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LA PALABRA

PERMANECE
Revelación, Inspiración y
Doctrina de la Escritura
Edgardo D. Iuorno, Editor.

DESCUBRA EDICIONES
Libertador San Martin,
Entre Ríos
2016
LA PALABRA PERMANECE

PREFACIO

Cada religión mundial tiene su propio texto sagrado, y el


cristianismo también. La Santa ha resistido por más de 35 siglos
bajo el fuego de enemigos y supuestos defensores. Bajo el asedio
de la tradición y la filosofía, no puede hacer su obra redentora y
transformadora. Y precisamente ésta es la razón por la cual
existe.

No obstante la Biblia es el libro más leído del mundo..


Ella misma declara que aunque la hierba se seque y la flor se
marchite, sus palabras permanecerán para siempre!

En este libro dieciocho autores adventistas se unen para


señalar porqué la Biblia es inigualable, cómo llegó hasta
nosotros, que valor tiene para las diferentes confesiones
cristianas y cuál es su lugar en el adventismo actual. Al leer estas
páginas podrás entender porqué hay un solo pueblo de la Biblia,
y sentirás el deseo de exaltarla en tu vivir.

2
LA PALABRA PERMANECE

ÍNDICE GENERAL

La Literatura Sagrada En Las Grandes


Religiones Mundiales 5
Gabriel Cevasco-William Castañeda

La Revelación, Inspiración Y El Canon


De La Escritura 33
Eduardo Velardo-Douglas Reis

La Biblia Y La Tradición 52
Daniel Vergara- David Alvez

La Doctrina De La Escritura En La Teología Católica 73


Edgardo Iuorno-JavierBadano

La Doctrina De La Escritura En La Teología Protestante 105


Fabián Marcos-Samuel Hengen

Los Apócrifos Y La Revelación-Inspiración 123


Adrián Peralta-Christian Varela

3
LA PALABRA PERMANECE

Los Escritos De E.White Como Revelados E Inspirados 155


Alejandro Miranda-Juan Peralta

El Rol De La Escritura En La Iglesia Adventista 182


Elvio Silvero-Emilio Mettner

La Revelación-Inspiración Y La Misión De La Iglesia 199


Diego Varrenti-Javier Holm

APÉNDICE: “Jeremías, Baruc y el Don de Profecía


Ayer y Hoy” 221
Edgardo D. Iuorno

4
LA PALABRA PERMANECE

Los Apocrifos/ Deuterocanónicos Y La Revelación-


Inspiración Canonica
Adrián Peralta-Christian Varela
Los textos en hallado en Qumram y Nag Hamadi ayudaron
recobrar el ánimo del estudio de la literatura intertestamentaria
como a la exploración de la literatura gnóstica y cristiana de los
primeros siglos. Los apócrifos o pseudoepigrafico constituyen
un amplio espectro de escritos que van más allá del texto bíblico.
Entre ellos estan los llamados deuterocanonicos para los
católicos, y apocrifos para los prostestantes, los cuales serán el
objeto de nuestro estudio. Sin embargo, antes de concentrarnos
en ellos, definiremos algunos terminos a tener en cuento,
analizaremos de manera general los apócrifos/pseudoepigráficos
del Antiguo Testamento y del Nuevo. Luego mencionaremos un
breve repaso historico de la inclusión de los
Deuterocanonicos/apócrifos en el canon de la iglesia Católica
Apostolica Romana, en la Iglesia Ortodoxa y la protestante.
Finalizaremos con una propuesta adventista de la inclusión en el
canón y la utilización de ellos.

Definición De Términos
Canon: Lista de libros contenidos en la Biblia, que son
reconocidos dignos de ser incluidos dentro de los escritos
sagrados de una comunidad de culto. Parece ser que Atanasio,
obispo de Alejandría, fue el primero en utilizar este término con
dicho sentido, en una carta que circuló en el año 367 d.C. Del
griego kanon que significa caña, puntualmente una caña recta
que se utilizaba como regla.1

1
F. F Bruce and Elena Flores Sanz, El canon de la escritura (Terrassa,
Barcelona; Barcelona: Editorial Clie ; Publicaciones Andamio, 2002), 17.
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LA PALABRA PERMANECE

Apócrifos: proviene del griego apókrufos, "oculto" y


cuando se lo adjunta al griego Biblia, "libros" o "rollos", significa
"libros ocultos.1 Los católicos llaman apócrifos a los libros “que
no son inspirados ni han sido aceptados por la autoridad
eclesiástica como auténticos”.2
Protocanonicos: Son los libros bíblicos a los cuales
unánimemente sin discusión la Iglesia reconoce desde el
principio su origen divino como canónicos.3 También adoptan
este nombre a los libros que se encuentran en el canon hebreo. 4
Deuterocanonicos: Los catolicos definen a los libros bíblicos del
A.T. y NT que fueron puesto en observaciones en cuanto a su
inspiración y “cuya canonicidad se ha discutido alguna vez”.5
También se supo denonimar a los libros griegos adoptados en el
canon alejandrino que no se hallaban en el palestinense.6 Por
definición, la Iglesia Católica acepta que en el NT hay libros en
que se ha dudado alguna vez de su canonicidad, ubicandolos
dentro de estos: Hebreos, Santiago, Judas, 2 Pedro, 2 y 3 Juan,
Apocalipsis y los pasajes de Mc 16.9-20 y Juan 7.53-8.11.
Pseudoepigráficos: Son los escritos anónimos o con seudónimos
judios como cristianos que no son reconocidos con validez
doctrinal. Los católicos los denominan apócrifos, mientras que
los protestantes lo llaman pseudoepigráficos.

1
Siegfried Horn, “Apócrifos,” Diccionario Bíblico Adventista (Buenos Aires:
Casa Editora Sudamericana, n.d.).
2
Bernard Orchard, ed., Verbum Dei. Comentario a La Sagrada Escritura
(Barcelona: Editorial Herder, 1956), 37.
3
Antonio María Artola and José Manuel Sánchez Caro, Biblia y palabra de
Dios (Navarra: Editorial Verbo Divino, 1992), 65.
4
Bernard Orchard, Verbum Dei. Comentario a la Sagrada Escritura, 37.
5
Artola and Sánchez Caro, Biblia y palabra de Dios, 65.
6
Bernard Orchard, Verbum Dei. Comentario a la Sagrada Escritura, 37.
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LA PALABRA PERMANECE

Los Apócrifos Del Antiguo Testamento

Origen y Desarrollo
Los libros apócrifos del Antiguo Testamento vieron su
origen en lo que hoy se conoce como período
intertestamentario, “más de un siglo después de que el Antiguo
Testamento quedara cerrado con el ministerio de Malaquías, el
último profeta inspirado por Dios en ese período”1 Es posible
que la ausencia de profetas favoreciera la producción de
literatura que en cierta medida ocupara ese vacío.2 En algunos
casos se tratan de obras que tratan de responder a los
interrogantes que los judíos enfrentaban en tiempos de crisis y
en busca de una identidad nacional y deseo de venganza. En
algunos casos, sus autores los atribuyen a personajes importantes
de la historia israelita con el fin de ganar prestigio y de
resguardarse a sí mismos.3
Tras las grandes conquistas de Alejandro Magno,
estando Palestina bajo la dominación helenística y romana,4 la
literatura hebrea produjo un cambio importante, ya que el
pensamiento griego y las costumbres helenas se mezclaron con el
judaísmo.5

1
Hugo A Cotro, ¿Qué dice la Biblia?: respuestas bíblicas para sus interrogantes
(Buenos Aires, República Argentina: Asociación Casa Editora Sudamericana,
2004), 98.
2
Daniel Scarone, Credos contemporáneos (Santafé de Bogotá, Colombia:
Asociación Publicadora Interamericana, 1987), 38.
3
Alfonso Ropero, ed., Gran Diccionario enciclopédico de La Biblia, 2a edición.
(Viladecavalls, Barcelona, España: Editorial CLIE, 2013), 177.
4
Ibid.
5
Daniel Scarone, Credos contemporáneos, 39–40.

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LA PALABRA PERMANECE

Tal como sucede con los libros canónicos, los apócrifos


tienen diferentes estilos literarios.
La inclusión por parte de algunos grupos religiosos como
parte del Canon se remonta a la primear traducción al griego de
los escritos hebreos. Hammerly Dupuy presenta que el
responsable de que muchos escritos hebreos llegaran hasta
Egipto fue Ptolomeo Filadelfo, rey de Egipto, quien logró
conseguir una gran cantidad de libros de varios pueblos y los
reunió en la biblioteca de Alejandría en los alrededores del año
285 a.C. haciendo traducir al griego diversas obras de la
literatura hebrea, entre las cuales se encuentran todos los libros
del Antiguo Testamento junto a otros escritos hebreos,
mezclando sin distinción alguna. Agrega además que estos otros
libros eran muy estimados por los judíos, pero que nunca los
confundieron con escritos inspirados.1 Para el Gran diccionario
enciclopédico de la Biblia más allá de reconocer la posibilidad de
que esa historia sea verídica,2 sostiene que el origen de la
Septuaginta, como se llamó la traducción antes mencionada de
los escritos hebreos al griego, se deben más bien a la posible
necesidad de una identidad de los judíos de la diáspora, que
vivían como una minoría en Alejandría, Egipto.3

1
Daniel Hammerly Dupuy, Descubrimientos orientadores (Florida, Buenos
Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1960), 214–215.
2
Cita una carta conocida como La Carta de Aristea donde se cuenta un
diálogo entre el rey Ptolomeo II Filadelfo y su bibliotecario cuando le encarga
tener esa traducción al griego de los escritos judíos. El Gran diccionario
enciclopédico de la Biblia sostiene que se trata más bien de una leyenda, pero
que señala en parte un contexto histórico.
3
Ropero, Gran Diccionario enciclopédico de la Biblia, 2301.
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LA PALABRA PERMANECE

Los judíos de Alejandría estimaban grandemente estos


libros, pero nunca los consideraron parte del Canon, y los
llamaron “libros almacenados afuera”1

Clasificación
Los libros apócrifos fueron clasificados de diversos
modos, dependiendo del lugar de origen, idioma, orden
cronológico y género literario.2
James Charlesworth, en la introducción a su libro The
Old Testament pseudepigrapha3 volumen 1 sugiere tres categorías
de tales escritos en atención a su mayor o menor plasmación del
concepto de “apócrifo”.
Primera categoría: obras que deben ser incluidas entre
los apócrifos (pseudoepigráficos): Apocalipsis de Abrahán,
Testamento de Abrahán, Apocalipsis de Adán, Vida de Adán y
Eva, Carta de Aristeas, 2 Baruc, 3 Baruc, 4 Baruc, Apocalipsis de
Elias, 1 Enoc, 2 Enoc, 4 Esdras, Ascensión de Isaías, Jannés y
Mambrés, Testamento de Job, José y Asenet, Oración de José
(fragmentos), Jubileos, 3 Macabeos, 4 Macabeos, Oración de
Manases, Asunción o Testamento de Moisés, Vida de los
Profetas, Tratado de Sem, Oráculos Sibilinos, Odas de Salomón,
Salmos de Salomón, 5 Salmos apocalípticos siríacos,
Testamentos de los Doce Patriarcas.
Segunda categoría: escritos que con probabilidad deben
incluirse entre los apócrifos (pseudoepigráficos): Testamento de

1
Hammerly Dupuy, Descubrimientos orientadores, 215.

2
Siegfried Horn, “Apócrifos del AT,” Diccionario Bíblico Adventista (Buenos
Aires: Casa Editora Sudamericana, n.d.), 73.
3
James H. Charlesworth, ed., The Old Testament Pseudepigrapha, 1st ed.
(Garden City, N.Y: Doubleday, 1983).
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LA PALABRA PERMANECE

Adán, Anónimo Samaritano (fragmentos), Eldad y Modad,


Apocalipsis de Ezequiel (fragmentos), Apocalipsis griego de
Esdras, Revelación de Esdras, Visión de Esdras, Testamento de
Isaac, La Escala de Jacob (fragmentos), Testamento de Jacob, Las
tribus perdidas (desaparecido), 5 Macabeos, Pseudo-Filón,
Pseudo-Focílides (fragmentos), Apocalipsis de Sedrac,
Apocalipsis de Sofonías, Apocalipsis de Zósimo.
Tercera categoría: escritos que pueden ser incluidos
(Apócrifos): Ajicar, 3 Enoc, Cuestiones de Esdras, Testamento
de Salomón, Fragmentos de obras históricas, Fragmentos de
obras poéticas.
Sin embargo, este criterio de clasificación tiene escasa
validez, ya que cada vez se va desdibujando más y más la
distinción entre el judaísmo de Palestina y el de la diáspora.
Frecuentemente, el judaísmo de la diáspora se señala como más
abierto a los gentiles, pero una obra como los Oráculos Sibilinos
alcanza cotas de rigor contra los gentiles difícilmente alcanzados
en obras apócrifas procedentes de Palestina
Se han clasificado también los libros apócrifos según su
lugar de procedencia, ya sea Palestina o el judaismo de la
diáspora. Del judaísmo helenístico de Egipto proceden: la Carta
de Aristeas, 3 Macabeos, 4 Macabeos, Oráculos Sibilinos, 2
Enoc. Del judaismo de Siria: Apocalipsis griego de Baruc. De
círculos fariseos de Palestina: Salmos de Salomón, 4 Esdras, 2
Baruc. De círculos judíos influidos por la comunidad de
Qumrán o similares: 1 Enoc, Jubileos, Testamentos de los Doce
Patriarcas, Asunción de Moisés, Martirio de Isaías, Vida de
Adán y Eva.
Una clasificación más atinada es la que se realiza según el
género literario.

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LA PALABRA PERMANECE

Apócrifos narrativos: Jubileos, Carta de Aristeas, 3 Esdras, 3


Macabeos, Vida de Adán y Eva, Ascensión de Isaías, Testamento
de Job, Pseudo-Filón, José y Asenet, Vida de los Profetas, 4
Baruc o Paraíipómenos de Jeremías, Escala de Jacob, Jannés y
Mambrés, Eldad y Modad.
Apócrifos en forma de testamentos: Testamentos de los Doce
Patriarcas, de Abrahán, de Isaac, de Jacob, de Moisés, de
Salomón, de Adán, de Job, de los Tres Patriarcas.
Apócrifos sapienciales: 3 y 4 Macabeos, Ajicar, Pseudo-Focílides,
Menandro siríaco.
Apócrifos apocalípticos: 1 y 2 Enoc, Oráculos Sibilinos, Tratado
de Sem, Apócrifo de Ezequiel, Apocalipsis de Sofonías, de
Esdras, de Sedrac, de Abrahán, de Adán, de Elias, 2 Baruc
(siríaco), 3 Baruc (griego), 4 Esdras.
Salmos y oraciones: cinco salmos de David (siríacos), Salmos de
Salomón, Odas de Salomón, Oración de Manases, Oración de
José.
Otro especialista en libros apócrifos, Craig Evans hace
una clasificación similar en base a la forma. Sostiene que
algunos de los escritos son históricos (por ejemplo, 1 Esdras, 1 y
2 Macabeos), algunos pertenecen al género romántico (Tobías,
Judit, Susanna, Adiciones a Esther), algunos son didáctico
(Sabiduría de Salomón, Eclesiástico), algunos son moralista
(Baruch, Epístola de Jeremías, Bel y el dragón), algunos son
devocional (Oración de Azarías, El canto de los tres jóvenes en
el horno y Oración de Manasés) y uno es apocalíptico (2
Esdras).1

1
Craig A. Evans, Ancient Texts for New Testament Studies: A Guide to the
Background Literature (Peabody, Mass: Hendrickson Publishers, Inc, 2005), 10.
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LA PALABRA PERMANECE

Evans hace una clasificación parcial de acuerdo a su género


literario. Él dice que algunos de los escritos son históricos (1
Esdras, 1 y 2 Macabeos), algunos son románticos ( Tobías, Judit,
Susanna, Adiciones a Esther), algunos son didáctico (Sabiduría
de Salomón, Eclesiástico), algunos son moralista (Baruch,
Epístola de Jeremías, Bel y el dragón), y algunos son devocional
(Oración de Azarías y el Canto de las Tres hombres jóvenes,
Oración de Manasés). Uno es apocalípticos (2 Esdras)1

Apocrifos Del NT
Los escritos apócrifos del NT han tenido gran relevancia en los
últimos años por los descubrimientos de Nag Hammadi como
por la novela de Dan Brown, del Código Da Vinci sobre el
evangelio de Judas. A continuación estudiaremos brevemente su
origen y desarroollo como la clasificación de estos. precisos,
<apócrifos> significa <falsificado>, <de poca confianza>”. Estos
tendrían el valor de “herejes”.

Origen Y Desarrollo
Un principio fundamente en la proliferación de los apócrifos
del NT, es que algunos surgen dentro de las comunidades
ortodoxas con “el intento de aclarar ciertos puntos oscuros en la
tradición evangélica (por ejemplo, el que se refiere a la
virginidad de María y a los «hermanos» de Jesús), y de satisfacer
la curiosidad general por conocer más detalles acerca de la
infancia de éste”.2 Por otro lado, los llamados gnósticos
escribieron, dado que tenían un conocimiento a ser descubierto

1
Ibid.
2
Los Evangelios Apócrifos (Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos, 2001),
XIII. Ramon M Trevijano Etcheverri̋a, La Biblía en el cristianismo antiguo:
prenicenos, gnósticos, apócrifos (Estella: Verbo Divino, 2001), 346–347.
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LA PALABRA PERMANECE

por elegidos e iniciados en la gnosis,1 considerándose


“superiores, en cuanto a depositarios de una tradición secreta
que completaba, o aun subsistía, a la tradición común”.2
Los apócrifos que han llegado hoy son fragmentarios o
completos, en su lengua original o no.3 Escritos en griego,
copto, siriaco, en versiones y reelaboraciones posteriores, es
muy considerable.4 Ante esta variedad de escritos surge la
necesidad de un canon para ver cuales eran los autenticos
escritos que revelaban la voluntad de Dios. A partir del siglo III,
fijado el canon, el término apócrifo toma el significado de no
autentico y opuesto a los canónicos.5

Clasificación
Aunque los pseudoepigráficos/apócrifos neotestamentarios
engloban una literatura muy heterogénea adoptaron
características,6 tradicionalmente se clasifican en evangelios,7
cartas,8 hechos de los apóstoles9 y apocalipsis.10

1
Los Evangelios Apócrifos, XII.
2
Trevijano Etcheverri̋a, La Biblía en el cristianismo antiguo, 347.
3
Jean-Marc Prieur, Pedro Barrado, and María del Pilar Salas, Los escritos
apócrifos cristianos (Barcelona: Verbo Divino, 2010), 5–6.
4
Ibid., 6–7.
5
Hans-Josef Klauck, Los evangelios apócrifos: una introducción (Santander:
Editorial Sal Terrae, 2006), 14. Los Evangelios Apócrifos, XIV.
6
Trevijano Etcheverri̋a, La Biblía en el cristianismo antiguo, 352.
7
Evangelio de los Doce o Evangelio ebionita, de los egipcios, de Tomás, de
Felipe, de Matías, de Bernabé, de Andrés, de Judas Iscariote, de Tadeo, de
Eva, de Basílides, de Cerinto, de Valentín, de Apeles.
8
Epístola a los laodicenses, a los alejandrinos, ocho cartas cruzadas entre
Pablo y Séneca, los Apóstoles, Carta de Tito.
9
Hechos de Pablo, Juan, Andrés, Pedro y Tomás.
10
Apocalipsis de Pedro, de Tomás (de hacia el año 400), de Esteban, dos de
Juan Bautista, de María, uno de Bartolomé, y Pablo.
131
LA PALABRA PERMANECE

Se puede admitir que a mediados del siglo III, el NT ya estaba


completo el canon actual, pero hubieron algunos libros que
levantaron cuestiones de autenticidad apostolica.
Los libros más dudosos con respecto a su canonicidad fueron el
Apocalipsis y Hebreos. Sin embargo, a pesar de las
desavenencia de estos libros, los 27 libros fueron mayormente
aceptados como autenticos por los padres apostólicos, escritos
griegos, latinos y capadocios1 reconociendo su valor revelado e
inspirados por Dios para demostrar la doctrina de Cristo.

Deuterocanonicos del AT en la Iglesia Católica


Apostólica Romana
Sixto de Siena (1520-1569), utiliza por primera vez el término
“deuterocanonico” para “los libros del AT que son se
encuentran en el canon hebreo y para algunas porciones del
Nuevo Testamento”, aunque no es tan claro en el uso de
termino.2 A continuación se presentará las razones por los
cuales la Iglesia Católica Romana acepta la canonicidad de estos
apócrifos.

El Canon Palestinenses Vs. El Canon Alejandrino

Algunos han propuesto la teoría de los dos canones, pero otros


han destacado que el criterio de canonicidad antes de la era
cristiana era flexibles.3 De esta manera, el palestinense tenía los
22 libros en el AT (39 en nuestras Biblias), mientras que el

1
El libro de Apocalipsis no fue incluido entre los libros canónicos de Oriente
por Cirilo de Jerusalen, el concilio de Laodice, Gregorio Nacienzano. Pero
Hebreos no tuvo ese problema, fue aceptada la autoria paulina. Bernard
Orchard, Verbum Dei. Comentario a La Sagrada Escritura, 50.
2
Peter R Ackroyd et al., The Cambridge History of the Bible., 1975, 206.
3
Bernard Orchard, Verbum Dei. Comentario a La Sagrada Escritura, 37.
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LA PALABRA PERMANECE

alejandrino contenía 15 más: la oración de Manases, Judit,


Tobias, 3 y 4 Esdras, adiciones a Ester, 1 y 2 Macabeos,,
Eclesiástico, Carta de Jeremías, Baruc, Sabiduría, Cántico de los
tres jóvenes en el horno de fuego, la historia de Susana, y la
historia de Bel y el dragón.
Orchard destaca que el criterio alejandrino no haya generado
problemas con Jerusalen, y que
Lo más probable, sin duda, es que los judíos
helenísticos tuvieran un concepto más amplio de la
inspiración, y no la restringieran a la lengua hebrea
o a los siglos anteriores a Esdras (Sab 7.27), y que
hubieran usado un número mayor de libros sin
preocuparse de si habían o no recibido sanción
formal. En una palabra, los alejandrinos pudieron
aceptar como inspirados libros que no parecerían
aceptables a los doctores de Jerusalén.1

Uso De La Iglesia Primitiva


En las catacumbas primitivas aparecen representaciones tomadas
de los libros Tobias, Judit, Baruc, Macabeos y Daniel 3.24. Por
lo que el catolicismo resalta la ausencia de los otros libros
apócrifos.2
El argumento más contundente para el catolicismo romano son
las referencias de los escritores cristianos primitivos del II al IV
siglo de la era cristiana. Bernard Orchard afirma que “con
excepción de Baruc, unido habitualmente a Jeremías, y respecto
de cuya aceptación había alguna duda, todos los libros
deuterocanónicos fueron citados por los Padres apostólicos y

1
Ibid., 37–38.
2
Ibid., 41.
133
LA PALABRA PERMANECE

post apostólicos del mismo modo que los demás libros


sagrados”. 1 Entre los escritores patrísticos que hacen referencia
a los deuterocanonicos podemos citar a Clemente Romano, la
epístola de Bernabé, la Didajé, Policarpo, Clemente de
Alejandría, Origenes de Alejandría,2 Irineo de Lyon, 3 Hipolito
Romano, Tertuliano, Cipriano de Cartago y Agustín.4 Es
verdad, que para estos escritores no eran desconocidos ya que
utilizaban la versión griega de los LXX y por eso afirma Orchard,
citando a Reuss, estos escritores “no hicieron diferencia entre
los libros”.5 Si bien es cierto que fueron conocidos y utilizados
por los escritores eclesiasticos griego, latinos y orientales,
siempre estuvieron bajo la observación critica de que no se
encontraban en el canon palestinenses. El mismo Jerónimo que

1
Ibid., 40. Sin embargo, reconoce que existen ciertas dudas surgen porque
luego los otros escritores no utilizan los deuterocanonicos, pero él destaca
que estos no los utilizan porque son los canónicos la autoridad para
arguementar sus apologías. Ibid., 42.
2
Orígenes acepta el canon judío “Pero se sabe que los libros son veintidós
conforme a la tradición hebrea”… o.c. 6.25. Pero Julio el africano se niega a
creer en la canonicidad de la historia de Susana y el teologo lo exhorta con
pro 22.28 afirmando que “es muy conveniente tener en la memoria las
palabras aquellas que dicen: no traslades los linderos antiguos que pusieron
tus padres. Ep. Afr
3
Irineo sin embargo afirma de los apocrifos en general “Encima de esto traen
consigo una multitud indecible de escritos secretos (apókryphos) y espurios,
que ellos mismos compusieron, para causar impresión a los insensatos y que
desconocen la literatura verdadera. Irineo de Lyon, Contra Herejías, I.20.1
4
El hiponense acepta los libros basándose en la tradición (De Doctr. Christi.
8). En su libro sobre la predestinación afirma que “fue considerado en la
Iglesia de Cristo durante tantos años digno de ser leído desde el púlpito y de
ser oído con la veneración debida a la autoridad divina por todos los
cristianos, desde los obispos hasta los últimos seglares, penitentes y
catecúmenos” (Lib. De Predest Sanctorum 14)
5
Cita de E. Reuss, Histoire du Canon des Saintes Écritures, Estrasburgo,
1863, 99. En Orchard, Verbum Dei, 41.
134
LA PALABRA PERMANECE

tradujo los libros al latín reconoce la falta de reconocimiento


canónico que hizo que a través de toda la historia patrística y
medieval,1 los deuterocanónicos sean catalogados por muchos
como dudosos en su inspiración y no considerados como
autoritativos. Sin embargo, Orchard afirma que la historia de
sus últimos años muestra un testimonio de su aceptación en
favor de la canonicidad de estos libros.2 Orchard afirma que si
bien esta es una realidad histórica, en general, para la teoría no
se los igualaba a los canónicos pero en práctica sí. Por esa razón
este autor concluye observando:
“Con toda justeza, por consiguiente, podemos decir
que la práctica de los primeros escritores,
juntamente con el uso común de los libros entre los
fieles, nos lleva a una tradición procedente de los
mismos apóstoles, que a s vez la recibieron de
nuestro Señor en Perona o del Espíritu Santo por
revelación.3

Declaraciones Conciliares Y Papales

La Iglesia Catolica Romana destaca continuar con el canon


alejandrino y la aceptación de los deuterocanonicos conforme a
la reiterada aprobación de los Concilios ecumenicos y locales de
la iglesia. Entre ellos destacan el Concilio de Laodicea (363),4 el

1
Rufino (345-410) los llamaba “eclesiásticos” no canónicos. Gregorio Magno
afirmo que los “libros, que aunque no canónicos, son aceptados para la
edificación de la iglesia”. Bernard Orchard, Verbum Dei. Comentario a La
Sagrada Escritura, 43.
2
Ibid.
3
Ibid., 41.
4
Antes de nombrar los libros del AT con los deuterocanonicos el concilio se
introduce:: “Ahora hay que tratar de las Escrituras divinas, qué es lo que ha
135
LA PALABRA PERMANECE

de Roma (382),1 de Hipona (393), los Concilios de Cartago III


(397)2 y IV (418). Los concilios determinantes en lo que respecta
a la oficiliación de los libros deuterocanónicos/ apocrifos en el
canon católico fueron los concilios de Florencia y el de Trento
(1545-1563).
El concilio de Florencia ya había aprobado el canon completo
de los libros de acuerdo a los que se encontraba en la
Septuaginta con respecto al A.T y los reconocidos 27 libros del
NT decreto para los Jacobitas en el año 1442. 3
El concilio de Trento, én destaca los libros canónicos recibidos
en la Iglesia Católica, descritos y señalados con legítima
autoridad en su decreto de la IV sesión del 8 de abril de 1546
afirmando lo siguiente: “Este Santo Sínodo acoge y venera con
la misma devoción y reverancia (pari pietatis affectu ac reverentia)
todos los libros del AT y NT, puesto que el único Dios es autor

de recibir la universal Iglesia católica y qué debe evitar”. (DS, 179). Heinrich
Denzinger et al., El Magisterio de la Iglesia: enchiridion symbolorum definitionum et
declaratiounum de rebus fidei et morum (Barcelona: Herder, 2000), 115. Alvaréz
Zaldúa afirma que este concilio no es universal ni representativo, 21.
1
El Papa Damaso confirma que la tradición de la iglesia brinda en detalles
cuales son los libros canonicos y los no autorizados para los cristianos.
2
El III Sínodo de Cartago el 28 de Agosto de 397 se destaca antes de
introducir los libros del AT con los deuterocanonicos : “[5c estableció]... que
en la Iglesia, fuera cíe (as Escrituras canónicas, nada sea bajo el nombre de
«Escrituras divinas». Ahora bien, las Escrituras canónicas son […]”. (DS, 186).
Denzinger et al., El Magisterio de la Iglesia, 119.
3
Antes de nombrar los libros del AT con los deuterocanonicos el concilio se
introduce: “Profesa que uno solo y mismo Dios es autor del A n t i g u o y N
u e v o T e s t a men t o , es decir, de la ley, de los profetas y del Evangelio,
porque por inspiración del mismoEspíritu Santo han hablado los Santos de
uno y otro Testamento […]”. EB 32; DS 1334-1335. Ibid., 450.
136
LA PALABRA PERMANECE

de ambos”.1 Luego finaliza con las siguientes palabras de


anatemización : “Y si alguno no recibiere como sagrados y
canónicos los libros mismos íntegros con todas sus partes, tal
como se han acostumbrado a leer en la Iglesia católica y se
contienen en la antigua edición Vulgata latina, y despreciare a
ciencia y conciencia las tradiciones prediebas, sen anatema”(DS,
1504).2
Ackroyd destaca que “para el concilio no hubo comparación de
libro con libro sino el cuerpo de la Escritura con el cuerpo de la
tradición apostólica”.3 En el concilio Tridentino no se debatio el
canon de las Escrituras, 4 ya que solo avalaro la decisión tomada

1
Antes de nombrar los libros del AT con los deuterocanonicos el concilio se
introduce: “y viendo perfectamente que esta verdad y disciplina se contiene
en los libros escritos y en las tradiciones no escritas que transmitidas como de
mano en mano, fian llegado hasta nosotros desde los apóstoles, quienes las
recibieron o bien de labios del mismo Cristo, o bien por inspiración del
Espíritu Santo; siguiendo los ejemplos de los Padres ortodoxos, con igual
afecto de piedad e igual reverencia recibe y venera todos los libros, así del
Antiguo como del Nuevo Testamento, como quiera que un solo Dios es
autor de ambos, y también las tradiciones mismas que pertenecen ora a la fe
ora a las costumbres, como oralmente por Cristo o por el Espíritu Santo
dictadas y por continua sucesión conservadas en la Iglesia católica. Ahora
bien, creyó deber suyo escribir adjunto n esle decreto un índice de los libros
sagrados, para que a nadie se 1c pueda ocurrir la duda sobre cuáles son los
que por cl mismo Concilio son recibidos […]”(DS 501). Ibid., 481–482.
2
Ibid., 483.
3
Ackroyd et al., The Cambridge History of the Bible., 199–200.
4
Ibid., 199. Antonio María Artola and José Manuel Sánchez Caro, afirman
que “Trento estableció el canon preciso de los libros sagrados de la iglesia,
basándose igualmente en criterios teológicos y no en razonamientos
históricos, en cuya discusión el concilio se negó explícitamente a entrar”. En
Biblia y palabra de Dios (Navarra: Editorial Verbo Divino, 1992). Ackroyd et
al., The Cambridge History of the Bible., 201.
137
LA PALABRA PERMANECE

en Florencia.1 Artola afirma que “era la primera vez que se


tomaba una decisión dogmática explícita y universal sobre el
tema en la Iglesia católica”.2 A partir de allí la cuestión del
canon es algo definitorio, afirmandose “la canonicidad de los
libros bíblicos, de los cuales se asegura que son libros sagrados
que contienen la revelación, sin insistir en los posibles autores
humanos de cada libro.3
Más de 400 años después el Concilio Vaticano I en la
constitución dogmática Dei Filius promulgada en la III sesión
del 24 de abril de 1870, después de citar a Trento, confirma lo
mismo.4 El Concilio Vaticano II, en la constitución dogmática
Dei Verbum, continua con las afirmaciones de canonicidad tal
cual lo entienden ellos sobre la unidad del AT con los apocrifos
o deuterocanonicos. La siguiente cita resumen la última
posición conciliar de la iglesia católica:

1
Algunos afirmaron que el este decreto de Florencia no era oficial ya que
faltaban las palabras conciliares Sacro aprobante concilio. Ackroyd et al., The
Cambridge History of the Bible., 201.
2
Artola and Sánchez Caro, Biblia y palabra de Dios, 69–70.
3
Ibid., 72. Ackroyd afirma que “en el decreto de Trento nada hay que decir
sobre el estado de los libros dentro del canon (es decir, de los libros
deuterocanónicos), se dejó a un lado”. Ackroyd et al., The Cambridge History
of the Bible., 201.
4
“Estos libros del Antiguo y del Nuevo Testamento, íntegros con todas sus
partes, tal como se enumeran en el decreto del mismo Concilio, y se
contienen en la antigua edición Vulgata latina, han de ser recibidos como
sagrados y canónicos. Ahora bien, la Iglesia los tiene por sagrados y
canónicos, no porque compuestos por sola industria humana, hayan sido
luego aprobados por ella; ni solamente porque contengan la revelación sin
error; sino porque escritos por inspiración del Espíritu Santo, tienen a Dios
por autor, y como tales han sido entregados n In misma Iglesia.” EB 62; DS
3006. Denzinger et al., El Magisterio de la Iglesia, 766–767.
138
LA PALABRA PERMANECE

La Santa Madre Iglesia, fiel a la fe de los apóstoles,


reconoce que todos los libros del Antiguo y Nuevo
Testamento con todas sus partes son sagrados y
canónicos, porque, escritos bajo la inspiración del
Espíritu Santo, tienen a Dios por autor y como tales
se le han entregado a la misma Iglesia.1

Oficialización De La Vulgata Latina


En Trento, para consolidar el canon largo alejandrino, realizarán
un llamativo decreto conciliar decretando a la La Vulgata Latina
(383 d.C.),2 con “valor oficial”.3 Esta traducción fue elegida
como “una fuente de confiabilidad de argumentos dogmáticos
para la enseñanza y el debate teológico”,4 destacando su
histórico uso.5

1
Dei Verbum 11
2
Traducción de Eusebio Jerónimo de Estridón (340-420 d.C.)
3
Evangelista Vilanova, Miquel Batllori, and Lluis Duch, Historia de la teologia
cristiana. 2, 2, (Barcelona: Herder, 1989), 572. El concilio entro en debate
con el problema de las traducciones vernáculares ya que en Italia habían más
de 10 traducciones, en Alemania estaba la de Lutero, en Inglaterra la de
Wiclif (condenada por el concilio de Oxford en 1408), la reciente traducción
francesa sancionada en el Sinodo de Sens en 1528, y la Biblia de Pacheco y
Castro en Español. Trento catologo a las Biblias vernaculares como las
Biblias Madres de Herejías. Ackroyd et al., The Cambridge History of the Bible.,
202.
4
Ackroyd et al., The Cambridge History of the Bible., 204. Para más detalle de la
elección de la Vulgate veáse la obra de Ackroyd, 204-205.
5
“El sacrosanto concilio […] establece y declara que esta misma antigua y
Vulgata edición que está aprobada por el largo uso de tantos siglos en la
Iglesia misma, sea tenida por autentica en las públicas lecciones,
disputaciones, predicaciones y exposiciones, y que nunca, por cualquier
pretexto, sea osado o presuma rechazarla” (DS, 506 ) Denzinger et al., El
Magisterio de la Iglesia, 483.
139
LA PALABRA PERMANECE

Afirmaciones Papales
Exuperio, obispo de Tolosa le pregunta a Inocencio I cuales eran
los libros canónicos, donde este le responde en la Epístola
Consulenti Tibi (20 de Febrero del 405 d.C.) la canonicidad de
los deuterocanónicos. 1

El Uso De Los Apócrifos En El Nuevo Testamento

En el NT no se hace referencia explicita pero si cierta influencia


o alusiones tal como estan en los LXX.2

Catecismo Católico
Catecismo Católico al referirse al Canon de las Escrituras sobre
su profesión de fe, articulo 3. IV. 120, declara de manera oficial
lo que “la Tradición apostólica hizo discernir a la Iglesia qué
escritos constituyen la lista de los Libros Santos. Esta lista
integral es llamada «canon» de las Escrituras. Comprende para el
Antiguo Testamento 46 escritos (45 si se cuentan Jr y Lm como
uno solo), y 27 para el Nuevo”.3

Deuterocanonicos del AT en la Iglesia Ortodoxa


Artola destaca que “entre los griegos ortodoxos a los libros
protocanonicos se los denomina homologoúmena (sobre los que
hay acuerdo), mientras que a los deuterocanónicos se los

1
“Los libros que se reciben en el canon, lo muestra la breve lista adjunta. Me
aqui lo que deseabas saber […]”(DS, 2130) y detalla los libros del AT con los
deuterocanónicos. Ibid., 215.
2
Trevijano Etcheverri̋a pone los siguientes ejemplos Heb 1.3 = Sab 7.26; Mat
6.14= Eclo 28.2; Mat 27.39 = Sab 2.13; Ro 1.20 = Sab 13-14; Heb 11.35 = 2
Mac 6.18; 7.42; Sant 1.19 = Ecl 5.13; 1 Ped 1.6 = Sab 3.3. La Biblía en el
cristianismo antiguo, 36.
3
http://www.vatican.va/archive/catechism_sp/p1s1c2a3_sp.html
140
LA PALABRA PERMANECE

llamaba antilegomena (discutidos) o amphiballómena (dudosos)”.1


En las Iglesias ortodoxas no hay ninguna decisión oficial o
conciliar sobre la lista de los libros canónicos. Pero, por lo
general, la mayoría de las Iglesias aceptan el canon del Antiguo
Testamento con los deuterocanónicos. Al mismo tiempo, en lo
que respecta al Nuevo Testamento, la mayoría de las Iglesias
aceptaron los 27 libros, pero la Iglesia de Siria no recibió los de
carácter dudoso, mientras que la Iglesia añadió algunos otros
escritos, hasta llegar al número de 35.2 Es interesante destacar
que en occidente los apócrifos no encontraron un terreno tan
fértil como en oriente.3 Fueron diversos factores externos,
caracteristicas del cristianismo en aquellas regiones, la escritura
griega y su difusión lo que hizo que se establecieran con mayor
aceptación e influencia.4
Después de la de la Reforma, el Patriarca Cirilo Lucar favorecio
la postura protestante y afirmo la distinción entre los libros
canónicos y deuterocanonicos en las Confesion de Metrophanes
Critopulus de 1625.5 Pero luego fue reprobada por sus sucesores
y por los Sínodos de Contantinopla y Jerusalén en 1627.6 La
confesión de Mogilas (1638), “aunque no sanciono
formalmente los apócrifos, los cita como autoridad”.7

1
Artola and Sánchez Caro, Biblia y palabra de Dios, 66.
2
Ibid., 69.
3
Los evangelios apócrifos, XVI.
4
Ibid., XIV. Para excelentes detalles sobre la proliferación e influencia de los
apocrifos las iglesias cristianas de Siria, Armenia, Egipto y Etiopia, veáse Ibid.,
XIV-XV.
5
Phillip Schaff, Creeds of Christendom, 1:53.
6
Ibid., 1:66.
7
Ibid., 1: 66.
141
LA PALABRA PERMANECE

El catecismo Ruso de Philaret1 omite los Apocrifos en su


enunciación de los libros del A.T. “por la razón de que no
existen en Hebreo, pero agrega que que ´ellos han sido señalado
por los padres para ser leidos por los proselitos que son
preparados para la admisión de entrada a a la Iglesia”.2

Deuterocanonicos En Las Iglesias Protestantes


Los protestantes desde sus mismos inicios han rechazado los
libros deuterocanonicos, denominándolos apócrifos en el
sentido de carente de inspiración divina. En 1534-1536, al
traducir la Biblia, Martín Lutero rechazó los deuterocanonicos
del AT, porque avalaban la doctrina del purgatorio,3 la
salvación por obras y gozaban de la total inspiración. Sin
embargo los tradujo y los puso al final de la Biblia.4
Diferentes confesiones de fe de las denominaciones protestantes
o no católicas han negado a los apocrifos/ deuterocanonicos
como inspirados para ser incluidos en el canón para tener
autoridad en lo que es la fe. Entre ellos podemos destacar
articulo IV del rey Enrique VIII (1539),5 La segunda confesión

1
Schaff afirma lo siguiente sobre este catecismo: “The Catechism of Philaret,
revised, authorized, and published by the Holy Synod of St. Petersburg. It is
translated into several languages, and since 1839 generally used in the schools
and churches of Russia. It was sent to all the Eastern Patriarchs, and
unanimously approved by them”. Ibid., 1:50.
2
Ibid., 2:452.
3
Principalmente el libro de 2 de Macabeos (15:11-17)
4
“los libros no estan a las alturas de la Sagrada Escritura, sin embargo
rentable y bueno para leer ".
5
“Entendemos por Sagradas Escrituras los libros canónicos del AT y NT de
cuya autoridad nunca se ha dudado en la iglesia […] y los demás libros (como
dice Jerónimo) la iglesia los lee para ejemplo de vida y para instrucción moral,
pero no los utiliza en materias doctrinales”.
142
LA PALABRA PERMANECE

Helvetica (1566),1 Confesión de fe de la iglesia reformada,2


Articulos de fe de la iglesia de irlanda (1615),3 La confesión de
Westminster (1647), 4 Articulos metodistas de religión (1784),5

1
El artículo I sobre la autoridad canónica de las Escrituras destaca lo
siguiente: “Sin embargo, no negamos que ciertos libros del Antiguo
Testamento fueron por los antiguos autores llamados apócrifos, y por otros
Eclesiástico; a saber, por ejemplo, tendrían que ser leído en las iglesias, pero
no se alega responder o confirmar la autoridad de la fe por ellos”. Schaff,
3:833.
2
La iglesia reformada en su articulo VI realiza la diferencia entre los libros
canónicos y los apócrifos: “Distinguimos estos libros sagrados de la apócrifa, a
saber., El tercero y el cuarto libro de Esdras, los libros de Tobías, Judit,
Sabiduría, Eclesiástico, Baruc, el apéndice del libro de Ester, el Cantar de los
tres jóvenes en el horno , la Historia de Susana, de la Campana y el dragón,
la Oración de Manasés, y los dos libros de los Macabeos. Todo el que la
Iglesia puede leer y tomar la instrucción de, en lo que están de acuerdo con
los libros canónicos; pero están lejos de tener tal poder y eficacia como para
que podamos de su testimonio confirmar cualquier punto de la fe o de la
religión cristiana; mucho menos ir en detrimento de la autoridad de los otros
libros sagrados”. Schaff, 3: 387.
3
“Los otros libros, comúnmente llamados apócrifos, no procedieron de esa
inspiración, y por lo tanto no son de autoridad suficiente para establecer
cualquier punto de la doctrina; Mas el Iglesia los lee como libros que
contienen muchas cosas dignas de ejemplo de vida e instrucción de las
costumbres”. Schaff, 3:527.
4
En la Confesión de fe de 1647 en el articulo 3 afirma que “los libros
comúnmente llamado apócrifos, por no ser de inspiración divina, no son
parte del Canon de la Escritura, y por lo tanto no son autoridad para la
iglesia de Dios, ni son más usados, o aprobados, que otro escrito humano”.
Schaff, 3:603.
5
Si bien John Wesley en su V artículos de fe no trata el tema directamente de
los apócrifos, directamente acepta los 39 libros del Antiguo Testamento
como canónicos suficientes para la salvación. Ver Schaff, 3:808.
143
LA PALABRA PERMANECE

Los artículos de religión de la iglesia episcopal reformada en


America (1875).1
A continuación se enumerarán algunos argumentos por los
cuales fueron rechazados.

Exclusión De Diversos Canones Del Cristianismo Primitivo


Atanasio (295-373) elabora un canon: Saca ester y retiene
Baruc, epistola de Jer y Daniel en toda su integridad. Eusebio de
Cesarea los llama “Antilegomena” o escritos debatidos. Al
mismo tiempo cita a Meliton de Sardis no incluye Ester y los
deuterocanónicos.2 Ya se hizo referencia a la actitud de
Jerónimo con respecto la autenticidad de los apócrifos, ya que es
el primero que le aplica el calificativo de deuterocanónico,3 que
fue y sigue siendo un factor determinante al evaluar la
canonicidad de los tales.4 Se niega a aceptar los libros que no
estén en el canon hebreo afirmando:
Evite ella [la iglesia] todos los escritos apócrifos, y si
es inducida a leer los tales como la verdad de las
doctrinas que contienen sino por respeto de los
milagros contenidos en ellos, comprenda ella que no
fueron realmente escritos por aquellos a quienes se
los atribuye; que en ellos se han introducido

1
El artículo V sobre la suficiencia de las Sagradas Escrituras para la salvación
afirma que “los libros comúnmente llamados ´los Apócrifos´no son una
porción de la Palabra de Dios, y no es por lo tanto leida en las iglesias, y no
son usados para establecer cualquier doctrina”. Schaff, 3:817
2
Eusebio de Cesarea, Historia Eclesiástica, 4.26.
3
Ampuero Matta afirma que lo hace en el prologogus Galeatus. En Francis
D. Nichol, ed., Comentario Biblico Adventista Del Séptimo Día, trans. Victor
Ampuero Matta, vol. 4 (Buenos Aires: Asociacion Casa Editora
Sudamericana, 1995), 89.
4
Ackroyd et al., The Cambridge History of the Bible., 206.
144
LA PALABRA PERMANECE

muchos elementos imperfectos y que se requiere


infinita discreción para buscar oro en medio de la
escoria.1
Directamente afirma también que la “iglesia lee Judit, Tobías y
los libros de los Macabeos, pero no los admite en las Escrituras
Canónicas. De este modo que léanse estos dos volúmenes para
la edificación de la gente, no para dar autoridad a las doctrinas
de la iglesia”. 2

El Canon Palestinense
Los protestantes en general aceptaron el canon palestinenses, es
decir, los 39 libros del AT. Afirmandose en las declaraciones de
Flavio Josefo en el año 95 d.C. recalca que los judios nunca
aceptaron los apocrifo y tenían 22 libros.3

Incoherencias E Incongruencias
Los protestantes características a tomar en cuenta a la hora de
evaluar su canonicidad. Para ello se valieron de las pruebas de
Inspiración, apostolicidad o profetismo, unidad de la doctrina y
genuinidad del escrito en cuanto a la paternidad literaria.

Formulación De La Propuesta Adventista


Para el especialista en estudios intertestamentarios Evans
Craig es imposible hacer una buena exégesis neotestamentaria
sin conocer los libros apócrifos, ya que, algunos de manera más
determinante que otros, son vitales para poder entender el

1
Jerónimo, Carta CVII a Laeta. Traducida por Ampuero Matta lo traduce de
A Select Library of Nicene and Post Nicene Fathers of the Christian Church 6:194.
En Francis D. Nichol, Comentario Biblico Adventista Del Séptimo Día, 4:89.
2
Prefacio a Proverbios, Eclesiastés y el Cantar de los Cantares. Citado en
Francis Nichol, 4:89.
3
Flavio Josefo, Contra Apión, I.8. Tomado de Alvarez Zaldúa, 22.
145
LA PALABRA PERMANECE

Nuevo Testamento y su contexto cultural,1 ya que si bien no


eran considerados canónicos por los judíos, eran estimados y
leídos.2 El DBA agrega que “aunque no se puede pretender
canonicidad para los libros apócrifos, tienen valor para el
estudioso de la Biblia. Proporcionan un conocimiento de la
brecha de 400 años entre los 2 testamentos y ayudan a
comprender el clima social, político y religioso del NT.”3
La siguiente sección apunta más allá de la utilidad o no,
es a buscar evidencias de revelación-inspiración en los libros
denominados apócrifos para el mundo evangélico, protestante y
adventista y deuterocanónicos para los católicos.

Dinámica Revelación Inspiración Apócrifos


Como fue presentado en la introducción, los libros
apócrifos marcaron la cultura en la cual se escribió el Nuevo
Testamento. Al considerar la cantidad de literatura que se
produjo en el judaísmo de los años 200 a. C.-100 d. C, época en
que nació y floreció, se entiende que su importancia debió de
ser considerable.4 Por lo tanto, los autores bíblicos
neotestamentarios, que se criaron en ese ambiente de literatura
tan prolífera conocían esos escritos y es evidente que también la
utilizaron.
Elena de White en la introducción al libro Conflicto de los
siglos” escribe lo siguiente:
“En algunos casos cuando he encontrado que un historiador
había reunido los hechos y presentado en pocas líneas un claro
conjunto del asunto, o agrupado los detalles en forma

1
Evans, Ancient Texts for New Testament Studies, 1.
2
Ángel Manuel Rodríquez, “¿y Los Apócrifos?,” Revista Adventista, May 2008.
3
Horn, “Apócrifos.”
4
Alejandro Díez Macho and Antonio Piñero Sáenz, eds., Apócrifos del Antiguo
Testamento (Madrid: Ediciones Cristiandad, 2009), 95.
146
LA PALABRA PERMANECE

conveniente, he reproducido sus palabras, no tanto para citar a


esos escritores como autoridades, sino porque sus palabras
resumían adecuadamente el asunto.”1 El mismo principio se
puede aplicar a los autores bíblicos. No por el hecho de citar a
un autor evidencia que lo considera inspirado, sino
simplemente que le servía lo que esa persona decía.
El Tratado de Teología Adventista sostiene que “no hay
evidencia de que los judíos en Palestina, o Jesús o los apóstoles
hayan considerado a los apócrifos como una parte de las
Escrituras.”2 Aunque los conocían, en ningún momento le
dieron ninguna clase de autoridad.
En el mismo texto de los libros apócrifos la revelación
inspiración es muy diferente con relación a la que se encuentra
en la mayoría de los libros del Antiguo Testamento. No hay en
ellos un reclamo para sí mismo de autoridad divina. 3
La única observación a esa afirmación se encuentra en
Tobías 12:20 “Y ahora bendecid al Señor sobre la tierra y
confesad a Dios. Mirad, yo subo al que me ha enviado. Poned
por escrito todo cuanto os ha sucedido.» Y se elevó.” De acuerdo
con las diferentes formas de revelación que propone Canale en
“O princípio cognitivo da teologia cristã: um estudo
hermeneutico sobre Revelação e Inspiração”4 podría ser una
revelación invisible, no milagrosa y directa, salvo por el hecho de
que quien le da la orden a Tobías de que escriba todo lo
sucedido es, según el mismo texto un ángel, pero ese mismo

1
Elena White, Seguridad y paz en el conflicto de los siglos, 4th ed. (Florida,
Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1993), 12.
2
Sergio Collins, Mario Collins, and Félix Cortés, eds., Teología, fundamentos
bíblicos de nuestra fe, vol. 1 (Miami, Florida, Estados Unidos: Asociación
Publicadora Interamericana, 2005), 124.
3
Cotro, ¿Qué dice la Biblia?, 98.
4
Fernando Luis Canale, O princípio cognitivo da teologia cristã: um estudo
hermeneutico sobre Revelação e Inspiração (UNASPRESS, 2011), 257.
147
LA PALABRA PERMANECE

ángel, le miente tanto a Tobías como a Tobit, su padre respecto


a su identidad, diciendo que era “Azarías, hijo del gran Ananías”
(Tobías 5:13), por lo cual, un ángel mentiroso no se puede
considerar como un enviado de Dios.
La mayor evidencia interna de que la revelación no tuvo
nada que ver con el origen de estos libros (puntualmente de
Macabeos, aunque la mayoría de los autores que hablan sobre
los Apócrifos o Deuterocanónicos los ubican a todos en la
misma categoría) es la conclusión de 2 de Macabeos, donde dice
lo siguiente “Así pasaron los acontecimientos relacionados con
Nicanor. Como desde aquella época la ciudad quedó en poder
de los hebreos, yo también terminaré aquí mismo mi relato. Si
ha quedado bello y logrado en su composición, eso es lo que yo
pretendía; si imperfecto y mediocre, he hecho cuanto me era
posible.” (2 Macabeos 15:37, 38).

Incoherencias Históricas
Algunos de los problemas que se encuentran en los
libros apócrifos y que sirven de evidencia como para suponer
que no fueron inspirados por Dios son los errores históricos y
cronológicos.
A pesar de que el mismo autor de Macabeos dice que es
un libro que pretende narrar la historia de la mejor manera
posible, parece que su investigación no fue muy bien realizada,
ya que presenta en tres oportunidades la muerte de Antíoco IV
Epífanes de tres maneras contradictorias.1 La primera se
encuentra en 1 Macabeos 6: 1-17 donde dice que murió estando
en Persia con el dolor de no haber podido retener Jerusalén bajo
su dominio, hecho que le hizo entrar en una profunda
depresión y a su vez reconocer que por los males que le causó al

1
Cristhian Álvarez Zaldúa, Preparados para presentar defensa (Buenos Aires:
Asociación Casa Editora Sudamericana (ACES), 2011), 23.
148
LA PALABRA PERMANECE

templo y a la ciudad en general es que estaba pasando por esa


situación. El segundo relato de su muerte se registra en 2
Macabeos 1:13-17, donde dice que murió, también en Persia,
pero en este caso a manos de los sacerdotes del templo de
Nanea. El tercer registro de la muerte de Antíoco IV Epífanes se
encuentra en 2 Macabeos 9:1-29 donde dice que la causa fueron
úlceras internas que le causaron gran dolor y retortijones
internos después de pronunciar la frase “En cuanto llegue a
Jerusalén, haré de la ciudad una fosa común de judíos.” Luego
se cayó del carro que lo llevaba a gran velocidad para cumplir
con su cometido y “todos los miembros de su cuerpo se le
descoyuntaron”.
Otra contradicción histórica entre 1 y 2 de Macabeos se
encuentra en la conformación del ejército de Antíoco Eupator
contra Jerusalén. 1 Macabeos 6:30 dice que “El número de sus
fuerzas era de 10.000 infantes, 20.000 jinetes y 32 elefantes
adiestrados para la guerra.” Mientras que 2 Macabeos 13:2 dice
“El año 149, los hombres de Judas se enteraron de que Antíoco
Eupátor marchaba sobre Judea con numerosas tropas, y que con
él venía Lisias, su tutor y encargado de los negocios, cada uno
con un ejército griego de 110.000 infantes, 5.300 jinetes,
veintidós elefantes y trescientos carros armados de hoces.”
Por otro lado, estos libros presentan algunos problemas
con las cronologías, por ejemplo, en el libro de Tobías dice que
él “estuvo vivo cuando Jeroboam se sublevó (931 a.C.) y cuando
Asiria conquistó Israel (722 a.C.), algo así como 210 años”1
cuando el mismo libro dice que vivió 117 años (Tobías 14:14).
Otro error cronológico se encuentra en el libro de Judit,
donde se identifica a Nabucodonosor como reinando en Asiria
desde la ciudad de Nínive (Judit 1:1). La asiriología estudió
datos epigráficos en las ruinas de Mesopotamia y llegaron a la

1
Ibid.
149
LA PALABRA PERMANECE

conclusión de que quien destruyó Nínive fue Nabopolazar,


padre de Nabucodonosor.1 “Nínive había sido destruida en el
año 612 a.C., unos siete u ocho años antes de que
Nabucodonosor empezara a reinar desde Babilonia.”2
El libro de Baruc afirma que lo escribió en Babilonia
“Este es el texto del libro que Baruc, hijo de Neriyías, hijo de
Maaseías, hijo de Sedecías, hijo de Asadías, hijo de Jilquías,
escribió en Babilonia” mientras que Jeremías 43:5-7 dice que
tanto Jeremías como Baruc fueron llevados a Egipto, no a
Babilonia.
En los agregados al libro de Ester se encuentra una
contradicción con relación el relato de la parte canónica del
mismo libro en relación a la fecha del atentado contra el rey
Asuero, diciendo que sucedió en el segundo año de reinado,
cuando la historia narrada en el capítulo 2:16-23 dice que fue en
el sétimo año del reinado.
Baruc 2:2 y 3 dice “Jamás se hizo debajo del cielo entero
nada semejante a lo que hizo él en Jerusalén, conforme está
escrito en la Ley de Moisés, hasta el punto de que llegamos a
comer uno la carne de su propio hijo, otro la carne de su propia
hija.” En este texto se evidencia poco conocimiento por parte
del autor de los escritos de Moisés, ya que en todo el pentateuco
no aparece siquiera mencionada la ciudad de Jerusalén.3
Aunque no es una incongruencia histórica, si es algo
imposible lo que se registra en el libro de Judit 8:4-6 “Judit
llevaba ya tres años y cuatro meses viuda, viviendo en su casa. Se
había hecho construir un aposento sobre el terrado de la casa, se
había ceñido de sayal y se vestía vestidos de viuda; ayunaba

1
Hammerly Dupuy, Descubrimientos orientadores, 216.
2
Álvarez Zaldúa, Preparados para presentar defensa, 23.

3
BibleWorks 9 (BibleWorks LLC, 2011).
150
LA PALABRA PERMANECE

durante toda su viudez, a excepción de los sábados y las vigilias


de los sábados, los novilunios y sus vigilias, las solemnidades y
los días de regocijo de la casa de Israel.” Una persona que ayuna
6 de cada 7 días (salvo algunas excepciones que eran las fiestas
judías) no puede permanecer con vida durante casi tres años y
medio como ahí se presenta. (Tal vez pueda dar algún sustento
para el monasticismo y la necesidad de sufrir para obtener el
beneficio de Dios).

Incoherencias Doctrinales
Los libros apócrifos también presentan contradicciones
respecto al texto bíblico. Daniel Scarone señala algo importante
al respecto, y es que el pentateuco constituye una norma para
todos los escritos que pretenden ser inspirados.1 Fernando
Canale dice que el único autor que no tenía presuposiciones en
forma escrita (aunque si tenía de manera oral) es Moisés, ya que
seguramente fue el primer escritor bíblico.2 Por lo tanto todo lo
escrito por un autor bíblico inspirado debe estar de acuerdo con
lo que Dios ya dijo anteriormente por otro escritor canónico.
El libro de Sabiduría 10:3, 4 presenta al diluvio como
consecuencia del asesinato de Abel por parte de su hermano
Caín “Pero cuando un injusto, en su cólera, se apartó de ella,
pereció por su furor fratricida. Cuando por su causa la tierra se
vio sumergida, de nuevo la Sabiduría la salvó conduciendo al
justo en un vulgar leño.” (si bien no menciona nombres, sí se
menciona el fratricidio), mientras que la Biblia presenta que la
causa del diluvio fue la maldad de los hombres (Génesis 6:5).
El siguiente capítulo del libro de Sabiduría presenta a
Dios creando el mundo a partir de materia sin forma cuando el
libro de Génesis dice que Dios fue hablando para crear las cosas

1
Daniel Scarone, Credos contemporáneos, 39.
2
Canale, O princípio cognitivo da teologia cristã, 271.
151
LA PALABRA PERMANECE

sin una materia uniforme original. Sabiduría 11:17 dice “Pues


bien podía tu mano omnipotente - ella que de informe materia
había creado el mundo - enviar contra ellos muchedumbre de
osos o audaces leones”
El dar limosna es presentado en el libro de Tobías como
una acción que gana el perdón de los pecados. Tobías 12:9 dice
“La limosna libra de la muerte y purifica de todo pecado. Los
limosneros tendrán larga vida.” La misma idea se encuentra en
Eclesiásticos 3:30, donde dice “El agua apaga el fuego llameante,
la limosna perdona los pecados.” Mientras que la Biblia presenta
que es el derramamiento de sangre (puntualmente la sangre de
Cristo) la que perdona los pecados. Hebreos 9:22 dice “Y según
la ley, casi todo es purificado con sangre, y sin derramamiento
de sangre no hay perdón.”
El mismo libro de Tobías presenta al ángel Rafael
dándole a Tobías un antídoto mágico contra los demonios, en el
capítulo 6:7-9 dice
Preguntó entonces el muchacho al ángel: «Hermano
Azarías, ¿qué remedios hay en el corazón, el hígado
y la hiel del pez?» Le respondió: «Si se quema el
corazón o el hígado del pez ante un hombre o una
mujer atormentados por un demonio o un espíritu
malo, el humo ahuyenta todo mal y le hace
desaparecer para siempre. Cuanto a la hiel, untando
con ella los ojos de un hombre atacado por
manchas blancas, y soplando sobre las manchas,
queda curado.»

De acuerdo con la Ley de Moisés los hechiceros debían


ser muertos y en este texto es un supuesto enviado de Dios
quien enseña a hacer hechicería.
Otro problema doctrinal se encuentra en el libro de
Sabiduría al presentar de alguna manera que el alma es inmortal
152
LA PALABRA PERMANECE

y que hay algún lugar en el cual las almas reciben una corta
corrección, sentando las bases para el purgatorio. En el capítulo
2:23 hasta el 3:5 dice lo siguiente:
Porque Dios creó al hombre para la
incorruptibilidad, le hizo imagen de su misma
naturaleza mas por envidia del diablo entró la
muerte en el mundo, y la experimentan los que le
pertenecen. En cambio, las almas de los justos
están en las manos de Dios y no les alcanzará
tormento alguno. A los ojos de los insensatos
pareció que habían muerto; se tuvo por quebranto
su salida, y su partida de entre nosotros por
completa destrucción; pero ellos están en la paz.
Aunque, a juicio de los hombres, hayan sufrido
castigos, su esperanza estaba llena de
inmortalidad; por una corta corrección recibirán
largos beneficios. Pues Dios los sometió a prueba y
los halló dignos de sí;

Más adelante el mismo libro de Sabiduría 8:17 presenta


nuevamente la inmortalidad del alma. En esta oportunidad dice
lo siguiente “Pensando esto conmigo mismo y considerando en
mi corazón que se encuentra la inmortalidad en emparentar con
la Sabiduría,”.
Relacionado a la inmortalidad del alma 2 Macabeos
12:46 presenta que se hacen sacrificios u oraciones por los
muertos para pedir el perdón de sus pecados “Por eso mandó
hacer este sacrificio expiatorio en favor de los muertos, para que
quedaran liberados del pecado.”
En el relato espectacular de la muerte de Razías el libro
de Macabeos propone que el suicidio es una “muerte noble”. 2
Macabeos 14:41, 42 dice “Cuando las tropas estaban a punto de
apoderarse de la torre, forzando la puerta del patio y con orden
153
LA PALABRA PERMANECE

de prender fuego e incendiar las puertas, Razías, acosado por


todas partes, se echó sobre la espada. Prefirió noblemente la
muerte antes que caer en manos criminales y soportar afrentas
indignas de su nobleza.” No solamente exalta el suicidio, sino
que también lo hace para preservar su propia nobleza.

Conclusión
Tras haber realizado una panorama general de los apócrifos del
AT y el NT, particularmente los denominados deuterocanónicos
y su relación con el canon bíblico en la Iglesia Católica Romana,
la Iglesia Católica Ortodoxa y el protestantismo como
adventistas propones las siguientes consideraciones:
1. Los apócrifos/deuterocanonicos sirven para conocer
mejor el contexto del Nuevo Testamento.
2. Los escritores neotestamentarios parecen conocer
esta literatura, y a pesar de que hacen referencia
alusiones a ellos no le atribuyen autoridad divina
como Palabra de Dios.
3. La historia de la iglesia evidencia que siempre estuvo
la duda con respecto a su revelación- inspiración para
ser introducidos en el canon.
4. Si se introdujeran los libros deuterocanonicos en el
canon bíblico este perdería la coherencia interna
doctrinal.
5. En relación con el punto anterio, los
deuterocanonicos se los utiliza para justificar
doctrinas no avaladas por los libros canónicos.

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