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Candidatura a presidente a Asociación de investigadores de Artes y Humanidades.

Bio Enrique Riobó Pezoa.

Soy investigador en humanidades, centrado en historia de las ideas y la cultura en América Latina
republicana. Mi enfoque ha estado en la recepción de lo clásico en dicho contexto. Por lo mismo he
debido desarrollar una perspectiva interdisciplinaria para abordar un problema desde diversos
ángulos convergentes. Esto, al mismo tiempo, dificulta la posibilidad de encontrar un lugar, pero
enriquece los puntos de contacto y proyecciones con otras investigaciones e investigadores.
Mi formación es de licenciado en historia, magíster en historia y en estudios latinoamericanos.
Actualmente estoy en la etapa final del doctorado en estudios latinoamericanos. Todo lo he cursado
en la Universidad de Chile. Allí he podido participar de la Asamblea de posgrado de la facultad de
filosofía y humanidades, desde donde se buscó contribuir a diversas luchas vinculadas a nuestras
disciplinas y quehaceres: problemáticas con CONICYT; precarización laboral; una institucionalidad
universitaria y científica desajustada a las realidades actuales; y especialmente la difícil situación de
los posgrados, tanto a nivel de programas como de estudiantes. Lo anterior, enmarcado en una
reflexión más amplia, vinculada tanto a la necesidad de fortalecer democráticamente la educación
pública en Chile, como también a la condición actual de las humanidades en un contexto de
masificación y masividad de la educación superior. En ese marco, la promoción de un conocimiento
más acabado del pasado y patrimonio universitario chileno resulta fundamental, y desde esa
convicción también tuve oportunidad de coordinar la Red de estudios de historia de las universidades
chilenas, apoyada por el Archivo Central Andrés Bello.
A nivel político también llevo años involucrado en luchas vinculadas a los derechos humanos en
Chile, en la cuales he podido constatar la utilidad que tiene una perspectiva humanista para la
construcción de estrategias de acción, pero también para desarrollar una elaboración política frente
a escenarios que son altamente complejos y delicados, cruzados por tensiones múltiples, y
enmarcados en un contexto donde las urgencias nos abruman e impiden ver el panorama más
amplio.
Mi aspiración es a poner esta experiencia acumulada a disposición de nuestra asociación, con el
objetivo de aportar a la construcción de un actor relevante en la discusión pública nacional.

Declaración de intenciones
A partir de un diagnóstico general, quisiera proponer tres líneas de acción fundamentales para
nuestra asociación. El vacío existente en la esfera política actual se encuentra sostenido, entre otras
cosas, por una discusión pública completamente alicaída y por una institucionalidad que ha perdido
crecientemente su capacidad de hacerse cargo de las cambiantes realidades actuales. En ese
sentido, hoy en día hay una serie de situaciones conflictivas que están abiertas, y sus resoluciones
pueden fortalecer o debilitar la ya frágil democracia chilena actual. Creo que es una responsabilidad
actuar en consonancia con el momento vivido, y desde el trabajo con las humanidades y las artes
existe una potencialidad para ser actores relevantes en este contexto.
Dentro de este marco, una primera línea tiene que ver con las condiciones laborales e investigativas
actuales, cuyo mejoramiento es una condición básica para desplegarse de modo más amplio. Así
resulta prioritario mantener las relaciones con el nuevo Ministerio de ciencias, tecnología,
conocimiento e innovación, disputando tanto el reconocimiento de la especificidad de nuestras
disciplinas, como su valor y aporte a la producción del conocimiento en general. Creo que podemos
jugar un papel especialmente relevante en la promoción de un diálogo interdisciplinar que apunte a
la construcción de una institucionalidad científica coherente y cohesionada. Por otro lado, es
fundamental tener una posición frente a los procesos de precarización laboral: la diferencia entre la
capacidad institucional real y las exigencias a que están sujetas se está llenando con trabajo precario
e inestable que en ocasiones ni siquiera es reconocido como tal. Esta última es una realidad
especialmente problemática para los estudiantes de posgrado.
Una segunda línea que resulta fundamental es la de robustecer la discusión pública, cuestión que
tiene al menos dos dimensiones. Por un lado, está la necesidad de promover y profundizar una
reflexión sobre el rol de las humanidades y las artes en el Chile contemporáneo, entendiendo que
estas no son de suyo críticas ni democráticas, y que tales características deben ser promovidas
constante y conscientemente. Por otro lado, resulta necesario contribuir a que distintas voces
participen de la discusión pública, aportando hacia otros ámbitos de la vida social y política,
especialmente en aquellos donde la política formal no tiene capacidad ni intención de discusión
racional o de reconocimiento de sus prácticas patriarcales, racistas y clasistas.
Una tercera línea tiene que ver con la construcción de un diálogo creciente con distintos actores del
mundo de la educación con el propósito de contribuir a la promoción de nuestras disciplinas,
demostrando su valor y utilidad para el abordaje de desafíos contemporáneos como el diálogo
intercultural, los procesos de automatización del trabajo o la situación del patrimonio; de resistir a
nuevos embates contra las artes y las humanidades; y aportar en el enriquecimiento e impulso de
propuestas emanadas de la sociedad, como la educación no sexista.

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