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Señor Juez.
El que suscribe, Prof. Dr. René Raúl Ugarte, médico psiquiatra y legista, doctorado y
especialista en psicología clínica, médico del trabajo y postgraduado en criminología,
matrícula nacional n° 38.691, con domicilio legal constituido en Av. Acoyte 320, piso 4°,
dpto. “7”, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, CUIT 20-1111111-1, y cuya condición
frente al IVA es la de monotributista, quien fuera designado perito médico psiquiatra de
oficio, en los autos caratulados “T., M. c/ E. L. S. A. y otros s/ daños y perjuicios”, responde
a la impugnación y pedido de aclaraciones formulado por la parte citada en garantía a la
peritación psiquiátrico legal oportunamente elevada a V. S.
II. Conclusiones
Será justicia
Perito médico psiquiatra responde a impugnación formulada por la parte actora
Señor Juez.
Quien suscribe, Prof. Dr. René Raúl Ugarte, médico psiquiatra y legista, doctorado y
especialista en psicología clínica, médico del trabajo y postgraduado en criminología,
matrícula nacional nro. 38.691, con domicilio legal constituido en Av. Acoyte 320, piso 4°,
dpto. “7” de Capital Federal, quien fuera designado perito médico psiquiatra de oficio en
los autos caratulados “B., A. c/ G. R. S. A. y otro s/ accidente - acción civil”, a V. S. dice que,
en debido tiempo y legal forma, responde a la impugnación formulada por la parte actora
a la peritación psiquiátrico legal oportunamente elevada.
II. Conclusiones
Será justicia
Perito médico psiquiatra responde impugnaciones de la demandada y de la
codemandada
Señor Juez.
El que suscribe, Prof. Dr. René Raúl Ugarte, médico psiquiatra y legista, doctorado y
especialista en psicología clínica, médico del trabajo y postgraduado en criminología,
matrícula nacional n° 38.691, con domicilio legal constituido en Av. Acoyte 320, piso 4°,
dpto. “7”, de Capital Federal, inscripto en la AFIP con CUIT n° 20-1111111-8 y cuya
condición frente al IVA es la de monotributista, quien oportunamente fuera designado
perito médico psiquiatra, único de oficio, en los autos caratulados:: “C., T. c/ L. O. A. R. T.
S. A. y otro s/ accidente – ley especial”, presenta ante V. S. su respuesta a las
impugnaciones formuladas por la demandada y la codemandada al informe pericial
oportunamente elevado.
III. Conclusiones
Será justicia
Perito médico psiquiatra responde a impugnación
Señor Juez.
Quien suscribe, Prof. Dr. René Raúl Ugarte, médico psiquiatra y legista, doctorado y
especialista en psicología clínica, especialista en medicina del trabajo y postgraduado en
criminología, matrícula nacional n° 38.691, con domicilio legal constituido en Av. Acoyte
320, piso 4°, dpto. “7” de Capital Federal, quien fuera designado perito médico psiquiatra
de oficio en los autos caratulados: “C., J. c/ A. S. R. L. y otro s/ accidente - acción civil”, a V.
S. dice que con el presente escrito responde a la impugnación que formulara QZY ART SA,
a la peritación psiquiátrico legal que oportunamente se elevase al Juzgado.
II. Conclusiones
Será justicia
Perito médico psiquiatra responde a la solicitud de explicaciones formulada por la parte
actora
Señor Juez
El que suscribe, Prof. Dr. René Raúl Ugarte, médico psiquiatra y legista, doctorado y
especialista en psicología clínica, especialista en medicina del trabajo, postgraduado en
criminología, matrícula nacional nro. 38.691, con domicilio legal constituido en Av. Acoyte
320, piso 4°, dpto. “7” de Capital Federal, quien fuera designado perito médico psiquiatra
de oficio, en los autos caratulados: “P., F. c/ A. A. S. A. y otro s/ accidente – ley especial”, a
V. S. dice que, en debido tiempo y legal forma, responde a la solicitud de explicaciones
formulada por la parte actora.
II. Conclusiones
Será justicia
Perito médico psiquiatra responde a impugnación formulada por la parte codemandada
al informe pertinente oportunamente elevado
Señor Juez.
El que suscribe, Prof. Dr. René Raúl Ugarte, médico psiquiatra y legista, doctorado y
especialista en psicología clínica, especialista en medicina del trabajo y postgraduado en
criminología, actual cosecretario en neurociencia de la Asociación Psiquiátrica de América
Latina (APAL), matrícula nacional n° 38.691, ya presentado en autos, designado perito
médico psiquiatra de oficio en los autos caratulados: “R., N. c/ C. S. A. y otro s/ despido”,
responde a la impugnación formulada por la parte codemandada, a la peritación
oportunamente elevada a V. S.
II. Conclusiones
Será justicia
Perito médico psiquiatra responde a impugnaciones al informe pericial oportunamente
elevado
Señor Juez.
Quien suscribe, Dr. René Raúl Ugarte, médico psiquiatra y legista, matrícula nacional n°
38.691, con domicilio legal constituido en Av. Acoyte 320, piso 4°, dpto. “7” de Capital
Federal, quien fuera designado perito médico psiquiatra de oficio en los autos
caratulados: “V., G. c/ D. AFJP S. A. y otros s/ accidente - acción civil”, en el debido tiempo
y legal forma responde a la impugnación formulada por “D. AFJP S. A.” y a la impugnación
parcial suscripta por “M. ART S. A.”, al informe pericial oportunamente elevado a V. S.
El perito respeta las consideraciones del letrado pero no las comparte, por ser
taxativamente erróneas.
De inicio, en el punto 2) de la impugnación, se expone que no se ha dado traslado de
los tests realizados. El experto remitió los originales de los mismos en un sobre adjuntado
al informe pericial. Dichas pruebas no pueden ser fotocopiadas para su envío a cada parte
por separado, pues ello constituye una aberración científica. Los psicólogos, en su amplia
mayoría, no aceptan ni siquiera remitir los originales. Estiman que no tiene validez la
evaluación de un test cuya administración no fue presenciada.
El área psicológica del Cuerpo Médico Forense ni siquiera remite, a los psiquiatras que
lo integran, los gráficos y protocolos de sus psicodiagnósticos, criterio que siguen los
hospitales públicos. Se aduce, y ello es bastante lógico, que no es posible, por ejemplo,
evaluar un gráfico sin que el examinador observe al examinado. Debe pesquisar sus
titubeos, dirección de trazados, rapidez, eventual gestualidad, mímica, etcétera. Se estima
que prescindir de dicha observación invalida la objetividad del estudio. Obviamente,
pretender el control de tests mediante fotocopias carece de absoluta seriedad.
Respecto al punto 3), podría decirse que es una notoria evidencia en cuanto a
ignorancia de lo que constituye un informe pericial psiquiátrico legal. No se tiene en
cuenta que en el mismo debe estar presente una historia clínica psicopatológica, lo que
incluye una anamnesis con rastreo de antecedentes familiares y personales. Una recorrida
por la crónica fenoménica de los acontecimientos vitales, en la vida de la sujeto, previos y
posteriores al evento de autos. Y, fundamentalmente, no se reparó o se trató de ignorar
los últimos cinco párrafos (26 renglones) de la “Entrevista semiestructurada…”, referidos
al “abordaje semiológico con rastreo de psicodinamismos”, que constituye el meollo
central de dicha entrevista.
El letrado desconoce la importancia de la clínica en el quehacer médico,
especialmente en el psiquiátrico jurídico.
La clínica es soberana y esencial para arribar a la presunción diagnóstica. El perito se
basó, para emitir su diagnóstico, en el abordaje clínico integral y en la confrontación de los
puntos críticos de la constelación sintomática. Debe haber una coherencia que excluya
asimetrías que ponderen simulación.
Naturalmente, el experto no estuvo en el lugar de trabajo de la examinada, como
tampoco el letrado presenció el examen de aquélla. Pero el perito pesquisó “in situ”
síntomas mediante la clínica practicada en forma empírica, mientras que el letrado
elaboró sus aventuradas conjeturas mediante su fecundo imaginario de escritorio.
En el punto 4) se hace más ostensible la desprolijidad externalizada por la refutación
del letrado.
Son curiosos los cambios de género que se le atribuyen al experto. Por momentos se
lo designa “perito” y en otros “experta”. ¿Errores de tipeo o un “collage” resultante de
diferentes impugnaciones rescatadas de la memoria informática?
Un punto que presenta insólitamente como novedad es lo ya expuesto por el perito en
la respuesta al punto 2) de la “Pericial médica de parte actora”, inserto en el informe
pericial. Se evaluó el daño conforme al principio de concausa.
Las dos referencias bibliográficas del letrado conllevan a lo que se conoce como
concausalidad.
Cuando un daño en el cuerpo o en el psiquismo es agravado como resultado de una
predisposición preexistente o de una complicación sobreviniente, existe concausa o
concausalidad, es decir, reunión de dos o más causas en la producción de un estado
mórbido: el propio del daño y el que emana de aquella predisposición o complicación.
El experto estima que con lo expuesto en forma precedente deja bien aclarado lo
referido al poco feliz señalamiento del letrado.
Pasa ahora el perito a responder los subpuntos formulados por los asesores técnicos
del letrado.
En lo que atañe al subpunto 1), la respuesta es obvia. El experto se ha basado en la
ponderación de síntomas y rasgos de personalidad detectados, tras filtrar todos los
factores de concausalidad.
Respecto a los subpuntos 2) a 5), cabe consignar que el Bender y todas las demás
pruebas que se efectuaron, el perito las examinó y luego las remitió al Juzgado dentro de
un sobre adjunto al informe pericial. Y ratifica en este escrito lo ya aclarado en el citado
informe. Para el experto, el psicodiagnóstico sólo es un aporte referente pero no
vinculante.
Debe aclararse que este criterio es el que prima actualmente a nivel de la psiquiatría
contemporánea. Los psicodiagnósticos son solo buenos instrumentos coadyuvantes.
Así, por ejemplo, el que fuera eminente catedrático de la Universidad Complutense de
Madrid, Prof. Dr. Francisco Alonso-Fernández, de renombre universal, en sus
“Fundamentos de la psiquiatría actual” (4ª ed., Ed. Paz Montalvo, Madrid, 1.979, tomo I,
pág. 170) dice: “Si cotejamos el valor de los tests con el de la exploración psiquiátrica, casi
todos los clínicos llegamos a la conclusión de que la libre conversación con el enfermo
mental representa la tónica exploratoria más segura y completa, cuyo material debe
elaborarse después adecuadamente con el concurso de la comprensión psicológica, la
explicación somatopsíquica y el análisis fenomenológico”. Agregando luego: “A los tests en
la clínica psiquiátrica les corresponde la posición jerárquica de pruebas exploratorias
complementarias”.
Conceptos similares emiten Manfred Bleuler, H. G. J. Weitbrecht, R. M. Palem y otros,
entre los más destacados autores de la psiquiatría europea. Y asimismo, ya en el año
2.002, el Prof. Dr. Joaquín Santo-Domingo Carrasco, del Hospital Universitario La Paz de
Madrid, y en el 2.005, el Prof. Dr. Renato D. Alarcón, catedrático de la Escuela de Medicina
de la Clínica Mayo (Rochester, Minnesota, USA), sostienen, asimismo, la preeminencia
fundamental de la clínica, postura masiva de la psiquiatría occidental desde 1990.
Un neurólogo no diagnostica una epilepsia por medio de un electroencefalograma. Se
fundamenta en el examen neurológico. Ni siquiera un diagnóstico por neuroimágenes
puede asegurar una presunción diagnóstica.
Remitiéndose el experto al subpunto 6), puede decirse que la razón de los dichos del
perito está en su propio informe pericial. Informe que debe leerse con detenimiento,
enfoque especializado y trayectoria profesional de buena casuística.
En cuanto al subpunto 7), el mismo es improcedente, dado que las preguntas que se
mencionan ya han sido contestadas.
Finalmente, en el subpunto 8), el letrado plantea un potencial exabrupto, al referirse al
eventual pase de la causa al Cuerpo Médico Forense.
El sugerir a V. S. la posible elevación al Cuerpo Médico Forense de las presentes
actuaciones implicaría una manipulación con fines de demorar la causa. Por otra parte, el
letrado curiosamente olvida lo que expone el art. 63 de la ley 1285/58, que dice: “El
Cuerpo Médico Forense no puede ser designado perito para ningún fuero y sólo por
excepción si no es del fuero criminal”.
III. Conclusiones
Será justicia
Perito médico psiquiatra responde a impugnación formulada por la parte citada en
garantía
Señor Juez.
El que suscribe, Dr René Raúl Ugarte, médico psiquiatra y legista, matrícula nacional n°
38.691, con domicilio legal constituido en Av. Acoyte 320, piso 4°, dpto. “7”, de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires, inscripto en la AFIP con CUIT n° 20-1111111-8, y cuya
condición frente al IVA es la de monotributista, quien fuera designado perito psiquiatra,
único de oficio en los autos caratulados “A., P. y otros c/ B., H. y otro s/ exhorto”, en legal
tiempo y debida forma eleva a V. S. su respuesta a la impugnación formulada por la parte
citada en garantía.
II. Conclusiones
Será justicia
Perito médico psiquiatra responde a impugnación formulada por la parte demandada y
la representante del Estado
Señor Juez.
El que suscribe, Dr. René Raúl Ugarte, médico psiquiatra y legista, matrícula nacional n°
38.691, con domicilio legal constituido en Av. Acoyte 320, piso 4°, dpto. “7” de Capital
Federal, inscripto en la AFIP con CUIT n° 20-1111111-8, y cuya condición frente al IVA es la
de monotributista, quien fuera designado perito médico psiquiatra, en los autos
caratulados “N., N. c/ H., R. y otro s/ daños y perjuicios”, a V. S. dice que, en legal tiempo y
debida forma, eleva su respuesta a la impugnación formulada por las partes demandada y
representante del Estado.
Del mismo modo, compartiendo con la demandada un estilo poco elegante, la letrada
y su patrocinante focalizan el escrito presentado en una directa impugnación.
Asimismo, no estuvo presente ningún consultor técnico de esta parte, por lo que son
válidos también los comentarios, sobre el mismo tema, hechos a la parte codemandada. Y
tampoco formuló puntos de pericia.
Sorprendentemente, tan escueta presentación deriva en una refutación frondosa de
un barroquismo admirable.
De inicio la pretendida impugnación coloca al psicodiagnóstico como el “núcleo duro”
de una peritación psiquiátrica, cuando en realidad, es solo meramente un estudio
complementario.
Evidentemente, los impugnantes no están muy actualizados en cuanto a psiquiatría
contemporánea.
El experto da prioridad al abordaje clínico legal psiquiátrico por encima de lo
meramente instrumental, tal como ya lo preconizara el inolvidable maestro Prof. Dr.
Francisco Alonso-Fernández.
Así, por ejemplo, el ya mencionado eminente catedrático de la Universidad
Complutense de Madrid, de renombre universal, en sus “Fundamentos de la psiquiatría
actual” (4ª ed., ed. Paz Montalvo, Madrid, 1.979, tomo I, pág. 170) dice: “Si cotejamos el
valor de los tests con el de la exploración psiquiátrica, casi todos los clínicos llegamos a la
conclusión de que la libre conversación con el enfermo mental representa la tónica
exploratoria más segura y completa, cuyo material debe elaborarse después
adecuadamente con el concurso de la comprensión psicológica, la explicación
somatopsíquica y el análisis fenomenológico”. Agregando luego: “A los tests en la clínica
psiquiátrica les corresponde la posición jerárquica de pruebas exploratorias
complementarias”.
Conceptos similares emiten Manfred Bleuler, H. G. J. Weitbrecht, R. M. Palem y otros,
entre los más destacados autores de la psiquiatría europea. Y asimismo, ya en el año
2.002 el Prof. Dr. Joaquín Santo-Domingo Carrasco, del Hospital Universitario La Paz de
Madrid, y en el 2.005, el Prof. Dr. Renato D. Alarcón, catedrático de la Escuela de Medicina
de la Clínica Mayo (Rochester, Minnesota, USA) sostienen, asimismo, la preeminencia
fundamental de la clínica, postura masiva de la psiquiatría occidental desde 1.990.
La clínica es soberana y esencial para arribar a la presunción diagnóstica. El perito se
basó para emitir su diagnóstico en el abordaje clínico integral y en la confrontación de los
puntos críticos de la constelación sintomática. Debe haber una coherencia que excluya
asimetrías que ponderen simulación.
Por todo lo expuesto, el perito asume al psicodiagnóstico únicamente como elemento
referente pero no vinculante.
Por otra parte, si bien el perito critica el psicodiagnóstico recibido, ello no implica que
lo considere incompleto. La imputación formulada por esa parte, que es un estudio
incompleto, pues faltan los gráficos y protocolos, es inaceptable.
El área psicológica del Cuerpo Médico Forense ni siquiera remite a los psiquiatras que
lo integran, los gráficos y protocolos de sus psicodiagnósticos, criterio que siguen los
hospitales públicos. Se aduce, y ello es bastante lógico, que no es posible, por ejemplo,
evaluar un gráfico sin que el examinador observe al examinado. Debe pesquisar sus
titubeos, dirección de trazados, rapidez, eventual gestualidad, mímica, etcétera. Se estima
que prescindir de dicha observación invalida la objetividad del estudio.
Debe aclararse que el experto basó su diagnóstico en su abordaje semiológico
psiquiátrico legal. En modo alguno necesitó de un estudio complementario, estudio que
pudo coincidir con lo evaluado por el perito.
Un Rorschach tomado a un sujeto en ayunas y hambriento difiere en sus resultados si
se lo administra al mismo sujeto ya alimentado. Los tests constituyen un elemento
eventualmente coadyuvante y nada más.
Un neurólogo no diagnostica una epilepsia por medio de un electroencefalograma. Se
fundamenta en el examen neurológico. Ni siquiera un diagnóstico por neuroimágenes
puede asegurar una presunción diagnóstica.
El escrito, que presume de ser impugnatorio, solo es una reverberante colección de
estereotipos carentes de vitalidad científica para objetar.
III. Conclusiones
Será justicia
Perito médico psiquiatra responde a solicitud de explicaciones relativas al informe
pericial oportunamente elevado
Señor Juez.
Quien suscribe, Prof. Dr. René Raúl Ugarte, médico psiquiatra y legista, doctorado y
especialista en psicología clínica, médico especialista en medicina del trabajo y
postgraduado en criminología, matrícula nacional n° 38.691, con domicilio legal
constituido en Av. Acoyte 320, piso 4°, dpto. “7”, Ciudad Autónoma de Buenos Aires,
inscripto en la AFIP con CUIT nº 20-111111-8, cuya condición frente al IVA es la de
monotributista, quien fuera designado perito médico psiquiatra de oficio en los autos
caratulados “L., D. c/ DW S. A. y otros s/ daños y perjuicios”, en legal tiempo y debida
forma responde a la solicitud de explicaciones relativas al informe pericial oportunamente
elevado a V. S., formulada por las partes demandada y citada en garantía.
II. Conclusiones
Será justicia
Perito médico psiquiatra responde a impugnación formulada por la parte demandada
Señor Juez.
El que suscribe, Prof. Dr. René Raúl Ugarte, médico psiquiatra y legista, matrícula
nacional nro. 38.691, con domicilio legal constituido en Av. Acoyte 320, piso 4°, dpto. “7”,
Ciudad Autónoma de Buenos Aires, inscripto en la AFIP con nro. 20-111111-8 y cuya
condición frente al IVA es la de monotributista, quien fuera designado perito médico
psiquiatra de oficio, en los autos caratulados: “M., P. c/ M., G. s/ divorcio”, a V. S. dice que
responde con el presente escrito a la impugnación formulada por la parte demandada al
informe pericial oportunamente elevado.
II. Conclusiones
Será justicia
Perito médico psiquiatra responde a impugnación y solicitud de explicaciones
formuladas por las partes demandada y citada en garantía
Señor Juez.
El que suscribe, Prof. Dr. René Raúl Ugarte, médico psiquiatra y legista, doctorado y
especialista en psicología clínica, médico del trabajo y postgraduado en criminología,
matrícula nacional n° 38.691, con domicilio legal constituido en Av. Acoyte 320, piso 4°,
dpto. “7”, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, quien fuera designado perito médico
psiquiatra único de oficio en los autos caratulados: “R., D. c/ H., J. y otros s/ daños y
perjuicios”, en debido tiempo y legal forma, responde a la impugnación y solicitud de
explicaciones formuladas por las partes demandada y citada en garantía al informe
pericial psiquiátrico jurídico oportunamente elevado a V. S.
II. Conclusiones
Será justicia
Perito médico psiquiatra responde a impugnación de la parte demandada
Señor Juez.
Quien suscribe, Dr. René Raúl Ugarte, médico psiquiatra y legista, matrícula nacional n°
38.691, con domicilio legal constituido en Av. Acoyte 320, piso 4°, dpto. “7”, Ciudad
Autónoma de Buenos Aires, quien fuera designado perito médico psiquiatra en los autos
caratulados: “P., P. c/ A. S. S. A. s/ daños y perjuicios”, en legal tiempo y debida forma
presenta su respuesta a la impugnación que efectuara la parte demandada al informe
pericial oportunamente elevado a V. S.
II. Conclusiones
Será justicia
Perito médico psiquiatra responde a impugnación
Señor Juez.
Quien suscribe, Dr. René Raúl Ugarte, médico psiquiatra y legista, matrícula nacional n°
38.691, con domicilio legal constituido en Av. Acoyte 320, piso 4°, dpto. “7”, Ciudad
Autónoma de Buenos Aires, quien fuera designado perito médico psiquiatra de oficio en
los autos caratulados: “L., C. c/ R. P. S. R. L. y otro s/ accidente – ley 9688”, dentro de los
plazos legales pertinentes y en la forma adecuada, presenta a V. S. su respuesta a la
impugnación de C. S. A.
I. Respuesta a la impugnación de C. S. A.
II. Conclusiones
Será justicia
Perito médico psiquiatra responde a impugnaciones de las partes actora y demandada
al informe pericial oportunamente presentado
Señor Juez.
Quien suscribe, Prof. Dr. René Raúl Ugarte, médico psiquiatra y legista, doctorado y
especialista en psicología clínica, médico del trabajo y postgraduado en criminología,
matrícula nacional n° 38.691, con domicilio legal constituido en Av. Acoyte 320, piso 4°,
dpto. “7”, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, inscripto en la AFIP con CUIT n° 20-111111-
8 y cuya condición frente al IVA es la de monotributista, quien fuera designado perito
médico psiquiatra de oficio en los autos caratulados: “M., L. c/ C. ART s/ accidente – ley
especial”, a V. S. dice que mediante el presente escrito responde a las impugnaciones
formuladas por las partes actora y demandada al informe pericial oportunamente
presentado.
La letrada se hace pasible de recibir también los tres primeros párrafos de la respuesta
a la parte actora.
Se asignó un porcentaje mínimo de incapacidad en razón que la etiología de la
pequeña secuela no se debe a una situación cotidiana corriente, sino a un evento
provocado por la inseguridad en las calles que es absolutamente imprevisible y
traumático, aunque en este caso haya sido afortunadamente de gravitación menor.
Asimismo, se tuvo en cuenta la concepción indemnizatoria sobre daño biológico de la
brillante jurista, actual integrante de la Corte Suprema Nacional, Dra. Elena Highton de
Nolasco, quien la tomó de la doctrina italiana.
Al respecto, afirma que es la incompletividad o diferencia del organismo humano,
referido al estado anterior del hecho. La totalidad física ha sido violada.
Desde que es daño lo que altera la integridad física, por más que la curación y la
readaptación sea más o menos completa, no podrá devolverse al organismo alterado la
situación de incolumnidad anterior al accidente, constituyendo ello el perjuicio reparable.
El experto articuló la magnífica elucubración sobre daño en la esfera física sobre daño
en la esfera mental.
El psiquismo del actor ha sido vulnerado y habrá en gran parte podido superarse, pero
siempre quedará la impronta del daño sufrido. Su psiquismo ya no es el mismo, es algo
diferente.
Finalmente, cabe señalar que la solicitud de esta parte de remitir las actuaciones al
Cuerpo Médico Forense, además de ser un gesto manipulatorio, es asimismo algo que
transgrede el decreto ley 1285/58 (de Organización de Tribunales Nacionales), el que en
su art. 63, inc. c), refiere que el CMF se dedica fundamentalmente al fuero criminal, y solo
cuando medien notorias razones de urgencia, pobreza o interés público, podría atender
por excepción causas de otros fueros.
III. Conclusiones
Será justicia
Perito médico psiquiatra responde a impugnación formulada por la parte demandada
Señor Juez.
El que suscribe, Prof. Dr. René Raúl Ugarte, médico psiquiatra y legista, matrícula
nacional n° 38.691, con domicilio legal constituido en Av. Acoyte 320, piso 4°, dpto. “7”,
Ciudad Autónoma de Buenos Aires, quien fuera designado perito médico psiquiatra único
de oficio, en los autos caratulados: “M., V. c/ K., E. y otros s/ despido”, a V. S. dice que con
el presente escrito responde a la impugnación formulada por la parte demandada a la
peritación psiquiátrico legal oportunamente presentada por este perito.
II. Conclusiones
Será justicia
Perito médico psiquiatra responde a observación formulada por la parte actora al
informe pericial psiquiátrico legal oportunamente elevado
Señor Juez.
Quien suscribe, Dr. René Raúl Ugarte, médico psiquiatra y legista, matrícula nacional n°
38.691, con domicilio legal constituido en Av. Acoyte 320, piso 4°, dpto. “7”, Ciudad
Autónoma de Buenos Aires, inscripto en la AFIP con CUIT n° 20-111111-8, y cuya
condición frente al IVA es la de monotributista, quien fuera designado perito médico
psiquiatra de oficio en los autos caratulados “M., R. c/ T. E. S. A. y otro s/ accidente –
acción civil”, responde a observación formulada por la parte actora a informe pericial
psiquiátrico legal oportunamente elevado.
II. Conclusiones
Será justicia
Perito médico psiquiatra responde a impugnaciones de las partes demandadas
Señor Juez.
Quien suscribe, Prof. Dr. René Raúl Ugarte, médico psiquiatra y legista, matrícula
nacional n° 38.691, con domicilio legal constituido en Av. Acoyte 320, piso 4°, dpto. “7”,
Ciudad Autónoma de Buenos Aires, quien fuera designado perito médico psiquiatra de
oficio en los autos caratulados “S., L. c/ R., A. y otros s/ accidente – acción civil”, a V. S.
dice que el día 3/11/1996 recibió una cédula de notificación que vehiculiza sendas
impugnaciones de la demandada y codemandada, respecto al informe pericial que
oportunamente elevara. Señala, en lo pertinente, que en legal tiempo y debida forma
responde las pretendidas objeciones expuestas.
III. Conclusiones
Será justicia
Perito médico psiquiatra responde a solicitud de explicaciones de parte actora, a pedido
de remoción e impugnación en subsidio de I. P. S. R. L. y a impugnación de F ART S.
A.
Señor Juez.
Quien suscribe, Dr. René Raúl Ugarte, médico psiquiatra y legista, matrícula nacional n°
38.691, con domicilio legal constituido en Av. Acoyte 320, piso 4°, dpto. “7”, Ciudad
Autónoma de Buenos Aires, quien fuera designado perito médico psiquiatra de oficio en
los autos caratulados: “S. A., C. c/ I. S. R. L. y otros s/ diferencia de salarios”, a V. S.
manifiesta que el 26/2/10 recibió una cédula de notificación que vehiculiza un pedido de
explicaciones de la parte actora, una solicitud de remoción e impugnación en subsidio de
I. P. S. R. L. y a una impugnación de F ART S.A., y al respecto informa que en legal tiempo y
debida forma eleva secuencialmente su respuesta a los requerimientos expuestos.
El perito acepta las aclaraciones que formula el letrado de la parte actora, en razón de
que su rescate de información con la demandante fue trabajoso y por momentos algo
confuso. Las acotaciones en lo referido a concentración, atención y memoria, dificultaron
la determinación precisa de fechas vinculadas a su período de ensamble mórbido laboral.
En lo que atañe al psicodiagnóstico que oportunamente se ordenara, por motivos ya
aclarados en autos, debió prescindirse del mismo y obrarse conforme a las constancias
agregadas a las actuaciones e instrumentando plenamente la semiología clínico
psiquiátrica.
Los psicodiagnósticos son buenos instrumentos coadyuvantes, pero solo como
elementos referentes y no vinculantes.
Así, por ejemplo, el que fuera eminente catedrático de la Universidad Complutense de
Madrid, Prof. Dr. Francisco Alonso-Fernández, de renombre universal, en sus
“Fundamentos de la psiquiatría actual” (4ª ed., Paz Montalvo, Madrid, 1.979, tomo I, pág.
170) dice: “Si cotejamos el valor de los tests con el de la exploración psiquiátrica, casi
todos los clínicos llegamos a la conclusión de que la libre conversación con el enfermo
mental representa la tónica exploratoria más segura y completa, cuyo material debe
elaborarse después adecuadamente con el concurso de la comprensión psicológica, la
explicación somatopsíquica y el análisis fenomenológico”. Agregando luego: “A los tests en
la clínica psiquiátrica les corresponde la posición jerárquica de pruebas exploratorias
complementarias”.
Conceptos similares emiten Manfred Bleuler, H. G. J. Weitbrecht, R. M. Palem y otros,
entre los más destacados autores de la psiquiatría europea. Y asimismo, ya en el año
2.002, el Prof. Dr. Joaquín Santo-Domingo Carrasco, del Hospital Universitario La Paz de
Madrid, y en el 2.005, el Prof. Dr. Renato D. Alarcón, catedrático de la Escuela de Medicina
de la Clínica Mayo (Rochester, Minnesota, USA), sostienen asimismo la preeminencia
fundamental de la clínica, postura masiva de la psiquiatría occidental desde 1.990.
La clínica es soberana y esencial para arribar a la presunción diagnóstica. El perito se
basó, para emitir su diagnóstico, en el abordaje clínico integral y en la confrontación de los
puntos críticos de la constelación sintomática. Debe haber una coherencia que excluya
asimetrías que ponderen simulación.
Un neurólogo no diagnostica una epilepsia por medio de un electroencefalograma. Se
fundamenta en el examen neurológico. Ni siquiera un diagnóstico por neuroimágenes
puede asegurar una presunción diagnóstica.
Con lo expuesto, el perito estima haber cumplimentado la petición de aclaraciones
realizada por el letrado de la parte actora.
El perito respeta las consideraciones del letrado, pero estima que su escrito, más que
una impugnación, es una búsqueda exageradamente vehemente para apartar el perito de
la causa.
Su libelo puede dividirse en dos partes, enfáticamente delineadas. Un pedido de
remoción, que ocupa 80 renglones, y una impugnación en subsidio, que se apoya en 69
renglones. O sea, un 53,69 por ciento en el primer caso, y un 46,31 por ciento en el
segundo. Solo supera con 3,69 por ciento la mitad operativa de su escrito.
Obviamente, el letrado jugó su carta más fuerte a una cuestión minúscula de forma y
no a la base troncal de sus argumentaciones.
Curiosamente, su colega de F ART S.A. no opuso los mismos reparos.
El experto llama insignificancia de forma al fundamento del pedido de remoción. El
informe pericial, si bien menciona fugazmente la remisión de copias del historial clínico de
la demandante, no hace mención a ninguna otra documentación. Solo hace referencia a
ella en el “otrosí digo II”, y la denomina constancias y no certificados, que es un término
de más consistencia legal.
Por otra parte, el informe pericial termina en el ítem “conclusiones”, y los “otrosí digo”
obran como adicionales menores, tanto es así que el primero hace referencia al no pedido
de anticipos y el segundo adjunta las fotocopias de la historia clínica (propuestas en la
prueba informativa por la parte actora y algunas de las accionadas). Las citadas
constancias no eran más de dos o tres recetarios.
Del mismo modo, es corriente que muchos letrados intervinientes en diversas causas
soliciten a los peritos algún dato adicional que sirva para esclarecer la “litis”.
Cabe también interrogarse, con relación al escueto agregado de una muy pequeña
documentación recibida espontáneamente por el perito, si sería adecuado descartarla o si
sería más pertinente que V. S. fuese quien lo decidiera.
El experto consultó una muy vasta bibliografía sobre materia pericial (alrededor de 14
textos), que le parece tedioso enumerar, pero fuera del art. 470 del CPCCN sobre
“remoción”, no encontró nada afín con lo señalado por el letrado.
Este último sostiene sus dichos con citas jurisprudenciales. Pero habría que conocer
cuáles fueron las situaciones que las ocasionaron en cada caso en particular. Es dable
pensar que en el presente evento aquéllas estén descontextualizadas.
Ya hace varias décadas, el distinguido mundialmente maestro C. Simonin, puntualizaba
que entre las cualidades intelectuales del perito médico legista debe estar presente el
“espíritu jurídico”. Y agregaba que “el perito médico debe investigar la verdad y luego
darla a conocer; el primero es un problema intelectual, el segundo es moral, y forma parte
esencial de la conformación del experto”.
Pretender la remoción de un perito con tan endeble fundamentación implica una
estrategia que este perito no admite en su tabla de valores axiológicos.
En cuanto a la impugnación en subsidio, el perito puede informarle al letrado que
discrepa total y taxativamente con sus refutaciones.
Leyendo esta parte del escrito, el perito se da cuenta de las razones que escondía el
letrado para ser tan pirotécnico en lo referido a su remoción.
Todo lo expuesto por el letrado hasta su punto a) carece de consistencia en forma
absoluta.
Solo pone adjetivos devaluatorios sin apuntalamiento científico. Comenta que el
experto solo repite lo textualizado en la demanda y los dichos de la actora.
Grosero error. O el letrado no leyó todo el abordaje semiológico psiquiátrico legal,
tanto en lo cognitivo como en lo volicional o en lo afectivo, o bien no entendió nada.
No reprocho al letrado su ignorancia sobre estos temas, dado que es abogado y no
médico psiquiatra y legista, pero podría haberse hecho asesorar por algún especialista.
Pero si así hubiese ocurrido, es notorio que no acudió a un profesional de experiencia.
Además, es absurdo pensar que se hubiese basado para impugnar en la eventual lectura
de un simple manual. Ello sería temerario e irresponsable. Además configuraría un abuso
de su imaginario
Por otra parte, afirma sorprendentemente que la jurisprudencia ha “defenestrado” la
semiología psiquiátrica. Parecería no darse cuenta de que nunca la jurisprudencia hizo tal
cosa. Los expertos de ninguna disciplina pueden cambiar las metodologías de otra.
En su improvisada impugnación, utiliza pésimamente mal una cita jurisprudencial. Las
operaciones técnicas en ella referidas son lo que en esta peritación se menciona “ut
supra” como evaluación cognitiva, volicional y afectiva, a lo que puede agregarse lo
prosopográfico y lo anamnésico.
Aparentemente, en la cita jurisprudencial con la que incurre en torpeza interpretativa
el letrado, se hace referencia a que el perito de esa causa no mencionó maniobras que
detectan signos médicos, tipos de reflejos abolidos o exaltados, medidas de ángulos
ósteoarticulares o de fracturas, dimensión y coloratura de cicatrices, etc., etcétera. En
psiquiatría no se puede medir con un compás y una escuadra como lo hacen los
traumatólogos. Y este ejemplo que brinda el experto es asimilable a todas las
especialidades médicas físicas.
Y se arriba ahora a lo planteado en el punto a).
El perito prescindió del psicodiagnóstico para elaborar su informe pericial siguiendo lo
resuelto por V. S. el 29/10/09.
El letrado cree que en los nosocomios municipales, si alguien se está asistiendo en un
servicio determinado, puede lograr por esa causa que en ese mismo servicio le den un
turno para otra prestación, anteponiéndose a quienes ya tienen turnos asignados. Pero no
es así, se respeta rigurosamente la secuencia ya establecida.
Más aún, en las prepagas privadas sucede lo mismo. El propio perito debe esperar
cuando se hace los controles anuales, y a veces largos períodos, cuando su médico de
cabecera le incorpora un nuevo estudio. Su condición personal de médico no le otorga
ventajas corporativas.
Por ello, las suposiciones del letrado son una mera ingenuidad, desconocimiento o
responden a otros intereses.
Llegado a este nivel, debe el perito remitir al letrado a la respuesta brindada a la
“solicitud de explicaciones” formulada por el letrado de la parte actora.
Los psicodiagnósticos son instrumentos útiles, pero solo configuran referencias
auxiliares, de las cuales, de ser necesario, se pude prescindir.
En su punto b), el letrado incurre en otra serie de dislates.
Habla de contradicciones en las que la actora no incurrió. Se apoya en lo que podría
denominarse un exabrupto psiquiátrico. Considera un “trastorno psicológico” la
depresividad distímica provocada por la pérdida de un embarazo, algo que es común en
todas las mujeres que pasen por esa penosa situación. Algunas hacen psicoterapia y otras
no, pero por razones fundamentalmente económicas. Todo ello ha acaecido hace 17 años,
y encima se menciona el divorcio posterior de común acuerdo como si fuese otro síntoma.
Semejante disparate solo merece una sonrisa indulgente. El letrado no tiene ni la
menor idea de qué son los trastornos psiquiátricos. Un trastorno obsesivo compulsivo, un
trastorno delirante en cualquiera de sus vertientes, un trastorno de despersonalización,
etc., pueden merecer ese encuadre. Pero llamar así a un cuadro habitual en el género
femenino, en esas circunstancias, es una barbaridad. Y más todavía, agregándole, como
parte de la patología, un divorcio que ni siquiera fue controvertido.
El síndrome de burnout está muy presente en médicos terapistas de cuidados
intensivos, en pilotos de prueba, en docentes de escolaridad primaria y en todos aquellos
que estén sometidos a un estrés laboral permanente.
Ya en su punto c) aparece la inexperiencia del eventual asesor del letrado.
La quetiapina es una monodroga comercializada en Argentina por cuatro laboratorios.
Se los mencionará y con la denominación comercial del producto. Bagó (“Seroquel”),
Lazar (“Vesparax”), Raffo (“Quetiazic”) y Baliarda (“Biatrix). Es, efectivamente, un
antipsicótico que se prescribe selectivamente para el trastorno bipolar en todos los
laboratorios, con excepción de Bagó, que no señala dicha selectividad. Obviamente, actúa
también sobre otras psicosis, debiendo aclararse que el trastorno bipolar es, asimismo,
una psicosis. Pero lo que modifica la indicación de este psicotrópico es la posología, es
decir, la dosis que prescribieron a la actora. En los cuadros psicóticos, se prescriben, como
dosis de mantenimiento, 300 a 450 mgs./día, pudiendo llegarse a 750 mgs./día. A la
actora solo le indicaron en forma constante 100 mgs./día. O sea que a la demandante se
le prescribió la quetiapina no como antipsicótico, sino como inductor del sueño. De ello la
exigua dosis indicada.
Es corriente que a algunos ancianos normales pero algo irritables se les prescriba
haloperidol (“Halopidol”), un poderoso antipsicótico neuroléptico, solo para hacerlos más
amigables. Por supuesto que en dosis mínimas.
En razón de lo expuesto, se rechaza por disparatadamente absurda la estimación de
bipolaridad en fase maníaca de la actora.
Finalmente, en su punto d), el letrado incurre en otro desacierto.
Actualmente, se estima, de acuerdo al informe de la Organización Mundial de la Salud
(OMS) del año 2000, “The World Health Report”, citado por el Prof. Dr. Pedro R. Gil Monte
de la Universidad de Valencia, que el estrés laboral crónico configura el síndrome de
burnout.
Por todo lo textualizado precedentemente, se rechaza la impugnación de I. P. S. R. L.,
en razón de la precariedad de sus refutaciones.
IV. Conclusiones
Será justicia
Perito médico psiquiatra responde a pedido de explicaciones e impugnación
Señora Jueza.
Quien suscribe, Dr. René Raúl Ugarte, médico psiquiatra y legista, matrícula nacional n°
38.691, con domicilio legal constituido en Av. Acoyte 320, piso 4°, dpto. “7”, Ciudad
Autónoma de Buenos Aires, inscripto en la AFIP con CUIT n° 20-111111-8, y cuya
condición frente al IVA es la de monotributista, quien oportunamente fuera designado
perito médico psiquiatra de oficio, en los autos caratulados “V., L. c/ E. C. S. A. y otros s/
daños y perjuicios”, en debido tiempo y legal forma responde a pedido de explicaciones e
impugnación de la parte citada al informe pericial psiquiátrico legal oportunamente
presentado por el experto.
El pedido de explicaciones fue efectuado por el consultor técnico, y la impugnación,
por el letrado.
III. Conclusiones
Será justicia
Perito médico psiquiatra responde a impugnación y solicitud de explicaciones
formuladas por las partes demandada y citada en garantía
Señor Juez.
El que suscribe, Dr. René Raúl Ugarte, médico psiquiatra, matrícula nacional n° 38.691,
con domicilio legal constituido en Av. Acoyte 320, piso 4°, dpto. “7”, Ciudad Autónoma de
Buenos Aires, quien oportunamente fuera designado perito médico psiquiatra en los
autos caratulados “V., I. y otros c/ C., J. y otros s/ daños y perjuicios”, responde a
impugnación y solicitud de explicaciones formuladas por las partes demandada y citada
en garantía al informe pericial psiquiátrico legal oportunamente elevado a V. S.
El perito respeta las consideraciones expuestas por el letrado, pero ello no impide que
discrepe taxativamente con sus conclusiones.
Se señala inicialmente que la profesional que asesoró al letrado no asistió al examen
pericial, y por lo tanto, sus opiniones carecen de la rigurosidad empírica que otorga el
presenciar “in situ” una peritación.
Se examinan a continuación los diversos ítems cuestionados.
Debe aclararse de entrada que el perito estimó al psicodiagnóstico como elemento
referente y no vinculante. Se basó fundamentalmente en el abordaje clínico para arribar a
su conclusión diagnóstica.
Remitiéndose ahora el experto a evaluar los puntos secuenciados, cabe consignar:
I. El original del estudio complementario se adjuntó ensobrado al informe dirigido a V.
S. Es un despropósito técnico agregar fotocopias del estudio a los informes para traslado.
Es como si en una fractura ósea debieran enviarse a las partes fotocopias de las
radiografías. Mediante una fotocopia no se pueden apreciar los matices más sutiles de las
pruebas. Por ello, en el Cuerpo Médico Forense, el área psicológica ni siquiera remite
gráficos ni protocolos conjuntamente con los informes a los psiquiatras del organismo.
Conducta que también se instrumenta en los hospitales públicos. Se aduce para no enviar
este material que el mero análisis del producido no es objetivo, pues no se ha visto
trabajar al examinado. Estiman que no es criteriosa una evaluación de estudios en que no
se pudo observar el desempeño en la tarea asignada.. Argumentan que no se pueden
detectar las actitudes del sujeto, vacilaciones, dirección de sus trazos, expresión de su
rostro, etcétera.
Todo lo que el letrado expone pudo obviarse si su consultora técnica se hubiese
tomado el trabajo de examinar el psicodiagnóstico adjuntado al informe de V. S. No habría
presenciado la administración de los tests, pero al menos podría haber examinado lo
producido.
II. Por razones científicas, el perito basa sus informes en su evaluación psiquiátrico
clínica, utilizando los estudios complementarios solo como meros referentes. Un
neurólogo diagnostica una epilepsia por las manifestaciones clínicas, no por un
electroencefalograma.
Al respecto, el eminente catedrático de la Universidad Complutense de Madrid, Prof.
Dr. Francisco Alonso-Fernández, de renombre universal, en sus “Fundamentos de la
psiquiatría actual” dice: “Si cotejamos el valor de los tests con el de la exploración
psiquiátrica, casi todos los clínicos llegamos a la conclusión de que la libre conversación
con el enfermo mental representa la tónica exploratoria más segura y completa, cuyo
material debe elaborarse después adecuadamente con el concurso de la comprensión
psicológica, la explicación somatopsíquica y el análisis fenomenológico”. Agregando luego:
“A los tests en la clínica psiquiátrica les corresponde la posición jerárquica de pruebas
exploratorias complementarias”.
Conceptos similares emiten Manfred Bleuler, H. G. J. Weitbrecht, R. M. Palem y otros,
entre los más destacados autores de la psiquiatría europea. Y asimismo, ya en el año
2.002, el Prof. Dr. Joaquín Santo-Domingo Carrasco del Hospital Universitario La Paz de
Madrid, y en el 2.005, el Prof. Dr. Renato D. Alarcón, catedrático de la Escuela de Medicina
de la Clínica Mayo (Rochester, Minnesota, USA), sostienen asimismo la preeminencia
fundamental de la clínica, postura masiva de la psiquiatría occidental desde 1.990.
La clínica es soberana y esencial para arribar a la presunción diagnóstica. El perito se
basó para emitir su diagnóstico en el abordaje clínico integral y en la confrontación de los
puntos críticos de la constelación sintomática. Debe haber una coherencia que excluya
asimetrías que ponderen simulación.
Por esta causa, los devaneos del letrado en cuanto a los tests implementados le
parecen irrelevantes.
III. Notoriamente, el criterio diagnóstico expuesto precedentemente no es compatible
con los señalamientos expuestos por el letrado.
La moderna semiología psiquiátrica, ya sea clínica o legal, solo asigna a los tests un rol
coadyuvante.
IV. Aquí el letrado subdivide sus cuestionamientos con un nuevo ordenamiento
secuencial.
a) Se cuestiona el diagnóstico, el grado de patología y el porcentaje de incapacidad
consignados por el experto en su informe pericial, pero no se presentan fundamentos que
sostengan las aseveraciones pronunciadas.
b) Se repiten fuera de contexto algunas verbalizaciones vertidas por el actor durante la
entrevista, y luego se presupone (nuevamente sin basamento científico) que de haber
habido cierta sintomatología, ésta ya está superada. Se instrumenta casi lo que en filosofía
se denomina “petición de principio”. Pero más curioso aún es que se denomine “decir
subjetivo” al discurso del examinado. El hablar es signológico, solo la ideación subyacente
que motoriza las expresiones verbales es subjetiva.
c) Aquí vuelven a exponerse otra vez fragmentos descontextualizados y temerarias
interpretaciones que responden únicamente a los libretos argumentativos del imaginario
personal del letrado y de su consultora.
d) La definición de “daño psíquico” presentada en la impuignación es de carácter
genérico y no tiene en cuenta el grado invalidante de la impronta. Conforme al baremo
utilizado en la peritación, la secuela psicopatológica pesquisada en el examen genera una
incapacidad del 2 al 50 %. Su ponderación con solo un 10 %, expone la prudencia de la
evaluación, que tuvo en cuenta los aspectos concausales.
Aparentemente, el letrado y su asesora consideran que quien sale de un accidente
como el referido en autos debe estar exento de secuelas psíquicas. Sostienen un concepto
fundamentalista sobre la resistencia humana. Ignoran acaso que solo la presunción de
muerte inminente que tiene un victimizado en un siniestro de tránsito, puede dejarle una
impronta dramática e irreversible. Y esto puede inferirse con la única aplicación del
sentido común. Solo un personaje novelesco puede superar un trance que pudo costarle
la vida, con la mirada impertérrita de los héroes infantiles. Sorprendentemente, se trata
de hacer creer que el damnificado es alguien con un psiquismo invulnerable. Un
superhombre nietzcheriano con una mente impasible de lama tibetano. Naturalmente,
quien ostenta un 10 % de incapacidad no luce afectación de la identidad, solo posible por
un gravísimo evento (sobrevivir a un terremoto, haber sido sometido a torturas, etc., etc.),
aunque aún no trabaja y se muestra “restrictivo en lo recreativo y social”, como se afirma
en el tercer párrafo de la página 5 del informe pericial.
Lo puntualizado por el letrado y su consultora: roles familiares, conductas
predominantes, etc., etc., no se investigan en el Fuero Civil, sino en la Justicia Nacional en
lo Criminal y Correccional en la instancia de instrucción, previamente al debate de
sentencia en el tribunal oral.
Con la información obtenida se pudo determinar la ausencia de padecimientos
psiquiátricos previos al accidente, que requirieran asistencia.
En cuanto a personalidad de base, características, tendencias, rasgos propios y niveles
previos de vulnerabilidad- adaptación, se remite a la lectura de la “Entrevista
semiestructurada…” elaborada por el experto en su informe pericial y a lo aportado en el
estudio complementario.
Cabe consignar que en esta peritación se investigan secuelas de un accidente de
tránsito en lo psicológico y no se investiga un trastorno de personalidad, deslindando lo
limítrofe de lo histriónico y lo disocial.
En cuanto al requerimiento de antecedentes psicoclínicos y datos objetivos, está
perfectamente cumplimentado si se hace un estudio prolijo del informe pericial.
V. La objeción que se plantea respecto al tratamiento psicoterapéutico es radicalmente
errónea. Un daño psíquico como el que expone el victimizado de autos no altera la
personalidad basal en forma ostensible. El actor no ha sido violado ni ha participado de un
hecho bélico. No obstante, ha rigidizado sus mecanismos de defensa, como se advierte en
sus restricciones recreativo sociales y en la inmovilización de sus proyectos.
Las terapias psicológicas para daño psíquico severo están indicadas por dos a tres
años, con una frecuencia bi o trisemanal. Un año y una única sesión en la semana se
prescriben para incapacidades que no superen el 10 %. Los diversos autores (entre los
cuales figura el mencionado por la parte impugnante) estiman más de un año (18 meses
en adelante) para las secuelas psicopatológicas importantes, y con una frecuencia mínima
de dos sesiones por semana.
La reverberante y casi estereotipada argumentación impugnante que, por lo repetitiva,
parecería querer persuadir al lector desprevenido mediante la estrategia de atosigar para
convencer, reiterando de continuo los mismos conceptos, falla por lo endeble de sus
cimientos y la precariedad de sus razones (en realidad, pseudorazones).
El letrado y su consultora parecen ignorar que el damnificado protagonizó el evento
traumático, vivió la escena como eje de la misma y sobrevivió a un accidente que pudo
cercenar su joven vida.
Finalmente, es necesario señalar lo inadecuado de solicitar a V. S. que remita las
actuaciones al Cuerpo Médico Forense. Más allá de los aspectos sutilmente
manipulatorios sobre lo que es competencia de V. S., es conocida la sobrecarga de tareas
del C.M.F., lo que generaría un innecesario alargamiento del juicio (en el hipotético caso
de que dicho cuerpo aceptase intervenir).
II. Conclusiones
Será justicia
Perito médico psiquiatra responde a impugnaciones formuladas por las partes actora y
demandada al informe pertinente oportunamente elevado
Señor Juez.
El que suscribe, Prof. Dr. René Raúl Ugarte, médico psiquiatra y legista, matrícula
nacional nº 38.691, con domicilio legal constituido en Av. Acoyte 320, piso 4°, dpto. “7”,
Ciudad Autónoma de Buenos Aires, quien fuera designado perito médico psiquiatra de
oficio, en los autos caratulados “K., D. c/ Hipocampo Argentina S. R. L. s/ despido y
enfermedad”, en debido tiempo y legal forma, responde impugnaciones formuladas por
las partes actora y demandada al informe pertinente oportunamente elevado a V. S.
El perito respeta las consideraciones del letrado, pero discrepa taxativamente en las
conclusiones a las que arriba, por estimarlas erróneas en forma absoluta
Con respecto al primer punto de lo expuesto por el letrado, solo cabe consignar que se
avala lo aclarado. El perito solo señaló una omisión.
En cuanto al punto 2º, el experto solo menciona diagnóstico y referencias (DSM-IV-TR
y baremo de la ley 24.557). No menciona porcentaje de incapacidad sugerido porque ello
está fuera de la incumbencia de un psicodiagnóstico (es un mero estudio complementario
exclusivamente nosológico que no puede plantear pronóstico y/o tratamiento, que son
competencia del perito).
Sobre el punto 3º, el perito remite al letrado a lo vertido en los últimos tres renglones
de la respuesta al punto 2º. El experto detectó un 15 % de incapacidad, pero debitó lo
concausal, y por esta razón, arribó al 7,5 % (obviamente, al administrarse el
psicodiagnóstico no se tuvo en cuenta la concausalidad).
Una incapacidad del 7,5 % no amerita efectuar un tratamiento, el cual no brindaría
mayores beneficios al damnificado que los derivados de la propia adaptación de su
psiquismo a la nueva situación.
Queda todo bien explicitado en el 2º párrafo de las “Consideraciones psiquiátrico
legales” del escrito pericial, en el cual el perito dice: “Brindó cooperación a este encuadre
el informe psicodiagnóstico, pero solo como elemento referente y no vinculante”.
III. Conclusiones
Será justicia
Perito médico psiquiatra responde al pedido de aclaraciones formulado por la parte
actora al informe pericial oportunamente elevado
Señor Juez.
El que suscribe, Prof. Dr. René Raúl Ugarte, médico psiquiatra y legista, doctorado y
especialista en psicología clínica, médico del trabajo, matrícula nacional nro. 38.691, con
domicilio legal constituido en Av. Acoyte 320, piso 4°, dpto. “7”, Ciudad Autónoma de
Buenos Aires, inscripto en la AFIP con CUIT nº 20-111111-8, y cuya condición frente al IVA
es la de monotributista, quien fuera designado perito médico psiquiatra de oficio, en los
autos caratulados “G., N. c/ J ART S. A. s/ accidente – ley 9.688”, a V. S. dice que con el
presente escrito responde al pedido de aclaraciones formulado por la parte actora al
informe pericial oportunamente elevado informa que con la cédula que vehiculizó la
impugnación de la parte demandada, no vino agregada copia del escrito textualizado por
la parte actora.
II. Conclusiones
Será justicia
Otrosí dice:
Señor Juez
El que suscribe, Prof. Dr. René Raúl Ugarte, médico psiquiatra y legista, matrícula
nacional nro. 38.691, ya presentado en estos autos, caratulados “G., N. c/ J ART S. A. s/
accidente – ley 9.688”, a V. S. dice que con el presente escrito responde a la impugnación
formulada por la parte demandada al informe pericial oportunamente elevado y,
asimismo, informa que con la cédula pertinente no vino agregada copia de impugnación
textualizada por la parte actora.
II. Conclusiones
Será justicia