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Datos Biográficos
Matrimonio
El 10 de enero de 1796, cuando tenía 21 años, se casó con el joven abogado romano
Cristóbal Mora, hombre culto e inteligente, pero al parecer un poco inmaduro aún.
Después de algunos meses, la fragilidad psicológica de Cristóbal comprometió la
serenidad de la familia, se enamoró de otra mujer dejando en el abandono a su
familia, sin separarse formalmente de ella. No ejerció más la abogacía, y gastó el
dinero en sus aventuras llevando a su esposa e hijas a la
extrema pobreza.
Experiencias místicas
En 1801 sufrió una misteriosa enfermedad que la puso al borde de la muerte. Se curó
de forma inexplicable y tuvo su primera experiencia mística, en medio de las
tribulaciones por las que pasaba la Iglesia de aquel tiempo durante la persecución
napoleónica; fue favorecida con los dones de visión y profecía, ofreciendo sacrificios
por el Santo Padre, por la Iglesia, por su marido, por Roma.
“Estos cinco árboles representan —le dice el Señor— las cinco herejías modernas que
infestan al mundo en nuestros tiempos, en oposición enteramente al Santo Evangelio y
que buscan su destrucción. Estos árboles, con sus venenosas raíces, dan vigor a todas
aquellas plantas que se desarrollan en la floresta. Estas plantas perniciosas
representan la esterilidad, digna de llanto, de innumerables pobres almas que por la
depravación de sus conciencias pueden decirse sin FE y sin religión… Trastornadas y
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“Vio a los miserables que cada día con mayor orgullo y desfachatez, de palabra y de
obra, con incredulidad y apostasía, van pisoteando la Santa Religión y la Divina Ley. Se
sirven de las palabras de la Sagrada Escritura y del Evangelio, corrompiendo su
verdadero sentido para respaldar así sus perversas intenciones y sus torcidos
principios.”
Vio cuatro árboles de BENDICIÓN, debajo de los cuales se cobijaban los hombres que
se mantenían fieles a la Ley de Jesucristo.
Todos los fieles que habían guardado en su corazón la fe en Jesucristo, así como los
religiosos y religiosas que conservaban fielmente el espíritu de su Instituto, se verán
amparados debajo de estos grandes árboles; amparados y libres de un horrible
castigo. Pero, ¡ay de los religiosos que no observan las reglas! ¡Ay, ay, de todos los
sacerdotes indignos de Dios Todopoderoso! ¡Ay de los sacerdotes que se entregan al
libertinaje! ¡Ay de los sacerdotes que se dejen llevar por las máximas de la filosofía
moderna, condenada por la Iglesia! Estos miserables, por su detestable conducta de
negar la fe en Jesucristo perecerán bajo el brazo exterminador de la Justicia Divina, de
la cual nadie escapará.
A los que se mantenían en el espíritu y amor de Jesucristo los veía bajo el símbolo de
blancas ovejitas conducidas por San Pedro a la sombra del misterioso ramaje.
De repente se cubrió el cielo de un tétrico tenebroso azul que causaba espanto el sólo
contemplarlo. Se desencadenó entonces sobre la tierra un furioso vendaval que, con su
agudo y terrorífico silbido, se dejaba sentir en el aire, como tremendo rugido de feroz
león, cuyo eco hacía retumbar el universo.
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El terror y el espanto se esparcían entre los hombres, incluso entre los animales. Todos
los hombres que se rebelaron, fueron muertos y despedazados sin piedad. Durante
este sangriento combate, la Mano vengadora de Dios caía sobre aquellos desgraciados,
y en Su Omnipotencia, castigará el orgullo y la temeridad de los mismos. Él se servirá
del poder de las tinieblas para exterminar a estos hombres sectarios, que quisieron
echar por tierra a la Iglesia y abatirla hasta los cimientos. Estos hombres, en su audaz
malicia, pretendían derrumbar a Dios de Su Trono Supremo, pero Él se reirá de ellos y
a una señal de Su Mano poderosa, castigará a estos pérfidos y blasfemos, permitiendo
que las potestades tenebrosas que salgan del Infierno.
Felices los buenos y verdaderos católicos. Ellos tendrán a su favor la protección de los
Apóstoles Pedro y Pablo, que velarán sobre sus personas a fin de que no les acontezca
daño alguno, ni a sus bienes, ni a ellos mismos. Los malos espíritus devastarán los
lugares donde Dios ha sido ultrajado, blasfemado y tratado de una manera sacrílega.
Estos lugares serán arruinados, aniquilados y de ellos no quedarán ni ruinas ni
vestigios.”
El triunfo de la Iglesia:
El Señor quiso consolar a su sierva con la seguridad del triunfo de la Iglesia, diciéndole
en 1821:
Y, por último, le certificó que tal obra no tardaría DOSCIENTOS AÑOS en llevarse a
feliz término, como ella pensaba, sino que el Señor abreviará ese tiempo, en gracia a
la oración y penitencia de los hombres:
“El tiempo está en Mis Manos… Reza y mortifícate…, que el tiempo no está tan lejos
como tú crees.”
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A continuación declara la Venerable Isabel Canori, que no podía revelar los detalles de
esta REFORMA GENERAL que Él le dio a conocer, por habérselo prohibido el Señor:
Dios se servirá de la oscuridad para castigar a los impíos. A una señal de Su Mano
Poderosa, Él castigará a todos los blasfemos. Permitirá que estos hipócritas sean
castigados por la crueldad de los mismos demonios:
“En seguida una claridad deslumbradora se extenderá sobre la tierra, como señal de la
reconciliación de Dios y los hombres. La Iglesia será totalmente renovada y los
hogares cristianos parecerán conventos; tan grande será la renovación de los
hombres.”
Beatificación
Fue beatificada por el Papa san Juan Pablo II, el 24 de abril de 1994, en el Año Mundial
de la Familia. El Papa la proclamó como un modelo para las familias cristianas:
Constante en la oración y en la heroica dedicación a su familia que supo educar
cristianamente a sus hijas y obtener la conversión de su marido.