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SOBRE LA HUMANIZACIÓN DE LA SANIDAD

La nueva consejera de sanidad ha declarado que los problemas del sector se


deben a la falta de humanidad, y se ha propuesto humanizarlo. No sabemos si es
una cruzada personal o la política del gobierno.

A muchos nos ha sorprendido la utilización de ese término, por ser un arma


arrojadiza tradicional contra los profesionales sanitarios.

Así lo han entendido los sindicatos del sector, que han criticado a la consejera,
manifestando que son los políticos y los gestores los que deben humanizarse. En
cualquier caso, se da por hecho que los pacientes y sus familiares ya están
humanizados, que son las victimas.

El significado de humanizar, según la RAE, es el siguiente: 1. Hacer humano,


familiar y afable a alguien o algo. 2. Ablandarse,desenojarse,hacerse benigno. María
Moliner lo describe como “hacer una cosa más humana, menos cruel, menos dura
para los hombres”.

Según los humanizadores no todos los humanos estarían humanizados. Al menos


no lo estarían todo el tiempo. El humanizado representa al humano ideal y el
deshumanizado el mal que hay que corregir.

Desde los comienzos de la medicina con base científica, con la aparición del
laboratorio, la tecnología diagnóstica y terapéutica y las especialidades médicas , la
falta de humanidad de los médicos ha sido una crítica recurrente, por el trato
despersonalizado al enfermo que supuestamente traían consigo el nuevo modelo
biomédico, y las estructuras arquitectónicas y organizativas de los hospitales .

Ahora se habla de nuevo de la humanización en el ámbito de la investigación, la


política y la gestión sanitaria. Para algunos autores se trata de establecer unas
determinadas características (dimensiones) básicas de los humanos, y su presencia
o ausencia definirían el binomio humanizado-deshumanizado. Son los que tratan
de construir la nueva teoría de la humanización sanitaria. El artículo de referencia
es “the humanization of healthcare: A value framework for qualitative research” de
Les Todres y colaboradores.

Para otros es una religión. Una reacción contra los valores materialistas y la falta de
entrega de los profesionales. Así, en el “Análisis de situación de los aspectos
humanísticos de la atención sanitaria en España”, de la fundación HUMANS, se
propone el “humanismo socio-sanitario” como fuente de valores y la necesidad de
“médicos militantes de su profesión” que los impulsen.

Lo que subyace es una crítica a los médicos por parte de determinados colectivos
políticos y religiosos. Por ejemplo, en el Plan de Humanización de Castilla -La
Mancha, podemos leer: “en general, la formación recibida por la mayoría de
profesionales de la sanidad ha abundado en los aspectos técnicos y científicos de su
quehacer profesional, con una mínima o nula preparación humanística y en
técnicas o habilidades de comunicación y relación interpersonal”.

En junio de este año se ha publicado una revisión sistemática de la literatura sobre


lo que entienden los pacientes, los cuidadores y los profesionales por humanización
de la medicina. (Humanization of Care: Key Elements Identified by Patients,
Caregivers, and Healthcare Providers. A Systematic Review). Comentaré los datos
más relevantes.

De 1327 publicaciones encontradas, hasta diciembre de 2017, solo 20 cumplieron


los criterios para poder ser analizadas. El 80 % (16) eran estudios realizados en
Brasil. Los otro cuatro fueron llevados a cabo en Colombia, Canadá, Japón y
Australia. El sesgo hacia publicaciones brasileñas se explica por la existencia en ese
país de una política oficial de humanización de la sanidad desde principios del año
2000.

Los autores hicieron una síntesis temática identificando 357 descripciones. Muchas
de las descripciones eran similares y se agruparon en 30 elementos diferentes, de
los cuales 17 correspondían al área de relaciones entre los profesionales y los
pacientes y cuidadores, 10 al área organizacional y 3 a la estructura.
En el área relacional los elementos más mencionados (descritos en más del 50% de
los estudios), fueron el respeto por la dignidad del paciente, la empatía, el vinculo
afectivo, la consideración del paciente como un todo singular , el respeto de la
autonomía y una adecuada comunicación verbal y no verbal. Menos mencionados
fueron las características personales de los profesionales, el trato igualitario a los
pacientes y el apoyo psicológico a los profesionales.

El área organizacional incluye elementos como adecuadas condiciones de trabajo,


el buen entrenamiento , el trabajo en equipo, la estancia placentera en los centros, y
una adecuada valoración de las prioridaddes.

En cuanto a la estructura los significados más mencionados fueron los recursos


humanos y el material y la estructura física de los centros.

Se compararon los estudios que estaban centrados en la perspectiva de los paciente


y cuidadores (5), con los de los profesionales (18). Se encontraron diferencias
importantes en algunos elementos. Así, los pacientes mencionaron más el
compromiso(60 % frente al 23 % de los profesionales), la paciencia (60 % contra
15%), la competencia profesional (80% frente a 8%), el tratamiento adecuado (60%
contra 8%), las características personales del profesional (40% frente a 8%), el
acceso a los servicios(60% contra 8%), y la estancia agradable (40% contra 8%).
Otros elementos fueron más mencionados por los profesionales, tales como la visión
holística(20% de los pacientes frente a 69% de los profesionales), las condiciones de
trabajo(20% frente a 62 %) y los recursos humanos y materiales(20% frente a 54%).

El estudio describe también las barreras y los objetivos que habría que implementar
para conseguir una atención más humanizada, en cada una de las dimensiones
descritas. Por ejemplo, llamar al enfermo por su nombre, mirarles a los ojos,
escuchar activamente, explicar los efectos secundarios de los tratamientos, etc.

Ninguna de las medidas propuestas es nueva; forman parte de los objetivos de


calidad de todo los centros, en todo el mundo.

No existen estudios similares en nuestro país, pero podemos apreciar los muchos
significados de la humanización encontrados en los estudios, y las diferencias de
perspectivas entre los profesionales y pacientes.

Se confirma que es un vocablo confuso y controvertido, un eslogan que no añade


nada a los principios, los derechos y los objetivos contemplados en la legislación. Es,
en mi opinión, un marco teórico inadecuado para explicar los problemas de los
servicios sanitarios y definir estrategias de mejora.

Ruperto Matas Gutiérrez


Médico Especialista en Medicina Intensiva.

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