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Capítulo 2 “Herencia biológica y cultural”

El hecho dominante del mundo orgánico es la evolución a través de la selección natural.


Un elemento clave de este proceso es la herencia biológica, gracias a la cual un
organismo hereda el Bauplan básico en sus antepasados, junto con lo que este implica
respecto del funcionamiento perceptual, conductual y cognitivo. Pero en el caso de los
mamíferos, incluidas las distintas especies de primates, gran parte de la ontogenia
mediante la cual ese Bouplan cobra existencia se produce mientras que el organismo en
desarrollo interactúa con su entorno. En algunas especies de animales, el organismo en
desarrollo adquiere información individualmente no solo de su entorno físico, sino también
de su entorno social, o de aspectos de su entorno físico que han experimentado
modificaciones importantes por obra de miembros de su especie. De acuerdo a su
definición más amplia, este proceso, que da origen a las tradiciones culturales, se
denomina transmisión cultural o herencia cultural. El reconocimiento reciente de la
importancia que la transmisión cultural tiene para muchas especies de animales llego a la
formulación de la teoría de la doble herencia, según la cual el fenotipo de los individuos
maduros de muchas especies dependen de la herencia, tanto biológica como cultural, que
estos han recibido de sus antepasados. Los seres humanos son, por supuesto, la especie
prototípica para la teoría de la doble herencia, dado que su desarrollo normal depende
críticamente tanto de la herencia biológica como de la cultural. Tal como yo lo veo, en el
ámbito cognitivo la herencia biológica de los humanos es muy semejante a la de otros
primates. Hay una sola diferencia importante, y es que los seres humanos se identifican
más que los otros primates con los miembros de su especie. En los comienzos de la
ontogenia, el niño comienza a experimentarse a sí mismo como un agente intencional, es
decir, un ser cuyas estrategias conductuales y atencionales están organizadas por metas,
y automáticamente atribuye esa misma condición a los otros seres humanos con los que
se identifica. En una etapa posterior de la ontogenia, el niño llega a experimentarse a sí
mismo como un agente mental, es decir, un ser con pensamientos y creencias que puede
diferir de los de otras personas y también de la realidad, y como tales considerara también
a los otros miembros de la especie a partir de ese momento. Esta diferencia cognitiva
produce múltiples efectos en la cadena, porque da lugar a algunas formas nuevas y
singularmente eficaces de herencia cultural. Comprender que las otras personas son,
como uno, agentes intencionales, posibilita: a) procesos de socio génesis mediante los
cuales muchos individuos crean en colaboración artefactos y prácticas culturales con
historias acumuladas, y b) procesos de aprendizaje cultural e internalización mediante los
cuales los individuos en desarrollo aprenden a usar y luego internalizan aspectos de los
productos colaborativos creados por otros miembros de la especie. Esto significa que casi
todas las habilidades cognitivas de los seres humanos propias y exclusivas de la especie
no provienen directamente de su herencia biológica, sino que son resultado de una
diversidad de procesos históricos y ontogenéticos que son puestos en marcha por obra de
la capacidad cognitiva exclusivamente humana, biológicamente heredada.

 Herencia biológica:

Los seres humanos son primates. Tienen los mismos órganos sensoriales básicos, la
misma estructura corporal básica y la misma estructura cerebral básica que los demás
primates. En este contexto surgen dos preguntas de particular importancia: a) ¿en que
difiere la condición de los primates de la de los demás mamíferos?, y b) ¿en que difiere la
cognición humana de la de los demás primates?
 Cognición de los mamíferos y los primates:

Básicamente, todos los mamíferos viven en el mismo mundo sensorio motor de objetos
permanentes dispuestos en un espacio representacional; los primates, incluso los
humanos, no tienen habilidades especiales. Además, muchas especies de mamíferos y,
básicamente, todos los primates también representan cognitivamente las relaciones de
categoría y cantidad de los objetos. Hay abundantes pruebas de que los mamíferos no
adquieren estas habilidades mediante algún tipo de conexión conductista de estímulos y
respuestas, ni recurriendo a una forma sencilla de memorización, sino que en realidad
logran comprender y representar cognitivamente espacios y objetos de un modo que
posibilita las inferencias creativas y la resolución de problemas por insight.

De igual modo, todos los mamíferos viven, básicamente, en el mismo mundo social; son
capaces de distinguir individualmente a otros miembros de su especie y conocen las
relaciones verticales (dominancia) y horizontales (afiliación) que existen entre ellos.
También son capaces de predecir la conducta de los miembros de su especie a partir de
diversos indicios e insights.

Esta semejanza cognitiva general entre los mamíferos reconoce una excepción, que
concierne a la comprensión que los primates pueden tener de las diversas clases de
relaciones, la cual se pone de manifiesto tanto en el ámbito social como en el físico. En el
ámbito social, los primates (pero no los otros mamíferos) algo comprenden acerca de las
relaciones sociales entre terceros, es decir, de las relaciones que mantienen otros
individuos. Los primates son selectivos cuando se trata de elegir compañeros de coalición
lo cual demuestra su comprensión de la posibilidad relativa que ocupan otros individuos en
lo que refiere a la dominancia. Igualmente, cuando han sido atacados procuran castigar no
solo al atacante sino también, en ciertas circunstancias a sus parientes, demostrando así
que comprenden las relaciones de parentesco entre terceros. La hipótesis seria que,
aunque todos los mamíferos reconocen a los individuos y traban relaciones entre ellos solo
los primates comprenden las relaciones sociales en las que no participan directamente. En
el ámbito físico, los primates son, comparados con otros mamíferos, especialmente hábiles
en lo que atañe a las clases de relaciones y, otra hipótesis seria que los primates
desarrollaron la capacidad de comprender las clases de relaciones sociales entre terceros.
La comprensión de las clases de relaciones en general es la principal habilidad que
distingue la cognición de los primates de la de otros mamíferos. Esta hipótesis es
importante en el presente contexto, porque la comparación de las clases de relaciones es
un precursor evolutivo potencial, algo así como una etapa intermedia de la capacidad
cognitiva exclusivamente humana de comprender las relaciones intencionales que los
seres animados tienen con el mundo externo y las relaciones causales que los objetos
inanimados y los acontecimientos tienen entre sí.

 La cognición humana de la intencionalidad y la causalidad:

Esta muy difundida la creencia de que los primates no humanos comprenden la


intencionalidad de los miembros de su especie y la causalidad de los acontecimientos y de
los objetos inanimados. No creo que lo hagan. Es indudable que los primates no humanos
comprenden todo tipo de acontecimientos físicos y sociales complejos, que poseen y usan
muchas clases de conceptos y representaciones cognitivas, que distinguen claramente
entre objetos animados e inanimados, y que en sus interacciones con el entorno emplean
muchas estrategias complejas y perspicaces de resolución de problemas. Pero no ven el
mundo en función de las clases de fuerzas intermedias y a menudo ocultas, de las causas
subyacentes y los estados mentales e intencionales, que son tan importantes en el
pensamiento humano. Para decirlo en pocas palabras: los primates no humanos son ellos
mismos seres intencionales y causales, pero no comprenden el mundo en términos de
intencionalidad y causalidad.
En el ámbito social, las pruebas relativas a la comprensión de los primates no humanos
sobre la intencionalidad y la mentalidad de otros seres animados son producto tanto de
estudios experimentales como estudios realizados en su entorno natural. Premack y
Woodruff lograron que la chimpancé Sara eligiera dibujos para completar secuencias de
videos de acciones humanas intencionales (Estudio Sara pág. 32 y 33). Povinelli, Nelson y
Boysen comprobaron que los chimpancés optaban por pedir comida a una persona que
hubiera estado presente cuando la escondían, y no a una persona que no hubiera estado
presente; la inferencia era que podían distinguir entre una persona informada y otra
ignorante (Pág. 33).

Algunas conductas sociales que los primates no humanos no realizan en su hábitat


natural:

 No señalan objetos externos a otros.


 No sostienen objetos en alto para mostrarlos a otros.
 No tratan de llevar a otros a un lugar para que vean lo que hay allí.
 No extienden el brazo para ofrecer activamente objetos a otros individuos.
 No enseñan deliberadamente nuevas conductas a otros individuos.

En mi opinión, no hacen ninguna de estas cosas porque no comprenden que los otros
miembros de su especie tienen estados intencionales y mentales que podrían ser
afectados. Por lo tanto, la hipótesis más plausible es que los primates no humanos
comprenden que los miembros de su especie son seres animados capaces de moverse
por sí mismos (por cierto, esta es la base de su comprensión social en general y, en
particular, de su comprensión de las relaciones sociales entre terceros), pero no conciben
a los demás como agentes intencionales que persiguen metas, ni como agentes mentales
que piensan sobre el mundo. Los seres humanos ven algo distinto: ven a un miembro de
su especie cuyo propósito es obtener comida, y pueden tratar de influir tanto en este
estado intencional y mental como en otros, y no solo en la conducta. La conclusión es que
los primates no humanos tienen muchas habilidades cognitivas relativas a los objetos y
acontecimientos físicos, pero no perciben o no comprenden las causas subyacentes que
determinan las relaciones dinámicas entre esos objetos y acontecimientos. De este modo,
no muestran la clase de flexibilidad de la conducta y la comprensión de los principios
causales generales que los niños ponen de manifiesto desde una edad muy temprana
cuando tratan de resolver problemas físicos.

A modo de resumen, desearía ser muy explícito al respecto de lo que distingue a la


cognición intencional y causal de otros tipos de cognición. Básicamente, esta forma de
pensar requiere que un individuo comprenda las relaciones de antecedente-consecuente
entre acontecimientos externos en los que no ha participado directamente, cosa que
evidentemente los primates son capaces de hacer. Pero, además, la comprensión de la
intencionalidad y la causalidad requiere que el individuo comprenda las fuerzas
determinantes que explican por qué en estos acontecimientos externos una secuencia
antecedente-consecuente particular se produce del modo en que lo hace; y comúnmente,
esas fuerzas determinantes no son fáciles de observan. Esta comprensión parece ser
exclusiva de los humanos. En lo que respecta a la evolución, la hipótesis es que, aunque
los seres humanos se basaron directamente en la adaptación cognitiva exclusiva de los
primates para comprender clases de relaciones externas, agregaron una modificación,
pequeña pero importante, relacionada con fuerzas determinantes como las causas y las
intenciones. Parte de la admisibilidad de este marco hipotético deriva del hecho de que
establece una continuidad entre la adaptación cognitiva exclusiva de los primates y la
adaptación cognitiva exclusiva de los humanos. Mi hipótesis consiste, en que, tal como la
comprensión de las clases de relaciones por los primates evoluciono, en primer término,
en el ámbito social para comprender las relaciones sociales entre terceros, la comprensión
de la causalidad por los humanos evoluciono también, en primer término, en el ámbito
social para comprender que los otros son agentes intencionales. Mi hipótesis es que la
capacidad exclusivamente humana de comprender los sucesos externos en función de
fuerzas causales o intencionales surgió, en primer término, para permitir que los individuos
predijeran y explicaran la conducta de los miembros de su especie, y luego fue utilizada
para entender el comportamiento de los objetos inertes.

Las ventajas competitivas del pensamiento intencional y causal son principalmente dos. En
primer lugar, esta clase de cognición permite a los humanos resolver problemas de modo
especialmente creativo, flexible y previsor. A la inversa, si se produce un acontecimiento
en circunstancias en que, por alguna razón, la fuerza determinante está bloqueada, podría
predecirse que el acontecimiento consecuente habitual no se producirá. La comprensión
causal e intencional de los humanos tiene consecuencias inmediatas para la acción eficaz,
ya que posibilita el descubrimiento de nuevas maneras de manipular o suprimir las fuerzas
determinantes. La segunda ventaja de la comprensión intencional y causal deriva de su
importante función transformadora de los procesos de aprendizaje social. La comprensión
de que la conducta de otras personas es intencional y/o mental hace posibles, de manera
directa, ciertas formas muy eficaces de aprendizaje cultural y socio génesis, y estas formas
de aprendizaje social son directamente responsables de las formas especiales de herencia
cultural características de los seres humanos.

 La cultura de los primates no humanos (pág. 40):

Existen muchas formas distintas de herencia y trasmisión culturales, que dependen de los
mecanismos concretos de aprendizaje social indicados. Entre los que se citan con más
frecuencia se hallan los siguientes:

 Exposición
 Intensificación del estimulo
 Mimesis
 Aprendizaje imitativo: los jóvenes reproducen la conducta o la estrategia
conductual del individuo que hace la demostración, y persiguen el mismo objetivo
que este.

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