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PASEMOS AL OTRO LADO - UNA IGLESIA QUE SE MULTIPLICA

Uno de los deportes que se practica en verano es el remo, donde el llegar a la meta y ganar no depende de
una sola persona sino de todas las que llevan la pequeña barca. Nosotros, como Iglesia, somos como esa barca
donde todos remamos en una misma dirección, en la dirección en la que el Señor nos dirige.

En estos tiempos de transiciones, como Iglesia remamos juntos en la dirección que el Señor nos va marcando.
Jesús dijo a sus discípulos en una ocasión: “Pasemos al otro lado”. Una aventura de aprendizaje estaba por
suceder con el maestro. Estuvieron a punto de naufragar, pero Jesús no permitiría tal cosa, sino que se levantó
e hizo calmar la tempestad. Llegaron al otro lado y allí había un hombre, el gadareno, esperando a Jesús para
que le ayudara.

En aquel momento, Jesús le rodeaban las multitudes y él las atendía. Estaba rodeado de gente con todo tipo
de necesidades. De Jesús aprendemos que, para ganar a las multitudes, hay que hacer discípulos. Por ello,
Jesús dedicó la mayor parte de su tiempo a los doce que él mismo había llamado.

Hay principios importantes que debemos tener en cuenta en los que vemos cómo Jesús preparó a sus
discípulos para que ellos hiciesen otros discípulos y se multiplicaran. Nosotros somos discípulos del Señor y
debemos hacer otros discípulos.

1. HAY UN MANDAMIENTO.

Donde hay un mandamiento, no hay otra opción. “Pasemos al otro lado” (vers. 35). Jesús dio un mandato a
los suyos y ellos OBEDECIERON. La Biblia nos enseña que la obediencia a la Palabra trae bendiciones, pero de
igual manera la desobediencia trae maldiciones (Dt 28: 2, 15).

Muchas veces la obediencia requiere hacer algo a pesar de no ver nada. Jesús les enseñó a ser obedientes. Por
eso, cuando Jesús dijo “Id y haced discípulos” no nos dejó una opción, sino algo que tiene que hacerse sí o sí.
Porque “Cuando obedecen mis mandamientos, permanecen en mi amor, así como yo obedezco los
mandamientos de mi padre y permanezco en su amor” (Jn 15: 10). La máxima muestra de obediencia la
aprendemos de Jesús. Fue obediente hasta la muerte y muerte de cruz. La obediencia requiere romper
paradigmas.

Jesús es responsable de lo que ocurra cuando él da un mandato y le obedecen. Por ello, no les dejó que
perecieran, sino que les puso a salvo del gran viento. La obediencia llevó la bendición a toda la ciudad del
gadareno. Los discípulos no entorpecieron el propósito que tenía Jesús. Si no somos obedientes, podemos
entorpecer los planes de Dios. Podemos perder la gran cosecha. “… Alzad vuestros ojos y mirad los campos,
porque ya están blancos para la siega” (Jn 4:35).

Al finalizar la tarde, Jesús quería estar con los doce y les dijo “pasemos”. Sin pasar tiempo con el Señor es
imposible ser sus discípulos. Jesús nos ha llamado en primer lugar para que estemos con él. Les llamó
“amigos” porque pasaba tiempo con ellos y les revelaba los asuntos del Padre (Jn 15: 15). EN LA INTIMIDAD ES
CUANDO DIOS NOS HABLA Y NOS REVELA SUS PENSAMIENTOS. “Porque yo sé los pensamientos que tengo
acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis” (Jer 29:11).

Pero recordemos que Jesús no dijo a sus discípulos “pasen”, sino “PASEMOS” al otro lado. Cuando les dio la
gran comisión les dijo: “Por tanto, id, y haced discípulos…; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta
el fin del mundo. Amén” (Mt 28:19-20). Jesús envió al Espíritu Santo y él está en nosotros. JESÚS DICE A LA
ROCA: PASEMOS DEL OTRO LADO. Dios nos ha dado su Espíritu Santo par que vaya con nosotros siempre,
hasta el fin. ¡AMEN!
2. LAS CIRCUNSTANCIAS.

Controla tus circunstancias y que tus circunstancias no te controlen a ti (vers. 37). Probablemente cuando le
digamos sí al Señor vengan situaciones en nuestro entorno que sean incomprensibles. Esto les pasó a los
discípulos. Solo después de unas horas de haber tenido un gran día con Jesús, se encontrarían al borde de la
muerte. Jesús quería probar la fe y, por otro lado, mostrarles que el Señor tiene el control de las
circunstancias. “Se levantó una gran tempestad” (vers. 37). Jesús confió plenamente en su Padre, así que
estaba dormido. Pon tu mirada en Jesús si quieres ser su discípulo. “Porque no tenemos un sumo sacerdote
que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra
semejanza, pero sin pecado” (Heb 4:15).

El Señor puso a prueba la fe de los suyos en el ámbito de su vida cotidiana. Cuatro de los doce eran pescadores
y conocían estas circunstancias. Aun aquel que tenga toda la experiencia necesaria, todavía necesita seguir
confiando en el Señor. Por ello, hay situaciones difíciles en la vida que nos muestran nuestra inutilidad e
incapacidad, aun en aquello que pensamos "dominar" bien, seguimos dependiendo completamente del Señor.

Vamos a salir a evangelizar estos días por las calles y plazas de la ciudad, y no salimos confiando en nuestra
experiencia, sino dependiendo del Señor. Oramos a Dios para que nos muestre y ponga en nuestro camino una
o dos personas y que nos de gracia para mirar a sus ojos y llegar a su corazón.

“Maestro, dijeron, ¿no tienes cuidado que perecemos?” (vers. 38.b.). No compares al Dios de Elías con el dios
Baal. Dios no se duerme. Sal 121:4 “en efecto el que cuida a Israel nunca duerme ni adormece”. Es interesante
ver cómo Pedro entendió y luego enseñó lo que aprendió en esta y en otras muchas ocasiones. Por ello,
escribe más adelante: "Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros” (1 P 5:7).

Jesús se levantó y dijo al viento “Calla, enmudece. Y cesó el viento, y se hizo grande bonanza” (vers. 39). La
versión NTV dice DE REPENTE, el viento se detuvo y hubo gran calma. Ninguna fuerza en toda la creación
puede destruir el plan de salvación para nuestras ciudades y pueblos de España, ni separarnos del amor de
Dios (Ro 8:38-39). ¡No existe tempestad tan grande que impida el avance del Reino de Dios sobre esta
tierra!

Leer vers. 40. Dios nos trata con su gracia y verdad. Jesús les mostró su gracia y no les dejó a la deriva. Dios
nos trata con gracia. Pero también nos confronta con la verdad. ¿Por qué no tuvieron fe? Dios nos está
confrontando con su Palabra y nos dice que quiere ver en nosotros fruto. El fruto es hacer discípulos.

3. ESPECTACIÓN POR LO QUE VIENE.

Vers. 5.1. Nada de lo que Dios haga es bueno solo para nosotros. A Abraham Dios le dijo: “Te bendeciré y serás
de bendición.” Los discípulos vivieron y fueron testigos del gran poder de Dios a tal punto que se decían:
“¿Quién es este, que aun el viento y el mar le obedecen?” (vers.41). ¡Aunque ese momento fue duro, el
privilegio de ser testigos del poder de Dios fue superior a todo!

Es tremendo ver cómo a Jesús no le importó ni el cansancio ni dejar las multitudes para ir al otro lado porque
alguien estaba esperando con ansiedad del otro lado. Aquel hombre que le esperaba no era judío porque en la
otra orilla del lago Tiberíades estaba el territorio pagano de Decápolis. Un país diferente y extraño. Una cultura
hostil a su religión y creencias. Pero allí hay alguien que espera a Jesús como Zaqueo. Una persona cuyo
nombre ni siquiera se sabe porque vive lejos de la gente en las mismas tumbas de los muertos. Hasta allí va
Jesús para liberar a este hombre y hacer de él un ser humano transformado. Jesús no vio solo al gadareno
restaurado, sino a toda una ciudad. Leer vers. 18-20. Lo que Dios ha hecho y hace en tu vida es para que
sembremos en otros. Hagamos seguidores del maestro y extendamos el Reino en la Tierra para multiplicarnos.

Durante este mes de Julio, estaremos saliendo a las calles, ¿estás involucrado en la extensión del Reino?

Cada día desde las 19:30 estamos en la iglesia preparándonos y saliendo a las calles para proclamar lo que Dios
ha hecho en nuestras vidas, ¿VAMOS JUNTOS AL OTRO LADO?

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