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Sigue Adelante - Perseverancia

de los Santos
por Clint Archer

El sol se ponía a las 7 pm un día de verano cálido durante los Juegos Olímpicos de
1968 en la Ciudad de México. El estadio se estaba vaciando después de un día de
los eventos de pista y campo. La Medalla de oro del maratón de 20 millas se había
adjudicado a una hora antes. De repente, el sonido de las sirenas de la policía llamó
la atención de todos. Ellos estaban limpiando el tráfico para que una figura solitaria
entrara al estadio.

John Steven Acquari fue el último corredor en el maratón. Llevando los colores de
Tanzania, estaba haciendo muecas de dolor mientras cojeaba en la pista para los
500 metros finales.

Había tenido una grave caída en la carrera y le había arrancado un tendón de la


corva y dañado la piel de sus piernas. Estaba sangrando y tenía calambres, pero
tenazmente se arrastró por el campo hacia la línea de meta. La multitud se reunió
rápidamente para animarlo. Ellos estaban aplaudiendo y gritando alentándolo
cuando finalmente se derrumbó sobre la línea de meta en puro agotamiento y
dolor. Después de que él se había recuperado un poco un periodista le preguntó que
estaba en la mente de todos: “Estabas tan seriamente lesionado, ¿por qué no
dejabas correr?”

Acquari dijo con sentimiento: “Mi país no me envió 7,000 millas para iniciar la
carrera, sino para terminarla.” Hay algo en la tenaz determinación y perseverancia
que nos inspira.

¿Qué habría hecho usted? Salirse o continuar? La respuesta honesta a la mayoría


de nosotros sería: No tengo ni idea de lo que yo haría. Yo sé lo que haria. Yo sé lo
que me hubiera gustado hacer. Pero todo depende de la gravedad de la lesión, la
distancia restante, el apoyo que tendría, etc

Personalmente, me gusta pensar que iba a perseverar hasta el final, pase lo que
pase. Pero en el caso de mi salvación, me gustaría una mayor garantía de que lo que
yo creo que soy capaz de hacer. Gracias a Dios, la Biblia enseña que como un
creyente en Jesús, yo no tengo que preocuparme por mi propia tenacidad y mi falta
de apego. Puedo descansar en la fe de que Jesús me llevará a la gloria, si el tiene
que arrastrarme!

Filipenses 1:6 " estando convencido precisamente de esto: que el que comenzó en
vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Cristo Jesús."
Sí, estoy seguro de que voy a ir al cielo, pero no es una confianza que se basa en mi
experiencia o mi historial probado de siempre terminar lo que empiezo. Es una
seguridad basada enteramente en mi conocimiento de Jesús y su poder para salvar.

2 Timoteo 1:12 " Por lo cual también sufro estas cosas, pero no me avergüenzo;
porque yo sé en quién he creído, y estoy convencido de que es poderoso para
guardar mi depósito hasta aquel día.

Consideremos las características de un atleta:

2do. El atleta se despoja de peso.

3ro. El atleta se alimenta con dieta especial.

4to. Su Actitud es con metas

Filipenses 3:12 No que ya (lo) haya alcanzado, o que ya haya llegado a ser perfecto, sino que
sigo adelante, a fin de poder alcanzar aquello para lo cual también fui alcanzado por Cristo
Jesús. 13 Hermanos, yo mismo no considero haberlo ya alcanzado; pero una cosa {hago:}
olvidando lo que {queda} atrás y extendiéndome a lo que {está} delante, 14 prosigo hacia la
meta para {obtener} el premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.

Vemos que Pablo, como atleta se ejercita en tener una actitud de seguir hacia la meta. Se
olvida de los fracasos del pasado, que lo pueden amargar o detener y sigue para adelante
todos los días hasta alcanzar la meta y ser premiado. Igualmente nosotros, debemos dejar
atrás todo fracaso y aprender de nuestros errores, para obtener la victoria. Si mientras
corremos nos caemos, pues nos levantamos y seguimos adelante. Nuestra actitud debe ser
seguir siempre adelante, hacia la meta. Hay que tener metas y seguirlas cada día.

Hay que ejercitarnos cada día en tener metas, seguirlas y alcanzarlas. Visión de alcanzar las
metas y una vez obtenidas, perseguir más metas. El atleta tiene metas y sabe que los
obstáculos no son para detenerlos, sino para saltarlos o pasar de lado. Sabemos que van a
haber tormentas en nuestra carrera, pero todo lo va a determinar la actitud que tengamos. La
actitud negativa es la que se queja y se deja hundir en la tempestad, pero la actitud positiva es
aquella que entiende que no puede dirigir los vientos de la tempestad pero si las velas del
barco para dirigirlo en medio de la tormenta y avanzar mas rápido para salir de la tormenta y
llegar a un lugar seguro y resguardado. Esta es la actitud en la que debemos ejercitarnos.
Somos el resultado de las decisiones que diariamente tomamos, y la manera que levantamos
las velas del barco es con la oración.
Por eso escribió Pablo en Filipenses, que tuviéramos el mismo sentir que hubo en Cristo
Jesús, porque en su carrera por una meta grande sobre la tierra, él se ejercitó en la disciplina,
se despojó a si mismo, tenía una buena dieta de atleta, y siguió su meta hasta cumplirla. Y
aunque tuvo obstáculos, los superó y logró el máximo galardón: le dieron un nombre que es
sobre todo nombre y ahora está sentado a la diestra del padre. Por eso su nombre no es
solamente Jesús, sino, el Señor Jesucristo, que es el Señor de Señores y Rey de Reyes.

Tengamos entonces ese mismo sentir que hubo en él, y seamos los mejores en todo lo que
hagamos: Si abogado, el abogado de abogados; si doctor, doctor de doctores, etc. porque
fuimos hechos para ser puestos por cabeza, no por cola. (Deuteronomio 28:13)

En cada culto tenemos que venir con la actitud de que se terminará la prueba, el desierto, los
problemas, las enfermedades, etc. que estemos atravesando y que Dios nos concederá las
peticiones de nuestro corazón. Tenemos que ser el mejor pueblo cristiano de los pueblos
cristianos del Señor. Un cristiano esta modelado y planificado de parte de Dios para que viva
con una actitud de excelencia, y tenga metas espirituales y seculares grandes, equilibradas y
con sentido común.

La meta que tenía Pablo era el premio del supremo llamamiento en Cristo Jesús, que era
terminar su carrera con gozo, irse con el Señor, como Enoc Génesis 5:23-25 y Elías 2 Reyes
2.11, sin ver muerte. Esa debe ser nuestra meta, y correr con paciencia hasta alcanzarla.
Preparémonos de tal forma que en seamos digno de poder ser reconocido por Cristo en el día
glorioso del Rapto. Filipenses 2:16 asidos de la palabra de vida, para que en el día de Cristo
yo pueda gloriarme de que no he corrido en vano, ni en vano he trabajado.

5to. SUS LOGROS SON CORONADOS

Conclusión.

Hemos aprendido las cualidades del cristiano como atleta, que va a obtener una corona, y
como atletas de Dios debemos ejercitarnos en:

1. SER DISCIPLINADO. Hacer lo que realmente no queremos hacer para poder hacer lo que
realmente queremos hacer. Disciplinar nuestras emociones, nuestra lengua, nuestros hábitos,
nuestro trabajo para conseguir la corona.

2. SE DESPOJA. Como atletas de Dios debemos despojarnos de las cargas y del peso de
pecados y correr hacia la meta.

3. SE ALIMENTA. El atleta cristiano tiene una buena dieta: PAVO. Yo encuentro en la


etimología de la palabra PAVO lo siguientes.
Ayuno,
Vigilia,
Oración.

El Hombre de Dios debe alimentarse de los alimentos sólido y suplemento vitamínico que
necesite.

4. METAS CON ACTITUD POSITIVA. El atleta tiene metas y sabe que los obstáculos no son
para detenerlos, sino para saltarlos o pasarlos de lado. (Cuando las montañas son muy alta se
le dan la vuelta, se ladean hasta poder pasar al otro lado) Sus metas son alcanzables y su
cuerpo no es estorbo sino un siervo que sirve bien, solamente hay que disciplinarlo. Tiene una
actitud positiva y de excelencia.

5. LOGROS CORONADOS. El atleta de Dios corre por sus metas y las corona. Un atleta corre
con paciencia la carrera, llega a la meta, es recompensado y coronado como Rey. GLORIA AL
CORDERO QUE VIVE POR LO SIGLOS DE LOS SIGLOS AMEN.

EL PROGRESO DEL PEREGRINO

PAUL WASHER

Algunos de los hombres más importantes de Dios han sido hombres muy limitados en sus
cuerpos. En sus habilidades eran tan limitados que tuvieron que concentrarse en una sola
cosa. En el ministerio.

“Porque el ejercicio corporal para poco es provechoso, pero la piedad para todo aprovecha,
pues tiene promesa de esta vida presente, y de la venidera.”62 “Palabra fiel es esta, y digna de
ser recibida por todos. Que por esto mismo trabajamos y sufrimos oprobios, porque
esperamos en el Dios viviente, que es el Salvador de todos los hombres, mayormente de los
que creen.” 63

Esto no una especie de martirio, en donde damos inútilmente nuestras vidas por nada,
solamente para ser destruidos sin esperanza. ¡No! Servimos a Dios, ¡y Dios nos dará honor!
¡Nos mantenemos fijos en nuestra esperanza y eso nos da fuerza! ¡Fuerza!

Oh, esta vida es como el vapor. Tengo 47, pero ayer tenia 21. ¿A donde se fue todo? Es vapor.
Mientras que tengan fuerza, prediquen. Alabo a Dios que en Su providencia como joven, me
desgaste en las montañas de los Andes, y en las selvas de Perú haciendo lo que ya no tengo la
fuerza para hacer.

Mientras que eres joven, mientras tengas fuerza dentro de ti, ¡trabaja con todo tu ser!
¡Recoge todos tus videojuegos estúpidos, y aplástenlos debajo de tus pies! ¡Avienta tu
televisión por la ventana! ¡Fuiste hecho para cosas más importantes que estos!

Si eres un hijo del Rey, nada en este mundo puede satisfacerte. Nada.

“Esto manda y enseña.” 64

Ahora, hay mucho aquí, pero vean el 15. “Ocúpate en estas cosas; permanece en ellas, para
que tu aprovechamiento sea manifiesto a todos.” 65

Vamos a decir que sobre una mesa de madera, a mi hijo se le derrama un vaso de agua. Y por
las consistencias de la naturaleza, las leyes que Dios ha colocado en el agua, se amontona un
poco sobre la mesa, tanto que puedes ver que se hace un charco.

Pero luego me acerco, tomo una toalla, y lo pongo por encima de charco de agua derramado y
luego levanto la toalla.

Y me dices, “Ya no puedo ver el agua. ¿Donde esta?”

Fue absorto por la toalla.

Hombres, deben de estar absortos en estas cosas de la santidad y el carácter. Hombres, les
ruego. Escúchenme. Esto es tan importante. No son mensajeros. No van a pasar sus días en la
iglesia limpiando las narices de hombres carnales. Pónganse a estudiar. Con profundidad.
Estén tan absortos en el conocimiento, y en el saber de Dios a tal grado de que la gente diga,
“¿Donde estará? Antes solía ser un hombre social; amiguero; una persona agradable. ¿Donde
estará?”

Esta absorto en estas cosas.

Somos hombres de Dios. Somos ministros del Altísimo. Debe de haber algo más de nosotros.
Debe de haber una mirada distante en nuestros ojos hacia un distante mañana. Lo más
importante que podemos hacer por las personas es ser hombres de Dios absortos en las cosas
de Dios, para que cuando abramos nuestra boca, la Palabra de Dios salga de ello.

En la iglesia al que yo asisto, Jeff Noblett es el pastor y predicador principal. Siempre se ha


dado al estudio, pero cuando llegue allí, hable con él, y hable con los demás lideres. Y cuando
alguna persona me preguntaba algo, decía esto. “Por favor haz solo esto. Traten de quitarle
carga de trabajo al hermano Noblett, lo más que se pueda, y dejen que viva en ese estudio
con Dios porque tenemos hijos aquí. Y el mejor regalo que un hombre puede darme es
estudiar para que se muestre aprobado, y salga al pulpito en el poder del Espíritu Santo y
proclame, ‘Jehová ha dicho así’, corrigiendo y reprendiendo, dando grandes promesas, y
advertencias. Por favor, hagan eso por mi.”

Pastor, por favor hagan eso para su gente porque dice, “Ten cuidado de ti mismo y de la
doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren.” 66

Yo quiero,.. Vamos a terminar con esto. Este versículo no significa casi nada en la comunidad
evangélica hoy en día. ¿Cuántos pastores y predicadores creen que lo toman en serio? “Ten
cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti
mismo y a los que te oyeren.”

Tengo una pregunta, pastor. ¿Cuándo fue la última vez que examino su propia vida para ver si
estaba dentro de la fe, para ver si realmente lo conoces?

Mi querido amigo, tengo la gran certeza que cuando estudio mi propia conversión, cuando lo
discuto con otros hombres, cuando repaso los 25 años de mi peregrinaje con Cristo, tengo
gran certeza de haber podido llegar a conocerlo. Pero aun ahora, si fuese a alejarme de la fe,
irme, y seguir caminando en esa dirección, a la herejía, a lo mundano, puede ser la mejor
evidencia que yo nunca lo conocí. Todo fue una obra de la carne.

Sé que lo que estoy diciendo es increíble para ustedes, piensan que “Oh, nunca he escuchado
una cosa así.” Lean “El progreso del peregrino”.

“Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti
mismo y a los que te oyeren.” 67

Que Dios bendiga a Su iglesia.

Conclusión

• Fui también asido por Cristo Jesús… Pero una cosa hago: olvidando
ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante,
prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.
– Filipenses 3:12-14.

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Subir al podio es el sueño de numerosos atletas. Con el objetivo de alcanzar ese nivel,
los futuros campeones pasan por largas horas de entrenamiento, renuncian a ciertas
actividades de ocio y mantienen una rigurosa disciplina. Aceptan sacrificarse para
alcanzar la meta que se fijaron.

Así se comportó el apóstol Pablo desde que encontró a Jesucristo. Se comprometió con
la carrera cristiana y, como un auténtico atleta, se esforzaba sin mirar atrás y pensaba
únicamente en el premio final (2ª Timoteo 4:7). Asimismo, el cristiano está invitado a
participar en una “carrera” que implica una disciplina personal. “Corred de tal
manera que lo obtengáis (el premio)” (1ª Corintios 9:24).

La vida cristiana implica esfuerzos y renuncias en todos los sentidos, motivados por el
amor y el apego a Cristo debido a la excelencia de su persona (Filipenses 3:8). Somos
invitados a seguir a nuestro Salvador, incluso si las circunstancias de la vida son
difíciles. Para ello tenemos recursos inagotables, como por ejemplo la Palabra de Dios
y la oración.

Prosigamos a la meta, esforzándonos, porque esta carrera no es un paseo, sino una


carrera muy seria, y lo que está en juego es capital. Pero a diferencia de los atletas
que rivalizan unos con otros, los creyentes somos todos vencedores en Cristo, quien
nos amó (Romanos 8:37).

¿CÓMO CORRER LA CARRERA CRISTIANA?

"Mas el justo vivirá por fe; y si retrocediere, no agradará a mi alma." Hebreos 10:38.

Los cristianos tenemos alrededor una grande nube de testigos, que observan nuestra
manera de vivir, y del testimonio que ofertamos a la sociedad.

Hay un propósito para correr con éxito la carrera de la vida cristiana:

- Cómo estimularnos.
- Cómo permanecer.

La Biblia dice que es imposible que no vengan aflicciones, pruebas, luchas, grandes
tribulaciones. Absolutamente todos los cristianos vamos a pasar por esto mientras
llegamos a la Patria Celestial, pero así como Dios nos advierte, Dios mismo nos dice
en su Palabra cómo correr con éxito la carrera hasta llegar a la meta final.

Ha habido sin duda alguna todo tipo de luchas, pero gracias a Dios hasta hoy nos ha
ayudado Jehová, y es en estas pruebas y luchas donde realmente mostramos nuestra
vida cristiana, quiénes somos y cómo somos realmente.
Esta comparación que hace el autor bíblico de nuestra carrera cristiana con los atletas
del mundo, porque para llegar a ser un atleta exitoso, habrá de cumplirse con estrictos
requisitos físicos, y grandes compromisos. Un atleta, debe despojarse de peso físico
para estar en la mejor forma y condición física si es que quiere llegar a ser un
triunfador. Esto es en el mundo secular, pero en la vida espiritual es semejante, solo
que con razones de mayor peso para llegar a la meta final que es el cielo.

1.- Despojándonos de todo peso y de pecado que nos asedia.

En relación al Cristianismo, el peso que agobia está referido a todas las cargas de tipo
espiritual que hacen peso en las espaldas, y por ende, ese peso será un estorbo para
correr la carrera cristiana.

¿Podemos recordar a hermanos o hermanas que tiempo atrás practicaban una vida
espiritual con mucho optimismo y llenura del Espíritu Santo, y ahora viven la más
completa derrota y hasta alejados de Dios?

La raíz del problema es porque empezaron a llenarse de problemas y cargas que no


les correspondía llevar. Se olvidaron del llamado de Cristo cuando dice “venid a mí
todos los que estáis cansados y cargados, y yo os hará descansar” (Mateo 11:28).

Hay miles de cosas que pueden ser un estorbo para correr con éxito la carrera
cristiana… Gálatas 5:7-8.

¿Qué es lo que estorba en tu vida para que no corras como debes tu carrera?

Cuando pasamos por alto las instrucciones de nuestro entrenador, corremos el riesgo
de ser eliminados de la competencia, y quedar condenados a solo vivir de los
recuerdos. ¿Cuántos cristianos hay en día que solo viven de tristes recuerdos?
Quizás fueron grandes predicadores, maestros, evangelistas, ministros fieles? Pero
que Dios los eliminó por no haberse despojado de peso y pecado en su vida cristiana,
fueron descalificados por Dios, por no considerarlos aptos y fieles para cumplir con el
ministerio que se les encargó. 1 Corintios 9:24.

No olvidemos que Dios va a recompensar la fidelidad del cristiano, por tanto debemos
llevar una vida santa, sin complicaciones ni pecados que nos cuesten la separación
de nuestro Dios.

2.- Correr la carrera con paciencia

Tenemos mucho que correr, quizás algunos ya estamos llegando a la meta, (estamos
prontos para partir con Dios), otros, quizás van a medio camino, y otros, pueden ir
empezando su recorrido, pero la idea central, es correrla sin desmayar.

En la vida cristiana, es fundamental la paciencia… Tomemos en cuenta esto: ¿De


cuánta paciencia no echan mano nuestros pastores para con nosotros? ¿Por qué
pasa que a veces entre más predicaciones y amonestaciones contra cosas que no
convienen y que nos dañan como cristianos, más persistimos en pecar y hacer
exactamente lo contrario a lo que se nos dice?
Entre el pueblo cristiano debe existir también la paciencia, practicarla los unos para
con los otros, soportándonos en amor dice la Escritura. Puesto que en el pueblo del
Señor hay de todo tipo de caracteres, pero es cierto que mil veces es mejor estar
dentro del rebaño del Señor que estar fuera de él. Santiago 5:8; Efesios 4:2.

Por causa de la impaciencia, muchos han sido eliminados.

La paciencia debe tener su obra completa, y en la carrera cristiana, es la prueba de


nuestra fe.

3.- Correr la carrera puestos los ojos en Jesús

Puestos los ojos en Jesús.. Cuando quitamos la vista de Cristo, como le pasó a
Pedro, no dudemos que nos vamos a hundir en ese mar de problemas que existen en
el mundo, Y además de hundirnos, nos hacemos acreedores de maldición de parte de
Dios porque él dice que maldito el hombre que confía en el hombre, por tanto, no solo
vamos a ser desdichados, sino maldecidos.

Las recompensas del Señor son hermosas después de haber llegado a la meta, así
que corramos con gozo.

Lo que podamos sufrir o padecer aquí en la tierra, no es nada comparado con las
glorias venideras de parte de Dios nuestro Padre. Por tanto, como dice Santiago,
tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, porque bien vale la pena
soportarlo todo si al final tendremos grande galardón.

Dios quiere que al caminar sobre las aguas, aprendamos a caminar sobre los
problemas de la vida, pero asidos de la mano de Cristo porque solo eso nos va a
garantizar el triunfo, porque nuestra confianza y nuestra mirada están puestas en
Jesús.

Debe motivarnos el considerar todo lo que sufrió Cristo por nosotros, para que nuestro
ánimo no desmaye. Porque no hemos sufrido nada comparado con lo que Cristo
sufrió, no hemos pasado aun por derramamiento de sangre por causa de Cristo, y si
aun si esto pasare en medio de esa prueba, nuestra fe deberá permanecer firme
porque la meta es llegar a la estatura de la plenitud de Cristo. Y ahora estamos más
cerca del cielo, que cuando creímos.

¿Porqué a Pablo no hubo poder humano que lo detuviera? ¿Porque siempre fue como
una máquina invencible que nada le movía?

No existía cosa alguna que lograra desanimarle ni atemorizarle, porque tenía en


mente un solo propósito, una sola meta, terminar la carrera en Cristo el Señor.

Seamos como Pablo, que podamos decir al final de nuestro camino: “He peleado la
batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe”.
Cierto día una liebre se burlaba de las cortas patas y lentitud al caminar de una tortuga. Pero
ésta, riéndose, le replicó: “Puede que seas veloz como el viento, pero yo te ganaría en una
competencia”. Y la liebre, totalmente segura de que aquello era imposible, y aceptó el reto.

Llegado el día de la carrera, arrancaron ambas al mismo tiempo. La tortuga nunca dejó de
caminar y a su lento paso pero constante, avanzaba tranquila hacia la meta. En cambio, la
liebre, que a ratos se echaba a descansar en el camino, se quedó dormida.

Cuando despertó, y moviéndose lo más veloz que pudo, vio como la tortuga había llegado de
primera al final y obtenido la victoria.

Con seguridad, constancia y paciencia, aunque a veces parezcamos lentos, obtendremos


siempre el éxito.

Hoy les comparto la que probablemente sea una de las dos ó tres fábulas de Esopo más
conocidas a nivel mundial. Y la razón por su popularidad reside precisamente en lo profundo y
sin embargo sencillo de su mensaje: la perseverancia puede dejar atrás aún a la capacidad
innata. Muchos son los que se derrotan a sí mismos aún antes de empezar la carrera tan sólo
porque le dan mucha más importancia a la magnitud de los escollos y a las circunstancias
adversas. Sí, tal vez aquellas puedan retrasar nuestro avance un poco, ¡pero nunca lo podrán
detener si decidimos perseverar!

Y bueno, pero que tiene que ver esto conmigo? No tengo buen físico, no me gusta
correr. Como me puede edificar el saber la fábula de la liebre y la tortuga?
Bueno, pues nosotros como cristianos, estamos en una carrera constante contra el
mundo, contra las mentiras, contra las tentaciones que no quieren dejarme llegar
a la meta. Para correr se necesita resistencia y fortaleza, además carácter. Como
lo dice Pablo en su carta: “olvido lo que está atrás y lucho por alcanzar lo que está
adelante.” Eso es lo que tenemos que hacer nosotros!!
Luchar por lo que queda adelante y no estancarnos en el pasado, sino seguir
adelante con esa META… (Que es tanto física como espiritual)
Así que analiza detrás de que estás corriendo. Corres tras la meta que Cristo puso
delante de ti, o eres como la liebre que está tan confiado de que va a ganar y se
duerme?

Tal vez nos sintamos como la tortuga compitiendo contra las liebres de las circunstancias pero
aferrémonos y confiemos en el Señor para que nos siga sosteniendo mientras insistimos… ¡la
victoria está asegurada! Adelante y que el Señor les bendiga.

EL ATLETA

Introducción:
A. En la antigüedad los griegos daban mucha importancia al atletismo,
cada cuatro años se celebraban los juegos olímpicos.
B. Los juegos olímpicos modernos tuvieron su origen de la antigua
Grecia.
C. En corintios estos juegos se celebraban cada tres anos
D. El apóstol Pablo uso la figura del atleta, para describir lo que necesita
el
cristiano para lograr la corona de justicia.
E. Leamos:
1. (1Cor.9:24-27) “¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la
verdad corren,pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera
que lo obtengáis.Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la
verdad, para recibir una corona corruptible,pero nosotros, una
incorruptible.Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de
esta manera peleo, no como quien golpea el aire, 27sino que golpeo mi
cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo
para otros, yo mismo venga a ser eliminado”
2. (2Tim.2:5) “Y también el que lucha como atleta, no es coronado si no
lucha Legítimamente”
F. Analicemos lo que un atleta y un cristiano necesitan.

I. La Disciplina
A. (1Cor.9:24) “corred de tal manera que lo obtengáis”
B. Un atleta se esfuerza para obtener el premio:
1. Se entrena.
2. Se abstiene de cosas no sanas para su cuerpo.
3. Se somete a la disciplina.
4. Se priva de ciertas cosas.
5. No pierde noches y no abusa de su cuerpo.
C. Al contrario, lo acondiciona y lo cuida para la carrera, por que tiene los
ojos puestos en el premio.
D. El cristiano debe ser disciplinado para poder obtener el premio.

II. Seguir el ejemplo del Maestro


A. (Hebreos.12:1,2) “Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor
nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del
pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que
tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador
de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz,
menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios”
B. Necesitamos poner los ojos en Jesús (El Maestro), pero también el
texto dice que tenemos que deshacernos de lo que nos pueda estorbar y
privarnos del premio.
1. Debemos seguir el ejemplo del Maestro. (1Pedro.2:21) “Pues para
esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros,
dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas”
C. Por lo tanto debemos tener o usar la misma estrategia y disciplina del
atleta.
III. Alimentación Nutritiva
A. Un Atleta necesita una alimentación nutritiva y balanceada.
B. Necesitamos tomar “la leche” (1Pedro.2:2)
C. Para crecer y estar fortalecidos para la carrera hacia la vida eterna.
D. Se necesita alimento solidó y sano para terminar la carrera.
E. Por esto el apóstol Pedro dijo (2Pedro.3:18) “Antes bien, creced en la
gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A él sea
gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén.”

IV. Los ojos en la Meta


A. (1Cor.9:26) “corro no como a la aventura”
B. Hay que correr con un propósito definido, una meta.
1. Cristo es nuestra meta, el dará la corona. (Apoc.2:10)
C. Corramos con la mirada en el cielo (Col.3:14)
D. El atleta terrenal se esfuerza por una corona corruptible ¿Cuanto mas
nos debemos esforzar nosotros? Que ganaremos una corona corruptible,
de eterno valor en los cielos.
E. No como quien golpea el aire (1Cor.9:26)
F. Tiene que ser dando en el blanco, nuestro adversario es fuerte, pero le
podemos vencer si usamos las armas que el señor Jesus nos a dado.
G. Aunque pablo fue apóstol y tenia dones milagrosos, el estaba
conciente que la carne es traicionera y podía caer, por eso dijo
(1Cor.9:27)

V. Pensar en el premio
A. (Efe.1:18) “alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que
sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas
de la gloria de su herencia en los santos”
B. Pablo quería que ellos entendieran el propósito y la meta a alcanzar.

Conclusión:
A. Es necesario que tengamos disciplina.
B. Así como el atleta se somete a las reglas del juego es necesario que
nosotros nos sometamos a las reglas de Cristo.
1. El Atleta no gana ningún premio a menos que haya respetado y
guardado todas
las reglas del deporte.
2. En pocas palabras esto es luchar legítimamente (2Tim.2:5)
C. Debemos esforzarnos para decir como dijo pablo (2Tim.4:7-8) “He
peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo
demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor,
juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que
aman su venida”
prosigo a la meta, al premio del supremo
llamamiento de Dios, en Cristo
Jesús”(Filipenses 3:14).
La etapa mas difícil del atleta, es la final, porque allí es donde todos los competidores daran todo
de si, (esto lo digo por experiencia, ya que soy atleta de pistas y de maratones) también en esa
etapa, en la cual, todos los fanáticos de cada atleta, le gritaran para darle animo, le brindaran un
poco de agua y las emociones subirán al máximo, pero solamente el competidor sabe como se
siente su cuerpo. Las piernas están casi adormecidas, la lengua esta seca, pegada al paladar, la
respiracion se siente cortada, y el corazón va a 100 millas por hora con sus latidos acelerados.

Las gotas de sudor caen dentro de los ojos y el peligro de tropezarse en mas probable.

Cuando vemos que algunos se nos han adelantado, y van cruzando la meta, ahora es el momento
de guardar el honor, para no llegar en el ultimo lugar, y otro tipo de competencia surge:

la del honor; ya no se corre para ganar, sino para no llegar en el ultimo lugar, o caer desmayados.
Allí es otro esfuerzo, se necesita ser valiente para no caer y tenaz para llegar.

Espiritualmente es así también.

Todos los cristianos vamos como los atletas, y en el camino nos cansamos, pero si no nos salimos
de la pista, Cristo nos brindara su ayuda, nos guiara, nos llenara de fuerzas, El sera nuestro
entrenador, el que mas nos diga:

corre, corre!!!!!! que ya casi lo logras,animo, animo!!!! que solamente te falta una vuelta.

No nos dejara caer desmayados, siempre nos levantara.

Si en el camino has fallado, pide perdón, y el jefe de nuestro equipo te perdonara y te hará llegar a
la meta.

Por eso dice la Palabra de Dios:

“prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios, en Cristo


Jesús”(Filipenses 3:14).

la clave es proseguir, esa debe ser nuestra desposición y el requisito para obtener la ayuda Divina.

Oración:

Padre Eterno, que tu misericordia nos visite en este día, y nos brindes la ayuda a todos
tus hijos que estamos peleando en la batalla de la fe, que somos constantes en el
servicio, y también pedimos por todos aquellos atletas espirituales que se han caído,
que están tirados a la orilla del camino; que han abandonado la carrera.
A todos, amado Dios, envianos la unción fresca de tu Santo Espíritu,para que
finalmente logremos llegar a la meta, valientemente, y con un testimonio que hable por
si mismo.

En el nombre de Cristo Jesús,Amen y Amen.

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