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Los trastornos de la alimentación son tan comunes en Estados Unidos que uno o
dos de cada 100 estudiantes lidiarán alguna vez con uno. Cada año, miles de
adolescentes desarrollan trastornos de la alimentación o problemas de peso,
alimentación o con su imagen corporal.
Anorexia
Las personas con anorexia tienen un miedo real a subir de peso y una visión
distorsionada de la forma y el tamaño de su cuerpo. Como resultado de esto,
comen muy poco y llegan a tener un peso corporal peligrosamente bajo. Muchos
adolescentes con anorexia restringen su ingesta de alimentos haciendo dieta,
ayuno o ejercicio físico excesivo. Prácticamente no comen o comen la menor
cantidad posible de alimentos y esa pequeña cantidad de alimentos que comen se
transforma en una obsesión en términos de la cantidad de caloría.
Otras personas con anorexia tal vez comiencen a tener atracones y purgas:
comen una gran cantidad de alimentos y después tratan de eliminar las calorías
provocándose vómitos, utilizando algún tipo de medicamento o laxantes, o
haciendo una cantidad excesiva de ejercicio físico. También pueden combinar
algunas de estas prácticas.
Bulimia
La bulimia es similar a la anorexia. Cuando una persona tiene bulimia, come en
exceso (atracón) y después trata de compensar este exceso con decisiones
extremas, como provocarse vómitos o hacer ejercicio todo el tiempo, para evitar
subir de peso. Con el paso del tiempo, estas medidas pueden resultar peligrosas,
tanto física como emocionalmente. También pueden llevar a comportamientos
compulsivos (que son difíciles de detener).
Para tener bulimia, una persona debe tener atracones y purgas de manera regular,
al menos una vez a la semana durante un par de meses. Los atracones son
diferentes a ir a una fiesta y "comer toneladas" de pizza y, al día siguiente, decidir
ir al gimnasio y comer de manera más saludable.
Las personas con bulimia comen una gran cantidad de alimentos (con frecuencia
comida chatarra) todos juntos y, en general, lo hacen a escondidas. A veces,
comen alimentos que no están cocidos o que aún están congelados, o toman
alimentos de la basura. Suelen sentir que no pueden dejar de comer y solo logran
detenerse cuando están demasiado llenos como para seguir comiendo o si
recurren a medidas extremas (como ponerle sal a un postre para que resulte
imposible comerlo). La mayoría de las personas con bulimia después se purgan
vomitando, pero también pueden usar laxantes o hacer ejercicio físico de manera
excesiva.
Si bien la anorexia y la bulimia son muy similares, las personas con anorexia
suelen ser delgadas y tener bajo peso, pero quienes padecen bulimia pueden
tener el peso promedio o sobrepeso..
Los adolescentes con anorexia o bulimia suelen tener miedo a ser gordos o
piensan que son gordos cuando, en realidad, no lo son. Quienes padecen
anorexia tal vez pesen la comida antes de ingerirla o cuente las calorías de todo
de forma compulsiva. Las personas a quienes esto les parece "normal" o
"divertido" o que desean que los demás las dejen en paz para que simplemente
puedan hacer dieta y estar delgadas podrían tener un problema grave.
¿Cómo se sabe a ciencia cierta si alguien está luchando con la anorexia o la
bulimia? No basta con solo mirar. Una persona que pierde mucho peso puede
tener otra afección o podría estar bajando de peso haciendo ejercicio físico y
comiendo de manera saludable.
Pero existen algunas señales a las que se debe estar atento y que pueden indicar
que una persona tiene anorexia o bulimia.
Cuando la presión por ser como los famosos se combina con el hecho de que el
cuerpo crece y cambia durante la pubertad, no es difícil entender por qué algunos
adolescentes tienen una imagen negativa de sí mismos. Los adolescentes
famosos y deportistas conforman el "ideal de Hollywood": las mujeres son
pequeñas y delgadísimas, y los varones son atléticos y musculosos, y este tipo de
cuerpos no solo son populares en Hollywood sino también en la escuela
secundaria.
Recuerda que los trastornos de la alimentación son muy comunes entre los
adolescentes. Las opciones de tratamiento dependen de cada persona y de sus
familias, pero muchos tratamientos incluyen llevar un diario, hablar con terapeutas
y trabajar con dietistas y otros profesionales.