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Teoría del Derecho

Trabajo Práctico

Profesor Titular:
Alumno: Gabriel González
DNI:

2018
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Introducción

La Historia del Derecho

La Historia del Derecho estudia el desarrollo del Derecho a través del tiempo.

Estudia los hechos, acontecimientos, es decir, el marco dentro del cual surgen las

normas. Para ello, se sigue un camino, se recurre a testimonios del pasado.

No se conforma solo con reconstruir el Derecho de una época determinada.

Su naturaleza dinámica le exige mostrar y explicar su desenvolvimiento por

épocas sucesivas hasta el presente con sus constantes variaciones. Por eso, se

la suele llamar “un lazo entre el pasado y el presente”.

Es una ciencia histórica y jurídica, que comporta el estudio de las Instituciones

Jurídicas Universales por la influencia que han ejercido en la vida del hombre y

de las comunidades. Analiza el conjunto de hechos y procesos históricos

relacionado con el conjunto de normas jurídicas.

La historia del derecho se ocupa de la «historia de la formulación, aplicación y

comentarios del derecho, y la historia de las instituciones sociales reguladas por

él (Escudero López, José Antonio. Curso de Historia del Derecho: Fuentes e

instituciones político-administrativas). De esta manera, se integra la historia del

mundo del derecho, obtenida de los textos jurídicos, y la historia de las

instituciones, bien sean públicas o privadas. La naturaleza propia de la historia

del derecho como disciplina hace que haya de situarse entre otras dos grandes

ramas del saber, como son la Historia y el Derecho, habiéndose llegado a afirmar

“que el historiador del derecho posee una doble ciudadanía, siendo considerado

buen historiador entre los juristas y buen jurista entre los historiadores”. (Thieme.

1986).
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Lo primero que hay que atender es el título de esta materia. En él se incluyen

dos disciplinas perfectamente diferenciadas, autónomas, que tienen métodos,

objetos y finalidades muy diversos. La historia se ocupa del pasado; el derecho

contempla un ordenamiento actual. Aquella se funda en la investigación de los

hechos ocurridos; este trabaja con ideas, conceptos o realidades que requieren

más reflexión y análisis que búsqueda de datos. La primera aspira a mostrar un

panorama social caduco; el segundo nos exhibe un sistema normativo que rige a

una comunidad humana en el presente. Parecen entonces disciplinas que no

pueden llegar a formar una nueva individualidad.

Para resolver este problema hay que definir historia y derecho. Ambos tienen

doble significado: 1) historia son los hechos y la relación de esos hechos. 2)

derecho es un ordenamiento que regula ciertos aspectos de la vida social y

también designa la ciencia que estudia ese ordenamiento.

En historia del derecho, la palabra "derecho" debe interpretarse y utilizarse

como ciencia que analiza y reconstruye un régimen jurídico del pasado. El que

debe entenderse como un régimen en conexión con otros y con la evolución de

los mismos, hacia dentro, y con el contacto con los demás regímenes o sistemas

jurídicos, hacia fuera.

Si se unen ambos tipos de conocimientos el derecho es un producto histórico.

Las normas aparecen y cambian a lo largo del tiempo, evolucionan y se

transforman al compás de los acontecimientos, las ideologías o las circunstancias

sociales. Entonces es correcto afirmar que podemos estudiar el derecho en su

desarrollo histórico.

La historia del derecho es historia por su método (de investigación) y es

derecho por su objeto (en cuanto versa sobre un sistema que tuvo carácter
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normativo, es decir, derecho que existió en el pasado). Ambas partes de la

materia son indispensables y deben integrarse recíprocamente.

La historia del derecho no puede confundirse con ninguna de las dos ciencias

que aparecen en su título, en tanto enfoca el derecho pretérito de un modo

completamente distinto que el actual, y se separa de la historia porque tiene un

objeto especial que es eminentemente jurídico. Por todas estas razones es que

nuestra disciplina puede ser considerada una ciencia autónoma, distinta de las

que la componen y con individualidad científica propia.


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Desarrollo

Historia del Derecho Argentino

Es la historia especial que estudia el origen y transformación del derecho

argentino específicamente. Comprende el estudio de los sistemas que tienen o

han tenido vigencia en nuestro territorio estos son:

a) Derecho Indígena: derechos que regían a las comunidades indígenas

antes de la llegada de los españoles.

b) Derecho indiano: sancionado en España especialmente para América.

c) Derecho castellano: es el derecho de Castilla que tuvo vigencia subsidiaria

en América.

d) Derecho patrio: es el derecho vigente a partir de 1810 en adelante, y que

se subdivide en pre-codificado y codificado.

Los principales exponentes de la Historia del Derecho Argentino son Juan

José Montes de Oca, su hijo Manuel Augusto, Juan Agustín García, Carlos

Octavio Bunge y Ricardo Levene, pero en realidad es con Bunge cuando la

materia comienza a tomar cuerpo al conocerse la publicación de su inconclusa

obra de Historia del Derecho Argentino.


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Derecho indígena

El Derecho Indígena es el conjunto de concepciones y prácticas

consuetudinarias, orales. Estaba compuesto por órdenes de las autoridades y

costumbres que organizaban la vida interna de los pueblos originarios, es decir,

aquellos que padecieron un proceso de conquista, cuya existencia es anterior a la

de los estados americanos.

España no pretendió eliminar este sistema de derecho, trató de amoldarse a

las costumbres de los aborígenes y formas de vida.

Las bases del derecho indígena fueron desarrolladas por el imperio inca y el

imperio maya. Existía básicamente el derecho de mayorazgo, es decir el derecho

de transmitir las jefaturas al hijo mayor. Tenían sus propias leyes y eran

gobernados por un cacique o anciano de máxima jefatura.

Se agrupaban en ayllus, comunidades donde los unificaba el pasado y

trabajaban la tierra para el inca, para los sacerdotes y los comunitarios (ayllu), por

un período determinado en la mita y el yanaconazgo, y luego volvían a

la comunidad y eran libres. Era un honor para el indio cooperar en trabajo.

El Ayllu:

La organización social, política y aún económica del Imperio estaba basada en

el ayllu institución sumamente arraigada entre los andinos de las costas del

Pacífico.

El ayllu era un grupo de familias emparentadas por un antepasado, con un culto

familiar común (huaca), y con una extensión de tierra propia marca). La autoridad

del ayllu era el Curaca designado por el Inca o sus representantes. No todos los

ayllus eran igualmente poderosos ya que se componían de un número variable

de familias.
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Para los efectos administrativos se agrupaba a éstos en órdenes decenales:

10 familias, chunca; 100 familias, pachanca; 1.000 familias, huaranca.

La Mita:

Los hombres de ayllus comunes estaban divididos en categorías según su

edad. Al llegar a los 35 años entraban en la de "adultos", debían casarse y

estaban obligados a pagar tributos hasta los 50 años. Estaban también sujetos a

la "Mita", esta era un servicio personal que debían prestar anualmente al Estado,

tal como la construcción de edificios, el transporte de mercaderías, el laboreo de

las minas. La duración de este servicio era de 2 o 3 meses cada año. Una vez

cumplido, el indio volvía a su ayllu hasta que le llegara de nuevo el turno de ser

"mitayo".

El Yanaconazgo:

En el Imperio Incaico había una clase social que carecía de ayllu, eran los

yanacones, provenientes, al parecer, de una tribu que se había sublevado contra

el Inca en tiempos remotos. Ellos y sus descendientes eran siervos a perpetuidad

y verdaderos esclavos que sólo podían suavizar su estado merced a la buena

voluntad de las familias nobles a las cuales servían. Los yanacones dependían

del Inca. Los prisioneros de guerra y ciertos reos comunes eran, también,

asignados al yanaconazgo.

El Gobierno:

El Inca era el jefe absoluto del Tahuantisuyo o "Imperio de las 4 regiones".

Tenía, en realidad, la "suma del poder" civil, político, administrativo, militar y


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religioso, y hasta era reverenciado como una divinidad. Sus insignias de mando

se consideraban sagradas.

El extraordinario boato de su corte, así como las lujosas prendas que vestían,

maravillaron a los españoles. Para mantener pura la sangre divina se casaba con

su propia hermana Coya (reina), y sus otras mujeres se llamaban Palles.

Acompañaban al Inca, además de sus esposas y concubinas, todos sus

parientes, legítimos e ilegítimos que formaban el "Consejo de Orejones", así

llamados porque sus integrantes se perforaban y agrandaban progresivamente el

lóbulo de las orejas.

Su heredero era aquel de los hijos a quien al considerarse más capaz para el

cargo, lo que daba lugar a crisis e intrigas provocadas por las rivalidades de la

sucesión.

Cada una de las "4 regiones" estaba bajo las órdenes de un "apo"-gobernador

que residía en el Cuzco bajo las inmediatas órdenes del Inca. Las regiones

(Chinchaysuyo, Antisuyo, Collasuyo y Cuntisuyo), se subdividían en provincias

regidas por gobernadores delegados.

Las provincias volvían a subdividirse en dos partes o "Sayas", de acuerdo con

los ayllus que hubiera en ellas. Ayllus, sayas, provincias, regiones e Imperio: la

centralización era total y el control estatal no dejaba resquicio que escapara a su

autoridad.

La corona española aceptaba el derecho indígena cuando no fuera contrario

a la religión católica o a su derecho, de esta manera se fue incorporando a la

legislación indiana y fue aplicado a tribus que no lo habían conocido con

anterioridad
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Derecho indiano

Se llama Derecho Indiano a la mezcla de derechos entre conquistadores

(derecho español) e indígenas (derecho indígena). Este fue de muy difícil

adaptación. Por este motivo se tratan de crear nuevas normas que unifiquen ambos

derechos. Este es el derecho creado por los países colonizadores que aplican

normas a los pueblos colonizados. El derecho indiano es pues el derecho español

que se creaba para los pueblos americanos colonizados.

Se entiende en general, por derecho indiano el conjunto de normas jurídicas

vigentes en América durante la dominación española.

Según Ricardo Zorraquín Becú (1969) “Uno de los fines principales del régimen

indiano consistió en crear un orden justo que regulara, al amparo del derecho, las

relaciones sociales. La justicia era considerada como una virtud moral que debía

inspirar tanto a los gobernantes como a los magistrados: a los primeros en el

ejercicio de la justicia distributiva y a los segundos en su función de resolver los

litigios y las demás cuestiones propias de la justicia conmutativa”.

Con la conquista se advirtió que el derecho vigente en el Nuevo Mundo no era

aceptable al ser sumamente precario, por lo tanto, y según el principio jurídico

medieval que expresaba: “las tierras nuevamente conquistadas e acrecentadas al

señorío antiguo se han de regir por las leyes del reyno a quien se acrecienta” (Juan

Manzano (1981) Historia de las Recopilaciones de Indias), España aplicó su

legislación castellana para resolver las cuestiones y problemas que iban surgiendo.

Pero este sistema de derecho no fue suficiente para abarcar la complejidad de

situaciones nuevas que se presentaron, por lo tanto se comenzaron a sancionar

nuevas disposiciones para encontrar adecuación a estas problemáticas.


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De esta manera comenzó el nacimiento del Derecho Indiano, que no se separó

del Derecho Castellano ni del Indígena, sino que se insertó armónicamente entre

estos.

Es curioso observar que no sólo el Derecho Indiano siguió al modelo castellano,

sino que en diferentes oportunidades España se inspiró también en soluciones del

Nuevo Mundo para regular propias.

El Derecho Indiano propiamente dicho se iba sancionando a medida que se

presentaban nuevas cuestiones no previstas por el derecho castellano y debía ser lo

más semejante posible a este derecho siempre y cuando la situación lo permitiera..

Pero los problemas eran tan novedosos y diferentes que fue imperante legislar

para resolverlos.

El Derecho Indiano estaba compuesto por las normas sancionadas en España

para regular el funcionamiento de los órganos gubernativos indianos, por las leyes

expedidas en España para resolver los problemas de la América Hispánica y de

Filipinas, por las leyes y costumbres establecidas en las Indias y por las

interpretaciones de todas esas leyes realizadas por los tribunales superiores

(Consejo de Indias y Audiencias).

“Para establecerlo, sus autores se inspiraron naturalmente en las creencias y

doctrinas que ellos mismos sustentaban. Entre ellas deben destacarse sobre todo

tres, cuya presencia determina los grandes lineamientos del sistema: la religión

católica, el iusnaturalismo escolástico y el derecho peninsular entonces vigente”.

(Ricardo Zorraquín Becú, 1969).

En sentido estricto, el Derecho Indiano ha sido definido como el conjunto de

disposiciones legislativas (pragmáticas, ordenanzas, reales cédulas, provisiones,

instrucciones, capítulos de carta, autos acordados, capitulaciones, decretos,


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reglamentos, y todo tipo de mandamientos de gobernación) que promulgaron los

monarcas españoles o sus autoridades delegadas, tanto en España como en

América, para ser aplicadas, con carácter general o particular, en todos los territorios

de las Indias Occidentales.

En sentido amplio, se entiende por Derecho Indiano al sistema jurídico que

estuvo vigente en América durante los tres siglos de la denominación española.

Abarca, no sólo las disposiciones dictadas para las Indias desde la Metrópoli y las

promulgadas en los territorios americanos por las autoridades delegadas, sino

también las normas del derecho castellano que se aplicaron como supletorias y las

costumbres indígenas que se incorporaron (secumdum legem) por la propia

legislación indiana. No hay que olvidar que un importante sector del derecho que se

aplicó en las Indias, el privado, fue regulado, en su casi totalidad, por las leyes de

Castilla.

Pueden desgajarse cuatro ramas perfectamente definidas del Derecho Indiano:

a) El Derecho indiano metropolitano o peninsular, que nació en la Metrópoli

promulgado por el Rey, el Real y Supremo Consejo de Indias y la Casa de

Contratación de Sevilla.

b) El Derecho Indiano criollo, que emanó de las autoridades delegadas en

América: el Virrey, las Audiencias y los Cabildos.

c) El Derecho castellano, contenido en las Siete Partidas, las Leyes de Toro y la

Nueva Recopilación de Felipe II, conforme al orden de prelación establecido

por el Ordenamiento de Alcalá y

d) Las costumbres jurídicas indígenas no violatorias de la ley indiana, o de lo

establecido por la Santa Madre Iglesia Católica.


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Características del Derecho Indiano

Pueden señalarse como características del Derecho Indiano:

a) Es un derecho evangelizador: el Papa les había entregado estas tierras a los

Reyes Católicos con la condición de que debían evangelizar estos territorios.

b) Es un derecho asistemático: la legislación indiana carece de unidad, son

normas dispersas sin una sistemática (ajeno a la teorización). Se trató de

poner un poco en orden con la famosa "Recopilación de leyes de Indias" del

año 1680.

c) Es un derecho casuístico: esto es porque las normas que emanaban desde la

península ibérica no incidían de forma automática en el Nuevo Mundo, ya que

estas normas eran revisadas por las autoridades americanas, y si a juicio de

estas aquellas resultaban injustas, se le solicitaba al Rey que las revisara.

d) Es un derecho en el que tiende a predominar el derecho público por sobre el

derecho privado: principalmente se refería a normas administrativas tales

como la organización de los Virreinatos, Gobernaciones, Reales Audiencias.

e) Es un derecho que tendía a la protección del aborigen: los principios morales

superiores determinaron la tendencia al buen trato de los aborígenes y la

intención de incorporarlos a la civilización. Se trató de respetar el Derecho

Indígena en tanto que este no fuera en contra de la religión católica o el

Derecho Castellano.

f) Es un derecho que daba gran importancia a la moral: la moral tuvo especial

relevancia para solucionar todo tipo de problemas. En este derecho se

disponía la preponderancia del Derecho Natural por sobre el Derecho

Positivo. Fue ideado por teólogos y juristas que tenían una mentalidad
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profundamente religiosa, y provenían de las universidades que enseñaban la

filosofía escolástica. Se prestaba importancia a la moral en cuestiones

relativas a la usura, la celebración de contratos, el cumplimiento de

obligaciones, el hallazgo de tesoros escondidos, la pertenencia de los frutos,

el matrimonio y lo concerniente a la relación de convivencia entre españoles e

indígenas.

Las Principales Regulaciones Indianas:

Diversas cuestiones, como la organización del gobierno, el control de los

funcionarios, la administración de justicia, el funcionamiento de los Cabildos, la

condición política de las Indias y otros fueron reguladas según precedentes

castellanos, pero exigieron algunas modificaciones.

Otros asuntos, como por ejemplo la condición jurídica de los indígenas, fueron

temas centrales de Derecho Indiano. En estos casos, ya no bastó con el Derecho

Común, hubo que remitirse al Derecho Natural para poder encontrar respuestas y

soluciones justas.

El régimen de la propiedad de la tierra, como la explotación minera y agraria,

también estaba cargado de precedente castellano pero se adaptó con diversas

modificaciones a la realidad indiana. Tal es el caso del sistema sucesorio que estaba

basado en el testamento castellano y debió establecer una forma privilegiada para

su extensión al aborigen y para atender a los casos de quienes morían sin herederos

en Indias.

De esto nace la importancia de los teólogos y letrados en la construcción de la

dogmática para esta nueva realidad que presentaba el Nuevo Mundo.


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La Recopilación de 1680:

El Consejo de Indias era el que se encontraba en mejor situación para elaborar

una recopilación de alcance general, sobre la base de sus registros, la obra fue

ordenada por Felipe II en 1570 y solo quedo concluida un siglo después durante el

reinado de Carlos II con la sanción de la llamada Recopilación de las Leyes de los

Reinos de las Indias.

Esta recopilación abarca el derecho sancionado en España para los organismos

de la península y para las Indias, no contiene la legislación emanada por las

autoridades locales.

Esta obra se divide en nueve libros y 218 títulos, que contienen 6.385 leyes:

 El Libro I abarca lo relacionado con la Iglesia.

 El Libro II trata del Consejo de las Indias y de las Audiencias.

 El libro III se refiere a los virreyes y a la función de guerra.

 El libro IV reúne las disposiciones relativas a los descubrimientos, a la

conquista y población de la ciudades, a los cabildos, tierras, obras públicas y

minas.

 El V libro trata lo relativo a los gobernadores, alcaldes, médicos, escribanos,

procedimientos judiciales y juicios de residencia.

 El libro VI se refiere a lo concerniente a la legislación referente a los indios,

incluidas las encomiendas.

 El libro VII comprende varias cuestiones: jueces inquisidores, el juego, los

casados ausentes de sus mujeres, vagabundos, mulatos, negros, cárceles y

delitos.

 El libro VIII organiza la administración de la Real Hacienda y


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 El libro IX está referido a la Casa de Contratación y regula las relaciones

entre España e Indias (correo, bienes de difuntos, navegación, comercio,

consulados, piloto mayor y tránsito de pasajeros al Nuevo Mundo).

Con la puesta en vigor de esta Recopilación se derogó expresamente la

legislación anterior sancionada en España para las Indias que fuera contraria a las

disposiciones contenidas en aquella.

Así, la Recopilación, se convirtió en el cuerpo legal que debía aplicarse con

preferencia a toda otra norma en las Indias.

La insuficiencia legislativa en algunas materias de la recopilación, obligo a recurrir

a otros cuerpos de leyes, así aconteció con la minería, cuya explotación fue regida

por las leyes locales de los virreinatos de Nueva España y Perú, fueron

reemplazadas por las ordenanzas dictadas en 1783 para nueva España que

extendidas también al Río de la Plata y Chile adquirieron vigencia continental.

Estructura del gobierno colonial

Las autoridades del gobierno colonial pueden ser consideradas de dos tipos. Las

Peninsulares, aquellas que tenían su sede en España y las de Ultramar, las que

estaban asentadas en América.

Autoridades Peninsulares:

 El Rey: Desde el inicio de la época de la conquista, el monarca castellano

gozaba de un poder absoluto y sus decisiones eran inapelables. El Rey

nombraba a los ministros civiles, militares, religiosos a todo lo largo de sus

dominios hispánicos.
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 El Consejo de Indias: Originalmente existía en España una sección del

Consejo de Castilla, que atendía los asuntos coloniales. El 1 de agosto de

1524 se convirtió en un organismo autónomo, el cual fue reorganizado en

1542. Esta agencia tenía la administración de todos los asuntos civiles,

militares, eclesiásticos y mercantiles de las colonias españolas. Estaba

conformado por un Gran Canciller o Presidente, un Teniente del Gran

Canciller, ocho Consejeros Letrados, un Fiscal, dos Secretarios, tres

relatores, un Escribano de Cámara de Justicia, un Tasador de Procesos y un

Abogado Procurador de Pobres.

Al Consejo de Indias le correspondía todo lo relacionado al gobierno y

administración colonial, ejerciendo funciones legislativas, financieras,

judiciales y de coordinación eclesiástica.

En el año 1600 se conformó una Junta de Guerra de Indias, encargada de los

asuntos militares y navales, la cual era integrada por miembros del Consejo

de Indias y del Consejo de Guerra de Castilla.

En 1714 se creó la Secretaría de Marina e Indias, la cual asumió funciones en

el área de Guerra, Navegación, Comercio, Hacienda, la designación de todos

los funcionarios, incluyendo los del Consejo de Indias y la casa de

Contratación.

A finales del siglo XVIII se creó una Secretaría de Indias con funciones

jurisdiccionales, patronato civil y eclesiástico.

El Consejo de Indias fue suprimido por las Cortes de Cádiz en 1812 y abolido

finalmente en 1834.
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 La Casa de Contratación: El 20 de enero de 1503 se fundó la Casa de

Contratación, que tuvo su sede en Sevilla. La misma tenía como misión,

regular el comercio entre España y las colonias americanas. Posteriormente

se le confirió atribuciones políticas, judiciales (jurisdicción civil y penal en el

área mercantil), fiscal y eclesiásticas. Constituyó una gran fuente de

conocimientos náuticos, geográficos, meteorológicos, botánicos, zoológicos,

étnicos y sociales en razón de las "Relaciones" que los descubridores,

conquistadores y gobernantes le remitían.

Con la creación del Supremo Consejo de Indias, la Casa de Contratación

quedó como uno de sus departamentos, siendo trasladada en 1772 a Cádiz.

Fue suprimida en 1790.

Autoridades de Ultramar:

 Los Virreyes. De acuerdo a los términos de las Capitulaciones de Santa Fe,

Cristóbal Colón fue el primer Virrey de los territorios por él descubiertos,

teniendo su asiento en La Española. No obstante, el desarrollo de esta

institución es posterior.

La figura es originada de la lugartenencia del monarca sobre determinados

territorios bajo el control de la Corona de Aragón. Estos actuaban en nombre

y representación del Rey, ejerciendo funciones que normalmente se

consideraban de competencia exclusiva del mismo.

El primer Virreinato, en el sentido estricto, fue el de Nueva España, el cual

comprendía la parte de Norte América colonizada por España, la América

Central con exclusión de Panamá. Posteriormente se crea el Virreinato de


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Lima, que abarcaba desde Panamá y hasta Sur América. De este, se segrega

el Virreinato de Nueva Granada y el del Río de la Plata.

El poder del Virrey, no era absoluto, puesto que estaba sometido a la figura

del Real Acuerdo (reunión del Virrey y los Oidores para casos urgentes y

graves); la temporalidad del cargo y el juicio de residencia.

Los siguientes fueron los Virreinatos establecidos en Hispanoamérica:

Nueva España 1535

Lima 1542

Nueva Granada 1718

Río de la Plata 1776

 Las Audiencias Reales: Tribunales con funciones políticas, administrativas

y judiciales. Antes de la creación de las Presidencias y Virreinatos, esta

entidad ejerció funciones gubernativas importantes. Con la creación de otras

instituciones, no perdió la totalidad de sus poderes, manteniendo la facultad

de organizar y proteger a los indígenas, conocer de las apelaciones aquellas

causas decididas por el Virreyes y Gobernadores, y el poder de nombrar

jueces pesquisidores. De igual forma, ejerció poderes ejecutivos en ausencia

o falta del Virrey. Este funcionario presidía la Audiencia de la Capital

Virreinal.

Las funciones jurisdiccionales de la audiencia, consistían en ser el tribunal de

mayor jerarquía de sus respectivos distritos, conocía en primera instancia los

casos civiles y criminales. Sus fallos eran inapelables en materia penal,

mientras que en la civil, había la posibilidad de apelar ante el Consejo de

Indias cuando la cuantía era superior a diez mil pesos oro.


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De igual forma, conocía sobre las acusaciones de funcionarios subalternos y

actuaba como tribunal de segunda instancia en sentencias proferidas por los

Corregidores, Alcaldes y Cabildos.

En cuanto a la figura del Virrey o del Presidente, la Real Audiencia actuó

como asesora y vigilante de su conducta.

 La Presidencia: La Presidencia dependió del Virreinato. Donde existía una

Audiencia (que no fuera la sede del Virrey), se nombraba un Presidente, el

cual contaba con poderes gubernativos. Este funcionario, en su calidad de

miembro de la Audiencia, tenía facultad jurisdiccional.

 Capitanes Generales: Esta figura, en realidad fue de carácter militar. No

obstante, ejerció funciones en cuestiones relacionadas con la guerra y

presidios (cuando estas eran fortalezas). Sus decisiones admitían apelación

ante la Junta de Guerra de Indias, y al suprimirse esta, ante la Audiencias. La

Corona eventualmente ordenó la unificación de los títulos con el de Virrey,

Presidente o Gobernador. En consecuencia, por ejemplo, el Virrey era

Gobernador, Capitán General y Presidente de la Audiencia de la sede del

Virreinato.

 Gobernadores: Durante los primeros años de la conquista española sobre

el continente americano, la figura del Gobernador fue la principal y la más

amplia.. En este momento, se otorgaba la gobernación al jefe de una

expedición en virtud de Capitulación efectuada con la Corona. A medida que

se iban descubriendo nuevos territorios, iba mermando las atribuciones de los

gobernadores, a fin de acrecentar las de otras instituciones

gubernamentales.
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Posteriormente, era designado por el Rey sobre la base de candidatos

propuestos por el Consejo de Indias. El Gobernador contaba con la ayuda de

un funcionario designado por él, con el título de Teniente Gobernador. En

cada cabecera de provincia, era designado un Teniente Gobernador.

 La Real Hacienda: Dentro de la Real Hacienda, existían los siguientes

funcionarios:

o Tesorero: Atendía la percepción de los ingresos provenientes de los

impuestos, productos de los monopolios (salinas, fundición del oro y

plata), el diezmo (además de ordenar las cosas necesarias al culto),

granjerías, labranzas y estancias del rey. De igual forma, efectuaba los

pagos de los funcionarios y demás gastos públicos. Supervisaba el

cobro del quinto y demás derechos de la Corona.

o Contador: Tomaba las cuentas, ordenaba los pagos y libramientos.

o Factor: Era una especie de almacenista, por lo que recibía géneros

llegados de la península para contratar, comerciar. El producto de sus

ventas, era entregado al Tesorero.

o Veedor: Se le encomendaba la vigilancia de las fundiciones de oro y

plata, las cuales se hacían en su presencia y en un lugar destinado

para ello.

 Los Cabildos: Los Cabildos americanos fueron estructurados siguiendo el

patrón de los cabildos españoles. Eran las unidades del gobierno local. Les

correspondían funciones de exacción y distribución de las rentas y tributos

reales y tierras, la imposición de los gravámenes municipales, la organización

y reclutamiento de la policía urbana, la administración del poblado, el cuidado


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de los abastos y del pósito (depósitos de trigo), lo referente a las cárceles,

hospitales, obras públicas y el ornato urbano.

Existían dos tipos de Cabildos: el ordinario que era el que se reunía

habitualmente; y el Cabildo abierto que se convocaba en momentos de

extrema gravedad, donde participaban todos los vecinos.

Virreinato del Río De La Plata

El Virreinato del Río de la Plata fue creado en 1776 por orden de Carlos III. Si

bien esta primera fundación fue de carácter provisional, en 1778 se realiza la

definitiva. Abarcó los actuales territorios de Argentina, Bolivia, Uruguay, Paraguay,

partes del sur de Brasil y el norte de Chile. La capital fue situada en Buenos Aires,

fundada en 1580 por Juan de Garay bajo el nombre de La Santísima Trinidad y

Puerto de Santa María del Buen Ayre.

Causas de su creación

Las causas de la creación de este virreinato, surgen de la necesidad de la

metrópolis de defender sus posesiones al sur del continente de las ambiciones de

otras potencias coloniales, como Inglaterra y Portugal. Al encontrarse toda esta zona

bajo administración del Virreinato del Perú, el tráfico entre Lima y Buenos Aires era

muy lento y hacía difícil organizar la defensa de Buenos Aires en caso de un

eventual ataque.

Territorio

El territorio se dividió en intendencias y gobernaciones, de acuerdo a las nuevas

leyes dictadas tras la Reforma Borbónica.


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Los aborígenes, al igual que en el resto de la América ocupada, fueron repartidos

entre distintos grupos de terratenientes que con la excusa de la evangelización, los

sometieron a todo tipo de trabajos forzados en condiciones de esclavitud.

Economía

La economía en este virreinato seguía el modelo extractivo-exportador, y al igual

que el resto de virreinatos y la propia metrópolis, se mostró ajeno a la proto -

industrialización surgida en el siglo XVIII y a su posterior evolución.

La ganadería, asentada principalmente en Buenos Aires constituyó una

importante actividad económica, cuya relevancia se mantiene en la zona hasta hoy

en día.

La minería no ocupaba el lugar preferencial que poseía en el resto de virreinatos,

la actividad minera en el Virreinato del Río de la Plata se limitaba a una serie de

yacimientos explotados en la actual Bolivia, sin embargo, desde el puerto de Buenos

Aires, se exportaban enormes cantidades de oro y plata llegadas, principalmente, del

Alto Perú.

El comercio, centrado en la exportación de ganado y derivados, cereales, oro y

plata, estaba fuertemente regulado por la metrópolis, lo cual favoreció a la

proliferación de actividades contrabandistas. La actividad comercial estaba en

manos de unos pocos españoles, los cuales a su vez, detentaban gran parte del

poder político.

La zona del Río de La Plata carecía para la época de recursos comunes en otros

lugares como piedra, madera y minerales, por lo cual la economía estaba basada en

la producción de ganado, especialmente vacuno y caballar. El cuero de las vacas

sustituyó a casi todos los demás materiales escasos, creándose la llamada "cultura

del cuero".
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La zona ocupada por la actual Bolivia, era rica en minerales como la plata, por lo

cual se desarrollaron explotaciones a gran escala desde el comienzo de la

ocupación española. Las provincias del actual Noroeste argentino se posicionaron

como proveedores de insumos de las minas bolivianas.

El virreinato sufría de regulaciones al comercio que solamente le permitía

comerciar con España o con otras colonias españolas, concentrándose todo el

comercio exterior en manos de unos pocos españoles privilegiados. Ante esa

situación surgió un intenso contrabando, el cual no era mal visto por la población

sino todo lo contrario.


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Derecho patrio pre –codificado: entre 1810 y 1853

Desde el punto de vista del Derecho Patrio, la Revolución de Mayo es la ruptura

efectiva con el pasado, significa el vuelco histórico. La Revolución de Mayo fue una

auténtica revolución nacional que encontró en las constantes de su propio pasado,

los principios para determinarse libremente.

Se conoce con la denominación de Derecho patrio pre – codificado a la historia

del Derecho Argentina que involucra todos los estatutos, intentos constitucionales y

pactos que se desarrollaron en la etapa histórica que abarca desde el año 1810

hasta 1853 con la sanción de nuestra Constitución Nacional.

Hay que aclarar que la Revolución de Mayo no alteró todo el sistema

constitucional indiano, ni ello ocurrió con la posterior independencia, pues no se

realizaron modificaciones en gran parte del ámbito administrativo y judicial. En

cuanto al resto del ordenamiento, con algunos cambios que no fueron

fundamentales, se mantuvo el heredado hasta la tardía codificación en la cual

también se encuentra presente la tradición indiana. Se puede afirmar que en el

derecho civil, penal, procesal, mercantil, de minería y rural, mantienen por mucho

tiempo su vigencia disposiciones del derecho y de la costumbre indianos,.

El 25 de mayo constituye la quiebra del deteriorado sistema virreinal, el

desconocimiento del Consejo de Regencia como soberano y la constitución de una

nueva autoridad en virtud del principio de la reversión de la soberanía del pueblo en

ausencia del monarca.

Es obvia la existencia de un objetivo común: una reorientación política con el fin

de asegurar la libertad de la comunidad americana, adecuando a este fin

la organización y estructura del Estado.


24

En efecto, el Estado es el primer objetivo de los revolucionarios: se trata de

primero reocupar sus estructuras y luego de modificarlas. La nación está en segundo

término; es una idea confusa que adquirirá forma progresivamente durante

el proceso emancipador.

Entre los primeros antecedentes constitucionales en Argentina, se encuentran:

o El Reglamento del 25 de mayo de 1810: dictado por el cabildo para regular

el funcionamiento de la Primera Junta, surgida de los acontecimientos de la

Revolución de mayo. En sus artículos, pueden apreciarse algunas

características del régimen republicano. Este reglamento constituye el primer

documento de carácter institucional emanado por un gobierno

argentino.

Desde el 18 de Diciembre de 1810, la Primera Junta se transformó en Junta

Grande (incorporación de diputados del interior), operándose con ella el primer

cambio neto en la conducción revolucionaria.

El 19 de septiembre el pueblo de Buenos Aires, se reunió en Cabildo Abierto

para elegir diputados al Congreso. El 22 de septiembre el Cabildo exigió la reforma

del gobierno, y al día siguiente la Junta decidió disolverse y crear en su reemplazo

un Triunvirato.

Los diputados provinciales pasaron a constituir una Junta Conservadora que

debía establecer las normas a que habría de ajustarse el nuevo gobierno, que sería

responsable ante ella. Fue en cumplimiento de este mandato que el 22 de octubre la

Junta dictó el Reglamento Orgánico, denominándose Junta Conservadora de

Soberanía, declarando la inviolabilidad de los diputados y estableciendo que el


25

Poder Ejecutivo integrado por el Triunvirato era responsable ante la Junta. Este

reglamento orgánico establecía la división de poderes.

o El Reglamento Orgánico: Según el reglamento orgánico, que establecía la

división de poderes, el gobierno quedaba organizado de la siguiente manera:

Poder Ejecutivo: estaba reservado al Triunvirato. En el documento se establecía

que su autoridad era provisoria y que duraría por el término de un año.

Poder legislativo: era reservado a la Junta Conservadora de la soberanía del señor

don Fernando VII y de las leyes nacionales.

Poder Judicial: se disponía la independencia del poder judicial, al que "sólo le toca

juzgar a los ciudadanos".

No tuvo vigencia, porque el Triunvirato disolvió la Junta e impuso el Estatuto

Provisional del Gobierno Superior de las Provincias Unidas del Río de la Plata (22

de noviembre de 1811).

o Estatuto Provisional del Gobierno Superior de las Provincias Unidas del

Río de la Plata (22 de noviembre de 1811): El Estatuto Provisional dispone la

inamovilidad de los triunviratos, que se renovaban cada seis meses. Los

reemplazantes eran elegidos por una asamblea constituida por los

representantes de los pueblos -que serían expulsados pocos días después- y

un número considerable de vecinos de la capital.

Se ratificaban los decretos de la libertad de prensa y seguridad individual y la

independencia judicial.
26

El 8 de octubre de 1812 fue derrocado el Primer Triunvirato por un

movimiento militar que contó con el apoyo popular y que fue promovido por la Logia

Lautaro. Una causa del movimiento fue la continua postergación del Congreso

General mencionado en el estatuto provisional antes mencionado.

Al mismo tiempo que se proclamaba la formación del Segundo Triunvirato, se

anunciaba la convocatoria del Congreso General encargado de dictar

una Constitución Provisoria.

o Proyecto Oficial de la Constitución: En noviembre de 1812 fue designada la

Comisión Redactora del proyecto constitucional. El proyecto adoptaba

la forma de gobierno republicano y unitario, establecía la separación de

poderes, la soberanía del pueblo y los requisitos para el ejercicio de

la ciudadanía. Instruía como religión a la religión católica y en su primer

artículo declaraba la independencia.

El poder legislativo sería bicameral, de lo cual es nuestro primer antecedente

institucional.

El poder ejecutivo residía en un Directorio, designado por el poder legislativo

y ayudado por un Consejo de Estado.

El poder judicial estaría a cargo de una Corte Suprema de Justicia (miembros

elegidos por el Congreso), un tribunal superior en cada provincia, jueces en

cada partido y alcaldes en todos los pueblos, los que eran elegidos por el

poder ejecutivo.

Este proyecto fue presentado a la Asamblea de 1813.

o La Asamblea General Constituyente de 1813: Se inauguró el 31 de enero

de 1813 en medio de la esperanza de grandes realizaciones. Sus propósitos


27

eran la emancipación y la constitución del Estado. En su primer decreto

sancionó su carácter de soberana y ordenaba que todos los organismos de

gobierno central y provincial y los ejércitos prestasen juramento de obediencia

a su autoridad. Proclamó varios decretos en los que se toman medidas que

lograron otros objetivos de gran importancia para el desarrollo de las

instituciones del Río de la Plata:

Proclamó la teoría de la representación política.

Declaró el principio de la soberanía del pueblo.

Resolvió la libertad de las provincias rioplatenses.

Aprobó el uso de varios símbolos patrios:

Estableció el Escudo Nacional Argentino.

Encargó la composición del Himno Nacional Argentino.

Autorizó el uso de la escarapela argentina.

Abolió el uso del escudo de Armas de España.

Mandó a acuñar la primera moneda nacional en oro y plata en la Casa

de la Moneda de Potosí.

Suprimió el uso de la efigie del rey de España sustituyéndola por el

escudo nacional.

Declaró fiesta cívica al 25 de Mayo.

Dictó la libertad de vientres de las esclavas.

Puso fin al tráfico de esclavos.

Eliminó los mayorazgos

Suprimió los títulos de nobleza.

Derogó el servicio personal de los indios: la encomienda, la mita y

el yanaconazgo
28

Libró a los indios de la obligación de pagar el tributo.

Abolió la Inquisición.

Determinó que la religión católica era el culto oficial del Estado.

Declaró la libertad de cultos.

Estableció el patronato.

Aprobó un estatuto reglamentario, que reemplazó al poder ejecutivo

colegiado, el Triunvirato, por uno unipersonal, el Directorio.

Promulgó el Reglamento de Justicia, creando las Cámaras de

Apelaciones.

Suprimió la práctica de la tortura y quemó los elementos de tortura en

las plazas públicas.

Declaró una amnistía para los expatriados por causas políticas.

Proclamó la libertad de imprenta.

Ordenó realizar un censo nacional.

Otorgó franquicias para el comercio.

En relación al problema de la esclavitud, los diputados promotores de su

abolición anunciaron que su primera medida sería la liberación de todos los esclavos

en el territorio nacional. Este anuncio provocó las airadas protestas del Brasil, el

principal beneficiario del comercio negrero de América del Sur, ya que muchos de

sus propios esclavos se fugarían hacia el territorio rioplatense. En consecuencia, se

dictó sólo la ley de libertad de vientres: se declararon libres los hijos de los esclavos

nacidos en territorio de las Provincias Unidas después del 31 de enero de 1813. La

esclavitud se aboliría definitivamente con la sanción de la Constitución Argentina de

1853, en las provincias interiores, y en 1861 en la provincia de Buenos Aires.


29

La asamblea consideró varios proyectos constitucionales, uno presentado por la

comisión oficial designada en 1812, otro presentado por la Sociedad Patriótica y el

último, presentado por diputados de la Banda Oriental.

Sociedad Patriótica Proyecto de la Banda Oriental

 régimen unitario  régimen federal

 separación de poderes  forma republicana de gobierno y

 poder Ejecutivo Unipersonal (ejercido división de poderes

por un presidente)  creación de una Confederación

 declaración de la Independencia  declaración de la Independencia

A pesar de estos proyectos, los desacuerdos internos impidieron la sanción de la

Constitución. Esto se atribuye al predominio alvearista en la Logia y entre los

congresales, acentuado con la lejanía de San Martín y la no admisión de los

diputados de la Banda Oriental.

El 22 de enero de 1814 se suprimió el Triunvirato y se lo reemplazó por el

Directorio. Por primera vez hubo un poder ejecutivo de una sola persona, el cual es

el principal antecedente en la práctica del presidencialismo.

Existía un Consejo de Estado, que asesoraba al gobierno y más tarde

aparecieron los ministerios de Gobierno, de Hacienda y Guerra, conocidas como

Secretarías de Estado.

La Asamblea fue disuelta al caer Alvear en abril de 1815. Para gobernar junto al

nuevo Director y en reemplazo de la Asamblea de eligió una Junta de Observación,

que redactó el estatuto Provisional de 1815.


30

o El Estatuto de 1815: En este estatuto se reconocen los derechos

fundamentales y se reglamenta la ciudadanía.

Se establece que ningún español disfrutará del sufragio mientras los derechos

de las Provincias Unidas no sean reconocidos por España.

El Poder Ejecutivo quedaba a cargo de un Director, cuya función duraría un

año.

El Poder Judicial mantenía su Independencia.

El Poder Legislativo quedaba a manos de la Junta de Observación

provisoriamente y se anunciaba la próxima reunión del Congreso General de

las Provincias que lo ejercería definitivamente.

Este estatuto no fue acatado por las provincias.

o El Congreso de Tucumán: Fue una asamblea soberana cuya convocatoria

se estableció en el Estatuto de 1815 que al mismo tiempo se desempeñó

como tribunal, poder legislativo y constituyente. Sesionó en dos lugares

distintos, inicialmente lo hizo en la ciudad de San Miguel de Tucumán, desde

el 24 de marzo de 1816 al 16 de enero de 1817 y posteriormente en la ciudad

de Buenos Aires, entre 12 de mayo de 1817 y el 11 de febrero de 1820.

Los actos propiamente constituyentes del congreso fueron:

el Acta de declaración de la independencia, (9 de julio de 1816);

el Manifiesto que hace a las Naciones el Congreso General

Constituyente, (25 de octubre de 1817);

el Reglamento Provisorio para la dirección y administración del Estado,

(3 de diciembre de 1817) y
31

la Constitución de las Provincias Unidas de Sud-América (22 de abril

de 1819).

o Reglamento de 1817: Este documento estaba basado en el estatuto de

1815, pero se diferenciaba principalmente en que las atribuciones del poder

ejecutivo eran más amplias y era más centralista. Su contenido era el

siguiente:

Enumera los derechos fundamentales

No reconoce la libertad de cultos

Reglamenta el sufragio

El poder ejecutivo quedaría a cargo del Director

Los gobernadores serían designados por el Director

El poder legislativo sería fijado por la futura Constitución

El poder judicial conservaría la organización existente, pero con la

creación de un tribunal de recurso de segunda suplicación.

Se afirmaba el carácter provisorio de las disposiciones hasta que se

dictase una Constitución Nacional

o Constitución de 1819: La constitución de 1819 estuvo inspirada en los

antecedentes constitucionales ya citados y en las constituciones de Francia,

Estados Unidos así como la promulgada por las españolas Cortes de Cádiz

(1812), y fue la primera de tipo permanente que tuvo Argentina. Era de

carácter unitario, establecía la división de poderes y, aunque no fijaba la

forma de gobierno, se advertía en ella una marcada tendencia aristocrática,


32

casi monárquica, motivo por el cual fue rechazada por las provincias. Esta fue

la primera constitución aprobada en el país.

En ella se establecía lo siguiente:

proclamaba la religión católica

organizaba el poder legislativo bicamarista (Cámara de Representantes

y Senado)

el poder ejecutivo correspondería al Director, cuyo cargo duraría 5

años

el poder judicial estaba encabezado por la Corte Suprema de Justicia,

cuyos miembros eran designados por el Director de acuerdo con el

Senado.

proclamaba la soberanía del pueblo

afirma la igualdad ante la ley

proclama los derechos a la vida, a la reputación, a la libertad, a la

seguridad y a la propiedad.

El Congreso y el Director se desprestigiaron a causa de la Constitución de 1819.

El Congreso fue disuelto y cesó el gobierno central cuando el litoral derrotó a las

fuerzas del Directorio en la batalla de Cepeda. Buenos Aires eligió a Sarratea como

gobernador y estos firmaron un pacto conocido como el tratado de Pilar. Por él las

provincias firmantes se comprometían a concertar sus fuerzas para lograr la reunión

de un Congreso y la obtención de un Gobierno Federal.

o Tratado de Pilar: El Tratado Del Pilar se firma el 23 de febrero de 1820. Por

este hecho relevante se reconoce al Partido de Pilar como "Cuna del


33

Federalismo" Rubricado en la primitiva capilla Del Pilar, puso fin a la guerra

entre las provincias de entre Ríos y Santa Fe contra Buenos Aires.

En la Constitución Nacional se lo incluye como "Pacto Preexistente".

Fue acordado entre Manuel de Sarratea (electo como gobernador provisorio

de la Provincia de Buenos Aires) y dos de los gobernadores de la Liga

Federal: Estanislao López (Provincia de Santa Fe) y Francisco Ramírez

(Provincia de Entre Ríos). El pacto se firmó después de la derrota de las

tropas unitarias, casi en su totalidad porteñas , en la primera Batalla de

Cepeda (del 1 de febrero de 1820).

Las principales disposiciones del tratado fueron que:

Proclamaba la unidad nacional y el sistema federal (preconizado por

José Gervasio Artigas).

Convocaba, en el plazo de 60 días, a una reunión de representantes

de las tres provincias en el convento de San Lorenzo, para convenir la

reunión de un congreso que permitiese reorganizar el gobierno central.

Establecía el fin de la guerra y el retiro de las tropas de Santa Fe y

Entre Ríos a sus respectivas provincias.

Buenos Aires se comprometía a ayudar a las provincias de Santa Fe y

Entre Ríos en caso de ser atacadas por los luso-brasileños.

Los ríos Uruguay y Paraná se declaraban navegables para las

provincias amigas.

Concedía una amplia amnistía a los desterrados o perseguidos

políticos.
34

Determinaba el enjuiciamiento de los responsables de la administración

anterior “por la repetición de crímenes con que se comprometía la

libertad de la Nación”

Disponía la comunicación del tratado a José Artigas, “para que siendo

de su agrado, entable desde luego las relaciones que puedan convenir

a los intereses de la Provincia de su mando, cuya incorporación a las

demás federadas, se miraría como un dichoso acontecimiento”.

Luego de la batalla de Cepeda, del 1 de febrero de 1820. El caudillo santafesino

Estanislao López y el entrerriano Francisco Ramírez llegaron a Buenos Aires para

exigir la disolución del gobierno nacional y el fin del centralismo porteño. La victoria

permitió a los estados provinciales que formaban las Provincias Unidas del Río de la

Plata separarse del gobierno central, asumiendo cada una la "Autonomía Provincial".

El 1 de octubre fue elegido gobernador de Buenos Aires Martín Rodríguez, quien

finalmente logró restablecer el orden en su provincia. Martín Rodríguez logró

establecer un acuerdo de paz. López aceptó la mediación de Juan Bautista Bustos,

gobernador de Córdoba, con el fin de firmar un nuevo tratado de paz con Buenos

Aires.

Finalmente, Rodríguez decidió tratar de concluir la guerra con la provincia de

Santa Fe, para lograr restablecer la paz y seguridad en la campaña. Estanislao

López aceptó las negociaciones, para lo cual tuvo que renunciar a la alianza del

caudillo chileno Carreras.


35

Los representantes de las provincias de Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba se

reunieron en la estancia de Tiburcio Benegas, y acordaron un tratado mediante el

cual se establecía el fin de la guerra y la reunión de un congreso en Córdoba.

López pretendía que Buenos Aires le reconociera una recompensa monetaria por

las pérdidas ocasionadas a su provincia en la guerra, pero Martín Rodríguez no

podía comprometerse a pagarla. Juan Manuel de Rosas fue quien accedió a cumplir

con esa obligación, le entregaría 25 000 cabezas de ganado.

Para la firma de este tratado no se había invitado a Ramírez, lo que trajo como

consecuencia el posterior enfrentamiento de Santa Fe y Entre Ríos. Ante las

exigencias de Santa Fe de recibir una compensación económica por los gastos de la

guerra, rechazada por Martín Rodríguez, la provincia de Buenos Aires se

comprometió a entregar 25 000 cabezas de ganado como indemnización, siendo

garantía de las mismas el coronel Rosas. El tratado fue firmado en la estancia de

Benegas el 24 de noviembre de 1820.

o Tratado de Benegas: La firma del tratado de Benegas tuvo una importancia

estratégica para el dominio de Buenos Aires sobre las provincias del Interior

Argentino.

El mismo disponía:

La paz, armonía y buena correspondencia entre Buenos Aires y Santa

Fe.

La reunión de un Congreso Nacional de diputados en la ciudad de

Córdoba, con el objetivo de organizar al País.

La remoción de todos los obstáculos que pudiesen hacer infructuosa la

paz.
36

Buenos Aires, no estaba dispuesta a perder su hegemonía, y por eso, si bien

mandó sus representantes al congreso de Córdoba, fue solo para guardar

apariencias. Convenció a su nueva aliada, Santa Fe, de que aquel congreso no era

de utilidad. Primero, bajo el impulso de Rivadavia, argumentó que no había llegado

el momento oportuno de la organización nacional, pues persistía la lucha contra

Ramírez. Desaparecido este problema se valió de la falta de potestad legislativa y la

representación, que no respetaba la proporción con la cantidad de habitantes de

cada provincia. Finalmente calificó de imprudente la reunión al no existir aún la

estabilidad deseada. Sin embargo, decidió hacer su propia alianza litoraleña, donde

su posición era de liderazgo, dejando fuera a Córdoba.

o Tratado del Cuadrilátero: Fue un acuerdo entre cuatro provincias: Buenos

Aires, representada por su Ministro de Guerra, el Coronel Mayor, Francisco de

la Cruz, Corrientes, por el Cura de las Ensenadas, Nepomuceno Goitía, Santa

Fe, por el secretario de Gobierno, Francisco Seguí, y Entre Ríos, por Casiano

Calderón, Presidente del Congreso Provincial Entrerriano. De allí el nombre

de "Tratado del Cuadrilátero", celebrado en la capital de la provincia de Santa

Fe de la Vera Cruz desde el 15 de enero, hasta el 25 de enero de 1822.

Si bien Buenos Aires ansiaba su posición privilegiada, en los diecisiete

artículos del Tratado renunció a esa situación, reconociéndose a todas las

partes un pie de igualdad en su libertad, independencia, derechos y

representación (art.1) se establecía la paz y amistad sincera entre ellas

(art.1), y todas se sometieron mutuamente ante problemas de invasiones

extranjeras (art.2), comprometiendo auxilio en pos de la defensa común (art.4)


37

y estableciendo una liga para contribuir a mantener la integridad territorial

(art.3) ante cualquier ataque de algún otro país americano o de otra provincia.

Además, las provincias del litoral alcanzaron una antigua ambición ya que

lograron la libre navegabilidad de los ríos interiores. Las cuestiones limítrofes

entre las signatarias serían resueltas por el futuro Congreso, fijándoselos en

esta oportunidad de modo provisorio. Entre Ríos Y Corrientes tendrían como

límites los arroyos de Miriñay y Guayquiraró, y con la provincia de Misiones, la

tranquera de Loreto (art.3). El territorio de Misiones, obtendría la libertad de

conformar su propia organización política, pudiendo solicitar la protección de

cualquiera de las provincias firmantes.

Para declarar una guerra se debería contar con el consentimiento de estas

cuatro provincias (art.6), como excepción a la postura de mantener la paz,

como principio, estableciéndose un sistema de mediación para evitar

enfrentamientos bélicos (art.5).

Buenos Aires, vendería armas a las otras tres provincias (art.7).

Con respecto al Congreso a reunirse en Córdoba, el artículo 13 del Tratado

juzgaba conveniente que las provincias firmantes se abstuvieran de concurrir,

por el estado de indigencia en que se encontraban, Entre Ríos, Corrientes y

Santa Fe.

Los artículos 10, 11 y 12, disponían que Entre Ríos debería devolver todas las

propiedades pertenecientes a Corrientes obtenidas por el accionar de

Francisco Ramírez, realizándose un intercambio de prisioneros.

Por el artículo 14, cabía la posibilidad de reunir otro congreso, cuando llegase

la oportunidad, convocado por alguna de las provincias contratantes. El


38

Congreso de Córdoba, así, estuvo condenado al fracaso. Dos años más

tarde, se reuniría un Congreso en Buenos Aires.

Estas concesiones otorgadas por Buenos Aires a sus provincias aliadas, no

eran gratuitas, sino que se basaban en la necesidad de contar con su ayuda,

ante un avance expansionista por parte del imperio del Brasil, sobre

cualquiera de ellas. Recordemos que la Banda Oriental se había anexado

como Provincia Cisplatina al Brasil, el 31 de julio de 1821. El emperador del

Brasil, el príncipe Pedro, podría aprovechar la situación conflictiva de las

provincias vecinas para integrarlas también a su dominio, y por eso era

menester lograr un bloque integrativo y de defensa común para hacer desistir

al Brasil de su propósito.

Por eso el tratado incluía una parte pública, pero también un pacto secreto,

donde las cuatro provincias realizaban una alianza contra la invasión a

cualquiera de ellas, por parte de alguna potencia extranjera (art.1 del acuerdo

secreto).

Entre Ríos y Corrientes debían indemnizar a Santa fe, por las incursiones

realizadas por Ramírez, estimándose su monto en 1000 cabezas de ganado

vacuno y 600 caballos (art.2 del tratado secreto).

En 1822 se celebró en Buenos Aires el Tratado del Cuadrilátero, que reafirmaba

lograr que se reuniría un congreso en Buenos Aires.. En 1824 se hizo la

convocatoria y en diciembre se instaló el Congreso Nacional, cuyos miembros

juraron sostener la independencia y la forma de gobierno republicana representativa.

Este Congreso promulga la Constitución de 1826.


39

o Constitución de 1826: La Constitución de la República Argentina de 1826

fue sancionada por el Congreso General de 1824 y estableció una forma de

gobierno "representativa republicana, consolidada en unidad de régimen,

adoptando oficialmente la religión Católica Apostólica Romana".

Para la sanción de esta constitución fueron consultadas las Provincias acerca

de la forma de Estado: Salta y La Rioja se pronunciaron por el régimen

unitario, al igual que Tucumán, pero curiosamente aclaró que quería

conservar sus instituciones. Mendoza, San Juan, Santiago del Estero, Tarija,

Entre Ríos, Santa Fe y Córdoba se manifestaron por el sistema federal. San

Luis, Catamarca, Corrientes y la Banda Oriental por lo que resolviese el

Congreso, en tanto que Buenos Aires y Misiones no opinaron.

El Poder Legislativo bicameral, estaría integrado por la Cámara de

Representantes y la de Senadores. La primera la formarían los diputados

elegidos en forma directa, que duraban cuatro años en sus funciones y se

renovaban cada dos; la segunda, por senadores de cada provincia elegidos

en forma indirecta que duraban nueve años en sus cargos y se renovaban por

tercios cada tres años.

El Poder Ejecutivo desempeñado por un Presidente, duraba cinco años y era

elegido en forma indirecta por juntas provinciales.

El Poder Judicial estaba integrado por una Alta Corte de Justicia, tribunales

inferiores y juzgados.

Los gobiernos de provincia estarían a cargo de gobernadores, elegidos por el

presidente con acuerdo del Senado, a propuesta en terna de los Consejos de

Administración; estos organismos eran elegidos por el pueblo de cada

provincia (entiéndase pueblo como los integrantes del Cabildo, ciudadanos


40

mayores de 18 años de sexo masculino y que atesoraran fortuna y prestigio

familiar, normalmente grandes hacendados, importantes comerciantes,

ganaderos. Al común de los ciudadanos, como peones, esclavos, personas

pobres, no se les permitía participar del Cabildo y por ende de las decisiones

políticas que allí se tomaran).

Esta constitución fue considerada de carácter unitario ya que no sólo

centralizaba las decisiones políticas en Buenos Aires, además prohibía la libre

navegación de los ríos interiores.

La Rioja, Santa Fe, Entre Ríos, Córdoba, Mendoza, Santiago del Estero, San

Luis y Salta rechazaron la constitución, pero manifestaron el deseo de seguir

la guerra con el Brasil "sin el Congreso ni el presidente".

El derecho de ciudadanía fue concedido a los hombres libres mayores de

veinte años, pero quedaron privados del voto los analfabetos, los criados a

sueldo, los peones y los jornaleros, hecho que motivó que el diputado Manuel

Dorrego protestara enérgicamente por la limitación que se hacía del derecho

del sufragio al sector popular.

La Constitución fue sancionada durante los años de enfrentamiento entre

unitarios y federales, adoptando una clara postura centralista unitaria a favor

de la ciudad de Buenos Aires.

Esta constitución unitaria no sólo centralizaba las decisiones políticas en

Buenos Aires dejando a las provincias subordinadas a las elecciones que

dicha provincia tomara, sin participación en las ganancias aduaneras y con

grandes limitaciones en el libre comercio. También entregaba a Buenos Aires

prerrogativas personales, como el hecho de que las autoridades provinciales


41

y locales fueran elegidas por el Ejecutivo desde Buenos Aires, entre ellas el

Gobernador; es decir, no se respetaban las autonomías locales.

o Pactos de 1827: el 21 de septiembre de 1827, Buenos Aires y Córdoba

firmaron un pacto en el que se comprometían a la reunión de una Convención

Nacional. Este pacto fue seguido por otros semejantes con Sta. Fe

(2/10/1827), Entre Ríos (27/10/1827) y Corriente (11/12/1827).

La Convención comenzó a reunirse en Sta. Fe en julio de 1828, pero como

acudieron pocas provincias, su cometido se limitó a ratificar el tratado de paz con

Brasil y al reconocimiento de la independencia de Uruguay. A fines de 1829, la

Convención fue disuelta.

o Pacto Federal: Es la ley fundamental de la Confederación Argentina, entre

1831 y 1852; consagra el sistema federal; establece la igualdad de trato en

todos los puertos y la libertad de comercio y navegación; crea un órgano

federal (la Comisión representativa) con facultad de citar a un Congreso

General Federativo, de celebrar tratados de paz, de declarar la guerra y de

levantar el ejército. Fue un tratado suscrito en la ciudad argentina de Santa Fe

el 4 de enero de 1831 por las provincias de Buenos Aires, Entre Ríos y Santa

Fe, integrantes de las Provincias Unidas del Río de la Plata, en el que se

constituyó una alianza ofensiva y defensiva entre esas provincias federales

para hacer frente a la Liga Unitaria formada poco antes. Por razones de

renuncia de su representante, la provincia de Corrientes, que participó en las


42

discusiones preliminares, adhirió al pacto posteriormente, incorporando su

diputado a la Comisión Representativa el 19 de agosto de 1831. El Pacto

Federal es considerado como el punto de arranque del período de transición,

finalizado con el regreso de Juan Manuel de Rosas al gobierno de Buenos

Aires en 1835, entre los períodos históricos de la organización de la

República Argentina denominados Provincias Unidas del Río de la Plata y

Confederación Argentina. Declaraba vigentes los pactos anteriormente

firmados, establecía una alianza ofensiva y defensiva y disponía la libre

circulación de personas y productos entre los territorios de las provincias

firmantes.

Tras la derrota de la Liga Unitaria las demás provincias fueron adhiriéndose y

se consideró que el momento de la reunión del Congreso había llegado, pero

la organización constitucional no se llevó a cabo por la oposición del gobierno

de Rosas y el congreso fue postergado indefinidamente.

El 3 de febrero de 1852, se produce la batalla de Caseros. Fue un enfrentamiento

armado en el cual el ejército de la Confederación Argentina, al mando de Juan

Manuel de Rosas, gobernador de la provincia de Buenos Aires y Encargado de las

Relaciones Exteriores de la Confederación Argentina, fue derrotado por el Ejército

Grande, compuesto por fuerzas del Brasil, el Uruguay, las provincias de Entre Ríos,

Corrientes y Santa Fe y los unitarios exiliados, liderado por Justo José de Urquiza ,

gobernador de Entre Ríos, quien se había sublevado contra Rosas el 1 de mayo de

1851 en el Pronunciamiento de Urquiza, y que tuvo como consecuencia la renuncia

inmediata de Rosas al gobierno y su exilio en Gran Bretaña.


43

o Protocolo de Palermo: El Protocolo de Palermo fue un acuerdo firmado el 6

de abril de 1852 por Justo José de Urquiza, gobernador de Entre Ríos, y los

representantes de las provincias de Santa Fe (Manuel Leiva), Corrientes

(Benjamín Virasoro), y Buenos Aires (Vicente López y Planes, gobernador

interino designado por Urquiza). En él, encomendaban al general Urquiza las

relaciones exteriores, como representante de la República, hasta que se

pronunciase el Congreso Nacional, e invitaban al resto de gobernadores

provinciales a reunirse en San Nicolás de los Arroyos para discutir la

Constitución.

o El Acuerdo de San Nicolás (1852): Tras la derrota de Rosas el 3 de febrero

de 1852, su vencedor, Urquiza, manifestó que había llegado la hora de la

confraternidad de todos los partidos.

El 6 de abril se resolvió el protocolo de Palermo (Bs. As., Sta. Fe, Entre Ríos y

Corrientes) invitando a todos los gobernadores provinciales a reunirse en San

Nicolás para establecer las bases de la futura organización.

A fines de mayo de 1852 se aprobó el acuerdo de San Nicolás, que ponía en

vigencia el pacto federal de 1831 y convocaba la reunión de un Congreso

Constituyente. Además organizaba un Ejecutivo provisorio y designaba a

Urquiza para hacerlo.

La única provincia que rechazó el acuerdo fue Buenos Aires, basándose en

que el poder otorgado a Urquiza era dictatorial. El 11 de septiembre de 1852

Buenos Aires se separó de la Confederación.


44

Disposiciones del Acuerdo:

Constaba de 19 artículos dispositivos y uno adicional:

En el primer artículo se declaró al Tratado, celebrado el 4 de enero de

1831, como Ley fundamental de la República y determinó que debería

ser observado y puesto en ejecución por el Encargado de las

Relaciones Exteriores de la Nación.

En los artículos 4 y 5 se menciona el llamado a un Congreso General

Constituyente, que se llevaría a cabo en el mes de agosto venidero,

realizándose la elección de los Diputados que tomarían parte del

Congreso. Se seguirían las reglas establecidas por la Ley de

elecciones para la elección de los diputados de las Legislaturas

Provinciales. Se declara a todas las provincias iguales en derechos y el

número de representantes sería de dos diputados por cada provincia.

En los artículos 6 y 7 se menciona que el Congreso sancionaría la

Constitución Nacional, consensuada por mayoría de sufragios,

colocando los intereses de la Nación por encima de los de las

provincias.

El artículo 8, declara que los diputados no podrán ser juzgados por sus

opiniones, ni acusados por ningún motivo, ni autoridad alguna hasta

que no esté sancionada la Constitución, aunque las provincias podrían

retirarlos y reemplazarlos de considerarlo oportuno.

Según lo dictado en el artículo 11, el Congreso se llevaría a cabo en la

ciudad de Santa Fe.

En el artículo 15 se otorgan facultades ejecutivas a Urquiza y lo

nombra como Director Provisorio de la Confederación Argentina.


45

El artículo adicional invita a las provincias que no firmaron el Acuerdo a

adherirse al mismo a través del Director Provisorio de la Confederación

Argentina.

.
46

Derecho Patrio Codificado

Se considera que la etapa del Derecho Patrio Codificado comienza con la

realización del Congreso Constitucional Constituyente y la redacción de la

Constitución Nacional.

Este se reunió el 8 de enero de 1853 en el Cabildo de Santa Fe de la Vera Cruz,

una de las ciudades más antiguas del Río de la Plata, y el 1 de mayo de 1853,

sancionó la Constitución argentina de 1853 que constituyó la Confederación

Argentina. Fue juramentada el 9 de julio de ese mismo año por las trece provincias

firmantes (Catamarca, Córdoba, Corrientes, Entre Ríos, Jujuy, La Rioja, Mendoza,

Salta, San Luis, San Juan, Santa Fe, Santiago del Estero y Tucumán).

Buenos Aires no firmó la Constitución de 1853 y se organizó como Estado de

Buenos Aires, separado de la Confederación Argentina pero sin declarar su

independencia.

o Constitución Nacional de 1853: Fue la primera constitución que rigió en la

mayor parte del territorio de la actual República Argentina. Fue aprobada con

el apoyo general de los gobiernos provinciales, con la importante excepción

del Estado de Buenos Aires, que se mantuvo separado de hecho de la

Confederación Argentina hasta 1859.

Fue sancionada por el Congreso General Constituyente, reunida en Santa Fe,

y promulgada el 1 de mayo de 1853 por Justo José de Urquiza, a la sazón

director provisional de la Confederación Argentina.

Sometida a varias reformas de diferente envergadura, la Constitución de 1853

es, en lo substancial, la base del ordenamiento jurídico vigente en la

Argentina. Está estrechamente inspirada en los principios del liberalismo


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clásico presentes en la jurisprudencia y la doctrina política del federalismo

estadounidense; a similitud de este, estableció un sistema republicano de

división de poderes, un importante grado de autonomía para las provincias y

un poder federal con un ejecutivo fuerte, pero limitado por un congreso

bicameral, con el objetivo de equilibrar la representación poblacional con la

equidad entre provincias.

El modelo, elaborado por los convencionales a partir de los ensayos

precedentes de orden constitucional y de la obra pionera de Juan Bautista

Alberdi, ha sido objeto de reiteradas críticas: se ha objetado al mecanismo

elegido para la dinámica federal y se ha afirmado que careció de verdadera

efectividad, al intentar imponer un modelo íntegramente basado en

experiencias extranjeras a una Argentina cuya peculiaridad histórica la hacía

muy distinta de las colonias británicas en Norteamérica. Sin embargo, la

importancia histórica del proyecto constitucional ha sido incuestionable, y

virtualmente todas las disputas acerca de la práctica y la teoría políticas en la

Argentina moderna han incluido una toma de partido acerca de las que

subyacieron a la Constitución de 1853.

Basándose en la Constitución se formó el primer gobierno nacional que tuvo

autoridad sobre casi todas las provincias en más de treinta años, desde la

Anarquía del Año XX.

El documento original de la Constitución Nacional de 1853 se encuentra

inserto en el Gran Libro de Acuerdos, Leyes y Decretos del Congreso General

Constituyente, el cual está expuesto desde el año 2005 en un templete en el

Salón Azul del Palacio del Congreso, junto con la Constitución de 1994 y los

pactos preexistentes.
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La Constitución

El texto finalmente sancionado estaba compuesto de un preámbulo y 107

artículos, organizados en dos partes: una acerca de los derechos de los habitantes,

y una acerca de la organización del gobierno.

Preámbulo:

La constitución de la Confederación Argentina se inicia con el siguiente Preámbulo

que enumera los fines generales de la Constitución:

“Nos, los representantes del pueblo de la Confederación Argentina reunidos

en Congreso General Constituyente por voluntad y elección de las provincias

que la componen, en cumplimiento de pactos preexistentes, con el objeto de

constituir la unión nacional, afianzar la justicia, consolidar la paz interior,

proveer a la defensa común, promover el bienestar general, y asegurar los

beneficios de la libertad para nosotros, para nuestra posteridad y para todos

los hombres del mundo que quieran habitar en el suelo argentino; invocando

la protección de Dios, fuente de toda razón y justicia: ordenamos, decretamos

y establecemos esta Constitución para la Confederación Argentina”.

Entre las diferencias con el Preámbulo de la Constitución de los Estados Unidos,

este preámbulo comienza anunciando que los constituyentes son los

«representantes del pueblo», mientras que aquél adjudica el poder constituyente al

pueblo mismo; explica que la reunión del Congreso Constituyente es hecha por

voluntad de las provincias, y no de la nación; alude a los pactos preexistentes que

condicionaron su sanción; se propone «constituir la unión nacional», mientras aquél


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se propone «formar una unión más perfecta»; inversamente, se pretende «afianzar

la justicia», mientras que en aquél se pretende establecerla; se aseguran los

beneficios de la libertad para todos los argentinos y también para «todos los

hombres del mundo que quieran habitar el suelo argentino»; y se invoca la

protección de Dios.

Dicho Preámbulo tiene valor interpretativo para la doctrina constitucional

argentina, y hace referencia a los fines perseguidos por el Estado Federal. Es

también una manifestación de fe en el pueblo, a quien se reconoce ser fuente del

poder constituyente: «...los representantes del pueblo de la Confederación

Argentina». Se reconoce la preexistencia histórica de las provincias argentinas,

principales organizadoras del régimen federal.

Son seis los fines que persigue el Estado Federal según el Preámbulo, a saber:

 Afianzar la justicia: el Congreso tiene la capacidad de introducir las formas de

legislación necesarias para que el reconocimiento de los derechos y el

ejercicio de los poderes, reconocidos por la Constitución Nacional y las leyes,

se haga con equidad y sin discriminación.

 Constituir la unión nacional: formar un Estado Nacional sólido y con la

suficiente autoridad como para hacerse cargo de las atribuciones delegadas

por las provincias.

 Consolidar la paz interior: es el fortalecimiento de la soberanía popular y sus

instituciones, y evitar el enfrentamiento entre los argentinos.

 Proveer a la defensa común: aquí no se alude ní prioritariamente a la defensa

bélica, aunque la comprende, es verdad que también la extiende, pues el

adjetivo «común» indica que debe defenderse todo lo que hace al conjunto

social, lo que es común a la Comunidad. Esto comprende, en primer lugar, a


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la defensa de la Constitución Nacional, las provincias, la población, los

valores, el estado de derecho, el federalismo, etc.

 Promover el bienestar general: es la preocupación por constituir un país que

garantice un nivel de vida decente para de la población. La Corte Suprema de

la Nación Argentina ha dicho que el bienestar general del preámbulo, es

sinónimo del «bien común» de la filosofía clásica.

 Asegurar los beneficios de la libertad: esta libertad extensible a «todos los

hombres del mundo que quieran habitar suelo argentino» encierra el concepto

de dignidad humana obligando a la sociedad y al Estado a crear la posibilidad

cierta y real de que el individuo desarrolle en plenitud su personalidad y

derechos.

El preámbulo estaba destinado a aseverar la legitimidad de la Constitución,

sintetizando el programa legislativo y político de los constituyentes. Para despejar

las dudas acerca de sus intereses, recuerda que el dictado de la Constitución

obedecía a «pactos preexistentes», suscritos por las autoridades provinciales;

afirmaba el proyecto de garantizar la unidad y la paz interior, y la formación de un

frente común hacia el extranjero; señalaba el expreso objetivo de poblar el territorio,

en un sentido alberdiano, ofreciéndose a todos los hombres del mundo que quieran

habitar en el suelo argentino; para terminar invocando la inspiración de Dios, en una

fórmula aceptable tanto para todas las religiones y los deístas ilustrados.
51

Declaraciones, Derechos y Garantías

Los 31 artículos de la parte primera, titulada Declaraciones, Derechos y

Garantías, establecían los fundamentos del régimen político; es en esta sección en

que la diferencia con la Constitución de 1826 se hace más patente.

Introducía formalmente la división de poderes del régimen republicano, la

participación representativa y el federalismo; fijaba el establecimiento de una capital

federal, la autoridad de cada una de las provincias para establecer su propia

constitución, la autonomía de éstas en sus asuntos internos salvo en caso de

insurrección o de ataque exterior, la unidad judicial, aduanera y policial del país; y

establecía los derechos fundamentales de los ciudadanos.

En consonancia con las disposiciones de la Asamblea del año XIII, que había

decretado la libertad de vientres, la Constitución abolía la esclavitud, los mayorazgos

y las prerrogativas de nobleza, fijando la igualdad jurídica. La protección de la ley se

extendía a todos los habitantes del país, no sólo a los ciudadanos, como medio para

fomentar el asentamiento; el artículo 20º lo declaraba expresamente, y el 25º

declaraba expresamente la promoción oficial de la inmigración europea.

Los derechos expresamente reconocidos se recogieron principalmente en el

artículo 14º, que instituía la libertad de trabajo, de navegación, de comercio, de

residencia y viaje, de prensa, de asociación, de culto, de enseñanza y de petición a

las autoridades. Otros artículos detallaban además la protección de la propiedad

privada, la inviolabilidad del domicilio, la persona y el correo, y la libertad total en los

asuntos privados.

Varias de las declaraciones de la primera parte estaban directamente

relacionadas con las finanzas nacionales, y con el desafío al predominio naval


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porteño. El artículo 4º nacionalizaba la renta aduanera, el 9º y 10º reservaban al

gobierno federal el cobro de derechos y eliminaban las barreras internas, y el 11º,

12º y 26º declaraban la libertad de tránsito.

El artículo 29º, finalmente, transmitía en las disposiciones constitucionales la

historia reciente, prohibiendo la concesión de la suma del poder público, la fórmula

con que se había consagrado el segundo gobierno de Rosas, a cualquier

funcionario.

Organización del gobierno

De acuerdo al régimen republicano, los 76 artículos de la parte segunda

reglamentaban la división del gobierno en tres poderes: ejecutivo, legislativo y

judicial. Sólo los últimos 7 breves artículos estaban dedicados a la organización de

los gobiernos provinciales, en vista de que el régimen de cada uno de estos debería

darse por una constitución propia.

El Poder Legislativo

Los artículos 32 º al 63.º contienen las disposiciones relativas al poder legislativo.

El titular de éste es el Congreso de la Nación Argentina, compuesto por una Cámara

de Diputados, que representa directamente al pueblo argentino, y un Senado,

integrado por los representantes de las provincias y de la capital. En el proyecto de

Alberdi se afirmaba explícitamente que cada diputado representaría a la entidad

política que lo había elegido , la provincia, y no directamente al pueblo, pero esta

aclaración no se incorporó al texto de Santa Fe.

Los senadores se elegirían equitativamente para cada provincia y la capital

federal, dos para cada una de ellas, con un voto cada uno. Los diputados, a su vez,

responderían proporcionalmente al número de habitantes de las provincias y la


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capital federal, considerados a ese efecto distritos electorales. La constitución no

reconocía de modo alguno la existencia de partidos políticos, un hecho natural en

vista de la incipiente organización del país en ese sentido.

Las incompatibilidades en el ejercicio de la función legislativa se extendían al

ejercicio del sacerdocio regular, en vista de la norma de obediencia que vincula al

clero con sus superiores, y al empleo en el poder ejecutivo, como ministro o en otro

cargo, salvo autorización especial. La constitución dictaba expresamente que la

tarea legislativa debería ser remunerada.

Para evitar la interferencia del ejecutivo en la actividad del Congreso, los

legisladores gozaban de inmunidad ante interrogación judicial por lo expresado en

su función, y no podían ser arrestados salvo in flagrante delito; solo la propia cámara

estaba facultada para revocar estos privilegios y dar curso a la investigación de un

juez competente.

Cada cámara era único juez acerca de la elección, derechos y títulos de sus

miembros; estaba a cargo de la elaboración de su reglamento interno, y de la

sanción de las conductas de sus miembros en caso de desorden o inhabilidad. Para

sesionar, las cámaras requerían un quorum de la mayoría absoluta de sus

miembros, aunque un número menor tenía derecho a compeler a la presencia de los

ausentes. Mayoría especial se requería para las reformas constitucionales y los

reglamentos. Las cámaras estaban facultadas para interpelar a los ministros del

poder ejecutivo, convocándolos a presentarse frente a ellas.

Ambas cámaras disponían de iniciativa en materia legislativa, con unas pocas

excepciones. La aprobación de los proyectos debía darse separadamente por cada

cámara; el rechazo de una implicaba el archivo de la iniciativa durante el resto del


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año, y las correcciones o enmiendas introducidas por la cámara revisora implicaba

su regreso a la cámara de origen para una nueva votación. Aprobadas, las leyes se

entregaban al poder ejecutivo para su promulgación; aunque este contaba con

facultad de veto, parte de su función colegislativa, la insistencia de dos tercios de los

miembros de ambas cámaras obligaba al ejecutivo a promulgarla sin reparo posible.

Las sesiones ordinarias del Congreso, reunido excepcionalmente en una sola

cámara, llamada Asamblea Legislativa, tenían inicio con presencia del presidente el

primero de mayo de cada año, y abarcaban el período hasta el treinta de

septiembre. La figura de las sesiones preparatorias comprende la incorporación de

los electos, y las de prórroga las dispone la propia cámara o el presidente, para

finalizar los temas inconclusos al cierre del ciclo ordinario. El presidente puede

llamar también a sesiones extraordinarias, en las que fija un temario de urgencia en

período de receso.

La Cámara de Diputados

La cantidad de diputados se fijó en uno por cada 20 000 habitantes, o fracción no

inferior a 10 000; se autorizó expresamente que por ley del Congreso estas cifras se

ajustaran después de cada censo, aunque sólo al alza.

Una cláusula transitoria, en el artículo 34º, indicaba un mínimo de dos diputados

por provincia, independientemente de su población; asignaba a la capital federal, a

la provincia de Buenos Aires y a la provincia de Córdoba seis diputados cada una,

cuatro a las de Corrientes y Santiago del Estero, tres a las de Tucumán, Salta,

Catamarca y Mendoza; y dos a Santa Fe, San Juan, Entre Ríos, La Rioja, San Luis y
55

Jujuy. Dada la ausencia de los representantes porteños, hasta 1866 la Cámara

contaría con 38 representantes.

Los requisitos para la elección de diputados eran los veinticinco años de edad, y

al menos cuatro de ostentar la nacionalidad argentina; el requisito de ser natural o

residente continuado de la provincia por la cual se lo elige no se añadiría hasta la

reforma de 1860.

El mandato de los diputados duraba cuatro años, con posibilidad de reelección; la

renovación de la cámara se haría por mitades, cada dos años; una disposición

transitoria fijaba que se sortearía entre los primeros electos quiénes dispondrían sólo

de dos años de mandato, una práctica lamentablemente repetida en otros momentos

de la historia nacional tras la disolución del Congreso por los gobiernos militares.

La elección de los diputados según la Constitución debía efectuarse «a simple

pluralidad de sufragios». La interpretación de esta ambigua frase fue fuente de

disputas en lo sucesivo, pero hasta 1912 predominó la doctrina que indicaba que la

lista ganadora por mayoría o primera minoría designaba a la totalidad de los

diputados. Leyes posteriores establecieron el sistema de voto uninominal y por

circunscripciones, fijado en la ley n. º 4161/02; de «voto restringido», fijado en la ley

n.º 8871/12, conocida como Ley Sáenz Peña, por la cual la mayoría (o primera

minoría) contaría con dos tercios de los escaños, cediéndose el resto a la formación

inmediatamente sucesiva en orden de votos; nuevamente de voto uninominal por la

ley n.º 14032/51; y finalmente el sistema proporcional D'Hont.

A la Cámara de Diputados, representante del pueblo, correspondía en exclusiva

la iniciativa en las leyes sobre conscripción y reclutamiento de tropas, y sobre temas

impositivos, así como la fiscalía en instancias de juicio político contra las autoridades
56

de los tres poderes de la Nación y los gobernadores provinciales, en las que el

Senado oficiaría de corte. Para la iniciación de juicio político, las dos terceras partes

de los diputados deberían refrendar la petición presentada por uno de sus miembros.

El Senado

La elección de los senadores, representantes de las entidades provinciales,

correspondía a las Legislaturas de las que las provincias se dotaran, así como a la

de la Capital Federal; el régimen de elección se asimilaba al del presidente y vice, a

través de un colegio electoral compuesto por electores votados directamente por el

pueblo. La duración de su mandato se fijaba en nueve años, con posibilidad de

renovación indefinida, renovándose la cámara por tercios en períodos trienales.

Hasta 1860, 26 senadores, los de las 13 provincias excluidas Buenos Aires y la

capital, conformaron la Cámara.

Los requisitos para la elección en el cargo son los treinta años de edad y seis de

ciudadanía argentina; el requisito de ser natural o residente continuado durante dos

años de la provincia por la cual se lo elige no se añadiría hasta la reforma de 1860.

Además, se exigió la disposición de una renta anual de dos mil pesos fuertes o su

equivalente; estudios históricos fijan este ingreso en el correspondiente a 33 kg de

oro de buena ley. La convención debatió arduamente este punto, pero fue aprobado.

Sin embargo, la falta de provisiones para su actualización llevaría eventualmente a

su desuso.

La presidencia del Senado correspondía al vicepresidente de la Confederación,

dotado de voto sólo en caso de empate. Hasta la década de 1940, la renta anual

estaba fijada en 12 kg oro.


57

Esta organización, pese al rasgo oligárquico que significaba la exigencia de una

renta mínima, difería en mucho del proyecto unitario de 1819, que estipulaba un

senador por provincia, a los que sumaba tres por el Ejército, tres por la Iglesia

Católica, uno por cada universidad y los exdirectores a partir de la finalización de su

cargo. Se aproximaba mucho más al proyecto alberdiano, que fijaba un titular y un

suplente por cada provincia.

El Senado contaba con competencia exclusiva en las iniciativas de reforma

constitucional, y con la función judicial en las instancias de juicio político. Aunque no

compartía, como en la constitución de los Estados Unidos en que se inspiró

estrechamente su organización, las facultades de política exterior con el presidente,

éste necesitaba su acuerdo para la declaración del estado de sitio, y sólo podía

ausentarse con su permiso del territorio de la capital federal. Prestaba acuerdo

también en las designaciones de los ministros de la Corte Suprema y los tribunales

federales, de los ministros, y de los altos cargos del Ejército y la Armada, así como

en los concordatos con la Santa Sede.

Ejercicio transitorio del Poder Legislativo

Las primeras leyes dictadas en vigencia de la Constitución no fueron obra del

Congreso, sino de la propia convención constituyente, a la que el acuerdo de San

Nicolás habilitaba para ello. Entre las leyes que dictó estuvieron la de capitalidad de

Buenos Aires, la de tarifas aduaneras, la de libre navegación y el estatuto de

haciendas.

El Poder Ejecutivo

Los artículos 71.º a 90.º contenían las estipulaciones relativas al poder ejecutivo.

El titular del mismo era unipersonal, y llevaba el título de Presidente de la


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Confederación Argentina. Un vicepresidente, electo conjuntamente con él, lo supliría

en caso de ausencia, inhabilidad o renuncia.

Los requisitos para la elección como presidente eran similares a los exigidos para

los senadores; se les añadía la condición de nativo, o de ser hijo de uno en caso de

haber nacido fuera del territorio nacional, y la práctica de la religión católica, única

concesión a los montoneros. Su mandato se extendería por un período de seis años,

sin posibilidad de reelección hasta que un período completo hubiese pasado;

ninguna causa permitía la extensión del mismo más allá de los seis años cumplidos

desde la fecha original de asunción.

El procedimiento para la elección presidencial era indirecto; el electorado de cada

provincia escogería un número de delegados, igual al doble de la cantidad total de

diputados y senadores que se eligiesen por la misma. Los electores de cada

provincia votarían discrecionalmente a los candidatos que juzgasen más

convenientes, y remitirían copia sellada de su resolución al Senado de la Nación;

una vez recibidas todas las listas, la Asamblea Legislativa realizaría el escrutinio de

las mismas. De haber como resultado mayoría absoluta de un candidato, la

proclamación sería automática. En caso de no contar ninguno con la misma, la

Asamblea Legislativa elegiría inmediatamente y a simple pluralidad de sufragios

entre los dos candidatos más votados, o más en caso de haber empate en el primer

o segundo puesto. En este último caso, de no haber candidato con mayoría absoluta

en primera instancia, se realizaría balotaje entre los dos candidatos más votados en

la primera vuelta. El quorum para esta elección era de tres cuartas partes de los

congresistas.

De acuerdo al primer inciso del artículo 90.º, el presidente era la autoridad

suprema de la Confederación, en lo que se denomina un régimen presidencialista:


59

no respondía de sus acciones, dentro del marco impuesto por la Constitución, a

ninguna autoridad superior, y no requería de la aprobación del Congreso para el

ejercicio de las atribuciones que le competen. Era además el titular del poder

ejecutivo de la ciudad designada capital federal, y el jefe de las fuerzas armadas.

El presidente gozaba de facultades colegislativas: además de la sanción y

promulgación de las leyes dictadas por el Congreso, incluyendo la facultad de veto,

estaba a su cargo la expedición de los reglamentos necesarios para la aplicación de

la ley, llamados decretos, aunque respetando el espíritu original de la misma. La

firma de tratados con otros estados estaba a su exclusivo cargo, así como la

decisión de dar o no trámite a los documentos emitidos por el pontífice católico.

Como autoridad en materia de política exterior, es el encargado del

nombramiento de embajadores y otros ministros destinados a la negociación con las

potencias extranjeras; la elección y remoción de los titulares de embajada requería

acuerdo senatorial , un vestigio de la influencia de la constitución norteamericana, en

la que el Senado comparte con el presidente la potestad sobre las relaciones

exteriores, sobre los convencionales, pero la de los funcionarios de rango inferior

estaba enteramente a su cargo. Por lo mismo, era la autoridad a cargo de la gestión

de los asuntos militares, disponiendo del ejército, designando a los oficiales del

mismo, con acuerdo del Senado, en caso de los puestos superiores del escalafón,

emitiendo patentes de corso, declarando la guerra o decretando el estado de sitio

cuando su causa es el ataque de una potencia extranjera.

Su implicación con las tareas del Congreso no se limitaba a la promulgación de

las leyes: estaba a cargo del presidente la apertura de las sesiones en Asamblea

Legislativa, en la que comunicaba al mismo sus consideraciones acerca de su tarea,

y la prórroga o convocatoria a sesiones fuera del período ordinario.


60

Con respecto al poder judicial, estaba a su cargo la designación de los jueces de

los tribunales federales, para lo que requería el acuerdo senatorial; además, contaba

con la facultad de indultar a los condenados por delitos de jurisdicción federal, salvo

en casos de juicio político. No tenía la facultad de imponer condenas, pero sí de , en

estado de sitio, decretar el arresto temporal o el traslado de personas, salvo que

éstas prefiriesen abandonar el territorio nacional. Si no contaba con el acuerdo del

Congreso al dictarlas, estas medidas caducaban automáticamente a los 10 días.

Como encargado de la administración nacional, le estaba encomendada la

recaudación de la renta nacional y su aplicación, dentro del marco de la ley de

presupuesto; tenía facultad para otorgar el goce de licencias o montepíos, y para

recabar cualquier clase de información por parte de la administración nacional.

La Constitución fijaba como ayudantes del presidente a cinco ministros, elegidos

por éste, en carteras de Interior, de Relaciones Exteriores, de Hacienda, de Justicia,

Culto e Instrucción Pública, y de Guerra y Marina. El refrendo ministerial era

necesario para los decretos de gobierno. Los ministros estaban además obligados a

dar informes al Congreso en la apertura de sesiones, y facultados a tomar parte en

los debates de éste, aunque sin voto. La tarea era incompatible con el ejercicio del

poder legislativo nacional.

El Poder Judicial

La organización del poder judicial ocupa los artículos 91º a 100º; por su

brevedad, la organización del mismo quedó en gran parte en manos de la legislación

emitida por el Congreso, concerniendo la mayor parte del texto constitucional a la

organización y atribuciones de la Corte Suprema de Justicia de la Nación.


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El poder judicial quedaba íntegramente en manos de la Corte Suprema y de los

tribunales inferiores por razón de materia en todo lo que concerniera a causas

constitucionales, relativas a leyes federales o tratados internacionales, o a

jurisdicción marítima. Explícitamente se prohibía el conocimiento del presidente en

cuestiones judiciales. Por razón de actores, también eran competencia de los

tribunales federales los asuntos entre vecinos de diferentes provincias, los que

implicasen a diplomáticos extranjeros, y aquellos en los que el gobierno de una

provincia o de la Confederación fuese parte. Los casos implicando a diplomáticos,

provincias o los poderes de los gobiernos provinciales eran de competencia

exclusiva de la Corte Suprema.

La Constitución estipulaba la reglamentación del juicio por jurados para los

asuntos penales; el procedimiento nunca se reguló, sin embargo, y sigue pendiente

de implementación aún en la Constitución actual, que conserva esa redacción.

El único delito que la Constitución detalla es el de traición contra la

Confederación, definido como tomar las armas contra ella, o [...] unirse a sus

enemigos prestándoles ayuda y socorro. La pena del mismo quedaba a decisión del

Congreso, pero se prohibía expresamente la imposición de sanciones a otras

personas que el delincuente mismo.

La Corte Suprema

La Corte Suprema de Justicia estaba compuesta por un tribunal de nueve jueces,

además de dos fiscales. La sede de la misma estaría en la capital federal. Se exigía

para el ministerio en ella el título de abogado, ocho años de ejercicio del mismo, y

los requisitos exigibles a los senadores. Los ministros jurarían su cargo al presidente

de la Corte , al de la Confederación excepcionalmente, en la primera conformación


62

de la misma, y serían irremovibles salvo en caso de inconducta. La remuneración

por sus servicios se fijaría por ley, pero no podría reducirse mientras estuvieran en

funciones. La determinación del reglamento de la Corte estaría a cargo de la misma.

La Corte definida por la Constitución de 1853 nunca llegó a asumir, aunque

Urquiza designó en 1854 a los integrantes de la misma, entre los que se contaron

Facundo Zuviría, José Roque Funes y Martín Zapata. Tras la reforma de 1860, el

número de integrantes pasó a ser fijado por ley del Congreso.

Los gobiernos de provincia

Los últimos siete artículos de la Constitución detallan el régimen de los gobiernos

provinciales. La organización de los mismos queda sólo sujeta a las estipulaciones

que las Constituciones provinciales fijen, sustrayéndose por entero de la órbita del

gobierno federal. Asimismo, conservan todas las facultades que por la Constitución

no hayan delegado expresamente en el gobierno central; los artículos 105º y 106º

hacen explícitas las competencias que corresponden sólo a la autoridad central, que

incluyen la legislación sobre comercio y navegación; la imposición de aduanas o

derechos de tonelaje; la emisión de moneda, salvo por delegación del gobierno

central; la fijación de los códigos civil, de comercio, penal y de minería; legislar sobre

ciudadanía; armar tropas de guerra; ni interactuar directamente con las potencias

extranjeras, incluyendo la Santa Sede. Las acciones bélicas entre provincias o entre

una provincia y el estado federal son ilegítimas, debiendo solucionarse todo conflicto

en este sentido por la Corte Suprema de Justicia. A las provincias se faculta

expresamente para promover, dentro del marco de la legislación federal, el

desarrollo de sus propios territorios.


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El régimen resultante era expresamente de un marcado federalismo; era ésta una

de las razones por las que Buenos Aires se negó a suscribirlo, rechazando ponerse

a la altura de lo que los legisladores porteños habían calificado burlonamente de

trece ranchos. La incorporación de Buenos Aires a la Confederación exigiría, en su

momento, suspender la capitalización de la misma, y la reserva de los derechos de

aduana. Efectivamente ello implicó que durante varias décadas el presidente de la

Nación conviviera, en un difícil contubernio, con un gobernador de Buenos Aires que

era el jefe directo de toda la administración que lo rodeaba, y que su poder quedara

empantanado en burocracia. La federalización de Buenos Aires no tendría lugar

efectivo hasta 1880, cuando la Liga de Gobernadores encabezada por Julio

Argentino Roca impondría por las armas a los porteños de Bartolomé Mitre la

decisión. Sin embargo, para ese entonces las oligarquías provinciales habían

adoptado el mismo cariz que la porteña, con el desarrollo del modelo agroexportador

y la formación de extensos latifundios que dominarían la economía nacional durante

el medio siglo siguiente. La posibilidad de desarrollar un poder provincial al margen

del modelo bonaerense había quedado definitivamente atrás, y con ella el efectivo

federalismo de la Constitución.

o Pacto de San José de Flores (11/11/1859): Buenos Aires se declara parte

integrante de la Confederación Argentina; verificará su incorporación por la

aceptación y jura solemne de la Constitución Nacional siempre que la

Convención Provincial no la observe; si la Convención Provincial manifestara

la necesidad de hacer reformas a la Constitución, el Congreso federal

legislativo convocará a una Convención ad hoc para que tome en


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consideración las mismas; se garantiza la integridad del territorio de Buenos

Aires, que no podrá ser dividido, sin el consentimiento de su Legislatura.

o Instrumentos internacionales sobre Derechos Humanos: Según el art.

75, inciso 22 de la Constitución Nacional los siguientes tratados y

declaraciones internacionales tienen valor constitucional:

Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre: La

Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre fue

aprobada por la IX Conferencia internacional americana realizada en

Bogotá en 1948, la misma que dispuso la creación de la Organización

de los Estados Americanos (OEA). Históricamente, fue el primer

acuerdo internacional sobre derechos humanos, anticipando la

Declaración Universal de los Derechos Humanos, sancionada seis

meses después. El valor jurídico de la Declaración ha sido muy

discutido, debido a que no forma parte de la Carta de la OEA y

tampoco es un tratado. No obstante, algunos países miembros de la

OEA, como es el caso de la Argentina, la han incluido en la

constitución, otorgándole jerarquía constitucional.

Posteriormente en 1969 se suscribe la Convención Americana sobre

Derechos Humanos (también llamada Pacto de San José de Costa

Rica o CADH) que entra en vigor en 1978 y que establece el Sistema

interamericano de derechos humanos.


65

Declaración Universal de Derechos Humanos: La Declaración

Universal de los Derechos Humanos (DUDH) es un documento

declarativo adoptado por la Asamblea General de las Naciones Unidas.

La unión de esta declaración y los Pactos Internacionales de Derechos

Humanos y sus protocolos comprende lo que se ha denominado la

Carta Internacional de Derechos Humanos. Mientras que la

Declaración constituye, generalmente, un documento orientativo, los

Pactos son tratados internacionales que obligan a los Estados

firmantes a cumplirlos.

Convención Americana sobre Derechos Humanos (Pacto de San

José de Costa Rica): La Convención Americana sobre Derechos

Humanos (también llamada Pacto de San José de Costa Rica) fue

suscrita, tras la Conferencia Especializada Interamericana de Derechos

Humanos, el 22 de noviembre de 1969 en la ciudad de San José en

Costa Rica y entró en vigencia el 18 de julio de 1978.1 Es una de las

bases del sistema interamericano de promoción y protección de los

derechos humanos.

Si el ejercicio de tales derechos y libertades no estuviese ya

garantizado por disposiciones legislativas o de otro carácter, los

Estados partes están obligados a adoptar medidas legislativas o de

otro carácter que fueren necesarias para hacerlos efectivos.

Además, establece la obligación, para los Estados partes, del

desarrollo progresivo de los derechos económicos, sociales y culturales


66

contenidos en la Carta de la Organización de los Estados Americanos,

como medios de protección de los derechos y libertades, establece dos

órganos para conocer de los asuntos relacionados con el cumplimiento

de la Convención: la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y

la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

A la fecha, veinticinco naciones se han adherido a la Convención:

Argentina, Barbados, Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica, Chile,

Dominica, Ecuador, El Salvador, Granada, Guatemala, Haití, Honduras,

Jamaica, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República

Dominicana, Surinam, Trinidad y Tobago, Uruguay y Venezuela.

Trinidad y Tobago denunció a la Convención Americana sobre

Derechos Humanos por medio de un comunicado dirigido al Secretario

General de la OEA el 26 de mayo de 1998. Igualmente lo hizo

Venezuela en el 2012.

Entre otros instrumentos, ha sido complementada con:

Protocolo Adicional a la Convención Americana sobre Derechos

Humanos (Protocolo de San Salvador), de 1988

Protocolo a la Convención Americana sobre Derechos Humanos

relativo a la abolición de la pena de muerte, de 1990.

Estos protocolos cuentan con diversos grados de ratificación por

parte de los Estados.

Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales.


67

El Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales

(ICESCR: International Covenant on Economic, Social and Cultural Rights,

por sus siglas en inglés): Es un tratado multilateral general que reconoce

Derechos económicos, sociales y culturales y establece mecanismos para su

protección y garantía. Fue adoptado por la Asamblea General de las

Naciones Unidas mediante la Resolución 2200A (XXI), de 16 de diciembre de

1966 y entró en vigor el 3 de enero de 1976. Se compromete a las partes a

trabajar para la concesión de los derechos económicos, sociales y culturales

de las personas, incluidos los derechos laborales y los derechos a la salud, la

educación y un nivel de vida adecuado. A fecha del mes noviembre de 2017,

el Pacto tiene 166 partes..

El Pacto es parte de la Carta Internacional de Derechos Humanos, junto con

la Declaración Universal de los Derechos Humanos y el Pacto Internacional

de Derechos Civiles y Políticos, incluida la última del Primer y Segundo

Protocolos Facultativos.4

Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos: El Pacto Internacional

de Derechos Civiles y Políticos (ICCPR, por su sigla en inglés) es un tratado

multilateral general que reconoce Derechos civiles y políticos y establece

mecanismos para su protección y garantía. Fue adoptado por la Asamblea

General de las Naciones Unidas mediante la Resolución 2200 A (XXI), de 16

de diciembre de 1966. Entró en vigor el 23 de marzo de 1976 y ha sido

ratificado por 167 Estados, siete más que el PIDESC. 1

Fue adoptado al mismo tiempo que el Pacto Internacional de Derechos

Económicos, Sociales y Culturales y se hace referencia a ambos con el

nombre de Pactos Internacionales de Derechos Humanos o Pactos de Nueva


68

York. A su vez, éstos, junto con la Declaración Universal de los Derechos

Humanos, comprenden lo que algunos han llamado Carta Internacional de

Derechos Humanos.

Protocolo Facultativo del Pacto Internacional de Derechos Civiles y

Políticos.

Convención Sobre la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio.

Convención Internacional sobre la Eliminación de Todas las Formas de

Discriminación Racial.

Convención Sobre la Eliminación de Todas las Formas de

Discriminación Contra la Mujer.

Convención Contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles,

Inhumanos o Degradantes.

Convención Sobre los Derechos del Niño. El artículo 28 de la Convención

reconoce el derecho a la educación de los niños. La Convención sobre los

Derechos del Niño (CDN, en inglés CRC) es un tratado internacional de las

Naciones Unidas, firmado en 1989, a través del cual se enfatiza que los niños

tienen los mismos derechos que los adultos, y se subrayan aquellos derechos

que se desprenden de su especial condición de seres humanos que, por no

haber alcanzado el pleno desarrollo físico y mental, requieren de protección

especial.

Es el primer tratado vinculante a nivel nacional e internacional que reúne en

un único texto sus derechos civiles, políticos, sociales, económicos y

culturales. El texto de la CDN al que suscriben los Estados está compuesto

por un conjunto de normas para la protección de la infancia y los derechos del

niño. Esto quiere decir que los Estados que se adhieren a la convención se
69

comprometen a cumplirla. En virtud de ello se comprometen a adecuar su

marco normativo a los principios de la CDN y a destinar todos los esfuerzos

que sean necesarios para lograr que cada niño goce plenamente de sus

derechos. La convención está compuesta por 54 artículos que consagran el

derecho a la protección de la sociedad y el gobierno. El derecho de las

personas menores de edad a desarrollarse en medios seguros y a participar

activamente en la sociedad.

Convención Interamericana sobre Desaparición Forzada de

Personas(jerarquizada en 1997).

Convención sobre la Imprescriptibilidad de los Crímenes de Guerra y de

los Crímenes de Lesa Humanidad (jerarquizada en 2003).

Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con

Discapacidad (jerarquizada en 2014).

Reformas Constitucionales

Reforma de 1860

La reforma constitucional argentina de 1860 fue una reforma de la Constitución

de 1853 realizada luego de la Batalla de Cepeda y antes de la Batalla de Pavón, en

el contexto de la guerra entre la Confederación Argentina y el Estado de Buenos

Aires, que tuvo como consecuencia la adhesión de esta última al texto constitucional

de 1853 y su integración de derecho a la República Argentina.

La paz entre ambas partes se selló en el Pacto de San José de Flores, en el cual

Buenos Aires se declaró parte de la Confederación Argentina y en el que se

estableció que la provincia porteña podría proponer reformas a la Constitución


70

Nacional de 1853, que establecía la forma de gobierno federal, para que fueran

evaluadas por una Convención Constituyente Ad Hoc.

Buenos Aires eligió una Convención Provincial Revisora que propuso varias

reformas al texto de 1853, la mayoría de las cuales fueron luego aceptadas por la

Convención Nacional Constituyente de 1860. Las principales modificaciones fueron:

La eliminación del artículo que establecía que la Capital Federal sería la

ciudad de Buenos Aires,.

La obligación de que los derechos de importación sean uniformes en todo el

país (con el fin de impedir que se promuevan determinadas regiones o

puertos).

La eliminación por cinco años de los derechos de exportación.

La reducción de facultades del gobierno nacional para intervenir provincias,

decretar el estado de sitio, someter a juicio político a los gobernadores,

diputados y senadores nacionales, o revisar las constituciones provinciales.

La reforma también introdujo la prohibición al Congreso nacional de dictar

leyes que "restrinjan la libertad de imprenta o establezcan sobre ella la

jurisdicción federal", el reconocimiento de los derechos y garantías implícitos

derivados del principio republicano y de soberanía del pueblo, y el

reconocimiento del principio de "ciudadanía natural" (jus soli).

Suprimió también las facultades de la Corte Suprema de la Nación en

conflictos entre poderes públicos de una misma provincia, o entre una

provincia y sus vecinos.


71

Reforma de 1866

En el año 1866, debido al marcado aumento de los gastos nacionales generados

por la Guerra de la Triple Alianza, se reformó la Constitución en el sentido de

garantizar que los impuestos de importación y de exportación fueran exclusivamente

de propiedad del Estado Nacional. (Artículo 4: se elimina el vencimiento de los

recursos aduaneros, queda igual a la constitución de 1853; artículo 67, inciso

primero)

Reforma de 1898

Hacia fines del siglo XIX, se hizo evidente que el crecimiento de las actividades

del gobierno desbordaba las instituciones previstas en la Constitución. Por eso el

Congreso Nacional aprobó el 20 de septiembre de 1897 la Ley 3507 declarando la

necesidad de reforma constitucional, estableciendo las materias y artículos para

reformar, la representación asignada a cada provincia (los ciudadanos de los

territorios nacionales no tuvieron derecho a elegir ni ser elegidos) y demás

requerimientos para conformar la Convención:

Artículo 1.- Declárase necesaria la reforma parcial de la Constitución, en lo relativo al

número de habitantes que el Artículo 37 fija como base para la elección de diputados

al Congreso Nacional; en la disposición del Artículo 87, relativa al número de

Ministros del Poder Ejecutivo; y, en el inciso 1.º del Artículo 67, en cuanto no permite

la instalación de aduanas libres en los territorios del sud de la República.6

La elección se realizó el 30 de enero de 1897 y la Convención se instaló en la

Ciudad de Buenos Aires el 24 de febrero, funcionando hasta el 15 de marzo.67


72

La Convención Constituyente trató los tres puntos que el Congreso consideró

necesario reformar, resolviendo:

Cambio de la base de elección de diputados. La constitución de 1853

indicaba que se elegiría un diputado cada 20 000 habitantes. El crecimiento

poblacional demostró la necesidad de un cambio. El artículo se reformó para

que indicara que se elegiría un diputado cada 33.000 habitantes, y que el

Congreso pudiera elevar la base de elección de diputados para poder

mantener su número en una cantidad razonable (de no haber sido así, de

acuerdo con los datos del Censo de Argentina de 2010 la Cámara debería

estar formada por 2004 miembros).

Aumento de los ministerios. La Constitución fijaba en cinco el número de

ministerios y deslindaba sus ramos (Relaciones Exteriores, Interior, Justicia e

Instrucción Pública, Hacienda, Guerra y Marina). Con la reforma, su número

aumentó a ocho y su deslinde se dejó a la legislación.

Aduanas libres. La Convención rechazó esta posibilidad de reforma.7

Reforma de 1949

La necesidad de incorporar nuevos derechos sociales y las nuevas funciones del

Estado, siguiendo los lineamientos del constitucionalismo social, fueron los

argumentos básicos que motivaron esta reforma. Fue promovida por el gobierno de

Juan Domingo Perón. La modificación incorporó en sus artículos los derechos de

segunda generación (laborales y sociales), reconoció la igualdad jurídica del hombre

y la mujer, incorporó la función social de la propiedad, estableció la autonomía

universitaria, los derechos de la niñez y la ancianidad, el hábeas corpus, facultades

de intervención de Estado en la economía, entre otras normas. También posibilitó


73

que el presidente pudiera ser reelegido indefinidamente, y dispuso su elección y la

de los diputados y senadores por voto directo.

Proclama militar de 1956

El 27 de abril de 1956 el presidente de facto general Pedro Eugenio Aramburu, el

vicepresidente de facto y los ministros, emitieron una proclama de carácter

constitucional, declarando "vigente la Constitución Nacional sancionada en 1853,

con las reformas de 1860, 1866 y 1898, y exclusión de la de 1949", la que a su vez

debía subordinarse "a los fines de la Revolución enunciados en las Directivas

Básicas del 7 de diciembre de 1955, y a las necesidades de la organización y

conservación del Gobierno Provisional".

Entre los derechos y normas constitucionales que quedaron sin efecto por dicha

proclama, se cuentan los derechos de los trabajadores, la igualdad de derecho del

hombre y la mujer y la patria potestad compartida, los derechos de los niños, los

derechos de los ancianos, la autonomía universitaria, el voto directo, la reelección

indefinida del presidente, el fin social de la propiedad privada, la gestión estatal de

los servicios públicos y el comercio exterior, etc.

Algunos juristas descalificaron la abolición por no cumplir con ninguno de los

pasos necesarios para ejercer el poder constituyente, sosteniendo que solo una

convención constituyente elegida democráticamente y sin proscripciones podía

decidir sobre el texto constitucional. En disconformidad con el acto renunció el juez

de la Corte Suprema Jorge Vera Vallejo, designado por la dictadura el año anterior.

Otros juristas justificaron la abolición, sosteniendo que la convención constituyente

de 1949, modificó varios artículos que no estaban incluidos en la declaración de la


74

necesidad de reforma, por el Congreso nacional, entre ellas la reelección inmediata

del presidente y vice.

Reforma de 1957

En 1957 la dictadura encabezada por el general Aramburu declaró por decreto

3838 la necesidad de reformar la Constitución y convocó a elecciones de

convencionales constituyentes para convalidar la derogación de las reformas de

1949 y realizar, eventualmente, nuevas reformas constitucionales. El gobierno militar

prohibió la presentación de candidatos peronistas, pero sus simpatizantes

respondieron votando masivamente en blanco y obteniendo la mayoría, hecho que

afectó fuertemente la legitimidad de la Convención Constituyente. Por su parte la

Unión Cívica Radical se fragmentó en dos partidos, UCRI y UCRP, el primero

opuesto a la Convención convocada por el gobierno militar y el segundo partidario

de la misma.

La Asamblea Constituyente se limitó a convalidar la decisión del gobierno militar

e inmediatamente después los convencionales comenzaron a retirarse sin tratar las

reformas preparadas por las comisiones. Mientras los representantes se retiraban,

una parte logró sancionar el artículo 14 bis, referido a algunos derechos del trabajo.

Luego de ello ya no fue posible lograr una nueva sesión con quórum.

Estatuto de la Revolución Argentina de 1966

El 28 de junio de 1966, mediante un golpe de Estado, asumió el poder una junta

militar que se autodenominó Revolución Argentina y dictó un Estatuto de la

Revolución Argentina integrado por 10 artículos que tenía preeminencia sobre la

Constitución Nacional de 1853, con las reformas de 1860, 1866, 1898 y 1957, que
75

permaneció vigente, aunque sin el carácter de norma suprema. El Estatuto de la

Revolución Argentina quedó de hecho sin efecto el 25 de mayo de 1973, al asumir

las autoridades democráticas con la presidencia de Héctor José Cámpora.

Estatuto Fundamental Temporario de 1972

El 24 de agosto de 1972 la Junta de Comandantes que gobernaba la dictadura

autodenominada Revolución Argentina dictó un “Estatuto Fundamental” de cinco

artículos, manifestando explícitamente que se hacía en “ejercicio del poder

constituyente”, que incluía una serie de considerandos y reformó quince artículos de

la Constitución (texto de acuerdo a la reforma de 1957), al mismo tiempo que

declaró inaplicables otros cuatro artículos.

Entre otras reformas constitucionales se estableció: reducción del mandato del

presidente, vicepresidente, diputados y senadores a cuatro años reelección del

presidente por una vez., reelección indefinida de diputados y senadores, elección

directa de presidente, vicepresidente, diputados y senadores, obligatoriedad de que

el presidente resulte elegido por la "mayoría absoluta de los votos válidos emitidos".

la creación del cargo de tercer senador por la minoría.

la simultaneidad de las elecciones para cargos nacionales.

la reducción del quórum para sesionar.

un mecanismo de aprobación automática de proyectos de ley presentados por el

Poder Ejecutivo si no es tratado en un plazo determinado.

un mecanismo de aprobación de leyes directamente por las comisiones internas de

las Cámaras.

un organismo especial para realizar el juicio político a los jueces integrado por

miembros del Poder Judicial, del Poder Legislativo y de los abogados.


76

Las elecciones de 1973 y las autoridades democráticas surgidas de ellas se

regularon por esta reforma. El Estatuto establecía que el mismo regiría hasta el 24

de mayo de 1981, fecha en que automáticamente quedó sin vigencia. Notoriamente,

casi la totalidad de los cambios vigentes entonces fueron incorporados a la

Constitución en la reforma de 1994.

El artículo 4 del Estatuto establecía:

Artículo 4.- Este Estatuto regirá hasta el 24 de mayo de 1977. Si una Convención

Constituyente no decidiere acerca de la incorporación definitiva al texto

constitucional, o su derogación total o parcial, antes del 25 de agosto de 1976, su

vigencia quedará prorrogada hasta el 24 de mayo de 1981.

Según la letra de este artículo, el Estatuto debía regir hasta el 24 de mayo de

1981, salvo que una convención constituyente resolviera acerca del mismo antes del

25 de agosto de 1976, cosa que no sucedió.

El Estatuto rigió las elecciones de marzo y septiembre de 1973. De hecho, en la

Capital Federal la elección del senador se realizó en segunda vuelta, por aplicación

del balotaje establecido por el Estatuto.

La institucionalidad política entre 1973 y 1976 se rigió por el marco constitucional

establecido por el Estatuto: unificación de todos los mandatos en cuatro años sin

renovación bienal de los diputados y tres senadores por provincia.

En la doctrina y la historia constitucional argentina se discute cuál fue la vigencia

exacta del Estatuto Fundamental de 1972, sin que haya dudas de que el mismo no

pudo regir más allá del 24 de mayo de 1981.


77

La mayor parte de sus normas fueron incorporadas a la Constitución por la

reforma constitucional de 1994.

Instrumentos constitucionales del Proceso de Reorganización Nacional de 1976

El 24 de marzo de 1976, mediante un golpe de Estado, asumió el poder una

dictadura militar que se autodenominó Proceso de Reorganización Nacional. «En

ejercicio del poder constituyente» la Junta de Comandantes impuso una serie de

«principios liminares», «objetivos básicos», actas y estatutos «para la

Reorganización Nacional», al que deberían someterse todas las otras leyes incluida

la Constitución vigente, en lo que pudiera resultar aplicable aún.

Cuatro fueron las normas supraconstitucionales establecidas.

La junta militar dictó una serie de instrumentos normativos de tipo constitucional,

a saber:

Acta para la Reorganización Nacional, del 24 de marzo de 1976;

Acta fijando el Propósito y los Objetivos Básicos del Proceso de

Reorganización Nacional, del 24 de marzo de 1976;

Estatuto para la Reorganización Nacional, integrado por 14 artículos,

publicado el 29 de marzo de 1976;

Reglamento para el funcionamiento de la Junta Militar, Poder Ejecutivo y

Comisión de Asesoramiento Legislativo, aprobado por la denominada "ley"

21.256, realizada el 24-03-1976 y publicada el 26-03-76

La Constitución de 1853, con las reformas de 1860, 1866, 1898, 1957 y el

estatuto temporario de 1972, quedó formalmente vigente, pero subordinada a esos

cuatro instrumentos supralegales. De todos esos instrumentos, el propio poder


78

militar consideró que tenían jerarquía suprema «los objetivos básicos del Proceso»

(art. 14, Estatuto el Proceso de Reorganización Nacional).

Los instrumentos constitucionales del Proceso de Reorganización Nacional

quedaron de hecho sin efecto el 10 de diciembre de 1983, al asumir las autoridades

democráticas con la presidencia de Raúl Alfonsín.

Reforma de 1994

La reforma de la Constitución de la Nación Argentina de 1994 es una importante

modificación realizada al texto constitucional. Definió el texto constitucional, sobre

cuya legitimidad plena no existía consenso y les otorgó rango constitucional a los

principales tratados de derechos humanos.

Entre otros cambios, introdujo los derechos de tercera y cuarta generación,

normas para defensa de la democracia y la constitucionalidad, las características de

los órganos de gobierno, y nuevos órganos de control.

La Convención Constituyente se celebró en las ciudades de Santa Fe (sede

tradicional de las convenciones constituyentes) y de Paraná (primera capital de la

Confederación).

Esta reforma constitucional abarca 44 artículos y tiene 17 disposiciones

transitorias, estableciendo entre otras normas: el reconocimiento de los derechos de

protección ambientales, del consumidor, a la información, la acción constitucional de

amparo simple y colectivo, los delitos contra la constitución y la democracia, la

preeminencia de los tratados internacionales, el voto directo y la reelección

presidencial por una vez y acortamiento del mandato de 6 a 4 años, la

reglamentación de los decretos por razones de necesidad y urgencia, el tercer


79

senador por la minoría, el Consejo de la Magistratura, la posibilidad de traslado de la

Capital de la República, la autonomía a la Ciudad de Buenos Aires, etc.

También estableció el sistema de balotaje, una segunda vuelta electoral en la

elección presidencial en caso de que ningún candidato obtuviese más del 45 % de

los votos válidos emitidos o sacando un mínimo de 40 % superase al segundo por

más del 10 %. Entre las disposiciones transitorias se destaca la primera, que ratifica

la legítima e imprescriptible soberanía argentina sobre las islas Malvinas, Georgias

del Sur y Sándwich del Sur y los espacios marítimos e insulares correspondientes.
80

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