reveló d Moisés en el Sinaí y que multiplicó las
maravillas en favor de los fugitivos de Egipto, Yavé-D ios, hizo una alianza con
este pueblo de nómadas, con estas tribus de beduinos. Les dio su ley al mismo
tiempo que su promesa. En adelante serán el pueblo que él se eligió y él será su
Dios. Es durante este período de Josué y de los Jueces cuando se constituirá
realmente el pueblo de Israel.
Sin embargo, por muy colmados que se sientan por Yavé, estos nómadas no
pueden evitar de sentir admiración por los cananeos en medio de los cuales viven.
Los historiadores nos dicen que este período del segundo milenio antes de Cristo
es el período más prestigioso de la historia de Palestina en el plano cultural. Fren­
te a las ciudades cananeas con sus fortificaciones, sus templos y sus palacios con
artesonado de cedro, y decorados con incrustaciones de marfil, el nivel de vida de
los nómadas parecía muy pobre. El mismo contraste se daba en el plano religioso:
los cananeos de las ciudades multiplicaban sus celebraciones, fiestas y ritos a la
vista de los beduinos que no tenían ni siquiera templo.
La tentación es grande, y tanto los libros de Josué y de los Jueces como los de
Samuel y de los Reyes no cesarán de mostrarnos con cuánta facilidad el pueblo
de Israel se dejaba arrastrar. Atraído por esa civilización brillante, abandona al
mismo tiempo sus costumbres propias y su fe para adaptar los cultos de los habi­
tantes del país. Durante todo el período de la realeza los profetas no dejarán de j
recordar al pueblo las exigencias de la alianza y de la fidelidad a Yavé.

La verdad sobre la conquista


Un pueblo seducido por la cultura cananea, responsables que resisten procla- !
mandóle el llamado a la fidelidad, tal es el conflicto permanente que nos presen- I
tan los textos de la Biblia con respecto a este período. El libro de Josué parece I
221 JOSUE 1

que nos presentara una conquista sistemática del país llevada a cabo por Josué a la
cabeza de las tribus; pero en realidad las cosas debieron haber pasado de manera muy
distinta.
La gente de las ciudades y los nómadas eran muy diferentes, y la obligación que te­
nían unos y otros de cohabitar en un mismo territorio, no impidió que hubiera conflic-
los: unas veces eran los cananeos los que ganaban, otras, los nómadas. Pero poco a
poco las tribus fueron imponiendo su ley a los antiguos habitantes del país, y en la
cpoca de Saúl, los nómadas de otrora, convertidos en citadinos a medida que pasaban
los años, se habían apoderado del poder en el país. David y luego Salomón deberían
confirmar esta situación.
Las minorías activas son las que hacen la historia. Cuando hablamos de la Ig le ­
sia y de su impacto en el mundo, no se trata a veces más que de una minoría de
creyentes. Los grupos de profetas que, varios siglos después de Josué, recopilaron
las tradiciones y los documentos sobre la «con qu ista», no pretendieron entregarnos
una historia exacta y completa de aquélla. N o nos dejemos engañar por el aspecto
Iriunfador de estos relatos en que «to d o Isra el» obtiene junto a Josué victorias
asombrosas: el libro de Josué narra pequeñas cosas que constituyeron una gran
historia.

«Estaré contigo» ré. 6 Sé valiente y ten ánimo, porque


tú entregarás a este pueblo la tierra
* 1 D esp u és de la m u erte de que juré dar a sus padres. Por eso,
Moisés, Yavé habló a Josué, hi­ ten ánimo y cumple fielmente toda la
jo de Nun y ayudante de Moisés, y le Ley que te dio mi servidor Moisés.
dijo: 2 «Ha muerto mi servidor M oi­ 7 N o te apartes de ella de ninguna

sés; así que llegó para ti la hora de manera y tendrás éxito dondequiera
atravesar el río Jordán, y to d o el que vayas.
pueblo pasará contigo a la tierra que
8 Leerás continuamente el libro de esta
yo doy a los hijos de Israel. 3 Yo les Ley y lo meditarás para actuar en todo
doy todos los lugares donde pongan según lo que dice. Así se cumplirán tus
sus pies, com o se lo prometí a Moi­ planes y tendrás éxito en todo. Yo soy
sés. 4 El territorio de ustedes limitará quien te manda; esfuérzate, pues, y sé
al norte con el monte Líbano; al sur, valiente.4 No temas ni te asustes, porque
con el d e s ie rto ; se e x te n d e rá al contigo está Yavé, tu Dios, adondequiera
que vayas.»
oriente hasta el río grande, el Eufra­
10 Josué ordenó a los secretarios del
tes, y al o c c id e n te , hasta el Mar pueblo: " «Recorran el campamento im­
Grande. partiendo esta orden: Junten bastante ali­
5 Mientras vivas nadie te resistirá.mento, porque dentro de tres días pasarán
Estaré contigo com o lo estuve con el Jordán y entrarán en posesión de la tie­
Moisés; no te dejaré ni te abandona­ rra que les dará Yavé, nuestro Dios.»

• 1.1 Al igual que todos los profetas que surgie­ Yo ¡es d o y todos los lugares donde pon-

g
ron a continuación en Israel,-Josué aparece aquí an sus pies (3). Así se nos enseña c ó m o de-
como el «servidor de Y a v é» que medita su palabra e m o s e s p e ra r los b en eficio s d e D ios. El no
día y noche (Sal 1,2). Y la primera imagen bíblica hace las cosas en lugar nuestro: hace que nos
que vendrá a la m ente de la comunidad cristiana sup erem os para conquistarlas. L a tierra que
primitiva para hablar d e Jesús, será la del «santo Y a v é da a los israelitas será suya cuando la ha­
servidor d e Dios» (H e 3 ,1 3 ; á 26 : 4 ,2 7 ; 4,30). yan conquistado.
Así se dibuja la figura de un Salvador (Josué, co­ Bien es verdad que el Evangelio no habla de
mo Jesús, significa «Yavé-salva») que introduce al conquistas terrenales, pero la biblia muestra que
Pueblo de Dios en su tierra y en su descanso. Jo­ el Evangelio no podía ser entendido sino por un
sué aparece en la Biblia com o una prefiguración pueblo que hubiera luchado para conquistar su
de Jesús y la Carta a los H ebreos lo dará a enten­ tierra y su propia identidad, para luego crear su
der en el capítulo 4. propia cultura.
JOSÜE 1
m
A la gente de las tribus de Rubén y de
8 La mujer subió entonces a donde ténll
Oad j a los de la media tribu de Manasés,
escondidos a los exploradores de Josué y I
Josué les dijo: 13 «Recuerden la orden de es dijo: «Sé que Yavé, el Dios de ustedoi,
Moisés, servidor de Yavé: Yavé les ha con­ les ha entregado este país; estamos asu»
v i d o reposo y les ha dado toda esta pro­ tados y los nabitantes del país tiemblan
vincia. Las mujeres y los niños, así tam- ante ustedes. 10 Pues hemos sabido qu#
i ’j n 5°,m,0 9anado, se quedarán a este Yave secó las aguas del Mar Rojo para qu|
la • ?el Jordán, en la provincia que les dio pudieran pasar al salir de Egipto. Sabemoi
Moisés, pero ustedes, los valientes, pasa­ como trataron a los dos reyes de los amo
ran armados al frente de sus hermanos y rreps que vivían al otro lado del Jordán, a
los ayudarán 15 hasta que Yavé les dé su Sijon y a Og, a los que ustedes extermina*
herencia, como se la ha dado a ustedes, y ron por anatema.
que conquisten también ellos el país que
les da Yavé, nuestro Dios. Entonces uste- " Estas noticias nos han asustado, y to
dos se quedan sin ánimo ante ustedes poi
d?s regresarán a la provincia que les entre­
go Moisés y poseerán este país al este del que Yavé es Dios arriba en los cielos como
Jordán.» abajo en la tierra.
12 Por lo tanto, júrenme por Yavé que asi
'6 Ellos respondieron a Josué: «Haremos como yo he sido leal con ustedes, también!
todo lo que nos has ordenado e iremos a ustedes lo serán con mi familia '3 y respe­
donde quieras mandarnos; 17 así como he­ tarán la vida de mi padre, de mi madre, dr
mos obedecido a Moisés, de igual forma te mis hermanos y hermanas, con todo lo
obedeceremos. que les pertenece.»
Quiera Yavé, tu Dios, estar contigo como 14 Los hombres respondieron: «Siempre!
estuvo con Moisés. 18Muera el que contra­ que ustedes no descubran nuestro propó­
diga tus palabras y desobedezca tus órde­ sito te devolveremos vida por vida cuan­
nes. Solamente se valiente y actúa como do Yave nos entregue este país, y actuare- I
hombre.»
m os c o n tig o con ge n e ro s id a d y con
lealtad.» 3 ■
La historia de Rahab
15 Después de esto, los bajó con una
f2 l* 'Josué hizo salir secretamente desde cuerda por la ventana, ya que su casa es­
L- J Setim a dos exploradores con la si­ taba pegada al muro de la ciudad. 16 Pero
guiente orden: «Vayan y observen bien el les dijo: «Diríjanse hacia los cerros para
terreno y la ciudad de Jericó.» que no los sorprendan los que los andan
Los exploradores fueron y tan pronto lle­ persiguiendo. Permanezcan escondidos
garon a Jericó se hospedaron en casa de allí por tres días, hasta que regresen ellos,
una prostituta llamada Rahab. 2 Pero al­ y luego prosigan su camino.» 17 Ellos res­
guien le dijo al rey de Jericó: «Gnos israeli­ pondieron: «Mira en qué forma cumplire­
tas han entrado aquí esta noche para es­ mos nuestro juramento; 18 cuando entre­
piarnos.» 3 Entonces el rey de Jericó mandó mos en este país, tú colgarás esta cinta
a decir a Rahab: «Expulsa a esos hombres roja como señal en la ventana por donde
que están en tu casa, porque vinieron a ob­ hemos huido. Reúne en tu casa a tu pa-
servar el país.»4 Pero la mujer los había es­ dre, madre, hermanos y a todos tus pa­
condido, y respondió: «Es verdad que llega- rientes. Si alguno de ellos sale de la ca­
ron a mi casa, pero yo no sabía de dónde sa, el será el único responsable de su
eran. Y al anochecer, poco antes de que muerte y no podrá culpársenos a noso­
se cerraran las puertas de la ciudad, se fue­ tros. Pero si matan a alguno de los que
ron. No sé a dónde se marcharon, pero contigo estén en tu casa, que venga sobre
dense prisa y seguramente los alcanzarán.» nosotros el castigo por su muerte. 20 Cuí­
La mujer los había escondido en la te­ date de revelar nuestro plan; si no, queda­
chumbre de la casa, tapándolos con pa­ remos desligados del juramento que nos
quetes de lino que allí guardaba. has exigido.» 21 Rahab les dijo: «Así sea.» I
7 Los perseguidores los buscaron por el be despidió de ellos y colgó en la ventana i
camino que lleva al valle del Jordán y, en la cinta roja.
cuanto salieron, se cerraron las puertas de 22 Los hombres se dirigieron a los ce­
la ciudad.
rros y allí se escondieron por tres días,

* 2 .1 Una prostituta recibe a los espías de Jo­


sué y ellos le prometen perdonarle la vida a ella v Este acontecimiento m enor tiene valor d e siq-
a todo su grupo familiar. Las murallas enormes no El autor del libro p o n e en boca de Rahab una
de Jericó habían sido destruidas un siglo antes y declaración de fe en Y avé, el Dios que vive y que
la población se había instalado de nuevo adentro ya a entregar e país al pueblo hebreo. A causa
de esta fe, Rahab será salvada.
sin repararlas. Imaginemos a toda esa gente reu­
nida en una casa edificada con las mismas ruinas . tradición judía la reconocía com o antepasa­
d e la muralla. da del rey David, y el Evangelio la nombra en la
genealogía de Jesús (Mt 15).
J0SC1E 3
|23
(insta que sus perseguidores regresaron, guirán, porque ella les señala el c a ­
i .los los habían buscado por todas par­ mino. Pues ustedes nunca han pasa­
ir', sin hallarlos. 23 E n ton ces los dos do por ese cam ino . 4 Pero la seguirán
hombres volvieron y bajaron de los c e ­ a m il m etros d e dista n cia. N o se
rnís y, cruzando el no Jordán, se presen-
acerquen a ella.» .
im'on a Josu é, h ijo de Mun, dán dole
■ncnta de su misión y de todo lo que les
5 Josué dijo a los israelitas: «Purm-
mbía sucedido. Dijeron a Josué : 24 «Yave quense, porque mañana Y avé estará
hn puesto en nuestras manos todo este en medio de ustedes para obrar m i­
|inis; sus habitantes tiemblan ya ante no- lagros.» 6 Y Josué ordenó a los sa ­
lotros.» c e r d o t e s : «T o m e n el A rc a de la
Alianza y atraviesen el río a la cabe­
za del pueblo.»
l os israelitas pasan el Jordán
7 Entonces Yavé dijo a Josué: «Hoy co­
menzaré a hacerte famoso delante de Is­
i~-|* 1 Josué se levantó de madru-
rael y sabrán que estoy contigo, como lo
IJJ aada, partió de Setim con todo estuve con Moisés, 8 Da esta orden a los
.•I pueblo de Israel y llegaron hasta el sacerdotes que llevan el Arca de la Alian­
lio Jordán. Allí acamparon, esperan­ za: Tan pronto lleguen ustedes a orillas del
do atravesarlo. . Jordán, deténganse en el río mismo.” Y
' Después de tres días, los oficiales Josué dijo a los israelitas: «Acerqúense y
escuchen las palabras de Yavé, nuestro
lecorrieron el campamento 3 y orde­
Dios. ¿Quieren una señal de que Yave, el
naron a los israelitas lo siguiente: Dios vivo, está en medio de ustedes y
.Cuando vean pasar el A rca de la que desalojará frente a ustedes al cananeo,
Alianza de Yavé, llevada pc>r los sa­ al heteo, al jeveo, al fereceo, y también al
cerdotes de la tribu de Leví, ustedes quergueseo, al jebuseo y al amorreo?_ Mi­
■uildrán de su cam pam ento y la se­ ren que el Arca de la Alianza del Señor de

fidelidad o infidelidad de su pueblo. Y cuando el


• 3.1 N o siempre el Jordán ha sido la frontera
libro llega a su fin, vem os que se invita al pueblo
il.'l país de Israel: según las victorias o las derro-
a una profesión de fe solem ne (Jos 24). Cada vez
l.is, Israel poseía las tierras al este del Jordán o
que la Iglesia nos invita c om o Josué a renovar
perdía las ubicadas al oeste. Sin embargo, el Jor­
nuestra profesión d e fe, ya sea en el bautismo o
dán ha representado siempre la frontera de la tie-
en la Vigilia pascual, retomamos una larga tradi­
ii.i prometida para el pueblo de Dios. Asi es c o­
mo vemos que las tribus de Rubén y de Gad, ya ción del pueblo de los creyentes.
Se detuvieron las aguas, form ando com o
Instaladas al este del río, son obligadas por M oi­ una represa, muy lejos de aquel lugar (Ib ). Dos
sés y luego por Josué a franquear el rio con sus
o tres veces, en los últimos siglos, se produieron
hermanos: es sólo con esta condición que serán
semejantes derrumbes de terrenos en el valle del
también considerados com o verdaderos heréde­
Jordán más arriba de este sector, que dejaron se­
los de la tierra prometida. Esto explica por que el
c o el río por espacio de algunas horas, hasta que
o,iso del Jordán trás Josué tuvo una importancia
la corriente venció el obstáculo. Podem os pensar
hn qrande tanto en la tradición judía com o en la
que fue un fenóm eno semejante lo que permitió
i listiana. En esta travesía, igual que en la del Mar
a Josué y a su pueblo entrar en la tierra prometi­
Itojo, vemos que Dios es el único gran actor de la da atravesando a pie el lecho seco del no.
nitrada en la tierra prometida. En el m om ento Qué significan esas piedras (21) ¿Que signifi­
en que los portadores del Arca, en la cual des­
ca tal monumento, tal fiesta? Y cada vez se con­
cansa la Gloria de Y avé, tocan las aguas del no,
testaba narrando algún acontecim iento en que
cuando éstas dejan de correr. Y cuando los
Y avé había socorrido a su pueblo. C on semejan­
portadores salen del río, una vez que ha pasado tes preguntas se enseñaba la fe en Israel; el israe­
lodo el m undo, las aguas retom an su curso.
lita no sabía mucho de religión, pero cada lugar
De esta manera Dios, llevado en su Arca, abre
de su país le recordaba que Dios era el salvador
y cierra la puerta de la tierra prometida (A p d,/).
I)(>1 mismo m odo Jesús, nueva arca de la alianza de su pueblo. . ~ , p.
Josué establece su campamento en Guilgal. De
(>n quien reside la plenitud de la divinidad (Col
ahí organiza sus asaltos, y lo verem os volver a
•¿ 9), bajará a las aguas del Jordán para abrir a
Guilgal después d e cada victoria, antes que se
los hombres las puertas de la nueva tierra pro-
reúnan las fuerzas cananeas.
Es fácil ver que se funden aquí vanos relatos
Si reconocem os tanto en el paso del Jordán
que no concuerdan en todo. ¿Se pusieron doce
rom o en la travesía del Mar R ojo un símbolo del piedras en el cam pamento (4 3 ), o se colocaron
bautismo, debem os antes que nada recalcar que
en el lecho del Jordán (4,9)? P oc o importa. A lo
este relato nos p ro p orcio n a una de las claves
mejor estas piedras ya estaban antes que Josué y
principales del libro de Josué. A pesar de las apa-
los israelitas y formaban el santuario de un lugar
i ¡ondas, este libro del Antiguo Testamento no es de culto pagano, muy cerca d e Guilgal. Pero,
un informe militar d e las conquistas d e Josué; es
después de la conquista, los sacerdotes quisieron
más bien un libro litúrgico. A lo largo de todo el
darles una significación religiosa de acuerdo con
libro es Dios quien está actuando: el es quien
la fe, com o ya vimos en Exodo 12,1b.
concede o retira sus bendiciones de acuerdo a la
JOSCJE 3
2M
toda la tierra va a atravesar el Jordán de­ 9 Josué amontonó doce piedras en el le­
lante de ustedes. 12 Ahora escojan doce cho del Jordán, en el lugar donde perma­
hombres de las doce tribus de Israel, uno necieron de pie los sacerdotes portadores
por tribu. 13 En cuanto los sacerdotes que del Arca de la Alianza. Allí quedaron has­
llevan el Arca del Señor de toda la tierra ta el día de hoy. 10 Los sacerdotes que lle­
pongan su pie en las aguas del Jordán, las vaban el Arca se detuvieron en medio del
aguas que vienen de rio arriba se cortarán Jordán hasta que Josué terminó de decir
y se detendrán en una sola masa.» todo cuanto Y avé le había ordenado,
14 Cuando el pueblo salió de su
Luego que todo el pueblo acabó de cru­
zar el río, el Arca también pasó, y los sa­
campamento para atravesar el Jor­ cerdotes volvieron a ponerse a la cabeza,
dán, los sacerdotes que llevaban el Adelante iban armados los hombres
Arca de la Alianza iban delante. El de las tribus de Rubén, de Gad y la media
Jordán corría con mucha agua, des­ tribu de Manasés, según lo había ordenado
bordando su cauce, por ser el tiempo Moisés. 13 Eran unos cuarenta mil hom-
de la cosecha de la cebada. 15 Sin bres, bien armados, y marchaban delante
de Yave para combatir, dirigiéndose a las
embargo, cuando los que llevaban el llanuras de Jericó.
Arca bajaron al río y sus pies se m o­ 14 Aquel día Yavé hizo a Josué famoso 4
jaron en las orillas, 16 las aguas que delante de todo Israel y, en adelante, du­
venían de arriba se cortaron. rante toda su vida, lo respetaron como ha­
Se detuvieron las aguas, forman­ bían respetado a Moisés.
do com o una represa, muy lejos de
15 Yavé dijo a Josué: 16 «Ordena a
aquel lugar, junto a Adam , la ciu­
os sacerdotes que llevan el Arca de
dad ve cin a de Sartén. Las aguas
las Palabras divinas, que salgan del
que bajaban al Mar Muerto fueron
Jordán.» 17 Así, pues, Josué les man­
bajando hasta detenerse, y así el
dó que salieran del río. 18 Y en cuanto
pueblo pudo atravesar frente a Jeri-
estos sacerdotes que llevaban el Ar­
có. 17 Los sacerdotes que llevaban el
ca de la Alianza de Yavé salieron del
A rca de la Alianza perm anecieron
cauce del Jordán, en cuanto sus pies
en m edio del río que quedó seco,
tocaron la orilla, las aguas del río
hasta que todos los israelitas atra­
vesaron el Jordán. Jordán volvieron tan abundantes co ­
m o los días anteriores y desbordaron
su cauce.

a
' CJna vez que pasó toda la nación,
19 Fue el décim o día del mes pri­
Yave dijo a Josué: 2 «E scoge doce
m ero cu ando el pu eblo subió del
hombres, uno por cada tribu, y dales la or­
den siguiente: 3 Saquen doce piedras del Jordán, y fijaron su campamento en
lecho del Jordán, del mismo lugar donde Guilaal, a la extremidad este de Jeri­
estuvieron parados los sacerdotes. Lléven­ có. Allí, en Guilgal, Josué colocó
selas y colóquenlas en el lugar donde las doce piedras que habían tomado
acamparán esta noche.»
en el cauce del Jordán, cuando lo
4 Josué entonces hizo llamar a los doce
hombres que había escogido de las doce atravesaron.
tribus de Tsrael y les ordenó: 5 «Caminen 21 E n to n c e s J o s u é d ijo a los
delante del Arca hasta el medio del Jordán israelitas: «Cuando en el futuro sus
y traigan de allí al hombro una piedra por hijos les pregunten qué significan
cada tribu. 6 Ellas permanecerán entre us­ esas piedras, 22 ustedes les ex p li­
tedes com o una señal de esta hazaña,
carán que el pueblo de Israel cruzó
pues cuando sus hijos les pregunten en el
futuro qué significan para ustedes estas el J o rd á n sin m o ja r s e lo s p ies,
p ied ra s, u sted es podrán resp o n d er: 23 pues Y a v é, nuestro D ios, secó
Cuando el Arca de Yavé iba atravesando las a gu a s del J ordá n d e la n te de
ii '-*0[ c',an» las aguas se dividieron ante nosotros, lo m ism o que hizo en el
ella. Asi estas piedras servirán de memo­ m ar Rojo, que dejó seco ante no­
rial a los israelitas para siempre.»
sotros cuando tuvim os que atrave­
8 Los israelitas cumplieron la orden de
Josué y retiraron del lecho del Jordán do­ sarlo. 24 Esto ha sucedido para que
ce piedras, tal como Yavé le había ordena­ los pueblos de este país conozcan
do a Josué, una por cada tribu. Se las lle­ el poder de Y avé, nuestro Dios, y
varon hacia el lugar donde acamparon y para que ustedes m ism os lo teman
allí las depositaron. siem pre.»
JOSUE 6
225
l.os israelitas se circuncidan he quitado de encima de ustedes la ver­
güenza de Egipto.» Por eso aquel lugar se
V celebran la Pascua
flama Quilgal hasta el día de hoy.
Icfl** 1 Los reyes de los amorreos radicá­ 10 Los israelitas acamparon en Quilgal,
i s dos al occidente del Jordán y todos donde celebraron la Pascua el día catorce
los reyes de los cananeos que habitaban del mes, al atardecer, en la llanura de Jen-
Ins tierras vecinas al Mar Mediterráneo su­ c ó . 11 A partir de este día comieron los pro­
pieron que Yavé había secado el lecho del ductos del país: panes ázimos y espigas
Jordán para que los israelitas lo atravesa- tostadas en ese mismo día. 12 Y desde ese
i,m. Entonces se desanimaron y perdieron día en que consumieron los productos del
e*|aliento ante los israelitas. país, cesó el maná.
' Por aquel tiempo Yavé dijo a Josué: Ño hubo ya maná para los israelitas y
»1 abrica unos cuchillos de pedernal y cele­ ese año comieron lo que produce el país
bra de nuevo una circuncisión para los hi­ deCanaán. . . . ,
los de Israel.»3 Obedeció Josué la orden de 13 Mientras Josué estaba cerca de Jenco,
Yavé y circuncidó a los israelitas en el lu­ levantó los ojos y vio delante de sí a un hom­
nar llamado C ollado de los Prepucios. bre con una espada desenvainada en la ma­
4 Esta fue la razón por la cual Josué no. Se dirigió a él y le dijo: «¿Eres tú de los
practicó esta segunda circuncisión: 5 todos nuestros o de los enemigos?» 14 Y el respon­
los hombres de Israel que salieron de Egip- dió: «No, yo soy el jefe del ejército de Yave, y
lo estaban circuncidados, pero murieron acabo de llegar.» Josué se postró en tierra, lo
durante su peregrinación en el desierto. Al adoró y dijo: «¿Qué ordena mi Señor a su
contrario, los nacidos en el desierto nopes­ servidor?» é El jefe del ejército de Yavé e di­
iaban circuncidados. 6 Pues los israelitas jo: «Quítate el calzado de tus pies; el lugar
anduvieron cuarenta años por el desierto, que pisas es santo.» Así lo hizo Josué.
¡insta que murieron todos, toda esa gene­
ración que no obedeció a Yavé, y Yavé les
juró que no los dejaría entrar a la tierra que La tom a de Jericó
mana leche y miel y que prometió a sus
pudres. 7 Pero en vez de ellos estaban sus HF1 • 1 Los habitantes de Jericó ha-
hijos, y son ellos los que circuncidó Josué. I O I bían cerrado la ciudad y puesto
11 Después de circuncidarse todos, des- sus cerrojos para que no entraran los
■ansarón en el campamento hasta su cura­ isra elitas: n adie entraba ni salía.
ción. Entonces Yavé dijo a Josué: «Hoy

Es necesario fijarse cuándo tuvo lugar dicha


• 5 .1 En su primer cam pamento los hombres
ile Josué celebran el primer culto religioso, b e conquista, y cuándo fue escrito el libro.
La conquista tuvo lugar en el siglo X I 1antes de
procede a la circuncisión (G en 1 7 ,1U). esta era
Cristo. N os cuesta penetrar la mentalidad de esa
. mi Israel el signo de la entrada en la comunidad
época; en Canaán se quemaba a los niños sacrifi­
rdiqiosa. Para insistir en esta obligación, el libro
cándolos a los dioses paganos; en Asiría se deso­
nota que, al entrar en la T ierra Santa, todo el llaba vivos a los prisioneros. Israel conquisto Pa­
pueblo la recibió. , , , lestina a la fuerza, com o cualquier pueblo errante
A partir de este día comieron los productos
del mundo. D ios em pezaba la educación de su
,/.•/ país (11). V er en Exodo 16 las explicaciones
pueblo; para em pezar no podía esperar que ya
respecto del maná y sus leyendas. estuviera educado. Las victorias sangrientas fue­
C on este h echo se inician tiem pos nuevos.
ron una etapa en el cam ino que condujo a la
1.i religión de los israelitas, hasta ese m om en-
conciencia nacional. En ese sentido no podemos,
¡o é r a la de un pueblo nómada. A h ora empie-
en nombre d e la paz, despreciar a los heroes de
una crisis profunda que durará hasta el rey
I ),ivid, mientras los israelitas tratan de adaptar- las guerras pasadas, ____
Por otra parte, el presente libro fue escrito en
a su nueva condición de carripesinos y ciuda-
el siglo V il antes de Cristo, en el pequeño remo
. limos e inventan p o c o a p o c o una form a de re­ de Judá, rodeado de poderosos vecinos entre los
ligión adaptada a esta nueva condición. cuales trataba de sobrevivir pacíficamente. Enton­
ces se amplió el relato d e las victorias y matanzas
del pasado (comparar al respecto ¿ bam l z , o l ,
• 6 .1 C on la toma de Jericó empieza la con-
escrito por un contemporáneo de los hechos, y i
mi lista Jericó es hecho anatema, es decir, aparta­
Crón 20,3, escrito cuatro siglos mas tarde); el au­
do para Dios. El pueblo renuncia a todo botín, en­
tor quería mostrar a sus contemporáneos que no
hena las cosas al tesoro de Y avé y mata a los seres
debían temer, ya que Dios estaba con ellos. Asi.
vivos en vez de adueñarse de los animales y redu-
pues, cuando se dice: Y a v é ordeno a Josué el
. it a esclavitud a los hombres. Esta misma palabra, anatema, no debemos pensar en una intervención
.materna, pasará a significar que alguien lleva la
especial de Dios (ver comentario de G en Ib ). Es­
maldición de Dios (Rom 9,3). Esto se practicaba
tas palabras significan solamente que al decidir el
en varios pueblos; aquí, al destruir todo lo que era anatema conform e a la mentalidad de ese tiempo,
. .maneo, Israel se preservaba d e adoptar la cultura
Josué preservaba la fe de Israel. El Evangelio no
v la religión materialista de los cananeos.
El lector m oderno a veces se escandaliza ¿Co­ es menos tajante que la espada de Josué, ni me­
nos indulgente con nuestros ídolos y miedos, aun
mí > pudo Dios ordenar una guerra asir Y Josué,
cuando rechaza la violencia y, por supuesto, el fa­
i óm o pensó agradar a Dios ordenando matar a
natismo de esos tiempos primitivos.
linios, incluso a lo s niños?
JOSÜE 6
226
2 Pero Yavé dijo a Josué: «Te entrega­ 17 Esta ciudad y todo lo que hay en din
ré la ciudad, su rey y todos sus hom ­ será entregado en anatema a Yavé. Sólo
bres de guerra. 3 Para esto, ustedes Rahab la prostituta quedará viva con todo»
tendrán que dar una vuelta a la ciu­ los que estén con ella en su casa, ya que
dad cada día durante seis días. 4 Siete enviado.ocultó a los exploradores que habíamoi
sacerdotes irán delante del Arca to ­ '8 En cuanto a ustedes, cuídense de to
cando las siete trompetas que sirven car cualquier cosa, chica o grande; ya qtir
en el Jubileo. El día séptim o darán fue todo consagrado en anatema, no to*
siete vueltas y 5 cuando suenen las men ninguna cosa, no sea que venga Ia
trom petas todo el pueblo subirá al maldición sobre el campamento de Israel v
lo trastorne. 19 Todo el oro, plata, cobre y
ataque, dando su grito de guerra. En
hierro están consagrados a Yavé y entrarán
ese m om en to se derrum barán los en el tesoro de Yavé.»
muros de la ciudad y cada uno entra­
rá por lo más directo.» 20 El pueblo gritó y se tocaron lai

“6Josué, hijo de Nun, llamó a los sacerdo­ trompetas. En ese preciso momento
tes y les dijo: «Ustedes llevarán el Arca de la se derrumbaron ios muros de la ciu
Alianza; siete sacerdotes irán delante tocan­ dad. Entonces cada uno avanzó so
do trompetas de las que se usan en el Jubi­ bre la parte de la ciudad que tenía n
leo.» Luego, Josué dijo al pueblo:7 «Ustedes su frente.
daran la vuelta a la ciudad y la vanguardia
21 Se apoderaron de Jericó. Y es
del ejército precederá el Arca de Yavé.»
8 Cuando Josué terminó de hablar, los ada en mano mataron a todos lo»
sacerdotes comenzaron a tocar las siete ombres y mujeres, jóvenes y viejos;
trompetas que sirven para tocar la fiesta incluso a los bueyes, ovejas y burros,
del Jubileo y avanzaron delante del Arca y los entregaron co m o anatema, o
de Yavé. 9 La vanguardia del pueblo iba sea, los sacrificaron a Dios.
delante de los sacerdotes y el resto del
pueblo detrás del Arca. Las trompetas re­ 22 (D os hombres habían sido enviado»
sonaban por todas partes. Josué había da­ por Josué para explorar Jericó y, al entrar
do esta orden: 10 «Ustedes no gritarán ni en ella, una prostituta los había escondi­
darán voces, ni se oirá siquiera una pala­ do.) Entonces Jpsué les dijo: «Entren en lo
bra, hasta que llegue el día en que les diqa: casa de la prostituta y sáquenla fuera con
Griten y den voces.» toda su familia, como se lo habían jurado,»
1'E l Arca de Yavé dio ese día una vuelta Estos jóvenes hicieron salir a la mujer
alrededor de la ciudad, volviéndose todos llamada Rahab, a su padre, a su madre y
al campamento, donde pasaron la noche. sus hermanos con sus familiares, y los co
AI día siguiente, Josué se levantó de ma­ locaron a salvo fuera del campamento de
drugada; los sacerdotes tomaron el Arca y Israel.24 Después quemaron la ciudad y to­
los que tocaban las siete trompetas pasa­ do lo que había en ella, dejando la plata, el
ron otra vez delante del Arca. 13Delante iba oro y los objetos de bronce y de hierro,
la vanguardia y detrás del Arca los demás. que depositaron entre las cosas preciosas
Y otra vez resonaron las trompetas. del Santuario de Yavé. 25 Josué perdonó la
vida de la prostituta y la de su familia, y I
14 Lo mismo hicieron el día siguien­ ella permaneció en Israel.
te, y durante seis días dieron a diario 26 Josué pidió al pueblo que repitiera es­
una vuelta alrededor de la ciudad y ta maldición: «Que Yavé maldiga al que re
volvieron al campamento. 15 Al sépti­ construya Jericó. Que los cimientos se le­
mo día los israelitas se levantaron de vanten sobre el cuerpo de su hijo mayor, y
las puertas sobre el de su hijo menor.»
madrugada y dieron la vuelta en tor­
Así estuvo Yavé con Josué y lo hizo fa­
no a Jericó según el mismo rito que moso en todo el país.
los días anteriores, pero, ese día, lo
hicieron siete veces. 16 A la séptima Acán desobedece el anatema
vez, mientras los sacerdotes tocaban
las trompetas, Josué ordenó al pue­ (7 l * 1Los israelitas cometieron una infide-
— 1 lidad respecto al anatema. Sucedió
blo: «Den su grito de guerra, porque que Acán, hijo de Carmí, hijo de Zabdí, hi­
Y a v é les ha en treg a d o la ciu dad. jo de Zaré, de la tribu de Judá, se apropió

• 7 .1 T o d o el botín fue hecho anatema, es d e­ depositado en el tesoro del Santuario, es ofrecid


cir, consagrado a Dios. Q ue sea quemado o bien a Y ave. Acán ha robado a Dios y según la man<
827 JOSUE 8

.Ir algunas cosas consagradas por anate- 16 Josué se levantó de madrugada y or­
liid y, debido a esto, el enojo de Yavé esta­ denó que se presentaran las tribus de Is­
llo contra Israel. rael. La suerte cayó sobre la tribu de Judá.
Josué había despachado a algunos 17 Sorteadas las familias de ésta, salió la fa­
hombres desde Jericó a Hay, vecino a Be- milia de Zaré; 18 sorteados los hogares de
Inven, al este de la ciudad de Betel, y les ésta salió el hogar de Zabdí, y sorteados
«lijo: «Vayan y reconozcan la tierra.» 1 Los los miembros de este hogar, se descubrió
i-x¡Moradores le dijeron a su regreso: «No que el culpable era Acán, hijo de Carmí,
M necesario que se movilice todo el ejérci- hijo de Zabdí, hijo de Zaré, de la tribu de
io; unos dos o tres mil hombres son sufi- Judá.
. lentes para conquistar la ciudad. Es inútil 19 Josué, entonces, le dijo: «Hijo mío,
i nnsar a todo el pueblo, pues esa gente es confiesa la verdad ante Yavé, Dios de Is­
uoco numerosa.» rael, y hónralo. Dime lo que has hecho sin
1 Así, pues, unos tres mil combatientes disimular nada.» 20 Acán respondió: «Es
nlucaron Hay, pero fueron rechazados por verdad que he pecado contra Yavé. 21 Esto
los defensores de la ciudad. 5 La gente de es lo que hice: Encontré entre los despojos
Hoy les mató treinta y seis hombres y los una rica capa, de Senaar, doscientos sidos
persiguió fuera de la Puerta hasta Sabarim, de plata y una barra de oro de cincuenta
.|<Trotándolos en la bajada. Al ver esto, to- sidos. Me dejé tentar y lo tomé. Ahora lo
. 1.1 el pueblo se desanimó. tengo escondido en un hoyo en medio de
" Entonces Josué y todos los jefes de Is­ mi tienda y la plata está debajo.»
rael rasgaron sus vestidos, se cubrieron de 22 Josué entonces envió unos mensaje­
t miza la cabeza y permanecieron postra­ ros, que corrieron a la tienda de Acán y
dos delante del Arca de Yavé hasta la tar- encontraron el botín en la tienda, y la plata
tje. 7 Josué se lamentó: «Ay, Yavé, ¿por debajo.23 Llevaron todo y lo presentaron a
qué hiciste pasar a este pueblo el río Jor- Josué y al pueblo; todo rué depositado an­
(Itin para entregarnos después en manos te Yave.
<itil amorreo y exterminarnos? 24 Entonces Josué tom ó a Acán, junto
Mejor hubiera sido para nosotros perma­ con la plata, la capa y el oro, con sus hijos
necer al otro lado del Jordán.8 Yavé, Dios y también sus hijas, sus bueyes, burros y
mió, ¿qué puedo decir cuando veo a Israel ovejas, su tienda y todo cuanto tenía. Todo
huir de sus enemigos? 9 Lo sabrán los ca­ Israel lo acompañaba y los llevaron al valle
míneos y todos los habitantes de este país. de A co r.25Allí Josué le dijo: «Ya que tú nos
Se unirán para cercarnos y nos echarán trajiste la desgracia, que Yavé te traiga la
hiera. Tú, ¿qué vas a hacer por el honor de desgracia en este día.» Todo el pueblo lo
tu Nombre?» apedreó. De los suyos, unos fueron ma­
10 Yavé respondió: «Levántate, ¿por que chacados, otros quemados. 25 Amontona­
PBtás postrado en tierra? " Israel pecó y aun ron sobre él una gran cantidad de piedras
violaron mi alianza; han tomado de lo desti­ que permanecen hasta el día de hoy. En­
nado al anatema y lo han robado, colocán­ tonces Yavé calmó su ira. Por eso el lugar
dolo luego a escondidas entre su equipaje. se llamó valle de Acor.
1 Israel ya no hará frente a sus enemigos,
niño que huirá de ellos, pues ha llegado a Josué conquista Hay
ser anatema. Yo no estaré más con ellos
hasta que hayan expulsado de entre ustedes 1 Luego Yavé dijo a Josué: «No temas
«<sta maldición. 13 Levántate, pues, y santifi­ ni te acobardes. Marcha con todos tus
ca al pueblo. Diles: Purifiqúense para maña­ guerreros contra la ciudad de Hay. Entre­
na; Yavé, Dios de Israel, les dice: ¡Oh, Is- garé en tus manos a su rey y a su pueblo,
rael!, el anatema está en medio de ti y no la ciudad y su territorio. 2 Los tratarás co­
harás frente a tus enemigos hasta que ha­ mo trataste a Jericó y su rey, pero ustedes
yas apartado de ti el anatema. 14 Así aue podrán adueñarse del botín y de todos los
mañana ustedes se acercarán, agrupados animales. Ahora bien, prepara una embos­
por tribus. La tribu que Yavé designe por cada detrás de la ciudad.»
suerte se presentará por familias. La familia 3 Josué, pues, salió con todos sus gue­
<|ue designe Yavé se presentará por hogares rreros para asaltar Hay. Después, eligió
y el hogar por individuos,?5 El que resulte treinta mil hombres, todos guerreros va­
responsable de este delitó será quemado lientes, y los envió de noche. 4 Les había
¡unto con todos sus enseres por haber viola­ dado esta orden: «Ustedes se emboscarán
do la alianza de Yavé y cometido un crimen detrás de la ciudad. No se alejen y estén
detestable en Israel.» listos.

ra de expresarse d e e s e tiem po, lo rob ad o se b re lo serio s qu e son nuestros c om p ro m isos


vuelve maldición que se p ega a él y a su familia. cuando decidim os consagrar a Dios nuestro tiem­
Tal vez este hecho debe nacernos reflexionar so- p o o nuestra persona.
JOSCIE 8
220
Yo y toda la gente que está conmigo, 20 Los hombres de Hay miraron atrás y
nos acercaremos a la ciudad. Pero, cuando vieron el humo que de la ciudad subía ha
ellos nos salgan al encuentro, como suce­ cia el cielo y, al mismo tiempo, los israeli­
dió recién, huiremos ante ellos. 6 Ellos en­ tas se detuvieron en su huida para volverse
tonces nos perseguirán y se alejarán de la contra ellos. 21 Les faltó el ánimo y no su­
ciudad, pensando que huimos como la vez pieron por dónde escaparse: por un lado
anterior. 7 En ese momento ustedes se le­ estaba Josué con toda la gente de Israel, y
vantarán de donde están escondidos y por el otro, los que acababan de incendiar
ocuparán la ciudad. 8 Yavé, nuestro Dios, la ciudad.
se la entregará. Después de tomar la ciu­ 22 Los israelitas pelearon hasta que no
dad, ustedes la quemarán, según lo mandó quedo sobreviviente ni fugitivo. 23 Sola­
Yave. Estas son mis órdenes.» mente tomaron vivo al rey de Hay y lo lle­
9 Así los envió Josué y ellos fueron al lu­varon a Josué.
gar de la emboscada, quedándose entre 24 Los israelitas acabaron con los habi­
Betel y Hay, al oeste de la ciudad, mientras tantes de Hay que estaban en el campo o l
Josué dormía esa noche en medio de toda que habían huido al desierto; los mataron a
su gente.
todos. Después volvieron a la ciudad y la
1 Muy de mañana, Josué se levantó ypasaron a cuchillo. 25 El total de los que
paso revista a su ejército y luego se mar- cayeron ese día fue de doce mil. 26 Josué
cho al frente del pueblo, acompañado de no dio la orden de cesar el combate antes
los jefes. " Todos los guerreros que esta­ de que todos los habitantes de Hay hubie-
ban con él subieron y avanzaron hasta que ran sido sacrificados conforme al anatema. S
llegaron frente a la ciudad. Entonces Sin embargo, los israelitas se repartieron w
acamparon frente a ella al lado norte. El Sanado.según lo ordenado por Yavé,
valle los separaba de la ciudad.
Josué incendió la ciudad y no dejó si-
12 (Después tomó cinco mil hombres,no ruinas; este lugar ha quedado así hasta
que dispuso en emboscada entre Betel y el día de hoy. 29 En cuanto al rey de Hay,
Hay, al oeste de la ciudad.) Josué lo hizo colgar de un árbol hasta que
1 El pueblo entonces estableció su cam­ el sol se pusiera. Entonces lo hizo descol- ■
pamento al norte de la ciudad y su reta­ gar. Lo tiraron a la entrada de la ciudad y i
guardia estaba al oeste. Esa noche Josué levantaron sobre él un montón de piedras
fue al valle. que se ve todavía hoy.

La toma y matanza de Hay Josué renueva la alianza en Siquem


M En cuanto el rey de Hay vio la situa­ .. * 30 Entonces Josué edificó un altar a
ción, se apresuró para atacar a Israel con Yave, Dios de Israel, en el cerro Ebal.
toda su gente, en la pendiente frente al va­ Observo lo que Moisés había mandado a I
lle del Jordán, sin saber que le habían ten­ loshyos de Israel y, según está escrito en
dido una emboscada por detrás de la ciu­ el libro de la Ley, de Moisés, este altar fue
dad. 15Josué y los israelitas se hicieron los hecho de piedras sin labrar, que no había
derrotados y huyeron por el camino del de­ tocado ninguna herramienta. Sobre este al­
sierto. Entonces toda la gente de la ciu­ tar ofreció a Yavé víctimas consumidas por
dad Sif a 9r't,ar Y salieron a perseguir­ el fuego y sacrificios de comunión. 32 Allí
los- .lio quedó ningún hom bre para escribió sobre piedras una copia de la Ley
defender la ciudad, y hasta la dejaron que Moisés había escrito en presencia de
abierta. los israelitas.
18 Entonces Yavé dijo a Josué: .Tiende 33 T ° d ° el pueblo permanecía de pie por
hacia Hay la lanza que tienes en tu mano, ambos lados del Arca, con sus jefes, secre- a
Porque yo te he entregado esta ciudad.» taños y jueces. Al frente suyo estaban los
Asi lo hizo Josué y, a esta señal, los de sacerdotes y los levitas que portaban el Arca
la emboscada surgieron de sus puestos y de Yave; israelitas de raza y forasteros esta­
corrieron hasta la ciudad, donde entraron. ban juntos. La mitad del pueblo se extendía I
La tomaron y le prendieron fuego. hacia el cerro Garizim y fa otra mitad cerca I

• 8 . 3 0 ¿ R ue S9*7ifica esta alianza celebrada nizada. Sin em bargo, esas tribus de fuerza desi­
en Siquem ' La Biblia nos presenta la historia
gual formaban un conjunto. Entre ellas predo­
antigua de Israel en form a algo ficticia cuando
minaban las d e Efraím y Manasés, pero, poste­
dice que las d oce tribus estuvieron en E gipto
riorm ente, se d esarrolfó en el sur la tribu de
salieron con M oisés y llegaron con él a la tierra
Juda a partir de grupos diversos, en especial
prometida D iversos grupos habían tom ado par­
te en la salida de Egipto (Ex 12,38). En Palesti­ ¡ 3 (?ÚSbiT6)Jue 1,12; Núm 13,30) y los í uen¡-
na se les juntaron otros grupos (33). Las tribus
La alianza de Siquem pudo ser la ocasión en la
n o eran un pueblo hom ogén eo ni un grupo ce ­
que todos aceptaron la fe y los mandamientos re­
rrado y no constituían todavía una nación orga­ cibidos de Moisés.
JOSUE 10
«129
iM Ebal, según lo mandado por Moisés refe- ropa y el calzado que usamos se han gas­
tado a causa del largo viaje.» 14 Los israeli­
imte a la manera de bendecir a Israel.
1Josué procedió a leer las palabras de tas compartieron con ellos su comida sin
lirndición y de maldición y todo lo escrito haber preguntado a Yavé lo que debían ha­
n el libro de la Ley. 35 No olvidó ninguna cer. 15 Josué hizo alianza con ellos sin es­
pnlabra de cuantas escribió Moisés. Las le- perar una respuesta, y tanto él como los
U en voz alta delante de la asamblea de jefes de la comunidad prometieron respe­
ludo Israel, incluso las mujeres, niños y ex- tarles la vida.
16 Tres días más tarde, los israelitas su­
ii.mjeros que vivían entre ellos.
pieron que esa gente habitaba en la vecin­
dad en medio de su propio territorio. Ese
I os gabaonitas se salvan por astucia tercer día los israelitas partieron y entraron
a sus ciudades: Gabaon, Carifá, Beriot y
[Ki 1Estos acontecimientos llegaron al oí- Cariatiarim. 18 Les perdonaron la vida_en
I ’\ do de los reyes que vivían al oeste del vista de que los jefes del pueblo les habían
lordán, en la montaña, en la llanura y la prestado juramento en nombre de Yave,
insta del mar. 2 Los heteos, los amorreos, pero toda la gente criticó a los jefes. Es­
los cananeos, los fereceos, los jeveos y los tos les respondieron: «Nosotros hemos ju­
i. liuseos hicieron un pacto y acordaron pe- rado en nombre de Yavé y, por lo tanto, no
Inur juntos contra Josué e Israel. podemos matarlos. 20 Sin embargo, hare­
’ Los habitantes de Gabaón supieron lo mos esto: les dejaremos vivir para no atra­
,iiie Josué había hecho en Jericó y Hay y ernos el enojo de Y a vé ,21 pero servirán co­
decidieron engañarlos. 4 Se aprovisionaron mo leñadores y acarreadores de agua al
de alimentos, cargaron sobre sus burros servicio de la comunidad de Israel.»
unos sacos viejos y pellejos de vino, rotos 22 Entonces Josué reunió a los gabaonitas
y parchados, 5 se pusieron unas sandalias y les dijo, según lo decidido por los jefes:
muy gastadas y remendadas y unas ropas «¿Por qué han mentido y nos han dicho que
mmbién muy usadas. Para el camino lleva- vienen de muy lejos cuando viven en medio
ion unos panes duros y hechos migas. de nosotros? 23 En adelante serán malditos
l ueron hacia Josué, al campamento de y siempre permanecerán como cortadores
(luilgal, y le dijeron: «Venimos de lejanas de leña y acarreadores de agua para la Ca­
iierras para pactar con ustedes.» sa de mi Dios.» 24 Los gabaonitas respon­
' Los israelitas respondieron: «¿Viven us- dieron: «Supimos que Yavé había mandado
Irdes cerca de nosotros? 8 Pues en ese ca- a Moisés destruir a todos los habitantes de
io no podríamos hacer un pacto con uste­ la tierra que él les entregaba. Tuvimos mie­
des.» Respondieron a Josué: «Servidores do y optamos por esta medida. 25 Y ahora
Inyos somos.» Josué les preguntó: «¿Quie­ estamos en tus manos; haz con nosotros lo
nes son ustedes y de dónde vienen.’,» que te parezca bueno y justo.» .,
Contestaron: «De un país muy lejano vie­ 26 Josué cumplió su promesa y no dejo
nen tus servidores, por la fama de Yave, tu que los israelitas los mataran,27 pero desde
Dios, pues sabemos de su poder y de todo aquel día hasta hoy sirvieron como leñado­
|n que hizo en Egipto, 10 y con los dos re­ res y acarreadores de agua para toda la
yes de los amorreos que reinaron en la comunidad y para el altar de Yavé en el lu­
imrte oriental del Jordán, Sijón, rey de Jes- gar que él se fea a elegir.
hón, y Og, rey de Basán, que vivía en As-
i.irot. " Los dirigentes y demás habitantes
de nuestro pueblo nos dijeron: Provéanse «El sol se detuvo sobre G abaón»
de alimentos para un largo viaje, ubiquen-
|os y díganles: Servidores somos de uste­ ~5™H]e 1 Adonisedec, rey de Jerusa-
des; hagan alianza con nosotros. Obser­ 1 yJ) lén, su po que J os u é había
ven los panes que tomamos calientes en conquistado y arrasado a Hay, tra­
nuestras casas para venir a encontrarlos y tándola junto con su rey del mismo
vean cómo se nan secado y despedazado. m odo que trató a Jerico y a su rey.
1Estos pellejos que llenamos de vino eran Supo también que los gabaonitas ha-
nuevos, ahora están rotos y descosidos. La

que la Biblia cita aquí un libro poético, el «Libro


• 10.1 El sol de Gabaón causó bastante preocu-
del Justo», y que los poetas hablan con su imagi­
nnción a los que tomaban al pie de la letra todo nación y no a la manera de los historiadores o
I.Miue encontraban en la Biblia.
Unos pensaron que el sol se había detenido en H ay otras exp licacion es valiosas: tal v e z el
,,| cielo. M ás tarde, cuando se descubrió que la p oe ta no ordenaba al sol que se detuviera, si­
ti. ira es la que gira en torno al sol, pensaron que
n o que detuviera su luz; Josué pediría que las
D tierra se nabia detenido en su rotación. Pero nubes d e la tem pestad oscurecieran el c ie lo
, '.o tampoco se puede aceptar: si la tierra se d e­ to d o el día, facilitando con esto su g o lp e im ­
tuviera, todo quedaría destruido por efecto de la
i/i-locidad. Entonces... entonces hay que recalcar previsto.
JOSUE 10

bían hecho la paz con los israelitas


ro. 14 N o hubo día igual, ni antes ft
para poder vivir en m edio de ellos.
después, en que Yavé haya obedei i
lem io mucho, porque Gabaón era
do una orden de un hombre. Es un.
una ciudad muy importante, una ciu­
Yave peleaba por Ijsrael.
dad real mayor que Hay, y sus hom ­
' 5 Después Josué, con todo Israel
bres eran muy valientes.
v o lv io al cam pam en to de Guilgal
3 En vista de esto, Adonisedec en­
vío a decir a Oham, rey de Hebrón; a 16 Pero los cinco reyes habían huí

raram , rey de Jerimot; a Jafia, rey do y se escondieron en la cueva I


de Laquis, y a Dabir, rey de Eglón: Maquedá. 17 Se lo dijeron a Josué

«Vengan a mí y ayúdenme a co n ­ «Hallam os a los cinco reyes; están


quistar a Gabaón, porque ha hecho escondidos en la cueva de MaquediL
pa cto con Josué y los israelitas.» 18 Josué, pues, ordenó: «Hagan iu

Se juntaron, pues, y subieron los dar piedras grandes para tapar la en


cinco reyes de los amorreos, el de trada y dejen hom bres de guardiíi
Jerusalén, el de Hebrón, el de Jeri­ Pero que los demás no se deten
mot, el de Laquis y el de Eglón, cada gan Sigan a sus enemigos y córten
uno con sus tropas. Acamparon fren­ Ies la retirada. N o los dejen volver a
te a Gabaón y la sitiaron. sus ciu dades, pues Y a v é, nuestro
6 Los gabaonitas mandaron a decir
Dios, los ha puesto en nuestras mn
nos.»
a M J o s u e al ?am pamento de Guilgal:
«N o nos dejes solos, sino que ven 20 Josué y los israelitas los derro
hasta nosotros y ayúdanos, pues to­ ron y acabaron con ellos. Sólo algu
dos los reyes amorreos que habitan nos sobrevivientes se refugiaron en
en la montaña se unieron en contra audades fortificadas, 21 mientras qw
nuestra.» 7 Josué salió el mismo día todo Israel volvió ileso al campamen
de Guilgal con todos sus hombres y to junto a Josué. En adelante nadir
valientes guerreros. 8 Entonces Yavé se atrevió a provocarlos.
dijo a Josué: «N o los temas, porque 22 jUe? ° ^ 0SL,é ordenó: «Abran
los he puesto en tus manos y ninqu- entrada de la caverna, saquen a lo»
no de ellos te podrá resistir.» 9 Josué cinco reyes y tráiganmelos.» 23 Lo lil
subió de Guilgal, caminó toda la no­ cieron, llevando a los cinco reyes an
che y ca y ó por sorpresa sobre los te la presencia de Josué: el rey di
amorreos. Jerusalén, el de Hebrón, el de üi
10 Yavé los derrotó. Los israelitas quis, el de Jerimot y el rey de Eglón
reportaron una gran victoria en Ga- Josué reunió a todo Israel y dio a
baon y los persiguieron por la subida los capitanes de las tropas: «Acér
de Betoron hasta llegar a A zecá y quense y pongan sus pies sobre d
Maqueda. Mientras huían, Yavé hi­ cuello de esos reyes.»
zo caer piedras desde el cielo sobre Se acercaron, pues, y pusieron su»
ellos hasta Azecá, matándolos. Y fue­ pies sobre el cu ello de los reyes
ron m ás los que perecieron por la
25 Entonces Josué les dijo: «No te
granizada que los muertos por la es­
pada de los israelitas. man je acot>arden, sean valiente»
y deadidos, porque así tratará Yavr
Aquel día en que Yavé le entreqó
a todos los enemigos con los que no»
a los amorreos, Josué se dirigió a Ya - enfrentaremos.»
ve, y dijo a la vista de todo Israel-
«Deténte, sol, en Gabaón, 6 En seguida, Josué Ies dio muer
y les hizo colgar de cin co árboles
Y tú, luna, en el valle de Ayalón.»
quedando de esta manera hasta |n
Y el sol se detuvo y la luna se
tarde. Al anoch ecer descolqaron
paro hasta que el pueblo hubo tom a­
los cuerpos de los reyes y los arroja
do desquite de sus enemigos. Así es­ ron en la misma cueva donde esta
ta escrito en el Libro del Justo. El sol
ban escon d id o s y la cerraron con
se detuvo en medio del cielo y no se
piedras grandes que todavía se ven
apresuró a ponerse casi un día ente­ hoy allí.
MI JOSUE 11
Josué conquista el sur del país al occidente,3 a los cananeos del este y del
oeste, a los amorreos, heteos, fereceos y
" Ese mismo día, Josué se apoderó de jebuseos de las montañas, también a los
Mnquedá. Pasó a cuchillo a su rey y a sus jeveos que vivían en las faldas del monte
Imbitantes. La consagró en anatema a Ya- Hermón, en la región de Mizpá. 4 Salieron
v6 con todos los que estaban en ella, sin con sus tropas, una muchedumbre tan nu­
|irrdonar a ninguno. El rey sufrió la misma merosa como las arenas del mar, acompa­
inerte que el de Jericó. ñados por gran cantidad de caballos y ca­
Luego Josué con todo Israel fue a ata- rros de combate. 5 Todos estos reyes se
i ni a Libna.30 Yavé la entregó con su rey a dieron cita y acamparon junto a la fuente
¡OH israelitas, que la pasaron a cuchillo con de Merom, para atacar a Israel.
Imlos sus habitantes sin perdonar a nadie. 6 Entonces Yavé recom endó a Josué:
11 rey experimentó la misma suerte que el «No los temas. Mañana a esta misma hora
ilr Jerico. 31 De Libna pasó a Laquis, la te los entregaré para que me los sacrifi­
*nedió y la atacó.32 Ya ve también le entre­ ques. Cortarás los jarretes de sus caballos
gó esta ciudad con su rey y habitantes, y quemarás sus carros de guerra.»
iiue sufrieron la misma suerte de Libna. f Josué, entonces, y con él todos los
I '.ntonces Horam, rey de Qazer, subió pa- hombres armados, se trasladaron hasta
m socorrer a Laquis, pero Josué lo derrotó Merom y los atacaron por sorpresa. 8 Yavé
Imito con todo su pueblo y no dejó a nadie se los entregó, de manera que los israelitas
mu vida. los derrotaron y los persiguieron hasta Si-
'* De Laquis pasó a Eglón, la sitió y la dón la Grande y Misrefot y, por el este,
mnquistó el mismo día. ^ El rey y los ha- hasta Mizpá, sin dejar a nadie con vida.
Ul.intes de Eglón también fueron acuchi- 9 Josué ejecutó también lo ordenado por
llmlos; la consagraron en anatema como Yavé de cortar los jarretes a los caballos y
Imbían hecho con Laquis. quemar los carros.
Iri De Eglón pasaron a Hebrón; la con- 10 En seguida, Josué dio vuelta y con­
•juistó junto con todos los pueblos que de- quistó a Jasor, matando a su rey. En aquel
|n-ndían dé ella ,37 pasó a cuchillo a su rey tiempo Jasor era la capital de todos esos
v habitantes, sin dejar ningún sobrevivien- reinos. 11 En esta ciudad pasó a cuchillo a
l(i. Lo hizo tal como trató a Eglón: la con- todos sus habitantes, consagrándolos en
tmiró en anatema. anatema. ,2 Nadie quedó con vida, y en
Josué y todo Israel con él se volvió seguida quemaron la ciudad.
11 uitra Dabir y la atacó.39 La tomó, así co­ Josué tomó todas las ciudades de estos
mo a todos los pueblos que dependían de reyes y a todos sus reyes y los consagró
íllu. Pasó a cuchillo a su rey y habitantes, en anatema, según se lo había ordenado
mnsagrándolos en anatema, sin perdonar Moisés, servidor de Yavé.
n nadie. Dabir y su rey recibieron el mismo 13 Israel incendió todas las ciudades, m e­
i mitigo que Hebrón y Libna. nos aquellas ubicadas en las pendientes y
411De esta forma Josué conquistó toda la alturas; de éstas, sólo Jasor fue incendiada
parte de los cerros, el desierto de Negueb, por Josué.
H llano y las pendientes con sus reyes. 14 Los israelitas se repartieron los despo­
No dejó ningún sobreviviente, sino que jos y el ganado de estas ciudades, pero pa­
mnsaaro en anatema a todo ser viviente, saron a cuchillo a toda la población sin de­
n ijúnMavé lo había ordenado. 41 Josué los jar a nadie con vida. 15 Así, pues, lo que
derrotó desde Cadés-Barné hasta Gaza y Yavé ordenó a Moisés y que Moisés encar­
desde Gosén hasta Gabaón.42 Josué venció gó a Josué se cumplió perfectamente. Jo­
•i lodos estos reyes y se apoderó de todas sué no descuidó nada de lo que Yavé había
'"lias tierras de una sola vez, porque Yavé mandado a Moisés.
peleó por Israel.43 Después regreso con to­
16 Josué conquistó, pues, todo ese país:
jo Israel a su campam ento en Guilgal.
los cerros, el Negueb, el Gosén, la llanura,
la estepa y los cerros de Israel con sus lla­
Josué conquista la parte norte nuras. 17 Desde la parte de la cordillera que
* 1Cuando Yabín, rey de Jasor, supo sube hacia Seír, hasta Baal Gad en el valle
todo esto, envió embajadores a Jo- del Líbano, a los pies del monte Hermón,
Iml, rey de Madom, al rey de Simerón, al derrotó a todos sus reyes, a quienes venció
iry de Acsaf, 2 a los reyes que ocupaban y dio muerte.
Ipi montañas del norte, las estepas al sur 18 La guerra que hizo Josué contra to­
«Ir Quineret, la llanura y las alturas de Dor dos estos reyes duró largo tiempo; 19 nin-

• 11.1 En el capítulo 11 se describe la campá­ impresión de que conquistó todo el país. Sin em ­
is de Josué en el norte d e Palestina. Allí tom ó bargo, los capítulos 13-19 muestran que cada tri­
íntior, que merecía ser llamada una ciudad gran­ bu tuvo después que conquistar su sector, en una
ja con sus 4 0 .0 0 0 habitantes. Quedamos con la serie d e actuaciones particulares.
JOSUE 11
2 \,
guna ciudad hizo las paces con los israeli­ el cerro Hermón, en Saleca, sobre el taffl
tas, fuera de los jeveos de Gabaón, de torio de Basán, hasta la frontera con Gemih
manera que todas fueron conquistadas. y Macati; 5 también era dueño de la mlt¡|
0 Yavé les dio ánimo a todos ellos para de Galaad, hasta limitar con Sijón, rev w i
que pelearan contra Israel, con el fin de Jesbón. J
que fueran consagrados en anatema y des­ 6 Moisés y los hijos de Israel habían
truidos sin misericordia, como Yavé lo te­ rrotado a los dos; Moisés entregó el dof
ma ordenado a Moisés. mo de sus tierras a las tribus de Rubér
21 En aquel tiempo, Josué atacó y desba­ de Gad y a la media tribu de Manas*
rato a los enaceos de los cerros, de He- Ahora, éstos son ios reyes del país. ■
bron, Dabir, Anab, de todos los cerros de quienes derrotó Josué, con los hijos de li
Juda y de Israel; ellos y sus ciudades fue­ rael de esta parte del Jordán, al oestl
ron entregados en anatema. desde Baal Gad en el valle del Líbano hf
22 No quedaron enaceos en el país de Is­ ta los cerros que suben a Seír. BEs el pL
rael, excepto en Gaza, Gat y Azoto. 23 Jo­ que Josué repartió a las tribus de Israel,
sué s<r aP,ode.ró de todo el país, como Yavé cada una su porción, tanto en los c e *
se lo había dicho a Moisés, y se lo entregó como en los valles y campiñas, en el
en herencia a los israelitas para que lo re­ sierto y en el Negueb. Ahí vivían los
partieran entre sus tribus. Con esto el país teos, los amorreos, los cananeos, los f<
descanso de la guerra. ceos, los jeveos y los jebuseos. 'h
1 Rey de Jericó; rey de Hay, vecina'■
|l2| ' Viene a oontinuación la lista de los Betel.
1----- 1 reyes que los israelitas vencieron y '°Rey de Jerusalén; rey de Hebrón. ’ 1
cuyo territorio conquistaron al otro lado del Rey de Jerimot; rey de Laquis.
Jordán, desde el rio Arnón hasta el cerro Rey de Eglón; rey de Gazer.
Hermón con toda la Arabá del este. ' Rey de Dabir; rey de Gueder.
2 Sijón, rey de los amorreos, que habita­ Rey de Jorma; rey de Arad.
ba en Jesbon. Reinaba desde Ároer, ciu­ Rey de Libna; rey de Odulam.
dad situada junto al torrente Arnón, y des­ Rey de Maquedá; rey de Betel.
de el medio del valle reinaba sobre la Rey de Tapuaj; rey de Ofer.
mitad de Galaad hasta el torrente Yaboc Rey de Afee; rey de Sarón.
que limita con el país de los hijos de Arri­ Rey de Madom; rey de Jasor.
món; 3 también sobre la Arabá desde el ° Rey de Simerón; rey de Acsaf.
Mar de Quineret hasta el Mar Salado o Rey de Tanac; rey de Meguido.
Muerto; sobre el camino que va a Bet Jesi- Rey de Cadés; rey de Jocneam dt<i
mot, y al sur, los lugares bajos en las ver­ Carmelo.
tientes del monte Pisga.
23 Rey de Dor y de la provincia de Doi
4 Después, el reino de Og, rey de Basán,rev de los paganos de Guilgal.
sobreviviente de los refaím, que habitaba 4 Rey de Tirsa. En total, treinta y un ra­
en Astarot y en Edreí. El dominaba desde yes. m

REPARTICION DE LA TIERRA ENTRE LAS DOCE TRIBUS


Josué reparte el país de Canaán
Afee y los límites con los amorreos. 5■
oriente el territorio de los gueblitas y el d«|
11 3| ' Josué estaba ya muy anciano Líbano, desde Baal Gad al pie del monF
cuando Yavé le dijo: 2 «Estás viejo y
queda un extenso territorio por conquistar v
Hermón hasta entrar en Jamat, 6 y todo L
territorio de los habitantes de las montañaii
s
repartir. A saber: toda Galilea, Filistea y Ge- desde el Líbano hasta Misrefat-Maím Ion
suri; desde el río Sijor frente a Egipto, has­ cuales son sidonios.
ta la frontera con Acarón hacia el norte, que
Yo soy el que los derrotaré delante di
es considerado como cananeo, los cinco los israelitas. Por lo tanto, procura que el»
principes de los filisteos: Gaza, Azoto, Asea- te país pase a ser parte de la herencia dé
Ion, Gat, Acarón, y luego los jeveos del sur, Israel, tal como te lo he ordenado.
Canaán desde Ara de los sidonios hasta 7 Ahora, procede a repartir la tierra qui

• 1 3 .1 Josué reparte entre las doce tribus la


tierra prometida. dor de la tribu, un hombre prestigioso del paw
Entre los nómadas, los hombres de cada tribu do cuyo nombre llevaban. Y a que los israelilni
pretendían ser todos la descendencia del funda- se daban por descendientes de Jacob-Israel, r i
da una de las d oce tribus se consideraba como I«
JOSUE 1 4
fWien poseer las nueve tribus y la media tri- 24 Moisés había dado a la tribu de Gad,
!mi de Manasés.8 La otra mitad y las de Ru- divididos en sus familias, lo que llegó a ser
Un y Gad ocupan ya la tierra que les entre­ su territorio: 25 Yazer y todas las ciudades
di Moisés al este del Jordán,9 desde Aroer, de Galaad, con la mitad del país de los
Sitiada a orillas del Amón, incluyendo la ciu- amonitas hasta Aroer, ciudad fronteriza
Iml en medio del valle, hasta la llanura de con Rabba; 26 desde Majanaím hasta Lode-
Mudaba y Dibón. 10 Todas las ciudades de bar. 27 El valle de Betaram, Betnimra, So-
M|on, rey de los amorreos, que vivió en Je- cot y Safón, restos del reino de Sijón, rey
wlión, hasta la frontera con Ammón. " Ga- de Jesebón: la tierra se extiende entonces
Innd. Gesuri y Macati, el monte Hermón y to- desde el Jordán hasta el mar de Quineret
ü>Basán hasta Saleca. al este del Jordán.
' ' El reino de Og, en Basán, que vivió en 28 Tal fue la herencia de los hijos de Gad
Anlorot y Edreí, y era descendiente de los según sus familias, con sus ciudades y al­
H’laím, pueblo derrotado y aniquilado por deas.
Mulsés. 29 La media tribu de Manasés también re­
1' Los israelitas no exterminaron a los de cibió de Moisés la parte que le correspon­
'ir-suri y Macati, los cuales siguen viviendo día. 30 Desde Majanaím, todo Basán, y los
mitre ellos hasta la fecha. sesenta pueblos de la comarca de Jaír en
14Moisés no le dio ninguna posesión a la Basán. 31 La mitad de Galaad, Astarot y
iiilm de Leví, porque estaban consagrados Edreí, ciudades del reino de Og, fueron
■i! servicio de Yavé. atribuidas a los hijos de Maquir, hijo de
Manasés, es decir, la mitad de los hijos de
Irrntorio dado a Rubén, Gad Maquir, según el número de sus familias.
vlo mitad de M anasés 32 Esta es la herencia que repartió Moisés
mientras estaba en las estepas de Moab al
Moisés había otorgado a la tribu de este del Jordán, frente a Jericó.33 Pero a la
b l hijos de Rubén lo que llegó a ser su te- tribu de Leví, Moisés no le dio ninguna po­
ITltorio. sesión de tierra; pues Yavé, Dios de Israel,
" Desde Aroer, a orillas del rio Arnón, es su herencia, com o se lo tiene dicho.
un el pueblo que está en medio del río y la
meseta junto a Madaba; 17 Jesebón y todos 1Esto es lo que recibieron en heren­
itis pueblos que están sobre la meseta: Di- cia los israelitas en el país de Ca-
iiírn, Bamot-Baal y la ciudad de Baalmon, naán; se lo repartieron Eleazar, el sacer­
lassá, Cedimot, Mefat, 19Cariatiarim, Sa­ dote, y Josué, hijo de Nun, y los jefes de
hína, Saratasarar en el monte del valle. las familias paternas de las tribus de Is­
IJet-Peor en las pendientes del Fasga, Be- rael. 2 Todo lo distribuyeron por suerte en­
iii -iimot21 y todas las ciudades del valle, los tre las nueve tribus y media, tal como Yavé
•l>unimos de Sijón, rey de los amorreos, había ordenado a M oisés.3 A las otras dos
•pie vivió en Jesebón. Este rey había sido tribus y media Moisés ya les había dado su
-liTrotado por Moisés igual que los prínci- parte,4 al lado oriental del Jordán. Por otra
ncis de Madián, Heví y Recem, y los jefes parte los levitas no recibieron herencia, pe­
■ni, Hur y Rebe, que habitaban esas tierras ro en lugar de ellos, los hijos de José for­
pagaban impuestos a Sijón, 22 así como maban dos tribus: Manasés y Efraím. Los
nlaam, hijo de Beor, que los israelitas ma­ levitas no tuvieron tierras sino algunas ciu­
imón entre otras víctimas. dades para vivir y el campo alrededor pa­
1En resumen, el río Jordán fue la fron- ra mantener a sus bestias y ganados.5 Así
'•111 de los rubenitas. Esta fue la herencia los hijos de Israel repartieron la tierra de
(Ir los hijos de Rubén, según sus familias, Canaan, tal como Yavé se lo había orde­
■mi sus ciudades y aldeas. nado a Moisés.

i|i"<i:t>ndencia de uno de los hijos de su antepasa­ Dios (el Sal 16 usa la misma imagen). Cada uno
do .Jacob, del que había recib id o su nom bre. recibió una parte que no escogió y que ahora de­
lin realidad las d o c e eran trece. Basta con be conquistar para hacerla suya. Esto tiene valor
tmnparar la lista d e los hijos de Jacob, (G én de ejemplo: cada cual ha recibido de Dios su par­
.jfi,Z3), y la de las doce tribus en el presente li­ te en la vida. D ebe aceptar lo que es, y a la vez
dio. La nómina concuerda en Rubén, Sim eón, conquistar su destino.
iii.Lí, Isacar, Zabulón, Dan. Neftalí, Gad, Aser y En toda la Biblia será importante la noción de
l'i'iijamín. En cambio, los «hijos de José» forman herencia. El hombre aislado no existe, sino que
•Ion tribus, Efraím y Manasés (Jos 16,4), que, tiene antepasados y es solidario de una tribu. Más
«rindidas a la de Leví, dan la cifra de trece. Pero aún, la existencia del individuo, com o la de su
i*«lii última estaba formada por familias tradicio- pueblo, es asegurada por la herencia inalienable
o.tímente dedicadas al culto. N o tenían territorio que ha recib id o d e sus padres. Son nociones
inonio (Jos 21,10), de manera que para la repar- esenciales que han sido violadas por los imperia­
lli lón se restablecerá la cifra de d o c e tribus. lismos contemporáneos. ¡Cuántos pueblos ya no
I .i repartición se hace echando suertes: así se son dueños de su tierra, de sus minerales, ae los
enseña que la T ierra Prom etida es un don de bosques y d e las cosechas de su tierra!
JOSÜE 14
La parte que le tocó a Caleb
pasaba por las aguas llamadas Fuente
fi Los hijos de Judá se presentaron a Jo­ bol, llegando a la Fuente de Roqel
sué en Guilgal, y Caleb, hijo de Jefoné, el aquí su6ia por el valle del hijo de Hlnorr
cananeo, je dijo: «Tu sabes lo que Yavé le lado meridional del Hombro del Jebui
dijo a Moisés, hombre de Dios? a mi res­ es decir, Jerusalén, subiendo de allí hn
pecto en Cadés-Barné. Yo tenía cuarenta a cumbre del cerro que está enfrente
anos cuando Moisés me envió desde Ca- V -j j , , nom> al occidente, en la e>
des-Barne a explorar la tierra, y yo le infor­ midad del valle de Rafaím o de los gl(
me sinceramente. 8 Seguí fief a Yavé, mi tes, al norte. 9 Después bajaba de la ,
Dios, no obstante que los hermanos que del cerro hasta la fuente Neftoá, y lie
me acompañaron desalentaban al pueblo. hasta las aldeas del monte Efrón; y s8' .
Aquel día Moisés hizo este juramento: Por gia hacia Bala, es decir, Cariatiari
haber sido fiel a Yavé, mi Dios, la tierra Después de Bala, iba rodeando hacli
que pisaron tus pies será tuya y de tus occidente en dirección del monte Seli
descendientes para siempre. 10 Ahora bien por el norte se arrimaba al lado del mi
Yave, cumpliendo su palabra, me ha per­ Jarim hacia Queslón, de donde descei
mitido vivir hasta hoy. Hace cuarenta y a petsames, y pasaba por Timna. " h
cinco anos gue Yavé dio esta orden a Moí- pues, la frontera llegaba a la vertiente
ses^ cuando Israel peregrinaba en el desier­ Acarón, al norte, inclinándose hacia Sil
to. Hoy cuento ochenta y cinco años v ron y pasaba por el monte Bala, llegand.
tengo la misma buena salud que cuando AA si terminaba por el occidente _
fui enviado a explorar. El mismo viqor que el Mar Grande.
entonces me dura hasta hoy, tanto para de'2 ba fr°n^era occidental era el Mar Grn
combatir com o para caminar. 12 Dame
pues, esa montaña que me prometió Yavé.' Estos fueron por todos lados los térm
Lom o tu lo has oído, allí hay enaceos que
minas ° S bqOS ^ u<^a> según sus
viven en ciudades fortificadas. Pero con la
ayuda de Yave espero conquistarlas, seqún 13Mas a Caleb, hijo de Jefoné, dio Jo h
Yave me prometió.» y en posesión particular en medio de los hi]
¡3 Jos.ue b.endijo a Caleb, hijo de Jefoné de Juda como le había mandado Yavé,
X v j en? e90 Hearon para herencia suya ciudad de Cariat-Arbe (este Arbe era el p
V desde entonces hasta hoy, Hebrón per- dre de os enaceos). Hoy se llama HebiSn
t e " « ™ a Caleb por haber sido fiel en todo y Caleb expulso de ella a tres hijos
a Yave, Dios de Israel. 13Antiguamente He- tinaS’ j j a,’i A liman y Tolma, que habí
bron se llamo Cariat-Arbe; Arbe era el quedado de la raza de Enac. 15Y avanzam
nombre mas grande entre los enaceos Y desde allí, subió a los habitantes de Dab
descanso el país después de estas guerras. quif ^nte? s?. ,,arnaba Cariat-Sefer. •]
• hc CÍUI Caleb: "A quien asalte Í C
Limites de la tribu de Judá nat-Sefer, y se apodere de ella, yo le do
por esposa a mi hija Axa.» 17 Otoniel, P
de Uuenaz, hermano menor de Caleb
11 5 Í i'-*-os Judá, según sus fami- mo la ciudad; éste le dio por esposa a
f7 T d J ia n reSlbl.er? n porsu?rte la siguien­ hija Axa. 8 En cuanto llegó ella, acons
te parte. Desde la frontera de Edom hasta
el desierto de Zin en dirección al sur. 2 La a su marido que solicitara a su padre u
extremidad meridional era el Mar Salado campo. Axa se apeó de su burro y Cal«
desde la lengua que miraba al sur- des­ le pregunto: «¿Qué quieres?» 19 A lo ai
pués seguía hacia la subida de Acrabina v respondió ella: «Hazme un favor. Ya
pasaba por Zin, subía al sur de Cadés-Bar- me has dado una tierra árida en el r
ne, pasaba por Esrom, subía a Adar y da- gueb agrégame otra de regadío.» Y Cal
le dio las Fuentes de Arriba y las Fuenl
A W , VU<1ta hKaciíi Carcaa- " Pasaba por de Abajo.
Asmon y llegaba al torrente de Egipto, ter­
minando en el Mar Grande. Estos son los
limites por el lado meridional. Lista de las ciudades de Judá 1
. J “a, tontera oriental era el Mar Salado
20 Esta fue la posesión de la tribu de Ju
6Sto a desembocadura del Jordán.
' Por el norte, la frontera empezaba des- da, según\ sus
r ’ u-.a , familias. 21 Las
Las ciuoaaes
ciudades d»
I
j e, , Lengua del Mar, a la desembocadura ios hijos de Juda en las extremidades m i
del Jordán subía a Bet-Hagla, pasaba por ridionales por las fronteras de Edom, eran
el norte de Bet-Arabá y subía hasta la pie­ AH^Hbaer 5 8er'4 Ja3u,r' 22 Clna. Dimoim
dra de Boen, hijo de Rubén. 1 Después la ^ades, Asor, Jetnan,99 Zuf, Telem
frontera subía a Dabir en el valle de Acor Balot, Asor la nueva, Cariot, Hesrom, m
y a norte daba la vuelta hacia Guilgal la la misma que A so r;23Amán, Sama y Molo
cual esta enfrente de la subida de Adomim da. Asergada, Hasemón, Betfelet, ía Asal
esta al sur del torrente; después la frontera sual, Berseba y sus aldeas, 99 Bala. Jim
Esem, Estojad, Cesil, Harma,91 Siquelag,'
JOSÜE 17
1« Imana, Sansana,32 Lebaot, Selim, Aen y gún sus familias, la frontera de su herencia
Npinón; entre todas, veintinueve ciudades y se extendía hacia el oriente, desde Atarot-
ttn nldeas. Addar hasta Bet-Horón de Arriba; 6 y des­
I En las llanuras: Estaol, Sarea, Asena, pués iba al occidente, dejando Micmetat al
/nnoe, Engannim, Tafuaj, Enaím,35 Jeri- norte, y daba vuelta por el oriente hasta
iftot, Adulam, Socó, A zeca ,36 Seraím, Adi- Tanat Silo, que atravesaba al oriente de
illm, Qadera y Gederotaím; catorce ciuda- Janoka. 7 Desde Janoka bajaba hasta As-
wr y sus aldeas. tarot y Narata, pasaba por Jericó y termi­
Hernán, Adasa, Magdalgad, 37 Deleam, naba en el Jordán.
Mnaefa, Jactel, 36 Laquis, Bascat, Eglón, 8 Después, la frontera se dirigía desde
< ubot, Leheman, Cetlís, 40 Giderot, Bet- Tafuaj hacia el oeste, hasta el Cana, y ter­
Inijón,41 Naama y Maquedá; dieciséis ciu- minaba en el Mar Grande.
wdes y sus aldeas. Tal fue la herencia de la tribu de los hijos
' Lebana, Eter, A sán,43 Jefta, Esna, Me- de Efraím, distribuida en sus familias.9 Los
*il», 44 Queila, Ajzob y Maresa; nueve ciu­ hijos de Efraím tuvieron también ciudades
dades y sus aldeas. reservadas dentro de la posesión de los hi­
" Acarón con sus aldeas y luaarcitos. jos de Manasés, cada ciudad con sus al­
" Desde Acarón hasta el mar, todo el país deas dependientes. 10 Sin embargo, los hi­
luí1da a Azoto con sus dependencias. jos de Efraím no expulsaron a los cananeos
" Azoto con sus pueblos y sus aldeas. que vivían en Gazer, de manera que éstos
Onza con sus pueblos y aldeas hasta el to- siguieron viviendo en medio de ellos hasta
ff«nte de Egipto. El Mar Grande o Medite- el día de hoy, pero sometidos a tributo.
iiñneo era su término.
Y los montes: Samir, Jeter, S oco t,48 Da­ 1La porción que tocó por suerte a la
na, Cariatsedna, que es Dabir, 49 Anab, Is- tribu de Manasés (primogénito de
líino, Anim, 50 Gosem, Jalón y Gilo; 51 on- José), fue atribuida a Maquir, primogénito
1•’ ciudades y sus aldeas. de Manasés y padre de Galaad, pues era
Arab, Duma, Esán, 53 Janum, Bettafua, un valiente. 2 Obtuvo el país de Galaad y
Aloca,54Jumta, Cariat-Arbe, que es Hebrón y Basán. También fue atribuida una parte a
Miii; nueve ciudades y sus aldeas. los demás hijos de Manasés, en proporción
' Maón, Carmel, Isif, Judá, 56 Jezrael, a sus familias: los hijos de Abiezer, los hi­
Iih adam, Zanol,57 Acaín, Guibea y Timna; jos de Elec, los hijos de Esriel, los hijos de
||«z ciudades y sus aldeas. Siquem, los hijos de Jefer y los hijos de
II Halul, Bet-sur, Gedor, Marat, Betanot y Semida: éstos son los hijos varones de Ma­
lllecón; seis ciudades y sus aldeas. nasés, hijo de José, catezas de familias.
' Tecoá, Efratá, es decir, Belén, Fegor, 3 Selofjad, hijo de Jefer, hijo de Galaad,
i Inm, Culón, Tatam, Sores, Canení, Ga- hijo de Maquir, hijo de Manasés, no tenía
lim, Beter y Mana; once ciudades con sus hijos, sino solamente hijas, cuyos nombres
aldeas. son: Majlá, Noá, J oglá, Miícá y Tirsá.
Cariatbaal, que es Cariatiarim, o ciu- 4 Ellas se presentaron a Eleazar, el sacer­
•Ind de las selvas, y Haraba; dos ciudades dote, en presencia de Josué, hijo de Nun, y
i rus aldeas. de los príncipes, diciendo: «Yavé ordenó
" En el desierto, Betarabá, Meddin y Se- por medio de Moisés que se nos diese po­
ftlCQ,62 Nebsán, Ciudad de la Sal y Engad- sesión en medio de nuestros hermanos.»
•ll, seis ciudades y sus aldeas. Se les dio entonces una herencia en medio
1,1Los hijos de Judá no pudieron expulsar de los hermanos de su padre, conforme a
•i los jebuseos que vivían en Jerusalen, de la orden de Yavé.
muñera que siguieron viviendo hasta hoy 5 Así tocaron a Manasés diez porciones
•II Jerusalén con los hijos de Judá. en la tierra de Canaán, sin contar la tierra
de Galaad y de Basán, tras el Jordán.
6 Porque las cinco hijas de Selofjad pose­
Iilbus de Efraím y Manasés
yeron su herencia en medio de los hijos de
I j e l 1 La tierra que le correspondió por esta tribu. Y la tierra de Galaad cupo en
II suerte a los hijos de José se exten- suerte a los otros hijos de Manasés.
i|ln al oriente, desde el Jordán, frente a Je- 7 Los límites de Manasés hacia Aser se
íli o, por el desierto que desde Jericó sube extendían desde Micmetat, que mira a Si­
al norte de Betel. 2 Después, la frontera se quem; se dirigían a mano derecha hacia
• «tendía de Betel a Luz, pasaba a lo largo los que habitan en la Fuente de Tafuaj.8 La
i- l territorio de los arqueos por Atarot, tierra de Tafúaj le había correspondido por
Lujaba al occidente hacia los límites de sorteo a Manasés; pero la ciudad de Ta-
i” ', jefleteos, hasta Bet-Horón de Abajo, y fúaj, que está en los confines de Manasés,
1Inzer, terminando en el Mar Grande. fue dada a los hijos de Efraím.
1 Los hijos de José, Manasés y Efraím, 9 Dicha frontera descendía por el torrente
■ i(¡partieron esta herencia. de Cana al sur del torrente; eran éstas las
La frontera de los hijos de Efraím, se­ ciudades de Efraím, en medio de las de
JOSCIE 17 2V I
Manasés, de suerte que la frontera pasaba ción mediante sorteo aquí mismo, delonl»
al norte del torrente e iba a terminar en el de Yavé. 7 Los levitas no tendrán parto »
mar. lado de sus hermanos, pues ya recibieiyt
10 su herencia al ser sacerdotes de Yavé. h
Así, el sur pertenecía a Efraím y el nor­
te a Manasés, terminando ambos en el cuanto a los de Gad y de Rubén y de 1«
mar. Limitaban al norte con la tribu de media tribu de Manasés, ya recibieron di
Aser, y con la tribu de Isacar por el este. Moisés su parte al oriente del Jordán*
" En efecto, Manasés tuvo por herencia, 8 Los exploradores estaban listos pm»
en Isacar y Aser, a Betsán con sus aldeas, salir cuando Josué les dijo: «Vayan y reco
a Jeblam con las suyas, a los habitantes rran la tierra y tomen nota de todo; luefli*
de Dor con sus villas, y a los de Endor con vuelvan a mí a este lugar, y echaré suer»
sus aldeas; asimismo, a los habitantes de delante de Yavé en Silo.»
Tanac con sus aldeas, y a los de Meauido 9 Los hombres fueron y anduvieron por »i
con las suyas, y la tercera parte de Nifet. país y lo describieron, dividiéndolo con sil
12 Pero los hijos de Manasés no pudieron ciudades en siete partes. Cuando volvieron
conquistar estas ciudades y los cananeos al campamento de Silo, 10 Josué sorteó v
se encapricharon en permanecer en el país repartió el país entre los hijos de Israel
¡unto con ellos. 13 Tan pronto los hijos de
Israel se sintieron más fuertes, subyugaron Territorio de Benjamín
a los cananeos, y los hicieron tributarios
suyos; mas no los mataron. " Los hijos de Benjamín, distribuidos pA
14 Los hijos de José se dirigieron a J o­ familias, fueron los primeros favorecidos pjfl
sué, y le dijeron: «¿Por qué nos has dado la suerte, con una parte del terreno situado
una sola parte y una sola provincia, siendo entre los hijos de Judá y los hijos de Josfl
que somos un pueblo tan numeroso, por la 12 Se extendía por el norte desde el Jor
gracia de Yavé?» dán; la frontera seguía por Jericó y subía!
15Josué les respondió: «Si son ustedes un los cerros hacia él occidente, llegando ||
desierto de Betaven. 13Luego pasaba al sui
pueblo numeroso, suban a los bosques; ha­
de Luz, conocido como Betel, y bajaba a
gan desmontes en el país de los fereceos y
de los rafaítas, ya que los cerros de Efraím Atarot-Adar, cerca del cerro situado al sui
de Bet-Horón de Abajo. 14 Desde aquí la
son estrechos para ustedes.»
frontera tuerce y vuelve en dirección dn
16 Los hijos de José replicaron: «El país suroeste, desde el cerro frente a Bet-Horón
montañoso no nos basta. Y en la llanura hasta Cariat-Baal, llamada también Caria*
los cananeos usan carros armados de hie­ tiarim, ciudad de los hijos de Judá. Esto
rro, tanto los de Betsán y sus aldeas como era el lado occidental.
los del llano de Jezrael.» 15 Por el sur, la frontera empieza desdi
17 Entonces dijo Josué a la gente de Jo­ Cariatiarim, y dirigiéndose al oeste llega
sé, a los hombres de Efraím y Manasés: hasta la fuente de las aguas de Neftalí
«(Jstedes son un pueblo numeroso y valien­ 16 después desciende hasta el cabo del
te; no tendrán esta sola parte sino que su­ monte, que mira al valle del hijo de Hinom,
birán a las montañas y las desmontarán y la cual está en la llanura de Rafaím al ñor
limpiarán. 18 Todo sera de ustedes y exter­ te; de aquí baja al valle de Hinom, pasando
minarán a los cananeos aunque tengan ca­ or el Hombro del Jebuseo, al sur, hasta In
rros de hierro y sean fuertes.» uente de Rogel; 17 avanzando hacia q]
norte, sale a Ensemes, corre después hasta
Josué reparte el resto del país los cerros que están frente a la subida de
Adommin, 78 de donde desciende a la pie­
1Cuando los hijos de Israel termina­ dra de Boén, hijo de Rubén; 19pasa por Ka-
ron de conquistar el territorio, insta­ fet delante de la Arabá, hacia el norte, y
laron en Silo la Tienda de las Declaracio­ desciende a la Arabá.
nes divinas y celebraron ahí una asamblea. Hacia el norte se extiende más allá de
2 Quedaban siete tribus que no habían reci­ Bet-Hagla; y termina en la extremidad sep­
bido todavía su parte de la herencia. tentrional del Mar Salado, en la desembo­
3 Josué les dijo: «¿Hasta cuándo descui­cadura del Jordán que mira al sur. Esta es
darán la conquista del país que les ha dado la frontera del sur, mientras 20 el Jordán li­
Yavé, Dios ele sus padres? 4 Elijan a tres mita al país por el oriente. Esta fue la parte
hombres de cada tribu; yo los enviaré a re­ de herencia de los hijos de Benjamín, se­
correr el país para que los podamos repar­ gún sus familias, definida por sus límites.
tir según la descripción que nos traigan de 21 Las ciudades de los hijos de Benjamín
é l.5 Se dividirá el país en siete partes, pues fueron: Jericó y Bet-Hagla, y el Valle de
Judá tiene su territorio al sur, y la gente de Casis, 22 Bet-Árabá, Sem areím , Betel,
José, el suyo al norte. 6 Ustedes prepara­ 23Avim, Afara y O fra,24 la ciudad de Emo-
rán una repartición del país en siete partes na, Ofni y Geba; doce ciudades con sus
y me la traerán. Después haré la reparti­ aldeas.
50 km

O
Experiencias dolorosas preparan los ojos lim pios que verán a Dios.
17 JOSUE 2 0
9 Gabaón, Ramá, Berot, 26 Misfe, Cafira,
tienden por la izquierda hacia Cabul,28 Ab-
lAinosa, 27 Recem, Jirfel, Tarela, 28 Sela, dón, Rejob, Hamón y Caná, hasta Sidón la
lef, Jebús, que es Jerusalén, Guibea, y grande; 29 dan vuelta hacia Rama hasta la
iiriat; catorce ciudades con sus aldeas. ciudad fortaleza de Tiro; de ahí vuelven a
I f«la es la parte de la herencia de los hijos Hosa, terminando en el mar junto al Majleb
!'■Benjamín, ségún sus familias. y Acziba; 30 y después Acra, Afee y Rejob;
veintidós ciudades con sus aldeas.
| Icrritorio de las otras seis tribus 3' Esta es la posesión de los hijos de sus
familias.
11 o] 1 La segunda suerte tocó a los hijos 32 La sexta parte tocó a los hijos de Nef­
i ZJ de Simeón, según sus familias, y su talí, divididos en sus familias. 33 Y comien­
I lii'iencia vino a caer en medio de los hijos zan sus límites desde Helef y Elón en Se-
1U Judá, a saber:2 Bersebá, Sabe, Molaaa, nanin y Adam i-N eceb, y desde Jabnel
Aser-Sual, Bala, Asem, 4 Eltolad, Betul, hasta Lecum, terminando en el Jordán;
Lima, 5 Siquelag, Betmarcabot, Jesersu- 34 después los límites vuelven hacia Aza-
6 Betlebaot y Saruién; trece ciudades r.ottabor, al occidente, y de allí salen a Hu-
Min sus aldeas. 7 En, Rimón, Atar, Asán; cosa, limitando con Zabulón por el lado del
•luitro ciudades con sus aldeas, 8 y todas sur, y con Aser por el poniente. 35 Sus ciu­
l Irtnaldeas alrededor de estas ciudades has- dades fuertes son: Asedim, Ser, Hamat,
i Balaar, Beer y Ramat del Negueb. Esta Recat, Cenrat, 35 Edema, Arama, Jasor,
» la herencia de los hijos de Simeón, se- 37 Cadés, Edreí, En Jasor, 38 Jirón, Magda-
l aun sus. familias. lel, Joren, Betanat y Betsamés, diecinueve
11Los hijos de Simeón recibieron su he- ciudades con sus aldeas.39 Esta es la parte
inicia dentro de la de los hijos de Judá de- de la herencia de la tribu de Neftalí, sus
|ido a que el territorio ocupado por éstos ciudades y aldeas para sus familias.
«id demasiado extenso. 40 A la tribu de Dan salió la séptima suer­
1La tercera suerte tocó a los hijos de te para sus familias. 41 Y los límites de su
/¡ibulón por sus familias: los límites de su herencia fueron: Saraa, Estaol e Irsemes,
posesión se extienden por el occidente 42 Selebín, Ayalón, Jetela,43 Elon, Tinnata,
Insta Sarid. 11 Suben hacia el oeste a Ma­ Acarón, 44 Eltece, Guibetón, Balat, 45 Jud,
nía, y llegan a Debaset, hasta el torrente Bene-Barac, Gatrimón, 46 Mejarcón y Ra-
llie está enfrente de Jocueam; 12vuelven a cón con el territorio frente a Joppe; 47 sus
1 Luid por el oriente hasta los confines de límites fueron más allá del territorio que les,
l «selot-Tabor, llegan a Daberet, y suben correspondía, ya que los hijos de Dan
linda Jafia; 13de ahí corren hasta la región avanzaron y atacaron a Lesem, y la toma­
nilental de Guita Jefet e Itcanín, y prosi- ron; la pasaron después a cuchillo y la ha­
uuen con dirección a Remón, dando la bitaron, llamándola Lesem-Dan, del nom­
vuelta hacia Moa. 14 Después dan la vuelta bre de Dan, su padre.
lor el norte de Hanatón y terminan en el 48 Esta es la parte de la herencia de la tri­
vulle de Jeftael 15e incluyen también a Ca- bu de los hijos de Dan, las ciudades y al­
Int, Malal, Simrón, Jedalá y Belén; doce deas para sus familias.
Hudades con sus aldeas. 16Esta es la he- 49 Luego que Josué, hijo de Nun, terminó
inicia de la tribu de los hijos de Zabulón, de repartir la tierra por suerte a cada una
distribuida entre sus familias, con las ciu- de las tribus, los hijos de Israel le dieron su
tlndes y aldeas. porción en medio de ellos. 50 Según la or­
u La cuarta suerte salió a Isacar para sus den de Yavé, le dieron la ciudad de Tamnat
Inmilias. 18 Sus fronteras comprenden a Seraj, en los cerros de Efraím, que él había
jftzrael, Casalot, Sunen, 19 Hafaraím, Seón, pedido. Reedificó esta ciudad y la habitó.
Anajerat, 20 Harabit, Quisión, Ebés, 21 Ro- 51 Estas son las posesiones que Eleazar,
ftifit, Enganim, Enjada y Betpases. De ahí el sacerdote, Josué, hijo de Nun, y los jefes
í*i frontera pasa al Tabor, a Sajesima 22 y de las familias de las tribus de los hijos de
lint Samés, terminando en el Jordán; die- Israel distribuyeron por suerte en Silo, de­
i liéis ciudades con sus aldeas. lante de Yavé, a la entrada de la Tienda de
las Declaraciones divinas. Así terminaron
1Esta es la posesión de los hijos de
la distribución del país.
Mear, y las ciudades y aldeas para sus
familias.
•MLa quinta suerte salió a la tribu de los Las ciudades de refugio
hijos de Aser, según sus familias; 25 y fue-
inn sus fronteras Jelcat, Halí, Betén, Ajzaf, F>7j] 1 Yavéíhabló a Josué en esta forma:
Llmelec, Amad y Mesal; llegan hasta el u=-ZJ \2 «Di a los hijos de Israel que desig­
1urmelo al oeste y a Sijor Lébanat; 27 de nen ciudades para los que tienen que refu­
'ilu vuelven por el oriente hacia Bet Daaón; giarse según les indique por medio de Moi­
"lindan con Zabulón y el valle de Jeftael sés. 3 Estas ciudades servirán de asilo a
ul norte, hasta Betemec y Nehiel; se ex­ todo el que mate a un hombre involunta­
JOSCIE 2 0
riamente; ahí podrán refugiarse para esca­ dores, como lo mandó Yavé por medio A
par a Ia venganza del pariente del difunto. Moisés, distribuyéndolas a cada uno 1»
El que haya dado muerte a un hombre suerte.
escapará a una de estas ciudades y se pre­
9 Estos son los nombres de las ciudad*-
sentará en la Puerta de la ciudad para ex­
de las tribus de Judá y de Simeón que di*
poner su caso a los ancianos. Estos le da­
Josué 10 a los hijos de Aarón de la famlll-
rán acogida y le designarán un lugar para
vivir entre ellos. de Quehat, descendiente de Leví, que lo
graron la primera suerte:
5 Y si llega el que quiere vengar al muer­
to, no lo entregarán en sus manos, por " Cariat-Arbe, ciudad del padre de Enil
cuanto mató a su prójimo sin quererlo ni llamada Hebrón, en los cerros de Judrt *
tenerle odio. sus alrededores. ,2 Pero el territorio y las «I
6 Permanecerá en aquella ciudad hasta deas dependientes de la ciudad ya hal>l«i
que comparezca ante la asamblea para ser sido atribuidas a Caleb, hijo de Jefoní
juzgado y hasta que muera el Sumo Sacer­ 13 Dio, pues, Josué a los sacerdotes hijo
dote que en esa fecha esté en funciones. de Aarón la ciudad de refugio Hebrón y »ti«
Entonces podrá volver el que dio muerte a alrededores, y Libna con los suyos, 14jZ
un hombre a su patria y a su casa desde ter, Estemo, B Jelón, Dabir, 16Asan, Julo \
donde huyó. Betsamés con sus contornos; nueve cilicio
7 Señalaron, pues, a Cadés, en la Galilea des en las dos tribus, como queda dicho
sobre los cerros de Neftalí, a Siquem, en u Y de la tribu de los hijos de Benjamín,«
los cerros de Efraím, y a Cariat-Arbe, o sea Gabaón y Geba, 18Anatot y Amón con m
Hebrón, en los cerros de Judá. contornos: cuatro ciudades. 19 Todas 1«1
8 Más allá del Jordán, al oriente de Jeri- ciudades juntas de los sacerdotes, hijos de
có, destinaron a Bosor, situada en el desier­ Aarón, vinieron a ser trece con sus airej
to de la meseta de la tribu de Rubén; a Ra- dores.
mot en Galaad, de la tribu de Gad, y a , 20 A los demás hijos de Quehat, levita*
Golán en Basán, de la tribu de Manasés. de grado inferior repartidos en sus famillm
9 Estas ciudades fueron señaladas para se les dieron: de la tribu de Efraím, n ||
todos los hijos de Israel y para los foraste­ ciudad de refugio de Siquem con todos sui
ros que habitaban entre ellos, a fin de que alrededores, en los cerros de Efraím, Ge 01

a
sirvieran de asilo al que sin querer hubiese z er,22Cibsaím y Bet-Horón con sus álredl íde
muerto a un hombre. Ese no sería muerto dores: cuatro ciudades. 23 Y de la tribuni.
por el pariente de la víctima antes de haber Dan: Elteco, Guibetón, 24 Ayalón y Gu
sido juzgado por la comunidad. món, con sus alrededores: cuatro ciuov
des. 25 Y de la media tribu de Manasés, l
Las ciudades de los levitas Tanac y Jeblam con sus contornos: cloi
ciudades. 26 En todo se dieron diez ciudl
|211 ’ Los jefes de las familias de Leví se des y sus alrededores a los demás hijos di
I----- 1 presentaron a Eleazar, el sacerdote, Quehat.
a Josué, hijo de Nun, y a los jefes de las 27También a los hijos de Guersón, leviln*
familias de cada tribu de los hijos de Israel. de inferior grado, Josué dio de la media n
En Silo, en el país de Canaán, les dijeron bu de Manasés dos ciudades con sus ali
lo siguiente: «Yavé mandó por medio de dedores, a saber: Golán, en Basán, que (¡
Moisés que se nos dieran ciudades para ciudad de refugio, y Astarot.28Y de la trlUi
habitar y campos para alimentar nuestro
ganado.»
de Isacar: Quisuón, Daberet, 29 Jaramul
Engannín con sus alrededores: cuatro du
l
3 Los hijos de Israel, de acuerdo al man­ dades.
jT 30 De la tribu ude Aser:
c / w c i . fMasal,
ia s e n , /Ah
dato de Yavé, les dieron, de su propia par­ don, Helcat y Rejob con sus alrededor )rni
te de tierra, las siguientes ciudades con sus cuatro ciudades. 32 De la tribu de Neftii fhill
campos: las ciudades de refugio de Cadés en Gair jall
4 De la familia de Quehat, los hijos del lea, Hamot-Dor y Carten con sus alrededo
sacerdote Aarón recibieron, por suerte, tre­ res: tres ciudades. 33 Todas las ciudadJ
ce ciudades de las tribus de Judá, Simeón dadas a las familias de Guersón fueron tr*
y Benjamín. 5 El resto de los hijos de Que­ ce con sus contornos.
hat obtuvo diez ciudades de la tribu de 34 Asimismo a los hijos de Merarí, leviln*
Efraím, de Dan y de la media tribu de Ma­ de inferior grado, se Ies dieron, según siM
nasés. 6 Los hijos de Guersón recibieron familias: Jecnán, Carta, 35 Remón y Ñalol
trece ciudades de las tribus de Isacar, Aser cuatro ciudades de la tribu de Zabulón con
y Neftalí, y de la otra media tribu de Mana­ sus alrededores. 36 De la tribu de Rubén
sés en Basán.7 Los hijos de Merarí recibie­ más allá del Jordán enfrente de Jericó, n
ron para sus familias doce ciudades de las Bosor, en el desierto, ciudad de refugio, y
tribus de Rubén, Gad y Zabulón. Jaseh, 37 Quedenal y Mefat: cuatro dual
8 Así, pues, los hijos de Israel dieron a des.38De la tribu de Gad, Ramot en Galaad,
los levitas estas ciudades con sus alrede­ ciudad de refugio, Manaím, 39 Jesebón
i 19
JOSUE 2 2

toser, cuatro ciudades con sus alrededo- Jordán.» 12 Al saber esto, toda la asamblea
irn.40 El total de las ciudades de los hijos de los israelitas se reunió en Silo para
Ir Merarí para sus familias fueron doce. combatirlos.
11Así las ciudades de los levitas en medio 13 Los israelitas mandaron a Finjas, hijo
(je la herencia de los hijos de Israel fueron de Eleazar, 14 junto con diez de los princi­
uiiirenta y ocho, 42 con sus alrededores. pales jefes, uno por cada tribu. '5 Estos se
11De este modo, dio Yavé a los israelitas dirigieron a Galaad y dijeron a los hijos de
toda la tierra que habitaron. 44 Yavé les dio Rubén, de Gad y a los de la media tribu de
luí/, con todas las naciones vecinas y nin- Manasés: 16 «La asamblea de Israel les
(jimo de sus enemigos fue capaz de resistir- manda a decir: ¿Qué infidelidad es ésta?
In, Yavé los entregó a todos ellos en ma­ ¿Por qué han abandonado a Yavé, Dios de
nos de Israel. 45 Ninguna de las promesas Israel, y se han rebelado contra él, levan­
go Yavé quedó sin efecto. Todo se realizó. tando este altar?
'7¿Les parece poco el pecado que se co­
11 altar del otro lado del Jordán metió en Baal Fogor, del que todavía no
estamos purificados aún, cuando Israel tu­
’ 1Entonces Josué convocó a los ru- vo que padecer un terrible castigo? 18 Hoy
benitas, gaditas, a la media tribu de se rebelan ustedes contra Yavé y mañana
Mnnasés, 2 y les dijo: «Todo lo que les or- su ira se desatará contra todo Israel. 19Si la
knó Moisés, servidor de Yavé, lo han tierra que ocupan les parece impura, pa­
i mnplido; también a mí me han obedecido sen a la nuestra, donde está el Tabernácu­
•n todo 3 y no han desamparado a sus her­ lo de Yavé; vengan a vivir con nosotros,
manos pese al tiempo transcurrido, cum- pero no se alejen de Yavé y de nuestra co­
i'llrndo el mandamiento de Yavé. munidad, construyendo otro altar fuera del
4 Por lo tanto, ya que Yavé, según su dé Yavé.
.homesa, les ha dado reposo y paz a sus 20 Cuando Acán, hijo de Zaré, violó el
Mmanos, vuélvanse y regresen a sus ca­ anatema de Yavé, ¿no descargó él su ira
los, a la tierra que les entregó Moisés al sobre todo el pueblo de Israel? Ojalá él so­
ente del Jordán. 5 Les encarao solamente lo hubiera muerto por su pecado.»
.lile recuerden y practiquen el mandamien­ 21 La gente de Rubén, de Gad y los de la
to de la Ley que les entregó Moisés y que media tribu de Manasés respondieron a los
"i amar a Yavé, nuestro Dios, siguiendo enviados de Israel:22 «El Dios de los dioses,
tus caminos y observando sus manda­ Yavé, sabe nuestras intenciones: Israel tam­
mientos. Permanezcan fieles, sirviéndolo bién las conocerá. Castigúenos Yavé de in­
mn todo el corazón y con toda el alma.» mediato si al edificar este altar nos ha ani­
' En seguida Josué los bendijo y los des- mado la intención de rebelarnos. 23 Que
,ihlió, regresando a sus tierras. Yavé nos condene si construimos este altar
' Moisés había dado a la media tribu de para ofrecer sobre él holocaustos, sacrifi­
Mqnasés su posesión en Basán; por eso, a cios y víctimas pacíficas.
|notra mitad Josué le dio la herencia entre 24 Más bien hemos hecho esto pensando
Im. demás hermanos suyos en este lado en el porvenir. Acaso algún día sus hijos
iM Jordán, al occidente. Por eso, al despe­ pregunten a los nuestros: ¿Qué tienen us­
dirlos después de bendecirlos, 8 les dijo: tedes de común con Yavé, Dios de Israel?
Pmjresen a sus casas con grandes rique- 25 Yavé puso una frontera entre nosotros y
Un, cargados de plata, oro, cobre, hierro y ustedes, hijos de Rubén y de Gad: es el río
do toda clase de vestidos, y repartan con Jordán; por lo tanto, ustedes no tienen par­
mu hermanos el botín de fos enemigos.» te con Yavé. Así nuestros hijos se alejarían
uCon esto, los hijos de Rubén, los de Gad de Y a vé .26 Por eso dijimos: Levantemos un
v la media tribu de Manasés se separaron altar, no para ofrecer holocaustos ni vícti­
dn los hijos de Israel en Silo, en el país de mas, 27 sino como una prueba entre noso­
< miaán, el país que habían recibido de tros y ustedes, entre nuestra descendencia
Moisés, conforme a la orden de Yavé. y la de ustedes, de que somos también
Cuando llegaron a las cercanías del servidores de Yavé y tenemos derecho a
lordán, en tierra de Canaán, edificaron ofrecer holocaustos y víctimas pacíficas; lo
junio al Jordán un altar de grandes propor- hicimos para que los hijos de ustedes no
•lunes. 11 Entonces se dijo entre los hijos puedan decir a los nuestros: Ustedes no
di* Israel: «Los hijos de Rubén, Gad y la tienen parte con Yavé.
lljodia tribu de Manasés han edificado el 28 Y si lo dijeran, nuestros hijos podrían
ill.ir que está frente a Canaán, cerca del responder: Reconozcan por su forma el al-

• 22 .1 El capítulo 22 es una manera de afir- multiplicado los lugares sagrados, pues fue escrito
iMi que las tribus ubicadadas al este del Jordán en la época de Josías, a Tines del siglo Vil a.C.
■ni parte del pueblo d e Israel. Además, quiere cuando se prohibieron estos santuarios y se rea­
■i illllcar y excusar a los que, en el pasado, habían g ru p ó el culto en e l Santuario d e Jerusalén.
JOSÜE 2 2
tar de Yavé que levantaron nuestros pa­ nuestro Dios, como lo han hecho hasta |l
dres, no para ofrecer holocaustos o sacrifi­ día de hoy. 9 Por eso, Yavé ha desalojlJ
cios, sino como señal de comunión entre ante ustedes a pueblos numerosos y poda
nosotros. rosos; ninguno pudo resistirles hasta i
29 No está en nuestro ánimo alejarnos de presente. 10Uno solo de ustedes perseguid
Yavé al construir un altar para ofrecerle mil, pues Yavé, nuestro Dios, peíeaba |)« I
holocaustos y sacrificios. Solamente lo ha­ ustedes, como se lo había prometido,
remos en el altar de Yavé, nuestro Dios, que tengan mucho cuidado: ustedes jami
que se levanta frente a su Tabernáculo.» rán a Yavé, su Dios.
30 El sacerdote Finjas y los jefes de las ,2 Pero si se apartan de él y se unen I
tribus se quedaron conformes con la res­ resto de estos pueblos que todavía quediül
puesta de la gente de Rubén y de Gad y de entre ustedes, si llegan a ser sus pariente
la media tribu de Manasés. 31 Finjas les di­ y se mezclan con ellos, 13 sepan que Yi
jo: «Ahora comprobamos que Yavé está no seguirá arrojando delante de usted«
con nosotros, ya que ustedes no han co­ esos pueblos, sino que serán para ustei
metido semejante traición, y ahora Israel un lazo y una trampa, un látigo en sus ci
no tiene que temer la venganza de Yavé.» tados y espinas en sus ojos.liasta que lu
32 Regresó Finjas a Israel con los jefes ------------ :J- de esta
yan desaparecido . .. . espléndida
■' tid i
principales informando de todo. 33 Todos que les ha dado Yavé, nuestro Dios.
quedaron satisfechos, y los israelitas die­ 14 Estando yo a punto de irme por el c
ron gracias a Yavé, olvidando su intención mino de toda criatura, les declaro: Re< Q
de combatirlos. 34 La gente de Rubén y de nozcan en su alma y conciencia que tocjfi
Gad llamó al altar que habían edificado las promesas de Yavé, nuestro Dios, i
«Testigo», pues dijeron: «Este altar es testi­ cumplieron; ni una ha quedado sin efeelr*
go de que Yavé es Dios.» ni una ha fallado. '5 Pero, de la misma m i
ñera que todas estas promesas de Yavé i
favor nuestro se han cumplido, de iguii
Discurso de Josué en Siquem modo mandará Yavé contra ustedes todf
estos males con que los ha amenazad
|231 ' Mucho tiempo había transcurrido hasta borrarlos de la magnífica tierra c
I----- 1 desde que Yavé dio paz a Israel en les había dado.
todas sus fronteras. 2 Josué, muy anciano 16 Si ustedes rompen la alianza que Yav
y cargado de años, reunió a todo Israel, a nuestro Dios, les ha prescrito; si siguen *
sus ancianos, jefes, secretarios y jueces sirven a dioses ajenos; si se inclinan ani
para decirles: «Estoy ya muy viejo. 3 Uste­ ellos, el furor de Yavé se levantará contri
des han visto todo lo que Yavé ha hecho ustedes y desaparecerán pronto de ei(|
por ustedes con todas estas naciones y có­ tierra fértil que les ha entregado.» 1
mo él mismo ha peleado por nosotros.
4 Miren que les he repartido el territorio de
todos los pueblos que destruí desde el Jor­ S e renueva la Alianza en Siquem
dán hasta el Mar Grande, como también el |24| * 1Josué convocó en Siquem a todll
de esos pueblos gue todavía permanecen. ----- 1 las tribus de Israel, y reunió a los afr
1
5 Yavé, nuestro Dios, los seguirá rechazan­ cíanos, jefes, jueces y secretarios. JuntlJI
do ante ustedes y les quitará sus tierras se presentaron delante de Dios.
para que las tengan ustedes, tal como Ya­ ! Dirigiéndose al pueblo, Josué le dljfl
vé se lo tiene prometido. .... Dios de Israel, ■
«Yavé, les manda • decir:.
■ ir:/4
6 Por eso, sean muy valientes y tenganallá del río Eufrates vivían sus antepasn
empeño en actuar en todo según está es­ dos, Taré, padre de Abraham, y Najor, slf
crito en el libro de la Ley de Moisés, sin viendo a otros dioses. 3 Pero yo saqué I
desviarse de ella por ningún lado. 7 No se Abraham, padre de ustedes, de más nlli
mezclarán con esas naciones que subsis­ del Eufrates y lo conduje por todo el p«lt
ten entre ustedes. No invocarán a sus dio­ de Canaán; luego le di a Isaac para que tu
ses ni jurarán por su nombre; no los servi­ viera numerosos descendientes. 4 A Isam
rán ni se agacharán ante ellos. le di dos hijos, Esaú y Jacob. Esaú recibió
8 Manténgase más bien unidos a Yavé, los cerros de Seír com o herencia suya

• 2 4 .1 En el m om ento en que Josué va a d e­ sám ente guardan la m em oria de Moisés. A(|iii


saparecer la presencia d e Israel en los cerros y se renueva la Alianza celebrada p or Moisés [m I
mesetas de Palestina es un hecho. P o r infiltra­ Ex 24).
ción pacífica o p or sus conquistas se im pusieron Esta profesión de fe de Siquem es la imagen i v
y, lo que es más, tienen conciencia d e su común el anuncio de todas las profesiones de fe solimt
destino. nes a que serán invitados los israelitas en tiempiii
Las d oce tribus se reúnen en Siquem, en el posteriores. Anuncia igualmente la profesión f|f
centro de Palestina, donde se establecieron las fe que la Iglesia les pide a los cristianos la noriii I
tribus d e Josué, más fuertes, que más cuidado- de Pascua.
Ml JOSÜE 2 4

mientras que Jacob y sus hijos bajaron a ses por donde pasamos; 18 desalojó ante
í i|ipto. 5 Después envié a Moisés y Aarón nosotros a todas la naciones y, en espe­
Nía castigar a Egipto de la manera que cial, a los amorreos que vivían en este
»liben, para que ustedes salieran. 6 Hice, país. Por eso, nosotros también serviremos
i’iHis, salir de Egipto a sus padres, y uste- a Yavé: él es nuestro Dios.»
Irs llegaron al mar. Los persiguieron los 19 Josué contestó al pueblo: «¿Serán us­
»’illpcios con carros y caballos hasta el Mar tedes capaces de servir a Yavé? Pues él es
Mujo,7 Entonces clamaron a Yavé y él pu- un Dios Santo, un Dios Celoso, que no so­
iii densas tinieblas entre ustedes y los portará maldades ni faltas. 20 oi ustedes
pqlpcios; hizo retroceder el mar sobre ellos abandonan a Yavé y sirven a otros dioses,
t los sumergió. Ustedes han presenciado se volverá contra ustedes, y por mucho
Imlas estas cosas que hice en Egipto y, bien que les haya hecho, los castigará y
después, estuvieron mucho tiempo en el los arruinará.»21 Replicó el pueblo: «No, no
desierto. 8 Luego los llevé al país de los será así como tú dices. Serviremos a Ya­
■miorreos que viven al este del Jordán. vé.» 22 Dijo Josué: «Ustedes mismos son
I líos pelearon, pero yo los entregué en testigos de que han escogido a Yavé para
m.inos de ustedes; los destruí, y ustedes se servirlo.» Ellos respondieron: «Somos testi­
Apoderaron de sus tierras. gos.»
23 Josué prosiguió: «Arrojen ahora de en­
I Balac, hijo de Sipor, rey de Moab, de-
tre ustedes los dioses ajenos y sirvan de
i loro la guerra a Israel y mandó a buscar a
l'slaam, nijo de Beor, para que les maldije- corazón a Yavé, Dios de Israel.»24 Respon­
ui, "'pero yo no quise escucharlo sino que dió el pueblo: «Serviremos a Yavé, nuestro
iior el contrario, los bendije a ustedes y los Dios, y obedeceremos sus órdenes.»
25 Aquel día, en Siquem, Josué pactó
libré de manos de Balac.
una alianza con el pueblo y le fijó regla­
II Después pasaron el Jordán y llegaron mentos y leyes.26También escribió todo lo
ii lericó. Entonces combatieron contra us- expresado en el libro de la Ley de Dios; es­
Imies los dueños de Jericó; los amorreos, cogió una gran piedra y la colocó debajo
irieceos, cananeos, heteos, guergueseos, de la Encina que estaba en el Lugar Sagra­
hi'veos y jebuseos les declararon la guerra, do de Yavé. 22 Luego Josué dijo al pueblo
iirro yo se los entregué. 12 Los dos reyes reunido: «Esta piedra quedará como testigo
iimorreos huyeron de sus tierras por el en- de todo lo que nos habló Yavé, ya que oyó
i.unbre de avispas que lancé sobre ellos y todas estas palabras. Ella será testigo con­
no por la espada y arco de ustedes. 13 Les tra nosotros, no sea que ustedes vayan a
.11 tierras que ustedes no habían cultivado, defraudar a Yavé.»
ilildades que no habían edificado y en que 28 En seguida Josué despidió al pueblo y
viven ahora; les di viñas y olivares que no cada uno volvió a su tierra.
hnbían plantado y de las que comen ahora. 29 Después de todos estos hechos, murió
" Tengan, pues, temor a Yavé, y sean Josué, hijo de Nun, servidor de Yavé, a la
•umplidores y fieles en servirlo. Dejen a un edad de ciento diez años. 30 Lo sepultaron
linio esos dioses que sus padres adoraron en su tierra, en Tamnat Seraj, en los cerros
en Mesopotamia y en Egipto, y sirvan sólo de Efraím, al norte del cerro Qaas. 31 Israel
a Yavé. '5 Que si no quieren servir a Yayé, sirvió a Yavé durante toda la vida de Josué
ill(|an hoy mismo a quiénes servirán, si a y de los ancianos que vivieron más tiempo
|0i dioses que sus padres sirvieron en Me- que Josué, los cuales habían presenciado
BfBbtamia, o a los dioses de los amorreos todas las maravillas que Yavé hizo en favor
que ocupaban el país en que ahora viven de Israel.
imtedes. Por rñi parte, yo y los míos servi­ 32 Los israelitas habían traído de Egipto
lismos a Yavé.» los huesos de José. Los enterraron en Si­
El pueblo respondió: «¡No quiera Dios quem, en un lugar del campo que Jacob
que abandonemos a Yavé para servir a compró a los hijos de Hemor, padre de Si­
(Jiros dioses! 17 Pues él nos hizo subir a no- quem, por cien monedas, y que quedó co­
*i»tros y a nuestros padres de Egipto, de la mo herencia de los hijos de José.
' usa cíe esclavitud, e hizo estos grandes 33 Eleazar, hijo de Aarón, también murió
milagros que hemos visto; él nos protegió lo sepultaron en la loma asignada a su
durante todo el camino y en todos los paí­ ijo Finjas, en los cerros de Efraím.
Los Jueces son para nosotros un libro de bellas historias: Débora Gedeón
Sansón y Dalila, Jefté y su hija, sin olvidar al final a la mujer cortada en trozrn
ni al sacerdote que se aviva con los ídolos de su patrón. Pero esas historias trans­
de n iT ' ° m0 16 at° S popuIares no hacen más que poner en imágenes la historia
de una época tan importante como desconocida. ¿De qué manera los hebreos
nómadas que entraron en Palestina después de M oisés'se t r a n " a“ on en u

pueblo ele^d oUpo^Di*os?CU t0reS^ Y ^ ^ sa ^entidad de


La tierra de Canaán con sus fértiles praderas lo tenía todo para seducir- lo
mismo ocurría con sus religiones, cercanas a la naturaleza y donde la libertad
dnX»M- ^ f xpf saba > ° más tranquilamente. Todos los pueblos que habían entra-
o alh se habían tundido con ella; ¿qué iría a pasar con la religión intransigente
del Dios que no se ve? Fueron sin duda siglos oscuros desde cÍlquTer pumo d !

se ha’b h e r g u i d o mUCh° tÍemP° 56 Püd° pensar que el fue®° * ' s i™

Los libertadores

.,„LO qU.e o a, a salvar el porvenir de las tribus de Israel será, por una parte la
agresividad de vanas de ellas (pensemos en la tribu de Efraím cuyas campañas
” das en eI ,lbr° de Josué), y, por otra, será el hecho de q u e jó n frecuen-
‘ astuv,eron a merced de merodeadores y de otros nómadas venidos del desier-
t . Pero permanecieron fieles a Y avé porque en muchas ocasiones tuvieron la
experiencia del Dios que salvaba. tuvieron la
En medio de sus dificultades, los israelitas, desorganizados y divididos en
grupos rivales, se van a reagrupar alrededor de los «jueces» de tribus o iefes

“ P *0' 3 VCCeS CamPeSÍn° S qUe ° “ n gandes ;,« J


o S
Esos hombres pasaron a la historia como los «sofetim », una palabra ciue ouie

so t í eltíp t° ' ,e/T iUf CeS' Hay que Saber que en la cultura hebrea^ e inclu-
19 281 De Ví ' g 0’ n Pa ra «J“ * * “ » quiere decir también gobernar (M t
únfribunal. ^ * 1,ame dueces a b°"> b™ 9 - no han tomado jfm ás p a r t e »
JUECES 1

¡xis brasas bajo la ceniza


La lectura del libro no nos da una ¡dea muy alta del nivel m o rd y religioso
del Israel de ese entonces en que los marcos tradicionales de la fam ilia y de la
iribú nómada perdían su valor. Sin embargo, se estaba gestando una renova-
rión profunda. Dos palabras entran en el vocabulario rpligioso, que muestran
esa transformación: heredad y santuario.
- Heredad: el nómada tiene ahora una tierra. Tendrá que considerarla como
un don de Dios, cultivarla y transmitirla a sus hijos. Toda su religión esta™ '8 a
da a la tierra que Dios le ha dado y que conservará en la medida en que sea fiel.

_ Santuario: los israelitas, que nunca tuvieron un templo en el desierto, des­


cubren los lugares de culto de los cananeos. Se van pues a acostumbrar a agru
parse también en lugares de culto en donde los levitas, los sacerdotes, guard
las tradiciones sagradas y las enseñanzas de Moisés.
Este ejem plo de un período en que se redescubre todo está lleno de ínteres
para nosotros en un tiempo en que se derrumban todas las
religiosas en que habían vivid o nuestros padres. Podemos pensar que bajo
capí del materialismo triunfante muchas cosas están madurando que prepara
el renacimiento de un cristianismo más consciente de si mismo en una sociedad
urbana, planetaria y postindustrial.

de Jerusalén para atacar a los cananeos


|n * 1Después de la muerte de Josué, los que habitaban en los cerros, en el Negueb
I J israelitas hicieron a Yavé esta consul­ y en la llanura. ,0 También atacaron a los
to: «¿Quién de nosotros subirá primero cananeos que vivían en Hebron (Hebron
.loncfe los cananeos para combatirlos.-»» se llamaba entonces Quiriat Arbe), v de­
Y.ivé les respondió: 2 «Que vayan primero rrotaron a Sesaf, a Ajiman y a Tolmai.
los de la tribu de Judá, y les entregare el " De allí marcharon contra los habitantes
piiis.»3 Entonces los de Juda dijeron a sus de Debir que se llamaba Quiriat Seter.
normanos de la tribu de Simeón: «Ayuden- 12 Entonces Caleb hizo la siguiente prome­
nos a conquistar la parte del país que nos sa- .Al que tome Quiriat Sefer le daré por
corresponde y, después, conquistaremos esposa a mi hija A x á ,.13Fue Otoniel quien
Juntos la de ustedes.. Asi que empezaron tomó la ciudad; ése era hijo de Quenaz y
hermano menor de Caleb, el cual le dio
' ^Cuando los hombres de Judá atacaron
por esposa a su hija Axá. .,
n los cananeosy a los fereceos, Yave se 14 En cuanto llegó Axa, sugirió a Otoniel
los entreqó; en Bezec derrotaron a diez mi que pidiese a su padre un campo. Ella se
hombres.5 En Bezec se encontraron con e bajó de su burro y Caleb le pregunto:
señor de Bezec y pelearon contra el. El „¿Qué quieres?. 15 Ella respondió: .Hazme
señor de Bezec se dio a la fuga, pero ellos un favor; ya que me has dado el desierto
lo persiquieron, le echaron mano y le cor­ de Nequeb, dame también las Fuentes de
laron los pulgares de las manos y de los Agua.» Y Caleb le dio las Fuentes de Arri­
liles. ’ El señor de Bezec declaro: .Setenta
ba y las de Abajo.
leyes a quienes corté los pulgares de pies 16 También los hijos del Quemta, sue-
v manos recogían las migajas debajo de qro de Moisés, subieron con la gente de
mi mesa; Dios me devuelve lo que hice Judá desde la ciudad de las Palmeras a
y o . Lo llevaron a Jerusalén y allí murro. esa parte del desierto de Juda que limita
11 Los de Judá atacaron la ciudad de Je-con el Megueb de Arad, y se quedaron
msalén v, después de matar a sus habitan-
les quemaron la ciudad. s Luego bajaron entre ellos.

hubiera p ro te g id o la fe en el D ios único. A l


. 1 .1 El prim er capítulo p ro p orcio n a algu- con trario, las relaciones pacificas prepararon
,,ns luces sobre la conquista. N o fue .triunfal
..uno ap arece en el libro d e Josué, sino lenta 13 Com párense 8 y 21: estos datos no son todos
, llfícil. L os Israelitas n o cu m plieron con el
mandato d e exterm inar a los paganos, lo que seguros.
JUECES 1
24*1
Los de Judá y sus hermanos de la tri­ territorio, ya que no pudo quitarles en
bu de Simeón atacaron a los cananeos que provincia.33 Lo mismo la tribu de Neftnll
habitaban en Sefat y sacrificaron la ciuaad al no poder echar a los habitantes di
en honor de Yavé. Por esto, la ciudad se Bet-Semés y de Bet Anat, tuvo que esto
llamó «Anatema». 18 Judá se apoderó de blecerse en medio de los cananeos qu»
Gaza, de Ascalón y de Acarón con sus te­ habitaban la región; pero éstos tuvieron
rritorios respectivos. que pagarles impuestos. 34 Los amorreoi
19 Si bien conquistaron la zona monta­ no dejaron bajar a la llanura a los hijo»
ñosa con la ayuaa de Yavé, no pudieron de Dan, que permanecieron en los c2
desalojar a los habitantes de la llanura, rros.
los cuales combatían con carros de hie­ 35 También los amorreos se mantuvieron
rro. 20 Siguiendo las órdenes de Moisés, en Har-Jerés, en Ayalón y en Selebín, p|<
dieron la ciudad de Hebrón a Caleb, el ro cuando la tribu de José se sintió mál
mismo que había echado de allí a los fuerte, los obligó a pagar impuestos. 38■
tres hijos de Enac. 21 En cambio, la tribu territorio de estos amorreos se extendí!
de Benjam ín no lo g ró expu lsar a los desde la subida de Acrabim y desde Sel*
jebuseos que habitaban en Jerusalén; és­ hacia arriba.
tos se han quedado en Jerusalén hasta el
día de hoy.
[2 ] * ' El Angel de Yavé subió de Guilgal I
22 La gente de José subió en dirección de .— Boquím, donde estaban reunidos lefl
Betel con la ayuda de Y a vé .23 Enviaron es­ israelitas y les dijo: «Yo los saqué de Egipto
pías hacia Betel, llamada antiguamente y los traje a la tierra que les había promeu»
Luz, 24 y éstos, divisando a un hombre que do a sus padres. Les había dicho: “No rom­
salía de la ciudad, le dijeron: «Dinos cómo peré jamás mi alianza con ustedes, 2 pero
se puede penetrar en la ciudad, y no te ustedés no harán alianza con los cananeol
mataremos.» 25 El se lo indicó. Entraron y sino que destruirán sus altares.” Pues bien,
pasaron la ciudad a cuchillo, pero dejaron ustedes no han obedecido. 3 ¿Por qué i f
libre a aquel hombre y a toda su familia. portaron así? Ahora yo no expulsaré a el*
El hombre se fue al país de los heteos, tos pueblos ante ustedes. Ellos serán su|
donde construyó una ciudad a la que llamó opresores y los dioses serán una trampi
Luz. Y así se llama todavía hoy. 27 Sin em ­ para ustedes.»
bargo, la tribu de Manasés no desalojó a la 4 Cuando terminó de hablar el Angel di
gente de Betsán y de Tanac, ni a los habi­ Yavé, todos los israelitas comenzaron a lio
tantes de Dor, de Jibleam y de Meguido.
En estas ciudades y en los pueblos que de
rar a gritos. 5 Por eso llamaron a aquel ' t
gar Boquím, que significa «los que llorain*.
ellas dependen, los cananeos se mantuvie­ y ofrecieron sacrificios a Yavé.
ron firmes y conservaron sus tierras. 28 Pe­ 6 Josué despidió al pueblo y los israo
ro, cuando los israelitas se sintieron más litas se fueron cada uno a su hereden!
fuertes, exigieron impuestos a los cana- para ocupar el país. 7 El pueblo sirvió n
neos, los cuales permanecieron en su lu­ Yavé en vida de Josué y de los jefes qtin
gar. 9 Tampoco la tribu de Efraím expulsó le sobrevivieron y que habían sido testi­
a los cananeos que habitaban en Gazer, gos de todas las grandes hazañas de Ya
n¡ la tribu de Zabulón a los habitantes de vé en favor de Israel. 8 Josué, hijo di
Quetrom y de Nalol. Estos cananeos per­ Nun, siervo de Yavé, murió a la edad di
manecieron entre ellos, pero tuvieron que ciento diez años. 9 Lo enterraron en 11
pagar impuestos. término de su heredad, en Timna-Herei,
31 Los de Aser no expulsaron a la genteen los cerros de Efraím, al norte de In
de A có ni de Sidón, a los de Majaleb ni montaña de Gaas. 10 Toda aquella genr
de Aczib, de Jelba ni de A fee y de Rejob. ración murió y le sucedió otra que nO
32 4*. l-r’ ku de Aser tuvo que habitar en conocía a Yavé ni lo que había hecho
medio de los cananeos que ocupaban su por Israel.

• 2.1 El «A ngel de Y a v é» sube de Guilgal, pri­ m om ento de verse disueltos en m edio de su en­
m er santuario israelita en Palestina, al lado del torno pagano.
Jordán, hasta Betel. Sabem os que el A n gel de Los israelitas habían logrado instalarse en las ni
Y avé es una manera de designar al mismo Yavé, turas del país. Desde allí miraban con envidia las il
porque el autor sabe que no se puede ver a Dios, cas llanuras ocupadas por los cananeos. Allí esta!»
sino a una representación suya.
la tentación de la idolatría. Los agricultores canana
El pecado está en n o haber destruido la cultu­ os practicaban una religión muy seductora que efl
ra V la religión de los cananeos. A l respecto, ol­ lebraba las fuerzas de la vida y de la fecundidad. S*
vidém onos de nuestro sentido m oderno de res­ reunían para fiestas campestres, se juntaban en lo*
peto por los demás pueblos. Israel vive entonces bosques sagrados y allí recurrían a la prostitución
en un mundo en el que sólo se mantiene por la sagrada para pedirfes a sus dioses, los baales, la lli 1
violencia y, por otra parte, todo el porvenir de la vía y buenas cosechas. Les costaba a los israelita*,
revelación divina en el mundo está en manos de poco acostumbrados a esas libertades, no juntan*
unos nómadas prim itivos am enazados a cada con sus vecinos paganos para esas celebración«»
M!> JUECES 3

,i moraleja del libro otros dioses: no habían renunciado a


sus prácticas y su terco obrar.
• " Los israelitas se portaron muy 20 Yavé se enojó y dijo: «Esa gente
...I con Yavé y sirvieron a los baa- rompió la alianza que yo había hecho
Irs. 12 Abandonaron a Yavé, Dios de con sus padres y no quieren obede­
lus padres, que los hizo salir de ce rm e . 21 Pues bien, y o ta m p o c o
lillpto, y sirvieron a otros dioses de echaré de delante de ellos a ninguno
lus pueblos vecinos. Se postraron añ­ de los pueblos que quedaron al morir
il esos dioses y ofendieron a Yavé. Josué , 22 y probaré a Israel por medio
' Al ver Yavé que lo abandonaban de esos pueblos para saber si al fin
pnra servir a Baal y a A starté, se seguirán mis caminos com o hicieron
»tiojó contra su pueblo, entregándo- sus padres.» 23 Así, pues, Yavé dejó
iu en manos de saqueadores, que los subsistir esas naciones y no les quitó
lijaron en la m iseria. 14 El m ism o tan pronto el territorio; por eso no los
b ) vendió a sus enem igos que de to­ había entregado en manos de Josué.
llas partes se echaban sobre ellos, y
un podían hacerles frente. 15 Cuando Rjl *1 Estos son los pueblos que Yavé dejó
M sentían con fuerza para atacar, L~J subsistir para probar con ellos a Israr I,
es decir, a todos los israelitas que no ha­
vnvé se pon ía co n tra e llo s y les bían conocido ninguna de las guerras de
mondaba la mala suerte, com o se lo Canaán. 2 Los dejo subsistir para que las
había a dvertido y dich o con ju ra ­ generaciones de los hijos de Israel que an­
mento. Su situación llegó a ser muy tes no habían conocido la guerra aprendie­
lligustiosa. ran a guerrear.3*Quedáronlos cinco prínci­
pes de los filisteos y todos los cananeos,
" Yavé hizo que se levantaran «jue- los sidonios y los jeveos del monte Líbano,
*os», o sea, libertadores, que salvaron desde la montaña de Baal-Hermón hasta
I los israelitas de sus explotadores. la entrada de Jamat.
" Pero ni aun a esos «jueces» obede- 4 Sirvieron, pues, para probar con ellos a
lon, sino que se prostituían a otros Israel, a ver si guardaban los mandamien­
dioses y los adoraban. Pronto se des­ tos que Yavé había prescrito a sus padres
por medio de Moisés. 5* Así, los israelitas
daron del camino de sus padres, que nabitaron en medio de los cananeos, hé­
iilmdecieron los m andam ientos de teos, amorreos, fereceos, jeveos y jebu-
Vnvé: ellos no hicieron así. seos;5 se casaron con sus hijas, dieron sus
Cuando Y a v é hacía surgir un propias hijas a los hijos de aquéllos y sir­
|ll(iz, estaba con él y los salvaba de vieron a sus dioses.
«n i enemigos; esto duraba mientras
vivía el juez, ya que Yavé se com pa­ Otoniel, Ehud y Samgar
decía del lamento de su pueblo, opri­
mido y perseguido. 19 Pero, cuando • 7• Los israelitas se portaron muy
.... . el juez, volvían a caer peor que mal con Yavé; se olvidaron de Yave,
•118 padres, adorando y sirviendo a su Dios, y sirvieron a los baales y a

• 11. Em pieza una segunda introducción al res (16). Así traducimos varias veces la palabra
lililí i ile los Jueces, en que, después de recor- «jueces»; ver la Introducción.
l.x |n muerte d e Josué (ver Jos 2 4 ,3 1 ), se dan
L i misas reales de los acon tecim ien tos que
• 3 .7 Sirvieron a los baales..., y Yavé los dejó
vfn .» suceder. La prim era causa d e las desgra-
en manos del rey de Aram. Siempre en la Biblia
. Silo (le Israel, que no puede eliminar al cana-
se juega con esta palabra: quien sirve a un falso
Mhi es su infidelidad a Y a v é, aunque no se ex-
dios por voluntad propia será esclavo, contra su
Itp/i'ii otras explicaciones que se darán en el
p ro p ia voluntad (c om p a ra r con 1 Sam 7 .3 ).
iil.ino libro. P e ro toda la Biblia nos dirá que,
n iii.tlquier lugar y tiem po, las desgracias de
El espíritu de Yavé estuvo sobre Otoniel (ver
i. 'ilia sociedad subrayan nuestra infidelidad a comentario 11,1). , ,
Mientras O toniel y Ehud luchan contra edo-
nina. ,\unque n o puede decirse e s to sin provo-
mitas. moabitas y am onitas venidos del otro la­
ii tina sonrisa incluso entre creyentes.
d o del Jordán, Sam gar se enfrenta a los filis­
\lendonaron a Yavé... para servir a Baal.
teos. Estos habían lle g a d o p o r el m ar a las
11 I.’ ). Baal (o sea, Señor) era cualquier dios ca- costas d e Palestina al m ism o tiem po que los is­
..... , con preferencia el que da la lluvia. Las as-
raelitas entraban p or el interior. Pueblo d e ci­
....... aran las diosas, con preferencia las de la
vilización superior, bien arm ados y organ iza­
' Hit v de la fertilidad.
dos, ocupaban los «C in co Departam entos», es
j nné h izo qu e se levantaran libertad o-
JUECES 3

los aserás. 8 Por esto estalló la ira de 20 E n to n c e s s e a c e r c ó Ehmi


Yavé contra Israel y los dejó en m a­ mientras el rey estaba sentado ni
nos de Cusan Risataím, rey de Aram, su galería alta particular, que cu
al que estuvieron sometidos durante m ás fresca . Ehud le dijo: «Senni
ocho años. tengo un encargo de Dios para Ib
9 Entonces los israelitas clamaron 21 Y el rey se levantó de su silla. I n
a Yavé, y él suscitó de entre ellos un tonces Ehud, con su mano izquici
libertador que los salvó, Otonlel, hijo da, tom ó el puñal que llevaba sobN
de Quenaz y hermano menor de Ca- el muslo derecho y se lo hundió «i
leb. El espíritu de Yavé estuvo so ­ el vientre. 22 Incluso el puño penetró
bre él y se puso al frente de Israel. con la hoja y se cerro la grasa ni)
Hizo la guerra y Y avé puso en sus torno a la hoja, pues no se la sacó
m an os a Cusan R isataím , rey de del vientre. 23 Ehud salió por la ven
Aram, al que venció. " El país tuvo tana, habiendo cerrado tras de sí Inn
paz por espacio de cuarenta años. puertas de la galería alta y echatli
Luego murió Otoniel, hijo de Q u e­ los cerrojos.
naz. 24 Después que se fue, llegaron
12 Los israelitas volvieron a portar­ servidores y vieron que las puerlfl
se mal con Y avé, y él fortaleció a de la galería alta tenían puesto el
Eglón, rey de M oab, para que los rrojo. Se dijeron: Segu ro que eitt
atacara; la razón fue solamente por­ haciendo sus necesidades en la gal>
que se portaban mal con Yavé. ría fresca. 25 Esperaron largo rato,
13 Eglón se unió a los amonitas y pero no se abrían las puertas de la
los a m a lecita s; lu eg o se puso en galería alta. Por fin, tomaron las lia
marcha y derrotó a Israel y tom ó la ves y abrieron. Su señor yacía en lie
ciudad de las Palm eras. 74 Los is­ rra, muerto.
r a e lita s e s tu v ie r o n s o m e tid o s a 26 En cuanto a Ehud, había hu
Eglón, rey de Moab, dieciocho años. mientras ellos esperaban; había ¡m
15 Pero, com o clamaron a Yavé, él les sado por el lugar de los Idolos y ai
dio un libertador, Ehud, hijo de Gue- h a b ía p u e s to a s a lv o en Sena
rá, de la tribu de Benjamín, que era 27 Apenas llegó, tocó el cuerno en loa
zurdo. cerros de Efraím y los israelitas baja
Los israelitas le encargaron llevar ron de los cerros. El se puso al frental
un re g a lo a E glón , rey de M oab. de todos y les dijo: 28 «Síganme, pm
16 Ehud, pues, se hizo un puñal de que Yavé ha entregado a la gente da
dos filos, de un codo de largo, y se lo Moab, nuestro en em igo, en manui
ciñó debajo de la ropa sobre el mus­ de ustedes.» Bajaron con él, cortaran
lo derecho, 17 y fue a presentar el re- los pasos del Jordán hacia Moab \
alo a E glón , rey de M oab. Este no dejaron pasar a nadie.
glón era un hom bre m uy gordo. 29 En aquella ocasión derrotaron a
18 En cuanto terminó de ofrecer el
Moab: eran unos diez mil hombre»,
presente, Ehud dio la señal de parti­ todos fuertes y valientes, y no se sal
da a los hombres que habían traído vó ninguno. 30 A qu el día Moab fuá
todas las cosas; 19 pero él, al llegar al som etid o a Israel, y el país quedó
lugar de los Idolos, cerca de Guilaal, tranquilo ochenta años.
vo lvió donde el rey, al que le dijo: 31 L u e g o v in o S a m g a r, hijo d
«Tengo un m ensaje secreto para ti, A n a t, q u e d e r ro tó a seiscien lot
oh rey.» Este declaró: «¡Déjenme so­ hombres de los filisteos con una |il
lo!» Y salieron de su presencia todos cana de bueyes, salvando tambln
los que estaban con el. él a Israel.

decir, las cin co ciudades d e Gat, A zo to , Asca- en los cerros. S olam en te el rey David les vtf
lón, A c arón y G aza, con sus alrededores. D o ­ cerá definitivam ente, y d e ellos quedará
minaban la rica llanura que bordea el m ar M e ­ m en te el nom bre: Palestina, nom bre de In lia
d iterráneo, y sus tropas de cuando en cuando r ra d e I s r a e l, v i e n e d e p i lis t e o s , o M i
venían a m olestar a los israelitas establecidos filisteos.
M7 JUECES 5

I tabora y B arac 15 Barac, pues, bajó del cerro Tabor


con sus diez mil hombres y Yavé le
yf|‘ 1 Al morir Ehud, los israelitas concedió que derrotara a Sisara con
•d vo lvieron a portarse mal con sus carros y todo su ejército. 16 Sisara
V.ivé, 2 y él los dejó en poder de Ya- tuvo que bajarse de su carro y huir,
liln, rey de Canaán. Yabin reinaba en mientras Barac persiguió los carros y
fusor, y el jefe de su ejército era Sí- ias tropas hasta Haroset. Todos fue­
«ura, quien vivía en Haroset. ron muertos, sin que nadie se salvara.
1 Entonces los israelitas clamaron " E n ese momento el quenita Heber
n Yavé, pues Yabín tenía novecientos acampaba junto a la encina de Besa-
*mros de guerra y, desde hacía vein- naím, cerca de Cadés, después de se­
|i> años, mantenía oprimidos a los is- pararse de los otros quenitas descen­
imilitas. dientes de Jobab, suegro de Moisés.
1 En aquel tiempo. Débora, esposa 17 Allí se refugió Sisara, y llegó corrien­
■Ir Lapidot, una profetisa, hacía de juez. do a la tienda de campaña de Yael, es­
Se sentaba bajo la llamada Palmera posa de Heber, el quenita; pues había
i|r Débora, entre Rama y Betel, en la paz entre las tribus quenitas y los ca-
unía de Efraím; allí resolvía los pleitos naneos de Yabín, rey de Jasor.
i|lie le presentaban los israelitas. 6 Y 18 Yael salió al encuentro de Sisara
inundó llamar a Barac, hijo de Abi- y le dijo: «Vente por acá, mi señor, no
Hoom, que era del pueblo de Cadés de temas.» Sisara entró y Yael lo escon­
Hnftalí, y le dijo: «Esta es una orden de dió bajo una manta. El le pidió un
vivé: Ve a preparar una concentración p o co de agua para calm ar la sed.
rn el cerro Tabor; tomarás contigo a 's La mujer destapó el odre de la le­
diez mil hombres de las tribus de Neftalí che, le dio de beber y volvió a cubrir­
» de Zabulón, ’ porque quiero traerte a lo con una manta. 20 Sisara le dijo:
Miara al río Cison, con sus carros y sus «Quédate a la entrada y, si alguien te
lumbres, y te lo entregaré.» pregunta, dile que no nay nadie con­
" Barac le respondió: «Si vas con­ tigo.» Sisara, que estaba muy cansa­
mino, iré; pero si no vienes, no iré.» do, se quedó dormido. 21 Entonces la
I lebora le contestó: «Iré contigo, pe­ mujer tom ó un martillo y una estaca
ni si empiezas así, el honor de la vic- de la tienda, se acercó a él despacito
i**i l,i no será tuyo, sino que Sisara y le clavó en la cabeza la estaca, que
«i'i A muerto por una mujer.» se fijó en la tierra. 22 Cuando llegó
I)e este modo Débora fue con Ba- Barac, Yael le salió al encuentro y l e
*ii ,i Cadés. 10 Este convocó a los de dijo: «Ven, que te mostraré al hombre
il nilón y Neftalí, y diez mil hombres que buscas.» El entró y vio a Sisara
|u siguieron; también Débora subió muerto con la estaca en la cabeza.
**m el. 12 Sisara supo que Barac había 23 Ese día Yavé humilló a Yabín an­
libido al cerro Tabor. 13 Reunió todos te los israelitas. 24 Ellos ya no lo deja­
«lis carros, n o v ecien tos carros de ron tranquilo hasta que lo eliminaron.
¿tirria, y a toda su gente y, saliendo
*li* Haroset, se dirigió al río Cisón. El cántico de Débora
1 Entonces dijo Débora a Barac: " 1 Aquel día, Débora y Barac, hijo de
I nvéntate, que este es el día en que Abinoam, cantaron este canto:
i iivr te entregará a Sisara; Yavé hoy 2 En Israel los guerreros dejaron sus ca­
hl salido delante de ti.» bellos sueltos, en Israel se presentaron

1.1 Jabin, rey de Canaáiv era en realidad el bus de Efraím y Benjamín, donde está establecida
■Vti** l.i llanura del norte de Canaán, llamada de Débora. Su confianza en Y avé es juzgada muy in­
iinul Ahí se gana la gran victoria del tiem po suficiente, pues no quiere actuar sinl a presencia
N lili Jueces. de Débora a su lado, y la Biblia le antepone a D é­
1(un mujer, Débora, es Juez de Israel, es decir, bora, que ha inspirado el levantamiento.
Imli il'ttra la justicia en nombre de Y avé. Es un
. -.i epcional en un pueblo donde los varones
• 5 .1 El «Canto de Débora» es una de las pie­
.... lóelas las responsabilidades sociales y reli-
zas más antiguas d e la literatura hebrea, com ­
i 1lia manda al norte a llamar a Barac. Este
puesta p oco después de los acontecimientos: es
•itiM|ii a ir solo; desea la cooperación de las tri­
JUECES 5
voluntarios para la guerra. ¡Bendigan a desde sus órbitas lucharon contra Sís«r|
Yavé! 21 El torrente Cisón los arrastró, el torrriil»
3 Escuchen, reyes, pongan atención, antiguo, el torrente Cisón. ¡Avanza sin mlf
príncipes. Yo voy a cantar a Yavé; celebra­ do, alma mía!
ré a Yavé, Dios de Israel. 22 Cascos de caballos sacuden el suelo;
4 Cuando saliste de Seír, oh Yavé, cuan­ galope, al galope de sus caballos. 23 Mal
do avanzabas desde el campo de Edom, la gan a Meroz, dijo el Angel de Yavé, mni
tierra tembló, los cielos se tambalearon y gan, maldigan a sus moradores, pues no
las nubes destilaron agu a.5 Delante de Ya­ nieron en ayuda de Yavé junto a los h ér
vé, los montes se estremecieron; delante 24 Bendita entre las mujeres Yael,
de Yavé, el Dios de Israel. de Heber, el quenita; entre las mujeres
6 En los días de Samgar, hijo de Anat, en habitan en tiendas, ¡bendita seas! 25 El
los días de Yael, ya no había caravanas, y dió agua, ella le dio leche; en la copa
los que iban caminando, lo hacían por sen­ honor le sirvió nata. 26 Llevó una manoJ
deros desviados.7 En Israel faltaban los líde­ estaca y con su derecha tomó el mai,
res, hasta que me levanté yo, Débora, hasta de los obreros. 27 Hirió a Sisara, le partii
que me desperté como madre de Israel. cabeza, lo golpeó y le partió la sien; a
8 Iban tras dioses nuevos, y la guerra se pies se desplomó, allí cayó, quedó tendí
les vino encima. ¡Apenas un escudo y una 28 A la ventana se asomó la madre de
lanza para cuarenta mil hombres en Israel! sara, y gritó tras la reja: ¿Por qué tarda
9 Mi corazón está con los jefes de Israel, llegar su carro?, ¿por qué se demora el
con los voluntarios del pueblo. ¡Bendigan a dar de su carro? 29 La más despierta de
Yavé! mujeres le contesta y le da esta respue.
10 Los que van montados en burras blan­ 30 Será que reparten el botín encontrai
cas, los que se sientan sobre tapices, los una cautiva, dos cautivas para cada g
que van por el camino, ¡mediten! " Oigan rrero; paños de color para bisara como
la voz de los que reparten los despojos jun­ tín, paños de color dos veces recam
to al lugar donde beben los animales. Allí para bufanda.
se cantan los favores que Dios ha hecho a 3' Así perezcan todos tus enemigos,
Israel, cuando el pueblo de Yavé ha bajado Yavé, y sean tus amigos como sol en t<
a las puertas. su fulgor.
12 Despierta, Débora, ¡despierta! Despier­ Y el país tuvo paz durante cuarei
ta, despierta y entona un canto. ¡Levántate, años.
.Barac, y trae tus cánticos, hijo de Abinoam!
13 ¡Que los sobrevivientes del pueblo do­ Gedeón
minen a sus opresores! ¡Que Yavé esté
conm igo más fuerte que los valientes! Ig l 1 Los israelitas se portaron mal cdR
14 Tus raíces, Efraím, están en Amalee; tu I— I Yavé, y Yavé los entregó durante sleti
hermano Benjamín está tras de ti entre tus años en manos de Madián^ y la mano (fi
tropas. De Makir han bajado capitanes; de Madián se les hizo muy pesada.
Zabulón, jefes llevando la vara de bronce. A causa de Madián, los israelitas se hl*
15 Los jefes de Isacar están con Débora,cieron los escondites que hay en los c |
Isacar está con Barac, lanzado tras sus rros, las cavernas y los refugios. 3 Cuando
huellas en la llanura. los israelitas sembraban, venía Madihn
En los clanes de Rubén se multiplican con Amalee y los hijos de Oriente. Subid»
las consultas. 16 ¿Por qué te has quedado contra Israel, 4 acampaban en sus tierras!
en tus corrales escuchando la flauta entre devastaban todos los campos hasta la d|f
los rebaños? Los clanes de Rubén no lo­ trada de Gaza. No dejaban víveres, ni ovf
gran decidirse. jas, ni bueyes, ni burros, 5 porque subía»
17 Galaad se quedó al otro lado del Jor­ numerosos como langostas, con sus gann
dán y, ¿por qué se quedó Dan en sus na­ dos y sus tiendas. Ellos y sus camello*
ves? Aser se ha quedado a orillas del mar, eran innumerables e invadían el país pan
tranquilo está en sus puertos. saquearlo.6 De esta manera Madián redu o
18Zabulón, en cambio, ha despreciado la a Israel a una gran miseria y los israelita!
muerte; también Neftalí, que subió al cam­ clamaron a Yavé.
po de batalla. 19 Vinieron los reyes al com­
bate, combatieron los reyes de Canaán, en 7 Cuando los israelitas clamaron l
Tanac, junto a las aguas de Meguido, pero Yavé por causa de Madián, 8 Yavé leí
no recogieron plata. mandó un profeta que les dijo: «Asi
20 Desde los cielos lucharon las estrellas, habla Yavé, Dios de Israel: Yo los hl

un him no a Y avé vencedor. Este poem a destaca m ente se han reunido para enfrentarse a los cu
el individualismo d e las tribus: cinco de ellas sola­ naneos.
MU JCIECES 6

r subir de Eflipto y los saqué de la una ofrenda y te la presente.» El res­


i.,ide la esclavitud . 9 Los libré de la pondió: «Aquí mismo voy a esperar.»
mimo de los egipcios y de todos los 19 Gedeón se fue y preparó un ca­
111»• los oprimían, arrojé a los habi- brito, tom ó una m edida de harina,
imiles de estas tierras delante de us- con la que hizo pan sin levadura; pu­
ili's, les di la tierra de ellos, 10 y les so el caldo en una olla y la carne en
ijljr Yo soy Yavé, su Dios. N o teman un canasto y fue a presentárselo de­
t liis dioses de los amorreos, en cuya bajo del árbol. 20 Entonces el Angel
h. na habitan. Pero ustedes no me ni- de Dios le dijo: «Toma la carne y los
I li-ron caso.» panes; déjalos en esta piedra, y el
caldo, arrójalo . » 21 Gedeón lo hizo así.
Mías llama a Gedeón En ese m om ento el Angel de Y avé
extendió el bastón que tenía en la
• " El A n gel de Y a v é vino y se rr.ano y tocó la carne y los panes. De
(tintó bajo el árbol sagrado de Oirá, repente una llamarada salió de la ro­
iiic pertenecía a Joás, de la familia ca. El fuego quemó la carne y los pa­
Ji' Abiezer. Gedeón, el hijo de Joás, nes y el Angel de Yavé desapareció.
22 Gedeón comprendió que era el
i uliiba limpiando trigo en el lagar pa-
iii ocultarlo de los madianitas. Angel de Yavé y dijo: «¡Pobre de mí,
12 El Angel de Yavé le dijo: «Yavé
Señor Yavé! He visto al Angel de Ya­
' til contigo, valiente guerrero . » 13 Ge- vé cara a cara.» 23 Pero Yavé le res­
ili-ón respondió: «Por Favor, mi señor, pondió: «La paz sea contigo. N o te­
•I Yavé está con nosotros, ¿por qué mas, no morirás.» 24 Gedeón levantó
ims sucede todo esto? ¿Dónde están en aquel lugar un altar a Y avé y lo
lo» milagros que nos contaban nues- llamó Yavé-Paz. Todavía hoy esta en
Ims padres? ¿No decían que Yavé los Ofrá de Abiezer.
hito subir de Egipto? ¿Por qué, ahora, 25 Aquella misma noche Yavé dijo
mis abandona y nos entrega en ma- a Gedeón: «Lleva contigo a diez ser­
... i de los madianitas?» vidores de tu padre y un toro de siete
" Yavé entonces se volvió a él y le años. Derriba el altar de Baal que
' imtestó: «Anda y con tu valor salva- cuida tu padre y corta el tronco sa­
uis a Israel de los madianitas. Soy yo grado que está a su lado. 26 Después
quien te envía.» 15 Gedeón contestó: levantarás un altar a Yavé sobre esta
■lilsculpe, Señor, ¿cóm o puedo yo cum bre y m e sacrificarás el toro,
mlvar a Israel? Mi familia es la más quemándolo con la leña del tronco
humilde de mi tribu y yo soy el últi­ sagrado.»
mo de la familia de mi padre.» 27 Gedeón, con ayuda de diez ser­

1,1 Y avé le respondió: «Y o estaré vidores, hizo lo que Yavé le había or­
' imtigo y tú derrotarás al pueblo de denado. S olam ente que lo hizo de
M.idian de una sola vez . » 17 Gedeón le noche por temor a su familia y a la
dijo: «Por favor, dame una señal de gente del pueblo.
que eres tú quien habla. 18 No te va ­ 28 Al día siguiente, toda la gente
ros de aquí hasta que yo vuelva con del pueblo vio el altar de Baal hecho

ítidas veces en la Biblia. Siem pre la misión que


• 6.11 Los capítulos 6-9 se refieren a G edeón
1n su hijo Abimelec. El prim ero es llamado por B ios nos confía supera nuestras solas fuerzas hu­
Vnvé y se desempeña com o «Juez»; en dos cam- manas (Ex 3,11; Jer 1,6).
¡intuís asegura la libertad de su pueblo. Después Y avé da una esperanza, com o suele hacerlo;
iltf él, Abim elec aprovecha la fama de su padre no promete hacer las cosas en nuestro lugar, si­
limo intentar hacerse rey. no que nos invita a actuar: Con fu ualor salvarás
III Angel d e Y avé se presenta a G edeón con a Israel de los madianitas. Así viene Y a v é a bus­
.«|tacto humano. C om o un recuerdo de esta pá- car al hombre que eligió. Después, el joven cam­
Uliirt se advierte en Lucas 1,28-36. pesino Gedeón, animado, m ovido por una espe­
Yavé viene a despertar a un salvador, donde y ranza, descubrirá que tiene bastante capacidad
iimido no hay esperanza. G edeón cree en Y ave, para salvar a su pueblo.
i - io le falta la confianza: bien es cierto que Dios El párrafo 25-31 une estrechamente la misión
fu pudo todo en el pasado, pero no se le ve ac- liberadora encargada a G edeón con la declara­
1mudo en el presente. ción pública d e su fe en Y avé; con esto merecerá
15. Esta actitud de G edeón la encontramos re- que Dios se com prometa con él.
JUECES 6

pedazos y el tronco sagrado arrasa­ pyl 1 * Jerubaal, es decir, Gedeón, ■


do. Fuera de esto, vieron que un toro L L I levantó temprano junto con ||
había sido sacrificado sobre el nuevo da la g e n te q u e es ta b a con 6|j
altar. 29 Cinos a otros se preguntaban a c a m p ó m ás arriba de Jaroil i
e hicieron toda una investigación pa­ campamento de ios madianitas t n
ra descubrirlo. Así supieron que ha­ ba más al norte y se extendía d "«f
bía sido Gedeón, 30 y fueron a decir a la loma de Moré hasta el llano.
Joás: «E ntréganos a tu hijo y que 2 En ton ces dijo Y a v é a Gedoój
muera por haber derribado el altar de «Es mucha la gente que está c o n tlj
Baal y cortado el tronco sagrado.» Si yo les entrego a los madianltH
1 Pero Joás dijo a la gente subleva­ los israelitas creerán que por suspB
da: «¿Ustedes son los que van a de­ pios medios vencieron a los rpadínij
fender a Baal y lo van a salvar? Si es ta s .3 Por eso, reúne a tu gente y dlK
Dios, que se defienda a sí mismo, ya que el que tenga miedo se retire.» A§
que le destruyeron su altar.» fue com o se retiraron veintidós itf
32 A qu el día dieron a G ed eón el hombres y sólo quedaron diez |M
nombre de Jerubaal, o sea: Baal-se-
defienda, pues decían: «Que Baal se • 4 Yavé dijo a Gedeón: «Todnvi
defienda de él, porque le destruyó su hay demasiada gente. Hazlos bajar ]
altar.» agua y yo mismo los probaré por J
33 Todo Madián, Am alee y los hijos ET que yo diga: Este irá contigo, M
de Oriente se juntaron, pasaron el irá; y el que yo diga: Ese no, a ésa!
Jordán e invadieron la llanura de despedirás.» 3 Gedeón, pues, los h|É
Jezrael. 34 En ese m om ento el espíri­ bajar al agua. Allí Yavé dijo: «Los q l
tu de Y a v é revistió de su fuerza a lamen el agua com o lo hacen los pi
Gedeón, el cual tocó el cuerno y se rros, ponlos a un lado. Y los que u
le unieron los hombres de Abiezer. arrodíllen para tomar agua, ponloi |
35 Envió mensajeros por todo el terri­ otro lado.»
torio de Manasés, que se unió a él, e 6 Fueron trescientos los que lam
igualmente la gente de Aser, Zabu­ ron el agua. Y el resto se arrodillare!
lón y Neftalí, que le salieron al en­ a beber. 7 Entonces dijo Yavé a tic
cuentro. deón: «Yo ampararé a estos tresclm
36 Gedeón dijo a Dios: «Si de verdad tos hombres que lamieron el agun |
vas a salvar por mi mano a Israel, c o ­ pondré a los madianitas en tus m i
mo has dicho, concédem e esto. 37 Yo nos. Que los dem ás vuelvan a mu
voy a tender un vellón de lana en la casas.» 8 Los trescientos se tomare!
era. Si cae el rocío solamente sobre el los jarrones y cuernos de todos 1«
vellón y todo el suelo queda seco, sa­ demás, mientras Gedeón los despll
bré que salvarás a Israel por mi m a­ día. Al final, Gedeón y sus trescitjjl
no, com o has prometido.» tos hombres hicieron frente a los mil
38 Así sucedió. Gedeón se levantó dia n itas a c a m p a d o s a b a jo , en M
de madrugada, estrujó el vellón y ex ­ valle.
primió su rocío, llenando una copa
de agua. 39 Gedeón habló de nuevo a 8 Aquella noche le dijo Yavé: «Levántill»
y baja al campamento, porque lo he puíll
Dios y le dijo: «No te enojes conmigo to en tus manos. Mo obstante, si temM
si me atrevo otra vez a hablarte. Por bajar solo, sal al campamento con tu al»
favor, quisiera hacer otra vez la prue­ do Pura, 11 y escucha lo que allí dicen. n|
ba con el vellón: que quede seco sólo sentirás fortalecido con ello y luego atad»
el vellón y que haya rocío por todo el rás el campamento.» Bajó, pues, con iii
su elo .»40 Yavé así lo hizo aquella no­ criado Pura hasta la parte extrema de |ij
centinelas del campamento.
che. Quedó seco el vellón y por todo 17 Madián, Amalee y todos los hijos il»
el suelo había rocío. Oriente se extendían en el valle, mima'

l l* 7 ; d y 3i8'7'''i!3 / '33 d em asiad a gente. La pa- ñas minorías preparan las revoluciones veril»
laora d e Y ave nos ayuda a creer que las peque- deras.
JUECES 8

como langostas, y sus camellos eran encuentro de Madián y córtenles los


numerables como la arena de la orilla del vados hasta Bet-Bará y a lo largo del
mu 13 Se acercó Gedeón y escuchó cómo Jordán.» Acudieron, pues, todos los
hombre contaba a su vecino un sueño hombres de Efraím y ocuparon los

C
había tenido. Este decía: «He tenido un
vados hasta Bet-Bará y a lo largo del
fio: un pan grande de cebada rodaba
i rl campamento de Madián, llegó hasta Jordán. 25 Hicieron prisioneros a los
vía lienda, chocó contra ella y la volcó de dos jefes de Madián, O reb y Zeeb;

Í
lhn a abajo.» 14 Su vecino le respondió: mataron a Oreb en la peña de Oreb,
tío no puede significar más que la espa­ y a Zeeb, en el lagar de Zeeb. Persi­
do Gedeón, hijo de Joás, el israelita. guieron a Madián y llevaron a G e­
H ha entregado en sus manos a Madián deón, al otro lado del Jordán, las ca ­
. lodo el campamento.» bezas de Oreb y Zeeb.
T‘ Cuando Gedeón oyó la narración del
|»no y su explicación, se postró, volvió al Segunda campaña de Gedeón
impamento de Israel y dijo: «Levántense,

t
uque Yavé ha puesto en manos de uste- [771 1 La gente de Efraím dijo a Gedeón:
t el campamento de Madián.» «¿Por qué has hecho esto de no con­
vocarnos cuando fuiste a combatir contra
Gedeón dividió a sus trescientos Madián?»2 Discutieron con él violentamen­
••iinbres en tres bandos. A todos les te. El les respondió: «¿Qué he hecho yo en
comparación con lo que han hecho uste­
hó luego las trompetas y los iarro-
C -I vacíos, dentro de los cuales había
Morchas encendidas.17 Les dijo: «Mí-
des? ¿Mo vale más un racimo de Efraím
que la vendimia de Abiezer? 3 Yavé ha en­
tregado a los jefes de Madián, Oreb y Ze­
■nme a mí y hagan lo m ism o que eb, en sus manos; ¿qué he podido hacer
ui Cuando yo llegue a la proximidad yo en comparación de lo que han hecho
•li l campamento, ustedes harán igual ustedes?» Con estas palabras que les dijo
se calmaron sus ánimos. ,
uin yo. 18 Los que estén conmigo to­ 4 Gedeón llegó al Jordán y lo paso. Tan­
mín el cuerno, com o señal para que to él com o los trescientos hombres que
Indos lo hagan alrededor del cam pa­ iban con él estaban agotados por el can­
mento, y gritarán: «¡Por Y avé y por sancio y hambrientos. 5 Dijo, pues, a la
•liuleón!» gente de Sucot: «Den, por favor, tortas de
" Con los cien hombres de su ban- pan a la tropa que me sigue, porque esta
rendida de fatiga, y voy persiguiendo a Ze-
n, Gedeón llegó al campamento ma-
¡ lunita cuando los centinelas cambia-
mi de turno, al comienzo de la vigilia
baj y a Salmuná, reyes de Madián.»
¿ Pero los jefes de Sucot respondieron:
«¿Acaso has sujetado las manos de Zebaj y
I medianoche.20 Entonces los israe- Salmuná? ¿Cómo, pues, daríamos pan a tu
I ús rompieron los jarrones, sacaron ejército?» Y Gedeón les respondió: «Bien,
li antorchas y tocaron los cuernos cuando Yavé haya entregado en mis ma­
nos a Zebaj y a Salmuná, a ustedes les
mui la otra mano. desgarraré sus carnes con espinas y car­
Así lo hicieron los tres bandos, gri- dos del desierto.»
<nido: «¡P or Y a v é y por G ed eón !» 8 De allí subió a Penuel y les habló de
11 Se quedó cada uno en su puesto igual manera. Pero la gente de Penuel le
•ilirdeaor del campamento y los del respondió como los de Sucot. 9 El respon­
i mnpamento com enzaron a correr dió: «Cuando vuelva victorioso derribare
iII,indo y huyendo. 22 Mientras, los esta torre.»

! r-,cientos israelitas seguían tocan-


n Yavé hizo que por todo el campa-
10 Zebaj y Salmuná estaban en Carcor
con su ejército, unos quince mil hombres,
todos los que habían quedado de los hijos
mrnto los madianitas se mataran en- de Oriente. ¡Los que habían muerto eran
jlti si. Los que lograron huir fueron ciento veinte mil guerreros! 11 Gedeón su­
ímnta Bet-Hassita, hacia Sareda, y bió por el camino de los nómadas, al este
lumia la orilla de Abel Mejulá, frente de Mobaj y de Yogbohá, y se dejó caer so­
bre el campamento cuando se creían ya
i Libat. seguros. Zebai y Salmuná huyeron. El
Los israelitas acudieron de Nef- los persiguió, los tomó prisioneros y dis­
i.ili, de Aser y de todo Manasés para persó a todo su ejército.
... iseguir a M adián.24 Gedeón mandó 13 Después de la batalla, Gedeón, hijo de
l.imbién m ensajeros por todos los Joás, volvió por la pendiente de Jarás.
. « i ros de Efraím para decir: «Bajen al
JUECES 6

pedazos y el tronco sagrado arrasa­


p7] Jerubaal, es decir, Gedeón,«
do Fuera de esto, vieron que un toro
L ÍJ levantó temprano junto con Ir
había sido sacrificado sobre el nuevo
da la g e n te q u e es ta b a con H ,
altar. 29 CInos a otros se preguntaban
a ca m p ó m ás arriba de Jarod, I
e hicieron toda una investigación pa­
campamento de los madianitas r»|i
ra descubrirlo. Así supieron que ha-
ba mas al norte y se extendía dnuli
bia sido Gedeón, 30 y fueron a decir a
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Entonces dijo Y a v é a Gedtifln
muera por haber derribado el altar de
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Baal y cortado el tronco sagrado.»
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Pero Joás dijo a la gente subleva­ los israelitas creerán que por sus |>if|
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píos medios vencieron a los ma< li.m
fender a Baal y lo van a salvar? Si es
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Dios que se defienda a sí mismo, ya
que el que tenga miedo se retire.,
que le destruyeron su altar.»
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32 A qu el día dieron a G edeón el hombres y sólo quedaron diez ni:
nombre de Jerubaal, o sea: Baal-se-
defienda, pues decían: «Que Baal se * 4Yavé dijo a Gedeón: «Tqd ail
defienda de el, porque le destruyó su hay demasiada gente. Hazlos baj.u ,r
altar.»
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33 Todo Madián, Am alee y los hijos El que yo diga: Este irá contigo, M
de Orienté se juntaron, pasaron el
1a; y e }. 9ue Y ° d¡9a: Ese no, a é s í l
Jordán e invadieron la llanura de despedirás.» 3 Gedeón, pues, los lili,
Jezrael. 34 En ese m omento el espíri­ bajar al agua. Allí Yavé dijo: «Los nil
tu de Y avé revistió de su fuerza a lamen el agua com o lo hacen ios iié
Gedeón, el cual tocó el cuerno y se tros, ponlos a un lado. Y los que É
le unieron los hombres de Abiezer. arrodillen para tomar agua, poní,«,
Envío mensajeros por todo el terri­ otro lado.»
torio de Manasés, que se unió a él e 6 Fueron trescientos los que lamí,,
¡g ilm e n t e la gente de Aser, Zabu­ ron el agua. Y el resto se arrodillan,n
lón y Neftalí, que le salieron al en­ a beber. 7 Entonces dijo Yavé a <.|i|
cuentro.
deon: «Yo ampararé a estos trescin,
36 Gedeón dijo a Dios: «Si de verdad tos hombres que lamieron el agun |
vas a salvar por mi mano a Israel, co ­ pondré a los madianitas en tus ni«,
mo has dicho, concédem e esto. 37 Yo nos. Que los dem ás vuelvan a siii
voy a tender un vellón de lana en la casas.» 8 Los trescientos se toman,«
era Si cae el rocío solamente sobre el los jarrones y cuernos de todos luí
vellón y todo el suelo queda seco, sa­ demas, mientras Gedeón los despj
bré que salvarás a Israel por mi m a­ día. Al final, Gedeón y sus trescinn,
no, com o has prometido.» tos hombres hicieron frente a los inn
38 Así sucedió. Gedeón se levantó dia n itas a c a m p a d o s a b a jo en il
de madrugada, estrujó el vellón y ex­ valle. J
primió su rocío, llenando una copa
de agua. 38 Gedeón habló de nuevo a Aquella noche le dijo Yavé: «LevánlM
Dios y le dijo: «No te enojes conmiqo y baja al campamento, porque lo he pnr.
si me atrevo otra vez a hablarte. Por to en tus manos. 10 No obstante, si tem*
bajar solo, sal al campamento con tu nl„
favor, quisiera hacer otra vez la prue- do Pura, 11 y escucha lo que allí dicen. 1«
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el vellón y que haya rocío por todo el ra? 5 campamento.» Bajó, pues, con nú
su elo . Yavé así lo hizo aquella no­ criado Fura hasta la parte extrema de |o|
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JUECES 8
i:omo langostas, y sus camellos eran encuentro de Madián y córtenles los
■minerables como la arena de la orilla del vados hasta Bet-Bará y a lo largo del
imi 11 Se acercó Gedeón y escuchó cómo
Jordán.» Acudieron, pues, todos los
«< hombre contaba a su vecino un sueño
■i* había tenido. Este decía: «He tenido un hombres de Efraím y ocuparon los
Mito: un pan grande de cebada rodaba vados hasta Bet-Bará y a lo largo del
i» i H campamento de Madián, llegó hasta Jordán. 25 Hicieron prisioneros a los
M Honda, chocó contra ella y la volcó de dos jefes de M adián, Oreb y Zeeb;

Í
nba a abajo.» 14 Su vecino le respondió: mataron a Oreb en la peña de Oreb,
lio no puede significar más que la espa­ y a Zeeb, en el lagar de Zeeb. Persi­
lé ile Gedeón, hijo de Joás, el israelita.
ha entregado en sus manos a Madián guieron a Madián y llevaron a G e­
jn lodo el campamento.» deón, al otro lado del Jordán, las ca­
" ruando Gedeón oyó la narración del bezas de Oreb y Zeeb.
Éano y su explicación, se postró, volvió al
i«u|lamento de Israel y dijo: «Levántense,

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ni|iie Yavé ha puesto en manos de uste- Segunda campaña de Gedeón
ii el campamento de Madián.»
[ o l 1 La gente de Efraím dijo a Gedeón:
liZI «¿Por qué has hecho esto de no con­
" Gedeón dividió a sus trescientos vocarnos cuando fuiste a combatir contra
hombres en tres bandos. A todos les Madián?»2 Discutieron con él violentamen­
»ó luego las trompetas y los jarro - te. El les respondió: «¿Qué he hecho yo en

C •i vacíos, dentro de los cuales nabía


mlorchas encendidas. 17 Les dijo: «Mí-
comparación con lo que han hecho uste­
des? ¿No vale más un racimo de Efraím
que la vendimia de Abiezer? 3 Yavé ha en­
imime a mí y hagan lo mism o que tregado a los jefes de Madián, Oreb y Ze­
yu Cuando yo llegue a la proximidad eb, en sus manos; ¿qué he podido nacer
leí campamento, ustedes harán igual yo en comparación cíe lo que han hecho
iur yo. 18 Los que estén conmigo to- ustedes?» Con estas palabras que les dijo
se calmaron sus ánimos.
irón el cuerno, com o señal para que
4 Gedeón llegó al Jordán y lo pasó. Tan­
Indos lo hagan alrededor del cam pa­ to él com o los trescientos hombres que
mento, y gritarán: «¡Por Y avé y por iban con él estaban agotados por el can­
•indeón!» sancio y hambrientos. 5 Dijo, pues, a la
" Con los cien hombres de su ban­ gente de Sucot: «Den, por favor, tortas de
do, Gedeón llegó al campamento má- pan a la tropa que me sigue, porque está
limiita cuando los centinelas cambia- rendida de fatiga, y voy persiguiendo a Ze­
baj y a Salmuná, reyes de Madián.»
río de turno, al comienzo de la vigilia 8 Pero los jefes ae Sucot respondieron:
le medianoche.20 Entonces los israe- «¿Acaso has sujetado las manos de Zebaj y
piflb rompieron los jarrones, sacaron Salmuná? ¿Cómo, pues, daríamos pan a tu
Lm antorchas y tocaron los cuernos ejército?» y Gedeón les respondió: «Bien,
mi la otra mano. cuando Yavé haya entregado en mis ma­
Así lo hicieron los tres bandos, gri- nos a Zebaj y a Salmuná, a ustedes les
desgarraré sus carnes con espinas y car­
cmdo: «¡P or Y a v é y por G ed eón !» dos del desierto.»
1Se quedó cada uno en su puesto 8 De allí subió a Penuel y Ies habló de
nlirdedor del campamento y los del igual manera. Pero la gente de Penuel le
i mnpamento com enzaron a correr respondió como los de Sucot. 9 El respon­
iiliando y huyendo. 22 Mientras, los dió: «Cuando vuelva victorioso derribaré
ln’scientos israelitas seguían tocan- esta torre.»
d<>. Yavé hizo que por toao el cam pa­ 10 Zebaj y Salmuná estaban en Carcor
con su ejército, unos quince mil hombres,
mento los maaianitas se mataran en- todos los que habían quedado de los hijos
im sí. Los que lograron huir fueron de Oriente. ¡Los que habían muerto eran
hasta Bet-HaSsita, hacia Sareda, y ciento veinte mil guerreros! " Gedeón su­
(insta la orilla de Abel Mejulá, frente bió por el camino de los nómadas, al este
a Tabat. de Nobaj y de Yogbohá, y se dejó caer so­
' Los israelitas acudieron de Nef- bre el campamento cuando se creían ya
seguros. Zebaj y Salmuná huyeron. 12 El
lalí, de Aser v de todo Manasés para los persiguió, los tomó prisioneros y dis­
i« i seguir a M adián.24 Gedeón mandó persó a todo su ejército.
l.irnbién m ensajeros por tod os los 13 Después de la batalla, Gedeón, hijo de
'•iros de Efraím para decir: «Bajen al Joás, volvió por la pendiente de Jarás.
JUECES 8
14 Habiendo detenido a un ¡oven de la gente botín. 26 El peso de los anillos alcanzó a mu
de Sucot, lo interrogó. El le dio por escrito setecientas monedas de oro; sin contar Iw
los nombres de los jefes y ancianos de Su- prendedores, los aros y los lujosos vestid#
cot: setenta y siete hombres. 15 Gedeón se que usaban los reyes de Madián. Ademó»,
dirigió a la gente de Sucot y les dijo: «Aquí los collares de los camellos. 27 Con este di
tienen a Zebaj y Salmuná, por quienes me ñero, Gedeón se hizo un ídolo que puso ou
hicieron burla diciendo: ¿Acaso has sujeta­ su ciudad de Ofrá, y de todas partes de li
do ya las manos de Zebaj y Salmuná para rael la gente empezó a ir a ese lugar, apa»
que demos pan a tus tropas hambrientas?» tándose de Yavé. Esa fue la trampa en qu»
16 Tomó entonces a los jefes de la ciudadcayó Gedeón y los suyos.
y con espinas y cardos del desierto castigó 38 Por lo demás fueron humillados Ify
a esa gente de Sucot. 17 Derribó la torre de madianitas de tal manera que hubo paz ai»
Penuel y mató a los habitantes de la ciudad. Israel durante cuarenta años, mientras vi
18 Luego dijo a Zebaj y Salmuná: «¿Cómo vió Gedeón. 29 Este volvió a Ofrá y se quó
eran los hombres que ustedes mataron en el dó en su casa. 30 Tuvo setenta hijos, pii#
Tabor?» Ellos respondieron: «Se parecían a tenía muchas esposas. 31 De una mujer di
ti; tenían aspecto de hijos de reyes.» 19 Res­ la ciudad de Siquem tuvo un hijo llamaj
pondió Gedeón: «Eran mis hermanos, hijos Abimelec.
de mi madre. Vive Yavé, que si los hubieran 32 Murió Gedeón, hijo de Joás, despuÉ
dejado vivos no los mataría a ustedes.» de una dichosa vejez, y fue enterrado en 1«
? Dijo a Jeter, su hijo mayor: «¡Animo, tumba de su padre Joás, en Ofrá de Al>li>
mátalos!» Pero el muchacho no desenvainó zer.
la espada; no se atrevió porque era muy 33 Después de la muerte de Gedeón, 1$
joven todavía; 21 Zebaj y Salmuná dijeron israelitas volvieron a prostituirse tras de li

í
entonces: «Levántate tu y mátanos, por­ baales y tomaron por Dios a Baal-Bei
que, según es el hombre, es su valentía.» 34 Los israelitas no se acordaron más
Gedeón se levantó y los mató a los dos, y Yavé, su Dios, que los había librado do
tomó para sí los adornos que sus camellos mano de todos los enemigos que los lw
llevaban al cuello. deaban. 35 Tam poco fueron agradecidoi
con la familia de Jerubaal-Gedeón, por tu
do el bien que había hecho a Israel.
Esta fue la trampa en que cayó Gedeón

• 22 Los israelitas dijeron a Gedeón: «Ya Abimelec, hijo de Gedeón


que nos salvaste de los madianitas sé tú
nuestro rey, y después de ti tu hijo y los [ g l ' Abimelec, hijo de Jerubaal, marchó
descendientes de tu hijo.» L J a Siquem, donde los hermanos de *n
23 Pero Gedeón respondió: «No seré yo nimadre, y les dijo a ellos y a toda la famllli
mi hijo quien reine en Israel, sino que Yavé paterna de su madre: 2 «Digan esto, por fi
es nuestro rey.» 24 Gedeón agregó: «Sólo vor, a todos los señores de Siquem: ¿Quó
quiero pedirles que me dé cada uno de us­ es mejor para ustedes, que los gobiernan
tedes un anillo cíe los del botín.» Esto lo di­ setenta hombres, todos los hijos de Jeni
jo Gedeón, porque los vencidos eran isma­ baal, o que los mande un solo hombnV
elitas, cuyos anillos eran de oro. Recuerden, además, que yo soy de la mi»
25 Le contestaron: «Te lo damos con mu­ma sangre que ustedes.»
cho gusto.» Entonces Gedeón extendió su 3 Los nermanos de su madre transmití!'
manto y cada israelita echó un anillo de su ron este mensaje a todos los señores de Si*

• 8 .2 2 Los israelitas necesitan formar una na­ de ahí que la acción política es inútil? ¿G que (I#
ción, lo que sería un gran progreso después de la bemos consagrar todos nuestros esfuerzos e «
anarquía de las tribus desunidas y desorganizadas. oración y a la catequesis y dejar a los demás ]¿i lu
Sin embargo, los que redactaron el presente libro, cha por la justicia? P e ro precisamente la justli;#
en el último siglo de los reyes de Jerusalén, ha­ se encuentra en cada página d e la Biblia.
bían quedado tan defraudados por sus gobernan­ D e hecho, hablar de política es hablar de podm
tes, que soñaban con el tiem po pasado en que no y el poder corrom pe a fos que no tienen una coi?
había ni reyes ni administración. Pensaban que Is­ ciencia sólidamente formada. P oc o se puede u¿
rael, por ser el pueblo de Dios, no debía tener je­ perar de la política allí donde la conciencia no Im
fes permanentes com o los demás pueblos. ya sido educada desde m uy tem pran o en ui)|
P or eso. el libro de los Jueces anota la negati­ familia sana, en la que el nino vaya descubríenfll
va de G edeón a ser rey: Y a v é tiene que ser rey am or y fidelidad entre sus padres (las dos cualida
de ustedes. Desgraciadamente, G edeón pide oro, des que la Biblia no cesa de juntar) y donde iw
en vez del poder, y con esto el héroe destruye to­ haya sido formada por los padres decididos a uiU
d o lo que hizo por su pueblo. de su autoridad para dom ar sus caprichos. Por vi
T od os estos salvadores: Gedeón, Barac, Jefté, ta razón, después de esos tiempos heroicos, vinii»
Sansón... son muy decepcionantes, com o en g e ­ ron otros en que Dios quiso educar a las familia» v
neral lo son los políticos y todos los que hablan las personas mediante las enseñanzas de los »a
de liberar al pueblo oprimido. ¿H ay que concluir bios y la práctica de la ley.
.">:3 JUECES 9

i|iiem, quienes se inclinaron al lado de Abi- él. 20 De lo contrario, que salga fuego de
mclec, porque se decían: 4 «Es nuestro her­ Abimelec y devore a los señores de Si­
manó.» Le dieron, pues, setenta monedas quem y a su consejo; y que salga fuego de
Ir plata del templo de Baal-Berit, con las los señores de Siquem y de su consejo y
.me Abimelec contrató a hombres malva- devore a Abimelec.»
jos y aventureros que marcharon con él. 21 Jotam huyó, se puso a salvo y fue a
lú e con ellos a casa de su padre, en Beer, donde se estableció lejos de su her­
Oirá, y mató de una vez a todos sus her- mano Abimelec.
m.inos, hijos de Jerubaal, que eran setenta 22 Abimelec gobernó tres años en Israel.
hombres. Sólo escapó Jotam, el hijo m e­ 23 Pero Yavé envió un espíritu de discordia
nor de Jerubaal, que pudo esconderse. entre Abimelec y los señores de Siquem; y
1 l uego se reunieron todos los señores de entonces los señores de Siquem traiciona­
Hl<|uem y todo el consejo. Fueron y procla- ron a Abimelec.
iimron rey a Abimelec, junto a la encina de 24 Así debía ser castigado el crimen co­
In estela que hay en Siquem. metido contra los setenta hijos de Jeru­
baal, para que su sangre cayera sobre su
• 7 Se lo anunciaron a Jotam, guien se hermano Abimelec, que los había asesina­
colocó en la cumbre del monte Garizim. Allí do, y también sobre los señores de S i­
nl/.ó la voz y clamó: «Escúchenme, señores quem, que lo habían ayudado a asesinar a
.Ir Siquem, y que Dios los escuche. sus hermanos.
" Los árboles se pusieron en camino para 25 Por hacerle daño, los señores de Si­
Imscar un rey a quien ungir. Dijeron aí oli- quem prepararon emboscadas en las ci­
vo: «Sé tú nuestro rey.» 9 Les respondió el mas de los montes y saqueaban a todo el
nllvo: «¿Voy a renunciar al aceite con el que pasaba cerca del camino. Abimelec
que gracias a mí son honrados los dioses y fue avisado . 26 Entonces llegó Gaal, hijo de
ios hombres, para ir a mecerme por enci­ Obed, acompañado de sus hermanos, el
ma de los árboles?» cual se gano la confianza de los señores
10 Los árboles dijeron a la higuera: «Ven de Siquem . 27 ün día salieron éstos al
lu a reinar sobre nosotros.» 11 Les respon­ campo a vendimiar sus viñas, pisaron las
dió la higuera: «¿Voy a renunciar a mi dul­ uvas, hicieron fiestas y entraron en el tem­
zura y a mi sabroso fruto, para ir a mecer­ plo de su dios, donde comieron y bebie­
me por encima de los árboles?» ron, y maldijeron a Abimelec. 28 Entonces
12 Los árboles dijeron a la vid: «Ven tú aGaal, hijo de Obed, exclamó: «¿Quién es
minar sobre nosotros.» 13 Les respondió la Abimelec y qué es Siquem para gue los
vid: «¿Voy a renunciar a mi mosto, que ale- sirvamos? Tanto el hijo de Jerubaal como
lira a los dioses y a los hombres, para ir a su lugarteniente Zebul servían a Hamor,
mecerme por encim a de los árboles?» padre de Siquem. ¿Por qué les serviríamos
14 Entonces los árboles dijeron a la zarza: también nosotros?
«Ven tú a reinar sobre nosotros.» 15 La zarza
icspondió a los árboles: «Si con sinceridad 29 ¡Quién pusiera este pueblo en mis ma­
vienen a ungirme a mí para reinar sobre nos! Yo echaría a Abimelec y le diría: Re­
ustedes, acérquense y cobíjense a mi som­ fuerza tu ejército y sal a la lucha.»
bra, y si así no fuera, brote de la zarza fue­ 30 Zebul, gobernador de la ciudad, se en­
llo que devore los cedros del Líbano.» teró de la propuesta de Gaal, hijo de Obed,
1(1 Y ahora, díganme, ¿han obrado con sin- y se enojó. 31 Envió mensajeros donde Abi­
>cridad y lealtad al elegir rey a Abimelec?, melec en secreto para decirle: .«Mira que
,";e han portado bien con Jerubaal y su fa­ Gaal, hijo de Obed, ha llegado con sus her­
milia y lo han tratado según sus méritos? manos a Siquem y está sublevando a la
17 Pues mi padre combatió por ustedes;ciudad contra ti. 32 Por tanto, levántate tú y
arriesgando su vida, los libró de la mano la gente que tienes contigo y tiende una
•le Madián, 18 v ustedes se han lanzado hoy emboscada en el campo ; 33 por la mañana
i ontra la familia de mi padre. Ustedes han temprano, cuando salga el sol, te levantas
matado de una vez a todos sus hijos, se- y te lanzas contra la ciudad. Y cuando sal­
l.-nta hombres, y han puesto por rey sobre ga Gaal a tu encuentro con su gente, harás
los señores de Siquem a Abimelec, el hijo con él lo que quieras.»
ilo su esclava, por ser el hermano de uste­ 34 Abimelec se levantó de noche con to­
des. 19 Si, pues, han obrado con sinceridad das las tropas de que disponía y se embos­
V lealtad con Jerubaal y con su familia en caron frente a Siquem, repartidos en cua­
el día de hoy, que del mismo modo Abime- tro grupos. 35 Cuando Gaal, hijo de Obed,
Irc sea alegría para ustedes y ustedes para salió y se detuvo a la entrada de la ciudad,

• 9 .7 En 9 ,8-15 se insertó y se puso en boca ja es patente: los más inútiles son los que quieren
.1.- Jotam una fábula antigua en que se criticaba reinar. Y esta historia d e A b im ele c la viene a
muy duramente el poder de los reyes. L a morale- confirmar.
JUECES 9

sAi í & y3Úaembgsca


qdUa '* aC° mpafiaba Muerte de Abimeíec

f Marchó Abimeíec contra Tebes la n »


3 t.o mó-,5' Había en medio dé la . ¡„
dad una torre fuerte, y en ella se refunluw
todos los hombres y mujeres todos los lid
recen hombres.. - Gaal volvió a decir A l -
ren ia geníe que baja del lado del Omblfao hitantes de la ciudad. S o n por d e n l
jy subieron, Q a. ,a
la terraza
tenaza ae de la torre 52 A aiH,i
de Ia Verra Y °b a partida llega de la EnS? melec
melec lleao
llego hasta
hasta la ta .,. para
la torre —... atacarlo«
. ■
Aómo°HS ™ vinoac- 31 Zebul lijo entonces- rf fr„ a^arc j ua Ia
a Fueiid
Puerta ae
de ia
la tor
torre con la I*
Lom o decías: ¿Quien es Abimeíec nará teñe on rl P> n ro n d ce lrt f . .*
tención de prenderle fuego. ss 53 rs
Pero'uB
que le sirvamos? Estos hombres que tú
S S a t ?™ J° una PiedraAie molino o í
demi¿n? SOn los 3ue desPreciaste? Ahora
3™^estra ^He sa^es pelear.»
Gaal salió al frente de la qente de Si
quem y presentó batalla a Abimeíec ®Es- "‘•'^envaina tu espaci

mij?hoé9UI0 3 Qaa1, que tuvo que huir y matado6una m ujer.Au 'escudero to' atravi
muchos cayeron muertos antes d e lle n a r a
la puerta. ^Abim eíec volvióTÁrum a 9pero uueyA
aUP Á hb
irn3e io
U ÍH^ -! í l2.!a
“ -8ente
9 e ilte da
d<5 !s™l
lsra' I
Zebul expulsó a Gaal y a sus hermañm v uno a s ú X a r mUCTt0' 56 V° 'VÍÓ
no los de ó habitar en áquem nermanos ^
que haltóaYecho a'su pa^r^m atondi?!
Destrucción de Siquem — -viuau ucuiidnos. 1lamben hiVn 1«
fa erS6
S S a la
f e cabeza
™ ! ' de la gente de Si
caer sobre
quem toda su maldad. De esta m a iír c J
camón ¿ íL si9Piente el pueblo salló al
campo. Le avisaron a Abimeíec mi#» tn
Jó f c b a l l 05 'a mald¡CÍÓn de Jotam- »
te ndió
ten d to ‘ una
u°rfa’ em Lepartió
'a b osca d a en eels ccamorr
upos y
L üando Y¡° que la gente salía de la c f t Tolá, Jaír y Jefté
° al 5 ayo,sobre e,los y los derrotó. « Abi-
írn óm / 6 9rapo q,ue estaba con él atacó 1101*1 ‘ ? S sPdés de Abim eíec, To
v tomo posicon a la entrada de la puerta
de la ciudad mientras los otros qrupos se
L — 1 la, hijo de Puá, hijo de Dodó

caar o C2 tTodo
P noampo. aHt0dOS
aquel|°í.que eafa¿an
día estuvo en
Abime-
de salvar
de ia tribu de Isacar y habitaba 1«
a lsrael-“ en
nHntaCaní ° Ia- ciudad- Al tomada mató a Samir en los cerros de Efraím. 2 Hizo
todos sus habitantes, arrasó la ciudad v de je fe en Israel durante veintitrés
esgarcio sal sobre ella. aaa y
anos y al morir fue sepultado en Sa
Al saberlo, los habitantes de la torre de
3 Tras él surqió Jaír de Galaa.l
que hizo de befe en Israel por velntfi
™ SiquTm es^balíjuntos^^entonc^s Ató ¿ ° sn? n,o s - ‘ Tenia treinta Lijos q™
tT n óf sVb,° alJmonte Salmón con toda su m on taban treinta burros, y treinta
tropa y tomando un hacha en sus manos ciudades, que se llaman todavía hoy
seia0
seTa a|nhnmhra de
ai nombro j rbo1'a '?
y dijo la alzó oohándo
troDa mi#» ir, aarl “ A|S ^ .Ja/> en el P3ÍS de Ga
he°h2 ?hnaha: * i que ban vist° que yo món A m0nr fue sePuitado en Ca
he hecho, háganlo ustedes también » Y to
dos SUS hombres cortaron cada uto su ra­ m =iLoS ¡e rae-litas v°lvieron a portarse
ma, luego siguieron a Abimeíec, pusieron mal con Yave: sirvieron a los baales v
las ramas sobre el subterráneo y ¡o quema
habimnC; S aHdeiel ° S- A ? murieron tollos™ dJasid ótartef ’ aJ ° s dioses de Aram y
de Sidon, a los dioses de Moab, a los
tiStSTy de Siquem' Un0S AhJnrt am onitaJ y de los filisteos,
Abandonaron a Yave y ya no lo ser

É rn m m m

i r r e s b o ^ g f fl S e l S ^ S .61 peCad° V"


JUECES 11
un. 7 Entonces estalló el enojo de • 1 Jefté, el galaadita, era un
■ivé contra Israel y los entregó en valiente guerrero. Era hijo de
minos de los filisteos y de los amo- una prostituta y Galaad era su padre.
alus. 2 Pero, después, la mujer de Galaad le
11Estos molestaron y oprimieron a dio hijos y, al crecer estos, echaron a
i n israelitas desde aquel año durante Jefté diciéndole: «Tú no tendrás parte
illitciocho años, a todos los israelitas ni herencia en la casa de nuestro pa­
¡i«' vivían al otro lado del Jordán, en dre, porque eres hijo de otra mujer.»
i país amorreo de Galaad. 9 Incluso 3 Jefté tuvo que huir de sus hermanos
t M amonitas pasaron el Jordán para
Hijear también a Judá, a Benjamín y
y se fue a la región de Tob; allí se le
juntó una banda de aventureros que
i ti gente de Efraím. Israel pasó por nacían sus correrías con é l.4 Y llego el
.ni grave aprieto. momento en que los amonitas decla­
En esos años los israelitas cla ­ raron la guerra a Israel. 5 Los dirigen­
maron a Yavé, diciendo: «Hemos pe­ tes de Galaad, pues, fueron a buscar a
ínelo contra ti porque hemos aban- Jefté al país de T o b 6 y le dijeron: «Ven
I' mado a Y avé, nuestro Dios, para y encabeza a nuestros hombres para
Irrvir a los baales.» " Yavé dijo a los pelear con los amonitas.»
Imaelitas: «Cuando los egipcios, los 7 Jefté respondió a los dirigentes de
mnorreos, los amonitas, los filisteos, Galaad: «¿No son ustedes los que por
11los sidonios, Am alee y Madián los odio me echaron de la casa de mi pa­
l’iimían y ustedes clam aron a mí, dre? ¿Por qué acuden a mí ahora que
(lio los salvé de sus manos? 13 A p e­ están en aprieto?» 8 Los dirigentes le
ni de esto m e han abandonado y contestaron: «Por esta razón precisa­
Imn servido a otros dioses. Por eso mente venimos a buscarte y quere­
no los salvaré otra vez. 14 Vayan y mos hacerte nuestro jefe y el de todo
¡oten a los dioses que ustedes han Galaad, con tal de que pelees con los
elegido: a ve r si los sa lva n en el amonitas.»9 Jefté respondió a los diri­
Hrmpo que les va mal.» gentes de Galaad: «Son ustedes quie­
15 Los israelitas respondieron a Ya- nes me piden volver para combatir a
vé: «Hemos pecado, haz con nosotros los amonitas. Pues bien, si Yavé me
lo que quieras, pero sálvanos hoy.» da la victoria, yo seré el jefe de todos
Retiraron a los dioses extranjeros y ustedes.» 10 Y ellos le dijeron: «¡Yavé
Hirvieron a Yavé, que ya no pudo so­ nos escuche! ¡Pobres de nosotros si
portar el sufrimiento de Israel. no hacemos lo que acabas de decir!»
17 Los amonitas se concentraron y 11 Volvió, pues, Jefté con los diri­
vin ieron a a c a m p a r en G a la a d . gentes de Galaad y el pueblo lo hizo
también los israelitas se reunieron y su jefe y su general; Jefté repitió to­
acamparon en Mizpá. 18 Allí el pue­ das sus condiciones en Mizpá, delan­
blo y los dirigen tes de G alaad se te de Yavé.
preguntaron: «¿Quién se pondrá al
líente de todos nosotros para pelear 12 Jefté mandó mensajeros al rey de los
' ontra los amonitas? A ése lo hare­ amonitas para que le dijeran: «¿Qué tene­
mos jefe de todos los habitantes de mos que ver tú y yo para que vengas a
Galaad,» atacarme en mi propio país?» 13 El rey les

• 1 1 . 1 J e f t é e s u n o d e lo s s a lv a d o r e s m á s d is - n o a c t ú a s o l a m e n t e d e n t r o d e la s c e r e m o n i a s r e li­
i u lib le s d e l a B ib lia . E s t á m o t i v a d o p o r e l r e n c o r g i o s a s n i p o r lo s h o m b r e s r e li g i o s o s , p r o f e t a s o
i m it r a s u s h e r m a n o s , q u e l o d e s p r e c i a r o n . S u s a c e r d o t e s . A c t ú a « r e n o v a n d o l a f a z d e la t ie r r a »
tp ic rra c o n t r a l a t r ib u d e E f r a ím n o e s g l o r i o s a ( S a l 1 0 4 ) a t r a v é s d e p e r s o n a s a la s q u e le s d a
l u í a e l p u e b l o d e Is r a e l. P o r f in , s u v o t o e fe s a c r i- f u e r z a y a u t o r id a d p a r a q u e r e a l i c e n t a r e a s h is t ó ­
lii .ir a a l g u i e n d e s u f a m i lia c o r r e s p o n d e a la c o s - r ic a s q u e s o n p a r t e d e l R e i n o d e D io s .
lu m b r e d e l o s c a n a n e o s p a g a n o s , q u e t a n f á c il­ E n e s t e s e n t i d o , m u c h o s p e r s o n a j e s d e la é p o ­
m e n te s a c r i fi c a b a n a s u s h ijo s . c a c o n t e m p o r á n e a , q u e n o h a n s id o s a n to s , p o ­
S in e m b a r g o , l e e m o s : e l E s p í r i t u d e Y a v é f u e d r ía n c o m p a r a r s e c o n lo s J u e c e s : D i o s le s h a d a ­
'a ih re J e f t é . E l E s p ír it u s ig n ific a b a e n e s e t i e m p o d o e l c a r i s m a p a r a l l e v a r a c a b o , b i e n o m a l,
l.i f u e r z a s o b r e h u m a n a d e Y a v é q u e e m p i n a a l g r a n d e s e m p r e s a s p o r la s c u a l e s l o s c r e y e n t e s
I lu m b r e a c u m p l i r h a z a ñ a s . E l E s p ír it u d e Y a v é n o q u e r í a n a r r i e s g a r s e o e n s u c ia r s e la s m a n o s .
JCJECES 11

respondió a los mensajeros: «Es porque Is­


rael, cuando subía de Egipto, se apoderó Jefté hizo el siguiente voto a Ya
de mi país desde el Arnón hasta el Yaboc y v é : 31 «Si me das la victoria, te sacrlfi
el Jordán. Así que ahora devuélvemelo por caré el primero de los míos que salg#
las buenas.» de mi casa a mi encuentro cuanoí
14 Jefté mandó de nuevo mensajeros al rey vuelva del combate. Este será puf*
de los amonitas y le dijo: 15 «Así habla Jefte: Yavé y te lo sacrificaré por el fuego,»
Israel no se ha apoderado ni del país de
Moab ni del de los amonitas. 15 Cuando subió 32 J efté pasó al territorio de Im
de Egipto, Israel caminó por el desierto has­ amonitas para pelear contra ellos y
ta el mar de las cañas y llegó a Cadés. 17 En­ Yavé le dio la victoria. 33 Los perffl
tonces Israel envió mensajeros al rey de guió desde la ciudad de Aroer h.isli
Edom para decirle: Déjame, por favor, pasar
por tu país; pero el rey de Edom no los aten­
la entrada de Menit y A bel Querr
dió. Los envió también al rey de Moab, quien mim, tom ando veinte pueblos: coft
tampoco los dejó pasar, e Israel se quedó en esto les asestó un gran golpe.
Cades; luego, avanzando por el desierto, 34 Cuando Jefté volvió a su casa tfl |
rodeo el país de Edom y el de Moab y Ueqó Mizpá, su hija le salió al encuentroi
f 1 oriente: del país de Moab. Acampó al otro
lado del Arnón, pues el Arnón era el límite
tan contenta estaba de ver a su pa
de Moab. Israel mandó entonces mensaje- dre, que bailaba, acompañándose di I
ros a Sijón, rey de los amorreos, que reinaba su pandereta. Era la única; fuera df I
en Jesbon, y le dijo: Déjame, por favor, pa- ella no había hijas o hijos.
M9n Porrí-V. Pais hasta llegar a mi destino. 35 Al verla, Jefté rasgó sus ropas y
Pero Sijon, desconfiando de Israel, no lo
dejo pasar, reunió a toda su gente, acampó grito: «Hija mía, me has destrozad®
en Yahsa, y atacó a Israel. !l Tavé, Dios Se tu has salido para desgracia mín
Israel, puso a Sijón y a todo su pueblo en Pues hice a Yavé un voto insensato p !
manos de Israel, que los derrotó y conquistó ahora no p u ed o v o lv e r m e atrás,
m » « p?ls de am°rreos que habitaban Ella le respondió: «Padre, aunqi
allí. - Asi conquistaron todo el territorio de hayas hecho un voto insensato,
los amorreos, desde el Arnón hasta el Yaboc
y desde el desierto hasta el Jordán. debes hacer conm igo según te ft
• rr}0<^0 Clue es Yavé, Dios de Israel, com prom etido, pues Y avé te dio „
guien ha desalojado a los amorreos en favor victoria.» 37 Lu ego dijo a su padrr
r e_sl¿ pueblo Israel, ¿y tú nos vas a desalo­ «T e ruego m e des un plazo de doi
jará ¿No tienes ya todo lo que tu dios Ca- m eses para vivir con mis compañr
mos te ha dado? Igualmente nosotros tene­ ras en los cerros. AHÍ lamentaré mi
mos todo lo qué Yavé, nuestro Dios, nos ha
dado en posesión. 25 ¿Vas a ser tú más que adolescencia perdida.» 38 Jefté le di*
Balac, hijo de Sipor, rey de Moab? (-Tuvo la j'o: «Vete, pues.» Y la despidió poi
tuerza suficiente para atacar a Israel? 26 Ya dos meses. Ella se fue a los cerros
que Israel está establecido en Jesbón y en con sus com pañeras para llorar su
las ciudades que dependen de ella, en Yazer adolescencia perdida.
y en las suyas, y en todas las ciudades que
están a ambos lados del Jordán desde hace 39 A l ca b o de dos m es es volvió
trescientos años, ¿por qué no las han recu­ donde su padre y él cumplió el voto
perado desde entonces? 27 Yo no te he ofen­ que había hecho. La joven no habla
dido, eres tú quien se porta mal conmigo, al conocido varón. ® De aquí viene ln
atacarme. Yavé, el juez, juzgue hoy entre los costumbre que hay en Israel de que
hijos de Israel y los hijos de Arnón.»
Pero el rey de los amonitas no hizo ca­
todos los años las hijas de Israel va
so del mensaje de Jefté. van a lamentarse cuatro días por la
hija de Jefté, el galaadita.
Jefté y su hija
| l 2 l ' Los hombres de Efraím se junta
• 29 El Espíritu de Yavé fue sobre ,— * ron, pasaron el Jordán en dirección
Jefte. Recorrió Galaad y Manasés al norte y dijeron a Jefté: «¿Por qué has ido
pasó por Mizpá de Galaad y luego a atacar a los amonitas y no nos has invl
tado a marchar contigo? Vamos a quemar
entro al territorio de los amonitas. te dentro de tu casa.»2 Jefté les respondió1

lé r o e 2 9 U B i t l i a n a r r a Si" n in a Ú n c o m e n t a r i o e l v o t o d e J e f t é . V e e n e l l o e l e r r o r l a m e n t a b l e (Ir
JUECES 13

i. niamos un gran conflicto mi pueblo y presentó a esta mujer y le dijo: «Tú


con los amonitas; les pedí ayuda a uste- no has podido tener hijos y no has
ph y no m e salvaron de sus manos, dado a luz, pero mira que vas a que­
i liando vi que nadie venía a ayudarme, dar embarazada y darás a luz un hijo.
tiilesqué la vida, marché contra los amo- 4 Por eso, desde ahora, ten cuidado
i,Hiis, y Yavé los entregó en mis manos. de no tomar vino ni bebidas alcohóli­
,1‘or qué, pues, han subido hoy contra mi
cas ni consumir alimentos impuros.
¡•ni a hacerme la guerra?»
' Entonces Jefté reunió a todos los hom- 5 Pues el hijo que darás a luz será un
birs de Galaad y atacó a Efraím; los de nazireo de Y avé desde el seno de su
M.ilaad derrotaron a los de Efraím que de- madre y nunca se le cortará el pelo,
llnn- «Ustedes los galaaditas son fugitivos por ser consagrado a Yavé. El salva­
Ir Efraím que pasaron de Efraím a Mana-
rá a los israelitas de los filisteos que
..... 5 Galaad se apoderó de los vados del
brdán cortándoles el camino y cuando un los oprimen.»
ftiuitivo de Efraím decía: «Déjenme pasar», 6 Fue la mujer y dijo a su mando:
Iiih hombres de Galaad le preguntaban: «Me habló un enviado de Dios que te­
i¿L',res efraimita?», V si respondía: «ño», le nía la majestad de un Angel. N o le
líindían: «Pues di Cnibbolet.» pregunté de dónde era ni el m e dijo
* Pero él decía «Sibbolet», porque no po­
lín pronunciarlo bien. Entonces le echaban su nombre.»
.mino y lo degollaban junto a los vados del
Jordán. Perecieron en aquella ocasión cua- 7 Pero me ha dicho: «Vas a quedar emba­
iPiita y dos mil hombres de Efraím. razada y darás a luz un hijo. En adelante
Seis años Jefté mandó en Israel; luego no bebas ni vino ni bebida fermentada, y
IHté, el galaadita, murió y fue sepultado no comas nada impuro, porque tu hijo sera
"ii su ciudad, Mizpá de Galaad. nazireo de Dios desde el seno de su madre
Después de él mando en Israel lbsan de hasta el día de su muerte.»
H(«|én, que tenía treinta hijos y treinta hijas. 8 Manoaj invocó a Yavé y dijo: «Te ruego,
A éstas las casó fuera y de fuera trajo Señor, que el hombre de Dios que has en­
lo-inta mujeres para sus hijos. Mando en viado venga otra vez donde nosotros y nos
lintel siete años. 10-Y murió lbsan y fue se­ enseñe lo que hemos de hacer con el nino
millado en Belén. que va a nacer .»9 Yavé escuchó a Manoaj
" Después de el fue juez en Israel Elon y el Angel de Yavé vino donde la mujer
Ir Zabulón; mandó en Israel diez anos. Y cuando estaba sentada en el campo; tam­
murió Elón de Zabulón y fue sepultado en poco esta vez Manoaj, su marido, estaba
I lón, en tierra de Zabulón. , con ella.
11 Después de él mando en Israel Abdon, 10 La mujer corrió en seguida a intormar
hi|o de Hil-lel, de Piratón. 14 Tenía cuarenta a su marido y le dijo: «Mira, se me ha apa­
Kilos y treinta nietos, que montaban seten­ recido el hombre que vino donde mi el otro
io burros. 15 Mandó en Israel ocho anos y día.» " Manoaj se levantó y, siguiendo a su
murió Abdón, hijo de Hil-lel, de Piratón y esposa, llegó donde el hombre y le dijo:
lur sepultado en Piratón, en los cerros de «(-•Eres tú el que has hablado con esta mu­
I Iraím, en la montaña del Am alecita. jer"^»
El respondió: «Yo soy.» Le dijo Manoaj:
«Cuando tu palabra se cumpla, ¿que norma
I I nacimiento de Sansón y qué conducta ha de seguir el rano?»
l i o ] * ] Los israelitas volvieron a 13 El Angel de Yavé respondió a Manoaj:
«Deberá abstenerse de todo lo que indique
I* portarse mal con Yavé y él los a esta mujer. 14 No probará nada de Jo qup
mtrego en manos de los filisteos du- procede de la uva, no beberá vino ni bebi­
iunte cuarenta años. da fermentada, no comerá nada impuro y
■ En la tribu de Dan había un hom­ observará todo lo que yo le he mandado.»
bre llamado Manoaj, que vivía en So- 15 Manoaj dijo entonces al Angel de Ya­
i , i y cuya esposa no había podido
vé: 16 «Permítenos retenerte y prepararte un
cabrito.» Porque Manoaj no sabia que era
imer hijos. 3 El Angel de Yavé se

b r e d e D i o s q u e y a e n c o n t r a m o s c o n e l h ijo d e
• 1 3 . 1 V ie n e n a c o n t in u a c ió n c u a t r o e p is o d io s A b r a h a m ( G é n l o ) y q u e s e p r e s e n t a r a t a m b ié n
ir l.is « h i s t o r i a s » d e S a n s ó n . A l o m e j o r e r a u n
p a r a S a m u e l (1 S a m 1 ) y , m a s t a r d e , p a r a J u a n
u m p e s in o d e f u e r z a p o c o o r d in a r ia q u e p e l e a b a B a u t is t a ( L e 1 ,5 ). E l n iñ o t ie n e q u e s e r n a z i r e o ,
i „ ,i su c u e n t a c o n t r a lo s_ f ilis t e o s . L a l e y e n d a le e s t o e s , c o n s a g r a d o a D io s , s e g ú n u n n to m u y a n
iiilh u y ó n u m e r o s a s h a z a ñ á s . . . . ., t i g u o e n la B ib lia ( N ú m 6 . 1 ) . E s t a c o n s a g r a c i ó n a
l e a t r ib u y e a S a n s ó n u n n a c i m i e n t o m ila g r o -
D io s s e r á la fu e n te d e su fu e rz a .
,, N a c e d e u n a p a r e j a e s t é r il, s e g ú n u n a c o s t u m ­
JUECES 13
el Angel de Yavé. Pero él dijo a Manoaj: a i llegar donde sus padres, les dio mlH y
«Aunque me obligues a quedarme, no pro­ comieron de ella, pero no les dijo que U
bare tu comida. Pero si quieres sacrificar había sacado del cadáver del león. 18Dfft
alguna víctima por el fuego, ofrécesela a pues, el padre
Yave.» 17 Manoaj dijo entonces al Angel de ’ de Sansón
' ~ bajó dondo
........... da(•
Yave: «¿Cuál es tu nombre, para que,
mujer y Sansón ofreció un banquete, pul
asi suelen hacerlo los jóvenes. " Cuatv
PUl»
cuando se cumpla tu palabra, te podamos
honrar?» 18 El Angel de Yavé le respondió: ta de ellos para que fuesen sus compn
d
se presentó, los filisteos designaron a trí
p,iñ«
«¿Por qué me preguntas el nombre? Es Ad­ ros de boda.
mirable.» 19 Entonces Manoaj tomó el ca­
brito y la oblación y lo ofreció en holocaus­
12 Sansón les dijo: «Les voy a propontl
una adivinanza. Si me dan la solución díiH-
to, sobre la roca, a Yavé, el que obra cosas
misteriosas. tro de los siete días de la fiesta y aciertan,
yo daré treinta túnicas y treinta mudjl
20 Y sucedió esto a la vista de Manoaj y Si no pueden darme la solución, usteaU
su esposa: cuando la llama subía del altar me darán treinta túnicas y treinta mudafi
hacia el cielo, el Angel de Yavé subió tam­ Ellos respondieron «Di no más tu adivinan
bién en la llama.
za; te escuchamos;»
Al verlo, Manoaj y su mujer cayeron ros­
tro en tierra. 21 Al desaparecer el Angel de
14 Les dijo: «Del que come salió la corrá
da, y del fuerte salió la dulzura.» Despul
Yave a la vista de Manoaj y de su esposa,
de tres días no habían acertado la adivi­
este se dio cuenta de que era el Angel dé nanza. '5 El día cuarto dijeron a la espo¿
Yave. Y dijo a su esposa: «Seguro que de Sansón: «Convence a tu marido pn~
vamos a morir porque hemos visto a Dios » que nos explique la adivinanza. Si no,
Ella le respondió: 2i «Si Yavé hubiera queri­
quemaremos a ti y a la familia de tu p|
do matarnos, no habría aceptado de nues­ dre; ¿o es que nos han invitado para “
tra mano el holocausto ni la ofrenda; no barnos?»
nos habría mostrado todas estas cosas ni
dicho lo que acabamos de oír.» j8 La mujer de Sansón se puso a llorl
echándose encima de él y le dijo: «No r
24 La mujer dio a luz un hijo y lo llamó quieres, ni me amas, has propuesto uki
Sansón. El niño creció y Yavé lo bendijo.
adivinanza a los jóvenes de mi pueblo, y
Luego el espíritu de Yavé comenzó a exci­
mi no me la has explicado.» El le respoi
tarlo en Mahane Dan, entre Sorá y Estaoi.
dio: «No se la he explicado a mis padres
te la explicaré a ti?» 17 Ella estuvo lloran««
Historias de Sansón detras de él los siete días que duró la fiel-
ta. Por fin, el séptimo día se la explicó pe
11 4 | ' Sansón bajó a Timná y se fijó en que lo tenía cansado. Ella lo contó a s
----- 1 una mujer filistea. 2 Subió a decírselo paisanos.
a su padre y a su madre: «He visto en Tim- 18 El séptimo día, antes de que entrara
na una mujer filistea; tómenla para mí para departamento de los esposos, la gente i
que sea mi esposa .»3 Su padre y su madre la ciudad dijo a Sansón: «¿Qué hay m
e dijeron: «¿No hay ninguna mujer entre dulce que la miel y qué más fuerte que
las hijas de tus hermanos y en todo el pue- león?» El les respondió: «Si no hubier;
blo, para que vayas a tomar mujer entre arado con mi novilla, no habrían acertar
esos filisteos incircuncisos?» mi adivinanza.»
Sansón le respondió a su padre: «Toma 19Luego el espíritu de Yavé lo tomó: balA
esta para mí, porque es la que me gusta.» a Asea Ion y mató allí a treinta hombre!,
Ellos no sabían que esto venía de Yavé Tomo sus despojos y entregó las mudas«
que buscaba un pretexto contra los filis­ los que habían acertado la adivinanza; luí
teos, pues por aquel tiempo los filisteos go, muy enojado, subió a la casa de su pi
dominaban a Israel. dre. " En eso dieron la mujer de Sansón |
3 Sansón, pues, bajó a Timná y, al llegar uno de sus compañeros de boda.
a las viñas de Timná, vio un cachorro de
león que se le acercaba rugiendo. 6 El espí­ |l 5 I 1 Algún tiempo después, por los dial
ritu de Yavé tomó a Sansón y, sin tener na­ .— I de la siega del trigo, fue Sansón a vi­
da en la mano, despedazó al león como lo sitar a su esposa, llevando un cabrito, y dijo:
hubiera hecho con un cabrito. Pero nada de «Quiero estar con mi mujer en nuestra píe-
esto le contó ni a su padre ni a su madre. 5?.*” w Pac^re, de ella no lo dejó entrar y Ir
Bajo y habló con ¡a mujer, la cual por fin dijo: «Yo pensé que ya no la querías y se In
le gusto. Algún tiempo después, volvió di a tu compañero. ¿No te gustaría tener poi
para tomarla y dio un rodeo para ver el ca­ esposa a su hermana menor en lugar de In
dáver del león: se encontró con que en el otra?» Sansón le replicó: «Esta vez no debí-
cadáver del león había un enjambre de abe­ nada a los filisteos si les hago daño.»
jas con miel. 9 Sansón recogió miel en sus
manos y se la comió mientras caminaba.
4 Se fue Sansón y cazó trescientas zo
rras, tomo unas antorchas y juntando a lo-;
JUECES 16
.">9
mímales cola con cola puso una antorcha época de los filisteos por espacio de vein-
.■ñire cada dos colas. 5 Prendió fuego a las te años.
nntorchas y luego, soltando las zorras por
¡ns mieses de los filisteos, incendió las ga­ r r ^ l ’ Sansón se dirigió a Gaza, vio allí
villas y el trigo todavía en pie y las viñas y
1 * Vi una prostituta y entró donde ella vi­
vía. 2 Cuando los hombres de Gaza tuvieron
olivares. noticias de que Sansón había venido, hicie­
" Los filisteos preguntaron: «¿Quién ha ron rondas y estuvieron acechando a las
hecho esto?» Y les respondieron: «Sansón, puertas de la ciudad. Estuvieron aguardan­
P|yerno del hombre de Timná, porque éste do toda la noche, pues se decían: «Espere­
imnó a su esposa y se la dio a su compa- mos que despunte el día y lo mataremos.»
ni'io.» Entonces subieron y quemaron a 3 Sansón durmió hasta medianoche; y, a
Aquella mujer y a su familia. r Sansón les medianoche, se levantó, tomó las hojas de
illjo: «Ya que se portan así, no tendre paz la puerta de la ciudad con su marco, las
¡insta vengarme de ustedes.»8 Los molió a arrancó junto con la barra, se las cargo a las
,|ilipes, causando un gran estrago entre espaldas y las llevó hasta la cumbre del ce­
••líos. Luego bajó a vivir en una cueva de la
rro que está frente a Hebrón.
mea de Etam.
’ Los filisteos subieron a los cerros de Ju-
,1,1 e hicieron una incursión por Lejí. 10 Los Sansón y Dalila
liombres de Judá les preguntaron: «¿Por
qué han venido a atacarnos?» Respondie- • 4 D espu és d e es o , Sansón se
mu: «Venimos a echar mano a Sansón, y lo enam oró ae una mujer del yalle de
Untaremos com o nos trató a nosotros.» Sorec, llamada Dalila. 8 Los jefes de
" Tres mil hombres de Judá bajaron a la los filisteos le dijeron a ésta: «Enamó­
, iieva de la roca de Etam para decir a San-
muii: «¿No sabes que los filisteos nos están
ralo y averigua de dónde saca tanta
•I. »minando? ¿Qué les has hecho?» El les fuerza y cóm o podríamos vencerlo y
impondió: «Como me trataron a mí, los he amarrarlo. T e daremos cada uno de
tintado a ellos.» 12 Le dijeron: «Hemos baja- nosotros mil cien monedas de plata.»
*lo para amarrarte y entregarte en manos 6 Entonces Dalila preguntó a San­
i|<- (os filisteos.» Sansón les dijo: «Júrenme són: «Dime, por favor, ¿de dónde sa­
que ustedes mismos no me matarán.» 1 Le
i.'spondieron: «No, sólo queremos amarrar­ cas esa fuerza tan grande y co m o
la y entregarte a ellos, pero nosotros no te podrían amarrarte para dominarte?»
(untaremos.» Lo amarraron, pues, con dos 2 Sansón le contestó: «Si me ataran
. ilerdas nuevas y lo sacaron de entre las con siete cuerdas de arco, nuevas y
locas. 14 Cuando llegaban a Lejí, los filisteos todavía húmedas, perdería mi fuerza
Murieron a su encuentro con gritos de y sería c o m o cu a lqu ier h om b re.»
¡llunfo, pero el espíritu de Yavé vino sobre
él; las cuerdas que lo amarraban fueron co­ 8 Los jefes de los filisteos manda­
mo hilos de lino quemados al fuego y ¡as li- ron a Dalila las siete cuerdas nuevas
iinduras se deshicieron en sus brazos. En- y sin secar y con ellas Dalila ato a
' mitró una quijada de burro todavía fresca, Sansón. 9 Ella tenía gente escondida
In tomó y mató con ella a mil hombres.
Sansón dijo entonces: «Con quijada de
en su habitación y le gritó: «¡Sansón,
burro, rociada de golpes di; con quijada de aquí vienen los filisteos!» Pero San­
purro, a mil hombres sacudí.» són rom p ió las am arras c o m o se
'■ Cuando terminó de hablar, tiró la qui­ rompe el hilo quemado y no supieron
línla; por eso se llamó aquel lugar Ramat- de dónde le venía tanta Fuerza.
I rjí. 18 Entonces sintió una sed terrible e in- 10 Entonces Dalila dijo a Sansón: «Te
v<» ó a Yavé diciendo: «Tú has logrado esta
yion victoria por mano de tu siervo y ahora burlaste de mí y me contaste mentiras.
vi »y a morir ae sed y a caer en manos de D im e, ¿ có m o te podrían su jetar?»
fon incircuncisos.» 11 Sansón le contestó: «Si me ataran es­
w Entonces Yavé hendió la cavidad que ta vez con siete cordeles nuevos trenza­
hny en Lejí y brotó agua de ella. Sansón dos, que nunca se hayan usado, perde­
liobió, recobró su espíritu y se reanimo, ría mi fuerza y sería com o cualquier
i'm eso dio el nombre de En Hacore a la
hombre.»12 Dalila, pues, lo ató con siete
i.n-nte que existe todavía en Lejí.
' Sansón hizo de líder en Israel en la cordeles trenzados, pero, cuando grito:

a Y a v é q u e e s fu e n t e d e su v ig o r s o b r e n a tu r a l.
• 1 6 . 4 S a n s ó n r e v e l a a D a lila s u c o n s a g r a c ió n a
C o n s ó lo r e v e la r lo , s e p r o fa n a b a a s i m is m o .
Mi is c o m o n a z i r e o . H a y e n é l u n a p a r t e r e s e r v a d a
JÜECES 16

«¡Aquí vienen los filisteos!», él nueva­


Los jefes de los filisteos se reunir
mente se soltó. Así que Dalila le dijo:
ron para ofrecer un gran sacrificio a
«¿Hasta cuándo te burlarás de mi y
su dios Dagón y para hacer una qran
me contarás mentiras? Dime cóm o te
tiesta, pues decían: «Nuestro dios ha
podrían sujetar.» El le respondió: «Sí me
puesto en nuestras manos a Sansón,
tejieras las siete trenzas en la urdimbre
nuestro en em ig o .» C om o todos st
de un telar, apretándolas con un peine
sentían alegres, dijeron: 24 «Traigan n
yo perdería mi fuerza.» 14 Ella lo ador­
banson para que nos divierta.» Lo trn
jeron de la cárcel y lo colocaron entir
meció, tejió las siete trenzas de su ca­
bellera en la urdimbre y las apretó con
las columnas, y él los estuvo divli
alababa na
e peine. Luego gritó: «¡Aquí vienen los
filisteos!» Sansón despertó y arrancó la 7.
tiendo. AI vverlo,
v- 'IVJ, ,ala uciue
gente dldDaDÍI
urdimbre con sus trenzas. Y así Dalila
su dios, diciendo: «Nuestro dios h»
no conoció el secreto de su fuerza
puesto en nuestras manos a nuestro
A la tercera vez Dalila le dijo: «Tú
enemigo, que arruinaba nuestro país y
mato a tantos de tos nuestros.» !
dices que me amas, pero tu corazón
no esta conmigo. Pues por tres veces 26 Sansón dijo entonces al much«'
te burlaste de mí y no m e confiesas de cho que lo llevaba de la mano: «Guía­
donde te viene tanta fuerza.» 16 Y co ­ me para que pueda tocar las colum
m o Dalila insistía y lo molestaba to­ ñas en las que descansa la casa y asi
dos los días con sus preguntas, lleqó consiga apoyarme en ellas.» 27 La ea
un momento en que Sansón se sintió sa estaba llena de hombres y de mu
morir de hastío. 17 Entonces le dijo la
jeres. También estaban allí todos laB
verdad: «Nunca me han cortado el pe­ jetes de los filisteos y en la terraza
to porque soy nazireo, consagrado a unos tres mil hombres y mujerel
Dios, desde el seno de mi madre. Si C02IJt cmplaban los j,ue9 ° s de Sansón,
me cortaran el pelo perdería mi fuerza Sansón invocó a Yavé y excla
y sena como cualquier hombre.» mo: «Señor, Yavé, dígnate acordarla
Dalila comprendió que esta vez de mi, devuélveme la fuerza nadtt
había dicho la verdad y llamó a los mas que por esta vez para que de un
jefes de los filisteos diciendo: «Ven­ golpe me vengue de tos filisteos por
gan, porque Sansón m e ha descu ­
mis dos ojos.»
bierto su secreto.» Vinieron y le entre­ 29 Sansón palpó las dos columna» i
garon el dinero prom etido. 19 Dalila centrales sobre las que descansaba Id
adormeció a Sansón sobre sus rodi­ casa, se apoyó en ellas con su brazo I
llas y llamó a un hombre que le cor­ derech o y con el izquierdo y gritó:
tara las siete trenzas de su cabellera «Muera yo con los filisteos.» Apretó
Inmediatamente em pezó a debilitarse con todas .sus fuerzas y la casa se de­
y se le fue su fuerza. rrumbo sobre los jefes y sobre la qen
20 Cuando Dalila le gritó: «¡Sansón, los allí reunida. Los que arrastró en su
te
filisteos!», el despertó y pensó que se propia m uerte fueron m ás que loa
salvaría, como en las otras ocasiones. que había matado en su vida.
2m n° .sab¡a que Yavé no estaba con él. 21 Sus hermanos y toda la familia di-
Los filisteos lo apresaron, le sacaron los su padre bajaron y se lo llevaron Lti
ojos y lo llevaron a Gaza. Lo ataron con sepu taron entre Sora y Estaol, en el
dos cadenas de bronce y lo hicieron dar sepulcro de su padre Manoaj. Hablo
vueltas al molino de la cárcel. juzgado a Israel durante veinte años,

Muerte de Sansón Historia de Miqueas

22 La cabellera de Sansón comenzó Í 1 7 I " ' Había en los cerros de Efraím un


a cre c e r en cuanto se la raparon. — - f hombre llamado Miqueas.2 Dijo a su
madre: «Los mil cien sidos de plata que Ir

. ,* ,».7 ; l T I d e lo s J u e c e s c o n c lu y e c o n d o s
r e la t o s t íp ic o s de la v i d a de Is r a e l de e s e t i e m n o reyes « “ noce los m alo |
E l a u to r, d e s p u é s de a la b a r e s a é p o c a e n q u e b r ó
qiie producía la anarquía.
En los capítulos 17-18, la ausencia de una au
JUECES 18
rutaron y por los que lanzaste una maldi- acá? ¿Qué haces en este lugar? ¿Por qué
Mi, esa plata la tomé yo; y ahora te la te quedas aquí?»4 El respondió: «Esto y es­
■vuelvo.»3 Su madre respondió: «¡Que mi to me ha hecho Miqueas. Me ha tomado a
tl|n sea bendito de Yavé!» Y él le devolvió sueldo y soy su sacerdote.» 5 Le dijeron:
m mil cien sidos de plata. «Consulta, pues, a Dios para que sepamos
I’ero su madre le dijo: «Yo quería consa- si el viaje que estamos haciendo tendrá
«nr este dinero a Yave y dárselo de mi pro- éxito.»6 El sacerdote les respondió: «Vayan
Hfl mano, para que, con este dinero, mi hijo en paz, el viaje que hacen está bajo la mi­
«■ hiciera una estatua con una cubierta de rada de Yavé.»
■iirtal. Así que te doy esta plata.» 7 Los cinco hombres partieron y llegaron
' El, sin embargo, devolvió la plata a su a Lais. Vieron que los habitantes de ese lu-
madre, la cual separó doscientos sidos ar vivían seguros según las costumbres
mío el fundidor. Este le hizo una estatua e los sidonios, tranquilos y confiados; que
Ü« inadera cubierta de metal y estuvo en no había allí quién dañara, que estaban le­
aid de Miqueas. 5 Así que Miqueas tuvo jos de los sidonios y no tenían relaciones
'no Casa de Dios; también se hizo un con nadie.
mueble para sacar la suerte y unos idoli- 8 Cuando volvieron donde sus hermanos,
.. , y consagró a uno de sus hijos como éstos les preguntaron: «¿Q ué noticias
Ifli crdote suyo. 6 Pues, en aquel tiempo, traen?» 9 Ellos respondieron: «Arriba, vaya­
fio había rey en Israel y cada uno hacía lo mos contra ellos porque el país que hemos
ijiir mejor le parecía. visto es excelente. Pero ¿por que no dicen
' Había en Belén de Judá un joven levita, nada? Mo duden en partir para Lais, a con­
li"»< endiente de Moisés, que vivía allí co­ quistar aquella tierra. 10 Cuando lleguen,
mí forastero. 8 Un día dejó Belén y salió al encontraran un pueblo tranquilo. El país es
Omino para ver dónde podría establecerse espacioso, Dios lo ha puesto en nuestras
mino forastero. Llegó a los cerros de manos, es un lugar en el que no falta nada
i fraím, a la casa de Miqueas. 9 Este le pre- de lo que puede haber sobre la tierra.»
flUntó: «¿De dónde vienes?» Y contestó:
loy levita y vengo caminando de Belén; Migración de los danitas
nulo en busca de algún lugar en el cual
i»' pueda quedar como forastero.» 10 Mi­ 11 Partieron, pues, de allí, de la tribu de
litas le dijo: «Quédate en mi casa y serás los danitas, de Sorá y Estaol, seiscientos
Mra mí un padre y un sacerdote; yo te da- hombres danitas armados. 12 Subieron y
10 illez monedas de plata al año, el vestido acamparon en Cariatiarim, en Judá. Por
eso todavía hoy se llama aquel lugar el
v In comida.» Y entró el levita.
" El levita aceptó quedarse en casa de campamento de Dan. Está detrás de Caria-
ii|iiel hombre y fue para él como uno de tiarim. 13 De allí pasaron a los cerros de
lili hijos. 12 Miqueas consagró al levita; es- Efraím y llegaron a la casa de Miqueas.
m |oven fue su sacerdote y se quedó en 14 Entonces los cinco hombres, que ha­
•lio de Miqueas. 13 Y dijo Miqueas: «Ahora bían ido a explorar la tierra tomaron la pa­
<|iie Yave me favorecerá porque tengo a labra y dijeron a sus hermanos: «No saben
pío levita como sacerdote.» lo que hay en una de estas casas: un mue­
ble para sacar la suérte, unos idolitos y una
i ni ' Por aquel tiempo no había rey en estatua de madera cubierta de metal. Con­
l ' ° l Israel y la tribu ae Dan buscaba un sideren, pues, lo que tienen que hacer.»
iinltorio donde habitar, pues hasta aquel 15 Llegando allá, entraron en la casa del
iin no le había tocado heredad entre las joven levita, la casa de Miqueas, y le die­
iilhus de Israel. 2 Los danitas enviaron a ron el saludo de paz, 16 mientras los seis­
lineo hombres de los suyos, hombres va- cientos hombres danitas con sus armas es­
nuiles de Sorá y Estaol, para recorrer taban en el umbral de la puerta. 17 Los
i'iuella tierra y explorarla. Les dijeron: «Va- cinco hombres que habían ido a explorar la
oiii .i explorar él país.» Llegaron a los ce­ tierra subieron, entraron y tomaron la esta­
ní mde Erraím cerca de la casa de Miqueas tua, el mueble para sacar la suerte y los
i pnsaron allí la noche. idolitos, mientras el sacerdote estaba en la
1 Como estaban cerca de la casa recono- puerta con los seiscientos hombres arma­
ilpron la voz del joven levita y se fueron dos. 18 El sacerdote les dijo: «¿Qué están
•Mil, Le dijeron: «¿Quién te ha traído por haciendo?» «¡C állate!», le contestaron.

i Ii IikI religiosa hace que los sacerdotes hagan lo ese tiem po no sabían todavía lo que vale la vida
» quieran. R ecordem os que en aquel tiem po del hombre, tanto la del enem igo com o la suya
IMimbres de la tribu de Leví estaban dedicados propia.
' ilio (Núm 3).
i ii 18,27 se notará uno de los lugares de la El individuo no contaba, sino sólo el pueblo.
ililln en que se manifiesta m ayor indiferencia Suprimir una población extranjera no tenía ma­
viilea una matanza salvaje. Los israelitas de yor gravedad que arrasar un bosque.
JUECES 18
19 «Pon la mano en tu boca y ven con noso­ a visitarla para hablarle al corazón y hai*
tros. Serás para nosotros padre y sacerdo­ la volver a su casa. Llevaba consigo m
te. ¿Prefieres ser sacerdote en la casa de muchacho y dos burros.
un particular o ser sacerdote de una tribu Ella lo hizo entrar en la casa de su ni
de Israel?»
dre, el cual se alegró de verlo . 4 Su surgí*
20 Se alegró con ello el sacerdote, tomó el el padre de la muchacha, lo retuvo, asi <|i»
mueble para sacar la suerte, los idolitos y la
se quedó con él tres días; comieron, boD|
estatua y se fue en medio de la tropa.
ron y pasaron allí la noche. 5 Al cuarto ili
21 Prosiguieron su camino, colocando en se levantaron de madrugada y el levitn »
la cabeza a las mujeres, los niños, los re­ dispuso a partir; el padre de la joven le <l|»
baños y los objetos preciosos. 22 Estaban a su yerno: «Come primero un poco do pi
ya lejos de la casa ae Miqueas cuando la
para cobrar ánimo, y luego te marchará?
gente de las casas vecinas se puso a gritar
y salió en su persecución. 23 Pero los dani- 6 Se sentaron y se pusieron a comer !•
tas se volvieron y dijeron a Miqueas: «¿Qué dos y luego bebieron. Después el suegro I»
te pasa para gritar así?» 24 Respondió: «Me dijo: «Dígnate pasar aquí la noche y récríl
han quitado a mis dioses, que yo me había te .»7 Se levantó el levita para partir, peni»
hecho, y a mi sacerdote. Ustedes se van, y suegro le porfió y se quedó aquella noCM
a mí ¿qué me queda? Y encima me pre­ 8 Al quinto día madrugó para irse, peral
guntan: ¿Qué te pasa?» 25 Los danitas le padre de la joven le dijo: «Ten un poco i|
contestaron: «Calla de una vez, no sea que paciencia y quédate hasta que lleguol
algunos se pongan de mal genio y te qui­ tarde.» 9 Y comieron juntos. Se levanton*
ten la vida a ti y a los tuyos.»26 Los danitas para marcharse, el marido con su concua
siguieron su camino; y Miqueas, viendo na y su siervo, pero su suegro le dijo: «Mn
que eran más fuertes, se volvió a su casa. que ya está anocheciendo. Pasa aquí tt
7 Ellos tomaron el dios que Miqueas se noche y recréate. Mañana de madruuml»
había fabricado y el sacerdote que tenía a te irás y volverás a tu casa.» 10 Pero e l l i l
su servicio, y marcharon contra Lais, pue­ ta no quiso pasar allí la noche; se levanH
blo tranquilo y confiado. Pasaron a cuchillo partió y llego frente a Jebús, o sea, Jeru«
la población e incendiaron la ciudad. 28 Na- Ién. Llevaba consigo los dos burros c a n
die vino a ayudarlos porque estaban lejos dos, su concubina y su criado.
de Sidón y no tenían relaciones con nadie. 1' Cuando llegaban cerca de Jebús, dÉ
La ciudad estaba situada en el valle que se es ahora Jerusalén, ya era muy tarde. Af
extiende hacia Bet-Rejob. que el muchacho dijo a su patrón: «No el
Reconstruyeron la ciudad, se establecie­ minemos más y entremos en la ciudad w
ran en ella, 29 y le pusieron el nombre de los jebuseos para pasar allí la noche.» ' » I
Dan, en memoria de su antepasado Dan, amo le respondió: «No vamos a entrni *
hijo de Israel, aunque antiguamente la ciu­ una ciudad de extranjeros, que no son I*
dad se llamaba Lais. 30 Los danitas reserva­ raelitas; pasaremos de largo hasta gy¡
ron un lugar para la estatua, y Jonatán, bea.» 13 Y añadió a su muchacho: «Vamoli
descendiente de Guersón, hijo de Moisés, y acercarnos a uno de esos poblados. Pnii
sus hijos después de él, fueron sacerdotes remos la noche en Guibea o Ramá.» 14■
de la tribu de Dan hasta que la población saron, pues, de largo y continuaron
fue desterrada del país. 5l Colocaron la marcha. A la puesta del sol llegaron fren
imagen que había hecho Miqueas, y allí a Guibea de Benjamín. 15 Se desvianm

f
permaneció mientras estuvo en Silo la Ca­ ues, hacia allí y fueron a pasar la noel»*
sa de Dios. I levita entró y se sentó en la plaza <Ifl i
ciudad, pero no hubo nadie que le ofrecli
El crimen de Guibea ra casa donde pasar la noche. 16 En nlli
llegó un anciano que volvía de sus trabab !
11 9| * ' En aquel tiempo aún no había rey del campo. Era un hombre de los cerros í
en Israel. Un levita que residía como Efraím, que residía como forastero en Oul
forastero en los confines de los cerros de bea, pues la gente del lugar era de la tilín
Efraim tomó por concubina a una mujer de de Benjamín. 17 Mirando por ese lado, *
Belen de Juda.2Esta mujer lo engañó y lue­ anciano se fijó en el forastero que eslalt*
go volvió a la casa de su padre, en Belén en la plaza de la ciudad y le dijo: «¿De <lón
de Judá, donde permaneció unos cuatro de vienes y adonde vas?» 10 Y él respondí*
meses.3Su marido se puso en camino y fue «Estamos de paso, venimos de Belén .!• !

• 1 9 . 1 Esta fechoría se parece mucho a la que


glos la actitud de los varones con las mujeres Ih
encontramos en Génesis 19. Tam bién vale aquí tal irresponsabilidad y desprecio. La mujer «liv*
Jo dicho en aquel lugar respecto a la respuesta para el placer, para tener hijos, o para hacei Iw
del dueño de casa.
trabajos que a los hombres les fastidian. N o lm!¿
Los versículos 24-25 y 27-28 son un testim o­ reparos en sacrificar a la mujer para salvar 9
nio horrible de lo que ha sido durante siglos y si- huésped.
mi JCJECES 2 0
o. Id y vamos hasta los confines de los ce- de todo el pueblo y todas las tribus de Is­
" i de Efraím, de donde soy. Fui a Belén rael acudieron a la asamblea del pueblo de
i< Judá y ahora vuelvo a mi casa, pero Dios: cuatrocientos mil hombres de a pie
n|iii nadie me ha ofrecido la suya. 19 Y eso armados con espada.
liu1 tenemos paja y forraje para nuestros 3 También los hombres de la tribu de
Imiros y pan y vino para mí, para mi mujer Benjamín supieron que los israelitas ha­
I mira el joven que nos acompaña. No nos bían subido a Mizpá.
filln nada.» Los hijos de Israel dijeron: «Dígannos có­
1 El anciano le dijo: «La paz sea contigo, mo ha sido el crimen.» 4 El levita, marido
«ii proveeré a todas tus necesidades, pero de la mujer asesinada, tomó la palabra y
fcn pases la noche en la plaza.»21 Los llevó dijo: «Había llegado con mi concubina a
.i mi casa y dio forraje a los burros. Y ellos Guibea de Benjamín para pasar la noche.
*• lavaron los pies, comieron y bebieron. 5 Los vecinos de Guibea se presentaron
Mientras se recreaban, los hombres de con la intención de maltratarnos y rodea­
|o ciudad, gente malvada, cercaron la casa ron por la noche la casa; estaban decididos
Apeando la puerta dijeron al anciano, a matarme a mí y abusaron tanto de mi
flimño de la casa: «Haz salir al hombre que concubina, que murió. 6 La tomé entonces,
Im entrado en tu casa para que nos divirta- la descuarticé y envié los trozos por todo el
fños con él.» 23 El dueño de la casa salió territorio de Israel, porque habían cometido
donde ellos y les dijo: «No, hermanos míos, una infamia en Israel. 7 Aquí están todos
im se porten mal con él. Ya que este hom- los hijos de Israel: convérsenlo y tomen
Mn ha entrado en mi casa, no cometan in- aquí mismo una resolución.»
iiimia contra él . 24 Aquí está mi hija, que es 8Todo el pueblo se levantó como un so­
lujen, y también la concubina de mi conn- lo hombre y dijo: «Ninguno de nosotros
|hiiW o . Si quieren, se las entregaré. Abu- marchará a su tienda, nadie volverá a su
Inn con ellas y hagan con ellas lo que les casa . 9 Esto es lo que hemos de hacer con
imiezca, pero no com etan contra este la gente de Guibea. Echaremos suertes 10 y
Immbre semejante infamia.» 25 Pero aque- tomaremos de todas las tribus de Israel
mi*i hombres no quisieron escucharlo. En- diez hombres por cada cien, cien por cada
jnnces el hombre tomó a su concubina y mil y mil por cada diez mil; ellos recogerán
»r Id sacó fuera. Ellos la violaron, la mal- víveres para la tropa, para los que irán a
n.il.iron toda la noche y hasta la mañana y castigar a Guibea de Benjamín por la infa­
inilejaron al amanecer. mia que sus habitantes nan cometido en
‘ Llegó la mujer de madrugada y cayó Israel.» 11 Así se juntó contra la ciudad toda
•i ln entrada de la casa del hombre donde la gente de Israel com o un solo hombre.
•llnba su marido; allí quedó hasta que fue ,2 Las tribus de Israel enviaron mensa­
n día. 27 Por la mañana se levantó su ma- jeros por toda la tribu de Benjamín para
ililo, abrió las puertas de la casa y salió decirles: «¿Qué crimen es este que se ha

Í
nra continuar su camino. Entonces vio a cometido entre ustedes? 13 Entréguennos,
mujer, su concubina, tendida a la entra- ues, a esa gente, esos malvados de Gui-
n de la casa, con las manos en el um- ea, para que los matemos y desaparez­
ini, 28 y le dijo: «Levántate y vámonos.» ca el mal de Israel.» Pero los benjaminitas
lio no hubo respuesta. El hombre, pues, no quisieron hacer caso a sus hermanos
ln i .irgó sobre su burro y siguió su cami­ israelitas.
no para volver a su pueblo. 14 Entretanto los de Benjamín, dejando
" Llegado a su casa, tomó un cuchillo y sus ciudades, se reunieron en Guibea pa­
i'im,indo a su concubina la partió, miem- ra salir a combatir contra los israelitas.
pro por miembro, en doce trozos y los 15 Aquel día los benjaminitas llegados de
ninndó por todo el territorio de Israel. diversas ciudades hicieron el censo, que
Dio esta orden a sus mensajeros: «Esto dio en total veintiséis mil hombres arma­
Hirtn a todos los israelitas: ¿Se ha visto al- dos de espada, sin contar los habitantes
yunti vez cosa semejante desde que los is- de Guibea. '6 En toda esta tropa había se­
•irlitas subieron del país de Egipto hasta tecientos hombres valientes, todos zur­
Iwy? Piensen en ello, consulten y tomen dos, capaces de lanzar una piedra con la
mui decisión.» Todos los que lo veían, de- honda contra un cabello, sin errar el tiro.
Inn: «Nunca ha ocurrido ni se ha visto 17 La gente de Israel hizo también el cen­
imn igual desde que los israelitas subie- so. Sin contar a Benjamín, eran cuatro­
n del país de Egipto hasta hoy.» cientos mil hombres capaces de manejar
la espada, todos hombres de guerra. 18Par­
' Salieron, pues, todos los hijos de tieron, pues, y subieron a Betel, donde
Israel y se reunió toda la comunidad consultaron a Dios. Los israelitas pregunta­
mno un solo hombre, desde Dan hasta ron: «¿Quién de nosotros subirá primero a
i. nebá, e incluso el país de Galaad, de- combatir a los hijos de Benjamín?» Y Yavé
iiite de Yavé en Mizpá. 2 Los principales respondió: «Judá subirá primero.»
JCJECES 2 0
19 Los israelitas se levantaron temprano y hombres, todos ellos de los que manejan I» i
acamparon frente a Guibea. 20 Avanzaron espada.
para combatir contra Benjamín y se pusie­ 36 Los benjaminitas se vieron derrotad»
ron en orden de batalla frente a Guibea. pero los hombres de Israel habían cedlt
21 Pero los de Benjamín salieron de Guibea terreno a Benjamín porque contaban 40
y mataron a veintidós mil israelitas. la emboscada que pusieron contra GuIIhM
22J“? s N os ^ lsrae* subieron a llorar ante 37 Los emboscados se lanzaron, desplefjéf
Yave hasta la tarde y luego consultaron a dose rápidamente, acometieron a Guiboa
Yave, diciendo: «¿He de entablar combate pasaron a cuchillo a toda la ciudad. " 1
otra vez con los hijos de mi hermano Ben­ gente de Israel se había puesto de acuarj
jamín?» Yavé respondió: «Suban contra él.» con los emboscados en que éstos hmlá
23 Entonces el pueblo, la tropa de Israel, salir de la ciudad muchas señales de hy
recobró su valor y volvió a ponerse en orden mo. 39 A esta señal entrarían a pelear I»
de batalla en el mismo lugar que el primer israelitas.
día. 24 El segundo día, los hijos de Israel ata­ Así, pues, los que huían de Israel
caron a los benjaminitas; " pero también dieron vuelta cuando los de Benjamín
aquel día Benjamín salió a su encuentro y habían matado com o treinta hombre»,
volvió a matar dieciocho mil israelitas, to­ se decían: «Están ya derrotados como
dos entendidos en manejar la espada. la primera batalla.» 40 Entonces, la so
26 Entonces todos los israelitas y todo elde humo comenzó a subir de la ciud.n
pueblo subieron a Betel. Allí lloraron, sen­ Benjamín, mirando atrás, vio que las
tados delante de Yavé, ayunaron todo el mas de toda la ciudad subían al el
día hasta la tarde y ofrecieron holocaustos 41 Entonces los israelitas hicieron fren
y sacrificios de comunión delante de Yavé, los benjaminitas temblaron ante la q
pues el Arca de la Alianza de Dios se midad que se les venía encima. 42 Vo!
encontraba a llí 28 y Finjás, hijo de Eleazar, ron la espalda ante la gente de Isra
hijo de Aarón, estaba entonces a su servi­ huyeron camino del desierto, pero la
cio. Preguntaron: «¿He de salir otra vez a talla se les echó encima y los que ve
combatir a los hijos de mi hermano Benja­ de la ciudad los exterminaban. 43 Asi \
mín o no?» Yavé respondió: «Suban maña­ volvieron a Benjamín, lo persiguieron |
na, los entregaré en sus manos.» descanso y lo aplastaron hasta lie
29 Israel puso gente emboscada alrede­ frente a Guibea por el oriente.
dor de Guibea . 30Al tercer día, los hijos de 44 Cayeron de Benjamín dieciocho
Israel marcharon contra Guibea y se pu­ hombres, todos ellos valientes. 45 Los
sieron en orden de batalla como las otras brevivientes volvieron la espalda y hu
veces. 31 Entonces salieron los hijos de ron hacia el desierto, hacia la peña
Benjamín a su encuentro, pero los de Is­ Rimmón. Pero hubo com o cinco mil
rael les cortaron el paso para volver a la fueron ejecutados en los caminos. ,
ciudad. Comenzaron como las otras veces
Luego persiguieron a Benjamín hai
a matar gente de Israel por los caminos Guideon y mataron dos mil hombres. 44
que suben uno a Betel y otro a Guibea: total aquel día murieron veinticinco ■
mataron como a treinta hombres. 32 Los hombres de Benjamín que manejaban
benjaminitas pensaron: «Los hemos de­ espada, todos ellos valientes . 47 De los q|
rrotado como la primera vez.»
huyeron al desierto hacia la peña de Rl
Pero los israelitas se habían dicho: «Va­ mon, seiscien tos hom bres escaparon
mos a huir para atraerlos lejos de la ciudad 48 Allí se quedaron cuatro meses. Las tro
y cortarles los caminos.» 33 Entonces todos pas de Israel se volvieron contra los pus
los hombres de Israel se levantaron de su blos de Benjamín y los pasaron a cuchlk
cam pam ento y tomaron posiciones en tanto las poblaciones como el ganado »
Baal-Tamar, mientras que los de ellos que todo lo que había. Incendiaron también tw
se habían emboscado salieron desde sus das las ciudades que encontraron.
puestos al oeste de Guibea. Así llegaron
frente a Guibea 34 diez mil hombres elegi­ [271 * ' Los hombres de Israel habían ju< [
dos de todo Israel. El combate se endure­ ■;— J rado en Mizpá: «Ninguno de nosotn»
ció sin que los benjaminitas se dieran dará su hija en matrimonio a alguno dr
cuenta de la calamidad que se les venía Benjamín.»
encima. 35 Yavé derrotó a Benjamín ante Is­ 2 El pueblo fue a Betel y allí se sentaron
rael, y aquel día los israelitas mataron de frente a Yavé hasta la tarde, clamando \
los de Benjamín a veinticinco mil cien llorando con grandes gemidos.

• 2 1 .1 Mientras no haya autoridad central y un pueblo sin autoridades. En esas condicional


un rey que «juzgue», cada familia y cada tribu se sin embargo, un crimen podía llevar a una guaní
siente obligada a defender y vengar a los suyos; entre las tribus, com o sucedió en el ejemplo adll
no hay otra manera de proteger al individuo en contado. '
JUECES 21

Decían: «Yavé, Dios de Israel, ¿por qué quedado con vida, pero no hubo suficien­
i de suceder esta desgracia a Israel, que tes para todos.
i aparezca hoy una de sus tribus?» Al 15 El pueblo se compadeció de Benjamín,
in siguiente el pueblo se levantó de ma- pues Yavé había dejado un vacío entre las
iiuiiada, construyó allí un altar y ofreció tribus de Israel. '6 Decían los ancianos de la
'...locaustos y sacrificios de comunión. comunidad: «¿Qué podemos hacer para
Dijeron los israelitas: «¿Quién de entre proporcionar mujeres a los que quedan, ya
(.„los las tribus de Israel no acudió a la que las de Benjamín fueron exterminadas/»
«umblea ante Yavé?» Porque se había ju- d Y añadían: «¿Cómo asegurar la supervi­
iilo solemnemente que el que no subiera vencia de Benjamín, para que no desapa­
. Mi/.pá ante Yavé tenía que morir. rezca una tribu de Israel? 8 Mosotros no
* Los hijos de Israel se compadecieron podemos darles nuestras hijas, ya que he­
ir su hermano Benjamín y decían: «Hoy mos pronunciado este juramento: Maldito
i, sido quitada una tribu de Israel; ¿que sea el que dé mujer a Benjamín.»
s.nfinos para proporcionar mujeres a los 19 Pero se dijeron: «Es ahora la_ fiesta de
i„r quedan? Pues nosotros hemos jurado Yavé, que se celebra todos los años en Si­
imii Yavé no darles nuestras hijas en matri­ lo, al norte de Betel, al oriente de la calza­
monio.» _ ,, . . da que sube de Betel a Siquem, y al sur de
" 1.ntonces se dijeron: «¿Cual es la tribu Leboná.»20 Aconsejaron, pues, a los benja­
i. Israel que no subió ante Yavé en Miz- minitas: «Vayan y preparen una embosca­
Y vieron que nadie de Jabés de Gala- da entre las viñas. 21 Estén alerta y cuando
,(.| había venido al campamento para la las muchachas de Silo vayan a danzar en
ainmblea. 9 Habían hecho el censo y se coros, salgan de las viñas y que cada uno
limón cuenta de que no había nadie de se rapte a una mujer y váyase a la tierra de
l.ihés de Galaad. Benjamín.
Entonces la comunidad mandó allá 22 Si sus padres o hermanos vienen a
‘Iih o mil hombres de los valientes con esta querellarse contra ustedes, les diremos:
i.len: «Vayan y pasen a cuchillo a los ha- «Sean comprensivos con ellos; miren que
i,limites de Jabés de Galaad, incluidos las la guerra no nos dejó la oportunidad de dar
mujeres y niños. " Esto es lo que haran: una mujer a cada uno de ellos. No son us­
Mfllen a todo varón y a toda mujer que ha­ tedes los que se las dieron; de otra manera
ya icnido relaciones con un hombre, pero habrían quebrantado su voto.»
talón con vida a las niñas.» Así lo hicieron. 23 Así lo hicieron los benjaminitas y rap­
B I ntre los habitantes de Jabés de Galaad taron a las mujeres que necesitaban; lue-
niinntraron cuatrocientas muchachas vir- qo se fueron, volvieron a su heredad, ree­
ii«-s que no habían tenido relaciones y dificaron las ciudades y se establecieron
U llevaron al campamento a Silo, que es- en ellas.
ia rw el país de Canaán. 2 4 Los israelitas se marcharon entonces
" Entonces la comunidad envió mensa- de allí cada uno a su tribu y a su familia y
ioh a los benjaminitas que estaban en la
partieron cada uno a su heredad.

E ?0n de Rimmon para hacer las paces. Y


*Ivio la gente de Benjamín. Les dieron las
inn|eres de Jabés de Galaad que habían
25 Por aquel entonces no había rey en Is­
rael y cada uno hacía lo que le parecía
bien.

Aquí se quiere dar una enseñanza: a pesar de


11 .«-lato multiplica las cifras más inverosímiles;
todos los pecados y errores de Benjam ín, no
, «’i.lentemente una m anera de decir gue en
puede desaparecer ni una sola de las doce tribus
•li>l.ul hubo una crisis muy g ra v e en la que
„lumín estuvo a punto de desaparecer. que son la herencia de Y avé.

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