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FUNDAMENTO TEÓRICO
Por otra parte, los primeros terapeutas conductuales (Wolpe, 1958; Lazarus,
1963) propusieron la inhibición recíproca como mecanismo responsable del
proceso de desensibilización al miedo. El mecanismo de inhibición recíproca
supone que la exposición repetida al estímulo evocador de la ansiedad,
manteniendo una respuesta incompatible con la respuesta de ansiedad (e.g.
relajación), llevaría a la disminución o eliminación del miedo aprendido. No
obstante, subsecuentes estudios han mostrado que la desensibilización se
produce independientemente de la presencia de la respuesta de relajación
durante la exposición, poniendo en entredicho la explicación de la reducción del
miedo mediante el mecanismo de inhibición recíproca.
TIPOS O FACTORES
PROCEDIMIENTO DE APLICACIÓN
1. Fobia social
Los tratamientos de exposición diseñados para reducir la ansiedad
social establecen la confrontación de los pacientes con las situaciones
temidas, bien mediante imaginación o bien mediante la confrontación
con situaciones en vivo.
Los ejercicios de exposición en vivo pueden ser realizados en el ámbito
controlado de la consulta, mediante exposición simulada, o bien
plantearse con situaciones sociales reales que deben afrontarse entre
sesiones. La exposición en vivo suele estar precedida de un proceso de
jerarquización de las situaciones ansiógenas, para comenzar con
aquellas que producen niveles más bajos de malestar. Es aconsejable
comenzar, no sólo con las situaciones menos provocadoras de
ansiedad, sino también por representarlas en la consulta. Cada situación
debe ser expuesta un número suficiente de veces y tener una duración
que permita eliminar el malestar que genera.
Sin embargo, la técnica de exposición suele asociarse a técnicas de
reestructuración cognitiva, dada la importancia del núcleo cognitivo de la
ansiedad social, y el miedo a la evaluación negativa, y suelen preceder
el inicio de la exposición, pues de esta forma, el paciente cuenta con
herramientas cognitivas que le permiten enfrentar la situación social a la
que se expone de forma más adecuada.
2. Trastorno por angustia y agarofobia
Exposición en vivo
En este caso, la exposición en vivo se refiere a la confrontación
sistemática y repetida de contextos del entorno generadores de
ansiedad (puentes, supermercados, transporte público, cines, etc.) y que
son evitadas por los afectados por agorafobia. En la mayor parte de las
ocasiones, la exposición se realiza de forma graduada.
Este tipo de exposición, gradual y demorada en el tiempo, es tan
efectiva como una exposición no graduada (comenzando por las
situaciones más aversivas) y masiva, es decir a lo largo de varios días
consecutivos (p. ej. entre 6 y 10), tanto en el pos tratamiento, como
después de casi un año después de haber realizada la intervención. Sin
embargo los datos en el seguimiento a largo plazo cambian. En el
estudio de Feigenbaum (1988), a los 5 años de la intervención, un mayor
porcentaje de los pacientes sometidos a un formato no graduado y
masivo estaban libres de síntomas (76%), en comparación con los
pacientes sometidos a un procedimiento de exposición gradual (35%).
Además, sorprendentemente, los pacientes sometidos a la exposición no
graduada manifestaron menos malestar durante el tratamiento que el
grupo de exposición gradual.
Procedimiento de exposición interoceptiva:
Entre los objetivos de la terapia cognitivo-conductual aplicada a los
trastornos de angustia se encuentra el desensibilizar al paciente de los
síntomas fisiológicos que acompañan los ataques de pánico que
caracterizan estos trastornos, y reestructurar las interpretaciones
catastróficas sobre las sensaciones fisiológicas asociadas a las crisis de
angustia. Uno de los procedimientos más útiles para estos fines es el
procedimiento de exposición interoceptiva. Considerada un componente
básico de los programas de intervención cognitivo conductuales para el
pánico, ha mostrado mayor efectividad que otros procedimientos, tanto
de forma aislada, como en combinación con otras técnicas (Craske y
Barlow, 2008).
La exposición interoceptiva simula los síntomas de ataque de pánico
para que el paciente pueda experimentarlos en un contexto controlado.
La inducción controlada y repetida de las sensaciones físicas debilita la
respuesta emocional ante ellas (condicionamiento interoceptivo). El
propósito es, al igual que en el caso de la exposición a los estímulos
fóbicos externos, el romper las asociaciones entre las señales somáticas
específicas y las reacciones de pánico, se trata de que el paciente
pierda el miedo a dichos síntomas experimentando como se pueden
generar de una forma normal y cómo, además, su aparición no implica
consecuencias catastróficas.
En general, el procedimiento consiste en generar síntomas durante
aproximadamente un minuto, mediante ejercicios que tratan de
mimetizar los síntomas más comunes y temidos de las crisis de angustia
que padece el paciente. Para ello se utiliza alguna de las siguientes
estrategias:
Hiperventilación intencional: Provoca sensación de aturdimiento,
desrealización, visión borrosa y mareo.
Dar vueltas en una silla giratoria: Provoca mareo y
desorientación.
Respirar a través de una cánula: Provoca disnea y restricción de
aire.
Contener la respiración: Provoca sensación de estar sin aire.
Correr en el lugar de la exposición: Provoca incremento de la
frecuencia cardiaca, de la respiración, sudoración.
Tensión de zonas musculares: Provoca la sensación de estar
tenso e hipervigilante.
Mover la cabeza de lado a lado: Provoca mareo y tensión en el
cuello.
BIBLIOGRAFÍA:
Mowrer, O H. (1960). Learning theory and the symbolic processes. Nueva York:
Wiley.