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CEIHS

“LOS NUEVOS
SENTIDOS DEL
DESARROLLO”

CIUDADANÍAS EMERGENTES, PAZ Y RECONSTITUCIÓN DE LO COMÚN

OSCAR USECHE ALDANA


© Oscar Useche Aldana.
© Corporación Universitaria Minuto de Dios. 2008.

Título del libro: Los Nuevos Sentidos del Desarrollo


Subtítulo: Ciudadanías Emergentes, Paz y Reconstitución de lo Común

Autor: Oscar Useche Aldana

Editada por:
Corporación Universitaria Minuto de Dios - UNIMINUTO
Facultad de Ciencias Humanas y Sociales (CHS)
Centro de Estudios e Investigaciones Humanas y Sociales (CEIHS)
Bogotá D.C., Colombia
Dirección: Diagonal 81B # 72B-70
Teléfonos: 2916524

Primera Edición. Bogotá, Colombia, 2008

Coordinador Editorial:
Jaime A. Espejo

ISBN: 978-958-8165-42-4

Impresión:
CARGRAPHICS S.A.
Av. El Dorado # 90-10. Bogotá - Colombia

Impreso en Colombia - Printed in Colombia

La reproducción parcial de esta obra, en cualquier medio, incluido electrónico,


solamente puede realizarse con permiso expreso del editor y cuando las copias
no sean usadas para fines comerciales. El autor se reserva los derechos de
reproducción para futuras ediciones o reimpresiones del libro. La Corporación
Universitaria Minuto de Dios tiene reservados los derechos de reproducción de
la primera edición en Colombia. Los textos son responsabilidad de los autores y
no comprometen la opinión de UNIMINUTO.
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Rector General: P. Camilo Bernal Hadad c.j.m
Rector Sede Bogotá: Dr. Alonso Ortiz
Decano Facultad CHS: Hans A. Schuster
Director del CEIHS: Dr. Oscar Useche Aldana
Dirección de Comunicaciones UNIMINUTO: Jaime Cortés Fandiño

Consejo Editorial de Facultad:


Hans A. Schuster
Oscar Useche Aldana
John Larry Rojas Castillo
Carlos Mauricio Naranjo
Clara Stella Juliao
Carlos Eduardo Martínez
Jaime A. Espejo
María del Carmen Docal
Claudia Benito M.

Grupo de Investigación:
Ciudadanía, Comunidad y Desarrollo

Evaluación académica del libro:


Antonio Elizalde Hevia

Corrección de Estilo:
Ayda María Martínez

Asistente de Investigación:
Rosa María Martínez

Diseño y Diagramación:
Jaime A. Espejo

En la Portada:
Obra original: Armando Villegas (peruano). Titulo: el caballero de la noche. Año:
1979. Técnica: Óleo sobre lienzo. Dimensiones: 80x 120 cm.
Replica: Jefferson Muñoz Castillo. Año: 2005. Técnica: Óleo sobre lienzo
Dimensiones: 100x 150 cm. Reproducción

1
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

Ficha Bibliográfica

Useche, Oscar
Los nuevos sentidos del desarrollo/Oscar Useche.-Bogotá: Corporación
Universitaria Minuto de Dios. 2008-10-18
370 páginas
ISBN: 978-958-8165-24-4
1. DESARROLLO. 2. CIUDADANÍA. 3. TERRITORIOS. 4. DERECHOS
ECONÓMICOS, SOCIALES Y CULTURALES. 5. DESARROLLO
AGRARIO.

CDD

2
Obra original: Armando Villegas (peruano). Titulo: el caballero de la noche. Año:
1979. Técnica: Óleo sobre lienzo. Dimensiones: 80x 120 cm.
Replica: Jefferson Muñoz Castillo. Año: 2005. Técnica: Óleo sobre lienzo
Dimensiones: 100x 150 cm. Reproducción

3
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

A Bernardo Useche H, mi padre.


In memorian

4
CONTENIDO

PRÓLOGO ....................................................................................... 7
PREFACIO A LA PRIMERA EDICIÓN............................................ 17
CAPÍTULO I: ................................................................................. 44
1 NATURALEZA DEL DESARROLLO, TRANSFORMACIONES DE LAS
FORMAS DE TRABAJO Y PROCESOS DE SUBJETIVACIÓN........................44
1.1 Desarrollo, Ciudadanía y Cambio Social....................................................45
1.1.1 El nuevo entorno y las preguntas emergentes sobre lo común como
sujeto del desarrollo ............................................................................................50
1.1.2 Lo común como un proceso abierto y siempre nuevo de
transformación. Algunas discusiones a propósito de la teoría del valor..............55
1.1.3 Pensar proyectos de sociedad con base en la potencia de lo común ..59
1.2 El Proceso de Producción del Pensamiento Creativo y la Gestión del
Conocimiento...........................................................................................................64
1.2.1 Las Implicaciones Económicas Y Sociales Del Modelo De Gestión
Del Conocimiento ...............................................................................................69
1.2.2 Pensamiento Creativo Y Producción De Conocimiento ....................72
CAPÍTULO II. ................................................................................ 78
2 EL DESARROLLO Y LA CUESTIÓN DEL TERRITORIO....................78
2.1 Del Desencanto del Progreso a la Creatividad de las Fuerzas de la Tierra.80
2.1.1 Resistir desde la tierra........................................................................80
2.1.2 El humano, devorando la naturaleza, se auto devora. ......................833
2.1.3 Tierra sin pan ...................................................................................855
2.1.4 Nuestra casa se derrumba...................................................................86
2.1.5 Los escenarios del habitar..................................................................91
2.1.6 El territorio es la firma.......................................................................94
2.1.7 El fluir de la naturaleza en el espacio- tiempo ...................................95
2.1.8 Hacia un nuevo pacto de la sociedad con la naturaleza .....................98
2.2 Ordenamiento Territorial Y Redistribución de Poderes ...........................100
2.2.1 Un ordenamiento para investir el futuro ..........................................100

3
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

2.2.2 Espacio, territorio, lugar .................................................................. 102


2.2.3 El territorio como producción cultural........................................... 1033
2.2.4 Los recipientes del Poder Territorial................................................ 105
2.2.5 Nuevas categorías para la constitución de territorios....................... 106
2.2.6 Las muchas ciudades que habitamos y que nos habitan .................. 108
2.2.6.1 El ordenamiento del territorio.......................................................... 109
2.2.6.2 Modelos alternativos de ordenamiento territorial ............................ 112
2.2.6.3 Atenuar los desequilibrios territoriales ............................................ 113
CAPÍTULO III .............................................................................. 118
3 LOS MÚLTIPLES ROSTROS DE LA CIUDADANÍA.......................... 118
3.1 La Ciudad Como Trama de Singularidades Para la Vida. ........................ 119
3.1.1 Vida y Ciudad.................................................................................. 119
3.1.2 Sobrevivir en la ciudad .................................................................... 121
3.1.3 Administrando la vida en la ciudad ............................................... 1233
3.1.4 Controlar la ciudad del deseo........................................................... 126
3.1.5 La ciudad fuera del orden ................................................................ 127
3.1.6 Urbe sin arraigo ............................................................................... 130
3.1.7 Crisis de ciudad, crisis de legitimidad ............................................. 132
3.1.8 La Ciudad como composición de espacios y de velocidades........... 133
3.1.9 La ciudad como mundo de la diferencia .......................................... 134
3.1.10 La molecularidad urbana ................................................................. 135
3.1.11 A propósito del debate sobre la cuestión del “espacio público” ...... 137
3.1.12 El anonimato de los actores sociales urbanos .................................. 138
3.1.13 Violencia y poder en la ciudad ........................................................ 140
3.2 De la Sociedad Civil a la Sociedad de Control......................................... 144
3.2.1 Rastreando el origen de la Sociedad Civil. ...................................... 145
3.2.2 La Sociedad Civil: ¿Constructora de Democracia o Reproductora de
Despotismos? .................................................................................................... 147
3.2.3 De la sociedad civil disciplinar a la sociedad de control. ................ 151
3.3 Ciudadanía y Estados de Excepción. Interrogantes radicales al problema del
ciudadano contemporáneo ..................................................................................... 157

4
3.3.1 Crisis de soberanía, crisis de ciudadanía..........................................157
3.3.2 De las Subjetividades Totalitarias....................................................163
3.3.3 Vida Natural (Zoe) y Vida Políticamente Cualificada (Bios) ..........165
3.3.4 La propensión al uso de los estados de excepción ...........................168
3.3.5 Guerra, Politización de la muerte y Estados de Excepción en
Colombia.. .........................................................................................................170
3.3.6 Acerca de la suspensión política del derecho...................................174
3.4 Ciudadanías de Control y Ciudadanías de Resistencia.. ...........................186
3.4.1 Introducción...................................................................................1866
3.4.2 Poder Y Comunicación: La Ciudad Que Regula Los
Comportamientos Ciudadanos ..........................................................................187
3.4.3 Ley, moral y cultura en la perspectiva de la inter.- regulación
ciudadana...........................................................................................................191
3.4.4 El contrato entre el “despotismo racional” y la “libre razón” ..........192
3.4.5 El encanto de la ética comunicativa.................................................196
3.4.6 Funcionalismo, Homogenización y Diferencia................................200
3.4.7 Los rasgos conductistas de la Inter- regulación ciudadana hacia la
disciplina social .................................................................................................202
3.4.8 La inter-regulación ciudadana como control social .......................2077
3.4.9 Una Democracia A Cucharadas .......................................................211
3.4.10 La ciudadanía como resistencia. Trayectos y transiciones
ciudadanas .........................................................................................................215
CAPÍTULO IV: ............................................................................. 222
4 PROBLEMAS DE LA CIUDADANÍA Y LOS DERECHOS SOCIALES,
EN EL HORIZONTE DEL DESARROLLO COMO LIBERTAD.......................222
4.1 Ciudadanía Moderna y Fundamentos del Desarrollo................................224
4.1.1 Los derechos humanos y la ciudadanía. Algunos argumentos desde la
filosofía política.................................................................................................229
4.1.1.1 Crisis de Ciudadanía ........................................................................234
4.1.1.2 La Moderna Ciudadanía Social......................................................2377
4.1.1.3 Los Derechos Humanos Resignificaron la Política..........................240
4.2. Economía Política Del Empobrecimiento........................................241
4.2.1. La pobreza como inequidad máxima ...............................................246

5
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

4.3. Los Derechos Económicos Sociales Y Culturales Como Parte Del


Desarrollo De Los Estados Modernos ................................................................... 251
4.3.1. Los DESC y el Estado Social de Derecho en Colombia.................. 257
4.3.2. La Cuestión Del Desarrollo Humano, o el Desarrollo
Como Libertad ................................................................................ 260
4.3.3. El peso de la Pobreza Humana ........................................................ 268
4.4. Derechos, Desarrollo Humano y Políticas Públicas ................................. 272
4.4.1. Orientación del Gasto Social en Colombia ...................................... 277
4.5. Los Nuevos Problemas de la Economía Campesina en un Contexto
Globalizado............................................................................................................ 282
4.5.1. Economía campesina y competitividad global................................. 284
4.5.2. Las dificultades de la economía campesina para el acceso al mercado
y los recursos..................................................................................................... 287
4.5.3. Minifundistas y pequeños empresarios............................................ 289
4.5.4. Estrategias de resistencia de los campesinos empobrecidos ............ 293
4.6. Seguridad y Soberanía Alimentaria .......................................................... 301
4.7. Se Redefinen Los Procesos De Construcción De Lo Común. .................. 306
BIBLIOGRAFÍA………………………………………………………….308
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6
PRÓLOGO
Hablar sobre desarrollo en los tiempos que vivimos, remite necesariamente
a preguntarse ¿de qué hablamos? ¿Porqué la noción de desarrollo que alimentó
y sigue alimentado aún de forma importante el imaginario colectivo de la
humanidad, se encuentra hoy crecientemente cuestionada? La pregunta
respecto a ¿qué desarrollo? y ¿para quiénes? sigue manteniendo aún plena
vigencia porque los beneficios y los costos del proceso continúan siendo
inequitativos (por no decir absolutamente desiguales e injustos). Mientras
sigan siendo las mayorías empobrecidas y no beneficiadas quienes paguen
gran parte de los costos, y aquellos que han recibido los beneficios, en
términos de mejoramiento sustantivo de su calidad de vida, continúen pagando
una parte insignificante del costo total que para la humanidad en su conjunto y
para el medio ambiente ha significado este proceso, será inevitable considerar
cualquier discurso sobre el desarrollo, una simple y vulgar falacia: un engaño
persistente e, incluso, sistemático a la mayoría de la población mundial.

Nuevas formas de medición, que se han agregado a las convencionales de


medir el progreso, permiten darnos cuenta de lo antes señalado. El concepto de
huella ecológica es muy esclarecedor para percibir rápidamente las enormes
asimetrías que caracterizan al mundo actual.

El problema no abordado y del cual habitualmente tendemos a escaparnos


con eufemismos de variada índole se reduce a una pregunta central: ¿es
posible universalizar el actual modelo civilizatorio, con su exacerbación y
masificación del consumo en todas sus esferas, como el motor que dinamiza
todos sus procesos en un planeta (ecosistema planetario) que nos muestra
claramente que ya estamos alcanzado sus límites si no ya transgredido
abiertamente en algunos ámbitos específicos?

Un científico altamente reconocido como James Lovelock en su último


libro The revenge of Gaia (publicado en español como La venganza de la
Tierra) vaticina, prácticamente, la casi extinción de la especie humana en el
curso del siglo que vivimos si no cambian drásticamente las tendencias
generadoras del calentamiento global.

Algunos de los principales exponentes de la Economía Ecológica como


Daly, Martínez Alier, Naredo, Aguilera, entre muchos otros, se vienen
señalando desde hace muchos años la imposibilidad física de continuar
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

creciendo sin grave riesgo de supervivencia, no sólo para las poblaciones más
vulnerables, sino, incluso para el conjunto de la especie humana.

Naredo, por ejemplo, concluye su último libro “Raíces económicas del


deterioro ecológico y social” sobre la imposibilidad de globalizar el
"desarrollo":

“A la luz de lo anterior parece claro que los mecanismos que han


posibilitado el desarrollo de la economía española no son generalizables.
No cabe que todos los países del mundo mejoren a la vez su relación de
intercambio o atraigan a los turistas del resto del mundo. Tampoco es
posible que todos los países se conviertan a la vez en atractores del
ahorro mundial, ni en emisores de "dinero financiero" que les permita
erigirse en compradores netos del resto del mundo. (…) En efecto, no
es posible que todos los países apoyen su economía sobre un déficit físico y
territorial a cubrir con cargo al resto del mundo, que es utilizado como
base de recursos y sumidero de residuos, como tampoco lo es que inclinen
su metabolismo hacia el uso masivamente creciente de recursos no
renovables. (…) la pérdida de peso económico de la agricultura, la minería
y la industria, unida a la creciente tercerización de la economía no ha
originado en nuestro país ninguna desmaterialización de la misma, sino
que, por el contrario, dio lugar a una rematerialización continuada”.
(2006:256-257).

A su vez, los exponentes de la escuela del Posdesarrollo como Escobar,


Esteva, Sachs, Rist, Goulet, Shiva, entre muchos otros, sostienen que la noción
de desarrollo es el eje de un discurso del poder, que persigue controlar
socialmente a los pueblos, ya que los despoja de su identidad histórica,
devaluando sus propias culturas al presentarles como única imagen posible y
deseable del ser humano, la de los ciudadanos de Estados Unidos o Europa.
Hay implícito un modelo de felicidad propio de occidente que no puede ser
generalizado ni ser viable para todos los países. Existen muchos otros
modelos. De allí la necesidad de relativizar el desarrollo, y no aceptar que éste
se circunscriba a lo que ha ocurrido y viene ocurriendo en los países
industrializados. Incluso, se rechaza el desarrollo definido bajo criterios
universalistas y exteriores a la herencia de la comunidad local y se critica que
Occidente bajo el nombre de desarrollo ha perpetuado su dominio durante los
últimos 50 años.

Es así como Franz Hinkelammert (2003) señala que el valor central de esta
sociedad homogeneizadora del mundo y globalizante de los mercados es la
competitividad, y que toda nuestra sociedad gira en torno a un sujeto central

8
Prólogo – Antonio Elizalde Hevia

que es quien calcula cuantitativamente su utilidad derivándola de los precios


del mercado. Por lo tanto, competitividad y sujeto calculador de mercados se
corresponden. El resultado de este comportamiento se llama eficiencia, que sin
embargo, desconoce la principal de las eficiencias, que es la que permite que
pueda tener lugar: la reproducción de la vida. Esta dinámica es la que él
denomina la eficiencia del suicidio colectivo.

A su vez, Gilbert Rist sostiene que el desarrollo, como proceso, se


caracteriza por tener como objetivo el crecimiento económico y la elevación
constante del nivel de vida, al estar ligado íntimamente a los valores de la
cultura occidental (racionalidad, utilitarismo, productivismo, libertad,
igualdad, etc.) y sus prácticas (ampliación de los mercados, industrialización,
etc.). Señala que ninguna otra sociedad se construyó en torno a un proyecto
semejante, el cual privilegia la acumulación en todas sus formas, mediante el
dominio de la naturaleza y la transformación de las poblaciones en ejércitos de
asalariados. De allí, que deberíamos reconocer que éste nació en una cultura
específica y que es difícil desprenderlo de ella. Sólo de ese sería posible abrir
un debate acerca de compatibilidad del desarrollo con otras construcciones
sociales u otras culturas:

"…que no se basan en los mismos supuestos, porque sus sistemas


sociales son jerárquicos y no igualitarios, porque la reciprocidad es
considerada como más segura que el intercambio mercantil, porque la
acumulación no puede ser sino provisoria, en espera de la oportunidad de
redistribución, porque el logro individual es sospechoso y produce
‘envidia’ (los malos ojos”) o desorden social, porque las relaciones
familiares están por encima de las obligaciones contractuales, etc."
(2000:135).

Estas ideas son compartidas por aquellos que plantearon la propuesta del
Otro Desarrollo en el año 1975 y que vuelven con renovado entusiasmo y
convicciones a presentarla nuevamente en el proyecto What Next:

"…nuestros estilos de vida materialistas no contribuyen ni a la salud ni


a la felicidad. En un concreto, sentido mensurable, podríamos estar mejor
si reorganizáramos nuestras prioridades lejos del "crecimiento" y la
expansión material. Es algo preocupante que los reparos a este efecto son
aún a menudo vistos como marginales, y calificados en el debate con
epítetos tales como irrealista, utópico o mirando al pasado. Ya que el
sentido común y la evidencia científica en los hechos apuntan en la
dirección opuesta, nosotros no vacilamos en nada para terminar como
partimos. ¡Suficiente es suficiente!" (2006:147)

9
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

Gilbert Rist, participante en el mismo proyecto señala que la pregunta


esencial es: ¿Qué es aquello que creímos que era necesario y qué se ha
demostrado imposible?

"Alternativas radicales al actual sistema fueron formuladas hace más de


30 años. Ellas aún son válidas, aunque nunca hayan sido tomadas
seriamente en cuenta, o hayan sido largamente olvidadas. Algunas veces,
las viejas ideas recuperan preeminencia, pero ellas son tan difíciles de
implementar como lo fueron previamente. Nuevamente, mi debate es que
nosotros deberíamos estar menos preocupados con el "¿Ahora, qué?" que
con la pregunta aún más fundamental, que es: ¿Por qué somos incapaces
de traducir alternativas de sentido común en la realidad?" (2006:66)

Como lo ha señalado en otro trabajo Oscar Useche, porque:

"El proyecto de la modernidad se va reduciendo a dos categorías


simples y tremendas: el mercado y la guerra. Ellas van consolidándose
como los principales artificios para mermar la potencia de la multitud,
desatando las pasiones tristes que paralizan: el miedo, el dolor, la
competencia, la insolidaridad, el odio, la envidia, el resentimiento, la
venganza, la crueldad y la muerte. Se convierten entonces en relaciones o
cuerpos que descomponen la potencia de la gente." (2003:178)

El último Informe 2008 sobre La situación del mundo, innovaciones para


una economía sostenible publicado por The Worldwatch Institute señala que:

"…algo grande, puede que incluso revolucionario, está pugnando por


nacer a medida que políticos, dirigentes empresariales, inversores y gran
público crean la estructura para unas economías sostenibles…energías
renovables, innovaciones en producción limpia, recursos comunales,
política comercial, financiación para la sostenibilidad, nuevos indicadores
económicos…Todas estas innovaciones tienen en común un
replanteamiento de premisas económicas clave y de las prácticas
empresariales que satisfagan las necesidades de la gente al tiempo que
protegen al planeta.

El camino hacia una economía sostenible está repleto de dificultades,


desde la acumulación en la atmósfera de emisiones de gases de efecto
invernadero hasta problemas de escasez de agua y toda una serie de
cuestiones de contaminación y de gestión de los recursos naturales. Pero
hay indicios esperanzadores… Destaca sobre todo el cambio radical
experimentado durante los últimos años en la actitud empresarial hacia el
medio ambiente."

10
Prólogo – Antonio Elizalde Hevia

Cuan deseable sería, si esto fuera realmente cierto, que se viviese un


cambio empresarial semejante a nivel global hacia las mayorías de pobres e
indigentes (excluidos y marginalizados) que apenas sobreviven en el mundo
actual y que son considerados ‘desechables’, más aún en nuestras propias
sociedades latinoamericanas que ocupan los oprobiosos primeros lugares en
desigualdad a nivel mundial.

En un país como Colombia, que vive desde hace ya casi seis décadas de
violencia política ininterrumpida, los problemas antes mencionados adquieren
una nueva dimensión, pues se sobre acentúan los rasgos negativos ya
mencionados, donde según muchos analistas la violencia se ha transformado
en la normalidad.

"El sistema político colombiano resulta un caso extraño en el cual la


violencia no significa inestabilidad. Podría llegar a afirmarse que, salvo
algunas irrupciones de la vida pacífica, la violencia ha sido el signo más claro
de estabilidad del régimen político colombiano. La paz resulta casi
sospechosa. Según Pecaut (1997:12), la psique colombiana que asume la
"normalidad" y "fatalidad" de la violencia colombiana, tiene su origen en dos
contextos o momentos: el primero, aún recordado, la guerra civil no declarada
de La Violencia (1946-1958); y, en segundo lugar, el contexto, más lejano, de
"las condiciones de formación de la nación y de su unidad inacabada,
condiciones que parecen subentender no solamente los dos momentos de la
violencia, sino la persistencia de una dimensión de violencia que atravesaría
las relaciones sociales y políticas" (Ídem.). La vida en violencia trata de
explicarse y justificarse, de diversas maneras." (Guillermo Tell Aveledo.
Comentarios sobre la Violencia Política Contemporánea en Colombia)

Debo confesar algo que considero importante compartir aquí: después de la


primeras veces que visité Colombia reiteradamente hacia fines de los 80,
impactado por los niveles de violencia que pude apreciar y conocer, comencé a
preguntarme quizás como una suerte de deformación intelectual producto de
mis años previos (casi una década) como planificador profesional, si acaso
Colombia como sociedad estaba situada en el pasado o en el futuro en relación
a las sociedades que conocía, varios países de América Latina y Europa. Mi
hipótesis en ese momento fue que Colombia estaba situada en nuestro futuro.
Que como sociedades todas transitábamos hacia este tipo de escenarios.
Quiero recordar que aún no se desarrollaba plenamente el paramilitarismo en
Colombia, ni la agudización del conflicto el Medio Oriente, ni las tragedias de
Ruanda y otros países africanos, ni tampoco los conflictos en la ex Yugoslavia.
Lamento profundamente no haberme equivocado. La inhumanidad vivida en

11
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

estos últimos 20 años, nos retrotrae a los momentos más aciagos y repudiables
de la historia humana.

¿Qué hacer, entonces, para evitar nuestra creciente deshumanización a la


cual nos conduce inevitablemente el modo dominante de producción
(capitalismo globalizado, la globalización perversa como la llamó Milton
Santos) y los procesos de subjetivación a que este ha dado lugar?, ¿cómo
confrontar y disolver los discursos de poder ocultos tras el lenguaje
desarrollista?, ¿qué papel puede jugar la ciudadanía frente a esta realidad?

Estas son apenas algunas de las preguntas que Oscar Useche se plantea
responder en este libro. Asume así la tarea de buscar cómo conciliar estas
tensiones en las cuales estamos entrampados, para ello lleva a cabo una
profunda reflexión en torno a la ordenación y reordenación de los territorios,
tarea que entiende como un proceso constante en la historia humana.

"La forma como el ser humano mora el espacio, denota la esencia humana,
pues se refiere a la posibilidad misma de ser, de permanecer. Y ello se expresa
en la acción de construir lugares para la vida, para que la vida sea posible, para
que la vida resida. Los lugares se construyen a partir de los espacios: espacios
poblados de sentidos, de contenidos, de significaciones, de lenguajes. En el
lugar, el espacio deja de ser una extensión de lo físico relacionada con el
tiempo para anclarse como cosmogonía, como producción simbólica y de
sentidos vitales.

… La reconstrucción de los lugares existenciales, el recobrar como


propuesta social la idea heideggeriana de “llevar el habitar a la plenitud
de la esencia”, está a la orden del día en la discusión sobre los modelos de
reorganización espacial y ordenamiento de los territorios. El cómo influya
esta preocupación en los planes de los administradores y en la
participación de los ciudadanos que intervienen en estos procesos, dice
mucho de los avances o retrocesos de una verdadera ética de construcción
de vida."

De allí entonces que desarrolle la reflexión e investigación que presenta en


este libro, en torno a las siguientes preguntas: ¿cuál es el proyecto de morada
para la vida plena de los habitantes?, ¿cómo morar los nuevos territorios que
surgen de la virtualidad, de las nuevas maneras de comprender y ser afectados
por el tiempo?, ¿cómo garantizar que el mundo va poder ser un lugar, un nicho
para la vida, y no sólo un gran mercado deshumanizante que desarraiga al

12
Prólogo – Antonio Elizalde Hevia

hombre, lo fragmenta y lo escinde de la unidad vital del universo?

En su búsqueda, para mencionar otros escritos del autor, se encuentran dos


estudios de caso del desarrollo local en Colombia. Uno situado en Putumayo,
enmarcado en el contexto bélico interno, la presencia del complejo productivo
de la coca y los megaproyectos. El otro, en Risaralda caracterizado por la
desestructuración del modelo cafetero. Ambos casos, si bien cada cual con su
especificidad, le permiten explicar, en parte, la enorme complejidad que
caracteriza la pandémica violencia experimentada por Colombia.

Refiriéndose al Putumayo señala que:

"Los grupos armados, paramilitares y FARC, controlan una porción


sustancial del negocio en Colombia y los tradicionales carteles de la mafia
narcotraficante quedaron englobados de diferentes maneras dentro de las
dinámicas del conflicto armado, asociándose unas veces o participando
directamente del experimento paramilitar, o siendo sometidos a presiones,
cobros de tasas, acuerdos coyunturales o acciones militares para
desalojarlos de territorios por parte de las guerrillas. Mientras que los
grupos paramilitares tienen mayor influencia en aspectos relacionados con
el procesamiento, el control del mercado de los insumos, las rutas de
exportación y el lavado de dinero, las FARC parecen tener mayor
incidencia en los aspectos relacionados con el cultivo y producción de
pasta de coca, eslabón de la cadena que, sin embargo nunca ha dejado de
ser disputado con gran violencia por los paramilitares, así como por el
poder que se deriva del control de territorios, incluidos los aeropuertos
clandestinos y su influencia sobre la mano de obra directa en la producción
de la pasta básica."1

De un modo similar al analizar el caso de Risaralda sostiene que:

"Procesos como los de la industrialización, la urbanización, la conexión


con el mercado internacional, la aparición de costumbres ligadas al
consumo, el surgimiento de formas organizativas en el ámbito de la
sociedad civil moderna como los sindicatos, los gremios, las asociaciones,
y otros aún más extraños a la lógica tradicional como los partidos
socialistas y comunistas, las modernas guerrillas, las organizaciones
criminales establecidas como empresas, erosionaron las bases fundantes de
los dispositivos locales y regionales de poder, cambiaron los referentes
concretos de la vida en común, de las solidaridades y los controles sociales
ejercidos desde la cultura rural, llevándose de calle las formas

1
Useche, O. “Territorio, conflicto y megaproyectos de desarrollo en el sur de
Colombia”. Ipazud. Universidad Distrital Francisco José de Caldas. 2008.

13
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

tradicionales de legitimidad asociadas con ellas, que eran desde donde se


operaba con cierta legitimidad el poder local.

…Las formas que el conflicto armado ha asumido en Risaralda, la


incursión de actores profundamente desestructurantes como el narcotráfico
y el paramilitarismo - y en menor grado las guerrillas - agrupaciones que
en esta zona persisten en una acción de destrucción sin que aflore proyecto
alguno de sociedad, han contribuido a crear la percepción de que la élite
predominante no consiguió echar a andar procesos constitutivos de un
Estado fuerte, permitiendo o promoviendo el desmonte de muchas de sus
funciones, favoreciendo su sustitución por formas privadas de gestión de
asuntos públicos que desviaron la representación e inclusión de parte de la
población hacia ellas, al menos parcialmente, y, por tanto, dieron patente
de corso a las formas de organización extrainstitucionales por las que
optaron muchas de las manifestaciones sociales que emergían.

…Se presenta entonces la paradoja de que los intentos por crear una
institucionalidad estatal son combatidos por las corrientes anti-estatistas de
origen insurgente, así como por la privatización de la seguridad y de la
justicia de estirpe contra-insurgente, además de la onda privatizadora que
dejó en manos particulares muchas de las funciones del Estado. En esta
dinámica buena parte de la élite tradicional se debilitó, otra se incorporó a
formas ilícitas de reproducción del capital, al tiempo que surgieron nuevos
grupos de élite, carentes de identidad política, fruto de una cultura híbrida,
faltos de proyecto social y con poco interés en una gobernabilidad moderna
que son quienes han ido incrementando su poder."2

Como horizonte de salida y como intento de respuesta a la pregunta que se


ha hecho antes y vuelve a hacerse nuevamente, si puede ser la vida y su
persistencia en enlazarse en lo social, en tejer comunidad nueva, el
fundamento de la reconstitución de lo público, nos presenta en este libro un
alegato respecto al papel central de la ciudadanía asumiendo la perspectiva del
pleno ejercicio de sus derechos humanos: económicos, sociales, políticos y
culturales, en el fortalecimiento de las redes sociales y en el rol fundamental
que le cabe a la participación en la planeación local del desarrollo.

Para quienes algo conocemos el pensamiento y el trabajo de Oscar Useche


con el cual compartimos sus afirmaciones respecto a que:

2
Useche, O. “Los Territorios del margen. Disoluciones y resistencias en la
reconfiguración del territorio de Risaralda”. Apartes del “Informe estructural de
riesgo”. Galindo, P. y Useche, O. Defensoría del Pueblo. Sistema de Alertas
Tempranas. Bogotá. Junio,2006

14
Prólogo – Antonio Elizalde Hevia

"…detrás de las fuerzas de la vida que aparecen en los límites, que se la


juegan en el margen para impedir que se detenga la creación del mundo de
lo social, cabalgan las fuerzas de poderes aplastantes, que intentan
convertir la diferencia en homologación e indiferenciación con el objeto de
ampliar sus cimientos."

El camino a seguir, entonces, se nos aparece claro: tenemos que reconstruir


el tejido social, resistir cualquier forma de despotismo, reanudando el
transcurrir de la vida y reconstruyendo lo público con el vínculo social a partir
de las singularidades, reconociendo al otro en su diversidad y multiplicidad.
De allí entonces que hayamos aprendido y hecho nuestro aquello que el autor
nos ha enseñado, y que adquiere plena validez no sólo para lo que acontece en
Colombia, sino para enfrentar los enormes desafíos que para la supervivencia
como especie tenemos por delante:

"La vida, en sí misma, es la resistencia. Aún después de haber sido


agredida, de pretender ser borrada de un plumazo por la soberbia de la
muerte, persiste y se enuncia radicalmente en la multiplicación de la
diferencia. La noviolencia es uno de los caminos para afirmar la vida,
reconstruir la convivencia, abrir nuevos caminos a lo público y potenciar la
resistencia. La construcción de lo público, entendida como intervención
sobre las poblaciones, se puede concebir también por fuera del Estado y
todas las lógicas que pretenden reemplazar sus formas de dominación. Y en
esa nueva forma de fundación de lo público radica el poder de la sociedad
para reconstituirse a sí misma y para replantear las relaciones con ese
Estado que no podrá ser una fuerza útil a la sociedad, mientras no sea
parte orgánica de la vida misma." (2003:201)

Antonio Elizalde Hevia

15
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

Nos encontramos en un período, bastante raro en el que la


crisis y la impotencia de los poderosos dejan sitio al libre
albedrío de cada cual: hoy existe un lapso de tiempo durante
el cual cada uno de nosotros tiene la posibilidad de
influenciar el futuro a través de su acción individual. Pero
como ese futuro será la suma de una cantidad incalculable de
esas acciones, es absolutamente imposible prever qué modelo
terminará por prevalecer. Dentro de diez años, tal vez se vea
más claro; en treinta o cuarenta años, habrá emergido un
nuevo sistema. Creo que, por desgracia, es igual de posible
que se presencie la instalación de un sistema de explotación
aún más violento que el capitalismo, como que se establezca
un modelo más igualitario y redistributivo.

Immanuel Wallerstein

16
Prefacio a la Primera Edición

PREFACIO A LA PRIMERA EDICIÓN

EL DERRUMBE GLOBAL DEL MODELO DE


CRECIMIENTO NEOLIBERAL

La crisis financiera de Septiembre del 2008 parece ser el punto de inflexión


de las casi tres décadas de hegemonía del proyecto neoliberal en el mundo
capitalista. El modelo que promovió la liberalización de los intercambios
mundiales de mercancías, la desregulación del trabajo, la descentralización
industrial y el fin de las políticas sociales compensatorias, había reemplazado,
a través del Consenso de Washington, algo más de treinta años de
intervencionismo estatal en la economía y de expansión de los ideales del
progreso identificados con el acceso al consumo propio del modo de vida
americano.

Ha habido una recurrente comparación de esta situación con la ocurrida en


los años treintas del siglo XX. Es por demás singular que en esos fragorosos
años fuera la política del New Deal auspiciada por las administraciones
demócratas que encabezara Franklin D. Roosvelt la respuesta de la élite
estadounidense a la catástrofe de la Bolsa de Valores de Nueva York que se
había desplomado el 24 de Octubre de 1929 dando paso a pérdidas inéditas de
un mercado de valores que vio desvanecerse en pocos días más de 30.000
millones de dólares, destruyó miles de compañías que constituían la columna
vertebral del capitalismo industrial y financiero de entonces (en 1933 habían
quebrado casi la mitad de los 25.000 bancos existentes en los Estados Unidos)
e inauguró la llamada Gran Depresión con sus secuelas de hambre y
desempleo (para el año mencionado el paro llegó al 25% de la fuerza laboral).
La imagen del vagabundo de Charles Chaplin, hirviendo sus botas para hacer
una sopa es bien indicativo de las penurias que trajo para la gente del común
este descalabro.

La situación que se vive por estos días, y que no es de mera coyuntura,


muestra los límites a los cuales conducen los espejismos y malabarismos
especulativos que pretendieron reproducirse indefinidamente a punta de
habilidades para el manejo monetario de papeles y bonos, como si fuera
posible construir bienestar material más allá de las posibilidades de la
economía real, de la producción de bienes y servicios para el consumo de la
gente corriente, de la generación de condiciones para la innovación y de la
incorporación de los novedosos elementos ligados a la producción inmaterial

17
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

relacionada con la ciencia, el conocimiento, la comunicación y la afectividad.

En la última semana de Septiembre del 2008 se condensaron una serie de


fenómenos de los más temidos por el sistema financiero actual construida bajo
la visión conservadora de un mercado permisivo y rapaz: las quiebras de
bancos enormes se multiplicaban (Leheman Brothers y el Washington Mutual
por si solos constituyen el colapso bancario de mayor magnitud en la historia
del capitalismo); las absorciones de grandes grupos financieros por otros,
respaldados por la intervención del banco central norteamericano, (tal es el
caso de Bear Stearns que fue absorbido por J.P Morgan gracias a un crédito de
29 mil millones de dólares otorgado por la Reserva Federal; o Merril Linch
que fue absorbido por Bank of America), o simplemente la intervención
directa del gobierno en gigantes de la banca y los seguros como Freddie Mac y
Fannie Mae (cuyo negocio era garantizar nada menos que cuatro billones de
dólares en hipotecas- ¡cuatro millones de millones de dólares!-), o el evento de
la más grande aseguradora en el mundo, AIG, también intervenida para
garantizar un préstamo del Tesoro norteamericano de 85.000 millones de
dólares para mantenerla a flote. El desastre es de proporciones hasta hace poco
inimaginables. Las pérdidas consolidadas en esa sola semana de locura se
ubican por encima de los $500.000 millones de dólares, esto es muy cercano a
tres veces la producción de un país como Colombia3.

La pérdida total de Wall Street al terminar la primera semana de Octubre


ascendía a 1.2. billones de dólares y el mercado de valores norteamericano
registró una pérdida histórica de 7 puntos en una sola jornada bursátil,
arrastrando a las bolsas del mundo, algunas de las cuales como las
latinoamericanas, cayeron en picada (Sao Paulo: más de 10 puntos, México,
más de 9, Santiago más de 8).

La respuesta del gobierno norteamericano fue la propuesta de salvamento


en un paquete de 700.000 millones de dólares que fue finalmente aprobado por
el Congreso después de múltiples forcejeos y ajustes. Con esto el mercado de
valores vuelve a tomar aire, con un enorme costo para los contribuyentes y con
un salto al vacío de una Administración que había defendido las bondades del
libre mercado como la única ruta de desarrollo del capitalismo global y ahora
debe aplicar los primeros auxilios estatales mediante la mayor inyección
pública al más típico escenario de mercado. Es una intervención estatal de un
tamaño muy cercano a los montos que fueron aprobados a los gobiernos de G.

3
El PIB colombiano se calcula en 171.600 millones de dólares

18
Prefacio a la Primera Edición

Bush para sostener las guerras de Iraq y Afganistán que se calculan en 804.000
millones de dólares (una de las causas mismas de la crisis); con esta medida es
posible paliar los problemas coyunturales de liquidez y, posiblemente,
mantener abierto el crédito, pero con ello no se va a solventar una crisis que
tiene causas complejas y que ha colocado a los Estados Unidos en medio de
graves síntomas de una recesión de grandes proporciones, si se considera que
en los nueve primeros meses del año 2008 se perdieron 760.000 puestos de
trabajo, 159.000 de los cuales desaparecieron en el transcurso del mes de
Septiembre.

La doctrina neoliberal de la que fue exponente radical el gobierno de Bush


queda seriamente emplazada por los resultados del manejo del corazón
financiero del sistema. Como así que después de desacreditar la injerencia del
Estado en los procesos económicos, de legislar en contra de todo tipo de
regulaciones de los mercados por considerar que éste era capaz de auto-
ajustarse; luego de promover la austeridad de los gastos estatales en políticas
sociales y de desmontar las regulaciones al trabajo, a los monopolios, de abolir
el sistema de salud subsidiado para echarlo en manos de grupos económicos
privados, ahora ese mismo Estado debe salir a generar un enorme hueco fiscal
para salir al rescate de unos monstruos financieros privados que feriaron
ingentes recursos sociales, amasaron utilidades gigantescas con el argumento
de que tales beneficios eran la compensación por el riesgo que asumían, fueron
símbolo de los ingresos desmesurados de una tecnocracia ligada a grandes
grupos económicos y del derroche de un modo de vida superficial y
consumista y ahora acuden a la riqueza social para resarcir sus pérdidas. Quien
no quiera ver la inconsecuencia y el doble discurso que hay en todo esto,
simplemente pretende eludir la realidad.

El llamado paquete de rescate tiene más de un inconveniente, el principal


de los cuales es el mensaje de un Estado que se decide a hacer tan gigantescas
erogaciones sin que quede claro si se va a reestructurar, y cómo, el modelo
regulatorio, o, si se va a seguir permitiendo que unos cuantos millonarios
aprovechen una mejor posición de liquidez para comprar mientras las
acciones, títulos y bonos caen, para luego vender obteniendo utilidades
enormes y más adelante, cuando se encuentren en aprietos, continuar
tranquilamente a la espera de que el dinero público los salve, sin ninguna
sanción o castigo. No se puede seguir asistiendo al espectáculo obsceno de que
mientras no hay dinero estatal para las prioridades sociales de los más
desamparados, cualquier sacrificio fiscal es posible si se trata de rescatar a los
privilegiados de siempre, sin siquiera asegurar que esto no se va a repetir, ni
como va a regresar el dinero a las arcas del Estado.

19
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

Es por demás llamativo que tratándose de una crisis originada por el


manejo tramposo de la deuda hipotecaria, los menos beneficiados sean los
propietarios de casas, endeudados y en proceso de ser expropiados (hay cerca
de diez millones de propietarios con problemas para el pago de sus hipotecas,
de los cuales 1.3 millones cursan procesos de ejecución hipotecaria en USA)4.
Una ley así, a parte de ser injusta, no garantiza que la crisis no va a empeorar.
Lo realmente urgente, si se quisiera enfrentar a fondo la crisis, en la mera
lógica del capitalismo, es reconstruir mecanismos de control público sobre el
sistema financiero y las inversiones. Un sistema tan vulnerable y básico para el
funcionamiento del capital global no puede seguir siendo manejado con el
criterio de las “pirámides” que hoy inundan las regiones de Colombia, ni
puede seguir exhibiendo la impunidad con que se han tratado problemas
similares en nuestro país. Aquí quedaron tendidos en el pavimento los
pequeños propietarios de vivienda deudores del sistema UPAC, mientras que
los banqueros colombianos recuperaron rápidamente la disminución de sus
ganancias, ocasionada por manejos corruptos, a costa de los contribuyentes a
quienes se nos gravó con impuestos que tienen una destinación específica para
tal rescate y luego se nos heredó el impuesto para otros menesteres (2 por mil-
que terminó siendo 4 por mil, sobre toda transacción bancaria destinada en
principio para el salvamento bancario).

Otro problema es que la bancarrota del sistema financiero contamina el


conjunto de la economía capitalista y los damnificados resultan siendo siempre
los más débiles. Al cerrarse el crédito las empresas del sector real aplazan
inversiones en renovación de equipos, en ampliación de la producción y, por
supuesto afectan en primer lugar el capital de trabajo, adoptando la receta que
han aprendido en otras ocasiones: eliminar puestos de trabajo. Con el
desempleo creciendo, la demanda agregada de bienes y servicios cae, la
producción se restringe, los precios suben, la inflación se acelera y en este

4
Según el Centro para el Crédito Responsable de USA 7.2 millones de familias se han
visto afectadas en ese país por la crisis hipotecaria (de ellas el 14.4% son morosas). El
premio Nóbel de economía 2001, J. Stiglitz proponía al respecto las siguientes
acciones: “Se pueden tomar varias medidas para reducir las ejecuciones hipotecarias.
Primero se puede lograr que la vivienda resulte más accesible para los pobres y
personas de medianos ingresos al convertir la deducción hipotecaria en un crédito
tributario transformable en efectivo. Segundo, se necesita una reforma de la ley de
quiebras para permitir a los propietarios amortizar el valor de sus hogares y quedarse
en sus casas. Tercero, el gobierno podría asumir parte de una hipoteca aprovechando
sus costos de endeudamiento más bajos” Stglitz, J. “Blues del rescate”. El Espectador.
Bogotá. Octubre 5 del 2008. P.50

20
Prefacio a la Primera Edición

círculo vicioso se incuba la depresión económica con sus nefastas


manifestaciones de empobrecimiento.

El colapso económico en USA coloca a esta potencia en calzas prietas para


mantenerse en el comando de los procesos de globalización y va a acentuar las
tendencias que conceden un mayor poder a redes trasnacionales del capital,
desterritorializadas y en permanente búsqueda de mayores tasas de
rendimiento a cualquier costo, por lo que sin duda esta crisis será de
envergadura mundial. Téngase en cuenta que si se le suma esta inversión de
recursos públicos, que con la ley de rescate va superar rápidamente el billón
(millón de millones) de dólares para intentar detener la caída de Wall Street, a
los gastos por las guerras de Iraq y Afganistán que pronto superarán otro billón
de dólares y a todos los gastos que se deducen de la pretensión norteamericana
de permanecer como el gran policía mundial, pocos recursos van a quedar para
propender por mayores saltos innovativos que sostengan la economía de USA
como una de las locomotoras mundiales y menos aún para resolver
reivindicaciones básicas de los trabajadores y ciudadanos en el sentido de
volver a contar con un programa universal de salud y seguridad social que les
permita salir de la situación de tercer mundo en la que se encuentran hoy la
mayoría de los estadounidenses en estos aspectos, así como para superar la
decadencia en infraestructura y transportes, el descuido total en atención a la
pobreza, a la desnutrición o mal nutrición, o en el deterioro del medioambiente
y en otros terrenos en los cuales el retroceso de este país venía siendo
acentuado y ahora se convierte en dramático.

Por su parte el déficit fiscal acrecentado que estas políticas han agudizado
pone en peligro las inversiones de los llamados países emergentes (China,
India, Brasil) y de la mayoría de países de crecimiento medio como Colombia
que han hecho inversiones en bonos del tesoro USA como parte de sus
reservas internacionales; si se produjera un movimiento masivo para redimir
estos papeles, buscando protección en otras monedas o en otros títulos, la
debacle sería de proporciones gigantescas. Por lo pronto, como el juego
financiero ha cautivado a tantos tahúres, en la ruleta de los mercados
neoyorkinos se perdieron en pocos días 55.000 millones de pesos de los
Fondos de Pensiones obligatorias colombianos que le apostaron a Lehman
Brothers y que le cobrarán factura directa a los afiliados a quienes nunca les
consultaron tal operación.

21
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

El Estado al rescate de los ortodoxos del libre mercado

El mecanismo de la Ley de Rescate del mercado de valores, o ley de los


700.000 millones de dólares es que el Tesoro de USA comprará papeles sin
valor o con muy poco valor (lo que se conoce como deuda tóxica o papeles
basura), justamente los que se basaron en operaciones fraudulentas o en
instrumentos tan turbios como el “empaquetamiento” de deuda hipotecaria de
alto riesgo en títulos que velaban esta condición y por las que se obtenían
jugosos dividendos. En tanto, de manera inexplicable, el Estado no asumirá el
control de tales empresas por lo que queda la impresión de que los
defraudadores, bancos y grupos privados así como la mayoría de sus
ejecutivos, mantendrán la propiedad de los activos buenos y gran parte de los
altos cargos5. Esa curiosa modalidad de la “ley del embudo” que se da como
graciosa concesión a quienes sumieron en el pánico al mercado bursátil, a
quienes denostaron de cualquier regulación estatal, refleja más bien la poca
voluntad política para reestructurar el sistema financiero por vías menos
dañinas para la sociedad y una victoria pírrica de las posiciones más
conservadoras que creen así defendido el “principio” de mantener al Estado
lejos de posiciones decisorias en el mercado de valores.

La realidad va a mostrar que el Tesoro Norteamericano tendrá muy pocas


posibilidades de recuperar una inversión tan deleznable, con lo cual solo se
aumentará desproporcionadamente la deuda pública (ya de por sí la más
grande del mundo), se crearán condiciones para nuevas cargas fiscales a los
contribuyentes y muy probablemente se recortarán los fondos para los
programas sociales, incrementando la inestabilidad y las tensiones ya críticas
en la sociedad norteamericana. Pero sobre todo, por este camino no se
encontrará sino una profundización de la crisis financiera, pues pronto
aparecerán más instituciones contaminadas por las deudas tóxicas que querrán

5
El rumbo que tomó el Estado Sueco ante su crisis bancaria del año 1992, con causas
muy similares a la actual crisis bursátil norteamericana, fue muy distinto: “El país
escandinavo no solo rescató a sus instituciones financieras al hacer que su gobierno
tomara el control de las deudas incobrables. Quitó capital a los accionistas de los
bancos antes de expedir cheques. Los bancos tuvieron que contabilizar las pérdidas y
expedir garantías para el gobierno. Esta estrategia hizo responsables a los bancos y
convirtió al gobierno en propietario. Cuando se vendieron los activos en riesgo, las
ganancias fueron a parar a los contribuyentes y el gobierno pudo recuperar más dinero
al vender también sus acciones en las compañías” Carter, D. Suecia da recetas para
paliar avalancha financiera” The New York Times. Selección Semanal. El Espectador.
Bogotá. Octubre 6 del 2008

22
Prefacio a la Primera Edición

ser liberadas de su peso muerto y que obligarán a mayores intervenciones pues


el problema de la insolvencia de las instituciones financieras se podrá volver
crónico.

El discurso de un mercado libre, sin restricciones ni injerencia estatal6, que


fue usado para justificar la privatización de los servicios sociales con el
argumento de que hasta los hospitales que sirven a las poblaciones más pobres
deben ser auto- sostenibles e incluso rentables- en la más pura racionalidad
neoliberal- queda, como se dijo, por los suelos. Lo que se devela ante los ojos
del ciudadano del común es que entre tanto se deteriora el servicio de salud, o
se pone en cuestión la inversión en educación o saneamiento básico, o el
apoyo estatal a las pequeñas y medianas industrias, argumentando el déficit
fiscal o la falta de fondos de los presupuestos públicos, masas inverosímiles de
dinero se dedican a salvar bancos o a financiar guerras. A cualquiera se le
puede ocurrir la pregunta de cual sería hoy el estado de la economía
norteamericana si una buena proporción de esos dos billones de dólares
gastados en aventuras belicistas y salvamentos financieros se hubieran irrigado
hacia el deteriorado y excluyente sistema de salud o a fortalecer su principal
activo: la calidad y cobertura de la educación y la investigación, aumentando
el bienestar y la productividad de la sociedad, consolidando mayores niveles
de ingresos que mantendrían activos los circuitos de la economía real,
saneadas las finanzas públicas y, aún dentro de la más ortodoxa racionalidad
capitalista, tendrían un impacto multiplicador sobre el conjunto de la actividad
económica, en lugar de enriquecer más a las corporaciones de la industria de la
guerra o a los especuladores de la banca.

6
M. Moore relata como “En 1999, Bill Clinton propuso una ley para eliminar todas
las regulaciones que regían Wall Street y nuestro sistema bancario. La ley fue
aprobada y Clinton la firmó. El senador Phil Gramm, el principal asesor económico de
McCain, dijo cuando se firmó la ley: “En los años treinta... se creía que el gobierno era
la respuesta. Se creía que la estabilidad y el crecimiento provenían de la dominación
del gobierno sobre el funcionamiento de mercados libres. Estamos aquí para revocar
[eso] porque hemos aprendido que el gobierno no es la respuesta. Hemos aprendido
que la libertad y la competencia son las respuestas. Hemos aprendido que si
promovemos el crecimiento económico promovemos la estabilidad mediante la
competencia y la libertad.“ Estoy orgulloso de estar aquí porque se trata de una ley
importante; es una ley desregulatoria. Creo que es la ola del futuro, y estoy
terriblemente orgulloso de haber sido parte de que se convirtiera en realidad.” Moore,
M. “Como arreglar el lío en Wall Street”
http://www.michaelmoore.com/words/message/index.php?id=237

23
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

El modelo que hoy muestra las dimensiones de su fracaso ha sido


profundamente inequitativo y pro- rico. Durante las dos administraciones de
Bush seis millones de personas se sumaron a la población en pobreza y siete
millones perdieron su seguro de salud. En cambio, en la parábola del
desequilibrio y el ventajismo en la distribución de la riqueza, con apoyo del
Estado, se concentró el número de multimillonarios, incrementando su
participación en el total del ingreso de los norteamericanos.7 Algo similar
ocurrió con los altos ejecutivos de las corporaciones y compañías de la Bolsa
de Valores. “El Instituto de Estudios Estratégicos de Washington estima que
los contribuyentes proporcionan cada año más de 20.000 millones de dólares
en subsidios o sueldos fiscales para sueldos o pagos de ejecutivos. Entre los
detractores más fuertes de las infladas compensaciones están Warren Buffet y
el difunto gurú de la administración, Peter Drucker, quien argumentó que los
salarios de directores ejecutivos no deberían ser mayores a 20 o 25 veces en
comparación con los del trabajador promedio. (El año pasado los directores
ejecutivos obtuvieron en promedio 344 veces el salario del típico trabajador)8

Este modelo de legislar y gobernar para esa ínfima fracción de la población


que son los ricos, que es inherente a la ideología neoliberal, se ha extendido
por todo el planeta. Se les exonera de impuestos, se les subsidia, se eliminan
las regulaciones que les sean incómodas; se permite que presionen a los
congresistas y autoridades gubernamentales mediante la práctica del “lobby”
por medio de la cual son los abogados y representantes de las corporaciones
las que redactan proyectos de ley para su beneficio, o simplemente se les
soborna, y, cuando están en dificultades se les “rescata”; todo con el dinero de
los contribuyentes. A esto se le llama la “confianza inversionista” que no exige
7
El documentalista Michel Moore resumía esta faceta así: “Los 400 estadounidenses
más ricos – de verdad, son sólo cuatrocientos – poseen MÁS que los 150 millones de
estadounidenses de más abajo en su conjunto. ¡400 estadounidenses ricos tienen más
guardado por ahí que medio país! Su valor neto combinado es de 1,6 billones
[1.600.000.000.000] de dólares. Durante los ocho años del gobierno de Bush, su
riqueza ha aumentado en casi 700.000 millones de dólares – el mismo monto que
ahora quieren que les demos para el “rescate.”…Un 25% de las principales
corporaciones de EE.UU. no pagan actualmente NINGÚN impuesto sobre los
ingresos. Los ingresos federales corporativos ascienden actualmente a un 1,7% del PIB
comparado con un 5% en los años cincuenta. Si aumentamos el impuesto sobre los
ingresos corporativos para volver al nivel de los años cincuenta, eso nos da 500.000
millones de dólares. Moore, M. “Como arreglar el lío en Wall Street”
http://www.michaelmoore.com/words/message/index.php?id=237
8
Kristof, N. “Salven a los peces gordos”. El Espectador. Bogotá, octubre 6 del 2008, P.
28

24
Prefacio a la Primera Edición

ninguna contraprestación o responsabilidad social a los capitalistas. Contrasta


esto con la compulsión por recortar conquistas sociales, por minimizar el gasto
público requerido para la reproducción de la sociedad toda y para su bienestar.
En Colombia hay una larga historia de esta plutocracia o gobierno de los ricos:
si hasta compensaciones para los exportadores por la revaluación del peso se
aprueban a cada rato, o subsidios para los cafeteros cuando disminuye el
precio internacional del grano, o el increíble subsidio a los ingenios azucareros
frente al contraído precio internacional del azúcar, reforzado con la absurda
legislación que ata el precio de la gasolina (siempre subiendo) al de los bio-
combustibles provenientes del azúcar, de obligatorio uso. Y esto en el mismo
tiempo en que se cierran hospitales públicos, se mantiene la resistencia
gubernamental a cumplir los mandatos judiciales frente a los millones de
colombianos en condición de desplazamiento forzado, se ponen talanqueras a
la “ley de víctimas” del paramilitarismo y se niegan nivelaciones salariales
ordenadas por la ley, como en el caso de los trabajadores de la rama judicial,
con el argumento de que “no hay presupuesto”. Estos son los sofismas de un
modelo que tampoco ha podido mantener con buena salud ni al propio sistema
capitalista.

No obstante que el Congreso y el Gobierno norteamericanos adoptaron


medidas tan favorables a las corporaciones involucradas en el desastre bursátil,
los índices no cesan de caer. Aunque aún no es comparable el descenso con el
ocurrido en el conocido como el “lunes negro” de 1987 cuando la bolsa de
valores de New York perdió en un día 23% de su valor, octubre del 2008 sigue
registrando cotizaciones a la baja, y sufrió una segunda ronda de caos, con un
índice Dow Jones en picada, que retrocedió por debajo de las 10.000 unidades,
llegando a caer cerca de 800 puntos en la jornada del 6 de Octubre, nivel que
no se registraba desde el año 2001. El pánico por supuesto arrastra a las
principales bolsas asiáticas, el índice Nikkei del Japón retrocedió un 4.25% y
la de Shangai 5.23% en la misma jornada. Las bolsas europeas señalaron
caídas similares. Frankfort, París y Londres cayeron más de 6% y luego se
recuperaron levemente. Las dos bolsas de Moscú, el Micex, cotizada en rublos
y RTS, cotizada en dólares, anunciaron este día la suspensión de sus
cotizaciones debido al desplome de más del 14% y 15%, respectivamente.

Para América Latina la situación no fue mucho mejor. Sao Paulo y Buenos
Aires también tuvieron que suspender operaciones ante la caída libre de sus
índices. México perdió 6.07%, Santiago 6.8% y hasta la diminuta y muy
concentrada Bolsa de Valores de Colombia tuvo una variación negativa de
4.86%, desinflándose sus acciones estrella: Banco Santander se desplomó en
16.16% y ECOPETROL bajó 5.03%. Así mismo, más y más bancos entran en

25
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

bancarrota y según las predicciones el año 2009 tendrá que vérselas con la
quiebra de no menos de 100 bancos adicionales en los Estados Unidos. Hay
que recordar que en los años ochentas cerca de 3000 bancos tuvieron que
cerrar, dando lugar a la concentración en mega- corporaciones que son las que
ahora se encuentran en dificultades mayúsculas. Ni siquiera los atentados
terroristas del 11 de Septiembre del 2001, que sin duda también apuntaban a
golpear el sistema financiero occidental, consiguieron tanto desbarajuste.

El capitalismo neoliberal como crisis perpetua

Ahora bien, el capitalismo postfordista es un sistema en crisis crónica.


Apenas se salía de las crisis de los ochentas y sobrevino la depresión de 1999
que se extendió durante los primeros años del nuevo siglo. La actual crisis que
nació como crisis de las hipotecas de alto riesgo en Agosto del 2007, amenaza
con transformarse en crak bursátil y recesión general del sistema. Si nos
atenemos a la lógica cíclica, la actual podría ser la culminación de un ciclo
económico de larga duración de los que pronosticó Kondatrieff, en una fase en
la que, en el intento de remontar la caída tendencial de la tasa de ganancia en
el sector productivo, los capitales viran hacia actividades especulativas que
implican alto endeudamiento y mercados signados por la asimetría en la
información, nula transparencia en la fijación de los precios y exigencias de
fidelización forzosa para quienes acceden los créditos, lo cual hace la situación
muy poco competitiva para los productores que ven disminuidas su eficiencia
y sus rentas y por tanto se convierten en carne de crisis.

Pero una dinámica perversa como la generada por esta manera de afrontar
los ciclos críticos tiene como presupuesto abandonar toda ilusión de progreso
para los marginados. Y eso promueve un clima de confrontación y
desesperanza que es abordado por los regímenes con medidas autoritarias,
endurecimiento del tratamiento de orden público y militarización de la
sociedad. Algunos medios registran con cierta alarma que el ejército ha
comenzado a ser desplegado en las ciudades norteamericanas. Según informó
el 8 de Septiembre el Army Times “a partir del 1 de octubre fuerzas del
ejército norteamericano, antiguamente estacionadas en Irak traerán sus
experticias a suelo estadounidense” esta es una medida adoptada para los
próximos 12 meses y el ámbito de operación de la misión será nacional tal
como señala el periodista Luís Iregui “de acuerdo con el comunicado no es la
primera vez que el ejército ha sido desplegado en casa (como en el 2005,
después del desastre de Katrina), pero algo que omite el mismo es que es la
primera vez que se despliega sin existir inminente problema de orden público

26
Prefacio a la Primera Edición

y, además de manera permanente” 9. Según la nota de prensa el Ejército


justifica esta decisión como una misión que busca mejorar la capacidad de
respuesta del gobierno a emergencias nacionales y las tropas, según el Army
Times estarían destinadas a contener multitudes y desobediencia civil.

Esta es una orden que raya con la ilegalidad y va en contravía de la


tradición jurídica estadounidense si se tiene en cuenta que desde el Acta de
Insurrección de1807 existe una legislación que prohíbe la presencia de tropas
en las calles de la Unión americana. Se incrementa así la propensión a
desarrollar medidas políticas excepcionales que ya habían tenido una escalada
con la Patriot Act y demás restricciones a los derechos fundamentales que
siguieron a los atentados del 11 de Septiembre del 2001. No es exclusivamente
el sistema económico el que está en crisis, es el sistema jurídico- político, el
entramado institucional, las formas de producción, y sobre todo las de
distribución de la riqueza social, las que hacen agua, habiendo abandonado
hace tiempos cualquier resquicio de las fuerzas de transformación que
inauguró la modernidad capitalista para refugiarse, a la defensiva, en el aparato
trascendente de órdenes autoritarios y explotación desbordada que desechó el
humanismo moderno fundado en los principios de la igualdad humana, de
singularidad y de comunidad, para instalarse en el fundamentalismo del
mercado, en el poder indiscutible de la guerra y la opresión, es decir en la
vivencia del capitalismo salvaje como crisis perpetua.

Buena parte de Latinoamérica siguió la senda del desarrollismo salvaje

Es la misma ruta que ha adoptado Latinoamérica y particularmente


Colombia, con el agravante de que las condiciones de partida son mucho más
precarias tanto en la estabilidad económica como en lo referido a
infraestructura social e institucional. Hace muy pocos días el representante de
la FAO para América Latina y el Caribe advertía que tan solo como
consecuencia del incremento de los precios de los alimentos, producto de las
políticas de desprotección estatal del campo y de los problemas derivados del
cambio climático, la pobreza latinoamericana se va a incrementar en 10 o 15
millones de personas10.

9
Iregui, L. “Con el ejército en casa”. El Espectador. Bogotá. Octubre 6 del 2008.
10
La FAO ha informado que si la inflación de alimentos supera el 15%, la pobreza en
América Latina puede aumentar 3 o 4%. Colombia regresaría a nivles de pobreza del

27
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

Los vientos de la recesión mundial amenazan fuertemente al subcontinente.


La reducción sustancial de los precios de las materias primas golpea los
ingresos externos de estos países. Después de un alza especulativa de los
precios del petróleo que superó los 150 dólares el barril, se ha desinflado su
cotización y está muy próxima ahora de los 80 dólares por barril. El desempleo
interno en los países receptores de migrantes latinoamericanos y las
regulaciones de países europeos que promueven el retorno van a hacer caer los
ingresos por concepto de remesas (que en países como Ecuador, Colombia y
los países centroamericanos son el primero o segundo renglón de divisas) y va
a agudizar la presión sobre un mercado laboral deteriorado que tiene cifras de
dos dígitos de desempleo.

El Gobierno colombiano ha proclamado, no con poca irresponsabilidad,


que la economía colombiana está blindada ante la crisis internacional de
valores. Lo peor es que esta coyuntura llega en un momento en que las buenas
cifras de crecimiento mostradas en los años anteriores (incrementos del PIB y
de la inversión extranjera, disminución del desempleo y de la pobreza y muy
altas tasas de rentabilidad para los empresarios), consecuencia en buena parte
de la burbuja especulativa externa y de las altas demandas a productos de
exportación con precios muy favorables, ya muestran cifras de una muy
robusta destorcida. No habían reparado los planeadores y constructores del
discurso oficial en la calidad de tales cifras, en su composición y en su alta
vulnerabilidad. Se trataba de un crecimiento altamente artificial, con escaso
desarrollo de la economía real, con abandono del campo y de la industria
productora de bienes y servicios demandados por el mercado interno (gran
parte del cual se dejó para ser suplido por las importaciones de todo tipo de
artículos de consumo) y con inversiones extranjeras que en una alta proporción
no crearon nuevas industrias sino que se tomaron el control de empresas ya
existentes, aprovechando las gabelas de la desregulación laboral y los
beneficios de exenciones tributarias y exportación de utilidades y de capitales
sin ningún gravamen, o con muy bajos impuestos. Es decir, el modelo que se
derrumba en USA, implementado aquí a profundidad.

Sin recibir aún el impacto de la crisis bursátil, el PIB colombiano en el


segundo trimestre del 2008 solo registró un crecimiento del 3.7%, de los
cuales solo un punto está explicado por los sectores de producción real de la
economía (industria, agricultura, construcción y electricidad). El sector minero

54.7% según este organismo internacional. Ver Gutiérrez R. “Diez millones más de
pobres tendrá América Latina”. El Espectador. Bogotá, Septiembre 29 del 2008. P. 14

28
Prefacio a la Primera Edición

(especialmente petróleo y carbón) creció 7.8% y explica (dado su tamaño) otra


porción del crecimiento general, lo que quiere decir que la parte del león se
atribuye al sector bancario, comercial y de comunicaciones, todos sujetos a
contingencias especulativas y dependientes de la demanda del sector real y de
los vaivenes de la economía mundial. Tampoco es claro cual es la
participación en este crecimiento de la economía ilegal, especialmente el
narcotráfico, que mantiene su auge pese a las erradicaciones masivas, pese a la
captura de algunos capos importantes y al vaivén de las negociaciones con los
paramilitares, a la impunidad y al fracaso de la intervención norteamericana a
través del Plan Colombia. Entonces el modelo, reivindicado como muy exitoso
gracias a la “seguridad democrática” y la “confianza inversionista”, parece
haber entrado en declive. La situación de la infraestructura colombiana,
particularmente la de carreteras y trasporte es de las más dramáticas de
América Latina. La incapacidad de gestión, la corrupción y la enorme porción
del presupuesto que se dedica a gasto improductivo como la guerra y el pago
de la deuda externa colocan al país en condiciones de competitividad
negativas.

Pero tal vez lo más indicativo de las consecuencias del modelo es el


desastre social que sufren los colombianos. La pobreza cabalga sobre más de
la mitad de la población; regiones como Chocó, Sucre o Nariño se sumergen
en la indigencia y son decenas los niños y niñas que mueren de hambre sin
remedio; el sistema de salud ha eclosionado y se ve con escepticismo la
posibilidad de hacer cumplir la jurisprudencia de la corte constitucional que
ordena a las EPS e IPS que no obliguen a los enfermos a tramitar la vía de
tutela para tener acceso a servicios básicos de salud que son obligatorios; la
educación muestra un aumento en la cobertura, al tiempo que sigue sumida en
los más bajos estándares de calidad casi vergonzosos en el concierto
internacional; los derechos sociales que consagró la constitución no se
cumplen, mucho menos para los 4 millones de desplazados producto de una
guerra que carcome al país, sin solución a la vista.

Siendo abrumador el problema de la pobreza, éste puede ser sensible a los


efectos de coyunturas mundiales como la del crecimiento del comercio
internacional, mejores condiciones de liquidez e inversión y crédito barato. El
que entre 2002 y 2006 hubiesen ocurrido estos fenómenos explica el
mejoramiento de algunos de los índices más críticos de pobreza, en especial en
el nivel urbano. El cambio de esas condiciones coyunturales internacionales
seguramente va a deteriorar rápidamente los pocos logros alcanzados.

29
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

En cambio el problema de la distribución de la riqueza tiene consecuencias


estructurales, de largo plazo. La muy aguda situación de inequidad proviene de
la forma como ha sido constituido el esquema de funcionamiento de la
sociedad colombiana. La brecha entre los más pobres y los más ricos es de una
profundidad escandalosa. Los finales de la década de los años noventas del
siglo anterior señalaron los índices recientes de mayor inequidad en la
distribución del ingreso. En 1999 el coeficiente de Gini se situó en 0,6 (en
donde 1 indica la máxima desigualdad) y Colombia solo fue superada por
Brasil en el concierto de los países más inequitativos del mundo. La
distribución del ingreso entre los diversos grupos poblacionales, aunque ha
mejorado un poco en lo corrido del presente siglo, siguen siendo demoledores:
“La desigualdad no puede ser más cruda: los tres primeros deciles no
alcanzaron a participar con el 6% del ingreso, el 70% de la población más
pobre absorbió apenas el 27%; mientras que el Cecil más rico (decil 10)
participó con cerca del 47% del ingreso, que a su vez triplicó el segundo 10%
más rico y cuadruplicó al del tercer decil más rico”11

Y el asunto no es solo la inequidad en los ingresos, sino en el acceso a los


activos como la tierra y la propiedad urbana, la incapacidad absoluta para las
mayorías de ahorrar, de acceder al crédito, o de garantizar la educación de
calidad para contar con algún capital social. Quizás el problema más
apremiante es el de la tierra; han sido décadas de despojo de los pequeños
campesinos que han debido soportar violencias sucesivas y que han convertido
a buena parte de ellos en desterrados, ahora buscando refugio en las calles de
ciudades y poblados. La Reforma Agraria no ha creado las nuevas calases
campesinas medias que fueron motor de despegue económico y de desarrollo
democrática en otras latitudes. Hoy los campesinos se debaten entre el
desplazamiento forzado o el plegamiento a los actores del conflicto armado.
Los más retardatarios intereses se han adueñado a sangre y fuego de las
mejores tierras del país, y reproducen la estructura terrateniente y la
concentración de la tierra. Tal como señalan los autores del estudio citado
(DIAL 2008) “La alta concentración de la propiedad de la tierra en Colombia,
además de profundizar los problemas de desigualdad económica, es uno de los
factores estructurales de la persistencia del conflicto socio- político y de la
economía ilegal del narcotráfico. Considerado el nivel agregado nacional (por
regiones se observan casos más extremos), más de la mitad de los propietarios
de los predios ocupan menos del 2% de las tierras, mientras que menos del

11
DIAL. “La pobreza de un país altamente inequitativo”. Bogotá. 2008, p.13

30
Prefacio a la Primera Edición

0.5% de los propietarios de los predios ocupan más del 60% del territorio” 12

Las políticas de desarrollo que se consolidaron después de la época


Reagan- Tathcher abandonaron cualquier idea de equidad social, hicieron
todas las apuestas a mejorar las condiciones para una mayor acumulación de
los más ricos y enterraron las políticas sociales de bienestar. El único
sucedáneo fueron las políticas de focalización para apenas contener los peores
efectos de su escalada neoliberal.

Sobre el libro “Los Nuevos Sentidos del Desarrollo”

Es en el contexto que he reseñado tan escuetamente en las páginas


anteriores que resurge la pregunta por el desarrollo, por las consecuencias de
los modelos implantados, por las posibilidades y la urgencia de re-significar el
concepto y sus prácticas. A este análisis está dedicado el presente libro.

La decisión de releer y volver a escribir los catorce artículos que


originalmente fueron publicados en distintas revistas y libros a lo largo de los
últimos 6 años de trabajo de investigación y darles un hilo conductor en torno
a la pregunta por el desarrollo, surge de las discusiones y de la investigación
que adelanta el Grupo “Ciudadanía, Comunidad y Desarrollo”13 adscrito al
Centro de Estudios e Investigaciones Humanas y Sociales (CEIHS) de
Uniminuto, trabajo ligado al proceso de construcción de la Maestría en Paz,
Desarrollo y Ciudadanía que se adelanta en convenio de esta Universidad con
las Universidades de Loja (Ecuador) y de Granada (España).

Esta selección de textos, que fueron sometidos a actualización, revisión y


corrección, mantiene sin embargo, el núcleo analítico original y por tanto están
desarrollados en contextos de procesos de investigación específicos que le dan
su sentido seminal. De ahí que en algunos momentos se encontrarán nociones
que más adelante han sido decantadas e incluso replanteadas, pero que aportan
luces a un debate de gran vigencia.

El prólogo de Antonio Elizalde, uno de los más importante teóricos del


desarrollo en América Latina, contextualiza la discusión que hoy se adelanta
alrededor del problema de las formas que ha tomado recientemente la
12
DIAL, Ibid, pág. 14
13
El Grupo de Investigación “Ciudadanía, Comunidad y Desarrollo” es un grupo
compuesto por investigadores del CEHIS que está reconocido por Colciencias y
clasificado por esta entidad en categoría “A”. El autor es el Líder de este grupo.

31
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

propuesta del desarrollo, controvierte la visión hegemónica cuyo proyecto


encarnó en ese asomarnos a los frutos de una modernización huérfana de la
cultura política y de las instituciones de una modernidad que se esperaba
revolucionara los atavismos y atrasos pre- modernos que aún nos acechan. Ese
modelo se ha convertido en permanente productor de desigualdad, pobreza y
violencia y ha desatado los ríos turbulentos de la resistencia social. Aparte de
esclarecedor para los lectores es muy honroso para el autor que Antonio
Elizalde haya aceptado revisar el texto y producir este prólogo, símbolo de un
ya largo trabajo común y de perspectivas que confluyen.

El libro está organizado en cuatro capítulos que abordan la pregunta por el


desarrollo en relación con las innovaciones productivas, con la cuestión del
territorio y de la paz, con la ciudadanía y con los derechos humanos. Todo el
trabajo está atravesado por un enfoque interdisciplinario que se desmarca de la
idea de entender el desarrollo como un objeto de estudio exclusivo de la
economía. El desarrollo hoy demanda interdisciplina, requiere de construir un
escenario no solo a donde confluyen distintas ciencias auxiliares, sino en
donde la reflexión y la investigación reconstruyen el problema de estudio
como un fenómeno ligado a la vida íntegra de los seres humanos que implica
una analítica compleja que bebe de la filosofía y la economía, de la historia y
la antropología, de la sociología y la política, de la ecología y la psicología,
tanto como de las ciencias jurídicas, todo sobre el entramado profundo de la
cultura.

El primer capítulo, “Naturaleza del desarrollo, transformación de las


formas de trabajo y procesos de subjetivación” incorpora dos artículos:
Desarrollo Ciudadanía y cambio social” escrito en el año 2006 y “El proceso
de producción del pensamiento creativo y la gestión del conocimiento” escrito
en el año 2004. En el primero se hace una crítica a las concepciones
hegemónicas sobre el desarrollo y se propone la búsqueda de nuevos sentidos
para referirnos a este conjunto de fenómenos humanos y sociales que
tendemos a agrupar bajo el amparo de la idea del desarrollo. Habría que
preguntarnos sobre ¿qué desarrollo?, ¿de qué modo? y ¿para quiénes?

Los cuestionamientos mas fuertes a las nociones operantes de desarrollo, no


surgen tanto de los discursos que circulan, sino sobre todo, de profundas
inconsistencias y contradicciones que se presentan en las condiciones prácticas
del desarrollo. Los discursos en muchas ocasiones son revalidados o
revitalizados a través de procesos de enunciación de políticas, formulación de
programas e indicadores que tratan de ubicar el problema del desarrollo como

32
Prefacio a la Primera Edición

un tema de metas y resultados. En cambio, las profundas crisis que


experimentan las sociedades suramericanas (y de manera especial la
colombiana), ponen en evidencia niveles preocupantes de inequidades e
injusticia social, empobrecimiento y violencia a distintos niveles, el
desbordamiento de las instituciones para atender a las demandas sociales, una
crisis en el ejercicio de los derechos y deberes ciudadanos, crisis
medioambiental y alimentaria, entre otros fenómenos, son un cuestionamiento
permanente e ineludible que revela las fisuras e insuficiencias del modelo de
desarrollo vigente.

En este primer texto se suscita un acercamiento a los factores que vienen


jalonando las transformaciones más significativas en las formas de
comprender, enfocar y generar el desarrollo en contextos como el nuestro y se
hace énfasis en superar la compulsión del crecimiento económico a cualquier
precio, pues al crecer en detrimento de la vida misma no hay desarrollo
posible. Hay de fondo aquí un problema ético sobre el cual es imperativo
reflexionar.

Esta respuesta al problema de la vida se ve atravesada por el fenómeno de


transformación de las formas de producción en la sociedad y la búsqueda de la
reconstitución de relaciones profundamente democráticas. La exploración de
nuevas formas de hacer posible el ejercicio de las libertades humanas está
siendo promovida desde distintas apuestas de afirmación de la vida. Y estas
ideas que se ubican en la base de lo que comprendemos como desarrollo
humano, nos obligan a preguntarnos por la naturaleza de las fuerzas que
permitan eliminar los obstáculos que dejan a los hombres y mujeres con tan
pocas opciones para realizar libremente la actualización y extensión de sus
capacidades y el ejercicio de sus derechos a una vida plena.

Así mismo, la crisis de las formas modernas de Estado y de sociedad


produce una resignificación de sus nociones fundantes, promoviendo nuevas
asociaciones y espacios de reconstitución de la ciudadanía, de lo público, de
los derechos y los deberes. La promoción y defensa de un Estado Social de
Derecho presenta retos y exigencias manifiestas para lograr la inclusión de las
cada vez crecientes masas de gente sometida a la pobreza, el desempleo y la
desesperanza, aprovechando sus fuerzas creadoras y dando viabilidad al
ejercicio de derechos colectivos.

Por otra parte y de manera correlacionada, los procesos de producción


material vienen siendo transformados rápidamente; la ampliación hacia los

33
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

nuevos ámbitos globales e internacionales y el auge en la producción de


bienes inmateriales, introducen nuevas formas de asociación y comunalidad,
planteándose como cuestión fundamental el problema de las formas de
apropiación y adopción de los nuevos medios y recursos utilizados en los
sistemas productivos emergentes, recurriendo a formas de gestión creativa,
formas de autogobierno y de cooperación social. A este tema se le dedica el
segundo artículo que compone este capítulo, ubicando el conocimiento como
pieza fundamental de estos nuevos procesos de producción y a su gestión
como todo un proyecto orientado a resignificar las formas tradicionales de
producción económica, abriendo camino para que nuevas formas de economía
social emerjan y se extiendan, creando las condiciones necesarias y
favoreciendo la actuación e inclusión de un espectro amplio de ciudadanos y
organizaciones.

Este proyecto de gestión de las nuevas formas de producción presenta


características relevantes a indagar. Por una parte es un proyecto para producir
sociedad y no sólo utilidades económicas, se trata de procesos de generación
de capital social (sobre este concepto también se hacen precisiones y
cuestionamientos), en tanto produce o reproduce valores sociales y culturales,
y suscita la movilización de capacidades y potencialidades de individuos y
colectivos.

Se da el paso hacia la producción inmaterial, desplegado en las esferas del


trabajo afectivo, de la interacción y del contacto humano. Esta forma de
trabajo produce redes sociales, formas de comunidad y escenarios de confianza
y biopoder, vitales para la consolidación de un nuevo modelo productivo.

La noción de “gestión del conocimiento” es sometida en este texto a debate


en su relación con las demandas de las nuevas formas de producción y en
atención a la manera como absorbe elementos de la administración del
mercado globalizado respondiendo a los intereses de desarrollo del capital a
los cuales sirve. Desde otra perspectiva habría que asumir la producción de
conocimientos como un proceso creativo del pensamiento, imbricado con los
intensos procesos de subjetivación que vive el mundo contemporáneo.

El segundo capítulo está dedicado al “Desarrollo y la cuestión del


territorio” y en él se incluyen dos artículos: “Del desencanto del progreso a la
creatividad de las fuerzas de la tierra” que data del año 2001 y “Ordenamiento
territorial y redistribución de poderes”, escrito en 1999.

34
Prefacio a la Primera Edición

El primero de estos artículos se refiere a como la noción de desarrollo


ligada al progreso ha dejado un profundo desencanto entre quienes reconocen
críticamente que la pretensión humana de ponerse por encima de las fuerzas
de la naturaleza, de dominarlas y volcarlas hacia su beneficio, no resulta más
que una manifestación vana (y ahora más que nunca: irresponsable) de
soberbia y arrogancia. Las aspiraciones científicas de aumentar nuestra
capacidad de medir, prever y controlar la vida han repercutido, de manera
primordial, en el ordenamiento del hábitat, en las formas de construcción del
territorio y en la adecuación de los espacios, marcado desde la época moderna,
por una dinámica de dominación de las fuerzas, de las condiciones, los lugares,
las formas y los significados, atravesados así, por permanentes ejercicios de
poder.

En este afán dominador, que ubica al hombre en el centro de toda la


realidad, se ha olvidado u obviado la conexión existente e inexorable del ser
humano con la naturaleza. El ser humano ha pasado por alto que, su afán
devorador de la naturaleza, eventualmente provocará su propia destrucción. La
tierra, ese organismo vivo y maravilloso sobre cuya superficie discurren tan
diversas formas de vida, resiente ahora los embates del poder humano,
mientras, resiste y da muestras de estar reorganizando sus fuerzas vitales.

El panorama entonces se llena de angustias e incertidumbres, pero también


pone en evidencia la riqueza y complejidad de los procesos caóticos que
suscita la vida. Las fuerzas que se ponen en juego en esta conflictiva pero
interdependiente relación entre el ser humano y la naturaleza, generan una
dinámica de equilibrio-desequilibrio que suscita nuevos órdenes naturales y
por parte del ser humano, nuevos ordenamientos.

El segundo artículo de este capítulo se concentra en los modos de ordenar y


reordenar los territorios que el ser humano ha venido generando, las nuevas
formas de habitar que surgen de estos nuevos territorios, los nuevos espacios,
sus características y formas de apropiación; con la pregunta por ¿cómo
garantizar que el mundo podrá seguir siendo un nicho para la vida? La
reconciliación del ser humano con la naturaleza tiene como premisa la
reconciliación de este consigo mismo (entre hombres y mujeres, entre etnias,
entre pueblos, entre modos distintos de ver el mundo); y, la base misma del
habitar humano en este planeta radica en los modos de constitución de
territorios y estos procesos, a su vez, se constituyen en formas de distribución
y ejercicio de poderes, por ello, un proyecto que haga posible llenar de nuevos
sentidos el modo de existir en este mundo se ve inevitablemente atravesado
por el ordenamiento territorial y la distribución de los poderes.

35
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

Los procesos históricos y sociales implicados en la construcción de


territorios, exigen una revisión de los conceptos de espacio, lugar y territorio,
ubicando el problema de su significación en el ámbito de la cultura,
recorriendo la propuesta de la enunciación de los recipientes del poder
territorial (en la que se abordan las categorías de bioespacio y tecnorregión
planteadas por Orlando Fals Borda) y finalmente, destacando el papel de la
ciudad como el espacio al que actualmente se ha volcado toda la apuesta del
ordenamiento territorial y en gran medida las apuestas por el desarrollo.

El tercer capítulo “Los múltiples rostros de la ciudadanía” se compone de


cuatro artículos: “La ciudad como trama de singularidades para la vida”,
escrito en 1998; “De la sociedad civil a la sociedad de control”, redactado en el
año 2001; “Ciudadanía y estados de excepción”, del año 2006 y “Ciudadanías
de control y ciudadanías de resistencia” que data del 2005. A la discusión
sobre las categorías de ciudad, ciudadanía y sociedad civil, tan fundamentales
para el discurso moderno, se las emplaza desde la realidad creciente que
imponen los estados de excepción y desde las posibilidades que abren las
luchas de la resistencia social.

La ciudad se nos presenta, en el primer artículo de este capítulo, como un


escenario de multiplicidades, una abigarrada trama de relaciones sociales, a
menudo invisibles para sus habitantes, en la que se construyen y reconstruyen
permanentemente no solo una, sino varias y diversas ciudades, operando y
transformándose de forma inadvertida. La ciudad está segmentada, atravesada
por sistemas de relaciones hegemónicas que promueven movimientos de
modulación y homogenización, y que intentan sobreponerse a dinámicas de
construcción colectiva que no responden apaciblemente a las rígidas
demarcaciones políticas y sociales que emanan del poder de centro. Un
espacio en donde se concentran diferentes fuerzas productivas, desplegándose
en el marco de un cuerpo social que está modificando sus pautas tradicionales
del trabajo, las cuales se vienen descentrando del producto material e
inmediato de los operarios, hacia los dispositivos sociales que se ponen en
marcha para ampliar el impacto en términos de desarrollo científico y
tecnológico y expandiéndose hacia ámbitos superlativos de producción y
circulación de mercancías.

Una ciudad que se manifiesta no solamente como productora de bienes


materiales, sino también de subjetividades, de territorios existenciales, de
códigos culturales y por ende de formas diversas de vivir y existir en la urbe.
Asociados al funcionamiento de la estructura urbana del capitalismo

36
Prefacio a la Primera Edición

contemporáneo, se encuentran los fenómenos de exclusión social y económica


que obligan a muchos de sus habitantes a emprender una lucha permanente por
sobrevivir, por lograr, en el mejor de los casos, unas condiciones mínimas para
su existencia.

La ciudad parece no ser de nadie, su fragmentación es la misma de la


sociedad que la habita, a pesar de la pretensión que aún exhibe el Estado para
administrar la vida en su interior. Desde los aparatos estatales la ciudad aún es
percibida como una totalidad y se hacen esfuerzos por controlar y gestionar su
cuerpo social. En la administración de la vida urbana se recurre a dispositivos
que funcionan como regímenes semióticos, que pretenden dotar de sentido y
de significación a los territorios existenciales de los ciudadanos, con el ánimo
de proteger al cuerpo social de posibles sobresaltos y del desorden que pueda
producir la irrupción de cualquier “otro” singular que ponga en cuestión la
totalidad, aparentemente armónica y normal.

Siendo la ciudad entonces el espacio de convergencias (y divergencias) de


los distintos fenómenos que acompañan el desarrollo, la constitución de
territorios y el ejercicio de la ciudadanía, se hace necesario revelar la
complejidad que denota la vida urbana actual, en términos de su prolífica
capacidad para generar y albergar subjetividades diversas (no todas ellas
armonizadas y arraigadas existencialmente), su dinamismo para imponer las
condiciones de realización de muchas de las prácticas económicas, sociales,
políticas y culturales en sus habitantes, su poderosa influencia sobre las formas
de organización y agenciamiento de los actores sociales, su inexorable
determinación del modo y velocidad de tránsito en el espacio y el tiempo,
entre otras.

En El artículo dedicado a la discusión sobre el concepto de la sociedad civil


se desarrolla la pregunta por el papel de las instituciones sociales en la esfera
de la construcción de lo público, aglutinándolas bajo la figura de un aparente
“sujeto colectivo”, dotado de un sistema de relaciones que favorecen la
mediación entre los intereses particulares y colectivos de manera legítima y
razonada.

El texto realiza un rastreo por los orígenes de la sociedad civil moderna,


analizando algunas de las formas que ha tomado en diferentes momentos de la
historia occidental, así como sus fundamentos, su papel, sus crisis y sus reales
contribuciones a la construcción de una democracia profunda. El paradigma de
la sociedad civil entra a ser cuestionado en virtud de las formas de relación que

37
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

vienen sustentando las instituciones que la conforman y que terminan


orientándose hacia una configuración propia de los aparatos, dispositivos y
estructuras de las sociedades disciplinares y de control.

La controversia pasa por la caracterización de las formas actuales de


reorganización de las fuerzas sociales, correlato de nuevos modos de
producción, de la transformación de la naturaleza del trabajo, y de la
emergencia de nuevas subjetividades ligadas al surgimiento de distintos y
diversos modos de resistir (desde la vida misma) a las formas de control y
disciplina encarnadas en la sociedad civil.

El tercer artículo se dedica a los problemas que trae para la concepción


clásica de la ciudadanía moderna el problema de los estados de excepción.
Buena parte de los factores y procesos sociales enunciados anteriormente y en
los capítulos iniciales, ponen en cuestión y suscitan crisis en la concepción y
las prácticas contemporáneas del “ser ciudadano”. Adicionalmente, fenómenos
como la guerra, el conflicto armado, la politización de la muerte y el uso de
estados de excepción, ponen en entredicho las condiciones de posibilidad para
algunas formas de acción social y política que tradicionalmente se enmarcaron
dentro de la enunciación formal de un Estado Social de Derecho.

Lo que se examina es la deriva que han tomado los ejercicios de poder a


diferentes niveles, y sus repercusiones en la constitución del sujeto ciudadano,
en medio de las crisis profundas de los procesos totalitarios de subjetivación,
arraigados en dinámicas de un biopoder que desdibuja la posibilidad de
encontrar el “ciudadano”, ahora despojado (desnudado) de sus derechos o en
condiciones precarias para el ejercicio de los mismos.

El artículo que cierra este capítulo presenta la investigación que realizó el


autor a propósito de las experiencias de formación ciudadana en Bogotá,
durante las administraciones del Alcalde Antanas Mockus. Se ponen en
discusión los postulados centrales de dicha propuesta, haciendo una disección
de las bases teóricas y conceptuales que la sustentan, interrogando la
perspectiva ética y el proyecto político detrás de sus prácticas que
establecieron las bases para promover desde el Estado los procesos de
regulación y autorregulación de los comportamientos ciudadanos.

38
Prefacio a la Primera Edición

A las formas de constitución de una ciudadanía funcional de las sociedades


de control, se plantea la posibilidad de concebir la ciudadanía actual como un
ejercicio de resistencia, cuyo camino está aún tomando forma y se colma de
proyecciones y alternativas interesantes. Todos estos intentos, vinculados a
formas renovadas y dinámicas de participación ciudadana, ponen en evidencia
los procesos vitales de acción humana que tienden a desbordar los
contenedores que intentan controlarla. Esta es una etapa en la que se presentan
posibilidades inéditas de desarrollo de las potencias creativas humanas que se
anuncian como nuevas formas de vida, nuevos territorios existenciales,
impregnados de un impulso transformador que afecta toda la sociedad.

El cuarto capítulo “Problemas de la ciudadanía y los derechos sociales, en


el horizonte del desarrollo como libertad” lo conforman seis artículos que
tienen como trasfondo dos investigaciones realizadas por el autor, una para la
Agencia de Cooperación Alemana GTZ y el gremio que asocia a los
productores de panela en Colombia (Fedepanela) y otra para el Programa de
Derechos Humanos de MSD (Management Sciences for Development)
Colombia.

Los artículos son: “Ciudadanía moderna y fundamentos del desarrollo”,


escrito en el año 2005; “Economía política del empobrecimiento”; redactado el
mismo año; “Los derechos económicos, sociales y culturales como parte del
desarrollo de los estados modernos” redactado en el año 2006; “Derechos,
desarrollo humano y políticas públicas” que data también del 2006”, ”Los
nuevos problemas de la economía campesina en un contexto globalizado”,
escrito originalmente en el año 2001 y “Se redefinen los procesos de
construcción de comunidad” redactado en el año 2002.

En el marco de un análisis sobre los factores que hacen del desarrollo un


fenómeno polifacético, polisémico, y por ende complejo, el problema de los
Derechos Sociales, ocupa un papel capital. Siguiendo la línea trazada en el
primer capítulo, en la cual se destaca, entre las diferentes formas de enfocar el
desarrollo, aquellas que han insistido en promover salidas innovadores y
humanas a las crisis y problemáticas de la sociedad contemporánea, hay
entonces que profundizar en el planteamiento del desarrollo humano como un
problema de expansión de las libertades humanas.

39
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

Esta idea de desarrollo estaría dirigida, desde esta concepción, a garantizar


las oportunidades sociales para la actualización y extensión de las capacidades
humanas y ello es ante todo un proceso de construcción de una ciudadanía de
derechos.

Si bien los capítulos anteriores avanzan en la discusión conceptual sobre los


diversos problemas asociados a la cuestión del desarrollo en confirmación de
la hipótesis de que éste atañe a fenómenos de la producción material del
capitalismo, pero sobre todo a las condiciones políticas para la emergencia de
una ciudadanía moderna, en éste cuarto capítulo el trabajo se adentra en la
pluralidad de fenómenos, problemáticas, factores, condiciones y situaciones,
que entran en juego al momento de plantearse construir un desarrollo humano,
fundado en una ciudadanía de derechos, muchos de los cuales no han sido
satisfactoriamente recogidos en los discursos hegemónicos ni en las prácticas
orientadas hacia el desarrollo real impulsado desde los poderes de centro.
Manifestación de esta modernidad precaria que se ha echado a andar y que
incluye el modelo de desarrollo dominante, son las profundas crisis,
transformaciones y retos que se suscitan en los diferentes sectores de la
sociedad que siguen sin constituirse en sujetos del ejercicio pleno de los
derechos, traducido en una efectiva expansión de las libertades.

El primero de los artículos de este capítulo explora ese canal vinculante


entre Estado – Sociedad – Ciudadanía modernos que es el problema de los
Derechos y, en la actualidad, específicamente los Derechos Económicos,
Sociales y Culturales (DESC) que plantean radicales interrogantes a la
configuración de la ciudadanía actual. La primera de ellas es si la apuesta por
los derechos como determinante ontológico del ciudadano contemporáneo
obliga a resignificar la dimensión de lo político, al descentrar las instituciones
como escenario exclusivo de lo público, para ubicar la defensa del bien común
en los ciudadanos mismos.

En otras palabras, el único camino para radicalizar la modernidad sería que


la ciudadanía actual se vislumbrara como una condición de despliegue de
capacidades que haga posible un ejercicio pleno de libertades, lo cual no sería
factible sin la refundación y reconfiguración de la esfera de lo público; un
espacio que en Colombia se presenta insuficiente y deformado, incapaz de
cobijar la multiplicidad de manifestaciones de ciudadanía que se vienen
presentando.

40
Prefacio a la Primera Edición

El segundo artículo del capítulo se propone una lectura del problema de la


pobreza desde una perspectiva de calidad de vida (y no solo de práctica
económica), de carencia de derechos y de ausencia de condiciones para ejercer
y expandir las capacidades de las personas. En este texto se hace un ejercicio
de diagnóstico del problema del empobrecimiento en Colombia, de sus causas
profundas y sus tendencias nefastas, poniendo en juego indicadores y
herramientas que suministra la economía política del desarrollo.

En el tercer artículo se entra en el análisis detallado de las formas que


asume la garantía y la exigibilidad de los derechos, desde los últimas décadas
finales del siglo XX y en lo que transcurre del XXI. Las continuas exigencias
al Estado para impulsar reformas jurídicas, proveer una red institucional y de
infraestructura apropiada, así como la asignación de recursos suficientes y
adecuados para la realización plena de los DESC por parte de los ciudadanos,
hacen parte de las dinámicas que en las sociedades actuales se vienen dando.

El problema de las políticas públicas y de la asignación del gasto social en


Colombia, es el objeto del cuarto artículo del capítulo. La formalización de la
democracia participativa y del Estado Social de Derecho promulgados por la
Constitución del 91, y la materialización de dichas apuestas a través de la
generación de políticas públicas y de herramientas jurídicas que garanticen el
ejercicio de los DESC, son el pretexto para aclarar los alcances y límites del
papel del Estado en dicha garantía. Así mismo, las políticas y los instrumentos
diseñados por instituciones internacionales como el PNUD para ponderar los
niveles de desarrollo humano y social, recurriendo a sistemas de indicadores y
a variables micro y macro-económicas, dan una idea de los marcos de política
con los que se intentan orientar sus programas de acción en los países
focalizados, pero también se constituyen en un referente para estimar los
alcances y obstáculos, así como el entorno del derecho internacional de los
derechos humanos de las acciones emprendidas por los Estados para
transformar las problemáticas objeto de atención. En esa dirección se explora
sobre las tendencias del gasto social y sus límites en el marco de los procesos
globales y regionales.

El quinto artículo se adentra en el problema de la tierra y en la cuestión de


la pequeña producción campesina, esferas éstas tal vez de las más afectadas
por los signos anti-democráticos de los modelos de desarrollo que han
dominado el rumbo de Colombia, incubadoras de exclusiones, inequidades y
violencias. Se dedica un espacio a reconocer las estrategias de resistencia que
la población campesina viene implementando para hacer frente al embate de
un mercado globalizado y a unas condiciones de empobrecimiento realmente

41
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

adversas. Se alerta también sobre asuntos referidos a la seguridad y la


soberanía alimentarias; sobre los vacíos que se presentan en el modelo de
desarrollo vigente, y sobre la urgencia de incluir esta apuesta, como una de las
más trascendentales en la lucha por los DESC y la ciudadanía social. Más
urgente aún, cuando cobra certeza la inminencia de una crisis alimentaria
mundial que eventualmente va a impactar con su saga de hambre en nuestro
país.

Finalmente, el sexto artículo se detiene en los modos de organización y


generación de proyectos comunes, que es uno de los flancos que puede marcar
la diferencia; pues, ante un modelo de desarrollo que induce a la atomización
social y a la disgregación y disolución de los vínculos personales, la manera de
subvertirlo es desde los procesos de construcción de comunalidad.

Todo el libro argumenta alrededor de una salida que es la que puede dar
nuevos sentidos al desarrollo: Los proyectos de constitución de lo común se
forjan sobre la base de las transformaciones colectivas de la realidad,
posibilitando procesos igualmente colectivos de apropiación y comunicación
de saberes, representaciones políticas novedosas, subjetividades de
emancipación, éticas de vida libres de violencia. Desde allí, desde la búsqueda
de cambios que apelen a la micropolítica del deseo que liberen las potencias
humanas; que generen sinergias y vínculos, plenos de intensidad y afectividad,
cada vez más amplios, brotarán las nuevas formas de lo común que propendan
por mantenerse abiertas y cambiantes, ligadas a la vida que son la fuente
misma de la transformación.

42
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

Vásquez, J.M. El cambio interior. Acrylique sur toile. 2007.


Ubicada en elarte.blog.com/2257911/

CAPÍTULO I

1 NATURALEZA DEL DESARROLLO,


TRANSFORMACIONES DE LAS FORMAS
DE TRABAJO Y PROCESOS DE
SUBJETIVACIÓN

44
Capítulo I: Naturaleza del Desarrollo, Transformaciones de las formas de trabajo…

1.1 DESARROLLO, CIUDADANÍA Y CAMBIO SOCIAL14


El debate conceptual y la evaluación de las políticas públicas sobre la
cuestión del desarrollo y de su naturaleza están hoy impregnados por la
profundidad de los cambios que afectan las formas del trabajo y de la
producción, así como por la nueva dinámica de las relaciones de intercambio y
de la organización de la vida social que están en marcha en el mundo.

Al despuntar el siglo XXI, el universo de las relaciones sociales, todas las


esferas de la economía y las formas de organización política están en plena
ebullición. Somos una sociedad mundial en transición en donde están
presentes multitud de elementos que fueron fundamento de la sociedad
moderna, como la gran industria, la agricultura dependiente del mundo
campesino, las instituciones de los estados nacionales, la proclamación de los
derechos y libertades fundamentales que nos convirtieron en ciudadanos. Pero
también se han incubado los procesos de internacionalización de la economía
a escalas inéditas, la revolución informática y comunicacional, la
manipulación genética de la agricultura y de la vida y un nuevo mapa de las
relaciones de poder. Los ciclos de la naturaleza se han alterado drásticamente a
escala planetaria, un estado de guerra latente, que se encarna en territorios de
todos los confines, parece abrir una etapa de conflictos armados perpetuos y se
han alterado profundamente la cultura, las subjetividades y las
representaciones sociales. El entorno para el desarrollo se ha hecho, entonces,
mucho más complejo.

Estos fenómenos afectan directamente las políticas de bienestar, los


derechos de la población y las posibilidades de construcción de futuro de
sociedades como la nuestra. La expansión económica ilimitada, propulsada por
una máquina productiva que absorbe innovaciones y genera apetitos y
consumos crecientes pareciera dar cuenta de las capacidades humanas para
producir riqueza. Si fuera así, el crecimiento sería entonces el nombre del
desarrollo. De cuanto produces y consumes dependería el que un territorio
fuese desarrollado. La ciencia económica neoclásica no tendría ante sí mayores
sobresaltos.

14
Publicado originalmente como prólogo del libro “Desarrollo, ciudadanía y cambio
social. Desafíos para las políticas públicas en Colombia.” UNIMINUTO,
DANSOCIAL, Fundación Carolina Colombia, FODESEP, Corporación El Minuto de
Dios. Bogotá, 2007.

45
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

Sin embargo, estas sociedades opulentas para unos no han podido superar
la pobreza y la desigualdad de las mayorías. Millones de seres humanos
permanecen en la ignominia y el desamparo, expulsados de sus nichos
productivos, sus redes sociales en proceso de disolución, legiones deambulan
por el mundo como refugiados carentes de derechos de ciudadanía, o se
instalan en las esquinas de las ciudades, en medio de la indigencia, sin poder
desplegar su potencia productiva, ni poder realizar sus anhelos de una vida
digna. Por eso, la construcción de conceptos sobre la cuestión del desarrollo se
enuncia ahora con los calificativos de humano y social, para significar que éste
debe responder al problema crucial que está en juego: el de la vida misma, el
de las nuevas formas de producción de la sociedad y el de la reconstitución de
relaciones profundamente democráticas; y ello, sin duda, rebasa la idea de un
progreso fundado en el mero crecimiento económico.

Las pregunta que se plantean entonces son ¿en dónde radica el motor del
desarrollo humano, si éste se entiende como una cuestión de expansión de la
libertad humana? y ¿cuáles son las fuerzas que pueden eliminar los obstáculos
que dejan a los hombres y mujeres con tan pocas opciones para realizar
libremente la actualización y extensión de sus capacidades y el ejercicio de sus
derechos a una vida plena?

La manera más refinada y avanzada como se ha abordado este problema es


que el colectivo social se dote de una institucionalidad democrática del tipo de
un Estado Social de Derecho. Es decir que el problema de capacidades y de
derechos sociales fundamentales se resuelva como un problema de ciudadanía
social. En otros artículos he afirmado que, en la perspectiva de la modernidad,
sólo un ciudadano poseedor de titularidades puede constituirse en un sujeto
situado en la esfera pública, y es ello lo que le permite alcanzar una posición
en la interlocución con el Estado. Sin esfera pública no se puede dar el hecho
de la ciudadanía.

El problema es que las tendencias dominantes en la economía y la sociedad


globales socavan estos fundamentos modernos, y sus bases- edificadas sobre el
discurso de los derechos humanos- van siendo relegadas como estandartes de
tiempos que riñen con las urgencias prácticas de la sociedad de mercado para
cuyos procesos de acumulación a veces se prefiere la ruta más expedita de
regímenes autoritarios. Muchos países han sido puestos ante el, hasta hace
poco impensable, dilema de más mercado o más democracia y algunos han
optado por aplazar los reclamos de democracia y bienestar en espera de que
vengan mejores condiciones de expansión económica para emprender,

46
Capítulo I: Naturaleza del Desarrollo, Transformaciones de las formas de trabajo…

entonces, el reconocimiento progresivo de los derechos económicos, sociales y


culturales de la población.

Esto es aún más agudo en territorios con alto déficit de construcción


ciudadana moderna como Colombia, dado que la esfera pública es precaria y el
Estado es, sin duda, muy débil ante la magnitud de los retos de sectores
armados ilegales, la escasa construcción del ámbito de lo social y la propia
fragilidad de la legitimidad que deviene de sus niveles de corrupción y de la
falta de alternativas para superar la exclusión.

Hay una crisis de lo público que exige también repensar esta dimensión de
la vida colectiva, por cuanto el ejercicio de las libertades ciudadanas se ha
mantenido en los estrechos marcos de la representación, los avances de la
democracia participativa que se erigió como complemento al sufraguismo,
sólo excepcionalmente, han rebasado los límites de la participación tutelada y
las virtudes declarativas de un constitucionalismo social han naufragado en el
profundo malestar del desarrollo guiado por las políticas neoliberales. En
cambio, podríamos decir que lo público está asociado hoy, de manera
privilegiada, con las nuevas formas de lo común que se están produciendo en
los renovados escenarios de la reproducción de la vida. Es en esas nuevas
fuerzas, en esos nuevos actores, en esas nuevas formas de encuentro, de
comunicación y de sociabilidad tremendamente creativas y productivas- que
emergen por ahora solo como potencia- que se abren las múltiples
posibilidades de redefinición del desarrollo y de lo ciudadano. La
reivindicación del Estado Social de Derecho cobra sentido si contribuye a
incorporar como fuerzas creadoras a esa masa de gente sometida a la pobreza
al desempleo y a la desesperanza, si los derechos de ciudadanía que reclaman
los nuevos actores sociales- cada vez más amplios y ya no sólo concebidos
como derechos de los individuos sino, también, como derechos colectivos-
permiten vislumbrar y apuntalar nuevas formas de organizar la sociedad, de
propulsar el desarrollo de todos y de respetar la naturaleza.

Estamos ante una dislocación de los campos en los cuales se constituye el


poder en todas sus dimensiones. Lo que está en recomposición no son sólo las
relaciones económicas que se codifican y mitifican en los abundantes
indicadores económicos disponibles, ni las variables sociales que suelen leerse
en clave de rendimientos económicos o de productividad. La lógica del
desarrollo como una agregación de la producción de una población
fragmentada, que responde únicamente a la racionalidad del mercado, es lo
que se cuestiona a los paradigmas neoclásicos y desarrollistas que han
gobernado el mundo durante más de cien años.

47
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

En esta dirección también se hace indispensable profundizar la crítica al


modelo de desarrollo productivista soviético, más atento al desarrollo de las
fuerzas productivas materiales (industrialización, electrificación) que a la
potenciación de las capacidades humanas íntegras, que desestimó lo decisivo
del equilibrio y respeto por el entorno natural y que naufragó en su pretensión
de una rígida planeación central, convirtiendo al Estado burocrático en la
negación de la gestión democrática de la producción y de la sociedad que
prometieron las revoluciones de los albores y mediados del siglo XX.

Para el caso de la racionalidad neoliberal y desarrollista que ha regido la


política de desarrollo en América Latina, hay que añadir que se ha postulado
como una ideología legitimadora de un estado de cosas injusto en donde, por
ejemplo, la distribución del excedente se concentra en pocas manos y así
puede sostenerse e incluso empeorar, siempre que arroje cifras de enorme
crecimiento económico. Como si esta situación fuera sólo el fruto de la
competencia en el mercado y en ella no actuaran factores como la manera en
que está distribuido el poder y como entran en juego las fuerzas políticas, o
fuera factor de poca monta el cómo se llega a arreglos institucionales y la
interferencia de los valores, de las regulaciones y de las subjetividades. Tal
como señala Kart Polanyi “Todo mercado económico se halla siempre y
necesariamente incrustado en un mercado social, y, en última instancia en
unas estructuras políticas de poder”15.

La lógica de la maximización de la utilidad productiva como rasero puede


llevar a considerar inevitable la privatización de todos los bienes como
garantía del óptimo funcionamiento del sistema. El agua, el aire, la tierra, la
salud, la jubilación, los sistemas energéticos, la educación, las playas y los
mares, las comunicaciones y el transporte van siendo convertidos en propiedad
privada, (dejando tan sólo tenues e insuficientes regulaciones), olvidando que
estos bienes y servicios públicos constituyeron los cimientos de la soberanía
moderna de los Estados nacionales. Por esa senda se puede llegar a contradecir
una racionalidad sustantiva que indica que ningún sistema social puede
legitimarse si admite que haya formas de reproducción que encarnen bienes
superiores a la vida misma. Visto así, el desarrollo se convierte, en primer
lugar, en un problema esencialmente ético, de opción por la vida.

15
Polanyi, Kart. “La gran transformación. Ediciones Endimión, 1989. Citado por
Hardt, M y Negri, T. “Multitud”. Random House Mondadori. Barcelona. 2004. pág.
199

48
Capítulo I: Naturaleza del Desarrollo, Transformaciones de las formas de trabajo…

De ahí que sea necesario ver el desarrollo desde la perspectiva de la


reproducción integral de la vida y en ella no intervienen solamente el Estado y
el capital privado, sino que se engendran permanentemente las condiciones
para formas de cooperación plurales que surgen de la eclosión16 de
singularidades creativas, que se integran en redes que definen formas no
convencionales y, muchas veces no institucionalizadas, de lo común.

Es el mismo proceso de desregulación y flexibilización laboral el que ha


creado las condiciones para atenuar las fronteras de la división social del
trabajo. El trabajador de hoy cambia con mucha frecuencia su condición de
empleado a desempleado; se ha visto obligado a abandonar los patrones
rígidos de especialización del trabajo y se transforma en trabajador
polivalente; ha debido recurrir por períodos a auto-emplearse y por tanto,
fortalecer formas de organización sostenidas en redes de reproducción
económica de proximidad que el capitalismo de la gran fábrica había
arrinconado como la familia, el paisanaje, la amistad, la vecindad y la afinidad.
La visión del ingreso y del consumo mercantilizado, como única medida del
desarrollo de la sociedad, impide observar la lógica de la reproducción global
y excluye las dinámicas de otras formas de organización como las
mencionadas, relaciones de afinidad y redes que restauran y revalorizan
vínculos comunitarios y de solidaridad que habían sido desdeñados hasta hace
poco.

La tendencia implantada por el modelo de desarrollo imperante, que


garantiza crecimiento del producto pero no del empleo, ha convertido en un
problema estructural el incremento de los desocupados, cuya sobre vivencia
material depende de sus propios ingenio y recursos, que sin embargo, no hacen
parte ya de un sector desconectado y excluido del circuito económico general,
puesto que ahora todas las redes de cooperación y de producción están
comunicadas, lo que hace posible que todas las actividades de los habitantes de
un territorio, incluidas las de los pobres y desempleados, sean directamente
productivas y sus organizaciones se hagan cada vez más complejas.

Muchas de las actividades denominadas “informales” o del rebusque, que

16
Nada más apropiado al fenómeno que se describe que la metáfora con la cual el
Diccionario de la Lengua española define en algunas de sus acepciones la palabra
“eclosión”: “Acción de abrirse un capullo de flor, una crisálida o un huevo”.
“Hablando de movimientos culturales o de otros fenómenos históricos, psicológicos,
etc., brote, manifestación, aparición súbita” Real Academia Española. “Diccionario de
la lengua Española”. Editorial Espasa. Madrid, 1992. Pág. 786

49
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

atañen a formas de comercio al menudeo, reutilización de bienes, labores


vinculadas a la distribución y a la comunicación, pequeñas empresas familiares
de alimentación, reciclaje, servicios personales o pequeña agricultura; tienden
a organizarse a través de comunidades prácticas, algunas de las cuales
rememoran al viejo mutualismo, o retoman los principios y la experiencia del
cooperativismo, o le asignan nuevas funciones y ámbitos de trabajo a las
organizaciones vecinales, a las asociaciones civiles, a los sindicatos o a la
acción eclesial, o simplemente se estructuran como redes de ayuda mutua.

Algunos analistas latinoamericanos conciben esta dinámica como un


auténtico “subsistema de economía social centrado en el trabajo, vinculado
por relaciones de solidaridad interpersonal, de reciprocidad interpersonal y
comunitaria de diversos niveles, con una variedad de formas de organización:
trabajo individual por cuenta propia, emprendimientos familiares,
cooperativas, asociaciones de producción, de consumo, de coalición del poder
de compra, de regulación de mercados desde la sociedad, de construcción de
mercados (las redes de trueque son el caso más llamativo) que no son
atrasados, sino, que tienen otra lógica, la de la reproducción ampliada de la
vida de todos, subsistema que no pretendemos que sea autárquico en presencia
de una economía del capital y una economía estatal, sino que ponga otras
condiciones al intercambio con esos otros subsistemas”17.

Reconozcámoslo o no como un sector de economía social y comunal, lo


cierto es que emerge una poderosa fuerza social productiva, que no se remite a
la reivindicación de los pobres por salir de su miseria y obtener una porción
del consumo, sino, que encarnan formas del ser común, cuyo signo distintivo
es la diversidad, la singularidad y la creatividad y cuya productividad reclama
esquemas muy distintos de distribución de la riqueza social.

1.1.1 El nuevo entorno y las preguntas emergentes


sobre lo común como sujeto del desarrollo

Desde la década de los cincuenta del pasado siglo, los modelos de


desarrollo vigentes en América Latina han propugnado por alcanzar metas de
crecimiento que disminuyan la brecha con los países industrializados. Hoy se

17
Coraggio, José Luís. “De la redistribución del ingreso al desarrollo de una economía
social”. Ponencia presentada al Encuentro “Hacia el Plan Fénix. De la crisis actual al
crecimiento con equidad”. Facultad de Ciencias Económicas. Universidad de Buenos
Aires. Abril del 2002

50
Capítulo I: Naturaleza del Desarrollo, Transformaciones de las formas de trabajo…

vive un fenómeno de relativamente rápida expansión económica en algunos


países latinoamericanos, sin que los flagelos de la pobreza y de la inequidad
social parezcan reducirse de manera importante.

Este asunto, además, ya no está determinado por las necesidades que había
dictado la guerra fría entre las superpotencias y que animaron algún espíritu de
reformas sociales como elemento de contención de la influencia soviética o el
avance de revoluciones en el territorio de América Latina. El cambio del
modelo mundial de industrialización y del comercio a escala mundial con sus
secuelas de desregulación y formas precarias del empleo y viraje de las
funciones del Estado- crearon un nuevo contexto al desarrollo de la región.

El declive del capitalismo de la gran industria dio paso en los países


centrales a formas más refinadas y complejas de trabajo que, más allá de
producir bienes, como los que generaban las grandes fábricas fordistas de
producción (automóviles y otros bienes de consumo duradero, o las
mercancías que abastecen la demanda para el consumo inmediato), se centran
en la creación de bienes que bien pueden llamarse inmateriales cuyo principal
valor agregado es el conocimiento, la comunicación, la información o los
servicios personales de atención que buscan sufragar demandas relacionadas
con el goce, el entretenimiento, el bienestar y las emociones de los individuos
o los grupos.

Esta creciente tendencia a generalizar la producción de códigos, imágenes,


símbolos, lenguajes va impregnando también las formas de desarrollo de la
producción en los países de la periferia del capitalismo y se va haciendo un
componente de mucho peso y expandiendo como novedosas maneras de
trabajo intelectual, cognitivo y lingüístico, al cual se suman otras formas de lo
que algunos investigadores denominan el “trabajo afectivo”18 como las que
difunden los medios de comunicación con su abigarrada red de símbolos, que
producen o manipulan afectos, sensaciones y, de contera, formas de vida; o las
labores domésticas y de crianza en el hogar, hasta hace poco consideradas un
trabajo subordinado al cual se confinaba a la mujer.

Por supuesto, que se trata de una tendencia que aún tardará mucho por
hacerse drásticamente hegemónica y que no se expande con la velocidad que
lo hace en los países capitalistas dominantes. En nuestras tierras el trabajo
agrícola y el trabajo industrial siguen siendo los que definen el rumbo del

18
Ver al respecto, Hardt, M. “Acerca del trabajo afectivo”. Revista Nova et Vetera.
ESAP. Bogotá. 2004.

51
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

desarrollo y su soporte sigue siendo la producción de bienes y servicios


tangibles, aunque muy rápidamente nuestros países se hacen consumidores de
estas formas de producción y comienzan a incorporarse a las cadenas globales
que lo impulsan, dinamizando estas formas de trabajo, cuya cualidad inédita es
que a la vez producen bienes, generan relaciones sociales y crean el
fundamento para nuevas formas de cooperación, de lo que es común y para
reformular la tradicional relación público- privado.

Se hace entonces indispensable a las teorías del desarrollo registrar estos


cambios puesto que las tensiones que lo determinan no se circunscriben ahora
a los términos de intercambio entre el centro y la periferia del capital; ni a los
problemas derivados de generar una capacidad industrial instalada propia, ni
siquiera, a la potencia para la formación de capital físico o social, o la
habilidad para atraer a la inversión extranjera. El desarrollo va tomando su
particular signo de las relaciones sociales comunes que van emergiendo, de las
nuevas maneras en que se intercomunican los sectores y se producen los
afectos y los conocimientos, en que se producen los lenguajes y el entramado
simbólico, de la capacidad con la cual se multiplican los encuentros y en que la
gente aprende a descubrir nuevos ámbitos de colaboración y cooperación
productiva.

La práctica derivada de la aplicación de modelos de desarrollo con énfasis


en la intervención estatal para propiciar la protección de la industria de los
Estados nacionales y para introducir la planificación económica centralizada, o
aquella subsidiaria de los modelos que reclaman la liberación de las fuerzas
del mercado como regulador supremo de los flujos económicos de un país en
el marco de la galopante globalización, no logran contener, ni explicar las
múltiples formas de comunalidad que emergen por doquier. Éstas parecen no
estar agenciadas por la hermética dualidad Estado- Mercado en su pretensión
de ser el único par dialéctico a través del cual la ideología dominante debate y
encuentra la lógica del desarrollo.

De ahí que, a la vez que critica la supuesta omnipotencia y omnipresencia


del mercado como supremo dinamizador del desarrollo, Amartya Sen, señale
las presencia de formas de organización económica y social que se ubican en
el exterior de estas dos grandes instituciones reguladoras: “De hecho, muchos
países de Europa occidental han logrado proveer una amplia seguridad social,
cubriendo tanto la educación pública como la atención de la salud, por vías
hasta entonces desconocidas en el resto del mundo; en Japón y Asia oriental, el
gobierno ha tomado las riendas en la transformación de su economía y su

52
Capítulo I: Naturaleza del Desarrollo, Transformaciones de las formas de trabajo…

sociedad; la educación y la atención de la salud han desempeñado un papel


central en los cambios sociales y económicos del mundo entero (y bastante
espectacular en el caso del este y el sudeste asiático); y la formulación de
políticas pragmáticas se ha inspirado tanto en instituciones del Estado y/o del
mercado como en organismos que no responden a ninguna de estas categorías,
como son las llamadas organizaciones comunitarias”19.

Para comprender este nuevo escenario hay que adentrarse en los cambios
que ha sufrido el proceso de valorización inherente a la producción capitalista
y como encajan las formas de producción comunitarias a las que venimos
haciendo alusión. El capitalismo de la gran industria cuyo ciclo se comenzó a
cerrar en los años setenta del siglo XX, llevó a su máxima evolución la
producción, reproducción y control de la vida de toda la sociedad bajo el signo
de la ley del valor que analizó sistemáticamente Karl Marx20. Este tipo de
capitalismo produce unas subjetividades e identidades dominantes específicas,
así como unas formas de organización del trabajo y del capital que se hicieron
hegemónicas por muchas décadas. Las figuras del empresario innovador
schumpeteriano y del obrero fabril, se hicieron emblemáticas del antagonismo
predominante en una sociedad de clases, regida por la cadena “fordista” de
producción; así como los gremios empresariales y los sindicatos de
trabajadores de rama industrial fueron las formas de organización por
excelencia de los sujetos de este tipo de estructuración del capital.

La revolución tecnológica que introdujeron la informática, la telemática y


la robótica, transfiguraron el mundo de la gran industria, descentralizaron la
producción y diversificaron el consumo. El trabajo sigue siendo la fuente del
valor, pero sus formas y su relación con el tiempo han cambiado
drásticamente. Hoy no tenemos a miles de trabajadores adscritos a una gran
fábrica de producción en cadena, sino trabajadores diseminados, privados de la
contratación colectiva, sometidos a procesos con altos componentes
comunicacionales, intelectuales y de información y cuyos ritmos y secuencias
son totalmente otros. Es decir, el paradigma de la producción inmaterial

19
Sen, A. “Teorías del desarrollo a principios del Siglo XXI”. Biblioteca Digital de la
Iniciativa Interamericana de Capital Social, Ética y Desarrollo. www.iadb.org/etica
20
A través de su obra fundamental Marx explica como el capital crea una forma de
relación social de producción colectiva, en donde el trabajo cooperado e
interconectado es la fuente de la acumulación y de la reproducción, así como de la
riqueza. La relación entre el trabajo y el valor se da en términos de unidades de tiempo
socialmente necesario, en donde el excedente constituye la plusvalía. Ver. Marx, K.
“El Capital”. F.C.E. México

53
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

comienza a permear el universo del trabajo y de la productividad del capital,


rompiendo la relación tradicional entre tiempo de trabajo y tiempo de
reproducción de la vida (ocio, atención a los hijos, formación, goces estéticos).

Los trabajadores, ahora compelidos a saltar de un empleo a otro, o a


propiciar el pluriempleo y el trabajo por cuenta propia se ven sumergidos ya
no sólo en escenarios de producción de los medios materiales de la vida social,
sino en espacios de indiferenciación entre la vida y el trabajo, en donde tanto
las relaciones como la capacidad de comunicarse, la habilidad de interceptar
circuitos del mercado o de generar nuevos segmentos de él a la manera de
mercados sociales (formas de trueque, mercados justos, etc.), todo ello se ve
impregnado de afectos, de ideas, de imágenes, de subjetividades, de
solidaridades y de cooperación, que ya no son sólo un dato adicional, un factor
subordinado, sino, que juegan un papel inmediatamente productivo. Este tipo
de producción bien puede llamarse biopolítica, en la media en que está guiado
por una política productiva en donde se refunden el trabajo y la vida y a que
“tiende a crear, no los medios de la vida social, sino la vida social misma”21.

Esta es una nueva situación que crea un remezón en la dinámica de toda la


sociedad produciendo una lluvia estelar de singularidades, de modos de ser, de
búsquedas, de innovaciones y creatividades que facultan a millones de seres
para intervenir activamente en el mundo productivo y para crear la vida social
al margen y más allá de las subjetividades y las identidades del viejo
empresario o el tradicional obrero fabril.

Esa inmensa capacidad de producir lo social tiene una potencia expansiva y


auto- reproductora, de tal magnitud, que sólo puede ser captada y sometida
parcialmente por el capital22. Entonces siempre hay un excedente de potencia
productiva, un plus valor social expresado en saberes, en inteligencia
colectiva, en nodos de comunicación y capacidades para generar nuevas
intersecciones y encuentros, en despliegue de afectividades y solidaridades de

21
Hardt, M. Negri, A. “Multitud”. Random House Mondadori, Barcelona. 2004, pág.
177. En este texto los autores hacen una extensa sustentación de las principales
manifestaciones del trabajo inmaterial, en particular en el capítulo “De Corpore”,
páginas 188-223
22
“Esa producción biopolítica, por una parte, no tiene medida, porque no puede
cuantificarse en unidades fijas de tiempo, y por otra parte, siempre es excesiva con
respecto al valor que consiga extraer de ella el capital porque el capital nunca puede
captar la vida entera”. Hardt, M y Negri, A., op. Cit. Pag. 178

54
Capítulo I: Naturaleza del Desarrollo, Transformaciones de las formas de trabajo…

donde surge lo común como condición previa, materia prima de otras


alternativas de desarrollo, de reconstitución de lo público y, seguramente a la
vez, como resultado de esa espiral de procesos innovadores y liberadores.

Estamos ante una fuerza inmanente, que ya no se referencia


obligatoriamente al capital, que es potencialmente autónoma y en donde la
creación de cooperación se convierte en característica y virtud interna del
trabajo que tiende a producir directamente los medios de interacción, apoyo y
comunicación para la producción, formándose como una relación externa al
capital, creada en común y abierta a nuevas formas de cooperación.

1.1.2 Lo común como un proceso abierto y siempre


nuevo de transformación. Algunas discusiones a
propósito de la teoría del valor.

En la tras-escena del caos aparente de lo que los perplejos economistas


neoliberales y desarrollistas llamaron la “economía informal” y, que denotaba
todos los sectores que quedaban al margen del mercado institucionalizado por
las formas dominantes de regulación de la competencia, que pretendían una
economía de equilibrio, perfectamente ordenada, así como de ese aún poco
descifrado mundo del trabajo inmaterial, en ese trasfondo subyacen
estructuras-puente, o como prefiere describirlas Ilya Prigogine, “estructuras
disipativas”23 que impiden que la crisis entrópica del capital simplemente
liquide éstas y otras formas de producción y en cambio se abran nuevos
escenarios de valorización y de productividad.

Desde esta óptica, se hace ineludible realizar una relectura y una


actualización de la teoría del valor a la luz de la creciente complejidad de la
morfología del trabajo de donde brotan sistemas y organizaciones singulares y
diversos, lejos de los equilibrios convencionales, que tienden a hacerse cada
vez más independientes del mercado, cuya simetría y cerramiento es roto cada

23
Prigogine, I. “El nacimiento del tiempo”. Tusquets editores. Barcelona, 1998. Allí el
autor describe sus hallazgos en el estudio de la termodinámica: “Lejos del equilibrio la
materia adquiere nuevas propiedades, típicas de las situaciones de no- equilibrio,
situaciones en las que un sistema lejos de estar aislado, es sometido a fuertes
condicionamientos externos…Y estas propiedades completamente nuevas son del todo
necesarias para comprender el mundo que tenemos alrededor. La expresión “estructura
disipativa” encuadra estas nuevas propiedades: sensibilidad y por tanto movimientos
coherentes de gran alcance; posibilidad de estados múltiples y en consecuencia
historicidad de las elecciones adoptadas por los sistemas”. Pág.32

55
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

vez más a menudo por la irreversibilidad e incompletud de los elementos


nuevos venidos de ese sistema abierto en que se va convirtiendo la
construcción de lo común.

Por lo menos dos problemas requieren de nuevo examen. El primero es la


comprensión, en la dinámica de hoy, del trabajo socialmente necesario
considerado (trabajo abstracto) como fuente del valor en general; la relación de
estos dos elementos (trabajo y valor) está dada según la conocida conclusión
de Marx, por la correspondencia entre cantidades de tiempo de trabajo
abstracto y cantidades de valor. El plusvalor no es allí otra cosa que el
excedente de tiempo de trabajo que el dueño del capital se apropia, luego de
pagar, con un salario, el tiempo de trabajo que el obrero requiere para su
propia reproducción.

Al respecto anotaba Marx. “El único valor que en una producción dada es
producido por el capital, es el valor añadido merced al nuevo cuanto de
trabajo. Este valor no obstante se compone del trabajo necesario que reproduce
el salario- del anticipo efectuado por el capital bajo la forma de salario- y del
plustrabajo, y consiguientemente del plusvalor por encima de ese trabajo
necesario…La plusvalía pues solo puede estimarse con relación al trabajo
necesario. El beneficio es solo una forma transmutada, derivada y secundaria
de la plusvalía, la forma burguesa en la que se han borrado las huellas de su
génesis“. Y más adelante: “Que las jornadas laborales objetivadas permiten
disponer de más jornadas de trabajo vivas es el meollo de toda creación de
valor y de la creación de capital…el tiempo de trabajo vivo del que una
mercancía permite disponer expresa la medida de su valorización, la media del
plustrabajo que aquella pone”24.

24
Marx. C. “Elementos fundamentales para la crítica de la economía política.
Grundrisse. 1857-1858.” Tomo 2. Siglo XXI Editores. México. 2002. Páginas: 98, 99;
104. En otro apartado el autor señala que: El salario figura solo una vez en la
producción, como fondo destinado a convertirse en salario, como salario virtual. No
bien pasa a ser salario real, se le ha pagado y figura únicamente en el consumo, en
cuanto rédito del obrero. Lo que, no obstante recibe a cambio por el salario es la
capacidad de trabajo, y ésta, por cierto que no figura en la producción, sino solo el uso
que se hace de la misma: el trabajo. El trabajo se presenta como instrumento de
producción de valores porque no está pago, porque, pues, no está representado por el
salario. Del mismo modo en cuanto actividad creadora de valor de uso nada tiene que
ver con el trabajo asalariado. El salario en manos del obrero ya no es salario sino

56
Capítulo I: Naturaleza del Desarrollo, Transformaciones de las formas de trabajo…

Esta fue la forma dominante de producción de valor durante el capitalismo


industrial de la era fordista, hoy en declive. Claro que allí donde esta forma
específica del capital subsiste, los procesos de valorización se mantienen en
términos generales dentro de estos cauces. Pero la tendencia es a que ésta
sobreviva sólo como otra de las múltiples formas en que ahora se encarna la
fuerza productiva del trabajo, especialmente en aquellos procesos en que
comienza a hacerse presente el paradigma del trabajo inmaterial. ¿De qué
tiempos de trabajo socialmente necesario podemos hablar allí, cuando los
ritmos y los tiempos de producción se han acelerado o simplemente no pueden
ser cuantificados con las variables convencionales?, ¿por qué cauces puede
apropiarse el capital del plusvalor de formas de producción que discurren por
fuera del sistema salarial?, ¿cómo encaja en el paradigma del valor- trabajo
marxista el producto de formas asociativas, cooperativas o comunales cuyos
productores generan simples valores de uso para su propia subsistencia y cuya
resistencia radica, justamente, en retirarse de las redes duras del mercado
capitalista y dar a la luz otras redes de intercambio? Bueno aquí sólo esbozo
algunas de las preguntas que pueden suscitar elementos de actualización de
estos aspectos de la teoría del valor.

El segundo asunto en cuestión, hace relación a la naturaleza de la masa de


desempleados que estructuralmente genera el modelo de capitalismo en curso,
y a la población en situación de pobreza e indigencia, en medio de unas
políticas socio- económicas que agudizan la propensión a un incremento de
ella y a que se consolide, claramente, como la condición predominante en este
tipo de desarrollo.

La teoría del valor había explicado la división social entre empleados y


desempleados atribuyéndola a que el capitalismo tiene como condición el que
dentro de una creciente masa absoluta de trabajo necesario, debe buscarse la
mayor masa relativa de plustrabajo. Esto implica un permanente crecimiento
de la capacidad viva de trabajo y, en la situación de una apropiación por el
capital del plustrabajo ajeno, sólo puede significar que “a la población
necesaria- vale decir a la población que representa el trabajo necesario, el
trabajo indispensable para la producción- corresponde una población
excedente que no trabaja”, esto es, “un excedente de capacidad de trabajo”.
Pero “la capacidad de trabajo solo puede ejecutar su trabajo necesario cuando
su plustrabajo tiene valor para el capital, es valorizable para éste”. Por
consiguiente, si esta posibilidad de valorización se ve entrabada por cualquier

fondo de consumo. Solo en manos del capitalista es salario, vale decir aquella parte del
capital destinado a intercambiarse por capacidad de trabajo”. Páginas 96-97

57
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

motivo, por ejemplo los requerimientos de una mayor productividad del


trabajo, su propia capacidad aparece como “al margen de las condiciones de la
reproducción de su existencia; existe sin sus condiciones de existencia y es,
por ende, mero estorbo; necesidades sin los medios de satisfacerlas”25. O sea
que hay una porción del trabajo necesario que se constituye en superfluo para
el capital, una superpoblación relativa y que se utiliza como un ejército de
reserva de desocupados del que se echa mano como población inmediatamente
disponible y cuyo tamaño está relacionado con los requerimientos de
productividad, es decir, del crecimiento del plustrabajo con relación al trabajo
necesario, impuesto por las condiciones de la producción.

En estas condiciones el “trabajador libre” del capitalismo, que es pura


capacidad viva de trabajo, sólo puede resolver sus necesidades de
sobrevivencia en la medida en que pueda realizar el intercambio de su
capacidad de trabajo por la parte del capital que constituye el fondo de trabajo
y que para él se representa en un salario. Si su condición de desempleado lo
priva de este intercambio tendrá que recurrir a la caridad pública o atenerse a
la existencia de políticas sociales, que en los tiempos de Marx no se habían
erigido como derechos, pero que en todo caso no son pagados por los
capitalistas, sino por la sociedad entera. Por consiguiente, la ley de población
del capitalismo es “idéntica al pauperismo” y genera la paradoja de que en el
modo de producción fundado en el capital la pobreza se presenta como
resultado del incremento de la fuerza productiva del trabajo, es decir del
trabajo mismo26.

La teoría del valor sentó entonces las bases de teoría económica para
comprender el origen de la pobreza moderna, aunque 150 años después su
caracterización se ha hecho mucho más compleja hasta entenderse como una
pobreza por obstáculos para el despliegue de las capacidades productivas
integrales del ser humano y de carencia de derechos, es decir, como una

25
Marx, C. Op. Cit. Todos los entrecomillados de este párrafo corresponde a la página
116.
26
En los Grundrisse, Marx acota: “Si ésta (la población excedente) es mantenida, no lo
es a costa del fondo de trabajo sino del rédito de todas las clases. Lo cual ya no ocurre
gracias al trabajo de la capacidad laboral misma, merced a la reproducción normal en
calidad de obrero sino que lo mantienen otros por compasión, en cuanto ser viviente;
por lo tanto se convierte en zarrapastroso y pauper; al no mantenerse ya mediante su
trabajo necesario, esto es, gracias a su intercambio con una parte del capital, queda
excluido de las condiciones de la relación de intercambio e independencia aparentes”.
Op. Cit. Pág. 117

58
Capítulo I: Naturaleza del Desarrollo, Transformaciones de las formas de trabajo…

pobreza de ciudadanía. Ahora bien, la simplicidad contundente de las


conclusiones sobre la pauperización creciente de la población en el
capitalismo, que arroja la teoría del valor, no alcanza a explicar la múltiple
trama de productividades que ha surgido del mundo de los empobrecidos que
ya no son sólo satélites superfluos de la fábrica, que no se quedan a la espera
de un contrato para intercambiar su capacidad de trabajo por un salario y en el
entretanto viven del presupuesto social del Estado o de la limosna pública
(aunque muchos se vean obligados a seguir recurriendo a estos
procedimientos). Ya no es general la conclusión marxista de que “si ocurre que
el capitalista no necesita del plustrabajo del obrero, éste no puede realizar su
trabajo necesario, producir su medios de subsistencia…no solo como privados
de recursos, sino como incapaces de apropiarse de los medios de subsistencia
por medio del trabajo, en consecuencia como paupers”27.

Hoy tendríamos que hablar de la potencia productiva de los empobrecidos,


de los desempleados, de los subempleados, de los trabajadores por cuenta
propia; de su conocimiento acumulado, de su inserción en el mundo del trabajo
inmaterial y afectivo, de su capacidad de interceptación de la sociedad del
conocimiento y de la comunicación, de la vuelta a poner en escena de los
saberes ancestrales, de la fuerza productiva de la cultura, de sus capacidad de
autoorganización, de sus destrezas para trabajar en redes, de su apropiación y
creativa de los territorios, en donde se encuentran las riquezas más apetecidas
del planeta como la biomasa, la capacidad de sostener las fuentes de agua, aire
y alimento, en fin, de su papel esencial en la producción social global. Es
desde allí que tenemos que interrogar también la teoría del valor.

1.1.3 Pensar proyectos de sociedad con base en la


potencia de lo común

Atender a la ascendiente comunalidad del trabajo replantea también algunas


de las premisas de la vieja economía política, pues ellas han perdido capacidad
explicativa de estos ignorados sujetos que, entre otras cosas, ya no caben en la
simple definición de agentes económicos en tanto actúan productivamente
cada vez menos escindidos de sus singularidades sociales, de su historia, de
sus valores, de sus instituciones y su cultura, y por consiguiente, tienden a
incorporarse como sujetos activos portadores de subjetividades sociales, cuyo
principal valor agregado es la producción global de la vida social. Estas
expresiones no se dan de manera única y pura; se intercalan y conectan con los
circuitos de la economía de mercado y con el Estado, se tocan y repelen, son
27
Marx, C. Op. Cit., pág. 111.

59
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

influidas por estos factores dominantes y generan antagonismos no conocidos.

Algunas de estas enunciaciones intentan ser representadas en propuestas


teóricas, como la ya mencionada de la economía social en el nivel
latinoamericano. “Al ver la economía como inseparable de la cultura, la
Economía Social la mira como espacio de acción constituido no por individuos
utilitaristas buscando ventajas materiales, sino por individuos, familias,
comunidades y colectivos de diverso tipo que se mueven dentro de
instituciones decantadas por la práctica o acordadas como arreglos voluntarios,
que actúan haciendo transacciones entre la utilidad material y valores de
solidaridad y cooperación, limitando (no necesariamente anulando) la
competencia”28.

Este enfoque se pronuncia entonces por privilegiar la perspectiva de la


cooperación, del protagonismo y la difusión de las libertades y la capacidad
humanas y ve el desarrollo como un proceso complejo que requiere de generar
nuevas estructuras de producción en donde las relaciones estén orientadas a la
reproducción ampliada de la vida de todos, donde los sujetos colectivos se van
auto- constituyendo en la medida en que descubren donde radica su poder y
construyen la capacidad social para interpelar a la economía de la gran
empresa y señalarle que su existencia en el largo plazo tiene que ver con que
asuma también su responsabilidad social. Opta por la propagación y la
búsqueda de reconocimiento de los valores de estas nuevas maneras de
producción de lo común, la autogestión, la cogestión, la vigencia de los
derechos económicos, sociales y culturales tanto para los trabajadores del
llamado sector formal de la industria y el comercio, como de quienes hacen
parte de las nuevas formas del trabajo, así como por la redefinición de
relaciones de respeto hacia la naturaleza y el entorno.

Frente al Estado, además de la permanente interlocución y presión para que


se atenga a los elementos constitutivos de un Estado Social de Derecho, con
plenas garantías de los seres humanos que habitamos estos territorios,
incluyendo los derechos a la res pública (presupuestos); a la participación
ciudadana, a la prioridad por la inversión social, a incluir en la planeación el
impacto redistributivo neto de la intervención estatal y de los precios relativos,
de los subsidios y los precios de sustentación para estas formas de “economía
social”. En esta dirección no se puede mantener en mora la discusión pública
de propuestas, que han demostrado su factibilidad y gran poder transformador,

28
Coraggio, J. Op cit.

60
Capítulo I: Naturaleza del Desarrollo, Transformaciones de las formas de trabajo…

como el del derecho a una renta básica garantizada; esto quiere decir que el
Estado mediante un cambio de las políticas re- distributivas opte por garantizar
un ingreso mínimo a todos los ciudadanos, quienes sería sujetos inalienables
de este derecho.

La perspectiva de derechos, que es apenas uno de los factores claves de la


propuesta, significa que es indispensable construir estructuras que asuman la
responsabilidad por los satisfactores vitales de todos los miembros de la
sociedad. Ello implica que, como una forma de emergencia de lo que es
común, se requiere constituir un espacio público donde todas las demandas
que devienen de las singularidades, puedan exponerse y legitimarse
democráticamente. Este nuevo espacio de lo público requiere de proyectos y
programas de acción plurales que signifiquen el encuentro y el compartir de
quienes se reconocen como diferentes, como diversos y, por tanto, de esos
escenarios sólo puede esperarse una polifonía.

Además, la globalización e internacionalización de los procesos


productivos, comerciales, financieros y de servicios, urgen resignificar la
comunidad local, pensar las posibilidades y los límites de su autonomía, su
comunicación y tensión con fuerzas sociales nacionales y trasnacionales, la
capacidad que puedan tener estas formas de comunalidad para apropiarse y
adaptar las nuevas tecnologías como recursos para la afirmación de sistema
productivos alternativos y formas de autogobierno, de gestión creativa de los
recursos y de originales maneras de cooperación social del trabajo. El
problema del intercambio, de la circulación de bienes y servicios en este
ámbito exige igualmente desarrollar destrezas para identificar formas
mercantiles frescas, así como la creación de capacidades para interceptar los
circuitos del gran mercado capitalista sin ser subsumidos y aplastados por él.

Estamos hablando de la génesis de relaciones de democracia profunda, con


visos de la esbozada por Spinoza hace 350 años, en la que recojamos la dura
experiencia de 300 años de predominio de la democracia representativa y de la
vigencia de soberanías hobbesianas, fundadas en el miedo y en la desconfianza
y que bien lejos dejaron los ideales de la soberanía popular. “Hoy se abre el
mundo de las posibilidades de generar poderes sociales constituyendo sujetos
colectivos que contrarresten las estructuras que ha generado ese sistema-
mundo capitalista, que hoy atraviesa una crisis de legitimidad y de
racionalidad en sus propios términos, crisis cuyas consecuencias caen
dramáticamente sobre las mayorías sociales. Si tenemos ese punto de apoyo,
podemos discutir cómo lograr que la Economía Social pueda expandirse sin
alienarse, generando las bases materiales, institucionales y políticas de su

61
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

propia reproducción ampliada, poner condiciones a la Economía del Capital y


a la Economía Pública y ser asumida como una alternativa legítima y superior,
como parte de un marco estratégico de acción, por un amplio espectro de los
ciudadanos y sus organizaciones”29.

El primer paso puede ser el de tratar de poner límites sociales al mercado


capitalista y mantener un permanente cuestionamiento al individualismo
posesivo del consumismo. Esta es una labor de pedagogía y de éticas sociales
que pone en juego la capacidad de auto-transformación de los sujetos y de los
colectivos. Otro paso puede ser la búsqueda permanente de interconexiones de
los procesos productivos autónomos y la exploración de la posibilidad de
nuevos mercados sociales donde los precios y las relaciones resultan de una
matriz social que pretende la integración de todos con un esfuerzo y unos
resultados distribuidos de manera más igualitaria.

Para esta visión, como señala el citado Coraggio, el desarrollo de la vida de


las personas y comunidades es favorecido por la acción colectiva en ámbitos
locales, donde los conflictos de intereses y la competencia pueden ser
regulados de manera más transparente en el seno de la sociedad, donde las
relaciones interpersonales fraternales puedan afianzarse sobre vínculos
productivos y reproductivos de cooperación, generando asociaciones libres de
trabajadores, antes que empresas donde el trabajo es subordinado al capital
autoritario por la necesidad de obtener un salario para sobrevivir.

Este proyecto “produce sociedad y no sólo utilidades económicas, porque


genera valores de uso para satisfacer necesidades de los mismos productores o
de sus comunidades –generalmente de base territorial, étnica, social o cultural-
y no está orientada por la ganancia y la acumulación de capital sin límites.
Porque vuelve a unir producción y reproducción, al producir para satisfacer de
manera más directa y mejor las necesidades acordadas como legítimas por la
misma sociedad”. 30

No es tan fácil imaginarse las organizaciones y redes que pueden encarnar,


hacer reconocer y representar la diversidad de lo singular y a la vez la
producción común de la riqueza social que este proyecto plantea. No basta con

29
Coraggio, José Luis. “La economía social como vía para otro desarrollo social”, en
“Distintas Propuestas de Economía Social”. Urbared. Red de Políticas Sociales. 2002.
(www.urbared.ungs.edu.ar)
30
Coraggio, J. Op. cit.

62
Capítulo I: Naturaleza del Desarrollo, Transformaciones de las formas de trabajo…

una legislación para pobres, la experiencia ha mostrado que muchos de los


ángulos de las políticas públicas enfocadas a la asistencia social sólo han
contribuido para reproducir y legitimar el estado de cosas injusto. Además,
hoy los empobrecidos ya no son vistos sólo como una masa de excluidos de la
producción global, sino que en algunos ámbitos, empiezan a ser reconocidos
como sujetos activos de un nuevo poder. Entonces a la academia y a las
organizaciones sociales se les plantean nuevas líneas de investigación respecto
de la pobreza y estudiar las distintas figuras que aparecen como nuevas formas
de vida, procedentes de diferentes espacios y ubicados en distintos territorios,
muchas de ellas, incluso, en medio de potentes procesos de
desterritorialización. Construir esta nueva cartografía está a la orden del día.

El proyecto neoliberal prevaleciente prefiere insistir en caracterizar a los


pobres como excluidos e incluso como una suerte de discapacitados, como una
estrategia que además contribuye a mantener una masa de mano de obra
desocupada que crece en la medida en que se des-especializa el trabajo; todo
ello permite mantener los salarios en el suelo e incrementar la tasa de
ganancia. Pero eso se hace a costa de profundizar la segmentación social y de
mantener políticas de fuerza para sostener el control de las poblaciones.
Entonces los pobres se hacen parte de las clases peligrosas y no se presenta
ninguna alternativa para reconstruir la sociedad.

Estos problemas únicamente se resuelven con democracia, con una


democracia profunda y efectiva. No puede ser suficiente amainar los
problemas relacionados con la pobreza, se trata de activar las capacidades de
todos los ciudadanos, propiciar el desarrollo de lazos sociales vinculados a la
satisfacción de una amplia variedad de necesidades materiales, sociales y de la
recuperación de los derechos de todos. El desarrollo no se circunscribe a la
expansión del mercado como instrumento para instalar el proyecto nacional, o,
ahora el proyecto del mercado y la soberanía globales.

Es verdad que la política se ha vaciado de contenido y se ha vuelto una


faceta del mercado. Ahí no cabe la cultura de derechos heredada del
pensamiento filosófico del liberalismo y, por ese mismo sendero se pone en
cuestión el concepto mismo de ciudadanía. Entonces hay que avanzar en la
refundación de la democracia, de la política y de la ciudadanía.

Grandes líneas de cambio se vislumbran. El ámbito de los derechos, por


ejemplo, depende en buena medida de la superación de las restricciones para la
asignación de recursos que se producen a partir del desarrollo de la

63
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

producción. Dicho nivel es, en parte, producto de una racionalidad económica


específica, de los arreglos institucionales y de los pactos políticos que la
sociedad ha constituido alrededor de las condiciones básicas, para que sea
posible la realización de los horizontes de equidad, igualdad de oportunidades
y ejercicio de las libertades democráticas sin las cuales las capacidades
humanas no pueden expandirse. Entonces, la sociedad debe trabajar
consistentemente en este derrotero.

Las restricciones enormes de la democracia delegada plantean procesos de


reforma para construir formas de representación de mejor calidad. Teniendo
claro que la representación puede ser complementaria de formas de
democracia ciudadana construidas en la lógica de dar curso al poder
constituyente de las singularidades. Así mismo caben las ampliaciones al
esquema de derechos y políticas para garantizarlos de manera efectiva, para
protegerlos y promoverlos. Hay reformas económicas que no dan espera; el
hambre en el mundo se hace insoportable, la humanidad debe movilizarse para
contenerla y ello implica replantear los sistemas de comercio e intercambio,
las políticas fiscales y el funcionamiento del Estado. Y hay políticas que deben
adoptarse para proteger el ambiente del planeta y para contener el estado de
guerra permanente en que se han incrustado las relaciones entre naciones y al
interior de los países. Sin avanzar en estos aspectos no podrá hablarse de
desarrollo humano y social. Y aún así no es suficiente.

Hay que inventar nuevos métodos de gobierno, dar grandes pasos en la


superación o actualización de los conceptos básicos de la modernidad: el
mercado, el Estado-Nación, el ciudadano, los derechos, la cooperación, deben
ser replanteados a la luz de un mundo nuevo para la vida. Menuda tarea
tenemos por delante.

1.2 EL PROCESO DE PRODUCCIÓN DEL PENSAMIENTO


CREATIVO Y LA GESTIÓN DEL CONOCIMIENTO31
Muy oportuno es que se traiga a debate el concepto de “Gestión del
Conocimiento” para procurar evitar que se reduzca a un cliché de los muchos

31
Publicado originalmente en la revista POLISEMIA, No.4. UNIMINUTO. Facultad
de Ciencias Humanas y Sociales- CEIHS. Bogotá, 2007.

64
Capítulo I: Naturaleza del Desarrollo, Transformaciones de las formas de trabajo…

que se han construido, meramente funcionales a la lógica empresarial en boga,


recurrentemente reducido a la gestión de la información, con todas las
limitaciones que tiene su uso en actividades con profunda vocación pública.
Más aún si en el mismo ámbito de la empresa aún se hace una pregunta
categórica: ¿es posible “gestionar el conocimiento?”32. En esta dimensión
empresarial, en la cual el conocimiento se considera parte sustancial de los
negocios, se trata de capturar nuevos saberes, generar innovaciones que son
base de la competitividad en una economía globalizada y en donde el
predominio del capital industrial y financiero está dando paso al del
predominio del capital intelectual, también llamado capital inmaterial.

No se exagera si se dice que el mundo, a partir de los grandes cambios que


se dan en la década de 1970, entró en una nueva época, una de cuyas
características es la modificación de las relaciones del universo del trabajo y
de las formas de valorización del capital. La revolución tecnológica se
condensó en los procesos de robotización y automatización de la industria, en
el despliegue de la telemática, en la revolución bio- genética y en la
informatización de lo social.

El trabajo material inmediatamente productivo va perdiendo entonces su


papel central en el proceso de producción y se extiende un nuevo tipo de
cooperación laboral impulsada por las nuevas condiciones sociales que
determinan la economía33. El uso acelerado de las tecnologías de la
información promueve el intercambio de conocimientos y de datos entre las
personas y las organizaciones, ya no solo circunscrito al ámbito de la empresa,
contribuyendo a la circulación e intercambio de lo que se sabe y desarrollando
nuevas formas de aprendizaje, de distribución y organización de saberes,
métodos y tecnologías, trascendiendo las nociones del espacio y el tiempo
hasta ahora manejados socialmente.

Pero así mismo, el cambio de época trae consigo nuevos modelos de

32
“Estamos viendo la irrupción de la gestión del conocimiento como un asunto que
ocupa la agenda de la gestión empresarial en muchos ámbitos. Es en si mismo un
concepto que ofrece negocio. Sin embargo mucho de lo que vemos y oímos no es sino
la utilización de la etiqueta para lo que en realidad es gestión, sofisticada, de la
información. La pregunta que un directivo debe hacerse antes de embarcarse en
programas de gestión de conocimiento es si realmente el conocimiento se puede
gestionar”. Ver: Angel L. Arboniez. “El conocimiento no se puede gestionar”.
Mondragón Innovation & Knowledge. http//gestiondelconocimiento.com/
33
Ver al respecto: Antonio Negri. “Guías”. Paidós. Barcelona. 2004

65
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

regulación, gobernados por las elecciones de mercado, que difunden normas


de producción y de consumo fundadas en una agudización de la competencia
entre firmas y redes multinacionales, que van tomando forma como acuerdos
monetarios, mercados financieros monopolizados, aceleración del ritmo de
incorporación de innovaciones tecnológicas, redes mediáticas, hasta llegar a
sofisticados niveles de funciones políticas de tipo supranacional.

Por supuesto, ello lleva implícitos profundos cambios en los paradigmas


administrativos y de gestión. Las teorías de la competencia entre naciones que,
desde la época de Adam Smith, se definían alrededor de las ventajas
comparativas de los territorios, fueron dando paso a la idea de las ventajas
competitivas de territorios y empresas que ya hacia finales de la década de
1980 se expresaron en las cinco fuerzas del diamante competitivo de Michael
Porter34. Hoy los nuevos paradigmas administrativos se pronuncian por una
competitividad basada en las capacidades y competencias internas. “Si los
entornos son cambiantes, no interesa tanto determinar y acotar los aspectos
externos, tales como tecnología, competidores, proveedores, clientes y nuevos
entrantes ya que el dibujo cambia cada día. Lo que importa es tener preparada
la organización y las personas para responder. La capacidad de adaptarse, pasa
a ser el mayor activo de una organización y competir es un arte en
movimiento”35.

El problema principal para el capital no es ahora administrar recursos


materiales y tecnológicos escasos. El recurso decisivo para la organización es
el conocimiento y, junto a él, las nuevas relaciones de cooperación y
comunicación entre los productores. A través de su plena utilización, se puede
contar con organizaciones “inteligentes”, con capacidad de aprender y
adaptarse a los requerimientos de la demanda y de incrementar el potencial de
ofertas innovadoras.

Pero para organizaciones capitalistas de tipo empresarial, el conocimiento


es un concepto borroso y difícil de manejar. Se viene de la cultura organizativa
jerárquica, donde el conocimiento es fuente de autoridad y su reserva y
compartimentación es usado como mecanismo de poder. Arrastradas por la
fuerza de la competencia y por la nueva racionalidad que deviene de la
revolución científico- técnica de última generación, las organizaciones se ven

34
Ver, Michael Porter, Estrategia competitiva: Técnicas para analizar industrias y
competidores. Editorial CECSA. México. 2002
35
Angel L. Arboniez. Op.cit.

66
Capítulo I: Naturaleza del Desarrollo, Transformaciones de las formas de trabajo…

compelidas a desarrollar sistemas que les permitan integrar constantemente el


conocimiento social a sus maneras de producir y de estructurarse, de tal
manera que les permita transformarse en nuevas formas organizativas y
modelos que hacen que una empresa aprenda, se adapte flexiblemente y
cultive la virtud del auto- aprendizaje y la innovación continua.

Es muy probable que interese muy poco a los ejecutivos empresariales el


debate filosófico sobre el conocimiento. De hecho, para muchos de ellos el
asunto es tan simple como actualizar permanentemente equipos y programas
informáticos. Aún es muy fuerte en un sector el mito de la infalibilidad de la
ciencia y la tecnología, aunque poco a poco, una élite empresarial comprende
que lo esencial en los cambios del nuevo milenio no son las infraestructuras
físicas, las plataformas tecnológicas y los bienes de capital, sino las personas
que son quienes poseen el conocimiento, las únicas que tiene la capacidad
creativa, las que tienen la llave de la invención.

Es a partir de los trabajos de autores como Peter Drucker, Peter Senge y los
japoneses Nonaka y Takeuchi36, así como de la evolución de la ciencia
administrativa en la dirección de superar las teorías Tayloristas dando a luz
ensayos como los de la Teoría Z37; la Administración de Calidad Total, “Justo
a Tiempo”, “Reingeniería”, etc. que se construyeron las bases del proyecto de
“Gestión del Conocimiento”. Hay que recordar que para Peter Drucker la
esencia de la dirección de las organizaciones se refiere a cómo se puede aplicar
de la mejor forma un conocimiento existente para poder crear otro
conocimiento nuevo o reciclado. En esta concepción “el conocimiento es la
información tratada con un propósito, que está indivisiblemente unido a las
personas, que solo pueden expresar parte de lo que conocen, siempre queda un
resto que es el conocimiento tácito interiorizado de gran valor pero difícil de
transmitir o explicitar. Aunque la división entre conocimiento tácito y
explícito no es radical, las tecnologías de la información solo pueden trabajar
con conocimiento explícito, y por lo tanto las personas son claves en los
procesos de creación de conocimientos. Insustituibles”38.

36
Peter Druker. Gerencia para el Futuro. Editorial Norma; Bogotá. 1992. Peter Senge,
La Quinta Disciplina: El arte y la práctica de la organización abierta al aprendizaje.,
Ediciones Juan Granica, España 1996. Ikujiro Nonaka e Hirotaka Takeuchi. “Procesos
de conversión del conocimiento en la organización” 1995.
37
William Ouchi. La Teoría Z, Editorial Norma. Bogotá. 1982
38
Angel L. Arboniez. Op.cit.

67
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

Toda esta teoría del Management conlleva un desplazamiento en las


prioridades de la acumulación capitalista desde el énfasis tradicional en capital
constante, en activos materiales, e infraestructura hacia la hegemonía de lo
inmaterial, de los activos intangibles y el capital intelectual. Se hace necesario
crear sinergias, generar un clima propicio para el intercambio de
conocimiento, y ello obliga a crear activos emocionales como confianza,
empatía y relaciones personales. Las modernas técnicas de la administración
perfeccionan los métodos de incorporación del conocimiento del productor
directo y del consumidor a la gran inteligencia artificial del capitalismo y
permiten ajustes rápidos en la tecnología y la escala de la producción. Al
trabajador se le asigna así también un papel en la gestión de la empresa.

Rápidamente se ha creado un abismo con las viejas nociones


administrativas de la empresa en donde unos sabían y mandaban porque se
suponía que los otros sólo aportaban trabajo material. Ahora hay que retomar
valores a los cuales no se les había concedido mayor importancia en la
agregación de un plus económico. Los japoneses dan el paso adelante
volviendo a las tradiciones familiares ahora recuperadas en la empresa; pero
ello pronto es replicado en las empresas occidentales con los énfasis en la
generación de espacios óptimos para la invención y la retroalimentación del
conocimiento, se premia a los innovadores; ya los trabajadores no son
“recursos humanos”, ahora se “gestiona el talento humano”. Ahora se dedican
ingentes recursos a la formación de “capital humano” y los organismos
multilaterales echan a andar la concepción de “capital social” que significa la
valorización del capital afectivo y organizativo en toda la sociedad. Se
considera que los grupos sociales aptos para adquirir un mayor desarrollo
serán aquellos que tengan un mayor acumulado en redes sociales, en confianza
en sus organizaciones y en las instituciones, es decir quienes tengan mayor
capital social39.

Tal como lo reseña Arboniez: “El gran reto de la gestión del conocimiento
es que este no se puede gestionar como tal. Lo que es posible es gestionar el
proceso y el espacio de la creación de conocimiento. Devolver a las personas
la capacidad de pensar y auto-organizarse será el gran paso creyendo a pies

39
A propósito de las teorías de capital social ver Robert Putnam. “Making Democracy
Work: Civic Traditions in ModernItaly”, Princeton, NJ, Princeton University Press,
1993, o John Sudarsky: “El capital social en Colombia: la medición nacional con el
BARCAS”, Archivos de Macroeconomía 122-126, Bogotá, Departamento Nacional de
Planeación, 1999.

68
Capítulo I: Naturaleza del Desarrollo, Transformaciones de las formas de trabajo…

juntillas que las personas llevan dentro, intrínsicamente la capacidad de


mejorar y crear cosas nuevas. La empresa del conocimiento es una empresa
repensada donde existe liderazgo, confianza en las personas, reflejada en
sistemas avanzados de formación, motivación, remuneración, etc, y también,
desde luego un uso, creativo de las tecnologías de la información”40.

1.2.1 Las Implicaciones Económicas Y Sociales Del


Modelo De Gestión Del Conocimiento

Para ahondar en el contexto económico en el cual se han dado estos


cambios de prioridades en la composición del capital hay que decir que se da
un desplazamiento de un modelo productivo dominante por cerca de 50 años
en Occidente, con base en la cadena de producción “Fordista” y que edificó la
sociedad de consumo en torno a la preeminencia de la oferta estandarizada,
hacia un modelo que algunos llaman “Toyotista”41 y otros prefieren denominar
simplemente “post fordista“,42 por cuanto invierte la estructura de
comunicación entre la producción y el consumo. Según este modelo, la
planificación de la producción se comunicará constante e inmediatamente con
los mercados. Las fábricas mantendrán un stock cero, y las mercancías serán
producidas “justo a tiempo”, de acuerdo con la demanda actual de los
mercados existentes. Esto implica una rápida comunicación o continua
interactividad entre la producción y el consumo.

Estos procesos, sostenidos desde la revolución informática y


comunicacional, son aún más prolijos y veloces en el sector servicios de la
economía. “De hecho, la mayoría de los servicios se basan en el continuo
intercambio de información y conocimientos. Puesto que la producción de
servicios no resulta en bienes materiales ni durables, definimos al trabajo
implicado en esta producción como trabajo inmaterial-es decir, trabajo que
produce un bien inmaterial, tal como un servicio, un producto cultural,
conocimiento o comunicación”43.

El uso cada vez más extensivo de los sistemas de computación tiende a


redefinir las prácticas y relaciones laborales, y se extiende progresivamente

40
Arboniez. Op.cit
41
Leáse al respecto, Michael Hardt y Antonio Negri. “Imperio”. Ediciones “Desde
Abajo”. Bogotá. 2001
42
Bob Jessop. “La crisis del Estado de Bienestar. Hacia una teoría del Estado y
consecuencias sociales”. Siglo del Hombre Editores. Bogotá. 1999
43
Michael Hardt, T. Negri. Op.cit

69
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

hacia las prácticas y relaciones sociales. La familiarización y aptitud para el


manejo de la tecnología de los computadores se está convirtiendo en una
calificación primaria general para el trabajo en los países centrales y muy
rápidamente coloniza las formas de trabajar de los países de la periferia. Esto
conlleva un masivo contacto con las tecnologías de punta y una proximidad
cada vez mayor hacia el manejo de símbolos e información a lo largo del
modelo de operación informacional.

De este proceso surge la llamada “sociedad del conocimiento”, en donde es


el trabajo inmaterial la forma principal que adopta tendencialmente el proceso
productivo y en donde comienzan a difundirse lo que Robert Reich enuncia
como “servicios simbólico-analíticos”-tareas que incluyen “resolución de
problemas, identificación de problemas y actividades de planeación
estratégica”. Este tipo de trabajo reclama el valor más elevado, y por ello
Reich lo identifica como la clave para la competencia en la nueva economía
global. Reconoce, sin embargo, que el crecimiento de estos empleos de
manipulación simbólica creativa, basados en el conocimiento, implica el
crecimiento consiguiente de trabajos de bajo valor y baja calificación, como
los de manipulación de símbolos rutinarios, tales como los de carga de datos y
procesamiento de texto. Aquí comienza a surgir una división del trabajo
fundamental dentro del reino de la producción inmaterial44.

La naturaleza de la relación del trabajador con el objeto producido y con el


proceso de producción también cambia. De operaciones concretas y prácticas y
productos heterogéneos (sastrería, zapatería), se pasa a la abstracción del
trabajo en la gran industria y más recientemente a la propuesta del computador
como la “herramienta universal”, a través de la cual deben pasar todas las
actividades. El trabajo se hace aún más abstracto y tiende a homogenizarse y
los productos cada vez en mayor escala son inmateriales.

Pero la producción de servicios inmateriales se da también en la esfera del


trabajo afectivo de la interacción y el contacto humano. Los servicios de salud,
por ejemplo, descansan centralmente sobre el trabajo afectivo y de cuidado, y
la industria del entretenimiento está también enfocada en la creación y
manipulación del afecto. El cuidado y la afectividad dejan de ser actividades
complementarias, casi todas antes adscritas a la esfera de lo íntimo y de la
reproducción social para incorporarse plenamente a las actividades de
producción inmaterial. Este trabajo es inmaterial, aún cuando sea corporal y

44
Robert Reich. “El trabajo de las naciones”. Citado por Hardt y Negri. Op.cit.

70
Capítulo I: Naturaleza del Desarrollo, Transformaciones de las formas de trabajo…

afectivo, en cuanto que su producto es intangible, un sentimiento de


comodidad, bienestar, satisfacción, excitación o pasión45.

El trabajo afectivo produce redes sociales, formas de comunidad,


escenarios de confianza, biopoder, tan esenciales para el funcionamiento del
nuevo modelo productivo y para que se pueda poner en funcionamiento el
proyecto administrativo de la “gestión del conocimiento” que enlaza la
producción económica a escalas inéditas y procura valorizar el capital con
niveles intensivos y muy complejos de la interacción humana.

Tal como lo resumen Hardt y Negri, es posible distinguir tres tipos de


trabajo inmaterial que conducen al claro predominio del sector de servicios
fundado en la economía informacional: “El primero está implicado en una
producción industrial que se ha informacionalizado e incorporado tecnologías
de comunicación de modo tal que transforman al propio proceso de
producción. La manufactura es considerada un servicio, y el trabajo material
de la producción de bienes durables se mezcla y tiende hacia el trabajo
inmaterial. El segundo es el trabajo inmaterial de las tareas analíticas y
simbólicas, el que se subdivide en manipulaciones inteligentes y creativas por
un lado y tareas simbólicas rutinarias por otro. Finalmente, un tercer tipo de
trabajo inmaterial implica la producción y manipulación de afectos, y requiere
contacto humano (virtual o real), trabajo en modo corporal. Estos son los tres
tipos de trabajo que dirigen la postmodernización de la economía global”46.

Esta revolución productiva es a la vez auto- generadora de potentes fuerzas


de cooperación social y le otorga al trabajo la posibilidad de valorizarse a sí
mismo. La línea de montaje ha sido reemplazada por la red como modelo
organizacional de la producción, transformando las formas de cooperación y
comunicación dentro de cada lugar productivo y entre distintos lugares
productivos.

El conocimiento y el trabajo ya no se hayan más atados a un territorio y a


unos canales exclusivos de comunicación vertical. Las mentes y los cuerpos
aún necesitan de otros para producir valor, pero los otros que necesitan no son
necesariamente provistos por el capital y sus capacidades de dirigir la
producción. Los nuevos sujetos sociales que aparecen en medio de un
conocimiento diseminado y de una producción desterritorializada pueden

45
Ver al respecto. M. Hardt. “Sobre el Trabajo Afectivo”. Revista Nova et Vetera.
Esap. Bogotá. 2002
46
M. Hardt. A. Negri. Op.cit

71
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

también involucrarse en procesos de atribución de significados y ello


dependerá de su mundo interno personal y de la respectiva estructura en que se
ubica: valores, actitudes, creencias, necesidades, intereses, ideales y temores.
Una vez más los estados afectivos y de cooperación en que se encuentre
ubicado el productor adquieren una importancia extraordinaria, ya que pueden
inhibir, distorsionar, excitar o regular los procesos cognoscitivos.

La revolución tecnológica y de la información provee la posibilidad de


nuevos espacios de libertad. Hasta el momento, también determina nuevas
formas de esclavitud. Pero la reapropiación del instrumento por parte de los
trabajadores, su concentración de valorización en la cooperación cognitiva, la
extensión del conocimiento y la importancia de la ciencia en los procesos
productivos, todo esto determina nuevas condiciones materiales que deben ser
consideradas positivamente desde la perspectiva de la transformación.

Esto por cuanto la actual productividad, riqueza y creación de excedente


social toma la forma de interactividad cooperativa a través de redes
lingüísticas, comunicacionales y afectivas. Se trata de la potencia creativa de
una nueva forma de trabajo y de relacionamiento social, en donde no puede
dejar de verse el horizonte de la reapropiación del conocimiento por la
sociedad entera, ahora cada vez más cercana a la idea de un intelecto general.
Esta energía creadora no necesariamente está amarrada a un régimen
económico, político y social dominante y abre grandes preguntas sobre el
porvenir, de tal manera que, a la par con el terrible impacto social que ha
implicado el proceso concreto de globalización, con sus secuelas de
desregulación laboral, privatización y desamparo social, se han desatado
fuerzas vitales que anuncian nuevos cambios.

1.2.2 Pensamiento Creativo Y Producción De


Conocimiento

Paradójicamente, en medio de los mayores avances científicos se han hecho


evidentes las limitaciones de los paradigmas de las ciencias. Particularmente
del paradigma positivista de la ciencia en cuanto modo de conocer. En efecto,
la reflexión sobre el proceso de crear conocimiento, de hacer ciencia, debe
examinar críticamente hasta qué punto se justifican los presupuestos aceptados
o si, en su lugar, no se pudieran aceptar otros distintos que nos llevarían por
derroteros diferentes y que, quizá, terminarían en conclusiones también
disímiles.

72
Capítulo I: Naturaleza del Desarrollo, Transformaciones de las formas de trabajo…

Un conocimiento de algo, sin referencia y ubicación en una concepción


sobre el pensar, sin estatuto epistemológico que le dé sentido y proyección,
queda huérfano y resulta ininteligible; es decir, ni siquiera sería conocimiento.
En efecto, conocer es siempre aprehender un dato en una cierta función, bajo
una cierta relación, en tanto significa algo dentro de una determinada
estructura. Pero, a su vez, el método para alcanzar ese conocimiento también
estará siempre ligado a un modo de pensar específico, a una lógica y a un
discurso de verdad que lo dota de sentido. El conocimiento es un proceso
ligado a la vida y no una mera función analítica de datos y documentos. Así lo
reseña Ferrarotti : “los datos, de por sí, entendidos como hechos reificados, o
hechos cerrados en sí, separados del sujeto vivo, no son nada, ni siquiera
pueden ser analizados por las ciencias sociales como su objeto propio, so pena
de caer en el fetichismo de los datos empíricos elementales”47

Si el conocimiento se entiende como articulación de toda una estructura de


pensamiento, nadie ni nada podrá ser eximido –llámese estudiante, profesor,
trabajador, programa o investigador – de afrontar los arduos problemas que
presenta la epistemología crítica. La “gestión del conocimiento” debe ser
entonces entendida en los complejos procesos en los cuales se gestó y
enmarcada en los intereses de desarrollo del capital a los cuales sirve. Una
investigación neutra y aséptica es algo irreal. Quizás, sea la incertidumbre el
principio que nos permita valorarla en su justa dimensión, sin pretender que
dicha gestión del conocimiento está eximida de la crisis de los fundamentos
del pensamiento y del conocimiento científico que alumbra, precisamente en
un momento en que la explosión y el volumen de los conocimientos parecieran
no tener límites.

Ilya Prigogine, el Nobel de Química y pensador del caos, afirma que


“estamos llegando al final de la ciencia convencional; es decir, de la ciencia
determinista, lineal y homogénea, y presenciamos el surgimiento de una
conciencia de la discontinuidad, de la no linealidad, de la diferencia y de la
necesidad del diálogo”48. Desde la década de los cincuenta en adelante, se han
replanteado en forma crítica las bases epistemológicas de los métodos y de la
misma ciencia.

El cuestionamiento está dirigido, especialmente, hacia el “logos científico


tradicional”, es decir, hacia los criterios que rigen la “cientificidad” de un

47
Franco Ferraarotti. “Hombres y máquinas en la sociedad industrial”. Editorial Labor.
Barcelona. 1976.
48
Ilya Prigogine “El fin de las certidumbres”. Taurus. 1997

73
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

proceso lógico y los soportes de su racionalidad, que marcan los límites


inclusivos y exclusivos del saber científico. Así, Heisenberg, uno de los
creadores de la teoría cuántica, dice al respecto: “es precisamente lo limitado y
estrecho de este ideal de cientificidad de un mundo objetivo, en el cual todo
debe desenvolverse en el tiempo y en el espacio según la ley de la causalidad,
lo que está en entredicho”49.

El problema es mucho más profundo y serio: su raíz llega hasta las


estructuras lógicas de nuestra mente, hasta los procesos que sigue nuestra
razón en el modo de conceptualizar y dar sentido a las realidades; por ello, este
problema desafía nuestro modo de entender, reta nuestra lógica, reclama una
alerta, pide mayor sensibilidad intelectual, exige una actitud crítica constante,
y todo ello bajo la amenaza de dejar sin rumbo y sin sentido nuestros
conocimientos considerados como los más seguros por ser “científicos”.

Se trataría de comprender la producción de conocimientos como un proceso


creativo del pensamiento. Esta es una de las cualidades de los seres humanos,
tienen la fuerza vital de la creación que se expresa en las muchas formas de
producción de conocimiento y en la constelación ilimitada del arte y toda
forma de producción estética. Esto le permite al ser humano inventar y
reinventarse a sí mismo. De ahí que la investigación sobre los orígenes, por
ejemplo, no es simplemente la búsqueda de algo que está por descubrirse, sino
que es la producción misma de esos orígenes. Siguiendo a Castoriadis, habría
que decir que hay dos tesis filosóficas que se entrecruzan: 1. el origen es
creación. 2. La creación se presupone a sí misma. Esta capacidad es una
verdadera actitud ontológica de los seres humanos que son la fuente de las
formas, las determinaciones y de las significaciones nucleares de la realidad.
Hay que pensar la creación humana como génesis ontológica. Pero esta
capacidad creativa no es ni ilimitada, ni inmediata e instantánea. La creación
tiene presuposiciones, que no están fuera de ella sino que son sus mismos
efectos. Por tanto, pensar la creación humana implica explicar esta relación
circular entre ésta y sus presuposiciones.

Por ejemplo, la educación del gusto es imposible a menos que a) la belleza


esté ya presente y b) que la belleza será reconocida justamente como tal. Esto

49
Werner Heisenberg. “Los nuevos fundamentos de la ciencia”. Editorial Norte y
Sur.Madrid. 1962

74
Capítulo I: Naturaleza del Desarrollo, Transformaciones de las formas de trabajo…

es “La creación presupone la creación”50 La realidad del ser es poiética, no


teórica. El ente es atravesado por el abismo de su propio origen, pero este no
es una plenitud que lo precede. Esta imposibilidad de hacer desaparecer la
complicación originaria, lleva a la necesidad de comprender la co-presencia
del otro. En el origen mismo hay una ruptura creativa, cuya búsqueda es
impensable sin el otro, sin la alteridad a través de la cual se constituye y se
reconstruye el origen mismo.

Desde esta concepción es posible entender la autonomía como la creación


explícita auto instituyente de la sociedad. La autonomía es creada por el auto
ejercicio de la autonomía, lo que presupone que se precede a sí misma. Una
creación debe, de una manera u otra, presuponer sus efectos. La filosofía es
pensamiento libre. Pero el establecimiento de una relación inmediata y directa
con el origen tiene lugar sólo en el pasado mítico.

Lo importante en esta visión, es que la investigación histórica o documental


no pretende una vuelta al pasado nostálgico, no pretende el regreso a un origen
perdido, sino que al contrario, aboga por una alteración radical en la relación
de la institución desde sus orígenes, por el establecimiento de otra relación
entre el deseo y su objeto. No hay acceso inmediato o neutral al origen, pues
como tal es eso que no puede vivirse de manera directa o percibirse en carne y
hueso. El origen sólo es percibido por nosotros a través de su descendencia y
al hacerlo, a través de los documentos que seleccionamos, de la manera como
ordenamos nuestro acceso a él, le damos un significado. Buscamos en el
origen un significado capaz de constituir su principio, esto es, algo capaz de
gobernar su significado y su desarrollo.

Del evento original no podremos tener una vivencia propia y sólo podremos
acceder a él a través de la significación de la cual lo dota el principio, la
interpretación, que de él hagamos. Esta es una apuesta inherente a una actitud
histórica, a la vez individual y colectiva. Los archivistas y los investigadores
en general somos actores privilegiados de una práctica de creación humana
que nos permite dotar de sentido ese origen, inaccesible de manera inmediata,
el cual sigue siendo íntimo y familiar a la vez que desconcertante y angustioso,
en medio de la paradoja perenne: “la repentina extrañeza de lo familiar, de la
revuelta de lo domesticado, de la evanescencia de lo dado”.

50
Cornelius Castoriadis. “La polis griega y la creación de la democracia”: Gedisa,
Barcelona. 1989

75
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

“El pensamiento, la capacidad de penetrar las cosas se halla en todas partes


y, a la vez, es común a todos los hombres”51. Investigar quiere decir el rechazo
de recibir de quien sea lo que uno debe pensar. La efectividad del pensamiento
se traduce por su auto creación y, subsiguientemente su auto alteración que se
instituyen histórica y socialmente como dimensiones del mundo en el que
tienen lugar. Al lado de él siempre se producen retóricas que producen efectos
de poder para que puedan ser parte de un proceso de hegemonía. Tal es el caso
de la retórica de la verdad científica, que se constituyó a partir del siglo XVII
en el fundamento de la verdad. Desde allí se afirma que sólo el método
científico, definido en términos positivistas empiricistas, es capaz de generar
conocimiento válido sobre la realidad.

El concepto de objetividad, dictado por una especie de totalitarismo de la


ciencia, contiene dentro de sí mismo, la negación del debate a las perspectivas
de la subjetividad de los propios investigadores, y entraña la obligación de
asentir solo desde los estándares dictados por el método científico. Lo que no
puede ocultarse eternamente es que el uso de la razón práctica ha capacitado a
muchas sociedades para establecer relaciones sociales basadas en algo
diferente a la voluntad del más fuerte, incluso ignorando la racionalidad
científica. ¿Cómo lograr que el manejo de la información y las técnicas de la
documentación estén en función también de la razón práctica y no se limiten
meramente a establecer el criterio de objetividad de la razón científica?

Por ejemplo, no se pueden juzgar en términos de la racionalidad científica,


los postulados lógicos de los seres humanos de sociedades anteriores, puesto
que los criterios de verdad a que ellos obedecían no tenían que ver con la
cocción instrumental de la ciencia occidental, que básicamente se centra en la
predicción de acontecimientos y en el control técnico de proceso objetivables.
Esas culturas pudieron producir conocimientos en cosmología o en los
sistemas relativos al cuerpo o al parentesco mucho más avanzados que la
sociedad occidental.

El Poder actual se ejerce mediante el aplastamiento de la gente o su


conversión en mera masa de personas, que es su forma actual. Entonces,
¿cómo hacer que la investigación, la producción de saberes, de conocimiento,
la gestión de la información, sirvan para liberarse de esa condición de masa?,
¿cómo contribuir a que nuestro lugar en la cadena de producción de

51
Cornelius Castoriadis. “Orígenes, sentido y alcance del proyecto filosófico” Revista
Archipiélago No. 54. Barcelona. 2002

76
Capítulo I: Naturaleza del Desarrollo, Transformaciones de las formas de trabajo…

conocimientos y de significados permita la emergencia de la diversidad de la


que está hecha la vida? He ahí preguntas que no pueden dejar de ser abordadas
por los intelectuales de hoy.

77
Panamanian Mola Depicting a Tree. John Nakata/Corbis.
Corbis Yellow. Contrato Royalty Free. Ubicada en www.corbis.com

CAPÍTULO II

2 EL DESARROLLO Y LA CUESTIÓN DEL


TERRITORIO
Capítulo II: El Desarrollo y la Cuestión del Territorio

79
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

2.1 DEL DESENCANTO DEL PROGRESO A LA


CREATIVIDAD DE LAS FUERZAS DE LA TIERRA52
“El hombre, de hecho, sea sabio o ignorante, es parte de la
naturaleza y lo que cada uno es determinado a actuar se refiere a
la potencia de la naturaleza”
Baruch Spinoza

2.1.1 Resistir desde la tierra

Han transcurrido cinco siglos de conmociones y de impresionante


desarrollo tecnológico bajo la égida de la racionalidad científica occidental. Se
inaugura el tercer milenio con la revelación del mapa del genoma humano y
con los crípticos anuncios de la interrelación de la revolución cibernética con
la nanotecnología, lo que puede dar una idea de la aceleración que ha tomado
la variable técnica53.

En efecto, la ciencia newtoniana de la modernidad desarrolló la ley de


proximidad mecánica que sirvió para ordenar el medio ambiente humano y
consolidar las diversas formas de territorialización del espacio “exógeno”, de
control del ambiente geofísico, mediante el desarrollo de redes hidráulicas y de
todos los procesos relacionados con la organización catastral del mundo.

Luego, mediante la segunda revolución científica y tecnológica se


descubrieron los elementos de la ley de proximidad electromagnética, que
posibilitaron la invasión próxima de nuestro cuerpo y las diversas operaciones
de control del medio ambiente físico, con la colonización de las distancias y la
instauración de los modernos sistemas de transporte y comunicación. Hoy, nos
advierte Virilio, hemos ingresado a la era del control del medio ambiente

52
Esta es una versión modificada del texto publicado originalmente en la revista
NOVA ET VETERA, No. 50. ESAP, Instituto de Investigaciones. Grupo de Derechos
Humanos. Bogotá. 2003.
53 La nanotecnología consiste en la manipulación de las estructuras materiales a un
nivel atómico con el objeto de crear artificialmente, átomo por átomo, cualquier
estructura. Se aplica preferentemente a la robótica y la inteligencia artificial y es un
área que se complementa con los avances en la manipulación genética que procura
producir seres programados con características específicas y funcionales a exigencias
preconcebidas, generalmente ligadas al mercado.

80
Capítulo II: El Desarrollo y la Cuestión del Territorio

micro-físico, es decir el “control de un medio ambiente “endógeno”, el de


nuestras entrañas, vísceras, gracias a las hazañas de una miniaturización
biotecnológica que completará el desarrollo de los grandes medios de
comunicación de masas que ya rigen nuestra sociedad”54.

Estos planos, cada vez más complejos, de los saberes que han contribuido a
afianzar el imaginario de la capacidad ilimitada del humano para controlar la
naturaleza, se han erigido en potentes herramientas de dominación y se han
entrecruzado con otras tecnologías del poder como el desarrollo, a partir del
siglo XVIII, de la demografía, de las modernas estructuras urbanas, de la
organización de la mano de obra industrial y de la higiene pública como
semillas de la gestión y del control de las poblaciones, matriz de la bio-
política55.

En medio de estos fenómenos de la vida y del poder han ido


desapareciendo las certezas y planteándose, cada vez con mayor profundidad y
no poca angustia, la pregunta por la actitud ética que ello implica en un mundo
en donde parece renacer, en medio de la aridez, el principio de la unidad de
todos los seres vivos. Ese mismo principio propuesto ya por el filósofo
Empédocles, y explicado como un sentimiento íntimo de comunión con la

54
Virilio, Paul. “La velocidad de liberación”. Manantial, Buenos Aires. 1995. Allí se
lee también: “Así pues la genealogía de las técnicas nos habrá conducido
progresivamente, del control del medio ambiente geofísico…al control del medio
ambiente físico, con la mecánica y la físico-química de las energías necesarias para los
vectores de transporte y comunicación, antes de culminar, hoy, en el control del medio
ambiente micro-físico, no solo del clima sino de la fisiología humana…gracias a las
capacidades interactivas de esos medios de transmisión que el hombre pronto podría
ingerir y hasta digerir”. P. 71
55
Foucault se aplica al estudio de las distintas manifestaciones de la bio-política. En
un artículo a propósito del desarrollo de la psiquiatría anotaba como ésta se hizo
importante a partir del siglo XIX, porque también funcionaba como una forma de
higiene pública que: “hizo aparecer la cuestión biológica y médica de las poblaciones
humanas, con sus condiciones de existencia, de hábitat, de alimentación, con su
natalidad y su mortalidad, con sus condiciones patológicas (epidemias, endemias,
mortalidad infantil). El cuerpo social deja de ser una simple metáfora jurídica- política
(como la que encontramos en el Leviatán) para aparecer como una realidad biológica y
un campo de intervención médica. El médico, pues, debe ser el técnico de ese cuerpo
social y, la medicina, una higiene pública”. Foucault, Michel. “La evolución del
concepto de individuo peligroso”, en Estética, ética y hermeneútica. Paidós. Buenos
Aires. 1999. P. 44

81
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

totalidad de la naturaleza56.

Sin duda son nuevos los tiempos y pasman por la radicalidad de los
cambios que atraviesan todas las dimensiones existenciales. Por eso es
obligatorio replantearse las preguntas.

La tierra, ese organismo vivo y prodigioso en el cual navegamos sobre el


océano cósmico, ese suelo común para tan distintas formas de vida, comienza
a resentir los embates de un discurrir humano guiado por el pensamiento de la
modernidad asentado en occidente que centró todas las apuestas en el
progreso, en el desarrollo industrial y tecnológico y en el enriquecimiento
material a cualquier costo, en un planeta que, desde siempre ha dejado
escuchar el reclamo por lugares para acoger el inmenso archipiélago de lo
diverso.

Un pasaje trascendental parece estar en ciernes. La tierra, a la vez preñada y


enferma, por un huésped abusivo, apela a su enorme poder creativo para
resistir y da signos de que inevitablemente reorganizará sus fuerzas vitales,
esas mismas de las cuales se nutre el universo planetario entero. Y en ello, una
de sus criaturas, el ser humano, con sus formas de relacionarse entre sí y sus
modos de producción, su arrogancia y fatuidad, debe enfrentarse con la imagen
de su creación, de la entropía que ha propulsado, de las terribles heridas y el
sinnúmero de cicatrices que le ha infligido a la tierra en su loca carrera por el
poder. Esa, que es su propia imagen de dolor e impotencia, y que tiene su
correlato en la iniquidad y el horror que ha desatado entre sus congéneres.

Prigogine, dice que el lugar del hombre en la naturaleza es el que él mismo


se crea. Y, por lo pronto, sobretodo en este último período, la especie ha
escogido el camino de contribuir a su propio cataclismo y al del planeta en el
cual está inmerso. Hoy, a despecho del antropocentrismo dominante, se va
llegando a la intuición de que estamos contenidos en el mundo como totalidad
y se aprende la paradoja de contemplar la vida como enraizada en la no- vida.

“La tierra está enfrentada a la contingencia que proviene de la inestabilidad


de los sistemas dinámicos. Al acentuar la interdependencia de todo podemos
mostrar que la vida y la no- vida no son opuestas. La entropía misma depende

56
Ver al respecto: “Nietzsche, Friederich. “La filosofía en la época trágica de los
griegos”. Valdemar. Madrid. 2001. Empédocles es uno de los filósofos griegos pre-
platónicos, nacido alrededor del año 475 o antes.

82
Capítulo II: El Desarrollo y la Cuestión del Territorio

de la historia del universo. Cuando la materia se ve alterada por condiciones de


desequilibrio pueden emerger correlaciones de largo alcance. Gracias al
desequilibrio podemos ir a estados de complejidad y cooperación. En
condiciones de equilibrio la materia no se comporta de este modo. El orden se
hace, se crea literalmente sobre la marcha”57.

Hombres y mujeres de nuestro tiempo se enfrentan al deber de cavilar sobre


los problemas más profundos del ser que somos y atreverse a bucear en las
aguas turbulentas de la pregunta ética, de las opciones y los caminos que tiene
ante sí la especie humana para replantear la relación social que la ha envilecido
y debilitado y la relación ineludible con la naturaleza, con la tierra y con todos
los demás seres vivientes que siempre creímos estaban colocados a disposición
de nuestra voluntad de dominio y enriquecimiento.

2.1.2 El humano, devorando la naturaleza, se auto


devora.

Ya Nietzsche recordaba que en el principio del pensamiento griego, que


dio origen al pensamiento occidental, se partía de que el hombre era la verdad
y el núcleo de las cosas y que el resto de la naturaleza era tan solo una
expresión, un “fenómeno ilusorio”. La mezcla del mito y la alegoría nutrió la
literatura anterior a los filósofos clásicos, en donde asomaba un realismo
peculiar que sólo le asignaba credibilidad al hombre y a los dioses. Para ellos
“la naturaleza no era más que un disfraz, “un ropaje”, comparable a un “roble
alado, que pende del aire con su grandes alas extendidas y que Zeus, tras haber
vencido a Cronos, rodea con un riquísimo manto de gala en el que con su
propia mano se había entretenido en bordar las tierras, los mares y los ríos”58.

Es esta imagen antropocéntrica la que sigue alumbrando la posición del


humano contemporáneo ante la vida en la cual está inscrito. Sin embargo, las
rupturas de los filósofos presocráticos abrían una perspectiva distinta. Desde
Tales de Mileto quien se presenta como “un maestro original y creativo que
comienza a mirar las entrañas de la naturaleza sin el apoyo de fabulaciones
fantásticas”59 y que parece inaugurar la filosofía griega con una ocurrencia

57
Prigogine, Ilya. “La naturaleza reencantada”, en revista “Ensayo y Error”. No. 2.
Bogotá 1997.
58
Nietzsche, op.cit. P. 48 Se refiere aquí a filósofos como Ferécides de Tiro (siglo VI
a.C.) a quien se le considera autor de una obra sobre el origen del mundo titulada “los
cinco abismos”.
59
Ibid. P.51

83
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

extravagante: el agua es el origen y la matriz de todas las cosas. “Tales intuyó


la unidad absoluta del ser y cuando la quiso comunicar ¡habló del agua!”.

Pasando por Anaximandro que se aproxima al problema ético del origen del
devenir y del incesante generar de las fuerzas vitales como una expresión de
dolor ante la deformación de la faz de la tierra por el hombre y que le lleva a
exclamar ya hace 2500 años: “Mirad como vuestra tierra se marchita; se
vacían y secan los mares; los fósiles que encontráis en lo alto de los montes os
enseñan hace ya cuanto tiempo se secaron; ahora mismo, ya el fuego destruye
vuestro mundo y al fin se consumirá entre el vapor y el humo. Pero una y otra
vez habrá de surgir de nuevo otro mundo como éste, uno donde solo existe lo
efímero. ¿Quién será capaz de liberaros de la maldición del devenir?”60

Hasta Heráclito que señala la absoluta indeterminación de todo lo real que


constantemente actúa y deviene, pero que nunca es y que genera ese
sobrecogedor influjo de la relatividad de la solidez de la tierra, con todo lo que
eso tiene de terrible y de sublime. Esa visión del devenir que lo lleva a creer en
una destrucción periódica del universo y de un resurgir también periódico de
un nuevo mundo de entre las cenizas del incendio universal que destruyó al
anterior. “El período en el que el mundo se enfrenta al incendio cósmico y la
disolución de aquel en puro fuego será caracterizado por Heráclito de manera
sorprendente, como un deseo y una indigencia, mientras que el ser devorado y
absorbido completamente por el fuego se caracterizará como una saturación o
saciedad”61

Demócrito, el precursor de las ideas materialistas, imaginó la formación del


mundo como producto del azar que mueve los átomos que flotan eternamente
en un espacio infinito y Hesíodo “hizo del caos la realidad primordial. Primero
fue el caos y luego Gea, la tierra, la de amplio seno”62.

En fin, estos filósofos de la pureza y la simplicidad, intuyen la pequeñez del


hombre y la inconmensurable fuerza del continuo devenir de la naturaleza.
Para ellos el hombre no asume una posición privilegiada en la naturaleza. Es

60
Anaximandro de Mileto. Fragmento 1. Citado por Nietzsche, op cit. P.54.
Anaximandro vivió entre el 610 y el 547 a.C.
61
Nietzsche. Ibid. P.66
62
Aristóteles. La Física. Parágrafo 208. Citado por Edgar Garavito. “Tierra y
Territorialidad”. Revista “Nova et Vetera” No. 40. Instituto de Derechos Humanos
Guillermo Cano”. Esap. 2000

84
Capítulo II: El Desarrollo y la Cuestión del Territorio

sólo un pasajero, pues el fuego continuamente es metamorfoseado en soles, y


no en meros seres humanos, y unas veces se hace tierra y otras, agua. Así,
desde los orígenes del pensamiento occidental, hasta la revolucionaria y muy
actual teoría del caos, no han faltado los llamados de atención acerca de la
continua creación- destrucción y de la formidable fuerza interna de creación de
la tierra.

2.1.3 Tierra sin pan

Traer a cuento el nombre de una película de Luis Buñuel, podría parecer un


anacronismo que nos liga al surrealismo o que tiene visos de ese movimiento
ácrata de los albores del siglo XX que planteó sus consignas de “Tierra y
Libertad” y de “Pan y Libertad”. Pero sobre todo nos sirven de referente para
significar que, pese al enorme daño que le hemos causado a la tierra en aras de
alcanzar índices de producción sin precedentes, toda esa potencia que la
inteligencia humana le ha arrancado al oikos (la casa común), ello parece
haber sido sinónimo de multiplicación de las desgracias de los miserables, de
los que Franz Fanon denominó en la década de 1960, los “olvidados de la
tierra”.

Todos los avances de la productividad no se han traducido en una


disminución de la pobreza de millones de seres humanos y ni siquiera en una
reducción del tiempo de trabajo de quienes están empleados. La producción de
la economía mundial bastaría de sobra para satisfacer las necesidades de sus
6.000 millones de habitantes, si se repartiera de forma equitativa.

Pero la realidad es de una contundencia tal, frente a la cual la terquedad en


mantener un modelo que sólo sirve a una minoría exigua y saciada es
simplemente criminal. A escala mundial, las cifras más optimistas calculan
que el desempleo, el subempleo y el deterioro de las condiciones de trabajo
afectan a mil millones de hombres y mujeres, casi un tercio de la población
activa. En Colombia, en el principio del siglo XXI, más de la cuarta parte de la
población económicamente activa permanece en el desempleo abierto y otro
30% sobrevive en el subempleo y el desempleo apenas disfrazado. Ni siquiera
los países ricos se libran de esta plaga.

Las diferencias en el reparto de la renta entre ricos y pobres siguen


aumentando, entre y dentro de los países. Las mediciones de los expertos
económicos del desarrollo señalan que la diferencia entre la renta per cápita de
los futuros países del tercer mundo y la de los futuros países industrializados

85
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

era de uno a tres en 1900. Desde entonces, no ha dejado de crecer, alcanzando


una relación de uno a siete a mediados de los años 90. Si se compara la renta
per cápita del país más desarrollado con la de los países menos desarrollados,
la diferencia era de uno a ocho en 1900 y de uno a 50 a mediados de los años
90.

Pero además están los abismos que han distanciado los procesos asociados
a la productividad de los países. Téngase en cuenta que Colombia a mediados
de los años sesentas del siglo XX tenía una renta per capita diez veces la de
Corea. En el año 2007 Corea ya contaba con una renta diez veces la de
Colombia

Para los seres humanos estas tendencias de la economía, dominada por un


modelo de extrañamiento de los productores y de profundización de la
exacción del trabajo social, los avasallan y sólo queda a la vista la
sorprendente paradoja de un río de prosperidad para tan pocos, mientras la
multitud es arrojada a la miseria.

Por supuesto que no se trata de una disfunción económica. Es la conclusión


inevitable de la profundización ilimitada de centros de poder que coparon la
sociedad entera, es el epílogo del proyecto político de la modernidad que ha
llegado a sus límites y cuyas promesas de democracia y de ciudadanía de
derechos para todos, no alcanzan a superar la retórica de los discursos
mediáticos, mientras naufraga en la generalización de las tiranías, del
autoritarismo y de la ampliación de los estados de excepción.

Las maneras de hacer y producir, así como las formas que adoptamos para
relacionarnos y la cultura toda, se ven transformados por tendencias
irreversibles instauradas por el influjo del conocimiento, de la innovación
técnica y científica y de la consolidación de poderes hegemónicos que han
depositado en la ideología del mercado y en la dialéctica de la guerra, los
únicos signos ordenadores para el control de la sociedad.

2.1.4 Nuestra casa se derrumba

Y tampoco podemos proclamar con Fellini que “la nave va”, porque esa
pequeña balsa con la que los seres humanos y los seres vivos sobre este
planeta trasegamos el universo, parece deteriorarse irremediablemente por la
acción de los humanos sobre la tierra.

86
Capítulo II: El Desarrollo y la Cuestión del Territorio

A lo largo del último siglo, la temperatura de nuestro planeta ha subido


entre 0,3 y 0,6 grados. Si las emisiones de gas con efecto invernadero se
mantienen al ritmo actual, el calentamiento durante el siglo XXI podría
alcanzar entre uno y 3,5 grados, lo que provocaría el derretimiento de los
casquetes polares, el aumento del nivel de los océanos y la inundación de
numerosas zonas costeras63. Esto para sólo mencionar uno de los fenómenos
más alarmantes. Pero a ello se suma el envenenamiento persistente del aire, de
los ríos y de los mares; la depredación del hábitat de especies únicas, muchas
de las cuales han sido llevadas a la extinción; la desertificación; la aniquilación
de bosques y selvas y todas las demás acciones que han sido ampliamente
denunciadas por los ecologistas.

Este no era un camino fatal e inevitable. Es el producto de una concepción


lineal y evolutiva de la historia, que depositó las llaves del desarrollo en el
“proyecto”, ese imaginario de un desenvolvimiento de las sociedades a partir
de metas de progreso acumulativas, siempre crecientes, sobre las cuales podía
planearse el futuro, siempre a través del prisma del capital y el consumo. Tal
opción derivó en una gran tendencia a replegarse sobre el presente,
imaginando el futuro como el deambular cronológico por el camino trillado
por la razón, es decir como lo que inevitablemente será, lo que puede preverse
y planearse y no como lo que todavía no es, como la potencia de lo por venir,
esa fuerza inmanente y caótica en donde está instalada la creatividad.

La ciencia económica fue puesta al servicio de este paradigma,


profundamente enraizado en una ideología que alimenta la dominación del
hombre sobre la naturaleza y de unos hombres sobre otros. La tierra fue uno de
sus objetos de investigación: La economía clásica inglesa (Smith, Ricardo) que
examinó el problema de la tierra sólo desde el punto de vista de su renta y de
sus condiciones como “factor de producción”; la crítica marxista que intentó
ser radical sin conseguir abandonar la lógica productivista; el marginalismo
que ya no hizo más que idear hipotéticos puntos de equilibrio para maximizar
las ganancias de cualesquiera de los factores y que formalizó las disfunciones

63
Desde una mirada meramente economicista se han establecido los llamados costos
medio-ambientales del crecimiento económico. Claude Martin, director general de
WWF Internacional (Word Wide Found for Nature), considera que la naturaleza ha
perdido un tercio de su capital en los últimos veinticinco años. A esto hay que añadir
la amenaza de la desastrosa modificación climática a causa del efecto invernadero,
debido principalmente al consumo excesivo de energías fósiles.

87
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

económicas del problema de la tierra; el imperio teórico de Keynes que buscó


soluciones a la crisis de sobreproducción del capitalismo y que encontró en la
intervención desembozada del Estado, la mejor forma de regular los ciclos; y,
más recientemente el retorno al imperio del mercado planteado por el neo
conservatismo dominante, en el cual se consagra el desenfreno de la avaricia y
de las redes monopolísticas que se extienden por todo el planeta y para quienes
el único valor vigente es el dinerario.

Así, ha discurrido el paradigma del desarrollo económico del proyecto


modernizador de las sociedades occidentales, tejido en las tramas de la
redefinición de la soberanía centrada en el Estado, cual príncipe moderno; la
secularización y mercantilización de los valores; la industrialización como
símbolo del avance; la profunda ruptura campo- ciudad y los disgregantes
procesos de urbanización, los ideales de la eficiencia y el papel descomunal de
la técnica. Esto determinó un particular tipo de apropiación de los recursos
naturales, de desacralización del vínculo con la tierra, el consumismo como
elemento básico de la distribución, todo con un elevado costo ecológico y
social.

En Colombia, todo el siglo XX transcurrió en medio del debate y la


conmoción por la negativa de las élites a asumir plenamente el proyecto
moderno, especialmente en lo referente al problema de la tierra. La
modernidad había postulado que la solución al así llamado “problema agrario”
era la distribución de la propiedad de la tierra. Las revoluciones
latinoamericanas de las primeras décadas del siglo y, de manera significativa,
la revolución mexicana, habían movilizado enormes contingentes campesinos,
liderados por burguesías modernizadoras, con la consigna de la reforma
agraria.

El latifundio predominó en cambio en este país y la frustración del


agrarismo dio un tinte muy particular a los conflictos sociales de la historia
colombiana. Aún hoy, rubricada con la sangre de la lucha intestina entre los
sucesivos gobiernos y las guerrillas está marcada por la puja por la
distribución de la tierra, convertida en mera mercancía, cuya propiedad
justifica guerras y matanzas. En el ocaso de ese proceso que alguna vez se
cubrió de los discursos de democracia o de revolución, los bandos en pugna
continúan prisioneros de esta enunciación reduccionista de la tierra y su
mención sigue aupando los procesos de estatalización de la sociedad entera.

88
Capítulo II: El Desarrollo y la Cuestión del Territorio

Las luchas minoritarias de los campesinos y de los intelectuales liberales y


socialistas que centraban en el agrarismo las esperanzas de la materialización
de su discurso democrático, fueron naturalmente cooptados en un conflicto
gobernado por los poderes centrales que han hecho perder de vista la
profundidad del problema de la tierra.

El desarrollismo que imperó en la década de los sesenta del siglo pasado,


dentro de los márgenes fijados por el proyecto de industrialización por
sustitución de importaciones y en el escenario político del Frente Nacional,
como prolongación pactada por los partidos tradicionales de los “estados de
sitio” y de extensión de la guerra larvada contra los campesinos, se hizo más
profundo en la siguiente década.

Los tímidos intentos de reforma agraria impulsada en el gobierno de Lleras


Restrepo, naufragaron en medio del temor de los terratenientes por el alza de
la lucha campesina y de la potencia que demostraba su organización- la Anuc-
El “Pacto de Chicoral” recompuso la estrategia de la elite frente al campo y
optó por la alternativa de promover la migración hacia las ciudades. L. Curie,
el asesor norteamericano del gobierno de Pastrana Borrero, dibujó la
estrategia, típica de la modernización capitalista del agro en países como el
nuestro, de desocupar el campo para disminuir la presión campesina sobre la
tierra rural y fijar la expectativa de modernización en la voluntad de los
latifundistas de tecnificar sus propiedades para producir eficientemente
alimentos y materias primas.

Ese es el origen de nuestra precaria urbanización contemporánea y de la


persistencia de condiciones materiales que sirven de alimento a los proyectos
guerreristas. Crecimiento desbordante de ciudades. Millones de campesinos en
trance de urbanización, dedicados a trabajar en la construcción de viviendas
para las clases medias y altas, a la espera de que se creara un mercado
accesible de vivienda popular. Y en el entretanto, urbanización espontánea,
proliferación de tugurios, y desarrollo de un sistema financiero basado en el
UPAC, sobre el cual, en sólo unas décadas, se desataría la ferocidad de la
especulación financiera y se consolidarían los monopolios bancarios que
controlan la economía.

La salida que el poder central planteó a la insurgencia de las luchas


minoritarias se daría entonces en tres planos:

89
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

El primero, el desplazamiento desde el escenario rural hacia un contexto de


luchas urbanas dentro del cual se podía intentar dar carta de ciudadanía a los
conflictos y procurar que transcurrieran por las vías de una participación
restringida.

El segundo, limitar la lucha campesina por la tierra, posponiendo cualquier


alternativa de reforma agraria y en cambio promoviendo, desde el centro la
apertura de nuevos territorios a la colonización. De esta manera, el conflicto
por la tierra se desplaza a Urabá y Chocó en el noroccidente, Magdalena
Medio en la zona centro oriental y al selvático Sur de Colombia, con toda su
degradación social y ambiental.

El tercero, consolidar un proyecto político con dos aristas: reforma


institucional con acercamientos a la desconcentración de funciones del Estado
y aproximaciones a los discursos de la llamada democracia participativa; al
tiempo que se echaban las bases de un régimen endurecido que optimizara la
larga experiencia nacional en materia de estados de excepción.

La emergencia de la forma de soberanía global imperial, con sus redes


difusas de poder y sus múltiples centros, su experimentación del régimen del
campo de concentración y su prolongación de los estados de excepción, ha
servido de contexto a las transformaciones que se operan en el país, al
enconamiento de la guerra y ha consolidado un modelo de mayor iniquidad, de
retrocesos significativos en la calidad de vida de las mayorías, de
empobrecimiento y de envilecimiento de todas las formas de vida sobre la
tierra.

Al fuerte paradigma ecológico que ha ido surgiendo, en una reacción


creativa de grupos muy importantes de la población del mundo, se ha opuesto
una idea de un ambientalismo limitado, asentado en planteamientos
utilitaristas de “sostenibilidad de la humanidad” y cuyos efectos visibles en las
políticas se reducen a instrumentar medidas correctoras para obviar riesgos
que ponen en peligro un “estilo de vida”; este estilo, en cambio, jamás se
cuestiona, y su acción mantiene la pretensión de un dominio total de la tierra.

La naturaleza aparece representada cartográficamente, territorializada. El


paisaje ya no está caracterizado por el azar, por el caos de la naturaleza, sino
más bien por esa artificialidad de un programa de parcelación del terreno,
urbanización, carreteras, puentes, cultivos; organización identitaria del

90
Capítulo II: El Desarrollo y la Cuestión del Territorio

entorno, del contorno, de lo contenido, de lo que queda dentro, de lo que


pertenece. Y mientras esa diagramática del poder se enseñorea, tal vez estemos
próximos al umbral superior de resistencia de la nave que considerábamos
nuestra.

Pero no; el mundo no está hecho para disfrute, o para consumo de las
sociedades humanas, ni se trata de un dispositivo maquínico para la
producción de mercancías, sino que es un organismo complejo y múltiple, en
cuyo seno la naturaleza ha prohijado hombres y mujeres concretos, cuya
felicidad, no puede remitirse al anhelo por el consumo de cosas. La legítima
aspiración de una vida digna, plena de relaciones humanas, deseosa de
solidaridades es incompatible con el mundo gris de cemento y contaminación
que hoy parece extenderse, asfixiante, sin remedio y en donde el problema de
la tierra parece haberse reducido a la distribución de los territorios en función
de la competitividad, o de la mera preservación de fragmentos de ríos, cerros o
humedales.

De ahí la importancia de la manera como la sociedad comprenda la relación


íntima con el conjunto del universo viviente y se plantea organizar el tránsito
de un modo de vida a otro, como plantea la búsqueda de una nueva producción
de la socialidad, de los lenguajes y de los lugares para habitar, desde donde se
enuncia esa idea de transición, en donde se ponga en juego la vida toda y no la
reducida potencia humana en contravía de la naturaleza.

2.1.5 Los escenarios del habitar

La organización de la forma de habitar, de los lugares que escogemos para


vivir y recrear la vida, ha planteado muchas preguntas de profundidad
ontológica. Michel Serres resumía tal decisiva importancia formulando el
interrogante: “¿Qué es la vida? No lo sé. ¿Dónde mora? Al inventar el lugar
los seres vivos responden a ésta pregunta”64. Efectivamente, es en el habitar
donde está expresada la dimensión del ser, de la vida misma. El género
humano, para vivir, construye social y culturalmente las dimensiones de
espacio y tiempo, dimensiones en las cuales se reconoce a sí mismo y entra en
relación con los otros.

64
Michel Serres. “Atlas”. Ediciones Cátedra. Madrid, 1995. P. 12. Allí el autor agrega.
“La vida reside, habita, mora, se aloja, no puede prescindir del lugar. Se diría que
dibuja y codifica su definición; entiendo por esta última palabra lo que dice su
etimología: la asignación de límites o de fronteras, abiertas o cerradas... Dime donde
vives y te diré quien eres”.

91
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

La forma como el ser humano mora el espacio, denota las maneras


singulares que definen las características de lo humano, pues se refiere a la
posibilidad misma de permanecer. Y ello se expresa en la acción de construir
lugares para la vida, para que la vida sea posible, para que la vida resida. Los
lugares se construyen a partir de los espacios poblados de sentidos, de
contenidos, de significaciones, de lenguajes. En el lugar, el espacio deja de ser
una extensión de lo físico relacionada con el tiempo para anclarse como
cosmogonía, como producción simbólica y de sentidos vitales.

La reconstrucción de los lugares existenciales, el recobrar como propuesta


social la idea heideggeriana de “llevar el habitar a la plenitud de la esencia”,
está a la orden del día en la discusión sobre los modelos de reorganización
espacial y ordenamiento de los territorios. El cómo influya esta preocupación
en los planes de los administradores y en la participación de los ciudadanos
que intervienen en estos procesos, dice mucho de los avances o retrocesos de
una verdadera ética de construcción de vida.

Ordenar y reordenar los territorios, ese ha sido un proceso constante en la


historia humana65. Pero, ¿cuál es el proyecto de morada para la vida plena de
los habitantes?, ¿cómo morar los nuevos territorios que surgen de la
virtualidad, de las nuevas maneras de comprender y ser afectados por el
tiempo?, ¿cómo garantizar que el mundo va poder ser un lugar, un nicho para
la vida, y no solo un gran mercado deshumanizante que desarraiga al hombre,
lo fragmenta y lo escinde de la unidad vital del universo?

El lugar es la apropiación subjetiva, social y cultural del espacio/ tiempo.


Habitar esos lugares implica una acción social, que se manifiesta de manera
concreta en movimientos de construcción y destrucción de formas de vida, en
formas específicas de apropiación de la naturaleza y de uso de los recursos
intelectuales e institucionales creados por la humanidad.

De allí es de donde surgen las operaciones y los conceptos con los que se
delinean las fronteras y se construye la organización funcional de unidades
territoriales delimitadas con base en intereses de grupos sociales y en las

65
Martin Heidegger. “Conferencias y artículos”. Barcelona, Ediciones Serbal. 1994.
En este mismo texto se lee: “De ahí que los espacios reciban su esencia como lugares
y no desde el espacio como extensión... El espacio como representación de algo hace
referencia a las dimensiones como categoría. El espacio de los mortales es el lugar-
espacios que se construyen (lugares)”.

92
Capítulo II: El Desarrollo y la Cuestión del Territorio

realidades económicas, ambientales y sociales.

La idea de territorio se hace más comprensible, entonces, si emerge de esta


mirada del espacio como construcción social e histórica, marcada por la
flexibilidad de los influjos demográficos y de las necesidades humanas; y del
lugar como enunciación vivencial del habitar, del morar, del residir, en esa
relación particular que el ser humano establece con el espacio.

Hay aquí, además, una clara relación con los saltos que ha dado la ciencia y
con el estatuto de lo científico. Tal como lo refiere Virilio, “el control de los
medios ambientes geofísico y físico, por ejemplo, era rigurosamente
contemporáneo del carácter absoluto del espacio y del tiempo de la era
newtoniana, el control del medio ambiente microfísico, es por su parte,
contemporáneo del carácter absoluto de la velocidad de la luz de la era
einsteniana. La ley de proximidad electromagnética reemplaza a la ley de
proximidad mecánica, prevaleciendo en adelante la teleacción sobre la acción
inmediata”66.

Así mismo, es posible encontrar una relación entre las formas de


apropiación del espacio por el ser humano y la evolución de los medios de
transporte, de comunicación, lo que atañe al estatuto del cuerpo del transeúnte,
del pasajero, del viajero. Perennes peregrinos en que se transformaron
hombres y mujeres migrantes Esos perennes peregrinos en que nos fuimos
transformando hombres y mujeres migrantes, dieron lugar a procesos
expansivos de colonización de los territorios y al control progresivo del medio
ambiente geográfico de la humanidad.

De la domesticación de animales a la invención y uso de la rueda, que


pronto sirvieron para las guerras de conquista, se pasó a las expediciones
marítimas y las batallas navales. La invención de la locomotora propulsó la
conquista del oeste norteamericano, el aplastamiento de las sociedades
indígenas originarias y dinamizó la revolución industrial. El automóvil y el
avión cierran el ciclo del copamiento y control de los territorios mediante la
revolución de los transportes; el mundo se comprime, el espacio se hace
maleable, las distancias se agotan y la velocidad plantea una nueva ecuación
con el tiempo. Entonces, todo está preparado para el advenimiento de la

66
Virilio. P. Op.citp. 78

93
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

revolución de las trasmisiones.67.

2.1.6 El territorio es la firma

“El territorio es, en primer lugar, marcar distancias. Lo mío es sobretodo mi


distancia. No poseo nada, solo distancias. No quiero que me toquen. Gruño si
entran en mi territorio. Se trata de mantener a distancia las fuerzas del caos que
llaman a la puerta”, así lo definen los representantes de la escuela francesa del
deseo, al referirse a la realización de los rituales animales con el territorio.68

El proceso cultural que desarrollan los seres humanos provee de nuevas


significaciones e interrelaciones el encuentro entre el sujeto, el tiempo y el
espacio. Así, el territorio deja de ser espacio físico y se configura como lugar,
haciéndose vital. La creación de territorios es un proceso de apropiación del
espacio por los pobladores y en ese proceso los seres humanos no solamente
construyen los lugares, sino, que se construyen y se reconocen a sí mismos,
tomando distancias de otros. Se hace evidente entonces la dimensión política
del poblamiento territorial, pues es indispensable definir el modo como se
habita con otros, es decir, el proceso de integración de las sociedades. Y éste
no es otra cosa que una puesta en juego de intereses, un juego de poderes.

La delimitación de los territorios es un acto que afecta los medios y los


ritmos con los que se edifican las sociedades. Definir las zonas interiores de
domicilio o de abrigo, las zonas exteriores de dominio, los límites y su rigidez
o flexibilidad, las zonas intermediarias o incluso neutralizadas, las reservas o
anexos energéticos, todo ello es un proceso de configuración colectiva de las
cualidades que los habitantes le imprimen a su espacio y cuando adquieren una
constancia temporal y un alcance espacial se convierten en una marca
territorial, o más bien territorializante, en una firma. “Es la marca la que crea

67
“Con la revolución de las transmisiones que sucede a la de los transportes, los
medios de telecomunicación se ajustarán al cuerpo del individuo equipado con prótesis
mediáticas: teléfono celular, walkman, computadora portátil, para no hablar del guante
o traje de datos, a la espera futura revolución de los trasplantes y la ingestión de
micromáquinas capaces de mejorar algunas de nuestras facultades. El proyecto de esta
próxima revolución de los trasplantes es miniaturizar el mundo, después de haber
reducido y miniaturizado los componentes, los objetos técnicos que contenía desde el
desarrollo de la industria”. Virilio. P. Op. Cit P.73
68
Gilles Deleuze y Felix Guattari. “Mil mesetas. Capitalismo y esquizofrenia”.
Pretextos. Valencia 1997.

94
Capítulo II: El Desarrollo y la Cuestión del Territorio

el territorio”.69 Las cualidades con las cuales los pobladores colman su


territorio, son como firmas, como nombres propios que constituyen dominios y
que definen la intimidad de la morada, la propiedad sobre los terrenos, la base
de las identidades humanas.

Ya Foucault había planteado que en la discusión del problema del espacio,


de lo que él llamaba el “perfilamiento de los objetos, las organizaciones de los
dominios” en realidad, lo que se hacía aflorar “eran los procesos, por supuesto
históricos, del poder” Por tanto, el territorio es, claro, una noción geográfica,
pero, en primer lugar, es una noción jurídico - política, una construcción social
y cultural. No se trata principalmente de una relación del ser humano con el
espacio, sino, de una relación entre seres humanos, lo que se expresa en un
cierto tipo de control y unas específicas relaciones de poder. 70

El territorio es, entonces, una expresión humana o animal, a partir de cuyos


trazos se organiza o se le da alguna consistencia al espacio, de tal manera que
sea posible entrar en la tierra. Pero para entrar en la tierra, como bien explica
Garavito, se puede hacerlo por la vía de la territorialización, es decir, por el
camino de ser “capturado por unos aparatos geométricos, semiológicos o
interpretativos rígidos que hace que en nuestra vida no podamos abrirnos hacia
un acto creador”71. O puede hacerse por la vía de lo terrígeno, esto es lo que
nace de la propia tierra, de su potencia y que produce un movimiento de
creación. Mantener el cuerpo en relación con lo terrígeno, con las fuerzas de la
tierra, como los nómadas del desierto, es lo que posibilita encontrar y beber de
esa potencia, que es la fuerza de la vida. 72

2.1.7 El fluir de la naturaleza en el espacio- tiempo

Leibniz opera una renovación muy profunda al entender el mundo como el


mundo del pliegue, que va al infinito. Además, hace la crucial distinción de
dos tipos de pliegues o pisos de ese universo.”En un piso tenemos los
repliegues de la materia y en el otro piso los pliegues en el alma. Y el piso de

69 Ibid
70
Michel Foucault “Microfísica del Poder”. “Preguntas a Michel Foucault sobre la
geografía”. Las ediciones de La Piqueta. Madrid 1992
71
Garavito, Edgar. Op. Cit. Allí también se lee: “Ser territorializado sería estar
capturado sin posibilidad creativa”
72
Ibid. Garavito aclara que “la tierra es la desterritorializada, la que no se somete a los
territorios como formas, sino que más bien en su dinámica fluye por fuera del
territorio.

95
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

los repliegues de la materia es como el mundo de lo compuesto, de lo


compuesto al infinito, la materia no termina de replegarse, y de desplegarse, y
el otro piso es el piso de los simples. Las almas son simples. De ahí la
expresión: los pliegues en el alma”73

El aspecto más dinámico de la naturaleza es el tiempo, uno de los


complejos pliegues en el cual se manifiesta la materia. Las nociones de tiempo
y evolución en las que fundamos los procesos de producción y reproducción
humana, han quedado atrapadas en la verdad cronológica constituida por el
pensamiento moderno. Pero, el tiempo y la creatividad, están constituidas en el
interior de las cosas, “el tiempo es creación, el futuro no está”.74

La teoría del caos nos ha mostrado una idea del tiempo distinta de la
concepción clásica aristotélica; de ese pasado, presente y futuro lineal, en la
que el presente representa un punto que separa el pasado del futuro. De esta
manera, el devenir es solamente una manifestación de lo que ya está presente.

La unidad del hombre y la naturaleza propone un nuevo diálogo que


devuelve el “reencantamiento” con la naturaleza perdido por cuenta de la
concepción mecanicista predominante en la modernidad. Como señala
Prigogine75, a un cierto nivel, los organismos vivos puedan escapar a la
entropía por medio de su capacidad de auto organizarse; en ellos puede surgir
a partir del caos un orden elevado, no predicho por la entropía que les permite
escapar a la muerte final.

El optimismo de esta visión se funda en que los sistemas vivos son sistemas
abiertos, complejos de organización que Prigogine denomina estructuras
disipativas. Estas estructuras comparten energía con el medio, a través de un
flujo dinámico sin fin. Los cambios bruscos, las perturbaciones, permiten que
emerja la novedad, incluso cuando la entropía parecería excluir tal posibilidad.
El poder de la creatividad es efectivo tanto en los organismos naturales no
humanos, como en los organismos sociales humanos.

La singularidad de una fluctuación, que se teja con otras fluctuaciones


singulares puede volverse suficientemente potente para organizar todo el
sistema en una nueva pauta. El azar, el caos, es aquí sinónimo de creatividad y

73
Deleuze. Gilles. “Lecciones”.
74
Prigogine. I. Op.cit
75
La reseña de esta visión del caos, remite al texto citado de Prigogine.

96
Capítulo II: El Desarrollo y la Cuestión del Territorio

no determinismo. Esta visión deja espacio para el comportamiento contingente


de los organismos vivos. Las estructuras disipativas inyectan creatividad en la
naturaleza desafiando la interpretación mecanicista de la entropía y la lectura
convencional de la flecha del tiempo. Son sistemas abiertos de la materia,
sensibles, que tienen el poder de relacionarse y auto modificarse.

La ciencia clásica se ha olvidado de la interioridad de la naturaleza. En el


interior de cada partícula existente hay una historia- tiempo, un cambio, y un
sinnúmero de interacciones con otras partículas, que producen cambios
irreversibles. Esto significa una enorme fuerza dinámica de los aspectos
cualitativos de la experiencia alojados en la flecha del tiempo, la evolución y
la historia.

Prigogine espera demostrar que “incluso las partículas subatómicas están


sujetas a la ley de las estructuras disipativas, de igual modo que lo están los
macro procesos, y por lo tanto, toda la materia del universo se caracteriza por
la sensibilidad, la creatividad y el diálogo”76.

La dirección del tiempo es básicamente una experiencia humana y por lo


tanto conlleva una responsabilidad ética, cuyo punto de partida puede ser el
abandono de la polaridad y la oposición del ser humano y la naturaleza.

Pero hay también implicada una dimensión estética. El arte es creación en


la cual se hace presente, de manera particularmente intensa, la ruptura de la
simetría temporal. Es una irrupción existencial inédita, imprevisible y
poderosa. Desde esta dimensión podemos percibir el nacimiento, el desarrollo
y la muerte de todo como una danza creativa.

Ética y estética son miradas indispensables para replantear nuestra relación


con la tierra y el universo. El determinismo y la linealidad, enunciados desde
una dialéctica que exige la prevalencia de un factor sobre el otro, de un ser
humano en contra del otro, a partir de la pretensión de un conocimiento
absoluto de los procesos, lleva a la no aceptación de las singularidades y
finalmente a la violencia.

“El tiempo deviene espacio”, dice Prigogine, basado en la obra Parsifal y


nos hace ver que el tiempo es algo mucho más complejo que el número que
leemos en el reloj. Por supuesto, deja rastro en el reloj, pero es algo más. En

76
Prigogine. I. op.cit

97
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

relación con ese tiempo cronológico, el autor propone la teoría del tiempo
interno, que no es completamente independiente del tiempo astronómico que
no solo puede ir hacia adelante sino también hacia atrás; y puede contener la
simultaneidad en forma cualitativa. El espacio está cada vez más relacionado
con ese tiempo interno, que, por lo regular progresa, pero también puede
recuperar elementos que estaban en el pasado.

Esta es una visión que puede servir para comprender las posibilidades de la
autonomía de los seres humanos y a descubrir el orden virtual debajo del
desorden. No todo está perdido, en manos de la sociedad está la posibilidad de
la modificación o el nuevo parto de la vida sobre la tierra. Y ello requiere tanto
de un repensar el espacio como de un revolucionar el tiempo. Este es un
sublime acto ético y estético de creación o de locura.

2.1.8 Hacia un nuevo pacto de la sociedad con la


naturaleza

La turbulencia que el ser humano ha desatado sobre la tierra, ha creado las


condiciones para un nuevo diálogo con la naturaleza. Ahora empezamos a ser
capaces de entender, quizás con mucho retardo, sistemas mucho más
complejos como el clima, las corrientes marítimas y de aire, las ondas y
fluctuaciones eléctricas y electromagnéticas, la historia geológica y los
procesos de la astro- física.

También estamos obligados a discernir la complejidad de los organismos


sociales que aparecen en medio de la tragedia. Todo está preñado de
diversidad y ésta no puede continuar presa de la obsesión por el control y por
los proyectos previsibles. Lo inesperado le abre lugar a la creatividad, el
conocimiento y el arte. Es hora de prestar atención a Serres que, de tiempo
atrás, ha clamado por un contrato omitido, por el pacto que quiso ser
reemplazado en el contrato social: el pacto natural con la tierra, con el resto de
los seres vivos, con quienes compartimos la existencia. Sin la tierra y sin los
demás, simplemente no somos.

“Ahora, liberados de la violencia, independientes de un espacio y de un


tiempo sagrados sin relación alguna con nosotros, con los pies finalmente
en una cumbre al abrigo de los mares, fortificada por la ciencia de los
sabios contra las empresas de Marte, podemos atender al nacimiento de
las cosas como objetos, fuera de los mecanismos que regulan nuestra
violencia desordenada. Lo sagrado constituía un saber de la

98
Capítulo II: El Desarrollo y la Cuestión del Territorio

intersubjetividad y de las relaciones polémicas. Recubría la naturaleza con


las leyes dinámicas del grupo. Al haberlo situado fuera del mundo, en
lugares retirados que para nada nos conciernen, la naturaleza nace
objetivamente. Comporta sus propias leyes. La solución funda la ciencia,
esta ciencia venérea, sin violencia, no culpable, en la que el rayo ha dejado
de ser la cólera de Zeus y el nivel de las aguas permanece estable.”77

Se trata de construir una ética ecológica que rebase al sujeto socialmente


definido por la modernidad. Esa ética alude a las tres ecologías Guattarianas78,
la de las subjetividades, la de las relaciones sociales y la de la relación con la
naturaleza. Una ética que resignifica el lugar de la solidaridad, pero una
solidaridad que no se detiene en los límites de la simetría de los pactos
interhumanos. Es una solidaridad “ecológica” que nace de reconocerse en el
mismo destino, compartiendo la misma aventura de la vida, con todo lo que
constituye muestro medio vital; incluso con aquellos que aún no han nacido,
pero que habrán de venir y no tendrán otro medio que el que hereden de las
generaciones precedentes.

No se trataría aquí de retornar al discurso humanista, sino de cambiar el


núcleo central del sistema filosófico, colocando en el lugar del hombre a la
ecosfera, que exige un nuevo pacto firmado, no ya sobre la idea de la
propiedad, sino sobre la idea de la vida, y cuyo sujeto, por tanto, ya no será el
sujeto propietario, sino el “ser vivo”, la naturaleza toda. Y no se puede esperar
asumir esta “ecosofía”, ese pacto ético político con la naturaleza manteniendo
los objetivos, los modos de vida de la sociedad industrial moderna y de la
sociedad de consumo79.

La Tierra, nuestra casa no es un simple territorio para conquistar y dominar,


sino nuestra morada para habitar y valorar. Las antiguas cosmovisiones
indígenas ya lo habían indicado: “El hombre no tejió la trama de la vida; él es
solo un hilo”.80

77
Serres. M. “La física en el texto de Lucrecia”. Pre textos. Valencia. 1994
78
Guattari. F. “Las Tres Ecologías”. Ediciones La Marca. Buenos Aires. 1991.
79
Guattari escribe que en la perspectiva de una ecología generalizada o ecosofía, no
puede haber reglas universales para la praxis. “Esta interdependencia de lo local y de
lo planetario hace quebrar el principio determinante de la modernidad que tiende a
abolir toda la singularidad y la particularidad local en favor de principios universales”.
Op.cit
80
Citado en Vasco. Luis. G. “Si nos dejaran hablar”. Universidad Nacional de
Colombia. Bogotá.1992

99
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

No se logrará reconciliar al ser humano con la naturaleza sin reconciliar a


los hombres y mujeres entre sí. Los Estados han contribuido a diluir el sentido
ético de lo público, ahora la pregunta por la vida nos obliga a repensar lo
público como potencia, propiciando que nuestra relación con la tierra sea una
experiencia estética, muy lejana del consumismo, la depredación y la
violencia.

2.2 ORDENAMIENTO TERRITORIAL Y REDISTRIBUCIÓN


81
DE PODERES

2.2.1 Un ordenamiento para investir el futuro

El debate alrededor del Ordenamiento Territorial de las ciudades, que


tiende a reducirse a los procesos normativos que regulan los usos y
proyecciones del suelo, obliga a una reflexión conceptual sobre las nociones
de espacio y territorio, así como sobre los impactos que tales ejercicios
normativos de poder pueden tener sobre variables centrales del desarrollo
urbano, de la economía local, de la convivencia y la democracia en la ciudad.

¿Cómo organizar el territorio y las identidades sobre la base de las


diferencias existentes entre los habitantes de la urbe?, ¿cómo pasar de una
ciudad construida como relación funcional de los intereses de grupos
minoritarios de la sociedad, a otra, fundada en una imagen compartida y en un
proyecto democrático de ciudadanía? Este es un problema central planteado
detrás de los distintos enfoques y criterios con los cuales se estructura el Plan.

Asistimos a un reconocimiento expreso de la profundidad y la aceleración


de los cambios que se presentan en el mundo de hoy, determinados por el
signo de la globalización, y que atraviesan todas las dimensiones existenciales.
Las distintas esferas de la vida se ven transformadas por tendencias
instauradas por complejos procesos de subjetivación que circulan a través del
influjo del conocimiento, de la innovación técnica y científica, de la
producción de nuevas relaciones sociales y de la consolidación de poderes
hegemónicos. La ciudad, ese organismo vivo que se ha constituido en la
formación histórica social predominante, es el escenario decisivo de los
cambios que acontecen.
81
Esta es una versión modificada del artículo: ”Elementos para investir el futuro”,
publicado originalmente en la revista CUADERNOS DE LA CAPITAL; No 8. ESAP.
Unidad de Atención al Distrito Capital. Bogotá. 2000

100
Capítulo II: El Desarrollo y la Cuestión del Territorio

De ahí la importancia de la manera como la sociedad organiza el tránsito


de un modelo de ciudad a otro, como plantea la búsqueda de la nueva
producción urbana, de los lenguajes y de los lugares desde donde se enuncia
ese proyecto de transición, las nuevas funciones, regulaciones y, ante todo, la
visión de futuro que propone.

Y, sin embargo, lo que hoy se da es una gran tendencia a replegarse sobre


el presente, como si se olvidara que la ciudad hay que seguirla produciendo y
que por tanto es esencial plantearse cual es la ciudad deseada. No sólo como
disfrute, como consumo, o como dispositivo maquínico para la producción de
mercancías, sino, como organismo social en cuyo seno hay hombres y mujeres
concretos en busca de su propia felicidad, que no sólo anhelan consumir cosas,
sino, que aspiran a una vida digna, plena de relaciones humanas, deseosos de
solidaridades; que no están conformes con el mundo gris de cemento y
contaminación que hoy parece extenderse, asfixiante, sin remedio, y que
quisieran ser beneficiarios y no víctimas de los mercados o del impresionante
conjunto de redes de todo tipo que articulan la ciudad que habitan.

Por eso parecen sensatos los llamados a prevenir la sobrevaloración de


cualquiera de los atributos, las dimensiones o los componentes que forman el
cuerpo integral de la urbe. Se requiere de una visión holística, capaz de pensar
la ciudad más allá de los requerimientos del mercado global, de la distribución
de los territorios en función de la competitividad, o de la mera preservación de
fragmentos de ríos, cerros o humedales. Un nuevo proyecto de algo que pueda
llamarse efectivamente ciudad, que permita intensificar las relaciones creativas
entre los seres humanos, que ofrezca la posibilidad de encontrarse, de
enamorarse, de sentirse partícipes de la producción de sentidos de solidaridad
y humanidad.

Las ciudades modernas presentan, como bien lo plantea Estanislao Zuleta,


no un fenómeno de crecimiento numérico, sino uno que afecta la naturaleza
humana que es la pérdida creciente de toda autonomía relativa. No solamente
se da la pérdida de la inteligencia del proceso productivo, sino una gran
dificultad derivada de la crisis que vivimos, para investir el futuro. “Investir en
el sentido psicoanalítico, poner allí su deseo, poner allí su proyecto, poner allí
el foco de sus intereses y de su trabajo, su atención”.82

82
Estanislao Zuleta. “Arte y filosofía”.

101
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

2.2.2 Espacio, territorio, lugar

La organización de la forma de habitar, de los lugares que escogemos para


vivir y recrear la vida, ha planteado muchas preguntas de profundidad
filosófica. Michel Serres resumía esta trascendencia formulando el
interrogante: “¿Qué es la vida?. No lo sé. ¿Dónde mora?. Al inventar el lugar
los seres vivos responden a ésta pregunta”83. Efectivamente, es en el habitar
donde está expresada la dimensión ontológica de la vida. El género humano,
para vivir, construye social y culturalmente las dimensiones de espacio y
tiempo, dimensiones en las cuales realiza su ser, de donde deriva la identidad,
en donde se reconoce a sí mismo y entra en relación con los otros.

La forma como el ser humano mora el espacio, denota la esencia humana,


pues se refiere a la posibilidad misma de ser, de permanecer. Y ello se expresa
en la acción de construir lugares para la vida, para que la vida sea posible, para
que la vida resida. Los lugares se construyen a partir de los espacios: espacios
poblados de sentidos, de contenidos, de significaciones, de lenguajes. En el
lugar, el espacio deja de ser una extensión de lo físico relacionada con el
tiempo para anclarse como cosmogonía, como producción simbólica y de
sentidos vitales.

La reconstrucción de los lugares existenciales, el recobrar como proyecto


social la idea heideggeriana de “llevar el habitar a la plenitud de la esencia”84,
está a la orden del día en la discusión sobre los modelos de reorganización
espacial y ordenamiento de los territorios. El cómo influya esta preocupación
en los planes de los administradores y en la participación de los ciudadanos
que intervienen en estos procesos, dice mucho de los avances o retrocesos de
una verdadera ética ciudadana de construcción de vida.

83
Michel Serres. “Atlas”. Ediciones Cátedra. Madrid, 1995. Allí el autor agrega. “La
vida reside, habita, mora, se aloja, no puede prescindir del lugar. Se diría que dibuja y
codifica su definición; entiendo por esta última palabra lo que dice su etimología: la
asignación de límites o de fronteras, abiertas o cerradas... Dime donde vives y te diré
quien eres”.
84
Martin Heidegger. “Conferencias y artículos”. Ediciones Serbal. 1994. Barcelona.
En este mismo texto se lee: “De ahí que los espacios reciban su esencia como lugares
y no desde el espacio como extensión...El espacio como representación de algo hace
referencia a las dimensiones como categoría. El espacio de los mortales es el lugar-
espacios que se construyen (lugares). Citado por Luz Dary Carmona en su ensayo de
grado “” para optar el título de especialista en Gerencia Social de la Esap. Bogotá
1999.

102
Capítulo II: El Desarrollo y la Cuestión del Territorio

Ordenar y reordenar los territorios, ese ha sido un proceso constante en la


historia humana. Pero, ¿cuál es el proyecto de morada para la vida plena de los
habitantes? El desarrollo técnico y científico, las grandes revoluciones en la
producción de mercancías, el avance ilimitado de los medios de transporte y de
las telecomunicaciones han acelerado los flujos de objetos y de personas, de
ideas y de significados. ¿Cómo morar esos nuevos territorios, cómo garantizar
que el mundo va poder ser un lugar, un nicho para la vida, y no solo un gran
mercado deshumanizante que desarraiga al hombre, lo fragmenta y lo lanza a
la desesperanza que le impide investir el futuro?

El lugar es entonces la apropiación subjetiva, social y cultural del espacio/


tiempo. Habitar esos lugares implica una acción social, que se manifiesta de
manera concreta en movimientos de construcción y destrucción de formas de
vida, en formas específicas de apropiación de la naturaleza y de uso de los
recursos intelectuales e institucionales creados por la humanidad.

De allí es de donde surgen las operaciones y los conceptos con los que se
delinean las fronteras y se construye la organización funcional de unidades
territoriales delimitadas con base en intereses de grupos sociales y en las
realidades económicas, ambientales y sociales. El concepto de territorio se
hace más comprensible, entonces, si emerge de esta mirada del espacio como
construcción social e histórica, marcada por la flexibilidad de los influjos
demográficos y de las necesidades humanas; y del lugar como enunciación
vivencial del habitar, del morar, del residir, en esa relación particular que el ser
humano establece con el espacio.

2.2.3 El territorio como producción cultural

El proceso cultural que desarrollan los seres humanos provee de nuevas


significaciones e interrelaciones el encuentro entre el sujeto, el tiempo y el
espacio. Así, el territorio deja de ser espacio físico y se configura como lugar,
haciéndose vital. La creación de territorios es un proceso de apropiación del
espacio por los pobladores y en ese proceso los seres humanos no solamente
construyen los lugares sino que se construyen y se reconocen a sí mismos,
tomando distancias de otros. Se hace evidente, entonces, la dimensión política
del poblamiento territorial, pues es indispensable definir el modo como se
habita con otros, es decir, el proceso de integración de las sociedades. Y éste
no es otra cosa que una puesta en juego de intereses, un juego de poderes.

103
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

La delimitación de los territorios es un acto que afecta los medios y los


ritmos con los que se edifican las sociedades. Definir las zonas interiores de
domicilio o de abrigo, las zonas exteriores de dominio, los límites y su rigidez
o flexibilidad, las zonas intermediarias o incluso neutralizadas, las reservas o
anexos energéticos, todo ello es un proceso de configuración colectiva de las
cualidades que los habitantes le imprimen a su espacio y cuando adquieren una
constancia temporal y un alcance espacial se convierten en una marca
territorial, o más bien territorializante, en una firma. “Es la marca la que crea
el territorio”.85 Las cualidades con las cuales los pobladores colman su
territorio, son como firmas, como nombres propios que constituyen dominios y
que definen la intimidad de la morada, la propiedad sobre los terrenos, la base
de las identidades humanas.

Ya Foucault había planteado que en la discusión del problema del espacio,


de lo que él llamaba el “perfilamiento de los objetos, las organizaciones de los
dominios” en realidad, lo que se hacía aflorar “eran los procesos, por supuesto
históricos, del poder” Por tanto, el territorio es, claro, una noción geográfica,
pero, en primer lugar, es una noción jurídica- política, una construcción social
y cultural. No se trata principalmente de una relación del ser humano con el
espacio, sino de una relación entre seres humanos, lo que se expresa en un
cierto tipo de control y unas específicas relaciones de poder. 86

La ordenación del territorio, desde la época de la conquista del imperio


español sobre las tierras americanas, estuvo impregnada de un sentido
profundamente legalista, que no dejaba dudas sobre el carácter de dominación
que se ejercía en actos como la fundación de las ciudades. En su extenso relato
sobre este proceso, el escritor mexicano Carlos Fuentes reseña la forma como
el imperio se impuso sobre el territorio indígena a la manera de una red de
ciudades que dominó a las áreas rurales y cómo, las ciudades eran fundadas
como un acto de conquista, un hecho político para ocupar la tierra y establecer
los derechos de los españoles. 87

85
Ibid
86
Michel Foucault “Microfísica del Poder”. “Preguntas a Michel Foucault sobre la
geografía”. Las ediciones de La Piqueta. Madrid 1992
87
“En todos los casos, una vez que la ciudad era fundada sus pobladores recibían, cada
uno, un solar, pero también una extensión de tierra agrícola fuera de los límites
urbanos, así como derechos a las tierras reservadas para el uso comunal... Tanto las
ciudades como las áreas rurales crearon sus propios centros de poder, desarrollaron su

104
Capítulo II: El Desarrollo y la Cuestión del Territorio

2.2.4 Los recipientes del Poder Territorial

Para Fals Borda,88 el espacio/ tiempo toma la forma de unidades concretas,


pero transitorias de ocupación humana, denominados “recipientes” o
“contenedores”, pero que a diferencia de los físicos o materiales son maleables
y ajustables. “A los referentes político- administrativos de los contenedores
ajustables, a los cuales se les dan límites formales, los llamaremos
“territorios”. El contenedor o recipiente territorial más importante y visible es
el del Estado- Nación”.89

El Estado- Nación fue configurado por la modernidad como el modelo por


excelencia de reparto territorial y de afirmación identitaria de la humanidad.
Este modelo correspondía a unas condiciones sociales y políticas y a unas
necesidades económicas del mercado capitalista, que hoy están siendo
rebasadas por fenómenos como la globalización y el reordenamiento de
poderes mundiales, después del derrumbe del llamado socialismo real.

Surge un mundo global que parece sustituir al que estábamos


acostumbrados a encontrar, perfectamente clasificado y ordenado en espacios
delimitados y contenedores territoriales de carácter estatal. El mapamundi
político se disuelve y hace irreconocible. La topografía del poder exige otra
cartografía. El viejo y el nuevo mundo se entremezclan. “Nada cambia, pero
todo cambia”, como dice Serres en su Atlas ya citado.

La razón cartográfica no alcanza para explicar la hibridación de este mundo


que alumbra y que anuncia la preeminencia de lo global, pero a la vez se ancla
en lo local y le proporciona nuevas dimensiones. Sin duda se están removiendo
los referentes espaciales y sociales de los territorios y es entonces natural que
aparezca otros tipos de contenedores espaciales. La antigua escala geográfica
deja de ser explicativa en su linealidad y rigidez, mientras se crean nuevas
formas de organización territorial que hacen posible el surgimiento de formas

peculiaridades y parcelaron la visión homogénea soñada en Madrid... Ninguna ciudad


podía ser considerada legítima si no la precedía la ley. La ciudad tenía que ser
imaginada, fijada en la ley antes de ser fijada en los hechos. La forma de la tradición
romana tenía que preceder a la realidad y mantenerse por encima de ella. La ley de la
ciudad, produjo el hecho de la ciudad. Y enseguida, la ciudad procedió a irradiar desde
su centro el poder español, subyugando a la población indígena”. Carlos Fuentes. “El
espejo enterrado” FCE. México 1997.
88
Orlando Fals Borda. “Acción y espacio. Autonomías en la nueva República”. T.M
editores. Iepri. Universidad Nacional. Bogotá Enero del 2000
89
Ibid

105
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

alternas de poder sobre los territorios.

2.2.5 Nuevas categorías para la constitución de


territorios

Las ciencias sociales están creando nuevas herramientas analíticas para


comprender los cambios y proponer nuevas maneras de abordar el problema
del territorio. Fals Borda ha construido unas categorías que pueden ser útiles a
la comprensión del fenómeno de la distribución de territorios y a la relación
entre espacio y territorio: Bioespacio y tecnorregión. Los ajustes
institucionales implicados por los procesos globalizantes llevan a constituir el
ordenamiento territorial como una política fundamental del Estado, que intenta
preservarse dentro de la perspectiva de una soberanía que se ejerce en las
fronteras territoriales, manteniendo las técnicas disciplinares sobre los cuerpos
de los individuos y ejerciendo el control y la seguridad sobre las poblaciones,
pero que no puede escapar a las nuevas exigencias del poder global.

Ello se expresa en la construcción de nuevas entidades espaciales


funcionales tanto a escala interna o subnacional, como a escala externa o
supranacional y a la revisión, desactivación o eliminación de límites o
fronteras existentes como herencia del período anterior.

Los conceptos de bioespacio y tecnorregión son definidos por este analista


como unidades fractales, ajustables y revisables, como reflejo de realidades
vivas y cambiantes. Es interesante conjugar el concepto de Bioespacio, con la
categoría inicialmente desarrollada de “lugar” (para la vida), el cual aparece
como respuesta a procesos de desarrollo local y regional, en los terrenos
económico, social y político que vinculan actividades vitales de producción y
reproducción con los recintos en los que se ejecutan y de donde se derivan
elementos de continuidad social y diversidad cultural. En la ciudad los
bioespacios se constituyen en barrios, localidades o zonas, circuitos diversos,
distritos y áreas metropolitanas y suburbanas. Allí se expresa y palpa la vida
colectiva en su cotidianidad. La relación territorio, población, servicios es
fundamental, y de allí depende mucho la convivencia, la prosperidad y la paz
ciudadanas y el buen manejo que ha de darse a los recursos financieros.

La tecnorregión (LuKe)90 está definida por las vinculaciones creadas por


avances científicos, técnicos e informativos que desbordan a nivel macro los
90
Citado por Fals Borda en “Acción y espacio...”. op.cit

106
Capítulo II: El Desarrollo y la Cuestión del Territorio

límites de los territorios. Estos son los mundos de las empresas


multinacionales, las vinculaciones económicas sectoriales o regionales, las
redes comunicativas, de Ongs y de internet que forman conjuntos geopolíticos
y alianzas. El mundo, el territorio y sus componentes pueden verse así como
un juego aleatorio de niveles que se modifican, se integran y se destruyen unos
a otros según procesos coyunturales, donde la estabilidad y continuidad
relativa es lo que menos ocurre. Los límites y la construcción de entornos
territoriales son vistos aquí como construcciones sociales cada vez más
versátiles y coyunturales.

Estos procesos son particularmente fuertes en las ciudades en donde el


proceso de globalización con sus secuelas de desconcentración de la
producción y de profunda reorganización de la gestión y de la distribución,
trae consigo drásticos cambios en la estructura espacial y social de las urbes.
Allí se encuentra la fuente de nuevos procesos de transformación en el
gobierno urbano y la urgencia de detener el deterioro agigantado de la calidad
de vida en las ciudades.

La descripción que hacen Borja y Castells sobre estos fenómenos


contribuye a entender la magnitud de los desplazamientos a los cuales
asistimos hoy: “A) la articulación de lo local y lo global en los nuevos
procesos productivos estratégicamente dominantes, servicios avanzados e
industria de alta tecnología. B) la emergencia de nuevos patrones de
asentamiento espaciales, tanto en los países desarrollados como en aquellos en
vías de desarrollo, en particular la emergencia de megaciudades, los modelos
de ciudad dispersa y la articulación entre nuevas y viejas formas de
urbanización. C) la constitución de una cualidad urbana en torno a procesos de
polarización espacial intrametropolitana, en un sentido históricamente
nuevo”.91

La reorganización de los territorios urbanos implica contar con estos


factores y le da al ordenamiento territorial la connotación de un proceso de
ordenamiento social en el que se propende por la humanización de las
relaciones entre las personas y de estas con el espacio.

Territorialización y des-territorialización son procesos simultáneos y


complementarios en medio de la globalización. El desarrollo de enclaves
transnacionales es una manifestación de la desterritorialización que genera el
nuevo capitalismo globalizado. En este proceso los bioespacios, tal como
91
Jordi Borja y Manuel Castells. “Local y Global”. Taurus. Madrid. 1997

107
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

señala el citado Fals Borda, van asimilando nuevas actividades y funciones,


gracias al proceso tecnocientífico que trasciende su localismo y fronteras bio
geográficas, para entrar a un nivel universal de comunicación, relación y
dependencia. En su instauración se da un proceso de desbordamiento de
territorios, en el que juega ese otro contenedor virtual que es la tecnorregión.
Es esta una de las maneras de conversión del conocimiento y de la técnica en
poder. Y es desde allí donde se generan nuevos espacios de lo público.

Los sujetos de la globalización reviven también lo peculiarmente local. Ello


adquiere sentido en los bioespacios. Se trata del fenómeno que se ha llamado
glocalización, o la articulación entre lo global y lo local. “Esta noción se aplica
hoy tanto a la economía (la ciudad como medio económico adecuado para la
optimización de sinergias), como a la cultura (las identidades locales y su
relación dialéctica con el universalismo informacional de base mediática). En
este caso la glocalización supone enfatizar el ámbito urbano y el papel gestor-
coordinador- promotor de los gobiernos locales para la implementación de
políticas que tienen en cuenta unos referentes globales y se posicionan
respecto a ellos.”92

2.2.6 Las muchas ciudades que habitamos y que nos


habitan

El territorio, como cultura y sociedad espacializadas, abre las puertas de las


sensaciones, percepciones y representaciones en relación con la ciudad. Los
individuos ven la ciudad a partir del posicionamiento geográfico, social y
cultural que tienen dentro del contexto urbano. La ciudad se construye a partir
de una sumatoria de territorios, como espacios habitados e imaginados de
formas diferentes por los individuos que la moran. Y, a la vez los individuos
son construidos como sujetos por esa ciudad que los habita.

Augé, 93establece una diferencia entre el lugar antropológico como el


territorio cargado de historia y de señas de identidad acumulada por
generaciones a través de largos procesos, y el de “no lugar”, espacio de
interacción en que los individuos son liberados de toda carga de identidad (el
comprador en el supermercado, o el viajero en el aeropuerto). Nuestras
ciudades están pobladas cada vez en mayor grado de no lugares y de territorios
que les son ajenos. Los territorios del miedo, por ejemplo, se hacen cada vez

92
Ibid
93
Marc Augé. “Los no lugares. Espacios del anonimato”. Gedisa. Barcelona. 1994

108
Capítulo II: El Desarrollo y la Cuestión del Territorio

más numerosos como imaginarios ciudadanos que expropian al caminante del


espacio público y hacen aún más fragmentada la estructura urbana.

La conformación de territorios es una red de sistemas de interacción social.


La producción social de la ciudad es al mismo tiempo la producción cultural,
valorativa y perceptiva de los territorios urbanos por sus habitantes. Por eso
existen múltiples ciudades que, compartiendo contenedores espaciales
similares y simultáneos, son vistas y constituidas desde perspectivas diversas
dependiendo de la posición que se ocupe dentro de la urbe.

2.2.6.1 El ordenamiento del territorio

El territorio debe permitir la identidad y servir como recurso físico-


material para el desarrollo. La apropiación colectiva de los territorios es un
aspecto esencial del desarrollo humano y social, a su vez el ordenamiento
territorial lo es del proceso político. Un ordenamiento territorial que se plantee
investir el futuro pueden ser un puente hacia la paz y la democracia.

Claro que el conflicto interno no se soluciona con el reordenamiento


territorial. Son los problemas estructurales del régimen de propiedad y del
sistema público de planificación los que marcan la salida del conflicto social y
armado en Colombia. En tanto no se democratice la propiedad, no se
constituya una institucionalidad democrática surgida de las entrañas de la
potencia social y se produzcan redes de solidaridad y productividad que
trasciendan las fronteras hacia la geografía de América Latina, en la actual fase
de la globalización, no es posible pensar en una paz democrática.

No se puede ignorar la problemática urbana en medio del impacto que tiene


para la guerra el tema del ordenamiento territorial, por el carácter violento de
los conflictos urbanos y por el impacto de los conflictos regionales en las
ciudades.

El reordenamiento territorial tiene la misión de conducir a la democracia y


la legitimación por la vía de la construcción de nuevas instituciones. Por
ejemplo, a partir de la constitución del 91 se habla de gobiernos locales y
territoriales. A esta posibilidad no ha sido posible darle forma.

El reordenamiento regional debe ser un factor de desarrollo local, de


mejoramiento de la competitividad y de los ingresos y condiciones de vida de
la población. Esto plantea una relación entre el ordenamiento territorial y el

109
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

impulso a procesos de regionalización consolidados como espacios de


asociación en la búsqueda de un nuevo modelo de Estado, que aborde el tema
de la federalización y las autonomías.

Es necesario pensar las áreas metropolitanas como regiones urbanas. Sobre


todo en casos en donde no hay correlación entre equidad social y equidad
territorial. El caso de Bogotá es un buen ejemplo, alberga un poco más del
16% de la población nacional, genera más del 45% del empleo registrado y
casi la cuarta parte del producto interno bruto del país, aporta prácticamente la
mitad de los recaudos nacionales por concepto de impuestos directos e
indirectos. La productividad del trabajo en Bogotá es mayor a la de cualquier
otro lugar del territorio nacional.

Bogotá alberga un alto porcentaje de la pobreza del país y recibe un número


creciente de migrantes y desplazados. Todos ellos necesitan una ciudad
productiva, democrática y de servicios sociales de calidad. De ahí que el
reordenamiento territorial del distrito debe ser un proceso de participación
social real, dentro de una visión compartida de la ciudad que queremos, no
sólo una decisión técnica con convocatoria ciudadana formal, puesto que
incorpora determinaciones políticas y técnicas que a todos nos afectan.

El ordenamiento territorial ha sido planteado desde los poderes centrales


como una manera de dar respuestas a los problemas planteados por la
globalización. Por eso focalizan la atención en los esfuerzos que se requieren
para crear regiones competitivas que se puedan insertar en las actuales
tendencias mundiales que obligan a pensar en unidades territoriales grandes
que le hagan bien el juego a los macro procesos.

El ordenamiento territorial así visto es, básicamente, el manejo político


administrativo de los conjuntos humanos que ocupan espacios geográficos
concretos, quedando por discutir el lugar de las comunidades para que se haga
visible su productividad social ligada a la economía, la cultura y el medio
natural. Los espacios territoriales obedecen fundamentalmente a
construcciones sociales y políticas, Toda organización del espacio geográfico
refleja, además de los saberes socialmente disponibles, sustancialmente las
relaciones de poder que estructuran cualquier sociedad.

En Colombia ha sido el producto de las diversas formas de apropiación


particular del territorio, derivadas inicialmente, como ya se dijo, de la

110
Capítulo II: El Desarrollo y la Cuestión del Territorio

administración colonial española y, luego, de la acción del Estado a favor de


los grupos más poderosos de la sociedad y de estos para imponer por la
violencia su interés privado sobre los territorios, concebidos aquí como
dominios territoriales. En esta cadena, tal como lo reseña Luis Mauricio
Cuervo han incidido de manera determinante los mercados externos como
factores de ordenamiento territorial de facto y de expansión de la frontera
agrícola nacional. También han actuado los patrones de tenencia de la tierra y
los modelos de desarrollo adoptados por la dirigencia nacional. Este modelo es
una de las causas directas del estado de violencia que vive el país y del actual
conflicto armado, por ser fuente de inequidad y de pobreza y expresión de
desequilibrio político.

El sentido técnico del ordenamiento territorial, sugerido en la visión


dominante de desarrollo, se adecua a los requerimientos de un modelo que
privilegia el mercado como instrumento fundamental del desarrollo económico
y social y no contempla la posibilidad de autonomías regionales y de co-
administraciones con actores minoritarios o subordinados en el universo
económico, político y social.

El ordenamiento territorial podría ser sin embargo un puente estratégico


hacia formas más profundas de descentralización y señalar la importancia en la
consolidación de autonomías territoriales, el fortalecimiento de las relaciones
de la comunidad con su entorno, ligadas a sus necesidades económicas,
culturales y del medio ambiente, la consolidación de la gobernabilidad y la
distribución de competencias y recursos entre la nación y las entidades
territoriales. Así mismo, la organización de los poderes públicos en función del
territorio, espacio y circunscripción que corresponda.

Se requiere, cuando menos, el soporte espacial de un nuevo modelo de


ordenamiento físico territorial con perspectiva de futuro, que suministre los
criterios para los cambios requeridos en el orden político administrativo, a
partir de un debate democrático sobre el proyecto estratégico prospectivo del
país que se quiere para ingresar al tercer milenio en condiciones competitivas,
equitativas y sustentables. En la lógica del modelo dominante, la acumulación
de capital natural, físico, humano y social se facilitará en la medida en que el
uso, ocupación y producción de territorio cree oportunidades para todos los
sectores y zonas del país, eliminando la exclusión social y articulándose
armónicamente a la nueva geopolítica mundial.

111
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

2.2.6.2 Modelos alternativos de ordenamiento territorial

Es necesario volver al debate del territorio como encuentro de


subjetividades y prácticas sociales múltiples y como recurso para poder
entender el ordenamiento territorial como instrumento de democracia y paz. La
organización territorial del Estado y la organización de los espacios físicos son
asuntos que incluyen amplios ingredientes políticos.

Por ejemplo, una forma de ampliar los escenarios de participación en


Colombia, de acuerdo con lo pactado en la Constitución de 1991, sería la
conformación de las nuevas entidades territoriales: las provincias
(asociaciones de municipios) y las regiones. Las primeras son espacios de
actuación para que los municipios puedan asociarse en busca de
complementariedades y economías de escala y de beneficios mutuos, a partir
de la articulación de intereses y del desarrollo de acciones que puedan ser
abordadas de manera colectiva.

La región ha sido concebida, para el caso colombiano, como suma orgánica


de departamentos que se encuentran en un mismo proyecto histórico de
desarrollo económico y social en paz, en los albores del siglo XXI. Esta
propuesta podría convertirse en un nuevo escenario de búsqueda de la paz civil
y una bisagra hacia una inserción creativa en los procesos de
internacionalización del capital. Al respecto, no puede perderse de vista que en
la globalización el Estado Nación tiende a ceder en importancia y en eficacia
en beneficio de la Región Estado y de la Ciudad Estado.

Las tendencias de análisis de la profunda crisis social y política, adobada


con la irrefrenable crisis fiscal muestran que la Nación y el Municipio no
cuentan con instrumentos adecuados para imprimir elementos de equidad al
proceso. El municipio colombiano es heterogéneo. Esto apenas si se ve
reflejado en la escala de clasificación en los distintos niveles de municipios,
establecido con fines de asignación fiscal, de remuneración a las autoridades
locales u otras tareas de planeación. Esta hace de mucha vigencia la necesidad
de un presupuesto que defina la distribución del ingreso público y de los
servicios adecuadamente en los diversos entes territoriales.

Para hacer aún más grave la situación, no parece haberse usado


adecuadamente la autonomía territorial en materia financiera, expresado por la
incompatibilidad entre las finanzas nacionales y las territoriales. En los
distintos proyectos y planes de ordenamiento quedan generalmente

112
Capítulo II: El Desarrollo y la Cuestión del Territorio

consagrados principios retóricos sobre equilibrio regional y social y sobre


respeto a la pluralidad, que no se traducen en las políticas específicas, ni en las
formas de operación del ordenamiento. La participación democrática en la
definición de los planes de ordenamiento territoriales de los municipios se
limitó a reproducir los mínimos establecidos por la Constitución, pero no se
introdujo ningún elemento nuevo, ni se desarrolló o concretó lo enunciado.

En ese contexto se agudiza la fuerza centrífuga de las ciudades y núcleos


urbanos y todo parece disponerse hacia enormes conflictos por el uso de
tierras, espacios, aguas y recursos naturales, lo que obliga a repensar las bases
del ordenamiento de los territorios impactados como nunca antes por
mutaciones en gran escala.

2.2.6.3 Atenuar los desequilibrios territoriales

Por lo pronto, en el modelo de ordenamiento territorial colombiano la


nación ha creado condiciones para los gobiernos locales en donde proliferan la
dispersión de mecanismos y medidas, la multiplicación de mecanismos y
canales de control y evaluación que de debaten entre la redundancia y la
ineficacia y ha engendrado un enmarañado y poco aplicable marco regulatorio
de los instrumentos de participación.

Poco se ha trabajado en cambio en el diseño e implementación de sistemas


de compensación regional, especialmente en el área del desarrollo económico
y de la infraestructura social. La construcción de la red de escuelas y
hospitales, el rezago histórico de las vías de comunicación y transporte, así
como de grandes equipamientos de infraestructura productiva tienen un
impacto directo sobre las posibilidades de crecimiento económico y nivelación
en las oportunidades de empleo, ingreso y productividad regionales,
discutiendo fórmulas para disminuir los desequilibrios territoriales.

Procesos demográficos económicos y culturales con importantes


repercusiones en los nuevos territorios como la colonización de la frontera
agrícola y de los territorios limítrofes con otros países se desarrollan en medio
de la espontaneidad y, con cierta regularidad, en medio de la ilegalidad y la
violencia, lo que sin duda contribuye a las precarias condiciones de
gobernabilidad de las zonas afectadas. Mientras no se tenga una política
integral al respecto será difícil garantizar estabilidad institucional y sentido de
pertenencia a un proyecto nacional, o tan siquiera regional, prolongándose
entonces al poblamiento caótico, al desplazamiento masivo, la depredación
ambiental y la miseria creciente, que son la antítesis de una idea prospectiva

113
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

del ordenamiento.

La Ley de ordenamiento territorial colombiana se especializó en el tema de


las competencias y atribuciones territoriales. Esto se hizo en detrimento de
tópicos básicos que se dejan por fuera, o se los confina a generalidades que no
se compadecen con la importancia y trascendencia que les asiste.

Pero quizás, en donde con mayor énfasis pueden examinarse las


limitaciones de la política de ordenamiento es en la falta de perspectiva de
largo plazo con que se aborda el desarrollo urbano. En ello predomina un
enfoque que le asigna total preeminencia a los componentes relacionados con
la ciudad física, con los problemas de infraestructura material más visibles al
usuario de los servicios públicos domiciliarios, al demandante de vivienda, al
ciudadano transeúnte suficiente de la parálisis tendencial de los sistemas de
movilidad; al habitante del barrio cuyas calles se han reducido a trochas
intransitables; al que teme precipitarse en cualquier momento a una alcantarilla
destapada o cualesquier otra trampa de la que están sembrados los andenes y
vías públicas; al que carece de un parque o zona vede o d esparcimiento cerca
de su sitio de habitación.

Durante años la planeación urbana, y ahora el ordenamiento territorial, han


apuntado a estos aspectos de la ciudad del pavimento, muy funcionales además
a esa política de clientelas y favores que sigue reinando en el país. No
obstante, en la génesis de esa ciudad de concreto, infraestructura de transporte
y equipamientos urbanos básicos, había emergido y se había incrustado y
traslapado la ciudad del capital, la ciudad red para la producción y el consumo
masivos.

De esta urbe de las zonas industriales, enclavadas como guetos que


constituían manchas de producción fabril, impulsando demandas de
abastecimientos y suministros, y al mismo tiempo creando su entorno de oferta
alimentaria para los trabajadores y promoviendo la construcción de los barrios
obreros, se dio paso a la ciudad de los parques industriales, las zonas francas y
la descentralización del trabajo con su saga de proletarización y sub-
proletarización de la urbe toda.

De las tiendas de barrio, a las zonas de comercio especializadas y de éstas a


los macro y mega centros comerciales, en medio del pulular de ventas
ambulantes, ventas callejeras y resistencia increíble del comercio del pequeño

114
Capítulo II: El Desarrollo y la Cuestión del Territorio

tendero, en una incesante reinvención de la ciudad- mercado.

Del primado de establecimientos bancarios al servicio casi exclusivo del


gran capital, a la proliferación de cajas y entidades de ahorro, hasta la
implantación de la red financiera total, con sus circuitos de cajeros
electrónicos, la generalización del dinero plástico, los terminales infinitos en
cada punto de comercio y la expansión de la compra y venta por Internet; todo
ello manifestación del poder hegemónico del capital financiero, ahora
entroncado con cualquier otro tipo de capital, alma y nervio de la ciudad del
consumo. Esta es la urbe que se hace carne con las redes de la economía
global, que tiene que dibujarse como ciudad competitiva y que no puede evadir
su inserción a las redes del conocimiento, la información y los servicios
globales.

Desde entre entramado de ciudades superpuestas y entrelazadas se diseñan


metas y se dinamizan los intereses dominantes. Es esta lógica la que excluye o
apenas incluye parcialmente a la diversidad desbordante que anida en medio
de ellas. La ciudad del trabajo, la ciudad de las potencias inéditas, la que bulle
de vitalidad y muere de injusticia. Porque a pesar de los esfuerzos por
invisibilizarla, por ignorarla, se agiganta la ciudad de la pobrecía, del
desarraigo, del desempleo y los ya incontables desplazados forzosos. La
ciudad de la inequidad y la exclusión, la de los miles de mendigos que
deambulan por las grandes capitales como remanentes de una ciudad medieval,
a la vez cruda y fantasmal; la de los niños desnutridos que escapan de la
escuela para trabajar en cualquier cosa, o para ser capturados por las decenas
de redes ilegales, las de la droga, la prostitución, la pederastia, la pornografía,
las armas, las pandillas, las milicias, las limosnas, o simplemente para ser
mano de obra suplementaria de la informalidad laboral de sus padres. Esa
ciudad del margenen donde se debaten en la pobreza seis de cada diez
ciudadanos urbanos, millones de los cuales se deslizan a la indigencia,
incapaces de siquiera acceder al mínimo básico para el diario vivir.

Todas estas dimensiones escriben la ciudad compleja que habitamos. Todas


imprimen sus huellas superpuestas y paradójicas. Las escrituras recientes y las
anteriores son signos sobre los muros y las calles; son heridas sobre los cerros;
son los manantiales cristalinos que fluyen como un milagro par ser reescritos
por las tintas inmundas de las industrias y los miasmas nauseabundos de la
ciudad suicida que envilecen el aire, el agua y se erigen como enemigos de la
naturaleza y del mismo ser humano que las produce.

115
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

También son escrituras sobre los cuerpos y las mentes de los citadinos. Son
densos procesos de subjetivación que bosquejan las partituras de la ciudad de
la ciudadanía, tratando de interpretar los movimientos con los cuales se
trenzan y resignifican las solidaridades y los encuentros. Es la maraña de
símbolos, acciones y sentidos que trazan los trayectos de la ciudad pública, la
ciudad de los ciudadanos que ora resisten y ora son sujetados, como una danza
que discurre entre la afirmación vitalista y el sometimiento a los discursos del
poder dominante y en donde se ha abierto paso la ciudad mediática, la que
convierte la cultura en bagatela mercantil y la política en espectáculo, la que
sumerge a los ciudadanos en el océano de informaciones fragmentadas y
manipulaciones increíbles.

Y es a esa ciudad de urbanitas perplejos a la que ha sido arrojada, sin


mucha deliberación, la mayoría de seres humanos que vimos el amanecer del
siglo XXI. No hay que omitir el hecho de que al comenzar el siglo XX solo el
14% de la población mundial vivía en las ciudades. El tercer milenio se topa
con el ser humano urbanizado. Y esa condición que ha significado escalar la
cumbre de la ciencia y la tecnología y desplegar todas las habilidades para
convivir en aglomeraciones impensadas, coloca a la especie ante retos
gigantescos, pues por todos los costados asoman los riesgos de un sistema de
desarrollo lábil, en choque con la naturaleza y, en todo sentido, liminal, que ha
quebrado las fronteras demográficas previsibles (mega-ciudades que pronto
superarán los 30 millones de habitantes), que urbaniza sin descanso al campo,
que modifica los patrones de movilidad y espacio público urbanos y que
incuban nuevas formas de violencia, factores todos que exigen de ideas
creativas de profundidad democrática para atemperar la convivencia y hacer
posible un gobierno civil de la ciudad en libertad.

La democracia ciudadana hoy implica garantizar e ir más allá de las formas


de distribución convencionales de la riqueza. Exige una nueva mirada del
espacio público y de la construcción de lo colectivo donde encarne la equidad
y se consoliden territorios existenciales que permitan afirmar la vida con
dignidad

Estos son sólo algunos de los asuntos implicados en el debate sobre el


ordenamiento territorial. La pregunta sigue sobre el tapete. ¿Estamos
realmente avanzando hacia la construcción de elementos que nos permitan
investir el futuro de la ciudad en la cual vivimos, de la ciudad que nos habita?

116
“El único milagro a nuestro alcance es seguir viviendo, dijo la
mujer, amparar la fragilidad de la vida un día tras otro”.
Ensayo sobre la Ceguera. José Saramago
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

Muñoz Castillo, Jefferson. Sin título. Mixta. 2006

CAPÍTULO III

3 LOS MÚLTIPLES ROSTROS DE LA


CIUDADANÍA

118
Capítulo III: Los Múltiples Rostros de la Ciudadanía

3.1 LA CIUDAD COMO TRAMA DE SINGULARIDADES


PARA LA VIDA. PROBLEMAS DE LA CONFIGURACIÓN
TERRITORIAL DE LA CIUDAD, DE LA CONVIVENCIA Y
94
EL DESARROLLO

3.1.1 Vida y Ciudad.

Al examinar las múltiples dimensiones de la vida urbana aparecen con


fuerza las más variadas relaciones, al centro de las cuales pareciera estar la
relación de productividad económica. Por supuesto que la ciudad es mucho
mas que el escenario en donde se territorializan los flujos mas decisivos del
capital y de la riqueza material.

La naturaleza maquínica de la ciudad se ha acentuado, determinada por los


requerimientos de una cada vez mas descomunal producción de bienes, bajo el
único signo identificatorio del beneficio privado. La revolución tecnológica e
informática y la globalización de los mercados han hecho aun mas decisiva la
función de coordinación y polarización de las dinámicas económicas que
tienen las ciudades.95

Y pese a esta contundente presencia material, otras muchas formas de vida


bullen en la urbe. La abigarrada trama de las relaciones sociales se hace
invisible a los ojos del ciudadano para quien no existe una, sino muchas
ciudades, casi todas ellas vedadas a su percepción y disfrute.

94
Este texto es una versión modificada de los artículos “Para una ecología de la
ciudad. La ciudad como trama de singularidades para la vida”, publicado en la revista
“CUADERNOS DE LA CAPITAL”, No. 2 . ESAP. Unidad de atención al Distrito
Capital. Bogotá. 1997 y “Violencia molecular urbana y crisis de ciudadanía. El caso de
la ciudad de Bogotá” publicado en el libro “Violencias y conflictos urbanos: un reto
para las políticas públicas”. Jesús W. Balbín (comp). Instituto Popular de
Capacitación. Medellín. 2004
95
. "La ciudad opera como una máquina. Si por maquina entendemos un sistema de
cortes sobre un flujo, a partir de los cuales se inician nuevos flujos. En consecuencia la
ciudad posee como funciones principales la circulación y la polarización, es un punto de
atracción y tensión a través del cual los flujos pasan y se conectan en múltiples
direcciones". Ver "El concepto de ciudad" en "Santa Fe de Bogotá, su estructura y los
funcionarios distritales". Instituto Distrital de Cultura y Turismo. Esap- Unidad de
Atención al Distrito Capital". Bogotá, Marzo de 1997.

119
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

La ciudad esta segmentada, jerarquizada, fraccionada. Cada individuo o


grupo se encuentra adscrito a sistemas de referencia (familiares, profesionales,
estéticos, sexuales) e inmerso en una red de relaciones de dependencia
sostenidas por un andamiaje semiótico.

Contra todos los pronósticos de los socialistas utópicos y "científicos" el


capitalismo ha remontado todas sus crisis hasta llegar a su fase actual.
Capitalismo maduro, capitalismo post- fordista o post- industrial en donde
opera la subsunción real de la sociedad en el capital, luego de un proceso de
siglos en el que se fue consumando su sometimiento formal, a través de
sucesivas modificaciones del modo de producción que desembocan en una
hegemonía efectiva y sin atenuantes de formas modificadas de la producción
capitalista en las cuales el producto deja de ser producto del trabajo inmediato,
aislado, del productor individual y emerge como producto de la actividad
social. De ahí que el fundamento de la riqueza y de la producción se van
desanclando del tiempo de trabajo socialmente necesario que describió la
teoría marxista del valor, colocando ahora su acento en la apropiación de la
fuerza productiva general, en su existencia como cuerpo social.

El desarrollo del capitalismo depende ahora menos de cuanto trabajo


inmediato realizan los operarios y más del dispositivo social que se pone en
marcha y que permite un progreso científico y tecnológico inédito y de su
aplicación acelerada a la producción., hoy claramente convertida en un
proceso colectivo en donde el trabajo y la producción toda son
determinaciones únicamente sociales. A partir de esta nueva situación, además
de incrementar su inmensa potencialidad para arribar a escalas superlativas en
la producción y circulación de mercancías (a despecho de las caídas cíclicas de
demanda efectiva), se configuran nuevas subjetividades ligadas al despertar
del intelecto general, a la expansión de los poderes de la ciencia y de sus
nuevas interacciones con la naturaleza y a la proliferación de nuevas formas de
cooperación y de intercambio sociales. Controlar esas fuerzas desatadas
implica producir también un régimen semiótico funcional al ejercicio de su
poder político, fundamentado en el precario control que mantiene de la
producción de subjetividad y en la imposición de sus valores simplistas de
gran efectividad en la búsqueda de una totalidad instrumental y
homogenizada.96

96
. "Lo que hay de milagroso en este nuevo capitalismo es que haya llegado a que sus
valores, sus sistemas de sensibilidad insípidos, sus concepciones del mundo

120
Capítulo III: Los Múltiples Rostros de la Ciudadanía

3.1.2 Sobrevivir en la ciudad

Los códigos urbanos de la vida, para la generalidad de la población,


discurren cada vez mas circunscritos a las demandas de sobrevivencia. Un
profundo movimiento de des-territorialización acompaña las dinámicas de la
producción capitalista que abandonan el ámbito cerrado de las fábricas para
diseminarse en toda la ciudad o desdibujar completamente sus límites. Y en
medio de islas de riqueza, el océano de la miseria que produce el sistema, con
la pérdida de los territorios existenciales tradicionales de la población

El "rebusque" es la manifestación criolla del ingenio para hallar claves de


supervivencia en una ciudad como Bogotá, y es una respuesta desde la vida de
los seres humanos obligados a buscar alternativas individuales espontáneas,
que no les permite detenerse a pensar en el sentido de la organización de la
producción, en una sociedad que no les ofrece el mínimo para su existencia. 97

Por su parte, la relación entre el avance técnico y científico de la época de


la robótica, la telemática y el prodigioso desarrollo de las telecomunicaciones
al servicio de las economías centrales, no parece producir proporcionales
progresos sociales y culturales que abarquen al conjunto de los habitantes de
nuestras ciudades.

Se trata de una de las tantas fisuras en el funcionamiento de la estructura


urbana global del capitalismo contemporáneo, que aunada a fenómenos como
la disociación entre la evolución de las fuerzas productivas y las expectativas
colectivas, frente a los flujos de producción y circulación, denotan que a pesar
de su vigorosa sobrevivencia, no se puede dejar de ver la precariedad de los
poderes que la dominan.

completamente chatas, sean interiorizadas, asumidas consciente o inconscientemente por


un máximo de gente...(lo que se presenta es la)...infantilización de la producción de
subjetividad, con binarización reforzada de mensajes, uniformización,
unidimensionalización de las relaciones con el mundo..." Felix Guattari: "Entrevista con
Michel Butel", en : "El Constructivismo Guattariano"
97
Es esta realidad la que sintetiza Felipe Aljure en su película "la Gente de la Universal"
y que resume en la frase "los bogotanos son guerreros que empiezan perdiendo". Mauricio
Silva, autor de una entrevista en la que Aljure hace esta afirmación, señala que : "El
rebusque es a lo que está condenado un ser humano que sobrevive en una sociedad que no
ha logrado organizar y regular la supervivencia de sus miembros". Mauricio Silva G.
"Sobrevivir", en Gaceta de Colcultura No. Bogotá, 1997

121
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

En la trasescena aparece una profunda crisis que toca a los mecanismos de


gestión semiótica e institucional y a los que operan la regulación social los que
ya no son suficientes para detener el auge de subjetividades emergentes que
pueden estar anunciando el nacimiento de nuevas dimensiones existenciales,
pero que en muchos casos han significado el surgimiento de formas caóticas y
salvajes de socialidad.

En realidad presenciamos un auténtico desmoronamiento de la subjetividad


colectiva. El ciudadano de las urbes vive este fenómeno planetario de manera
particularmente intensa: Ha perdido el contacto material y simbólico con el
mundo rural. El mundo del trabajo se ha transformado aceleradamente. De
tener como territorio a la fábrica, el almacén o la oficina, se ha pasado a estar
difuso en el trasegar de la venta ambulante, el taller familiar, el contrato
eventual o la oficina virtual.

La escuela atraviesa por una crisis tal, que para muchos resulta mejor oferta
la calle; pero la calle está plagada de peligros, el espacio público le ha sido
expropiado al ciudadano por intereses particulares o por el miedo98. Solo queda
refugiarse en la "seguridad del hogar". Pero la institución familiar se derrumba
ante sus ojos.

En medio de millones de desconocidos, pocas veces en la historia se había


encontrado a un ser humano tan "lleno de soledad", tan aislado y ensimismado,
tan falto de referentes colectivos. Es esta pérdida de los territorios
existenciales la que plantea un enorme vacío de subjetividad colectiva.

"Hay un gran túnel de no- sentido"99, plantearía Guattari, reflejando la


angustia de el ser urbano que percibe la fragilidad de su existencia en una
ciudad que no parece ser de nadie, pero que en todo caso no le pertenece a él;
él, que se lanza a las calles diariamente a esforzarse por comportarse "como
debe ser", pero con la sensación de que todo naufraga a su alrededor.

98
Para una ampliación del tema ver: "Alternativas a la ciudad del miedo". Oscar Useche,
en "Seguridad en Bogotá: ¿Quién podrá salvarnos?". Revista "Foro económico, regional y
urbano" No. 5.Octubre-Diciembre de 1996.Contraloria de Santa Fe de Bogotá.
99
Felix Guattari, op. cit.

122
Capítulo III: Los Múltiples Rostros de la Ciudadanía

3.1.3 Administrando la vida en la ciudad

Pero si el ciudadano sigue caminando en las calles y haciendo lo que se


espera de él es porque el Estado aun tiene capacidad para administrar la vida
de la ciudad, porque ha llegado a construir una totalidad que ha reestructurado
la convivencia humana mediante reglas de exclusión y jerarquización que son
funcionales al poder ejercido.

Es más, el proceso de reestructuración del capitalismo, que mediante las


nuevas tecnologías de la información pudo dar el paso a la desconcentración y
descentralización del aparato productivo, antes restringido a los límites de la
fábrica, ha generado nuevos agenciamientos productivos tendiendo "cada vez
mas a descentrar sus núcleos de poder de las estructuras de producción de
bienes y de servicios hacia las estructuras productoras de signos, de sintaxis y
de subjetividad, especialmente a través del control que ejerce sobre los medios
de comunicación, la publicidad, los sondeos, etc."100

La administración de la vida en la ciudad pretende intervenir en las más


diversas esferas existenciales del ciudadano. Así, no obstante que a diario el
Estado se muestra incapaz de proveer los servicios públicos esenciales y que
asiste impasible al debilitamiento extremo de la materialidad y el sentido de lo
público, se esfuerza por gestionar y controlar el cuerpo social.

El mundo de las relaciones de convivencia, del conocimiento, de la


sensibilidad, de la cultura, del arte, del amor, de la locura, de la muerte, de la
angustia, de la infancia, es decir todos los elementos existenciales que
producen subjetividad, son ahora objeto central del interés estatal y de
propuestas especializadas para la fijación de marcos normativos.

El manejo de la noción de totalidad, indispensable para el agenciamiento


del control de la ciudad, se deriva de la corporeidad política de la que está
investida la sociedad. Ya Foucault había desarrollado una teoría sobre la
importancia política y la atención que se ha prestado al cuerpo desde las
relaciones de poder. "El alma esta producida permanentemente en torno, en la
superficie y en el interior del cuerpo por el funcionamiento de un poder que se
ejerce sobre aquellos a quienes se castiga, a quienes se vigila, se educa y
corrige, sobre los locos, los niños, los colegiales, los colonizados, sobre
aquellos a quienes se sujeta a un aparato de producción y se controla a lo largo

100
. Felix Guattari, "Las tres ecologías". Cuadernillos para el Tercer Milenio. Bogotá,
1996.

123
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

de toda su existencia"101

La proyección de la naturaleza política del cuerpo del individuo al cuerpo


de la sociedad, no es sino otra forma de designar la función de organización
que está asignada a la administración.102 Organizar el cuerpo social,
distribuirlo, estratificarlo, señalar a cada órgano una función específica,
jerarquizarlo a través de reglas de inclusión - exclusión desde el poder. Tal es
el mecanismo con que opera esta máquina que persigue el control integral del
cuerpo de la ciudad, a través de la fragmentación y la percepción estratificada
de sus órganos.

La consistencia del proyecto de organización urbana vigente radica en su


posibilidad de constituirse como cuerpo homogenizante de sus segmentos
sociales. La sociedad es fragmentada por el mercado y por el poder. La ciudad
misma es reorganizada y territorializada en función de la disolución de las
comunidades de origen y de la individuación de la población. El sur y el norte,
por ejemplo, pueden marcar fronteras sociales de clase; las rutas del transporte
masivo definen territorios del comercio, la producción y la vivienda; las zonas
de ubicación de las infraestructuras públicas básicas como bibliotecas,
parques, sedes de la administración pública y demás, demarcan las zonas de la
cultura, el deporte y la recreación o del poder visible. Pero sobre todo, el
aislamiento del individuo, su desconexión con sus puntos de referencia
identitarios o comunales, generan la sensación de desamparo que lo hace
percibirse como un número más dentro de una masa anónima.

El poder propende entonces por su consistencia procurando que individuos


y territorios sociales segmentados sean adscritos como órganos, mediante un
doble movimiento: de un lado copando los territorios existenciales fruto de
procesos de singularización que surjan en la ciudad y des-territorializándolos
para ponerlos bajo la autoridad de equipamientos y marcos de referencia
especializados.

101
. Michel Foucault: "Vigilar y Castigar". Siglo XXI Editores. México, 1985.
102
. "En cuanto que el hablante dispone de algo que designa corrientemente como
cuerpo, se presupone que posee una intuición de su significado que puede utilizar para
establecer claridad sobre la premisa organización. E, inversamente, ofrece la idea
implícita del cuerpo como un conjunto de formas, sujetos y funciones, como un
organismo o conjunto de órganos articulados y jerarquizados". Enrique A. Velázquez.
"Animación..." op.cit.

124
Capítulo III: Los Múltiples Rostros de la Ciudadanía

El deseo lúdico tiende a ser canalizado por equipamientos deportivos o


recreativos; la necesidad de movilizarse se orienta hacia los sistemas de metro
o transporte masivo, hacia las ciclo-rutas o los pasajes peatonales, y así en
cada uno de los espacios que pueden ser regulados por ofertas diferenciadas
que a la vez crean prototipos de ciudadanos adscriptibles como órganos a ese
movimiento condensador de unidades territoriales específicas.

De otro lado, constituyendo agregados masivos a partir del control de los


elementos existenciales de la ciudad que le permiten una "nueva
territorialización de la dominación que se produce y reproduce en la misma
subjetividad" 103 En esta dimensión son decisivos los procesos mediáticos que,
a la manera de enormes aparatos de subjetivación, conducen la re-
semantización de las solidaridades, el renacer de los nacionalismos o
fundamentalismos religiosos, el desbordamiento de los fanatismos deportivos
o políticos. De allí se desprende la promoción de un estado de regulación que
busca la estandarización de comportamientos, la negación del disenso y la
diferencia, la suavización de toda alteridad.

Todos estos dispositivos funcionan como regímenes semióticos diversos,


generadores de signos capaces de transportar sentidos, que producen formas
determinadas de comprender la convivencia urbana y el funcionamiento de la
ciudad. Los equipamientos colectivos que hemos mencionado hacen parte de
las semióticas de subjetivación, productoras de las subjetividades del orden y
la seguridad, cuya función es proteger el cuerpo social de cualquier
sobresalto, cuidarlo del desorden proveniente de la irrupción de cualquier
"otro" singular que pueda escapar a la totalidad, presentada como la armonía,
la normalidad y la paz. 104

103
. "Cuando se habla por ejemplo de Estado, se habla de una dimensión ontológica
compleja y estratificada que comprende en su interior toda una serie de niveles, que se
han vuelto disponibles en la medida de la territorialización de la dominación. Estos
segmentos no solamente componen el Estado, sino que se producen y reproducen en la
misma subjetividad". Toni Negri. "Carta arqueológica", en "Politeia" No. 14. Revista de
la Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales. Universidad Nacional de Colombia.
Bogotá, 1994
104
. Guattari propone reagrupar en cuatro principales regímenes semióticos los
instrumentos sobre los que reposa el capitalismo post-industrial, que el prefiere denominar
"Capitalismo Mundial Integrado" (CMI) :
-las semióticas económicas (instrumentos monetarios, financieros, contables, de decisión...);
-las semióticas jurídicas (titulo de propiedad, legislación y reglamentaciones diversas)
-las semióticas técnico - científicas (planes, diagramas, programas, estudios, investigaciones...)

125
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

3.1.4 Controlar la ciudad del deseo

La ciudad se constituye, a través de estos mecanismos en un medio de


subordinación del espíritu de los ciudadanos, es decir de la fuerza que proviene
de la vida, que se opone a la liberación de nuevos segmentos del deseo. En este
sentido los equipamientos colectivos urbanos, como ya se dijo, juegan un
papel esencial.

"En la ciudad, un equipamiento fija los flujos de deseo, crea territorios que
captan el deseo fijándolo, fotografiándolo, pegándolo, dándole una misión,
extrayendo una imagen. En tanto máquina territorial opera por segmentos y
hace que los flujos urbanos se mantengan localizados, cuadriculados,
encastrados, ubicados en una posición subordinada para que no rompan los
códigos. La aparición de los equipamientos urbanos es la huella espacial mas
destacada de los modos en los cuales la ciudad se produce"105.

Los flujos de deseo en una ciudad son, a pesar de todo, irreductibles. Al


decir de Spinoza al ser humano no se lo define únicamente por la razón. "El
hombre es un ser de deseo" y ello es lo que lo impulsa a la acción. Y como "el
deseo siempre reaparece", los flujos de deseo son flujos de conflictividad106.
Para reducirlos se han edificado dispositivos de registro, seguridad y
convivencia urbana, cuya importancia se deriva de las dimensiones adquiridas
por la dinámica que prefigura las sociedades de control.

-las semióticas de subjetivación, algunas de las cuales coinciden con las que acaban de ser
enumeradas, pero a las que convendría añadir muchas otras como las relativas a la arquitectura, el
urbanismo, los equipamientos colectivos, etc.
Debemos admitir que los modelos que pretendían fundar una jerarquía causal entre esos regímenes
semióticos están a punto de perder todo contacto con la realidad... En la actualidad, el objeto del
CMI es un conjunto inseparable: productivo - económico- subjetivo". Felix Guattari. "Las tres
ecologías", op. cit.
105
. "Los equipamientos", en "Santa Fe de Bogotá, su estructura y los funcionarios
distritales". Op.cit.
106
. Para una ampliación de esta idea, ver "Del poder - cuerpo al poder soberano. Hacia
la construcción de una teoría del sujeto político" Dario Botero Uribe, en "Politeia" No.14.
Op.cit. Allí se lee : "La alegría, la tristeza y el deseo son, según Spinoza, los tres afectos
primarios, todos los demás son derivados..."el deseo del hombre es el deseo del otro"... Lo
que yo deseo es ser dueño del deseo del otro, que el otro me ame y me desee...adueñarse
del deseo del otro, desposeerlo de su personalidad... La vida es lucha, inconformidad,
búsqueda de algo en el orden afectivo, material, cultural, político...Nietzsche lo captó
ambiciosamente en la voluntad de poder..."

126
Capítulo III: Los Múltiples Rostros de la Ciudadanía

Los equipamientos de registro crean los territorios de la identidad, de la


ciudadanía formal y señalan los límites de reconocimiento ante el Estado fuera
de los cuales no se es nadie. Todos los ciudadanos están registrados con un
número de identidad, están inscritos en múltiples bases de datos de los
sistemas financiero, escolar, de bienestar o seguridad social, de
comunicaciones, o laboral. Quien esté fuera de estos sistemas de registro,
simplemente no existe social y económicamente hablando.

Los equipamientos de seguridad indican los territorios del orden, de la


confianza y los delimitan de los espacios del peligro, del riesgo, del desorden.
El hogar como símbolo del lugar resguardado del peligro, la casa amurallada,
el barrio cerrado, los escenarios controlados por la fuerza pública (la ciudad
policial), los trayectos en los cuales se está acompañado de gente de confianza
o de guardas de seguridad personal, la institución policial, la ciudad regida por
el código de policía.

Los equipamientos de convivencia incluyen escenarios para la resolución


de conflictos como las comisarías de familia, las inspecciones de policía, toda
forma de mediación institucional, buena parte de los equipamientos lúdicos y,
en fin, todos aquellos que territorializan las semióticas jurídicas.

Gran parte de la crisis urbana - y de la forma particularmente violenta que


ella ha asumido en nuestras ciudades- se explica por la debilidad e ineficiencia
de los equipamientos colectivos construidos y por la franca inexistencia de
otros que pueden ser indispensables para hacer el corte de flujos intensos de
deseo provenientes de sectores de la población que aspiran a vivir la ciudad de
una manera especialmente vigorosa, tal es el caso de los jóvenes, las mujeres,
los niños, los migrantes y colonizadores urbanos.

3.1.5 La ciudad fuera del orden

Lejos ha quedado la comunidad rural, la relación social entre conocidos


basada en códigos culturales compartidos. Ahora es imposible mantener al
"otro" fuera de si mismo107. La ciudad es el reino de la diversidad y de los
desconocidos; su vida social se va tupiendo de nuevos antagonismos y de las
formas singulares de vida y de resistencia que la atraviesan.

Los modos dominantes de valoración de los individuos y los grupos


107
. "El pueblo mantiene al otro fuera de si mismo, mientras la ciudad lo interioriza".
Jean Francois Lyotard. "Los derechos del otro"

127
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

procuran inscribir al conjunto de la ciudad bajo referentes de uniformidad. El


beneficio personal, el consumo, la vida fácil, el dinero como único patrón. Al
mismo tiempo, se exacerban las segregaciones y se incrementa la exclusión.

Ya no se trata solamente de los viejos campos homogéneos que designaban


las clases sociales y la vida colectiva mediante su delimitación económica,
política y cultural en los conocidos pares dialécticos burguesía - proletariado;
estado-sociedad civil, etc, que daban explicaciones totalizantes y simplificadas
de las realidades de las ciudades del capitalismo en su fase industrial.

Los modernos antagonismos provienen de los flujos de migrantes,


arrojados del campo por las dinámicas de la violencia nacional, que arriban a
una ciudad que no está dispuesta para acogerlos, y aportan al caldo citadino
sus lenguajes, sus tradiciones, sus particulares sentidos.

De los jóvenes, sometidos a la obscena convocatoria del consumismo en un


mundo de expectativas sin satisfacciones, que criminaliza la pobreza y ha
convertido al joven en individuo objeto de sospecha y al grupo juvenil que
ocupa una esquina del barrio en blanco de odios y asesinatos preventivos.

De las mujeres, entre otras nuevas funciones, principales actores de los


procesos de desplazamientos forzosos hacia las ciudades, quienes han debido
echarse sobre sus hombros las tareas mas fatigosas de la construcción de los
nuevos asentamientos urbanos y para quienes el cambio de roles, producto de
el sacudón social, apenas si les ha dejado tiempo para reconocerse en el
vértigo de la metrópolis.

De los niños, víctimas por excelencia de una ciudad que los convierte en
rehenes del miedo y la pobreza, en una sociedad que pareciera regodear su
inhumanidad ejerciendo una violencia sistemática contra ellos. Maltrato
intrafamiliar, niños sentenciados a vagar por las calles y a ser carne de cañón
de depravaciones y asesinatos (108). Horror de un sistema que incrementa el

108
. "Según las estadísticas, hay setenta millones de niños en estado de pobreza absoluta,
y cada vez hay más en esta América Latina de pobres... De cada dos niños pobres uno
trabaja, "deslomándose" a cambio de comida o poco más: vende "chucherías" en las
calles, es la mano de obra gratuita de los talleres y las cantinas familiares; es la mano de
obra mas barata de las industrias de exportación... Y el otro? : de cada dos niños pobres,
uno sobra. Según la organización "Human Rights Watch" los grupos parapoliciales matan
seis niños por día en Colombia y cuatro por día en Brasil. Y ellas? : hay medio millón de

128
Capítulo III: Los Múltiples Rostros de la Ciudadanía

trabajo infantil y de una guerra en donde todos los bandos reclutan a los
menores como soldados de sus mortandades.

En fin, de los millares de marginados que pueblan nuestras ciudades


sometidos a una profunda segregación social y a una no menos severa
exclusión simbólica que no los reconoce como ciudadanos y a veces ni
siquiera como seres humanos. Es la ciudad de los cerca de 10.000 indigentes
que recorren las calles de la capital, de los habitantes del mundo de la
prostitución, los rateros, asaltantes, traficantes de drogas y demás criminales
de profesión.

Pero la marginalidad también le ha sido asignada a las minorías étnicas,


religiosas y de opción sexual, a los pobres y los desplazados a quienes se les
mantiene excluidos de la ciudad y que no son reconocidas como pares en el
contexto de la subjetividad normalizada.109

La sensación de colapso urbano está alimentada además por el


atiborramiento de flujos materiales, cuya expresión más evidente es la
proliferación de la oferta para el consumo, el endemoniado tránsito de
vehículos, pero también por la profusión de signos, de lenguajes, de sonidos,
de ruidos provenientes de estos antagonismos emergentes, que se entrecruzan
de manera arbitraria y generalmente no dejan ver toda la vida que bulle en sus
entrañas y la riqueza en la producción de singularidades que allí puede darse.

niñas brasileñas que venden el cuerpo... y en la República Dominicana la próspera


industria del turismo ofrece subastas de niñas vírgenes." Eduardo Galeano.
109
. Para darse una idea de la exclusión simbólica a la que están sometidos algunos de
los sectores mencionados, traemos apartes de la respuesta del General Luis Ernesto
Gillibert, a una entrevista sobre las causas de la inseguridad en Bogotá, cuando aún ejercía
como comandante de la Policía Metropolitana de Bogotá. Advertimos que se trata de un
oficial que ha intentado trascender los análisis policivos tradicionales. "Nuestro análisis
continua en la búsqueda de las causas que generan esta situación. Ya hemos encontrado
algunas : la migración, el desempleo, la miseria, la indigencia, la superpoblación, la falta
de educación, la desigualdad social, la prostitución y el homosexualismo (S.N. nótese el
tratamiento delincuencial equivalente que se da a estos dos fenómenos), la violencia
intrafamiliar, las pandillas juveniles, el alcoholismo y la drogadicción". Y más adelante
agrega : "Los desplazados de la violencia que llegan a Bogotá no traen el perfil educativo
necesario para sobrevivir en esta ciudad. Esto los convierte en desadaptados (S.N)". Ver:
"Bogotá es violenta por la intolerancia y la agresividad" en "Revista Foro económico,
regional y urbano" No. 5. op. cit.

129
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

3.1.6 Urbe sin arraigo

El sentimiento de desarraigo se apodera de los habitantes de la ciudad


trastornada. A la falta de sentido de pertenencia social (la mayoría de la gente
no hace parte de una clase social claramente estructurada; la clase obrera
industrial, por ejemplo, se ha reducido dando paso a un masivo y difuso
proletariado urbano de mil caras), se suma la desaparición o el debilitamiento
de los territorios existenciales que proporcionaban identidad.

Pero si no hay sentido de pertenencia a la ciudad global, tampoco parece


encontrarse ese sentimiento con respecto a la localidad (una reciente
delimitación administrativa en Bogotá con mas efectos jurídicos que
culturales), o lo que es peor, al barrio.

El barrio, esa unidad territorial fundadora de la identidad urbana de las


ciudades latinoamericanas de la primera mitad del siglo XX y que dio tema
para los tangos que evocan la nostalgia del arrabal. El barrio como comunidad
de vecinos, es decir de habitantes que podían reconocer y reconocerse en su
entorno, entre los cuales surgían afectos y vínculos culturales, así como redes
de solidaridad, por lo que no era un simple trato entre desconocidos sino un
tipo de convivencia que propiciaba un lenguaje común, una apertura hacia el
otro.

Ese territorio de la convivencia urbana ha cedido su paso a formas menos


estables y relacionadoras de la habitabilidad. Las "soluciones de vivienda
social", las urbanizaciones para la clase media, los "conjuntos cerrados" se
constituyeron en el tipo de habitación de la ciudad. Corresponden más bien a
formas de aglomeración que dan una salida a la necesidad física de vivienda
que a la generación de relaciones de convivencia humana. Allí el vecino es un
ser desconocido cuya vivienda colinda con la nuestra y con quien la máxima
proximidad afectiva es el cruce de un saludo formal. La frialdad, la
desconfianza y la hostilidad son más bien la norma en estos nuevos "barrios".

No se trata de reivindicar nostálgicamente al barrio como fuente de


identidad. El mundo ha cambiado y el concepto de comunidad se ha refundido,
en medio de la afirmación de las tendencias al individualismo y el aislamiento.
No es solo la noción de barrio la que ha dejado de tener contenido, es la
desaparición de imágenes, de gestos y de las palabras que enunciaban la
solidaridad humana.

130
Capítulo III: Los Múltiples Rostros de la Ciudadanía

La desolación de la ciudad contemporánea radica más bien en su


incapacidad para fundar sistemas de expresión y relacionamiento inter-
subjetivos. Lo que se ha perdido es la palabra que humaniza el encuentro, el
relato que produce referentes, la existencia de interlocutores que legitimen la
diferencia y den cabida a la alteridad.

Es entonces de los antagonismos emergentes de donde comienzan a


encontrarse señales de procesos colectivos que le abren paso a la alteridad y
que, en si mismos, son la encarnación de la diferencia. Los barrios de
ocupación o colonización ilegal, obligados a construir redes de apoyo
autónomas, a enunciar formas de interacción social, a darle contenido concreto
a la solidaridad.

Estos al igual que los grupos de jóvenes que se organizan o surgen en toda
la ciudad y toman para sí formas singulares que los distancian de lo que es
considerado "normal"; o de mujeres que con su practica social cuestionan,
muchas veces de manera inconsciente, algunos aspectos de las relaciones
tradicionales hombre-mujer, tienen en común su transitoriedad. Se dan
alrededor de problemas particulares, no están fundados en nociones de
totalidad o de trascendencia temporal y de alguna manera son conscientes o
asumen la precariedad de su existencia.

Esta es una condición favorable para el surgimiento de estructuras de


transversalidad, es decir opuestas a la jerarquización alienadora, y promotoras
de "grupos-sujeto" que no se conforman con que su "causa sea oída", sino que
enuncian su propio discurso, toman la palabra.

Y el hecho de tratarse de grupos que no se piensan viviendo para la


eternidad está en consonancia con la idea de que " para que haya
desplazamiento, transferencia, lenguaje, es preciso que haya algo que pueda
ser cortado, desligado. No nos desplazamos en el orden de la transferencia sino
en tanto que algo puede desplazarse"110.

Es conveniente entonces indagar en estas dimensiones las posibilidades de


una nueva urbe arraigada en el dialogo de muchas voces que hagan que la

110
. Felix Guattari. "La transversalidad", en "Psicoanálisis y transversalidad. Critica
psicoanalítica de las instituciones". Siglo XXI Editores. Buenos Aires, 1976. Allí mismo
el autor define el concepto de tranversalidad como "la dimensión contraria y
complementaria de la jerarquización piramidal y del modo de transmisión esterilizador de
los mensajes".

131
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

diferencia se haga palabra.

3.1.7 Crisis de ciudad, crisis de legitimidad

En la ciudad, el mundo de la diferencia que se desborda, intenta ser


contenido infructuosamente por la norma y la autoridad. Pero en éstas,
nuestras ciudades latinoamericanas, como en pocas partes del planeta, se
puede observar con tanta claridad la insuficiencia y pérdida de eficacia para el
mantenimiento del orden citadino de las estructuras de poder edificadas y de la
juridicidad establecida.

Esto no ocurre solamente por la erosión ocasionada por los fenómenos de


resistencia o ruptura producidos desde los sectores afectados por la
dominación. Al contrario, los sistemas de coacción social han conducido a una
conservadurización de la subjetividad de los ciudadanos. También ellos, en la
medida en que han interiorizado las claves de significación de la existencia
planteadas desde la dominación, se han hecho refractarios al disenso, y mas
bien tienden a replegarse sobre si mismos, a aceptar el despojo de sus
territorios existenciales, a acomodarse en medio de la entropía de la
subjetividad dominante y a endosar a los políticos profesionales, a los medios
de comunicación o a los micropoderes totalitarios (mafias, bandas, ejércitos
privados) la responsabilidad de regir la organización social.

Atrapado en este dispositivo, el ciudadano de hoy, como señala Virilio, está


privado, en primer lugar de voluntad. “Acorralado por la necesidad: esa es la
definición elemental de aquel que, año, tras año, reduce la materia ontológica
de su existencia. La falta, la angustia, la fatiga, las obsesiones solitarias que
nos llevan a creer que se está perpetuamente vigilado, seguido, amenazado,
interpelado, no son, como se dice inconvenientes del progreso, accidentes de
la vida moderna, sino realidades proyectadas por un sistema”111.

Hay un inmenso sector de la población en el que se impone el miedo a lo


público, cuya más dura expresión es la indiferencia, la falta de conmiseración
y solidaridad hacia el dolor ajeno. Las poblaciones tienden a sumirse en un
estado de cohabitación natural con ese mundo del aniquilamiento, se
convierten en “habitantes obligados del sistema” (Virilio), en donde ese vacío
creciente, esos territorios convertidos en desiertos de chatarra y de basura, ese
sin sentido producido por la organización misma del sistema, son asumidos

111
Paul Virilio, “la inseguridad del territorio”. La Marca. Buenos Aires, 1.999. p.27

132
Capítulo III: Los Múltiples Rostros de la Ciudadanía

como el objetivo intrínseco del orden.

La falta de autonomía de las colectividades, el que la producción de


subjetividad colectiva se atenga a leyes que les son ajenas y éste impulsada por
operadores o "interpretes" del sentido desde la institucionalidad, o desde
soberanías totalitarias emergentes genera resistencias y un cierto tipo de
desconocimiento latente de la organización que se le ha dado a la ciudad.

Tal situación atiza ese nerviosismo generalizado, esa paronoia que lleva a
desconfiar de todo y de todos y que establece un amplio campo del sin-sentido,
de la propensión a la locura, que puede expresarse en la incubación de
estallidos violentos.

3.1.8 La Ciudad como composición de espacios y de


velocidades

La administración de la ciudad esta atrapada a la vez por los problemas


planteados por la circulación y velocidad de los mecanismos de producción del
consenso y por un achicamiento de los tiempos en los cuales se refrenda la
legitimidad del poder constituido.

La ciudad no es solo- y cada vez menos- una composición de espacios, es


cada vez más una composición de velocidades. Para Paul Virilio "la ciudad se
organiza en el tiempo, no es simplemente una organización de materiales, de la
substancia. Es un empleo del tiempo, no simplemente un empleo del
espacio"112.

Y la velocidad de la ciudad gana una importancia decisiva en las


formaciones de poder. La ciudad informática, la ciudad semantizada, la de la
comunicación mass-mediática "estalla y se esparce en el mundo entero, en otra
parte distinta a la que ella ocupa realmente...La unidad de lugar ha cesado en
provecho de la unidad de tiempo. A partir de aquí ya no es necesaria como
concentración en un lugar de un poder dado".113

112
. Claire Parnet. "Entrevista a Paul Virilio". En "revista Encuentros". Revista de la
cátedra de filosofía contemporánea. No.3. Universidad del Valle. Junio de 1994. En esta
entrevista el urbanista francés se refiere al empleo del tiempo y de la velocidad en la
ciudad. Y añade : "cuando digo tiempo , digo velocidad: las distancias son distancias de
velocidad."
113
. Paul Virilio. Ibid.

133
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

La aceleración de la ciudad favorece a los poderes constituidos y a la vez


los interpela. Si al ciudadano común se le escapa la intervención en el sistema
de intervalos en el espacio de la ciudad territorializada, mucho más estará
fuera de su control la intervención sobre un sistema de interfases en el tiempo,
que le implicaría comprender y tener propuestas de modificación sobre las
temporalidades de las tecnologías que están en el centro de la producción
material y de subjetividades.

Sin embargo, los regímenes de organización de ciudades como Bogotá


están muy lejos de asimilar estos cambios. Hay un desfase entre su tradición
de búsqueda de consensos mediante el silenciamiento de los antagonismos
emergentes, en una ciudad que puede dar cuenta de sus ciudadanos en el
espacio, y el ejercicio del poder en una ciudad sin ciudadanos, o cuyos
ciudadanos responden mas a imágenes que a estructuras susceptibles de
territorializar.

Crece la ciudad de los invisibles, la de las realidades virtuales, la ciudad


que ha perdido sus límites. Esa ciudad exige refrendar consensos de manera
más episódica, instantánea. La legitimidad de hoy pude desmoronarse en el
segundo mismo en el que una imagen de fracaso o incapacidad aparezca. A
esta fragilidad de las legitimidades corresponde una administración más
pendiente de recomponer cotidianamente los consensos. En el centro de esta
recomposición se encuentra la producción simbólica.

Antes que representaciones electorales y movilizaciones ciudadanas en la


esfera de la política, el arte de la administración de la ciudad radica ahora en la
elaboración de imágenes compartidas, siendo su vehículo privilegiado el
frenesí mediático. Esta es la forma que tiende a adoptar la democracia, más
formalizada y abstracta que nunca.

3.1.9 La ciudad como mundo de la diferencia

La sociedad urbana al producirse a sí misma, desata una convulsión de


fuerzas fragmentadas, cuya dinámica genera numerosos roces y conflictos,
muchos de ellos violentos, entre grupos que se encuentran y desencuentran y
que dan a la ciudad un carácter turbulento e inasible. Aquel observador que no
se dote de instrumentos como la teoría del caos, sólo verá turbas amenazantes
y entropía social, y no podrá comprender que en el substrato de ese
monumental desorden, están las fuerzas de la vida que, en medio de tal
explosión de singularidades y de diversidad, generan movimientos de auto

134
Capítulo III: Los Múltiples Rostros de la Ciudadanía

organización, órdenes microfísicos que operan, a la manera de estructuras


disipativas, y que se constituyen en fuentes permanentes de creación de la vida
y de la sociedad.

Como señala Prigogine114, a un cierto nivel, los organismos vivos puedan


escapar a la entropía por medio de su capacidad de auto organizarse; en ellos
puede surgir, a partir del caos, un orden elevado, no predicho por la entropía
que les permite escapar a la muerte final.

El optimismo de esta visión se fundamenta en que los sistemas vivos son


sistemas abiertos, complejos de organización, que Prigogine, denomina:
Estructuras disipativas. Estas estructuras implican un intercambio permanente
de energía con el medio, a través de un flujo dinámico sin fin. Los cambios
bruscos, las perturbaciones, permiten que emerja la novedad, incluso cuando la
entropía parecería excluir tal posibilidad. El poder de la creatividad es efectivo
tanto en los organismos naturales no humanos, como en los organismos
sociales humanos.

La singularidad de una fluctuación, que se teja con otras fluctuaciones


singulares puede volverse suficientemente potente para organizar todo el
sistema en una nueva pauta. El azar, el caos, es aquí sinónimo de creatividad y
no determinismo. Esta visión deja espacio para el comportamiento contingente
de los organismos vivos. Las estructuras disipativas inyectan creatividad en la
naturaleza y en la sociedad desafiando la interpretación mecanicista de la
entropía y la lectura convencional de la flecha del tiempo. Son sistemas
abiertos de la materia, sensibles, que tienen el poder de relacionarse y auto
modificarse.

3.1.10 La molecularidad urbana

Con la llegada del urbanismo las sociedades ya no serían más lo que fueron
en antaño; las calles, plazas, parques, etc., todos esos espacios, implicarían la
emergencia de formas de sociabilidad que escapan a las denominaciones de los
sitios y lugares ocupados por el habitante de la polis.115 Contrariamente a los
intereses dominantes por controlar las intensidades sociales y ordenar los
flujos económicos, políticos, culturales, de información, entre otros, las

114
La reseña de esta visión del caos, remite al texto de Prigogine I. “La naturaleza
reencantada”, en revista “Ensayo y Error”. No. 2. Bogotá 1997
115
Manuel Delgado. Ciudad liquida, ciudad interrumpida. Editorial Universidad de
Antioquia; Universidad Nacional de Colombia. Medellín. 1999. p.20

135
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

sociedades urbanas configuran una intrincada red de relaciones que se


caracterizan por la alta movilidad de sus flujos y la agitación permanente de
sus moléculas (urbanas), un ejemplo palpable de ello son las tendencias
juveniles que proliferarían con la llegada de las nuevas sociedades.

En las sociedades urbanas las calles y los otros espacios del anonimato se
abren entre las instituciones y los territorios estructurados permitiendo la
circulación de “todo tipo de sustancias que han devenido flujos: vehículos,
personas, energías, recursos, servicios, información.., es decir, todo lo que
constituye la dimensión más líquida e inestable de la ciudad”116. Lo urbano
estaría entonces constituido por los procesos por medio de los cuales la
sociedad ciudadana se auto-produce, siendo éste un proceso de flujos
económicos, sociales, simbólicos, estéticos de naturaleza permanente, hasta el
punto que nunca podremos afirmar: “esa ciudad está concluida”. En ese
sentido, la urdimbre urbana se distingue del orden político (polis), encargado
de la administración centralizada de la ciudad, de su estratificación, seguridad,
ordenamiento y control. “La urbanidad, (...) designa más el trabajo de la
sociedad urbana sobre sí misma que el resultado de una legislación o de una
administración, como si la irrupción de lo urbano... estuviese marcada por una
resistencia a lo político”117.

Se da inicio, a una era, en la cual las sociedades van a sufrir


transformaciones significativas al tiempo que empiezan a imponerse enfoques
que enfatizan en la distinción que separa la ciudad de lo urbano. La ciudad no
es lo mismo que lo urbano; en la medida en que la ciudad es una relación
social territorializada, mientras que lo urbano es todo un ethos, una forma de
ser, un conjunto complejo de relaciones que se extiende por toda la sociedad
sea que ésta se encuentre localizada en las ciudades o en el campo:

“La calle, el bulevar, la plaza, la red viaria en general, se


convierten en mucho más que un instrumento al servicio de las funciones
comunicacionales de la ciudad, un vehículo para el intercambio
circulatorio entre sitios. Son, ante todo, el marco en que un universo
polimórfico e innumerable desarrolla sus propias teatralidades, su
desbarajuste, el escenario irisado en que una sociedad incalculable
despliega una expresividad muchas veces espasmódicas. Se proclama que
existe una forma urbana, resultado del planeamiento políticamente

116
Manuel Delgado. El animal público. Anagrama. Barcelona, 1999. p. 178.
117
Isaac Joseph. El transeúnte y el espacio urbano. Gedisa. Barcelona, 1984. p. 28. La
cita es de Manuel Delgado. El animal público. Ob. cit. p. 179.

136
Capítulo III: Los Múltiples Rostros de la Ciudadanía

determinado, pero en realidad se sospecha que lo urbano, en sí, no tiene


forma” 118.

Según Delgado, las características formales y ambientales de la sociedad


urbana –y su nicho natural, la calle y los otros espacios del anonimato– vienen
a ser algo así como lo que ocurre con los objetos fractales en matemáticas, esto
es, que sus reglas se basan en la irregularidad y la fragmentación... Y teniendo
en cuenta que es en las fronteras múltiples e indiferentes a los presuntos
centros institucionales y estructurados de la política, de la cultura o de la
sociedad, donde suceden las cosas realmente, el espacio no es nada antes de la
relación que los seres humanos entablan con ello: un afuera o un “cuerpo sin
órganos”, una pura potencialidad “que no sobrevive al movimiento que le da
existencia y desaparece con la dispersión de sus protagonistas o incluso con la
simple interrupción de la actividad de estos”119.

“El espacio es un cruce de trayectos, de movilidades. Es el efecto


producido por operaciones que lo orientan, lo circunstancian, lo
temporalizan, lo ponen a funcionar... Es el ámbito de las operaciones-
trayecto, de los desplazamientos, de los tránsitos y pasajes... Por ello todo
poder político sabe que nunca tiene garantizada su hegemonía y su
perdurabilidad, que nada está del todo seguro ni totalmente ordenado, que
no hay dominio que pueda ser completo, puesto que nunca logra expulsar
de la vida social a su peor enemigo: el tiempo, esa dimensión que hace del
espacio por el que transcurre una entidad incontrolable.” 120

3.1.11 A propósito del debate sobre la cuestión del


“espacio público”

Quedan pocas dudas acerca de que la apuesta por la refundación de “lo


público”, es una cuestión que convoca a la transformación de la noción misma.
Hasta ahora se daba como hecho que el concepto de lo público era un punto de
partida incuestionable, un hecho cuya contundencia reducía el debate a
examinar falencias, a aceptar críticas, pero nunca a cuestionar su condición de
posibilidad.

Pues bien, elementos centrales como el espacio público vienen


evolucionando y dejando grandes preguntas acerca de la universalidad de este
principio de la modernidad urbana, cuya enunciación se ha convertido también

118
Manuel Delgado. El animal público. Ob. cit. p. 181.
119
M. Delgado. El animal público. Ob. cit. p. 122.
120
Ibíd. p. 126,130.

137
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

en un hecho de poder que a través de su nominación desarrolla la


territorialización de una concepción dominante de lo que es colectivo en la
codificación del espacio como bien público.

El espacio que va a ser nombrado como público es, en principio, pura


potencia, pura posibilidad, es el poder el que lo estratifica, lo copa, lo domina,
le asigna usos, le da significado y lo convierte en símbolo; es decir, mediante
la intervención del espacio, los centros de poder intentan «aprisionar los
materiales caóticos, fijar territorialmente todas las intensidades, rasar todas las
singularidades y someterlas a un mismo código de redundancias y de
recurrencias». No hay enunciaciones arbitrarias de lo público, puesto que “lo
público” mismo es ya una enunciación dominante del espacio, mediante la
cual se intenta inscribirlo como un algo gerenciable de la “sociedad civil”121.

Efectivamente, lo público no lo es de cualquier forma, puesto que, desde la


modernidad, solo puede serlo como “ejercicio de la ciudadanía”. El problema
ha sido que durante mucho tiempo lo público se ha asimilado con lo puramente
estatal. Hoy se pretende que, en el seno de las comunidades se dé una “función
pública social” diferenciada e independiente del Estado, de uso, interés y
utilidad común, representado en las “prácticas ciudadanas” y de
“participación”. Esto puede ser interpretado como una función de resistencia
en el ejercicio de la ciudadanía, que obviamente trasgrede el sentido de lo
público y de lo ciudadano que ha sido discurso hegemónico y requiere también
un replanteamiento de lo que se comprende como las prácticas ciudadanas de
la participación. En este contexto el problema del espacio público es solo uno
de los debates que está por adelantarse desde nuevas perspectivas ontológicas
y de impacto político.

3.1.12 El anonimato de los actores sociales urbanos

Los protagonistas de esa sociedad dispersa y múltiple, que se va haciendo y


deshaciendo a cada momento, son actores sin nombre, seres desconocidos o
apenas conocidos. Si seguimos el argumento de Delgado, se trata de los
urbanitas, en el sentido no de habitantes de la ciudad, sino de practicantes de lo
urbano, son “personajes clandestinos o semiclandestinos, de perfiles lábiles
adaptables a la ocasión, entregados a todo tipo de juegos de camuflaje y a
estrategias miméticas, que negocian... los términos de su co-presencia... a

M. Delgado. Ciudad liquida, ciudad interrumpida. Universidad Nacional de


121

Medellín. Medellín, 2002. p. 71.

138
Capítulo III: Los Múltiples Rostros de la Ciudadanía

partir de una lógica práctica en que se combinan las aproximaciones y


distanciamientos con respecto a los otros”122. Es el ciudadano ordinario quien
transforma los espacios diagramados por el poder, los acomoda a sus
necesidades y los utiliza a su capricho, imponiéndoles sus propios trayectos
indiferentes a los planeados y establecidos. En esa dirección, el caminante, el
transeúnte urbano, el peatón, el ciclista que construyen a diario sus trayectos,
subvierten muy frecuentemente los órdenes dados como inmodificables y en
ese ir y venir en donde se cruzan las vidas reales de los citadinos anónimos se
teje la ciudad practicada que reorganiza los espacios y redefine los senderos
por donde discurre la vida urbana.

Según esta visión, otra manera de entender la trama ciudadana desde la


acción social, estaría definida así:

“El modelo de la ciudad politizada es el de una ciudad prístina y


esplendorosa, ciudad soñada, ciudad utópica, comprensible, tranquila, lisa,
ordenada, vigilada noche y día, para evitar cualquier eventualidad, que
altere su quietud perfecta. En cambio, la ciudad plenamente urbanizada –
no en el sentido de plenamente sumisa al urbanismo, sino en el de
abandonada del todo a los movimientos en que consiste lo urbano–
evocaría una heterotopía, es decir una comunidad humana embrollada, en
la que se han generalizado las hibridaciones y en la que la incongruencia
deviene el combustible de una vitalidad sin límites”123.

El transeúnte urbano no delimita un territorio único, su movilidad se da


justamente en el cruce de caminos, en el tránsito de un territorio a otro. Se
desplaza, acotado por el régimen semiótico dominante, regulado por las
subjetividades hegemónicas, pero al mismo tiempo produciendo nuevos
encuentros y nuevas subjetividades que se hallan al exterior del sistema social
dominante. Lo cual no quiere decir, como aclara Delgado, que “esté en la
frontera, puesto que es él mismo quien define esa frontera, quien la encarna: él
es la frontera”124.

En las sociedades contemporáneas, ese papel de transeúntes inclasificables,


descoyuntados de lo que se ha considerado como normal, lo desempeñan los
inmigrantes, los adolescentes, los jóvenes, entre otros. Todos ellos, bajo el
aspecto de su extrañamiento, son importantes porque encarnan un estado de
cosa social. Por eso, como bien dice Delgado, no es casual que a los

122
Ibíd. p. 14.
123
Ibíd. p. 182.
124
Ibíd. p. 10-11.

139
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

adolescentes se los denomine con un participio activo o de presente,


precisamente para subrayar su estado transitorio, móvil entre estados... “El
adolescente está adoleciendo, es decir creciendo, haciéndose mayor. No es
nada, ni niño ni adulto... se está haciendo hombre o mujer. Todo lo que a él se
refiere –sus obligaciones y sus privilegios– es contradictorio, lo que le
convierte en reservorio, poco menos que institucionalizado, de todo tipo de
ansiedades que le convierten en un ‘rebelde sin causa’, forzoso”125.

En algún sentido todos los urbanitas devenimos adolescentes, portadores de


una subjetividad plural, de un comportamiento esquizoide, halados por
poderosas máquinas de subjetivación dominantes que nos señalan el camino,
que nos indican la ruta, que nos ubican en territorios específicos, pero que no
resuelven la constante pulsión hacia fuera, hacia la ruptura que genera la
producción incesante de novedades, la sucesión de acontecimientos creativos
en la que estamos inmersos y que nos coloca en una condición paradójica de
efectos dobles, eso que Gregory Bateson definiera como “dobles vínculos”.

El problema es que los esfuerzos por establecer un orden homogéneo,


basado en un poder político coercitivo, que ha recurrido a la violencia como
fundadora del derecho, han hallado una resistencia de la multitud urbana que
repele lo político, como mera administración de la polis, y se inclina por el
incesante trasegar de lo urbano que lo produce a sí mismo como resistente al
control, como si entendiera que la ciudad ya estaba dada y que hay es que
descubrir los modos inéditos de practicarla- y así recrearla-, pues no es el mero
resultado del aparato jurídico que la constriñe, o de la Administración que
intenta gobernarla.

3.1.13 Violencia y poder en la ciudad

La dinámica de la territorialización del Poder está ligada también a la


territorialización de la violencia en las ciudades. Bogotá es una de las urbes
latinoamericanas que condensan esa energía productora de desorden, de
ebulliciones, de movimientos múltiples y de intentos sostenidos por producir
órdenes para contenerla y controlarla desde el poder hegemónico, en cuyas
fricciones i pliegues explota la violencia. En Colombia, las modalidades
dominantes de violencia se localizan en las ciudades. La violencia cotidiana y
difusa ha ido copando el transcurrir de nuestras aglomeraciones urbanas. No
parece ser Marte el dios de la guerra urbana; más bien parece ser la Hidra, ese

125
Ibíd. p. 112.

140
Capítulo III: Los Múltiples Rostros de la Ciudadanía

monstruo de siete cabezas que se reproduce infinitamente, pues renace sin


cesar, el que tutela la confrontación en las ciudades, creando a su vez una
percepción de inseguridad y de miedo que sobredimensiona su impacto,
paraliza y aterra. “El miedo se hace parte del imaginario de los habitantes de
Bogotá y la zozobra permanente a la que se hallan sometidos se evidencia en
el trazado de una geografía de la violencia que delimita territorios y determina
las formas de ocupación o de tránsito de ciertas zonas”126.

Los no-lugares del miedo establecen también cronologías particulares para


los habitantes de la ciudad y segmentan, aún más profundamente, el acceso de
los diversos sectores al uso y disfrute de la urbe. Esto es alimentado por las
medidas que desde el poder pretenden instaurar el control. Se recurre cada vez
con mayor frecuencia a los estados de excepción. La ciudad de la rumba no
puede amanecer, los menores de edad están sometidos al toque de queda; los
ciudadanos todos se impregnan de paranoia y crispación y desaparece una de
las condiciones primarias de convivencia: la confianza, agravándose la
tendencia a la disolución de los vínculos sociales de solidaridad.

Esto hace aún más creciente la ilegitimidad del Estado para ofrecer
alternativas que restablezcan la confianza y seguridad ciudadanas. Los
habitantes buscan refugio en los espacios privados y en las salidas
individuales; se asumen mecanismos de defensa que llevan a modificar la
conducta cotidiana, restringiendo aún más las relaciones sociales, dando paso
a la ciudad de la sospecha y la desconfianza, privatizando la seguridad, de tal
manera que por la vía de la autodefensa, cada cual es responsable de garantizar
su vida, honra y bienes. Se trata de un proceso circular, que destruye, el tejido
social y hace aún más difícil la aparición de ciudadanos plenos y la
constitución de la ciudad en un lugar para el despliegue de una vida social que
le merezca ser reconocida como “polis”.

Es sobre ese ambiente de disolución que la violencia tiende a establecerse


como una situación generalizada y duradera en las ciudades y que ella entra en
resonancia con los fenómenos de la guerra que atraviesa toda la vida del país.

Las violencias como formas predilectas de resolución de los conflictos, las


violencias como única manera de “ser alguien” en el anonimato urbano, las
violencias como sobrevivencia en el mundo del rebusque, las violencias como

126
Useche, O. “Alternativa a la ciudad del miedo” en “Seguridad en Bogotá, quien
podrá salvarnos”. Revista “Foro económico, regional y urbano”. No.5. Contraloría de
santa Fe de Bogotá. Octubre 1996

141
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

formas de significación, como respuesta a otras violencias, como


emplazamiento al sistema..., en fin, las violencias como forma de ser en las
ciudades.

La construcción de los mapas de la violencia urbana requiere de referentes


de la más variada índole: Los territorios, siempre diversos, en donde se dibujan
geografías del conflicto y del delito. Las temporalidades, ritmos y velocidades
en las cuales transitan las relaciones de vida y los interregnos de la muerte. Las
enunciaciones del Poder en una sociedad cuyos comportamientos están
afectados por determinaciones relacionadas con las clases sociales, el género,
la edad y otras. Las modalidades de la agresión y de los instrumentos a los
cuales se recurren para matar, herir o amenazar.

Lugar principal en el trazado de esta cartografía de la violencia urbana, es


ocupado por los entramados de la cultura en medio de los cuales se cocinan los
significados de la vida y las raíces de la violencia, se hacen visibles actitudes y
se legitiman motivaciones. En éste último aspecto, es de especial relevancia, el
papel de la comunicación masiva, la relación de mercado que se establece con
los ciudadanos, la permanente incitación al consumo que se le propone a un
ciudadano carente de recursos y para quien el ser se va amalgamando con el
tener; la deificación de la guerra y de la fuerza bruta para alcanzar los
objetivos; la religión del individualismo y la insolidaridad; la pérdida en la
comunidad del sentido de lo público y lo colectivo; la desaparición, por la vía
de la invisibilización, de los lugares donde día a día se hace la vida en nuestras
ciudades.

Los conflictos cotidianos, las relaciones más simples, son tocados por el
modo violento de dar trámite a las diferencias o desacuerdos. El escenario se
torna tanto más complejo en cuanto se trata de violencias no organizadas, con
actores y expresiones difusos, sin fines políticos, pero que son una resonancia
de la forma como se ejerce el poder en el centro y como se disputa el poder
político por las estructuras de dominación. Hacen parte del gran desorden de la
ciudad y se van convirtiendo en un modo de funcionamiento de la sociedad,
dando nacimiento a redes diversas de influencia y poder sobre la población y a
formas de regulación extra institucionales.

Estas violencias no tienen una conexión directa con la confrontación por el


control del Estado, pero se vuelven un emplazamiento permanente al estado de
cosas existentes, se entrelazan con las confrontaciones políticas más expresas y
con las violencias organizadas. El profundo significado político que tienen es

142
Capítulo III: Los Múltiples Rostros de la Ciudadanía

la evidencia de la vulnerabilidad de los poderes centrales para instaurar el


control total y el que sean algunas de las manifestaciones de las miles de
formas en que la multitud se resiste al acatamiento de autoridades y fuerzas
incontrovertibles. Son en esencia, una interrogación radical a la ficción de una
legislación y una administración todopoderosa, que pretende mostrarse más
allá del bien y del mal, cuando en realidad es el nutriente principal de ese
caldo en el cual se cultiva la violencia. Justamente en ello radica su profunda
debilidad si nos atenemos a la reflexión de Hannah Arendt en el sentido de que
es equivocada la ilusión de que una nueva comunidad pueda surgir de la
violencia colectiva127.

Por supuesto que la guerra por objetivos políticos y la violencia interesada


y sistemática de actores organizados constituyen un referente muy fuerte en el
desarrollo de la violencia difusa y ésta a su vez, con mucha frecuencia, es
capitalizada para ampliar el campo de la violencia organizada. Una y otra se
refuerzan mutuamente.128

Para el común de la gente se va haciendo evidente que a pesar de las


proclamaciones formales de garantías, libertades y derechos, los más
elementales de ellos no existen en la realidad, porque el dispositivo de la
violencia que se echa a andar desde los poderes que se disputan el control del
Estado arrasa con la legitimidad de normas, autoridades y reformas. El fárrago
de regulaciones que establece el derecho positivo naufraga ante la propensión
de los poderes constituidos a regirse por los estados de excepción. Esta

127
“Es una ilusión por la simple razón de que ninguna relación humana es más
transitoria que este tipo de hermandad, que solo puede actualizarse bajo condiciones
de peligro inmediato para la vida y el cuerpo”. Hannah Arendt. “Crisis de la
República”. Taurus. Madrid. 1973. Pág. 169
128
Tal como señala el investigador Daniel Pecaut: habría que ser muy presuntuoso
para pretender trazar todavía líneas claras entre la violencia política y aquella que
no lo es. “Cuando los narcotraficantes se enfrentan al Estado, o cuando lo
corrompen, se convierten en actores políticos. Cuando las guerrillas protegen los
cultivos de amapola y los laboratorios de heroína, dejan de ser solamente un actor
político. La ambigüedad existe incluso cuando los colonos de las regiones de
cultivo de la coca se matan entre sí por litigios de negocios o por cuestiones de
honor. Aparentemente, esto no tiene nada que ver con la política, pero se le puede
encontrar siempre una dimensión política, considerando que esta situación no se
produciría "si el Estado asumiera sus responsabilidades". Daniel Pecaut en su
texto: "Pasado y presente de la violencia en Colombia". Revista Análisis Político.
Iepri. U. N. De Colombia. Bogotá. 1997

143
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

tendencia sólo contribuye a delimitar los territorios controlados y a colocar


más y más sectores explícitamente en la periferia, o en los bordes de lo
regulado. Se da origen, entonces, a situaciones liminares en los cuales el
propio Estado o los para-estados que pretenden reemplazarlo, se colocan en el
límite de su propia legitimidad. Ante el imaginario social se delinea entonces
con mayor crudeza, la anomia de la ciudad posmoderna.

3.2 DE LA SOCIEDAD CIVIL A LA SOCIEDAD DE


CONTROL129
En las últimas décadas se vive un nuevo auge del uso de la categoría
“sociedad civil” y de su invocación para la acción. En Europa la sociedad civil
se convirtió en elemento clave del final de la guerra fría, especialmente en el
tránsito de los países de Europa oriental al mundo pleno del mercado. En
América Latina la fatiga de los partidos políticos y de sus formas clientelares
de actuación y el desgaste de las formas tradicionales de representación, han
hecho volver la mirada sobre el concepto intentando encontrar allí la fuente de
las alternativas.

Se trata de una categoría típicamente moderna asociada a los conceptos de


ciudadano y ciudadanía así como a una visión particular del papel del Estado-
Nación y de la construcción del mundo de lo público. Las actuales sociedades
se enfrentan a espacios políticos y sociales diferentes que erosionan lo que se
ha conocido como el universo de lo político.

El problema es que estas nociones básicas, que fueron tan decisivas para la
constitución del orden de lo moderno, atraviesan una profunda crisis que se
hace patente, a pesar de los fulgores pasajeros con lo cuales se tratan de
remozar esporádicamente sujetos colectivos abstractos como la llamada
sociedad civil. La importancia de ella deriva del hecho de haber sido
concebida como un sistema de relaciones para la mediación que legítima y
racionaliza el encuentro de los intereses individuales y los colectivos y da luz
el escenario de lo público. La pregunta es si las instituciones sociales

129
Este texto es una versión modificada del artículo del mismo nombre publicado
originalmente en el libro “Cátedra democracia y Ciudadanía” Maria Teresa Cifuentes
(comp). IPAZUD, Universidad Distrital Francisco José de Caldas. Bogotá. 2005

144
Capítulo III: Los Múltiples Rostros de la Ciudadanía

necesarias para la construcción y el funcionamiento de la sociedad civil


todavía están presentes en las formaciones sociales contemporáneas.

3.2.1 Rastreando el origen de la Sociedad Civil.

Diversos autores han ubicado en los finales del siglo XVIII el surgimiento
de idea de una esfera de la sociedad distinta del Estado y con formas y
principios propios. Aquí se destaca la influencia del pensamiento social
británico plasmado en los escritos de Locke, de Smith y de otros muy influidos
por la nueva ciencia de la economía política130.

No obstante es Hegel quien dibuja los contornos de la sociedad civil


determinada por las fuerzas económicas, especialmente por una concepción
del trabajo y por la búsqueda de la autorrealización individual de las personas.
Se trataría de un dominio social en donde los ciudadanos se agrupan de
acuerdo a sus propios intereses y deseos, un plano paralelo, que ejerce una
función de intermediación entre los individuos en su estado natural en busca
de la constitución de lo común, en ese sentido solidario con el Estado, pero a la
vez separado de él. Esta idea recogía los cambios que ya entonces se
evidenciaban en el capitalismo en su fase industrial, el surgimiento de la
burguesía como clase y la creciente demanda de libertad expresada que habían
traído consigo las revoluciones americana y francesa. La sociedad civil es
constituida entonces como una infraestructura institucional de primer orden
para las mediaciones indispensables a la política y al mercado.

En la filosofía política, el concepto de sociedad civil es conectado


fundamentalmente a la noción moderna de trabajo. Tal como señala Michael
Hardt, esta conexión fue hecha evidente por el propio Hegel.131 El pensador
alemán se concentró ante todo no en el contraste entre sociedad de naturaleza y
sociedad civil, sino entre sociedad civil y sociedad política, o bien entre
sociedad civil y Estado. Hasta entonces el predominio de análisis de tipo
Hobbesiano proponía como única alternativa al estado de naturaleza, en donde
primaba el estado de guerra entre los individuos, la soberanía del leviatán
estatal. Esta perspectiva implica la existencia de una guerra en la sociedad
previa al Estado, una estado de guerra primitivo y permanente, de todos contra

130
Al respecto, veáse el recorrido histórico sobre el concepto hecho por Luis Jorge
Garay en “Ciudadanía, lo Público, Democracia. Notas y Textos”. Bogotá, 2000.
131
En este trabajo se hace alusión a los textos de M. Hardt: “La desaparición de la
sociedad civil” en Revista Nova et Vetera No. 49. Instituto de Derechos Humanos.
Esap. Bogotá. 2002 .Y al texto de A. Negri “Guias”. Paidós. Barcelona 2004.

145
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

todos, nacida de la igualdad de fuerzas connaturales al ser humano y que


estaría en el principio de la constitución del Estado.

El problema de la sociedad civil en Europa está asociado con el del


surgimiento de la nación. En la revolución francesa se condensan los
elementos productores de esta categoría. La monarquía absoluta reinante en
Francia había construido como única condición de posibilidad de la existencia
de la nación la unidad sustancial jurídica y física de los individuos con la
persona del rey. “El cuerpo del rey, en su relación físico-jurídica con cada uno
de sus súbditos, es lo que forma el cuerpo de la nación”, resumiría
Foucault.132. La alternativa revolucionaria se fundamentó en que el conjunto
estatal constituido por el reino de Francia no reunía las condiciones formales
jurídicas y políticas históricas suficientes para dar a luz una nación, ni la
aristocracia abarcaba el grupo de individuos capaces de soportar la nación
toda. El núcleo histórico de la nación estaría entonces en el “tercer estado”. “El
tercer estado es una nación completa. Este es por si solo condición histórica de
la existencia de una nación”133

El tercer estado, la burguesía, núcleo de la nación es el nuevo soporte del


Estado, es la irrupción, desde la sociedad del Estado moderno que ya no será el
interlocutor en las guerras de conquista con otras naciones o pueblos, sino la
forma política de la nación, que en su cara de comunidad de individuos libres
exige que se establezca una relación en términos civiles.

Otra forma de entender la aparición de la sociedad civil es desde la


perspectiva de las formas de trabajo. El desarrollo del capitalismo en Europa
posibilitó este tipo de análisis más complejos. Según Hegel, por las
necesidades, el trabajo, los cambios y la búsqueda del propio interés particular,
los «átomos no organizados de la sociedad civil» van organizándose hacia lo
universal -no justo a través de la misteriosa acción de la mano invisible de
Adam Smith, sino por las instituciones competitivas de la producción y la
circulación capitalista-. El estado de naturaleza como reino de las necesidades
y la búsqueda del propio interés, no tienen para Hegel una relación directa con
el Estado político sino que tiene que pasar por encontrar una mediación con la
sociedad civil antes de convertirse en política. La sociedad civil, subraya

132
M. Foucault. “Defender la sociedad”. Fondo de Cultura Económica. México. 2002.
Pg. 199
133
E. J. Sieyés. “Que es el tercer estado”. Citado por Foucault en “Defender…”, op.
Cit. Pg. 202

146
Capítulo III: Los Múltiples Rostros de la Ciudadanía

Hegel, comparte con la sociedad de naturaleza el hecho de ser el reino de las


necesidades y del interés particular pero la sociedad civil también es «la esfera
del emparentamiento -la esfera de la educación». En otras palabras, la sociedad
civil asume el sistema humano natural de necesidades e intereses privados y
pone en relación unos con otros a través de las instituciones sociales
capitalistas de la producción y el mercado y así, sobre la base de la mediación
y de la subsunción de lo particular pone las bases sobre las que el Estado
puede realizar el interés universal de la sociedad. (Hardt, 2002)

El egoísmo de la sociedad de naturaleza, enunciado por Hobbes es


superado por el trabajo que, al tiempo que busca satisfacer las necesidades y
deseos humanos, genera cooperación. Y es en ese campo en donde surgen las
organizaciones sindicales y las mutuales del trabajo, una de las organizaciones
civiles fundadoras de la sociedad civil moderna. Aquí cabría una función
pedagógica del trabajo –la transformación hacia lo universal, la organización y
agrupamiento de los individuos- tal como lo concibe Hegel. Pero, como lo
remarca Hardt (2002), la sociedad civil consiste no solamente en las
corporaciones del trabajo, sino en todas las instituciones de la sociedad
capitalista que organizan el trabajo abstracto. El paso del trabajo concreto al
trabajo abstracto es una operación de captura, de enajenación que se realiza en
esta fase del capitalismo (K. Marx, El Capital) y en el cual es vital la
mediación de las instituciones de la sociedad civil. Para Hegel, los objetivos
del movimiento social son adquiridos en la media en que se les reconoce por el
Estado y en que éste los considera suyos. Esta es la realización de la idea ética
hegeliana.

3.2.2 La Sociedad Civil: ¿Constructora de Democracia


o Reproductora de Despotismos?

A lo largo de la historia de las luchas sociales de la modernidad, varios


sectores han concebido la sociedad civil como un espacio potencial productor
de democracia. Otros han analizado sus funciones como red privilegiada de
circulación de las enunciaciones del poder de dominación y de resonancia del
Estado.

Antonio Gramsci rescata la noción marxista de sociedad civil que la


asociaba al ámbito de la sociedad civil y el mercado pero vuelva a Hegel para
revitalizar y radicalizar su pensamiento. Tal como señala Kumar, “fue más allá
que Hegel separando a la sociedad civil de la economía y ubicándola en el
Estado. La sociedad civil es esa parte del Estado no relacionada con la

147
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

coerción o con la ley formal sino con la conformación del consenso, es la


esfera de la cultura política”134

Gramsci puso en uso las metáforas construidas en la lucha obrera y la


utopía marxista para aportar el concepto de hegemonía política y cultural,
fundada precisamente en las fuerzas de la democracia que habitan los espacios
de la sociedad civil. La lucha por la hegemonía es, a su manera de ver, un
combate en la esfera de la cultura política desde donde la sociedad puede jugar
a la estrategia de la búsqueda de nuevos consensos y vaciar al Estado de este
privilegio. En últimas su proyecto se inscribe en la utopía de Marx de la
disolución de los Estados, que para Gramsci no es otra cosa que la reabsorción
de la sociedad política por la sociedad civil

La lucha por el poder se transforma entonces en una guerra de posiciones


en donde los intelectuales orgánicos, que asumirían el papel de formadores,
promoverían el autogobierno de las organizaciones, fortalecerían el poder de
los múltiples espacios de la sociedad civil y vaciarían de su poder coercitivo al
Estado y reabsorbería sus funciones construyendo así una democracia radical.

En la perspectiva de otros investigadores, sin embargo, aquella


intermediación institucional que define la relación entre sociedad civil y
Estado es mostrada en una función proyectada hacia objetivos de dominación
y despotismo, muy lejanos de la democracia. El mecanismo que produce la
sociedad civil es, desde esta mirada, la mistificación de las formas de
representación del poder, por las cuales antes que hacer posible una influencia
de la sociedad sobre el poder central, éste despliega su capacidad de cooptar
las potencias sociales e incluso de producir, sobre ellas, nuevas relaciones de
dominación.

En esta dimensión, las instituciones de socialización en las cuales se


materializa la sociedad civil devienen estructuras de encierro y
disciplinamiento de las fuerzas sociales codificando sus técnicas y estrategias
de gobierno y convirtiéndolas en espacios de repercusión del poder de centro.
Así, la familia nuclear, la escuela moderna, la iglesia, el hospital, el
manicomio, el cuartel y demás instituciones se constituyen en el terreno por
excelencia para la producción de sujetos normalizados y para el

134
Kumar, K. “Sociedad Civil”, en “Outhwaite W. y Bottomore, T. “The Blackwell
dictionary of twentieth century social thought”. Blakwell Publishers, Oxford, 1993.
Citado por Garay, Jorge, L. op.cit. pág. 114.

148
Capítulo III: Los Múltiples Rostros de la Ciudadanía

mantenimiento de la disciplina del sistema de producción económica y la


reproducción social. Es lo que Michel Foucault llama la sociedad disciplinar.

La preocupación por el encauzamiento de la conducta se manifiesta en los


esfuerzos por reglamentaciones estrictas, de tal manera que el cuerpo jurídico
global es complementado por multiplicidad de reglamentos específicos, de
manuales para la vida cotidiana, de recetas para el mantenimiento de las
buenas costumbres, que van constituyendo un aparato semiótico que busca
hacer cuerpos dóciles a través de la disciplina.

Todos las instituciones de la sociedad civil y los equipamientos colectivos,


los destinados a la pedagogía, los conventos, los cuarteles, difunden las recetas
y adiestran en los códigos de comportamientos. Su función no es otra que
sujetar los cuerpos, adscribirlos a sistemas de control por medio de infinidad
de procesos minuciosos, con frecuencias de repetición que crean rutinas y
fomentan hábitos, construyen el camino de la obediencia y actúan sobre los
colectivos, descomponiéndolos, jerarquizándolos, convirtiéndolos en órganos
del cuerpo societal el cual está preparado para sancionar moral o físicamente a
los renuentes.

Toda esta parafernalia disciplinaria es completamente funcional a las leyes


del mercado, son el complemento de la disciplina del mercado. La ley y la
violencia legítima, ora física, ora simbólica, son el referente para los miembros
de la sociedad civil, cuya categoría de ciudadanos solo es reconocida a través
de su propio reconocimiento de estos mecanismos y de su sometimiento a
cualquiera de los espacios de socialidad que habilitan las instituciones de la
sociedad civil.

Como bien señala Hardt (2002), Foucault critica las instituciones de la


sociedad civil con la misma intensidad que Hegel las celebra. La dialéctica
social funciona de manera tal que las fuerzas sociales antagonistas son
subsumidas dentro de la síntesis preexistente y unitaria del Estado.En esta
escena, las búsquedas de construcción de lo público, de lo colectivo, que han
tomado como suyas las luchas minoritarias que se esfuerzan en hallar espacios
para su diferencia y su creatividad, son encasilladas desde los agenciamientos
estatales y mediáticos, en meras demandas de poder adquisitivo y de
participación en el sistema; es decir son cooptadas como demandas de
“inclusión”.

149
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

Son numerosos los ejemplos acerca de cómo la potencia vital de los


movimientos sociales que lucharon por la autonomía de grupos sociales
minoritarios, ha sido uno de los motores de transformaciones en las formas de
reproducción del capital. Así también puede interpretarse la manera como fue
asimilada la resistencia obrera de las primeras décadas del siglo XX para
convertirla en base nutricia sobre la cual se reactivaron los mercados y se
amplió el consumo durante las épocas de las crisis de demanda135.

Una vez más, detrás de las fuerzas de la vida que aparecen en los límites,
que se la juegan en el margen para impedir que se detenga la creación del
mundo de lo social, cabalgan siempre las fuerzas de poderes aplastantes, que
intentan convertir la diferencia en homologación e indiferenciación, siempre
tratando de ampliar sus bases. Y ello no es para nada sinónimo de democracia
sino más bien un laboratorio desde donde se pueden percibir las señales que
provienen de la sociedad para plantear nuevas fórmulas de cooptación, que
permitan plegar y hacer ajustes para el mantenimiento del orden existente.

Es en esta dirección que Foucault argumenta que el poder no radica en un


solo lugar y se aparta de la idea de que ese lugar es únicamente el del Estado,
concebido como aparato de fuerza que monopoliza el poder. El poder es
reticular, circula y, de cierta manera se encuentra por todas partes, viene de
cada intersticio; no hay lugar en donde no se configuren unas relaciones de
poder y en ese sentido no cabría una separación teórica entre sociedad política
y sociedad civil.

“En la sociedad disciplinar y gobernizada las líneas del poder se extienden


por todo el espacio social a través de los canales creados por las instituciones
de la sociedad civil. El ejercicio del poder se organiza mediante aparatos, que
son al mismo tiempo ideológicos, institucionales y corporales”136

Educación significa disciplina. Precisamente, Foucault reformula el criterio


«educativo» de la sociedad civil en términos de producción: el poder actúa no
solamente amaestrando y ordenando los factores del territorio social, sino
produciéndolos efectivamente -produciendo deseos, necesidades, individuos,
identidad, etc. La sociedad disciplinar puede ser caracterizada como sociedad

135
“Las irracionalidades de la organización capitalista de la producción han sido
corregidas, más o menos, mediante la resistencia permanente de los trabajadores”. C.
Castoriadis.. “El descalabro de Occidente”. Revista Archipiélago No.9. Barcelona.
136
Hardt, M. op.cit.

150
Capítulo III: Los Múltiples Rostros de la Ciudadanía

civil desde una perspectiva diferente, vista desde un nivel de abajo, desde la
microfísica de sus relaciones de poder.

Así, mientras Gramsci encuentra en las instituciones de la sociedad civil, y


especialmente en las organizaciones obreras, un enorme potencial democrático
desde donde plantearla lucha por la hegemonía, Foucault enfatiza en el
carácter normalizador que la sociedad civil asume, basada en la disciplina y en
que la educación que ella ofrece es en realidad una cultura para la
obediencia137

3.2.3 De la sociedad civil disciplinar a la sociedad de


control.

La decadencia del paradigma de la sociedad civil está relacionada con el


paso de una nueva configuración de las relaciones sociales hacia condiciones
otras de dominio en la sociedad contemporánea. Con eso no se quiere decir
que las formas y las estructuras del cambio social, de la participación y del
dominio que han sido identificadas por el concepto de la sociedad civil hayan
dejado completamente de existir sino que ellas han sido removidas por la
posición preeminente de una nueva configuración de aparatos, dispositivos y
estructuras.

Las sociedades disciplinares se caracterizan por estructuras cerradas que


producen instituciones que funcionan a la manera de osamenta y espina dorsal
de la sociedad civil, estas instituciones totales definen las puertas estrechas del
espacio social. La trama coordinada formada por las instituciones de la
sociedad civil se divide dentro del espacio social en una red estructurada como

137
Otras concepciones también aportan al debate sobre la “sociedad civil” hoy. Desde
la definición negativa de Bobbio: “Se entiende por sociedad civil la esfera de las
relaciones que no está regulada por el estado, entendido restrictivamente… La
sociedad civil es donde se ejerce la hegemonía, diferente del dominio, liberada de la
sociedad política”, (2001). Pasando por la de Habermas, en el marco de la teoría
discursiva de la democracia que observa un redescubrimiento del concepto lejos del
marco de las teoría liberales soportadas en Hegel y a la concepción marxista.
“Constituye el sustrato organizativo de ese público general de ciudadanos que surge,
por así decir, de la esfera privada y que busca interpretaciones públicas para sus
intereses sociales y para sus experiencias, ejerciendo así influencia sobre la formación
institucionalizada de la opinión y la voluntad políticas”

151
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

los túneles de un topo138

Las principales instituciones civiles de las sociedades disciplinares entraron


en una profunda crisis de desintegración, o de completa reorganización. La
familia nuclear se descompone entre otros factores, ante el progresivo
debilitamiento de la autoridad patriarcal y la creciente resistencia a la
normalización por parte de los jóvenes. La reestructuración del capitalismo se
funda ahora en nuevos cortes de los flujos del capital y por el surgimiento de
nuevos equipamientos productivos, de tal forma que la gran fábrica se
resquebraja y con ello el sentido y el poder del viejo sindicalismo. 139

El conjunto de las instituciones disciplinares lucen hoy como formas de


encierro agotadas; el "adentro" de la organización social estalla para ceder su
lugar a nuevas formas de relacionamiento y control social. Las nuevas
velocidades, los nuevos ritmos introducidos por la tecnología y la ciencia se
traducen en flujos de todo tipo que rompen los límites de las estructuras
cerradas y que, igualmente, se manifiestan en formas de aceleración inusitada
en los mecanismos de control en espacios abiertos. La sociedad civil
disciplinar es subsumida por formas des-institucionalizadas de una especie de
sociedad civil vacía que se manifiesta como sociedad de control en donde las
regulaciones operan como procesos de subjetivación que regulan el sentido de
la apropiación y generan itinerarios de dirección.

La sociedad de control impone el mando continuo y reorganiza el poder


político que circula empotrado en las redes de comunicación, en la vigilancia
automática y la respuesta inmediata a cualquier amenaza contra el orden. La
disciplina impuesta desde cada uno de los centros de encierro, que contaba con
normas específicas para cada uno, va siendo reemplazada o subsumida por la
modulación de las conciencias que reclama el autocontrol en todos los
espacios, a través de la utilización masiva de nuevos lenguajes numéricos,
cibernéticos.

138
Ver, A. Negri y M. Hardt. “Imperio”. Ediciones desde abajo. Bogotá. 2001
139
. "Los sistemas de encierro son moldes de vaciados distintos...Esto lo constatamos
particularmente en lo que respecta a los salarios. La fábrica era un cuerpo que llevaba sus
fuerzas internas a un punto de equilibrio: el más alto posible para la producción, el más
bajo posible para los salarios...La fábrica transformaba los individuos en cuerpos para una
doble ventaja, de un lado de los patrones, que vigilaban cada elemento de la masa y de
otro lado de los sindicatos, que movilizaban una masa de resistencia". G. Deleuze. "Las
sociedades de control". Revista Encuentros. No. 3. Buenos Aires 1992.

152
Capítulo III: Los Múltiples Rostros de la Ciudadanía

Los códigos específicos para cada compartimiento social, desde donde se


disciplinaba al ciudadano, siguen actuando como puntos de referencia pero se
desdibujan en medio del océano de información y del mundo codificado que se
produce y que desalienta a los individuos intensificando la sensación de que se
hace parte de una masa informe y que está sumido en la nada.

La ciudad, el país, la región hacen parte de una gran empresa global que
integra a su lógica los antiguos centros de producción y reproducción del
capital. "La familia, la escuela, el ejército, la fábrica no son ya mas centros
analógicos diferenciados que convergen en un propietario, Estado o potencia
privada, sino las figuras cifradas, deformables y transformables de una misma
empresa que funciona únicamente con gerentes " 140

La des-territorialización de la producción va de la mano con modernas


técnicas de la administración tales como el control total que le asignan al
trabajador nuevos roles en la gestión de la empresa. Igualmente el manejo de
nuevas nociones de la velocidad y de los tiempos y el perfeccionamiento de
los métodos de incorporación del conocimiento del productor directo y del
consumidor a la gran inteligencia artificial del capitalismo permiten ajustes
rápidos en la tecnología y la escala de la producción. La red comunicativa y el
contenido cognoscitivo que de aquí se deducen van dejando rezagadas las
formas de inter- relación e interacción sociales141; la política como forma de
gestión del poder se empobrece, se hace menos compleja y atractiva y
comienza a ser una imitación tosca de la experiencia productiva, perdiendo su
capacidad para modificar los contextos, en tanto que los procedimientos y
estilos que se experimentan en los procesos de trabajo, incorporan el lenguaje
y disuelven los límites entre la producción material y la actividad intelectual
dando paso a una intensa politización intrínseca del trabajo.

140
. G. Deleuze."Las sociedades de control". Op.cit.
141
Paolo Virno recuerda que en la antigüedad griega- cuya tradición heredó la
modernidad occidental- el trabajo, la actividad intelectual y la acción política
constituían tres esferas regidas por principios y criterios heterogéneos y permanecían
como conceptos esencialmente distintos pro motivos estructurales. “El trabajo es el
intercambio orgánico con la naturaleza, la producción de objetos nuevos, es decir un
proceso repetitivo y previsible. El intelecto puro tiene una índole solitaria y poco
llamativa: la meditación del pensador escapa a la mirada de los otros, la reflexión
teórica acalla el mundo de las apariencias. Al contrario del trabajo, que manipula
materias naturales, la acción política interviene en las relaciones sociales, tiene que ver
con lo posible y también con lo imprevisto, no atesta el contexto en el que opera con
un mar de objetos ulteriores sino que modifica ese mismo contexto…El concepto de
acción política emerge por oposición a los otros dos ámbitos”

153
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

Se puede interpretar la crisis de la fábrica, de la familia, de la escuela y de


otras estructuras sociales como la progresiva demolición de muchos muros
sociales cuyo resultado es un vacío social, como si el espacio social todo
entrelazado hubiera sido aplanado en un espacio hecho vacío. Deleuze sugiere
que es más adecuado comprender el derrumbamiento de los muros
constituidos por las instituciones cerradas como la generalización de lógicas
que anteriormente funcionaron dentro de los dominios limitados en medio de
la sociedad entera, y que ahora se difunden como un virus

El espacio social no ha sido vaciado de las instituciones disciplinares; ha


sido llenado completamente con las modulaciones del control. La relación
entre sociedad y Estado no se desarrolla más a través de la mediación y la
organización de las instituciones para la disciplina y el dominio. En cambio, la
relación configura directamente un Estado en movimiento por la circularidad
continua de la producción social.

Las instituciones no ocupan hoy una posición primaria como inicio de las
relaciones sociales; ellas representan el ensamblaje de las estrategias del poder,
en particular las móviles formas institucionales en que ha devenido la
producción material y el trabajo, atravesadas ahora por los circuitos del
lenguaje, de la comunicación, del intelecto generalizado y la subsunsión en el
trabajo de muchos de los rasgos que antes distinguían a la experiencia política.
Lo que sustenta las muchas instituciones es el esquema: la máquina estratégica
anónima y abstracta, el esquema no definido y no-estratificado de las
relaciones de poder El diagrama transciende, o mejor implica, los varios
ensamblajes institucionales.

No los pasos estructurados del topo, insiste Deleuze, sino las infinitas
ondulaciones de la serpiente son las que caracterizan el espacio liso de las
sociedades del control. El espacio metafórico de las sociedades de control es
mejor definido por los continuos desplazamientos de las arenas del desierto,
donde las posiciones son continuamente barridas; o mejor, por las superficies
lisas del ciberespacio, con sus indefinidamente programables flujos de códigos
e informaciones.

Estas metáforas sugieren un importante cambio señalado por el diagrama


de la sociedad de control. El esquema del control no es orientado tanto hacia la
posición o la identidad como hacia la movilidad y el anonimato. Las
sociedades de control preservan el carácter anónimo común a todos los
esquemas y rechazan la particularización que anteriormente acompañó el paso

154
Capítulo III: Los Múltiples Rostros de la Ciudadanía

del esquema en ensamblajes e instituciones molares. El control funciona sobre


el plan de las imágenes producidas de la sociedad, sobre el emborronamiento
de las identidades y la profusión del anonimato y la “cualquieridad”142.
Paradójicamente, estas sociedades basadas en las nuevas formas de trabajo,
hacen de éste (el trabajo) una acción pública, empujada a la exterioridad,
desanclada del taller o de la fábrica, contemporáneo territorio de confluencia
de la poiesis (producción), el intelecto y la praxis (acción política). Esto exige
a los poderes centrales controles complejos sobre los flujos informativos,
empleo extensivo de los sondeos y técnicas de monitoreo y empleo social
innovador de los medios de comunicación, para conquistar cotidianamente la
posición dominante en el ejercicio del poder.

Ahora bien, afirmar la decadencia de la sociedad civil no significa que


todos los mecanismos del mando y de la organización que caracterizaron la
sociedad civil hayan dejado de existir. Igualmente, admitir el paso de las
sociedades disciplinares a las de control no significa que los dispositivos de
disciplina y la correlativa potencialidad de resistencia hayan desaparecido. Los
mecanismos disciplinares quedan inscritos, así como los elementos de la
soberanía en los regímenes de control.

En este tránsito las instituciones democráticas y/o disciplinares de la


sociedad civil, los canales de la mediación social como forma particular de la
organización del trabajo social, se han debilitado y han sido removidos del
centro de la escena. En cambio, se va instaurando la producción social
centrada en el intelecto general y en el lenguaje, lo que plantea los límites de la
categoría política de sociedad civil y exige de la construcción de nuevas
categorías explicativas. En otras palabras, aunque se pudiera considerar la
sociedad civil políticamente deseable las condiciones sociales necesarias por la
existencia de la sociedad civil ya no existen. Y algo similar ocurre con la crisis
de la forma- Estado. No que éste tienda a desaparecer o vaya a ser restringido
a su mínima expresión, como anunciaron algunos teóricos del neoliberalismo.

Lo que pasa es que se reconfigura y se reasimila en esa microfísica del


poder y de la sociedad que bien describió Foucault y, como antigua
configuración de poder de centro, pierde el monopolio de la coerción y del
comando de los procesos políticos, sociales y culturales; se disgrega en su
forma de estados nacionales para reaparecer como reproducción en pequeña
escala y extendido por todo el universo social como proliferación de

142
Ver la noción de G. Agamben de “cual sea” en “La comunidad que viene”.
Pretextos, Valencia. 1996

155
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

micropoderes articulados a poderes trasnacionales globalizados que asumen


formas- Estado trasfiguradas.

La sociedad civil, como hemos visto, era central para un esquema de


mando, o de gubernamentalidad -como dice Foucault- que se basaba, por un
lado, sobre la identidad de los ciudadanos y sobre los procesos de civilización
y, de otro, sobre la organización del trabajo abstracto. Estos procesos, la
educación, el adiestramiento o la disciplina, son concebidos de formas
diferentes pero lo que tienen en común es el empeño activo para ordenar las
identidades sociales dentro del contexto de las instituciones. Los contornos aún
indefinidos de una sociedad poscivil surgen entre las brumas en las cuales van
desapareciendo, o van perdiendo importancia las funciones de mediación o
adiestramiento y las instituciones que les dieron una forma.

La disciplina ya ha dejado de ser eficiente como mecanismo prioritario para


crear ciudadanos adscritos a identidades sociales fijas, el nuevo régimen social
intenta el control de los ciudadanos disgregados, inscritos fugazmente a
identidades sumamente flexibles y móviles. El nuevo paradigma de gobierno
es asimilable al de una máquina infinitamente programable, en red, cuya
mayor virtud debe ser la velocidad para ensayar la captura de las múltiples
líneas de fuga que irrumpen desde las nuevas potencialidades de resistencia y
libertad que produce la fuerza social. El “Estado panóptico”, propio de las
sociedades disciplinares, transita hacia el “Estado sinóptico” del que habla
Thomas Mathiesen refiriéndose a las infinitas posibilidades de control que se
abren con las nuevas tecnologías de la información que inauguraron el reinado
de las bases de datos desde las cuales se hace el riguroso seguimiento de la
vida de los ciudadanos143.

¿En donde radica entonces la nueva potencia de ser de la sociedad? Un


buen comienzo en su búsqueda es el análisis de las formas y la naturaleza del
trabajo, o de las prácticas sociales creativas, en la sociedad contemporánea. En
todo caso es necesario abandonar la ruta explicativa que proporcionaba la
estructura de la sociedad civil de disciplina y empezar a pensar líneas de poder
y potencialidad en la nueva sociedad. En la sociedad de control el trabajo,
investido de su naturaleza dislocada y fractal, justamente por su nueva
condición se resiste a la domesticación y pude desplegar su potencial sin las
restricciones que imponían las disciplinas de la sociedad civil. Ahora las
fronteras son otras. Ya Hardt había anotado al respecto que “La trama de la

143
Citado por D. Zolo, en A. Negri. “Guías”. Paidós. Barcelona. 2004. Pg.34

156
Capítulo III: Los Múltiples Rostros de la Ciudadanía

sociabilidad y las formas de la cooperación impresas en las prácticas sociales


contemporáneas constituyen los gérmenes para un nuevo movimiento, con
nuevas formas de contestación y nuevas concepciones de liberación. Esta
comunidad alternativa de prácticas sociales (se puede probar a definirla
autoorganización del trabajo concreto) será el desafío más potente al control de
la sociedad civil y trazará, quizás, nuestra comunidad del futuro”144.

Se requiere también de la superación de la idea de que atrincherándose en


los intersticios de la sociedad civil puede alumbrar una nueva hegemonía
política. Sin duda allí, en la medida en que las instituciones disciplinares
perviven transformadas y articuladas ahora a los dispositivos de la sociedad de
control se desarrollarán luchas. Ello explica la persistencia de confrontaciones
sindicales y de otros conflictos enunciados desde los movimientos sociales
clásicos de la modernidad. Pero, cada vez con mayor intensidad, las
resistencias estarán ligadas los actos de creación, a los gestos colectivos de
invención de lo común, de puesta en acto del poder constituyente que son
trasversales a innumerables circuitos micropolíticos en donde se promuevan
nuevas formas de vivir la democracia como proyecto abierto,
permanentemente reinventado.

3.3 CIUDADANÍA Y ESTADOS DE EXCEPCIÓN.


INTERROGANTES RADICALES AL PROBLEMA DEL CIUDADANO
CONTEMPORÁNEO145

3.3.1 Crisis de soberanía, crisis de ciudadanía

La crisis de los paradigmas de la modernidad tiene uno de sus capítulos en


la crisis de la soberanía. En la actualidad parece irse a pique el concepto de
soberanía de los Estados Nación que emergieron en la modernidad y sobre el
que se construyó el nuevo orden mundial que reemplazó el de las monarquías
absolutistas, pero que igual sirvió para justificar las guerras de conquista más
sanguinarias, y las tiranías más atroces, al tiempo que se afianzaba un
pretendido carácter ius-natural del Estado, aquel cuya soberanía podría
garantizar la pacificación de la sociedad.

144
M. Hardt. Op.cit.
145
Este texto recoge desarrollos del tema adelantados en diversos trabajos del autor.
Como artículo había permanecido inédito hasta ahora.

157
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

Desde el espejismo del sufragio universal y de la democracia


representativa, pasando por plebiscitos y referendos, hasta los más
sofisticados mecanismos de la democracia de participación tutelada por el
Estado, se resquebraja el mito de que “la soberanía pudiese ser el alma de una
civitas maxima, de una comunidad de ciudadanos y que pudiera representar el
viejo sueño cosmopolita de la fraternité de la revolución francesa”146.

Es entonces posible decir que nos encontramos en medio del pasaje a una
nueva forma de soberanía que parece avanzar hacia una codificación totalitaria
de la vida social, cuyos contornos apenas comienzan a dibujarse y que Giorgio
Agamben encuentra expresados en: 1.La biopolítica como intervención
permanente del Estado sobre la vida natural de los seres humanos, es decir la
imposición de un poder sobre la vida social en su totalidad. 2. El “estado de
excepción” como estructura fundamental del orden político, que generaliza la
soberanía policial y suspende el orden jurídico de tiempos “normales”. 3. La
figura del campo (de concentración) como el modelo dominante de ejercicio
de la soberanía y “zona de indiferencia entre lo público y lo privado”. 4. La
metamorfosis del ciudadano en refugiado y el paso del “desplazado” o el
“desterrado”, de ser figuras marginales (una disfunción del sistema) a
evidenciar la crisis de los llamados derechos humanos, emblemáticos de los
Estados modernos. 5. La irrupción de la “democracia- espectáculo”, en donde
la “esfera de los medios puros o de los gestos (es decir de los medios que, a
pesar de seguir siendo tales, se emancipan de su relación con un fin)” hacen el
relevo de la esfera propia de la política.147

Estas transformaciones en el modo de ser de la soberanía también se


expresan, en el nivel planetario, en el opacamiento de la vieja soberanía de los
estados nacionales, en el desdibujamiento de las fronteras de los países, en el
descentramiento y la desterritorialización del poder hegemónico en el mundo,
en una palabra, en el surgimiento de lo que algunos autores han denominado la
era del “imperio”, como un complejo aparato de mando que funciona a la
manera de redes que replantean los ejercicios del poder en el mundo148.

146
R. Bergalli, E. Resta. “Soberanía: un principio que se derrumba”. Paidós. Buenos
Aires. 1996. Op. Cit. Pág. 17
147
Giogio Agamben. “Medios sin fin. Notas sobre la política”. Pretextos. Valencia.
2001. Pág. 11
148
Al respecto, ver T. Negri y M. Hardt. “Imperio”. Ediciones “Desde Abajo”.
Bogotá. 2001. Pág. 136

158
Capítulo III: Los Múltiples Rostros de la Ciudadanía

Es a partir de las transformaciones descritas en la naturaleza del poder y de


la soberanía que puede ampliarse el análisis de la naturaleza maquínica que va
asumiendo el Poder Soberano, constituida a partir de los reajustes de
dispositivos sumamente potentes como la guerra y el mercado y de los
mecanismos de producción de subjetividades que atraviesan el cuerpo
individual y colectivo de esta sociedad que adquiere ahora rasgos
postmodernos.

El cuerpo ha sido tomado como un objeto del control de los dispositivos del
poder, que asumen una naturaleza biopolítica, y que se van haciendo más
sofisticados en la medida en que se pone a prueba el discurso de la soberanía
fundada en la constitución de un nuevo cuerpo soberano: el pueblo. La
corporización de la soberanía es entonces la suma de los cuerpos
individualizados y atomizados, cuya vida y su manejo se convierte en el centro
de la política contemporánea.

Pero además, los grupos, los colectivos están codificados por identidades y
rostros. Como bien aclaran Deleuze y Guattari, el rostro no es universal y solo
ciertas formaciones sociales tienen necesidad del rostro para el funcionamiento
del poder.149 El rostro es una construcción política, un dispositivo de
identificación que promueve un exceso de individualidad, que tiende a
extenderse en la cultura y en lo social. Se produce la separación de la cabeza y
el cuerpo, individual y social, lo que permite que al cuerpo le sea asignada una
identidad, una especie de sobrecodificación que se expresa en la rostridad.

La urbanización capitalista hace aún más complicado estos procesos pues


diluye los territorios y desbarata las redes sociales autónomas, convirtiendo la
mayor parte de las relaciones entre seres humanos en encuentros casuales,
apresurados, temporales e impersonales. Eso conlleva a que el vínculo social
urbanizado (lo que no quiere decir que sea exclusivo de las ciudades) ya no se
produzca en comunidades ancladas a territorios y a marcas establecidas por el
peso de las tradiciones, sino en torno de asociaciones transitorias, moleculares,
que se aproximan más a las imágenes, nómadas y en perpetuo cambio, que
configuran la multitud fluctuante, esa especie de multiplicidad agrupada

149
G. Deluze. F. Guattari. . “Mil mesetas...” op.cit Los autores dedican todo el
capítulo séptimo “Año cero- Rostridad” a abordar este vital problema de la relación
entre poder e identidad en el capitalismo. Al respecto veáse también: D.Ferioli “El
zapatismo desde Deleuza- Guattari. En revista “Campo Grupal”. Nos. 27- 28. Versión
electrónica. Octubre del 2001.

159
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

pasajeramente en “estructuras líquidas”, de las que habla Manuel Delgado.150

El cuerpo de la sociedad se sumerge en una condición física de


molecularidad; se disgrega, y genera la sensación insoportable de impotencia.
La comunidad se transforma solo en un efecto óptico. Los seres humanos son
reducidos a la calidad de miembros de una serie numérica151, móvil, anónima
y amorfa en donde los vínculos de vecindad, de solidaridad y de afectos, van
siendo sustituidos por la búsqueda de redes difusas de apoyo o sobrevivencia
que no están ubicadas en espacios precisos. O, lo que es más desintegrador,
quedan adscritos solamente a las redes del mercado que no producen
ciudadanos sino consumidores.

Y es desde esa orfandad del ser humano contemporáneo, desde la


disolución de lo social, en donde se revela ese ser que Agamben denomina el
“cualsea”. En su concepto, “el ser que viene”, despojado de todos sus
atributos particulares, de toda propiedad común a un concepto que lo haría
perteneciente a éste o aquel conjunto, “a esta o aquella clase (los rojos, los
franceses o los musulmanes)”, pero en quien se intensifica la singularidad.
Una singularidad que ya no se refiere al individuo en cuanto está comprendido
en una serie, sino “la singularidad en cuanto a singularidad cual sea”152. El
cuerpo individual se desnuda como mera vida natural, objeto de intervención
del poder soberano, ya no en su condición de ciudadano, de cuerpo politizado
sujeto de derechos, sino de cuerpo indiferenciado, de mera corporalidad
“cualsea”.

Pero esta forma de provocar un cuerpo social que está basada en la


concepción de la institución del poder del soberano que establece la regla y la
prohibición a través de la violencia, es la que hoy hace crisis, como ya se ha
dicho. Todo el andamiaje teórico del occidente moderno consistió en una
arquitectura jurídica que trataba de demostrar como nace un soberano
colectivo, un cuerpo social erigido en soberano. Y ello fundamenta la cesión
de los derechos individuales y las restricciones y prohibiciones de ley que

150
M. Delgado. “El animal público”. Anagrama. Barcelona. 1999. pág. 129
151
A propósito de la categoría “serialidad” o “serie numérica” como condición del
individuo urbano, ver JP. Sartre. “Crítica de la Razón dialéctica”. Ediciones Era.
México, 1969.
152
Para un desarrollo del concepto del “cualsea” ver. G. Agamben. “La comunidad
que viene”. Pre-Textos. Valencia. 1996. Pág. 10

160
Capítulo III: Los Múltiples Rostros de la Ciudadanía

deben ser acatados por todos los miembros individuales de la sociedad, en


tanto cada uno, en su condición de miembro del soberano, ha contribuido a
implantarlas y por tanto le es inevitable reconocerlas. De ahí la importancia de
la mistificación de la ley y de la igualdad de todos ante ella.

Foucault señala al respecto: “El mecanismo teórico a partir del cual se


efectuó la crítica de la institución monárquica...fue el instrumento del derecho,
que había sido establecido por la propia monarquía. En otros términos,
Occidente no tuvo nunca otro sistema de representación, de formulación y de
análisis del poder que el del derecho, el sistema de la ley. Y creo que por eso,
a fin de cuentas, no hemos tenido hasta hace bien poco otras posibilidades de
analizar el poder que el de utilizar estas nociones elementales, fundamentales,
etc., que son las de la ley, la regla, el soberano, la delegación del poder, etc.
Creo que ahora debemos desembarazarnos de esa concepción jurídica del
poder, de esa concepción del poder a partir de la ley y el soberano, a partir de
la regla y la prohibición, si queremos proceder a un análisis no ya de la
representación del poder sino del funcionamiento real del poder”. 153.

Los Estados modernos se rigieron por un orden institucional democrático,


que inscribía la criatura humana en la relación Nación-Ciudadanía. En la
Nación estaba depositada la soberanía representada por el Estado, que
instauraba y mantenía el orden público mediante un régimen institucional
gobernado por leyes universales y necesarias del vínculo y mandato de todos
los habitantes de los territorios nacionales.

Por su parte, la Ciudadanía era fundamentalmente el derecho a tener


derechos, el reconocimiento mediante el cual los miembros de la Nación se
inscribían en la sociedad como sujetos de derecho: podían participar en la vida
pública y acceder al reconocimiento y protección estatal de sus derechos
humanos, civiles, políticos, económicos, sociales y culturales154. Así, los
hombres se hacían ciudadanos mediante su sumisión a las leyes y mandatos, y
el Estado nación les garantizaba sus correspondientes derechos.

Ahora bien, si el Estado-nación está en crisis de soberanía, si otras fuerzas,


tanto de naturaleza local como global, le disputan el ejercicio de poder y ya no

153
M. Foucault. “Las mallas del poder”, en “Estética, ética y hermenéutica”. Paidós.
Barcelona. Pág. 240
154
Ver, Habermas, Jürgen. El Estado Nacional Europeo. Sobre el pasado y el futuro
de la soberanía y la ciudadanía. La inclusión del otro. Estudios de teoría política.
Editorial Paidós. Barcelona, 1999. Pág. 87-91.

161
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

es garante de los derechos de sus ciudadanos, siempre tan refundidos en la


precariedad del Estado- Nación colombiano en donde se perpetúa el estado de
excepción y se exacerba el resentimiento colectivo; ello significa entonces que
el orden legitimado de manera tan vacilante por consenso ciudadano y
mantenido por el Estado soberano, está llegando a límites de su propia
posibilidad. No en vano algunos centros multinacionales que hacen
seguimiento a los procesos de globalización han incluido a Colombia dentro de
los Estados no viables, al lado de otros países africanos y centroamericanos.

En efecto, en Colombia, el acomodamiento del Estado a las


reestructuraciones del poder contemporáneo está articulado a la disolución de
la Nación en espacios diferenciales que fracturan la «comunidad» como ideal
de tejido nacionalitario y democrático; los ciudadanos y los derechos cada vez
son más ficticios, es decir, cada vez cuenta menos que estén reconocidos en la
Constitución y las leyes pues, a pesar de enfatizar con tanto ardor en los
derechos de sus ciudadanos, el Estado nacional se ha mostrado absolutamente
incapaz no sólo de hacerlos valer, sino que se ha caracterizado muchas veces
por violarlos concienzudamente.

En la experiencia colombiana el fetichismo de la ley ha caído además por el


propio peso de una realidad en la que cada actor en conflicto convierte los
hechos de la violencia en su propio derecho. El real funcionamiento del poder
discurre cada vez menos por las categorías que habían sido construidas en los
albores del capitalismo como opciones éticas frente a los absolutismos. La
ciudadanía, por ejemplo, uno de los más caros conceptos de la modernidad y
cuyo discurso fundador atisbaba en los derechos una cierta perspectiva de
autonomía para los miembros de la sociedad, es, hace mucho tiempo,
imposible de comprender en medio de una guerra que tiene como una de sus
estrategias el desarraigo, en donde Estado y para- Estados pugnan por su
hegemonía mediante el despojo de las condiciones de vida dignas de la gente,
ejerciendo su poder absoluto de vida y muerte, arrojando a la indigencia a
millones de individuos que en su desolación nada tienen que ver con el
prototipo del ciudadano moderno sino que están más bien emparentados con el
“homo sacer”, con el “cual sea”, es decir, son pura vida desnuda. Y sin vida
política, pues no hay ciudadano.155.

155
Con relación a este tópico puede verse el artículo de O. Useche: “La ciudadanía en
vilo” en Revista “Administración y Desarrollo” No. 37. Instituto de Investigaciones.
Esap. Bogotá. 1992.páginas 102-121

162
Capítulo III: Los Múltiples Rostros de la Ciudadanía

3.3.2 De las Subjetividades Totalitarias

La naturaleza del poder en la modernidad occidental está atravesada por las


paradojas y las contradicciones más profundas al interior de la democracia
representativa preponderante. Una de las dimensiones más decisivas en la
configuración de la soberanía actual es la del control de la vida en todas sus
manifestaciones. Lo que Michel Foucault definiera como la biopolítica no es
otra cosa que la inserción creciente de la vida natural y de los estilos de vida
de los seres humanos en las previsiones y acciones del poder y en la razón de
ser de la política dominante.

De ahí la importancia del análisis de los múltiples procesos de


subjetivación por medio de los cuales se produce a los sujetos modernos, desde
los mecanismos que conducen al individuo a objetivar su propio yo- como una
vida individual adscrita al Estado y el poder-, hasta la irrupción de los grandes
estados totalitarios del siglo XX que colocaron en blanco y negro las políticas
del poder sobre la vida humana.

El sujeto de la modernidad se desdibuja en medio de la maraña de


dispositivos de subjetivación que lo atraviesan y lo eclosionan y su explicación
escapa al pensamiento cartesiano que intentó erigirlo como un punto de
partida, una institución universal dotada de autonomía, a partir del cual se
constituirían los sujetos universales. Con el decurso del occidente moderno se
han ido develando las fisuras de la subjetividad y cada vez es menos posible
entenderla como un producto único o unívoco; más bien asoma como el
resultado siempre inacabado de procesos y dispositivos de subjetivación que
nunca van a producir subjetividades sólidas a la manera de unidades
irrevocables. En efecto, los procesos desde los cuales se enuncia el sujeto
siempre recomienzan y su origen es eminentemente múltiple y diverso. En
ellos se instalan las formas dominantes de la inscripción de la vida en los
parámetros que modulan el ser individual y social desde las lógicas del
mercado y de la guerra, pero también asoman las subjetividades de resistencia
que se oponen a la homogenización y que se afianzan en la diferencia.

Desde esta perspectiva ya no puede concebirse la vida individual sin un


“agenciamiento” colectivo156, que emerge todo el tiempo, que dinamiza las

156
Ver al respecto Gilles Deleúze y Claire Parnet. “Diálogos”. Pretextos. Valencia.
1997. Allí se señala que “Al descubrir (la) segmentariedad y (la) heterogeneidad de los poderes
modernos, Foucault ha podido romper con las abstracciones vacías del Estado y de “la” ley,

163
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

individualidades quienes en realidad están sometidas a dinámicas colectivas


múltiples que no son emitidas desde un centro único o privilegiado, sino que
por el contrario es operado desde diversas redes de poder, que descentran los
motivos, las incertidumbres, los discursos, el universo simbólico y las acciones
a lo largo y en lo profundo del entramado social, sin territorios específicos de
partida.

La producción de subjetividades está sin embargo cada vez más atada a la


propensión totalitaria que ha afectado a las formas estatales distintivas de la
modernidad occidental y que han producido las grandes conmociones de
guerras sucesivas hasta entrar en el estado de guerra permanente que parece
atravesar la sociedad contemporánea. Desde los horrores de las carnicerías de
Verdúm y Some en la Primera Guerra Mundial, pasando por los experimentos
de los Campos de Concentración en la Alemania Nazi, los “GULAG”
soviéticos y el bombardeo atómico de Hiroshima y Nagasaki por los
norteamericanos, hasta las políticas de exterminio que rodearon la “revolución
cultural” maoísta, o las más tecnificadas y letales usadas en las invasiones de
la Alianza Occidental a Afganistán e Irak, transcurre casi un siglo de
permanente intensificación de formas y tecnologías de poder que buscan el
dominio total del ser humano y que han convertido el ejercicio de la política en
una práctica permanente de poder sobre la vida íntegra, esto es en un orden
biopolítico que coloca a las sociedades contemporáneas en el límite en el que
está en juego el vivir mismo, umbral que se convierte en la pregunta que
impugna radicalmente a la política y a la ciudadanía contemporáneas. El poder
como amenaza permanente está en la base de las tendencias totalitarias, por lo
que habría que expandir otras formas de poder productivas e integradoras que
lo acoten y controlen.

Con razón, ya Hanna Arendt, a propósito de sus estudios sobre los campos
de concentración, había señalado que “el totalitarismo tiene como objetivo
último la dominación total del hombre. Los campos de concentración son
laboratorios para la experimentación del dominio total, porque, siendo la
naturaleza humana lo que es, este objetivo solo puede alcanzarse en las

renovando así todos los presupuestos del análisis político. No que el aparato de Estado no tenga
sentido: al contrario tiene una función muy particular en la media en que sobrecodifica todos los
segmentos, los que asume en tal y tal momento, y a la vez los que deja fuera de si. El aparato de
Estado sería más bien un agenciamiento concreto que efectúa la máquina de sobrecodificación
de una sociedad. Pero esta máquina no se confunde con el Estado”. Pág.146

164
Capítulo III: Los Múltiples Rostros de la Ciudadanía

condiciones extremas de un infierno construido por el hombre”157. A esta


reflexión G. Agamben añade el comentario de la necesidad de entender este
proceso desde la perspectiva de la biopolítica porque sin ella Arendt pierde de
vista que “el proceso es, de alguna manera, inverso y que precisamente la
transformación radical de la política en espacio de la nuda vida (es decir en un
campo de concentración), ha legitimado y hecho necesario el dominio
total.”158

Entender la guerra en Colombia, así como elementos de esa guerra larvada


que parece estar convirtiéndose en un estado perenne en el planeta entero,
implica intentar identificar y diferenciar las profundidades de esa poco visible
relación de vecindad entre democracia y totalitarismo, entre ciudadanía y
estados de excepción, así como entender los mecanismos por los cuales se
enuncia esa transición y la situación liminal que pone en cuestión los
principios básicos y los discursos por excelencia del occidente moderno.

3.3.3 Vida Natural (Zoe) y Vida Políticamente


Cualificada (Bios)

El problema de hoy es el problema de la vida, según una conocida


sentencia de Foucault. De ahí la complejidad que exige el abordaje de las
políticas que se relacionan con la vida, con la búsqueda de un mejor modo de
vivir, o, aunque parezca paradójico, de la dominación de la mera vida natural
del ser humano y su entorno. Se señala en esto último la paradoja por cuanto
es predominante la idea de que la vida natural es un asunto del que no se ocupa
la política democrática (o lo hace solo marginalmente, a través de disciplinas
un tanto distanciadas del hacer propiamente político como la demografía, la
medicina, la biología u otras afines). El sentido comúnmente aceptado del
oficio político es el de atender a la construcción del bien público, del espacio
colectivo y, en general, del bienestar o “buen vivir” del que hablaba
Aristóteles159.

157
Hanna Arendt. “Proyecto de investigación sobre los campos de concentración”.
Citado por Giorgio Agamben en “Homo Sacer. El poder soberano y la nuda vida”.
Pretextos. Valencia. 2003. pág. 152
158
Giorgio Agamben. “Homo Sacer”. Op.cit. Pág. 152
159
“En el mundo clásico la simple vida natural es excluida del ámbito de la polis en
sentido propio y queda confinada, en exclusiva, como mera vida reproductiva, en el
ámbito de la oikos… (Aristóteles) define el fin de la comunidad perfecta…oponiendo
el simple hecho de vivir a la vida políticamente cualificada nacida con vistas al vivir,

165
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

La diferenciación de las acepciones que se dan a la categoría “vida”, y que


se encuentran en la tradición clásica de los griegos, puede ser de utilidad para
adentrarse en el meollo de la mutación de la política democrática moderna en
biopolítica y del ciudadano en refugiado. Los estudios de Agamben sobre la
nuda vida o vida desnuda recuerdan que en la filosofía griega había una clara
distinción entre el simple hecho de vivir como materialización de la vida
natural común a todos los seres vivientes (Zoe) y las maneras, formas o estilos
de vida que construyen los humanos al establecerse en territorios, colocar
fronteras, producir identidades y maneras particulares de asentarse en el
mundo (Bios). La vida desnuda sería aquel elemento común “que es siempre
posible aislar en cualquiera de las innumerables formas de vida”160

El hecho fundamental es que las formas de vida están compuestas por una
multiplicidad de procesos singulares que encarnan no solo sucesos y acciones
sino ante todo posibilidades de ser, es decir, las formas de vida son la vida
misma devenida potencia, y en ellas está puesta en juego el acontecimiento
mismo de vivir. Por eso es imposible, sin deshumanizarla, aislar en una forma
de vida algo así como la vida en su mero transcurso natural, la vida desnuda.

No obstante, el poder político que se hizo dominante en la modernidad


capitalista, edificado sobre el discurso jurídico, ha pretendido siempre una
separación entre las esferas de las formas de vida y la vida desnuda, fundando
en ésta última161, en aparente incongruencia con el humanismo iluminista,
varias de las categoría vertebrales del discurso político, tales como la nación,
la soberanía y la misma ciudadanía.

La constitución de la soberanía moderna está también traspasada por esta


escisión entre vida desnuda y vida cualificada y plena. De hecho la presencia
irrenunciable de un príncipe moderno se desprendía de la exigibilidad de un

pero existente esencialmente con vistas al vivir bien” Giorgio Agamben. “Homo
Sacer”. Op. Cit. Pág. 10
160
Giorgio Agamben. “Medios sin fin. Notas sobre la política”. Pretextos. Valencia.
2001. Pág. 22
161
“En el derecho romano, vida no es un concepto jurídico, sino que indica el simple
hecho de vivir o un modo de vida particular. No hay en él más que un caso en el que el
término vida adquiere un significado jurídico que lo transforma en un verdadero
términus techcnicus: es en la expresión vitae necisque potestas, que designa el poder
de vida y muerte del pater sobre el hijo varón…Así pues la vida aparece
originariamente en el derecho tan solo como la contrapartida de un poder que amenaza
con la muerte”. G. Agamben. “Medios Sin Fin”. Op. Cit.. Pág. 61

166
Capítulo III: Los Múltiples Rostros de la Ciudadanía

poder soberano, de un leviatán hobbesiano, que con su violencia estuviera


destinado a imponer el orden e interrumpir la caótica soberanía de la violencia
indiscriminada en la sociedad de naturaleza. Ahora bien el estado de
naturaleza no era propiamente una guerra permanente entre los individuos,
sino más bien un estado de amenaza permanente; mejor dicho, un estado de
guerra en el cual el derecho ilimitado de todos sobre todo se configuraba en la
exposición también ilimitada a la muerte por parte de todos los individuos. La
elección del mal menor era para Hobbes la opción de un pacto por el cual los
individuos buscaban la protección del Leviatán a cuyas manos se transfería el
poder de vida y muerte, es decir el monopolio de la amenaza de muerte.

Esta es la fuente de la legitimación por el pensamiento político moderno de


la “violencia fundadora de derecho”, de la que hablara Benjamin, para quien la
fundación del poder dominante (legitimado en el derecho) sería un acto de
manifestación inmediata de la violencia162.

La llamada “voluntad general” queda entonces concitada por el miedo que


define el poder estatal moderno y éste aparece no como el garante de un pacto
político de la sociedad sino como el depositario del poder de vida y muerte
fijado por la ley como condición paradójica para conservar y proteger la nuda
vida del atemorizado súbdito. Aquel que no reconozca este derecho soberano
simplemente queda por fuera de las fronteras jurídicas y políticas que le
pueden otorgar dicha protección.

La vida biológica toma una relevancia inusitada entonces para el poder y


pasa a ser uno de los problemas específicos de la soberanía, materializada en
un sinfín de técnicas políticas para controlar su reproducción, para diagramar
los territorios, para regular los asentamientos humanos, para intervenir en su
longevidad, para disciplinar sus movilizaciones y desplazamientos. Las
políticas públicas del Estado se dirigen con mayor frecuencia a la intervención
sobre las poblaciones, sobre sus cuerpos y mentes, y muchas de ellas no dejan
162
Ver al respecto: W. Benjamin. “Para una crítica de la violencia y otros ensayos”.
Taurus, Madrid, 1991. El autor plantea que “La función de la violencia en la fundación
de derecho es doble. Por una parte la fundación de derecho tiene como fin ese derecho
que, con la violencia como medio, aspira a implantar. No obstante el derecho, una vez
establecido, no renuncia a la violencia. Lejos de ello, solo entonces se convierte
verdaderamente en fundadora de derecho en el sentido más estricto y directo, porque
este derecho no será independiente y libre de toda violencia sino que será, en nombre
del poder, un fin íntima y necesariamente ligado a ella”. Citado por O. Useche en
“Para una ecología de la ciudad”. Revista Cuadernos de la Capital. Esap. Bogotá.
1997. Pág. 61

167
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

de tener semejanzas con las acciones para controlar la población animal del
planeta, para incidir sobre su hábitat y canalizar sus migraciones, limitando su
expansión o decidiendo la extinción de especies completas.

Es a esto a lo que Foucault llama el “umbral de la modernidad biológica” y


el desarrollo de los procesos que van a consolidar “el paso del Estado
territorial al Estado de población y el consiguiente aumento vertiginoso de la
importancia de la vida biológica y de la salud de la nación como problema
específico del poder soberano, que ahora se transforma de manera progresiva
en gobierno de los hombres…El resultado de ello es una suerte de
animalización del hombre llevada a cabo por medio de las más refinadas
técnicas políticas”163

Lo anterior apunta a una creciente politización de la Zoe y por consiguiente


a una ampliación progresiva de las decisiones del poder soberano sobre la vida
desnuda que le va dando un talante particular a la política del siglo XX y que
parece intensificarse en el siglo que comienza. Esa inscripción de la nuda vida
en la polis, que es la médula de la biopolítica, permite leer de manera distinta
los dispositivos del poder que van incorporando más y más zonas de la vida
social a las decisiones de salubridad o a los resultados de la revolución
biogenética; o el ingreso a los territorios del horror de la eugenesia Nazi hacia
masas de poblaciones consideradas inferiores; o de las más recientes
manifestaciones del racismo ordinario contenido en la “limpieza étnica”
acaecida en la guerra de los Balcanes; o, para no ir más lejos, a la inusitada
crueldad de los actores armados, incluidas las llamadas “limpiezas de
indeseables” que promueven grupos para-estatales en sus zonas de dominio en
Colombia.

3.3.4 La propensión al uso de los estados de excepción

La relación entre política y vida natural plantea vías de inclusión de ésta


por aquella que van exigiendo regulaciones, a veces muy detalladas, acerca de
las condiciones en las cuales la vida desnuda puede ser excluida, es decir,
puede ser eliminada. Esta quizás sea una de las bases de la propensión al uso
de los estados de excepción por los poderes soberanos, que son aquellos por

163
M. Foucault. “Dits et écrits”. Citado por G. Agamben. “Homo sacer”. Op.cit. Pág.
12

168
Capítulo III: Los Múltiples Rostros de la Ciudadanía

medio de los cuales la “exclusión inclusiva” (léase “exceptio”164) puede


hacerse regla permanente como privilegio jurídico y fáctico del soberano, tal
como será examinado en este texto más adelante.

Si este análisis de Agamben acierta en mostrar la complejidad de los


procesos de politización de la vida desnuda, entonces estaría complementando
la conclusión de Foucault respecto al tránsito del Estado territorial del
amanecer de la modernidad a la biopolítica como culminación del
disciplinamiento social que había adoptado la modernidad en su fase inicial.

El concepto de biopolítica, como señala este autor, contribuyó a esclarecer


la transformación de la tecnología gubernamental basada en la “razón de
Estado”, a la “razón gubernamental” del liberalismo que se refiere a “esos
tipos de racionalidad que actúan en los procedimientos por medio de los cuales
se dirige la conducta de los hombres, a través de una administración estatal”;
esto es, a “la manera en que los problemas específicos de la vida y de la
población han sido planteados en el seno de una tecnología de gobierno que,
sin haber sido ni mucho menos siempre liberal, nunca ha dejado de estar
obsesionada... por la cuestión del liberalismo”. Esto involucra también a las
propuestas del neoliberalismo norteamericano actual que pretende “extender la
racionalidad del mercado, los esquemas de análisis que éste propone y los
criterios de decisión que sugiere a campos no exclusiva ni primariamente
económicos, como la familia, la natalidad, la delincuencia y la política penal.”
165
.

Pero lo que ahora cobra mayor claridad es que no solo se asiste a estos
diversos tipos de inclusión de la vida desnuda en la política haciéndola el
objeto por excelencia de los dispositivos de disciplina y de la acción estatal-
concebida como política de poblaciones-, sino que simultáneamente esa nuda
vida se va constituyendo como un sujeto político (sin que por ello deje de ser
objeto), en el ámbito jurídico y en el del conjunto del poder político.

164
“La pareja categorial fundamental de la política occidental no es la de amigo-
enemigo, sino la de nuda vida- existencia política, zoe- bios, exclusión- inclusión. Hay
política porque el hombre es el ser vivo que, en el lenguaje, separa la nuda vida y la
opone a sí mismo, y, al mismo tiempo, se mantiene en relación con ella en una
exclusión inclusiva”. G. Agamben. “Homo Sacer”. Op.cit Pág. 17
165
M. Foucault. “Nacimiento de la biopolítica”, en “Estética, ética y hermenéutica”.
Paidós. Buenos Aires. 1999. Pág. 210

169
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

Se erige así en el fundamento natural de la ciudadanía, recogido en el


alumbramiento de la democracia moderna en la cual se anida el germen de la
vida natural del ciudadano como el fundamento de “el nuevo cuerpo
biopolítico de la humanidad… (Pues)…Nuestra política no conoce hoy
ningún otro valor (y en consecuencia ningún otro disvalor) que la vida, y hasta
que las contradicciones que ello implica no se resuelvan, nazismo y fascismo,
que habían hecho de la decisión sobre la nuda vida el criterio político supremo,
seguirán siendo desgraciadamente actuales”166

3.3.5 Guerra, Politización de la muerte y Estados de


Excepción en Colombia

En el caso colombiano, a diferencia de lo que ha sido recogida como una


afirmación de común aceptación, según la cual una de las principales razones
de la extensión y la persistencia de la guerra es la ausencia de Estado, lo que
puede observarse desde otra perspectiva es una excedencia de Estado, una
sobre saturación de formas- Estado que diagraman la vida de las poblaciones.

La sobredeterminación estatista se expresa a la manera de focos que


irradian y hacen eco a los poderes del centro mediante ejercicios concretos de
dominación que se imponen en nombre del Estado central, de las guerrillas, de
los paramilitares o de las bandas armadas locales, mientras que todos a una se
disputan la prerrogativa de ser quienes imponen su propia soberanía. Las
llamadas zonas de guerra se convierten entonces en un escenario de
abigarramiento y saturación de formas Estado, en el que se ponen en juego las
más diversas estrategias y proyectos que estratifican a la población, que la
controlan, que la vigilan, que diseñan la gestión de la vida; en una palabra que
se proponen territorializar el poder en Estados o para- Estados que se
comportan como bio-poder.

Y desde allí, esas soberanías, en nombre del derecho, o en el de la violencia


revolucionaria, o el de la violencia contra revolucionaria, ponen en juego su
propia legitimidad, despojándose del discurso del respaldo popular para

166
G. Agamben. “Homo sacer”. Op. Cit. Allí también se lee: si hay algo que
caracterice a la democracia moderna con respecto de la clásica es que trata de
transformar constantemente la nuda vida misma en una forma de vida y de encontrar,
por así decirlo, el bios de la zoe. De aquí también su aporía específica, que consiste en
aventurar la libertad y la felicidad de los hombres en el lugar mismo- la nuda vida- que
sellaba su servidumbre” pág. 162

170
Capítulo III: Los Múltiples Rostros de la Ciudadanía

instaurar formas de arbitrariedad que nada tienen que ver con la democracia, ni
con el socialismo, ni con ningún ideal o valor que pueda ser creído a la vista de
hombres y mujeres despojados de derechos, limitados en su locomoción,
restringidos en su abastecimiento, sometidos a justicias expeditivas que
sancionan, hasta la desmesura, una profesión de fe, un estilo de vida, una
opción sexual, una infidelidad amorosa o un corte de cabello.

En Colombia podemos estar ingresando en la modalidad de acción de un


Estado soberano cuyo ordenamiento jurídico entra progresiva, pero
irremediablemente, en una situación de latencia, en donde los límites del
ordenamiento se hacen cada vez más difusos, dando paso a que sean los
mecanismos más regresivos los que se impongan sobre los prejuicios, los
mecanismos y discursos civilistas. Así, el ordenamiento jurídico se va
reduciendo a las prerrogativas de normas excepcionales que derivan hacia una
tendencia del derecho a la barbarie.

Esta tendencia parece haberse profundizado durante las dos


Administraciones del Presidente Uribe Vélez (2002- 2006) y (2006- 2010) en
donde, proponiendo como suprema obligación del Estado la seguridad, se han
implementado un conjunto de Reformas (vale mejor llamarlas contra-
reformas) Constitucionales que van en la dirección de desmontar o reducir el
sistema garantista de derechos que había sido introducido, mal que bien, en la
Constitución de 1991.

Pero, igualmente, la polarización inherente a la guerra lleva a que un


acentuamiento en la expropiación de derechos de los ciudadanos, en aras de la
seguridad del Estado, sea respondido, en la lógica binaria de los combatientes,
con una profundización de sus propias medidas excepcionales, por parte de las
otras formas- Estado. El escalamiento de la confrontación no es únicamente
militar, sino de los comportamientos políticos extremos puestos en
funcionamiento por todos los bandos. Cada acto de deshumanización de un
contendiente, cada acción del biopoder puesto en escena en la guerra por uno
de los bandos para exhibir su dominación sobre la nuda vida de la población,
es tomado como una autorización por el otro para proceder de similar manera.

Por este camino, la guerra en Colombia se ha convertido en el espacio


político en el cual se han realizado las formas de la más absoluta condición
inhumana. Lo que ha ocurrido aquí supera en mucho el concepto jurídico de
crimen y replantea el concepto de víctima al que la tradición legal y la
estructura jurídico- política nos había acostumbrado.

171
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

Pareciera confirmarse en Colombia la hipótesis de Agamben de que por


todo el planeta se extiende el modelo del campo, ese mismo cuyas claves
fueron desarrolladas en la infame experimentación de los nazis en Auschwitz,
y cuya principal consecuencia es la de la reducción de la potencia que le
concierne a la vida a la dimensión del solo existir, a su condición de vida
desnuda; donde ningún derecho puede exhibirse en relación con la dignidad
humana y en donde todo es posible en materia de crimen y producción de
dolor.

La guerra que se ha desatado en Colombia produce una amenaza


permanente sobre la población civil, su vida está puesta en peligro
permanentemente. En los territorios en donde se despliega abiertamente, la
guerra se ha convertido en un lugar indiferenciado que permite el ejercicio
absoluto del poder soberano de los actores de la confrontación armada. Allí
todo es admitido en aras del cumplimiento de las estrategias de los
contendientes. Este modelo de ejercicio del poder político se concreta por la
vía de una generalización y ampliación, en el tiempo y el territorio, de los
estados de excepción. Y esta figura, antes usada por los poderes soberanos
como medida ocasional para restablecer el orden público y, previa declaración
formal de la Ley Marcial, tiende a generalizarse y hacerse estable por la vía del
proceso de instauración de las nuevas formas de ser del poder, que a la vez son
replicadas por la reacción simétrica de los para- Estados que se debaten por la
hegemonía; en Colombia da lo mismo que sean ellos guerrillas, paramilitares o
grupos criminales- especialmente narcotraficantes- que ejercen poderes
territoriales. Y los agentes del Estado constituido legalmente no logran
diferenciarse de esta posición.

En vigencia de los estados de excepción de facto que cubren los territorios


de la guerra, se crean zonas desprovistas de toda protección jurídica a los
ciudadanos, en donde el derecho se reduce a su mínima y más despótica
expresión, en donde lo público desaparece, porque es la violencia la única que
rige la producción de toda la vida social. La administración de la violencia, su
modulación o intensificación es, para los actores armados en Colombia, la
prioritaria función pública, la única que produce el orden. Los derechos
entonces no tienen cabida, a no ser para producir discursos retóricos y
legitimadores; pero en esta escena la única forma de regulación posible es la
de los poderes armados, intimidantes, eficaces en su función punitiva, quienes
imponen a su albedrío las reglas del juego.

172
Capítulo III: Los Múltiples Rostros de la Ciudadanía

Tal situación involucra plenamente a todos los miembros de la sociedad en


medio de una atmósfera ética difusa en donde se imponen subjetividades de
muerte que justifican cualesquier acto atroz en aras de la derrota del, tantas
veces, reconfigurado enemigo. El despliegue de ejércitos paramilitares
privados sin dios ni ley, que masacran descuartizan, incendian, roban,
secuestran, causan desplazamiento, se apoderan de tierras de campesinos,
trafican con narcóticos, constituyen redes mafiosas que sobornan, penetran
gobiernos, se apoderan de presupuestos públicos, aparece como un mal menor
ante el cual hay que resignarse como dolencia pasajera de la sociedad y frente
al cual habría que aceptar altas dosis de impunidad. Al Estado le parece lícito
violar las fronteras de países vecinos, bombardear territorios ajenos para dar de
baja a un comandante del otro bando, generar una histeria mediática de guerra
internacional y considerar que no es un crimen, sino objeto de recompensa y
total impunidad el asesinato a sangre fría y a traición de un jefe enemigo y su
acompañante, su mutilación y exhibición a manera de escarmiento e incitación
a procedimientos de la misma laya.

Los dispositivos de subjetivación, especialmente los medios de


comunicación masivos, la simplificación de lenguajes y símbolos, se
despliegan en busca de la homogenización de la opinión pública. Hechos como
los descritos que debieran producir cuando menos cierta repugnancia, algo de
vergüenza, un alto en el camino para hacer un escrutinio crítico de las
verdades a medias, de las consignas inflamadas de nacionalismo, producen en
cambio un aumento inusitado de la popularidad de los altos dignatarios el
Estado, un suspiro de alivio por la pretendida inminente derrota de quienes
encarnan el mal, un aplauso cerrado y obsceno a los procedimientos, una
validación del fin justifica los medios, o mejor, que dichos medios no tienen
un fin, son el fin en si mismo. Este enceguecimiento que da cuenta de
subjetividades pasivas y aterrorizadas en busca de una seguridad prometida, en
realidad expone la dimensión del vacío de sociedad en el que estamos sumidos
y anuncia la paradoja de un Estado que exige a sus súbditos obediencia y
autorregulación de sus propias violencias mientras reclama para sí las
facultades excepcionales de matar, rematar, premiar la mutilación y violar los
tratados internacionales, en defensa de los intereses supremos de la patria.

La vida deja de ser un valor social y moral, para convertirse en objeto de la


apropiación política de las soberanías en disputa, mientras se difunde la
subjetividad indolente ante la muerte y el tormento ajeno y se naturaliza el
derecho de matar de los soberanos.

173
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

Tiende entonces a desaparecer, o a reducirse al mínimo, la dimensión de las


actividades que se desarrollan en la esfera pública y que tradicionalmente han
sido planteadas como el fundamento de la constitución de una vida política en
el sentido moderno. El mundo político es, para la modernidad, el mundo de la
libertad, es un orden de la existencia cultural. Y en cambio, con la ampliación
del espectro de los estados de excepción, la vida política es excluida para el
conjunto de la población y solo se entiende como el ejercicio del poder
soberano que suspende el orden y establece, a conveniencia, las nuevas formas
de regulación que procuran interiorizar y controlar las formas de ser que sean
refractarias a la subordinación.

3.3.6 Acerca de la suspensión política del derecho

Si se quiere ir más allá de estos cuestionamientos hechos desde la propia


orilla del establecimiento colombiano se hace pertinente la pregunta acerca de
si el horror de la guerra, en este caso el producido por uno de los actores
armados más feroces, el paramilitarismo, al que hoy se le han otorgado
garantías legales muy próximas a las de una ley de “punto final”, es solo una
aberración de la cual basta una justificación cínica y algunas medidas jurídicas
que rompen el ordenamiento internacional para crímenes de lesa humanidad y
que consuman la contra- reforma constitucional que se ha venido impulsando
sistemáticamente.

¿Lo que ha ocurrido es tan solo un exceso de violencia que hay que dejar en
el pasado para volver a la “normalidad”? Es esto lo que las élites intentaron
hacer con la memoria de la Violencia de los años cincuentas. O, por el
contrario lo que allí se está evidenciando son las líneas gruesas de un nuevo
espacio político que se proyecta hacia delante como la matriz oculta de las
nuevas formas de regulación social y política.

Es obvio que las masacres, los homicidios selectivos, la aniquilación de


comunidades y formas de vida y organización humana, las desapariciones
forzadas, las violaciones, las torturas, las amenazas, las expropiaciones de
tierras y, en fin, todas las formas de terror impuestas a poblaciones enteras, no
nacen del derecho ordinario, del ordenamiento jurídico que, no sin cierta
ambigüedad, consignó la Constitución de 1991.

Justamente en ella las fuerzas políticas que concurrieron se debatieron entre


una superación del autoritarismo que había consagrado las prácticas estatales
del Estado de Sitio como medida automática a disposición del poder soberano

174
Capítulo III: Los Múltiples Rostros de la Ciudadanía

para “restablecer el orden público” y las medidas regulatorias de un moderno


Estado Social de Derecho que establecía controles constitucionales al ejercicio
de la prerrogativa del Soberano para declarar el “Estado de Conmoción
Interior”. Esto además teniendo en cuenta las tendencias a la “globalización
del derecho” que ya se veían venir. Se trataba de garantizar que Colombia no
se deslizaría hacia las características de un Estado- delincuente como esos que
en el Cono Sur y en Centroamérica se habían apartado de los esquemas de la
democracia representativa violando abiertamente todas las garantías y
derechos de los cuales se supone gozan todos los ciudadanos occidentales
modernos.

La Constitución del 91 estableció entonces diferente salvaguardias para que


el Estado pudiera hacer uso del derecho a declarar el estado de excepción y de
la Ley Marcial a la que estuvimos acostumbrados los colombianos durante la
época reciente del Frente Nacional. Se acabarían así los allanamientos y
detenciones arbitrarias, se garantizarían sin cortapisas los derechos a la libre
circulación, a la confidencialidad de la información y la comunicación; no más
ejecuciones extrajudiciales; los derechos civiles y políticos de todos estarían
asegurados y solo en caso de guerra exterior o conmoción interior se podrían
suspender estas garantías.

Además la declaración del estado de guerra y de conmoción interior quedó


seriamente regulada, restringiéndose drásticamente el tiempo de su
permanencia, siendo necesario fundamentarlo ante el Congreso y la Opinión
Pública y someterlo al dictamen de la Corte Constitucional. Los artículos 213
y 214 de la CN además señalan taxativamente que “No podrán suspenderse los
derechos humanos ni las libertades fundamentales. En todo caso se respetarán
las reglas del derecho internacional humanitario”167. El derecho de excepción
del Soberano parecía estar por fin limitado. Colombia se constituía así en un
estado de derecho moderno.

De hecho, en medio de un conflicto armado tan intenso, es particularmente


significativo que se haya hecho poco uso de las atribuciones constitucionales
que le permiten al Estado proclamar el Estado de excepción y con ello
suspender “las leyes incompatibles con el estado de guerra y con el estado de
conmoción”. Aparece entonces una gran diferencia con el régimen del Frente
Nacional que, como se dijo antes, formalmente transcurrió la mayor parte de
su tiempo en medio del estado de sitio.

167
Constitución Política de Colombia. Presidencia de la República, Bogotá. 1991.
Páginas 81- 82

175
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

¿Prodigios de una democracia madura? Así lo presentan con frecuencia los


voceros del establecimiento. Se olvidan de que ha habido dos grandes intentos
de transformar jurídicamente las proclamaciones de la Constitución del 91 al
respecto. La primera con la presentación del proyecto de “Ley de Seguridad
Nacional” en los finales del gobierno de Ernesto Samper (1994- 1998),
aprobado por el Congreso y declarado inconstitucional por la Corte. El
segundo con el establecimiento de las “Zonas de rehabilitación y
consolidación” en las postrimerías del gobierno de Pastrana (1998-2002) y
aplicado por la Administración de Uribe, también “tumbado” por la Corte. En
ambos casos se configuraban las condiciones del ejercicio propio de los
Estados de excepción, con todo y la prerrogativa del Gobierno de reemplazar a
las autoridades civiles por una única autoridad “civil y militar”, es decir por la
implantación de la Ley Marcial.

El estado de excepción es ese recurso por medio del cual el soberano


suspende el orden jurídico normal y se coloca en el límite de su propia
legalidad. Una vez puesto en marcha, el único derecho vigente es el derecho
del soberano a imponer sus normas. Los territorios en los cuales rige el estado
de excepción se excluyen del orden jurídico normal, pero no por eso se
constituyen meramente en un espacio exterior a la ley. El hecho de que la ley
es suspendida en forma integral lo que está expresando es el principio de toda
dominación totalitaria: allí todo es posible y todo tipo de protección jurídica
desparece. Por eso, el estado de excepción tiene una condición paradójica: los
territorios que cubre son excluidos del orden jurídico normal, pero a la vez
incluidos en él, en la medida en que están contemplados por ese mismo
ordenamiento. Las poblaciones sometidas a la excepción son incluidas en el
modelo a partir de su propia exclusión.

Pero ¿si el estado de excepción no ha sido declarado formalmente entonces


como se ha regulado la guerra en los territorios en combate? Pues bien, por
parte del Estado no aparece ninguna disposición expresa que consagre la
excepción en esas poblaciones. Pareciera que no hubiera necesidad alguna de
un fundamento jurídico distinto a las leyes e instituciones vigentes para
enfrentar el conflicto. Pero la realidad de la excepción está ahí, de hecho,
simplemente apareció, como un efecto inmediato e irremediable de las
necesidades de la seguridad del Estado y, más recientemente, como una
manifestación indiscutible de esa contra-revolución, a la vez preventiva y en
caliente, llamada “política de seguridad”.

176
Capítulo III: Los Múltiples Rostros de la Ciudadanía

A través de esa política y del juego de las fuerzas que se disputan la


soberanía en diversos territorios del país, el estado de excepción se ha
convertido en una realidad permanente. Ahora ya no se trata solamente de una
situación provisional, regulada en el tiempo y en su intensidad por la
Constitución Política para alejar un peligro inminente, ahora se trata de que la
excepción se vuelva norma o se confunde con ella. Esta es la principal
implicación de la “Ley de Justicia y Paz”, aprobada por el Congreso a
instancias del Gobierno Nacional, como parte de los acuerdos negociados con
los jefes de las bandas armadas del paramilitarismo.

Por medio de ella el Estado pretendía consagrar en el derecho permanente


el principio del estado de excepción según el cual, en contra de lo que el
sentido común espera, todo es posible. Las situaciones de hecho generadas por
todos los actores armados en contra de la población civil, los resultados de sus
propios estados de excepción por las cuales impusieron el terror de sus
soberanías, el imperio del miedo y de la muerte, ahora están establecidas en
derecho. Las restricciones impuestas por la Corte Constitucional que exigen
que al menos haya declaración de verdad que contribuya a establecer la
envergadura de los crímenes, que conduzcan a localizar las fosas comunes
donde enterraron los miles y miles de campesinos y gente del común que aún
figuran como desaparecidos y la obligación de pedir perdón y reparar a las
víctimas, han impedido que la impunidad atraviese las fronteras del escándalo
absoluto. Pero la burla cotidiana de los encausados a los derechos de las
víctimas, el mantenimiento de sus vínculos con acciones y redes de la misma
naturaleza que las que venían adelantando en contra de la sociedad, su
seguridad en que sus crímenes no serán castigados y que podrán seguir
disfrutando lo adquirido a través del despojo y el tráfico de drogas, constatan
el hecho contundente de que el derecho acepta lo inaudito.

Se hibridaron los hechos de la excepción y el derecho cotidiano. La


excepción se ha hecho regla. Ahora todo es posible. En nuestros campos y
ciudades no solo se suspende el ordenamiento jurídico normal por parte del
Estado, de las guerrillas y los paramilitares; de las bandas armadas de los
narcotraficantes y de cualquier fuerza que sea capaz de organizar y administrar
un excedente de violencia. Ahora hecho y derecho se confunden por completo.
Esto fue lo que hizo posible los campos de concentración en Alemania y hoy
hace posible a Guantánamo y Abú Grahib.

Aunque la comparación parece excesiva, se trata de examinar la condición


a la que son reducidos los seres humanos por las soberanías que toman el
poder sobre la vida y en donde se les da tratamiento de “vida desnuda”; allí

177
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

donde esas soberanías imponen los estados de excepción de hecho, la muerte


es una permanente expectativa y cualquier cosa es posible. Esta perspectiva se
aproxima a este concepto desde dos experiencias que merecen aún más
estudio. La primera, que muestra la simetría en la concepción y en la práctica
de los distintos señores de la guerra, es la de los centenares de colombianos
sometidos al secuestro. Las FARC, desde el episodio de la instauración de la
“zona de despeje” para las negociaciones en el Caguán, exhibió a decenas de
oficiales y suboficiales del Ejército y la Policía que mantenía enjaulados y
sometidos a condiciones extremas. La figura de los campos de concentración
apareció ya no solo como metáfora sino como realidad mediática. Una vez
rotas las negociaciones los guerrilleros trasladaron consigo a los cautivos y su
situación ha empeorado. Muchos de ellos, al lado de los 42 políticos y
personalidades que fueron mantenidos en poder de las FARC, han superado
los 10 años de sometimiento a la vida de estos campos. Recientemente,
mediante una extraña operación militar denominada “operación jaque”, las
fuerzas del gobierno liberaron a 15 de esos cautivos entre los que se contaban
Ingrid Betancurt y tres contratistas norteamericanos ligados al Pentágono.
Aunque es relevante que en esta ocasión no se haya usado la fuerza de
aniquilación a la había acostumbrado a la opinión el actual gobierno, poco a
poco aparecen detalles acerca de la proclividad de los estrategas militares a
llevarse de calle el derecho internacional. Esta vez, aunque no se trató de la
violación de territorio de un gobierno amigo para bombardear y asesinar a un
jefe enemigo como en el caso reciente de la frontera con Ecuador, se dio el uso
abusivo de emblemas de la Cruz Roja Internacional y de canales de televisión
venezolanos, así como de otras entidades no gubernamentales. Al parecer el
lema de este gobierno es que la ley solo se respeta ocasionalmente y solo en
caso de conveniencia, esto es también excepcionalmente.

Pero lo que deja la experiencia macabra de los campos de concentración


implementados por las FARC es igualmente de unas dimensiones
profundamente preocupantes. Un documento que reprodujo el periódico El
Espectador revela el contenido de una carta que pudo llegar a la familia de un
cautivo: “Para un secuestrado la supervivencia es indispensable. Es por eso
que debemos disfrutar la vida al máximo. En cautiverio un secuestrado debe
hacer todo lo posible para sobrevivir, ya que en cualquier momento puede
terminar su vida. Debe disfrutar cada segundo con la intensidad del último
momento, y debe sentirse feliz con cada cosa que puede hacer. Es esencial
llevarlos así, ya que en cualquier momento puede morir por el disparo
accidental de un fusil, como les ha pasado ya a muchos, o simplemente la
fabricación de una bomba accidentalmente podría causarle la muerte, a pesar

178
Capítulo III: Los Múltiples Rostros de la Ciudadanía

de que muchas veces es una medida para acabar con muchas personas”.

“Para un secuestrado- continúa la carta- puede ser una de las causas de


muerte el poco acceso a medicinas, al igual que una lata de alimentos puede
intoxicarlo. Un secuestrado debe vivir segundo a segundo, disfrutar de todas
las comidas, cada llanto de alegría, cada gota de agua. Incluso, el sonido de la
naturaleza, los rayos del sol, cada pedazo de tabla donde puede dormir, cada
milímetro de espacio en la cadena, cada sonido del radio, al igual que cada
nota musical. Disfrutamos cada sonrisa, cada ejercicio, cada momento
gracioso, cada vez que nos dan ropa limpia, incluso, cuando limpiamos las
celdas, cada momento de lectura o escritura. Todas estas actividades
voluntarias son la mejor terapia para cambiar de ambiente y para olvidar las
necesidades, humillaciones y las hostilidades a las que tenemos que
enfrentarnos constantemente, ya que es lo único que tenemos”168

Casi cuatro años después, este mismo oficial seguía cautivo en las selvas
colombianas y pudo enviar otro testimonio que llegó con las llamadas
“pruebas de supervivencia” entre las cuales también aparece la carta de Ingrid
Betancourt, quizás la secuestrada más celebre del país por haber concitado la
solidaridad de muchos ciudadanos y países del mundo, entre ellos Francia, país
del cual también tiene carta de ciudadanía. Las fotografías que atestiguan su
deterioro físico y su sufrimiento humano dejaban ver sin tapujos la realidad de
la situación de campo de concentración a la que ha sido reducida. Algunas
líneas de su carta contribuyen a esclarecer esta tesis: “aquí vivimos
muertos…Estos casi seis años de cautiverio me han demostrado que no soy ni
tan resistente, ni tan valiente ni tan inteligente ni tan fuerte como yo creía.
Estoy cansada de sufrir, de decirme mentiras a mí misma, de que pronto esto
va a terminar, y de ver que cada día es igual al infierno del anterior. No tengo
ganas de nada. Creo que eso es lo único que está bien, no tengo ganas de nada
porque aquí en esta selva la única respuesta a todo es 'no'. Como te decía, la
vida aquí no es vida, es un desperdicio lúgubre de tiempo. Vivo o sobrevivo en
una hamaca tendida entre dos palos, cubierta con un mosquitero y con una
carpa encima, que oficia de techo, con lo cual puedo pensar que tengo una
casa. Es importante que le dedique estas líneas a aquellos seres que son mi
oxígeno, mi vida. A quienes me mantienen con la cabeza fuera del agua, no me
dejan ahogarme en el olvido, la nada y la desesperanza. Aquí todo tienen dos

168
El Espectador. “Campos de concentración a la colombiana”. 15 de Febrero 2004.
Página 1A

179
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

caras, la alegría viene y luego el dolor. La felicidad es triste. El amor alivia y


abre heridas nuevas... es vivir y morir de nuevo…Durante mucho tiempo
hemos sido como los leprosos que afean el baile, los secuestrados no somos un
tema "políticamente correcto", suena mejor decir que hay que ser fuertes frente
a la guerrilla aún sin sacrificar algunas vidas humanas. Ante eso, el silencio.
Solo el tiempo puede abrir las conciencias y elevar los espíritus Durante
muchos años he pensado que mientras esté viva, mientras siga respirando,
tengo que seguir albergando la esperanza. Ya no tengo las mismas fuerzas, ya
me cuesta mucho trabajo seguir creyendo, pero quería que sientan que lo que
han hecho por nosotros marca la diferencia. Nos hemos sentido seres
humanos”169

Estas palabras del coronel Luís Mendieta y de la ex senadora Ingrid


Betancourt, pueden no contener las reflexiones filosóficas de Primo Levi
después de su macabra experiencia en los campos de Auswichtz, pero
muestran la situación límite a la que es conducido un ser humano por el
ejercicio del poder sobre la vida de las soberanías del miedo. En realidad estos
seres humanos son sometidos a prácticas de aniquilamiento, de desaparición de
cualquier vestigio de ciudadanía, de derechos, de dignidad. Por eso no está
demás recordar los versos afilados de Levi:

Si esto es un hombre

Los que vivís seguros


en vuestras casas caldeadas.
Los que os encontráis, al volver por la tarde
la comida caliente y los rostros amigos:

Considerad si es un hombre
quien trabaja en el fango
quien no conoce la paz
quien lucha por la mitad de un panecillo
quien muere por un sí o por un no.
Considerad si es una mujer
quien no tiene cabellos ni nombre
ni fuerzas para recordarlo
vacía la mirada y frío el regazo
como una rana invernal.

169
Revista Semana. Bogotá. Edición del 12 de Enero del 2007.

180
Capítulo III: Los Múltiples Rostros de la Ciudadanía

Pensad que esto ha sucedido:


os encomiendo estas palabras.
Grabadlas en vuestros corazones
al estar en casa, al ir por la calle,
al acostaros, al levantaros;
repetídselas a vuestros hijos.

O que vuestra casa se derrumbe,


la enfermedad os imposibilite,
vuestros descendientes os vuelvan el rostro170.

La otra experiencia de referencia es la de la práctica del confinamiento de


poblaciones. Esta es cada vez más extendida como medida de los grupos
armados para consolidar estrategias territoriales y, en muchas ocasiones como
castigo a poblaciones que se resisten al desarraigo y el desplazamiento
forzado. En un reciente informe de la Consultoría para los Derechos Humanos

170
Primo Levi. “Si esto es un hombre” Muchnik. Barcelona. 1987. pág. 9. En este
mismo texto más adelante puede leerse: “Entonces por primera vez nos damos cuenta
de que nuestra lengua no tiene palabras para expresar esta ofensa, la destrucción de un
hombre. En un instante, con intuición casi profética, se nos ha revelado la realidad:
hemos llegado al fondo. Más bajo no puede llegarse: una condición humana más
miserable no existe, y no puede imaginarse. No tenemos nada nuestro: nos han quitado
las ropas, los zapatos, hasta los cabellos; si hablamos no nos escucharán, y si nos
escuchasen no nos entenderían. Nos quitarán hasta el nombre: y si queremos
conservarlo deberemos encontrar en nosotros la fuerza de obrar de tal manera que,
detrás del nombre, algo nuestro, algo de lo que hemos sido, permanezca. Sabemos que
es difícil que alguien pueda entenderlo, y está bien que sea así. Pero pensad cuánto
valor, cuánto significado se encierra aún en las más pequeñas de nuestras costumbres
cotidianas, en los cien objetos nuestros que el más humilde mendigo posee: un
pañuelo, una carta vieja, la foto de una persona querida. Estas cosas son parte de
nosotros, casi como miembros de nuestro cuerpo; y es impensable que nos veamos
privados de ellas, en nuestro mundo, sin que inmediatamente encontremos otras que
las sustituyan, otros objetos que son nuestros porque custodian y suscitan nuestros
recuerdos. Imaginaos ahora un hombre a quien, además de a sus personas amadas, se
le quiten la casa, las costumbres, las ropas, todo, literalmente todo lo que posee: será
un hombre vacío, reducido al sufrimiento y a la necesidad, falto de dignidad y de
juicio, porque a quien lo ha perdido todo fácilmente le sucede perderse a sí mismo;
hasta tal punto que se podrá decidir sin remordimiento su vida o su muerte
prescindiendo de cualquier sentimiento de afinidad humana; en el caso más
afortunado, apoyándose meramente en la valoración de su utilidad. Comprenderéis
ahora el doble significado del término «Campo de aniquilación», y veréis claramente
lo que queremos decir con esta frase: yacer en el fondo. Páginas 25- 26

181
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

y el desplazamiento (Codhes), una de las organizaciones civiles más


respetadas en materia de seguimiento al problema del desplazamiento forzado,
afirma que si bien se observa en el primer semestre del 2006 una leve
disminución en las cifras netas de población refugiada, se presenta un
incremento de la población sometida a la práctica del confinamiento171 .

El confinamiento es definido como “una estrategia militar con referentes


económicos y políticos, a la que recurren hoy los actores armados en muchas
zonas apartadas del país y en la cual la población víctima se ve impedida a
circular y desplazarse libremente. La población es vigilada, sometida y
dominada, estrategia que es complementada por tácticas de coacción material
impuestas a través de los retenes militares que aplican la Fuerza Pública y los
grupos armados irregulares. Por esta razón, el crecimiento de las cifras de
bloqueos alimentarios –incluidas las medicinas, insumos químicos y la
gasolina- y el cobro de impuestos, constituyen la fase previa o bien son
acciones complementarias a una situación de confinamiento. Las comunidades
que se resisten a desplazarse son confinadas, o incluso las que se desplazan
también son objeto de esta estrategia al ser sitiadas en albergues temporales en
el lugar a donde llegan, padeciendo el aislamiento, incomunicación y
restricciones de todo tipo. En este sentido, ya que hay quienes se resisten a
desplazarse y, por otro lado, a quienes se les impide su desplazamiento, el
ejercicio de resistencia no debe confundirse con el confinamiento que ejercen
los actores armados sobre estas poblaciones. No obstante, el confinamiento es
empleado para intentar ejercer dominio sobre la población y el territorio, ya
que en muchos casos la resistencia de salir del territorio impide que los actores
armados deshabiten la Región y se apoderen totalmente de ella”172.

La investigadora Evelyn Calderón reseña el caso del Pueblo Nasa en el


Alto Naya, confinado durante 3 meses por la acción del Frente 6 de las FARC,
así como la práctica iniciada en los años 90, cuando “los guerrilleros
comenzaron a sancionar a los comuneros de manera que algunos solamente se
podían mover de la casa al trabajo y del trabajo a la casa”173

171
Codhes. “112.099 personas desplazadas en el primer semestre del 2006”
http://www.codhes.org/
172
Evelyn Calderón. “Confinamiento indígena”. http://www.etniasdecolombia.org
173
Para el análisis y descripción del confinamiento, ver: CALDERÓN GARAY,
Evelyn y ACIN-Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca. “Proyecto de
Investigación sobre la situación de confinamiento en las comunidades indígenas del

182
Capítulo III: Los Múltiples Rostros de la Ciudadanía

De ahí que hoy no sea posible restringirse a la reflexión humanitaria que


plantea. ¿Cómo ha sido posible cometer delitos tan atroces en contra de seres
humanos inermes? Hoy es más honesto y urgente preguntarse por los
dispositivos políticos que hicieron posible llegar a privar tan completamente
de sus derechos a miles de mujeres, niños, ancianos y hombres y llegar al
punto, con la Ley llamada de “justicia y paz” que hemos mencionado, de que
el realizar cualquier tipo de acción contra ellos no se considere ya como un
delito.

Lo anterior implica que estas personas han sido despojadas de su condición


de ciudadanos, es más, de cualquier condición política y han sido reducidas en
su tratamiento a la mera condición de vida desnuda, es decir, a una condición
de “homo sacer”, de cuerpos expuestos a recibir la muerte. Ese umbral de la
modernidad biológica al cual se refería Foucault como espacio biopolítico de
una sociedad que se sitúa en el punto en que la especie y el individuo, en
cuanto simple cuerpo viviente, se convierten en el objetivo de las estrategias
políticas del poder.

Las víctimas de las estrategias de los poderes que disputan la soberanía en


Colombia encarnan esa doble condición del hombre sagrado, que sería “in
sacrificable” como producto del largo proceso de antagonismo por el cual se
han reconocido los derechos y libertades formales de la democracia y, sin
embargo expuesto a que cualquiera le quite la vida. Han sido transformados en
vida desnuda, no por un hecho natural, sino por la condición política en la cual
se hacen indiscernibles el hecho y el derecho y en medio de la cual se ha
despolitizado su vida para politizar su muerte como un estandarte de que la
biopolítica es el espacio de reproducción de esta sociedad. Esto, al mismo
tiempo en que los conceptos jurídicos se hacen indeterminados y son
reemplazados no por normas sino por situaciones reguladoras tales como
“seguridad”, “orden público”, “amenaza terrorista”, “defensa de la
democracia” que invaden todas las regulaciones, que desplazan la certidumbre
de las normas universales y dejan sin piso la ilusión de una ley capaz de
regular a priori todos los casos, una ley que está ahí simplemente para ser
aplicada por los jueces.

Alto Naya ubicadas entre los Departamentos Cauca y Valle, 2002-2004” En: Facultad
de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales. Pontificia Universidad Javeriana.
Bogotá, febrero de 2005.

183
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

Pero el sistema judicial ya no se orienta por la norma, común a todos, sino


que es compelido a vincularse a las derivaciones de las situaciones de hecho ya
mencionadas, por lo que el derecho pierde todo su sentido, incluido el referido
a los derechos humanos. Un buen ejemplo de esta tendencia lo constituye el
anuncio del Fiscal General de la Nación Mario Iguaran en el sentido de que:
“en principio, su despacho no investigará por homicidio a un guerrillero de las
Farc que mató al cabecilla de esa guerrilla, ‘Iván Ríos’, para cobrar una
recompensa, ya que el confeso asesino pudo haber obrado bajo efecto del
miedo”, parece una broma macabra si se tiene en cuenta que el asesino mato a
su jefe mientras dormía al lado de su compañera a quien también asesinó, tuvo
tiempo de cercenar una mano al cadáver y llevarla como trofeo y como prueba
ante un batallón del ejercito que le permitirá cobrar una recompensa de 2 y
medio millones de dólares. Sin embargo, el Fiscal General Iguarán dijo que
en el caso del guerrillero Pablo Montoya, alias "Rojas", autor de estas
atrocidades, se abstiene de investigarlo por homicidio por cuanto es posible en
este caso “reconocer un miedo insuperable o un error invencible o un estado de
necesidad excluyente (que) son causales que podrían exonerarlo de
responsabilidad”174. Es decir, en la batalla contra el enemigo no opera el
derecho ordinario y mucho menos los derechos humanos, que para cualquier
país moderno obliga a los Estados de derecho.

Si a esto añadimos la propensión a retornar a figuras autoritarias que dictan


el sentido de las normas y que se colocan por encima de la Constitución y las
leyes formalmente establecidas, no es exagerado, en este terreno, señalar que
existe la tentación de remozar la vieja definición pitagórica del soberano,
concebido como “ley viviente” (“Su palabra es en si misma, en cuanto voz
viva, norma”175). Esto ocurre en la definición de los jefes de facciones
armadas que explican su decisión soberana de matar en la interpretación de lo
que es revolucionario o contra- revolucionario. Ellos mismos, con su acción
definieron esa normatividad como ley irrebatible para sus subalternos y ahora
ellos son eximidos de toda responsabilidad por esa razón. Y cuando el Estado
respalda en su ley esta lógica, no solo crea las condiciones para la total
impunidad, sino que avanza en esa indistinción entre los hechos y el derecho y
continúa preparando el camino para que esa sea la política prevaleciente en
adelante. Esto se hace aún más grave cuando el mensaje diario que se envía a
los ciudadanos desde las más altas autoridades gubernamentales es el de que la
ley pude ser obviada y que la palabra del líder, justificada por situaciones de

174
Diario “El Tiempo”. Bogotá. Marzo 11 del 2008.
175
Citado por G. Agamben. “Homo Sacer”. Op. Cit. Pág. 220

184
Capítulo III: Los Múltiples Rostros de la Ciudadanía

crisis, puede suplantar el ordenamiento constitucional pactado.

Se institucionalizan los hechos y se legitima el que las atrocidades ya no


están restringidas por el derecho, sino por la buena voluntad de los actores en
armas, de los administradores de la violencia, ya sea del civismo de la policía,
del buen criterio de las fuerzas militares para actuar conforme a los derechos
humanos, o de que el comandante de turno deje ver algo de su lado bondadoso
y demás supuestos anodinos que vacían de sentido el orden democrático que se
pretende representar.

Lo que está sucediendo no es un intento de pacificación para retomar el


camino del Estado social de derecho sino una ruptura irreversible del viejo
ordenamiento, ese recientemente ajustado en la Constitución del 91, y una
dislocación de las poblaciones y de la vida humana dentro de lógicas distintas
que reproducen el pueblo de los excluidos y que tiende a transformar en vida
desnuda a todas las poblaciones.

Si esto es así, si la relación política decisiva se va convirtiendo en el estado


de excepción, si desde los poderes soberanos en disputa, todos incluidos, se
produce vida desnuda, vida despolitizada y muerte repolitizada, va a ser
imposible refundar las libertades políticas en los derechos humanos. Y eso
hará aún más aguda la extensión de los espacios en los cuales los seres
humanos ven despojada su existencia de cualquier derecho, pues estarán
expuestos a la amenaza de muerte incondicionada y su vida política se reducirá
a estar en contacto con un poder que se ha declarado contra él.

Cualquier intento de repensarnos como sociedad política y sociedad


humana ha de partir de la profunda convicción de que estrategias políticas
como las que se han descrito en este texto ponen en entredicho la vida misma,
en su sentido más pleno y, por eso mismo en el tipo de vida desnuda a la que
se reduce a las poblaciones dominadas está puesta en entredicho la propia vida
política tal como la enunciaron las utopías de la modernidad.

Por supuesto que puede haber una lectura muy escéptica de este proceso,
por cuanto en él, como queda dicho, languidece la vida cualificada, entendida
como aquella que se resiste a ser reducida a vida desnuda, o sea la que desea
constituirse en vida política para la edificación de lo público a través de la
acción colectiva. Esto lo hace un problema esencial para el mundo de hoy,
pues la crisis del capitalismo no exime a la sociedad de dar lugar a modos de
relacionamiento que permitan que florezca la diversidad de la cual está

185
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

constituida la vida. De ahí que lo público emerja ahora como potencia y que
haya que buscar en los encuentros y proximidades más cotidianos de la
sociedad un “lo público” en medio de lo cual también habría de redefinirse la
vigencia y la naturaleza de la ciudadanía que está por venir.

3.4 CIUDADANÍAS DE CONTROL Y CIUDADANÍAS DE


RESISTENCIA. A PROPÓSITO DE LAS EXPERIENCIAS DE
FORMACIÓN CIUDADANA EN BOGOTÁ EN LOS GOBIERNOS DE
ANTANAS MOCKUS.176

3.4.1 Introducción
“No se debe confundir nunca la ciudad con el discurso que la describe”
Italo Calvino. “Las ciudades invisibles”

Bogotá discurre a la vanguardia de rupturas que la configuran como una


ciudad fundante de prácticas múltiples y a veces equívocas. El problema
urbano se condensa aquí en toda su complejidad, no exento de dramatismo y
en ocasiones de desmesura, afectando mujeres y hombres de diferentes clases,
estratos y sueños y produciendo resonancias por todo el país.

La concepción y los resultados de la gestión participativa local de la


Alcaldía de Antanas Mockus en la ciudad de Bogotá pusieron en tensión
diversas fuerzas e intereses y están enmarcadas en los elementos básicos de un
proyecto de ciudad. Hay allí una visión de la política urbana y de conceptos y
prácticas de la convivencia; de la cultura ciudadana; de la descentralización y
del papel estratégico de la participación en la construcción de ciudadanía.

Es claro que estos procesos influyen en la creación de condiciones de


gobernabilidad democrática en el Distrito Capital y en el surgimiento de una
cultura política que posibilite una gestión ciudadana del territorio. Un análisis
de estos procesos puede sugerir preguntas inéditas que rebasen el
176
Este texto es una versión modificada del artículo que con el mismo título fue
publicado originalmente en el libro “Estructura, tiempo y sujeto. Nuevos recursos para
la discusión interdisciplinaria”, del cual es coautor Oscar Useche. Maestría en
Investigación Social Interdisciplinaria. Universidad Distrital Francisco José de Cladas.
Bogotá, 2006

186
Capítulo III: Los Múltiples Rostros de la Ciudadanía

cuestionamiento de ciertas tecnologías gubernamentales para adentrarse en


interrogantes sobre la densidad de la democracia y la calidad de la
participación que promueve este tipo de proyecto político.

Ahondando, se trataría de indagar por la capacidad de una ciudad para


hacer felices o infelices a sus ciudadanos pero también por las maneras como
se propone dar forma a los deseos de su gente. Las políticas públicas urbanas
tienen muchos senderos pero, pueden ser pensadas como políticas del deseo o
simplemente inmiscuirse en la dialéctica turbulenta en la cual los deseos o bien
logran borrar la ciudad o son borrados por ella.

3.4.2 Poder Y Comunicación: La Ciudad Que Regula Los


Comportamientos Ciudadanos177

Antanas Mockus es un político que basa su influencia en el poder que le ha


conferido a la comunicación y también a una dosis de pragmatismo que
muchos ciudadanos han sabido reconocerle con una particular mezcla de
búsqueda de nuevos referentes, cierta audacia para la experimentación y no
poca dosis de conservadurismo. Entender la propuesta de participación que se
hace desde el proyecto de “cultura ciudadana” y de “cultura democrática”
implica intentar analizar el discurso trasversal que se forjó desde este proyecto
político y sus consecuencias para la convivencia en Bogotá.

El Alcalde, que pudo poner a prueba su discurso durante dos períodos


administrativos transcurridos en la misma década, ha entendido muy bien que
la ciudad es redundante y la memoria también. Para él la ciudad debe
habituarse a unos procedimientos reglados que se adquieren por repetición; la
urbe debe constituirse una y otra vez en el ejercicio rutinario de las prácticas y
comportamientos de sus ciudadanos, hasta que esos comportamientos se fijen
en la mente, se naturalicen como signos de la ciudad que se quiere que exista.
Solo así empezará a tener vida la “ciudad soñada” en medio del poder de los
símbolos que una vez machacados se hagan inconfundibles hasta ser aceptados
como la norma, como el rasero que mide a quien es ciudadano y a quien se
queda por fuera o escapa de esta figura sustantiva.

177
Este texto retoma y desarrolla varios de los presupuestos teóricos y analíticos
consignados por el autor en el informe de investigación “Caminos posibles para una
democracia de lo diverso” presentado a la Secretaría de Gobierno del Distrito Capital
en Febrero del 2004 como fruto de la evaluación de la experiencia de planeación
participativa local de la Administración de Antanas Mockus

187
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

Son las reglas aceptadas y los símbolos, como parte de la cultura, quienes
contextualizan a la ciudad y éstos y las leyes, en conjunto con la moral,
quienes integran a los ciudadanos y le otorgan la función re-contextualizadora
que la ciudad posee. Tal es el pensamiento de Mockus, quien desde el
comienzo de su primer mandato se detuvo en la preocupación por los
“síntomas de desorganización simbólica de nuestra ciudad” 178. Ningún
Alcalde precedente parecía haber reparado tanto en asuntos que parecían
extraviar el devenir burocrático instituido.

En un escrito de los albores de su primer gobierno, Antanas M., a manera


de ejemplo se refirió a tres “descuidos” o “anomalías” relacionados con las
representaciones que la ciudad tiene de sí misma: nombre, mapa y bandera. No
está de más permitir que sea la voz del propio Alcalde quien refresque esta
posición:

a). Con referencia al nombre de la ciudad, Mockus se detiene ante un


detalle de ortografía en la manera como se usaba el nombre, Santa Fe de
Bogotá, por entonces asumido en la Constitución del 91 “Eso es un síntoma de
desprecio por la propia identidad”, se quejaba. No hay que olvidar que la
gramática y la ortografía son de las funciones de mayor poder normalizador en
el lenguaje.

b). “El asunto de la bandera: ¿Cuál es su presencia en la ciudad, su


principal uso?...Por un lado está en muy contados lugares y edificios públicos,
y, en cambio, identifica clara y contundentemente a un sinnúmero de casetas y
de carros de ventas ambulantes que invaden con grados distintos de
informalidad, el espacio público de la ciudad. Puede decirse que la ciudad les
entregó su bandera a los invasores… Tal uso de la bandera de Bogotá en
Bogotá celebraría la oficialización de la victoria de lo socialmente admitido
sobre lo legalmente permitido”179. Aquí ya se dibuja su noción sobre el
espacio público y el tratamiento que les daría a estos “invasores”. No se trata
tan solo de un asunto socio- espacial, es también un problema del imaginario
de ciudad y, sobretodo de la riña entre lo culturalmente aceptado y lo
legalmente mandado.

178
Mockus. A. “Bogotá: ¿indicios de una ciudad con vocación posmoderna o síntomas
de una ciudad que descuida su vocación recontextualizadora?” en Giraldo F. Viviescas
F. “Pensar la ciudad”. Tercer Mundo Editores. Bogotá 1996.
179
A. Mockus. Ibid

188
Capítulo III: Los Múltiples Rostros de la Ciudadanía

c).El tercer asunto: “la orientación convencional de los mapas de Bogotá


(cerros orientales hacia arriba), no coincide con la orientación convencional de
los mapas de Colombia y Cundinamarca…Bogotá establece una relación muy
propia y característica con las convenciones. Como son convenciones
pareciera que pueden fijarse o variarse arbitrariamente. Como una mofa a las
pretensiones de universalidad y estabilidad propias de toda convención útil. Un
saludo a la libertad y una burla al orden”180. Esta se convertiría en una de las
divisas de sus gobiernos: evitar la burla del orden establecido, o más bien, dar
pasos en la construcción de ese orden en la vía de superar la anomia que se
percibía imperante, con base en la acción estatal sobre los comportamientos
humanos.

El propio ex Alcalde Mayor narra de la siguiente manera esta experiencia y


su perspectiva, a través de la acción sobre las “cebras”, de tanta recordación en
su primer gobierno: “En mi primera Administración promoví la educación en
la ley sin darle mucha importancia, por ejemplo, al carácter legal del respeto a
las cebras, ni siquiera estaba seguro de que en alguna ley se estableciera que la
cebra era una obligación jurídica. En esa época, de acuerdo con lo que había
aprendido de antropólogos y sociólogos, pensaba: "son las costumbres las que
nos guían, éstas son las que explican nuestro comportamiento". Así,
organizamos con Paul Bromberg ese equipo de transformación de
comportamientos. Nos fue lo suficientemente bien en algunos casos como para
concluir que intentar cambiar hábitos es útil”181.

Pero en realidad, para la visión normativa de Mockus, lo decisivo es el


apego a la ley que es el eje sobre el cual se podría superar el tan denunciado
divorcio entre ley, moral y cultura. Lo que en realidad mide la ciudadanización
de los individuos es su apego a las leyes. Obsérvese la moraleja que Mockus
saca del caso de las “cebras”: “Hoy en día sale el Código de Tránsito, de
nuevo se reitera que hay que cruzar por los sitios permitidos y entonces
claramente uno ve un reforzamiento. Hoy podemos poner multas a quien cruza
las calles de forma indebida, tenemos más instrumentos legales. Con un
proceso pedagógico de ese estilo, y obviamente con una norma legal de por
medio, el nivel de cumplimiento de las leyes se puede incrementar”182.

180
A. Mockus. Ibid
181
Mockus A. “Palabras del señor Alcalde Mayor de Bogotá”. Acto de clausura
Seminario Internacional, en: Rico A. “Bogotá sistema político y cultura democrática”.
Alcaldía Mayor de Bogotá. Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá. 2003.
182
A. Mockus. Ibid

189
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

En la conversación que se trae aquí, Mockus resume su relación entre su


proyecto y la ley: “Desde la perspectiva de Cultura Ciudadana y Cultura
Democrática el respeto a ley es la única posibilidad para la tolerancia entre
individuos con tradiciones culturales o proyectos políticos diversos. A mayor
diversidad más apego a la ley y menos dependencia de costumbres o de
convicciones éticas compartidos. En la sociedad pluralista extrema una
persona sólo les debe pedir a los otros que cumplan la ley, y para hacer eso
debe utilizar argumentos éticos”

En este sentido, la ley y el cumplimiento de normas es el único expediente


sólido para la construcción del buen ciudadano de la era Mockus. Es desde allí
que se puede asegurar la libertad; apelar solamente a la conciencia moral es no
solo insuficiente, sino arriesgado. “Para que haya libertad en muchas cosas se
necesita que nadie pueda usar la fuerza para forzar a los otros a tomar
decisiones… A lo largo de los últimos años vengo haciendo una pregunta en
diversos auditorios sobre lo que las personas creen que los regula más… La
mayoría de la gente responde que lo que más guía su comportamiento es la
conciencia. Si tuviera que buscar una escuela filosófica afín a esta actitud
propondría el cinismo. No hablo del cinismo en un sentido peyorativo sino
refiriéndome a los filósofos cínicos que creían tener una moral tan buena y tan
bella que se pasaban por la faja las costumbres de su sociedad. Fueron los
primeros en declararse ciudadanos del mundo. Los cínicos se consideraban de
algunas maneras superiores en términos morales…hay algo de cinismo cuando
la gente dice: yo me gobierno por la conciencia pero creo que los demás se
gobiernan por la ley”…Todo el mundo se siente aristócrata: cada uno dice
estar por encima de la ley y argumenta tener buenas razones para no estar
obligado por ella”183.

Ahora bien, el reconocimiento de la existencia de amplios sectores de


ciudadanos para quienes es culturalmente legítimo estar fuera de la ley hizo
que en un primer momento Mockus hiciera explícita la relación entre ley y
cultura que se proponía. Al respecto del problema de la seguridad señaló, por
ejemplo que " no es únicamente un problema de ley, de manejo judicial y
policial de la transgresión a la ley...es un asunto de capacidad de una cultura,
de unos códigos culturales para poner límites, de qué comportamientos son
válidos y en que contextos"184

183
A. Mockus. Ibid
184
A. Mockus. "Seguridad Ciudadana". Revista "Sicurex". Bogotá, 1995

190
Capítulo III: Los Múltiples Rostros de la Ciudadanía

Esto marcó firmemente los objetivos del Plan de desarrollo "Formar


Ciudad" (1995- 1998) en procura de conseguir que una proporción mayor de
ciudadanos conocieran y cumplieran las normas de convivencia. Por este
camino se podrían cambiar comportamientos basados en un desconocimiento
del interés común y una predominancia del beneficio particular impuesto a
través de la "cultura del atajo" (optar por el camino más corto de no respetar
las normas, pasando por encima de los demás).

Así, el programa de cultura ciudadana, columna vertebral del Plan de


Desarrollo, se definió como un gran proyecto de normalización de la ciudad
por la vía de la intervención cultural sobre los comportamientos ciudadanos. El
concepto básico de esta propuesta es el de la "autorregulación ciudadana"185.

3.4.3 Ley, moral y cultura en la perspectiva de la


inter.- regulación ciudadana

La autorregulación en el discurso de Mockus, que iluminó su primer plan


de desarrollo, busca que los ciudadanos acepten, y respeten unas normas
mínimas de comportamiento, apelando a elementos de moralidad, de Inter.-
regulación social, de normalización jurídica y de modificación de contextos.

El ex Alcalde se refiere a la moral del ciudadano como el resultado de la


formación en los valores recibida principalmente en la familia, la escuela y la
iglesia, que lleva al individuo a interiorizar discernimientos sobre lo bueno y lo
malo186 La moral aparece aquí como pieza clave en la generación de control
(¿autocontrol?) social, referida a la responsabilidad del individuo más que a la
posibilidad de su autolegislación.

La interregulación social está planteada como la ayuda que unas personas


prestan a otras para que cumplan las normas. En realidad se hace referencia a
la presión que la censura social ejerce sobre las conductas del ciudadano. La
llamada de atención del vecino o del transeúnte, su desaprobación, ante un

185
Para una ampliación de estos conceptos ver: Useche O. “Para una ecología de la
ciudad- La ciudad como trama de singularidades para la vida-.” En Revista
“Cuadernos de la capital” No. 2. Esap. Bogotá. 1997
186
Los fundamentos de esta propuesta están recogidos en el discurso pronunciado por A.
Mockus ante los 450 funcionarios del Distrito Capital convocados para hacer parte de las
secretarias técnicas de los "semilleros de convivencia ciudadana “del proyecto "reglas
para convivir", editado como documento de trabajo del programa de Cultura Ciudadana
del IDCT. Bogotá Febrero 1996.

191
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

ciudadano que incumple una norma.

Lo relevante de este planteamiento es que procura romper la binariedad


establecida en la regulación basada en la relación Estado - sociedad, para
proponer una acción de control social al nivel ciudadano - ciudadano.La
acción cultural del Estado Distrital sobre estos niveles de la subjetividad
desemboca en un producto normativo, que da legitimidad y peso jurídico (que
le "pone dientes") a la autorregulación.

Finalmente, en esta concepción, promover la autorregulación implica la


adecuación de contextos en términos del amoblamiento y el equipamiento
urbanos que permitan construir una imagen compartida de la ciudad entre sus
habitantes. Este aspecto es de suma importancia en la lógica del control social,
por cuanto se concibe como la condición que posibilita el acceso a la
autorregulación.

No es objeto de este trabajo hacer una evaluación del programa de cultura


ciudadana y de los proyectos de convivencia que de él surgieron desde el
primer gobierno de Mockus. Simplemente se quiere mencionar el papel de
iniciativas como éstas en la configuración de un nuevo proyecto de regulación
social para la ciudad, que no pueden ser soslayados en las propuestas de
participación local que se impulsaron con mayor fuerza en el segundo
gobierno de Antanas M. Valen entonces la reflexión sobre el contexto teórico
en que ellas se producen, en particular su vecindad con el algunos aspectos del
pensamiento de Kant, su reivindicación de los aportes de Habermas y su poco
analizada relación con el pensamiento conductista de Skinner.

3.4.4 El contrato entre el “despotismo racional” y la


“libre razón”

El peso del problema moral en la propuesta es sustantivo. Se trata de que


una de las consideraciones por las cuales determina el ciudadano su
comportamiento sea la voluntad de "actuar bien", en el sentido de atenerse a la
norma. Es decir, a la manera kantiana, la moral como regla de acción,
plasmada en las normas. Por eso es que la moralidad resulta también siendo
una prescripción externa y se convierte en una de las formas más eficaces de
control social y de dominación política y religiosa

Hay que recordar que es Kant quien plantea que el gran viraje de la

192
Capítulo III: Los Múltiples Rostros de la Ciudadanía

modernidad consiste en el proceso que traslada a la humanidad de su estado de


“minoría de edad”187, estado en el cual ha estado sumida por la propia
responsabilidad de los hombres. El estado de “minoría de edad” es entendido
por Kant como “cierto estado de nuestra voluntad que nos hace aceptar la
autoridad de algún otro para conducirnos en los dominios en los que es
conveniente hacer uso de la razón”188 y la ruptura con esta condición consiste
precisamente en modificar la relación preexistente entre la voluntad, la
autoridad y el uso de la razón. De tal estado solo podrá salir la humanidad si el
sujeto opera él mismo un cambio sobre sí mismo; es a la vez un proceso del
cual los seres humanos hacen parte colectivamente y de su constitución como
actores voluntarios del mismo.

En esta dirección, llegar a la “mayoría de edad” implica grandes virajes


hacia la modernización de las instituciones y la revolución de los espíritus, así
como la constitución de una ética fundada en la razón y que reubique la
obediencia en relación con las leyes y las normas que emergen del derecho
moderno. Así, para Kant la oposición entre obediencia y razón es más bien
propia de la actitud, de la manera de obrar y del comportamiento de
instituciones entonces marcadas por la disciplina militar, el poder político y la
autoridad religiosa propios de la pre- modernidad. Allí prima la obediencia
ciega, la negación del razonamiento. Pero la alternativa Kantiana no es la
desobediencia. “La humanidad llegará a ser mayor de edad no cuando ya no
tenga que obedecer, sino cuando se le diga “Obedeced y podréis razonar tanto
como queráis”189

Entonces el asunto está planteado para el ciudadano moderno, desde esta


prescripción Kantiana, como la posibilidad de razonar sobre los asuntos de la
polis pero una vez se han cumplido con los deberes estipulados por las leyes y
las normas. Ante todo el ciudadano está obligado a pagar los impuestos, luego
puede razonar todo lo que quiera sobre el régimen tributario y la destinación
de los recursos del fisco. Esto es ser mayor de edad: “el derecho a pensar como
se quiere con tal que se obedezca como se debe”.

187
Inmanuel Kant. “En defensa de la ilustración”. Editorial Alfa. Barcelona. 1999.
Citado por M. Foucault en “Ques es la ilustración” en “Estética, ética y hermeneútica”.
Editorial Paidós. Buenos Aires. 1999.
188
Michel Foucault. Op. Cit. Allí se lee: Kant da tres ejemplos: estamos en estado de
minoría de edad cuando un libro reemplaza nuestro entendimiento, cuando un director
espiritual ocupa el lugar de nuestra conciencia, cuando un médico decide en vez de
nosotros sobre nuestro régimen”
189
M. Foucault. Op. Cit

193
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

Pero quizás la mayor aportación de Kant en este aspecto, tal como lo


recuerda Foucault en el texto que se ha mencionado sobre la ilustración, es la
distinción entre el uso privado y el uso público de la razón. El hombre hace
uso privado de su razón cuando “es una pieza de una máquina”, esto es cuando
cumple una función como un segmento particular en la sociedad. Ello
generaría unas condiciones particulares a las cuales el ser humano está
sometido y que le construyen una dinámica de obediencia debida que se
desprende de la posición definida que él ocupa en la sociedad y en donde debe
aplicar reglas para poder perseguir sus fines particulares. Para Kant, aquí no
puede haber por tanto un uso libre de la razón, pues el ciudadano está preso de
una especie de determinismo social.

En cambio, el uso de la razón debe ser libre y público cuando el hombre o


la mujer modernos razonan no como garantía de su libertad personal de
pensamiento, sino como ejercicio del uso universal de la razón a la cual tiene
derecho por la circunstancia de ser miembro de una sociedad que actúa como
una unidad razonable. Esto es el uso de la razón al margen de todo fin
particular, en torno más bien de intereses públicos superiores.

El problema es como asegurar un uso público de esta razón universal por


cuanto Kant no cree que deba ser concebida únicamente como una obligación
preceptuada a los individuos. El problema es complejo y de una naturaleza
claramente política en la medida en que implica la paradoja para una sociedad
que debe garantizar el uso de la razón, la reflexión a partir de saberes diversos
sobre los asuntos de lo público, a la par con una obediencia irrestricta de los
individuos. Para Kant la solución es una especie particular de contrato social
por medio del cual es el razonamiento libre de los individuos- como parte de
esa unidad social razonable en que se convierte la modernidad, y no como
mera agregación de intereses particulares- la mejor salvaguardia de la
obediencia al principio político que opera como imperativo categórico de la
sociedad moderna: el Estado

Pero para que este tipo de contrato pueda funcionar dicho principio político
debe ser el mismo para todos. Debe tener validez general conforme a la razón
universal y tener lugar en el cuerpo político de la sociedad. Es a lo que
Foucault llama “contrato del despotismo racional con la libre razón”190, desde
donde se anuncia un éthos moderno que problematiza, desde la ilustración, la
relación con el pasado y el presente, pero ante todo la constitución del sujeto

190
M. Foucault. Op. Cit.

194
Capítulo III: Los Múltiples Rostros de la Ciudadanía

autónomo, del ciudadano en tanto que individuo razonable puesto en relación


con el cuerpo político estatal.

La moralidad del ciudadano queda así sujeta al cumplimiento de sus


deberes y a la interpretación de los límites en los cuales debe renunciar a
trasponer su singularidad, su conocimiento y aporte a la construcción de la
sociedad toda; es decir el ciudadano es conminado a renunciar a su creación
permanente no solo de su propia autonomía como sujeto individual, sino de un
“nosotros” renovado como sujeto colectivo. Una actitud crítica ante este
imperativo kantiano podría emplazar los “límites necesarios” que se dan a los
ciudadanos como universales y obligatorios para indagar por su capacidad para
autorregular su conducta trazándose responsabilidades y acuerdos para consigo
y con la sociedad a partir de lo singular y lo contingente.

La imposición de valores universales, apelando a la moralidad, va en


contravía de una ética ciudadana que promueva la generación de valores
autónomos, en dialogo con los valores que construyen otros colectivos sociales
y que posibiliten el surgimiento de acuerdos éticos al nivel de la ciudad. Se
deduce que de esa manera el uso del imperativo moral socava cualquier
posibilidad de conceder poder real al ciudadano.

Como dice Walter Benjamin: "educar más para la ciudadanía que para la
moralidad, educación en la que todo lo necesario debe ser producto de una
voluntad libre y viceversa" (191). De ahí que sobre valorar el papel de la
normatividad y de la voluntad o intuición moral no puede conducir a la
conformación de una ética ciudadana entendida como un trabajo indefinido
por la libertad y la autonomía de los seres humanos, sino en el "mejor" de los
casos a la disposición empírica del ciudadano de responder a lo prescrito en la
norma.

Ahora bien, de nada valen sueños vacíos de libertad y tampoco insistir en


experimentaciones de proyectos totalizantes. Esos sistemas de programas
globales que pretenden otra sociedad y cultura de un solo golpe han
demostrado sus limitaciones y el conservadurismo que va inscrito en la misma
pretensión. Pero el papel de la investigación sobre el rumbo de la ciudadanía si
puede trascender las fronteras de las determinaciones normativas universales
que iluminó el pensamiento kantiano. ¿Qué tanto es posible renovar las
ciudadanías contemporáneas a partir de las transformaciones que han podido
191
.Walter Benjamin. "La enseñanza de la moral", en "La metafísica de la juventud".
Editorial Altaya . Buenos Aires.1994.

195
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

tener lugar en el modo de ser y en las subjetividades que afloran, o en las


relaciones de autoridad, o de todas aquellas formas de afirmación de la vida
que traspasan esas estructuras generales dominantes de las cuales en ocasiones
ni siquiera tiene conciencia el ciudadano?

3.4.5 El encanto de la ética comunicativa

Por cuanto el ex Alcalde Mockus ha reclamado siempre su estirpe


Habermasiana en la definición de políticas públicas y considera que es desde
esta mirada que se puede comprender el componente de ética comunicativa
involucrado en la búsqueda de dar saltos hacia un mayor grado de democracia,
vale la pena echar una mirada a algunos de los componentes de esta teoría y
examinar sus condiciones de validez para una situación como la que se vive en
Bogotá.

Habermas192, desde la teoría de la comunicación, entiende la acción social


en la perspectiva de dar lugar al orden social, a través de mecanismos de
coordinación que se proponen trasformar una situación por la cual el actor
social está sometido a una interpretación muy fragmentada de su entorno. El
propósito de la acción comunicativa es procurar acuerdos que expresen el
entendimiento de los participantes Para ello los actores deben construir un
saber común y compartir convicciones que los vinculan recíprocamente,
escuchar razonamientos en los cuales se apela al buen sentido del otro. El
supuesto de Habermas es que dado que los participantes expresan sus
opiniones desde un saber compartido común, se les facilita el reconocimiento
intersubjetivo de sus pretensiones de validez lo que posibilita el surgimiento de
elementos vinculantes.

En la teoría de lo público y, en especial, de la opinión pública que elabora


Habermas, con tan buen recibo por Mockus, las acciones se pueden presentar
en diversos dimensiones: acciones teleológicas, dirigidas a un fin, que
procuran guías para el entendimiento exitoso de los participantes, según el
modelo que se persiga (estratégico, consenso y acuerdo); la acción regulada
por normas que incluye un consenso valorativo y la acción dramatúrgica en el
que los participantes se presionan unos a otros y se auto-representan en
función de una imagen. Los principios valorativos recabados por Mockus en la

192
Habermas J. Conciencia moral y acción comunicativa. Ed. Península. Madrid. 1991

196
Capítulo III: Los Múltiples Rostros de la Ciudadanía

formación ciudadana están anclados al modelo teleológico habermasiano, la


regulación normativa- previa la búsqueda de consensos- ha estado en el centro
de la “ciudadanización” mockusiana, al tiempo que la propuesta de Inter.-
regulación ciudadana y control social recogen el espíritu de la acción
dramatúrgica.

Habermas considera, por ejemplo, que el modelo teleológico se transforma


en estratégico cuando se seleccionan medios y fines, adquiriendo así un perfil
utilitarista. Se instrumentaliza entonces la regulación social y las relaciones
entre los seres humanos se convierten en medios para la consecución de fines,
útiles para la dominación política o el beneficio económico. La alternativa a
esta tendencia a la imposición del sistema de la razón instrumental y del
control de los poderosos, es la razón comunicativa.

Esta propuesta hace parte del intento por restaurar la razón como mediación
básica para la integración social. La moral, sin embargo, está también
sometida a una lógica de la comunicación que establece lo que es malo y lo
que es bueno, así como las regulaciones a través de procesos intersubjetivos
desde una lógica pública que estipula la verdad de todos: las amenazas
terroristas, los peligros ecológicos, el hambre, la criminalidad, el desempleo,
etc. Tales diagnósticos sobre enemigos y peligros aparecen entonces como
fruto del consenso irrebatible de la sociedad toda.

De ahí la importancia que para Habermas tiene la opinión pública


constituida entonces por la acción comunicativa, es decir un tejido de acciones
discursivas encaminadas a alcanzar consensos y validar marcos valorativos
como expresiones de la racionalidad individual y pública, a partir de procesos
de habla y argumentación pactados en los espacios de lo público. Este sería el
escenario de grandes operaciones de subjetivación que producen identidades,
sentidos compartidos y cultura común, a través de los cuales se materializaría
el ideal de una razón responsable que interprete el sentido colectivo del bien
público.

Se trata así mismo de un gran ejercicio de legitimación que busca producir


arreglos sociales que actualicen el dispositivo normativo e institucional y
renueven su papel integrador. Esto solo puede tener lugar en el marco de una
esfera pública democrática cuya característica principal es la de permitir la
libre expresión y la pluralidad de los intercambios comunicativos. Este tipo de
acción reflexiva en donde los órdenes institucionales deben surgir como
elementos asimilables por los actores, quienes consciente y explícitamente

197
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

pueden conocerlos y apropiárselos en el transcurso de la acción discursiva,


exige de una accesibilidad plena a la información y de que ésta sea
transparente, horizontal e igualmente disponible para todos. Y es en estas
dimensiones en donde el moralismo de la propuesta muestra la insuficiencia al
pretender separar el mundo de la comunicación libre y ética del sistema de la
instrumentalización y la dominación, es decir del mundo de los poderes
fácticos en los cuales se mueven las relaciones interpersonales y las relaciones
de los grupos sociales; como si hubiese una comunicación sin mediaciones de
poder en la época de los poderes mediáticos.

Si tomamos el ejemplo de esas asambleas para la planeación local,


experimentadas por primera vez durante el segundo gobierno de Mockus y
conocidas como los Encuentros Ciudadanos en Bogotá, ellas fueron
concebidas dentro de esta racionalidad como escenarios de construcción
reflexiva de consensos. Si se fuera consecuente con la mirada de Habermas el
problema de la información y de la construcción colectiva de conocimientos en
la formulación compartida de los diagnósticos de las localidades de Bogotá
debería estar al centro, como un requerimiento indispensable para que el
modelo funcione. Pero a esto hay que añadir la existencia de sujetos
ciudadanos con identidades constituidas por múltiples procesos de
subjetivación, por lo que su configuración histórica y cultural provee patrones
de interpretación y de saber implícitos sin los cuales la acción racional
intersubjetiva no opera.

La comunicación ética en una esfera democrática de lo público, que es una


precondición de la acción comunicativa, entonces cobra muy pocas
probabilidades y se ve reducida a prácticas de democracia participativa que a
lo sumo logran poner en contacto intereses particulares de redes de poder
constituidas y en escenarios de legitimación de los discursos dominantes con
muy poco espacio para que se abran paso los discursos y saberes subalternos.

Al margen de las acciones sociales que están referidas al mundo de la vida,


las normas se erigen como mediaciones ineludibles entre los actores y los
flujos de deseos, afectos y pasiones que no solo los regulan, sino que
literalmente los producen. En efecto, el hecho que no tiene en cuenta el
proyecto habermasiano recogido por Mockus es que la acción regulada por
normas constituye a los actores y también produce al mundo social que es
imaginado e instituido a través de estratificaciones y asignación de funciones y
papeles. Volviendo a Kant esta acción funda al sujeto atado a intereses
particulares como pieza de la gran máquina.

198
Capítulo III: Los Múltiples Rostros de la Ciudadanía

Cada sociedad, como bien lo describió Castoriadis193, en el ejercicio


práctico de las relaciones de poder que la componen, crea lo que para ella es
válido y tiene sentido, esto es como una creación histórica y social que
instaura lo verdadero como una “validez positiva o de hecho”, y a su lado
genera la “validez del derecho”. El mundo social queda entonces sujeto a la
validez normativa que instituye los órdenes sociales que reconfigura las
subjetividades individuales y colectivas.

Para la lectura habermasiana de la propuesta normativa de “cultura


ciudadana” desarrollada por A. Mockus en Bogotá, el problema sigue siendo si
todas las acciones comunicativas presentan a los participantes que interactúan
en la formación de consensos como oyentes y hablantes para que el
entendimiento racional juegue el papel de expresar acuerdos que convaliden la
integración social de los grupos, y ello aparezca como una construcción
colectiva. Por ejemplo, ¿los sujetos que concurren han configurado e
identificado con suficiencia sus intereses, sus disensos y sus demandas?
¿Dichos sujetos han conseguido identidades grupales o únicamente
representan sus intereses y demandas individuales?

Al presentar una relación estrecha de la eticidad con la moralidad la ética


discursiva demuestra sus insuficiencias, ya que requiere inevitablemente de
partir de interacciones reguladas entre hablantes que no tienen una
cosmovisión común ni igual posición en la relación de poderes de hecho o
jurídicamente consagrados. Esta ética discursiva promueve entonces
procedimientos de constatación discursiva de las pretensiones normativas de
validez, de donde deviene su carácter formal, porque no remite al contenido, ni
a la comprobación de la validez de las normas planteadas, pues estas se dan
por sentadas, sino al procedimiento del discurso práctico a través del cual los
actores deben demostrar que sus propuestas son correspondientes con las
normas que propician la convivencia y el consenso.

Se desarrolla entonces una ética de los deberes (deontológica), que parte


del supuesto de que los sujetos que han construido su identidad lo han hecho
en el devenir de un proceso de socialización y de búsqueda colectiva de la
verdad, no pudiendo discutir las cuestiones prácticas de modo racional salvo
cuando se persigue obtener consensos que no cuestionen el deber ser de las
normas. De este modo la praxis comunicativa da lugar a una moralización de
las pretensiones de validez de las relaciones sociales institucionalizadas, pues

193
Cornelius Castoriadis. “La institución imaginaria de la sociedad. Vol. I. Marxismo
y teoría revolucionaria”. Editorial Tusquets. Barcelona. 1983.

199
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

implica la aceptación valorativa de la norma sin discusión. La razón


comunicativa se naturaliza, aparece como producto dado de un “proyecto
histórico- social” con fundamentos universales y absolutos, por tanto, solo es
defendible frente a quienes ya la han aceptado, frente a quienes reconocen la
facticidad y validez que ella misma instaura.

3.4.6 Funcionalismo, Homogenización y Diferencia

Niklas Luhmann es un sociólogo que se aparta del trascendentalismo moral


de Habermas y cuya concepción de la esfera pública indaga por el equilibrio
del sistema social en torno de la potencia que surge de las redes de interacción
social. La esfera de lo público es para este autor un sistema
extraordinariamente complejo en el cual la diversidad de opiniones y de
maneras de ser, la afirmación de las diferencias y las singularidades pueden
contribuir al equilibrio del sistema en su conjunto, antes que ser una amenaza
para él. Pero eso implica una revalorización de la representación democrática
que para Luhmann debe asentarse en la interacción libre del vasto universo
plural de las diferencias dentro del sistema. Es justamente la pluralidad de la
que está compuesto el sistema un signo que obliga a profundizar su naturaleza
representativa. La agudeza de la perspectiva de un modelo de mediación entre
la diversidad de las voces sociales y la síntesis de la totalidad social es el
aporte de Luhmann a la cualificación de la representación y de su conexión
con la participación abierta de la polifonía social. No obstante, como toda
noción representativa y funcional, termina poniendo el acento en la solidez y la
estabilidad del sistema como un todo194.

Ahora bien, la implicación moral de este punto de vista manifiesta la crisis


del énfasis que propuso la modernidad en su amanecer en la cuestión de la
igualdad (igualdad para el mercado) en detrimento de la afirmación de lo
singular. Así la valoración de las reacciones del sistema social ante la
ampliación de las diferenciaciones se expresa en los dilemas que le plantean al
sistema las tensiones entre la homogenización social y las dinámicas reales de
profundización de la diferenciación. Ante esta realidad, señala el autor, la
moral que debe facilitar la inclusión ha de hacerlo con base en la
generalización. La ética prescribe entonces a la moral una simultaneidad entre
la generalización y la individuación.

194
Para una ampliación de esta crítica ver Antonio Negri y Michael Hardt. “Multitud.
Guerra y democracia en la era del imperio” Random House Mondadori. Barcelona.
2004

200
Capítulo III: Los Múltiples Rostros de la Ciudadanía

Luhman considera que la ética debe incluir todas las posibilidades morales,
debe insistir en que el código moral tenga relevancia universal y que pueda ser
aplicado a cada conducta sin excepción, procurando que esto no suceda por
aplicación de otros códigos regidos por perspectivas opuestas. La ética debe
centrarse en una descripción de la sociedad dentro de sus múltiples contextos y
por tanto ha de recurrir a una "lógica polivalente" que posibilite criterios para
la aceptación o el rechazo de determinadas diferencias.

Esta percepción remite a la relación que se plantea a cualquier proyecto que


pretenda una profundización o radicalización de la democracia con la
producción de un proyecto ético-cultural que replantee la relación entre
ciudadano, poder y cultura. Filósofos contemporáneos como Kart Otto Apel
coinciden en el reconocimiento de la profunda crisis ética y moral de la
sociedad que se expresa en que hoy, si bien se presentan normas éticas
públicas válidas, el problema es si estas se restringen a consideraciones de
técnica instrumental y a su escasa capacidad para que los pactos sociales estén
constituidos sobre tramas Inter.- subjetivas que posibiliten consensos válidos
para todos.

La comunicación productora de consensos entre las personas requiere, para


Apel, eliminar los intereses de los sujetos individuales de medio-fin. "En el
plano de lo político, el reconocimiento de la opinión pública de los valores que
puede encerrar una Constitución Democrática no puede conllevar una validez
intersubjetivamente obligatoria sino que suponen un trasfondo subjetivo de
certeza para las discusiones que se desarrollen en su entorno para la
consecución de conciliaciones consensuadas por parte de todos los individuos
afectados"195

Esta dificultad para el funcionamiento de las éticas comunicativas se hace


mucho más evidente en sociedades como la colombiana en donde las medidas
asumidas por el Estado y los poderes que gobiernan la sociedad, en muchos
casos como resultado de la aceptación de las políticas económicas
globalizadoras, plantean estados de indefensión en grandes sectores de la
población.

195
Kart Otto Apel. “Las aspiraciones del comunitarismo anglo- americano desde el
punto de vista de la ética discursiva”. En D. Blanco Fernández et al. “Discurso y
realidad. El debate con K.O. Apel”. Editorial Trota. Madrid. 1994

201
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

La constitución de los sujetos sociales, de sus identidades y afirmaciones


desde donde plantearse una interlocución con otros sectores sociales están muy
lejos de los supuestos del modelo comunicacional habermasiano o de los
proyectos basados en la ética discursiva.

Las diferencias en los niveles de participación en los asuntos públicos están


en conexión con las agudas brechas económicas, culturales, políticas y sociales
y con el enorme costo social para sectores muy amplios de la población del
modelo de desarrollo. El campo de lo político no logra dar solución a la
cantidad de demandas sociales que crecen en la medida de la aceleración de la
urbanización de la sociedad entera y de los ajustes que provienen de la
globalización del mercado y de los conflictos.

La solidaridad queda así encapsulada en precarios nichos sociales en donde


intenta resistir a la devastación de la que son objeto las subjetividades
emergentes, a la vez que la razón no logra conciliar la comprensión común y
superar las estrategias individuales. Rescatar y resignificar la solidaridad como
nueva manera del hacer público, como un nuevo éthos colectivo sería un
componente decisivo para refundar la sociedad. Reinstaurar la razón en la
constitución de procesos ciudadanos estaría mucho más lejos de los
imperativos kantianos, que buscan instalarla como la obediencia debida a la
norma universal, propia de cada sujeto, que de la indagación por las fuentes de
la subjetividad reflexiva y de nuevas formas de deliberación y acuerdo que
exige la multiplicación de las singularidades. No parece que los elementos
teóricos ni las tecnologías sociales de los cuales está compuesto el modelo de
la ética discursiva y de la acción comunicativa que respalda toda la visión
normativa de A. Mockus, contribuyan a resolver estos problemas.

3.4.7 Los rasgos conductistas de la inter-regulación


ciudadana hacia la disciplina social

La idea de la Inter-regulación social, que propugna por involucrar al


ciudadano en el control del otro, no es una innovación de Mockus. La Inter.-
regulación tiene como presupuesto que hay un grupo de ciudadanos que
conoce y respeta las normas, es decir que se ha conseguido un nivel de
consenso sobre las reglas mínimas, por lo que un primer resultado del
planteamiento se da en la esfera de la legitimidad. Pero así mismo hay en ella
la puesta en marcha de procesos de subjetivación en torno de las cuestiones
inherentes a la seguridad y a la convivencia social, según las cuales el Estado
no tiene porqué echarse encima toda la carga para que se de un orden público.

202
Capítulo III: Los Múltiples Rostros de la Ciudadanía

Se exige del ciudadano una posición activa con su responsabilidades ante la


ciudad (de ahí el presupuesto moral). No basta con ser un buen ciudadano, hay
que contribuir con su ejemplo y con la acción de reprensión a quienes se
colocan por fuera de las normas, aplicándoles una cierta forma de castigo
consistente en la crítica abierta o la ridiculización de su comportamiento. Se
trata de una forma de procurar acceder a la disciplina social, descentralizando
un mínimo el poder de castigar.

Aunque esta forma de regulación social pareciera minar la centralización


del poder de castigar y de normalizar a los ciudadanos por parte del Estado, no
deja de correr el riesgo, en una sociedad tan polarizada como la nuestra, de
deslizarse hacia ideales policivos con participación ciudadana. El modelo de la
convivencia pasa a ser el del control mutuo en donde los ciudadanos
repercuten el poder del centro con base en la certeza moral de cada cual de que
la suya es la correcta interpretación y aplicación de la norma.

Hay que examinar hasta qué punto esta tendencia se adecua a las
necesidades de las sociedades de control, para las cuales pareciera ser muy útil
la idea de Skinner de que "debería ser posible la organización de un mundo en
el cual rara vez se produzca una conducta acreedora de castigo, o incluso no se
produzca nunca"196.

El programa de control de la conducta humana planteado por Skinner va en


busca de un mundo en el cual la "gente pueda comportarse bien
automáticamente", y considera que el problema radica en como inducir a que
las personas se comporten bien. La visibilidad del control y la aplicación del
castigo son las dos variables que intervienen en esta definición. "Un Estado
que transforma a todos sus ciudadanos en espías, o una religión que fomenta el
concepto de un Dios omni-vidente hace prácticamente imposible eludir a quien
castiga, y las contingencias punitivas adquieren entonces su máximo grado de
eficacia. La persona puede comportarse bien aunque no exista una supervisión
visible"197

El asunto es entonces crear los ambientes para que el control sea el máximo
y la necesidad de castigo la mínima. No puede referirse a un ambiente de
prohibición pues su infracción implica un máximo de castigo. Según esta
visión el responsable verdadero de una conducta punible no es el infractor, es
196
. B.F. Skinner. "Mas allá de la libertad y la dignidad”. Editorial Fontanella, Barcelona
1977.
197
Ibid

203
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

el ambiente que propició esa conducta. Lo que hay que modificar entonces son
los ambientes que limitan la eficacia de las técnicas de control que habrán de
producir "el hombre automáticamente bueno".

El pensamiento de Antanas Mockus plasmado en el Programa de Cultura


Ciudadana no asume plenamente estas utopías del control de la conducta
humana, pero no debe dejar de ser interrogado por el sentido de sus proyectos
en esta dimensión. En particular es interesante la importancia que se le asignó
en principio a la política de "adecuación de contextos" dentro de su propuesta
de modificación de las conductas ciudadanas. Al respecto, en un documento
que sirvió de soporte teórico a éste programa, se lee:

"Promover entre la ciudadanía formas de autorregulación de su


comportamiento, particularmente cuando se encuentran en presencia de
desconocidos, implica necesariamente adecuar aquellos contextos donde
esos encuentros se realizan, con el fin de poner en evidencia el tipo de roles
y comportamientos pertinentes y relevantes que deben asumir los
involucrados o comprometidos en la situación y el tipo de significados que
se pueden evocar o intercambiar en dicha situación."198

¿Esos "contextos" están emparentados de alguna forma con los "ambientes"


para el control eficiente de los que habla Skinner? ¿Son ellos los que hacen
visibles los "roles y comportamientos que deben asumir" los ciudadanos y los
"factores fundamentales para la regulación de los comportamientos
ciudadanos”?

La racionalidad normativa de la ciudad intenta incorporar a la mezcla


autóctona de disciplina con ciertos rasgos de autoritarismo estatal el
ingrediente de una cultura de la auto- regulación de cada ciudadano y de la
Inter.- regulación mutua. Téngase en cuenta que el concepto mismo de
disciplina proviene de la necesidad de prevenir el delito, la trasgresión de la
norma y para ello disminuir el deseo que hace atractiva la infracción.

La sociedad industrial descubrió que requería de una nueva economía del

198
M. Espinel. "La puesta en escena de la cultura ciudadana". Programa de Cultura
Ciudadana. IDCT. Documento de trabajo. Bogotá Julio de 1996. Allí se agrega : "Esos
contextos urbanos regulan y orientan las distintas actividades urbanas, las interacciones de
los ciudadanos entre si y con los distintos objetos - lugares ubicados en ese espacio y el
tipo de significados que, en general, guían las interacciones urbanas...se convierten en
factores fundamentales para la regulación de los comportamientos ciudadanos"

204
Capítulo III: Los Múltiples Rostros de la Ciudadanía

control de los cuerpos, es decir de un control riguroso de tipo topológico sobre


los espacios y el movimiento de los cuerpos que buscaba a la vez obediencia y
subordinación pasiva de los individuos. Para ello se desarrollaron y
difundieron nuevas tecnologías de la disciplina para incrementar las fuerzas
del cuerpo en términos de propulsar mayor concentración del esfuerzo
productivo y para disminuir la potencia de ser de los cuerpos en términos
políticos, de obediencia y docilidad. Como lo señala Foucault:

“La disciplina fabrica a partir de los cuerpos que controla cuatro tipos
de individualidad, o más bien una individualidad que está dotada de cuatro
características: es celular (por el juego de la distribución espacial), es
orgánica (por el cifrado de las actividades), es genética (por la
acumulación de tiempo), es combinatoria (por la composición de las
fuerzas). Y para ellas utilizan cuatro grandes técnicas: construye cuadros;
prescribe maniobras; impone ejercicios; en fin, para garantizar la
composición de fuerzas dispone “tácticas”. La táctica, arte de construir,
con los cuerpos localizados, las actividades dosificadas y las aptitudes
formadas, unos aparatos donde el producto de las fuerzas diversas se
encuentra aumentado por su combinación calculada, es sin duda la forma
más elevada de la práctica disciplinaria”199

El poder disciplinar ordena, segmenta y diferencia, produce normalización


redundante y genera la red de vínculos en los cuales se cría el nuevo sujeto,
sometido a un dispositivo de vigilancia continua, atrapado en una redes de
poder que se tejen a su alrededor, generando realidades normalizadas que se
adaptan de un territorio a otro de la socialización y que se construyeron como
centros de clausura, medios cerrados estrictamente normalizados por la fuerza
de las leyes y los códigos de moralidad.

La preocupación por el encauzamiento de la conducta se manifiesta en los


esfuerzos por reglamentaciones estrictas, de tal manera que el cuerpo jurídico
global es complementado por multiplicidad de reglamentos específicos, de
manuales para la vida cotidiana, de recetas para el mantenimiento de las
buenas costumbres, que van constituyendo un aparato semiótico que busca
hacer cuerpos dóciles a través de la disciplina.

Todos los equipamientos colectivos, los destinados a la pedagogía, los


conventos, los cuarteles, difunden las recetas y adiestran en los códigos de
comportamientos. Y hay en ello también una dimensión topológica. De ahí la
importancia de examinar si espacios como los que se crean para el ejercicio de

199
M. Foucault. “Vigilar y castigar”. Siglo XXI editores. México. 1997. Pág.172.

205
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

la democracia representativa o aquellos que se disponen para la participación,


como los Encuentros Ciudadanos en Bogotá, consiguen transgredir en algún
grado la pulsión por un tipo de ordenamiento que está denotado por la
jerarquización, por la reproducción de centros de poder que limitan el acceso a
la palabra o lo hacen menos horizontal.

Esta parafernalia disciplinaria es además completamente funcional a las


leyes del mercado, son el complemento de la disciplina del mercado. Todo
ciudadano sensato y de buenas costumbres entiende que los límites de su deseo
de consumo están marcados por su capacidad de pago. Allí está marcada la
tolerancia del sistema para con su ambición.

El adiestramiento para la convivencia, la introyección de las buenas


maneras son entonces indispensables para sostener estas libertades y derechos.
Se requiere de pactos sociales en los cuales los individuos se comprometan a
respetar estos límites, a sustituir la agresividad física en la búsqueda de la
satisfacción de sus deseos, a respetar la vida de los demás y las reglas del
juego de la sociabilidad.

A cambio, podrá participar en el mercado, en la búsqueda de la satisfacción


de un solo deseo: poseer bienes. Para ello se hace indispensable la igualdad,
cosa que en este caso significa, compartir costumbres semejantes para
competir en el mercado.La regulación de lo cotidiano es entonces elemento de
gran significación en sociedades urbanas percibidas como caóticas y frente a
las cuales se abren paso los proyectos que reivindican como solución
civilizadora la ley y el orden.

La disciplina le asigna lugar de consideración política a los detalles de la


convivencia, ocupándose de la descripción, de los procedimientos y de las
técnicas meticulosas del comportamiento humano. Con ello no solo contribuye
al control de las conductas del ciudadano, sino que define las líneas de
perspectiva para la objetivación del "hombre de bien", del "ciudadano
decente", diferenciándolo de aquel que no se atiene a la norma, del no-
conviviente. Se constituye, a través de este discurso de verdad, mecanismos de
exclusión, que así mismo objetivizan al "anormal", al "sospechoso", al
marginal.

206
Capítulo III: Los Múltiples Rostros de la Ciudadanía

3.4.8 La inter-regulación ciudadana como control


social

La discusión teórica, pero principalmente la evaluación de resultados de


esta política está aún pendiente máxime cuando el concepto de
"autorregulación", ha evolucionado hacia la política de “croactividad”200 y se
sitúa a gran distancia del concepto de "autonomía" del ciudadano.

La segunda administración del Alcalde Mockus insistió en que la seguridad


ciudadana solo podía ser proveída por la colaboración de todos los ciudadanos
de bien que deberían mantener una actitud vigilante (“croactiva”) ante los
delincuentes y los no convivientes y para denunciar (“sapear”) ante las
autoridades cualquier infracción de la ley o el orden. Entonces ya no se trata
solamente de contener y disciplinar a los díscolos en cada uno de los lugares e
instituciones de socialización. Se reconoce la insuficiencia de estos
mecanismos de disciplinamiento social y de una crisis de las instituciones de
normalización. Hay entonces que dar lugar a nuevas formas de control y
mantenimiento del ordenamiento.

El fenómeno vivido en Bogotá está conectado con el hecho novedoso de


que en las sociedades urbanas se va dibujando la "sociedad de control". Las
nuevas velocidades, los nuevos ritmos introducidos por la tecnología y la
ciencia se traducen en flujos de todo tipo que rompen los límites de las
estructuras cerradas y que, igualmente, se manifiestan en formas de
aceleración inusitada en los mecanismos de control en espacios abiertos.

“la cultura tecnológica no ha hecho mas que perfeccionar la


apropiación de los elementos motrices, y acrecienta incesantemente
nuestra dependencia de los sistemas que regulan el sentido de la
apropiación (contadores de velocidad, tableros de mando,
teleorientación...). Creadora de itinerarios de dirección, aplica a la tierra
y a la naturaleza (a la naturaleza humana) la fórmula de Bacon : Nada es
mas vasto que las cosas vacías... y finalmente crea el vacío y el desierto
por que solo la nada es continua y, por ello conductora"201

200
Por analogía con el croar, voz de los batracios.
201
. Paul Virilio. "Estética de la desaparición". Anagrama. Barcelona, 1988. Este
urbanista francés ha desarrollado una teoría de la velocidad como factor esencial en los
cambios en el modo de producción y dominación de la subjetividad. En la obra citada
agrega :""! No tenéis cuerpo, sois cuerpo!" clamaba ayer Wilhelm Reich; a lo que el
poder y sus técnicas responden hoy "No tenéis velocidad, sois velocidad." Ya en mi libro

207
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

Se impone el control continuo y se reorganiza el poder político, centrado


ahora en las redes de comunicación, en la vigilancia automática y la respuesta
inmediata a cualquier amenaza contra el orden. La ciudad (polis) se va
transformando en la ciudad policiva. La ciudad punitiva tiende a adquirir la
forma de la ciudad controladora.

Se mantiene la disciplina impuesta desde cada uno de los centros de


encierro, que contaba con normas específicas para cada uno, pero ahora va
siendo contenida por las nuevas formas de subjetivación, de modulación de las
conciencias que reclama el autocontrol en todos los espacios, a través de la
utilización masiva de nuevos lenguajes numéricos, cibernéticos. Los códigos
específicos para cada compartimiento social, desde donde se disciplinaba al
ciudadano, son absorbidos en un mar de información que se proporciona a
todos los individuos, desalentando las sensaciones propias y confirmando
cotidianamente por medio de una lluvia de imágenes cuál es el mundo que lo
rodea: el vacío.

El punto de partida de esta transformación es el vuelco que ha tomado la


producción. La descentración y des-localización de la fábrica, posibilitada por
la revolución de las comunicaciones y el cambio de énfasis hacia la
producción de servicios, soportan una completa dispersión de la actividad
productiva. La ciudad, el país, la región hacen parte de una gran empresa
global que integra a su lógica los antiguos centros de producción y
reproducción del capital. "La familia, la escuela, el ejército, la fábrica no son
ya mas centros analógicos diferenciados que convergen en un propietario,
Estado o potencia privada, sino las figuras cifradas, deformables y
transformables de una misma empresa que funciona únicamente con
gerentes"202

"Vitesse et Politique", mostré de que modo la modulación y la manipulación de las


velocidades vectoriales (la policía logística) habían sido, en los diversos conflictos
militares y revolucionarios, los elementos más eficaces para lograr la cohesión de las
masas en Europa y Estados Unidos. Pero, al mismo tiempo señalé que el fin buscado por
el poder no era solo la invasión u ocupación de los territorios sino, sobre todo, la creación
de una suerte de resumen del mundo obtenido mediante la ubicuidad, la instantaneidad de
la presencia militar, es decir un puro fenómeno de velocidad, un fenómeno en marcha
hacia la realización de su esencia absoluta"
202
. Gilles. Deleuze."Las sociedades de control". En Revista “Encuentros” No. 3. Buenos
Aires 1991

208
Capítulo III: Los Múltiples Rostros de la Ciudadanía

Las modernas técnicas de la administración perfeccionan los métodos de


incorporación del conocimiento del productor directo y del consumidor a la
gran inteligencia artificial del capitalismo y permiten ajustes rápidos en la
tecnología y la escala de la producción. Al trabajador se le asigna así también
un papel en la gestión de la empresa. Aparece entonces lo que para Deleuze es
"la noticia más horrorosa del mundo", las empresas "con alma". En ellas, el
operario y aún el mismo consumidor hacen parte de la "gran familia"
empresarial. Las ventas a domicilio adquieren un perfeccionamiento tal que el
consumidor es convertido en vendedor y accionista de la empresa.

La masificación a escalas inéditas del consumo permiten detectar sin


mucho esfuerzo cuál es el "alma" de la empresa: el mercado y la técnica con la
cual opera: el mercadeo. El control social circula por las arterias del
Marketing. A través de el se propagan y perfeccionan los gustos y las
preferencias colectivas. El sistema financiero, que en fases anteriores,
constituía el sistema circulatorio del capital, sirve ahora de fundamento para la
vertiginosa rotación de las operaciones de mercado, con base en una moneda
virtual, que obliga al ciudadano a hacer parte de los modernos equipamientos
de registro.

A través del mercadeo se establecen bases y bancos de datos que denotan la


existencia de los individuos. La encuesta, la consulta- "in situ", o por vía
telefónica-, la muestra, son las modalidades que configuran la nueva noción de
"las masas". De ahí la afirmación categórica de Deleuze en el sentido de que
"no nos encontramos ya más ante la pareja masa - individuo"203.

El ejercicio de la representación política se ha convertido en una operación


de "marketing político". Los candidatos son productos de la gran empresa del
poder que deben ser realizados en el mercado. Las encuestas de opinión
definen los resultados electorales antes de haberse realizado la elección.
Políticas sociales como las referidas a la asistencia a los pobres, también
adquieren estas formas. No se puede ser pobre "objeto" de intervención en
Colombia si no se está registrado en el "sistema de identificación de
beneficiarios" (Sisben). La cultura es "gestionada"; lo social y lo publico son
orientados por "gerencias" especializadas en su ramo.

203
Ibid

209
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

Los medios de comunicación experimentan tecnologías para medición de


audiencias que verifican, con sensores instalados en los receptores de
televisión o de radio, las horas en las cuales el aparato está encendido en
determinada emisora, e incluso si el individuo se encuentra efectivamente
frente de él. Así se ponen a prueba renovados dispositivos que facilitan la
ingerencia en los asuntos domésticos y que hacen aun más frágil las fronteras
entre lo privado y lo público. Diariamente se acentúa la inclinación a
perfeccionar mecanismos de vigilancia "total" sobre los ciudadanos. El ojo del
"gran hermano" que describía Orwel ha abandonado las páginas de las novelas
de ficción y se despliega con un refinamiento que no se preveía en “1984” ya
no como manifestación del totalitarismo nacional- socialista o estalinista sino
como condición de la democracia realmente existente.

El “gran hermano” ha encarnado ente mediático, con su vigilancia satelital,


su sistema de grabación permanente de los aconteceres de la ciudad y su gente
y hasta con sus propios “reality shows” que le permiten instalarse y legitimarse
en la audiencia domesticada. En las calles consideradas neurálgicas se
despliegan sistemas de detección de delitos que faciliten una reacción
inmediata de los cuerpos de seguridad. Ya se experimenta el sistema de
cumplimiento de un castigo penal mediante el control electrónico del
individuo sin necesidad de mantenerlo encerrado en prisión.

La sociedad de control apenas se prefigura y en ciudades como las nuestras


solo comienzan a despuntar algunas de sus manifestaciones. Buena parte del
dispositivo disciplinario sigue en pie, se remoza e incorpora a los nuevos
mecanismos de la sociedad de control, operándose situaciones transicionales
en casi todas las esferas de la vida urbana. El desarrollo tecnológico llega a la
ciudad en oleadas cuyos ciclos son cada vez más cortos, de tal manera que el
rezago frente a las tecnologías de punta de las economías centrales no significa
que en estas latitudes no se reproduzcan con rapidez las dinámicas que
empiezan a caracterizar las sociedades de control en los centros globales.

Quizás las principales dificultades para que se impongan en nuestras urbes


las ondulaciones provenientes de la reestructuración social son las condiciones
culturales sobre las cuales deben desplegarse y las debilidades del Estado- y de
los equipamientos de que dispone- para desconcentrarse, desterritorializarse y
regular las relaciones entre los ciudadanos en las nuevas circunstancias.

El concepto de participación ciudadana pierde todo sentido liberador en


escenarios como los descritos y queda reducido a la implementación de

210
Capítulo III: Los Múltiples Rostros de la Ciudadanía

discutibles modalidades de co-responsabilidad en la construcción de planes de


desarrollo, o en la veeduría social sobre la prestación de algunos servicios
públicos, o la ejecución de algunos presupuestos.

3.4.9 Una Democracia A Cucharadas

De hecho está en cuestión el tipo de ciudadano que está implícito en este


discurso y en estos contextos, y por tanto, con las mismas razones, el ideal de
democracia que se impulsa desde esta mirada normativa. El ascenso del
ciudadano constituido a través del discurso de la calle, encarnación de una
democracia plebeya que permitió a los invisibles plantear demandas al Estado
sobre la base de una identidad colectiva como parte de un pueblo
revolucionario204 quizás solo tuvo fugaz aparición alrededor del discurso y la
figura de Jorge Eliécer Gaitán. Desde la desaparición del caudillo populista,
los bogotanos y Colombia toda no volvieron a experimentar la sensación de
estar siendo incorporados a una ciudadanía vital. La decisión de los poderes
dominantes de excluir a las clases populares del campo político cerró durante
décadas la discusión sobre la ciudadanía, arrojó a amplios sectores de la
población a la violencia y canalizó las demandas de inclusión por caminos
extra-institucionales.

La crisis de legitimidad y la pervivencia de una ciudadanía profundamente


degradada han sido la antesala del renacer del discurso sobre el ciudadano,
ahora mediado por las urgencias de abordar el problema urbano desde las
complejidades planteadas por la relegitimación de la autoridad estatal y el
imperio de la ley, así como de sofisticar el disciplinamiento social,
incorporando la Inter.- regulación ciudadana al entramado institucional.

Acerca de la manera como se fue tejiendo la propuesta de democracia y


planeación del desarrollo en Bogotá, así narra Mockus su experiencia:

“Acudíamos a procedimientos democráticos para tomar una gran


cantidad de decisiones, era como aprender democracia "cucharada a
cucharada"… Cultura democrática es en parte aprender a convocar
procesos para exponer y defender los argumentos propios, pero también es,
y de pronto en mayor medida adherir a las reglas y aceptar los resultados
después de la deliberación.

204
Un análisis de fenómenos similares, pero de una extensión histórica mucho mayor
puede verse, para el caso mexicano en Lominitz. C. “la construcción de la ciudadanía
en México” en revista Metapolítica No. 4. Centro de estudios de Política Comparada.
México. D.F. 2000

211
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

Es fácil considerarse demócrata cuando los argumentos que uno


defiende ganan en el debate público. Pero el verdadero demócrata es aquél
que a pesar de perder en el debate o en la votación, acepta la decisión
colectiva e incluso pone su capacidad argumentativa al servicio de su
defensa.

Entonces puse en práctica ese principio para elaborar el segundo Plan


de Gobierno. La elaboración del primer Plan fue distinta y el proceso
estuvo más inspirado en Popper: quince grupos propusieron documentos y
yo me senté a trabajar en compañía de un metodólogo que me ayudaba a
cumplir los requerimientos de tiempo y de extensión del documento. El
objetivo era reducir unas cuatrocientas cincuenta páginas a seis. En este
caso la consigna no era "democracia" sino "quite la lechuga, quédese con
la carne", cosa que dietéticamente no es necesariamente la mejor opción.
En fin, fueron dos experiencias distintas en la elaboración de los
programas de gobierno. También la elaboración de los planes de
desarrollo tuvo diferencias.

Lo que quiero decir con lo anterior es que he llegado a un altísimo


aprecio por la estructura de procedimientos democráticos, en parte
empujado por gente cercana que demanda democracia y en parte por haber
llegado a un entendimiento más profundo del sentido de los procesos
democráticos. Es un tópico habermasiano clásico relacionado a la
estructura última de la comunicación humana: si cualquier ser humano
puede ser interlocutor, cualquiera puede problematizar una pretensión de
validez y cualquiera puede aportar argumentos validos.

De este modo, descubrir por un lado los procedimientos jurídicos —de


formación y aplicación de la ley— y por otro lado los procedimientos
democráticos, tiene un fuerte componente de ética comunicativa que
permite dar el salto a un mayor grado de democracia. No sé cuan pequeño
sea, pero se trata de un salto a un mayor grado de democracia fundado en
la opción de la ética comunicativa”205.

Como se dijo anteriormente, el ejercicio de la ciudadanía en la sociedad


post-fordista replantea conceptos y requiere de renovadas visiones; para
algunas miradas críticas es ante todo una práctica política que se encarna en
espacios públicos, que trasciende la delegación que se desprende de la
representatividad electoral y que da nacimiento a sentidos de pertenencia y
empoderamientos inéditos para el ejercicio efectivo y resignificado de los
derechos. Esto haría posible que la ciudadanía moderna se intentara erigir en la

205
Mockus. A. 2003. op.cit.

212
Capítulo III: Los Múltiples Rostros de la Ciudadanía

mediación entre la infinita pluralidad de los intereses de los individuos y la


unidad política básica que se expresa en el Estado y en las instituciones que
gestionan la democracia. Pero, de por medio está el problema de las
autonomías ciudadanas, de la compleja red de subjetividades en la cual se
manifiesta la diversidad. La ciudadanía de la modernidad profunda así
entendida exige entonces una esfera pública plural para su realización y formas
de integración política que garanticen la unidad en la diversidad. Esto genera
inevitablemente conflictos que solo pueden transformarse en la medida en que
se de paso al reconocimiento e integración de unos fines colectivos surgidos de
la deliberación proactiva de las diferentes identidades sociales, culturales
políticas. Este sería el meollo del surgimiento y consolidación de una cultura
democrática quizás más próxima al ideal del republicanismo cívico
reivindicado por Hannah Arendt que a la “democracia a cucharadas” de
Antanas Mockus.

En efecto, como lo recuerda Fernando Bárcena, al recoger la tradición


clásica del republicanismo cívico originada en Aristóteles y expuesta en los
escritos de Maquiavelo, Montesquieu, Jefferson y Tockeville, Arendt se
propone restablecer el enfoque revolucionario de la construcción del “espíritu
público”. Para esto hay que concebir la ciudadanía en los términos de una
actividad deseable, “es decir, como una actividad moral ininteligible
independientemente del concepto de acción”206

Acción como participación cívica en los asuntos colectivos, como


constitución de identidad cívica que defina la especificidad de los
compromisos que debe asumir el ciudadano y como respuesta al fenómeno
totalitario. Acción como revelación del agente en medio de la pluralidad, por
cuanto el bien que una comunidad quiere lograr es el bien plural es decir “un
bien que refleja tanto las diferencias entre las personas, esto es sus intereses y
opiniones distintivas, como la comunalidad que les hace estar juntos en tanto
que ciudadanos, o sea, la solidaridad y la reciprocidad que cultivan como
políticamente iguales”207 Y discurso como la construcción de una capacidad
de juicio ciudadano, de un pensamiento propio que le permita navegar en la
pluralidad y buscar acuerdos.

En cambio, la propuesta Mockusiana da por hecho que los actores que

206
Fernando Bárcena. “El oficio de la ciudadanía. Introducción a la educación
política”
207
M. Passerin. “La filosofía política de Hannah Arendt. Citado por F. Bárcena. Op.
Cit.

213
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

concurren a los espacios de participación tan solo requieren de condiciones


para una discusión abierta de argumentos con los cuales pueden influir en la
toma de decisiones, previa la aceptación de las normas del juego democrático.
Es en este aspecto que considera pertinente e importante el impulso de la
organización. La organización sería el dispositivo para poder acceder a los
espacios de deliberación, reglados de tal manera que el intercambio de
argumentos no implique la disminución de la capacidad para operar el modelo.

Antanas resume su punto de vista así:

“El tercer objetivo de Cultura Ciudadana incluido en el Plan de


Desarrollo 2001-2003 está relacionado con el aumento de la confianza
ciudadana en los procedimientos democráticos. Esto se ha desarrollado por
medio de un programa de estímulo y fomento a la creación de
organizaciones que se llama Organizarse para influir y aprender. El
mensaje fundamental de este programa era: "organícese para influir, pero
preferiblemente para influir a través de un aprendizaje más veloz, de una
mejor comprensión, de más argumentos y de mayores conocimientos, en
lugar de organizarse para influir simplemente bloqueando".

En síntesis, una visión de la Cultura Democrática, si se quiere muy


simplista, podría ser: libre discusión, derecho de organización, pero cierto
margen de operación. En otras palabras, "si sus argumentos son muy buenos yo
cambio de posición", para que toda discusión no sea un tema de mayorías y
minorías y para que exista espacio para las decisiones técnicas”208.

Pero la reflexión a la que se llama desde este trabajo interroga el concepto


según el cual el solo escenario de la participación constituye la integración de
unos ciudadanos supuestamente pre- existentes. Esto puede diluir la
complejidad de los procesos de agrupamiento y diferenciación que se expresan
en disposiciones, lenguajes y estrategias. Si la integración se da a través de
redes de interés, habrá expectativas y lenguajes diferentes, que muy
probablemente abren fracturas entre los grupos y luchas de poder que no
pueden ser invisibilizadas y que no van a poder ser reguladas por un
dispositivo comunicativo que tiene como requisito imprescindible la
aceptación de las normas.

Los contextos están dados por la necesidad de superar la situación de


postración de los sectores subordinados, de redistribuir poderes recurriendo a

208
Mockus. A. 2003. op.cit

214
Capítulo III: Los Múltiples Rostros de la Ciudadanía

las potencias creativas del cuerpo individual y colectivo, para trocar los
antagonismos elementales hacia una movilidad social crítica e inventiva. De
ahí la importancia de establecer una mirada relacional entre la participación
ciudadana institucionalizada y otras formas comunitarias de acción ciudadana
no institucionalizadas que nos señalen las rutas posibles entre las autonomías
y la participación ciudadana. En el caso de los habitantes de las localidades,
los dispositivos de participación que se pusieron a prueba en las
administraciones de Mockus bajo la óptica de la ética comunicativa deben ser
interrogados acerca de su intención y su capacidad de involucrar al ciudadano
de a píe, a partir de sus propios espacios, y si hubo en realidad un esfuerzo por
flexibilizar los centros de representación para que puedan devenir espacios de
concertación con ellos.

3.4.10 La ciudadanía como resistencia. Trayectos y


transiciones ciudadanas
“Después del sueño buscaron aquella ciudad; no la encontraron pero se
encontraron ellos; decidieron construir una ciudad como en el sueño”

Italo Calvino “Las ciudades invisibles”

Es indiscutible que una visión como la defendida y practicada por los


gobiernos del Alcalde Mockus trajo novedades e intentos sugestivos por
encontrar pistas hacia una renovación de la participación ciudadana. Se hace
necesario sin embargo evaluar si, como resultado de esa política, se avanzó en
la ruta de una radicalización del ejercicio democrático hacia algo que pudiera
asemejarse a una democracia por trayectos, con intensidades variables y
apertura permanente a las renegociaciones de espacios de poder. El resultado
parece dejar más bien un saldo desfavorable par el experimento mockusiano.

La acción política participativa desborda la representación, y, supone una


visión de cambio social explicita o no en su formulación. Es necesario trabajar
entonces, en el contexto de una democracia profunda, hacia una noción de
ciudadanía construida en la relación entre las prácticas comunitarias y las
prácticas institucionales más allá de la suposición de un sujeto a priori
inexistente (el ciudadano) y unas instancias estatales trascendentales que le
otorgan y garantizan o no los derechos.

En la medida que admitamos que se delega completamente al Estado la


autoridad para unificar y articular la sociedad, las políticas públicas serán
exclusivamente un instrumento privilegiado para el ejercicio del poder central.

215
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

Por ende, las políticas públicas de participación se perfilan como instrumentos


de gobernabilidad democrática social si no solo hacen referencia a su
modalidad más restringida de regulación e interacción entre Estado y el resto
de la Sociedad sino, fundamentalmente, a su sentido amplio de aportar a la
construcción de la convivencia ciudadana.

La acción política en cuanto interpela y va más allá de la normatividad del


sistema institucional, permite develar las interpretaciones institucionalizadas
de los problemas políticos y, como en el caso de las comunidades locales,
transformar las tensiones que el pensamiento político precedente concibió tan
solo como un conflicto entre población subordinada y poder central. Esto es lo
que dilucida el surgimiento de múltiples redes locales no institucionales.

La acción política desde la perspectiva de una democracia radical no se


adapta a sujetos del tipo los ciudadanos en tanto que tal (“la ciudadanía”), sino
que por el contrario hace posible que los habitantes de las localidades de la
ciudad sean capaces de afectar todo un campo social, y de contagiar a la
sociedad entera de sus propuestas y proyectos de vida, así como de dejarse
afectar por las propuestas de otros segmentos de la población. Por eso es que
se requiere abrir espacios para que surjan políticas desde las comunidades para
transformar a toda la sociedad.

El trayecto vital de los ciudadanos no es solo el paso de la individualidad a


la colectividad, ni es principalmente la relación de estos dos puntos, sino que
está entre los dos. Es una etapa de frontera en la cual es posible el desarrollo
de potencias creativas inéditas, incluidas las de nuevas formas de vivir la
ciudadanía, impregnadas del impulso transformador de la sociedad y
dispuestas a afectar a toda la sociedad. De tal forma hay que concebir unas
políticas públicas de participación que no sean circunscritas a las tensiones
más visibles entre los centros de representación y los anhelos de participación,
sino que ante todo sean afirmativas de la diversidad ciudadana y de su
potencialidad, de tal manera que los ciudadanos se constituyan en actores
políticos de primera línea.

Así las cosas, la ciudadanía deja de ser la inscripción pasiva de la criatura


humana en la soberanía del Estado, para devenir la participación activa de los
ciudadanos en la construcción colectiva (publica) del orden social, de modo
que las reglas del vinculo y mandato surjan en la frontera o límite común de
los asociados y el régimen institucional.

216
Capítulo III: Los Múltiples Rostros de la Ciudadanía

La ciudadanía así concebida no es llanamente el derecho a tener derechos


mediante el reconocimiento y protección estatal de los derechos humanos,
civiles, políticos, económicos, sociales y culturales. Es decir, que la sumisión a
las leyes y mandatos no es garantía de que el Estado pueda generar una cultura
ciudadana, y menos en el contexto de las actuales sociedades urbanas. Hasta
ahora se había tratado de “empoderar” a las bases para que accedieran a las
instancias de regulación y pudieran reclamar sus derechos. Pero, finalmente se
indaga por como la «participación» tiene que involucrar a todos los sectores
ateniéndose fundamentalmente a la especificidad de sus procesos y proyectos
y procurando la construcción concertada de las regulaciones que surgen en el
límite de cada renovación del pacto social, que exige la actualización
permanente del problema de los derechos.

Como ya se ha dicho, los rasgos de democracia social que afloran en las


experiencias de participación evidencian que el problema del pluralismo es
central para la consolidación del proyecto. Los actores múltiples entretejen
redes que pugnan por hacerse visibles y ganar espacios de expresión. El
control de todas estas manifestaciones de la diversidad se hace cada día más
complejo para un centro único, como lo pretenden las políticas de
participación definidas desde el Estado. La realidad del mundo de la
participación que se ha ido configurando en Colombia, apunta a un tejido que
se escribe y se reescribe, que permite apreciar las huellas de las escrituras
precedentes, pero que continúa siendo, en esencia, un texto plural, escrito a
muchas manos, del cual apenas si se dibujan identidades y proyectos de auto-
referencia.

El proceso avanza en experimentar la participación directa de los


involucrados en la discusión y toma de decisiones sobre un panorama temático
cada vez más amplio, de reformular las relaciones entre participación y
representación y de buscar enunciaciones, desde múltiples centros de
referencia, en los aspectos constitutivos de las relaciones políticas y sociales.
Romper la tutela estatista de los procesos tiene implicaciones en torno de la
reestructuración de los valores y prácticas de las subjetividades subordinadas y
ello moviliza de manera radical las estrategias y propuestas de los actores
políticos e institucionales.

Con la elección del Alcalde Luís Eduardo Garzón y la continuidad dada por
el mandato del Alcalde Samuel Moreno, también elegido por el Polo
Democrático Alternativo, se proclamó que el énfasis del proceso de
construcción ciudadana en Bogotá está ahora puesto en la dimensión de una
democracia social en la cual puedan hacerse efectivos los derechos de

217
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

bienestar y en donde el patrimonio público aparece en su carácter vinculante


como nuevo teatro de encuentro para actores plurales que van emergiendo a la
vida pública. Puede ser este un período para abrir políticas de transición
fundadas en la participación y en nuevas miradas sobre la construcción
ciudadana en Bogotá. Este estudio, con las limitaciones ya enunicadas,
propone a continuación algunos elementos de enfoque de la participación
como desbrozadora de caminos para la reorganización de la vida social y
política de la ciudad.

La planeación participativa adquiere un renovado sentido político, ligado a


la búsqueda de nuevas formas de distribución del poder para superar la
inequidad en torno, entre otras cosas, del carácter y destinación del
presupuesto público. Transitar este camino implica desarrollar a profundidad
los procesos de descentralización, así como una calificación de las demandas
de la ciudadanía y de las comunidades que se proyectan hacia lo público,
trabajar hacia la formación de ciudadanos autónomos que acceden a la
condición de ciudadanos- sujetos, es decir que se integran a procesos cada vez
relacionados con los asuntos que están implicados en un proyecto de sociedad
e impregnan de esta dimensión política su quehacer en la resolución de las
necesidades básicas.

El norte ético de esta propuesta se erige el campo de una ciudadanía de


vida, preocupada por la construcción de vínculos societales a partir de la
pluralidad, que de cabida a los nuevos derechos que ya han surgido y los que
habrán de aparecer en la medida en que nuevos sectores arriben al mundo de lo
público. El surgimiento de una cultura de los derechos, de exigencias que se
salgan de la lógica de las meras necesidades materiales y discurran en la órbita
de una política resignificada y de una cultura de sentido pleno, dotaría de
poder a nuevas fuerzas sociales y contribuirían a imponer límites al poder
estatal y a los desaforados poderes privados que se extienden al amparo de la
desnuda lógica del mercado.

Así, la participación podría ser una apertura de senderos para la


reorganización de la vida social y política de la ciudad. Si se logra desatar las
fuerzas inmensas que residen en la diversidad y provocar la polifonía de
propuestas y el que los grupos invisibles acudan a los espacios públicos a
someter al escrutinio sus aspiraciones, tal vez se daría un paso en desconectar
el circuito perverso que hoy une la política de representación a la asignación
de bienes y al uso del aparato del Estado, y así cualificar una y otra. Esto no es
más que una condición-puente para acceder a una modernidad más digna y

218
Capítulo III: Los Múltiples Rostros de la Ciudadanía

para dar curso a formas más creativas y relevantes de democracia profunda.

Sin duda que esta situación transitiva también le daría una nueva dimensión
a la actividad estatal, lo libraría de responsabilidades patriarcales y le
permitiría ser el instrumento de la sociedad para su avance social, antes que
para su mero control en beneficio de las élites de siempre. No es sensato negar
la presencia de graves obstáculos y el nacimiento de grandes potencialidades
que se visibilizan en los procesos de planeación participativa. El asunto es que
la construcción de lo público se encuentra estancada en una fase primitiva y
está lejos de radicar en manos de los actores locales. Es más, está por
replantearse el debate sobre el significado hoy de lo público, de la acción
pública y de las llamadas políticas públicas, en tanto estas también son
creaciones discursivas y estrategias de poder puestas en ejecución por actores
de agencias de poderes reales.

Las localidades se están poblando de redes que llevan la semilla de la


diversidad y que comienzan a emplazar los viejos dominios y a visibilizar sus
intereses. Eso plantea la apertura de nuevos espacios para redes emergentes y
liderazgos sociales que entren en la disputa de la escena pública. Identificar
esos puntos de referencia de la integración social, cualificar los agrupamientos,
elevar su perspectiva política hacia la construcción de un campo de atracción
que jalone hacia lo público y sus nuevos sentidos y desestimule ciertos tipos de
mediaciones de la política de representación que procuran eslabonarlos con
intereses de grupos clientelares o de poderes despóticos.

Hay que encontrar maneras consensuadas de debilitar los eslabonamientos


entre acceso al presupuesto y reproducción de la política de representación y
darle vuelo y visibilidad a nuevas maneras de garantizar la reproducción
política de redes ciudadanas. Tampoco puede la participación ciudadana
hacerse únicamente de talla local. De tal manera que un proyecto de
planeación participativa local debe ir incorporando ejercicios que permitan la
incidencia sobre asuntos del nivel distrital. No se puede pedir desde el centro
al ciudadano que vaya más allá de los intereses de barrio o de zona en su
entorno, si no se están haciendo ejercicios permanentes para que él asuma que
puede tener capacidad de injerencia, y hasta donde, en los macro-proyectos y
en las grandes líneas del desarrollo urbano.

Esto exige imaginar un sistema de participación para el desarrollo de doble


vía, por el cual se posibilita la intervención de la mirada del centro distrital en
el desarrollo local, pero también el que la localidad comience a pensar en clave

219
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

de ciudad. Es cierto que hay un gran debate acerca de las posibilidades de


procesos como el de los presupuestos participativos de ciudades que han sido
ensayados en la vecina Brasil, o en España. Los principales reparos que se
hacen a proyectos como los mencionados se refieren a las dificultades para
ensamblar este tipo de procesos populares de toma de decisión con los ritmos
de la ciudad que no puede esperar prolongados mecanismos de toma de
decisiones. Así mismo se señala una contradicción entre la inclinación por
acercarse a experimentos mucho más emparentados con la democracia directa
que con la representativa que exhibe como garantía principal el voto
programático.

Lo cierto es que no da más espera la búsqueda de mecanismos para


involucrar a los ciudadanos en cada vez mayor y más importantes asuntos
públicos. Por eso es menester definir como meta estratégica de los gobiernos
de la ciudad, el dejar creadas las condiciones normativas, de institucionalidad
democrática participativa y de organización para que se de el paso a
modalidades como la de los presupuestos participativos en los niveles local,
distrital y nacional.

El sistema de planeación participativa debe estar fundado en lo que


podríamos denominar la participación policéntrica, es decir la distribución de
cada vez mayores poderes en manos más numerosas, lo que haría viable honrar
la pluralidad de diversos públicos que requieren autonomía de proyectos. Un
papel esencial de los procesos participativos sería entonces la capacidad de
conjugar esos experimentos de descentralización más radical. La ciudad antes
que incrementar la centralización debe ser garante de un doble movimiento: de
desagregación de atributos en el terreno de la planeación del desarrollo y la
generación de poder suficiente para actuaciones a la manera de redes de poder,
capaces de recogerlos y convertirlos en fuerza de decisión democrática sobre
los procesos cardinales.

Esto vuelve a poner sobre la mesa el tema de la integración territorial en la


ciudad. Las localidades son contenedores territoriales sumamente grandes que
pueden jugar un papel clave en los procesos de agregación. Pero las
identidades que dan luz a la pluralidad se gestan en principio en territorios
físicos o existenciales muy próximos al ciudadano, como los barrios y las
Unidades de Planeación Zonal (UPZ).

Cuando se habla de construir un sistema moderno de participación, se trata


es de garantizar regulaciones de muy amplio espectro que animen la

220
Capítulo III: Los Múltiples Rostros de la Ciudadanía

organización y aparición de lo plural y que generen unos canales de


integración de voluntades que vayan desatando una ciudadanía que se
dimensione también por procesos más globales.

Por supuesto que la base de esta propuesta es la de las autonomías de redes


ciudadanas, desde las cuales se empiecen a reconocer los públicos e
identidades que no han sido reconocidos. Desde allí se mostrará la capacidad
de los ciudadanos para transformar relaciones. Todas las necesidades y
reivindicaciones de los nuevos públicos tienen estatuto de legitimidad, pero lo
que da pie a lo que la modernidad más avanzada entiende por una ciudadanía
social es el poder que tengan esas autonomías para formar y transformar las
preferencias y enfocarlas hacia fines públicos.

En esta perspectiva, los mecanismos de planeación participativa, de arriba a


abajo, deben cualificarse como mecanismos formadores y ordenadores de las
preferencias ciudadanas y usar este mecanismo para fortalecer la capacidad de
las organizaciones en el acceso a espacios públicos y para presionar por una
distribución más democrática de los poderes decisorios.

Tal como se dijo en las mesas de trabajo convocadas por el gobierno del
Alcalde Luís Eduardo Garzón: no se puede olvidar que el combate a la
indiferencia también consiste en demoler la inmovilidad frente a la exclusión
política. Esa que por décadas ha permitido que las aspiraciones de miles de
bogotanos fueran intermediadas por traficantes de pequeños poderes
tradicionales.

En esta dimensión cobra toda importancia la movilización de la sociedad


bogotana para garantizar que, además de subsistir, los excluidos puedan
recuperar su dignidad humana, su capacidad productiva y el respeto político. Y
eso implica cambios en los espacios sociales y las prerrogativas económicas,
en los espacios de poder político y en los espacios simbólicos. Esto podría
abrir senderos para la constitución de nuevas ciudadanías que, en todo caso,
solo pueden surgir de procesos vivos de producción de lo público.

221
Multitud. Imagen modificada digitalmente por Jaime Espejo.
Ubicada en images.google.com.co

CAPÍTULO IV

4 PROBLEMAS DE LA CIUDADANÍA Y LOS


DERECHOS SOCIALES, EN EL
HORIZONTE DEL DESARROLLO COMO
LIBERTAD
Capítulo IV: Problemas de la Ciudadanía y los Derechos Sociales, en el Horizonte…

La pobreza es un estado final, no un estado inicial de un paradigma


económico, el cual destruye los sistemas ecológicos y sociales que
mantienen la vida, la salud y la sostenibilidad del planeta y de la gente. Y la
pobreza económica es sólo una de las formas de la pobreza. La pobreza
cultural, la pobreza social, la pobreza ética, la pobreza ecológica, la pobreza
espiritual son otras formas de pobreza con mayor prevalencia en el así
denominado rico Norte, que en el Sur, denominado pobre. Y estas otras
pobrezas no se pueden borrar con dólares. Necesitan compasión y justicia,
cuidados y formas de compartir. Poner fin a la pobreza requiere conocer los
mecanismos por los cuales se crea.
Vandana Shiva

223
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

4.1 CIUDADANÍA MODERNA Y FUNDAMENTOS DEL


DESARROLLO209
El problema del desarrollo ha sido analizado, desde finales de los años 90
del siglo pasado por el premio Nóbel Amartya Sen, como una cuestión de
expansión de la libertad humana. “El desarrollo consiste en la eliminación de
algunos tipos de falta de libertad que dejan a los individuos pocas opciones y
escasas oportunidades para ejercer su agencia razonada”210

La libertad para desplegar las capacidades que le permiten al ser humano


agenciar su pleno desarrollo individual y contribuir al desarrollo colectivo está
restringida por las oportunidades económicas, sociales y políticas a las que se
tiene acceso debido a las características de la organización social. La idea del
desarrollo humano estaría dirigida, desde esta concepción, a garantizar las
oportunidades sociales para la actualización y extensión de las capacidades
humanas y esa garantía es ante todo un proceso de construcción de una
ciudadanía de derechos.

Es decir que el problema de capacidades y de derechos sociales


fundamentales es ante todo un problema de ciudadanía social. En la
perspectiva de la modernidad sólo un ciudadano poseedor de titularidades
puede constituirse en un sujeto situado en la esfera pública, y es ello lo que le
permite alcanzar una posición en la interlocución con el Estado. Sin esfera
pública no se puede dar el hecho de la ciudadanía. Esto puede explicar la
debilidad de la construcción ciudadana moderna en Colombia, dado que la
esfera pública es precaria y el Estado es sin duda muy débil, especialmente en
lo que a la garantía de las responsabilidades sociales se refiere En estas
condiciones, lo público emerge entonces como potencia y abre múltiples
posibilidades de redefinición de lo ciudadano. Una de las perspectivas que ha
tomado más fuerza en el forcejeo por sostener algunos de los elementos más
relevantes del paradigma de la modernidad, en retirado hoy ante los embates
de las nuevas concepciones que comandan la globalización neoliberal, es la de
plantearse la cuestión de la ciudadanía y del desarrollo humano en torno de la

209
Este texto es una versión modificada del artículo “Problemas del desarrollo humano
en Colombia desde la perspectiva de la ciudadanía y de los derechos fundamentales”
publicado originalmente en el libro “Cultura Política” Vol. II del Grupo de
Investigación Estado y Política. Universidad Libre. Seccional Cúcuta. Bucaramanga.
2005.
210
Amartya Sen. “Desarrollo y Libertad”. Editorial Planeta. Bogotá. 2000

224
Capítulo IV: Problemas de la Ciudadanía y los Derechos Sociales, en el Horizonte…

vigencia de los derechos fundamentales, y en particular lo concerniente a los


derechos económicos sociales y culturales (DESC).

El asunto de los derechos humanos y muy específicamente de los derechos


económicos, sociales y culturales, de su vigencia, de sus condiciones de
aplicación, de las obligaciones del Estado para garantizarlos, permite entrever
mucho de las formas y de los límites de la comunidad política que ha
construido la sociedad colombiana, así como de los conceptos y las maneras
como se representan los sujetos de lo político (el ciudadano con sus derechos,
el pueblo, el Estado).

Se hace entonces necesaria desde la academia una evaluación crítica- en


primera instancia desde la perspectiva de los derechos humanos-, de lo que ha
venido ocurriendo en Colombia en materia de reconocimiento efectivo y
aplicación de los derechos sociales de bienestar, en el marco de un conflicto
armado que interfiere en la constitución de los contornos de una sociedad
moderna.

Hay que dar paso hacia el abordaje de un proceso de definición conceptual


que fije la perspectiva desde la cual el Estado y la sociedad- si se pretenden
modernos- asumen los derechos fundamentales y avanzar en el deslinde con
visiones retóricas sobre los derechos y con discusiones de orden meramente
político instrumental para develar la profundidad de los discursos en torno a
ellos.

Se supone que desde una mentalidad pública que se plantee dentro de un


Estado Social de Derecho, las instituciones de diferente nivel deben contar con
instrumentos idóneos para interpretar su gestión en función de las garantías
que los organismos del Estado deben asegurar para responder a las
titularidades de los ciudadanos en el ámbito de los derechos económicos,
sociales y culturales y que les obliga a adecuar sus políticas y la aplicación de
los recursos públicos en función de esos Desc. Así mismo estimar la manera
como esta orientación influye en los ejercicios de planeación y de operación
técnica que materializan las políticas públicas.

Los resultados de esta perspectiva deben conducir entonces a precisar el


nivel de alcance de las políticas en cada uno de los deberes que el Estado tiene
que asumir en lo referido a los derechos sociales. Una gestión estatal moderna
orientada por la claridad de sus obligaciones en la búsqueda del bienestar
colectivo, que no se desprende de concesiones graciosas de los funcionarios o

225
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

los dirigentes de turno, debería estar definida por los avances o retrocesos de
una ciudadanía fundada en los derechos y expresada en políticas concretas, en
rubros específicos objeto de inversión, en ajustes sistemáticos para hacer
efectivos los derechos de aplicación inmediata o los de consecución progresiva
y en iniciativas permanentes para tramitar las demandas ciudadanas,
procurando la confluencia de los niveles pertinentes o buscando las alianzas
necesarias con la comunidad internacional o el sector privado.

Lo que en realidad está cuestionado es el grado de modernidad de las


instituciones estatales, su coherencia con el discurso de la garantía de los
derechos fundamentales a todos los ciudadanos y ciudadanas de Colombia y la
pregunta por la extensión y profundidad de la crisis de los derechos humanos
en el país. Por eso vale la pena indagar desde la lógica misma de la
modernidad.

Por ejemplo, el Estado debe dar respuesta a la pregunta sobre la manera


como las políticas públicas, que son las vías por las cuales se realiza su
accionar, están impregnadas por los contenidos y las obligaciones derivados de
los Desc. En este sentido, no es de menor importancia para la legitimación de
la acción estatal el ganar elementos comprensivos respecto de la apreciación
de importantes sectores de la sociedad colombiana y de la comunidad
internacional que tienen la percepción de que se ha mantenido y profundizado
la brecha entre ciudadanos de pleno derecho y ciudadanos a quienes sus
derechos políticos y sus Desc se ven diariamente restringidos. Con ello se
estarían oscureciendo las reglas de juego que regulan la interacción del Estado
con sus ciudadanos y las nociones de Estado Social de Derecho y de
ciudadanía se evidenciarían en el límite entre las declaraciones retóricas y su
inaplicabilidad.

No se puede perder de vista que, a partir de la tradición liberal del siglo


XX, las sociedades occidentales plantearon una inclinación hacia la búsqueda
de la justicia, proclamando la necesidad de establecer medidas de defensa para
los más débiles, asentada en un esquema de ayuda mutua en procura de
implantar unas relaciones más equitativas. Este proyecto liberal fue refinado
por John Rawls en su teoría de la justicia en donde insiste en la necesidad de
un tratamiento preferencial para los más débiles en vistas a minimizar las
desigualdades sociales211.

211
Jhon Rawls. “Teoría de la Justicia”. Fondo de Cultura Económica. México. 1985

226
Capítulo IV: Problemas de la Ciudadanía y los Derechos Sociales, en el Horizonte…

Los aportes de Amartya Sen que vinculan, como ya se dijo, el problema del
desarrollo de manera indisoluble al de la libertad, entendida ésta también como
“un subconjunto de bienes socialmente deseables y técnicamente factibles (en
el aquí y ahora de una sociedad determinada), para ser cada vez menos
limitado como individuo y como sociedad”212, delinean aún más claramente la
ruta de las políticas públicas contemporáneas que aspiren a inscribirse dentro
de un proyecto democrático que se proponga contribuir a que los ciudadanos
se liberen de la miseria económica y la exclusión social que empobrecen la
naturaleza de su ciudadanía.

Esta visión del desarrollo propone que el enfoque de derechos humanos


debe concebirse en toda su dimensión ética de límite de la acción
gubernamental y eje transversal para el trazado de sus políticas públicas, tal
como ya es reconocido formalmente a partir del año 2000 por los Informes
sobre el Desarrollo de Naciones Unidas en donde se señala que tal mirada
“facilita las decisiones de política social, sobre todo al permitir identificar unas
carencias básicas: aquellas que no se puede permitir un Estado Social de
Derecho”213. La construcción de conceptos categóricos y de indicadores de los
Desc exige hacer mucho más explícito el enfoque de la satisfacción de los
derechos humanos en las políticas públicas de los diferentes niveles
territoriales e instancias tomadoras de decisiones en el Estado para que pueda
ser confrontado el discurso de los derechos y el desarrollo con los hechos
políticos.

Diversos analistas han señalado que en este camino se erigen múltiples


dificultades además de las que se deducen de elaboraciones conceptuales
insuficientes. La primera de ellas es tal vez la de las grandes deficiencias y
vacíos de las estadísticas públicas sobre las cuales se basa el seguimiento de
las acciones destinadas a garantizar los derechos de los colombianos.
Colombia cuenta con un censo de población realizado en el 2005 que ha sido
ampliamente cuestionado en razón de problemas técnicos y de concepción y
del cual se han venido conociendo sus resultados a cuentagotas. Entre tanto
muchas de las inferencias se siguen haciendo con base a las proyecciones del
censo de hace 15 años (1993). Para muchas de las funciones de investigación y
planeación hay un verdadero limbo estadístico que se espera sea superado a
partir de la evaluación del comité internacional de técnicos y analistas
realizado en el 2007 y cuyos resultados aún no se conocen.

212
Amartya Sen. “Sobre ética y economía”. Alianza Editorial. Madrid. 1997
213
“Diez Años de Desarrollo Humano”. PNUD. 2004

227
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

Esta situación se hace aún más aguda en el caso de minorías, sectores


marginados o poblaciones flotantes producto de fenómenos como el desarraigo
o desplazamiento forzado, lo que plantea escollos adicionales a la hora de
identificar grupos poblacionales sujetos de intervención estatal prioritaria para
la aplicación de acciones de cumplimiento de sus Desc. Así mismo ello
compromete la certeza de los análisis y evaluaciones de la actividad estatal a la
luz de sus compromisos constitucionales y de las obligaciones internacionales
para hacer efectivos los Derechos Humanos y, como parte de ellos los
DESC214.

Otro de los inconvenientes es el de la recurrente inconsistencia de las


políticas públicas, las interpretaciones muy frecuentemente contradictorias de
las instancias de decisión, así como la falta de continuidad política de las
administraciones que enuncia la ausencia de políticas de Estado, reemplazadas
por decisiones de corte coyuntural. Tras esta percepción caótica subyace la
debilidad del proyecto de ciudadanía vigente en Colombia como proyecto
político unificador, enunciado desde las élites y capaz de generar un consenso
legitimidador que exprese la solidaridad de una comunidad política nacional.

Un botón de muestra:

“En Colombia, durante los diez años de la vigencia de la Constitución


de 1991, se ha vivido una tensión que tiene tres vértices: la Corte
Constitucional; la Junta Directiva del Banco de la República y el
Ministerio de Hacienda; y las autoridades responsables de políticas
económicas sectoriales. De un lado, la Corte trata de definir el meta-
ordenamiento constitucional. De otra parte, las autoridades macro-
económicas operan con diversos meta-ordenamientos; el de la Junta
Directiva del Banco suele ser más claro que el del Ministerio de Hacienda,

214
El informe de la Relatora Especial de las Naciones Unidas para el Derecho a la
Educación, Katarina Tomasevski describe dramáticamente esta situación: “Todos han
censurado las estadísticas educativas por ser dispersas, desactualizadas y por diferir
dependiendo de la fuente que las suministre, hay estadísticas educativas sobre los
niños y niñas atendidos, pero no sobre los que faltan por atender. Las estimaciones
varían entre 1,5 y 3,3 millones. Nadie sabe cuántos colombianos hay; porque faltan
datos fiables. Además, la cobertura nacional del registro civil de nacimiento en 2000
era del 81,6%, y todavía no incluye toda la población infantil indígena, campesina,
indigente, o desplazada. El número de desplazados no se conoce con exactitud, se
estima que hay 2,9 millones de víctimas del desplazamiento forzado desde 1985, y por
lo menos un millón de niños y niñas desplazados en edad escolar”.

228
Capítulo IV: Problemas de la Ciudadanía y los Derechos Sociales, en el Horizonte…

pero ambos se pueden traslapar e incluso enfrentar, y es siempre factible


que ambos riñan con los principios constitucionales. Por otra parte, se
suele intentar resolver los problemas económicos sectoriales a partir de
ordenamientos estrechos, que pueden no ser compatibles con los meta-
ordenamientos explícitos de la Corte, ni con los de las autoridades macro-
económicas”215.

Esta tensión ha hecho crisis en la forma de enfrentamiento abierto entre los


organismos definidos por la Constitución en una puja de poderes estatales
cuyo horizonte parece ser el de la implantación de una hegemonía desde el
ejecutivo para quien las regulaciones y equilibrios dispuestos por la Carta se
interpretan como meros obstáculos para el cumplimiento de sus planes y
metas. Por ese camino la creación de una institucionalidad respetuosa de los
derechos humanos, tal como lo contempla el ordenamiento jurídico establecido
por los constituyentes del 91 en su afán por actualizar la modernidad
colombina, también queda en entredicho.

El texto que aquí se presenta no tiene otra pretensión que aportar a una
lectura analítica y crítica de razonamientos de mucha vigencia y pertinencia
para la discusión sobre desarrollo, ciudadanía y derechos fundamentales que
hoy se adelanta en Colombia. Este breve estado de la cuestión tuvo como
punto de partida una versión modificada de apartes del estudio realizado por el
autor para la organización de cooperación internacional MSD216 (Managment
Sciences for Development), estudio que incluye además secciones sobre la
perspectiva jurídica, la noción de derechos desde el desarrollo humano y la
economía, así como un análisis de las políticas públicas en materia social del
Estado colombiano, todo con el propósito de generar la cartografía conceptual
y técnica para la formulación de indicadores de seguimiento al cumplimiento
de los Desc por parte del Estado.

4.1.1 Los derechos humanos y la ciudadanía. Algunos


argumentos desde la filosofía política

En el sistema del Estado Nación moderno, los denominados derechos


sagrados e inalienables del ser humano se muestran desprovistos de cualquier

215
Jorge Iván Gonzáles. “El Valor Razonable y los Derechos Económicos, Sociales y
Culturales”. Ponencia ante el Foro Multidisciplinario sobre Derechos Humanos,
Economía y Democracia. CEPAL; Fundación Social. Bogotá. 2001
216
Ver al respecto “Informe sobre la aplicación de los Desc en Colombia e
implementación de metodologías de medición y valoración de los mismos”. MSD
Colombia. Bogotá. 2005.

229
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

tutela desde el momento mismo en que ya no es posible configurarlos como


derechos de los ciudadanos de un Estado. Entonces el problema de los
derechos humanos es en primer término un problema de ciudadanía. ¿Las
gentes desprovistas de sus derechos políticos o de sus Desc, son acaso
efectivamente ciudadanos para el Estado y sus congéneres? Hanna Arendt
escribe refiriéndose a las consecuencias políticas del problema de los
refugiados y la experiencia horrenda del régimen nazi: “la concepción de los
derechos del hombre basada en dar por supuesta la existencia de un ser
humano como tal, cae en ruinas cuando los que la profesaban se encontraron
por primera vez frente a unos hombres que habían perdido verdaderamente
217
toda cualidad y relación específicas, salvo el hecho de ser humanos”

El orden político moderno no reserva para algo como el ser humano puro
en sí un espacio autónomo. Las obligaciones del Estado son frente a un
ciudadano titular de derechos. Por mediación de los derechos el súbdito
moderno se transforma en ciudadano. Entonces la ausencia efectiva de
derechos ciudadanos es lo que sucede estrictamente en el caso de figuras tales
como los refugiados, los desplazados, los indigentes, la población sometida a
estados de excepción y rompe la identidad entre ser humano (que aparece aquí
en una vida desnuda de derechos) y ciudadano.

El más grande riesgo que amenaza al Estado-nación en sus fundamentos


mismos es que cada vez son más las porciones de seres humanos que ya no son
representables dentro de él, y esas son las masas carentes de derechos
efectivos. Este fenómeno se ve agravado en la medida en que ya no es sólo un
fenómeno de seres humanos vaciados de derechos, sino de la propensión de
una franja muy amplia de ciudadanos a desertar con respecto a las instancias
codificadas de la participación política y a transformarse en marginales de los
centros de decisión política y social, es decir en otra forma de no-ciudadanos.
Por lo que la ciudadanía y la no-ciudadanía van entrando en muchos sectores
sociales en un estado de cada vez mayor indiferenciación.

La ciudadanía efectiva, la que se delineó como condición de existencia de


las sociedades modernas, describe una relación ineludible de la persona o el
colectivo humano con el Estado, que se expresa a través de los derechos que
les son reconocidos a las personas. Es sobre este reconocimiento- que deviene
del vínculo del individuo al nacer (ser nacional de un país) -, que se legitima la

217
Hanna Arendt. “Nosotros los Refugiados”. 1943. Citado por Giorgio Agamben en
“Medios sin fin”. Pretextos. Valencia. 2001

230
Capítulo IV: Problemas de la Ciudadanía y los Derechos Sociales, en el Horizonte…

soberanía del Estado para reclamarles obligaciones a los miembros de esa


colectividad política que es la Nación. El ciudadano es entonces para los
modernos la percepción estatal de la persona y por lo tanto, la ciudadanía de
derechos efectivos (que es la única ciudadanía imaginable en la modernidad)
es uno de los elementos vertebrales que definen el Estado mismo. Por eso la
ciudadanización de una sociedad debería ser, sistemáticamente, un imperativo
para el Estado.

Ahora bien, la ciudadanía está vinculada también a la capacidad de


personas y colectivos para convertirse en actores de lo público, de tal manera
que los derechos humanos y los derechos fundamentales no estén sólo en la
órbita de la tutela estatal sino que se realizan en el despliegue de las
potencialidades de la acción social y de las luchas colectivas, desde donde se
conquistan, o se consigue que más amplios sectores accedan los beneficios de
los derechos políticos y sociales. Las obligaciones del Estado se deben dirigir,
en este terreno, a garantizar los espacios democráticos para la lucha pacífica de
los ciudadanos que buscan ampliar el ejercicio de sus libertades y de su
bienestar. Los movimientos sociales modernos, el movimiento obrero, las
asociaciones campesinas, los movimientos de los pobladores urbanos fueron la
contraparte obligada de la expansión de los derechos sociales de bienestar y en
su órbita se pueden descifrar algunas de las claves de la ciudadanía activa y
participante que condujeron a plantear la meta de un estado social y
democrático de derecho.

En todo caso, la magnitud de los conflictos que se suscitaron en las diversas


sociedades en la realización de sus expectativas de ciudadanía, de sus
esfuerzos por dotarse de derechos básicos, fue acelerada por realidades tan
contundentes como el mercado, la globalización, o los límites constituidos por
el tipo de relaciones económicas, sociales, culturales y políticas que planteó el
vínculo a una comunidad nacional determinada.

De ahí que a diario surja la pregunta de cómo evitar que el problema de los
derechos se circunscriba a un tratamiento de tipo judicial, policial o a un
asunto propio solamente de los organismos humanitarios. Es decir, cada
sociedad en particular define hasta donde va la responsabilidad del Estado y su
capacidad para resolver la cuestión de los derechos, a sabiendas de la fuerza de
la hipótesis de que la figura del Estado-nación ha entrado en un irremediable
ocaso y que los derechos humanos hacen parte del rango de los valores
modernos que han entrado en estado de latencia o de abierta obsolescencia
para el nuevo paradigma político y económico dominante.

231
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

El asunto es que el proceso de la construcción de una ciudadanía de


derechos fue el que permitió el surgimiento de la identidad pública y como tal
de una identidad política; en tanto es la relación con los demás ciudadanos y
con el Estado lo que autoriza a una persona o colectivo de personas a
establecer interlocución legítima con las instituciones. La ciudadanía es justo
el lugar de intersección o encuentro de los ciudadanos entre sí, en la dinámica
de auto-reconocimiento de sus propios derechos y de los de los demás, así
como de estos sujetos de derechos con la institucionalidad estatal.

Los derechos ciudadanos juegan entonces un papel constitutivo de lo


público entendido como lo que es común, un espacio que media entre los
individuos, algo que une a los sujetos y que a la vez los diferencia. Cuando en
la relación entre ciudadanos predomina el individualismo, cuando no se
reconoce en el otro a un sujeto de derechos con quien hay que interactuar en
igualdad, se dificulta la aparición de la asociación política y de la acción que
legitima la unidad política básica. En esas condiciones la comunidad política
moderna en sentido estricto desaparece y se da paso al autoritarismo.

Empero, el sujeto de la ciudadanía nunca ha sido unívoco; los


antagonismos sociales y culturales actuales, son cada vez más complejos y
hacen del ciudadano individual o colectivo, toda una trama de relaciones de
subordinación y de posibilidades de creación. Aunque la modernidad lo
conciba como un sujeto integral, como una identidad abstracta, el ciudadano se
va constituyendo en una superposición de planos que responden a las
diferentes posiciones que el sujeto enfrenta en su vida cotidiana, en su vida
privada y pública, que exige de la materialización de una gama de derechos
que le permitan actuar con plenitud en el escenario de la vida moderna. De ahí
que el campo de acción que emerge como forma de reintegrar al ciudadano es
el de la acción política, tanto el de la búsqueda de su realización a través de la
lucha social, como el de su participación en la definición de políticas públicas
en el ámbito estatal.

Para el mundo moderno, la esfera pública está centrada alrededor de la


acción que conlleva el auto-descubrimiento de un sujeto que sólo se revela
como sujeto público en medio del debate y de la búsqueda de poder para
influir en los asuntos comunes; y ello sólo es realizable por sujetos de
derechos. En sociedades como la nuestra en donde la lucha por la
supervivencia, por aprender cuando menos a manejar el mundo de las
necesidades, la lucha por un conglomerado mínimo de derechos es en muchos
casos el único camino para que se produzca la movilidad política de los

232
Capítulo IV: Problemas de la Ciudadanía y los Derechos Sociales, en el Horizonte…

sectores invisibles, marginados no únicamente de los beneficios del llamado


desarrollo, sino del universo de lo público y del mundo de las relaciones
ciudadanas.

De ahí que la ciudadanía cada vez estaría menos referida a sujetos


abstractos para reencontrarse con el ciudadano real, lo que quiere decir el
reconocimiento de asimetrías históricas que privan a muchos de las
capacidades y competencias indispensables para poder interpelar, a la manera
de un ciudadano moderno, la experiencia cotidiana. Para ello resulta
indispensable superar el esquema de derechos concebidos únicamente como
derechos civiles y políticos individuales para ser asumidos como derechos
democráticos, fundados en valores y prácticas que, al multiplicarse e
institucionalizarse, legitiman relaciones sociales diversas, donde cada sujeto u
organización puede asumir diversas posiciones para cubrir y satisfacer el
amplio espectro de su personalidad individual o colectiva.

En este sentido, los derechos democráticos modernos son aquellos que, aún
perteneciendo al individuo, sólo pueden ser ejercidos colectivamente y por
tanto presuponen la existencia de derechos equivalentes para todos. Los
derechos sociales fundamentales, son parte de los derechos democráticos y son
derechos de todos, es decir derechos generales, no especiales de algún
individuo o grupo de la sociedad. E incluso plantean un imperativo ético en las
relaciones entre países, tal como lo señala Rodolfo Arango: “La justificación
de los derechos fundamentales como derechos generales (derechos de todos)
remite a la discusión sobre el derecho al desarrollo, que le corresponde a
estados pobres frente a los estados desarrollados como consecuencia de la
interdependencia económica, particularmente la dependencia de los países
pobres respecto de los países ricos”218

Hasta hace unos años prevalecía la visión liberal “contractualista” según la


cual la representación y el control por parte de los ciudadanos a través del
voto, son los más esenciales condicionamientos de la defensa del contrato
218
Rodolfo Arango. “El concepto de derechos sociales fundamentales”. Legis. Bogotá,
2005. Allí agrega el autor: “Razones substanciales hablan a favor de la clasificación de
los derechos sociales fundamentales como derechos generales: en el contexto de un
mundo superavitario- independientemente de su pertenencia a un grupo o a una
nación- están titulados a las acciones positivas fácticas del Estado, ya que están tan
limitados en las posibilidades de acción y en su ejercicio de la autonomía por el
sistema económico imperante no pueden mantenerse libre e ilimitadamente con vida.
Aquellos que no pueden ayudarse a si mismos tienen que se ayudados por quienes
sacan ventaja del sistema jurídico y económico actual”.

233
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

social básico. Es decir, las instituciones democráticas representativas se


constituyen en los espacios fundamentales para la consolidación del contrato
social.

4.1.1.1 Crisis de Ciudadanía

La crisis de la representación y el rebasamiento de las instituciones de la


democracia representativa en el mundo occidental produjo virajes en la
búsqueda de mecanismos más eficaces de relegitimación institucional,
básicamente a través de los elementos de una democracia deliberante y
participativa concebida como un esfuerzo sistemático por desarrollar las
instituciones políticas más allá de la delegación recibida en el voto que
depositan los ciudadanos, tratando de propiciar la participación ciudadana para
la construcción del interés público. Ello exige una práctica política en proceso
que incorpore al individuo y a los grupos, a partir del reconocimiento de sus
derechos y de la evidencia del arraigo de actitudes cívicas en torno a lo
público.

En el caso colombiano la crisis de ciudadanía tiene su génesis en las


precariedades del proyecto nacional post-colonial. Desde el surgimiento de la
República se manifiesta en una debilidad extrema en el sentido de pertenencia
a un proyecto social trascendente y público. Se ha carecido de un sistema de
mediaciones legítimas que racionalice el encuentro de los intereses
individuales y los colectivos a la luz del escenario de lo público moderno. Los
individuos o grupos se afirman esencialmente mediante estrategias de poder,
en ocasiones apelando a la violencia, en función de intereses parciales y
cerrando las puertas a una homologación de fuerzas democráticas que puedan
encontrarse en escenarios de igualdad de derechos para construir el interés
común.

Pues bien, en la lógica de profundización de un proyecto moderno, el


énfasis del proceso de construcción ciudadana debería estar puesto en la
dimensión social de la ciudadanía, es decir en los derechos integrales al
bienestar y a la diferencia, que es precisamente en donde la sociedad
colombiana presenta fenómenos y conductas que hacen problemática la
democratización. Mientras esto no ocurra, la mediación y arbitraje del Estado
en los conflictos sociales pierde fuerza y legitimidad, pues ve reducido su
poder simbólico integrador. Pasa lo mismo con el espacio de lo político, de los
partidos o movimientos que pretenden integrar en su seno los distintos
intereses sociales, de tal manera que la reivindicación de los derechos sociales

234
Capítulo IV: Problemas de la Ciudadanía y los Derechos Sociales, en el Horizonte…

de bienestar y los derechos a la diversidad quedan a expensas de dinámicas de


fuerzas e intereses particulares y muchas veces a la intervención de grupos
violentos.

Se configura así una ciudadanía redundantemente formal, o de baja


intensidad219 con acceso a derechos de representación y participación y a una
supuesta protección del Estado, consignados en la Constitución Nacional, en la
prolija legislación y en la suscripción de declaraciones y Pactos
Internacionales, cuando en realidad sólo puede acceder a lo público a través de
circuitos de poder privatizados.

Lo público aparece entonces como patrimonio privado de unos pocos y se


cierra haciéndose invisible para la gran masa de ciudadanos que ven los
derechos como una utopía lejana. Se produce un colapso de la legitimidad y
consenso del Estado y de las formas de representación política y se difunde un
sentimiento de impotencia y apatía de los ciudadanos. El discurso de la
ciudadanía y de la participación queda así confrontado con formas de acción
política que los contradicen, deslegitimándose rápidamente y reduciendo al
mínimo su eficacia simbólica integradora.

El ciudadano moderno, informado, participante que manifiesta una actitud


cívica, dispuesto a asumir restricciones voluntarias de su propia autonomía
para que se establezca, con el arbitraje del Estado, un equilibrio entre las
demandas personales o de grupo en conflicto con los intereses comunes, da
paso al remedo de ciudadano, empobrecido, limitado por las miserias de su
vida privada, en lucha por la satisfacción de sus necesidades elementales hasta
el punto de no poder disfrutar de la vida pública. En otras palabras, un “no
ciudadano”, en tanto no ha sido instituido históricamente como tal.

La ciudadanía para la mentalidad moderna, como la plena pertenencia a una


comunidad de derechos se construyó progresivamente, a través de luchas
sociales y de saltos en el pensamiento político, siempre empujados por la
necesidad de legitimidad de los Estados y los gobiernos; así, el desarrollo de la
ciudadanía hasta llegar a los derechos de bienestar (democracia económica),
estuvo íntimamente asociada al surgimiento del Estado de Bienestar en la
primera mitad del siglo XX220.

219
Ver, María Teresa Uribe de Hincapié. “Nación, Ciudadano, Soberano”. Tercer
Mundo editores. Bogotá. 2001.
220
Luis Jorge Garay. “Ciudadanía, lo Público, Democracia”. Bogotá, 2000

235
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

En este recorrido se pueden establecer tres categorías de derechos: los


derechos civiles (siglo XVIII), derechos individuales establecidos en el marco
del mercado. Los derechos políticos, principalmente de representación (siglo
XIX) y los derechos sociales (de bienestar) en el siglo XX. Éstos son derechos
económicos, sociales y culturales proyectados como derechos de bienestar y
que requieren de las sociedades forjar Estados de Bienestar, o Estados Sociales
de Derecho. En los últimos años se están configurando los llamados “derechos
republicanos”221 concebidos como derechos colectivos que afectan
principalmente a grupos de personas, pero también son parte de los derechos
individuales de todo ciudadano. Incluyen la afirmación de los derechos a la
diferencia, el despliegue de los derechos colectivos (a la paz, al desarrollo, al
medio ambiente) y los derechos que tiene todo ciudadano a la res pública, o al
patrimonio público (en sus dimensiones histórico-cultural, medioambiental y
económica).

La afirmación de los derechos, integralmente vistos, de los ciudadanos ha


sido la base del proceso civilizatorio del capitalismo. Con la legitimación de
los derechos civiles surgen los regímenes liberales y se codifican las
previsiones de la sociedad frente a las arbitrariedades del soberano estatal; la
afirmación de los derechos políticos fue el fundamento para el desarrollo de
las democracias liberales tal como las conocimos en su esplendor en la primera
mitad del siglo XX; el reconocimiento de los derechos sociales sugiere la
aparición de las democracias sociales. Para Bresser-Pereira la afirmación de
los derechos republicanos es el complemento del ciclo histórico de la
consolidación de la ciudadanía moderna.

En esta última fase se desata una inmensa movilidad social y política que
hace visible el océano de la diversidad en las sociedades modernas y vincula el
concepto de democracia indisolublemente al del pluralismo. El sinnúmero de
enunciaciones y relaciones que no fueron recogidas en las revoluciones
democráticas de los países que sirven de referencia a los sistemas políticos
ordenados desde el discurso moderno y que tampoco están representados en
las regulaciones legales de países como el nuestro, se manifiestan en cambio
en la emergencia de movimientos y grupos sociales que dan cuenta de esa
diversidad y que pugnan por abrirse paso para ser reconocidas, lo que abre
perspectivas democráticas a una gama de nuevos derechos.

221
Bresser Pereira. “El derecho a la res- pública”. Sao Paulo. 2001

236
Capítulo IV: Problemas de la Ciudadanía y los Derechos Sociales, en el Horizonte…

4.1.1.2 La Moderna Ciudadanía Social

Con ello se da advenimiento a la ciudadanía social como escenario de la


insurgencia de nuevos sectores en la lucha por su reconocimiento y por la
búsqueda de la titularidad de sus derechos a la diferencia, en estrecha ligazón
con los derechos económicos, sociales y culturales. Uno de los aspectos
novedosos de la concreción de la ciudadanía social es la búsqueda de
redistribuciones del poder en torno del uso y el destino del patrimonio público,
evitando la utilización patrimonialista o la apropiación privada de la res
publica. Los apropiadores de rentas, los corruptos y otros cazadores del
patrimonio público son muchos y el avance en la modernización de la sociedad
se puede observar también en la manera como se limita la capacidad de estos
grupos para apoderarse de los bienes colectivos. Hoy en día la concreción de
los Desc, por ejemplo, pasa por la construcción de la infraestructura
institucional necesaria para garantizar un uso con sentido social de las
inversiones públicas en busca de aminorar la inequidad y de proporcionar los
mínimos a toda la población para que puedan asumir su condición de
ciudadanos. Ello requiere de un debate profundo y de la creación de
condiciones para nuevos pactos sociales en que se definan colectivamente los
mínimos que configuran ese punto de partida para la ciudadanización de los
excluidos.

Es un supuesto el que la ciudadanía moderna se amplía y se reafirma


cuando los individuos adquieren derechos y extienden su participación a la
creación de capacidades para intervenir e influir en las grandes regulaciones
sociales, o sea cuando adquieren la formación y la fuerza para incidir en el
rumbo de todo el proceso de modernización.

Los ciudadanos- sujetos que podrían germinar de una sociedad que les
otorgue el estatuto de titulares de Desc estarían cada vez en mejores
condiciones para ocuparse de asuntos relacionados con el proyecto de sociedad
e impregnar de esta dimensión política su quehacer en la resolución de las
necesidades básicas. No se quedarían ejerciendo una ciudadanía de la miseria,
absorbida por la mera solución de los requerimientos inmediatos. Al contrario
de esta inconsistente ciudadanía de sujetos subordinados se erige el campo de
una ciudadanía de vida, preocupada por la construcción de vínculos societales
a partir de la pluralidad, que de cabida a los nuevos derechos que ya han
surgido y los que habrán de aparecer en la medida en que nuevos sectores
arriben al mundo de lo público. Para ello sería necesario un proyecto político
que actuara como mínimo en el ámbito de la radicalización de una democracia
moderna que, como ya se dijo, ha sido hasta ahora vacilantemente concebida y

237
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

cuya senda se ha extraviado en medio del ovillo de intereses y violencias


impulsados por grupos de poder ajenos por completo a la perspectiva de una
democracia social.

Los derechos ciudadanos de las democracias modernas son el resultado de


un proceso histórico en el cual han jugado un papel central los movimientos y
las luchas sociales. La acción colectiva ha presionado la ampliación de
espacios deliberantes y la titularidad de derechos para masas empobrecidas a
las cuales sólo se les había concedido el acceso al voto, como la más formal de
las ciudadanías. El reconocimiento de los derechos de bienestar y la
generación de lugares para la discusión de los asuntos del patrimonio público
haría posible que las legiones de marginados acaricien la posibilidad de
convertirse en ciudadanos modernos de hecho. Éste es quizás el principal valor
agregado de la ciudadanía social al proceso de construcción ciudadana y al
advenimiento de una nueva cultura democrática consistente con el paradigma
de la modernidad.

La formalización de los espacios para la participación y el reconocimiento


de derechos que incluyen a sectores para quienes no existía ningún tipo de
ciudadanía real tienen un carácter vinculante e integrador y a la vez impulsa
cambios de hábitos en la interlocución entre el Estado y la sociedad. Este es un
elemento clave para la legitimidad de las sociedades modernas por cuanto el
ejercicio de los derechos contribuye a disminuir el desequilibrio de poderes
haciendo posible limitar el poder de las élites que tienen acceso al manejo del
Estado. Pero esta operación de legitimación del Estado le implica un
reordenamiento social y la construcción efectiva de audiencias en donde la voz
y la fuerza de los ciudadanos puedan expresarse y tener eco. Es decir, la
manera de operar esta legitimación pasa por la implementación de elementos
básicos constitutivos de las llamadas democracias participativas.

Desde este punto de vista, los Desc entendidos como el derecho a la


alimentación, a la vivienda digna, a la educación, la cultura, la salud, al
empleo son concebidos como derechos en defensa de la sociedad entera, y
específicamente como medios para la inclusión de los más débiles, excluidos
de la ciudadanía efectiva. Mientras los derechos civiles son derechos
individuales, que se hacen efectivos en la lógica de proteger a los individuos
de la arbitrariedad y a garantizar la búsqueda de su propio beneficio, los Desc,
aún manteniendo su naturaleza jurídica subjetiva, de titularidad en cabeza de
las personas, también se convierten en derechos colectivos por cuanto tienen el
objeto de proteger a la colectividad para lo cual ésta debe estar en capacidad

238
Capítulo IV: Problemas de la Ciudadanía y los Derechos Sociales, en el Horizonte…

de actuar de acuerdo con principios de solidaridad en relación al interés


público. Se considera que en el marco de los derechos colectivos es posible
revalorizar el significado de los derechos individuales. Con el avance hacia los
derechos al medio ambiente, a la paz, al desarrollo económico y la garantía
hacia los derechos de las minorías se han hecho expresos los derechos
colectivos que antes aparecían difusos como mera consecuencia de los
derechos de los individuos.

La importancia política de la materialización de derechos económicos,


sociales y culturales, así como de la irrupción de los derechos a la diferencia y
de los derechos colectivos, está en el avance hacia la configuración de
relaciones democráticas plenamente modernas, que conllevaría la potenciación
de las capacidades de los ciudadanos, una de cuyas expresiones es la actitud y
la dinámica política que se moldea en la lucha por alcanzarlos y que implica el
reconocimiento de los actores como sujetos políticos ciudadanos.

Para esta mirada de profundización de la democracia anclada en la


modernidad, se trata de un proceso dinámico de clara estirpe política que
contribuye a hacer visibles las redes de solidaridad que han estado ocultas en
la lucha individualista por la supervivencia, posibilita la conformación de
unidades políticas básicas con el signo de la integración y propulsa la
constitución de identidades ciudadanas, todos ellos factores esenciales para la
configuración de una sociedad moderna222. Es decir, la importancia de los
derechos humanos y, dentro de ellos, de los Desc, estaría definida por la
dinámica democrática que suscita. De ahí que la negación de los derechos
humanos se asocia a climas políticos autoritarios y a la pervivencia de
sociedades con rasgos anclados en la premodernidad.

Esta lucha cobró gran resonancia en Occidente en la segunda mitad del


Siglo XX, a la vez que las demandas sociales se hacían más variadas, dando
lugar a la aparición de un gran número de nuevos derechos. De entre estos
derechos ya mencionados (algunos de los cuales son aún tan difusos que más

222
La relevancia del camino democrático para la obtención de los Desc puede leerse
considerando el punto de vista de algunos autores que han planteado que "De hecho,
sólo los derechos de participación política fundamentan el marco legal de los derechos
reflexivos y auto referidos de los ciudadanos. Las libertades negativas y los derechos
sociales pueden, en comparación, ser concedidos por una autoridad paternalista. En
principio, el Estado constitucional y el Estado de Bienestar son posibles sin una
democracia" (Habermas, 1992).

239
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

que derechos son aspiraciones) y la lucha por el bienestar, es que se establece


la ciudadanía social que se profundiza en torno de los derechos republicanos.
La experiencia histórica en busca de la modernización y la solidaridad van
configurando el discurso de universalidad de los derechos: los ciudadanos
modernos de todas las latitudes se distinguen por tener derecho a la libertad y a
la propiedad (derechos civiles), a sufragar y a ser votados (derechos políticos
de representación), a la educación, la salud, el trabajo y la cultura (derechos
sociales), a la paz, el medio ambiente, el desarrollo (derechos colectivos) y a
los derechos a la diferencia; también tienen derecho a participar y a decidir el
uso que debe asignarse al patrimonio público.

4.1.1.3 Los Derechos Humanos Resignificaron la Política

En esta perspectiva de modernización de una sociedad, al propiciar la


intervención de sujetos- ciudadanos integrales, el ejercicio de los derechos
humanos y de los Desc resignifican la dimensión de la política, llenando de
sentido la defensa del bien común o del interés público. De la misma forma los
derechos adquieren una perspectiva histórica ya que ellos no son homogéneos
para todas las sociedades. De ahí que se requiera definir cual es la base de la
ampliación de los derechos ciudadanos en cada caso. En este aspecto es
relevante el papel de los movimientos y luchas sociales que son la expresión
de nuevas aspiraciones y demandas de sectores subordinados o emergentes.
Así la lucha por los derechos establece una relación concreta entre soberanía
estatal y remodelación de la ciudadanía.

Hacia finales del siglo XX las políticas sociales de los Estados de


Bienestar que se desprenden de la conquista y garantía de los derechos
humanos en general y de los Desc en particular, entraron en franco declive. El
discurso de la democratización de las sociedades basada en la integración
social, la seguridad política y el desarrollo económico, sufrieron un desgaste
inédito y se precipitaron a la decadencia.

La definición de los fueros políticos y ciudadanos fundamentales tan caros


al discurso moderno y hasta la sacrosanta división de poderes sobre la que se
estructuró la democracia liberal fueron emplazados desde dos planos: 1. El de
la absorción completa del sistema por las lógicas del mercado y la guerra
globalizadas y 2. El de la radicalización y autonomización de los movimientos
sociales que exigen de una adaptación particular de los derechos - que no
soporta los meros discursos abstractos- a las necesidades humanas y demandas
de bienestar de individuos y grupos diferenciados por obra de las mismas

240
Capítulo IV: Problemas de la Ciudadanía y los Derechos Sociales, en el Horizonte…

relaciones sociales que el capitalismo contemporáneo produce.

El territorio social de la exigencia de los derechos pasa de la abstracción


universal de su proclamación a la constitución de lugares sociales explícitos de
la lucha y la garantía de los derechos. No es suficiente la comprensión de lo
público como “voluntad general”, se debe pasar a la “voluntad de todos” en
donde las necesidades sociales son socialmente discernidas y construidas. De
ahí la paradoja de sociedades como la colombiana con cánones
constitucionales en donde se consignan ampliamente los derechos humanos
reconocidos, frente a un orden económico y político que está cada vez menos
concebido para garantizar su realización. Por ende, una lucha social que se
politiza y radicaliza progresivamente en torno del reconocimiento efectivo y
concreto de los derechos, propiciando que adquiera formas históricas de
realización y que se conviertan en puente para la actualización de la potencia
social.

4.2. Economía Política Del Empobrecimiento223.

El reconocimiento y puesta en práctica de los Desc en una sociedad


moderna determinada mantiene dependencia directa con sus concepciones
sobre el desarrollo y como se desenvuelven en ella los procesos económicos.

Se aduce que la satisfacción de los derechos de bienestar depende de la


superación de las restricciones para la asignación de recursos que se
desprenden del nivel de crecimiento y desarrollo de la economía. Pero dicho
nivel es, en buena medida, producto de una racionalidad económica específica,
de los arreglos institucionales y de los pactos políticos que la sociedad ha
constituido alrededor de las condiciones básicas, para que sea posible la
realización de los horizontes de equidad, igualdad de oportunidades y ejercicio
de las libertades democráticas sin las cuales las capacidades humanas no
pueden expandirse, conforme al enfoque del desarrollo comprendido como
libertad.

Para el modelo económico y político hegemónico en el mundo del capital,


el éxito de las políticas económicas ha de ser tasado por los procesos de
acumulación expresados en la expansión y crecimiento del Producto, mientras

223
Este texto no había sido publicado como artículo; recoge aportes de otros trabajos
del autor en particular de algunos capítulos del libro “Economía campesina y
desarrollo de la agroindustria panelera en Colombia”. Oscar Useche. GTZ (Agencia
de Cooperación Alemana al Desarrollo) y FEDEPANELA. Bogotá, 2001.

241
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

que el bienestar de la población es solo un indicador residual. Por eso


consideran exitoso su proyecto siempre que se incremente la producción y se
expanda el mercado, independientemente de si las políticas aplicadas para ello
producen desempleo, pobreza e inequidad. Claramente esa perspectiva cada
vez asoma más al mundo al abismo de sociedades plutocráticas.

El discurso del crecimiento económico como equiparable al desarrollo


pretende que el capitalismo funciona a la manera de una economía transitiva
en la que solo habría que esperar que la tasa del producto crezca
suficientemente para que sus beneficios se desborden y comiencen a mejorar
los niveles de vida de la gente. Pero la historia se dirige en otra dirección; un
crecimiento del producto interno, de naturaleza excluyente, en realidad puede
dejar en condiciones aún peores a las precedentes a una inmensa mayoría de
personas. Además el propio crecimiento no consiste simplemente en aumentar
el PIB. Existen crecimientos insostenibles como el que está basado en modelos
que conducen a la devastación ambiental; al uso intensivo de recursos
naturales no renovables que, como en el caso del petróleo, producen rentas
inmensas en ciclos temporales limitados que generalmente no son reinvertidos
en desarrollo humano; o los que se fundan en la promoción del consumismo
financiado con endeudamiento de alto costo.

Dentro de una racionalidad simplemente de garantizar la reproducción del


capitalismo, la idea del crecimiento debiera contemplar una dimensión de
inclusión, esto es que al menos una proporción importante de la población
resultara beneficiada del incremento de la producción, de lo contrario se
tendrán sociedades no sustentables y las presiones sociales se harán
ingobernables, en tanto no se asegura a la población vivir de una forma digna.

Colombia, por ejemplo, tiene uno de los problemas más profundos en


materia de inequidad y pobreza. Los niveles de pobreza crecieron
drásticamente a partir de 1996, especialmente en las ciudades, y el coeficiente
de Gini, que mide la desigualdad y concentración en la distribución del
ingreso, llegó a 54.9% en el 2002, superado entonces sólo por Brasil (60.7%)
en América Latina, la región más inequitativa del mundo. Es decir que para
cualquier política sensata, que considere tan siquiera la sostenibilidad del
modelo, es indispensable considerar el factor de distribución del ingreso y de
las oportunidades.

En esto coinciden analistas colombianos como Luis, J.Garay quien señala:


“Aunque el país ha mantenido un ritmo de crecimiento positivo durante los

242
Capítulo IV: Problemas de la Ciudadanía y los Derechos Sociales, en el Horizonte…

últimos treinta años, dicho ritmo ha sido insuficiente para incorporar


masivamente, y de una manera eficiente y productiva, a grandes masas de la
población colombiana. Así mismo, tal ritmo ha tenido una modalidad e
intensidad insuficientes para poder alterar, creativamente, no sólo la estructura
productiva del país, sino también para haber modificado los patrones de
distribución de ingresos de la población y la reducción, más drástica, de los
niveles de pobreza en la sociedad colombiana” 224 .

El crecimiento del PIB en Colombia durante los años 2006 y 2007 que,
según las cifras oficiales se sitúo en guarismos cercanos al 7% se produjeron
en una alta proporción porque estos períodos se comparaban con los años de la
profunda recesión que se dio con ocasión de la crisis de final del siglo y que
condujo a que en 1999 la economía colombiana cayera casi 5%, disparando
con ello casi todos los indicadores negativos asociados al derrumbe.

Adicionalmente es imposible entender estas tendencias sin analizar su


asociación con el ritmo de la economía mundial de la cual dependen
estrictamente los resultados de países como Colombia. El desempeño
colombiano responde en alta medida a los vaivenes de la economía
norteamericana que contó con precios bajos de la energía durante varias
décadas, un ritmo aceptable de innovación tecnológica y la oferta ilimitada de
productos de buena calidad y precios bajos, provenientes de países emergentes
como China. De esta manera las economías occidentales asociadas a la
dinámica estadounidense pudieron lucrarse de una cierta estabilidad en materia
de inflación y un crecimiento relativamente rápido.

Hoy la situación ha cambiado sustancialmente; los resultados de


desastrosas políticas como la aventura imperial en Afganistán e Irak, el costo
de una política fiscal que incrementa los gastos y disminuye los impuestos a
los ricos y el desmadre de una economía especulativa, traen como resultado
altísimos y crecientes precios de la energía y los alimentos (combustibles para
la inflación), así como un sistema financiero en crisis y una incapacidad
mayúscula para mantener los ritmos de incorporación a la producción de la
innovación tecnológica.

La crisis financiera se extiende por todo el planeta deslizándose por los


complejos mecanismos del sistema, luego de originarse en Estados Unidos, en
agosto de 2007, con la morosidad de las hipotecas de mala calidad (subprime).
Las entidades bancarias desconfían de la capacidad financiera de sus rivales y
224
Garay Luis Jorge, “Globalización y crisis”. Tercer Mundo Editores. Bogotá, 1998.

243
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

reducen al mínimo las transacciones al interior del sistema. A pesar de las


inyecciones masivas de liquidez efectuadas por los grandes bancos centrales
no dejan de producirse noticias sobre nuevos quiebras en grandes instituciones
financieras. “Hasta ahora, las entidades más afectadas han reconocido pérdidas
de casi 250.000 millones de euros. Y el Fondo Monetario Internacional estima
que, para salir del desastre, el sistema necesitará unos 610.000 millones de
euros (o sea, el equivalente de ¡dos veces el presupuesto de Francia!)”225.

Y esto se da en medio del aumento inédito de los precios del petróleo que
pasó de un costo que no superaba los 10 dólares el barril en 1998, a 140
dólares en el 2008, debido a las dificultades y distorsiones que desató la guerra
de Irak en el mercado, a la demanda incrementada de gigantes emergentes
como China e India y a la presión especuladora que le juega a un alza continua
de un recurso no renovable cada vez más escaso, trasladando grandes capitales
desde la especulación inmobiliaria hacia el petróleo y los bio-combustibles.

Por su parte, el hambre campea como un fantasma de épocas remotas que


amenaza, según cifras de la FAO a casi mil millones de personas. Esta es la
expresión macabra de la crisis de alimentos que afecta a todo el mundo pero
que sin embargo no consiguió que en la Cumbre de la Organización de las
Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación de Junio del 2008 en
Roma sobre la seguridad alimentaria se alcanzara un acuerdo para desatascar
la producción de alimentos en el mundo hoy puesta en riesgo por la
profundización del desastre ambiental, por la competencia de recursos de la
tierra, antes dedicados a producir comida y hoy a paliar la crisis energética y
por el control de los especuladores sobre el mercado de alimentos.

Colombia no escapa de estas tendencias. Lo que ahora se acepta por parte


de los voceros gubernamentales como una “desaceleración”, no deja de traer a
la memoria los síntomas del ciclo de crisis recurrentes al que ha sido arrojada
la economía nacional y cuyo más reciente pico fue solo hace ocho años. No
hay nada de que ufanarse. Muy rápidamente se regresa al nivel de actividad
productiva que un país como este puede sostener, sin invertir en
infraestructura, sin incrementar su capacidad para acceder al cambio
tecnológico, porque este depende de aquel que transmitan los centros
extranjeros de desarrollo científico y de la calificación de la mano de obra, que
deviene en gran medida de la inversión en educación. Ese nivel para algunos

225
Ramonet, I. “Las tres crisis” en Le Monde Diplomatique. Julio del 2008

244
Capítulo IV: Problemas de la Ciudadanía y los Derechos Sociales, en el Horizonte…

analistas226 no ha pasado del 2% en lo referido al ingreso per cápita en los


últimos 100 años.

226
Ver por ejemplo, Rivas, R. “Vivir del 2%” en “El Espectador”. Bogotá. Agosto 17
del 2008. Pág. 54

245
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

Mucho se habló en tiempos recientes sobre el portentoso crecimiento de


Colombia en los últimos dos años. Las cifras de la CEPAL contribuyen a
morigerar ese entusiasmo. Si se analizan los datos del año 2007, Colombia
comparte con 10 países de América Latina ese incremento del PIB, señalado
por muchos como un descomunal y único ejemplo del “milagro colombiano”.
La mítica cifra del 7% de crecimiento es compartida con Costa Rica y Cuba y
es superada por otros siete vecinos, algunos como Panamá (9.5%), o las muy
criticadas economías de Argentina (8.6%) y Venezuela (8.5%) que superan de
lejos el esfuerzo colombino, sin que por eso éste sea para nada pequeño, lo que
si queda en claro es que no es producto de supuestas virtudes únicas de un
modelo basado en la seguridad.

En este contexto, la equidad y la superación de la pobreza deberían estar en


cualquier agenda que le asigne importancia a la construcción de una sociedad
que garantice los derechos de bienestar; siendo estos elementos que,
adicionalmente, favorecen la sostenibilidad del crecimiento económico. Es
decir, que aún dentro de la racionalidad más típicamente capitalista, la
existencia de ciudadanos que tienen acceso a bienes y servicios básicos crea
una demanda efectiva que está en la base de la expansión económica, y el
cumplimiento de derechos como el de la educación para todos, favorece la
capacidad de absorción del cambio técnico generado casi siempre en otros
centros científicos, ya que la inversión en ciencia y tecnología en nuestro país,
tiende a cero.

4.2.1. La pobreza como inequidad máxima

El sistema social de la modernidad ha sido concebido como un todo


funcional dentro del cual los pobres están integrados de manera deficiente a las
dinámicas económicas sociales y políticas y en medio de ellas generan sus
propias claves culturales. El asunto no es que existan por fuera del sistema,
que estén excluidos de él, o que no le aporten trabajo o riqueza, lo que sucede
es que están excluidos de los beneficios, de la distribución del producto de
toda la sociedad y han sido colocados en condiciones de mucha debilidad para
desarrollar sus capacidades y potencialidades.

La pobreza no es una situación momentánea sino que es un problema


estructural que hunde sus raíces en los contextos económico, cultural, social y
político, que genera sus propias lógicas de acción y reproducción y cuya
dinámica está presente, de manera compleja, en los diferentes circuitos que
atraviesan la sociedad. Son esas dinámicas e intercomunicaciones las que

246
Capítulo IV: Problemas de la Ciudadanía y los Derechos Sociales, en el Horizonte…

crean una situación en donde hay unos menos favorecidos que constituyen
generalmente el contingente de desempleados, o quienes desarrollan el trabajo
no calificado, mal remunerado, o los grandes grupos de trabajadores
informales dedicados a la colocación de mercancías en los mercados menos
rentables, o aquellos que son arrojados del campo por la violencia física o la
búsqueda de un mejor estar en las ciudades, haciendo únicamente referencia a
las situaciones de empobrecimiento económico, sin nombrar las dificultades
para que este gran sector de la población participe de las decisiones políticas o
de los proyectos de desarrollo social y cultural del país.

Es importante entonces enfocar la pobreza como un problema de carencia


de derechos y de ausencia de condiciones para ejercer y expandir las
capacidades, no por cuestiones inherentes al “ser”, sino por el contexto
económico y sociopolítico prevaleciente en una sociedad. La pobreza, en la
modernidad capitalista, es ante todo un problema de falta de garantías para el
ejercicio de los derechos sociales de los ciudadanos. Esto está relacionado con
la concepción del desarrollo, noción que va mucho más allá que la del mero
crecimiento económico.

En este enfoque es de la mayor utilidad la idea de Amartya Sen, que


entiende el desarrollo como “la expansión de las capacidades de la gente”, el
cual está basado en la potenciación de las aptitudes y derechos de toda la
población. “La concepción del desarrollo como un proceso de expansión de las
libertades fundamentales lleva a centrar la atención en los fines por los que
cobra importancia el desarrollo…El desarrollo exige la eliminación de las
principales fuentes de privación de libertad: la pobreza y la tiranía, la escasez
de oportunidades económicas y las privaciones sociales sistemáticas, el
abandono en que pueden encontrarse los servicios públicos y la intolerancia o
exceso de intervención de los Estados represivos”. 227

Los derechos y libertades fundamentales, dentro de los cuales se incluyen


los Desc, pero que atañen también a ámbitos como la libertad de participación
política en las decisiones sociales, se encuentran entre los elementos
constitutivos de esta idea del desarrollo. Su importancia para el desarrollo, al
decir de Sen, “no tiene que demostrarse por medio de su contribución directa
al crecimiento del PNB o al fomento de la industrialización. De hecho resulta
que estas libertades y derechos también contribuyen muy eficazmente al
progreso económico. Pero aunque la relación causal es realmente significativa,
la reafirmación de las libertades y los derechos por parte de esta conexión

227
Amartya Sen. “Desarrollo y Libertad”. Editorial Planeta. Bogotá. 2001

247
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

causal se suma al papel directamente constitutivo de estas libertades en el


desarrollo”.228

Desde este punto de vista la pobreza es un problema de calidad de vida en


donde las personas en realidad están privadas de derechos fundamentales para
su desarrollo individual y social, tales como un ingreso mínimo que les
permita resolver necesidades básicas de subsistencia, tener dominio sobre un
conjunto de bienes mercantiles esenciales y acceder a otros referidos al ámbito
de lo público y del espacio social.

Esta perspectiva sobre la pobreza, llamado de “las capacidades y derechos”


hace énfasis en lo imprescindible de superar la precariedad de las dotaciones
iniciales y en formar a la gente para el ejercicio de sus derechos. Las
dotaciones iniciales son el patrimonio con el cual cuentan las personas para
poder poner en acción sus capacidades, las cuales les facultan para ejercer
unos derechos, los que a la vez se traducen en un determinado nivel de calidad
de vida. Allí se hace referencia a las dotaciones de bienes y servicios
mercantiles (aquellos que se pueden transar en el mercado) y los no
mercantiles (que son intangibles como justicia, libertad, seguridad, etc).

Consuelo Corredor, académica y analista económica señala al respecto que:


“Algunas de estas necesidades tienen a su vez la característica de ser bienes de
mérito, es decir aquellos bienes que se merece la gente por el solo hecho de
serlo, y por tanto, su satisfacción no puede estar sujeta a la dinámica del
crecimiento económico. Se trata de la alimentación, la salud y la educación. El
ser bienes de mérito es el que les confiere su carácter universal es decir que
nadie debe ser excluido de ellos y por tanto es responsabilidad del Estado y la
sociedad garantizarle esos bienes a quienes no están en condiciones de
adquirirlos mercantilmente, y crear las condiciones para que en el largo plazo
puedan ser autónomos en su adquisición. Sin el acceso a estos bienes de mérito
las personas están seriamente limitadas para desarrollar sus capacidades.”

La autora aclara también que “Los bienes de mérito son una construcción
social, una elección social que les confiere el estatus de derechos
fundamentales y universales que se expresan en un contrato social, por
excelencia, como es la Constitución. Los bienes de mérito tangibles e
intangibles socialmente convenidos en nuestra Carta Constitucional son: la
libertad, la justicia, la seguridad, la educación, la salud, la nutrición y la

228
A. Sen. Op. Cit.

248
Capítulo IV: Problemas de la Ciudadanía y los Derechos Sociales, en el Horizonte…

vivienda. Desde el enfoque de las capacidades y derechos éstos conforman un


todo indisociable e integral. Son los principios mínimos de protección de todo
ciudadano”. 229

Dentro de las dotaciones iniciales, como ya se dijo, están los bienes y


servicios mercantiles y los no mercantiles. Alimentación, vestuario, vivienda,
salud, educación, transporte y recreación son bienes y servicios mercantiles,
referidos más al ámbito de lo privado y que pueden ser objeto de intercambio.
Si se cuenta con un ingreso adecuado se puede acceder a ellos, por eso las
políticas de generación de ingresos y el derecho a un empleo digno forman
parte de una propuesta para reducir la pobreza. Es imperativo que toda la
población económicamente activa sea perceptora de ingresos que les permita
acceder a la satisfacción de estas necesidades.

Como la población empobrecida no es propietaria de tierras o de capital, no


está en condiciones de percibir rentas o intereses; tampoco es dueña de
empresas productivas por lo que no obtiene ganancias. Solo le queda vender su
capacidad de trabajo y recibir salarios, o autoemplearse y buscar los recursos
indispensables para la sobrevivencia. Con estos ingresos se puede acceder a un
conjunto de bienes y servicios cuya cantidad y calidad depende de la
capacidad adquisitiva que tenga. A este conjunto de bienes sobre los cuales las
personas ejercen un dominio, Sen los llama titularidades.

Para algunos investigadores la pobreza es primordialmente pobreza de


ciudadanía, ya que ésta impide a las personas obtener las condiciones de vida,
materiales y espirituales que les permitan participar plenamente en la vida
económica, política y social, así como entender y contribuir a la construcción
de los códigos culturales necesarios para dicha integración.230 La puesta en
acción de las capacidades es la que crea las condiciones para el ejercicio
efectivo de los derechos. La satisfacción de las necesidades básicas es un
derecho de todos los ciudadanos. Al decir de A. Sen, el desarrollo:”es un
resultado integral de la forma en que la sociedad está organizada. El progreso
social puede ser visto como la erradicación efectiva de las principales

229
Consuelo Corredor. “El problema de la pobreza una reflexión conceptual”. En
“Pobreza y desigualdad” reflexiones conceptuales y de medición”. Cinep, Colciencias.
Bogotá 1999.
230
Eduardo Bustelo “Pobreza moral. Reflexiones sobre la política social amoral y la
utopía posible.” En “Pobreza y desigualdad”. Op.cit

249
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

carencias que padecen los miembros de una sociedad”.231

La pobreza afecta directamente al individuo en unos de sus derechos


fundamentales: su integridad como ser humano. La pobreza es negación de la
realización de capacidades y expectativas a las que todos tenemos derecho,
negación de la oportunidad de participar, definiendo cada cual la opción que
desea emprender según el potencial y el proyecto de vida individual; derecho
que debe ser garantizado por la sociedad y sus instituciones, porque su
realización no depende tan sólo de ser persona, sino de las reglas del juego
sociales.

La pobreza es antes que nada, entonces, la privación de capacidades y


derechos básicos y no puede ser evaluada solamente por un bajo ingreso o una
renta per cápita precaria, aunque estos factores instrumentales están
generalmente asociados a ella. El análisis de la pobreza como carencia de
derechos y oportunidades para vivir satisfactoriamente está muy relacionado
con el problema de la calidad de vida en el sentido de las formas en que
transcurre la vida humana, en que los ciudadanos pueden buscar su felicidad y
seguridad comunes.

El premio Nóbel de economía Sen analizando el éxito del estado indio de


Kerala en la elevación de la calidad de vida de sus habitantes, a pesar de contar
con un bajo nivel de renta per cápita, indica que: “Es posible aumentar
enormemente la calidad de vida, aunque las rentas sean bajas por medio de un
buen programa de servicios sociales. El hecho de que la educación y la
asistencia sanitaria también contribuyan a acelerar el crecimiento económico
se suma a las razones para poner un gran énfasis en estos sistemas sociales en
las economías pobres, sin tener que esperar a hacerse rico primero”.232

Una parte de la explicación de los reiterados fracasos en la lucha contra la


pobreza en países como Colombia está dada por la persistente ruptura que se
ha hecho entre la política económica y la política social. Se ha establecido una
equivocada dicotomía que asigna a la primera resolver los problemas del
crecimiento, mientras que la segunda se destinaría a salidas coyunturales para

231
Amartya Sen “Capital humano y capacidad humana” y “un enfoque ordinal para
medir la pobreza”. en “Cuadernos de economía” No.29. Universidad Nacional, Bogotá
1998
232
A. Sen. Op. cit

250
Capítulo IV: Problemas de la Ciudadanía y los Derechos Sociales, en el Horizonte…

aliviar la pobreza. Una política social en la mira de un desarrollo integral de


los ciudadanos, en el enfoque de Sen, está en cambio compuesta por iniciativas
públicas para la creación de oportunidades sociales en materia de educación,
salud, vivienda, reforma agraria y su amplia difusión para garantizar que los
individuos desplieguen todas sus capacidades para participar directamente en
los procesos de expansión económica y construcción social.

En estricto sentido de una visión liberal del problema lo que está en juego
es un proyecto de justicia distributiva que tiene que ver no solo con la
perspectiva ética del liberalismo de buscar una sociedad bien ordenada y justa,
sino con su análisis racional de conveniencia para la reproducción del sistema.
De ahí que el gran teórico liberal contemporáneo, John Rawls insistiera sobre
los problemas inherentes a la igualdad, a los criterios de distribución, al
problema de las obligaciones del Estado para garantizar los derechos de los
ciudadanos y, muy especialmente, los de “los individuos menos favorecidos de
la sociedad”. Frente a éstos, los sumidos en la pobreza extrema, Rawls
propone dotarlos de al menos cinco “bienes primarios” que constituiría la base
social del “respeto a uno mismo”, a saber: “las libertades básicas, la libertad de
movimiento y ocupación, los poderes y prerrogativas de cargos y posiciones
de responsabilidad, el ingreso y el bienestar”233

4.3. LOS DERECHOS ECONÓMICOS SOCIALES Y


CULTURALES COMO PARTE DEL DESARROLLO DE
LOS ESTADOS MODERNOS234
El actual desarrollo de los Desc se dio por el camino de traducir en
derechos las demandas sociales en materia de salud, educación, vivienda,
empleo y las referentes a prestaciones y reclamaciones similares. Así resume
Carlos Vicente de Roux235 la dimensión de los derechos humanos:

233
J Rawls. “Justicia como equidad. Materiales para una teoría de la justicia”. Tecnos
Madrid. 1986. Pág. 197. Citado por Dieterlin P. “La pobreza, un estudio filosófico”.
Fondo de Cultura Económica. México. 2003. Pág. 25.
234
Este artículo no había sido publicado hasta ahora.
235
Carlos Vicente de Roux.”Los derechos económicos, sociales y culturales vistos en
contraste con los civiles y políticos, en el marco de los sistemas internacionales de
protección de los derechos humanos”. Ponencia ante el “Foro Multidisciplinario…”
op. Cit.

251
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

“Un derecho humano tiene, entre otros, dos alcances. Representa, en


primer lugar, un valor no negociable, que está por fuera de toda discusión
y que cuenta con el respaldo de las normas internacionales. En segundo
término, proporciona a quien lo detenta la capacidad de poner en
movimiento ciertas prácticas institucionales y sociales específicas, dirigidas
a proteger el derecho en cuestión”.

Los Desc emergen, desde luego, como parte integral del universo de los
derechos humanos, aunque con una relativa particularidad, pues ya no sólo
están ligados a los valores fundamentales de las sociedades modernas y a las
características que le dan naturaleza a regímenes políticos específicos, sino que
están relacionados en forma directa con las consecuencias y los efectos del
orden social y económico establecido.

En efecto, los derechos sociales se sitúan más allá de las declaraciones de


derechos y de la puesta en funcionamiento de instituciones y mecanismos para
la garantía jurídica de su plena vigencia, como es el caso de los derechos
civiles y políticos. Los Desc guardan interdepencia estrecha con las
características históricas de las sociedades, con su nivel de desarrollo, con las
relaciones de poder de los distintos actores que la conforman y que se
manifiestan en el plano de las orientaciones políticas, en la formulación de
planes que las materializan, en el destino de los presupuestos, en las
dotaciones normativas y de infraestructura institucional. Es decir, no se pueden
limitar a la consagración de los derechos en el sistema jurídico, a la redacción
de instrumentos de protección o a la declaración de la voluntad de
aplicarlos.236

Los Desc, por supuesto, mantienen en común con los derechos humanos
llamados de primera generación el hecho de que el sujeto de estos derechos no
es solamente un aspirante a verse beneficiado por las políticas sociales del
Estado, o un actor que realiza actividades de intermediación o de presión para
tales fines, sino que es titular de un derecho que debe ser garantizado por el
Estado.

En las últimas décadas del siglo XX se afianzó una tendencia a fortalecer la


exigibilidad y los medios para hacer efectivos los derechos económicos,
sociales y culturales en el entendido de que la satisfacción de las necesidades

236
Ver al respecto: Víctor M. Moncayo. “El Leviatán derrotado”. Grupo Editorial
Norma. Bogotá. 2004

252
Capítulo IV: Problemas de la Ciudadanía y los Derechos Sociales, en el Horizonte…

humanas y sociales develaba, en gran medida, el verdadero carácter de la


organización social y política vigente.

Éste es el origen de la concepción misma de “Desarrollo Humano” que ha


sido adoptado por la ONU a instancias del análisis de la experiencia vivida por
muchas sociedades, que en su proceso de incorporación a la modernidad, han
sufrido también la devastación de sus redes naturales de soporte colectivo y no
han podido superar la inequidad de sistemas económicos vigentes. “La
promoción del desarrollo humano y la realización de los derechos humanos
comparten, de muchas maneras, una motivación común, y reflejan el
compromiso fundamental de promover la libertad, el bienestar y la dignidad
de los individuos en todas las sociedades237” (PNUD, 2000).

Las normas internacionales incluyen la obligación por parte de los Estados


partes de adoptar disposiciones de derecho interno que garanticen la eficacia
de los derechos consagrados en los instrumentos supranacionales. En el caso
de los Desc, esta obligatoriedad debe manifestarse en la mejoría del bienestar
de los ciudadanos en el marco del mantenimiento de las libertades
democráticas y la autonomía moral de las personas.

El Estado aparece así como el garante principal de los derechos sociales,


sin que esto signifique que deba proporcionar directamente todos los medios
para la satisfacción de esos derechos. El Estado debe proporcionar un mínimo
de bienes y servicios para la satisfacción de los Desc, que esté enmarcado
dentro de una preocupación permanente por universalizar la ciudadanía de
derechos y que atienda con prioridad a las personas más débiles, o sea,
aquellas que no puedan obtener un acceso a través de sus propios medios a los
beneficios del desarrollo social y que, por lo tanto, no pueden hacer efectiva su
titularidad de los Desc por otras vías.

El Estado no se inscribe aquí dentro de concepciones paternalistas y


autoritarias que lo erigen como la entidad que otorga derechos, sino, que lo
comprenden como instrumento para garantizar los logros democráticos de una
sociedad activa.

“En ninguna parte del mundo el derecho −los tratados, la constitución,


las cortes− ha hecho realidad los derechos. El ámbito jurídico es una
dimensión de la protección de los derechos. El derecho es uno de los

237
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Informe sobre el
Desarrollo Humano. Bogotá. 2000

253
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

elementos que pueden apalancar y empujar los derechos sociales. Eso hay
que rescatarlo y defenderlo, y se hizo en Colombia, afortunadamente, con
la reforma de la Constitución en 1991 y con las aplicaciones de que ha sido
objeto. Pero el ámbito jurídico no es necesariamente la dimensión principal
de protección de los derechos. Todos sabemos que cuando hay que acudir
al juez algo está muy mal. El ideal en la protección de los derechos es que
no haya que acudir al juez. Y de eso se trata: que los derechos sean
vigentes sin jueces.”238

El Estado queda responsable, entonces, de impulsar las reformas jurídicas,


de constituir la red institucional, la infraestructura y asignar los recursos
adecuados y necesarios para que la realización de los derechos civiles,
políticos y sociales se haga usando todos los instrumentos de política pública a
su disposición.

Ahora bien, en términos de filosofía de la norma, los Desc (y demás


derechos) de satisfacción progresiva corresponden a los llamados por Kant
“deberes imperfectos” (también denominados “cuasiderechos”). Aunque
Bentham y, en general, los positivistas, no creen en este concepto (“si no
existe obligación, ¿en qué consiste el derecho?”), también habrá de admitirse
que, si todas las obligaciones del Estado fuesen inmediatas, no habría espacio
para la lucha social o para el progreso en la realización de los derechos
humanos. Digamos pues que, en un primer momento, los derechos de
realización progresiva eran o son derechos de carácter ético o de carácter
político aunque no fueran o aún no sean derechos propiamente jurídicos”239.

En el concierto internacional los deberes ético-políticos de los Estados se


han transformado en obligaciones jurídicas, se han perfeccionado como
deberes de los Estados Partes en los pactos y tratados internacionales que
tienen carácter vinculante, con la misma jerarquía que las normas
constitucionales. Los estudiosos de la jurisprudencia han destacado el hecho de
que, para los Desc, el tránsito del acuerdo ético a la norma de aplicación
efectiva es un proceso gradual, “cuyo paso inicial puede ser la ratificación del
238
Ver, “Foro sobre derechos y Política Pública. Justiciabilidad. Los Derechos
Económicos, Sociales y Culturales” en Documentos “Foro Multidisciplinario…”
CEPAL, Fundación Social. op.cit.
239
Hernando Gómez Buendía. “Alcances de la Obligación Estatal de Adoptar Medidas
para Lograr de Manera Progresiva la Plena Efectividad de los Derechos Económicos,
Sociales y Culturales”. Ponencia en el “Foro Multidisciplinario…”CEPAL. Fundación
Social. Op.cit.

254
Capítulo IV: Problemas de la Ciudadanía y los Derechos Sociales, en el Horizonte…

tratado respectivo (pacta sunt servanda es un principio jurídico y no sólo


ético), así el tratado crea deberes condicionados o progresivos (como el Pacto
de los Desc), y cuyos pasos subsiguientes pueden ser propios de la legislación
interna, luego de la administración pública, y eventualmente de la
justiciabilidad strictu sensu”240.

Para nuestro país, el artículo 93 de la Constitución Política (C.P.) señala


que “Los tratados y convenios internacionales ratificados por el Congreso, que
reconocen los derechos humanos y que prohíben sus limitaciones en los
estados de excepción, prevalecen en el orden interno. Los derechos y deberes
consagrados en esta Carta, se interpretarán de conformidad con los tratados
internacionales sobre derechos humanos ratificados por Colombia”. Ellos se
suman a los derechos consagrados en la Constitución, e integran con el resto
de la Carta un Bloque de Constitucionalidad, de tal manera que pueden ser
utilizados como parámetros para el examen de constitucionalidad de las leyes a
la luz del cumplimiento de esos derechos.

En lo que se refiere a los Desc, los principales pactos internacionales que


los recogen son: El Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales (Pidesc), aprobado en 1968, ratificado por Colombia en 1969 y que
entró en vigor en enero de 1976; el Protocolo Adicional a la Convención
Americana sobre Derechos Humanos en materia de Derechos Económicos,
Sociales y Culturales, conocido como el “Protocolo de San Salvador”, suscrito
en 1988 y ratificado por la Ley 319 de 1996.

Dice el Artículo 2, ordinal 1, del Pacto Internacional de Derechos


Económicos, Sociales y Culturales:

“Cada uno de los Estados Partes en el presente Pacto se compromete a


adoptar medidas, tanto por separado como mediante la asistencia y
cooperación internacionales, especialmente económicas y técnicas, hasta el
máximo de los recursos de que disponga, para lograr progresivamente, por
todos los medios apropiados, inclusive en particular la adopción de
medidas legislativas, la plena efectividad de los derechos aquí
reconocidos”.

240
Hernando Gómez. B. Op.cit.

255
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

En estos mismos instrumentos se establece la diferencia y


complementariedad de los derechos de cumplimiento inmediato y los de logro
progresivo. Los siguientes ocho derechos o tipos de derechos contemplados
por el Pacto son de cumplimiento inmediato por parte de los Estados:

• Derecho a la igualdad de género (Artículo 3)


• Derecho a igual salario por igual trabajo (Art. 7 Literal a) ordinal i)
• Derechos sindicales (afiliación, federación y funcionamiento de
sindicatos; derecho de huelga) - Art.8
• Prohibición del trabajo infantil (Art. 10. Ord. 3)
• Libertad paterna para elegir escuela (Art.13. Ord. 3)
• Libertad de enseñanza (Art. 13, Ord. 4)

Algunos derechos culturales (participación en la vida cultural, propiedad


intelectual y libertad de investigación).

El derecho a no ser discriminado por motivos de “raza, color, sexo, idioma,


religión, opinión política o de otra índole, origen nacional o social, posición
económica, nacimiento, o cualquier otra condición social” (Art 2, Literal 2.
Principios de Limburgo 241)

Como reseña Gómez Buendía, “Tanto el Pacto como el Protocolo de San


Salvador formulan la mayoría de los Desc de modo categórico o no
condicionado: “toda persona tiene el derecho a...”, es la expresión literal
preferida. Esta no condicionalidad contrasta con el carácter condicional o
progresivo de la obligación asumida por el Estado”242. Conforme a la
argumentación del autor, lo anterior plantea tres tipos de problemas: el primero
se refiere al alcance de la obligación del Estado, el segundo a la manera como
el Estado pueda cumplir esta obligación y el tercero acerca de los caminos que
tengan los titulares del derecho para exigir su cumplimiento. Para responder a
estas preguntas es preciso situarlos en el contexto de las realizaciones y los
compromisos de un Estado Social de Derecho.

241
Los Principios de Limburgo son un pacto suscrito por 29 Estados miembros de la
Naciones Unidas en 1986 relativos a la aplicación del Pacto Internacional de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales.
242
Hernando Gómez B. op. cit

256
Capítulo IV: Problemas de la Ciudadanía y los Derechos Sociales, en el Horizonte…

4.3.1.Los DESC y el Estado Social de Derecho en


Colombia

El artículo 1º de la Constitución Política de Colombia, encabezando el


título de los derechos fundamentales, declara que “Colombia es un Estado
Social de Derecho, organizado en forma de República Unitaria,
Descentralizada, con autonomía de sus entidades territoriales, democrática,
participativa y pluralista, fundada en el respeto de la dignidad humana, en el
trabajo y la solidaridad de las personas que la integran y en la prevalencia del
interés general”.

Entonces los deberes de las autoridades remiten a la naturaleza del Estado


Social de Derecho e incluyen todas las medidas necesarias para que sea
respetada la dignidad humana de todos los colombianos, el disfrute del trabajo
- para que a todos les sea dada la posibilidad de vivir con bienestar - así como
la promoción de la acción solidaria con miras a que todos los ciudadanos
puedan acceder a un mínimo vital. En último caso la prevalencia del interés
general, que será resguardada por el Estado, será el camino para asegurar que
todos los colombianos puedan vivir dignamente.

Así lo señala la sentencia C-251 de 1997 de la Corte Constitucional “La


Constitución acoge la fórmula del Estado Social de Derecho, la cual implica
que las autoridades buscan no sólo garantizar a la persona esferas libres de
interferencia ajena, sino que es su deber también asegurarles condiciones
materiales mínimas de existencia, por lo cual el Estado debe realizar
progresivamente los llamados derechos económicos, sociales y culturales. El
Estado tiene frente a los particulares no sólo deberes de abstención sino que
debe igualmente realizar prestaciones positivas, sobre todo en materia social, a
fin de asegurar las condiciones materiales mínimas, sin las cuales no es posible
vivir una vida digna” 243.

De ahí que esta orientación constitucional pueda resumirse diciendo que


“El Estado Social de Derecho es aquel Estado que garantiza, con los impuestos
de todos, unos mínimos vitales universales a los ciudadanos. De tal suerte que
las autoridades del Estado Social de Derecho tienen obligaciones –morales y
jurídicas- de tomar medidas para garantizar que los ciudadanos, si no pueden
proveerse esos mínimos por su propia cuenta – en el mercado - puedan tener

243
Citado por el Estudio de la Universidad Externado de Colombia. Cipe.
“Metodología de incorporación del enfoque de derechos humanos en los planes de
desarrollo y en las políticas públicas de las entidades territoriales”.

257
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

acceso a recursos para satisfacer dichos mínimos, en condiciones de


igualdad”.244

La Constitución además define prioridades en cuanto a las esferas de acción


del Estado relacionadas con los derechos sociales. El artículo 366 que
corresponde al Capítulo 5. “De la finalidad social del Estado y de los Servicios
Públicos” dice:

“El bienestar general y el mejoramiento de la calidad de vida de


la población son finalidades sociales del Estado. Será objetivo
fundamental de su actividad la solución de las necesidades
insatisfechas de salud, de educación, de saneamiento ambiental y de
agua potable. Para tales efectos en los planes y presupuestos de la
Nación y de las entidades territoriales, el gasto público social
tendrá prioridad sobre cualquier otra asignación”.

La evaluación básica sobre el cumplimiento de los Desc por parte del


Estado dependerá de que cumpla con estos presupuestos de garantizar el
mínimo vital a todos los colombianos y en la gestión que esté dirigida a ello a
través de la asignación prioritaria del gasto público para atender problemáticas
sociales. Esto significa, tal como se ha ratificado en los pactos internacionales
como el Pidesc, que las obligaciones del Estado, partiendo del mínimo vital,
deben estar en constante progresividad y buscar la ampliación de los Desc para
responder a las crecientes demandas de la población que anhela mejores
condiciones de vida.

Los Desc en el Estado Social de Derecho son entonces derechos públicos


personales (subjetivos), cuya titularidad está en cabeza de las personas. La
Constitución define responsabilidades taxativas (deberes objetivos) del Estado,
cuando menos en lo que establece como derechos sociales fundamentales en el
artículo 366 de la CP: “salud, educación, saneamiento ambiental y agua
potable”. Frente a ellos se debe presentar actuaciones positivas del Estado para
su realización en tanto se comprenden como derechos de prestación245, es
244
Ibid
245
“Los derechos económicos, sociales y culturales, para su cabal realización
demandan acciones positivas de parte del Estado, específicamente la provisión de
recursos presupuestales y políticas públicas. Los primeros (civiles y políticos) han sido
denominados también derechos o libertades negativas y los segundos, derechos de
prestación. Incluso, hay quienes sostienen que sólo puede hablarse de derechos allí
cuando hay prescripciones negativas a la intervención del Estado, pero no cuando haya

258
Capítulo IV: Problemas de la Ciudadanía y los Derechos Sociales, en el Horizonte…

decir, derechos que están vinculados no solamente al mundo jurídico, sino al


de las decisiones políticas, las cuales se surten en la interacción permanente
entre el Estado y una sociedad que tramita sus demandas a través de su
participación e intervención en lo público.

Sin embargo, existe un debate relacionado con las limitaciones económicas


e institucionales que pueda tener un Estado para el cumplimiento de sus
responsabilidades. El enfoque con el cual deben examinarse estas limitaciones
ha sido recogido en la jurisprudencia que se desprende de los pactos
internacionales y en múltiples sentencias de las cortes colombianas. Tal el
caso del llamado “mínimo vital” entendido por la Corte Constitucional como
ese conjunto de derechos que es necesario tener para vivir una vida decente246.
O la sentencia que define la constitucionalidad de la ley que aprueba el
Protocolo de San Salvador247, en donde la Corte reconoció la importancia de
que el Estado se comprometa en la realización progresiva de los DESC, puesto
que el tratado exige adoptar todas las medidas necesarias, y hasta el máximo
de los recursos disponibles, según el grado de desarrollo de cada país, con el
fin de lograr progresivamente la plena efectividad de dichos derechos248.

Además no se puede dejar de observar también el efecto de las restricciones


de carácter estructural que impone al Estado la nueva época que se vive como
resultado de las trasformaciones introducidas por la globalización en el mundo
productivo, financiero y de las relaciones internacionales,249 así como las
condiciones del pacto social y político en medio de las cuales se suscribió la
Constitución de 1991 en Colombia.

El reordenamiento del aparato político de la sociedad colombiana no puede


entenderse sólo como una cuestión jurídica-constitucional, o como una mera
alteración del orden de las competencias entre las diferentes ramas del poder
público. Lo que se dio fue una readecuación del modelo de Estado a las nuevas
exigencias del mercado global, a las nuevas reglas de la producción y del
trabajo, de la distribución de la riqueza y del ingreso y a los nuevos
requerimientos de la reproducción social.

una posición jurídica que demanda una actividad positiva, porque esa aspiración no
cabe en el mundo jurídico sino el mundo de lo político”. Hernando Gómez. B. Op.cit
246
Sentencia T-462. Magistrado Ponente Eduardo Cifuentes Muñoz.
247
El Protocolo de San Salvador es adicional a la Convención Americana de Derechos
Humanos en materia de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, DESC,
248
Sentencia C-251 de 1997
249
Ver al respecto: Bob Jeesop. “La crisis del estado de Bienestar”.

259
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

De ahí que, en medio de los acuerdos institucionales implicados en la


búsqueda de un pacto político con sectores de la insurgencia que deponían las
armas, de la incorporación de las demandas emergentes de las regiones y de
los movimientos sociales, se introdujeran en la Constitución del 91 las bases
para la transición de un Estado garantista hacia un mayor juego de las reglas
del mercado en la asignación de recursos, priorizando criterios de eficacia y
eficiencia en la acción pública.

El problema de la satisfacción de los Desc se tiene que identificar en


conexión con el modelo social que se consagra en la Constitución del 91, en
los esfuerzos que plantea al Estado para el cumplimiento del mandato de
garantías a favor de los Desc y las limitaciones de los instrumentos para
llevarlos a la práctica, en tanto en el texto constitucional también se consagran
lineamientos para la instauración de la lógica predominante del mercado en
todos los niveles, incluyendo el de la prestación de servicios públicos
domiciliarios y servicios básicos como la salud y la educación.

4.3.2.La cuestión del desarrollo humano, o el desarrollo


como libertad

El problema del desarrollo y la superación de la pobreza han trascendido el


enfoque de la justicia distributiva para enfocarse en las capacidades y
libertades de los seres humanos. En ese tránsito, que aún se ubica dentro de las
posibilidades de constituir un capitalismo humanizado, es donde elegir el
camino del desarrollo hace parte de la búsqueda de alternativas humanas
integrales y para lo cual se requiere de seres humanos libres. Esa es la relación
que establece Amartya Sen entre Desarrollo y Libertad. Según este enfoque “la
expansión de la libertad es tanto el fin primordial del desarrollo como su
medio principal. El desarrollo consiste en la eliminación de algunos tipos de
falta de libertad que dejan a los individuos pocas opciones y escasas
oportunidades de ejercer su agencia razonada. La eliminación de la falta de
libertades fundamentales es una parte constitutiva del desarrollo.”250

En este sentido, la libertad individual es indispensable para adelantar


procesos de desarrollo humano y, a su vez la acción social tras las metas de
este tipo de desarrollo debe contribuir a liberar a las personas de las
privaciones económicas que las hace depender de las necesidades inmediatas;
de la exclusión política, que las somete al poder de los más influyentes; de la

250
Amartya Sen. “Desarrollo y Libertad”. Editorial Planeta. Bogotá. 2000

260
Capítulo IV: Problemas de la Ciudadanía y los Derechos Sociales, en el Horizonte…

exclusión social, que las convierte en ciudadanos de segunda clase. La libertad


en los medios y la creación de oportunidades sociales, políticas y económicas,
a través de instituciones sociales democráticas es la verdadera medida del
desarrollo humano.251

El desarrollo humano es entonces un proceso de ampliación de las opciones


de la gente para que pueda desplegar sus potencialidades de transformación
individual y social de manera equitativa y participativa. Ello implica superar el
determinismo económico que asignó al factor humano el papel de mero
“capital”, clave en el incremento de la producción, es decir, el capital humano
como elemento decisivo del crecimiento económico.

El desarrollo humano, adoptado como categoría por el Programa de las


Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), se mide a través de un Indicador
de Desarrollo Humano, IDH, una medida de bienestar que permite establecer
el impacto de la economía y de la acción estatal en la calidad de vida de la
gente, en la expansión y en el uso de las capacidades humanas. Es el indicador
hoy en día más utilizado internacionalmente para comparar los niveles de vida
de los diferentes países. El anterior mira a los seres humanos como agentes de
cambio y no como beneficiarios pasivos de las políticas públicas.
Adicionalmente, la incorporación de los derechos humanos como criterio
orientador y evaluador de las políticas públicas impacta directamente en el
goce y disfrute de los mismos por parte de sus titulares. Además supera
enfoques más limitados como el de necesidades básicas, cuyo principal interés
es la provisión de bienes y servicios materiales a los grupos de población que
sufren de alguna carencia básica.

El IDH es un índice compuesto que contiene tres variables: La esperanza de


vida al nacer como indicador de longevidad. El logro educacional o nivel
educativo medido por una combinación de la tasa de alfabetización de adultos
(ponderada por 2/3) y la tasa bruta combinada de matrícula escolar, como
promedio de las tasas de matricula de los tres ciclos primaria (básica),
secundaria (media) y terciaria (diversificada), con una ponderación de 1/3 cada
una. Y el ingreso medio o PIB real per cápita (PPA en dólares252) que

251
Ver, A, Sen. Op.cit.
252
PPA: Paridad en Poder Adquisitivo (en dólares de Estados Unidos). “Si se quiere
utilizar el Pib per cápita como un indicador del desarrollo y del bienestar económicos,
la conversión usando las tasas de cambio de mercado tiende a subvalorar el Pib de los
países pobres en relación con el de los ricos. Para estos propósitos la conversión debe
hacerse, no usando la tasa de cambio de mercado sino la tasa de cambio de Paridad de

261
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

representa la capacidad de adquisición de bienes por parte de una persona253.

Con estos elementos se pueden evaluar varios de los aspectos centrales de


las políticas públicas en materia social y detectar si se avanza o no en la
dirección de una sociedad capitalista moderna. Los componentes de esperanza
de vida y de logro educativo del IDH, reflejan las políticas de prevención en
salud, las políticas para mejorar la convivencia y la seguridad ciudadana y las
políticas orientadas a mejorar las capacidades de las personas.

Tal como enfatiza el PNUD “Las prácticas culturales que protegen la salud,
los programas de prevención y atención en salud, los sistemas de sanidad y
seguridad pública, y el saneamiento ambiental, inciden en la duración media
de la vida, que se expresa a través de la esperanza de vida. Si la esperanza de
vida aumenta hay una mejor calidad de vida” 254.

Por su parte, “la educación sintetiza varias dimensiones del desarrollo


humano: como capital humano es una medida de la inversión que la sociedad
hace en las personas; como factor de producción, a través de la creación y
utilización de las innovaciones, es el principal motor del crecimiento
económico; cuando logra alcanzar a una masa crítica de la población
contribuye a una mejor definición de las instituciones y de las reglas de juego
colectivas; y como aumento de las capacidades humanas permite que las
personas accedan y disfruten de los bienes de la cultura universal.”255

El componente del ingreso medio256 es un buen rasero para estimar las

Poder adquisitivo. Por definición la TCPPA es la tasa que iguala lo que un dólar
podría comprar en dos países con monedas diferentes” E. Lora. “Técnicas de medición
Económica. Op. Cit.
253
Ver, PNUD. Informe de Desarrollo Humano año 2000.
254
PNUD. DNP. “Diez años de Desarrollo Humano en Colombia”. Alfaomega
Colombiana. Bogotá. 2004
255
Ibid
256
“El PIB por persona es un promedio que no tiene la capacidad de informar sobre el
nivel de concentración del ingreso. Así que para entender mejor su significado, es
importante tener en cuenta la forma como se distribuye. Para lograr este propósito se
“corrige” el PIB con el Gini, que mide la concentración del ingreso, y con índices de
equidad de género. La conjunción del ingreso per cápita y la distribución del ingreso
amplían una idea que desde el comienzo del siglo había propuesto Pigou. Si ambas
medidas avanzan en el sentido positivo (aumenta el ingreso per cápita y mejora la
distribución) la sociedad progresa en términos de bienestar. No obstante su sencillez,

262
Capítulo IV: Problemas de la Ciudadanía y los Derechos Sociales, en el Horizonte…

consecuencias de las políticas de generación de empleo o de capacidad de


autosostenimiento de la población, constituyéndose en “una aproximación a la
cantidad y diversidad de los bienes y servicios, valorados económicamente,
que un país ofrece a sus asociados”.257

De tal suerte que son indicadores muy sensibles a la intervención estatal,


específicamente sobre los grupos más vulnerables, y constituyen un apoyo
adecuado a la tarea de contar con un balance del estado de avance de la
satisfacción de algunos de los derechos económicos, sociales y culturales más
importantes.

Lo que está por evaluar es hasta que punto el indicador logra dar plena
cuenta de las dimensiones complejas que configuran el desarrollo humano
tales como la potenciación de las capacidades de las personas y de su
posibilidad de tomar decisiones sobre sus propias opciones de vida; la
valoración de procesos culturales que están inmersos en la capacidad de
cooperar y generar cohesión social; la seguridad humana o sea la posibilidad
de estar libres de amenazas de enfermedad, marginación o represión; la
equidad, más allá de iguales oportunidades en la búsqueda de un ingreso
digno, involucrando también la equidad de oportunidades para una vida con
bienestar y sin discriminaciones por razones de raza o género y otros aspectos
como los referidos a la sustentabilidad ambiental y económica de los procesos
del desarrollo.

Ahora bien el IDH tiene unos límites pues sólo refleja los resultados
medios a nivel nacional en las esferas básicas. La metodología con la cual fue
construido este indicador señala unos valores fijos, mínimos y máximos. Por
ejemplo, en el caso de la Esperanza de Vida al nacer, éstos son de 25 y 85 años
respectivamente. En el caso de la tasa de alfabetización de adultos (15 o más
años de edad) está entre 0% y 100%. Igual ocurre con la tasa bruta de
matrícula combinada. El PIB per cápita se estableció entre 100 dólares y
40.000 dólares (PPA en dólares).

El cálculo del índice de ingreso es algo más complejo. El ingreso entra en


el IDH en sustitución de todas las dimensiones del desarrollo humano que no

esta aproximación tiene un gran poder informativo. Durante los últimos años en
Colombia se observa no sólo una caída del ingreso per cápita, sino también un
empeoramiento de la distribución del ingreso. La conclusión es obvia: el bienestar de
la población se ha deteriorado”. “Diez años de Desarrollo Humano”. Op. cit
257
Ibid

263
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

se reflejan en una vida larga y saludable ni en los conocimientos, en suma, en


reemplazo de un nivel de vida decoroso. El criterio básico del tratamiento del
ingreso se basa en que el logro de un nivel respetable de desarrollo humano no
requiere un ingreso ilimitado.

El IDH es un promedio simple del índice de esperanza de vida, el índice de


nivel educacional y el índice del PIB per cápita (PPA en dólares) ajustado, por
lo que se calcula dividiendo por 3 la suma de esos tres índices. Esto se expresa
en un valor numérico que va de 0 a 1, donde 1 es el mayor grado de desarrollo
posible258.

El PNUD calcula el IDH para 177 países. En el caso colombiano, la


información para calcular el índice proviene de la Encuesta Nacional de
Hogares que realiza el Dane. En 1993 se corrigió la medida del nivel de
desarrollo y se introdujo de manera explícita la distribución de sus logros. En
1995 se integra el enfoque sobre la equidad de género a través del Índice de
Desarrollo Relativo al Género, IDG; y en 1997 se introduce el Índice de
Pobreza Humana, IPH, como una medida de la proporción de la población que
ha sido excluida de los niveles mínimos de capacidades básicas y por tanto del
avance del desarrollo259.

Estos indicadores compuestos constituyen un avance en el registro del


fenómenos de la pauperización y el desarrollo, superan la visión de la pobreza
como un hecho medido empíricamente a través de índices de mera distribución
del rendimiento como las líneas de pobreza, pero aún exige un esfuerzo de
interpretación política que develen las lógicas y los mecanismos productores
de la pobreza.

Solo a manera de ejemplo vale la pena mencionar que en el contexto


internacional del desarrollo humano, Colombia ocupaba en el año 2002 el
puesto 73 con 0.773 como índice de desarrollo humano y en el ámbito
latinoamericano era superado por Argentina (puesto 34 en el concierto
internacional); Chile (puesto 43) y Uruguay (puesto 46), países que rebasaron
los 0.8 puntos de Desarrollo Humano. (ver gráfica 1)

258
Ver PNUD. Informe de desarrollo Humano. 2000. “Nota Técnica. Cálculo de los
Índices”
259
PNUD. DNP. “Diez años de Desarrollo Humano en Colombia”. Alfaomega
Colombiana. Bogotá. 2004

264
Capítulo IV: Problemas de la Ciudadanía y los Derechos Sociales, en el Horizonte…

El nivel del IDH del país era muy similar al de Venezuela (puesto 68) y
Brasil (puesto 72) y más avanzado que el de Perú, Ecuador y Bolivia, este
último país que se mantenía por debajo de los 0.7 puntos del Índice de
Desarrollo Humano.

Gráfica 1
Índice de Desarrollo Humano (IDH)

En el año 2005, como puede apreciarse en la gráfica 2, el país había llegado


a 0.79 de desarrollo humano, registrando una mejoría sostenida entre los años
2003 y 2006, año en el cual ingresa al rango de los países de mediano
desarrollo.

Sin embargo, otros países de similares características en lo relacionado con


los índices del desarrollo humano como Brasil, Albania, Macedonia y
Bielorusia lograron superar la barrera que los separaba de países con desarrollo
humano alto. Tal como informa el PNUD para el 2006260, Colombia aparece
entre Venezuela y Ucrania, y por debajo del promedio de América Latina y del
Caribe. Según los componentes del IDH, los mayores problemas que tuvo el
país para avanzar estuvieron en el ingreso (0,791), y en la garantía de una vida
larga y saludable (0,788), mientras que el mejor desempeño estuvo en la
educación (0,869). Los índices muestran entonces que países similares
pudieron mejorar las condiciones de vida de sus habitantes y, por ello,
ganaron puestos en este escalafón mundial.

260
Ver, PNUD. “Bogotá con desarrollo humano. Avances, retos y
oportunidades”.2007.
http/www.idhbogota.pnud.org.co/documentos/informe/informe20Bogota-pdf

265
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

Como puede observarse, “obtener mejores resultados en desarrollo humano


no es una tarea imposible y un buen ejemplo podría ser Bogotá que siempre ha
tenido un IDH superior al nacional. Desde el punto de vista del desarrollo
humano importa que cada año las diferencias entre los países se reduzcan y
que el índice se vaya haciendo más exigente en la medida en que la meta ideal
por alcanzar sea más alto. En Colombia los valores de cada componente han
ido aumentando. A nivel nacional, entre 2003 y 2006, la Esperanza de Vida
(EV) pasó de 72,17 años a 72,99. Y en Bogotá subió de 73,23 a 74,46 años”261.

Uno de los más graves problemas para el desarrollo humano en Colombia


es la tremenda desigualdad regional. El estudio que mencionamos antes señala
por ejemplo que, para el mismo período, los avances de Bogotá fueron
mayores que los de la Nación y, por eso, la distancia entre Bogotá y el resto
del país aumentó. Se vive más y se tiene mejor salud en Bogotá que en el resto
del país. (Ver Cuadro 1) En los otros dos componentes del índice, -el logro
educativo (LED), y el PIB-, la distancia entre Bogotá y el país disminuyó. Así,
aunque la diferencia entre Bogotá y Colombia continúa siendo significativa, la
brecha se redujo ligeramente, más por los avances registrados a nivel nacional
en logros educativos y en el PIB, que por un retroceso de la capital. En el
mismo sentido, Bogotá supera considerablemente las condiciones de desarrollo
humano de varios departamentos como por ejemplo el Chocó que apenas
alcanza un IDH de 0,68.

Gráfica 2

261
PNUD, op. Cit. P.16

266
Capítulo IV: Problemas de la Ciudadanía y los Derechos Sociales, en el Horizonte…

De acuerdo con el Informe Mundial sobre Desarrollo Humano del año


2006, Bogotá habría logrado un índice intermedio entre Emiratos Árabes y
Cuba, mientras que Colombia estaría por debajo de Brasil. Así, en el orden
mundial, la diferencia entre Colombia y Bogotá sería de 20 puestos. Bogotá
habría estado más cerca del promedio de desarrollo humano para países de la
Europa Central, Oriental y de la Comunidad de Estados Independientes
(antigua Unión Soviética), que de la situación promedio de América Latina y
el Caribe. El Chocó, en cambio estaría más cerca de los países de peor
desarrollo humano como son los del África Sub-sahariana.

Para mejorar la capacidad explicativa del IDH, Naciones Unidas ha


incluido otras medidas complementarias, como el IDH relativo al género
(IDG), y el índice de potenciación de género (IPG). Ambos estiman la
evolución del desarrollo humano teniendo en cuenta la diferencia entre
géneros. De acuerdo con el Pndh, en Colombia hubo avances importantes en
materia de equidad de género, -el IDG pasó de 0,780 en el 2003 a 0,789 en el
2006-. Bogotá es la ciudad de Colombia que muestra un índice de género más
equitativo y, sin embargo, los datos indican que mujeres con el mismo nivel de
educación que los hombres, reciben sensiblemente menos ingresos.

267
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

4.3.3. El peso de la Pobreza Humana

Las Naciones Unidas, bajo la inspiración de Amartya Sen, de Mahhub ul


Haq, de Richard Jolly y de otros investigadores han construido también el
Indicador de Pobreza Humana, IPH, para tasar la privación en términos de
desarrollo humano. Así mientras “el IDH mide el progreso general de un país
en cuanto a lograr el desarrollo humano, el IPH refleja la distribución del
progreso y mide el retraso de privación que sigue existiendo”262. Se ha
desarrollado un IPH separado para los países en desarrollo como Colombia
(IPH1) y otro para los países industrializados o con mayor desarrollo teniendo
en cuenta que la pobreza, en cuanto a su dimensión e intensidad, varía
conforme a las condiciones sociales y económicas- e incluso culturales- de una
sociedad que le permiten aprovechar la mayor disponibilidad de recursos y de
información.

Este indicador de pobreza utiliza variables similares a las del IDH que en
este caso son: en el componente de esperanza de vida, el porcentaje de
personas que se estima morirá antes de los 40 años de edad; en el nivel
educativo, el porcentaje de adultos analfabetos y en cuanto al nivel de vida, la
privación de aprovisionamiento económico general –público y privado–
reflejado por el porcentaje de la población sin acceso a servicios de salud y
agua potable y el porcentaje de niños menores de cinco años con peso
insuficiente.

En el trabajo “Las Regiones frente a los Objetivos del Milenio” se anota en


lo que se refiere al IPH que “la clasificación internacional, publicada por el
PNUD en su informe de 2003 que cubre a 94 países, ubica a Colombia en el
lugar 10. El país está por encima de otros que hacen parte de la región como
México (puesto 13) y Brasil (puesto18). Los avances se han dado en las
condiciones de acceso a los servicios de salud, como resultado de los cambios
institucionales introducidos en el sector. La tasa de analfabetismo para
mayores de 15 años, desciende levemente durante los años noventa, con un
aporte un tanto mayor en el cambio en el indicador de la zona urbana respecto
de la rural.

Probablemente como resultado de las condiciones de violencia que se viven


en el país y que afectan a la población joven y a los hombres en particular, el
indicador de longevidad evoluciona negativamente. Entre 1997 y 1999, el

262
PNUD. Informe de Desarrollo Humano 2000. Op.cit

268
Capítulo IV: Problemas de la Ciudadanía y los Derechos Sociales, en el Horizonte…

porcentaje de defunciones de menores de 40 años se incrementa en 1,6 puntos


porcentuales, superando la tasa alcanzada en la primera mitad del decenio de
los noventa”263.

Aunque según cifras oficiales y algunas estimaciones de organismos


internacionales muestran una ligera mejoría en los índices de pobreza, para
éstos últimos en el año 2006, aún había en Colombia 17 millones de habitantes
que viven en situación de pobreza y 6 millones que se debaten en la
indigencia. En la gráfica 3, construida por la CEPAL con estimaciones para el
período 2002- 2005, se puede observar la magnitud de esa caída en los
indicadores de pobreza y de indigencia en Colombia, comparada con la
evolución de otros 15 países de la región.

Gráfica 3

Según el gobierno de Álvaro Uribe el cumplimiento de los Objetivos del


Milenio de la Naciones Unidas se hace posible en el país, si se atiene a las
metas propuestas por la Misión para la Reducción de la Pobreza y la
Desigualdad que están planteadas como: Reducir de 53,8 a 28,5% el
porcentaje de personas en pobreza. Reducir de 20,4 a 8,8% el porcentaje de
personas que vive en pobreza extrema. Reducir de 2,8 a 1,5% el porcentaje de
personas que vive con menos de un dólar diario. Como puede observarse en el
gráfico No. 4, la visión de la MRPD se apuntala en la tendencia a la baja en lo
referido a pobreza e indigencia, aunque reconoce también que esta mejoría
está básicamente apoyada en los repuntes del desarrollo en las ciudades,

263
PNUD; DNP; PNDH. “Las Regiones frente a los Objetivos del Milenio”. Bogotá.
2004

269
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

especialmente en urbes como Bogotá en donde se ha dado la vigencia de


políticas públicas con énfasis en lo social.

Gráfica 4

270
Capítulo IV: Problemas de la Ciudadanía y los Derechos Sociales, en el Horizonte…

Esta tesis es demostrada exhaustivamente por el análisis del censo del


2005, que muestra que mientras aproximadamente siete de cada diez
habitantes de las regiones más atrasadas del país residen en viviendas con
Necesidades Básicas Insatisfechas (nbi), en Bogotá esa proporción es de uno
por cada diez. Cuando se observa el Índice de Calidad de Vida, Bogotá tiene
89 sobre 100, siendo el más alto del país. Estos hechos ponen a Bogotá en
ventaja con relación a la media nacional, pero aun así, y con todo el énfasis de
las últimas administraciones en la inversión social y la inclusión, la capital no
ha podido bajar del 40% la pobreza por ingresos, lo que se debe, entre otras
causas, a la compleja interacción entre crecimiento, equidad y pobreza.

Las regiones más pobres como Chocó, Sucre, Nariño y Boyacá, avanzan
muy poco en la reducción de la pobreza, haciendo evidentes las falencias en
las políticas de desarrollo y encarnando las consecuencias del prolongado
conflicto armado, de la corrupción y la segregación. A propósito puede echarse
una ojeada a la situación de pobreza extrema por departamento, tal como la
enseña la gráfica 5.

Gráfica 5

Fuente: MRPD 2007

271
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

4.4. DERECHOS, DESARROLLO HUMANO Y POLÍTICAS


PÚBLICAS264
El Estado, si se propone inscribirse dentro de los contornos de un Estado
Social de Derecho, debe avanzar hacia la plena efectividad de los Desc, que se
deriva de los compromisos éticos y políticos pactados- para el caso
colombiano- en la Constitución de 1991, que definió una arquitectura jurídica
que reconoce un régimen de libertades, así como de las obligaciones derivadas
de los Pactos Internacionales suscritos por Colombia.

Ahora bien, es necesario definir los marcos de interpretación que permitan


evaluar los adelantos o retrocesos en el entendido de que el Estado, a través de
los instrumentos de política pública debe empeñarse en procurar el mayor bien
para el mayor número de colombianos, siempre en sentido progresivo, es decir
que debe haber una mejora constante de la situación de los Desc.

Para este propósito es de mucha utilidad la mirada integral de los derechos


humanos y el desarrollo humano, en la perspectiva de constituir como un
objetivo común de la sociedad colombiana, la promoción simultánea de las
libertades política, económica y social. En cuanto a los derechos económicos y
sociales, se ha señalado que el Estado Social de Derecho tiene la
responsabilidad de asegurar una oferta suficiente de oportunidades económicas
como el empleo y el acceso a la propiedad que les permitan a los ciudadanos el
disfrute de las riquezas y de los recursos que existen en la sociedad. Así mismo
el Estado ha sido concebido desde esta visión modernizante como garante para
que haya igualdad de oportunidades en el acceso a los servicios básicos y a la
cultura, esto es las oportunidades sociales indispensables para el progreso
individual y colectivo que materializan los derechos de las personas.

Se debería conjugar esta labor estatal con la permanente oferta de seguridad


ciudadana ante las catástrofes ocasionadas por la naturaleza, las crisis
económicas o por los conflictos, especialmente en aquellos grupos
particularmente débiles o vulnerables. Las consecuencias de una concepción
de seguridad que se limita a combatir a unos enemigos armados del Estado,
son demoledoras en la definición de prioridades y en la asignación del gasto
para cumplir con las obligaciones sustanciales emanadas de la obligación
inmediata de proteger o restaurar derechos fundamentales.

264
Este artículo no había sido publicado hasta ahora.

272
Capítulo IV: Problemas de la Ciudadanía y los Derechos Sociales, en el Horizonte…

Ya se ha dicho, que dentro de la urgencia de construir estados modernos se


requiere de una persistente construcción de confianza, solidaridad y
convivencia de los ciudadanos que son el fundamento del capital social del
cual se dispone para el crecimiento económico de una nación y la
consolidación de su soberanía y legitimidad.

Las Naciones Unidas, con ocasión del comienzo del tercer milenio,
propusieron que el siglo XXI debería ser el siglo de la difusión de las
libertades y derechos humanos en todo el mundo. “Todas las personas tienen
derecho a gozar de siete libertades, a saber, a no ser discriminadas, a no vivir
en la indigencia, al desarrollo personal, a estar libres de amenazas a su
seguridad personal, a la participación, a no ser objeto de injusticias y a tener
un trabajo productivo. Cada una de esas libertades requiere una visión digna
del esfuerzo colectivo de todas las naciones del mundo. Y la universalidad de
los derechos humanos proporciona los fundamentos de esta visión mundial.

Los derechos económicos son tan importantes como los derechos políticos,
aunque las estrategias e instrumentos para fomentarlos puedan diferir
sustancialmente. El propósito supremo del crecimiento económico mundial es
proporcionar a las personas la dignidad de verse libres de la indigencia,
aspecto destacado por la perspectiva de desarrollo humano”265.

La cooperación internacional y el compromiso mancomunado de las


naciones para erradicar la pobreza, el hambre y la discriminación son un factor
central para el cumplimiento de los derechos básicos, pero lo decisivo son los
compromisos claros y responsables de los Estados a través de planes
concertados y de estrategias persistentes, financiados mediante la
estructuración de instrumentos eficaces de política social, con base en
prioridades manifiestas en los presupuestos nacionales y de las entidades
territoriales.

Compromisos internacionales como el Pacto Internacional de derechos


Económicos, Sociales y Culturales, PIDESC, que quedan incorporados al
dispositivo jurídico nacional como resultado de la noción del “Bloque de
Constitucionalidad”, equiparan los tratados suscritos con mandatos ineludibles
para los ejecutores de la política pública, quedando en manos de los gobiernos
la definición de las herramientas para hacerlos operativos. Pero además,
Colombia se ha sumado a iniciativas de la comunidad internacional como “Los

265
PNUD. “Informe de Desarrollo Humano. AÑO 2000”. Op. Cit.

273
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

Objetivos de Desarrollo del Milenio”266 o la llamada “propuesta 20/20” a


través de la cual países en desarrollo se han comprometido a asignar el 20% de
su presupuesto al cubrimiento de los servicios sociales básicos267.

La noción de progresividad que está consignada en el PIDESC, es


orientadora del camino a seguir en la satisfacción de los Desc, pues de ella se
desprende la obligación de utilizar “el máximo de los recursos de que
disponga” el Estado. Esto significa que el Estado que ha suscrito el Pidesc
debe tratar efectivamente de maximizar los recursos destinados a satisfacer los
derechos sociales.

Son varios los tipos de esfuerzos, susceptibles de evaluación empírica, que


el Estado debe emprender para avanzar en esta dirección tales como el
mejoramiento de la capacidad fiscal del Estado, mediante alzas en el recaudo
neto; la disminución del despilfarro de recursos como consecuencia de la
corrupción, o una equivocada asignación del gasto; la decisión de mantener
una línea de recomposición del gasto público en beneficio de los Desc, lo cual
implica la reorientación de sectores y de prioridades. De igual forma se
requiere de cualificar la eficiencia en la relación entre el costo y el impacto de
los programas en una mejora sustantiva de los Desc. Cada una de estas
estrategias puede ser monitoreada a través de indicadores de resultado ligados
a las prioridades del desarrollo humano fijadas por el país.

El PIDESC además señala a los Estados firmantes el compromiso de


justificar el eventual retroceso en la realización de uno o más Desc
incorporados en el Pacto268. Por supuesto puede haber desmejoras derivadas de
fenómenos económicos o sociales que se salen del manejo de los gobiernos,
como crisis bruscas de la economía mundial, o catástrofes naturales. Pero ante

266
En septiembre de 2000, Colombia y 190 países más, se reunieron en el marco de la
Asamblea General de las Naciones Unidas en la Cumbre del Milenio y acordaron un
conjunto de objetivos que se cristalizan en la visión de largo plazo del desarrollo
humano llamada Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM).
267
Esta iniciativa está consignada en el “Informe de Desarrollo Humano. 2000”, en
donde se indica que “Hacerlo ayudaría a movilizar los otros 70 a 80 mil millones de
dólares anuales que se requieren de las fuentes nacionales e internacionales para
garantizar los servicios sociales básicos para todos”. Op.cit.
268
“En virtud, precisamente, de la progresividad, el Estado Parte corre con la carga de
la prueba en caso de desmejora aparente o efectiva de cualquier derecho incorporado
en el Pacto”. Ver Hernando Gómez B. Op.Cit

274
Capítulo IV: Problemas de la Ciudadanía y los Derechos Sociales, en el Horizonte…

el Comité del PIDESC éstos deben ser demostrados y expuestas las medidas
tendientes a resolver los retrocesos en materia de derechos sociales básicos.

En cuanto a la destinación de los recursos, la responsabilidad de justificar


eventuales retrocesos pasa por criterios más específicos, como: “Que en la
comparación intertemporal se utilicen las mismas definiciones contables y las
mismas bases estadísticas (o que las nuevas bases y definiciones sean más
exigentes para el Estado). Que el recorte fiscal fue neutro o incluso se sesgó a
favor de los sectores sociales prioritarios (“ajuste con rostro humano”)”269.

Por otro lado, el Pacto deja abiertos otros modos por los cuales los Estados
signatarios podrían aumentar los recursos destinados a atender los Desc,
incluyendo políticas de gran impacto como la redistribución de la propiedad y
del ingreso desde los grupos sociales que han gozado de protección
privilegiada hacia aquellos que históricamente han sido excluidos o poco
atendidos. La meta ideal es la de progresar en esta materia hasta que se logren
niveles de distribución de recursos y oportunidades altamente igualitarias. Sin
embargo, el PIDESC, como anota Gómez Buendía no es explícito en este
punto, lo que no debe ser óbice para entender que “la redistribución progresiva
de la propiedad y del ingreso es una de las medidas más concretas y más
idóneas que el Estado Parte puede y debe adoptar para cumplir con la
obligación de avanzar hacia la plena vigencia de los Desc”.270

El problema de la inequidad agudiza el deterioro en los Desc y afecta de


manera determinante el desarrollo humano. Por eso las Naciones Unidas se
inclinan por promover un entorno económico propicio al goce de los derechos,
que establezca una división del trabajo entre los sectores público y privado de
tal manera que el Estado pueda centrarse en la búsqueda de la satisfacción de
la mayoría de los derechos económicos, sociales y civiles. “La responsabilidad
primordial del gobierno es formar la capacidad humana de los pobres por
conducto de la atención básica de la salud, la nutrición y la educación. Los
principales ministerios económicos, como los de finanzas y planificación,
necesitan integrar los derechos en el proceso de formulación de la política
económica.

Al reflejar en ese proceso las obligaciones de los ministerios en materia de


derechos económicos y sociales el gobierno puede evaluar las deficiencias
respecto de esos derechos y la forma de reducirlas dentro de las limitaciones

269
Ibid
270
Ibid

275
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

de recursos. Ese proceso aclararía también las necesidades de recursos para


proporcionar, por ejemplo, una enseñanza primaria obligatoria”271.

El problema de la equidad se hace cada vez más imperativo. Colombia


registra algunas mejoras pero, como se había señalado sigue siendo uno de los
países con mayor desigualdad en la distribución del ingreso.

Gráfica 6

El desarrollo humano ha sido concebido como una opción por la dignidad


humana que exige el compromiso de incorporar a los excluidos, abolir las
condiciones de trabajo opresivas y eliminar la discriminación de la cual son
objeto las mujeres y algunas minorías étnicas y sociales. El Estado colombiano

271
PNUD. “Informe de Desarrollo Humano. 2000”. Op. Cit

276
Capítulo IV: Problemas de la Ciudadanía y los Derechos Sociales, en el Horizonte…

está ante graves dilemas en la definición de las prioridades del gasto público
pues se debate entre el cumplimiento del mandato constitucional de priorizar el
gasto social para garantizar los Desc y otros grandes compromisos como los
que se desprenden de las obligaciones de la deuda externa y del ingente gasto
en defensa y seguridad de la Nación, relacionados con otros derechos
fundamentales. Llegar a un equilibrio razonable en estos componentes
determinantes de la política pública es sustancial para enderezar el rumbo del
país hacia una visión integral del desarrollo.

La deuda externa es un componente que depende de muchos factores


económicos que no son del resorte exclusivo del Estado colombiano y que
deben ser examinados en su contexto geopolítico. Por su parte, como señala la
ONU, la prevención y reducción de los conflictos tiene dos importantes
consecuencias para los derechos humanos. La primera es el efecto directo de
reducir una fuente primaria de violaciones graves a los derechos humanos. La
segunda es el efecto indirecto de liberar recursos, de modo que la comunidad
pueda abandonar las operaciones de mantenimiento de la paz para centrarse en
el desarrollo humano. “La Comisión Carnegie sobre Prevención de Conflictos
Devastadores estimó que el costo para la comunidad internacional de las siete
grandes guerras del decenio de 1990, sin incluir a Kosovo, fue de 200.000
millones de dólares, o sea, cuatro veces más que la ayuda para el desarrollo en
cualquier año. Por consiguiente, no es de extrañar que el volumen de ayuda
para el desarrollo haya disminuido sustancialmente en el decenio de 1990. El
desvío de recursos hacia destinos distintos del desarrollo quizás esté
contribuyendo a conflictos futuros, ya que se retira la asistencia precisamente
cuando se requiere para prevenir la escalada”272.

4.4.1.Orientación del Gasto Social en Colombia

La transición en las políticas públicas que se operó en Colombia a partir de


la década de los años ochenta está relacionada directamente con las políticas
sociales y es uno de los campos en que mayormente impactan los cambios
normativos y de enfoque desde la dirección del Estado. El aparato institucional
que estaba orientado al modelo del Estado de Bienestar y que venía
construyéndose desde los gobiernos de la hegemonía liberal y, particularmente
a partir de la primera administración de López Pumarejo, se había convertido
en una red de servicios de protección y bienestar concebidos como una oferta
universal de servicios públicos estatales.

272
PNUD. “Informe de Desarrollo Humano. 2000”. Op. Cit.

277
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

Esta red de hospitales, escuelas, servicios públicos domiciliarios, asistencia


técnica, construcción de vivienda social, bienestar familiar y un sistema de
seguridad social y prestacional, estaba fundado sobre el subsidio estatal y tenía
pretensiones de universalidad, por cuanto no contemplaba el criterio de
focalización, aunque dado los elevados índices de pobreza la cobertura de las
principales políticas públicas se restringía a porciones de la población, que
tenían como núcleo central a quienes estaban vinculados como trabajadores de
las empresas industriales y a la creciente migración campesina.

El nacimiento de la Constitución del 91 se da como colofón de reformas


que se venían implementando en el terreno de la apertura económica y del
ajuste estructural de la economía, de los procesos de paz y del auge del
movimiento social de carácter cívico, alrededor del cual se sentaron las bases
de la descentralización administrativa y de la gestión social, así como de la
propagación del discurso de la participación ciudadana.

El viraje hacia la focalización como criterio básico de la política social, a la


vez que se reconoce la propuesta de la implementación de los derechos
económicos sociales y culturales (Desc) y se suscribe el PIDESC y su
protocolos adicionales, se produce sin un deslinde claro de la relación entre
garantías a los derechos, asistencia pública de los más desfavorecidos y
privatización de la gestión de algunas de las líneas de política social. Esto a la
vez, que se implementan criterios de mercado para la provisión de servicios
que antes se mantenían estrictamente en la esfera pública.

La política social del siglo XXI está atravesada por una gran desconfianza
en la potencia de la intervención estatal, a través del gasto público social. La
alta dirección del Estado considera que el gasto público tiende a ser cada vez
menos productivo en la medida en que los volúmenes de capital invertidos en
políticas sociales, por ejemplo, podrían arrojar mejor rendimiento para el país
si se aplicaran a otros rubros de la economía, esto es que su productividad
marginal es decreciente. No obstante se reconoce que dicho gasto público es
muy importante para el crecimiento económico, en tanto genera externalidades
positivas, fortalece el capital humano y produce bienes públicos con impacto
decisivo para la generación del capital (tales como la seguridad y la justicia).
Así se desprende de elaboraciones como la presentada por el ministerio de
Hacienda:

“Hay evidencia de que el gasto público no necesariamente implica


mejores resultados…. Es improbable que el progreso en términos de

278
Capítulo IV: Problemas de la Ciudadanía y los Derechos Sociales, en el Horizonte…

objetivos sociales y económicos se pueda desprender de gasto público


adicional. Los resultados sugieren que con políticas inteligentes, los
gobiernos pueden alcanzar los mismos objetivos sociales y económicos con
niveles de gasto mucho menores. Esto no implica volver al laissez – faire,
se demuestra que la existencia del gobierno es importante. La conclusión es
que el gasto público no es necesariamente la respuesta a los problemas
socio-económicos”.

Por este camino se llega a la conclusión de que para el Estado sólo “hay
dos opciones: reducir el gasto público, o crear los incentivos adecuados para
volverlo eficiente” 273.

De ahí que pueda afirmarse que existen tensiones muy fuertes sobre la
pertinencia del gasto público social y que eso pone en tela de juicio la
viabilidad de la realización de los derechos sociales. Esta perspectiva es
avalada por organismos multilaterales como el Banco Mundial que insisten en
poner en evidencia los pobres resultados obtenidos en América Latina por las
políticas que tienen como base los Desc. El Banco Mundial afirma por
ejemplo que “Colombia ha hecho énfasis en una expansión insostenible de los
derechos sociales, principalmente en salud, educación y pensiones”274

La falta de recursos, la agudización del déficit fiscal y, sobre todo el que el


gasto público no se hubiera pensado desde la lógica del mercado y la iniciativa
privada, son los principales argumentos a favor de la desincentivación del
gasto social como fuente de garantía a los derechos y las demandas sociales.

Se abandona así la orientación que comprendía el gasto social como


compensatorio de los efectos indeseados del modelo de desarrollo,
particularmente en lo que respecta a la generación de pobreza e inequidad. En
este sentido se ha abierto el debate respecto del impacto del gasto social en la
disminución de la pobreza y su papel en el crecimiento de la economía.

“En los periodos en los cuales confluyen un gasto social en


aumento, crecimiento de la economía y generación de empleo, la
pobreza por ingresos cae sostenidamente. No obstante, el gasto
social es una variable de ajuste, residual y pro cíclica
dependiente del ciclo económico, las disponibilidades

273
Vito Tanzi, Ludger Schuknecht. Citado en Ministerio de Hacienda y Crédito
Publico. “El gasto publico”. Bogotá 2004.
274
Banco Mundial, Citado por Libardo Sarmiento en “Malestar social y política
publica 2001-2004”. Revista Foro No 52. Bogotá. 2005.

279
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

presupuéstales y la prioridad otorgada a las políticas públicas


hegemónicas: apertura, guerra, control social, mercado,
privatización, ajuste fiscal y pago de deuda”275.

Ahora bien, el efecto de las políticas sociales puede ser muy diferente, de
acuerdo a los énfasis que se coloquen y a la visión de focalización que se
aplique. Así, una política con énfasis en la distribución de tierras a los
campesinos o de promoción del acceso a ingresos productivos por parte de los
desempleados, generará un cuadro de indicadores de desarrollo humano y de
indicadores Desc de muy diferente composición ante una política con énfasis
en la protección de los grandes productores, con subsidios para una mejor
competencia en el mercado internacional.

Pero un Estado también puede ensayar distintas opciones de política social.


Por ejemplo, la transferencia pública de recursos a la población más pobre
entre los pobres, puede orientarse a conseguir que no aumente la intensidad de
la pobreza de esta población; parta ello se puede enfatizar en la aplicación de
subsidios que les permitan adquirir un porcentaje significativo de la canasta
básica. Sin embargo ese mismo Estado podría optar por un énfasis distinto y
tomar como el centro de su política el mejorar la situación de quienes están
cerca de la frontera que los sitúa en la pobreza, a punto de atravesar la línea de
pobreza, y dedicar los esfuerzos estatales a incidir sobre este segmento de la
población para impedir que aumente el número de pobres. Esta preferencia
podría implicar, sin embargo, la disminución del volumen de los subsidios a
las personas más pobres y, por consiguiente, minimizar el porcentaje de la
canasta básica que se puede adquirir con ellos. Entonces, este avance
diferenciado atribuible al enfoque de las políticas afecta necesariamente el
grado de satisfacción de los derechos. Los avances en la satisfacción de los
Desc son entonces siempre diferenciados y están en relación con la política
económica y social que definan los gobiernos.

Un Estado Social de derecho centrado en la garantía de los Desc no puede


dejar de tener en cuenta que todas las decisiones económicas tienen
consecuencias sociales y que ellas operan en un contexto por el cual los
distintos grupos, agentes económicos o personas acceden a ellas a partir de
oportunidades diferentes, de tal manera que esas decisiones pueden perjudicar
a algunos y privilegiar a otros, produciendo nuevas condiciones de equilibrios
y desequilibrios en materia social.

275
L. Sarmiento. Op. Cit.

280
Capítulo IV: Problemas de la Ciudadanía y los Derechos Sociales, en el Horizonte…

No obstante, son muchas las señales de que en Colombia se marcha a


contrapelo de esta advertencia. Las políticas de focalización, a partir de la
identificación de los habitantes en pobreza extrema, refuerza políticas
asistenciales como Familias en Acción, a donde han confluido una serie de
presupuestos sociales. El deterioro de los sistemas de salud lleva a que una
franja muy grande de la población quede de hecho excluida de la asistencia
básica. Los procesos de privatización que coparon el sistema, el cierre de los
hospitales públicos y la recurrencia de prácticas inhumanas que violan el
derecho a la salud y a la vida como el llamado “paseo de la muerte”, por el
cual las personas que no son atendidas por un centro de salud, debido a las
fallas de cobertura, son obligadas a transitar de un hospital a otro sin que les
sea prestado ningún auxilio. En muchas ocasiones los pacientes mueren. Son
fallas estructurales ocasionadas por el modelo que subordina lo social y lo
reduce a prácticas remediales.

El gasto público dedica cada vez más recursos a la defensa nacional. Un


reciente estudio de la Contraloría General de la República276 advierte que el
gasto militar en Colombia entre 2001 y 2007 representó en promedio el 4,7 por
ciento del PIB, cifra muy por encima del promedio del continente, que en el
mismo periodo de tiempo se ubicó en 1,6 por ciento. El pie de fuerza pública,
como puede verse en la gráfica 6, se incremento desde en un 25% desde el
2002 hasta el 2008 (abril), según datos del Ministerio de Defensa (109.000
efectivos más), pasando de 307.703 a 416.845.

Según el Contralor, esto significa que aproximadamente un 80% de los


servidores públicos hace parte del sector Defensa, cuya área más
representativa es la de su pie de fuerza. El presupuesto del 2008 incluyó una
destinación de 18,4 billones de pesos, que representan un incremento del 20
por ciento con relación al 2007 y que superan lo destinado para el gasto social
de salud y educación, que han visto su estancamiento en este último período.
El papel re- distributivo de la política social pierde entonces cualquier potencia
y en cambio se incrementa la inequidad. Los resultados están a la vista: el 10%
de la población acapara cerca del 46.5% de los ingresos. El 60% más pobre
tiene que sobrevivir con el 19.7% de los ingresos.

276
Contraloría General de la República. Gasto Militar en Colombia. Revista Economía
Colombiana. 2007

281
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

Gráfica 7

Fuente: Ministerio de Defensa Nacional

4.5. LOS NUEVOS PROBLEMAS DE LA ECONOMÍA


CAMPESINA EN UN CONTEXTO GLOBALIZADO277
La reforma económica neoliberal que se expandió durante la década del 90
en el nivel mundial, definió nuevas reglas que afectan con especial énfasis la
producción agrícola, colocando en situación adversa a economías como la
colombiana, por sus desventajas de productividad y costos y su vulnerabilidad
ante los subsidios selectivos aplicados a los productos del agro, por parte de
los países centrales.

Los límites fijados por el nuevo contexto internacional han redefinido la


intervención del Estado haciendo más precarias las circunstancias en las cuales

277
Este artículo es una versión modificada de los capítulos 2, 3 y 5 del libro
“Economía campesina y desarrollo de la agroindustria panelera en Colombia”. Oscar
Useche. GTZ (Agencia alemana de cooperación al desarrollo) y Fedepanela. Bogotá.
2001.

282
Capítulo IV: Problemas de la Ciudadanía y los Derechos Sociales, en el Horizonte…

deben sobrevivir segmentos muy amplios de la población ligados a economías


campesinas o de muy pequeñas escalas, con dificultades para resistir las
consecuencias del ajuste en términos de productividad, empleo e ingresos.
Esto porque en realidad no se trata solo de una reforma mercantil, sino del
impacto de un nuevo modelo fundado en las tecnologías informáticas y bio-
genéticas sobre asuntos neurálgicos tales como la investigación, la extensión,
la adopción tecnológica, la educación de los agricultores, la distribución y los
servicios.

En fin, las sociedades fueron colocadas ante un nuevo modelo de


organización empresarial, de reorganización del capital social y humano, de
replanteamiento cultural que podría no haberse constituido en una formidable
fuerza disolvente de las pequeñas fuerzas productivas, si tan siquiera hubiesen
existido unas reglas de juego que tomaran en consideración las necesidades de
todos los países, privilegiando a los más vulnerables y empobrecidos. Pero el
modelo ha tomado una vía contraria que favorece en primer lugar a las
economías más poderosas del planeta.

“Los países de altos ingresos están otorgando un billón de dólares diarios a


sus agricultores por la vía del subsidio y esto crea enormes distorsiones en el
comercio internacional. Los países en desarrollo se ven afectados en forma
muy negativa por este alto nivel de protección, dado que se deprimen los
precios de productos claves y se complica enormemente la diversificación
agrícola y el acceso a esos mercados” 278 Se habla aquí de países como Estados
Unidos en donde la contribución de la agricultura al Pib está por debajo del
10% (algunos estudios sugieren una contribución del orden del 5%279), pero
donde, precisamente en reconocimiento del papel estratégico de la agricultura,
el conjunto de la economía, principalmente a través del Estado, financia la
expansión y rentabilidad del sector agrícola.

Así mismo los desafíos para la agricultura comercial son de gran


envergadura. La modernización productiva, la elevación de la productividad,
la búsqueda incesante de competitividad, los nuevos márgenes de rentabilidad,
la sostenibilidad económica y ambiental, en los contextos de una economía de
mercado que convierte en mercancía y en especulación hasta la base de la
sobrevivencia humana: el alimento, y trastoca la institucionalidad pública y

278
Conferencia del Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz, citada por Diego
Pizano en “El café en la encrucijada. Evolución y perspectivas”, Alfaomega, Cambio.
Bogotá, 2001.
279
Apreciaciones del profesor Jesús Antonio Bejarano, “Colombia en transición...”

283
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

privada para centrarlas ahora en la débil teoría de las ventajas competitivas.

Entre las muchas consecuencias de la situación descrita está el hecho de


que muchos segmentos de la agricultura colombiana tienen evidentes atrasos
tecnológicos y operan en condiciones en las cuales les es imposible competir,
mucho menos con países de agricultura moderna y subsidiada. De ahí el
impacto demoledor sobre ellos de una política de apertura indiscriminada
como la que ha soportado el país desde la administración de Cesar Gaviria
(1990-1994). El asunto ahora está planteado en los términos de si el Estado y
la sociedad permiten que dichos segmentos de baja competitividad caminen
hacia su desaparición o si intervienen a través de programas de
democratización de la tierra, el crédito y de transferencia tecnológica
apropiada, en la búsqueda de su revitalización como fundamento del
abastecimiento sostenible.

Esta es una de las preguntas para los programas de competitividad de las


cadenas productivas y fundamento de la alianza entre el sector estatal y el
privado en ellas. Pero ello también está en relación con el análisis crítico de la
“cultura de cadena”, en la medida en que la apertura comercial tiende a ofrecer
a las empresas ubicadas en los eslabones finales de la cadena productiva la
importación de insumos producidos por empresas modernas y competitivas, en
sustitución de las materias primas ofrecidas por unidades nacionales de pocas
fortalezas competitivas. La desintegración de los procesos productivos
arraigados entre los campesinos por esta vía profundiza la crisis de los
eslabones que suministran bienes primarios o intermedios- especialmente los
alimentos- y coloca a las empresas productoras de bienes finales en
dependencia exclusiva de las fluctuaciones del mercado internacional.

4.5.1. Economía campesina y competitividad global

El surgimiento de proyectos agro- industriales ligados a la economía


campesina tienen la particularidad de ser actividades predominantemente de
pequeños, a veces muy pequeños, productores, con todas las implicaciones
sociales que esto tiene en su relación con el mercado. Sin duda hay
dificultades para competir. No obstante algunos teóricos como T. Schutz
afirman que “los campesinos son pobres pero eficientes” e investigaciones
hechas en el país parecieran confirmar este aserto. “En varios estudios se ha
encontrado que la productividad marginal de los campesinos es igual o similar
a la de productores comerciales y que los campesinos suelen ser eficientes

284
Capítulo IV: Problemas de la Ciudadanía y los Derechos Sociales, en el Horizonte…

abastecedores de alimentos”.280

Existen entonces asuntos de profunda relevancia social que no se reducen al


tema de la competitividad y que los agentes de las cadenas y las políticas
institucionales deberían considerar. Ya se había mencionada antes que, por
ejemplo, al igual que el agricultor comercial, el campesino puede tener
también como objetivo la ganancia, sin embargo, no abandona la producción
sino cuando ésta no suministra el nivel mínimo de subsistencia para su familia.

El criterio del productor comercial para producir es la ganancia, el


campesino se puede mantener en el límite de subsistencia familiar, así por
períodos su actividad no le reporte ganancias o formas de acumulación o
reproducción ampliadas. Esto tiene consecuencias en la manera como el
campesino toma las decisiones frente a los precios, pues mientras es de esperar
que la racionalidad del agricultor comercial sea la de reducir la producción
ante una rebaja de los precios (su objeto es optimizar su ganancia), el
campesino no actuará necesariamente en la misma dirección.

La racionalidad del autoconsumo lo llevan a sembrar en función en primera


instancia de satisfacer directamente las necesidades de la familia y a
proporcionar ingreso en dinero para la compra de productos adicionales de
subsistencia y el pago de crédito e intereses. La toma de decisiones sobre el
uso de los factores a su disposición (tierra, fuerza de trabajo, sobre todo ésta
última que es el factor menos limitante) está orientado a asegurar la
permanencia de la familia y de la parcela, más que a la acumulación de
ganancia. Esta es la situación más generalizada, lo que no quiere decir que no
exista un permanente influjo de la lógica de la agricultura comercial sobre el
conjunto de los agricultores, de tal manera que haya una tendencia de
medianos campesinos que consiguen acumular ganancia en el proceso de
producción y que sean proclives a definir los productos con base en los precios
esperados y en la demanda.

280
Citado por Valderrama M. “Economics of selected imputs on small and large farms
of de Sabana de Bogotá, Colombia”. Phd. Dissertation. Ver, Valderrama y Mondragón
“Desarrollo y equidad con campesinos” Misión Rural Vol 2, TM Editores. Iica.
Bogotá . 1999. El texto también señala que “a diferencia de lo que generlamente se
afirma, la economía campesina incorpora tecnología; las unidades campesinas
aumentaron en Colombia el rendimiento por hectárea en 66%en la década del 60 y la
del 70 y en 65% entre 1975 1988, período éste en el que la agricultura comercial sólo
mejoró sus rendimientos en 1.4%”

285
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

Uno de los problemas determinantes de los procesos de producción


campesina en países como Colombia está relacionado con la propiedad de la
tierra. Esta es una de las claves de orden estructural que va más allá de la
simplificación con la que se han avocado alternativas como la reforma agraria.
En ese contexto es legítimo plantearse la pregunta en la pregunta por como
reconstruir la pequeña propiedad. Si se quiere desarrollo en sectores como el
de los alimentos- y aún sin trascender la lógica de la producción capitalista- la
pequeña propiedad debería tener capacidad y tamaño mínimo para generar
ingresos y estar articulada con otras unidades medianas o pequeñas para crear
riqueza.

Lo más importante es tal vez encontrar la sinergia y la complementariedad


entre la producción campesina y el mantenimiento del flujo de la producción
de alimentos en la parcela del pequeño agricultor. Hay que ver, por ejemplo, el
caso de la producción de caña panelera en Colombia, uno de los sectores más
representativos de lo que es la pequeña producción agrícola, conformado por
más de 300.000 cañicultores. La mayoría de los campesinos paneleros
continúan con la tradición de producir simultáneamente la panela y los
productos para el autoconsumo, lo que les facilita sobrevivir en épocas de
malos precios. Y esta es, al igual que en el caso del café, una de las ventajas
competitivas del campesino panelero.

Redistribución democrática radial de la tierra en Colombia, claro. En


muchas regiones y tipos de producción en el país hay que trabajar para
desconcentrar y repartir la tierra. Pero igualmente en otras hay que idear
formas de cooperación de los productores y de otras propuestas, precisamente
en donde el minifundio atenta no solo contra la productividad, sino que se
convierte en un factor de reproducción de la miseria. Ello está vinculado con
el tema de la equidad y justicia social, que son problemas políticos y sociales
de gran envergadura y que exigen una acción del Estado y la sociedad para el
conjunto del sector agrícola.

Así mismo hay que incluir en el debate otros temas de carácter estructural
muy poco abordados como el del papel y las posibilidades de fortalecimiento
de la propiedad de tamaño medio. Este tipo de propiedad se constituyó en
otras experiencias de desarrollo de capitalismos nacionales en uno de los
principales motores de expansión de sistemas de modernización y
democratización del campo y de generación de riqueza. Ello requirió de
incentivos que consolidaron su capacidad productiva empresarial.

286
Capítulo IV: Problemas de la Ciudadanía y los Derechos Sociales, en el Horizonte…

En síntesis es necesario incluir al mundo campesino en la redefinición de


las condiciones de producción agraria. El predominio de la estructura
latifundista (con elevados índices de improductividad) ha tenido como contra-
cara el crecimiento de los campesinos sin tierra y, en algunas zonas, el avance
del microfundio y de la fragmentación antieconómica de la propiedad rural con
sus secuelas de empobrecimiento y conflictividad, al tiempo que crece el
deterioro de la propiedad mediana y de la clase media rural.

4.5.2.Las dificultades de la economía campesina para


el acceso al mercado y los recursos

Hay problemas adicionales como los referidos a los sistemas de crédito y


financiamiento, distorsionados por el clientelismo, la corrupción y la
influencia de actores armados ilegales, así como la escala de la transferencia
de tecnología, el de la sustitución y diversificación de las unidades de
economía campesina que se consideren no competitivas. Ahora bien, no debe
olvidarse que en un mundo sobredeterminado por las corrientes financieras e
industriales del comercio internacional y por los intereses multinacionales que
han perneado el campo, la agricultura por sí misma no resuelve todo, en la
misma medida en que buena parte del valor agregado agropecuario se genera
por fuera del sector, en eslabones de la cadena productiva que no están
directamente relacionados con el agro.

La complejidad de los factores que atraviesan el mundo agrícola es


reconocida por estudios oficiales de principios de la década como el de la
Misión Rural y el documento de prospectiva “Agrovisión Colombia 2025”281
en donde se indica que el valor fundamental que representa la agricultura
deriva de la necesidad esencial de subsistencia de los seres humanos, pero la
transformación económica y social de la estructura productiva hace que el
medio rural se vuelva muy complejo y diversificado, siempre con la actividad
productiva agrícola en el centro, pero ahora eslabonadas con las más diversas
actividades con los sectores industriales, de comercio, transporte, insumos, etc.

Así, en el caso de la economía campesina, la comercialización se ha


convertido en uno de los principales cuellos de botella. La dispersión del
mercado, el alto impacto de los costos de intermediación, así como la ausencia
de formas de organización y cooperación de los productores para afrontar este
aspecto, se han tornado en problemas estructurales. El suministro de insumos

281
“Agrovisión Colombia 2025”. Presidencia de la República. Ministerio de
Agricultura y desarrollo Rural. Bogotá, 2001

287
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

también hace parte de los elementos de estructura que deben enfrentar de


manera concertada los paneleros. Los conflictos que de aquí surgen están
referidos a los altos costos de transacción y al muy precario poder de
negociación de los campesinos y está emparentado con el muy escaso acceso a
los mercados nacionales e internacionales y a los recursos del Estado, acceso
que es muy fluido hacia los sectores de grandes empresarios de la agricultura
comercial y exportadora.282

Se requiere entonces de un diagnóstico que reconstruya el mapa campesino


y que señale claramente a que se hace referencia cuando se habla de
agricultura viable para el comercio globalizado con sus actuales reglas, con sus
implicaciones de reconversión o diversificación. Tal vez lo que se requiera es
de una resignificación de la naturaleza de la cadena agro alimentaria, que
podría plantear otro tipo de inserción a la globalización, esta vez desde la
economía campesina. Con este punto de partida se podría construir una
estrategia para cada región y para cada escala de productores identificados y
ajustarlas a las necesidades reales de cada país productor.

Pero en este universo sobresale el problema de los pequeños productores


instalados en los eslabones iniciales de la cadena. Son las unidades de pequeña
escala y las que producen en condiciones de minifundio o microfundio las que
tienen mayores dificultades para afrontar un esfuerzo sistemático de
adecuación de la cadena productiva y en donde se requiere de una mayor
imaginación para buscar alternativas de reconversión o de inserción creativa
por la vía de la diversificación.

El hecho de que la mayoría del mapa y la población de la economía


campesina hagan parte de estas formas de producción plantea un grave
problema de política social y una integración de grandes dimensiones a la
búsqueda de soluciones para el agudo problema agrario global que vive el país.

La generación de alternativas de cooperación, la configuración de un nuevo


esquema asociativo, la formación en una cultura de sinergia e integración
creativa, ligado todo ello a la mejor comprensión del problema de la seguridad
alimentaria y de optimización de la cadena agro alimentaria están dentro de los
asuntos urgentes de una agenda nacional de la economía campesina.

282
Para una ampliación de este problema ver: Absalón Machado. “La cuestión agraria
en Colombia a fines del milenio”. El Ancora Editores. Bogotá, 1998.

288
Capítulo IV: Problemas de la Ciudadanía y los Derechos Sociales, en el Horizonte…

La economía campesina hace parte fundamental de la cadena agro-


alimentaria colombiana y como tal hay que estudiarla y proponer salidas.
Como está ligada al problema agrario colombiano es necesario afrontar los
determinantes estructurales que plantean la existencia de un amplio sector de
economía campesina, al lado de un sector moderno.

Absalón Machado (1998), propone ocho temas y elementos de la cuestión


agraria, que están encabezados por el problema de la globalización de la
economía, con sus secuelas de apertura, desarrollo de mercados y
competitividad; el de la estructura agraria propiamente dicha, con sus
componentes de tenencia, forma de propiedad y pobreza rural, así como de
desequilibrio de la estructura social, dados los sistemas de poder existentes. El
problema de la tecnología y la productividad, sus sistemas de generación,
transferencia y adopción, así como de formación de capital humano es otro de
los puntos de abordaje de la cuestión agraria para Machado. Así mismo el de
los mercados y la comercialización. La estructura y eficiencia de las
instituciones y organizaciones privadas y públicas, su desarrollo y legitimidad,
tal como el papel de las políticas públicas son otros dos problemas agrarios
centrales. Finalmente el problema de la violencia y el narcotráfico, que junto
con el impacto de sostenibilidad ambiental del crecimiento agrícola, se
constituyen en las más dramáticas preocupaciones actuales.

A estos habría que añadir la renovada cuestión de la crisis de los alimentos,


su relación con el auge de los bio-combustibles como forma de paliar el
desbordamiento de los precios del petróleo y de la ausencia de soluciones de
largo plazo al problema energético, así como la dimensión ambiental del
problema agrario.

4.5.3.Minifundistas y pequeños empresarios

Desde el punto de vista de una política pública que contemple al menos la


comprensión de las dinámicas en las cuales está involucrada la economía
campesina son de importancia básica la búsqueda y adopción de alternativas
políticas diferenciales dirigidas a apoyar al pequeño productor en términos de
garantizarles disponibilidad de recursos productivos, acceso a los avances
gtecnológicos y capacidad de negociación en los mercados.

Para ello es necesario identificar la evolución de este tipo de sociedades


rurales y entender que no son homogéneas. Así, en el ejemplo que se
mencionaba líneas atrás relacionado con la economía campesina de la panela,

289
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

se encuentran pequeños campesinos pobres minifundistas cuya parcela y los


recursos que posee son insuficientes para su subsistencia, carecen de trapiche
para la molienda y deben recurrir a menudo a emplearse temporalmente en
otras fincas o en moliendas para acceder a un ingreso mínimo, manteniéndose
por debajo de la línea de pobreza. Muchos campesinos paneleros de Cauca,
Tolima, Antioquia, Cundinamarca y Nariño se encuentran dentro de esta
categoría.

Pero también existe el pequeño productor rural que han construido una
capacidad propia para obtener los ingresos suficientes a partir de la producción
de su parcela y su trapiche y, en algunos casos, es capaz de generar excedentes
y de perfilarse como pequeño empresario familiar. La pequeña producción
rural y las empresas familiares de la Hoya del Río Suarez, de algunos
municipios de Antioquia y de la zona cafetera son un buen ejemplo de este
tipo de organización económica rural.

Los distintos agrupamientos de la economía campesina panelera se hacen


más complejos por cuanto la crisis general de la agroindustria incide en la
descomposición de muchas de estas unidades de producción, empobreciendo
aún más a la mayoría, colocando en situaciones de transición a muchas y
consolidando algunos núcleos productores. Por tanto las estrategias de política
pública también deberían considerar esta realidad.

El gremio que agrupa a los productores paneleros (FEDEPANELA) ha


propuesto que las pequeñas empresas familiares rurales requieren de estímulos
para hacer valer sus fortalezas a través de políticas de crédito, asistencia
técnica, instrumentos institucionales, así como de información calificada de
precios, calidades, etc. El Estado además debería trabajar en la creación de
infraestructura, mejoramiento de los servicios públicos y sociales.

Proyectos como el de los Centros de Servicios283, diseñado por esta


Federación están inscritos dentro de esta visión de política. Se trata de Esta
experiencia involucra la oferta de servicios estratégicos al sector, mediante el
eslabonamiento de acciones destinadas a la modernización empresarial y
tecnológica, promover buenas prácticas de Manufactura y calidad y ofrecer la

283
En el primer semestre del año 2002, la Federación nacional de Productores de
Panela (Fedepanela) diseñó el convenio de cooperación especial técnica y científica
denominado “Centros de Servicios para el Subsector Panelero” a ejecutar entre el
gremio y el Ministerio de Agricultura. Ver documento de trabajo de Fedepanela.

290
Capítulo IV: Problemas de la Ciudadanía y los Derechos Sociales, en el Horizonte…

Información como servicio. Aunque el proyecto se ofrece a todos los paneleros


en cinco regiones del país, se diseñó para que fueran las pequeñas empresas
familiares quienes pudiean obtener el mejor beneficio de él.

La pequeña producción rural que se auto-sostiene sin producir excedentes


necesita ser objeto de políticas de desarrollo que puedan potenciar su
condición de eficientes abastecedores de alimentos conectados de diversas
formas a los mercados regionales y que aprovechan su condición de estar
ubicados en el centro de la solución de uno de los problemas decisivos para la
sociedad entera: la provisión de la comida. Sin duda, algunas de ellas harán su
transición a la condición de pequeñas empresas rentables. Tal vez, como
señala Machado, para ellos sea crucial incrementar el tamaño de su parcela y
obtener alternativas de procesos semi-industriales con acceso a infraestrucutras
de uso colectivo. Los minifundistas y microfundistas que no logren resistir y
sean arrasados por las tendencias estructurales de des- agriculturización que
impuso la lógica neoliberal dependerán cada vez más de políticas sociales y de
empleo y su sostenibilidad en la producción campesina estará pendiente de las
medidas de reforma agraria que permitan acceso a la tierra o generen formas
efectivas de asociación, reduzcan las posibilidades de nuevos fraccionamientos
de los fundos y se proponga dotar de recursos de capital de trabajo, capital
humano y transferencia de tecnología adecuada y continua. Es decir los
pequeños campesinos empobrecidos solo podrían transformar su precaria
condición si se emprende una profunda reforma estructural del medio rural,
que incluya una reforma agraria distributiva, o “un mercado asistido de tierras
con subsidios como el diseñado por la Ley 60 de 1994”284.

Los continuos fracasos de las estrategias de reforma agraria en Colombia,


producto principalmente de la falta de voluntad política del Estado y los
latifundistas y de la dañina ingerencia de actores violentos como guerrilla,
paramilitares y narcotraficantes; el mantenimiento de la tendencia a la
concentración de la tierra, así como la opción por la colonización y la
extensión de la frontera agrícola, antes que por la redistribución, han dejado
como una de las pocas opciones planteadas desde el Estado el camino del
mercado asistido de tierras con subsidio para la compra de tierras por parte de
los campesinos. Se trata de una opción que escamotea el programa, tantas
veces pospuesto, de una reforma agraria efectuada por drásticas políticas del
Estado y empujado por la fuerza de los campesinos que quieren accede a la
tierra para cambiar el mapa de tenencia y es apenas un paliativo del libre

284
Absalón Machado “Apertura Económica y economía campesina”. Siglo XXI
Editores. Bogotá, 1991.

291
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

mercado que ha quedado sin ninguna restricción desde las políticas públicas
agrarias, aunque si es distorsionado por el monopolio que ejercen los
terratenientes.

Además se ha debatido insistentemente si el único camino para los


pequeños campesinos es el de buscar su paso a la condición de empresarios.
Con muchas dificultades se puede imaginar, por ejemplo, una masa de
paneleros transformando su rudimentaria producción y convirtiéndose en
prósperos empresarios exportadores, o capaces de cubrir el mercado interior
con panela de excelente calidad, moderno empaque, técnicas adecuadas de
mercadeo y diversificación de productos. Seguramente solo una fracción de los
pequeños productores rurales, básicamente los que ya exhiben condiciones de
empresarios familiares pueden proyectarse, y eso con bastante apoyo del
Estado, hacia esa meta. Por ahora no se observan medidas serias en esta
dirección, lo que hace parte del círculo vicioso que profundiza la crisis del
campo colombiano

En general hay un problema económico y social por resolver:¿Cómo


promover la participación de los campesinos en los procesos de agregación de
valor tanto al interior como por fuera de la finca, y como hacer posible que
ello sea reconocido en condiciones de equidad? Ello está relacionado con las
formas de organización para intervenir e impactar los mercados, desde el
mercado de tierras, el de tecnología e insumos, como el mercado laboral en
donde ofrecen con mucha frecuencia su fuerza de trabajo.

Este enfoque, que apenas si se refiere a uno de los aspectos del intrincado
problema agrario posee una importancia social muy grande relacionada con
razones como la contribución del sector campesino para detener, y en ciertos
casos reversar, el proceso de emigración del campo a la ciudad. Es claro que
este sector puede generar una muy grande cantidad de trabajo, o cuando menos
es una poderosa fuente de retención de empleos en una situación en que la
desocupación se agrava.

Además, la economía campesina es una alternativa productiva y de


convivencia en medio del conflicto armado que vive el país. La
implementación de esos cultivos y formas de producción es tal vez la más
simple, económica y fácil de todas, dentro del ámbito agropecuario.

292
Capítulo IV: Problemas de la Ciudadanía y los Derechos Sociales, en el Horizonte…

La fortaleza de la economía campesina radica en su competitividad en


pequeña escala, su producción a bajos costos con poca dependencia de la
importación de insumos, así como su atención de mercados populares de tipo
regional y local. Sus potencialidades son muchas en cuanto a su aporte a la
oferta de alimentos y la posibilidad de producir nuevas especialidades para el
mercado nacional e internacional, mediante la segmentación de productos y su
mayor facilidad para usar tecnologías orgánicas y de agricultura sostenible,
más respetuosa del entorno natural.

Pero igualmente es muy urgente intensificar procesos de formación y


difusión de experiencias exitosas que permitan erradicar las prácticas
inadecuadas que proliferan en la pequeña producción y que se derivan de las
deficientes practicas en el procesamiento y pre- manufacturación de productos,
tales como costumbres generalizadas de incorporar procedimientos que
incrementan procesos de deforestación, erosión y contaminación ambiental.

Los problemas de infraestructura están también asociados con la carencia


de instalaciones sanitarias que ocasionan contaminación de aguas y graves
problemas de calidad en la producción final, así como el uso de químicos que
afectan la salud humana. Estos y otros mucho más graves atinentes a las
debilidades estructurales por su escasa disponibilidad y acceso a recursos y su
muy precaria posición frente a los mercados y la comercialización.

El aprovechamiento de la máxima potencialidad del país campesino, su


peso social, el hecho de ser una fuerza decisiva para la solución de la cuestión
agraria, tan ligada a la búsqueda de alternativas para el grave problema de
violencia que vive el país, depende de su posibilidad de constituirse como
agente de transformación en el desarrollo del mundo rural y en su capacidad
para organizarse y participar, superando su carencia de poder para negociar
nuevas condiciones para los campesinos.

4.5.4.Estrategias de resistencia de los campesinos


empobrecidos

La pobreza en el campo es abrumadora. Produce efectos sobre el alma


humana que tienden a minar la confianza del ser empobrecido en su entorno
social y en sí mismo. Si a esto agregamos la situación de ser desplazado por la
violencia, llegar a un espacio desconocido en donde no se cuenta con las redes
de solidaridad naturales, o sufrir la violencia física que afecta a la mayoría de
los pobres de nuestras ciudades, podría pensarse que el mundo de los

293
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

empobrecidos está caracterizados únicamente por la resignación y los tonos


grises de una vida que apenas se sobrelleva.

Claro que hay mucho de esto. Pero también está la otra cara: la de la
resistencia, la de tener que imaginarse la solución a los problemas concretos
del aquí y el ahora, aquellos que no van a ser solucionados por el Estado, ni
por ninguna institución. Entonces aparece la creatividad de los habitantes de la
pobreza para aprender haciendo y dar respuestas a exigencias vitales
inapelables: techo, comida, trabajo, crianza y educación de los hijos. Surge allí
la pregunta por cómo organizar la vida en medio de tanta dificultad y seguir
manteniendo la esperanza.

De manera invisible los ciudadanos continúan construyendo su mundo,


pese a la pobreza, a los asesinatos, a la precariedad del espacio público, a la
fragilidad del ecosistema, a la ausencia de regulaciones eficientes y
compartidas o a despecho de ellas, porque, en el caso de los pobres, pareciera
que todo lo que les permite subsistir se hallara en el mundo de la ilegalidad.

En el llamado “rebusque” de los colombianos se encuentra una gran dosis


de iniciativa y sabiduría popular. Millares de desempleados, de expulsados por
la violencia, de desarraigados carentes de educación, de capital o de cualquier
dotación inicial, sobreviven como por arte de magia creando o insertándose en
los circuitos menos formalizados de la economía y muchos de ellos caminando
sobre el filo de la navaja que los coloca al borde o les hace ingresar en los
circuitos de la economía criminal.

Pero más recientemente las comunidades campesinas e indígeneas han


decidido resistir a la guerra. Se refleja aquí no sólo una capacidad de
resistencia frente a la destrucción, sino un potencial para construir en las
condiciones más adversas. Entre estos colectivos apaleados por los desastres
producidos por el ser humano o por la fuerza desbordada de la naturaleza,
surge una poderosa facultad de recuperación, este tipo de resistencia permite
mantener las competencias o capacidades bajo amenaza, esas mismas
capacidades en las que A. Sen encuentra las posibilidades de expansión de las
oportunidades sociales y de la libertad.Se exhibe en estas comunidades una
enorme capacidad de resistencia frente a la destrucción y para proteger la
propia integridad bajo presión.

294
Capítulo IV: Problemas de la Ciudadanía y los Derechos Sociales, en el Horizonte…

En medio de estas maneras de resistir proactivamente los pobres van


reconstruyendo la red de relaciones que el desarraigo o la violencia le habían
arrebatado y rehaciendo vínculos y encuentros que hacen surgir nuevos
territorios existenciales. Generalmente estos vínculos son, en principio, débiles
y las solidaridades, coyunturales. No son campanas de cristal, sino que están
tocadas por todos los fenómenos caóticos y deshumanizantes de nuestra
violencia enquistada. Pero muchos de ellos se convierten en nichos de vida que
silenciosamente van refundando el soporte de la convivencia.

Hacemos referencia en este terreno a las redes de sobrevivencia que se


crean en las veredas y asentamientos de desplazados en los cuales tantos
empobrecidos buscan resolver el problema de la habitación. La búsqueda de
soluciones colectivas a la carencia de servicios y bienes básicos; las
agrupaciones de madres para atender a los niños, las ollas comunitarias para
paliar el hambre.

Más recientemente se han multiplicado organizaciones y grupos que


asumen tareas con un elevado contenido político y cultural. Se trata de
organismos de control social y de planeación participativa; de grupos que
desarrollan intervención en el terreno de los medios de comunicación.Al lado
de la desesperanza va surgiendo el país de la vida, con una lógica distinta a la
“ética” del mercado, pero con la suficiente capacidad pragmática para
adaptarse a él.

La difusión de esta lógica es la única que puede comenzar a dar solución al


problema de cómo ofrecer un programa atractivo para jóvenes que ganan
mucho más dinero en el mundo de la delincuencia. O sea que el problema es
mucho más que económico, es de valores, ético, de tejido social. De por medio
está el problema de la constitución de una nueva normatividad social
fundamentada en la irrupción de muy variadas redes de apoyo social. Redes
informales de apoyo que generen aceptación y demuestren eficacia en la
solución de problemas concretos de supervivencia y en el surgimiento de
nuevos vínculos sociales. Redes de sentido y de significados, y en esa
dimensión redes culturales que llenen de fuerza simbólica y política la lógica
de ruptura que toma distancia del consumismo y tiende puentes colectivos de
confianza anunciando la aparición de auténticas comunidades. Es a esas redes
a las que la sociedad debe dotar de recursos y concederles aceptación y
reconocimiento.

295
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

En medio de estos esfuerzos por no permitir ser avasallados por la pobreza


van naciendo formas de organización más estables, como aquellas que se
proponen intervenir sobre determinados circuitos de la producción y el
consumo. Es el caso de los intentos por conformar pequeños mercados
alternativos mediante la conexión entre formas de producción agraria
asociativa y su comercialización directa por redes y organizaciones de la
comunidad en las ciudades.

Esto ha tenido mucho mayor éxito allí donde existen regiones con un
mínimo de integración. Quizás el ejemplo más consolidado de esto es el
Proyecto Nasa del Cauca que incursiona en estos terrenos económicos, pero
con una mirada integral de las dinámicas políticas y culturales que están
implicadas en el proceso. Allí parece estarse dando un proceso típico de
reconstrucción de tejido social y de comunidad en escala significativa. Pero
esfuerzos de esta naturaleza se hacen en pequeña escala en numerosos
territorios y se han convertido en señales de resistencia y de emergencia de
nuevas formas de abordar la relación de la vida de los menos favorecidos con
la única institución que parece ser omnipotente para el modelo actual del
capitalismo: el mercado.

Las experiencias de control social y planeación participativa que se


iniciaron recientemente en las ciudades colombianas han comenzado a superar
el nivel de audiencias de quejas y reclamos y pueden ser convertidas en
escenarios que permitan a cada ciudadano intervenir en el desarrollo de las
políticas públicas. Aún falta mucho para que el ejercicio de estos destellos de
la democracia participativa consagrada en la Constitución de 1991 se convierta
en ejercicio de democracia directa, voluntaria en la cual la población pueda
discutir y decidir sobre lo público.

Esto requeriría rescatar y resignificar el sentido de lo público y avanzar


hacia una cogestión, fruto de la combinación de democracia directa y
representativa. Implicaría potenciar las organizaciones y redes de base que
articulan la participación vecinal y garantizar su injerencia en la definición de
las prioridades de la población local y de la región toda. Para ello las
organizaciones y redes comunitarias deben adquirir sentido de poder y
responsabilidad social que les posibiliten hacer una eficiente cogestión de
recursos públicos y analizar el grado de cumplimiento presupuestario.

Abrir senderos para el paso de la sobrevivencia a la resistencia y de las


solidaridades para la solución de los problemas de la vida diaria a las

296
Capítulo IV: Problemas de la Ciudadanía y los Derechos Sociales, en el Horizonte…

intervenciones en la construcción de la apropiación y el derecho colectivo a la


vida plena.

Es necesario que éstos no se limiten a procesos meramente consultivos,


que vayan ganando en capacidad decisiva y en hacer visibles otras dinámicas
ciudadanas, así como permitiendo un seguimiento y fiscalización efectivos de
la ejecución de obras y servicios decididos. De hecho, se van creando allí
variados espacios para la emergencia de otras legitimidades que cuestionan la
lógica dominante en los asuntos públicos, propiciando cambios en las
condiciones de vida que tengan en cuenta los intereses de los empobrecidos.

La redistribución de las inversiones públicas teniendo como prioridad a los


más pobres y el diseño de políticas públicas que modifiquen la distribución de
la renta y el poder de nuestras regiones no van a surgir de las políticas sociales
subsidiarias del modelo vigente que “focaliza” la pobreza y renuncia a una
política social universal. No es con base en una política asistencialista, que
concibe al “pobre” como un excluido improductivo y que traza unas líneas
para “reducir” o mantener en “límites tolerables” la pobreza, mediante tímidas
acciones de compensación que se hacen depender de un crecimiento de la
economía y que refuerzan la marginalidad y atentan contra la dignidad de las
personas empobrecidas, como se va a poder abocar un fenómeno producido
por todo el sistema económico y social y de indispensable solución para su
funcionamiento.

Cualquier política socialmente viable contra la pobreza debe partir de


reconocer en la persona empobrecida no un ser lleno de carencias que se
dedica a “padecer” su condición, sino plantearse cómo contribuir a potenciar
sus capacidades y su creatividad y cómo compensar la falta de dotaciones
iniciales que le asignó el sistema. Por eso es de tanta importancia reconocer la
diversidad de aptitudes existentes en cuanto a producción, rebusque, relaciones
sociales en que se mueve la población empobrecida, además de su enorme
capacidad de reconocer el contexto y adaptarse a las condiciones más difíciles,
como lo ha demostrado en la práctica de la resistencia.

En otras latitudes se han tenido experiencias exitosas en gran escala que


parten de esta lógica. Se trata, por ejemplo del Banco Grameen, o “Banco de
los Pobres”, un proyecto de crédito solidario que comprobó que prestar capital
a los pobres no solo es una manera de potenciar sus capacidades, sino que
puede ser rentable. Muhammad Yunus, premio Nóbel de Paz, creó el banco en
Bangladesh en 1974, con el objeto de prestar dinero únicamente a los más

297
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

pobres de los pobres, a los que carecen de toda garantía que los respalde. El
94% de sus clientes son mujeres. Su tasa de retorno es del 98%. Hoy el
Grameen opera en más de 60 países y más de 12 millones de personas se
benefician de su trabajo.

“Nos hemos rebelado contra los métodos tradicionales de lucha contra


la miseria: hemos distribuido dinero sin entregar ninguna formación
anterior. Porqué procedimos de esta manera? Porque todos los seres
humanos poseen un don innato: el de la supervivencia. El que estén vivos
demuestra sus capacidades. Más que perder tiempo enseñándoles nuevas
competencias decidimos utilizar las que ya tenían. El dinero que ganan se
convierte entonces en una llave, en una herramienta que les da la
posibilidad de explorar la totalidad de su potencial… Los pobres no son
pobres porque son analfabetos, o poco educados, sino porque no pueden
conservar los beneficios de su trabajo, y esto es así porque no tienen acceso
al capital y los que lo controlan son los que definen las reglas del juego”285

Identificar las redes sociales y los proyectos de vida a través de las cuales
los pobres resisten en un momento de tan profunda crisis social, en la cual el
tejido social normal parece naufragar y ser incapaz de gestionar la vida
cotidiana. Porque es indudable que infinidad de las redes informales de
solidaridad que normalmente existían en la sociedad han sufrido un colapso
por el impacto del modelo.

Entonces hay que indagar en las potencialidades de las formas de relación


social y solidaridad que se están dando los pobres para mantener la esperanza a
través de la resistencia y avanzar hacia modos de organizar la sociedad que
faciliten el funcionamiento de las redes sociales como potencial de vida.

En resumen, se requiere de una mirada muy amplia sobre el problema:

Las alternativas que comprenden la salida de la pobreza solo como un sub


producto del crecimiento económico y que, por tanto, llaman al sacrificio y la
resignación a la población a la espera de que se produzcan los milagros de un
relanzamiento de la economía, son alternativas funcionales a un modelo que
está siendo sumamente cuestionado por la realidad. De ahí que se limiten a
proponer soluciones remediales, fundamentadas en la “focalización” y el
asistencialismo.

285
“Hacia un mundo sin pobreza”. Muhammed Yunus. Editorial Andrés Bello.
Santiago de Chile. 1999.

298
Capítulo IV: Problemas de la Ciudadanía y los Derechos Sociales, en el Horizonte…

Asumir una posición de principios que reconozca que la pobreza deviene de


la forma como el sistema y el modelo de desarrollo reproducen la inequidad y
la injusticia que limitan el ejercicio y la expansión de las capacidades de la
gente, le niega unas dotaciones iniciales para desarrollarlas y los excluye de
los beneficios del crecimiento económico, permite tener una mirada holística
del problema de la pobreza. Esta posición conlleva un reconocimiento de que
la pobreza no es simplemente la encarnación de carencias materiales, sino ante
todo la falta de garantías para el ejercicio de derechos y para la constitución de
formas de organización de la vida y de las relaciones sociales que estimulen el
potencial productivo y de desarrollo social que hay en nuestra población.

La situación de guerra está incrementando los niveles de pobreza producto


del desplazamiento forzado, de la ruina que trae sobre los procesos
económicos y del efecto demostrativo sobre las formas de violencia cotidiana,
incluyendo las ocasionadas por las redes de violencia criminal y por la
violencia difusa, que se ven amplificadas y fortalecidas por la constitución de
mercados de armas y recursos bélicos y por la interacción entre esas diferentes
formas de la agresión.

Entonces es prioritario el apoyo a los esfuerzos de los ciudadanos por


salidas pacíficas y negociadas al conflicto armado y por la búsqueda de
generalizar maneras no violentas para tramitar todos los conflictos. Para ello
hay que tener en cuenta una visión global de la violencia, no únicamente la
violencia relacionada con los conflictos armados. Es nuestra creencia que la
forma en que las sociedades reaccionan frente al conflicto depende de la
persistencia de actitudes y prácticas de violencia (doméstica, individual,
comunitaria). Por ello, atacar la raíz de las causas del conflicto armado
requiere que tengamos una perspectiva más amplia de la violencia.

Dada la magnitud del problema del desplazamiento forzoso y su incidencia


sobre los niveles de pobreza se hacen muy urgentes políticas para contener el
fenómeno. Primero, presionando sobre los actores armados que lo propulsan.
Segundo, apoyando y ampliando proyectos de emergencia para la atención de
población desplazada Tercero, propugnando por un nuevo tipo de desarrollo
para el campo que involucre acciones para el congelamiento de las tierras de
población desplazada, que alimenten las posibilidades reales de retorno e
impidan que se incremente el despojo de los pobres por la violencia.

Es claro que la política económica y social del Estado profundiza su


orientación hacia el mantenimiento de las tendencias de ajuste neoliberal. Por

299
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

ello es necesario desatar presión internacional y nacional sobre el Estado para


propiciar virajes hacia una humanización de la reestructuración que está
impulsando. Así mismo, y mucho más importante, respaldar toda iniciativa de
organismos ciudadanos que permita incidir en el diseño e implementación de
dichas políticas, tales como los ejercicios de planeación participativa y control
social, así como de experiencias de gestión local allí donde se hayan creado las
condiciones de poder ciudadano para ello. En este terreno van a ser muy
importantes las diversas condiciones que se presentan en la escala de las
ciudades, por lo que hay que idear políticas diferenciadas para ciudades
grandes, medianas y pequeñas.

Todo indica que para producir cambios en el esquema general que es


responsable a nivel macro de la estructura de la pobreza, se requiere de
viabilizar salidas en lo micro, que permitan ir construyendo pistas y
descubriendo claves de transformación. Para ello un buen camino de búsqueda
puede ser la Investigación en el campo de la capacidad de resistencia de la
población empobrecida. Una mirada profunda sobre sus potencialidades y las
formas de destrabar la puesta en juego de su riqueza vital.

En esa dirección sería de gran utilidad contribuir a identificar y visibilizar


las redes sociales de sobrevivencia y solidaridad y apoyar su cualificación.
Dentro de ellas destacar aquellas que rebasan el marco de la mera
sobrevivencia e incursionan en el ámbito de la resistencia afirmativa. Se trata
de ayudar a recomponer el tejido social ciudadano, apoyando todo tipo de
expresiones y formas de organización que promuevan la convivencia pacífica,
la solidaridad, el encuentro, la reconciliación y la recuperación de la confianza.

El tejido social sobre el cual se construirían las alternativas a la pobreza y a


la violencia está tendido sobre las múltiples expresiones de vida que existen en
lo local. Constituir esos nichos de vida sobre la base de la participación y el
encuentro de proyectos vitales de sociedad, recuperando espacios y lugares
para dar a luz nuevos territorios existenciales y que se propongan conexiones
en proyectos comunes, en confluencias que posibiliten el aumento del poder
político de los grupos ciudadanos.

Para este fin, recuperar y ampliar las experiencias que hacen énfasis en la
construcción organizativa, que se han dado en departamentos como el Cauca,
y que son importantes de mantener y ampliar

300
Capítulo IV: Problemas de la Ciudadanía y los Derechos Sociales, en el Horizonte…

La dignidad es un ingrediente básico para el resurgimiento social y cultural


de la población empobrecida. No se trata sólo de crear condiciones
infraestructurales que la permitan, es también el reconocimiento del otro en
todas sus potencialidades. El apoyo a redes que intervengan sobre circuitos
productivos y de distribución y a las que tienen que ver con construcción de
organización ciudadana en los temas de paz y convivencia, cobran una
importancia decisiva en este propósito y en la lucha contra la pobreza en
general. La experiencia de la micro región Caribe deja muchas enseñanzas
valiosas a este respecto.

4.6. SEGURIDAD Y SOBERANÍA ALIMENTARIA


Una concepción de desarrollo económico y social entendida como un
proceso de mejora sostenible en la calidad de vida de una sociedad, en el cual
los fines y los medios sean definidos por la sociedad misma. Dentro de esta
perspectiva hay que situar el problema alimentario y su contraparte, el
problema del hambre.

Ahora bien, la construcción de alternativas viables supone entender el


sistema alimentario como un todo, que va desde la producción hasta el acceso
de alimentos, desde las políticas macroeconómicas hasta las políticas
sectoriales, desde lo rural hasta lo urbano, desde lo económico hasta lo
ambiental y cultural, desde la pequeña unidad agrícola familiar hasta la
industria agroprocesadora y la empresa distribuidora, desde lo local hasta lo
global pasando por lo nacional y lo regional.

Enfocándola bajo la óptica de los sectores productivos, y en particular de


los productores de economía campesina, las alternativas a la cadena
agroalimentaria resultan de determinada articulación territorial en espacios
sociales concretos. Esto por cuanto es allí en donde se expresa en toda su
dimensión la diversidad cultural que interviene en los procesos económicos y
sociales de estas regiones. Así mismo se hacen evidentes todos los obstáculos
que se derivan de la debilidad institucional peculiar de nuestros municipios y
departamentos.

En este sentido la cuestión alimentaria no se restringe a los aspectos


relacionados con la pobreza y el hambre, aunque éstas reflejen la situación de
equidad social del país, y el hambre sea la manifestación más aguda y urgente

301
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

de la cuestión alimentaria. Cuando se habla de seguridad alimentaria se hace


referencia a la búsqueda de garantías para que la población tenga acceso a
alimentos básicos de manera oportuna, con calidad orgánica y fisico- química
adecuadas y a un precio razonable y accesible.

La seguridad alimentaria es un componente central de las estrategias de


desarrollo económico y social en tanto la equidad social es afectada por el
modo de producir, distribuir y consumir los alimentos, es decir, por las formas
sociales en que se organizan las actividades del sistema alimentario, y por las
acciones conducentes a ampliar el acceso a los alimentos por parte de la
población. Estas formas sociales y las condiciones de acceso a la alimentación
pueden ser más o menos equitativas según las características económicas,
sociales y culturales del modelo de desarrollo en que se inscriben. ( Maluf,
1998)

En síntesis, la equidad social es un requisito para la seguridad alimentaria


(como lo evidencia el que existen condiciones de ingresos para adquirir
alimentos, o para tener acceso a la tierra en donde se producen), al tiempo que
la búsqueda de seguridad alimentaria es un componente de las estrategias de
equidad social (dado que implica promover una alimentación adecuada no
costosa, o la producción de alimentos con criterios equitativos)

El primer elemento se refiere al acceso regular y suficiente a los alimentos,


en condiciones que no comprometan el acceso a los demás componentes de
una vida digna (como son la salud, educación, vivienda y ocio). El segundo
elemento se refiere al papel del sistema alimentario en la dinámica económica,
y a su contribución al objetivo de lograr un crecimiento económico a largo
plazo con creciente equidad social.

En este caso importa considerar la estructura productiva de las actividades


que configuran el sistema alimentario y su articulación dinámica con la
economía en general. Una de las expresiones económicas de la equidad social
es el fortalecimiento del mercado doméstico, lo que sugiere un proceso
acumulativo en que las actividades agro-alimentarias se ven estimuladas por la
expansión de estos circuitos, al mismo tiempo que contribuyen a la equidad
tanto por la oferta de alimentos en condiciones más accesibles como por el
perfil social, de economía campesina, de su base organizativa.

302
Capítulo IV: Problemas de la Ciudadanía y los Derechos Sociales, en el Horizonte…

Aquí es necesario destacar el papel que ha asumido la llamada 'gran


distribución', representada en las redes de supermercados e hipermercados en
el funcionamiento mismo de las cadenas agroalimentarias. Desde allí se
definen gustos y se impulsan preferencias. El consumidor se construye a través
de sofisticados dispositivos de publicidad y mercadeo. La homogeneización de
hábitos de consumo alimentario por encima de las distintas herencias
culturales, es una de las consecuencias directas del reinado de estas formas de
distribución, tributarias de la globalización y ello se deriva en la composición
de las dietas alimentarias que se imponen, en términos del tipo de productos y
del modo de consumirlos.

Sin embargo, en la realidad de nuestra heterogénea sociedad, la


diversificación de los hábitos de consumo sigue a la par con exigencias
relativas a la masificación del mismo, y a la dependencia alimentaria, y en este
aspecto no cuentan únicamente las enunciaciones del mercado, sino los
aspectos culturales involucrados en el tema.

Resulta relevante entonces dar la debida atención a la cuestión alimentaria


en el momento de abordar el tema de la economía de pequeña escala, tanto en
la búsqueda de políticas de equidad social y de promoción del bienestar de la
población, como en lo referido a la construcción de actividades económicas
con bases más equitativas, que valoren la diversidad y permitan un manejo
sustentable de los recursos naturales, hechos que pueden florecer con mayor
factibilidad en circuitos regionales de producción, distribución y consumo de
alimentos.

Pero en un país como Colombia esto no puede concretarse si no hay una


clara regulación pública de las actividades económicas involucradas, teniendo
la seguridad alimentaria entre sus componentes estratégicos, y la cooperación
Estado-sociedad como modo de diagnóstico y actuación.

La seguridad alimentaria debe aparecer como uno de los objetivos


nucleares o componente estratégico de las políticas de desarrollo económico y
social del sector y del conjunto de la vasta economía campesina nacional. En
este punto el análisis se dirige más propiamente hacia la dimensión
institucional, y pone de relieve los elementos necesarios a la regulación
pública, aunque no exclusivamente gubernamental, de las actividades
económicas mencionadas y del sistema alimentario, en contraposición a la
regulación privada predominante que promueven las propuestas de
liberalización y de subestimación del papel del Estado.

303
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

Hay que pensar en los mecanismos institucionales inherentes a las


funciones reguladoras y distributivas que el Estado no puede deponer y que la
sociedad debe exigir como garantía de sus derechos. Esto define en mucho su
interacción con las organizaciones sociales y la conservación de su iniciativa
en la relación público-privado, además de ser un requisito para la construcción
de los grados posibles de coordinación o concertación social expresados en los
planes locales, regionales o del orden nacional.

Indudablemente que para unas condiciones como las de la economía


campesina es muy conveniente estimular el desarrollo de proyectos como el de
los 'circuitos regionales de producción, distribución y consumo de alimentos'
(Maluf, 1995). Con presencia identificable en el ámbito de las regiones toman
parte en estos circuitos los agricultores de base familiar y los campesinos, las
unidades productivas de tipo cooperativo o particular, y las pequeñas y
medianas empresas industriales-comerciales urbanas ligadas a la cadena
agroindustrial de los alimentos.

Las formas en que se articulan los agentes y el grado de integración entre


ellos es bastante variable, según lo posibilite el nivel asociativo de los
campesinos y agro- productores o lo exija la forma de comercialización
adecuada a la naturaleza y calidad del producto que hoy se quiere ofrecer en el
mercado.

Los alimentos deben consolidarse como un bien propio de los circuitos


regionales, como expresión de la diversidad querefleja hábitos de consumo
peculiares a las poblaciones ahí presentes, guardando una obvia relación con
la base de los recursos naturales de esas regiones.

En contraste con los circuitos regionales, las cadenas agroalimentarias en


Colombia se organizan bajo control de grandes empresas o corporaciones
agroindustriales y comerciales, con ámbito de actuación nacional e
internacional. Las tendencias en estas cadenas apuntan más bien a la
homogeneización que a la diversificación. Esto se percibe, por un lado, en la
uniformización de las actividades productivas y en la relativa especialización a
escala de las unidades agropecuarias (Maluf, 1998).

Los circuitos regionales coexisten y son traspasados por los mecanismos de


integración productiva y de mercados promovidos por las referidas cadenas
agroalimentarias, de modo que los elementos de complementariedad y de

304
Capítulo IV: Problemas de la Ciudadanía y los Derechos Sociales, en el Horizonte…

conflicto entre ambas impiden que uno las tome, simplemente, como
estructuras paralelas o excluyentes. De hecho, la economía campesina panelera
combina comúnmente la producción orientada a las cadenas agroalimentarias
en los circuitos de distribución de gran escala (mayoristas locales o
supermercados urbanos)- que les aseguran ingresos regulares por valor
comercial en el mercado- con la generación de una producción para el
autoconsumo o el intercambio directo en el marco de los circuitos locales o
regionales, una combinación que no deja de generar conflictos.

Estimular los circuitos regionales -mediante instrumentos diferenciados de


apoyo técnico, financiero y de mercadeo- supone una alternativa de desarrollo
regional con doble contribución a la equidad social, puesto que: está fundada
en actividades económicas realizadas en bases equitativas como las que son
típicas a la producción campesina (unidades familiares, pequeñas y medianas
empresas); y amplía la disponibilidad alimentaria en condiciones de acceso
más favorables o, que por lo menos, posibiliten una mayor competencia en
mercados alimentarios crecientemente integrados y monopolizados.

En los municipios y regiones en los cuales la producción campesina de


alimentos puede constituirse en el centro de la cadena agroalimentaria, por su
peso económico y social, es posible imaginar que la viabilidad de alternativas
como éstas permitiría a los pequeños campesinos que redujeran su
dependencia de los modelos vigentes de integración agroindustrial, y pudieran
establecer con ellos un nuevo tipo de interlocución, en la medida en que se
consolidara su capacidad de transformación agroindustrial y de agregación de
valor a sus productos a través de formas de cooperación autónomas.

La introducción de mejoras técnicas y la mayor eficiencia productiva tanto


de los eslabones agroindustriales de la cadena, como de los eslabones
comerciales, a la par con innovaciones para la reducción de los costos de
transporte, en relación a los sistemas productivos de ámbito nacional, les
colocaría en mejores condiciones para competir con los productos
estandarizados, originarios de la cadenas agroalimentarias integradas nacional
e internacionalmente. Habría que suponer, también, que las características
propias de la agricultura familiar, sobre todo la capacidad de diversificar
actividades (en contraste con la tendencia a la especialización productiva),
podría ser un nicho de formas de producción más sustentables en términos del
manejo de los recursos naturales, y en mayor capacidad de expresar la
diversidad regional de hábitos de cultivo y de consumo alimentarios.

305
Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

4.7. SE REDEFINEN LOS PROCESOS DE


286
CONSTRUCCIÓN DE LO COMÚN
La organización no es un asunto de estructuras y esquemas. Las formas de
organización no son más que expresiones de los proyectos de vida. Por eso el
proyecto puede considerarse el fundamento de la organización y de la gestión
autónoma.

Es hoy de gran importancia ahondar en el debate sobre el concepto de


proyecto por cuanto no ha sido aún suficientemente definido por las
comunidades que se plantean espacios enunciados desde la autonomía. Si bien
el proyecto tiene un aspecto instrumental y operativo, lo central consiste en ser
el vehículo para la construcción de comunidad y de una comunidad
efectivamente autónoma. La manera como los seres humanos tratan de salir de
la condición de individuos aislados, miembros de una serie numérica, es la
constitución de grupos287. El grupo es la puesta en común de intereses de
varios individuos. Pero el grupo está permanentemente amenazado por su
desaparición, es estructuralmente inestable. Para enfrentar la posibilidad de su
desaparición los grupos se organizan, es decir establecen contenidos de su
actividad y formas de regulación; también, y como parte de ello, una estructura
de dirección. La organización es la forma que tienen los grupos para procurar
la estabilidad, para negarse a morir.

La forma de dirección que establezcan los grupos puede conducir a la


creación de estructuras rígidas e impenetrables, es decir a su burocratización, y
esta es otra forma de desaparecer.

El proyecto puede ser el fundamento de la organización. Un proyecto debe


ser concebido como el trayecto entre una realidad actual y una realidad
potencial. Es decir la distancia entre dos realidades, y no entre una realidad
precaria y un sueño utópico. Como se trata de un trayecto, ello implica
movimiento, dinámica. En esencia el proyecto es la posibilidad de desatar
dinámicas creativas en torno de la realidad potencial que constituye la única
posibilidad de transformar la realidad presente. El proyecto es entonces una
potencialidad transformadora, el factor dinámico básico de una organización.
Para llegar a él se requiere un acuerdo sobre el sentido colectivo que se tiene
286
Este artículo no había sido publicado hasta ahora.
287
A propósito de estas categorías, ver “Crítica de la Razón dialéctica”. JP. Sartre.
Ediciones Era. Mexico, 1969

306
Capítulo IV: Problemas de la Ciudadanía y los Derechos Sociales, en el Horizonte…

de la realidad presente. Entonces el proyecto es también una forma de


construir conocimiento colectivo de la realidad a cambiar.

Construir proyecto es construir comunidades reales. Una comunidad es una


agrupación de gente organizada alrededor de su propio proyecto. Ello permite
acceder a imaginarios colectivos y a comunidades de sentido. De esta manera
las comunidades pueden constituir formas propositivas de hacer interlocución
con las instituciones, concebidas éstas como los sistemas de regulaciones que
definen las grandes líneas de las colectividades. Las instituciones se expresan
en organizaciones de gran envergadura como el Estado, o la iglesia, que
encarnan relaciones de poder, relaciones que son las que permiten intervenir
sobre el establecimiento de las reglas del juego social. Las instituciones
también constituyen sus propios proyectos, con la dificultad de que su proceso
de estabilización las hace impermeables a muchas de las necesidades de los
ciudadanos comunes y corrientes. Las instituciones son organizaciones que
tienden a fosilizarse y que con mucha facilidad se divorcian de los intereses de
los ciudadanos que les dieron origen y que son su razón de ser.

Contar con un proyecto autónomo faculta a las comunidades para tener voz
propia y les da opción de intervenir en la afirmación o modificación de las
regulaciones sociales. Así mismo les permiten aprovechar de mejor manera los
recursos sociales que circulan a través de la trama institucional. Como las
comunidades únicamente pueden constituirse en lo local, están siempre
próximas a la vida en toda su dimensión multicolor. Lo local es la dimensión
de la integralidad de la vida (locus es una enunciación latina de habitación u
hogar). Por ello no permite segmentación en la acción. Cualquier intervención
en lo local implica un impacto integral. En cambio la administración de las
instituciones requiere de la segmentación de la intervención, de su
sectorización. El desarrollo de los proyectos locales es entonces una fuente de
conectividades entre la acción sectorial de las instituciones y la integralidad
que exige el vitalismo de las comunidades concretas.

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Los Nuevos Sentidos Del Desarrollo – Oscar Useche Aldana

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