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La Odisea de Homero
Sinopsis:
Érase una vez un Koala muy chiquito que se perdió en el bosque y estaba
muy triste porque extrañaba a su mamá.
Un día amaneció junto a una gallina y la gallina le preguntó: ¿Quién eres tú?
Yo soy Roberto, dijo el Koala. Entonces la gallina lo corrió de su casa.
El Koala se fue muy triste a buscar a su mamá y en la noche tenía mucho
miedo. Al día siguiente amaneció con un búho.
¿Quién eres tú? —le preguntó el señor búho.
Yo soy Roberto, dijo el Koala y el búho lo corrió de su casa.
El Koala se fue muy triste a seguir buscando a su mamá. Llegó otra vez la
noche y Roberto buscó un lugar para dormir. Al día siguiente amaneció con
una mariposa.
¿Quién eres tú? —le preguntó la mariposa. Yo soy Roberto —respondió el
Koala.
¿Y qué haces aquí, por qué no estás en tu casa? —preguntó la mariposa.
Me perdí y no sé cómo llegar a mi casa, no sé cómo encontrar a mi mamá —
respondió Roberto.
No te preocupes —dijo la mariposa— yo te voy a ayudar a encontrar a tu
mamá; ven, vamos a buscarla.
La mariposa sabía en qué parte del bosque vivían todos los koalas, así que
no tardaron mucho tiempo para encontrar la casa de la señora Koala.
¡Por fin llegaba a su casa! Roberto y su mamá se pusieron muy felices.
Ahora sí, pensó Roberto, puedo dormir tranquilo porque gracias a mi amiga
la mariposa, ya nadie me va a correr de esta casa.
ESTRUCTURA:
Estructura interna: Érase una vez un Koala muy chiquito que se perdió en el
bosque y estaba muy triste porque extrañaba a su mamá.
Estructura externa: Un día amaneció junto a una gallina y la gallina le preguntó:
¿Quién eres tú?
Yo soy Roberto, dijo el Koala. Entonces la gallina lo corrió de su casa.
Etapas:
Etapa expositiva: Érase una vez un Koala muy chiquito que se perdió en el
bosque y estaba muy triste porque extrañaba a su mamá.
Tipos de narradores
Narrador en tercera persona: Ahora sí, pensó Roberto, puedo dormir tranquilo
porque gracias a mi amiga la mariposa.
Acontecimiento 1
Descripción
Acontecimiento 2
Roberto paseó mirando con atención el interior del patio. Manuel le seguía
indiferente.
Descripción
Entre los mendigos, un gran número lo formaban los viejos; había lisiados, cojos,
mancos; unos hieráticos, silenciosos y graves; otros movedizos. Se mezclaban las
anguarinas pardas con las americanas raídas y las blusas sucias. Algunos
andrajosos llevaban a la espalda sacos y morrales negros; otros , enormes
cachiporras en la mano; un negrazo, con la cara tatuada a rayas profundas,
esclavo, sin duda, en otra época, envuelto en harapos, se apoyaba en la pared
con indiferencia digna; por entre hombres y mujeres correteaban los chiquillos
descalzos y los perros escuálidos; y todo aquel montón de mendigos, revuelto,
agitado, palpitante, bullía como una gusanera.
DESARROLLO
Diálogo/Reflexión
-Vamos -dijo Roberto- no está aquí ninguna de las que busco. ¿Te has fijado? -
añadió-. ¡Qué pocas caras humanas hay entre los hombres! En estos miserables
no se ve más que la suspicacia, la ruindad, la mala intención, como en los ricos no
se advierte más que la solemnidad, la gravedad, la pedantería. Es curioso,
¿verdad? Todos los gatos tienen caras de bueyes; en cambio, la mayoría de los
hombres no tienen cara de hombres.
Acontecimiento 3
Salieron. El viento seguía soplando, lleno de arena: volaban locamente por el aire
hojas secas y trozos de periódicos;
Descripción
Las casas altas próximas al puente de Segovia, con sus ventanas estrechas y sus
galerías llenas de harapos, parecían más sórdidas, más grises, entrevistas en la
atmósfera enturbiada por el polvo.
CLÍMAX
Acontecimiento 4
Diálogo
DESENLACE
Reflexión
Si tratas de disparar una flecha, apunta muy alto, lo más alto que puedas; cuanto
más alto apuntes más lejos irá.
Acontecimiento 5