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Autores
Horacio Merlet B. Ing. Agr.
Ana Navarro V. Ing. Agr.
Carolina Rosales J. Ing. Agr. Ms.
Equipo de trabajo
Carla Schmidt G. Ing. Agr. Enólogo
Rodrigo Rodríguez L. Ing. Agr.
Marisa Lobos C. Ing. Agr.
Silvia Gámez L. Ing. de Montes
Marcelo Retamal G. Cartógrafo
Marcelo Durán B. Cartógrafo Ms. Dr.
Roxana Trujillo G. Ing. Aeronáutica
Claudio Olguín M. Cartógrafo
Editora
Carolina Rosales J. Ing. Agr. Ms.
Diseñador
Igor Sánchez A.
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Agradecimientos
Expresamos nuestros sinceros agradecimientos a los siguientes agricultores,
profesionales y empresas que colaboraron desinteresadamente en las
actividades de terreno del proyecto:
Alex Ceballos
Luisa María Cordero
Werner Martin
Andrés del Piano
Juan Antonio Larrondo
Pedro Nickelsen
Nicolás Yanuzzi
María Victoria Petermann
Ricardo Marinao
Pablo Matus
Francisco Huaiquiche
Ramón Valencia
Leonardo Salas
Thomas Henderson
Gaspar Sepúlveda
Asimismo, agradecemos a los ejecutivos de Corfo Araucanía, Sr. José Méndez y Sra.
Marcela Contreras y al presidente de A.G Araucanía Frutícola, Sr. Carlos Inostroza
por el constante apoyo durante la realización del proyecto.
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ÍNDICE 4
INTRODUCCIÓN 8
zonificación 10
ASPECTOS TÉCNICOS 14
Antecedentes generales 15
Variedades 16
Variedades no remontantes 18
Variedades remontantes 18
Estados fenológicos 19
Requerimientos climáticos 22
Horas de frío 22
Requerimientos hídricos 22
Requerimientos nutricionales 23
Suelo 29
Poda 30
Plagas y enfermedades 32
ASPECTOS ECONÓMICOS 40
Superficie y producción mundial 41
TRABAJOS CITADOS 54
Índice de Tablas
Tabla 1: Clasificación de frambuesas de acuerdo al color 16
Índice de gráficos
Gráfico 1: Principales países productores de frambuesa, 2012 41
Índice de Fotos
Foto 1: Adulto de cabrito de la frambuesa 32
Este manual de producción de frambuesa (Rubus idaeus), constituye uno de los productos
del proyecto Innova-Corfo “Zonificación de la Aptitud Productiva de Frutales y Berries en la
Región de La Araucanía”, efectuado por el Centro de Información de Recursos Naturales
(Ciren), cofinanciado por Innova Corfo con fondos provenientes del Gobierno Regional (FIC
Regional/FNDR) y mandatado por Araucanía Frutícola A.G.
Este manual tiene el objetivo de generar información que permita ayudar en la toma
de decisiones adecuadas en la inversión y/o reconversión productiva en fruticultura de
agricultores, profesionales y empresarios, así como instituciones públicas y privadas que
tengan interés en la producción de frambuesas en la Región de La Araucanía.
Independientemente del nivel de aptitud obtenido por las especies frutales en esta
evaluación, no se promueve ni se incentiva la sustitución del bosque nativo. Actividad que
está regulada por ley.
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ZONIFICACIÓN
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ASPECTOS
TÉCNICOS
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Antecedentes generales
La frambuesa (Rubus idaeus), es un arbusto perenne de la familia de las Rosáceas,
caracterizada por tener raíces primarias y secundarias leñosas que se desarrollan
principalmente de manera horizontal y que poseen la capacidad de emitir brotes. Sus tallos,
son erectos y llegan a alcanzar alturas superiores a los 2,0 metros en condiciones favorables,
además poseen pequeñas espinas. Las hojas son compuestas, alternas y foliadas. Las flores,
son hermafroditas y estipuladas, presentándose en racimos sueltos, con floración escalonada.
Los frutos son pequeños, ovoides de color rojo, negro o púrpura, de 2,5 a 4,0 gr de peso, que
se desprenden fácilmente del receptáculo al madurar.
Existen dos tipos generales de frambuesas, las remontantes, que tienen dos épocas de
producción y cuya primera cosecha de extiende desde fines de noviembre hasta inicios
de enero y la segunda cosecha que va desde febrero hasta mayo. El otro tipo son las no
remontantes que fructifican una vez al año, desde fines de noviembre a enero.
La superficie chilena cultivada con frambuesas, ha crecido de manera sostenida durante los
últimos cinco años. Según cifras estimadas por IRO, ésta alcanzó 12.000 hectáreas durante
el 2011, concentradas con una mayor superficie en la Región del Maule, seguida de cerca
por la Región del Biobío y, en menor medida, por las regiones de La Araucanía y Los Ríos
(ODEPA, 2014). En la Región de La Araucanía, de acuerdo al estudio “Zonificación de Actitud
Productiva de Frutales y Berries en la Región de La Araucanía”, ejecutado por CIREN, la
superficie de frambuesos hasta el 2013 es de 367 ha aproximadamente.
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Variedades no remontantes
Chilliwack: Es una planta vigorosa con escaso número de espinas. De fruto de tamaño
mediano, buen sabor, firme y buena calidad para el mercado fresco y procesado. Tolera
bien la postcosecha, sin embargo, es altamente susceptible al ataque de Agrobacterium
tumefaciens, bacteria responsable de la Agalla de la Corona (Morales, 2009).
Meeker: Es una variedad vigorosa de crecimiento arqueado, requiere de una alta acumulación
de frío invernal (1300 horas de frío aproximadamente). El fruto tiene buen calibre y un alto
contenido de sólidos solubles. Se adapta bien a la cosecha mecanizada (Morales, 2009).
Comox: La planta es vigorosa con escasas espinas, es una planta altamente productiva
por presentar una gran cantidad de laterales que dan muchos frutos. Resistente a bajas
temperaturas, es de color rojo intenso e ideal para ser procesado. No se adapta bien a la
cosecha mecanizada, ya que posee problemas en el desprendimiento de la fruta (Morales,
2009).
Tulameen: Es una variedad buena para el mercado fresco, sin embargo posee una alta
susceptibilidad al ataque de Botrytis y Phytophthora.
Glen Magna: Planta vigorosa, de crecimiento erecto y espinas en la zona basal. Es ideal
para la industria de congelados, ya que posee frutos grandes (peso por sobre los 4 gramos),
además de un color rojo oscuro que se mantiene luego del procesado. Presenta resistencia
al desprendimiento de la fruta en estados iniciales de madurez, lo que dificulta la cosecha
mecánica (Morales, 2009).
Glen Ample: Variedad vigorosa con cañas sin espinas. Presenta un buen comportamiento
para los mercados fresco y procesado. Requiere de alta acumulación de horas de frío para
alcanzar rendimientos promedio de 16 ton/ha. El fruto es de color rojo brillante, de buen
calibre y peso promedio de 4 gramos (Morales, 2009).
Skeena: Variedad que posee espinas de color morado. Presenta un alto requerimiento de
horas de frío y sus frutos son de color rojo brillante. Se utiliza para consumo fresco y congelados
(Morales, 2009).
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Variedades remontantes
Heritage: Variedad de plantas vigorosas y gran número de espinas. Es altamente productiva y
su fruta se usa tanto para consumo fresco como para congelados. Fruto de tamaño mediano,
color rojo brillante y buena consistencia. La fruta de la primera cosecha, de la que proviene de
la producción de caña, es de menor calidad que a fruta proveniente de hijuelos, esta última
cosecha se destina principalmente al consumo en fresco (Morales, 2009).
Amity: Se usa para la producción de la fruta en hijuelos. Tiene un adelanto de una semana
antes que Heritage aproximadamente. Requiere de una alta acumulación de frío para obtener
buenos rendimientos (más de 1300 horas). El fruto es de color rojo con tonalidades moradas.
La cosecha de esta variedad es difícil, ya que es difícil el desprendimiento de la fruta (Morales,
2009).
Ruby: Planta vigorosa de alta productividad, con cañas sin espinas y abundante producción
de hijuelos. Posee maduración irregular de frutos, ya que los frutos de la punta maduran primero
que los frutos de la base. La calidad de los frutos en postcocecha, ya que los frutos se dañan al
momento de la cosecha, debido a su fuerte adhesión al receptáculo (Morales, 2009).
Coho: Fruta alargada, de color rojo brillante, buena firmeza y rendimiento, además de poseer
una alta calidad para su venta en el mercado fresco. La primera cosecha es de maduración
tardía, pudiendo ser la segunda quincena de noviembre hasta la primera quincena de
diciembre el inicio de cosecha, dependiendo de la zona en que está establecida. Tiene un
alto número de cañas vigorosas y se adapta de buena manera a la cosecha mecanizada
para la agroindustria (Morales, 2009).
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Estados fenológicos
Tabla 2: Estados fenológicos de la frambuesa
Requerimientos climáticos
Horas de frío
La cantidad de frío que requiere un frutal para liberar a una yema del letargo, inducir la
brotación y así dar comienzo a un nuevo ciclo de desarrollo, corresponde a lo que llamamos
necesidad de “horas frío” o “unidades de frío”. La frambuesa, para romper la latencia y
obtener el estímulo para un crecimiento vigoroso durante su posterior estación, necesita
entre 750 y 1700 horas de frío. Sin embargo, hay numerosos factores que también se ven
involucrados en la salida del receso invernal tales como: clima de la estación anterior (altas
T°, lluvias y radiación solar), reservas de nutrientes y nivel de exposición de las yemas dentro
de la planta. Si bien, estos factores tienen relación a la salida del receso, la cuantificación del
frío invernal es la forma más utilizada para estimarlo (Sepúlveda, Lepe, & Yuri, 2011).
La frambuesa resiste las heladas de invierno pero las heladas de primavera pueden ser
perjudiciales al coincidir con la primera floración, lo que disminuye la producción y la calidad
del primer fruto. Las heladas tempranas de abril pueden dañar la última producción (CIREN,
1988).
Requerimientos hídricos
El agua posee un rol fundamental en el funcionamiento y producción del huerto, ya que es el
medio de transporte de nutrientes y sustancias de crecimiento; regula la temperatura de los
tejidos y mantiene estable la actividad fisiológica de la planta. Es así, como la deficiencia de
agua en frambuesas, se traduce en una disminución de procesos tales como transpiración,
fotosíntesis y respiración, lo que repercute en el rendimiento del huerto y calidad de los frutos.
Generalmente, se opta por un sistema de riego por surco o riego localizado (cinta o goteo).
En casos en que haya deficiencia de agua o pendientes en el terreno de plantación, se
recomienda el uso de riego localizado. El riego por goteo posee un mayor costo de inversión,
pero con mayor duración (los goteros pueden durar hasta 10 años), en cambio el uso de
cinta implica una menor inversión inicial, pero con costos de reposición cada dos a tres años.
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El sistema de riego por surcos, se dispone a ambos lados del camellón de plantación; de
preferencia con poco caudal, ya que las hileras de plantación son cortas (menos de 40
m), lo que aumenta las pérdidas de agua. Se puede decir que las frambuesas responden
al contenido de humedad del suelo y no al sistema de riego utilizado, es decir, que un riego
superficial bien diseñado puede llegar a tener buenos resultados, al igual que un sistema de
riego por goteo o micro aspersión. En general, para saber cuándo regar es común usar el
método del tensiómetro y para la frambuesa es necesario regar cuando este aparato indica
entre 50 y 60 centibares (INDAP, 2005).
Requerimientos nutricionales
En materia de manejo de suelos y fertilización, se deben emplear prácticas que promuevan el
reciclaje de los nutrientes y residuos orgánicos, que reduzcan los efectos de compactación,
impidan la erosión hídrica superficial y eviten el encostramiento, con la finalidad de mantener
y mejorar la conservación de la fertilidad natural del suelo.
Del cuadro anterior, se desprende que las especies poseen diferentes niveles de extracción de
nutrientes, destacando la frambuesa, como la especie que posee mayores requerimientos.
Sin embargo, los nutrientes esenciales para lograr buenos rendimientos en todas las especies
son el nitrógeno, potasio y calcio (SQM, 2006).
Para el cálculo de las dosis de nutrición, se debe considerar el contenido de nutrientes de los
tejidos exportados del huerto, siendo estos los restos de poda no incorporados y frutos, dado
que las hojas y raíces quedan finalmente en el suelo y son reciclados.
Especie Nivel de rendimiento (ton/ha) Necesidades de N (kg/ha) Necesidades de P2O5(kg/ha) Necesidades de K2O (kg/ha)
Los parámetros de calidad exigidos para el mercado fresco y de congelado para berries, se
basa principalmente en apariencia (color, tamaño, forma, ausencia de defectos), firmeza,
sabor (sólidos solubles, acidez y compuestos volátiles aromáticos) y valor nutritivo (Vitaminas
A & C).
Nitrógeno (N): El Nitrógeno influye en el vigor, pero también afecta la calidad y rendimiento
de la fruta. Cuando el Nitrógeno es deficiente, las hojas tienden a ser pequeñas y de color
verde pálido o amarillo y el crecimiento de la caña es limitado.
Los niveles de nitrógeno requeridos por la frambuesa no son altos, pero es importante en
la fase de desarrollo vegetativo y en post cosecha. El exceso de este nutriente provoca
serios problemas de calidad de fruta, produciendo ablandamiento y susceptibilidad al daño
mecánico y enfermedades (SQM, 2006).
Las frambuesas producen mejor en cañas de gran diámetro con entrenudos cortos. Para
la mayoría de las variedades, la mejor altura de caña para rendimientos óptimos es de
aproximadamente 2,4 m, con 9 a 12 cañas por montículo. En caso de utilizar una fuente
nitrogenada en base a nitrato, las plantas pueden sufrir deficiencias de Fe y N, ya que los
nitratos aumentan el pH del suelo. Si el pH es menor a 5, es recomendable fertilizar con urea,
en cambio, si el pH es superior a 5, se recomienda fertilizar con sulfato de amonio (INDAP,
2005).
Exceso: Se asocia un vigor extremo, con hojas grandes y largas, excesivo número de brotes
y mayor altura de plantas, lo que impide la entrada de luz y tienden a ser más susceptibles
a infecciones. La calidad de la fruta, especialmente en lo que tiene que ver con sabor y
resistencia postcosecha, se afecta seriamente, los frutos se ablandan y empeora la post
cosecha, además de una mayor incidencia de malezas (González & Céspedes, 2010).
Fósforo (P): Al igual que el Nitrógeno, tiene que ver con el crecimiento, especialmente con la
formación de raíces y la maduración de semillas y fruta. La cantidad de fósforo absorbida por
las frambuesas es pequeña y es raro que el crecimiento y rendimiento se vean adversamente
afectados por una deficiencia de fósforo (INDAP, 2005).
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En caso de ser requerida, la fertilización con este elemento, se realiza generalmente antes
de la plantación, previo análisis de suelo; también debe asociarse a una gran cantidad de
abonos orgánicos enriquecidos con fuentes fosfóricas.
Exceso: Los problemas asociados al exceso de fósforo radican en deficiencias de Zinc (Zn),
además el uso de mulch orgánico, puede generar una menor disponibilidad de N, ya que
habría una mayor actividad de la biomasa del suelo que fija nutrientes (Hirzel, 2013)
Potasio (K): Cumple las funciones de regulación osmótica y transporte de azúcares al fruto,
además activa procesos enzimáticos dentro de la planta. Es importante saber su relación
con el Calcio (Ca) y el agnesio (Mg), además de la capacidad de intercambio catiónico
(CIC), ya que éstos inciden en su absorción por parte de la planta. Para ser considerado
normal, el contenido de K debiera moverse en un rango entre 3 a 4% de saturación de la CIC
(valores en mmol/kg).
A continuación se muestra una ecuación simple para medir las necesidades de fertilización
con Potasio:
La deficiencia de este nutriente, cambia el color de las hojas a verde claro con necrosis
marginal (café en los bordes) y marchitez. Se visualiza una pérdida de tamaño y consistencia
de la fruta, además de la disminución del nivel de sólidos solubles (brix).
Una buena manera de suministrar este elemento es mediante aspersiones foliares con
repeticiones cada 15 días de sulfato de magnesio en primavera y verano en concentraciones
de 1 a 2%.
Beneficios: El Mg, aumenta la intensidad en el color verde de las hojas, induce el vigor de
brotes (futuras cañas), contribuye a aumentar el rendimiento y mejora la acumulación de
reservas para la siguiente temporada.
Calcio (Ca): Tiene la función de dar firmeza y estructura a las células. El efecto de este
nutriente, influye de manera directa en la calidad de la fruta, ya que ésta es muy perecible
y un buen abastecimiento de calcio alarga la vida post cosecha de los frutos.
Las necesidades de fertilización cálcica pueden ser determinadas según la siguiente fórmula:
Cantidad de Ca (kg/ha) = 0,75 * CIC (% saturación de la CIC buscada - % saturación de la CIC medida)
Exceso: Los problemas asociados al exceso de calcio se asocian a las deficiencias de Fósforo
(P), Boro (B) Zinc (Zn) y Manganeso (Mn), Magnesio (Mg) y Potasio (K).
Fierro (Fe): La concentración de Fe, no siempre es un indicador confiable, ya que los síntomas
de deficiencia aparecen en un amplio rango de concentración en las hojas. Esto vuelve
compleja la evaluación de la deficiencia a partir de la cantidad de Fe existente en los análisis
foliares.
Es importante mantener un buen drenaje y evitar plantar en suelo con alto nivel de
carbohidratos. Se debe evitar la presencia de altos niveles de iones antagónicos como
manganeso, cobre, zinc y fosfato. Basándose en análisis de Fe activo, análisis de clorofila o
sintomatología visual, se recomienda en caso de existir deficiencias, la aplicación de quelatos
de hierro. De menor eficiencia son las aplicaciones de sulfato ferroso al suelo. El método más
efectivo para corregir las deficiencias de Fe es ajustando el pH del suelo. Sin embargo, la
aplicación de un fertilizante foliar es lo recomendable, en caso de querer ajustar los niveles
de manera rápida (SQM, 2006).
Boro (B): Tiene el efecto de activador enzimático, además de influir en la fertilidad del tubo
polínico. Se puede aplicar este elemento tanto al suelo como en forma foliar. Se consideran
adecuados contenidos de este elemento en el suelo del orden de 0,4 – 0,6 ppm. Basándose
en los resultados de los análisis de suelo, foliares y sintomatología visual. Se debe tener
cuidado de no aplicar en exceso, debido a que los márgenes entre niveles de deficiencia,
nivel óptimo y contenidos excesivos son muy estrechos (González & Céspedes, 2010).
El Boro, tiene una función importante en el proceso de cuaja de flores, lo que en el caso de
las frambuesas, que son frutos compuestos (poli drupa), un déficit de este elemento genera
deformidades, menor número de frutos y disminución de la calidad de post cosecha. El Boro
aumenta el calibre de frutos, mejora la acumulación de reservas para la temporada siguiente y
contribuye a una mejor brotación para la siguiente temporada (González & Céspedes, 2010). La
toxicidad por boro genera problemas de salinidad en las plantas dañando hojas y la producción.
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La deficiencia de boro, se visualiza en hojas nuevas, debido a la baja movilidad del elemento.
Las hojas pequeñas, deformes y de color verde claro son un claro síntoma de deficiencia.
Suelo
La frambuesa, se adapta a variados tipos de suelo, obteniéndose los mejores resultados en suelos
profundos y bien drenados de pH 6 a 7.8. Sin embargo en la X Región se cultiva en suelos con pH
ácido (5,5) con excelentes resultados.
Dado el sistema radicular de la frambuesa (desarrollo superficial y lateral) pueden utilizarse suelos
con una profundidad mínima de 70 cm, aunque podría requerir de un especial régimen de riego.
Con relación a la textura, la frambuesa se adapta a una amplia gama, desde arenosos a arcillosos,
siendo el óptimo franco a franco arenoso. Los suelos muy arenosos son aptos para el desarrollo
de hijuelos, por lo que se les prefiere para viveros. Los suelos muy arcillosos deberían evitarse por
sus problemas de drenaje asociados: especialmente en áreas lluviosas; además, son restrictivos
aquellos que tienden a agrietarse en profundidad, porque destruyen las raíces (Ciren, 1988)
Se desarrolla mejor en suelos con alto contenido de materia orgánica, por lo que se recomienda
aplicaciones de guano bien descompuesto que, además de incorporar nutrientes, mejora las
características estructurales del suelo.
Son preferibles los suelos planos. Si el terreno elegido tiene pendientes mayores de 3%, se
recomienda plantar en curvas de nivel. En el sur del país se cultivan suelos de lomajes hasta con
un 16 15% de pendiente, clasificados según capacidad de uso en la Categoría IVe. Por último, un
factor importante que se debe tener presente al elegir un suelo para frambuesas, es que esté libre
de Verticillium y de Nemátodos (Ciren, 1988).
Entre las labores de habilitación y corrección de suelo que pueden realizarse en forma previa al
establecimiento del huerto, se consideran las siguientes:
Correcciones de suelo con cal agrícola u otras enmiendas (acidificantes, yeso): Podrán
practicarse solamente de acuerdo con los resultados del análisis químico de suelos y los
requerimientos de la especie. Las fertilizaciones fosfatadas y potásicas de corrección,
fertilización difusa de fondo y localizada en el hoyo de plantación, se deberán realizar
solamente basándose en los resultados del análisis de suelo (Cazanga & Leiva, 2013).
Poda
La poda, es la eliminación de la parte vegetativa de las plantas y se realiza para manejar
el crecimiento, producción y calidad de la fruta, además de disminuir enfermedades,
sombreamiento y partes dañadas. Existe una primera poda de formación, la cual se realiza
el 1° año a los pocos días de terminada la plantación y consiste en el rebaje de plantas
de manera uniforme, dejando de dos a cuatro yemas por planta. La poda de formación
se realiza en todas las variedades, sin embargo aquellas plantas multiplicadas por brotes
radiculares no requieren de esta poda (Ciren, 1988).
Poda de primavera
Este tipo de poda se realiza entre agosto y noviembre. Se eliminan los retoños que salen de
la línea, con la finalidad de evitar una producción excesiva (sombreamiento, tallos débiles y
yemas de menor calidad), esta práctica al ser un manejo que también se realiza en invierno,
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se usa mayormente en huertos pequeños, debido a la necesidad de una mayor cantidad
de mano de obra. La poda sanitaria, es otro manejo que consiste en eliminar las cañas
enfermas desde la base, además de eliminar las hojas basales para favorecer la aireación. El
despunte de retoños, mientras más tardío, más retrasa la cosecha lo que puede disminuir el
rendimiento (González, 2013).
Poda de verano
Después de la cosecha de noviembre, en enero se deben eliminar las cañas que fructificaron
y hojas basales de los retoños que fructificarán en marzo, con la finalidad de cortar el ciclo
de enfermedades y plagas y así facilitar la cosecha de otoño.
Poda de invierno
Este tipo de poda se da en junio o julio una vez que ha concluido la caída de hojas. Se realiza
un raleo de cañas enfermas y débiles, además de las que se encuentran fuera de la línea en
el camellón. Se deben seleccionar las cañas más vigorosas a dejar, las que debieran ser 10
por metro lineal aproximadamente, manejo que permitirá el desarrollo de yemas florales con
buena exposición a la luz y con una adecuada ventilación. Es importante destacar que no
se obtendrán mejores rendimientos al dejar más cañas en la planta. Para el rebaje de cañas,
en variedades remontantes como Heritage, la poda tiene como finalidad eliminar la porción
de la caña que produjo fruta a fines de verano y otoño, por lo que se recomienda que la
altura de rebaje sea de 1-1,5 m cortando inmediatamente bajo los nudos que produjeron
en verano-otoño. A mayor altura y grosor de caña, mayor será el rendimiento. Para el caso
de variedades no remontantes como Meeker, el rebaje permite que las ramas fructíferas no
queden a gran altura y no se dificulte la cosecha, sin embargo también se pueden amarrar
los ápices de las cañas al alambre del sistema de conducción. La poda a piso, se realiza
en variedades remontantes con la finalidad de eliminar la producción de primavera y así
facilitar la emisión de retoños al no existir competencia con cañas frutales, lo que aumenta
la producción remontante. Se recomienda la poda a piso cuando existen problemas de
mano de obra en primavera, ya que si se hace por períodos prolongados, se acelera el
envejecimiento de la planta al agotar reservas nutricionales de las raíces.
Plagas y enfermedades
Plagas
Cabrito de la frambuesa (Aegorhinus superciliosus)
Curculionido de 15 a 20 mm de longitud.
Las larvas (de color blanco, sin patas y de cabeza rojiza) se alimentan de la corteza de las
raíces provocando anillamiento del cuello. Pueden provocar gran daño, ya que viven más
de un año en el suelo.
Adulto granuloso, 7-9 mm. de longitud, rojizo oscuro, patas y antenas castañas.
Las larvas (blancas, sin patas y de cabeza roja) se alimentan de corteza de raíces generando
anillamiento y permanecen hasta por 10 meses en el suelo.
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Foto 2: Adulto de gorgojo de la frutilla
Fuente: Biogram
Su ciclo abarca más de una temporada, pasando la mayor parte del tiempo como larva
bajo tierra. En primavera, pasan al estado de pupa hasta la emergencia de los primeros
adultos, los cuales se dirigen a la parte aérea de la planta.
Los daños se producen en la parte aérea (se alimentan de hojas, flores, frutos, brotes) y en
la parte radical (raíces finas, medianas y gruesas), lo que dificulta la absorción de agua y
nutrientes. Las heridas generadas, son la puerta de entrada a diversos patógenos.
1 Obtenida de Biogram, 26 de diciembre 2015.
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Foto 5: Adulto y larva de burrito de la vid
El adulto es de color gris con franjas laterales blancas. Consumen follaje, sin embargo no
representan daños económicos.
Las larvas son blancas, sin patas y la cabeza del mismo color del cuerpo. Se alimentan de
raíces y de la corona de la planta, lo que en plantas jóvenes puede provocar la pérdida de
la planta.
Las plantaciones que anteriormente estuvieron con praderas y leguminosas son más
susceptibles al ataque de burritos blancos.
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Foto 6: Adulto de burrito blanco del frejol
Es un coleóptero de color negro y patas naranjas, de vuelo corto y con un ciclo de vida que
desarrolla su ciclo de vida en dos años.
Las larvas de color amarillo y cuerpo anillado, una vez que salen del huevo, se introducen a
las ramillas realizando una galería con lo cual se quiebran las ramas.
Es una larva de lepidóptero que genera daños en follaje y frutos (deformación). Poseen tres
pares de patas verdaderas y cuatro pares de patas falsas, las hembras son ápteras y los
machos alados.
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La plaga inverna como huevo, por lo que se recomienda remover las masas de huevos
adheridas a las ramas y ramillas como mecanismo de control durante la poda.
Las larvas de color cremoso, cuerpo en forma de C y con tres pares de patas viven bajo el
suelo y se alimentan de raíces.
Larvas blancas casi transparentes y con tres pares de patas y cabeza de color amarillo se
alimentan de raicillas.
Enfermedades
Agallas de la corona (Agrobacterium tumefaciens): Es una enfermedad de origen
bacteriano común en frambuesos. Como fuente de infección, están los restos orgánicos,
suelos contaminados y agallas jóvenes. La enfermedad se disemina a través del agua libre,
movimiento de suelo contaminado y uso de plantas enfermas desde el vivero. Las heridas de
la planta, favorecen el ingreso del patógeno, el cual traspasa parte de su material genético
a las células de la planta, las cuales producen hormonas y proteínas desmedidamente
formándose las agallas. Entre los síntomas, está la disminución del vigor, desarrollo de tumores
o agallas en raíces y corona y menor vida útil de la planta atacada.
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Las agallas no se pueden curar, sin embargo se pueden realizar manejos previos al
establecimiento del huerto, tales como el uso de plantas sanas, patrones resistentes,
esterilización de suelos y un adecuado control de malezas. Como tratamiento químico, se
recomienda el tratamiento de raíces con compuestos bactericidas y luego de la cosecha,
se recomienda desinfectar el material de poda, además de extirpar la agalla por completo
sumado a un posterior tratamiento a la herida.
Existe presencia de Phytophtora spp, tanto a nivel de raíces como de tronco o cuello y se
disemina a través del agua libre, afectando a plantas vecinas, razón por la que excesos de
humedad, además de disminuir la aireación del suelo y producir asfixia radical, aumenta la
incidencia de este hongo. Otros factores favorables al desarrollo de la enfermedad, son los
suelos arcillosos y saturados, temperaturas templadas y presencia de heridas en las raíces y
cuello.
Como manejos aplicables al huerto, se recomienda evitar plantar en zonas con problemas
de drenaje, realizar camellones para mejorar el drenaje y aireación de las raíces de la planta,
planificar el sistema de riego, uso de plantas sanas, portainjertos resistentes, uso de fungicidas
específicos y controladores biológicos como Trichoderma harzianum, Gliocladium virens y
Streptomyces griseoalbus. En casos de mayor gravedad, se recomienda una poda rasante a
piso para recuperar el sistema radical y evitar el desgaste de la producción de frutas.
Pudrición o moho gris (Botrytis cinerea): Es un hongo que ataca a frutas, flores, hojas y tallos.
Los daños más visibles están en los frutos. A salida de invierno, el hongo produce numerosas
conidias que son diseminadas por la lluvia y viento. Las flores son muy susceptibles y pueden
ser contaminadas por el hongo, también se pueden infectar de manera latente expresándose
luego el daño en el fruto. Cuando los nutrientes se agotan, el hongo se torna de color negro y
genera estructuras compactas llamadas esclerocios, los cuales resisten el invierno. Los síntomas
en los frutos se distinguen como deshidratación, cambio de color, ablandamiento y secreción de
jugo. Luego se desarrolla micelio y conidias que dan aspecto algodonoso al fruto (France, 2010).
Como control, se recomienda ventilar las plantaciones, no fertilizar en exceso con nitrógeno
y eliminar los restos de poda.
Marchitez, verticilosis (Verticillium Spp.): Es una enfermedad que provoca clorosis y marchitez
en verano de las planas, debido a la obstrucción de haces vasculares como el xilema. Los
síntomas son similares a los que ocasiona la Phytophthora. Los tallos afectados mueren, sin
embargo, las plantas enfermas se pueden recuperar de una temporada a otra siempre
que el patógeno quede aislado del sistema vascular. El hongo puede entrar por heridas
generadas por plagas, roce con alambres y control mecánico de malezas.
En el 2014 los principales exportadores de frambuesa congelada fueron Serbia con 277.365
toneladas, Polonia con 201.772 toneladas y Chile ubicándose en el tercer lugar con 51.881
toneladas, representando casi el 13% de la producción mundial (Ver gráfico 2).
Tabla 5: Superficie de frambuesa plantada por región y total, de acuerdo a los últimos
catastros frutícolas
Frambuesa 3,6 2,7 36,3 1.303,6 1.283,0 330,8 275,2 217,4 3.452,4
Sin embargo hay que considerar que los datos de los catastros frutícolas presentan dos limitaciones,
no se realiza en forma simultánea en todas las regiones, por tanto, algunas regiones tienen datos
más recientes que otras. Y no consideran dentro de sus cifras los huertos con superficies menores
a 0,5 hectáreas, y en el caso de las frambuesas hay un importante número de productores que
tienen huertos con extensiones menores a 0,5 hectáreas (Cazanga & Leiva, 2013).
En los últimos años, producto de la inestabilidad del mercado de frambuesas muchos agricultores
han reducido el tamaño de sus huertos o han arrancado sus plantaciones reemplazándolas por
otros frutales tales como moras híbridas o arándanos. Sin embargo, no se dispone de estadísticas
oficiales sobre la envergadura de los cambios que estos acontecimientos tendrían sobre la
superficie, producción y rendimientos de las frambuesas en el país (Cazanga & Leiva, 2013).
Uno de los factores críticos en el cultivo de la frambuesa es la mano de obra. El aumento del
costo del trabajo y la menor disponibilidad de trabajadores, han obligado a los agricultores a
reducir sus huertos y restringir la cosecha, en función de la mano de obra disponible dentro de
sus propias familias (Cazanga & Leiva, 2013).
El destino de las exportaciones totales de frambuesa va en su gran mayoría a Estados Unidos con
1.502,7 Toneladas lo que equivale al 59% de total de lo exportado, le sigue Holanda con 922,5
toneladas (Ver tabla 6)
47
Tabla 6: Exportaciones de frambuesas, moras y moras frambuesas (total). Código SACH
08102000. Enero a Noviembre de 20153
3 Fuente: elaborado por ODEPA con información del Servicio Nacional de Aduanas. Cifras sujetas a
revisión por informes de variación de valor (IVV).
48
Tabla 7: Exportaciones de las demás frambuesas, congeladas, incluso con azúcar o
edulcorante (desde 2012). Código SACH 08112029. Enero a Noviembre de 20154
4 Elaborado por ODEPA con información del Servicio Nacional de Aduanas. Cifras sujetas a revisión por
informes de variación de valor (IVV).
49
Las exportaciones de frambuesa fresca tienen su principal destino, al igual que el cuadro
anterior a Estados Unidos con 6,2 toneladas, representando el 81,5% del total de lo exportado
(Ver tabla 8).
Tabla 8: Exportaciones de las demás frambuesas frescas (desde 2012). Código SACH 08102029.
Enero a Noviembre de 20155
El horizonte de evaluación es de 10 años, se espera que inicie producción al año dos con
2700 kg/ha y entra en plena producción con 10000 kg/ha al año cuatro.
5 Elaborado por ODEPA con información del Servicio Nacional de Aduanas. Cifras sujetas a revisión por
informes de variación de valor (IVV).
50
Tabla 9: Costos de establecimiento de 1 ha de Frambuesas Variedad Mecker en la Región
de La Araucanía.
La estructura de costos considerada hace referencia sólo a los costos directos de producción
y la inversión de la plantación, no se incluyen amortización en caso de financiamiento con
crédito, compra de terreno o arriendo del mismo, compra de maquinarias, depreciación,
entre otros.
La mano de obra representa el 60% del total de costos, le siguen los insumos con un 33%; Fletes,
maquinaria y energía representan el 7%. En el caso de la mano de obra el ítem cosecha ocupa
un 81% de la partida, lo que la hace relevante en la gestión que el productor haga de esta labor.
51
Para el caso de los ingresos, se decidió trabajar con un retorno a productor de 2,1US$/kg
para congelado. Para destino de fresco el valor empleado es de 0,9 US$/kg y el valor de
mercado interno se fijó en 1US$/kg.
La distribución para los diferentes destinos es un 80% para el congelado; 5% para fresco y 15%
venta de mercado interno.
Al analizar el flujo de caja, la TIR fue de 25,3%; el VAN con tasa de descuento del 10% fue de
$8.609.994.- mientras que el margen bruto cuando el huerto alcanza plena producción es de
$4.534.573.- Esto estaría indicando que frente al escenario que aquí se plantea el cultivo de
la frambuesa es rentable (Ver tabla 11).
Flujo de caja
Mercado destino
Ítem Unidad Año 0 Año 1 Año 2 Año 3 Año 4 Año 5 Año 6
%
Producción total 100 Kg 0 0 2.700 6.300 10.000 10.000 10.000
Este análisis determinó que los parámetros con mayor sensibilidad fue el retorno a productor
y el rendimiento, donde por cada 10% menos en el precio de venta, o 10% menos de
rendimiento, el productor pierde 1 millón de pesos por hectárea. Le sigue el destino de la
producción, por cada 10% que disminuya el porcentaje de congelados el productor puede
perder $600.000/ha. Aun cuando la mano de obra pesa el 60% de los costos directos de
producción, por cada 10% de incremento el productor pierde $337.185/ha si lo comparamos
con los otros parámetros sensibilizados.
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TRABAJOS
CITADOS
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Cazanga, R., & Leiva, C. (2013). Antecendentes Técnicos y Económicos para la producción de
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