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INTRODUCCIÓN. – Los líderes judíos sabían que una acusación religiosa no lograría que Pilato condenara a Jesús,
de modo que inventaron una acusación política: Jesús decía ser rey y por consiguiente era una amenaza para la
paz de la tierra y para la autoridad de Roma.
Jesús no vocifera, y atado es entregado a Pilato. Le llevaron al Señor “atado” (Is_53:7), como si fuera a
resistirse o pretendiera huir.
Jesús está atado, maniatado, no tiene escapatoria, ha sido entregado. Él sabe que todo esto es injusto, que
no hay pecado en él, pero a pesar de todo ello, no hay nada que hacer. Aparentemente el enemigo es más
fuerte. EL QUE VENÍA A LIBRAR ESTABA ATADO. Jua_8:36; Gál_5:1
Pero la Voluntad de Dios es agradable y perfecta. ¿Qué parte aquí es agradable y qué parte aquí es perfecta?
Yo estoy haciendo lo correcto, soy fiel a mi Señor, estoy sufriendo pastor. ¿Dónde está lo agradable, perfecto?
Ud, y yo sólo vemos el momento, la fotografía, necesito ver todo el plan, el cuadro, la película. Lam_3:26
Jesús no responde nada ante las acusaciones, pues sabían que eran falsas, también en cumplimiento de las
profecías.
Respondió cuando Pilato le preguntó, pero no respondió nada ante las acusaciones. ¡CUANDO TUVO QUE
DECLARAR QUIÉN ERA, NO CALLÓ! Aun sabiendo que ello le condenaría. Habló la verdad aunque le costó la
vida.
Mientras otros callan, y no se atreven a decir la verdad para quedar bien con los hombres, o amigos.
El Señor responde: “Tú lo dices”, que equivale a decir “Es así como tú dices” (Jn_18:37)—aunque su reino era
y es espiritual
Como Jesús persistía en su silencio, Pilato se maravilló ante la dignidad y calma que demostró (v. 5). Y con
toda la razón del mundo pues, aunque su vida estaba en juego, ni una palabra en defensa propia salía de los
labios del Señor.
¿Cómo reaccionamos nosotros cuando somos criticados o acusados falsamente? Es fácil perder los estribos,
y es difícil callarse y contenerse, pero podemos encomendar nuestra causa a Dios y dejar que él nos vindique
(1Pe_2:23). Además, el Señor Jesús sabía cuándo responder y cuando quedarse callado, mientras que
nosotros a veces respondemos cuando es hora de guardar silencio, y no hablamos cuando es hora de hacerlo
(1Pe_3:15–16).
Aprendamos a sufrir pacientemente, y a no quejarnos, cualesquiera que sean las amarguras que Dios juzgue
conveniente enviarnos. Job_2:10 Tratemos de guardar nuestros caminos, para no pecar con nuestra lengua,
en la hora de la tentación.
Nada en el carácter cristiano glorifica tanto a Dios como el sufrir con paciencia. "Pero si obrando bien sufrís
con paciencia, esto es agradable delante de Dios. Que para esto fuisteis llamados, puesto que también Cristo
padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus huellas." 1Pe_2:20-21.