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Pedro obedeció a Jesús al prestarle su barca y pescar durante el día, a pesar de que parecía ilógico. Como resultado, pescó una gran cantidad y conoció a Jesús como el Redentor y Todopoderoso. La obediencia a Dios, incluso en cosas pequeñas o ilógicas, permite que Él demuestre Su poder y dé como resultado una vida extraordinaria y una profunda confianza.
Pedro obedeció a Jesús al prestarle su barca y pescar durante el día, a pesar de que parecía ilógico. Como resultado, pescó una gran cantidad y conoció a Jesús como el Redentor y Todopoderoso. La obediencia a Dios, incluso en cosas pequeñas o ilógicas, permite que Él demuestre Su poder y dé como resultado una vida extraordinaria y una profunda confianza.
Pedro obedeció a Jesús al prestarle su barca y pescar durante el día, a pesar de que parecía ilógico. Como resultado, pescó una gran cantidad y conoció a Jesús como el Redentor y Todopoderoso. La obediencia a Dios, incluso en cosas pequeñas o ilógicas, permite que Él demuestre Su poder y dé como resultado una vida extraordinaria y una profunda confianza.
Introducción.- Todos los seres humanos fuimos creados por Dios para la grandeza, para lo extraordinario y todos de alguna manera percibimos eso dentro nuestro, si por ventura alguien no siente ese anhelo, es que peligrosamente en algún momento su espíritu fue quebrantado y necesita recuperar la vida. En la Biblia tenemos un ejemplo, la vida de un hombre que pasó de lo ordinario a lo extraordinario, de lo común a lo grandioso, y todo ello como resultado de OBEDECER a Cristo. Veamos algunos aspectos de su obediencia. 1.- Obedecer a Dios aún en los asuntos pequeños es un paso esencial hacia las más grandes bendiciones. Pedro obedeció en algo tan pequeño como prestar su barca y apartarla un poco, esto es por un momento dejar lo que estaba haciendo para obedecer a Jesús. El camino para lo extraordinario y la grandeza comienza en obedecer a Dios, en cosas pequeñas, los grandes viajes comienzan con el primer paso. 2.- Nuestra obediencia siempre es beneficiosa para los demás. V3 Pedro obedeció y benefició a Cristo, a la multitud, luego a sus colegas y seguidamente al mundo entero. Cuando obedecemos beneficiamos a los que nos rodean, a la familia, el barrio y nuestra posteridad. 3.- Obedecer a Dios en algunos casos puede requerir que hagamos algunas cosas que parecen irrazonables o ilógicas. V5 Pedro un ducho pescador estaba sorprendido con el pedido de Jesús de pescar durante el día, pues los peces solo salen de noche a la superficie del lago, pero igual había que obedecer. Seguramente nosotros también tenemos que obedecer en cosas que para este mundo parezcan ilógicas o irrazonables, pero siempre es mejor obedecer al que todo lo sabe y lo conoce. 4.- Nunca nos decepcionaremos si obedecemos al Señor. Pedro contra sus conocimientos y experiencias pasadas obedeció y no se decepcionó, pues en primer lugar pescó tanto como nunca, pero sobre todo luego conoció al propio Redentor y Todopoderoso. 5.- Nuestra obediencia le permite a Dios, demostrar su poder en nuestra vida. Pedro apenas lo conocía a Jesús como un carpintero, pero ahora es deslumbrado por su poder de hacer milagros y más que eso lo conoce como Dios. Solo si obedecemos podemos contemplar y experimentar el poder de Dios 6.- Obedecer a Dios, siempre da como resultado una confianza profunda. Pedro ahora conoce al Señor y desde ese momento confía tanto en el Señor, que un día hasta se atreve a caminar sobre las turbulentas aguas del mal de Galilea. Cuando obedecemos al Señor le conocemos más y seguidamente desarrollaremos una profunda confianza en el Creador y nuestro Padre. 7.- Obedecer a Cristo traerá como resultado cambios trascendentales en nuestra vida. Pedro obedeció a Cristo el Señor, y ahí comenzó lo extraordinario de su vida, pasó de un desconocido pescador a discípulo de Jesús, luego apacentar la grey, luego predicar a miles y ahora para ser amado por todos los cristianos y luego se grande y extraordinario para Dios y la eternidad. Todos tenemos esa posibilidad, parar de lo ordinario, de la rutina a lo ordinario, todo lo podemos en Cristo. Conclusión.- Para tener una vida extraordinario tenemos que obedecer a Cristo el Señor y él mismo poco a poco nos transforma desde seres ordinarios a seres extraordinarios, tanto esta vida y más aún en la eternidad.