ALCANCEMOS JUNTOS A LOS DEMÁS

40 Días de Comunidad - Parte 2

Octubre 9-10, 2004
Rick Warren
“…sabré que siguen firmes en un mismo propósito, luchando unánimes por la fe del
evangelio” Fil. 1:27b (NVI)

“…porque me ayudaron a anunciar la buena noticia desde el primer día que la oyeron
hasta ahora” Fil. 1:5 (BLS)

¿CÓMO PUEDEN LOS HERMANOS DEL GRUPO PEQUEÑO AYUDAR A COMUNICAR A

OTROS LAS BUENAS NOTICIAS?

HERMANOS EN ORACIÓN

“Oren también por nosotros. Pídanle a Dios que podamos anunciar libremente el mensaje.”
Col. 4:3 (BLS)

Acción a Seguir: Haz una lista con peticiones de oración de tu grupo.

ENTENDAMOS LOS INTERESES COMUNES

“Cuando estoy con los que apenas empiezan a ser cristianos, me comporto como uno de
ellos para poder ayudarlos. Es decir, me he hecho igual a todos, para que algunos se salven. Y
todo esto lo hago porque amo la buena noticia, y porque quiero participar de sus buenos
resultados.” 1 Co. 9:22-23 (BLS)

Acción a Seguir: Descubre los intereses comunes en tu Grupo.

REGUEMOS AMOR

“…por el cariño que les tenemos, nos deleitamos en compartir con ustedes no sólo el
evangelio de Dios sino también nuestra vida. “ 1 Tes. 2:8 (NVI)

“A mí no me toca juzgar a los que no son de la iglesia” 1 Co. 5:12 (BLS)

“El amor de Cristo gobierna nuestras vidas, desde que sabemos que uno murió por
todos…” 2 Co. 5:14 (DHH)

Acción a Seguir: Pídele a Dios que te dé un amor más profundo por los demás.

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MUESTRA TU HISTORIA

“Pero ustedes son linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo que pertenece a
Dios, para que proclamen las obras maravillosas de aquel que los llamó de las tinieblas a
su luz admirable” 1 Pedro 2:9 (NVI)

“Vengan, que voy a contarles lo que Dios ha hecho por mí.”

Salmos 66:16 (BLS)

Acción a Seguir: Escribe tu historia y cuéntasela a tu Grupo Pequeño.

AMIGOS DE VERDAD

“Vivan siempre en armonía. Y no sean orgullosos, sino traten como iguales a la gente
humilde. No se crean más inteligentes que los demás”. Ro. 12:16 (BLS)

“Leví le ofreció a Jesús un gran banquete en su casa, y había allí un grupo numeroso de
recaudadores de impuestos y otras personas que estaban comiendo con ellos”.
Lc. 5:29 (NVI)

“El Espíritu de Dios no nos hace cobardes. Al contrario, nos da poder para amar a los
demás…” 2 Ti. 1:7 (BLS)

Acción a Seguir: Lleva a un amigo a tu Grupo Pequeño. Planifica una fiesta.

NUESTRO DIOS ACTUARÁ

“La fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”

He. 11:1 (RVR60)

“Al ver la fe de ellos, Jesús dijo: --Amigo, tus pecados quedan perdonados”
Lc 5:20 (NVI)

Acción a Seguir: Nunca te rindas

OBRA COMO CRISTO

“Y todo lo que hagan, de palabra o de obra, háganlo en el nombre del Señor Jesús”
Col. 3:17 (NVI)

“Procuren vivir tranquilos y ocupados en sus propios asuntos, trabajando con sus manos
como les hemos encargado, para que los respeten los de afuera…”
1 Tes. 4:11-12a (DHH)

Acción a Seguir: Pídele a Dios que te use.

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Esta versión de la trascripción ha sido reducida para su conveniencia. El contenido específico referente a Saddleback y los
comentarios extraños han sido retirados. La duración total de este mensaje debería ser de aproximadamente 30 minutos.

ALCANCEMOS JUNTOS A LOS DEMÁS

40 Días de Comunidad - Parte 2
Octubre 9-10, 2004
Rick Warren
Bienvenido a nuestra segunda Lección de “40 Días de Comunidad”. Durante los próximos 40
días, haremos dos cosas: 1) vamos a fortalecer el sentido de comunidad en la familia de la
Iglesia, y 2) vamos a alcanzar a la comunidad que rodea a la familia de la iglesia. Estamos
aprendiendo a construir relaciones más fuertes en nuestra iglesia y también a construirlas con
aquellos alrededor de nuestra iglesia, para alcanzarlos con amor. Hacemos esto porque la
Biblia nos dice que es mejor estar juntos.

En la prédica anterior, vimos cómo Dios nos creó para cumplir 5 propósitos. Pero estos 5
propósitos no pueden ser alcanzados usando nuestra propia fuerza. Debe haber más
personas en tu vida. Nos conectamos sobre la base de las relaciones. Dios dice que no es
bueno que el hombre esté solo. Dios odia la soledad. Él nos quiere ver juntos, unos con otros,
en comunidad.

Tú no necesitas tener cientos de amigos, pero sí tres, cuatro, cinco o seis que realmente estén
contigo. La tragedia actual es que mucha gente no tiene ni un solo amigo íntimo. Tiene una
gran cantidad de conocidos, pero no tiene a nadie que se preocupe de su crecimiento
espiritual. No tiene a nadie que le ayude, o que diga, “Estaré contigo pase lo que pase.” Por
eso, hoy vamos a aprender cómo fortalecer las relaciones, cómo éstas se deterioran, y cómo
podemos restaurarlas.

La semana pasada pudimos entender el por qué necesitamos de los demás. Este concepto es
el fundamento sobre el que se sostiene toda la campaña de 40 Días de Comunidad.

En los próximos seis mensajes, les enseñaré cómo fortalecer nuestras relaciones para así
poder cumplir los propósitos de Dios. Leeremos el libro, Juntos es Mejor: Devocional Diario. En
nuestros Grupos Pequeños veremos seis videos, y vamos a analizar cómo se construyen
relaciones fuertes.

Hoy hablaremos acerca del último propósito. Empezaremos por el final. El último propósito para
nuestra vida consiste en que fuimos hechos para una misión. Dios quiere que tú comuniques el
amor de Él a otras personas; a tus amigos, tu familia, y tus compañeros de trabajo. Él quiere
que tú muestres el amor de Dios a aquellos que todavía no conocen a Cristo, aquellos que aún
no pertenecen a la Familia de Dios. ¿Y por qué quiere que lo hagamos? Porque Dios desea
que todos pertenezcamos a Su familia. Dios no ha creado a nadie a quien no ame. Dios no ha
hecho a nadie sin un propósito para cumplir. Dios no ha creado a ninguna persona por la que
Cristo no haya muerto. Por lo tanto, Dios quiere que tú anuncies las buenas nuevas. Pero no
debes hacerlo solo. Dios quiere que lo hagas en compañía de otros.

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En el libro de Filipenses, Pablo dice en el verso 27, leámoslo juntos: “…sabré que siguen
firmes en un mismo propósito, luchando unánimes por la fe del evangelio” (Fil. 1:27b NVI)
Subraya ‘luchando unánimes por la fe del evangelio.’ Eso es lo que vamos a aprender hoy.
¿Cómo cumplir este propósito juntos?

¿Cómo podré decir a mis amigos que Dios les ama? ¿Cómo podré hacerlo en colaboración
con otros? ¿Cómo podremos hacerlo juntos en un Grupo Pequeño? ¿Cómo llegaremos a ellos
juntos?

Nuestro próximo versículo está también en Filipenses 1:5 y dice, “…porque me ayudaron a
anunciar la buena noticia desde el primer día que la oyeron hasta ahora” (Filipenses 1:5 BLS)
Subraya la frase ‘me ayudaron.’

Veremos siete maneras de colaborar y participar con otros creyentes, con otras personas en la
familia de Dios, a ayudar a alcanzar a tus amigos, tus parientes y a la gente que a ti más te
importa, para anunciarles a ellos las buenas nuevas. Y vamos a aprenderlo usando el siguiente
acróstico. La palabra es: “HERMANO”, y nos enseña cómo colaborar juntos en la tarea de
mostrar el amor de Dios.

Pero antes de hacerlo, tú deberás tomar una decisión. Debes proponerte ser generoso.
Tendrás que decir, “No sólo debo cuidar de mi propia vida, sino de la vida de los demás. Y voy
a preocuparme por contarles las buenas nuevas de Dios.” Esa es tu decisión. ¿Debo hacer lo
correcto? ¿Debo ser amoroso? ¿Debo obedecer lo que Dios quiere?

[Hay una canción que quisiera que escuches. Primero oigámosla y luego tratemos de cantarla
juntos.]

Si vas a cumplir los propósitos de Dios para tu vida, deberás tomar una decisión. Esta decisión
es: “Voy a comunicar las buenas nuevas de Dios a los demás”. Durante ‘40 Días de
Comunidad,’ tendremos [DÍ CUANTOS] Grupos Pequeños reuniéndose en [DÍ DONDE] y
queremos saber de sus vidas durante este proceso. [De hecho, en el interior de su programa
hay un espacio para escribir “Mi historia de los 40 Días de Comunidad”] Queremos saber
cualquier cosa que suceda en tu vida, en tu grupo, o en tu comunidad. Ya estamos recibiendo
alguna información al respecto.

Pues bien, ¿de qué manera usamos nuestros grupos pequeños para mostrar el amor de Dios a
nuestros amigos, familiares o personas importantes en nuestra vida? ¿Cómo alcanzamos a
esas personas que sabemos necesitan con urgencia del amor, la gracia y la bondad de Dios?
¡Así! Junto a tu HERMANO.

1. HERMANOS EN ORACIÓN

Lo primero es pedir a tu grupo pequeño que ore por tus amigos que no han cruzado la línea
aún, los que están considerando el llamado de Cristo; los que aún no conocen a Dios de
manera personal. Ora por ellos con tu grupo pequeño. Tú no puedes forzar a nadie a amar a
Dios, pero sí puedes orar por ellos. Y la oración puede hacer todo lo que Dios puede. La
oración puede derretir a un corazón duro. La oración puede calentar un corazón frío. La oración
puede despertar a un corazón apático, y la oración puede cambiar aun un corazón terco. Lo he
visto suceder miles y miles de veces. La oración puede hacer cualquier cosa que Dios pueda
hacer.

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Verás, la gente puede refutar tus argumentos. Es posible que se rehúsen a escuchar tu lógica,
pero están indefensos ante tus oraciones. Y tus oraciones van directo al corazón de ellos. Una
de las mejores cosas de la oración es que se puede hacer a larga distancia. Existe un poder
tremendo en la oración. Cuando oran juntos y dicen: “Estas son las personas cuyas vidas
realmente me importan”, Dios actuará.

Colosenses 4:3 dice, “Oren también por nosotros. Pídanle a Dios que podamos anunciar
libremente el mensaje.” (BLS) Oramos para que Dios nos dé la oportunidad de comunicar las
buenas nuevas a nuestros amigos, seres queridos y personas que nos importan. Y cuando
oramos por esas oportunidades, ¿sabes qué? Las comienzas a ver en todas partes. En
realidad las oportunidades están en todos lados, lo que pasa es que tú no te das cuenta.

¿Podrías escribir lo siguiente?

‘La oración me pone alerta’.

‘La oración me pone alerta’.

Cuando comienzo a orar por mi familia, me doy cuenta de cuáles son sus necesidades.
Cuando comienzo a orar por mis amigos, me doy cuenta de las necesidades de mis amigos.
Cuando comienzo a orar por mis compañeros de trabajo, me comienzo a preocupar por ellos.
La oración cambia la forma en que mi corazón ve a los demás, por una sola razón.

ACCIÓN A SEGUIR #1: PARA COMUNICAR LAS BUENAS NUEVAS

Haz una lista de peticiones de oración de su Grupo

Haz tu lista de oraciones y luego compártela con otros. Pide a cada miembro de tu grupo
pequeño que nombre una persona por quien haya estado orando, para que conozca al Señor y
le acepte. Haz una lista de seis, siete, diez, o más personas; y luego comiencen a orar por cada
amigo y familiar de los otros miembros. Todos deben orar. Cuando hay mucha gente orando por
quienes conoces y amas, se desata mucho poder.

2. ENTENDAMOS LOS INTERESES COMUNES.

Descubre los intereses comunes en tu grupo.

Antes de hablar sobre las buenas nuevas, debes establecer una relación con las personas.
Antes de alcanzarlos, debes relacionarte con ellos. Descubre lo qué tienen en común, de qué
les gusta hablar, si tienen alguna experiencia en común, si tienen intereses comunes,
necesidades comunes, heridas similares, si les gusta pescar, jugar al golf, cocinar, salir de
compras, dormir, si tienen hijos, y si les interesa algún deporte.

[HABLA DE LOS MINISTERIOS DE TU IGLESIA BASADOS EN INTERESES COMUNES] Aquí

en Saddleback tenemos más de 200 ministerios debido a que la gente tiene diferentes
intereses. Sólo uno de nuestros ministerios, el ministerio de recreación, ha alcanzado a cientos
de personas para Jesús, únicamente jugando con la gente al béisbol, al baloncesto, o a los
bolos.

ACCIÓN A SEGUIR #2: PARA COMUNICAR LAS BUENAS NUEVAS

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Descubre los intereses comunes en tu grupo.

Tienes que hablar con los demás. Pregúntense: “¿Qué nos gusta hacer?” Entonces hagan una
lista de todas las cosas que han encontrado, “A mí me gusta hacer esto”, “A mí también me
gusta hacer eso”, “A mí me gusta hacer aquello”. Compartan la lista y háganse la siguiente
pregunta: “¿A quién conocemos que le guste hacer esto o aquello y no sea un creyente
todavía?, ¿A quién conocemos que no sea parte de la familia de Dios, que podría disfrutar
viniendo con nosotros a este juego?, o ¿a cuál de mis compañeros de trabajo o vecino le
gustaría hacer eso?” [Conozco un grupo al que le encantaba el fútbol americano. Así que,
todos en el grupo compraban un abono para toda la temporada, y hacían una cuota para
comprar dos más. Y cada vez que iban a un juego llevaban a dos personas nuevas. Como era
lógico, se divertían, y al final del juego les preguntaban si habían disfrutado; los invitados
decían que sí y luego les comentaban que ese mismo grupo se reunía los jueves en casa de
Bob y les preguntaban si le gustaría unirse a ellos. Los invitados decían que sí, que ellos les
parecían gente normal, y que sí les gustaría ir.]

Sólo diviértanse con ellos. [Conozco un grupo pequeño al que le gusta ver películas juntos.
Hacen esto aparte de su reunión regular como grupo. Se reúnen cada dos semanas los viernes
por la noche para ver una película. Se divierten juntos].

Eso es encontrar intereses comunes; las cosas que les gusta hacer juntos.

Entonces, lo primero es orar juntos. Luego, averigüen cuáles son sus intereses comunes.

3. REGUEMOS AMOR.

Cuando tratas de alcanzar a tus vecinos y amigos necesitas la motivación correcta, o de lo

contrario, no podrás llegar a ellos. Jesús dijo, “Ama a tu vecino...”, pero, ¿Estamos nosotros en
condiciones de amar? Es una pregunta que deberías hacerte. Existe una frase que dice: “A la
gente no le importa lo que sabemos, hasta que ellos saben que nos importan”. Por lo tanto,
todo lo que hagamos debe estar motivado por nuestro amor.

¿Por qué estamos haciendo la campaña 40 Días de Comunidad? ¿Por qué estamos hablando
de alcanzar a nuestra comunidad? ¿Por qué no nos enfocamos en nosotros, en los miembros
de la Iglesia? Ya lo hemos hecho. ¿Por qué no nos enfocamos en hacer que dentro de nuestra
Iglesia, el amor sea más fuerte y cálido? ¿Por qué ocuparnos de la comunidad que rodea a la
Iglesia? ¿Por qué hacerlo?

No lo hacemos porque nos sentimos culpables; no lo hacemos porque nos presionan; no lo

hacemos para que Dios nos ame, porque Él ya nos ama; no lo hacemos para sentirnos mejores
que nadie… porque no lo somos. Lo hacemos por tres razones:

1. Tenemos grandes noticias que compartir con el mundo.

Si tuviera la cura para el cáncer, estaría gritándolo en las calles. Si tuviera la cura para el SIDA,
se la diría a todos. Pero tengo algo aún mejor: Tengo la clave para esta vida y la vida eterna.

La Biblia dice que debemos comunicar las buenas nuevas. ¿Cuáles son las buenas nuevas?
En dos palabras, las buenas noticias son: Tú no eres un Accidente. Fuiste hecho por Dios, y Él
tiene un propósito y un plan para tu vida. Fuiste hecho para la eternidad. Dios quiere que vivas
junto a Él en la eternidad; pero Él quiere que tú hables de Él aquí en la Tierra. Él conoce todo
sobre ti y te ama; y quiere que tú le conozcas y también le ames.

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Las buenas nuevas son que Él tiene un propósito para tu vida. Recuerda, fuiste hecho
para la eternidad y Dios quiere darte vida eterna. Él te ama y quiere que tú le ames. Todo lo
malo que hayas hecho en el pasado ha sido completamente borrado, olvidado y perdonado.

Las buenas nuevas le dan propósito a tu vida en el presente. Te dan la promesa de un hogar en
el cielo para el futuro. Esas son buenas nuevas. ¿Quién me va a dar esa clase de noticias?
Solo gente que esté lista y deseosa de contarme cómo puedo encontrar todo eso. No es que
estemos tratando de pasarles una enfermedad contagiosa. Estas son las mejores noticias del
mundo y todos necesitan escucharlas.

Esa es la primera razón por la cual nos enfocamos en nuestra comunidad y no solamente en
nosotros.

2. Anunciamos las buenas nuevas por gratitud al Señor

Tratamos de alcanzar al mundo que nos rodea porque tenemos un corazón agradecido.
Suponiendo que Dios no hiciera nada por mí, aún le debo mi vida. A Él le debo que me haya
perdonado todo lo malo que hice en el pasado. Él me ha dado la seguridad de un hogar en el
cielo y un propósito para vivir ahora, y me ha ayudado con tantos problemas en mi vida. Hago
esto porque le debo todo y estoy agradecido.

3. Hacemos esto porque la Biblia dice que “Dios es Amor”.

La tercera razón por la que tratamos de alcanzar a los de afuera es porque la Biblia dice que
“Dios es Amor”. Y cuando Dios está en tu vida, comienzas a amar a la gente. ¿Cómo sabes que
Dios está en tu vida? Es muy simple: Si tú no amas a nadie, tú no tienes a Dios en tu vida. ¡No
lo tienes! Podrías pensar que sí… pero no –porque la Biblia dice en 1 Juan 4 que, “Dios es
Amor”. No puedes tener a alguien tan grande como Dios en tu vida y no haber cambiado.
Cuando Él está en tu vida, te das cuenta que te estás volviendo menos egoísta y más amoroso.

(HABLA DE LOS CAMBIOS QUE CRISTO HA HECHO EN TU VIDA –Quisiera contarles algo.
Si no tuviera a Cristo en mi vida, no estaría parado aquí, porque yo una persona muy egoísta
antes de conocer a Jesús. No me importaba nadie. Lo único que me importaba era yo, luego yo
y luego yo… mis necesidades, mis intereses. Me había olvidado del resto. Pero cuando el amor
de Dios entra en tu vida, no puedes evitar amar a otros).

Lo hacemos por amor. La Biblia dice esto: “…por el cariño que les tenemos”, es la motivación
para que demos amor, “nos deleitamos en compartir con ustedes no sólo el evangelio de Dios
sino también nuestra vida” (1 Tes. 2:8 NVI). Y Dios dice, “cuando testifiques a la gente que
todavía no me conoce, no quiero que compartas solamente las buenas nuevas; quiero que
compartas también tu vida con ellos. Si no haces las dos cosas, no es realmente amor”.

¿Sabes cuál es el problema? Tristemente, ahora, la mayoría de la gente que no conoce al

Señor, (gente que no es creyente, es decir, que no ha dado el paso de fe)la mayoría piensa
que cuando los cristianos se le acerca es para juzgarlos y no para demostrarles amor. Existe
entre ellos la idea generalizada de que los cristianos nos creemos mejores que el resto, que
tenemos todas las respuestas, que tenemos un nivel de vida más alto, que minimizamos a los
demás, que los miramos por encima del hombro, y que lo único que hacemos es juzgarlos. Eso
es lo que la mayoría de la gente piensa de los cristianos. No tienen idea de que amamos a los
demás porque Cristo está en nuestras vidas.

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¿Qué significa comunicar las buenas nuevas? Es como cuando un mendigo le cuenta a otro
mendigo cómo conseguir pan. ¡Ese es el asunto! Yo no soy mejor que nadie. Lo único que
nosotros hacemos es compartir lo que hemos encontrado, pero ellos creen que lo vamos a
hacer juzgándolos, y hay muchos cristianos que son más conocidos por estar en contra, que
por estar a favor.

Permíteme mostrarte un versículo que te puede impactar. La Biblia dice en 1 Corintios 5:12, “A
mí no me toca juzgar a los que no son de la iglesia” (1 Co. 5:12 BLS). ¡Así es! ¿Saben por qué?
Porque cuando mis hijos eran niños y causaban problemas, yo me ocupaba de ello. Cuando los
niños del vecino causaban problemas, yo no me ocupaba de ellos. ¿Por qué? Porque no eran
mis hijos. No eran mi familia. Y la Biblia dice que nos ocupemos de los miembros de la familia,
y que si uno de ellos se sale del camino, se le tiene que llamar y decir: “¡Mira, (NOMBRE) te
estás saliendo del camino!”

Déjame darte un pequeño principio: Nunca esperes que un no creyente actúe como un
creyente hasta que lo sea. Nunca esperes que un no creyente actúe como un creyente, ¡porque
no puede! Sencillamente no puede. No tiene el poder de cambiar todavía.

[Mira, hay muchas cosas en mi vida que yo quería cambiar antes de invitar a Cristo a ella –pero
no podía. Había algunos hábitos y algunas cosas que no las hacía por mí mismo. No podía
cambiar, no importa cuánto tratara. Me repetía una y otra vez: “voy a dar vuelta a la página; voy
a trazarme nuevas metas para este año; etc., etc.”. Pero yo no tenía el poder para hacerlo].

Por eso resulta algo absurdo pretender imponer leyes para que la gente actúe como cristianos
antes de ser cristianos. Eso no va a pasar. Sólo pueden hacerlo si el poder de Dios está en sus
vidas. Cuando veo a alguien que no es creyente actuando de manera incorrecta, no lo voy a
juzgar. No, estoy llamado a ayudarle a que conozca a Cristo. Luego, ellos tendrán el poder para
cambiar. Por ahora, cuando yo veo a un no creyente comportándose como lo que es, yo solo
recuerdo: “así es como solía ser”.

ACCIÓN A SEGUIR #3: PARA COMUNICAR LAS BUENAS NUEVAS

Pídele a Dios que te dé un amor más profundo por los demás.

Escribe la siguiente pregunta al pie de la página de tu bosquejo: ¿De qué manera puedo orar
por ti?

La mejor manera en la que tú puedes mostrar amor por un amigo, un familiar, un compañero de
trabajo, o cualquier persona que no sea un creyente; es simplemente preguntándoles: “¿De
qué manera puedo orar por ti?”. Eso no es ofensivo. Incluso a las personas que son ateas, no
les importa que ores por ellos. Ellos dirán, “Seguro, si tú crees en ello. Puedo usar toda la
ayuda que me den”. Todos quieren que alguien ore por ellos. ¡Todos! De hecho, se sienten
agradecidos por ello.

[Tú sabes que yo he preguntado esto a miles de personas: ¿De qué manera puedo orar por ti?
Nunca me he encontrado una sola persona en toda mi vida que me diga: “Por favor, no lo
hagas; no ores por mí, no lo necesito”. Nunca me he encontrado una sola persona. ¿Por qué?]

Todos quieren que alguien ore por ellos.

Sólo diles: “Dime qué está pasando en tu vida. ¿Qué es difícil? ¿Qué estás enfrentando en este
momento para yo orar por ello? ¿De qué manera le puedo pedir ayuda a Dios para ti?”.

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[HABLA SOBRE LAS EXPERIENCIAS DE EXPRESAR AMOR EN TU PRIMERA SEMANA DE
40 DÍAS DE COMUNIDAD –Ustedes saben, durante esta semana de ‘40 Días de Comunidad’
nuestra Iglesia inició una tarea gigantesca que nunca había sido intentada antes. Estamos
alimentando a los 35.000 necesitados en el Condado de Orange; alimentándolos con 3
comidas diarias gracias a “40 Días de Comunidad”. Hemos estado entregando comida en
diferentes lugares –no sólo a gente de la calle, sino a personas sin hogar que terminan viviendo
en hoteles y moteles abarrotados donde permanecen 2, 3, o 4 días, y luego los botan. Cuando
entregamos el alimento en estos hoteles y moteles, les regalábamos una Biblia. También les
dimos una copia del libro “Una Vida con Propósito” y les preguntábamos, “¿De qué manera
puedo orar por ti? En muchas ocasiones, estas personas se echaron a llorar, y realmente
estaban más tocadas por las oraciones que por el alimento. Nos decían que nadie había orado
por ellos en toda su vida; que nadie les había preguntado si podían orar por ellos y se
mostraban muy agradecidos. Realmente se sentían tocados porque les mostrábamos amor.
Quisiera que veamos este video de lo que ha pasado esta semana.]

[Mostrar el video con miembros de Saddleback entregando comida y orando. Podría ser
reemplazado con un testimonio de lo que la oración hizo por alguien]

4. MUESTRA TU HISTORIA.

Contar a otros cómo Cristo ha impactado en nuestras vidas es una gran manera de comunicar
las buenas nuevas. Cuando lo hacemos, obedecemos lo que la Biblia dice en 1 Pedro 2: 9,
“Pero ustedes son linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo que pertenece a Dios,
para que proclamen las obras maravillosas de aquel que los llamó de las tinieblas a su luz
admirable”. Cuenta tu historia. De hecho, la manera más efectiva de que otros sepan sobre las
grandes cosas que Dios puede hacer en sus vidas, es contando lo que Dios ya ha hecho en tu
vida. Eso es lo que marca la diferencia.

La maravilla de contar tu historia es que tú eres un experto en ella. Es posible que seas experto
en otras cosas, pero si hay algo en lo que cada uno de nosotros es un verdadero experto, es en
nuestra propia historia. Tú eres una autoridad en lo que Dios ha hecho con tu vida. Me he dado
cuenta con los años, que la gente quiere escuchar la historia de nuestras vidas. Lo que no
quieren escuchar es una versión interminable. Estoy hablando de esas historias en las cuales,
después de 15 minutos de hablar, tú todavía tienes 5 años y tus oyentes están bostezando; esa
es la clase de historia que no quieren oír. La gente quiere tu historia; pero sólo una versión
corta de ella. Se debe a que todos estamos muy ocupados en la actualidad. Todos tenemos
muchas cosas que hacer. Por ello, es importante ser precisos. Trata de contar la historia de lo
que Dios ha hecho en tu vida, en unos 2 ó 3 minutos, no 2 ó 3 horas. Cuenta tu historia.

Jesús dijo, “Ustedes serán mis testigos”. ¡Qué gran comparación! Cuando escucho la palabra
“testigo”, pienso en una corte. La mayoría de nosotros lo hacemos. Resulta una perfecta
caracterización de lo que Dios nos está pidiendo que hagamos con el fin de marcar una
diferencia en el mundo. Tú y yo estamos llamados a ser testigos de Dios. Él no quiere que
seamos los abogados o los fiscales. No quiere que seamos los jueces, juzgando a otras
personas. Él dice, “quiero que sean mis testigos”. ¿Y qué hace un testigo? Un testigo
simplemente dice, “esto es lo que he visto, esto es lo que he escuchado”. Un testigo
simplemente le cuenta a otras personas lo que Dios ha hecho en su vida. Creo que la mayoría
de nosotros tenemos muchas y muy diversas historias de lo que Dios ha hecho en nuestras
vidas.

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Una de las cosas con la que más nos enfrentamos es “¿Cómo lo hago? ¿Cómo empiezo a
contar la historia de una manera natural, para que no parezca una farsa? Tengo que decirles
que no hay sólo una manera. Depende de las circunstancias, depende de la situación.

Una manera es escuchando a otros hablar de sus problemas. Cuando encuentres un punto en
común, tú puedes decir, “¡Dios me ayudó a mí con eso! Podría ayudarte también a ti”.

ACCIÓN A SEGUIR #4: PARA COMUNICAR LAS BUENAS NUEVAS:

Escribe tu historia y cuéntasela a tu grupo pequeño.

Empieza ahí. Empieza con tu grupo. Deja que los que están cerca de ti lo sepan primero.
Algunos de ustedes nunca han compartido la historia de lo que Dios ha hecho en sus vidas,
con alguno de tu grupo.

Así que en tu grupo, durante “40 Días de Comunidad”, haz que cada semana alguno cuente su
historia. Tómate unos 2 ó 3 minutos para hacerlo, o si prefieres, haz que durante una noche
todos cuenten su historia. No importa cómo lo hagan, pero durante “40 días de Comunidad”,
permite que todos tengan la oportunidad de contar su historia.

Fíjate en lo que la Biblia dice en el Salmo 66, verso 16. De hecho, leamos el versículo juntos:
“Vengan, que voy a contarles lo que Dios ha hecho por mí”.

5. AMIGOS DE VERDAD

Construye amistades. Construye relaciones. Construye un puente entre tu corazón y el de tus

amigos para que Jesús camine en él. Este paso lleva un poco más de tiempo y esfuerzo que
los otros. Se necesita de un poco más de energía para construir una amistad. Eso no se hace
de la noche a la mañana. Pero la Biblia dice en Romanos 12:16, “Vivan siempre en armonía. Y
no sean orgullosos, sino traten como iguales a la gente humilde. No se crean más inteligentes
que los demás” (Romanos 12:16 BLS)

Como lo había dicho antes, poca gente tiene un amigo verdadero en la vida. Todos están
buscando un amigo verdadero. No estoy hablando de conocidos, estoy hablando de uno que
esté ahí cuando más lo necesites. ¿Con quién construyes esa clase de relaciones? Las
construyes con gente que está ya en tu vida. Son aquellos con los que trabajas, estudias, vives,
o aquella gente que vive en tu vecindario y que está en tu agenda telefónica. Están a tu
alrededor. Dios ha puesto esta gente en tu vida, específicamente para que puedas compartir
las buenas nuevas con ellos. Si tú no lo haces, ¿quién lo hará? Tú serás la única Biblia que
alguna gente llegará a leer. Tú representas a Cristo ante ellos.

Una de las mejores maneras de construir una amistad, es curiosamente, un método bíblico:
programa una fiesta. ¿Sabías tú que una gran parte del Ministerio de Jesús se llevó a cabo en
fiestas? Si lees los Evangelios, te darás cuenta que frecuentemente, Jesús ministraba en las
fiestas. De hecho, le gustaba tanto asistir a las fiestas que los líderes religiosos de la época –
los Fariseos-, le llamaban glotón y borracho, solamente porque Jesús estaba siempre en las
festividades. ¿Sabes por qué? Porque ahí es donde estaba la gente, y porque era ahí donde
tenía la mayor cantidad de oportunidades de mostrar el amor de Dios.

Jesús, incluso les enseñó esto a sus discípulos. Fíjate en el siguiente versículo, “Leví le ofreció
a Jesús un gran banquete en su casa, y había allí un grupo numeroso de recaudadores de
impuestos y otras personas que estaban comiendo con ellos” (Lucas 5:29 NVI). Leví, también

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conocido como Mateo, era un recaudador de impuestos. Él llamó a sus compañeros de trabajo
y les dijo, “pasen por mi casa”. Leví hizo una fiesta
“de oficina” para Jesús.

Les animo a que hagan una fiesta como la de Leví, sin otro objetivo que el de divertirse. Inviten
a algunas personas que no conozcan al Señor, gente a la que ustedes les gustaría conocer y,
construyan amistades con ellos. Enséñenles lo que es el amor verdadero.

De hecho, en 1 Timoteo 3:2, se dice que uno de los requerimientos para ser Pastor, es tener el
don de la hospitalidad. Eso significa: que disfrute tener gente en casa.

Los cristianos tienden a caer en uno de los dos extremos: imitación o aislamiento. Los
cristianos aislados dicen, “¿Saben qué? No quiero que el mundo me contamine. No quiero que
el mundo me ensucie. No quiero que mi vida se trastorne por culpa del mundo. Por lo tanto, me
voy a aislar. Voy a construir una muralla y voy a construir mi propia pequeña cultura.
Tendremos nuestra cultura de la Iglesia, nuestra cultura escolar y nuestra cultura familiar; y no
vamos a tener ningún contacto con el mundo porque no queremos que nos ensucie ´esa´
gente. Bueno, ´esa´ gente es la gente por la que Cristo murió, mi amigo. El aislamiento, donde
tú construyes tu propia pequeña cultura y te mantienes alejado del mundo, no funciona. ¿Cómo
vas a construir relaciones de esa forma? Tú estás equivocado.

El otro extremo es la imitación, que dice, “Seamos como el mundo. Nos vestiremos como
nuestra estrella favorita de rock. Hablaremos como ellos. Diremos lo que nos da la gana.
Tendremos los mismos valores, los mismos objetivos; no seremos diferentes al mundo. Eso
tampoco es lo que Dios quiere para ti. El no quiere que tú te rindas al mínimo común
denominador de la sociedad. Eso no es lo que quiere.

La respuesta no es el aislamiento, “permanezcamos alejados de todo aquel que no es

creyente”, y tampoco es la imitación, “seamos como los demás”. La respuesta es inmunizarse
e infiltrarse.

La Biblia dice que ustedes deben ser sal y luz del Mundo; que deben penetrar el Mundo con la
bondad de Dios.

Permíteme darte un ejemplo. Cuando comemos pescado de mar, antes de degustarlo,

necesitamos ponerle sal. Ahora piensa en lo siguiente. Ese pescado ha vivido toda su vida en
agua salada y aún así, hay que salarlo. ¿Por qué? Porque ese pez está inmunizado.

Si Dios puede tomar un pez y mantenerlo sin sabor a sal en el agua salada por toda su vida,
entonces ciertamente Dios puede tomarte a ti o a mí, (o a cualquier creyente), ponernos en el
mundo, y aún así evitar que nos corrompamos con valores equivocados. ¿Tiene sentido esto?
Para nosotros, es una opción que elegimos para seguir a Dios y no al mundo.

Somos llamados a estar en el mundo, pero no ser del mundo. La Biblia dice, “El Espíritu de
Dios no nos hace cobardes. Al contrario, nos da poder para amar a los demás…”(2 Timoteo 1:7
BLS). Por eso, hagamos amigos de verdad.

ACCIÓN A SEGUIR #5: PARA COMUNICAR LAS BUENAS NUEVAS:

Lleva a un amigo a tu grupo pequeño. Planifica una fiesta.

Durante esta Campaña de 40 Días de Comunidad, invita a alguien que no sea un seguidor de
Cristo todavía. Es posible que ellos estén considerando esta opción. Es posible que no lo estén

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haciendo, pero a ti te caen bien, así que invítalos a tu grupo pequeño. Tú dirás: “No tengo
ningún amigo que pueda acompañarme a mi grupo de estudio bíblico” ¿Estás bromeando? Una
encuesta reciente nos mostró que en los Estados Unidos, 34 millones de personas habían
asistido a una iglesia por cuenta propia. Nadie les había invitado. Los norteamericanos
provienen de los más diversos pueblos del mundo, por eso, existe una buena posibilidad de
que esta afirmación sea cierta –más que en cualquier otra parte del mundo.

Haz amigos verdaderos. Piensa en un amigo, vecino o compañero de trabajo al que sientas
que debes invitar. Invítale a la Iglesia o a tu grupo pequeño. Planifica una fiesta, diviértete, y
construye relaciones.

(Busca un testimonio de alguien en tu Iglesia que haya hecho amistad con una persona que
terminó convirtiéndose al Cristianismo)

6. NUESTRO DIOS ACTUARÁ.

Espera que Dios actúe. No sé si te das cuenta de esto, pero Dios obra en los corazones de las
personas, cuando tú esperas que Él lo haga.

La Biblia dice, “Que se haga conforme a la fe que ustedes tienen” (Mateo 9:29 DHH). Charles
Spurgeon fue el pastor más grande del siglo XIX. Él fue el pastor de la iglesia más grande del
mundo en esa época, en Londres, Inglaterra. Frecuentemente predicaba a más o menos unas
10.000 personas y mucha gente conoció al Señor a través de él. Un día, un joven se le acercó
y le dijo: , “Sr. Spurgeon, yo no entiendo esto. Cada vez que Ud. habla del Señor a la gente,
ellos abren sus vidas y aceptan a Cristo” –y continuó diciendo: “Pero cuando yo hablo a la
gente del Señor, a nadie le interesa. Nadie se convierte al Señor. ¿Cuál es el problema?”
Spurgeon respondió: “El problema es que debes esperar y desear que la gente se convierta a
Cristo cuando les hablas de Él”.

Honestamente, yo no sé cómo funciona esto, pero sí se una cosa. Dios tiene un anhelo
especial para tu vida y el demonio tiene otros planes completamente diferentes. Tú tienes el
libre albedrío de escoger cuál es el plan que vas a seguir. Cada momento de tu vida, estás
escogiendo, ya sea el plan de Dios o el plan del demonio para tu vida. Y cuando escoges tu
propio plan, ciertamente no es el de Dios, por lo tanto estás yendo en la dirección contraria.

Lo que sé es que cuando oro y espero que Dios actúe, Él lo hace. De alguna forma, a cuando
oramos y esperamos que Dios actúe, es más fácil escoger el camino correcto. Dios nunca
forzará a nadie a escoger, pero esta preparación lo hace más sencillo (por ello, cuando estoy
por iniciar un nuevo servicio, yo oro y digo: “Dios, sería una pérdida de tiempo salir afuera y
hablar a estas personas sin esperar que tú hagas algo. Por ello te agradezco anticipadamente
por cómo vas a cambiar sus vidas. Gracias. Espero que todo suceda por la fe, no por quién soy
yo, sino por quién tú eres”). Y esa es la fe que Dios usa para cambiar vidas.

Muy poca gente conoce a Jesucristo la primera vez que oyen hablar de las buenas nuevas.
Tienen que pensar en ello. Por eso es que nunca presionamos o empujamos a nadie aquí. Les
decimos: “Tómate tu tiempo para escoger la decisión correcta”. Yo pienso que si una persona
es intelectualmente honesta, con el tiempo tomará la decisión adecuada, sobre todo, si
considera todos los hechos.

Pienso en cuánto tiempo Leslie Strobel oró por Lee Strobel antes de que él se convirtiera en
un creyente. Lee es un ex periodista, ahora pastor y autor de una serie de libros que empiezan
con “The case for Christ” (El Caso de Cristo). Había sido un comprometido ateo por años, pero

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su esposa Leslie nunca se rindió. Ella esperó a que Dios actuara, y miren cómo Dios está
usando a Lee en la actualidad.

Este es el punto: Nunca se rindan respecto a nadie. Nunca se desanimen. Ninguno es un caso
perdido. Confíen en Dios. La Biblia dice en Hebreos 11:1 (RVR 60), “La fe es la certeza de lo
que se espera, la convicción de lo que no se ve”. Algunos de ustedes han estado orando por
algún tiempo para que su novio o novia se conviertan en creyentes, o han estado orando para
que su esposa, esposo, uno de sus padres, su hijo, alguno que es importante para ustedes, un
pariente, un empleado, o un amigo cercano. Han estado orando por ellos largo tiempo, pero no
ven ninguna evidencia de que se estén acercando al camino de Dios. Lo que necesita hacer es
orar con fe, esperando que Dios actúe. La fe es la convicción de lo que no se ve. “Dios, no veo
que se estén acercando a ti en ninguna área de su vida, pero voy a orar y esperar a que tú
trabajes en su vida, aunque yo no pueda verlo”.

Una vez más, no sé cómo esto funciona, pero tú conoces la Biblia… Había cuatro hombres que
tenían un amigo paralítico y necesitaba ser sanado. Ellos creían que Jesús podía curarlo. Por
eso, ellos le pusieron en una camilla y lo llevaron ante Jesús. Cuando llegaron ahí, lo pusieron
a los pies de Él, y Jesús dijo esto, como lo narra el siguiente versículo: “Al ver Jesús la fe de
ellos, le dijo al paralítico: --Hijo, tus pecados quedan perdonados”. (Marcos 2:5 NVI). Entonces,
Él lo sanó.

Nota que Jesús sanó a este hombre basado en la fe de sus amigos, no en la fe de la persona
enferma. Es posible que este hombre enfermo no haya tenido nada de fe. Cristo respondió a la
fe de sus amigos. Jesús miró a estos cuatro hombres y les dijo: “Ustedes creyeron que yo lo
haría, por eso lo voy a hacer”. A veces, debemos tener fe por las otras personas y esperar a
que Dios actúe.

Te cuento un secreto: No se necesita mucha fe… sólo un poco. No se necesita tanta fe en la

vida… sólo un poquito.

Si tú pones un poco de fe en un Dios grande, vas a obtener grandes resultados. No es el

tamaño de tu fe lo que importa; es el tamaño de tu Dios.

Así que, ten un poco de fe y di: “Dios, yo creo que vas a trabajar en la vida de mi amigo y que
vas a traerlo hacia ti”. Sigue creyendo y Dios honrará tu fe.

7. OBRA COMO CRISTO.

La Biblia dice:“Y todo lo que hagan, de palabra o de obra, háganlo en el nombre del Señor
Jesús”, (Colosenses 3:17 NVI). Necesitamos ser cristianos audiovisuales. Necesitamos
caminar el camino y hablar la palabra. Necesitamos ser gente que haga lo que decimos que
haremos. Gente que viva y comparta la Biblia. Gente que la comunique y la demuestre.
Necesitamos “mostrarnos y manifestarnos” como cristianos. Tú necesitas vivir tu vida de esa
forma y expresarla con tu boca.

La Biblia es muy específica sobre esto. “Procuren vivir tranquilos y ocupados en sus propios
asuntos, trabajando con sus manos como les hemos encargado, para que los respeten los de
afuera…” (1 Tesalonicenses 4:11-12 DHH).

El hecho es –y lo diré de nuevo-, Dios pone específicamente ciertas personas en tu vida, y tú

eres el representante de Dios ante ellos. ¿Y si tú no lo eres, entonces quién? Dios te puso ahí.

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¿Por qué lo haría? Él te puso ahí para que hables con tus familiares, seres queridos, amigos y
compañeros de trabajo. ¿Cómo van a conocer las personas a Dios? ¿Cómo van a conocerle a
menos que nosotros les hablemos de Él?

Piensa en tus amigos que necesitan del Señor, que necesitan que se les enseñes cómo llegar
al cielo. Dios no se les va a aparecer a ellos en el horizonte. No les va a mandar un telegrama.
Dios te ha enviado a ti. Dios te envió para que tú hablaras con tu novio, novia, familiar… con
quien quieras… Dios te envió a ti.

La oración más desafiante que puedes hacer, es corta y precisa: “Úsame”. Te reto a que
ores de esa forma los próximos 40 días.

“Dios, úsame. Úsame para mostrar Tu amor a la gente que no sabe que tú le amas. Úsame
para mostrar Tu propósito a la gente que no sabe que Tú tienes un propósito para sus vidas.”

Dios le ha dado a esta Iglesia un corazón para cambiar al mundo. Intentamos cambiar el
mundo con el amor de Dios, pero esto empieza en nuestra propia comunidad, en nuestros
grupos pequeños, con la gente que nos rodea, a la que conocemos y amamos. Ellos no lo van
saber, a menos que se los mostremos.

¡Este es mi desafío para ustedes! Si están en un grupo pequeño, ¡perfecto! Si no, necesitan
encontrar uno esta semana. Necesitamos que cada persona de esta Iglesia se una a un grupo
para que “juntos” podamos comenzar a alcanzar a nuestros amigos.

Imagina que cada grupo de nuestra Iglesia tuviera el privilegio de ayudar a una persona a
cruzar la línea. Al final de los 40 días, habría [ NÚMERO BASADO EN LA MEMBRESÍA
DE TU IGLESIA] nuevas personas llamadas a la eternidad de las que tenemos ahora y tú
tienes la oportunidad de ser parte de ello.

Inclinemos nuestras cabezas:

Padre, tú nos has dado la misión en el mundo de comunicar las buenas nuevas y tu
amor a otras personas. Gracias por no tener que hacerlo solos. Gracias porque cuando
hablemos, nos vas a dar tu palabra y tu amor para otros. Oro para que tú levantes un
ejército con un corazón dispuesto a cambiar el mundo.
Ahora tú ora. Di,
“Querido Dios, me doy cuenta de que tú has puesto cierta gente en mi vida porque
quieres que les exprese tu amor. Hoy acepto esa misión. Quiero que tú me uses.
Ayúdame a preocuparme por las personas a mí alrededor que no te conocen. Ayúdame a
dar estos 7 pasos de hermandad con mi Grupo Pequeño. Estoy seguro que la gente no
va a saber de ti a menos que demos testimonio. Ayúdame a recordar que ninguno es un
caso perdido y que nadie es inalcanzable para tu amor. Ayúdame a ver a la gente que
está alejada de ti. Tu amor es más grande y puede alcanzarles. Por eso, con fe, te pido
que ayudes a nuestro grupo pequeño a alcanzar uno más para Jesús, durante los
próximos 40 días. En tu nombre oramos. Amén.”

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