Sei sulla pagina 1di 6

Grupo de estudios por el Pluralismo Jurídico en América Latina  

Sucre, Bolivia, AGOSTO 2012  
 
 
Reunión anual
Grupo de estudios por el
Pluralismo Jurídico en América Latina
Sucre, Bolivia, 6 al 10 de agosto, 2012

EL Estado de Derecho en cuestión

Rosembert Ariza Santamaría

Distintos autores abordan la reflexión del Estado de Derecho en América


Latina, distintas posiciones hay alrededor de lo que es hoy esta noción que
para algunos debe ser escindida del derecho y para otros es inescindible.
Partimos en la presente reflexión de la pregunta por la transmutación de
los atributos característicos que fueron inherentes al Estado desde su
fundación en la era moderna, y los cambios suscitados a finales del siglo
XX y principios de este siglo que trascurre, particularmente en América
Latina, donde hay transformaciones ostentosamente dicientes de lo que
ya no es el Estado de derecho, por tanto es clave revisar qué tanto el
pensamiento de los autores regionales asumen estas nuevas dinámicas
políticas desde lecturas propias o si registran estos cambios desde la
matriz eurocéntrica clásica.

El tema de debate es saber hasta qué punto los cambios en curso desde
hace varias décadas afectan la estructura institucional y organizacional del
Estado moderno, el conjunto de instituciones más estable de la
modernidad occidental.

Tres posiciones disientes en el análisis son la referencia para asumir lo


que llamamos el Estado sin salida, por ello, recabaremos en tres tesis que
ayudan a dilucidar esta fase actual de la Forma –Estado.
Grupo de estudios por el Pluralismo Jurídico en América Latina  
Sucre, Bolivia, AGOSTO 2012  
 
 

En el libro la refundación del Estado el profesor Boaventura de Sousa


Santos afirma que los cambios en la acción del Estado en el continente
latinoamericano durante los últimos veinte años han dado fuerza al
argumento de que «el Estado está de vuelta». ¿Pero qué tipo de Estado
está de vuelta? Para contestar esta pregunta el profesor de Coimbra
distingue dos vertientes de transformación del Estado: la primera que
llama el Estado como comunidad ilusoria, y la segunda que denominó el
Estado de las venas cerradas.

Estado-comunidad-ilusoria es el conjunto de reformas recientes que


buscan devolver alguna centralidad al Estado en la economía y en las
políticas sociales. Lo hace sin comprometer la lealtad a la ortodoxia neo-
liberal internacional, pero usando todo el campo de maniobra que, en el
plano interno, tal ortodoxia le concede coyunturalmente.

El Estado-comunidad-ilusoria tiene una vocación política nacional-popular


y transclasista. La «comunidad» reside en la capacidad del Estado para
incorporar algunas demandas populares por vía de inversiones financieras
y simbólico-ideológicas. La acción represiva del Estado asume, ella misma,
una fachada simbólico-ideológica (la «seguridad ciudadana»). El carácter
«ilusorio» reside en el sentido clasista del transclasismo. Las tareas de
acumulación dejan de contraponerse a las tareas de legitimación para ser
su espejo: el Estado convierte intereses privados en políticas públicas no
porque sea «el comité de la burguesía», sino porque es autónomo en la
defensa del bien común.

El Estado de las venas cerradas es el Estado moderno capitalista colonial


que en últimas es un reto mucho más amplio. Este se sintetiza hoy en las
posibilidades —y también los límites— de la imaginación política del fin del
Grupo de estudios por el Pluralismo Jurídico en América Latina  
Sucre, Bolivia, AGOSTO 2012  
 
 
capitalismo y del fin del colonialismo. El Estado moderno ha pasado por
distintos órdenes constitucionales: Estado liberal, Estado social de
derecho, Estado colonial o de ocupación, Estado soviético, Estado nazi-
fascista, Estado burocrático-autoritario, Estado desarrollista, Estado de
Apartheid, Estado secular, Estado religioso y, el más reciente (quizá
también el más viejo), Estado de mercado. Lo que es común a todos ellos
es una concepción monolítica y centralizadora del poder del Estado; la
creación y control de fronteras; la distinción entre nacionales y
extranjeros y, a veces, entre diferentes categorías de nacionales; la
universalidad de las leyes a pesar de las exclusiones, discriminaciones y
excepciones que ellas mismas sancionan; una cultura, una etnia, una
religión o una región privilegiadas; organización burocrática del Estado y
de sus relaciones con las masas de ciudadanos; división entre los tres
poderes de soberanía con asimetrías entre ellos, tanto originarias (los
tribunales no tienen medios para hacer ejecutar sus propias decisiones)
como contingentes (la supremacía del Ejecutivo en tiempos recientes);
aun cuando en la práctica el Estado no tiene el monopolio de la violencia,
su violencia es de un rango superior una vez que puede usar contra
«enemigos internos» las mismas armas diseñadas para combatir a los
«enemigos externos». (De Sousa Santos, 2010: 69).

En segundo lugar el profesor colombiano Víctor Manuel Moncayo quien


considera que el llamado Estado nacional es el gran derrotado al final del
milenio; afirma que el Estado nación ha pasado a ser imperial, esto es,
desnacionalizado y desterritorializado. Siguiendo a Toni Negri, Moncayo se
plantea en las páginas iniciales de su texto el Leviatán derrotado que el
“Estado es un elemento más de la oposición capital-trabajo, y que sus
especificidades y configuraciones históricas son, en lo esencial
reorganizaciones o reestructuraciones que siempre reiteran y
Grupo de estudios por el Pluralismo Jurídico en América Latina  
Sucre, Bolivia, AGOSTO 2012  
 
 
reconstituyen la forma”, que pese a sus variaciones permanece idéntica a
sí misma. (Moncayo 2004:76)

Este abordaje de la forma Estado se complementa con las formaciones


nacionales latinoamericanas, a la luz de las tendencias universalizadoras
del capital y de la ideología liberal. Constata el autor los terrenos comunes
entre las formaciones nacionales euro-occidentales y las latinoamericanas
del siglo XIX, vistas las últimas casi como extensiones orgánicas de las
primeras, en términos de configuración de Estados, de regímenes
políticos, de sistemas de representación, de construcción de los sujetos
sociales y políticos, de oscilaciones entre la idea democrática y la
tentación autoritaria, de los avatares de la monopolización de la fuerza y
la formación de los ejércitos.

Asistimos, afirma Moncayo, a la declinación progresiva de las soberanías


nacionales, al reconocimiento de la incapacidad de los Estados nacionales
para regular los llamados factores de la producción y su intensa movilidad
y difusión, y a la pérdida del control en el interior y el exterior, sin
necesidad de las figuras coloniales o imperialistas de otrora, sin la
necesidad de un solo y único centro nacional hegemónico; pero todo ello,
acompañado de una redefinición de su papel en muchos órdenes, siempre
en función de los intereses colectivos del capital y no del pueblo nacional,
al que aún se continua apelando.(Moncayo, 2004: 129)

La tercera posición es la del sociólogo chileno Jaime Osorio quien propone


una nueva funcionalidad del Estado dentro de la época actual e igual
establece que dicha funcionalidad puede recolocarse en la centralidad
política mediante la conformación de redes sociales de poder similares a
las ocupadas por éste a lo largo del desarrollo histórico capitalista.
(Osorio, 2011: 26)
Grupo de estudios por el Pluralismo Jurídico en América Latina  
Sucre, Bolivia, AGOSTO 2012  
 
 

Existen dos Estados según el autor, uno visible, el de las instituciones, el


personal que lo administra, el de las leyes y las normas: y otro el invisible
que es aquel que condensa la red de relaciones de poder, dominio y
fuerza que atraviesan la sociedad.

No podemos asépticamente estudiar el Estado sin precisar el poder


político, pues su forma cualquiera sea es expresión del poder político, que
se manifiesta en la dominación de unas clases sobre otras; con lo cual el
profesor Osorio afirma que el Estado se convierte en una instancia central
en donde se disputa el poder político.

Estos autores nos dejan entonces frente a tres posiciones, una la vuelta
del Estado, la segunda la nueva centralidad del Estado, y la tercera tesis
más sugestiva aunque de alguna manera coincida con la primera, que
habla de la descentración que sufre el Estado pero no agota ni amplía los
elementos que configuran el nuevo papel del Estado en su conjunto en las
sociedades periféricas. Son en últimas tres análisis que se complementan,
para ilustrar la encrucijada de la forma Estado en este nuevo tiempo, pero
que lo dejan, finalmente, en una sin salida.

¿El constitucionalismo transformador la salida?

Los movimientos indígenas de América Latina son conscientes de las


dificultades, pues saben que la refundación del Estado no ocurrirá en tanto
permanezcan con vigor en la región los dos grandes sistemas de
dominación y explotación: el capitalismo y el colonialismo. La distancia
que toman con relación a la tradición crítica eurocéntrica deriva
precisamente de no poder imaginar el fin de uno sin el fin del otro.
Grupo de estudios por el Pluralismo Jurídico en América Latina  
Sucre, Bolivia, AGOSTO 2012  
 
 
Coincidiendo con Boaventura la refundación del Estado presupone un
constitucionalismo de nuevo tipo. Es un constitucionalismo muy distinto
del constitucionalismo moderno que ha sido concebido por las élites
políticas.

Este nuevo constitucionalismo asume el carácter plurinacional o


simplemente intercultural del Estado; el manejo de los recursos naturales
y el ámbito del derecho de los pueblos indígenas (consulta previa o
consentimiento previo); la cuestión autonómica; los límites de la
jurisdicción indígena, entre otros; pero sobre todo este constitucionalismo
basado en las nuevas constituciones con su gramática jurídica de una
nueva pluralidad no avanza a la igualdad con la velocidad que se esperaba
sino incluso genera nuevas formas de exclusión en la diferencia; el
reconocimiento de las naciones indígenas y de la multinacionalidad deja
en jaque el Estado unitario y hegemónico que se construyó en los dos
últimos siglos.

Esta ¿forma Estado? hoy tiene como bolsa de aire sus constituciones y los
pactos de hacer sostenible la convivencia armónica entre el hombre y la
naturaleza, frente a una economía a escala global que presiona por la
extracción de la riqueza de la tierra y la explotación de los recursos
necesarios para la subsistencia del centro mundial.

Referencias Bibliográficas
1. DE SUOSA Santos, Boaventura (2010) La refundación del Estado, perspectivas
desde una epistemología del Sur, instituto Internacional Derecho y Sociedad,
Lima.
2. MONCAYO, Víctor Manuel. (2004) El Leviatán derrotado. Grupo Editorial Norma,
Bogotá.
3. OSORIO, Jaime. (2011) El Estado en el centro de la mundialización. La sociedad
civil y el asunto del poder. Fondo de Cultura Económica, tercera reimpresión,
México.

Potrebbero piacerti anche