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Las estancias de Dzyan: H.P.

Blavatsky

Las estancias de Dzyan (Stanzas of Dzyan), a veces llamado El libro de Dzyan, es


una obra misteriosa y enigmática, a la que se le atribuyen designios aún más sombríos. Se
dice que es el libro más antiguo del mundo, un libro que fue compuesto antes de la
humanidad por seres que luego serían tomados por dioses.

La popularidad de Las estancias de Dzyan proviene de la ocultista Helena Petrovna


Blavatsky, más conocida como Madame Blavatsky, quien aseguró haber accedido a
una copia del original escondida en un monasterio del Tibet. Esta copia serviría de
inspiración para su hipótesis teosófica manifestada en La doctrina secreta (The Secret
Doctrine), su obra fundamental.

Como sucede con otros manuscritos protohumanos, por denominarlos de algún modo, Las
estancias de Dzyan carece de textos. En cambio, el libro revela extraños símbolos,
imágenes y arcanos, cuya significación nadie ha logrado desentrañar, y sobre los
que Madame Blavatsky afirma que solo pueden ser interpretados por un puñado
de elegidos, el última instancia, los verdaderos depositarios de aquel saber antiquísimo.

La historia de Las estancias de Dzyan está plagada de misterios. La primera alusión


moderna a sus imágenes enloquecedoras proviene del astrónomo francés Solon Irving
Bailey, que a finales del siglo XVIII hace referencia a un abominable manuscrito llegado de
la India, poseedor de una sabiduría capaz de alienar al hombre más razonable. Ya en el siglo
XX, Louis Jacolliot, que supone un origen extraterrestre del libro en su ensayo Sociedad
secreta de los Nueve Desconocidos, sostiene que leer Las estancias de Dzyan sin poseer
los conocimientos adecuados puede llevar a la muerte por locura.

H.P. Blavatsky, poseedora de una destreza notable para las lenguas y dueña de
un magnetismoque, según algunos, era consecuencia de sus poderes psíquicos, volcó
sus conocimientos de ocultismo sobre Las estancias de Dzyan, vuelco que se tradujo en
una hipótesis, una teoría, si se quiere, sobre el origen de la humanidad y los fundamentos
de todas las religiones y mitologías.

Según afirmó a sus seguidores, H.P. Blavatsky accedió a una copia de Las estancias de
Dzyan en la Gran Biblioteca Universal, cuya ubicación estaría a unos trescientos metros
de profundidad bajo el cordón de la vertiente del Himalaya, sede del autodenominado Rey
del Mundo. Según cuenta la crónica, Madame Blavatsky se encontraba en El Cairo,
realizando algunos ejercicios de concentración, cuando ve materializarse frente a sus ojos
un extraño libro formado por tablillas. Los signos le resultaron incomprensibles para la
razón, pero perfectamente accesibles a la intuición. Así comenzó a "traducir" el
primer fragmento de Las estancias de Dzyan.
Gracias a las notas esporádicas tomadas por el coronel Henry Steel Olcott, ferviente
seguidor y colaborador de Madame Blavatsky, algunos pasajes de Las estancias de
Dzyan trascendieron el ámbito estrecho de los iniciados. Allí se menciona que hace
18.000.000 de años surgió una raza inteligente en la Tierra. Esta especie, sin huesos ni
sistema nervioso, "vegetó" durante milenios como un gran bosque de origen cósmico.
Durante los 3.000.000 de años siguientes emergió una segunda raza compuesta de
gigantes que se reproducían mediante una suerte de autofecundación. Hace unos 700.000
años, afirma Las estancias de Dzyan, ambas razas abandonaron la autogénesis, creando
una tercera raza de criaturas abominables. El abandono de las viejas formas de
reproducción, más las guerras incesantes con estos "ángeles caídos", produjeron primero el
decaimiento y luego la exterminación de los viejos dioses dormidos.

Uno de los últimos pasajes de Las estancias de Dzyan recogidos por Olcott menciona
el hundimiento de la Atlántida, una enorme masa de tierra ubicada en un lugar impreciso
del océano atlántico, cuyo colapso se habría producido en el año 9564 a.C.

El diario de Olcott comienza en 1898, y se dilata a lo largo de incontables páginas. A


continuación citamos un breve y sugerente párrafo a a modo de exordio sobre
las investigaciones de Madame Blavatsky sobre Las estancias de Dzyan.

... la raza de los seres venidos de las estrellas, "Iniciados", se denominaban a sí mismos
CAINA o INCA, y llegaron a regir los pasos de la humanidad; luego volvieron a sus
refugios subterráneos para seguir manejando hasta nuestros días los vacilantes pasos de
un mundo en decadencia que es la Tierra.

Más adelante, el coronel Olcott divide Las estancias de Dzyan en ocho capítulos, desde
luego, aproximativos, a los cuales Madame Blavatsky les asignó los siguientes nombres,
que bien podrían ser una cronología religiosa que luego fue recogida por innumerables
cultos:

1. El Eterno Padre, envuelto en invisibles vestiduras, dormitó por Siete Eternidades.


2. El Tiempo no existía, pues yacía dormido en el Seno Infinito de la Duración.
3. La Mente Universal no existía, pues no había vehículo para contenerla.
4. No había Desdichas porque no había quien la produjese.
5. Sólo había Tinieblas.
6. No había Silencio.
7. No había Sonido.
8. El Uno es Cuatro y los Cuatro toman para sí los Tres y su unión determina el Siete.

Extrañamente, la propia divulgadora de Las estancias de Dzyan parece haber desoído las
amenazas del libro. Según se dice, cuando Madame Blavatsky obtuvo una copia del
libro en 1852 lo hizo prometiendo su pronta devolución. En 1855 comenzó a recibir
amenazas, sueños aterradores que la conminaban a devolver
el manuscrito inmediatamente. La ocultista hizo caso omiso de estas advertencias, y en
1860 cayó gravemente enferma. El origen de su padecimiento es desconocido, ya que
ningún médico logró acertar un diagnóstico acorde a sus dolencias, por demás
extravagantes. En 1863 Madame Blavatsky inicia un largo periplo por Asia y Europa, con
el libro y su enfermedad a cuestas. En 1870, al cruzar en barco el Canal de Suez, una
terrible explosión en las calderas hizo zozobrar la embarcación. Solo una persona
sobrevivió: Madame Blavatsky; quizás porque dormía con el libro atado a su cintura.

En 1871, durante una conferencia de prensa en Londres, Madame Blavatsky es baleada por
alguien del público. Cuando el hombre fue apresado declaró no saber lo que hacía, y que su
mente era dirigida por una voluntad férrea y aplastante, que lo llevó a intentar el crimen. A
modo de respuesta, Madame Blavatsky decidió publicar algunos artículos sobre Las
estancias de Dzyan que contienen traducciones sobre una lengua que ella denominó Senzar,
una especie de lingua francaintergaláctica.

Deteriorada física y mentalmente, Madame Blavatsky escribió antes de morir:

Yo, Madame Blavatsky, que pronto moriré, visto que soy injustamente condenada,
manifiesto que los fenómenos que son causa de mi prematuro fin continuarán por siempre
jamás. Pero, muerta o viva, imploro a mis hermanos y amigos que no los den a
conocimiento público para satisfacer la curiosidad de la gente que alega pretensiones
científicas.

Sobre mi lecho de muerte, Adyar, 5 de febrero de 1885.

Las estancias de Dzyan, naturalmente, permanecen en un absoluto misterio. Sin embargo,


algunas notas extrapoladas fueron condensadas luego de la muerte de Madame
Blavatsky y expuestas en un libro prodigioso, que acaso sea oportuno para los interesados
en este artículo.

Las estancias de Dzyan.


The Stanzas of Dzyan, H.P. Blavatsky (1831-1891)
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de H.P. Blavatsky:

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