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EL HIJO PRODIGO

TEMA: ETAPAS DEL CRISTIANO QUE SE APARTA


En el lenguaje cristiano irse al mundo significa volver atrás, volver a su vida antigua que tenía cuando no
conocía a Dios, lo cual es algo muy grave espiritual y materialmente hablando pues nadie estará mejor
volviendo al mundo y estando lejos de Dios, tal como la Biblia nos lo declara: (2Pe_2:20-21)

Pero si le hacemos la pregunta ¿Qué tal te va en el mundo? A esa persona que se ha apartado de los
caminos de Dios su respuesta dependerá de la etapa en la cual se encuentre, pues nadie se enfría y se
vuelve al mundo de la noche a la mañana, nadie termina como el hijo prodigo apacentando cerdos de la
noche a la mañana, es un proceso en el cual poco a poco nos vamos destruyendo a causa del pecado.
PRIMERA ETAPA: LA INSATISFACCIÓN
El menor de ellos le dijo a su padre: “Papá, dame lo que me toca de la herencia”. Así que el padre
repartió sus bienes entre los dos». Esta petición era un tanto ofensiva pues es como si el hijo menor le
hubiera dicho a su papá que, como tardaba en morir y él quería disfrutar la vida, prefería que le
adelantara su herencia para poder irse y comenzar a vivir a su manera.
 El hijo menor no se sentía satisfecho de la vida que tenía en la casa de su padre, lo tenía
todo como hijo, y más aún como hijo del dueño de la hacienda, pero él no valoraba lo que tenía en la
casa de su padre, no reconocía lo bien que vivía estando en la casa de su padre.
 Ese hijo quería libertad, seguramente pensaba que se estaba perdiendo de algo muy bueno
que estaba lejos de la casa de su padre, seguramente pensaba que su padre lo estaba privando de
experimentar una vida llena de diversión, de alegría y de libertad.
 Muchos cristianos están en los caminos de Dios con ese mismo sentimiento de insatisfacción,
están en la iglesia, pero anhelando el mundo, pensando que la vida mundana es mejor que la vida en
Cristo, y ese es uno de los más grandes engaños de satanás.
 La insatisfacción es uno de los sentimientos que satanás usa para alejarnos de los caminos
de Dios. ¿Qué es la insatisfacción? es un sentimiento interior que experimenta una persona cuando
siente que algo no cumple sus expectativas. Muchas veces la insatisfacción viene a nuestra vida
cuando pensamos que en la vida cristiana no habría problemas, ya no habría dificultades en la familia,
con los hijos, con la economía, etc
 Igualmente, la insatisfacción puede venir a nuestra vida cuando hay un desencanto producido
por la frustración de que no se haya cumplido o no se haya recibido un deseo determinado, es decir
nos sentimos insatisfechos porque no recibimos lo que pedimos, o cuando Dios no hizo lo que
nosotros queríamos.
 Es decir que los cristianos podemos sentirnos insatisfechos de nuestra vida en los caminos
de Dios cuando nuestro corazón está enfocado en las cosas que Dios puede darnos o en las cosas
que Dios puede hacer por nosotros y no en quien es el para nosotros, no nos damos cuenta que
tenemos un padre que nos ama, un padre que nos cuida, un padre que nos da todo lo que
necesitamos, así como el hijo prodigo.

II) SEGUNDA ETAPA: EL ENGAÑO (LUCAS 15:13)


 El hijo menor se fue lejos de la casa de su padre y comenzó a vivir según el en libertad,
según él estaba disfrutando de la vida que su padre no le había dejado vivir, no se dio cuenta que
cada día se estaba hundiendo, que cada día se estaba destruyendo.
 En esta etapa es en la que las personas piensan que su vida está mejor estando lejos de
Dios, y están engañados porque la palabra de Dios nos declara una verdad “Separados de mi nada
podéis hacer…” (Jua_15:5)
 El engaño es el mismo que ha utilizado satanás desde el principio de la
humanidad (Gén_2:16-17 / Gén_3:4) satanás engaña a los hijos de Dios diciéndoles las mismas
palabras que a Eva: NO moriréis, no les pasará nada, no habrá consecuencias, PERO ES FALSO el
pecado SI produce muerte, el pecado SI trae consecuencias.
 Entonces ¿Por qué vemos a muchos cristianos que se alejan de Dios viviendo en pecado,
enredados en vicios, enredados en adulterios, sin congregarse nunca, y parecen que nada les pasa, y
parece que están disfrutando la vida? La respuesta es que en su misericordia él les está dando tiempo
para arrepentirse (2Pe_3:9)
III) TERCERA ETAPA: CUANDO LAS CONSECUENCIAS NOS ALCANZAN (LUCAS 15:14-16)

El padre accedió, repartió la herencia, y el hijo menor se fue a un país lejano donde malgastó el dinero
en placeres desenfrenados. Se quedó sin nada y empezó a pasar necesidad así que tuvo que buscar un
trabajo. Pero el país donde vivía estaba con problemas económicos y no era fácil conseguir uno. Solo
había trabajo cuidando cerdos, un animal impuro para los judíos. El hecho de que lo aceptara nos revela
su nivel de desesperación. Estaba con hambre y hasta deseaba comer la comida de los cerdos. ¡Tal era
su situación!

 El hijo menor pensó que podría vivir perdidamente, que siempre podría gastar los bienes de
su padre, que nada pasaría, pero no es así, las consecuencias de su pecado, las consecuencias de
sus malas decisiones lo alcanzaron, NO IMPORTA QUE TAN LEJOS SE HAYA IDO.
 Tenemos que comprender que nadie puede menospreciar la bondad y la misericordia de Dios
toda la vida, tarde o temprano la disciplina o el castigo vendrá (Rom_2:4-5)
 La palabra de Dios nos declara que si no nos arrepentimos las consecuencias de nuestro
pecado nos alcanzaran tal como le paso al hijo prodigo (Números 32:23)
 El hijo menor sufrió necesidad, sufrió hambre, sufrió el menosprecio de las personas, y toco
fondo y por medio de este mensaje el Señor nos pregunta: ¿Qué tal te va lejos de mi?
IV) CUARTA ETAPA: RECONOCER NUESTRO ERROR (LUCAS 15:17-19)

Recordó que en su casa los jornaleros que trabajaban para su padre vivían mejor que él y decidió
regresar. Ensayó un mini discurso con el que intentaría convencer a su padre para que le diera un
trabajo. Él sabía que la ofensa contra su padre había sido enorme y ya no aspiraba a ser tratado como
hijo. Sin embargo, el amor de su padre era muy grande. El mismo padre que lo dejó ir sin recriminarle le
recibió sin preguntas ni censuras.
Todavía estaba lejos cuando su padre lo vio y se compadeció de él; salió corriendo a su encuentro, lo
abrazó y lo besó. El joven le dijo: “Papá, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no merezco que se me
llame tu hijo”. (Lucas 15:20-21)

¡Qué escena más conmovedora! El padre sale corriendo a recibir a su hijo, lo abraza y lo besa. No
espera dentro de la casa ni trata a su hijo con frialdad. Tampoco le dice que vaya a bañarse y cambiarse
de ropa antes de saludarlo sino que lo recibe, le expresa su amor y aceptación tal como estaba. Ni
siquiera deja que el hijo termine el discurso corto que había practicado sino que lo interrumpe y ordena a
sus siervos:
¡Pronto! Traigan la mejor ropa para vestirlo. Pónganle también un anillo en el dedo y sandalias en los
pies. Traigan el ternero más gordo y mátenlo para celebrar un banquete. Porque este hijo mío estaba
muerto, pero ahora ha vuelto a la vida; se había perdido, pero ya lo hemos encontrado”. Así que
empezaron a hacer fiesta. (Lucas 15:21-24)

 Aunque el hijo menor tomo muy malas decisiones que lo llevaron a perderlo todo y llegar a
una muy triste condición en su vida, la sabiduría de Dios estaba en él, y estando lejos pudo reconocer
su error, pudo comprender que su vida era mejor cuando estaba en la casa de su padre.
 Recordó la casa de su padre, recordó que en esa casa había abundancia, y él estaba
viviendo en total escases y dijo: Me levantare e iré a la casa de mi padre.
 En la parábola del hijo prodigo entre el momento que se fue de la casa de su padre y el
momento que reconoció su error solamente hay unos pocos versículos, pero en nuestra vida ese
tiempo pueden ser muchos años, muchos años de amargura, de pobreza, de dolor, de soledad.
Ya no esperes más, si te has alejado vuelve hoy a la casa de tu padre celestial, él te está esperando con
los brazos abiertos, tu no has dejado de ser su hijo y tampoco él ha dejado de ser tu padre (Lucas
15:20-24)
La parábola no termina ahí. El hijo mayor regresa de trabajar en el campo y se da cuenta de que hay una
fiesta. Le pregunta a uno de los siervos qué pasa y este le cuenta que su hermano había vuelto y el
padre había organizado una celebración. El hijo mayor se enojó. No podía entender cómo el papá hacía
esa fiesta en honor de su hermano derrochador e insensato, mientras que a él, que había permanecido
trabajando las tierras a su lado, nunca le había dado ni un cabrito para festejar con sus amigos.
El padre sale de la fiesta para pedirle a su hjo mayor que entre, pero él no quiere. El papá intenta
tranquilizarlo, le explica que todo lo que tiene ha estado siempre a su disposición, pero que era
importante celebrar la llegada del hermano «porque este hermano tuyo estaba muerto, pero ahora ha
vuelto a la vida; se había perdido, pero ya lo hemos encontrado» (v.32). El padre entiende la reacción de
su hijo mayor pero no permite que empañe el gozo que siente por el regreso de su otro hijo.
Así de fuerte es el gozo que Dios siente cuando venimos ante él arrepentidos. ¡En el cielo hay fiesta
cada vez que un pecador se arrepiente! Dios es un padre amoroso que espera pacientemente a que
nos demos cuenta de nuestros errores y reconozcamos que le necesitamos en nuestras vidas. Él nos
espera con brazos abiertos. Nos recibe, nos perdona, nos restaura como hijos suyos y llena nuestra vida
con su perdón y su amor.
CONCLUSION:
La parábola del hijo pródigo es una historia maravillosa y sorprendente. Pero es más importante aun lo
que se ha pasado por alto en su mensaje, y esto es que todos tenemos que arrepentirnos.
Uno cumplió con las reglas, pero no era feliz; el otro las incumplió y tampoco fue feliz. ¿Con cuál de los
dos te identificas?
El problema estaba en que ninguno de los dos hijos conocía el corazón del padre, porque eran muy
egocéntricos. Pero eso cambió cuando se dieron cuenta de que eran amados a pesar de sus faltas, y
que su padre quería bendecirlos. Tienes que entender lo siguiente: puedes leer la Biblia, ir a la iglesia,
guardar todos los preceptos y no conocer de verdad la fidelidad de Dios, Su amor y Sus planes para tu
vida. Hasta que no lo conozcas profundamente, no estarás bien cimentado; serás zarandeado de un lado
para otro por las diversas circunstancias, emociones y tentaciones. Pero cuando sepas a Quién le
perteneces, empezarás a captar quién eres, lo que tienes que hacer y adónde tienes que estar.
A veces tienes que tocar fondo para entender quién es Dios y lo que puede hacer por ti. Cuando el hijo
menor acabó en una pocilga, “volvió en sí” y la siguiente decisión que tomó fue crucial: “.Iré a mi
padre, y le diré: padre, he pecado.” (Lucas 15:18). Cuando lo hizo, su padre le volvió a otorgar el
lugar que le correspondía. Pero el hermano mayor también necesitaba el perdón del padre. ¿Cuál
era su pecado? La envidia y la crítica.” Cuando vino este hijo tuyo, que ha consumido tus bienes
con rameras, has hecho matar para él el becerro gordo” (v. 30). Él ascendía posiciones a base de
pisar al otro hermano. Trató de ganarse el amor del padre haciendo méritos. El problema era que ya
tenía el amor del padre -aunque él no lo supiera- y por eso seguía intentando “demostrar” quién era.
¿Estás haciendo lo mismo? Como hijo redimido de Dios, ya has sido aceptado, justificado y vestido
con la justicia de Cristo. Hoy tu Padre celestial te dice: “…Hijo, tú siempre estás conmigo y todas mis
cosas son tuyas” (Lucas 15:31). Ambos hijos pecaron de forma diferente, pero la solución para ambos
era la misma: ser restaurados para estar en compañía del Padre. Santiago escribe: “Toda buena
dádiva y todo don perfecto descienden de lo alto, del Padre. que no cambia.” (Santiago 1:17 NVI) .
Date cuenta de que Dios no sólo sabe lo que es “bueno” para ti, sino lo que es “perfecto”. Y Él te lo
dará cuando estés en el lugar espiritual correcto y comiences a permanecer en Él como conviene.
El hijo pródigo no supo quién era su padre ni lo que éste sentía por él hasta que se fue de casa. Mirando
al pasado, pensó: ‘He dejado lo mejor que nunca tuve’. Después de haber acabado en una
pocilga “volvió en sí” (Lucas 15:17). Mirando a su alrededor, pensó: ‘Yo no debería vivir así’. En ese
momento su vida dio un vuelco. Al volver a casa, su padre organizó una gran fiesta. Cuando el hijo
pródigo se dio cuenta de quién era su padre, descubrió también quién era él, y entonces tuvo algo que
celebrar. Hasta que no descubras quién es Dios y quién eres tú, no hay nada que celebrar. Seguirás
tratando de comprar amor, gustarle a todos, intentar ganarte su amistad, hacer contactos, encontrarte
con la gente adecuada en el momento adecuado para llegar al destino adecuado, etc.
Pero una vez que sabes Quién es tu Padre y quién eres tú, tienes que volver a casa y tomar el lugar que
te corresponde en la mesa. No más soledad. No más culpabilidad. No más carencias. Escucha las
palabras del Padre: “Teníamos que hacer fiesta y alegrarnos, porque este hermano tuyo estaba
muerto, pero ahora ha vuelto a la vida; se había perdido, pero ya lo hemos encontrado”
(Lucas15:32 NVI). Cuando se fue de casa, el hijo pródigo dijo: “.Dame lo que me toca de la herencia.”
(v. 12 NVI). Pero luego comprendió que puedes poseer “todo” lo que hay en el mundo y aun así no
tener nada si no es con la seguridad del amor del Padre. ¿Captas la idea?
“.TODO LO QUE TENGO ES TUYO” (Lucas 15:31 NVI)
El hermano mayor no podía alegrarse de la vuelta a casa del hermano menor porque eso le ofendía. Le
dijo a su padre: “¡Organizas una fiesta para él, pero nunca has organizado una para mí! Te he
servido fielmente durante años y ni una vez reconociste mi servicio o celebraste mis logros”
(Lucas 15:29-30 parafraseado). Aprendemos tres cosas del hermano mayor:
La primera es acerca de las actitudes.
A pesar de estar invitado a la fiesta, su enfado lo mantuvo alejado. ¿Qué te enfada a ti? No hablas con
nadie ni perdonas a nadie. Tienes miedo de amar, de ayudar o de aprender. Les has echado la culpa de
todo a los demás y ahora se la echas a Dios. No permitas que el enfado te deje encerrado, te robe la
bendición, te envenene el espíritu o te quite el gozo. Perdona, alégrate por tu hermano y camina en
compañía de tu Padre espiritual.
La segunda es acerca de la abundancia.
“Hijo mío. todo lo que tengo es tuyo” (Lucas 15:31 NVI). Fíjate en la palabra “todo”. Dios es un Dios
de abundancia y si Él bendice a tus hermanos, también lo hará contigo, porque cuando los bendice a
ellos, le sigue quedando más que suficiente para ti.
La tercera es acerca de tu acercamiento al Padre.
Como hijo redimido de Dios, puedes acercarte a Él en cualquier momento, pedirle lo que necesites y
estar seguro de que Él te responderá. “Así que acerquémonos confiadamente al trono de la gracia
para recibir misericordia y hallar la gracia que nos ayude en el momento que más la necesitemos”
(Hebreos 4:16 NVI). Dirás: ¿Cuándo va a responder Dios a mi oración?’. Su respuesta es: ‘En el
momento que más lo necesites’.

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