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Poder Judicial de la Nación

CÁMARA NACIONAL DE APELACIONES DEL TRABAJO - SALA II

SENTENCIA DEFINITIVA NRO.: 111359

EXPEDIENTE NRO.: 32.213/2012

AUTOS: “GONZALEZ JULIO GABRIEL c/ NEGRI HERMANOS Y CIA S.A. s/


DESPIDO”

VISTO Y CONSIDERANDO:

En Buenos Aires, a los 13 días del mes de Octubre del


2017, reunidos los integrantes de la Sala II a fin de considerar los recursos deducidos y
para dictar sentencia definitiva, practicado el sorteo pertinente, proceden a expedirse en el
orden de votación y de acuerdo a los fundamentos que a continuación se exponen:

El Dr. Miguel Ángel Maza dijo:

I) Contra la sentencia de primera instancia de fs. 433/38,


dictada por la Dra. Viridiana Díaz Aloy, que desestimó, en lo principal, la acción
instaurada por el señor González, se alza la parte actora a tenor del memorial de fs. 452/55,
cuya réplica obra a fs. 457/62.
II) Arriba firme a esta instancia que el señor González se
desempeñó para Negri Hermanos y Cía S.A. entre el 10/9/1980 y el 11/2/2010, cuando,
ante la reticencia de su ex empleadora a cumplir con los reclamos que le formulara en la
misiva del 29/1/2010, se colocó en situación de despido por: 1) la “retención indebida de
aportes (…) que (…) causa un perjuicio directo, atento el inminente inicio de los
trámites” jubilatorios, 2) el desconocimiento “del real estado del vehículo” que utilizaba
para trabajar; 3) el “desconocimiento del real estado de las instalaciones de la fábrica”, y
4) “las injurias proferidas (…) por dependientes”, que le decían “a los distintos clientes
que [era] un ladrón”, en definitiva, por acoso laboral.
III) Objeta el pretensor, en primer término, que la magistrada
a quo declarara improcedente su decisión rupturista; se queja, puntualmente, de que la Dra.
Díaz Aloy entendiera que debió acreditar que la retención y falta de depósito de aportes y
contribuciones que llevara a cabo su empleadora le causó un perjuicio, así como que no
logró, y que no tuviera por probada la persecución a la que dijo haberse encontrado
sometido.

Fecha de firma: 13/10/2017


Alta en sistema: 23/10/2017
Firmado por: MIGUEL ANGEL PIROLO, JUEZ DE CAMARA
Firmado por: MIGUEL ANGEL MAZA, JUEZ DE CAMARA
Firmado por: MARCELO CLAUDIO FERNANDEZ, SECRETARIO INTERINO

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Comienzo por señalar que, a mi modo de ver, le asiste


razón al pretensor al señalar que no se encuentra acreditado en la lid que su ex empleadora
cumpliera acabadamente con la obligación de ingresar la totalidad de los aportes
destinados a los organismos de la seguridad social que, en su hora, retuviera de sus
remuneraciones.
En efecto, conforme se desprende de la documentación
agregada a fs. 321/32, Negri Hermanos y Cía S.A., al 7/2/2014 –fecha de obtención del
informe-, adeudaba a la AFIP aportes personales del señor González por distintos períodos
comprendidos entre enero de 2001 y diciembre de 2009; y si bien, de acuerdo a los
instrumentos que obran a fs. 227/38, el 30/7/2013 la entidad accionada adhirió al plan de
pagos nº. G513686, la verdad es que no existe elemento de juicio alguno en el sub examine
que constate el cumplimiento de dicha moratoria, en la que, además, se incluyeron
únicamente las deudas que la empresa contrajo desde febrero de 2008 en adelante y no las
anteriores.
Sin perjuicio de ello, y por las razones que seguidamente
expondré, la primera crítica actoral no tendrá favorable acogida en mi voto.
Contrariamente a lo expuesto por el recurrente, no
considero que la retención y falta de depósito de los aportes del trabajador constituya per
se injuria suficiente en los términos del art. 242 de la LCT, y, además, opino que, como lo
señalara este Tribunal en la sentencia definitiva nº. 90.380 del 22/4/202, dictada in re
“Suárez, María Elena c/ Colegio San Juan Bautista S.A. s/ despido” (Expte. nº. 90.380/02),
“la declaración rescisoria fundada en esa causal contraría la directriz contenida en el
art. 10 de la LCT en orden al principio de conservación del empleo”. Es que, a mi juicio,
tal inconducta, que puede dar lugar a sanciones de naturaleza penal (arts. 132 bis de la ley
20.744 y 9 de la ley 24.769), y afecta en forma global al sistema previsional y, en
particular, al Estado, no impide, en modo alguno, la continuidad de la relación laboral,
salvo, claro está, que cause un perjuicio actual, directo e inmediato al trabajador.
A mi entender, confunde el reclamante, en su crítica, los
requisitos de viabilidad de la referida multa del art. 132 bis –que, como bien señala no
impone la obligación de demostrar el daño ocasionado por el incumplimiento patronal-,
con los de procedencia del despido indirecto (arts. 242 y 246 de la LCT), y no quiero dejar
de remarcarlo.
Por otro lado, no soslayo que el señor González alegó, en
su postal rupturista (11/2/2010), que la falta de ingreso de los aportes retenidos le
ocasionaba “un perjuicio directo” en tanto, al encontrarse próximo a iniciar los trámites
jubilatorios, se reduciría su haber; empero, como bien lo advirtió la magistrada a quo,
ninguna prueba de ello existe en la lid.
Allende tal circunstancia, la realidad es que, desde mi
óptica, la omisión de ingresar los aportes retenidos a los organismos recaudadores tampoco
Fecha de firma: 13/10/2017
ocasionaría el perjuicio invocado por el pretensor.
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Tuve oportunidad de expedirse sobre esta cuestión en la


causa nº. 15.483/07, “Villafañe, Blanca c/ Consorcio de Propietarios calle French 1881 s/
despido” (sent. def. nº. 96.162 del registro de esta Sala), donde señalé que “la falta de
ingreso de los aportes retenidos, en caso de los trabajadores registrados, no altera el
derecho del afiliado a obtener su beneficio jubilatorio en el futuro [ni, por extensión, la
cuantía de la prestación] por cuanto la constancia de la aludida retención se consigna
mensualmente en los recibos de haberes, lo cual garantiza al dependiente el
reconocimiento de los servicios prestados”.
Repárese en que, conforme se desprende de la resolución
617/15 de la ANSES, que reemplazara a la 524/08, “la probatoria de los servicios y
remuneraciones se realiza por procesos mecanizados incorporados en la aplicación
informática SICA (Sistema de Iniciación, Cómputo y Ajuste)” (art. 3), y que aquellos
supuestos que “no pueden ser resueltos por el sistema SICA, son los únicos que requieren
probatoria a cargo del iniciador o computista en forma manual” (art. 4).
Se sigue de ello que la información que, sobre la historia
laboral, contiene la base de datos del SIJP (art. 1 de la ley 24.241), es reconocida de
manera automática por la Administración Nacional de la Seguridad Social, y, contrario
sensu, que aquel que solicita una de las prestaciones del Sistema Integrado de Jubilaciones
y Pensiones (art. 1 de la ley 26.425), únicamente debe acreditar los períodos en relación de
dependencia –y las remuneraciones percibidas- que no surjan de allí.
Y ninguna duda existe en el sub lite de que la información
relativa a los salarios -y a los aportes que la ex empleadora del señor González debió
realizar y no hizo- que percibiera el trabajador mientras estuvo a las órdenes de Negri
Hermanos y Cía S.A. se encuentra volcada en el SIPJ; en tanto así lo corrobora el detalle
que el señor Secretario del Juzgado de Primera Instancia extrajera de la página web de la
AFIP, al que me refiriera al inicio este acápite.
Opino, en esta tesitura, que la omisión de ingresar los
aportes del trabajador a los organismos de la seguridad social, en principio, no causa
perjuicio alguno al dependiente, y que, en todo caso, es carga de la administración ejercer
las acciones tendientes al cobro compulsivo de las sumas adeudadas.
La Corte Suprema de Justicia de la Nación se expidió en
este sentido en el precedente “Real, Antonio Lorenzo c/ ANSES” (fallos 334:9), del
8/2/2011, donde señaló que no puede le organismo trasladar al trabajador el perjuicio
derivado de la falta de ingreso de los aportes personales y las contribuciones patronales y
reducir su haber o rechazar el beneficio previsional, en tanto “eventualmente la
administración [es] la obligada a controlar” el cumplimiento de los pagos.
Consecuentemente, toda vez que, a mi juicio, la omisión
de depositar los aportes retenidos no puede ser invocada per se para rescindir la relación
laboral, y, además, considero que, prima facie, no puede ocasionar el daño que el señor
Fecha de firma: 13/10/2017
Alta en sistema: 23/10/2017
González invocara –y no
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acreditara- en su postal disruptiva, propongo confirmar lo
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resuelto en la instancia anterior en torno al rechazo de la falta de ingreso de los aportes


retenidos como causal injuriosa en los términos del art. 242 de la LCT.
IV) En otro orden de ideas, se queja el reclamante de que de
que la magistrada de grado entendiera que no logró demostrar la “persecución laboral” que
denunciara para romper la relación laboral. Finca su disenso, esencialmente, en el
testimonio de Luis Rolón (fs. 285/87), quien declarara en defensa de la entidad accionada.
Refirió González, en su presentación inaugural, que, ante
la su decisión, “de contratar [para tramitar la jubilación] un profesional de [su]
confianza”, comenzó a ser hostigado y maltratado frente a compañeros de trabajo por
Gustavo, Graciela y José Negri, quienes le decían que desempeñaba mal sus funciones, lo
trataban de “ladrón”, y le impusieron la “vigilancia constante” de Ezequiel Negri y Ángel
Bloisi en los recorridos (fs. 33).
Expuso Rolón que conoció al accionante en 1998, cuando
comenzó a trabajar en la portería del edificio sito en la calle Humberto Primo nº. 626 de
esta Ciudad; señaló que lo veía dos veces por semana, que siempre repartía con el mismo
vehículo que “se quedaba sin frenos y tenía problemas de mecánica”, de lo que tenía
conocimiento por los comentarios que el propio pretensor le realizaba cuando “bajaba a
hacer las compras [y] se lo cruzaba”, y que dejó de hacer el reparto a fines de 2009.
Refirió que, a mediados de 2009, comenzó a ir al edificio una persona llamada Ángel
porque “supuestamente el actor no trabajaba más”, que llegaba alrededor de las 8,00 am,
y que, cuando él le preguntaba por González, le refería que “era un ladrón y que le robaba
clientes a la empresa”; sin perjuicio de ello agregó que, en forma posterior, veía al
reclamante, que pasaba por el edificio, y que, también por sus propios dichos, sabía que
nadie le compraba porque “ya le habían dejado anteriormente”.
La declaración sucintamente reseñada supra, no corrobora
desde mi perspectiva, las situaciones de maltrato, violencia, hostigamiento o “mobbing” a
las que dijo el pretensor haberse encontrado expuesto.
Rolón no mencionó que a González alguien le dijera que
realizaba mal su trabajo, o que le impusieran la vigilancia constante de un supervisor como
una forma de “acoso”, y tampoco dijo, como asegura el recurrente en su crítica, que
“Ángel”, regalara los productos que vendía la empresa, para que él, después, no pudiera
comercializarlos. El dicente, por el contrario, se refirió, a mi entender, a una situación
aislada, que ni siquiera precisó cuánto tiempo se extendió –que Ángel concurría al edificio
antes que el actor-, y a los supuestos comentarios que, en algún momento impreciso que no
identificó, le habría realizado esta persona respecto del pretensor, circunstancias que, en
todo caso, al emanar de este único testigo, que no fue compañero de trabajo del accionante
y que lo veía esporádicamente, cuando “bajaba a hacer las compras” –al igual, infiero,
que a Ángel-, y no encontrarse corroboradas por otras pruebas de la lid, considero que no
revisten fuerza suasoria (arts. 386 del CPCCN y 90 de la L.O.).
Fecha de firma: 13/10/2017
Alta en sistema: 23/10/2017
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El dicente, en mi opinión, no evidenció, insisto,


situaciones susceptibles de ser catalogadas como un “acoso moral”, y estimo que, incluso
cuando se tuviera por cierto que Ángel refirió que González era “un ladrón”, tampoco esta
sola expresión, que provendría de un compañero de trabajo –es decir, de un par (ver su
declaración a fs. 342/44)- sería suficiente para decir que Negri Hermanos y Cía S.A.
desplegó un accionar tendiente a desprestigiar al accionante y a dañarlo en su faz
psicológica –o patrimonial, al, supuestamente, impulsar una rebaja de sus ventas- como se
aseguró en el escrito inicial.
Sugiero, así, confirmar lo resuelto en grado en torno a que
no se encuentra acreditado en el sub examine el hostigamiento y la persecución laboral del
actor.
Lo expuesto en los considerandos que anteceden, sumado
a las cuestiones que arriban firmes a esta instancia, me conducen a concluir, tal como lo
hiciera la Dra. Díaz Aloy, que el despido indirecto dispuesto por el trabajador el 11/2/2010
resultó injustificado, en la medida en que, a mi modo de ver, el incumplimiento relativo a
la falta de ingreso de aportes y contribuciones a los organismos de seguridad social, no
reviste entidad suficiente para extinguir el contrato de trabajo, en que el señor González no
objeta que en origen se concluyera que también carece de eficacia extintiva el
desconocimiento de las condiciones en las que se encontraba el vehículo que utilizara para
hacer el reparto y las instalaciones de la fábrica en la que se desempeñara, y porque,
además, ninguna prueba existe en el sub examine del referido hostigamiento. De este
modo, auspicio confirmar el rechazo de la pretensión indemnizatoria en su totalidad (arts.
232, 233 y 245 de la LCT), el de la multa del art. 2 de la ley 25.323 que se encuentra
concatenada con ésta, y el de lo reclamado en concepto de “daño moral”.
V) Objeta González, además, que no tuviera favorable
acogida la sanción del art. 132 bis de la ley 20.744. Tampoco en este punto considero que
le asista razón.
Para resolver en sentido contrario a su pretensión, la
señora jueza de grado hizo hincapié en que el accionante no cumplió con la intimación que
exhibe el art. 1 del decreto 146/01 y, a mi juicio, al contrario de lo que esgrime el quejoso
en su queja, el texto de la postal que le remitiera a su ex empleadora el 29/1/2010, en la
que le requiriera la entrega de “constancia documentada de los ingresos de los fondos
para la seguridad social”, por cuanto, “la ANSES [le] informó que hay grandes períodos
de tiempo donde no consta el ingreso de los fondos reclamados”, no cumple los recaudos
que exige la referida disposición reglamentaria, pues, como se ve, el trabajador no intimó a
Negri Hermanos y Cía S.A. “para que, dentro del término de treinta (30) días corridos
(…) ingrese los importes adeudados, más los intereses y multas que pudieren
corresponder, a los respectivos Organismos recaudadores”.
Como señalé en la causa nº. 27.631/2009 “Pinedo Valles,
Fecha de firma: 13/10/2017
Alta en sistema: 23/10/2017
Daniel c/ Sifer Comunicaciones
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S.RL. y otro s/ despido” (sent. def. nº. 110.072 del
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17/2/2017), considero que “[l]a sanción establecida por el art. 43 de la ley 25.345 –
denominado, no en vano, “Prevención de la evasión fiscal”- procura vencer la resistencia
del deudor y compelerlo a cumplimentar aquello a lo cual está obligado (…) [y] presenta,
en definitiva, características represivas propias del ius puniendi del Estado, que llevan a
considerarla una disposición de naturaleza penal, y a aplicar, para su valoración, los
principios rectores de aquel sistema”. Por ello, en mi opinión, la sanción en examen debe
ser interpretada de modo cuidadoso, restrictivo y con estricto apego a su tipicidad –que se
configura, también, con el texto, parcialmente transcripto, del art. 1 del decreto 146/01-, y
si no se reúnen taxativamente todos y cada uno de los elementos, como sucede en el caso,
no corresponde declarara su viabilidad.
No se me escapa que el recurrente, en el petitorio de su
memorial, requiere que el Tribunal se expida sobre “la inconstitucionalidad del dto.
146/01 (…) oportunamente solicitada”; empero, incluso cuando pudiera entenderse que
esa solitaria expresión se refiere al art. 1 del decreto –lo que no se identifica con
precisión-, la realidad es que no sólo que no existe planteo alguno en el expediente donde
se tilde de inconstitucional el art. 1 del decreto 146/01, sino, tampoco, ninguna apetencia
procesal en esta materia, y, por ello, entiendo que tal solicitud no puede ser seriamente
considerada.
Voto, en consecuencia, por mantener lo decidido en
primera instancia respecto del rechazo de la multa prevista en el art. 43 de la ley 25.345.
VI) Por otro lado, con sustento en los considerandos que
anteceden, en particular en el relativo a la falta de consideración de la omisión de ingresar
los aportes a los respectivos organismos como injuria para extinguir el contrato de trabajo,
y atento los estrictos términos de la crítica, donde González señala que debería habilitarse
la condena solidaria del señor José Osvaldo Negri, en su carácter de socio de su ex
empleadora, en tanto “la accionada no ha dado cumplimiento con su obligación de
ingresar los aportes previsionales del actor, lo que motivó su despido indirecto” y Negri
“conoció o debió conocer las irregularidades que [lo] llevaron a darse por despedido”,
propongo desestimar, también, este aspecto del recurso actoral y confirmar el rechazo de la
acción que el recurrente entablara contra dicha persona física.
VII) Dada la parcial recepción del reclamo del señor González,
y toda vez que, de acuerdo a lo que acabo de decir, considero acertado que se rechazara
íntegramente la demanda instaurada contra José Negri; auspicio mantener lo decidido en
primera instancia, además, en torno a la forma en que fueron impuestas las costas, esto es
65% a cargo del actor y 35% de la empresa demandada, y las generadas por la
intervención del señor Negri, íntegramente a cargo del pretensor (arts. 71 y 68 primer
párrafo del CPCCN), y rechazar la apelación que el accionante formula al respecto.
VIII) Asimismo, atento a la extensión y calidad de las labores
desplegadas en la anterior sede, estimo que los estipendios allí fijados a la representación
Fecha de firma: 13/10/2017
letrada del actor, a los representantes de la entidad
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demandada, a los abogados del señor
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Negri, al perito contador y a la perito calígrafa ($14.400, $18.000, $17.000, $6.000 y


$5.200, respectivamente), lucen equitativos y ajustados a derecho, por lo que propongo
mantenerlos y desestimar la crítica del señor González (cfr. Arts. 38 de la L.O. y arts. 6,7,
9, 19, 37 de la ley 21.839 y decreto ley 16.638/57).
IX) Para finalizar, de conformidad con el resultado del recurso
interpuesto, voto por imponer las costas de Alzada a cargo del actor (cfr. art. 68, 1º párr.
del CPCCN); a cuyo fin, en mérito a la extensión y la calidad de las labores desplegadas
ante esta sede y en orden a lo que prevé el art. 14 de la ley 21.839, sugiero fijar los
honorarios de la representación y patrocinio letrado del reclamante y la de los
representantes de la demandada, en el 25% de lo que, en definitiva, le corresponda percibir
a cada una por su actuación en la instancia anterior.

Miguel Ángel Pirolo dijo: Adhiero a las conclusiones del voto precedente por análogos
fundamentos

Por lo que resulta del acuerdo que antecede, el Tribunal


RESUELVE: 1) Confirmar la sentencia apelada en todo cuanto ha sido materia de
agravios; 2) Imponer las costas de Alzada al accionante; 3) Regular los honorarios de
la representación letrada de la parte actora y los de los abogados de la demandada,
por su actuación ante esta sede, en el 25% de lo que, en definitiva, les corresponda
percibir, a cada uno, por su actuación en la instancia anterior; 4) Hágase saber a los
interesados, lo dispuesto por el art. 1 de la ley 26.856 y por la Acordada de la CSJN
Nº. 15/2013, a sus efectos.
Regístrese, notifíquese y, oportunamente, devuélvase.

Miguel Ángel Pirolo Miguel Ángel Maza


Juez de Cámara Juez de Cámara

pdi

Fecha de firma: 13/10/2017


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