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La estafa del `Código real´

La estafa del `Código real´

En los últimos tiempos circula por medios evangélicos una versión del Nuevo
Testamento que se titula “El Código Real” y que se presenta como “Traducción
realizada de los manuscritos hebreos y arameos más antiguos a la luz del pensamiento
hebraico del primer siglo”. La obra tiene la pretensión de poner al alcance de los
lectores el texto verdadero del Nuevo Testamento. En realidad, es una verdadera estafa
científica, intelectual y espiritual que sirve de cobertura para algunas de las herejías más
30 DE JUNIO DE 2006
Soy bastante escéptico con la profusión de traducciones de los textos bíblicos. Lo soy,
en parte, porque habitualmente para el estudio utilizo los textos en hebreo y griego; lo
soy porque no pocas de las nuevas versiones no son sino operaciones comerciales de
dudosa solvencia científica y lo soy porque no suelo ver mejoras sobre las versiones ya
existentes que justifiquen la inversión, la publicidad y el esfuerzo de esas nuevas
“biblias”.

Sin embargo, el juicio no puede ser igual en todos los casos y el texto del que ahora me
voy a ocupar constituye uno de los episodios más bochornosos de alteración y
adulteración de la Palabra de Dios con que me he encontrado a lo largo de tres décadas.
El texto –que pretende presentarse como una traducción veraz que parte de fuentes
hebraicas– es aún peor si cabe que la traducción del Nuevo Mundo difundida por la
secta de los Testigos de Jehová.

Lo es por varias razones que voy a intentar ir desgranando brevemente en sucesivas


entregas. La primera es porque el Cristo que presenta no es el de la Biblia sino otro
“cristo” desprovisto de su Deidad y reducido a simple rabino ben Josef o hijo de José; la
segunda porque el Evangelio que encontramos en sus páginas no es el Evangelio de la
gracia de Dios que aparece en la Biblia sino otro Evangelio muy diferente de salvación
por obras; la tercera porque la esperanza cristiana es sustituida por el punto de vista
psicopaniquista del adventismo divulgado posteriormente por los Testigos de Jehová
entre otras sectas y la cuarta, porque, para remate, todos los supuestos argumentos en
favor de la traducción esgrimidos por el autor son una absoluta falsedad cubierta de
ignorancia verborreica.

EL CRISTO DEL “CÓDIGO REAL” NO ES EL CRISTO DE LA BIBLIA


El apóstol Juan inicia su Evangelio con una identificación clara acerca del Jesús que se
hizo carne y habitó entre nosotros. Era la Palabra (o el Verbo o el Logos) que era Dios
(Juan 1, 1). Esa afirmación de la plena deidad de Cristo es sustituida en el Código real
por una afirmación delirante sin base en un solo manuscrito del Nuevo Testamento:
“Desde un principio era dabar de Elohim y aquel dabar estaba siempre ante Elohim y el
dabar que ya existía era la expresión misma de Elohim”.

Ni siquiera los testigos de Jehová se han atrevido a tanto. Cristo, la Palabra, no sólo no
era Dios sino simplemente una expresión de Dios.

Por supuesto, semejante disparate plantea problemas muy serios como, por ejemplo, el
hecho de que Tomás llama a Cristo “Mi Señor y mi Dios” (Juan 20, 28) . Sin embargo,
ahí el Código real ha ido aún más lejos que la Versión de los TJ y “traduce”:
“Respondió Tomah: “Mi Adón y mi Juez”.

De nuevo, no existe un solo texto del NT que justifique esa traducción, pero eso al autor
del Código real no le importa lo más mínimo conseguido el objetivo de privar a Cristo
de su divinidad. Semejante comportamiento se repite – no podemos citar todos los casos
– en otros textos.

Por ejemplo, Hebreos 1, 8, donde se llama Dios al Hijo, afirma el Código real:
“Pero del Hijo dice: “Tu trono divino...”

Tito 2, 13 donde se nos habla de “nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo”, aparece en
el Código real:
“de nuestro gran Di-os y de nuestro libertador, Yeshua el Mashiaj”

o 2 Pedro 1, 1 donde se hace una clara referencia a “por la justicia de nuestro Dios y
Salvador Jesucristo” es vertido en el Código real como:
“a los que por la justicia de nuestro Di-os a través de nuestro libertador, Yeshua el
Mashiaj”.

Seguramente, a nadie le sorprenderá a estas alturas saber que Cristo NO es adorado en


el Código real sino que “ le rindieron honores reales ” (Mateo 28, 17) o, simplemente,
le sirven (Hebreos 1, 6).

Deseo insistir en ello. No soy exhaustivo en la exposición. Por el contrario, me limito a


dar algunos botones de muestra porque no hay texto sobre la divinidad de Cristo que no
haya sido identificado y pervertido por la Versión llamada el Código real. Cristo es
llamado una y otra vez “el Rábi” (sic) o ben Yosef. El primer tratamiento apenas tiene
repercusión en las Escrituras y, desde luego, es mucho menos importante que títulos
como los de Señor, mesías, Hijo de Dios o Dios; el segundo, de manera significativa,
sólo fue usado por incrédulos, pero nunca por los creyentes.

Con todo, si deplorable es su “cristo”, no menos degenerado es su “evangelio” como


tendremos ocasión de ver en la siguiente entrega.

Continuará

Autores: César Vidal Manzanares©Protestante Digital 2013

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