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UNIVERSIDAD NACIONAL DE SALTA

FACULTAD DE HUMANIDADES- LETRAS

SEMÁNTICA Y PRAGMÁTICA

PROF. MARIANA CAMPOS

Escandell Vidal, María Victoria (1996) Introducción a la pragmática. Barcelona:


Editorial Ariel S.A. Pp. 251.

Se trata de la primera edición de la obra, editada en octubre de 1996. Pertenece


al ámbito de los estudios lingüísticos y pragmáticos y es considerado un manual de
referencia para quienes recién se inician en el campo del saber pragmático.

María Victoria Escandell Vidal es Catedrática de Lingüística General en la UNDE,


además, forma parte de diferentes proyectos de investigación referidos a la Teoría
pragmática y la Interacción entre sintaxis y pragmática. Entre sus obras referidas a
los campos de la semántica y la pragmática pueden nombrarse: Apuntes de
semántica léxica (2007), Fundamentos de semántica composicional (2004), La
interrogación en español. Semántica y Pragmática (1987); en cuanto a sus estudios
en linguística se destacan: Los complementos del nombre (2012. 3º edición),
Invitación a la Lingüística (2011- Coord), El lenguaje humano (Coord. 2009), Los
complementos del nombre (1995).

La obra Introducción a la pragmática, se consolida como un manual que pretende


ser un material que guíe la primera entrada al campo de estudio de la pragmática,
“este texto está pensado para servir como texto-base de un curso introductorio de
pragmática, o como primer instrumento de contacto con la materia” (1996:8). En este
sentido, la autora logra cumplir su propósito amplia y satisfactoriamente pues se
presenta un manual que posee una organización clara y amigable, un lenguaje
accesible y un equilibrio entre desarrollo teórico y ejemplos.

El libro se divide en cuatro partes en las que la complejidad aumenta de forma


espiralada, es decir, los conocimientos desarrollados se concatenan entre sí de tal
forma que se constituye una red teórica. A medida que se avanza en la lectura,
puede advertirse una relación de complementariedad entre los enfoques, modelos y

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temas abordados que deja al descubierto el necesario estudio del campo y la historia
de la pragmática con el objetivo de la exhaustividad y la precisión cognitiva.

La primera parte del libro es una introducción en la cual se desarrollan algunas


cuestiones básicas respecto a la pragmática. Allí, además de definir conceptos
centrales de esta área de conocimiento, se realiza una valoración acerca de la
importancia de los estudios pragmáticos refiriendo a la imposibilidad de concebir los
actos linguísticos como meras codificaciones de datos y la necesidad de considerar
las situaciones contextuales y extralingüísticos. Este apartado, compuesto por dos
capítulos, se constituye como la primera puesta en discusión de algunos supuestos
sobre la comunicación y los enunciados lingüísticos que abre el camino al
planteamiento de los estudios pragmáticos como una perspectiva diferente a la
gramática y la semántica que permite poner en consideración elementos del uso del
lenguaje.

La segunda parte de la obra desarrolla, de forma cronológica, una breve historia


de la pragmática. Partiendo de Austin (considerado el padre de esta área del saber),
pasa por Searle, Grice, Anscrombe y Ducrot, Sperber y Wilson y, concluye con el
estudio de la cortesía que abarca a Lakkof, Leech y Brown y Levinson, realizando así,
una breve descripción del campo de la pragmática. Cada capítulo se centra en uno
de los modelos teóricos nombrados: inicia con los puntos de partida que posibilitan su
aparición, luego define sus núcleos teóricos principales y concluye con algunas
críticas que se conforman como los puntos a superar de la propuesta precedente. Es
importante señalar que el desarrollo de teoría se esquematiza a través de parágrafos
que dejan al descubierto las relaciones existentes entre cada concepto referido.
Asimismo, resulta relevante destacar el papel de los ejemplos brindados por la autora
cuya función es poder mostrar, de forma práctica, las nociones más abstractas.

En lo que refiere a los estudios realizados dentro del campo pragmático, la autora
advierte que deja de lado aquellos que tienen que ver con el análisis de la
conversación (fruto de la sociolingüística), la gramática del texto y el tema de la
presuposición. Esta decisión tiene por argumento la lejanía de estas respecto a la
perspectiva escogida por Escandell Vidal tanto en sus postulados como en sus
métodos de trabajo. Incluirlos entraría en contradicción con su propósito de mostrar
una visión (más o menos) unitaria y el carácter introductorio de la obra.

La tercera parte del libro está formada por varios estudios que aplican algunos de
los principios y perspectivas presentados en la parte anterior. Esta es quizás, la
sección más interesante y enriquecedora puesto que el desarrollo teórico precedente

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puede verse en funcionamiento a través del análisis de algunos fenómenos o
elementos lingüísticos. La autora plantea cuatro casos: la conjunción copulativa y, los
enunciados interrogativos, la metáfora y el discurso literario; para los tres primeros,
se enuncian las explicaciones semánticas que se han formulado, los problemas de
adoptar esta postura y las posibles soluciones que emergen de adherir a un enfoque
pragmático.

En el caso del discurso literario, la autora pone de relieve la posibilidad de


ponerlo en diálogo con las categorías principales de la pragmática atendiendo a que
este no está tan alejado del lenguaje cotidiano. Sin embargo, es necesario advertir
que la literatura se conforma como una simulación de una situación comunicativa por
lo que se produce una suspensión temporal de las reglas usuales que gobiernan los
intercambios comunicativos.

La cuarta y última parte del libro, refiere a la relación de la pragmática con la


teoría lingüística. Se trata de dos capítulos donde puede evidenciarse que esta área
de conocimiento no es un componente de la gramática sino una disciplina más o
menos autónoma. Esto se debe a que las actividades pragmáticas se enmarcan en
formas de actividad muy generales, no directamente asociadas a las facultades
lingüísticas, lo que se evidencia en la existencia de grandes diferencias gramaticales
entre las lenguas, mientras que los procesos inferenciales parecen comunes todos
los hablantes. Una de las ideas principales es que la pragmática no utiliza los mismos
instrumentos que la gramática para su estudio puesto que no se trata de decodificar
un código sino que, la interpretación se sirve de estrategias que buscan sacar el
máximo partido a un enunciado.

El manual hace su cierre con un parágrafo que evidencia la especificidad de la


pragmática que refiere tanto en su objeto como en su modo de abordarlo. Esta
disciplina se ocupa de datos lingüísticos pero siempre refiere a los elementos
extralingüísticos que forman parte de la situación comunicativa. Es por ello que se
aproxima a ellos con instrumentos de análisis (conceptos y principios) que atienden
no solo los elementos lingüísticos sino también aquellos que pertenecen al contexto
situacional.

Probablemente, este parágrafo sería más enriquecedor si se encontrara en la


parte inicial del libro puesto que posibilitaría que el lector ingrese al desarrollo teórico
con algunas certezas respecto de la delimitación del campo de la pragmática.
Establecer una clara diferencia entre esta y la gramática desde las primeras páginas,

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evitaría que, a lo largo de la lectura, se incurriera en el pensamiento de que la
pragmática es un mero componente de la gramática o una gramática ampliada.

Es oportuno reconocer que, como se dijo en los primeros párrafos, el objetivo y la


intención de la autora se ven realizados a lo largo del manual. Se consolida una
lectura agradable, accesible y de gran utilidad para quienes entran en contacto por
primera vez con esta disciplina. Asimismo, la autora recurre a una estrategia que
funciona como disparadora de la curiosidad y es la inclusión de lecturas
recomendadas al finalizar cada capítulo; este hecho invita a los lectores a indagar por
su cuenta en los aspectos que más le llamen la atención.

Puede destacarse, también, que en esa espiral de complejidad en que se


organiza la información, el uso del lenguaje no es un factor menor. A medida que se
avanza en la exposición, el vocabulario disciplinar gana terreno dando cuenta del
progreso en la apropiación de los conocimientos que se espera del lector. En este
sentido es de gran importancia la recuperación o esclarecimiento de la definición de
un concepto que Escandell Vidal incluye cuando este ha sido desarrollado en
capítulos muy alejados.

Puede decirse, entonces, que la propuesta de presentar la pragmática en su


orientación más general, es decir, la que se ocupa de los principios que regulan la
comunicación humana, es una meta lograda de manera positiva. La organización, los
recursos y las estrategias permiten un estudio sistemático de las principales
aportaciones y enfoques de la pragmática de forma concisa y objetiva.

Rocha Louzán, M. de los Ángeles

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