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¿Cuando nace un niño, debemos presentarlo en la iglesia?

RESPUESTA

Creo necesario hacer primeramente un breve recuento histórico.


La iglesia evangélica, cuyos principios descansan únicamente en la
Palabra de Dios, sabe perfectamente que el bautismo de infantes es una
práctica contraria a la enseñanza de la Biblia.

La palabra bautizar es un extranjerismo del griego incorporado a nuestro


idioma. Significa simplemente: zambullir, sumergir, inmergir, hundir en
agua.

Se encuentra ochenta veces en el Nuevo Testamento y nunca se emplea


otro vocablo para denotar este acto. Es una práctica que caracteriza a los
cristianos y tiene su origen en el mandamiento que recibieron del Señor
los primeros creyentes.

El Señor Jesucristo antes de subir al cielo encomendó a los suyos lo


siguiente: Mt.28:18/20 "Toda potestad me es dada en el cielo y en la
tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones,
BAUTIZÁNDOLOS en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu
Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado".

¿Qué requisitos ha de cumplir previamente una persona para ser


bautizada?

Dios es concluyente en Su Palabra para responder esta interrogante. Ha


de creer en su corazón que el Señor Jesucristo es su único y suficiente
Salvador personal.

Este requisito inhabilita el bautismo de los infantes, quienes obviamente


no están capacitados para creer en el Señor Jesucristo. Además, como
cristianos debemos seguir el ejemplo que nuestro Señor nos dejara, Él se
bautizó cuando era adulto, no cuando era niño.

Algunos ejemplos bíblicos que se registran para nuestra enseñanza:

Mt.3: 16 "Y Jesús, después que fue bautizado, SUBIÓ luego del agua".

Hch.8:36/38 (Felipe bautiza al eunuco) "¿Qué impide que yo sea


bautizado? Felipe dijo: SI CREES DE TODO CORAZÓN, BIEN PUEDES.
Y respondiendo dijo: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios. Y mandó
parar el carro, y DESCENDIERON AMBOS AL AGUA, Felipe y el
eunuco, y le bautizó".

Hch.2:41 (Pedro predicó el evangelio a una gran multitud el día de


Pentecostés) "LOS QUE RECIBIERON SU PALABRA fueron
bautizados".

Hch.8:12 "Pero CUANDO CREYERON a Felipe, que anunciaba el


evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, SE BAUTIZARON
hombres y mujeres".

El bautismo es un testimonio público de nuestra fe en el Señor


Jesucristo. Declaramos al ser sumergidos en el agua, que morimos para
el mundo y cuando emergemos manifestamos que resucitamos con
Cristo. Es una identificación con la muerte y resurrección de nuestro
Salvador.

Esa fue la sana costumbre que acompañó a la iglesia que se mantuvo


apegada a los principios bíblicos. Pero cuando vino la avalancha de
personas que procedían del romanismo, durante la Reforma del siglo
XVI, muchos de ellos trajeron credos fuertemente arraigados por la
superstición religiosa con que Roma ató sus dogmas. Y es la norma que
ha caracterizado a los romanistas que han abandonado esa iglesia en los
siglos posteriores.

Fue así como en algunas iglesias evangélicas, durante los últimos siglos
de nuestra Era, para llenar ese vacío y temor supersticioso de esos
nuevos miembros, han incluido otro rito que ha venido a sustituir en
alguna manera ese bautismo de infantes.

Aunque el rito con los infantes es diferente, de todas maneras ha servido


para satisfacer ese temor religioso que heredaron de la iglesia romana,
que los niños al nacer deben recibir alguna ceremonia religiosa para
estar bien con Dios, lo cual, los que leemos la Biblia sabemos
perfectamente que es falso, porque el Señor fue muy enfático para
asegurar que de los niños es el reino de los cielos, sin distinción alguna.

Cuando la Biblia hace referencia a presentar a los niños en el templo,


debemos precisar dos cosas. Primero, que ese templo que hace mención
es el templo judío. Segundo, que esto se hacía en cumplimiento a lo
ordenado por Dios en la ley de Moisés para los judíos. La iglesia no está
bajo la ley, sino bajo la Gracia.

Dios mandó en la ley que cuando naciera un niño, debía ser circuncidado
al octavo día de su nacimiento (Lv.12: 3). Y además en esa ceremonia se
colocaba y oficializaba el nombre de la criatura, como leemos en el caso
de Juan el Bautista (Lc.1: 59-60), y del mismo Señor Jesucristo (Lc.2:
21). Todo ese acto involucraba la "presentación en el templo" según la
ley.

Su madre, para cumplir con el ritual de la purificación de la ley, debía


presentar en el templo un animal en sacrificio (Lv.12: 6). Esto es lo que
cumplió también María cuando dio a luz a Jesús. Lc.2: 21: 24 "Cumplidos
los ocho días para circuncidar al niño, le pusieron por nombre Jesús, el
cual le había sido puesto por el ángel antes que fuera concebido. Y
cuando se cumplieron los días de la purificación, conforme a la ley de
Moisés, le trajeron a Jerusalén para presentarle al Señor (como está
escrito en la ley del Señor: Todo varón que abriere la matriz será llamado
santo al Señor), y para ofrecer conforme a lo que se dice en la ley del
Señor: Un par de tórtolas, o dos palominos".

Por lo tanto, si usan ese argumento para presentar los niños en el


"templo", también deberían exigir que las madres de esas criaturas
traigan un animal para sacrificarlo en el templo, aunque el problema
mayor es que hoy no existe el templo.

Pero para que nadie se deje confundir, el Espíritu Santo reitera


solamente en este breve pasaje, tres veces que este acto de la
presentación del niño en el templo, es conforme a la ley de Moisés.
Llevaban a los niños para presentarlos en el templo, para circuncidarlos y
ponerles el nombre, todo eso era conforme a la ley. Y como Jesús vino
según la ley, para cumplir la ley, él mismo se sometió a todo ese ritual.
Pero una vez que el Señor cumplió toda la ley, todo eso fue puesto de
lado para dar lugar al nuevo pacto que hizo con la iglesia. Por este
motivo ninguna iglesia del Nuevo Testamento registra una ceremonia
como esa.

Cuando los defensores de esas iglesias complacientes que se han


acomodado a los requerimientos de sus membresías, dejando la
voluntad de Dios expresada en Su Palabra, ven que su interlocutor ha
leído la Biblia y le cita estos pasajes, entonces con cierto apuro toman
una concordancia para buscar otro pasaje. Y citan el caso cuando al
Señor le traían los niños (Lc.18: 15) "Traían a él los niños para que los
tocase; lo cual viendo los discípulos, les reprendieron".

El sofismo de este argumento para defender esa ceremonia de presentar


los niños en el templo, se desmorona rápidamente cuando analizamos el
contexto del pasaje. Primero, porque no llevaban los niños al templo, sino
que se trata de un encuentro en la calle. Segundo, que era para que
Jesús los tocara. Y tercero, porque en esos tiempos, como fue hasta los
años muy recientes, los niños no eran considerados como parte de la
sociedad. Este mal desea corregir el Señor al reprender públicamente a
sus propios discípulos, que también participaban de esa injusticia de
despreciar a los niños apartándolos del Señor.

Hasta principios del siglo XIX los niños eran marginados en todos los
países del mundo, la pedofilia no era condenada por la ley de los
hombres, y a los huérfanos el único refugio que les otorgaba la sociedad,
era las cárceles junto a los delincuentes.

En consecuencia, no existe fundamento ni justificación bíblica para


realizar esa práctica reñida con la enseñanza de la Palabra de Dios de
presentar los niños en el templo, porque en este mismo pasaje el Señor
deja muy en claro que de los niños es el reino de los cielos, sin
necesidad de ningún rito adicional. Cualquier otra cosa es añadidura
humana.

Como vemos, ese ritual de "presentar los niños en el templo", tiene sus
raíces en el romanismo y no en las Sagradas Escrituras. Por lo tanto no
posee ningún valor ante Dios, y tanto los niños que son "presentados"
como los que no son "presentados", indistintamente, de todos ellos es el
reino de los cielos; no se preocupe si en su iglesia no quieren presentar
al suyo por ser usted madre soltera.

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