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“Fidelidad en el Ministerio”

“Entonces el Señor me respondió: “Si regresas a mí, volveré a recibirte y podrás servirme. Si evitas el hablar por
hablar y lo que dices siempre vale la pena, tú serás quien hable de mi parte. Son ellos quienes deben volverse a ti y
no tú quien deba volverse a ellos” (Jeremías 15:19)

Cada predicador, es un vocero de Dios, es un embajador de Cristo, es quien representa a Dios y a su hijo Santísimo
y el es quien porta el Mensaje de las Buenas Nuevas de Salvación a un mundo perdido en pecado. Cumplir el
ministerio no es fácil, pero no difícil, el trabajo no es nuestro, solo somos servidores de Jesucristo, confiemos de
que siempre recibiremos el apoyo necesario en todo momento y circunstancia. ¿Cree eso? ¡Qué privilegio el nuestro, ser
portavoces de la Palabra de Nuestro Dios!.

1. LA ACTITUD DEL PREDICADOR: Exo_4:12, Exo_4:15, Exo_4:16; Luc_10:16, Luc_12:12, Luc_21:15


A. Fidelidad a Dios
B. Fidelidad a su llamamiento
C. Trazar bien la Palabra de Dios
D. Usar su llamamiento para bendición y proclamación de la verdad de Dios
E. Exaltar a Cristo por la Palabra
F. Anunciar solo la palabra de Dios
G. Mantener una comunicación permanente con Dios
H. Seguir predicando, aunque todos se vuelvan atrás
I. Confiar plenamente en Dios
J. Esperar la respuesta de sus peticiones

2. LA TRISTE SITUACIÓN DEL PECADOR: Jer_38:20, Jer_38:21; Eze_2:7, Eze_3:10, Eze_3:11;


Hch_20:27; 2Co_5:16; Gal_1:10, Gal_2:5
A. Moribundos en el pecado
B. Hijos de ira
C. Siervos de Satanás
D. Enemigos de Dios
E. Enemigos de la cruz de Cristo
F. Pervertidos de la mente y del corazón
G. Sucumbidos en problemas por el pecado que mora en ellos Y
H. Destituidos de la gloria de Dios, Aborrecedores de lo bueno

3. LO QUE UN PREDICADOR NO DEBE HACER: Lev_10:10; Isa_32:5, Isa_32:6; Eze_22:26, Eze_44:23;


Heb_5:14
A. No debe contagiarse del pecado que impera en el mundo
B. No debe fracasar en su misión de predicar
C. No debe desesperarse de la situación del mundo
D. No debe predicar la sabiduría humana
E. No debe volverse atrás
F. No debe dejarse influenciar de las cosas malas que pasan en el mundo

Conclusión: Jeremías acusó a Dios de no ayudarlo cuando realmente lo necesitaba. Jeremías dejó de poner los ojos
en los propósitos de Dios y sentía lástima de sí mismo. Estaba enojado, herido y asustado. En respuesta, Dios no se
enojó con él, respondió volviendo a orientar las prioridades de Jeremías. Como vocero de Dios, debía influir en el
pueblo, no permitir que ellos influyeran en él. Hay tres lecciones importantes en este pasaje: (1) en la oración
podemos revelarle a Dios nuestros más profundos pensamientos; (2) Dios espera que confiemos en El a pesar de las
circunstancias; y (3) estamos aquí para influir en otros para Dios. ¿Acaso hay algo imposible a Nuestro Dios
soberano? ¡FIN!.-

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