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SUPREMA CORTE DE JUSTICIA - SALA SEGUNDA

PODER JUDICIAL MENDOZA

foja: 400
CUIJ: 13-03940388-3()
SANCHEZ MIGUEL ANGEL C/ GOBIERNO DE LA PROVINCIA DE
MENDOZA P/ ACCIÓN PROCESAL ADMINISTRATIVA
*103992010*
En Mendoza a los 03 días de setiembre del año 2019, reunida la Sala
Segunda de la Excma. Suprema Corte de Justicia, tomó en consideración para dictar
sentencia definitiva en la causa CUIJ N° 13-03940388-3 caratulada: “SÁNCHEZ,
MIGUEL ÁNGEL C/ GOBIERNO DE LA PROVINCIA DE MENDOZA
S/A.P.A.”.
Conforme lo decretado a fs. 399, se deja constancia del orden de estudio
efectuado en la causa para el tratamiento de las cuestiones por parte de los Señores
Ministros del Tribunal: primero, Dr. José V. VALERIO; segundo, Dr. Mario D.
ADARO; y tercero, Dr. Omar A. PALERMO.
ANTECEDENTES.
A fs. 1/21 el Sr. Miguel Ángel Sánchez, con patrocinio letrado, demanda
a la H. Cámara de Senadores y al Gobierno de Mendoza a fin de que se anule la
Resolución n° H- 00324/16 peticionando, en consecuencia, la reincorporación al
cargo y situación escalafonaria que revestía antes del dictado de la resolución
impugnada. Funda en derecho; ofrece prueba y formula reserva del caso federal.
A fs.130 y vta. se admite formalmente la acción, ordenándose correr
traslado al Sr. Gobernador de la Provincia de Mendoza y al Fiscal de Estado, como
así también notificar la existencia de la presente causa a la Sra. Presidenta de la H.
Cámara de Senadores de la Provincia.
A fs. 190/199 y vta. contesta la Sra. Presidenta de la H. Cámara de
Senadores de la Provincia de Mendoza, en los términos del artículo 43 inciso a)
apartado 2° de la Ley 3918. Y a fs. 229/234 contesta la Asesoría de Gobierno por la
Provincia de Mendoza. Solicitan que se rechace la demanda, ofrecen prueba y
fundan en derecho.
A fs. 240/246 y vta. se hace parte Fiscalía de Estado y contesta
solicitando que al momento de resolver, se lo haga conforme a derecho.
A fs. 254/258 y vta. la parte actora responde los traslados de las
contestaciones a la demanda.
A fs. 268/269 se resuelve sobre las pruebas ofrecidas por las partes.
Rendidas las mismas, a fs. 368/373 se agregan los alegatos de la parte actora; a fs.
377/378 los del Gobierno de Mendoza; a fs. 381/384 y vta. los de la Presidenta de la
H. Cámara de Senadores y a fs. 388/389 y vta. los de Fiscalía de Estado.
A fs. 392/396 se incorpora el dictamen de Procuración General, y a fs.
398 se llama al acuerdo para sentencia.
De conformidad con lo establecido en el art. 160 de la Constitución de la
Provincia, esta Sala se plantea las siguientes cuestiones a resolver:
PRIMERA CUESTIÓN: ¿Es procedente la acción procesal administrativa
interpuesta?
SEGUNDA CUESTIÓN: En su caso, ¿qué solución corresponde?
TERCERA CUESTIÓN: Costas.
SOBRE LA PRIMERA CUESTION EL DR. JOSÉ V. VALERIO DIJO:
I.- Relación de las cuestiones planteadas.
1.- El Sr. Miguel Ángel Sánchez, con patrocinio letrado, demanda a la
H. Cámara de Senadores y al Gobierno de la Provincia de Mendoza a fin de que sea
anulada la Resolución n° H- 00324/16 y, en consecuencia, que se lo reincorpore en el
cargo y situación escalafonaria que revestía antes del dictado de la resolución
impugnada.
Relata que luego de desempeñarse en diversas áreas de la
Administración Pública, ingresó a la Honorable Cámara de Senadores, cumpliendo
diversas funciones y ejerciendo distintos cargos.
Posteriormente, señala que por Resolución H. N° 468, de fecha
29/07/2014 fue designado en planta permanente de la Cámara.
Luego, en marzo de 2016, a poco de asumir sus funciones la nueva
Presidente de la H. Cámara de Senadores, Ing. Laura Montero, resolvió dejar sin
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efecto su designación por medio de la Resolución H. N° 00324 de fecha 22/03/2016.


Los fundamentos de dicho acto se basaron en la designación de carácter provisional;
proceso de selección viciado; falta de capacidad e idoneidad y acto de designación
discordante con la situación de hecho al no haber cumplido efectivamente las
funciones para las que fue nombrado.
Manifiesta que interpuso recurso de revocatoria contra dicha resolución,
el que fue admitido en lo formal y rechazado sustancialmente, siendo notificado del
mismo con fecha 24/05/2016.
Sostiene que el acto cuestionado vulnera las reglas del debido proceso y
el derecho a la estabilidad del empleo público, como así también denuncia la posible
existencia de un desvío de poder por parte de la autoridad legislativa. Ello así, por
cuanto, a poco de asumir en sus funciones, la Sra. Presidente de la H. Cámara de
Senadores dio de baja la designación del accionante en planta permanente. Entiende
que ello deviene en la manifestación de una cuestión política debido a la adhesión y
militancia del Sr. Sánchez a un partido político diferente al que adhiere la actual
Presidente de la Cámara.
Considera que la Autoridad Legislativa no puede revocar per se la
designación legal en planta permanente por cuanto es un acto regular inextinguible
en sede administrativa, el cual ya había sido notificado al interesado y por lo tanto,
había generado derechos que se estaban cumpliendo en el marco de la relación de
empleo público.
Sostiene que las irregularidades invocadas por la demandada no son
hechos conocidos ni situaciones imputables a los agentes cesanteados.
Señala que la Autoridad Legislativa ha derogado y dejado sin efectos
actos administrativos regulares con efectos retroactivos, violando de este modo,
principios con garantía constitucional y de Tratados Internacionales.
Destaca que la demandada efectuó una interpretación antojadiza y
errónea del Convenio Colectivo del Personal de la Legislatura, a fin de sustentar la
resolución cuestionada. Ello así, por cuanto consideró que el plazo de cuatro meses
previstos en dicha norma, durante el cual la designación es provisoria, comenzó a
correr desde que el Sr. Sánchez se reintegró al cargo en el que se lo designó el día
24/11/2015. Sin embargo, sostiene que su designación en planta permanente se
realizó en el mes de julio de 2014, por lo que la verdad real es que la prestación
laboral y los servicios efectivos fueron puestos a disposición del empleador desde
esa fecha, independientemente de las funciones o tareas que se le indicaran o
encomendaran.
Señala que posee una amplia trayectoria en la Administración Pública,
habiéndose capacitado y preparado para todas las tareas y funciones inherentes a la
actividad pública y legislativa, las que nunca fueron tareas eventuales.
En este sentido, sostiene que el fundamento de la Resolución n° 324/16
resulta erróneo, porque se llegaría al absurdo de considerar que cada vez que un
agente cambia de funciones o tareas, o se lo destina a una nueva oficina, sería
considerado como empleado de carácter provisorio, convirtiendo a la planta
permanente en una entelequia.
Destaca que el periodo en el que la designación del accionante fue
provisional venció en el mes de diciembre de 2014, es decir, cumplidos los cuatro
meses desde su designación en planta permanente de la H.C. de Senadores en el mes
de Julio de 2014.
Asimismo, señala que también resulta una interpretación errónea la
efectuada por la demandada en otro de los considerandos de la resolución
cuestionada cuando menciona que no se supera la condición de interino por el solo
transcurso del tiempo, requiriendo a tal fin un acto administrativo que así lo
disponga. Sin embargo, el Convenio del Empleado Legislativo dispone que el
nombramiento del personal permanente tendrá carácter efectivo una vez vencido el
plazo de provisionalidad, es decir en forma automática.
Considera que esa errónea interpretación llega al absurdo de conferirle
mayores derechos al personal de planta temporaria que a los designados en planta
permanente, puesto que los primeros tienen derecho a conservar su empleo hasta
tanto se produzcan una serie de circunstancias entre las que no se encuentra la falta
de idoneidad invocada por la demandada.
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Por último, sostiene que aún en el caso de pretender computar el inicio


del plazo el día 24/11/2015 (cuando se reintegró a sus funciones), los cuatro meses
se habrían vencido el 24/03/2016, por lo que al haberle notificado la resolución
cuestionada el día 12/04/2016, el plazo de provisoriedad había vencido.
Destaca que la Resolución n° 324/16 entre sus fundamentos concluyó
que no se encontraban acreditadas las condiciones requeridas para la función y que
luego de un exhaustivo y pormenorizado análisis de las funciones, capacidades y
perfiles del personal del H. Senado, se determinó que el accionante no contaba con
probada idoneidad.
Señala que jamás se realizó ningún examen, encuesta o entrevista que
permita sostener el alegado estudio y análisis de sus capacidades, por lo que dicho
fundamento, además de ofensivo, agresivo y discriminatorio, resulta falaz y carente
de fundamento fáctico.
Por el contrario, manifiesta que tiene probada experiencia en el ámbito
del Poder Legislativo, sin ningún antecedente negativo, contrarios a su desempeño
laboral ni sanción disciplinaria alguna. Por lo tanto, sostiene que aseverar una falta
de idoneidad, sin efectuar entrevistas ni evaluaciones para merituar las capacidades
del accionante, en un breve periodo menor a dos meses, convierte a la resolución
cuestionada en injusta, inconstitucional y arbitraria.
Menciona que la designación de personal en la planta permanente de la
H. Cámara de Senadores no constituye un acto del Presidente de la Cámara, sino que
dichas designaciones deben contar con el aval de los Senadores que integran la
Comisión de Hacienda, quienes aprueba y prestan conformidad a las ya efectuadas,
corroborando la existencia y disponibilidad del cargo y del presupuesto, todos
recaudos previos a la sanción de las resoluciones. Indica que, en el caso de la
designación del accionante, dicho procedimiento se hizo y se respetó.
Indica que la resolución parte de otro fundamento inexacto y desatinado
al sostener que su designación en planta permanente se encontraba viciada al no
cumplir con lo normado por el Convenio aplicable al Empleado Legislativo, en tanto
no ingresó por concurso. Sostiene que jamás se ha utilizado de concurso para la
designación del personal legislativo, lo cual es un requisito exigido al Estado sobre el
que el accionante no tiene control posible ni posibilidad de discusión alguna.
Señala que el Reglamento Interno de la H. Cámara de Senadores, en su
artículo 61 inc. 15 establece, entre las atribuciones y deberes del Presidente “…
nombrar a todos los empleados de la Cámara…”, en concordancia con el artículo 74
inc. 8 del mismo Reglamento. Por lo tanto, entiende que las designaciones de
personal efectuadas por el Presidente de la Cámara son legales y ajustadas a la
norma aplicable.
Sostiene que la actual Presidente de la H. Cámara de Senadores se
arroga y atribuye un poder de contralor del que carece, configurando su obrar un
exceso o desviación en el ejercicio del poder. Ello así, por cuanto conforme las
reglas del debido proceso y del correcto obrar administrativo, la anulación total o
parcial de una disposición firme y consentida, que ha generado en el administrado,
en el agente, o en terceros derechos subjetivos o un interés legítimo con relación al
acto que se pretende dejar sin efecto, solo puede tramitarse y requerirse en sede
judicial.
Considera que la Administración, al emitir un acto y con posterioridad
emanar otro contrario al primero, en menoscabo de derechos fundamentales, está
violentado no solo el principio de estabilidad del acto administrativo, sino también
los derechos que a través del primer acto había concedido.
Sostiene que el hecho de tratarse de una relación de empleo público no
altera la naturaleza de la prestación y el carácter alimentario de los haberes caídos. El
despido arbitrario e intempestivo, sin respetar el procedimiento debido para
determinar la “virtual cesantía”, afecta los derechos más elementales y
constitucionales.
Asimismo, manifiesta que la resolución cuestionada también afecta el
principio constitucional de igualdad ante la ley. Ello así, por cuanto destaca que no
todas aquellas personas que fueron designadas por la gestión anterior han sido dados
de baja y dejados sin trabajo, sino que la arbitrariedad y el atropello solo fue
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cometido contra algunos pocos agentes, seleccionados en forma antojadiza y


arbitraria.
Concluye que la Sra. Vicegobernadora ha utilizado un medio
administrativo para atentar contra las Resoluciones de su antecesor, jurídicamente
autorizadas y legales, incurriendo en una evidente desviación de poder. Destaca que
el único objetivo de la Presidenta de la H. Cámara de Senadores ha sido expulsar de
dicho cuerpo a los agentes que militan o comulgan con una ideología política distinta
a la que ella representa.
Sostiene que el ingreso del accionante, como el de todos los agentes de
la H. Cámara de Senadores, fue por Resolución de Presidencia, habiéndose evaluado
sus condiciones personales, la existencia y disponibilidad del cargo y las
correspondientes partidas presupuestarias habilitadas. Por lo tanto, no resulta válido
derogar o anular un decreto de designación en planta por no haber ingresado por
concurso en un ámbito en el que nunca se ha aplicado e instrumentado, como así
tampoco que la nueva autoridad considere que carece de aptitud.
Rechaza y solicita la declaración de inconstitucionalidad de cualquier
norma que se le pretenda aplicar a fin de indemnizar el despido arbitrario, por cuanto
lo que pretende es su reincorporación tal como corresponde con la designación
dispuesta por Resolución H N° 468-2014.
Por último, destaca que la situación lo afecta gravemente, al dejarlo sin
el sustento propio y de su familia, afectando su buen nombre y honor y colocándolo
en una situación de inferioridad para conseguir un nuevo trabajo y empleo. Ello así
por cuanto el accionante ha sido dejado sin trabajo en forma arbitraria e ilegal a los
casi 60 años de edad, vulnerando su derecho de defensa y debido procedimiento.
2.- Tras formular una negativa general y particular, la Sra. Presidenta de
la H. Cámara de Senadores, refiere que los antecedentes laborales del actor en la
Administración no configuraban antecedentes válidos para justificar su designación
en el cargo más alto del escalafón. Ello así, por cuanto, el accionante jamás tuvo con
la H. Cámara de Senadores una relación de empleo en planta permanente, lo cual
ocurrió a partir del día 24/11/2015 con la efectiva prestación del servicio en el cargo
de Subdirector de Recursos Humanos, clase 13.
Señala que el artículo 1.2 de la Ley 7920 dispone que el nombramiento
del personal permanente tendrá carácter provisional durante los cuatro primeros
meses de servicio efectivo, el que se transformará automáticamente en definitivo
cuando el agente haya demostrado idoneidad y condiciones para el cargo conferido.
Así, antes del vencimiento de dicho plazo, se determinó que el Sr. Sánchez no había
demostrado los requisitos legales exigidos. En este sentido, indica que la idoneidad a
que hace referencia la norma es exigida para el cargo que le ha sido conferido, no
otro, y menos aún para cargos extraescalafonarios.
Destaca que el artículo 5.1 de la Ley 7920 establece que el ingreso del
personal a la planta permanente se hará por el nivel inferior del agrupamiento
correspondiente, lo que en el caso no sucedió.
Resalta que los antecedentes de relaciones mantenidas con el Poder
Legislativo denunciados por actor no acreditan una carrera administrativa ni mucho
menos de una carrera de empleado legislativo que justifique en el cargo más alto del
escalafón o que pueda servir de fundamento de la idoneidad del Sr. Sánchez.
Considera que la designación del accionante en clase 13 con reserva de
puesto hasta tanto dure su designación como Asesor de en la Cámara de Diputados
permite concluir la nula necesidad de su nombramiento en planta de personal
permanente.
Señala que los argumentos de la resolución, inexistente necesidad de su
designación y falta de elementos que justifiquen la idoneidad en el ejercicio de la
clase más alta del escalafón, se constatan con la compulsa del propio legajo.
Sostiene que el nombramiento del Sr. Sánchez en la clase más alta del
escalafón de empleados de la H. Cámara de Senadores, sin concurso, viola el
derecho a la igualdad de los demás empleados y afecta gravemente el derecho a la
carrera de los mismos.
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Asimismo manifiesta que la existencia de otros casos similares o no, no


justifica la afirmación de una supuesta persecución y menos aún constituir un
elemento para fundamentar una alegada desviación de poder.
Indica que, contrariamente a lo manifestado por el actor, el hecho de que
se cree un cargo mediante la sanción del presupuesto no implica que el Cuerpo de
Senadores intervenga en la designación de la persona que oportunamente ocupará
dicho cargo. La designación es una facultad exclusiva y excluyente del Sr. Presidente
de la H. Cámara de Senadores, por lo tanto no se trata de un acto complejo como
pretende el actor.
Señala que la Ley 7920 prevé la estabilidad como un derecho que
supone una carrera gradual, lo que no ha sucedido en el caso de marras. Destaca que
con fecha posterior al 10/12/2015 no existe resolución de Presidencia que disponga
designación de personal en planta permanente de la Honorable Cámara de
Senadores. Agrega que con fecha 01/09/2016 dicho Cuerpo suscribió con los
representantes de la Asociación del Personal de Empleados Legislativos (APEL), un
acta en la que se sientan los pasos necesarios para proceder a la implementación del
procedimiento de concursos para el ascenso del personal.
Manifiesta que el actor conocía perfectamente la naturaleza temporaria
de su designación como Asesor en la Cámara de Diputados y que sus funciones
como Subdirector de Recursos Humanos, clase 13, comenzaron efectivamente el
24/11/2015. Menos aún puede desconocer el régimen dispuesto por el art. 1.2 a) de
la Ley 7920. Por lo tanto, entiende que la situación del accionante no configura
abandono.
3.- El Gobierno de la Provincia de Mendoza, luego de formular una
negativa general y particular de los antecedentes fácticos esgrimidos en la demanda,
refiere que hasta que se dictó la resolución de designación, con reserva de puesto
mientras duraran sus funciones de Asesor, fechada el día 29/07/2014, el accionante
conocía perfectamente la naturaleza temporaria de su designación como Asesor en
Diputados. Señala que tampoco podía desconocer que sus funciones como
Subdirector de Recursos Humanos, clase 013 comenzaron efectivamente el día
24/11/2015, y mucho menos desconocer el régimen dispuesto por la Ley 7920,
artículo 1.2 a).
Sostiene que el accionante alega una antigüedad de la que carece. Indica
que lo que el Sr. Sánchez interpreta como años de antigüedad en la Honorable
Cámara de Senadores, son sólo funciones temporarias y/o políticas, ajenas al
régimen jurídico citado.
Cita el artículo 1.2 de la Ley 7920 y luego manifiesta que, con fecha
22/03/2016, es decir, antes del vencimiento del plazo de cuatro meses de servicio
efectivo en el cargo de planta permanente para el que fue designado el Sr. Sánchez,
se determinó que no había demostrado idoneidad y condiciones para las funciones
del cargo conferido, lo cual resulta un requisito ineludible según la normativa citada.
Concluye que el accionante no cumplió el plazo establecido por la
norma legal para adquirir estabilidad laboral, por lo que no existe contradicción
lógica entre las normas citadas y suponen el uso de las facultades propias del Estado
Provincial en materia de empleo público.
Destaca que la resolución impugnada fue dictada teniendo a la vista los
antecedentes del accionante que surgían de su legajo personal, los cuales no
resultaban válidos para justificar su pase a planta de personal permanente, en
especial en clase 013. Considera que ello evidencia la inexistente necesidad de su
designación y la falta de elementos para acreditar la idoneidad para el ejercicio de la
clase más alta del escalafón del empleado legislativo.
Considera que la existencia o no de vicios en otros actos de designación
no configura en modo alguno un elemento que permita fundamentar la ilegitimidad
del acto impugnado. Señala que el ingreso del Sr. Sánchez a la planta permanente de
la H. Cámara de Senadores resulta ilegal y violatorio del derecho a la carrera y la
igualdad del resto de los agentes que forman parte de la planta de personal
permanente de dicho cuerpo.
Indica que, contrariamente a lo manifestado por el actor, el hecho de que
se cree un cargo mediante la sanción del presupuesto no implica que el Cuerpo de
Senadores intervenga en la designación de la persona que oportunamente ocupará
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dicho cargo. La designación es una facultad exclusiva y excluyente del Sr. Presidente
de la H. Cámara de Senadores, por lo tanto no se trata de un acto complejo como
pretende el actor.
Destaca que no hubo nulidades procesales que fueran procedentes, ni
hubo por parte de la Administración violación al derecho de defensa. Ello así, en
cuanto entiende que la decisión de la Administración consistió en la aplicación de la
norma que garantiza la igualdad y el sometimiento a la legalidad.
4.- Fiscalía de Estado se hace parte y contesta el traslado conferido. Cita
los lineamientos en materia de designaciones en el ingreso a la Administración
Pública y los antecedentes fácticos de la presente acción.
Manifiesta que si bien la situación de la accionante podría estar
encuadrada dentro de las previsiones del art. 1.2.a. del Convenio colectivo ratificado
por la Ley 7920, no se han señalado cuales serían las condiciones que el agente no
cumple. Esta inexistencia de informes concretos que funden la falta de idoneidad
evidenciaría una falta de razonabilidad en el acto que dejó sin efecto su designación.
Señala que, en el caso del accionante, el acto de designación en planta
permanente en un cargo sin estar cumpliendo sus funciones por estar
desempeñándose en un cargo extraescalafonario, trasunta la real motivación, cual es
garantizar su permanencia en el Estado después de una gestión de gobierno. Ello, a
su criterio, configura un vicio grave del acto, y como tal su consecuente nulidad, la
cual no puede ser declarada en sede administrativa, debiendo recurrir a la vía judicial
mediante la acción de lesividad.
Finalmente señala que la designación de la actora se ajustará a derecho
siempre que haya sido realizada en forma interina, hasta tanto se llame a concurso y
se acredite que la misma se hubiera producido por el nivel inicial del tramo del
escalafón correspondiente, así como que el cargo se encontraba vacante y que se
contaba con la partida presupuestaria.
5.- El Sr. Fiscal Adjunto Civil de Procuración General, luego de relatar
las circunstancias de la causa y los antecedentes jurisprudenciales sobre el tema,
considera que, de determinar que los vicios comprobados en el acto de designación
del accionante pueden ser calificados de groseros corresponde el rechazo de la
demanda. Si por el contrario, se entiende que los vicios son graves, la demanda debe
prosperar, en cuanto la autoridad administrativa habría excedido sus facultades al
comunicar la revocación del acto más allá del plazo que le acordaba el Convenio
Colectivo del Personal de Empleados de la Legislatura.
II.- Prueba rendida.
a.- Copia certificada de: expediente administrativo n° 10721/16 (fs.
26/106), Resolución N° 577 de aprobación de Presupuesto de Erogaciones de la H.
Cámara de Senadores y de cargos de planta permanente, de bloque y temporarios,
Ejercicio 2016 (fs. 151/155), y Acta Acuerdo signada entre APEL, ATE y la H.
Cámara de Senadores el 2 de septiembre de 2016 ante la Subsecretaría de Trabajo
con relación al régimen de concursos a aplicar, previsto en la Ley 7920 (fs. 157/189).
b.- A fs. 358 el Director de Recursos Humanos de la H. Cámara de
Senadores informa que previo al dictado de la Resolución n°468 sí existía cargo
vacante en términos de la designación del accionante. Informa también que sí existía
la partida presupuestaria prevista para el cargo de Subdirector de Recursos
Humanos, clase 013; que no se lo designó en el nivel inicial del escalafón y que no
existió volante de imputación preventiva.
c.- Declaración testimonial de:
* Sandra del Valle Castro (fs. 302 y vta.);
* Milton Elio Arcaya (fs. 311/312);
* Francisco Javier Cofano (fs. 335/337).
III.- Solución del caso:
1. Atento como ha sido planteada la cuestión, corresponde resolver si
resulta legítimo el obrar de la demandada en cuanto dejó sin efecto la designación
del actor en un cargo de planta permanente de la H. Cámara de Senadores,
Subdirector de Recursos Humanos, clase 013, dispuesta por la Resolución n° 468/14.
2. Antecedentes fácticos.
A los fines de resolver, resulta adecuado tener presente las siguientes
circunstancias fácticas que se estiman relevantes:
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De las constancias acompañadas por las partes se desprende que el actor


cumplió funciones como Director de Obras en la Municipalidad de San Carlos (con
interrupciones, desde el 1 de junio de 1974 hasta diciembre de 2007), luego fue
electo diputado provincial (desde mayo de 1994 a abril de 1998) y a partir del 8 de
julio de 2008 fue designado (por Resolución N° 463-SHP-2008) en la planta de
personal temporario de la H. Cámara de Diputados, en un cargo clase 14, que
desempeñó -sin solución de continuidad- hasta el 24 de noviembre de 2015 (fs.
91/97.
Por Resolución H. N° 468 de fecha 28/07/2014 el Sr. Miguel Ángel
Sánchez fue designado a partir del 1 de agosto de 2014 en el cargo de Subdirector
Recursos Humanos, clase presupuestaria 013, personal permanente de la H. Cámara
de Senadores, “con retención del mismo, mientras durase su designación en el cargo
de Asesor de la H. Cámara de Diputados” (fs. 123). Para la designación en la planta
permanente no se tomaron exámenes (vid testimoniales de fs. 302 y vta. y 311/312).
Posteriormente, por Resolución H-N° 479 de fecha 26/11/2015 se
dispuso “reintegrar” al accionante, a partir del 24/11/2015, en el cargo de
Subdirector de Recursos Humanos, clase 13 (fs. 108).
Consta, según detalle de marcaciones en el sistema de control de
asistencia de personal, que el actor concurrió a trabajar los días 5, 10 al 12, 15 al 29
de febrero, como así los días 3, 4 y 7 de marzo de 2016 (fs. 64)
Luego, con fecha 22/03/2016 se dictó la Resolución H. N° 324, la cual
dispuso dejar sin efecto, a partir del 31/03/2016, la designación dispuesta por
Resolución H-N° 468/14. Dicha resolución le fue notificada al Sr. Sánchez con fecha
12 de abril de 2016 (fs. 83/90).
Contra esta última resolución, el accionante interpone recurso de
revocatoria el que fue rechazado sustancialmente por Resolución H-N° 463, de fecha
09/05/2016, notificada al actor el día 26/05/2016 (fs. 61).
3. Normativa aplicable.
Dice el art. 30 de la Constitución de Mendoza que todos los argentinos
son admisibles a los empleos públicos de la Provincia, sin otras condiciones que su
buena conducta y capacidad, en todos aquellos casos en que la Constitución o la ley
no exijan calidades especiales. La remoción del empleado debe obedecer a causa
justificada, y que incumbe a la Legislatura -por ley especial- regular en materia de
empleo, su duración, estabilidad, retribución y promoción o ascenso.
Luego, el art. 43 de la misma Carta provincial prescribe que los
nombramientos de funcionarios y empleados que hagan los poderes públicos
prescindiendo de los requisitos enumerados o exigidos por la Constitución, son
nulos, y en cualquier tiempo pueden esos empleados ser removidos de sus
puestos.
El convenio colectivo de trabajo para el personal de la Legislatura
(homologado por Decreto 1802/2008 y ratificado por Ley 7920), en su art. 5.1
manda que el ingreso al Poder Legislativo se debe hacer por concurso, previa
acreditación de la idoneidad. El personal permanente debe ingresar por el nivel
inferior del agrupamiento correspondiente, salvo que deban cubrirse puestos
superiores y que no existan candidatos que reúnan las condiciones requeridas una
vez cumplidos los procesos de selección pertinentes en el respectivo escalafón.
Luego, en el art. 1.2.a Personal Permanente se regula que: “El
nombramiento del personal permanente tendrá carácter provisional durante los
cuatro (4) primeros meses de servicio efectivo, al término de los cuales se
transformará automáticamente en definitivo cuando el agente haya demostrado
idoneidad y condiciones para las funciones del cargo conferido. En caso
contrario, y no obstante haber aprobado el examen de competencia o requisito de
admisión, quedará revocado el acto que dispuso el ingreso”.
Finalmente, el art. 13 del convenio colectivo de trabajo (para el sector
público) bajo análisis, a modo de disposición general estipula la aplicación
complementaria del Estatuto del Empleado Público (Decreto - Ley560/7) en todo
lo que no se contraponga y resulte en un mayor beneficio para los trabajadores
legislativos.
La Ley de Procedimiento Administrativo 9003, en su art. 96 establece:
“El acto administrativo regular que crea, reconoce o declara un derecho
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subjetivo, no puede ser revocado en sede administrativa una vez que ha sido
notificado al interesado”. El acto jurídicamente inexistente, por adolecer de un
vicio grosero o no emanar de una autoridad administrativa, no se considera como
“acto regular” (art. 76, inc. a) y los agentes tienen el derecho y el deber de no
cumplirlo ni ejecutarlo (art. 76, inc. c).
En caso de duda acerca de la importancia y calificación del vicio que
afecta al acto administrativo, debe estarse a la consecuencia más favorable al
mismo (art. 73).
Por último, cabe también considerar que cuando se está ante un
contrato que la administración haya celebrado en ejercicio de la función
administrativa estatal y que declara derechos a favor de co-contratante
administrado, si el mismo adolece de irregularidades que afecten su validez, la
administración debe acudir al órgano jurisdiccional para que lo anule, previa
declaración de lesividad a los intereses públicos por razones de legitimidad; salvo
que la contratación padeciera de vicios groseros (o graves si fueron efectivamente
conocidos por el co-contratante), supuesto en el cual la administración puede,
unilateralmente, “revocar por ilegitimidad” al referido contrato (conf. Art. 112
quater, inc. II), sub 6.).
4. Periodo de provisoriedad.
En la especie, la resolución impugnada se estructura sobre la base de
dos argumentos para dejar sin efecto la designación del accionante (dispuesta por
Resolución H-Nro. 324/2016). Esto es, el uso de la facultad conferida en el art.
1.2.a del Convenio Colectivo de trabajo del sector, homologado por Ley 7920,
como así también la existencia de vicios groseros en el acto referido que lo hacen
inexistente.
Con relación al primer argumento, la normativa aplicable expresa que
el nombramiento del personal permanente tendrá carácter provisional durante los
cuatro (4) primeros meses de servicio efectivo, pasados los cuales el
nombramiento se transforma automáticamente en definitivo.
La designación en el cargo de planta permanente no se pudo tornar
efectiva sino hasta después de que el actor concluyera sus funciones como asesor
de la H. Cámara de Diputados. Así, las partes coinciden en que el periodo de
provisoriedad se cuenta desde la fecha en que el actor comenzó a prestar
efectivamente funciones en el cargo clase 13. De acuerdo con el objeto de la
Resolución n° 479/2015 (de “reintegro” al cargo de Subdirector de Recursos
Humanos), no contradicho por la demandada ni por el resto de la prueba rendida
en la causa, tal suceso –prestación efectiva de funciones en el cargo de planta
permanente- ocurrió partir del 26 de noviembre de 2015.
Si se computa desde tal fecha el período de provisoriedad (de 4
meses), necesariamente se debe concluir que el mismo ya había concluido al 12 de
abril de 2016, cuando se le notificó del acto que dejó sin efecto dicha designación
(a partir del 31 de marzo del 2016, Resolución H-N° 324/2016).
Es la fecha de la notificación, y no la de la resolución, la que debe ser
computada a tal fin, debido a que la actora estaba prestando servicios, según surge
de la planilla de asistencia incorporada en la causa y del propio acto impugnado
(cfr. art. 2 de la Resolución cit.). Cabe recordar sobre este punto que, según
criterio reiterado de este Tribunal, la forma de publicidad aplicable a los actos
administrativos es la notificación, que importa un conocimiento del acto por parte
del administrado y de ese modo se asegura la protección del administrado y la
certeza y seguridad de las relaciones jurídicas (cfr. L.S.: 192-029; 303-353).
Así entonces, cabe tener por inválido el primer fundamento sobre el
cual la vicegobernación dejó sin efecto la designación del actor en la planta
permanente de la Legislatura.
5. Revocación de la designación por vicios groseros.
En lo que respecta al carácter irregular y subsiguiente inexistencia de
la resolución de designación del actor en un cargo de la planta permanente de la
Legislatura, el Tribunal ha sostenido que la ausencia de vacante es un vicio
grosero en la designación dictada en transgresión de una norma que congela los
cargos y no genera verdaderos derechos subjetivos, carece de estabilidad y hace
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procedente su revocación en sede administrativa y que la existencia de vacante es


presupuesto esencial para la designación de un agente público (in re “Guzman”,
LS: 222-209).
Consectario con ello, esta Corte se ha referido también al particular
vicio que se configura cuando se omite justificar la necesidad funcional de la
designación, en transgresión a la prohibición contenida en el art. 8° de la Ley
8701 (BO: 11/08/2014). La Sala 1 (causa N° 13-03997429-5, “Pronotto, Gustavo
Orlando c/Gobierno de la Provincia de Mendoza p/ A.P.A.”, sentencia del
13/03/2018, voto preopinante del Dr. J. Gómez; criterio reiterado en “Quevedo”,
sentencia del 31/07/2018) aludió que el art. 8°, bajo el título “Planta de personal
según la contabilidad provincial (junio 2014)”, estableció que a partir de su
entrada en vigencia no se podía incorporar personal a la planta permanente y
transitoria del Estado Provincial, salvo en el caso de los agentes enunciados en el
segundo párrafo cuando las mismas tuvieren carácter de prestación directa y
efectiva de servicios de seguridad, justicia, salud y educación.
También dispuso dicha ley el congelamiento de los cargos vacantes de
la planta de personal existentes a la fecha de promulgación de la misma y los que
se produjeran con posterioridad y hasta el 31 de diciembre del año 2014,
exceptuando de ello a lo previsto en su artículo 8 (art. 53°).
Asimismo, por Decreto 2413 (BO: 03/02/2015) se reimplantó el
Presupuesto 2014 para el ejercicio 2015, en función de lo cual las referidas
normas estaban vigentes al momento de las designaciones bajo examen.
Frente a dicho marco normativo, se analizó cuál fue el origen de la
designación en la planta permanente; si realmente hubo necesidad de cubrir el
cargo y si tal causa se relacionaba o no con la existencia de una situación que
justificaba el encuadre dentro de la excepción dispuesta por el art. 8° de la Ley
8701 (reconducida por Decreto N° 2413/14), la cual se vincula, como ya se
señalara, a la “prestación directa y efectiva de servicios de seguridad, salud y
educación”.
En especial se valoró la incoherencia de designar en un cargo de
planta permanente, pero, en forma simultánea, designar a la misma persona en
otro cargo fuera de nivel y otorgarle una reserva en el cargo en planta permanente
mientras desempeñara las funciones temporarias. Pues ello desvirtúa las
circunstancias invocadas como fundamento para la designación en planta
permanente y lleva a una falta de concordancia entre la decisión con la situación
de hecho reglada por el orden normativo así como a la transgresión de una
prohibición del orden jurídico (art. 52° incs. a y b, LPA), lo que resulta palmario.
Tal sucesión de actos corrobora la anormalidad dada por la no toma de posesión
del cargo en la planta permanente sino a partir de la conclusión de la función
temporaria, ya que nunca se ejerce la función que justificó la designación urgente
en planta permanente y en excepción a la prohibición general.
Por mi parte, he adherido a tales temperamentos en oportunidad de la
resolución definitiva de la causa CUIJ N° 13-04107389-0, caratulada: “Soto,
Oscar Humberto c/Obra Social de los Empleados Públicos” (Sala 1, sentencia del
26/02/2019), caso en el cual se revisó la revocación de una designación en un
cargo inicial de la planta permanente, ocurrida de forma simultánea a la
asignación de funciones en otro cargo -Jefe de División-, en el que el actor había
sido finalmente efectivizado (por aplicación de un convenio colectivo de trabajo).
6. En atención a lo actualmente reglado por el citado art. 112 quater,
inc. II), sub 6.) de la LPA (en concordancia con lo previsto en el art. 97, inc. c),
del mismo cuerpo legal) pienso que las reglas antes citadas son igualmente
aplicables al supuesto de que la designación padeciera de vicios graves y que los
mismos fueran conocidos por parte del interesado, tal como lo entendiera –entre
otros- Fernando García Pullés a la hora de interpretar los arts. 17 y 18 de la Ley
19549 nacional de procedimiento administrativo (en la obra colectiva “Régimen
de empleo público en la Administración Nacional”, Lexis Nexis, Bs.As., 2005, p.
114 y sgtes.), y fue la solución sostenida por la CSJN en la causa “Almagro,
Gabriela y ot. c. UNC” (Fallos: 321:169, en ED 178-676, con nota de Diez,
Horacio P.: “El conocimiento del vicio por el administrado y la revocación del
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acto viciado de nulidad absoluta. La interpretación de la Corte Suprema de


Justicia de la Nación en el caso ‘Almagro’”).
Por último, no está de más añadir que en las situaciones que
corresponda la revocación oficiosa del nombramiento, en cualquier tiempo (conf.
Art. 43, Const. Prov.), ello será sin perjuicio de la validez de los actos y de las
prestaciones cumplidas durante el ejercicio de las funciones, según el razonable
modelo que establecía el art. 9 de la Ley 22140 de empleo público nacional (vid
Pose, Guillermo: “Régimen jurídico de la función pública”, Depalma, Bs.As.,
1985, p. 46).
7. En apoyo de la potestad que el ordenamiento jurídico local asigna a
la administración pública de extinguir unilateralmente y de oficio un contrato por
razones de ilegitimidad, esta Corte ha recordado que en materia de contratos
públicos -así como en los demás ámbitos en que desarrolla su actividad- las
entidades estatales se hallan sujetas al principio de legalidad, cuya virtualidad es
la de desplazar la plena vigencia de la regla de la autonomía de la voluntad de las
partes, en la medida en que la celebración del contrato está sometida a las
formalidades preestablecidas para cada caso, y el objeto del acuerdo de partes a
contenidos impuestos normativamente sobre los cuales las personas públicas no se
hallan habilitadas para disponer sin expresa autorización legal (conf. CSJN, in re
“Espacio SA”, Fallos: 316:3157, en especial, consid. 7; Sala I, causa N° 104.281,
“Servin Seguridad S.A. c/ O.S.E.P.”, sentencia del 10/06/2013, voto de los Dres.
Pérez Hualde, Nanclares y Palermo; causa n° 102015, “O.S.M. S.A. c/ E.P.A.S.”,
sentencia del 04/11/2013, votos de los Dres. Perez Hualde, Palermo y Nanclares;
causa n° 105785, “Zaffaroni, Oscar y ots. c/ Gobierno de la Provincia de
Mendoza”, sentencia del 21/11/2013, votos de los Dres. Perez Hualde y
Nanclares).
Conforme al principio de legalidad imperante en nuestro sistema
jurídico (arts. 18 y 19 de la C.N.) la administración en todos los casos debe
ajustarse al bloque de legalidad comprensivo no sólo de las leyes en sentido
formal y material, sino también de los principios y precedentes judiciales (conf.:
Álvarez, Sebastián, “Principio de legalidad en materia de contratos
administrativos en la jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia de la
Nación”, RAP 2009/10, 32-n°382, p. 53). En otras palabras, el funcionario
contratante debe tener competencia legal formal para concurrir al acto jurídico
contractual, y el ejercicio regular de la competencia comporta para el funcionario
la obligación de cumplir con las formas y con el procedimiento (formalidades)
previstos para la selección del co-contratante administrado (conf. Cuadros, Oscar,
“El Estado y la legalidad convencional”, en LL 2012-E, p. 1078).
La trayectoria jurisprudencial del Máximo Tribunal de la República
reafirma la doctrina conforme la cual el vicio de forma en la contratación
administrativa da lugar a la declaración de nulidad de la relación así nacida en
tanto –expresa el Máximo Tribunal- la validez y eficacia de los contratos
administrativos se halla íntimamente vinculada a la forma en que dicho contrato
se perfecciona (casos "Hotel Internacional Iguazú", 1986, Fallos 308:618;
"Radeljak", 1988, Fallos 311:2831; "Vicente Robles", 1993, Fallos 316:382).
Luego, a partir de “Más Consultores”, la Corte Nacional ha adicionado que no
sólo la “validez y eficacia”, sino también “la prueba de la existencia” de un
contrato administrativo, se hallan íntimamente vinculadas a la forma en que dicho
contrato queda perfeccionado. De modo tal, entonces, que cuando la legislación
aplicable determina una forma específica para la conclusión del contrato, dicha
forma “debe ser respetada” pues “se trata de un requisito esencial de su
existencia” ("Más Consultores", 2000, Fallos 323:1515; "Servicios Empresarios
Wallabies", 2000, Fallos 323:1841; "Ingeniería Omega", 2000, Fallos 323:3924;
"Carl Chung Ching Kao", 2001, Fallos 324:3019; "Magnarelli", 2003, Fallos
324:3019; "Laser Disc", 2003, Fallos 326:3206; "Indicom", 2004, Fallos 327:84;
y "Roberto Punte", 2006, Fallos 329:809; línea jurisprudencial a la que podrían
agregarse las soluciones dictadas en las causas “Síper Aviación S.A. c. Provincia
de Catamarca y ot.”, del 12/02/2002, Fallos 325:151, y “Sanecar S.A.C.I.F.I.A. c.
Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires”, del 29/04/2008, Fallos 331:978).
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La estricta vigencia de este principio (el de legalidad) sobre todos los


contratos que celebra la administración pública, sumado al de programación, ha
sido refrescada por la Corte Suprema de Justicia de la Nación en “Lix Klett”
(Expte. nº L.249.XLV, del 31 de julio de 2012, en RDA 201-84, p. 1790, con nota
de Ratti Medaña, Florencia S., “De la nulidad a la inexistencia de los contratos
administrativos (un repaso jurisprudencial, con ocasión del fallo “Lix Flett”)”; en
LL 2012-E, p. 411, con nota de Caparroz, Luciano, “Los contratos
administrativos y la valoración de sus principios”, similar al publicado bajo el
título “Los principios que rigen a los contratos administrativos de acuerdo a la
reciente jurisprudencia de la Corte Suprema de la Nación”, en MJ-DOC-6132-
AR; y en LL 2012-E, p. 523 con nota de Durand, Julio C., “Apuntes sobre el
régimen de Derecho Público aplicable a los contratos administrativos”).
En definitiva, se ha arribado a la conclusión de que esta doctrina es de
plena aplicación en nuestro régimen público a partir de lo normado por el art. 37
de la Constitución provincial, en concordancia con lo que reglaban el art. 28 de la
Ley 3799 (actual art. 139, Ley 8706), junto con los arts. 51, inc. a); 72; 76; 68,
inc. a), y 112 de la Ley 3909 (actual Ley 9003).
Para mayor acuerdo con la veracidad jurídica de tales postulados y su
relación con el presente caso vale citar que la doctrina reconoce un grupo de
contratos, de los que celebra la administración, en los que aparece un crescendo
de potestades y privilegios estatales: tales como la locación y concesión o permiso
de uso del dominio privado o público del Estado; pequeños o medianos
suministros, obras públicas, concesiones de obras públicas; y empréstito público
interno, entre los cuales se ubica también a la relación de empleo público (Agustín
Gordillo clasifica a esta tipología como “contrato de derecho interno con relativa
subordinación económica del contratista al Estado”; vid “Tratado de derecho
administrativo y obras selectas”; Tomo 1, Parte general; 11 ed., Bs.As., FDA,
2013, p. XI-19 y XI-23).
8. Ahora bien, al momento de sopesar las irregularidades que pudieren
afectar al acto de designación del empleado en la planta permanente de una
repartición pública, los precedentes de este Tribunal han distinguido y separado el
tratamiento de los casos que padecen de vicios calificables como groseros y, por
tanto tales designaciones pueden ser tachadas como inexistentes seguido de la
subsiguiente revocación unilateral y de oficio (según el sistema de nulidades del
acto administrativo, legislado en los arts. 49 a 76, incs. a), b), c) y e), LPA); de
aquellos otros en los cuales las irregularidades no poseen tal gravedad extrema, en
función de lo cual debe prevalecer el carácter regular de la actividad, siendo
exigible para la Administración contratante (empleadora), a los fines de obtener la
anulación de la relación de empleo, incoar la pertinente acción de lesividad.
En efecto, la Sala I de este Tribunal (en expediente CUIJ 13-
03979647-8, “Sánchez, Lucia Victoria c/Municipalidad de Lujan de Cuyo”,
sentencia del 18/04/2018), ha expresado que el enfrentamiento entre los dos
principios jurídicos básicos, de legalidad y de seguridad jurídica, exige una gran
ponderación y cautela a la hora de fijar el concreto punto de equilibrio, que evite
tanto el riesgo de consagrar situaciones ilegítimas de ventaja, como el peligro
opuesto al que alude el proverbio summum ius summa iniuria. Sobre tales
premisas se ha interpretado que la normativa vigente en la Provincia respeta la
doctrina mayoritaria del derecho administrativo en nuestro país, conforme la cual
la regla es que el acto administrativo es irrevocable cuando afecta o reconoce
derechos subjetivos ya notificados al administrado; esta estabilidad es una de las
garantías principales del orden jurídico, de allí que su revocación es excepcional
(cfr. art. 96, L.P.A.).
Esta limitación no impide que el acto sea impugnado y eventualmente
anulado, impugnación que puede provenir del administrado o de la propia
Administración la que puede iniciar ante la justicia el pedido de nulidad de su
propio acto, mediante la acción de lesividad (cft. art. 3, C.P.A.; ver L.S.: 396-122,
con cita de Eduardo García de Enterría y Tomás Ramón Fernández, “Curso de
Derecho Administrativo”, T.I, LL, 2006, p.668; José Luis Miolano, “Límites de la
Potestad Revocatoria de la Administración: Acción de Lesividad”, en Estudios de
Derecho Administrativo IX, Ed. Artes Gráficas Candil, Bs. As., 2003, p. 377 y
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sgtes.; y Manrique Jiménez Mesa, “La legitimación Administrativa”, Ed.


Investigaciones Jurídicas S.A., 2000, p. 106 y sgs.; criterio reiterado en L.S.: 412-
237 y 449-1). En definitiva, para la aplicación de la teoría del acto inexistente la
Administración debe cumplir con recaudos mínimos al momento de su
declaración, para lo cual no basta que la motivación o fundamentación se sustente
en informes y dictámenes generales, sin analizar ni reconocer las diferentes
situaciones -presuntamente- irregulares en cada caso concreto (cfr. arts. 45 y 68,
L.P.A., ver autos N° 70.785 “Olivarez, Blanca A. c/ D.G.E.”, sentencia del
20/10/2003, registrada en L.S.: 330-140).
Tal es la excepcionalidad de la facultad de privar del principio de
estabilidad de un acto administrativo, que en ciertos casos se ha recomendado a la
Administración que, ante la presencia de un acto inexistente, en forma previa a su
revocación, se arbitre la posibilidad de escuchar a quien con tal decisión pueda
verse afectado en sus intereses, conforme a lo dispuesto en el art. 149, inc. d) de la
LPA, a los fines de darle la posibilidad de aportar los elementos que estuvieren a
su alcance a efectos de desvirtuar la preparación de la voluntad administrativa
encaminada a tales metas (sentencia del 11/08/2015, causa N° 110.405 “Becerra,
Mauricio Alexis c/ Gobierno de la Provincia de Mendoza”; criterio reiterado en
autos CUIJ 13-02123705-6 “Salomón, Elena c/ Gobierno de la Provincia de
Mendoza (Poder Judicial)”, sentencia del 11/5/2016).
Así también, puede citarse lo resuelto en “Chisari, Carolina Elizabeth
c O.S.E.P.” (Sala I, causa CUIJ N° 13-04045749-0, sentencia del 27/05/2019),
respecto de que la eventual ilegitimidad que pudieran presentar la revocada
designación, es decir, aquellos vicios de menor entidad que potencialmente
poseyera tal acto (graves, leves o muy leves), no habilitan declaración alguna de
inexistencia en sede administrativa al tratarse de actos regulares y, por tanto,
estables (conf. arts. 74 y 75, LPA). En el caso se evaluó que no podía calificarse
como vicio grosero la designación en un cargo de planta permanente, sin concurso
previo y no en la clase inicial, pues tal modo de contratar puede asumir el carácter
de interino y hasta la realización del concurso respectivo.
9. En concreto, el acto aquí cuestionado deja sin efecto la designación
de la actora en un cargo de planta permanente con base en los siguientes
fundamentos:
--Padece de vicios en: la forma, en el objeto y en la voluntad en la emisión del
acto, en tanto:
-la designación en la planta permanente se hizo sin previa
acreditación de idoneidad mediante un procedimiento de selección (o examen de
competencia, previsto en el art. 1.2.a. del convenio colectivo ratificado por ley
7920);
-la incorporación en la planta permanente no fue por el nivel
inferior del agrupamiento, sin haberse fundamentado que el caso encuadraba en el
supuesto de excepción (en contra de lo previsto por el art. 5.5.1 del convenio
colectivo ratificado por Ley 7920);
-la supuesta necesidad invocada –de cubrir la vacante- no resulta tal
porque al momento de la designación el agente no tomó posesión efectiva del
cargo, prosiguiendo con sus funciones en una clase extraescalafonaria (como
Directora de Recursos Humanos);
-la verdadera finalidad del acto no fue cubrir una necesidad de la H.
Cámara sino la de la –entonces- funcionaria, de asegurarse un empleo público de
planta permanente para cuando dejase el cargo fuera de nivel.
--Si bien tales vicios son graves (conf. Arts. 52, inc. b); 60, inc. b); y 63 inc. c), en
su relación con el art. 38, LPA), la clasificación no es rígida (conf. Art. 50 in fine,
LPA) y, en el caso, su sumatoria tiene como resultado final la transgresión de una
prohibición del orden jurídico, lo cual autoriza a calificarlos como groseros (conf.
Art. 52, inc. a), LPA).
--En tanto padece de vicios groseros, la designación no puede considerarse como
regular, carece de presunción de legitimidad y no tiene ejecutividad, lo que se
corresponde con su inexistencia jurídica (conf. Art. 72, LPA).
--Porque “resulta necesario y conveniente” dejar sin efecto la designación.
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Tras reexaminar los antecedentes de la causa, frente a las pautas


normativas, jurisprudenciales y doctrinarias antes citadas, debo concluir que la
designación del actor en un cargo clase 13 de la planta permanente de la H.
Cámara de Senadores bien podría presentar irregularidades graves, tales como las
que indican que el ingreso se debe hacer en un cargo inicial y previa acreditación
de idoneidad mediante el cumplimiento del procedimiento de selección pertinente,
requisitos éstos anteriores y a los cuales se adiciona el transcurso del periodo de
prueba (conf. Arts. 1.2.a y 5.1, CCT ratificado por Ley 7920); como así, que
configura una ilegítima desviación de poder (vicio en la voluntad previsto en los
arts. 38 y 63, inc. c), LPA) discordante con la situación de hecho reglada por el
orden normativo (vicio en el objeto calificado por el art. 52, inc. b), LPA) la
simultánea designación en un cargo de planta permanente y, sin tomar posesión, la
reserva del mismo (difiriendo la efectiva prestación de servicios) hasta tanto se
prolongara otra relación temporaria que venía cumpliendo, como asesor.
No obstante, ninguno de tales vicios poseen una gravedad e
importancia tan intensas como para ser considerados groseros, según las
calificaciones previstas en el Capítulo II: Vicios, Título III: Acto administrativo,
de la LPA, sobre todo porque –según surge de la prueba rendida en la causa- el
cargo en el cual fue nombrado el actor existía como tal, estaba vacante, se tomó
posesión en el mismo, y prestó funciones de manera personal en la respectiva
oficina, las que fueron regularmente remuneradas.
A diferencia de lo acontecido en las causas “Persia, Andrés Ariel”
(CUIJ N° 13-03936831-9, sentencia del 28/05/2019), “Valverde, María Lourdes”
(CUIJ n° 13-03936835-2) y “Boschi, Alejandra Úrsula Patricia” (CUIJ N° 13-
03936756-9), la designación del actor ocurrió el día 28 de julio del 2014 (y “a
partir del 1 de agosto”), es decir, en fecha anterior a la vigencia de la prohibición
contenida en el tercer párrafo del art. 8 de la Ley 8701, cuya publicación oficial
recién se materializó en el Boletín del 11 de agosto del 2014.
Esto se traduce, en el caso bajo examen, en corroborar que la
revocación -por ilegitimidad y conveniencia- mediante la Resolución H-N°
324/2016 emanada de la vicegobernadora, de la designación del actor en la planta
permanente de la H. Cámara de Senadores, violentó el principio de la
irrevocabilidad de oficio del acto regular que ha sido notificado al interesado y
generado derechos subjetivos que se estaban cumpliendo, aun cuando el mismo
padeciera de vicios graves, (conf. Arts. 75, incs. a), b) y c); 79; 80; 96; y 100,
LPA).
Por lo expuesto, entonces, concluyo que corresponde anular la
actividad administrativa impugnada por el actor en tanto la misma padece de
vicios graves en su objeto (ya que la solución adoptada viola el principio de
irrevocabilidad de un acto anterior, conf. Art. 53, inc. a), LPA).
10. Por todo ello, y si mis distinguidas colegas de Sala comparten la
solución propuesta, propicio que se haga lugar a la pretensión de nulidad de la
Resolución H-n° 324/2016 y su ratificatoria.
Así voto.
Sobre la misma cuestión, el Dr. Mario D. ADARO por su voto
dice:
Si bien adhiero a la solución arribada en la primera cuestión en el voto
preopinante, la misma está dada por los fundamentos que expondré a
continuación.
Concuerdo con el voto del Dr. Valerio, al tratamiento formulado en los
acápites III.-1, 2, 3 y4.-, y me remito y ciño a la reseña efectuada en el voto
preopinante con relación a los antecedentes del caso. Conforme fuera razonado en
el voto que antecede, el período de prueba (Art. 1.2.a del Convenio Colectivo del
sector, homologado por Ley 7920) había concluido, por lo que el fundamento (del
acto cuestionado) relativo al distracto ocurrido dentro de dicha época se debe
tener por inválido, lo que atento a dicha circunstancia particular me releva de
efectuar el análisis desarrollado al respecto in re “Boschi”, “Persia” y “Valverde”.

Ahora bien, el acto cuestionado, alega, como fundamento secundario,


la existencia de vicios en la voluntad y el objeto, que si bien los califica como
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graves, en el caso, indica que por las circunstancias agravantes que lo rodean se
autoriza su calificación como groseros. Lo expuesto nos habilita a efectuar la
siguiente apreciación sobre el principio de la estabilidad del acto administrativo.
La estabilidad del acto administrativo es uno de los principios
esenciales que inspiran el Estado de Derecho, que encuentra sustento normativo
en la vigente Ley de Procedimiento Administrativo 9003. El postulado legal de
dicho principio, halla expresa consagración en el art. 96 de la L.P.A.
No obstante tal regulación, el acto administrativo que contiene un
vicio grosero no constituye un acto regular y carece de presunción de legitimidad
y ejecutividad. En tal virtud, los servidores del Estado tienen el derecho y el deber
de no cumplirlo ni ejecutarlo (art. 76, L.P.A.).
El error de derecho que supera lo meramente opinable en materia de
interpretación de la ley, transgrediendo una prohibición del orden jurídico (art. 52
inc. a), L.P.A.), es vicio grosero en el objeto y determina la inexistencia del acto y
su irregularidad, por lo que no genera verdaderos derechos subjetivos y carece de
estabilidad. La violación de esta obligación legal vicia groseramente la
disposición proveniente en tal sentido de la autoridad administrativa y se
corresponde igualmente con su inexistencia jurídica (arts. 52 inc. a y 72, L.P.A.).
La irrevocabilidad del acto administrativo se conecta con la
clasificación de los vicios que pudieran afectarlo. En caso de duda acerca de la
importancia y calificación de éstos, debe estarse a la consecuencia más favorable
al mismo. (art. 73 L.P.A.). Por lo tanto, la declaración de inexistencia es una
situación excepcional.
En efecto, y en concordancia con los criterios sentados en los fallos
“Sánchez, Lucía”, “Boschi”, “Persia”, “Valverde” “Olivarez, Blanca”, la manda
legal que impone a la Administración el deber de revocar el acto irregular no basta
para desvirtuar la regla de la estabilidad.
En consecuencia, la mera invocación de vicios en la voluntad y el
objeto, si bien calificados como groseros, no permite colegir como cumplidos los
recaudos mínimos para hacer uso de tan excepcional facultad.
Otra circunstancia que abona la conclusión a la que se arriba es que el
acto en cuestión, priva de efectos para el futuro. En consecuencia, tratándose de
un acto cuyos efectos, no solo se encontraban vigentes, sino que se extendían a
una fecha posterior a la resolución, no puede hablarse de un acto inexistente.
En conclusión, el análisis de la Resolución n° 324/2016 dentro del
ámbito de la presente acción procesal administrativa no implica para este Poder
Judicial la habilitación a realizar un examen más amplio de otras circunstancias
distintas a las que rodeaban su dictado. Lo contrario implicaría realizar actividad
administrativa, con el riesgo de completar, de esta manera, los fundamentos de un
acto cuyos vicios no eran manifiestos o groseros, cuestión que le está
absolutamente vedada. No sería éste el tipo de proceso adecuado para conocer y
resolver controversias más allá del objeto de la presente.
La función del Tribunal en este caso debe limitarse a analizar el acto
cuestionado, pero no podría ir más allá, analizando sustancialmente el acto de
designación en planta permanente del accionante, por cuanto se excedería el
ámbito de la acción intentada. En efecto, la resolución cuestionada clasifica los
vicios como groseros limitándose a señalar diversas irregularidades. Pero ello no
resulta suficiente como para apartarse del principio general de la estabilidad que
gozan los actos administrativos, máxime teniendo en cuenta la naturaleza de la
función jurisdiccional en las acciones procesales administrativas.
En este punto resulta menester señalar que, relacionado con los
principios expuestos, el orden procesal administrativo regula la llamada acción de
lesividad. En efecto, el artículo 3° de la Ley n° 3918 dispone que corresponde a la
competencia de la Suprema Corte, el conocimiento y decisión en las acciones de
lesividad interpuestas contra los actos irrevocables administrativamente, cuando el
órgano competente previamente los declare lesivos a los intereses públicos por
razones de ilegitimidad (art. 3° Ley N° 3918), estableciéndose que dicha acción
debe interponerse dentro del plazo establecido para la prescripción (art. 21° Ley
cit.) y que la misma se sustanciará con él o los beneficiarios del acto impugnado
(art. 43 inc. d ley cit.).
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Asimismo, ha dicho el Tribunal que “El fundamento constitucional de


la acción de lesividad se encuentra apoyado en un trípode constituido por el
respeto al debido proceso, el respeto a la propiedad y por el principio de división
de poderes, considerando Bianchi que la razón fundamental de la referida acción,
se encuentra en el art. 18 de la C.N. El administrado ha logrado obtener, luego de
una tramitación en la que ha sido parte y por consiguiente ha podido aportar
pruebas, descargos, etc., una prestación de la Administración. Resulta lógico que
si esa prestación debe ser eliminada por errores cometidos por ésta, a los cuales es
ajeno el administrado, se le den a éste, todas las posibilidades de defender con
amplitud sobre prueba y debate, la validez del acto cuestionado y que esto debe
ser realizado, además, ante un órgano imparcial, pues de lo contrario, quien ha
emitido el acto, está siendo juez y parte, lo que contraría el principio
constitucional añejo” (L.S. 216-167).
También se ha destacado que en este tipo de acciones, la labor del
Tribunal tiende a asegurar el equilibrio necesario entre el principio de seguridad
jurídica, que exige el mantenimiento de los derechos ya declarados, la estabilidad
del acto administrativo -en este caso concreto-, y el principio de legalidad que
manda sanear las infracciones al ordenamiento jurídico. Ello con el fin de
compatibilizar los intereses públicos con los intereses de los particulares. En
similar línea, se expresó que “La acción de lesividad debe ser considerada como
un valladar contra la arbitrariedad de la Administración, de allí que es labor de los
magistrados ponderar con prudencia y razonabilidad el caso concreto de modo tal
de sostener firmemente el vallado aludido, ya que si este dique cae, y la
jurisprudencia abre la puerta a la eliminación en los hechos de esta figura, los
administrados verán conculcados sus derechos subjetivos en lo inmediato y
postergada larga e injustamente la solución a su reclamo” (L.S. 412-237).
La resolución aquí cuestionada no alcanza a persuadir de que las
irregularidades de un acto administrativo que está produciendo efectos en favor de
su destinatario, sean de tal magnitud y gravedad que puedan calificarse como
vicios groseros y que por lo tanto, constituyan una fundamentación suficiente
como para determinar su inexistencia.
Por ello, si la Administración pretende dejar sin efecto un acto
administrativo que ya ha tenido principio de ejecución a favor de su destinatario,
por motivos de ilegitimidad originaria, debe declararlo lesivo e iniciar la
subsiguiente acción; y será recién en esa instancia adonde, tras un amplio debate y
prueba sobre los vicios denunciados, el Poder Judicial podrá anular el acto.
Por lo tanto, ante la eventual existencia de vicios que pudiera ostentar
la designación del Sr. Sánchez, debió acudirse a la vía judicial mediante la
interposición de la acción específica, ello así, por cuanto tratándose de
ponderaciones con consecuencias tan graves, resulta una garantía de justicia que
su análisis sea realizado por un tercero imparcial y en el marco al que la ley
habilita, cual es, la acción de lesividad.
Tal como se dijo en el citado antecedente “Sánchez, Victoria”, aún
cuando el pase a planta permanente del actor pudo estar rodeado de
irregularidades, lo real y cierto es que, en tanto la Administración demandada no
acreditó fehacientemente tales presuntos vicios de manera previa a la revocación,
no puede el Tribunal convalidar tan deficiente declaración de inexistencia y, con
ello, dejar de lado las reglas relativas a la presunción de legitimidad,
irrevocabilidad de oficio y ejecutividad del acto administrativo en apariencia
regular, taxativamente sentadas por los arts. 72, 76 inc. a) y 96 de la L.P.A.
En orden a la específica dinámica y canalización de los principios y
garantías referidos, ha dejado expresamente establecido el Tribunal que no puede
defenderse con éxito la validez del acto revocatorio de un acto estable con la
ilegitimidad de éste cuando se impugna aquél, siendo el acto revocatorio nulo y su
nulidad retroactiva, ello sin perjuicio de iniciar después, en su caso y como
corresponda, la acción de lesividad contra el acto estable que renació con la
invalidación del acto revocatorio (L.S. 246-471).
A mayor abundamiento, no resulta un dato menor que, teniendo en
cuenta que en la acción procesal administrativa la labor del Tribunal debe
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limitarse al análisis del acto administrativo atacado, la resolución cuestionada no


declara inexistente el acto por el que se designó en planta de personal permanente
al Sr. Sánchez en su parte resolutiva, limitándose a dejarlo sin efecto, colisionando
con el principio de irrevocabilidad del acto administrativo.
Al hilo de las conclusiones descriptas, entonces, en este tipo de
proceso no es viable sostener la legitimidad de una revocación de tales
características en sede administrativa con base en la ausencia de idoneidad del
agente no motivada debidamente (cfr. CUIJ N° 13-04199889-4, “Mirábile”, Sala
I, sentencia del 4/4/2019), discrecionalidad que, en el caso, importa arbitrariedad y
vicia el acto gravemente (cfr. L.P.A. N° 9.003, arts. 63 inc. c y 68 inc. b).
Sobre la misma cuestión, el Dr. Omar A. Palermo adhiere al voto
del Dr. Mario D. Adaro.
SOBRE LA SEGUNDA CUESTION EL DR. JOSÉ VALERIO,
DIJO:
1.- Atento a como ha sido resuelta la cuestión anterior corresponde hacer
lugar a la demanda y, en consecuencia, anular la Resolución H-N° 468 de la H.
Cámara de Senadores, de fecha 09/05/2016, y su antecedente Resolución H-N° 324
de fecha 22/03/2016.
2.- Reinstalación.
Sentada la nulidad de los actos que pusieron fin a la designación del
actor en la planta permanente del H. Senado, cabe ahora terminar de definir las
consecuencias jurídicas de tal declaración.
Un renovado y profundo estudio de la cuestión me ha llevado a
coincidir con lo expresado por el Dr. P. Llorente en la causa “Chisari, Carolina
Elizabeth c/ O.S.E.P.” (CUIJ n° 13-04045749-0, sentencia del 27/05/2019)
respecto de que se impone dejar sentada una necesaria distinción entre la
denominada “estabilidad del acto administrativo” (o irrevocabilidad de oficio del
acto regular notificada al interesado y que le reconoce derechos subjetivos,
sentada en la LPA), del derecho a la “estabilidad del empleado público” (o a
conservar el empleo salvo la acreditación de una justa causa de despido, previo
sumario, reconocido en el art. 14 bis de la CN, en el art. 30 de la Const.Prov. y en
el Estatuto del empleado público), en tanto se trata de conceptos o categorías
autónomas poseedoras, cada una, de un ámbito propio de actuación y no
necesariamente unidas en su articulación.
La estabilidad en el empleo público no puede ser analizada a la luz de
los derechos que –en apariencia- surgirían del acto administrativo individual de
designación, pues ello implicaría asignar a la relación así nacida una naturaleza
estrictamente unilateral, trastocando el marco específico de esa declaración
administrativa -de simple selección o nombramiento de una persona física en un
puesto público- como así también, haciendo subvertir la estructura bilateral que
posee toda relación de empleo público, tanto en su origen como en el desarrollo
del contrato, según es ampliamente reconocido por la legislación, la
jurisprudencia y la doctrina (conf. sentencias dictadas por la Sala 1 in re “Sozzi,
Elsa y ots. c/ D.G.E”, LS: 380-229; y por esta Suprema Corte de Justicia, en
pleno, in re “Cañas, Patricia y ots. c/ Gobierno de Mendoza”, LS: 404-033).
El actor insiste en que la única posibilidad de reparación efectiva e
íntegra subsiguiente a la nulidad de su baja sería la reinstalación en el empleo en
función de lo cual plantea la inconstitucionalidad, por insuficiente, de la solución
indemnizatoria.
Tal postura de modo alguno puede ser avalada jurídicamente por
cuanto, como se ha expresado con toda claridad y coherencia al menos desde
“González, Osvaldo Esteban c/ Municipalidad de Mendoza” (Sala I, autos n°
96.523, sentencia del 19/03/2013), los trabajadores dependientes de la
administración pública que fueron contratados sin adoptarse en forma previa los
procedimientos legales tendientes a acreditar la idoneidad para el cargo (exigencia
prevista en el art. 16 de la C.N. y en la primera parte del art. 30 de la Constitución
de Mendoza como garantía del derecho a la igualdad en el acceso a la función
pública), y que luego no se les renueva o se rescinde en forma incausada la
contratación, no son merecedores del derecho a la "estabilidad del empleo
público" (en sentido propio); razón por la cual corresponde desestimar la
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pretensión del ex agente tendiente a ser reinstalado en el empleo público, si no es


titular del derecho a la estabilidad en el empleo público que pretende. Es decir, el
actor pretende una protección que no se corresponde con la situación jurídica que
se ha probado y discutido en autos (ilegitimidad del cese laboral), sino sólo con el
especial derecho a la estabilidad del empleado público, el cual en modo alguno
puede darse por presumido ni asumirse como una situación general.
En función de ello no sería dable considerar que la transgresión al
principio de irrevocabilidad de los actos administrativos (que crean, reconocen o
declaran derechos en materia de empleo público) y –consecuentemente- su
declaración de nulidad, traiga necesariamente aparejado que el (ex) agente
respectivo resulte alcanzado por los efectos retroactivos de la extinción (judicial)
del acto nulo (conf. Art. 75, inc. e), LPA) y que, por ende, deba ser anclado en una
situación que implique o presuponga la estabilidad en el empleo público, sin
ningún tipo de evaluación sobre el tipo de relación de empleo de que se trata ni
sobre los derechos que pudieren surgir o no de la misma.
Se recuerda, en esta línea, aquello especificado por el Tribunal en
punto a que en estricto rigor jurídico-formal, el mentado efecto retroactivo de la
nulidad administrativa no es un principio general y absoluto, sino que sólo
responde a aquellas situaciones como las resueltas en el caso que dio origen a esta
tesitura jurídica (CSJN, “Ganadera Los Lagos S.A.”, Fallos 190-142), es decir,
cuando preexiste derecho subjetivo o interés jurídico merecedor de tutela de
origen unilateral en el acto administrativo anulado, el que se ve vulnerado por la
ilegítima actividad de la administración y que por ello debe ser restituido (L.S.
449-224).
Se destacó en dicho precedente aquello expuesto por el Tribunal en
sentencia registrada en L.S. 437-233 en orden a que (de conformidad con la
jurisprudencia de la CSJN sentada en “Alcántara Díaz Colodrero”, Fallos: 319:
1476, según la cual la pretensión indemnizatoria tiene una naturaleza accesoria
respecto de la acción de nulidad, razón por la cual si no media declaración de
ilegitimidad, no puede haber resarcimiento pues falta la causa de tales
obligaciones,), la admisión de pretensiones anulatorias contra actos de la
administración dictados en el marco de una relación de empleo público en la cual
el agente no gozaba del derecho a la estabilidad, no deviene necesariamente en
una vuelta de las cosas al mismo o igual estado en que se hallaban antes del acto
anulado, sino que la sanción conduce a determinar la responsabilidad del Estado
derivada de la ilícita revocación del contrato y con ello a admitir la reparación
pretendida por el administrado por vía indemnizatoria, tal la solución adoptada
por la CSJN en Fallos: 331:311; 334:1909.
En este orden, y advertido de que el actor ha reclamado que, como
consecuencia de la nulidad, se lo reinstale en el cargo en el que revistaba a la
época del dictado del acto impugnado, entiendo que no es posible hacer lugar a
este segundo aspecto de la pretensión puesto que ello implicaría hacer renacer un
contrato ya extinguido por la administración, si bien irregularmente, como si de
tal relación se hubiera consolidado en cabeza del actor el derecho a la
conservación del empleo, estabilidad ésta que –como vimos más arriba- no
alcanza a la totalidad de los empleados sino sólo a aquellos que han ingresado en
la función pública previo cumplimiento del procedimiento de selección previsto
normativamente a fin de resguardar la idoneidad y el derecho de igualdad en el
acceso a los cargos públicos.
Como lo señalara el Dr. P. Llorente en la segunda cuestión tratada en
“Bartolini, Ezio c/ Gobierno de Mendoza” (Sala I, causa CUIJ N° 13-03985499-0,
sentencia del 22/08/2019) el accionante poseyó una determinada condición de
revista que no es objeto de debate en el presente, que si bien lo ubica en planta
permanente, no lo hace con carácter efectivo, es decir, como si hubiera sido
designado previo concurso y en la categoría inicial del escalafón respectivo.
Según las reglas y pautas interpretativas desarrolladas, dicha designación directa
no otorga, por regla, estabilidad en el vínculo de empleo (al menos no en el
sentido propio de tal derecho reconocido por la CSJN in re “Madorrán” (Fallos:
330:1989), por lo que su cese, de ser declarado ilegítimo, no origina el derecho a
ser reinstalado en el empleo, sino la responsabilidad patrimonial del estado por la
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ruptura intempestiva del contrato, en protección contra el despido arbitrario


habido en el caso (conf. doctrina sentada por nuestra Corte Federal a partir de
“Ramos”, Fallos: 333:311; y en Fallos: 335:729; 335:2219).
Si la designación del ex agente fue sin proceso previo de selección, el
pedido de reinstalación no puede prosperar, por carecer el actor de estabilidad en
el cargo del que fue dado de baja (conf. Voto Dr. Garay Cuelli, CUIJ n° 13-
03828003-6, "Martínez, Silvia Rita Maria C/ Municipalidad de General Alvear",
sentencia del 13/12/2018).
Así lo tiene resuelto esta Sala Segunda en cuanto ha sostenido que los
trabajadores dependientes de la administración pública, aunque no gocen del
derecho a la estabilidad del empleo público, si se ven perjudicados porque no se
les renueva el contrato o porque se les rescinde en forma incausada el vínculo
laboral, igualmente están amparados por el derecho a la "protección contra el
despido arbitrario" o "estabilidad impropia", consagrados en el artículo 14 bis de
la C.N. (Expte. CUIJ n° 13037579291, “Parra Leonardo Martin c/ Municipalidad
de Santa Rosa”, sentencia del 18/03/2019; Expte. CUIJ n° 13039960995,
“Cocucci, Adriana María c/ Municipalidad de Lujan de Cuyo”, sentencia del
05/11/2018), como así también que todos los trabajadores que se encuentran
vinculados con la Administración Pública gozan del derecho a trabajar, derecho
que comprende el derecho a no verse privado arbitrariamente de su empleo. Por
ello, si fueran perjudicados en forma infundada porque no se les renueva el
contrato o porque se les rescinde en forma incausada el vínculo laboral, deben
reparárseles los perjuicios sufridos, aunque no gocen del derecho "a la estabilidad
del empleo público" consagrado en el art. 14 bis de nuestra C.N. (Expte. CUIJ n°
13035898993, “Fragapane, Roxana Noemí c/ Municipalidad de Maipú”)
Vale citar que los presupuestos de procedencia de la indemnización
protectora contra el despido arbitrario para el caso de los empleados públicos
contratados pueden ser analógicamente aplicados a una relación de interinato, por
tratarse de empleados que no gozan de estabilidad (SCJ, Sala I, Expte. N°
101.653, “Valdez, Ana María c/ Municipalidad de General Alvear”, sentencia del
26/11/2013).
En función de lo expuesto, postulo que no cabe hacer lugar a la
pretensión de reinstalación peticionada por el actor, sino que la demandada debe
abonarle una indemnización equivalente a la establecida en el art. 17° del
Decreto-Ley 560/73 (s/ art. 32, Ley 5811).
3.- Salarios caídos.
Sostiene este Tribunal, siguiendo a la Corte Suprema de la Nación,
que en casos como el de autos no corresponde el pago de las tareas que no han
sido efectivamente desempeñadas por lo que, en principio, no es viable el pago de
salarios caídos salvo que exista norma expresa que así lo establezca. Así ocurre en
el régimen general de empleo público (arts. 51, 52 y 53 del Dec. ley n° 560/73,
vid L.S.: 226-497) más no es aplicable en regímenes especiales por lo que se ha
denegado su procedencia cuando se ha tratado de estatutos particulares que no
contienen normas expresas (L.S.: 264-473, 486; 274-247, entre otros).
En la especie la relación se rige en principio por el CCT aprobado por
Ley 7920, que no contienen norma expresa que autorice el pago de salarios
caídos; y si bien prevé una remisión complementaria al Estatuto del Empleado
Público (Decreto Ley 560/73; conf. Art. 13.1 del CCT), tal reenvío es insuficiente
para avalar su procedencia atento la excepcionalidad de este tipo de reparación
(ver L.S. 264-486, 400-24 y sus citas, 409-186).
Teniendo en cuenta tales pautas jurisprudenciales, considero que no
corresponde hacer lugar al pretendido reconocimiento de salarios caídos e
intereses.
Así voto.
Sobre la misma cuestión, el Dr. Mario D. ADARO, en disidencia
parcial, dijo:
Comparto la solución propuesta por el colega preopinante en los
puntos 1.- y 3.-, pero debo disentir con lo propugnado en el punto 2.-
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Al respecto, si bien Ley 3918 ha unificado la acción de plena


jurisdicción y la acción de anulación, esta unificación de ningún modo implica
que el Tribunal deba pronunciarse sobre aspectos que no han sido pedidos,
entrando en la plena jurisdicción si se ha accionado exclusivamente por la nulidad.
Tal como fuera resuelto en las sentencias dictadas el 28/05/2019 en las
causas “Persia, Andrés Ariel” (CUIJ N° 13-03936831-9), “Valverde, María
Lourdes” (CUIJ n° 13-03936835-2) y “Boschi, Alejandra Úrsula Patricia” (CUIJ
N° 13-03936756-9), y como lógica consecuencia de la solución arribada en la
primera cuestión, la nulidad del acto impugnado lleva inexorablemente a la
restitución de las cosas al estado previo al dictado del mismo. En consencuencia,
corresponde condenar a la demandada para que dentro del plazo del art. 68 del
C.P.A. reincorpore al actor en el cargo de planta permanente en el que fuera
designada por Resolución H-N° 468/2014, debiéndose dejar aclarado que –en
tanto no ha sido materia de discusión en autos– tal reposición en el empleo en
nada modifica la situación de interino o efectivo que correspondiera a ese
nombramiento.
Así voto.-
Sobre la misma cuestión, el Dr. Omar A. PALERMO adhiere al voto
que antecede.
SOBRE LA TERCERA CUESTIÓN EL DR. JOSÉ V. VALERIO, DIJO:
Las cosas se deben imponer a la demandada vencida (conf. Art. 76,
CPA; y art. 36, CPCCyT).
En cuanto a los honorarios de los profesionales, corresponde diferir su
regulación hasta contar en autos con elementos suficientes para poder practicarla.
Así voto.
Sobre la misma cuestión, los Dres. Mario D. ADARO y Omar A.
PALERMO adhieren al voto que antecede.
Con lo que terminó el acto procediéndose a dictar la sentencia que a
continuación se inserta:
S E N T E N C I A:
Y VISTOS:
Por el mérito que resulta del acuerdo precedente, la Sala Segunda de la
Excma. Suprema Corte de Justicia fallando en definitiva,
R E S U E L V E:
1°) Hacer lugar a la demanda incoada a fs. 1/21 por el Sr. Miguel Ángel
Sánchez, anulando las Resoluciones H-N° 463 de la Presidencia de la H. Cámara de
Senadores, de fecha 09/05/2016 y su antecedente Resolución H-N° 324 de fecha
22/03/2016; y, en consecuencia, condenar a la demandada a que dentro del plazo del
art. 68 del C.P.A. reincorpore al actor en el cargo de planta permanente de personal
administrativo, clase 13, que fuera designado por Resolución H-N° 468/2014 del
Presidente de la H. Cámara de Senadores.
2°) Imponer las costas a la demandada vencida.
3°) Diferir la regulación de honorarios profesionales para su
oportunidad.
4°) Remitir las actuaciones administrativas a origen.
5°) Dése intervención a la Administración Tributaria Mendoza y a la
Caja Forense.
Regístrese. Notifíquese; y, oportunamente, archívese.

DR. JOSÉ V. VALERIO DR. MARIO DANIEL ADARO


Ministro Ministro

DR. OMAR A. PALERMO


Ministro

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