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CONCILIO

VATICANO II
“UNA LLAMADA
DEL ESPÍRITU
A LA IGLESIA
DE DIOS”

50 años
después
del Concilio
DIÓCESIS
DE IRAPUATO

LAS CUATRO CONSTITUCIONES


DEL CONCILIO VATICANO II
“Una llamada del Espíritu a la
Iglesia de Dios”

Redactor: Lic. Miguel Ángel Villalobos Gallardo


Encargado de la Educación Católica de la Diócesis

Imprimatur: José de Jesús Martínez Zepeda


I Obispo de la Diócesis de Irapuato

Irapuato, Gto., 11 de octubre de 2012


PRESENTACION

E
l Santo Padre Benedicto XVI ha convocado un Año de la Fe en el cin-
cuenta aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II y los veinte
años de la publicación del Catecismo de la Iglesia Católica, para
invitarnos a una auténtica y renovada conversión al Señor, único Salvador
del Mundo. Nos ha recordado que con el Concilio se nos ha ofrecido una
brújula segura para orientarnos en el camino del siglo que comienza. Nos
aseguró que si lo leemos y acogemos, guiados por una hermenéutica
correcta, puede ser una gran fuerza para la renovación siempre necesaria
de la Iglesia.

El Canónigo Claudio del Pero, de Brescia, Italia, con quien he compartido


muchos momentos de la vida desde estudiantes de teología en Roma,
ha preparado para esta ocasión una síntesis de los 16 documentos con-
ciliares que fueron publicados en esos años, para brindar la oportunidad
de reflexionar sobre las reformas desde entonces introducidas en la vida
eclesial. Su aparición en Español es inminente en la editorial PPC.

Así mismo, pedí al Profesor Miguel Ángel Villalobos Gallardo, responsable


de la Dimensión de Educación de la Diócesis de Irapuato, que elaborara
para esta Iglesia local una guía pedagógica que permitiera un acerca-
miento fresco al magisterio del Concilio.

Tengo el gusto de presentar el fruto de esa fatiga, con la esperanza y el


augurio de que esta obra sea una herramienta que alimente variadas
experiencias de fe que hagan resplandecer la verdad que el Señor Jesús
nos dejó. Ambos folletos iluminarán nuestro caminar en este año de la fe.

+ José de Jesús Martínez Z.


I Obispo de Irapuato
CONCILIO VATICANO II
“Señor abre mis ojos para que yo vea las maravillas de tu ley”
“Dame inteligencia para guardarla y la observe de todo corazón”.
(Ps. 118, 18 y 34)

INTRODUCCIÓN
El Concilio Vaticano II (1962 – 1965) ha sido el acontecimiento más tras-
cendente de los últimos tiempos para la Iglesia universal.

Los 3,000 obispos del mundo entero reunidos en asamblea, en comunión


con el Papa y con la asistencia del Espíritu Santo, iluminaron con su doc-
trina y enseñanzas nuestra vida cristiana.

Convocado por S.S. Juan XXIII tuvo como propósito principal poner la
Iglesia al día (aggiornamunto):
• En el desarrollo o crecimiento de la fe
• En la renovación de la vida moral y costumbres
• Y adaptar la normatividad de la Iglesia a las necesidades del mundo
actual, su relación con el Mundo y las otras religiones.

Los documentos que emanaron del Concilio fueron:


u Cuatro Constituciones
1. Sobre la Sagrada Liturgia.
2. Sobre la Identidad de la Iglesia.
3. Sobre la Revelación divina.
4. Sobre las relaciones de la Iglesia con el Mundo Moderno.

u Tres Declaraciones
1. Sobre la Educación Cristiana
2. Sobre las Religiones no Cristianas
3. Sobre la Libertad Religiosa

u Nueve Decretos
1. Sobre los Medios de Comunicación Social.
2. Sobre las Iglesias Orientales Católicas.
3. Sobre el Ecumenismo.
4. Sobre el ministerio pastoral de los Obispos.
CONCILIO VATICANO II 1
5. Sobre la Vida Religiosa.
6. Sobre la Formación Sacerdotal.
7. Sobre el Apostolado de los Laicos.
8. Sobre la Actividad Misional.
9. Sobre los Presbíteros.

Presentamos las Cuatro Constituciones que son como los pilares y la


columna vertebral del saber doctrinal, como guía segura para vivir el
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo, siguiendo la tradición establecida
por los Concilios anteriores desde el primero convocado por San Pedro
en el año 52 hasta el último realizado en el Vaticano en 1869 por su san-
tidad el Beato Pío IX.

La Doctrina del concilio Vaticano II aparece en forma aún más explícita


en el Catecismo de la Iglesia Católica publicado por su santidad Juan
Pablo II en 1992.

Ambos documentos constituyen la fuente donde el Papa Benedicto XVI


nos invita a renovar, alimentar y robustecer nuestra fe.

Ambos documentos son el regalo más maravilloso que el Espíritu Santo


ha dado a su esposa la Iglesia en los últimos tiempos.

El Papa desea que con la lectura meditada de estos documentos y la


obediencia filial a lo que ellos nos prescriben, sean para la Iglesia un
nuevo Pentecostés que santifique y renueve a los fieles.

Miguel Ángel Villalobos Gallardo

2 CONCILIO VATICANO II
CONSTITUCIÓN

DOGMÁTICA

SOBRE LA IGLESIA

CONCILIO VATICANO II 3
PROEMIO

La Lumen Gentium constituye el documento clave del Concilio. Ma-


nifiesta una profunda conciencia que la Iglesia tiene de sí y define con
diáfana claridad su identidad propia.

Para tener un conocimiento más amplio y más profundo es necesa-


rio complementar su estudio con los demás documentos conciliares
(Constituciones, Decretos y Declaraciones), junto con el compendio
del Catecismo de la Iglesia Católica donde encontramos gran parte de
su fundamento doctrinal.
C.I.C.
32,
35,
38,
51
LA IGLESIA: Misterio de Comunión del Dios TRINO con el Hombre
a
54 y la Creación
65
y
147
I – EL MISTERIO DE LA IGLESIA
161- CREO en la Iglesia que es UNA, SANTA, CATÓLICA Y APOSTÓLICA
176
165, La Iglesia, con la luz de Cristo, que resplandece sobre su faz, desea
166,
174 iluminar a todos los hombres, con el anuncio del Evangelio y declarar
al mismo tiempo su naturaleza y su misión universal.

25-
29
Para entender la Iglesia en su aspecto visible y en su dimensión espi-
145 ritual se requiere junto con la ilustración del entendimiento, la Fe, para
confesarla como extensión de la vida Trinitaria a la humanidad.

II – EL PUEBLO DE DIOS
137 El A.D.N. del cristiano se encuentra en el Bautismo, al ser sumergido
en la vida de la Trinidad, injertándose en Cristo y recibiendo las arras
del Espíritu.

67 Toda semilla o embrión vivo, posee desde su origen un “programa”


que culmina en la flor y el fruto, como culmen exquisito de su existen-
cia. Valga esa analogía con la vida del cristiano cuya vida está destina-
da a identificarse con el mismo Cristo.

188 El campo propicio para el desarrollo de la fe es la Iglesia, que con la


Predicación de la Palabra y el auxilio de los Sacramentos nos ayuda a
crecer y a madurar hasta conseguir la santidad o comunión íntima con
Dios.
4 CONCILIO VATICANO II
12-
13
III – CONSTITUCIÓN JERÁRQUICA DE LA IGLESIA
Como Institución visible, la Jerarquía, es la Cabeza de la Iglesia. Los
y
17
109
179 obispos perpetúan la presencia de los apóstoles a quienes Jesús dio
187
201 toda autoridad para predicar su Palabra y edificar su Reino sobre la
Tierra.

IV – LOS LAICOS
178 Junto con la Jerarquía y de manera corresponsable está el laicado, que
en virtud de su Bautismo hace presente a Cristo en aquellos espacios
que componen el tejido social e integran todos los aspectos y dimen-
siones de la vida humana, destacándose la familia.

V – UNIVERSAL VOCACIÓN A LA SANTIDAD


145 La asistencia que la Jerarquía brinda a los bautizados con la Doctrina,
146
150 los Sacramentos y la oración, orienta y hace fecundo su apostolado ya
que es la comunión con Cristo, lo que permite al cristiano vivir en el
amor de Dios y servir al prójimo, sobre todo en la persona de los más
necesitados.

VI – DE LOS RELIGIOSOS
67 Tanto jerarquía como laicado, tienen un mismo origen: participan del
153-
155 oficio sacerdotal y profético de Cristo, así como de su función regia;
160
188 cada quien según la vocación y los carismas que recibió señalándose
190-
191
de una manera especial los llamados a la vida Religiosa. Todos tene-
193 mos como meta común la identificación plena con Cristo y el compartir

la bienaventuranza eterna en la otra vida.

VII – LA IGLESIA MILITANTE Y SU UNIÓN CON LA PUR-


GANTE Y CELESTE
145 La iglesia peregrinante posee las arras del Espíritu, militando llena de
146
esperanza para ser un día transfigurada por Jesús que murió y resucitó
por nosotros.

211 Por la comunión de bienes espirituales, ofrece sufragios por los ya fa-
llecidos en la fe, e invoca la intercesión de los que ya gozan de la pre-
sencia del Señor.

219 Congregados en una misma Iglesia, es en la sagrada Liturgia cuan-


222
233 do mejor nos unimos para ensalzar, alabar y adorar al Dios Uno y
Trino.
CONCILIO VATICANO II 5
VIII – MARÍA EN EL MISTERIO DE DIOS, DE CRISTO Y DE
LA IGLESIA
95 Quien personifica plenamente este programa o camino de santidad es
97
197 María, y que por ser la Madre de Dios, la llena de Gracia, ocupa un
lugar eminente en la Iglesia. Su función es ser abogada e intercesora
nuestra cabe su Hijo. Hija predilecta del Padre, Madre amorosa del Hijo
y Esposa fiel del Espíritu Santo.

REAFIRMA TUS CONOCIMIENTOS SOBRE LA IGLESIA

1.- ¿Cuáles son las notas fundamentales de la Iglesia? (I)

2.- ¿Cuáles son los medios con los que la Iglesia nos ayuda a ma-
durar en la fe? (II)

3.- ¿En quiénes Jesucristo perpetúa su presencia aquí en la Tie-


rra? (III)

4.- ¿Cuál es la misión de los laicos en este mundo? (IV)

5.- ¿Qué es lo que permite hacer fecundo su apostolado? (V)

6.- ¿Cuál es la meta a la que está llamado todo bautizado? (VI)

7.- ¿Cuál es el culto que rendimos a Dios, cuando la Iglesia nos


congrega en la celebración litúrgica? (VII)

8.- ¿Cuál es la función que María tiene en la Iglesia? (VIII)

6 CONCILIO VATICANO II
CONSTITUCIÓN
DOGMÁTICA

SOBRE

LA DIVINA
REVELACIÓN
PABLO VI. 18 – NOV – 1965

CONCILIO VATICANO II 7
INTRODUCCIÓN

“La Iglesia ha venerado siempre las Sagradas Escrituras, como al cuerpo


mismo de Cristo” (D.V.6)

Lo más íntimo del hombre es su palabra y su amor. Dios nos hace par-
tícipes de su intimidad al regalarnos su Palabra divina en la persona de
Jesús y el envío del Espíritu Santo que es el Amor que une al Padre y al
Hijo.

Palabra que nos fue dada desde antiguo por los profetas que cuando los
leemos de nuevo, continuamos escuchando la voz del Espíritu Santo que
los inspiró. Palabra hecha carne, que actúa en nuestro interior de una
manera viva y eficaz. (Heb. 4,12).

San Pablo nos dice: “Que la Palabra de Dios habite en lo más íntimo de
nuestros corazones” (Col. 3,16), “hasta que alcancemos la Ciencia eminen-
te de Cristo” (Fil 3,8).

Para leer e interpretar la Sagrada Escritura necesitamos la asistencia del


Espíritu Santo, ya que El es su autor y el que las inspiró.

Así mismo, necesitamos de la oración, ya que a Dios hablamos cuando


oramos, y le escuchamos cuando leemos.

“Todo ha sido escrito para edificación nuestra”. (Rom. 15,4)

Laus Deo

8 CONCILIO VATICANO II
CONSTITUCIÓN DOGMÁTICA SOBRE
LA DIVINA REVELACIÓN

PROEMIO:

1 El concilio Vaticano II propone la genuina doctrina acerca de la reve-


lación y su transmisión, a fin de que el mundo crea, creyendo espere y
esperando ame.

CAP. I – LA REVELACIÓN EN SÍ MISMA

2
y
Dios quiso revelarse a sí mismo.
6
u Lo hace mediante la Creación. El hombre puede conocer a Dios con
certeza, por la luz natural de la razón humana.
3 u Por medio de Abraham, de Moisés y los profetas, Dios educó a su
pueblo para ser conocido como un solo Dios, único, vivo y verdadero.
5
y
u Jesucristo, su Hijo, es el mediador y la plenitud de toda la Revela-
6
ción; en él se cumplió la promesa de la Salvación.
u Jesús nos revela el misterio de la Sma. Trinidad. Nos da a conocer la
voluntad del Padre y mediante el envío del Espíritu Santo perfecciona
la fe y nos explica lo íntimo de Dios.
Mediante el misterio de su muerte y resurrección, Cristo nos hace par-
tícipes de su naturaleza divina (Ef. 2,18) y nos invita a la comunión ín-
tima con Dios.

2 La economía de la revelación se cumple por medio de hechos y


palabras.
u Las obras manifiestan y corroboran la doctrina y las cosas significa-
das por las palabras.
u Las palabras proclaman las obras, y esclarecen el misterio conteni-
do en ellas.

CAP. II – SOBRE LA TRASMISIÓN DE LA REVELACIÓN


DIVINA

7 En Cristo se consuma toda la revelación. El dio mandato a sus apóstoles


de trasmitir lo que ellos habían recibido de la boca, trato y obras de Él.
CONCILIO VATICANO II 9
8 Los apóstoles bajo la inspiración del Espíritu Santo consignaron por
escrito el mensaje de salvación y transmitieron a sus sucesores lo que
ellos mismos habían recibido.

Los obispos como sucesores de los apóstoles transmitieron y siguen


transmitiendo lo que contribuye a que el pueblo de Dios lleve vida san-
ta y acreciente la fe.

De esta manera, la Iglesia en su doctrina, vida y culto, perpetúa y trans-


mite a todas las generaciones todo lo que es ella y lo que cree; y con la
asistencia del Espíritu Santo, tiende a la plenitud de la verdad divina.

Por la tradición, la Iglesia conoce el canon íntegro de los libros Sagra-


dos, y con la asistencia del Espíritu Santo conduce a los creyentes a
toda la Verdad, hablando sin intermisión como lo hiciera en tiempos
pasados.

9 Tradición y Sagrada Escritura están estrechamente unidas entre sí,


ya que tienen como origen un mismo manantial divino, confluyen en
cierto modo en uno y tienden al mismo fin. Ambas constituyen un solo
depósito sagrado.

Dios ha confiado al magisterio de la Iglesia la correcta interpretación


de su Palabra, poniéndose ella, enteramente al servicio de la misma
para enseñar y proponer para ser creído como divinamente revelado,
cuanto le ha sido transmitido.

10 En conclusión: Tradición, Sagrada Escritura y magisterio de la


Iglesia por designio divino, se traban y asocian entre sí, de tal manera
que uno no subsiste sin los otros y todos juntos, cada uno a su modo,
bajo la acción del Espíritu Santo, contribuyen eficazmente a la salva-
ción de los fieles.

CAP. III – LA INSPIRACIÓN DIVINA DE LA SAGRADA ES-


CRITURA Y SU INTERPRETACIÓN

11 Las cosas divinamente reveladas están contenidas en la Sagrada Escri-


tura, Antiguo y Nuevo Testamento.
12 Dios es su autor. El se valió de hombres (hagiógrafos), para que obran-
10 CONCILIO VATICANO II
do en ellos y por ellos, consignaran por escrito todo aquello y sólo
aquello que el quiso para nuestra salvación. Estos autores (hagiógra-
fos) inspirados por el Espíritu Santo, enseñaron con firmeza, con fideli-
dad y sin error cuanto Dios quiso comunicarnos.

13 Para su correcta interpretación y conocer lo que realmente Dios quiso


comunicarnos, la Iglesia toma en cuenta el estilo o género en el que los
libros fueron escritos: históricos, proféticos o poéticos… las condicio-
nes del tiempo y la cultura; el modo de sentir, decir y narrar del lugar
y de la época.

11 La Iglesia tiene por sagrados y canónicos todos los libros; es a ella a


quien Dios le ha confiado su custodia y su interpretación.

Para leer e interpretar la Sagrada Escritura necesitamos la asistencia


del Espíritu Santo ya que él es su autor y el que las inspiró.

CAP. IV– SOBRE EL ANTIGUO TESTAMENTO

14 Dios escogió un pueblo a quien confió sus promesas.

15 Por medio de Abraham, Moisés y los profetas fue revelándose como


Dios único, vivo y verdadero.

Esta economía de la salvación, anunciada, narrada y explicada por me-


dio de palabras y obras, quedó como verdadera palabra de Dios en los
libros del ANTIGUO TESTAMENTO, divinamente inspirados.

Dios fue preparando la venida de Cristo Redentor, poniendo de mani-


fiesto el conocimiento y los modos de obrar con ellos como Dios justo
y misericordioso.

Todos estos libros expresan un vivo sentido de Dios con sublimes en-
señanzas que ocultan el misterio de nuestra salvación.

16 El ANTIGUO TESTAMENTO oculta de alguna manera el NUEVO, éste a


su vez le da al ANTIGUO su significación completa, lo ilumina y explica.
Dios es el autor de ambos.

CONCILIO VATICANO II 11
CAP. V – SOBRE EL NUEVO TESTAMENTO

17 La Palabra de Dios se hace presente de modo eminente en los escri-


tos del NUEVO TESTAMENTO.

El VERBO DE DIOS hecho hombre, instauró sobre la tierra el Reino


de Dios; nos manifestó a su Padre y con el misterio de su muerte y
resurrección, con su ascensión y el envío del Espíritu Santo funda y
congrega a su iglesia, completando así su obra.

Estos misterios fueron consignados en los escritos del NUEVO TESTA-


MENTO, ordenados a suscitar la fe en Jesús CRISTO y SEÑOR, mediante
la predicación del Evangelio.

19
y
Los cuatro Evangelios de origen apostólico, escritos por Mateo, Mar-
20
cos, Lucas y Juan, transmiten lo que Jesús, hijo de Dios, hizo y enseñó
realmente mientras vivió entre los hombres y son fiel testimonio de su
vida y doctrina.

Los apóstoles enseñados por el Espíritu Santo transmitieron a sus oyen-


tes de una manera sincera lo que Jesús había dicho y hecho.

18
y
El NUEVO TESTAMENTO contiene además de los 4 evangelios, las car-
20 tas de San Pablo y otros escritos apostólicos redactados por inspiración
del Espíritu Santo, confirmando con ello lo que atañe a Cristo, y escla-
reciendo su doctrina.

CAP.VI – LA SAGRADA ESCRITURA EN LA VIDA DE LA IGLESIA


21
LA IGLESIA por medio de la LITURGIA da a sus fieles el pan de la Eu-
caristía y el pan de la palabra de Dios.

Es necesario que toda predicación se nutra y rija por la Sagrada Escri-


tura, ya que la palabra de Dios que es viva y eficaz:
u Es sostén y vigor de la Iglesia.
u Fortalece la fe de sus fieles.
u Es manjar para el alma.
u Es fuente pura y perene de vida espiritual.

12 CONCILIO VATICANO II
22 Es necesario que los fieles tengan acceso a la Sagrada Escritura pro-
porcionándoles versiones adecuadas con aprobación eclesiástica, in-
cluso las que con esfuerzo mancomunado se elaboren con los herma-
nos separados (con la supervisión de la Iglesia).

23 La Iglesia se esfuerza por alcanzar una inteligencia cada vez más pro-
funda de las Sagradas Escrituras a fin de alimentar a sus hijos con la
palabra de Dios que es luz para la mente, firmeza para la voluntad y
enciende el corazón en el amor de Dios.

24 La Sagrada Escritura es el alma de la Teología; ésta junto con la Tradi-


ción escudriña la verdad escondida en el misterio de Cristo.

La homilía, así como todo ministerio de la palabra y la catequesis de-


ben tener en lugar preeminente la Sagrada Escritura.

25 Por consiguiente, los sacerdotes en primer término, así como los diá-
conos y los catequistas deben familiarizarse con la asidua lectura y
esmerado estudio de la Escritura para no ser “vano predicador por
fuera de la palabra de Dios, por no ser oyente de ella por dentro”, (Sn.
Agustín) cuando su deber es comunicar a los fieles, la riqueza de la
palabra de Dios que les ha sido confiada. “Ignorar las Escrituras es ig-
norar a Cristo”. (S. Jerónimo).

26 El estudio de la Escritura debe ir acompañado de la oración. A Dios


hablamos cuando oramos, y le escuchamos cuando leemos.

La Iglesia espera con la Lectura de la Palabra de Dios y la asidua recep-


ción de los Sacramentos impulsar la vida espiritual de sus fieles.

18 – nov – 1965
Pablo VI Obispo de la Iglesia Católica

CONCILIO VATICANO II 13
CONTESTA LAS SIGUIENTES PREGUNTAS SOBRE
LA REVELACIÓN

Cap. I
1.- ¿De qué manera Dios fue revelándose como Dios único, vivo y ver-
dadero? (C. I)

2.- ¿Por qué se dice que la revelación se llevó a cabo por medio de he-
chos y palabras? (C. II)

Cap. II
1.- ¿Por qué se dice que la Sagrada Escritura y la Tradición constitu-
yen un solo depósito sagrado? (C. III)

2.- ¿Cómo fue transmitiéndose la Revelación Divina a través de los tiem-


pos? (C. II)

Cap. III
1.- ¿Qué es lo que los escritores sagrados por inspiración del Espíritu
Santo consignaron por escrito? (C. III)

2.- Para la interpretación correcta de las Escrituras ¿qué es lo que la Igle-


sia toma en cuenta? (C. III)

3.- ¿Por qué para leer e interpretar la Sagrada Escritura necesitamos de


la asistencia del Espíritu Santo?

Cap. IV
1.- ¿Qué relación existe entre el Antiguo y el Nuevo Testamento?

2.- ¿Qué es lo que descubrimos en los libros de la Sagrada Escritura?

Cap. V
1.- ¿Qué es lo que consignaron los cuatro evangelistas?

2.- ¿Cuáles son los escritos que contiene el Nuevo Testamento?

Cap. VI
1.- ¿Qué relación existe entre la Liturgia y la Sagrada Escritura?

2.- ¿Qué efectos o frutos produce la lectura de la Palabra de Dios?

14 CONCILIO VATICANO II
CONSTITUCIÓN

SOBRE

LA SAGRADA
LITURGIA

CONCILIO VATICANO II 15
INTRODUCCIÓN

Lee pausadamente este valioso Documento, con detenimiento, para


que en él puedas encontrarte con Cristo, de otra manera no podrás
descubrir la importancia tan grande que tiene para tu vida de fe.

Que tu comunión con Cristo sea plena. El es el que ora, canta, lee, ac-
túa, cuando tú lo haces en comunión con el sacerdote que representa a
Cristo. Que tu fe en Cristo Jesús te lleve cada vez más y más a la plena
identificación con él.

1 Lo que el Concilio se propuso con esta Constitución fue:

u Acrecentar la vida cristiana de los fieles.


u Adaptar la Liturgia a las necesidades del tiempo.
u Promover la unión de los creyentes e invitar al seno de la Iglesia a
los que no lo son.
2 u Manifestar y expresar por medio de la vida de sus fieles el miste
rio de Cristo y la naturaleza auténtica de la verdadera Iglesia.
u Acompañar con la Liturgia a los fieles en su caminar, hasta llegar a
la medida de la plenitud de la edad de Cristo (Ef. 4,13)
u Reabastecer la fe para predicarlo, y atraer a todos a la unidad.

16 CONCILIO VATICANO II
CAP. I – PRINCIPIOS GENERALES PARA LA REFORMA Y
FOMENTO DE LA SAGRADA LITURGIA

I. NATURALEZA DE LA SAGRADA LITURGIA Y SU IMPORTANCIA


EN LA VIDA DE LA IGLESIA

5 Dios obró nuestra salvación por medio del misterio de su Hijo,


Dios y hombre verdadero que padeció, murió y resucitó por no-
sotros.

El Verbo de Dios asumió nuestra condición humana y se ofreció a


sí mismo en sacrificio.

Mediante su pasión y muerte y con su gloriosa resurrección, nos


ha reconciliado plenamente con el Padre.

Al restaurar nuestra condición humana, Jesús glorifica a Dios,


constituyéndose “único Mediador entre Dios y los hombres” (I
Tim. 2,5)

6 Toda la vida de la Iglesia gira en torno a este misterio que se perpe-


túa a través del tiempo.

Así como Cristo fue enviado por el Padre, El a su vez envió a sus após-
toles, no sólo a anunciar el Evangelio, sino también a continuar su obra
de salvación mediante los sacramentos, a través de los cuales se hace
presente.

7 Por consiguiente es por medio de la Liturgia como se ejerce la obra de


nuestra redención.

Jesucristo ejerce su sacerdocio asociado a la iglesia en el culto de glo-


rificación que tributa al Padre Eterno.

Cristo está presente en toda acción litúrgica: en el sacrificio de la Misa,


en la administración de los sacramentos, cuando se lee se ora o se canta.

De tal manera que es Cristo el que celebra, es Cristo quien bautiza, el


que perdona, etc.
CONCILIO VATICANO II 17
En consecuencia toda celebración litúrgica – acción sagrada por
consecuencia - es obra de Cristo y de su Iglesia por la que se realiza la
santificación del hombre y se ejerce el culto público íntegro.

8 La Iglesia al celebrar la liturgia terrena pregusta y toma parte de la


liturgia celestial, por ello canta el himno de gloria con los ángeles, ve-
nera la memoria de los santos con quienes espera gozar un día de su
compañía.

9 Por medio de la Liturgia


u La Iglesia invita a la fe y a la conversión
u Prepara a los sacramentos
u Enseña a cumplir lo que Cristo mandó
u Estimula a toda obra de caridad para poner de manifiesto ser luz
del mundo y dar gloria al Padre delante de los hombres.

10 La liturgia es la cumbre a la cual tiende la actividad de la Iglesia y al


mismo tiempo es fuente de donde brota toda fuerza.

Es cumbre porque con ella al participar en el sacrificio de Cristo, glo-


rificamos a Dios y es fuente porque, al renovar la alianza del Señor,
obtenemos con la máxima eficacia nuestra santificación.

11 Para asegurar plenamente la eficiencia de la Liturgia, es necesa-


rio que los fieles:
u Se acerquen con recta disposición de ánimo.
u Pongan su alma en consonancia con su voz.
u Colaboren con la gracia divina.
u Participen de una manera consciente, activa y fructuosa.

12 Junto con la participación en la Liturgia, el cristiano debe atender a


otros aspectos de su vida espiritual como son la oración personal y la
mortificación entre otros.

13 También se recomiendan los ejercicios piadosos y las prácticas reli-


giosas, sobre todo aquellas aprobadas por la autoridad eclesiástica.

II. NECESIDAD DE PROMOVER LA EDUCACIÓN LITURGICA Y LA


PARTICIPACIÓN ACTIVA
18 CONCILIO VATICANO II
14 La Iglesia desea de sus fieles una participación plena, consciente y
activa en la celebración litúrgica, ya que ella es la fuente primaria y
necesaria donde se bebe el espíritu cristiano.

Para ello se requiere que los sacerdotes estén impregnados del espíri-
tu y de la fuerza de la liturgia para animar a los fieles.

El Concilio decreta proveer de una educación litúrgica estable-


ciendo:
15 u Una formación a conciencia de los profesores que se asignen para
enseñar esa asignatura, en los seminarios y casa de formación.
16 u Debe considerarse la asignatura de sagrada liturgia como nece
saria y muy importante.
u Los profesores de otras asignaturas teológicas deben tomar en
cuenta las conexiones que existan relacionadas con la Liturgia des
de los más diversos aspectos: teológicos, históricos, espiritual, pas
toral y jurídico, con el fin de respetar la unidad de la formación sa
cerdotal.
17 u En los seminarios y casas religiosas tanto la formación litúrgica de
la vida espiritual como cualquier ejercicio de piedad, deben estar
impregnados del espíritu de la Sagrada Liturgia, de tal manera que
los formandos puedan comprender los sagrados ritos y participar
en ellos con toda el alma.
18 u A los sacerdotes se les ha de ayudar a comprender cada vez más
plenamente lo que realizan en sus funciones sagradas, vivir la vida
litúrgica y comunicarla a los fieles.
19 u A los pastores de almas, fomenten la educación litúrgica y la partici
pación activa de los fieles guiándolos no solamente con la palabra,
sino también con el ejemplo.

III. REFORMA DE LA SAGRADA LITURGIA

21 Esta reforma se hace para que los textos y los ritos expresen con mayor
claridad su significado y el pueblo pueda comprenderlas fácilmente y
participar en ellas.
A. Normas generales:

22 Nadie por iniciativa propia puede añadir, quitar o cambiar cosa alguna
en la liturgia, esto es de competencia exclusiva de la Sede Apostólica
CONCILIO VATICANO II 19
o del Obispo.

23 Para esta revisión, la Iglesia tomó en cuenta


u Los aspectos teológicos, históricos y pastorales.
u Las leyes generales y la estructura.
u La mentalidad litúrgica.
u Si la innovación realmente exige una utilidad verdadera y cierta.

24
y
En la celebración litúrgica, la importancia de la Sagrada Escritura es
25
muy grande:
u De ahí se toman las lecturas que se explican en la homilía.
u Así mismo: los salmos, las oraciones e himnos.
u De ella reciben su significado las acciones y los signos.

B. Normas derivadas de la Liturgia como acción jerárquica y co-


munitaria

26 Las acciones litúrgicas son celebraciones del pueblo de Dios, congre-


gado y ordenado bajo la Dirección del Obispo; por lo tanto pertenecen
a todo el cuerpo de la Iglesia.

27 La celebración de la Misa es de naturaleza pública y social, con asisten-


cia y participación activa de los fieles.

28
y
Los acólitos, lectores, comentadores, cantores desempeñan un autén-
29 tico ministerio, por lo que cada uno debe hacer su función, penetrado
del espíritu litúrgico, con orden y sincera piedad.

30, Para promover la participación activa de los fieles es necesario fomentar:


31
y
32 u Las aclamaciones
u las respuestas
u la salmodia
u las antífonas
u los cantos
u acciones, gestos y posturas corporales
u silencios sagrados.

33 La sagrada Liturgia es ante todo culto a Dios.


Cristo por medio de la Iglesia tributa a Dios un culto (de adoración, de
20 CONCILIO VATICANO II
alabanza, de acción de gracias).

A su vez, Dios por medio de Cristo (único Mediador entre Dios y los
hombres) da a su Iglesia la abundancia de su gracia.
u Dios habla al pueblo en la Liturgia.
u Cristo sigue anunciando el Evangelio.
u Cristo representado por el Sacerdote ora en nombre de todo el
pueblo, lo mismo cuando éste lee, ora, canta o actúa, tributa a Dios
un culto racional.
u Los signos visibles que se usan en la Liturgia, fueron escogidos por
Cristo, para significar realidades divinas invisibles.

C. Normas derivadas del Carácter Didáctico y Pastoral de la Li-


turgia

34 Los ritos deben ser:


Sencillos, breves, claros, adaptados a la capacidad de los fieles.

35 La íntima conexión entre palabra y rito debe aparecer con mucha cla-
ridad.

a) En las celebraciones las lecturas de la Escritura deben ser más


abundantes, más variadas y más claras.
b) La Homilía o sermón
u Es necesario cumplir con fidelidad y exactitud.
u Las fuentes de la predicación son principalmente la Sagrada Escri
tura y la Liturgia ya que es una proclamación de las maravillas
obradas por Dios en el misterio de Cristo presente particularmen
te en la celebración litúrgica.
c) La catequesis prevista en los ritos, debe estar acompañada de bre-
ves moniciones en momentos oportunos y con las palabras prescritas
u otras semejantes.
d) En los lugares donde no haya sacerdotes, háganse celebraciones
de la Palabra de Dios sobre todo en las vísperas de las fiestas más
solemnes, en algunas ferias de Adviento y cuaresma, domingos y días
festivos.
36 Se conserva el uso del latín para los ritos latinos. La lengua popular,
se empleará en la celebración de la Misa, en la administración de los
sacramentos, en las lecturas, moniciones, oraciones y cantos, cuya au-
torización depende del Obispo.
CONCILIO VATICANO II 21
D. Normas para adaptar la liturgia a la mentalidad y tradiciones
de los pueblos

37 La Iglesia respeta y promueve el genio y las peculiaridades de los


pueblos. Conserva aquellas costumbres que no estén vinculadas con
supersticiones y errores, con tal que se puedan armonizar con el ver-
dadero espíritu litúrgico.

38 Para los lugares de misión pueden admitir variaciones y adaptaciones.

39
y El Obispo es quien determina dichas adaptaciones sobre todo en lo
40
tocante a la administración de los sacramentos, a los sacramentales,
procesiones, lengua litúrgica, música y arte sagrado. Además conside-
rará los elementos que se pueden tomar de las tradiciones culturales
para incorporarlas al culto divino.

IV. FOMENTO DE LA VIDA LITÚRGICA EN LA DIÓCESIS Y EN LA


PARROQUIA

41
y
Hay que tener en gran aprecio la vida litúrgica en torno al Obispo, par-
42 ticularmente en la Eucaristía, ya que debe ser considerado como el
gran sacerdote de su grey de quien deriva y depende la vida en Cristo,
de sus fieles.

Esto mismo vale para los párrocos que a su vez hacen las veces del
Obispo y que de alguna manera representan a la Iglesia visible.

Hay que trabajar para que florezca el sentido comunitario parroquial,


sobre todo en la misa dominical.

43 Vale aplicar ahora lo que en el tiempo del Concilio se dijo: “La refor-
ma litúrgica, es paso del espíritu Santo por su Iglesia por disposi-
ción providencial de Dios, para darle un sello característico a la vida, al
pensamiento y a la acción religiosa de nuestra época”.

44, Cada diócesis, sea ella sola o con las de su Provincia, debe contar con
45
y
46
comisiones que promuevan la acción pastoral litúrgica, la música y el
arte sacro, bajo la dirección de la autoridad eclesiástica.

22 CONCILIO VATICANO II
EVALÚA TUS CONOCIMIENTOS SOBRE LA LITURGIA

1.- ¿Qué es lo que conmemora la Iglesia a través de la Sagrada


Liturgia? (1-5)

2.- ¿Cómo se hace presente Cristo en toda celebración litúrgica?


(7)

3.- ¿Por qué es importante para el bautizado participar en la Litur-


gia? (9-10)

4.- ¿Cómo debe ser nuestra participación en la celebración litúr-


gica? (14)

5.- ¿Por qué en la celebración litúrgica es importante la Sagrada


Escritura? (24, 25)

6.- ¿Cuál es el culto que la Iglesia tributa a Dios y qué es lo que


ésta recibe a cambio? (33)

7.- ¿Por qué se dice que la forma de la Liturgia es paso del Espíritu
Santo por su Iglesia? (43)

CONCILIO VATICANO II 23
CAP. II – EL SACROSANTO MISTERIO DE LA EUCARISTÍA

47 Jesucristo instituyó en la última cena, el sacrificio eucarístico de


su cuerpo y sangre con el cual iba a perpetuar el memorial de su
muerte y de su resurrección.

u Sacramento de piedad
u Signo de unidad
u Vinculo de caridad
u Banquete pascual
u En el cual se recibe a Cristo como alimento
u El alma se llena de gracia
u Se nos da una prenda de la gloria futura.

48 La Iglesia quiere de los fieles una espiritualidad eucarística.


u Que participen en la celebración eucarística de una manera cons
ciente, piadosa y activa.
u Sean instruidos en la palabra de Dios.
u Se fortalezcan en la mesa del Señor.
u Den gracias a Dios.
u Aprendan a ofrecerse a sí mismos al ofrecer a Cristo en la Eu
caristía, junto con el sacerdote y los demás fieles para que Dios
sea todo en todos.

49 Para que el sacrificio de la misa alcance toda su eficacia pastoral, de


modo que se ponga de manifiesto con mayor claridad el sentido de
cada una de sus partes y se logre la participación adecuada de los fie-
les es necesario:
50 u Simplificar los ritos.
51 u Leer al pueblo las partes más significativas de la Sagrada Escritura.
52 u Exponer en la homilía a partir de los textos sagrados, los misterios
de la fe y las normas de la vida cristiana.
53 u Restablecer la “oración común” o de los fieles después del Evan
gelio y la homilía.

54 El uso de la lengua vernácula no contradice el que en ciertas circuns-


tancias se pueda orar o cantar en latín.
55 La participación en la misa es más perfecta recibiendo la comunión. En
determinadas solemnidades y a juicio del obispo, la comunión puede
24 CONCILIO VATICANO II
ser bajo las dos especies.

56 Tanto la Liturgia de la palabra como la liturgia de la eucaristía,


constituyen un solo acto de culto. El concilio exhorta a todos los fie-
les a participar en toda la misa sobre todo los domingos y fiestas de
precepto.

57
y
La concelebración manifiesta apropiadamente la unidad del sacerdo-
58 cio. Al obispo le corresponde reglamentar la disciplina de la concele-
bración en la diócesis.

CAP. III – OTROS SACRAMENTOS Y LOS SACRAMENTALES

59 Los sacramentos están ordenados:


u a la santificación de los hombres.
u a la edificación del cuerpo de Cristo
u a dar culto a Dios
u suponen la fe y a la vez la alimentan y la robustecen
u confieren la gracia
u alimentan la vida cristiana.

60 Los sacramentales: “Son signos sagrados que poseen efectos de ca-


rácter espiritual, ya que disponen a recibir el efecto de los sacramen-
tos y a santificar las circunstancias de la vida”.

61 Ambos: sacramentos y sacramentales emanan del misterio pascual


de la pasión, muerte y resurrección de Cristo, de quien reciben su po-
der y hacen que el uso honesto de las cosas materiales, puedan orde-
nase a la santificación del hombre y a la alabanza de Dios.

62 El concilio determina lo siguiente:


u No omitir las instrucciones del ritual romano que procedan para
cada rito.
u Restaurar el catecumenado de adultos.
71
a
u Revisar el rito del bautismo: el de adultos, el de niños, y el de los
77
que se convierten al catolicismo, tomando en consideración la
participación y las obligaciones de padres y padrinos.
u Revisar el rito de la Confirmación, (Antes de su celebración en la
CONCILIO VATICANO II 25
misa hay que renovar las promesas del Bautismo) el de la peniten
cia, es de la unción de los enfermos, Orden sacerdotal y el del
Matrimonio.

80
y
Finalmente es necesario revisar los ritos de profesión religiosa y el de
82 las exequias.

79 Algunos sacramentales pueden ser administrados en determinadas


circunstancias por laicos que tengan las cualidades convenientes a jui-
cio del Obispo.

CAP. IV – EL OFICIO DIVINO

83 CRISTO Sumo y Eterno Sacerdote de la nueva Alianza, al tomar la natu-


raleza humana, introdujo el himno de alabanza, asociando y uniendo a
sí la comunidad entera de los hombres.

84 Esta función sacerdotal se prolonga a través de la Iglesia, no sólo cele-


brando la Eucaristía, sino también por el rezo del Oficio divino; de tal
manera que cuando los fieles oran juntos con el sacerdote, es la ora-
ción de Cristo: su cuerpo, su esposa que alaba al Padre.

85 Todos aquéllos que ejercen esta función, cumplen con esta obligación
de alabar a Dios, consagrando el curso entero del día y de la noche,
participando del altísimo honor de estar ante su trono en nombre de
la madre Iglesia.

86 Los sacerdotes rezarán con fervor las alabanzas de las Horas imitando
a los apóstoles que dijeron “dedicarse de lleno a la oración y al minis-
terio de la palabra” (Act. 6,4).

El fin del Oficio Divino es la santificación del día. Es fuente de piedad


y alimento de la oración personal; al rezarlo, la mente debe concordar
con la voz.

El concilio ha determinado lo siguiente:

89
a
Laudes debe considerarse como oración matutina y vísperas como
97
oración vespertina; ambas son como el doble quicio sobre el que gira
26 CONCILIO VATICANO II
el Oficio cotidiano.

Completas es una forma que responda al final del día. Por motivos de
apostolado, maitines, tercia, sexta y nona, puede rezarse una que se
acomode al momento del día. No así en las comunidades conventuales
o que tienen órdenes mayores, están obligados a rezar diariamente en
privado o en común todo el oficio.

98 Para los Institutos de Vida consagrada que por sus Constituciones


y
99 oran con los salmos, alaban como cuerpo místico públicamente a Dios,
por lo que deben de cumplir esta función con la máxima perfección,
tanto por la devoción interna como por el proceder exterior.

100 A los seglares también se recomienda rezar al Oficio divino, ya sea con
los sacerdotes, ya sea reunidos entre sí, o en particular.

CAP. V – EL AÑO LITÚRGICO

102 A través del año la Iglesia conmemora y celebra el misterio de CRIS-


TO, desde la Encarnación y Navidad, hasta la Ascensión, Pentecostés y
la expectativa venida del Señor; de esta manera nos pone en contacto
con los misterios de la Redención, abriéndonos las riquezas del poder
santificador de los méritos de Nuestro Señor Jesucristo que nos llenan
de la gracia de la salvación.

103 Durante el ciclo litúrgico, la Iglesia también celebra y venera a la San-


tísima Virgen María, unida de manera indisoluble a la obra salvadora
de su Hijo.
En ella:
u La Iglesia admira y ensalza el fruto más esplendido de la Redención.
u La contempla como imagen de lo que ella ansía y espera ser.

104 También recuerda a los santos que alcanzaron la perfección y que en


el cielo alaban a Dios e interceden por nosotros.
La Iglesia proclama en ellos las maravillas de Cristo en su misterio pas-
cual ya que padecieron y fueron glorificados con Cristo. La Iglesia los
propone como ejemplos, para imitar sus virtudes.

106 El domingo o día del Señor es el fundamento y el núcleo de todo el


CONCILIO VATICANO II 27
año litúrgico. La Iglesia nos congrega para escuchar la Palabra de Dios
y participar en la Eucaristía, recordando la pasión, muerte y resurrec-
ción de Cristo. Es la fiesta primordial de alegría y de acción de gracias
a la que no se le puede anteponer otras solemnidades.

107
y
La celebración de los misterios de la redención es la forma de inculcar
108 y alimentar la piedad de los fieles.

109 La Cuaresma es el tiempo más favorable que nos prepara a la ce-


lebración del misterio pascual. Sobre todo mediante el recuerdo o la
preparación del Bautismo y mediante la Penitencia, en cuya catequesis
debemos considerar:
u Las consecuencias sociales del pueblo.
u La naturaleza propia de la penitencia que detesta el pecado en
cuanto es ofensa a Dios.

110 La Iglesia nos recomienda la penitencia en este tiempo cuaresmal, no


sólo la interna e individual sino también la externa y social. Así mismo
el ayuno, sobre todo el viernes de la pasión y muerte del Señor.

CAP. VI – LA MÚSICA SAGRADA

112 La Iglesia aprueba y admite en el culto divino todas las formas de arte
auténtico, siendo de gran estima el canto sagrado y que unido a la ac-
ción litúrgica, constituye una parte necesaria e integral de la liturgia
solemne.

El canto sagrado expresa con mayor delicadeza la oración, fomenta


la unanimidad, pero sobre todo se le rinde gloria a Dios, que es su fin
principal, y ayuda a la santificación de los fieles.

113
y
La acción litúrgica reviste mayor solemnidad cuando se celebra en la
114
Iglesia catedral y más cuando intervienen otros ministros sagrados con
la participación de los fieles y la animación de un coro (scholae can-
torum).

115
y
La Iglesia considera importante:
116
u La enseñanza y práctica musical en los seminarios y casas de for
mación religiosas.
28 CONCILIO VATICANO II
u La erección de institutos superiores de música sacra.
u La educación litúrgica, a compositores, cantores y niños.
u El canto gregoriano como el propio de la liturgia romana.
u El canto polifónico con tal que responda al espíritu de la acción
litúrgica.

118
y Es importante fomentar el canto religioso popular que haga resonar
119
las voces de los fieles, así como el darle su lugar a la tradición musi-
cal que permita fomentar el sentido religioso al acomodar el culto a la
idiosincrasia de lugares de misión.

CAP. VII – EL ARTE Y LOS OBJETOS SAGRADOS

122 La Iglesia ha sido siempre amiga de las bellas artes por ser un reflejo
de la infinita belleza de Dios, sobre todo sí éstas contribuyen a su ala-
banza y a su gloria.

Ella ha incorporado constantemente su noble servicio a fin de que las


cosas destinadas al culto sagrado sean en verdad dignas, decorosas y
bellas, signos y símbolos de las realidades celestiales.

La Iglesia discierne entre aquellas obras que están de acuerdo con la


fe, la piedad y las leyes religiosas tradicionales, aptas para el uso sa-
grado que sirven al esplendor del culto con dignidad y belleza.

123 La Iglesia ha ido creando en el curso de los siglos un tesoro artísti-


co, digno de ser conservado cuidadosamente, incluyendo el arte de
nuestro tiempo con tal que sirva a los edificios y ritos sagrados con el
debido honor y reverencia.

124 El Concilio pide a los obispos en la edificación de los templos, buscar


más una noble belleza que una mera suntuosidad, desechando aquello
que repugne a la fe o a la piedad cristiana, u ofenda al sentido auténti-
camente religioso.

126 Que los templos sean aptos para las celebraciones litúrgicas y la par-
ticipación activa de los fieles, así mismo la construcción de los altares,
el lugar y seguridad del Sagrario, la funcionalidad y dignidad del bap-
tisterio, las imágenes sagradas, en fin toda la decoración y el ornato.
CONCILIO VATICANO II 29
Es bueno escuchar a la comisión diocesana de arte sagrado y a las
personas entendidas en ello.

125
y
Los artistas imbuidos del espíritu del arte sacro y de la Sagrada Litur-
127 gia deben tener presente que su trabajo es imitación sagrada de Dios
Creador y que sus obras están destinadas al culto católico, a la edifica-
ción de los fieles y a su instrucción religiosa.

128 En cuanto a objetos y vestiduras sagradas pueden adaptarse a las cos-


tumbres y necesidades locales, de acuerdo a la autorización del obis-
po del lugar.

Pablo VI. Obispo de la Iglesia Católica.


Roma. 5 – dic – 1963.

30 CONCILIO VATICANO II
EVALÚA TUS CONOCIMIENTOS SOBRE LA LITURGIA

8.- ¿Qué es lo que el Concilio nos dice de la Eucaristía? (47)

9.- ¿De qué manera Jesucristo perpetúa el memorial de su muerte


y resurrección? (47)

10.- La Iglesia quiere para sus fieles una espiritualidad eucarística,


¿qué comporta esto? (48)

11.-¿Entre la Liturgia de la Palabra y la Liturgia Eucarística hay una


que sea más importante que otra? ¿Por qué? (56)

12.- ¿Cuáles son los frutos que producen los sacramentos? (59)

13.- ¿Qué otra oración existe, además de la celebración de la Eu-


caristía, por la que la Iglesia alaba a Dios? (84)

14.- ¿Qué es lo que la Iglesia conmemora y celebra a través de


todo el año? (102)

15.- ¿Por qué es importante la celebración del domingo, de tal ma-


nera que no se puede anteponer ninguna otra solemnidad? (106)

16.- ¿Por qué es importante el canto sagrado? (112)

CONCILIO VATICANO II 31
32 CONCILIO VATICANO II
CONSTITUCIÓN
PASTORAL
SOBRE
LA IGLESIA
Y SU RELACIÓN
CON EL MUNDO
Pablo VI – noviembre 1965

CONCILIO VATICANO II 33
Introducción:

He aquí una de las joyas más preciosas que la iglesia ha recibido del
Espíritu Santo.

Contar con una doctrina cierta, segura, como en otro tiempo lo hiciera
Moisés con su pueblo, resulta un don inapreciable que hacía clamar al
salmista:“lámpara para mis ojos es tu palabra, una luz en mi sendero. Tus
estatutos son mis consejeros.”
(Ps. 118)

Para gustar de la Sabiduría de Dios oculta en este Documento, es nece-


sario leerlo en forma pausada, reflexiva, meditada.

No se trata de una información o una ilustración para saber más. Se trata


de gustar de las cosas de Dios, como lo hacía María que conservaba en
su corazón las palabras de su Hijo.

Toma en cuenta que es la expresión de toda la jerarquía de la Iglesia


acompañada del pensamiento de grandes Teólogos y de numerosos ex-
pertos y hombres de ciencia que en un momento de la historia recapitu-
laron todo su saber en este precioso documento que su santidad Pablo
VI promulgó con la calidad de Constitución Pastoral sobre la Iglesia y
su relación con el mundo.

Laus Deo

34 CONCILIO VATICANO II
CONSTITUCIÓN PASTORAL SOBRE LA IGLESIA EN EL
MUNDO DE HOY
(Gaudium et spes)

1 Después de verse a sí misma, la Iglesia se pregunta: “Siendo luz del


y
3 Mundo, ¿cómo ve a éste, y qué relación guarda con él”?

4
y
La iglesia frente al mundo mira su función o proyección al exterior:
10

I. La Iglesia solidaria al hombre:

No está fuera o al margen del mundo. Ella es Luz y es fermento.“Está en


el Mundo sin ser del mundo”. (Jn 15,19)

“Todo lo verdaderamente humano tiene resonancia en su corazón” por


lo tanto es solidaria del Género humano y de su historia”

II. La Iglesia Luz de las gentes:

Ella permanecerá siempre como el Norte que ilumina y orienta a todo


hombre, por su unión íntima con Cristo, “clave, centro y fin de toda la
Historia. El brilla en las tinieblas del pecado y de todo aquello que ale-
ja al hombre de Dios”.

El misterio del mal subsistirá hasta el final. El demonio y todos los ene-
migos de Dios harán guerra a los hijos de Dios.
Habrá persecución pero Cristo estará con su Iglesia hasta el final.

III. La Iglesia defiende y promueve:

u La dignidad de la persona humana.


u La familia.
u Todo aquello que mira al Bien Común.
u Todos los valores auténticos que ayudan a lograr la fraternidad
universal.

IV. La Iglesia Sacramento universal de Salvación:

La Iglesia prolonga la acción redentora de Cristo con una conciencia


viva de ser para el Mundo “Sacramento Universal de Salvación”.
CONCILIO VATICANO II 35
PRIMERA PARTE:

LA IGLESIA Y LA VOCACIÓN DEL HOMBRE

A. Dignidad y vocación de la persona humana

11 La fe es la que ilumina al hombre sobre su dignidad y su vocación.

12 Fue creado por Dios a su imagen y semejanza. Constituye la obra cum-


bre de la creación. En él se conjunta la materia y el espíritu.

13 Dotado de libertad y herido por el pecado, puede hacer lo más abo-


14 minable, como también con la ayuda de la gracia y adhiriéndose li-
bremente a Dios, lo más sublime como:
15 u Conocer el plan de Dios
u Participar de su vida divina
u Rendir un culto libre a Dios
17 u Liberarse de la cautividad de sus pasiones
16 También posee la conciencia en el núcleo más secreto de su ser
como árbitro que pone de manifiesto su actuar, reprobándolo o acre-
ditándolo.

18 Su vocación: El hombre por la revelación acepta en la fe estar llama-


19 do por Dios, para vivir en comunión con él como hijo suyo. Esta es la
razón más alta de su dignidad humana.

22 Asociado al misterio pascual de CRISTO, el hombre es restaurado


y conformado con él, recibiendo con ello además, las primicias del Es-
píritu Santo.

20 Hay quienes no aceptan esta verdad, o la desconocen, o son indiferen-


tes a ella y hay quienes hasta la combaten: el ateísmo.

21 La Iglesia no sólo rechaza toda forma de ateísmo por atentar a la digni-


dad humana, sino además la denuncia y combate.

22 En conclusión: el misterio del hombre, su dignidad y vocación se


esclarece en el misterio de CRISTO.
36 CONCILIO VATICANO II
21 La Iglesia no deja de reconocer que su Mensaje está de acuerdo con
los deseos más profundos del corazón humano.

B. La comunidad humana

23 El Creador grabó en la naturaleza espiritual y moral del hombre


las leyes que regulan la vida social, fundamentalmente el respeto a
su plena dignidad.

24 La creciente interdependencia de los hombres nos llevan a consti-


tuirnos en una sola familia y tratarnos entre sí con espíritu de herma-
nos. Esto es lo que corresponde al plan de Dios en el que no podemos
separar el amor de Dios al del prójimo.

25 Esta interdependencia entre persona y sociedad o socialización, en-


cierra para La persona tanto peligros como ventajas, porque la pueden
apartar del bien e inducirla al mal, como también la pueden engrande-
cer y capacitarla para responder a su vocación.

26 Ambos: persona y sociedad se complementan. El orden social fun-


dado en la verdad, edificado sobre la justicia y vivificado por el amor,
debe subordinarse al bien de la persona que es principio, sujeto y fin
de todas las instituciones sociales y cuyos derechos y obligaciones son
universales e inviolables.

27 El respeto a la persona humana implica proporcionarle lo necesario


para una vida digna como si se tratase de “otro yo”.
29 u Evitando todo aquello que atenta contra su vida, o viola su integridad
u ofende a su dignidad.
u Eliminando toda forma de discriminación por diferencias físicas,
intelectuales o morales;
u Luchando contra cualquier tipo de esclavitud social o política;
u Respetando siempre los derechos fundamentales del hombre;
30 u Contribuyendo al bien común, es decir, todo lo que ayuda a mejorar
las condiciones de vida;
u Practicando las virtudes morales y sociales.

31 Necesitamos una más amplia cultura espiritual: pues tanto la pobreza


extrema, como la vida demasiado fácil, atentan contra la dignidad y el
auténtico sentido de la libertad humana.
CONCILIO VATICANO II 37
32 Conclusión:
Dios creó al hombre para formar sociedad; lo santifica y lo salva como
pueblo. Cristo nos dio ejemplo de ello y así lo predicó, para hacer de
todos la familia de Dios.
28 A los que no piensan como nosotros hay que respetarlos y cumplir con
el precepto del amor (Mt. 5,43)

C. La actividad humana en el mundo

33 El hombre con su trabajo y con su ingenio ha logrado transformar la


34 naturaleza en bienes que proporcionan mejores condiciones de vida,
lo cual, responde a la voluntad del Creador.

35 El hombre puede ofrecer con el desarrollo un planteamiento más hu-


mano en los problemas sociales en bien de la justicia y de la fraterni-
dad.

36 Las realidades terrestres tienen consistencia propia. Están dotadas


de verdad y de bondad y de un orden regulado que el hombre debe
respetar ya que su origen está en Dios. Cuando el hombre desconoce
este principio, “la criatura queda oscurecida”, o dicho de otra manera:
“La criatura sin el creador se esfuma”.

37 El progreso es altamente benéfico para el hombre, máxime cuando


reconoce a Dios como Creador, sabe darle gracias y hace uso correc-
to de los bienes, usando y gozando de las criaturas en pobreza y con
libertad de espíritu; no así cuando se deja llevar por la vanidad, la am-
bición, el egoísmo y toda actitud que lo conduzca al pecado al hacer
mal uso de ellas.

38 El sentido de la transformación del mundo se encuentra en el amor


que nos impulsa a instaurar la fraternidad universal.

Es el Espíritu Santo quien alienta estos deseos con los que la familia
humana intenta hacer más llevadera su vida.
El es quien reparte sus dones, ayudando a los hombres a emplear sus
energías en pro de la vida humana.
39 El progreso temporal puede contribuir a ordenar mejor la sociedad
humana, e interesa al reino de Dios, ya presente; en espera de nuevos
cielos y nueva tierra donde habite la justicia y la paz que anhela el co-
38 CONCILIO VATICANO II
razón del hombre.

D. Misión de la iglesia en el mundo contemporáneo

40 Relación mutua entre la iglesia y el mundo


La Iglesia es una entidad social visible y a la vez es comunidad espi-
ritual.
Existe en el mundo, vive y actúa con él a la manera de fermento y como
alma de la sociedad, Ella además de comunicar la vida divina, con-
solida la sociedad dándole un sentido más humano al hombre y a su
historia.

41 La ayuda que la iglesia procura a cada hombre:


La iglesia en virtud de habérsele confiado la manifestación plena del
misterio de Dios:
u Descubre al hombre el sentido de la propia existencia, el de su
vida, el de su acción, el de su muerte.
u Le garantiza la dignidad personal y la libertad.
u Respeta la dignidad de su conciencia y su libre decisión.
u Advierte que todo talento humano debe redundar en servicio de
Dios y bien de la humanidad.
u Afirma que el que sigue a Cristo se perfecciona cada vez más en
su propia dignidad de hombre.

42 Ayuda que la iglesia procura a la sociedad


u Fundamenta en Cristo la unión de la familia.
u Establece y consolida la comunidad humana.
u Crea obras de misericordia a favor de los necesitados.
u Enseña la genuina unión social.

El fin de la iglesia es de orden religioso.“Ella puede desarrollarse bajo


cualquier régimen político que reconozca los derechos fundamentales
de la persona y de la familia y los imperativos del Bien Común”.

43 Lo que la Iglesia procura a través de sus hijos


La Iglesia exhorta a todos los cristianos a cumplir sus deberes tempo-
rales con espíritu evangélico evitando el divorcio entre fe y vida diaria.
Compete a los laicos el que la Ley divina quede grabada en la ciudad
terrena con la ayuda de la sabiduría divina, la doctrina del magisterio
y el impulso espiritual del clero.
CONCILIO VATICANO II 39
44 Ayuda que la IGLESIA recibe del MUNDO
u Cada pueblo ha proporcionado a la Iglesia su propia cultura. Ella
ha adaptado su predicación y ha expresado el mensaje cristiano
de modo apropiado a cada uno de ellos.
u La Iglesia además de auscultar, discernir, interpretar y valorar las
múltiples luces de nuestro tiempo, reconoce agradecida la ayuda
que recibe de parte de los hombres, aún de aquellos que les son
contrarios o padece persecución.

45 La Iglesia pretende el advenimiento del reino de Dios, y la salvación


de toda la humanidad, restaurando todo en Cristo, Señor de la Historia.

RESPONDE A ESTE IMPORTANTE CUESTIONARIO SOBRE


LA IGLESIA EN EL MUNDO DE HOY
1.- ¿Qué es lo que la Iglesia defiende y promueve como misión en
el mundo? (intr. III)

2.- ¿Qué quiere decir: “La Iglesia, Sacramento universal de salva-


ción”? (intr. IV)

3.- ¿En dónde radica la dignidad de la persona humana? (11 a 22)

4.- ¿Cuál es la relación que se da entre personas y sociedad? (26)

5.- ¿Cuáles son las acciones que el Concilio pide como apoyo para
una vida digna de la persona humana? (27)

6.- ¿Por qué decimos que las realidades terrestres tienen consisten-
cia propia? ¿Qué significa esto? (36)

7.- ¿Cuándo el Progreso es realmente benéfico? (39)

8.- ¿Por qué la Iglesia es una entidad visible y a la vez espiritual?


(40)

9.- ¿Cuál es la ayuda que la Iglesia procura a cada hombre? (41)

10.- ¿A quién compete el que la Ley Divina quede grabada en la


ciudad terrena? ¿Cómo puede hacerse eso? (43)

40 CONCILIO VATICANO II
SEGUNDA PARTE:

ALGUNOS PROBLEMAS MÁS URGENTES

CAP. I – DIGNIDAD DEL MATRIMONIO Y DE LA FAMILIA

47 El bienestar de la persona y de la sociedad está relacionado con la


comunidad conyugal y familiar.
Atentan contra esta institución la poligamia, el divorcio y el amor libre
y la debilitan el egoísmo, el hedonismo y otros usos ilícitos.

48 El carácter sagrado del matrimonio y de la familia


u El matrimonio es una alianza de vida y amor establecida por los
mismos cónyuges de una manera libre e irrevocable.
u Dios es su autor. Por su índole natural está ordenado a la
procreación y a la educación religiosa de los hijos.
u Por su unión y mutua entrega exige de los cónyuges fidelidad y
unidad indisoluble.
u El sacramento del matrimonio ayuda a los esposos a cumplir
dignamente el deber de estado; al pleno desarrollo de la persona
y a su mutua santificación a la manera como Cristo santifica a su
Iglesia.
u Los hijos: contribuyen a la santificación de los padres.
u Deben manifestar gratitud y confianza.
u Deben asistirlos en sus necesidades, sobre todo en la ancianidad.

49 Del amor conyugal:


Debe ser casto y único, que comprenda el bien de toda la persona y
que valore con dignidad las manifestaciones del cuerpo y del espíritu.
El sacramento perfecciona y eleva este amor en el que se asocia lo
humano y lo divino; ayuda a superar la inclinación erótica y egoísta. De
esta manera el amor con el que se unen los esposos es honesto y digno.

50 Fecundidad del matrimonio


El matrimonio y el amor conyugal están ordenados a la procreación y
educación de los hijos. De esta manera participan y cooperan con el
amor de Dios Creador.
La Iglesia bendice a los que con sentido humano y cristiano procrean
una familia numerosa. También aquéllas que no pueden procrear, su
matrimonio lo considera indisoluble.
CONCILIO VATICANO II 41
51 Respeto a la vida humana
Dios ha confiado al hombre la misión de proteger la vida, motivo
por lo que tanto el aborto como la regulación natal son enérgicamente
reprobados.
Para alentar la fidelidad, la Iglesia invita a cultivar la virtud de la casti-
dad e invita a considerar el destino eterno del ser humano.
Su criterio es objetivo ya que no puede haber contradicción entre las
leyes divinas de la transmisión de la vida y el fomento del auténtico
amor conyugal.

52 El progreso de la familia y del matrimonio debe ser obra de todos


u Por parte de los padres debe haber:
u Comunicación y unión
u Presencia tanto del padre como de la madre
u Formación con sentido de responsabilidad para que los hijos
puedan escoger estado de vida en favorable condición: social,
moral y económica.

u Por parte de las autoridades civiles:


u Deben considerar obligación suya sagrada, reconocer la verda
dera naturaleza del matrimonio y de la familia.
u Deben defender la moralidad pública
u Deben favorecer la prosperidad doméstica
u Deben respetar el derecho de los padres para procrear y educar.

u Todos los cristianos:


u Deben defender el bien del matrimonio y de la familia con senti-
do cristiano y recta conciencia moral.

u Los científicos:
u Con sus estudios pueden contribuir a la honesta ordenación de la
procreación humana.

u Los sacerdotes:
u Con su pastoral deben cultivar la vocación de los esposos, forta-
lecerlos y confortarlos.

u Las asociaciones familiares:


u Pueden ayudar a formar a los matrimonios jóvenes en la acción y
en la vida familiar, social y apostólica.
42 CONCILIO VATICANO II
SUGUNDA PARTE
LA IGLESIA EN EL MUNDO DE HOY

11.- ¿Cómo define el Concilio la institución del matrimonio? (48)

12.- ¿Por su índole natural, cuál es el fin del matrimonio? (48)

13.- ¿En qué ayuda el matrimonio religioso a los esposos? (48)

14.- ¿Cómo debe ser el amor conyugal? (49)

15.- ¿De qué manera la Iglesia alienta la fidelidad de los espo-


sos? (51)

16.- ¿Quiénes deben cuidar de la familia y del matrimonio?


¿Y de qué manera hacerlo? (52)

CONCILIO VATICANO II 43
CAP. II – EL SANO FOMENTO DEL PROGRESO CULTURAL

53 Entendemos por cultura todos aquellos bienes y valores naturales que


permiten al hombre un sano y armónico desarrollo personal y una vida
social más humana.
Hay pluralidad de culturas según el estilo de vida y la escala de valores
de cada pueblo.

A. Situación de la cultura en el mundo actual

54 El hombre es autor y promotor de la cultura.


El concilio advierte en los nuevos caminos y estilos de vida de las di-
ferentes civilizaciones a una forma de cultura más universal que ponen
de manifiesto la unidad del género humano.

55 La Iglesia advierte una mayor responsabilidad en pro de la madurez


y
56 espiritual y moral del género humano; al mismo tiempo advierte con-
trastes entre tradición y nueva cultura, entre ciencia y sabiduría y otras
expresiones que pretenden un humanismo contrario a la religión, y por
lo tanto también contrario a la tarea de los cristianos para hacer de to-
dos una sola familia humana.

B. Algunos principios relativos a la promoción de la cultural

57
La fe y la cultura
El hombre está llamado por Dios a perfeccionar la creación y hacer de
este mundo un mundo más humano, elevándose sobre el bien, la ver-
dad y la belleza, hasta llegar a la contemplación del CREADOR.
Impulsado por la Gracia, reconozca al VERBO DE DIOS como la ver-
dadera luz y suprema norma para hallar la verdad, contrario a los que
piensan que el hombre se basta a sí mismo y deja de buscar cosas más
trascendentales.

La Buena Nueva y la cultura


La Iglesia puede entrar en comunión con las diversas civilizaciones
para difundir y expresar el mensaje de CRISTO, el cual renueva al
hombre caído, combate el error, aleja del pecado, purifica, fecunda,
perfecciona y lo restaura todo; con la liturgia educa al hombre para la
libertad interior.
44 CONCILIO VATICANO II
59 Armonizar valores y cultura
Fe y Razón constituyen dos órdenes de conocimiento. Cada una posee
sus propios principios, método y campo de acción. La Iglesia reconoce
la legítima autonomía de las ciencias sin dejar por ello de reconocer
que la cultura debe estar subordinada al desenvolvimiento integral de
la persona humana y del Bien Común.

C. Algunas obligaciones más urgentes relacionadas con la cultura

60 El derecho a la cultura
u Urge romper el yugo de la ignorancia y facilitar a todos el acceso a
la cultura básica.
u A los bien dotados procurarles estudios superiores para que des-
empeñen en la sociedad el papel que les corresponda y a su vez
ayuden a otras a hacerlo.
u No olvidarse de los obreros y agricultores para que atiendan a su
desarrollo humano.
u Hay que reconocer y promover la participación de la mujer en la
vida cultural.

61 Cultura íntegra del hombre


La familia es la primera fuente que puede alimentar los valores uni-
versales para la inteligencia, la voluntad, la conciencia y la fraternidad.
Hay que fomentar todas aquellas actividades que favorezcan el equili-
brio espiritual, así como las relaciones fraternas que ayuden a la adqui-
sición de una cultura universal.

62 Cultura humana y educación cristiana


Hay que esforzarse en comprender la manera de pensar y de sentir de
los hombres de ciencia y de los que se dedican al arte, y que la Iglesia
debe reconocer, de tal manera que se pueda mantener un diálogo en-
tre la cultura y la formación cristiana.
Para los que se dedican a las ciencias teológicas y filosóficas así como
a los ministros sagrados, se les invita a buscar la Palabra y el conoci-
miento de Dios, de tal manera que resulte más transparente a la inteli-
gencia humana.

CONCILIO VATICANO II 45
LA CULTURA

17.- ¿Cuáles son los elementos que constituyen la cultura según


el pensar del Concilio? (53)

18.- ¿Cuáles son los valores sobre los cuales el hombre debe
perfeccionar la creación para llegar a la contemplación del
CREADOR? (57)

19.- ¿Por qué es importante que el mensaje de Cristo penetre en


las diversas civilizaciones? (58)

20.- ¿A quiénes debe la cultura estar subordinada? (59)

21.- Al promover las actividades culturales ¿cuáles son los fines


que debemos proponernos? (61)

46 CONCILIO VATICANO II
CAP. III – LA VIDA ECONÓMICO – SOCIAL

63 Es necesario que el desarrollo de la vida económica esté ordenado y


orientado de una manera más racional y humana, para evitar los des-
equilibrios entre el lujo y la opulencia y los que se encuentran viviendo
en la miseria o en condiciones de vida y trabajo indignos de la persona
humana.

A. El desarrollo económico:
64 Ley fundamental del desarrollo: el servicio del hombre.
Ante un aumento de población hay que favorecer todo cuanto pueda
contribuir al progreso en función y servicio del hombre, tomando en
cuenta todas sus necesidades y aspiraciones.
65 Debe haber una cooperación orgánica y concertada entre agremiados
y los que fungen como propietarios o en su lugar las autoridades públi-
cas y no dejarlo al simple juego de las fuerzas económicas, ni a la sola
decisión de la autoridad pública.

66 Hay que procurar:


u Desaparecer las diferencias económicas monstruosas.
u El que los agricultores tengan una justa ganancia.
u Un trato más humano y equitativo a los migrantes, eliminando toda
marginación y ayudándoles a incorporarse a la vida social del país.

B. Principios reguladores
67 Condiciones de trabajo:
El trabajo no solo es medio de sustento, también es un servicio, y un
medio de perfeccionamiento y de santificación.
Su remuneración debe ser justa, tomando en cuenta las condiciones de
la empresa.
No debe regirse por las simples leyes económicas sino ajustarse al de-
sarrollo y condiciones de vida de cada uno, sobre todo si se trata de
madres de familia. Debe contar con un tiempo de reposo y descanso.
68 Hay que promover la activa participación de todos en la gestión de
la empresa, incluso en las decisiones que puedan afectar el porvenir
de los trabajadores.
Pueden fundar libremente asociaciones obreras que representen al
trabajador y ayuden a una recta ordenación de la vida económica.
En caso de conflicto emplear el diálogo para encontrar soluciones pa-
cíficas y en último extremo la huelga.
CONCILIO VATICANO II 47
69 Los bienes de la Tierra tienen un destino común
Todos los hombres tienen derecho a poseer una parte de bienes sufi-
ciente para sí mismos y para su familia.
Los que más tienen están obligados a ayudar a los que lo necesitan;
esto es válido incluso a nivel internacional.
70 Es necesario invertir para crear fuentes de empleo a fin de satisfacer
las necesidades individuales y colectivas, previendo el futuro.
Tratándose de política monetaria hay que procurar no dañar ni a la
propia nación, ni a las ajenas.
71 El hombre tiene acceso a la propiedad privada en razón de su auto-
nomía personal y familiar.
El Estado debe velar para evitar todo abuso que perjudique al bien
común. También hay que tomar en cuenta que la propiedad tiene una
índole social.
Donde existan latifundios donde se encuentre dañada seriamente la
justicia, se imponen reformas para establecer condiciones más huma-
nas y favorables para el desarrollo del hombre.
72 En caso de expropiación es necesario ser equitativo. Aquéllos que
tienen en sus manos la actividad económica, actúen con justicia y cari-
dad motivados por el Evangelio y el espíritu de las Bienaventuranzas.

VIDA ECONÓMICA Y SOCIAL


22.- ¿Cuál es la revelación que debe de existir entre trabajadores
(empleados) y patrones (propietarios) y qué es lo que se debe
evitar? (65)

23.- ¿Cuál es el concepto cristiano del trabajo? (67)

24.- ¿Por qué es lícita la asociación de obreros y cómo es que se


debe actuar en caso de conflicto? (68)

25.- ¿Cuáles son las obligaciones que el Concilio señala a los que
poseen riqueza? (69 – 70)

48 CONCILIO VATICANO II
CAP. IV – LA VIDA EN LA COMUNIDAD POLÍTICA

73 Nuevas expresiones en la vida pública: Libertad de asociación, de


expresión, de profesión religiosa, democracia, respeto al derecho de
las minorías.
74 La comunidad política y la autoridad pública se fundan en la natu-
raleza humana y están orientadas para a el Bien Común.
El ejercicio de la autoridad política debe realizarse dentro de los lími-
tes del orden moral para procurar el Bien Común. De ser así, los ciu-
dadanos están obligados en conciencia a obedecer, de lo contrario, es
lícito defender sus derechos.
75 Todos deben colaborar en la vida pública:
u Votando libremente para la elección de gobernantes
u Estableciendo una adecuada división de funciones en el orden jurídico
u La autoridad política debe respetar y promover los derechos de las
personas en función del Bien Común
u Toda forma de Dictadura o totalitarismo es inhumano
u Reconociendo la legítima pluralidad de opiniones cuando los partidos
políticos promueven el Bien Común
u Es necesaria la educación cívica y política para preparar jóvenes al
difícil arte de gobernar.
u Hay que luchar con integridad moral y prudencia contra la injusticia,
la opresión, la intolerancia y el absolutismo.
76 La comunidad política y la Iglesia son independientes y autónomas,
cada una en su propio terreno, aunque estrechamente unidas entre sí;
ya que la Iglesia se sirve de medios temporales en cuanto su propia
misión lo exige como:
u Para difundir la justicia y la caridad
u Predicar la verdad evangélica
u Promover la libertad y la responsabilidad política
u Enseñar su doctrina
u Ejercer su misión
u Dar su juicio moral incluso sobre el orden político
u Fomentar y elevar todo cuanto de verdadero, de bueno y de bello
hay en la comunidad.

COMUNIDAD POLÍTICA
26.- Para los que ejercen la autoridad civil, ¿cuáles son los crite-
rios que deben normar su actuar para con la ciudadanía? (73-74)

27.- ¿Cuál es la revelación que debe existir entre la Iglesia (jerar-


quía) y la comunidad política (autoridad civil)? (76)

CONCILIO VATICANO II 49
CAP. V – LA COMUNIDAD DE LOS PUEBLOS Y EL FOMENTO DE
LA PAZ

77 La Iglesia condena la guerra y secunda los anhelos y esfuerzos en la


construcción de un mundo más humano, cimentando la paz en la justi-
cia y el amor.

78 La paz es obra de la justicia y del amor. Exige dominio de sí mismo,


respeto a los demás y el ejercicio de la fraternidad, imagen y efecto de
Jesucristo que ha reconciliado a todos los hombres por la cruz.

SECCIÓN I

OBLIGACIÓN DE EVITAR LA GUERRA

79 Hay que frenar las guerras.


La barbarie y la crueldad de la guerra hoy día, supera a la de los tiem-
pos pasados: Las armas científicas son más devastadoras: los nuevos
métodos subversivos como el terrorismo y la metódica exterminación
de un pueblo o etnia son más inhumanos.
Hay que respetar los tratados internacionales para atenuar la crueldad
con los heridos o prisioneros.
Una vez agotados todos los recursos pacíficos de la diplomacia, no se
puede negar el derecho a la legítima defensa.
80 Los obispos de toda la Tierra condenan con firmeza y sin vacilación
toda acción bélica por el alcance mortífero de las actuales armas cien-
tíficas y la consideran un crimen contra Dios y la humanidad.

81 La carrera armamentista es la plaga más grave de la humanidad; no es


camino para establecer la paz. Hay que renovar la mentalidad teniendo
una mayor conciencia de la propia responsabilidad.

82 La Iglesia urge para que con el acuerdo de todas las naciones cual-
quier guerra quede absolutamente prohibida.
La paz debe nacer de una mutua confianza y no por el terror que impo-
nen las armas y tener como gravísima obligación la preocupación de
formar la mente de todos en nuevos sentimientos pacíficos.

Es necesario renunciar a toda ambición de dominio, a todo sentimiento


de hostilidad, a todo menosprecio u odio racial.
50 CONCILIO VATICANO II
SECCIÓN II

EDIFICAR LA COMUNIDAD INTERNACIONAL

83 Causa y origen de toda lucha y violencia se encuentra en la condición


humana herida por el pecado. Para prevenir tales males en la comuni-
dad internacional, la Iglesia invita a la formación de instancias que se
preocupen por procurar la paz.

84 La Iglesia pide haya un ordenamiento que provea a las diversas necesi-


dades tales como: alimentación, salud, educación, empleo, así como las
que se suscitan por motivos de migración u otros conflictos.

85 Para evitar las desigualdades, así como la dependencia de países po-


bres para con los ricos, la Iglesia pide a los primeros: prepararse me-
diante la educación para salir del subdesarrollo buscando ante todo
86 la plena perfección humana; y a los segundos: evitar toda pretensión
de lucro excesivo, ambición de dominación, así como el deponer todo
prejuicio.

Que la ayuda que ofrezcan sea hecha con espíritu de generosidad y


de justicia evitando todo aquello que se oponga a la naturaleza y al
perfeccionamiento espiritual del hombre.

87 La cooperación internacional debe atender primordialmente al pro-


blema de la alimentación y al de la educación. Para ello:
u Ayudar a pasar en la agricultura de lo arcaico a métodos más modernos.
u Que haya una equitativa distribución de la tierra.
u No frenar el crecimiento poblacional con medidas que contradigan
la moral. Adoptar más bien aquellos métodos que ayuden a determinar
el número de hijos que estén en concordancia con el orden moral
establecido.

88 La Iglesia insta de una manera muy especial a todos los seguidores de


Cristo a acudir en la medida de sus fuerzas a ayudar a los necesitados
no solo con los bienes superfluos sino también con los necesarios y
evitar a toda costa el escándalo de una vida opulenta frente a los que
viven atormentados por el hambre y toda clase de necesidades.

89 La presencia de la Iglesia asegura mediante la predicación del Evan-


CONCILIO VATICANO II 51
gelio la paz y la convivencia fraterna entre los hombres y considera
de gran importancia la formación de la juventud tanto en lo religioso
como en lo civil.

90 La Iglesia juzga oportuno la creación de un organismo internacional


capaz de dialogar y de cooperar activa y positivamente con los herma-
nos separados y todos aquéllos que promueven la paz, el desarrollo de
los países pobres y la justicia social internacional.

Conclusión:

91 El concilio ha pretendido:
u Ajustar el mundo a la dignidad del hombre.
u Responder a las necesidades más urgentes.
Su forma de expresarse es genérica y es conciente que todo está su-
jeto a cambio por lo que su doctrina debe ser continuada y ampliada
en el futuro.

92 La Iglesia aspira a una fraternidad universal lo cual requiere diálogo


sincero, unidad en lo necesario, libertad en lo dudoso y caridad en
todo.
Toma en cuenta a todos, empezando por lo que profesan su fe en Dios,
por los no creyentes e incluso por los que se oponen a ella y la persi-
guen, ya que toda la familia humana, está llamada en Cristo Jesús a ser
la familia de los hijos de Dios.

93 Busca ante todo que amemos a Cristo; seamos fieles servidores de


palabra y con las obras comunicando a los demás el amor del Padre
celestial.

Roma 7 de diciembre 1965


Pablo VI. Obispo de la Iglesia católica

52 CONCILIO VATICANO II
FOMENTO DE LA PAZ

28.- ¿Por qué la Iglesia condena la guerra y toda violencia? (80)

29.- ¿Qué es lo que la Iglesia pide para que haya paz en los pue-
blos? (82)

30.- ¿Cuál es la causa y el origen de la violencia? (83)

31.- ¿Para evitar las desigualdades entre pobres y ricos, ¿qué es


lo que la Iglesia pide a unos y a otros? (85-86)

32.- ¿Qué es lo que nos debe distinguir a los seguidores de Cris-


to en cuanto al uso de los bienes materiales? (88)

33.- ¿Cuáles son las aspiraciones de la Iglesia respecto al Mundo


y a la sociedad en general? (91-93)

CONCILIO VATICANO II 53

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