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Movimiento

LGBTIQ

Estudios de
Género para la
Formación
Profesional

1
El movimiento LGBTIQ
En este capítulo analizaremxs el surgimiento del movimiento LGBTIQ
(lesbiano, gay, bisexual, trans* -travesti, transexual, transgénero-, intersex
y queer), sus demandas, luchas, avances y retrocesos, a la par de la
incidencia que la visibilización de las demandas del movimiento y la
construcción de agenda pública y política tiene en la consecución derechos
humanos.

Se recomienda leer las notas al pie.

Historia del movimiento LGBTIQ


La historia del movimiento LGBTIQ como un movimiento político-social-
epistémico organizado no se remonta a la misma época que la del
movimiento feminista. A su vez, el orden sexual social no incluyó la noción
de homosexualidad asociada al pecado, la anormalidad o la inmoralidad
sino hasta el siglo XII donde comenzó a teorizarse sobre el pecado en el
sexo entre varones.

Las demandas de ciudadanía, visibilidad, derechos y existencia misma que


encarna el movimiento LGBTIQ tienen especificidades propias que
devienen de siglos de prohibiciones en el orden sexual, en la expresión del
género y en la legitimación de lo diverso.

Podríamxs delinear algunas de la dificultades que atravesó el movimiento


para constituirse como tal, en la ilegitimidad de la misma existencia; de
hecho, muchos países en el mundo penaron lo que daban en llamar
sodomía con cárcel, tortura e incluso la pena de muerte. Algunos países del
mundo, aún hoy, continúan penando con arresto, prisión, reclusión
perpetua o pena de muerte la relación entre varones adultos. Por tanto,
¿cuáles son las posibilidades de una organización política por el reclamo
por derechos cuando su misma existencia se encontraba prohibida?

Sin embargo y a pesar de las fuertes restricciones heredadas de una


concepción heterosexual del orden social desde aquellos estudios
teológicos de los siglos XI y XII a los códigos penales hasta entrado el siglo
XX, los «homosexuales, maricas, suaves, lesbianas, tortilleras, marimachos,
transexuales, travestis, invertidas» y un largo etcétera de nominaciones
discriminatorias encontraron múltiples formas de resistencia en el arte, las
universidades, las asociaciones y diversas experiencias de socialización que
transcurrieron por fuera de una cohesión organizacional y política.

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Movimiento homosexual

Podemxs establecer una primera fase del movimiento por la diversidad que
está marcada por las demandas de visibilidad y legitimidad a fines de los
años 60, acompañados, como vimos en lectura 2, de una gran convulsión
política y social de los grandes movimientos emancipadores.

Diversas revistas, grupos y asociaciones homosexuales comenzaron a


plantear una autoafirmación del ser homosexual. Fue retomada la
categoría médico-legal del «homosexual» que había implicado por mucho
tiempo vejaciones, violaciones a los derechos y persecuciones, en una
categoría política afirmativa de la diferencia. Es decir que se apropiaron de
la categoría y la fueron dotando de nuevos contenidos de visibilización,
legitimidad y demandas de accesibilidad a derechos.

En la década de 1970, el movimiento homosexual en los


Estados Unidos y en Europa confluía en una política
centrada en lo que se denominaba la lucha por la libración
sexual, dentro de la cual la salida del armario y la adhesión a
un estilo de vida gay constituía una realización máxima. En
el fondo tales ideas convocaban a una juventud de clase
media, blanca y universitaria que recogía los resultados de la
despatologización y descriminalización de la
homosexualidad… era patente una creciente visibilidad gay,
especialmente en los grandes centros urbanos de América
del Norte1. (Miskolci, 2011,
https://bibliotecaonlinedahisfj.files.wordpress.com/2015/02
/foucault_book.pdf).

Incipientes organizaciones se fueron dando en diferentes lugares del


mundo, donde el debate sobre el ser homosexual configuró una nueva
categoría política universal que incluía todas las demandas por un orden
sexual diverso e inclusivo. Se planteó en la agenda política lo privado como
público, traer al escenario público las cuestiones de la vida privada como
un problema político, con la consecuente necesidad de reafirmase como
sujetos homosexuales en el campo social.

1 “Na década de 1970, os movimentos homossexuais dos Estados Unidos e da Europa confluíam para
uma política centrada no que denominavam de luta pela liberação sexual, dentro da qual a saída do
armário e a adesão a um estilo de vida gay constituíam a realização máxima. No fundo, tais ideais
tinham apelo para uma juventude de classe-média ou alta, branca e universitária que colhia –
primeiro e melhor - os resultados da despatologização e descriminalização da homossexualidade nos
países centrais. Havia discussões e propostas diferentes no movimento social e na academia, mas na
vida cotidiana o que era patente era a crescente visibilidade gay, especialmente nos grandes centros
urbanos da América do Norte”.

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Esta demanda, recordemxs, es contestataria de la otrora necesidad de
esconderse, ocultarse, negar la identidad para evitar penas severas tanto
legales como sociales (discriminación, aislamiento, persecución,
hostigamiento, torturas).

Esta identidad, tanto en la construcción en redes, en


acciones colectivas o desde la reflexión teórica, fue
considerada mucho tiempo como única. La concepción de la
“identidad unitaria” partía de naturalizar el “sujeto
homosexual” en términos esencialistas, es decir, intentando
definir cuáles eran los rasgos característicos o típicos del ser
homosexual. (Figari, 2010,
https://carlosfigari.wordpress.com).

El hito ficcional del comienzo del movimiento homosexual fue el asedio


policial al bar Stonewall Inn, en 1969, en la ciudad de Nueva York. Un año
después comenzó a organizarse la marcha por el orgullo gay, que año a año
se fue replicando.

Al igual que el movimiento feminista, la demandas y discusiones del


movimiento homosexual de la época (60 y 70) se emplazaron también en
las grandes discusiones de los movimientos políticos que se estaban
desarrollando: encontramos una rama de pensamiento anarquista y otra
marxista, que se planteaban la construcción un nuevo hombre para el
escenario social (Vaggione, M. 2012,
https://programaddssrr.files.wordpress.com).

Movimiento LGBT, LGBTTTI, LGBTIQ

Con la visibilización conseguida por aquella primera etapa del movimiento


homosexual comenzó una segunda etapa a partir de los años 80. La crisis
del VIH-Sida marcó un momento bisagra para todo el movimiento, pues
implicó el resurgimiento de los discursos del pecado y la ilegalidad. Si bien
estos discursos no habían desaparecido, este resurgimiento se relaciona
con el discurso de la enfermedad y la patología. Este tipo de discursividad
tuvo alto impacto en la posibilidades de vida de la población gay del
mundo, pues las primeras reacciones estatales fueron de negación y
ocultamiento, ya que se asoció la crisis del VIH-Sida a un grupo minoritario
y patológico: la asistencia estatal en términos de salud pública no fue por
un largo tiempo una prioridad en la agenda pública de los Estados. A la par,
esta misma crisis generó un cambio en la cohesión y organización del
movimiento, que comenzó a establecer ONG´s de lucha contra el VIH-Sida

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con el apoyo financiero de organizaciones de cooperación internacional y
en otros casos de los propios Estados.

En la visión de estas organizaciones, la crisis del VIH-Sida no era una


cuestión de un grupo minoritario de riesgo, sino que el reconocimiento de
la diversidad, de la existencia de otras configuraciones de la sexualidad por
fuera de la heterosexualidad, se convertía en una cuestión, a su vez, de
salud pública.

Emergía el sida, un fenómeno que se revelaría como un


divisor de aguas en la historia contemporánea con
consecuencias jamás superadas en la esfera de la política
sexual. Con la primera ola de fatalidades sucumbió… parte
de una generación que soñaba con perspectivas de
transformaciones comportamentales profundas. La
epidemia cambió no sólo el escenario de la época, sino que
también impulsó cambios culturales que sepultaron –hoy
sabemos- las frágiles conquistas de la entonces llamada
Revolución Sexual… la epidemia inicial del HIV/sida tuvo el
efecto de repatologizar la homosexualidad en nuevos
términos, contribuyendo a que ciertas identidades, vistas
como peligrosas para la salud pública, pasaran por un
proceso de politización controlada. Este proceso, que Larisa
Pelúcio (2009) denomina de sidadanía, o sea, la construcción
de la ciudadanía a partir de intereses estatales
epidemiológicos, terminó por crear una bio-identidad
estigmatizada del sidótico reconfigurando nuestra pirámide
de respetabilidad sexual (y social). En suma, la epidemia del
HIV/sida fue un divisor de las aguas en la historia
contemporánea modificando la sociedad como un todo, con
efectos normalizadores aún mayores en el campo de la
homosexualidad2. (Miskolci, 2011,

2 Emergia a aids, um fenômeno que se revelaria um divisor de águas da história contemporânea com
consequências jamais superadas na esfera da política sexual. Na primeira vaga de fatalidades,
sucumbiu o filósofo e parte de uma geração que sonhara com perspectivas de transformações
comportamentais profundas. A epidemia mudou não apenas o cenário da época, mas também
impulsionou mudanças culturais que sepultaram as – hoje sabemos – frágeis conquistas da então
chamada Revolução Sexual. […] a epidemia inicial de HIV/aids teve o efeito de repatologizar a
homossexualidade em novos termos contribuindo para que certas identidades, vistas como perigo
para a saúde pública, passassem por um processo de politização controlada. Este processo, que
Larissa Pelúcio (2009) denomina apropriadamente de sidadanização, 4 ou seja, a construção da
cidadania a partir de interesses estatais epidemiológicos, terminou por criar a bioidentidade
estigmatizada do aidético reconfigurando nossa pirâmide da respeitabilidade sexual (e social). Em
suma, a epidemia de HIV/ aids foi um divisor de águas na história contemporânea modificando a
sociedade como um todo, mas com efeitos normalizadores ainda maiores no campo das
homossexualidades.

5
https://bibliotecaonlinedahisfj.files.wordpress.com/2015/02
/foucault_book.pdf).

Estos cambios provocaron, a su vez, un cambio en las demandas y debates


del movimiento homosexual, que comenzó a enfocarse en políticas de
reconocimiento, salud pública, acceso al sistema sanitario, es decir, una
mejora de la posición en el campo social para combatir los nuevos estigmas
de repatologización y ampliar la base de derechos reconocidos.
Llegamos así a los años 90; estos trajeron cambios y críticas dentro de la
cohesión del movimiento. Se generó todo un nuevo cuestionamiento
(como ocurrió dentro del movimiento feminista) de la identidad fija del ser
homosexual, por considerar que esencializaba la expresión de diversas
identidades a la par que reafirmaba el mismo orden sexual que se
pretendía modificar.
La designación del sujeto político homosexual con tintes de universalidad
fue abandonada dando lugar a la nominación de gays y lesbianas para con
posterioridad incorporar al movimiento a travestis, transexuales,
transgénerxs, intersex, bisexuales y, más recientemente, queers.
Las demandas por una ciudadanía plena y la accesibilidad igualitaria a
derechos sociales, civiles, políticos, educativos, sanitarios, etcétera del
movimiento por la diversidad han atravesado un largo recorrido que ha
tenido grandes conquistas en los últimos años. Estas conquistas, sin
embargo, han producido, a su vez, fuertes reacciones contrarias de
sectores conservadores, tanto religiosos como seculares. Aún existen
campamentos de cura de la homosexualidad y diversas praxis sociales de
intolerancia que habilitan el ejercicio por parte de las fuerza de seguridad
de persecuciones y hostigamientos a las personas que no se adecuan a las
normatividades de feminidad y masculinidad en el marco de una matriz
heterosexual.
Las personas trans* son quienes se llevan las peores praxis de violencia
sobre el reconocimiento de visibilidad y más aún al intentar hablar de
demandas de plena ciudadanía.

Utilizamos la expresión trans* (con asterisco) pues funciona como un paraguas


que incluye diversas configuraciones de la identidad de género, como travestis,
transexuales o transgénero, que se enmarca en un debate de identidades al
interior del movimiento que trasciende los límites del presente texto.

En Argentina, así como en diversos países del mundo, el reconocimiento a


la mera existencia de las personas trans* se encuentra negado a través de
ordenamientos legales específicos o de complejas praxis de
disciplinamiento y represión que se encuentran ancladas en una

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homofobia3 social persistente, que habilita subterfugios institucionales y
comunitarios en violación a las leyes que reconocen derechos.

En Argentina, por ejemplo, se cuenta con dos leyes que han hecho punta
en el mundo con relación al reconcomiendo y visibilidad de la comunidad
LGBTIQ: la Ley de Matrimonio Igualitario (que recibe tanto halagos como
críticas dentro del mismo movimiento) y la Ley de Identidad de Género.

A pesar de ello, continúan existiendo códigos contravencionales, herederos


de los edictos policiales de la dictadura, en los que se encuentra
sancionada como falta a la convivencia social y el decoro vestir «ropas de
otros sexos», lo que implica que, a pesar de las existencia de la Ley de
Identidad de Género, aún se encuentra en tensión el reconocimiento a la
propia existencia de las personas trans*. Asimismo, en lugares donde esta
falta contravencional ha sido derogada, la praxis social, a través de las
fuerzas de seguridad, continúa habilitando el ejercicio de diversas
actividades persecutorias como la requisa de documentos, la detención por
desobediencia a la autoridad o por falta de decoro en la vía pública, que se
convierten en políticas de amedrentamiento y persecución toleradas por
nuestros sistemas legales, sociales y políticos.

En estos términos expresa Carlos Figuari (2010) que:

el punto que se plantea aquí es el de los propios límites


estatales al reconocimiento de lo diverso y/o los tiempos de
asimilación del sistema. Lógicamente sólo podemos
considerar en este caso los países favorables a la
tematización positiva de la diversidad en el espacio público.
Pero aun así, en tanto el estado plantee desde el vamos los
límites del sujeto a ser reconocido, o sea, el marco y hasta
donde podrá hacerse la demanda, y con respecto a que
derechos, obtura la propia existencia del sujeto como otro
diverso. Esto supone, incluso, la construcción del propio
sujeto ahora “reconocido”. […] el dilema que se nos
presenta es el de la institucionalización en términos de
ciudadanía y las regulaciones culturales que operan para
mantener en la cotidianeidad las estructuras de dominación
y discriminación. (https://carlosfigari.wordpress.com).

3 Si bien la utilización de este concepto está relacionada a la intolerancia social hacia el otro diverso,
debemos dejar en claro que no es una fobia en sentido médico-psi, como un miedo reverencial,
irracional e inevitable que priva al sujeto de responsabilidad en su sentir y actuar. La homofobia, la
lesbofibia, la transfobia, etcétera, son actos de discriminación y violación a los derechos humanos,
que se encuentran en la base de la legitimación social de los crímenes de odio.

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Figura 1: Mapa de derechos LGBTIQ en el mundo

Fuente: Asociación Internacional de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Trans e Intersex (ILGA), 2017,
Recuperado de https://goo.gl/A8Q5xE

8
Referencias
Figari, C. (2010). El movimiento LGBT en América Latina: Institucionalizaciones
oblicuas. En A. Massetti, A; Villanueva, E. y Gómez, M. (Comps.), Movilizaciones,
protestas e identidades colectivas en la Argentina del bicentenario (pp. 225-
240). Buenos Aires: Nueva Trilce. Recuperado de
https://carlosfigari.wordpress.com/2011/02/28/figari-carlos-%E2%80%9Cel-
movimiento-lgbt-en-america-latina-institucionalizaciones-oblicuas%E2%80%9D-
capitulo/

Miskolci, R. (2011). Não ao sexo rei: da estética da existência foucaultiana à


política queer (Trad. propia). En De Souza, L; Sabatine, T y Ribeiro de Magalhães,
B. (Comps.), Michel Foucault: Sexualidade, corpo e direito (pp. 47-68). São Pablo:
Cultura Académica. Recuperado de
https://bibliotecaonlinedahisfj.files.wordpress.com/2015/02/foucault_book.pdf.

Mapa de derechos LGBTIQ en el mundo (2017) Asociación Internacional de


Lesbianas, Gays, Bisexuales, Trans e Intersex (ILGA), Recuperado de
https://goo.gl/A8Q5xE

Vaggione, M. (2012). Introducción. En Morán Faúndes, J; Sgró Ruarta, M. y


Vaggione, M. (Comps). Sexualidades, desigualdades y derechos: reflexiones en
torno a los derechos sexuales y reproductivos (pp. 13-58). Córdoba: Ciencia,
Derecho y Sociedad. Recuperado de
https://programaddssrr.files.wordpress.com/2013/05/sexualidades-
desigualdades-y-derechos.pdf

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