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Nemo: Pixar y la transición de la niñez a la

adolescencia
En este trabajo buscaremos analizar el personaje de Nemo de la película de Pixar Buscando a
Nemo bajo la luz de los estudios de la psicología evolutiva siguiendo los conceptos planteados
por Craig y Baucum en su libro Desarrollo psicológico. Analizaremos la conducta de Nemo
como la de un ser humano en transición de la niñez a la primera adolescencia.

La vida en la Gran Barrera de Coral está repleta de peligros. Buscando a Nemo comienza con
una escena particularmente fuerte, pero al mismo tiempo muy bien manejada. Allí, se nos
muestran los sucesos que dejan al pez payaso Marlin sin su esposa e hijos a punto de nacer
excepto uno solo, al que llama Nemo.

Por eso, Marlin, decidido a proteger a Nemo, su único hijo; se transforma en un padre
terriblemente sobre protector. El miedo y la ansiedad no lo abandonan ni un solo momento. De
este modo podríamos decir que crea durante la niñez de Nemo un autoconcepto y una autoestima
muy frágil. El autoconcepto es el conocimiento de las habilidades y limitaciones y la capacidad
de echar mano de estos para organizar el comportamiento y la autoestima es la valoración que se
tienen de uno mismo. Marlin al repetirle en forma permanente a Nemo que “no puede” favorece
la construcción de un autoconcepto y una autoestima débil que en el momento del paso de la
niñez media a la adolescencia temprana provoca actos de rebeldía exacerbado.

Llega la hora en que Nemo abandone el protector refugio de su casa en una anémona para ir por
primera vez al Colegio. Marlin lo acompaña hecho un manojo de nervios y no puede evitar
vigilar todos sus movimientos.

El miedo del padre ante los peligros que el futuro depara a su hijo en este caso se suma la
“discriminación” que podría sufrir en la Escuela, y la “falta de atención” del docente. Esta realidad
coloca a Nemo en una difícil situación: Debe demostrar que tiene derecho a decidir, a ser auto
válido y de alguna forma independiente.

La exageración atribuida por los autores a la personalidad de Marlin transforma una reacción
natural de la paternidad en sobreprotección que no permite crecer: A la llegada al Colegio Nemo
pide permiso para jugar con sus nuevos compañeros y el padre le dice que preferiría que vaya a
las “camas de esponja”, donde están los pececitos del “kinder”. Luego a uno de sus compañeros le
llama la atención la aleta atrofiada de Nemo –seguramente un daño genético, secuela del accidente
prenatal – y el niño recibe un codazo de su padre, mientras Marlin responde por su hijo. Marca
esta escena claramente la incapacidad del padre de reconocer el crecimiento e independencia de
su hijo, esto crea un sentimiento de rencor que termina en buscar romper las ataduras con la figura
paterna. Además, queda clarísima la costumbre de los padres de intervenir, con la intención de
suavizar las situaciones sin darse cuenta de que los chicos no discriminan, solamente quieren saber;
por aquello de: “Conocer es querer”. De inmediato, cada uno de los compañeros de Nemo cuenta
“SU” defecto: El pulpo habla de su tentáculo más corto, el hipocampo dice ser alérgico al H2O,
mientras que el tercer compañero es “hiper odioso”.

Craig y Baucum nos plantean lo que es más importante para un adolescente,

“En general, los teóricos coinciden en que el adolescente debe


encarar dos grandes desafíos:

1. Lograr la autonomía y la independencia respecto de sus padres.

2. Formar una identidad, esto es, crear un yo integral que combine


en forma armoniosa varios elementos de la personalidad.”1

Durante la adolescencia la distancia emocional entre padres e hijos crece. En esta situación el
grupo de pertenencia crea un rol fundamental, la formación de un grupo de amigos fuerte
acompaña el crecimiento en forma armoniosa. “Son sobre todo los amigos íntimos los que
favorecen la formación de la identidad. Para aceptar su identidad, el adolescente necesita sentir
que la gente lo acepta y le tiene simpatía”.2

Marlin le dice que no está listo para la escuela, esto restringe las posibilidades de socialización.
Esta “ayuda” equivocada, aunque bien intencionada empeora el problema provocando en Nemo
reacciones trasgresoras que lo terminan perjudicando.

1
Craig,g.J. y Baucum, Don (2009) Desarrollo Psicológico. Prentice Hall. México Parte tres. Pág. 377
2
Craig,g.J. y Baucum, Don (2009) Desarrollo Psicológico. Prentice Hall. México Parte tres. Pág. 386
Nemo es un pez obediente, el papá le ha dicho que hay peligros y no lo pone en duda, pero es su
propio padre quien lo ridiculiza y disminuye frente a sus pares: “Tú no puedes”, es un “no eres
igual”; esta sensación de inferioridad enfurece a Nemo que intenta demostrar que si puede y que
no tiene miedo.

Es por esto de un grito guerrero “Te odio”. Nemo nada hacia la superficie a tocar el bote. Allí es
capturado y comienzan sus peripecias.

¡¡Quiero ser como todos!! Parece gritar Nemo, y no es un grito muy diferente al de cualquiera
adolescente es los momentos previos al destete. La frase más que conocida: “Soy el único que
no…” manifiesta la necesidad de pertenecer a través de actitudes y procedimientos, muchos de
ellos que sabemos muy peligrosos. La forma no es la prohibición sino la conversación. No es “tenía
razón, no debías venir a la escuela”, como Marlin gritonea a Nemo. La fórmula es la
intelectualización y racionalización de los actos.

Nemo es un claro ejemplo de cómo los niños en transición a la adolescencia suelen responder a
los padres sobre protectores. “El adolescente se sirve del conflicto y la rebeldía para alcanzarla
autonomía y la independencia de sus padres.”3 Además de mostrarnos de manera clara la
importancia que tiene la construcción de un grupo de pertenencia, que contenga y acompañe el
crecimiento y el cambio.

3
Craig,g.J. y Baucum, Don (2009) Desarrollo Psicológico. Prentice Hall. México Parte tres. Pág. 377
Bibliografía

 Craig,g.J. y Baucum, Don (2009) Desarrollo Psicológico. Prentice Hall. México Parte
tres

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