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Medellín es un labio, serigrafía, 2018

Paisajes de Tiempo
serie giró alrededor de nubes que aparecían propuestas como Un bosque, un jardín
y desaparecían. Se trataba de husmear (1997), instalación emblemática del arte
la naturaleza, pero desde la muralla de contemporáneo colombiano, el baile de la
la ciudad. Nuevamente, el tema no eran luz que es el del devenir, no se atrapa, sino
las nubes, sino la luz y el ritmo azaroso que se deja ser. Espectador y artista asisten

Una exposición de JORGE ORTIZ que marcaba sobre un firmamento, ya no


blanco, sino negro absoluto. Iba tras las
huellas del tiempo. La lección aprendida
a la emergencia lúdica de sus meandros,
sin cazarlos, ni congelarlos. Son los suyos
paisajes de tiempo, formaciones vitales y
“Yo amo los mundos sutiles.” en ambas exploraciones: el paisaje es lo que mutables. Porque lo que le interesa a Ortiz
Antonio Machado
está adelante, la fotografía es lo que se lleva es la vida: orgánica, inesperada, azarosa.
Por Sol Astrid Giraldo E. en los ojos. Expresada en la materia más allá de las
formas. Plena de tiempo y expandida en el
Ortiz continuaría su despojamiento hasta espacio.
“El paisaje es lo que está al frente de los buscó representar un objeto ni bello ni feo, abandonar incluso la cámara, momento en
ojos” dice el artista Jorge Ortiz (1948). Un no quiso documentar la realidad, ni captar el cual quema las barcas. Esta austeridad En esta muestra, el artista se revisa a sí
concepto austero, mínimo y potente como anécdotas, o extasiarse en las formas o no solo le permite ahora hacer preguntas mismo en fundamentales piezas que trae
los que desde hace 40 años preceden cada denunciar. Con su bagaje de diseñador y conceptuales y técnicas, hurgar los límites a la sala del Palacio de Bellas Artes, donde
una de sus obras, igualmente austeras su olfato urbano, tuvo desde siempre una del medio, las trampas de la percepción, las paradójicamente se fraguó el capítulo
y mínimas. Y tan potente como para actitud iconoclasta. No intentó tomar fotos, posibilidades de los soportes, sino ingresar fundacional de la tradicional Escuela del
reescribir una historia y una práctica. El sino preguntarse por su estructura: ¿qué las con pies ligeros en el reino de la poesía. Se Paisaje Antioqueño. La muestra incluye
paisaje no será ya solo los Horizontes de creaba?, ¿cuáles procesos mentales?, ¿cuáles decide entonces por la alquimia en lugar las icónicas series Cables y Boquerón,
Cano o los campos verdes de Eladio Vélez, técnicas las hacían posibles? Pero, sobre de la química, por los reveladores frente a como parte de la primera etapa de su
o las montañas, los ríos, los bosques de todo, ¿qué magia encerraban? La cámara los fijadores, por el proceso más que por el trabajo, además de obras posteriores como
Chávez, Vieco, Longas. Un paisaje para y sus procedimientos no eran un velo objeto bello. Se sale, además, de los bordes Fotosíntesis, Estratos, Cuarto Oscuro,
Ortiz -además de las hojas, las semillas, las transparente entre el ojo y el objeto, sino del papel fotográfico y de los marcos, para Primaveras, donde juega con las infinitas
flores, las ramas, elementos que usa con un formato concreto que incidía en lo que extenderse por superficies como paredes, posibilidades del papel fotográfico, el
frecuencia-, será también las ciudades y se veía. Y fueron estos códigos los que se pisos, maderas, vidrios. La arquitectura revelado, el negativo, el positivado, los
la información que traen: las ruinas, los convirtieron en su objeto de estudio. comienza a ser interrogada. Salta al espacio, contactos, las mixturas, los acrílicos,
cables, los detritos, las sombras. Es decir, involucra su cuerpo, propone acciones que el papel crepé. También se incluye la
sin jerarquías, la multiplicidad de cosas que Sus hallazgos quedaron asentados en son tan importantes como la misma obra. serigrafía Medellín es un labio, donde se
están al frente. Pero más que éstas, lo que el dos series que partirían la historia de la reafirma como observador incansable
artista rastrea es el baile del tiempo sobre su fotografía en Colombia: Cables (1976) Así, sus paisajes no se preocuparán por de la ciudad que percibe como cuerpo.
superficie, sus surcos y cicatrices. y Boquerón (1979-1980). Para realizar imitar pasivamente algo exterior, sino que Es este un recorrido por la carrera de
la primera recorrió el país, rastreando se propondrán como procesos activos, un artista emblemático en la historia del
Esta inquietud se convirtió en la brújula los cables urbanos. Fue un ejercicio de cambiantes, que suceden frente a los ojos arte antioqueño y nacional, y uno de los
que lo llevaría muy tempranamente a la despojamiento: los cielos se vaciaron, del espectador, pero también del artista pioneros en Latinoamérica en romper
fotografía, cuando este lenguaje todavía el azul se tornó blanco, los cables se quien está abierto por igual a la sorpresa con los códigos fotográficos. La muestra,
no había sido plenamente aceptado en el convirtieron en líneas oscuras, a veces y a los descubrimientos imprevistos. La además, está acompañada por algunos de
circuito del arte en el país. Ortiz, un artista límpidas, a veces dramáticas. La fotografía herramienta privilegiada para captar estas los trabajos de sus alumnos de Bellas Artes
que absorbió como pocos el cambio de devino un dibujo esencial. La realidad, mutaciones constantes de la realidad no y los resultados de la acción En Contacto,
paradigmas estéticos de la década de los 70, una geometría precisa. Era un tema neutro será ya la fotografía, sino sus materiales realizada en la inauguración del II Circuito
fue pionero en éste y muchos otros sentidos. que por ello mismo permitía a lo invisible vivos. Y el azar controlado será la táctica. Fotográfico del Centro, que nos permitirán
Llegó a la fotografía para revolcarla, sin aflorar, pues el interés del artista era algo Por ello, el paisaje no se fijará, sino ver otra importante faceta suya: la de
muchos antecedentes o referentes. No que no se veía allí directamente. La segunda que se revelará a cada instante. Así, en maestro de varias generaciones.
Boquerón, 1979

Inauguración: jueves 5 de
septiembre
Hora: 6:30 p.m.
Lugar: Sala Eladio Vélez, Palacio
de Bellas Artes (Cll 52 # 42 - 08)
Abierta hasta el 26 de octubre

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