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Los Anasazi[editar]
Artículo principal: Anasazi
Los Anasazi eran un conjunto de tribus amerindias de la superárea cultural
de Oasisamérica. Ocupaban, en varios grupos, la superficie de los estados actuales
de Colorado, Utah, Arizona y Nuevo México. Su civilización ha dejado vestigios
monumentales y litúrgicos en distintos lugares, de los cuales dos han sido clasificados
como Patrimonio de la humanidad por la Unesco. Los restos arqueológicos demuestran
conocimiento de la cerámica, el tejido y la irrigación. Además, dibujaban símbolos que no
han sido descifrados y observaban los desplazamientos solares. A partir del año 1400, los
anasazi se refugian en el Valle del Río Grande y en el centro de Arizona. Se pierden sus
huellas poco antes de la llegada de los españoles. Las razones de este éxodo no son
conocidas, sin embargo existen varias hipótesis: un cambio climático que amenazó las
cosechas, un medio deteriorado que redujo las tierras cultivables disponibles,
sobrepoblación, problemas políticos, guerras. No obstante, dada la ausencia
de documentos escritos y la limitación de los conocimientos actuales no es posible probar
ninguna de dichas hipótesis.
La Confederación Iroquesa[editar]
Artículo principal: Confederación Iroquesa
La más avanzada de las civilizaciones precolombinas en el territorio que ahora es Estados
Unidos fue la Confederación Iroquesa. La Confederación Iroquesa, o las Cinco Naciones,
fue una liga o confederación de carácter democrático, con características tanto
participativas como representativas (combinadas con algunas hereditarias). Se hallaba
constituida por tribus amerindias de lengua iroquesa, que habitaban al noreste de Estados
Unidos y al sureste de Canadá en la zona de los Grandes Lagos. La Confederación estaba
formada originalmente por cinco tribus (seneca, cayuga, oneida, onondaga y mohawk) que
se confederaron a mediados del siglo XII, y a las que se sumó tuscarora en 1720.
El régimen democrático de la Confederación estaba regulado por una constitución de 117
artículos conocida como la Gran Ley de la Paz y gobernada por un Parlamento o Consejo
de representantes de la población, considerado como el tercero más antiguo del mundo
luego del Althing de Islandia y las Cortes de León (1188).1 La Gran Ley de la Paz
establecía una especie de Estado de Derecho con estrictos límites y restricciones al poder
de los gobernantes. Establecía también una división del poder entre hombres y mujeres,
estableciendo que ningún hombre podía presidir un clan y ninguna mujer ser jefe militar o
sachem. A las jefas de los clanes correspondía elegir a los jefes militares. Así la
Confederación tuvo una influencia directa tanto en la democracia y el constitucionalismo,
como en la idea de la igualdad de mujeres y hombres en la sociedad moderna. 1 En
especial Benjamín Franklin, quien tuvo trato directo con Haudenosaunee en 1753, destacó
en sus obras que el grado de autonomía individual que gozaban los habitantes de la liga
era desconocido en Europa y publicó los tratados indios, considerada como una de sus
obras más importantes. Para pensadores o historiadores de los movimientos radicales
como Howard Zinn, la Confederación de las Seis naciones constituye una muestra de la
aplicación de la democracia radical a través de las decisiones asamblearias.
Norteamérica precolonial[editar]
Juan Ponce de León (Santervás de Campos, Valladolid, España) fue uno de los primeros europeos
en llegar al actual EEUU ya que fue el descubridor de Florida, a la que dio su actual nombre.
La Revolución estadounidense[editar]
Artículo principal: Revolución estadounidense
La revolución estadounidense se inició con las tensiones de menor importancia entre la
falta de representación política de los colonos norteaméricos en el parlamento británico y
progresivamente se intensificó cuando Gran Bretaña aplicó impuestos a los colonos para
saldar la deuda acumulada de la Guerra de los Siete Años. La revolución culminó con
la Guerra de la Independencia que dio lugar a la proclamación de los Estados Unidos de
América.
La principal causa de este conflicto fue el sentimiento de marginación por parte de los
colonos, que aportaban riquezas e impuestos a la metrópoli, impuestos que se
incrementaron a partir de 1765, año de imposición de la Ley del Timbre (Stamp Act), para
sufragar los elevados gastos que a Inglaterra le había supuesto la Guerra de los Siete
Años. Las colonias creían injusta su obligación de pagar impuestos a la metrópoli sin tener
representación política en el parlamento de Londres. Esta situación hizo que desde
mediados del siglo XVIII aumentara la creencia de que no hacía falta la fuerte dependencia
de Inglaterra. Los colonos hicieron un llamado al gobierno británico para que permitiese
que las colonias tuviesen una representación política en el parlamento, pero estas
peticiones les fueron negadas en repetidas ocasiones. "Ningún impuesto sin
representación" (No taxation without representation) se convirtió en el lema de los colonos
insatisfechos.
En 1773 se produjo en Boston, el denominado «Motín del Té», que provocó una escalada
de las hostilidades entre los ingleses, que cerraron el puerto de la ciudad, y las
colonias americanas cuyos representantes reunidos en Filadelfia en 1774 respaldaron a
Boston frente a las exigencias de reparación inglesas.
En 1807, Gran Bretaña introdujo una serie de restricciones comerciales para impedir el
comercio estadounidense con Francia, en respuesta al apoyo estadounidense a Napoleón
Bonaparte, con quien Gran Bretaña estaba en guerra. Los Estados Unidos impugnaron
estas restricciones como un bloqueo ilegal. El reclutamiento forzoso de ciudadanos
estadounidenses en la Marina Real y el apoyo militar de Gran Bretaña a los indios
americanos, quienes se oponían a la expansión de la frontera estadounidense en el
noroeste, agravó aún más la tensión entre los dos países. Además, Estados Unidos trató
de defender el honor nacional de cara a lo que consideró insultos británicos,
particularmente el asunto de Chesapeake. Estados Unidos declaró la guerra a Gran
Bretaña el 18 de junio de 1812.
Estados Unidos comenzó una invasión total de la colonia británica de Canadá, pero para
sorpresa de ellos, el ejército estadounidense fue prácticamente aniquilado en el campo de
batalla por las guarniciones locales británicas, siendo repelido de Canadá. Los Estados
Unidos respondieron con una segunda ofensiva en el este de Canadá, pero esta invasión
también fue derrotada. El gobernador británico de Canadá, George Provost, ordenó una
contra-invasión de los Estados Unidos, y los británicos saquearon la ciudad de Detroit y
todo el estado de Maine.
Gran Bretaña decidió responder con una estrategia de cinco puntas: Bloqueo de la costa
atlántica de los Estados Unidos, invasión de la región de la bahía de Chesapeake, saqueo
a Washington, saqueo al principal puerto caribeño de Nueva Orleans, y finalmente invasión
del valle del río Misisipi; dicha estrategia se basaba en la enorme superioridad de la
Armada británica. Los británicos bloquearon con éxito la costa atlántica e invadieron la
región de la bahía de Chesapeake. El ejército estadounidense atacó a los británicos en la
batalla de Bladensburg pero fueron derrotados, dejando así un camino de menor
resistencia entre la bahía de Chesapeake y Washington. El 24 de agosto de 1814, el
ejército británico entró en Washington. El presidente estadounidense, James
Madison había ordenado que la ciudad fuese evacuada, por lo que una vez más, los
británicos no encontraron resistencia armada. El general británico, George Cockburn,
ordenó arrasar la ciudad. La Casa Blanca, el Capitolio de los Estados Unidos, la sede de la
Armada, la Biblioteca del Congreso, y el Tesoro de los Estados Unidos fueron quemados.
La derrota y el retorno al colonialismo parecía inevitable para los estadounidenses, pero,
de repente, la marea de la guerra comenzó a girar. Dos semanas después del saqueo de
Washington, el ejército estadounidense rechazó al ejército británico en la batalla de North
Point, obligándolo a retirarse hacia el océano atlántico. Los británicos lanzaron una
segunda ofensiva en contra de la ciudad portuaria de Baltimore, pero los estadounidenses
rechazaron la invasión con éxito.
El presidente estadounidense, James Madison hizo un llamamiento para la paz y el primer
ministro británico, Robert Jenkinson estuvo de acuerdo. En diciembre de 1814, los
funcionarios de los dos países se reunieron en Gante, Bélgica y acordaron firmar un
tratado de paz que resultó en el reconocimiento del status quo ante bellum. Sin embargo la
noticia del tratado de Gante no llegó a los Estados Unidos en varios meses y, mientras
tanto, los británicos lanzaron su asalto final sobre las ciudades portuarias de Nueva
Orleans y Mobile. El general estadounidense y futuro presidente, Andrew Jackson, llevó a
los estadounidenses a la victoria en la batalla de Nueva Orleans, pero los británicos
capturaron con éxito Mobile. Noticias del tratado de paz por fin llegaron a Estados Unidos
el 23 de marzo de 1815 y los británicos retiraron todas las tropas de los Estados Unidos y
terminaron el bloqueo naval.
Hoy en día, la guerra sigue siendo objeto de acalorado debate entre los estadounidenses,
británicos y canadienses, con cada uno de los tres pueblos proclamando la victoria.
Abraham Lincoln.
En 1820 un empresario de Misuri, Moses Austin, había negociado con España para que se
le permitiera llevar 300 colonos a Texas. Stephen Austin, el hijo (conocido como el padre
de la República de Texas), siguió estos planes con el nuevo gobierno mexicano,
escogiendo colonos que fueran buenos trabajadores y que pudieran ser leales al gobierno
mexicano. El gobierno mexicano, que había abolido la esclavitud, toleró que los colonos
trajeran sus esclavos para trabajar las tierras y venderlos a otros colonos pero se listaban
como «sirvientes contratados» (indentured servants en inglés). Problemas con el nuevo
gobierno del presidente Antonio López de Santa Anna causaron que los colonos se
levantaran en armas y lucharan, con el franco apoyo del «Norte», para obtener la
independencia, ya que para entonces los colonos anglosajones eran más numerosos que
los colonos mexicanos. Después de la guerra (1836), Texas se estableció como una
república independiente, pero casi inmediatamente buscó su anexión a los Estados
Unidos, que obtuvo algunos años después.2
La Guerra Mexicano-Americana (1846-48) estalló con los Whigs opuestos a la guerra, y los
Demócratas apoyando la guerra. El ejército de los Estados Unidos, utilizando regulares y
un gran número de voluntarios, derrotó a los ejércitos mexicanos, invadió en varios puntos,
capturó Ciudad de México y ganó decisivamente. El tratado de Guadalupe Hidalgo puso fin
a la guerra en 1848. Muchos demócratas quisieron anexionar a todo México, pero esa idea
fue rechazada por los sureños que argumentaron que al incorporar a millones de
mexicanos, principalmente de raza mixta, socavaría a los Estados Unidos como un país
exclusivamente República blanca. [96] En cambio, los Estados Unidos tomaron Texas y las
partes norteñas ligeramente asentadas (California y Nuevo México). Los residentes
hispanos recibieron plena ciudadanía y los indios mexicanos se convirtieron en indios
americanos. Simultáneamente, el oro fue descubierto en California en 1849, atrayendo a
más de 100,000 hombres al norte de California en cuestión de meses en la fiebre del oro
de California. Un compromiso pacífico con Gran Bretaña dio a los Estados Unidos la
propiedad del País de Oregon, que fue renombrado el Territorio de Oregon. [95]
En 1846 Estados Unidos incursiona en el norte de México en una zona texana en disputa,
donde las tropas son atacadas y como consecuencia en 1847 Estados Unidos le declara
la guerra a México, venciéndole. Por el Tratado de Guadalupe-Hidalgo (1848) adquiere
además de la zona en disputa, los territorios mexicanos de Alta California y Nuevo México
que hoy actualmente conforman los estados de Arizona, California, Nevada, Nuevo
México, Utah, y partes de Oregón, Colorado y Wyoming.
La abolición de la esclavitud[editar]
Desde su nacimiento, Estados Unidos se convirtió en el más importante comprador
de esclavos para satisfacer la demanda de mano de obra en las pesadas labores
agrícolas. La esclavitud se extendió entre los estados sureños que practicaban
principalmente la agricultura y a la postre se convirtieron en los estados secesionistas.
La Isla de Gorea, ubicada a unos cuantos kilómetros frente a la costa de Senegal, en el
océano Atlántico, fue el lugar desde donde se organizó el tráfico de esclavos hacia
Estados Unidos de América, que durante los siglos XVII, XVIII y hasta la abolición de la
esclavitud, en el siglo XIX, desplazó a más de 20 millones de personas de África.
En 1858, cuando el senador Douglas buscó la reelección, fue desafiado por Abraham
Lincoln y el Partido Republicano (un nuevo partido en contra de la esclavitud, y que nada
tenía que ver con el Partido Republicano de Jefferson). En una serie de debates históricos
con Douglas, Lincoln exigió un alto a la expansión de la esclavitud. Estaba dispuesto a
tolerarla en los estados del sur, pero al mismo tiempo afirmó que «este gobierno no puede
subsistir permanentemente siendo mitad esclavo y mitad libre».