Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
PSICOLOGIA
TRD 313.28.114
TABLA DE CONTENIDO
1. OBJETIVO ................................................................................................................................3
2. ALCANCE .................................................................................................................................3
3. RESPONSABLE .......................................................................................................................3
4. DEFINICIONES .........................................................................................................................3
5. REFERENTE CONCEPTUAL ...................................................................................................5
A. CONCEPTUALIZACION DEL APRENDIZAJE ..................................................................5
B. FUNDAMENTACION DEL APRENDIZAJE .........................................................................6
C. TIPOS DE APRENDIZAJE ................................................................................................10
6. PARTICULARIDADES DE LA TERAPIA INFANTIL ...............................................................12
A. CARACTERISTICAS DEL TERAPEUTA INFANTO-JUVENIL .........................................12
B. FALTA DE AUTONOMIA DE LOS NIÑOS: EL PAPEL DE LOS ADULTOS ...................12
C. CARACTERISTICAS DE LA INTERVENCION CON LOS PADRES ................................13
D. PAUTAS GENERALES PARA LA FAMILIA .....................................................................15
7. GENERALIDADES DE LA INTERVENCION CLINICA INFANTIL ..........................................16
A. PRINCIPIOS DE ACTUACION .........................................................................................16
B. DISEÑO GENERAL DEL PLAN DE INTERVENCION .....................................................17
8. RENDIMIENTO ESCOLAR Y HABITOS DE ESTUDIO ..........................................................18
9. EVALUACION.........................................................................................................................19
A. ENTREVISTA ...................................................................................................................19
B. CUESTIONARIOS E INVENTARIOS DE APOYO EN EL PROCESO DE EVALUCION ..21
C. CLASIFICACION DIAGNOSTICA SEGÚN CIE -10 ........................................................23
10. TRATAMIENTO ......................................................................................................................23
A. INTERVENCION CON EL NIÑO/ADOLESCENTE ...........................................................23
B. INTERVENCION CON LA FAMILIA .................................................................................24
11. CONTROL DE CAMBIOS .......................................................................................................24
2. ALCANCE.
Esta guía aplica para pacientes y/o consultantes que acudan voluntariamente o sean remitidos al
servicio de psicología, por presentar bajo rendimiento escolar, lo cual este repercutiendo
negativamente en su entorno escolar
3. RESPONSABLE.
El responsable para dicha valoración e intervención es el/la profesional de psicología que esté
realizando consulta externa en la IPS del Hospital del Sarare.
4. DEFINICIONES
PSICOLOGIA: Estudio científico de la conducta y la experiencia, de cómo los seres humanos sienten,
piensan, aprenden y conocen para adaptarse al medio que les rodea. La psicología moderna se ha
dedicado a recoger hechos sobre la conducta y la experiencia, y a organizarlos sistemáticamente,
elaborando teorías para su comprensión. Estas teorías ayudan a conocer y explicar el
comportamiento de los seres humanos y en alguna ocasión incluso a predecir sus acciones futuras,
pudiendo intervenir sobre ellas.
APRENDER: Adquirir el conocimiento de alguna cosa par medio del estudio 0 de la experiencia.
ESTILO: Modo, manera, forma, uso, práctica, costumbre, moda, manera de escribir o de hablar, no
por lo que respecta a las cualidades esenciales y permanentes del lenguaje.
HABITOS: Los hábitos son conductas que las personas aprenden por repetición. Hay hábitos buenos
y malos en la salud, alimentación y estudio. Los hábitos buenos ayudan a los individuos a lograr sus
objetivos y metas, siempre que estos sean trabajados en forma adecuada a lo largo de la vida. El
hábito es el conjunto de costumbres, formas y maneras de percibir, sentir, juzgar, actuar y pensar de
una persona (Perrenod, 1996).
El hábito es una conducta adquirida por repetición y convertida en un control automático, en tanto que
la memoria y los instintos son formas de conservar el pasado. Las fases del hábito son la formación y
la estabilidad. La primera se refiere al período de adquisición y la segunda al lapso en que ya se ha
conseguido y se realizan los actos de manera frecuente, fácil y automática (Velázquez, 1961).
HABITOS DE ESTUDIO: El hábito de estudio son modos constantes de actuación con que el
estudiante reacciona ante los nuevos contenidos, para conocerlos, comprenderlos y aplicarlos.
Podemos enumerar, como los más importantes los siguientes: aprovechar el tiempo de estudio, lograr
condiciones idóneas, desechar los elementos perturbadores, plantear eficazmente el trabajo,
5. REFERENTE CONCEPTUAL
Un segundo criterio consiste en que el aprendizaje perdura a lo largo del tiempo. Esto excluye los
cambios temporales en la conducta (por ejemplo, el habla mal articulada) provocados por factores
como las drogas, el alcohol y la fatiga. Este tipo de cambios son temporales porque se revierten al
eliminar el factor que los causa. Sin embargo, existe la probabilidad de que el aprendizaje no sea
permanente debido al olvido. Se sigue debatiendo respecto al tiempo que deben durar los cambios
para ser clasificados como aprendizaje, pero la mayoría de la gente coincide en que los cambios de
poca duración (por ejemplo, unos cuantos segundos) no califican como aprendizaje.
Un tercer criterio es que el aprendizaje ocurre por medio de la experiencia (la que se adquiere, por
ejemplo, practicando u observando a los demás), lo cual excluye los cambios en la conducta
determinados principalmente por la herencia, como los cambios que presentan los niños en el
proceso de maduración (por ejemplo, cuando empiezan a gatear o a ponerse de pie). Sin embargo, la
diferencia entre la maduración y el aprendizaje no siempre es muy clara. Es probable que las
personas estén genéticamente predispuestas a actuar de cierta manera, pero el desarrollo de las
conductas específicas depende del entorno. El lenguaje es un buen ejemplo. A medida que el aparato
vocal del ser humano madura, éste va adquiriendo la capacidad de producir lenguaje; pero las
palabras reales que produce las aprende al interactuar con otros individuos.
Aunque la genética es fundamental para la adquisición del lenguaje en los niños, la enseñanza y las
interacciones sociales con los padres, los profesores y los compañeros ejercen una fuerte influencia
sobre sus logros en relación con el lenguaje (Mashburn, Justice, Downer y Pianta, 2009).
Teniendo en cuenta algunas conceptualizaciones del aprendizaje se requiere mencionar las teorías
conductuales y cognoscitivas que nos proporcionarán el marco de referencia en el cual podremos
enmarcar las teorías del aprendizaje que se cubren en este texto, y que, además, nos permitirán
entender mejor los conceptos subyacentes en los principios del aprendizaje humano.
El conductismo fue muy importante en la psicología de la primera mitad del siglo XX, y la mayoría de
las primeras teorías del aprendizaje son conductuales. Estas teorías explican el aprendizaje en
términos de fenómenos observables. Los teóricos conductuales afirman que las explicaciones del
aprendizaje no necesitan incluir eventos internos (por ejemplo, pensamientos, creencias,
sentimientos), no porque estos procesos no existan (porque sí existen: ¡incluso los teóricos
conductuales deben pensar en sus teorías!), sino porque las causas del aprendizaje son
acontecimientos ambientales observables.
En contraste, las teorías cognoscitivas destacan la adquisición del conocimiento y las habilidades,
la formación de estructuras mentales y el procesamiento de la información y las creencias. Desde la
perspectiva cognoscitiva, el aprendizaje es un fenómeno mental interno que se infiere a partir de lo
que la gente dice y hace. Un tema central es el procesamiento mental de la información: su
construcción, adquisición, organización, codificación, repetición, almacenamiento en la memoria y
recuperación o no recuperación de la memoria. Aunque los teóricos cognoscitivos destacan la
importancia de los procesos mentales en el aprendizaje, no concuerdan en cuáles de ellos son
importantes. Estos dos conceptos del aprendizaje presentan implicaciones importantes para la
práctica educativa.
Las teorías conductuales implican que los profesores deben organizar el ambiente de modo que los
estudiantes puedan responder de manera apropiada a los estímulos. Las teorías cognoscitivas se
enfocan en lograr que el aprendizaje sea significativo y toman en cuenta las percepciones que los
aprendices tienen de sí mismos y de sus entornos de aprendizaje.
Las teorías cognoscitivas asignan un papel relevante a la memoria. Las teorías del procesamiento de
la información equiparan el aprendizaje con la codificación, es decir, con el almacenamiento en la
memoria de conocimiento organizado y significativo. La información se recupera de la memoria en
respuesta a claves relevantes que activan las estructuras apropiadas de la memoria. El olvido es la
incapacidad de recuperar la información de la memoria debido a la interferencia, la pérdida de la
memoria o a claves inadecuadas para acceder a ella. La memoria es fundamental para aprender, y la
forma en que se aprende la información determina cómo se almacena y se recupera.
Sin embargo, a menudo existen similitudes entre las diversas formas de aprendizaje (Bruner, 1985).
Aprender a leer difiere fundamentalmente de aprender a tocar el violín, aunque ambas actividades se
benefician de la atención, el esfuerzo y la perseverancia. Es probable que aprender a redactar
trabajos escolares y aprender a lanzar la jabalina no parezcan similares, pero ambos se benefician
con el establecimiento de metas, la vigilancia del progreso, la retroalimentación correctiva por parte
de los maestros y entrenadores, y los sentimientos de motivación intrínseca.
C. TIPOS DE APRENDIZAJE
Proceso de aprendizaje en el cual el sujeto enfrentado a una nueva situación, no sabe cuál es la
respuesta correcta y comienza emitiendo una variada gama de ellas, hasta que casualmente ejecuta
la respuesta correcta, tras la cual recibe un reforzamiento positivo.
APRENDIZAJE INNOVADOR
Supone, la capacidad de control de los acontecimientos que dirigen el rumbo de una sociedad. Los
rasgos básicos de este aprendizaje son la participación y la anticipación.
Aprendizaje que tiene lugar en ausencia de reforzamiento o recompensa y que sólo se manifiesta en
la conducta o actuación de lo contrario permanece latente cuando aparece el reforzamiento.
APRENDIZAJE LECTOR
Intervienen diversas variables; por un lado, las que caracterizan al mismo proceso lector; por otra,
una serie de aptitudes en él implicadas que el niño ha de poseer antes de iniciar el aprendizaje.
APRENDIZAJE DE MANTENIMIENTO
Este aprendizaje se define como la adquisición de criterios, métodos y reglas fijas para hacer frente a
situaciones conocidas y recurrentes. Estimula la capacidad de resolver problemas en el supuesto de
problemas ya vividos.
APRENDIZAJE SOCIAL
Para muchos autores, por aprendizaje social se entiende un conjunto de aprendizajes que hacen
referencia a conductas específicas y directamente ligadas a la vida social, como hábitos sociales,
actitudes, valores. Se trata de un uso genérico que no se señala procesos concretos, sino el ámbito
en que se dan.
Bandurra sostiene que la mayor parte de la conducta social se desarrolla a través del aprendizaje por
observación de modelos y que se ejecuta en función de las contingencias del refuerzo ambiental.
APRENDIZAJE VICARIO
La terapia psicológica infantil, por las propias características de los niños, posee una serie de
particularidades que, además, conllevan un tipo de habilidades específicas por parte del terapeuta.
Los niños no suelen ser los demandantes de la terapia, puesto que a menudo no son
conscientes del problema, de su dimensión o, en muchos casos, para ellos no hay ningún
problema. De manera general, son los adultos quienes consideran la necesidad de que sus
hijos, alumnos, pacientes… acudan al psicólogo, ya sea porque son comportamientos
molestos para ellos mismos o para la vida familiar, porque aprecian que algo causa
sufrimiento en el niño o porque crean que pueda suponer un problema en el futuro.
Por esta razón, un primer paso será discernir si esa demanda que presentan los adultos es adecuada
y beneficiosa para el niño, dado que podría ocurrir que se base en el desconocimiento acerca de
algún aspecto del desarrollo normal infantil.
El proceso terapéutico se llevará a cabo con padres/tutores y niños por varias razones:
Como psicólogos, cuando la terapia se lleva a cabo con un menor de edad, el Código
Deontológico que rige nuestra profesión nos obliga a obtener el consentimiento informado por
parte de los responsables del niño, así como a informarles del proceso terapéutico.
Los padres/tutores tienen un papel fundamental como agentes del cambio. Muy
probablemente hayan contribuido al inicio y/o mantenimiento del problema y además puede
que el problema esté muy relacionado con situaciones específicas de su interacción. Implicar
a los adultos responsables será fundamental para garantizar el éxito de la terapia, bien sea
cambiando aspectos fundamentales de su comportamiento o como co-terapeutas de los
cambios que se promueven en terapia.
Por todo lo expuesto en el apartado anterior, en el proceso terapéutico existe un objetivo transversal a
los objetivos concretos del caso: que los adultos posean el conocimiento suficiente sobre el
funcionamiento del comportamiento infantil para que puedan ser cada vez más autónomos en la
modificación del comportamiento de los niños.
Así, actividades como la explicación del análisis funcional del problema o la explicación de los
principales procesos de aprendizaje serán elementos fundamentales en la intervención psicológica si
queremos garantizar no sólo el éxito de la terapia sino el mantenimiento de los cambios a largo plazo.
Puesto que está demostrado que la actuación inmediata sobre el problema resulta más eficaz, estar
presente en el contexto donde aparece resulta de especial relevancia. Es por ello que se tiene muy
en cuenta la presencia de otros profesionales (profesores, educadores…) a la hora de elaborar la
intervención.
En cualquier caso, aunque el papel de los padres suele ser primordial en el proceso terapéutico, la
decisión sobre si intervenir sólo con el niño, sólo con los adultos o con ambos va a depender de
variables específicas del caso, no tanto de la edad sino más bien del tipo de problema y del desarrollo
madurativo del niño. Independientemente de la decisión, el psicólogo deberá informar y solicitar
permiso como paso previo a la intervención. Además, hay que ser cautos a la hora de tomar por
objetiva la información que proporciona la familia (y también los profesionales educativos), puesto que
pueden sesgar la realidad (minimizar, ocultar o justificar conductas desadaptativas) o no dar datos
objetivos, sino interpretativos.
De la misma manera, puede que ambos progenitores mantengan ideas diferentes acerca de la
conducta de su hijo, por lo que la entrevista deberá recoger ambas versiones. Diferentes estudios
ponen de manifiesto que existen discrepancias en la información que proporcionan los diferentes
agentes del contexto del niño, lo cual, sin duda, puede tener una influencia significativa en la
evaluación e intervención posterior (de los Reyes y Kazdin, 2005).
La relación con los adultos requiere, como en cualquier otra relación terapéutica, una actitud cercana
y tolerante, flexible para adaptarse a las diferentes condiciones personales, y la necesidad de que
asuman la responsabilidad en la toma de decisiones.
La intervención con los padres requiere ciertas indicaciones y directrices que el psicólogo tiene que
tener en cuenta (Luciano y Gómez, 1998, citado en Servera, 2002):
Los padres tienen que obtener contingencias positivas en la interacción y trabajo con su hijo.
Las pautas terapéuticas que los padres deben llevar a cabo para una correcta intervención no
deben representar una alteración en su rutina diaria.
Hay que elegir objetivos y conductas que a los padres les resulten significativas, reforzar la
actuación de los padres durante la intervención.
Asegurar que otras personas del entorno verbalicen los cambios sobre los que se están
interviniendo.
Al margen de las técnicas específicas que se utilizarán en la terapia, existen unas directrices
generales que pueden aplicar sin apenas entrenamiento a padres, y que favorecerán el bienestar del
niño:
Actuar como modelo de aquellas conductas que se quieran implementar. Por ejemplo,
sonreír si queremos que él también sonría más, expresar emociones positivas y negativas de
forma adecuada si queremos que él también aprenda a expresar sus emociones, pensar en
voz alta de forma racional, etc.
Ser congruente y consecuente con lo que se pide y propone. Si queremos que nuestra
palabra, nuestras instrucciones funcionen como tal, hemos de cumplir lo que planteamos. Por
ejemplo, si se quiere enseñar a hablar con un tono de voz calmada, no puedo elevar mi tono
de voz al ver que él ha vuelto a gritar; si me he comprometido a hacer una actividad por un
buen comportamiento, no voy a cambiarla o cancelarla por otras razones… Además, el uso de
instrucciones precisas y concretas favorece que se manejen con éxito situaciones que
pudieran ser complicadas.
A. PRINCIPIOS DE ACTUACIÓN
En general, los profesionales de la salud debemos tener en cuenta algunos principios básicos para
las intervenciones con los niños:
El plan terapéutico será idiosincrático, único, es decir, estará perfectamente adaptado a cada
situación y persona, atendiendo al propio análisis funcional de conducta, edad y recursos
disponibles a su alcance. Las características de la problemática de cada niño como el nivel de
malestar, las limitaciones que tenga el niño en vida diaria, así como la motivación para el
cambio o los elementos reforzantes que podamos usar en la intervención son diferentes. Por
ello, tendremos que evaluar bien en cada caso para tener una intervención los más ajustada
posible.
Los niños/as deberán recibir información adecuada a su edad, nivel de desarrollo, madurez
emocional, capacidad cognitiva particular, para que puedan entender lo que les ocurre y
participen de las decisiones sobre su proceso de mejora.
El profesional deberá priorizar las actuaciones que beneficien al niño sobre otras demandas
familiares que puedan ir en contra de este objetivo.
Primera entrevista con los padres y con el niño. Se explorará el motivo de consulta, se
descartarán posibles causas orgánicas, se evaluará el inicio del problema y las principales
relaciones funcionales: estímulos discriminativos, respuestas problemáticas y
consecuentes (teniendo en cuenta el contexto familiar, social y escolar).
Se dispensarán como tareas para casa un autorregistro y la historia biográfica para niños.
Continúa la evaluación, algo más estructurada, tanto con los adultos como con el niño
hasta conseguir la información que explique los problemas por los que consultan.
En caso necesario se pedirán informes y/o se contactará con las personas o instituciones
relevantes en el problema del contexto del individuo (colegio, hermanos, abuelos,
médicos…).
Sesión 4: Devolución del análisis funcional del caso y resultados de las pruebas a los padres
y al niño (adaptando explicación en cada caso).
Intervención con los adultos y el niño jerarquizada en función de los objetivos establecidos.
La duración de la misma puede ser variable. Se recomienda volver a evaluar de forma
exhaustiva y cuantificable las variables medidas en la evaluación a fin de contrastar el
avance y consecución de los objetivos.
Una vez alcanzados los objetivos, comienzan a espaciarse las sesiones en el tiempo con
el objetivo de comprobar el mantenimiento de los logros y el manejo autónomo de
situaciones más complejas, tanto por parte de los adultos como del niño. Será fundamental
anticipar futuras situaciones difíciles, evaluando que tanto los adultos como el niño serían
capaces de resolverlas con las estrategias entrenadas hasta el momento.
A. ENTREVISTA
¿Presenta algún problema de conducta, TDAH, baja autoestima, bajo estado de ánimo?
c. Familiar: ambiente o actitud ante el estudio, estilo de educación respecto a los estudios
(permisivo, autoritario), apoyo de los padres en el estudio, y grado de implicación de los
mismos (si favorecen o no autonomía).
o ¿Qué consecuencias tiene para el niño el problema? ¿Se le castiga por las malas
notas? ¿Se le ayuda a hacer los deberes, explicándole cada ejercicio o el temario
de un examen?
o ¿Se fomenta la autonomía y los hábitos de estudio en casa? ¿Los padres ejercen
de modelo?
5. Hábitos de estudio.
¿Está desanimado al estudiar? ¿Piensa que nunca va a conseguir aprobar? ¿Hay algo
que le resulte difícil hacer?
¿Hay algo por lo que no logre estudiar/aprobar?
10. TRATAMIENTO
Según sean las principales causas, el abordaje terapéutico seguirá unas directrices determinadas.
Fichas o actividades para trabajar la lecto-escritura: a través de cuentos leídos en voz alta
o historias inventadas escritas por el niño en los que el terapeuta modelará y moldeará la
correcta lectura y/u ortografía.
Fichas o actividades lúdicas para trabajar la discalculia: operaciones aritméticas
enmascaradas en juegos o enigmas, para potenciar en la medida de lo posible que el niño
aprenda divirtiéndose Dependiendo del caso concreto, se valorará la pertinencia de incluir a
otro profesional, tal como logopedas o psicopedagogos, con un abordaje multidisciplinar.
El tratamiento irá destinado en este caso a aprender a aprender, esto es, a enseñar pautas
concretas en torno al estudio -organización, planificación, métodos de estudio- y sobre todo a
mantener a largo plazo dichas estrategias para consolidar este cambio y constituirse en un hábito.
Las principales técnicas de intervención se detallan a continuación:
En todos los casos descritos anteriormente el papel de los padres (y, en muchas
ocasiones, de los tutores) resulta esencial para determinar el éxito de la intervención,
sobre todo si nos encontramos ante niños de poca edad.
FECHA DE
REVISIÓN
APROBACIÓN DESCRIPCIÓN DE CAMBIOS
N°
DD/MM/AA
Shunk, D. (2012). Teorias del aprendizaje, una perspectiva educativa. Mexico: Pearson.
Adell, M.A. (2006). Estrategias para mejorar el rendimiento académico de los adolescentes. Madrid:
Pirámide.
Casals, R. (2011). Prevenir el fracaso escolar desde casa. Barcelona: Editorial Graó de Irif.
Morales, C., García, M., Álvarez, C., et al (2015). Guía de intervención clínica infantil. Universidad
Autónoma de Madrid (UAM)